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Cuando un día de lluvia no encuentren a la “mela” en la cocina, ni en su cama,

o tomando sol en el patio; no es que se haya ido, es que ahora solo no es


perceptible a sus ojos. Las cosas más importantes y bellas de la vida no pueden
verse ni siquiera tocarse, sólo pueden sentirse con el corazón.

Si quieren percibir a su abuela, sólo deben estar atentas a la lluvia y cuando ésta
agonice, corran al living y observen por la ventana al Cielo. Un arco iris el
firmamento dibujará y aplacará el gris de su vida. Les dará vigor para que
encienda los colores de su espíritu y desde allí las acompañaré para darles
fuerzas en instancias de duda o flaqueza.

Yo las cuidé ayer, hoy y lo haré siempre. Mi Lulú y Lornita (mi linda tocaya)
fueron sin dudas mi gran amor en la vida; y el poco tiempo que pude disfrutarlas
las amé con locura. Hoy mi cuerpo ya no está junto a ustedes, pero el recuerdo
de mis pasos, de mi amor y de mi entrega por ustedes perdurará por siempre, ya
que todo lo que hice fue por amor a ustedes. No les hablaré de los errores de mi
vida, porque sé que Dios y ustedes, ya los perdonaron y supieron entenderme.
Nunca pierdan el amor por la vida y sigan adelante, caminando firme hacia el
futuro que les espera con los brazos abiertos.

Yo acá desde el cielo las cuido e intercedo ante el Señor para que las siga
protegiendo y enseñando a vivir como lo ha hecho hasta ahora; me mantendré
distante en los momentos de fortuna que en forma inexorable la vida les
regalará. Celebraré sin intromisión sus éxitos, circunstancias de las que serás
merecedora para alegría de mi espíritu y gloria de mi alma; y mientras su cuerpo
se estremezca al sentir una brisa semejante a una caricia, soy yo mis niñas
amadas que en su ser vibro observándolas ufana desde ese mundo cálido y
sereno, donde todos llegaremos algún día.

Las amará siempre

Su abuela

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