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Brevehistoria
28/05/2019opinión
Hace poco volví a la denominada Región del Ariari. Mucho más moderna que
hace más de treinta y cinco años. A propósito, es necesario que cambiemos el
paradigma de “ciudad moderna” impuesto en los años de postguerra, que es
el que actualmente tenemos y que lamentablemente muchos dirigentes,
empresarios y grandes industrias se rehúsan a dejar. Donde las ciudades le dan
la espalda al medio natural y los recursos naturales son solo vistos para
satisfacer las necesidades de una creciente pobres agro industrialización y
escasa urbanización.
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En su mayoría eran labriegos, hombres y mujeres de campo que lo habían
perdido todo y solo tenían una mujer, unos barrigones llenos de lombrices, un
perro flaco y una que otra escopeta.
Más tarde los caciques de los partidos tradicionales dieron las órdenes y se
fueron nuevamente enardeciendo los ánimos y se fueron quedando en el Alto
Ariari, separados, sin puente y sin amistad, anticipándose a la salsa del Grupo
Niche… del puente para allá…
Estos campesinos pobres desde de la década del sesenta hasta hoy en día con
más ganas que apoyo del Estado colombiano, han sembrado y ensayado con la
piscicultura, los frutales, el plátano, la maracachafa, el cacao y el café.
Solamente con el café y el cacao, y una que otra “bicha” han aguantado las
aperturas económicas del sistema, la violencia indiscriminada (de legales e
ilegales), la roya y la broca del café (traída por la Federación). Con el “pepeo”
de estas dos especies han aguantado, levantado hijos para la vida y dicen los
entendidos que han hecho Patria.
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Los domingos, desde la vereda salía la recua de mulas o los Carpati o los Willys,
silbando “me voy pal pueblo, hoy es mi día”… Hoy, tristemente, el Gobierno
nacional, con Duque a la cabeza, cambió la letra y los campesinos pobres dicen
en otros lados: “me voy pal paro, hoy es mi día”.
*Catedrático ESAP.