You are on page 1of 26

Comercio y distancia lingüística: el español en la internacionalización empresarial

Author(s): Juan Carlos Jiménez and Aránzazu Narbona


Source: Revista Internacional de Lingüística Iberoamericana, Vol. 12, No. 2 (24), Demografía,
economía y política del español (2014), pp. 61-85
Published by: Iberoamericana Editorial Vervuert
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/24364832
Accessed: 18-05-2019 16:02 UTC

JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide
range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and
facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org.

Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at
https://about.jstor.org/terms

Iberoamericana Editorial Vervuert is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and


extend access to Revista Internacional de Lingüística Iberoamericana

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Juan Carlos JiménezVAránzazu Narbona"

Z> Comercio y distancia lingüística: el español


en la internacionalización empresarial

Resumen: El objeto de este trabajo se centra en la capacidad de una lengua común (y


del español, en concreto), compartida por un amplio número de hablantes en diferentes
países, de convertirse en un instrumento de internacionalización. Se examinan dos tipos
de factores, los institucionales y culturales (estos, con particular atención a la lengua y a
las distintas formas de medir la distancia lingüística entre los países), como determinantes
de los flujos bilaterales de comercio. A partir del empleo de un modelo de gravedad, se
presentan los resultados obtenidos para el análisis del español como factor de estímulo
de los flujos comerciales de España en el período 1996-2012. Se concluye el alto poder
multiplicador de nuestra lengua común y, en la más ajustada de las especificaciones de la
distancia lingüística respecto al español, se obtiene cómo hablar esta lengua puede llegar a
multiplicar hasta por dos veces y media el volumen de exportaciones de España con estos
países, aproximando así lo que otros factores (como la mejorable calidad institucional de
los países hispanohablantes) separan en términos de comercio internacional.

Palabras clave: Comercio bilateral; lengua española; modelo de gravedad; internacionalización.

Abstract: The goal of this work is to analyze the capacity of a common language, specifically
Spanish, shared by a wide number of speakers in different countries to become an internationa
lization instrument for enterprises. Two types of factors, institutional and cultural, are examined
like determinants of the bilateral trade flows, with particular attention to the language and to the
different forms of measuring the linguistic distance between the countries.
By using a gravity model, we present the results obtained for the analysis of the Spanish as
a factor of stimulus of our bilateral trade flows in the period 1996-2012. We verify the high
multiplying power of our common language and in the last specification of the linguistic
distance with respect to the Spanish this variable can get to multiply more than twice the
bilateral trade flows among trade partners.

Keywords: Bilateral trade; Spanish language; gravity model; internationalization.

Introducción

La palabra, la lengua común, ha sido vista desde el comienzo de los tiempos como un
arma poderosa. El relato bíblico de Babel (Génesis 11, 1 y 5-6) ofrece una primera idea
intuitiva del valor económico de una lengua común y de los costes de no entenderse a travé

Juan Carlos Jiménez es profesor titular de Economía Aplicada en la Universidad de Alcalá. Ha publicado
numerosos estudios de corte histórico sobre el proceso de industrialización en la España contemporánea.
Correo electrónico: jcarlos.jimenez@uah.es.
Aránzazu Narbona es doctora en Economía por el Institut d'Études Politiques de París y la Universidad
de Alcalá. Correo electrónico: aranzazu.narbona@uah.es.

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
62 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

de ella. Nada más eficaz para castigar el pecado de orgullo de aquellos seres que intentaban
construir una torre "con la cúspide en los cielos" que confundir su lenguaje, "de modo que
no entienda cada cual el de su prójimo". Porque la lengua es, ante todo, un instrumento de
comunicación, un sistema de interrelación entre los seres humanos, una especie de moneda
única cuyo uso reduce los costes de transacción. Así lo entendió hace medio siglo un reco
nocido económetra, Jacob Marschak (1965), al hablar por primera vez de la "Economía de
la lengua" {Economics of language) y definir a esta como "el más desarrollado sistema de
comunicaciones entre las organizaciones humanas". Una interrelación que significa, desde
el punto de vista de la economía, ante todo, intercambio: la posibilidad, como ya intuyó
Adam Smith hace más de dos siglos en su célebre Riqueza de las naciones (1776), de espe
cializarse y comerciar: para el padre de la economía, el principio que motiva la división del
trabajo es la consecuencia de "la propensión a permutar, cambiar y negociar una cosa por
otra"; una propensión que, a su vez, "como parece más probable, es la consecuencia de las
facultades discursivas y del lenguaje" (Jiménez/Narbona 2011).
Pero la relación entre lengua y economía es por muchos motivos compleja. De ahí
seguramente el lento asentamiento de la Economía de la lengua como disciplina científica
y su dispersa orientación hacia objetos de atención diversos dentro del campo económico
(Grin 2003, Zhang/Grenier 2012).
Lengua y economía mantienen una relación de doble sentido. Por una parte, la posesión de
una lengua de alcance internacional es una fuente generadora de valor económico. A los bene
ficiarios de este activo (una lengua común) les permite, por un lado, proyectar hacia el exterior
aquellas industrias que utilizan la lengua como un insumo básico en su proceso de generación
de valor (entre las más destacadas, las industrias culturales, de enseñanza del idioma o de las
comunicaciones); y, por otro, reducir los costes de transacción de todas aquellas operaciones
que se realizan entre los países pertenecientes a la misma comunidad idiomática, potenciando
así la intemacionalización de sus economías y la proyección internacional de sus agentes
económicos (a través del comercio, la inversión o la emigración, por ejemplo).
Por otra parte, la relación entre lengua y economía funciona también en sentido
inverso: la economía de un país (o de un conjunto de países) y, en particular, su capacidad
competitiva, influye en la extensión y el dominio internacional de su lengua. Por supuesto,
no es la vitalidad económica el único factor condicionante: junto a la salud económica
(y en buena medida ligados a ella), el vigor político, científico, tecnológico y cultural de
un país, incluso su poderío militar, son factores que impulsan igualmente el uso de su
idioma como lengua internacional. Puede afirmarse, en todo caso, que el poderío econó
mico opera como un factor multiplicativo sobre dos de las funciones básicas que cumple
una lengua, esto es, la de servir como medio de intercambio comunicativo, al multiplicar
el número de transacciones, y la de actuar como señalador de estatus, al aumentar la
reputación asociada a esa comunidad lingüística (García Delgado/Alonso/Jiménez 2012).
De este modo, la relación de doble sentido entre lengua y economía conforma una especie
de círculo virtuoso: la solidez económica de una comunidad lingüística acentúa la capacidad
de proyección internacional de su lengua y, a su vez, esa mayor intemacionalización puede
actuar como una fuente de beneficios económicos. Esto es, de un valor económico (o, mejor,
de un conjunto de valores heterogéneos) de imperfecta pero posible valoración.
El valor económico de una lengua es como el brillo de una piedra preciosa: al igual
que una gema tallada ofrece múltiples facetas, distintos prismas a través de los cuales la
luz penetra y se refleja, una lengua común cumple distintas funciones al ser observada

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la internacionalización empresarial 63

desde un punto de vista económico. Pero el valor de estas funciones no es algo que pueda
sumarse para darnos una cifra mágica. Como los reflejos de la gema, ofrece un valor
poliédrico. Son valores que hay que considerar, aquilatar y tratar de cuantificar por sepa
rado. Básicamente, y sin ningún orden de prelación valorativa, pueden distinguirse tres
funciones básicas de una lengua generadoras de valor económico.
La lengua es, por un lado, un depósito de riqueza, esto es, una herencia cultural y
un signo de identidad de los pueblos. El valor de la lengua, en este sentido, se deriva
de los componentes de identidad que transmite; de su carácter, en definitiva, de bienes
patrimoniales que hay que cuidar y conservar. Las políticas lingüísticas suelen invertir
precisamente en la preservación de esta dimensión identitaria de la lengua, dándonos así
una medida pecuniaria de su valor para la comunidad.
Por otro lado, la lengua es la materia prima en la que se expresan pensamientos y senti
mientos, ideas y emociones (también valores) que se materializan en bienes y servicios, una parte
de los cuales se ofrece en el mercado (y tienen, por tanto, un precio). Es el caso de la mayoría de
los bienes culturales, que nacen de actividades creativas que tienen en la lengua su materia prima
esencial, y de actividades como la enseñanza de la lengua o las telecomunicaciones, que existen
directa y necesariamente gracias a ella. Pero hay que ser conscientes de que una buena parte del
valor de una lengua no pasa por el mercado ni puede medirse, aunque sea de un modo siempre
imperfecto, a través de un precio. La lengua actúa igualmente como un gran factor de aproxima
ción, y eso tiene ventajas específicas para las más comúnmente utilizadas.
En efecto, la lengua, además de materia prima del conocimiento que da lugar a actividades
económicas concretas, es, ante todo y diríamos desde el punto de vista de la economía que
sobre todo, una gran herramienta de comunicación social: la más antigua y poderosa tecno
logía de la que disponemos los seres humanos para comunicarnos e intercambiar. Como tal,
la lengua posee dos cualidades esenciales. Por un lado, reduce lo que en economía se llaman
costes de transacción, esto es, de ponerse de acuerdo con la otra parte. Dicho en positivo, una
lengua común reduce las distancias y facilita la movilidad de los recursos y factores produc
tivos, aproximando psicológicamente a los agentes económicos. Por otro lado, la lengua tiene
las características de un "bien de club", aumentando su potencia con el número y el poder
económico de quienes la poseen (en este caso, de quienes la hablan). Combinadamente, estas
dos cualidades económicas de una lengua común permiten multiplicar los intercambios inter
nacionales entre los países, con el beneficio de creación de riqueza que ello supone para las
partes, tanto mayor cuanto más nutrido sea el "club" de sus hablantes.
Pues bien, el objeto de este trabajo se centra básicamente en la tercera de estas grandes
funciones enunciadas y, en concreto, en la capacidad de una lengua común, el español,
compartida por un amplio número de hablantes en diferentes países, de convertirse en un
instrumento de internacionalización. Expresado de otro modo, poseemos un activo, una
lengua común, que nos acerca a más de 500 millones de personas en todo el mundo, y
que se traduce, de hecho, en mayores niveles de intercambio comercial dentro de nuestros
países. Esto es lo que aquí va a fundamentarse.
El presente trabajo se articula en tres apartados. El que sigue hace un breve apunte
del peso económico del español (por ser precisos, de los hispanohablantes) en el mundo.
A continuación, se examinan dos tipos de factores, los culturales e institucionales, como
determinantes de la internacionalización económica. El siguiente apartado presta una
particular atención a la lengua, en el marco de los modelos de gravedad que proponen los
autores, y al concepto de distancia lingüística. Por último, y antes de un breve apartado

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
64 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

de conclusiones, se exponen los resultados de aplicar una amplia base de datos internacio
nales al análisis de la lengua (con particular atención, en este caso, al español) como factor
de estímulo de los flujos comerciales entre España y el resto de países hispanohablantes.

1. El peso económico del español en el mundo

La demografía, los más de 500 millones de hispanohablantes en el mundo, es un buen


argumento sobre el que comenzar a basar la potencia económica de un idioma y su uso
internacional. Pero poco puede edificarse si sobre esa base no hay una comunidad lingüís
tica potente económicamente.
Usamos las cifras más actualizadas anteriores a las ofrecidas en este volumen (véase
Moreno Fernández), a partir de estimaciones y datos censales de años diversos según los países,
pero que cabe entender fechadas en el entorno de 2010, y que hablan ya de 528 millones de
hablantes de español en el mundo, contando a los aprendices de español como lengua extran
jera, muy concentrados en el condominio lingüístico del mundo hispánico donde es lengua
oficial (y donde lo hablan el 97% de sus habitantes), pero también extendidos en otras áreas,
algunas de gran poder económico (Estados Unidos y el resto de Europa, destacadamente).
Pero ¿qué capacidad de compra representan estos hablantes de español en el mundo? El
gráfico 1 trata de responder a este interrogante atribuyendo a cada hispanohablante la renta
per cápita de su país (con la excepción del colectivo de habla hispana en Estados Unidos,
donde tal supuesto sería claramente exagerado), como mejor forma de aproximar ese poder.
Se trata de una renta per cápita conjunta que ronda el 10% del total mundial; algo por debajo
si se hace una muy cautelosa estimación de las cifras de los hispanohablantes de Estados
Unidos, y en torno de ese porcentaje bajo supuestos algo menos estrictos (es lo que trata de
reflejar la flecha del gráfico, tal y como se detalla en la nota al pie).

Gráfico 1
Capacidad de compra de los hablantes de español en el mundo, ca. 2010
(en millones de dólares norteamericanos)
1500
1400

1300
1200

1100

1000

900

800

700

600

500
400

300

200

100

0 ■ ■■■■■
a b u -g r 3 a C
c mj .2
1Í 23 U u oí É
■S 5 H
a
2 u3
SJ E 2 3 I3
UJ

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la internacionalización empresarial 65

Cabe destacar aquí que esta estimación eleva en cerca de un punto porcentual, del 9%
al 10%, el realizado anteriormente por los autores para el entorno de 2005, lo que revela
tanto la ampliación del "club" (véase Alonso et al., en este mismo volumen) de hablantes
de español como el sostenido aumento de su capacidad de compra en un buen número de
países iberoamericanos, por no hablar del que viene experimentando el colectivo hispano
en Estados Unidos (véase la serie anual de publicaciones The Multicultural Economy,
bajo la dirección de Jeffrey M. Humphreys, en el Selig Center for Economic Growth).
En definitiva, esta presencia económica de los hispanohablantes permite crear un
espacio de intercambios más fácil. Aunque más adelante se fundamente con alguna
modelización más compleja, basta de momento con echar un vistazo a la geografía del
comercio y la inversión internacionales de España ("ejemplo de caso" de una realidad
más amplia, pero bien expresivo) para darse cuenta palmariamente del efecto beneficioso
de la lengua común como instrumento de la internacionalización empresarial en estas dos
grandes vertientes.

Mapa 1
Exportaciones españolas, promedio 1996-2007 (miles de euros)

VEN
412.420

ARG^ X media 9607


736851

Fuentes: Elaborado por Enrique Anyo con los datos de Datacomex (<http://datacomex.comercio.es>)
y de la base de datos Chelem 2009 (CEPII).

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
66 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

Mapa 2
Inversión directa extranjera emitida por España, promedio 1996-2007
(miles de euros)

Fuentes: Elaborado por Enrique Anyo con los datos de Datainvex (<http://datainvex.comercio.es>)
y de la base de datos Chelem 2009 (CEP1I).

Los mapas 1 y 2, obtenidos a partir de la base de datos (Datainvex) del Ministerio


español de Economía y Competitividad, permiten una sencilla pero muy expresiva apro
ximación. En ambos se han trazado con un compás centrado sobre España dos círculos
concéntricos: uno, el de radio más corto, tomando como referencia el país más cercano a
España de los hispanohablantes (Venezuela); y, el de radio más largo, el más alejado (Chile).
A partir de aquí, pueden seleccionarse, entre los países del resto del mundo, que resultan ser
asiáticos, situados dentro de ese arco de distancias máxima y mínima en otras latitudes, los
que tienen además un PIB intermedio entre el del país de mayor renta entre los hispanoha
blantes de América (México) y el de menor renta (Paraguay), de modo que a la equivalencia
de distancia se añada la homogeneidad en cuanto a sus niveles de desarrollo.
En ambos mapas se representan los diez países de habla hispana (a la izquierda) y los
nueves países asiáticos (a la derecha) que, con tamaño económico similar a aquellos, entran
dentro del doble círculo concéntrico. Las flechas son un reflejo proporcional de los flujos
comerciales (exportaciones, mapa 1) y de los de inversión extranjera directa (IDE, mapa 2) que
cada uno de estos países ha recibido de las empresas españolas como promedio en el período
considerado, 1996-2007. Por si la imagen visual no fuera suficientemente expresiva, puede
aclararse que, de media, en este largo período, España dirigió tres veces más exportaciones y
hasta 134 veces más flujos de IDE hacia esos países iberoamericanos que hacia los asiáticos de
parecida distancia y tamaño económico. En sentido inverso, IDE recibida por España, el factor
de multiplicación de los flujos iberoamericanos sobre los asiáticos se sitúa en 33.

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la internacionalización empresarial 67

Por supuesto que no todo ello se debe tan solo a la lengua común, pero es indudable
que esta condensa todo un conjunto de factores de afinidad histórica y cultural imposi
bles de disociar de ella, por no hablar de los que permiten explotar las ventajas competi
tivas sobre las que se ha fundamentado la internacionalización de las empresas españolas:
habilidades políticas, capacidades organizativas, de dirección, relaciónales, de ejecución de
los proyectos, así como el desarrollo de lazos cooperativos (García-Canal/Guillén/Valdés
Llaneza 2012). La base de datos de los autores del presente trabajo, referida al comercio
bilateral de mercancías de 51 países, reafirma esta apreciación: en relación con sus exporta
ciones totales, España comercia con los países americanos de habla hispana más del doble
que lo hace Italia, casi dos veces y media más que Alemania, y en torno del triple que el
Reino Unido o Francia.
Si destacado ha sido este efecto de la lengua común sobre los movimientos de bienes
y de inversiones de las empresas españolas y su sobresaliente proceso de internacionali
zación de las dos décadas pasadas, no menos lo está siendo hoy para un conjunto cada vez
más amplio de empresas "multilatinas" o "translatinas" que ejercen su actividad interna
cional en diversos mercados, con origen en algún país de habla hispana (Cuervo-Cazurra
2010). Surgen, así, "empresas transnacionales latinoamericanas emergentes que han reali
zado inversiones directas fuera de sus países de origen", como las define la CEPAL, con
creciente impacto en la región (con México y Chile a la cabeza, después de desinflarse
Argentina), cuya fuerza internacional se basa, antes que en otros horizontes más alejados,
en el de los mercados próximos, más accesibles gracias a la lengua común. La proximidad
lingüística con el portugués permite incluir en este mismo razonamiento a Brasil, actual
mente el primer país dentro de la región en cuanto a número de multinacionales latinas.
El salto y la progresión de estas empresas en la última década no puede dejar de califi
carse de excepcional: si al comienzo del nuevo siglo no había en América Latina más que 170
empresas que facturaban más de mil millones de dólares al año, diez años después, en 2010,
la cifra superaba las 500 (Santiso 2011). Pero quizá lo más sobresaliente sea que estas trans
latinas están actuando cada vez en más sectores, desde más países y en más países de destino;
incluso, progresivamente, fuera de la región y del área lingüística del español, probando así
la importancia de la lengua común para dar el primer salto exterior. Estas translatinas, como
hicieron las "translatinas españolas" en el decenio de 1990, tienden a orientarse, al menos en
sus fases iniciales, hacia los otros mercados americanos, para luego, sobre la experiencia de
este "banco de pruebas" para su efectiva internacionalización, extenderse a otras latitudes.
A partir de aquí, los apartados que siguen tratan de aportar fundamento doctrinal y
empírico al valor de la lengua, y en concreto del español, como gran argumento de la
internacionalización empresarial.

2. Los factores culturales e institucionales como determinantes de la internacionalización

La expansión del comercio mundial y la intensificación de los flujos de capital a


lo largo del último medio siglo han sido tendencias muy relacionadas con los procesos
generalizados de apertura y liberalización multilateral de los mercados, al igual que con
las mejoras en los medios de comunicación y de telecomunicación entre los países. La
lengua, software principal de comunicación entre personas y agentes económicos, es un
factor que no puede ignorarse como facilitador de los intercambios de todo tipo entre los

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
68 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

países que la comparten. El ascenso del inglés como lingua franca de los negocios inter
nacionales ha contribuido a la globalización, pero también se ha beneficiado de ella para
asentar su dominio. Otras lenguas regionales de uso compartido por comunidades lingüís
ticas suficientemente amplias, caso del español, han ejercido, a una escala más limitada
geográficamente, una función de aproximación económica, facilitando los intercambios.
Los flujos económicos entre los países se pueden explicar a través de una ecuación
de gravedad (Jiménez/Narbona 2011). Siguiendo las pautas que marcan en cada caso
las fuerzas gravitatorias entre los puntos de origen y destino, estos intercambios pueden
intensificarse o frenarse, según los factores considerados acerquen o separen a los países.
Además de considerar, pues, la dimensión económica de los países (en términos de PIB)
involucrados en el intercambio y la distancia física que los separa (en este caso, en kiló
metros), la cercanía cultural (una lengua o una religión comunes, un acuerdo regional o
unos vínculos históricos determinados) e institucional (el nivel de corrupción, la cercanía
al poder o el marco legal de los países, entre otros muchos factores relevantes) son dos
grandes fuentes de modulación de las corrientes económicas entre los países. Pues bien:
los modelos de gravedad son instrumentos analíticos que permiten ir identificando de
manera consecutiva el peso relativo de cada una de esas variables en la intensidad de los
intercambios (véase Recuadro 1).

Recuadro La ecuación de gravedad como instrumento de análisis económico


La teoría económica convencional y la teoría del comercio clásica han excluido tradicionalmente ciertos factores
que, con el tiempo, se han revelado como elementos claves de los flujos económicos internacionales. Aspectos como la
localización geográfica de los mercados, el hecho de compartir una frontera, la calidad de las instituciones, la cercanía
cultural entre los socios comerciales, etc. Estos determinantes no económicos, en muchas ocasiones, se han convertido
en motor o freno de dichos flujos comerciales bilaterales.
Los modelos empleados por la teoría del comercio internacional (basados en ventajas comparativas, especial
ización o dotación de factores) no han sido capaces de incorporar estos elementos. No fue hasta 1986 cuando Deardoff,
empleando la idea gravitatoria de Isaac Newton, definió un nuevo marco explicativo: los modelos de gravedad. Tras él,
numerosos autores han trabajado en mejorar la especificación econométrica y sortear las numerosos críticas que estos
modelos han generado (Mátyás 1997, 1998; Egger 2000, 2002, Anderson/Van Wincoop 2001, entre otros), pero lo
cierto es que su bondad de ajuste y su capacidad explicativa de la realidad de los países es tan alta que dicha validación
empírica ratifica su idoneidad.
La idea es sencilla e intuitiva a la vez. Si dos cuerpos celestes se atraen en proporción directa a sus masas respec
tivas, e inversa al cuadrado de la distancia que los separa, algo parecido sucede con los flujos económicos: dos países
grandes y próximos intercambiarán más, en principio, que dos países pequeños y alejados. Esta es la idea básica que
subyace bajo la ecuación de gravedad:
X = O.1"-DJ'-'d."-' ■ x.,u
IJ I .1 IJ I

Además de aparecer en esta ecuació

de los países de origen (0¡) y destin


otras variables no estrictamente eco
permitido ir identificando y aquilat
la ecuación: los flujos de intercambi
Tras una cuidada selección de fue
y realizar a partir de ellas las esti
el de Mínimos Cuadrados Ordinarios
presentada. El valor de los coeficient
o negativo de dicha variable sobre e

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la internacionalización empresarial 69

Aun manteniendo las cautelas que se derivan de las fuentes estadísticas empleadas
para cuantificar estas fuerzas "no económicas" de los intercambios (como sucede con las
distancias cultural e institucional, medidas a través de indicadores agregados que suman y
ponderan variables un tanto dispares y de difícil cuantificación) y del propio sesgo de los
indicadores construidos para medirlas y que se incorporan a las ecuaciones de gravedad
(resumiendo en variables dicotómicas, cero-uno, el hecho de compartir, por ejemplo, una
religión o un idioma común), sí puede concluirse que la importancia de un idioma común
como estímulo del comercio entre países es tal que puede llegar a superar a otros factores
que a priori cabría pensar que debieran tener un peso superior. Por ejemplo, la integración
regional (Narbona 2005) o los costes de transporte e infraestructuras (Suárez Burguet
et al. 2006). Esto se ha observado igualmente en los flujos de inversión internacional
(Portes/Rey 2005, Loungani et al. 2002).
La cultura es un elemento intangible que define a los pueblos, de modo que a través de
su conocimiento puede tenerse una mejor comprensión de los mercados internacionales
y de los agentes que operan en ellos. A medida que se es capaz de conocer la historia de
un país, sus vínculos históricos con otros, sus creencias y sus valores, se pueden romper,
o al menos suavizar, las barreras culturales; la distancia psicológica se transforma así en
un puente entre los países que potencia sus flujos económicos. Poco a poco, esos factores
van tejiendo una red, un capital social, una confianza basada en la cercanía cultural, en
la capacidad de comunicarse con el otro que, como bien destacaban Guiso/Sapienza/
Zingales (2004, 2006), facilita los intercambios internacionales en sus diversas formas:
comerciales y financieros, y tanto de inversiones directas como de cartera. Concluyen,
así, que "la cultura desempeña un papel esencial en la conformación de la confianza [y,
por tanto, cabe añadir aquí, de las prioridades], más allá de lo que las consideraciones
objetivas justificarían", de tal modo que "las percepciones enraizadas en la cultura son
determinantes importantes (y generalmente omitidos) del intercambio económico".
Por su parte, Stulz/Williamson (2001) y Aguledo/Davidson (2004) han incorporado
en su análisis las creencias religiosas como parte de la cultura de los países, si bien su
importancia es marginal en comparación con el hecho de hablar un mismo idioma. La
cultura (entendida por estos autores como el idioma y la religión comunes) es uno de los
determinantes que explica las diferencias en el nivel de protección legal de las inversiones
entre los países.
Jiménez/Narbona (2011) entre otros, siguiendo la metodología empleada anterior
mente por Kogut/Singh (1988), utilizan la distancia cultural (indicador agregado cons
truido a partir de cuatro de los valores identificados por Geert Hofstede1) en su análisis
de los flujos tanto comerciales como de inversión directa. En ambos casos, esta variable
mejora la bondad del ajuste del modelo, si bien el coeficiente estimado es relativamente
marginal al compararse con el que incorpora el idioma común.
El papel de las instituciones y su vínculo con el funcionamiento de los mercados, los
gobiernos y los países afecta a los costes de transacción y de eficiencia de los mercados
y de los intercambios económicos (North 1990). De este modo, la calidad institucional
tiene efectos positivos y significativos sobre la apertura comercial de los países (Islam/

Los valores considerados son: distancia al poder, individualismo vs. Colectivismo, masculidad vs. femi
nidad, aversión al riesgo y visión de largo plazo. Véase <http://www.clearlycultural.com/geert-hofste
de-cultural-dimensions>.

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
70 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

Montenegro 2002), los flujos bilaterales de comercio (Acemoglu et al. 2001, De Groot
et al. 2003, Anderson/Van Wincoop 2004 y Wei 2000, entre otros) y de inversión (Razin
et al. 2003). Este es un hecho ya bien fundamentado en la bibliografía. Se plantea, no
obstante, el problema de cómo definir —y, sobre esa base, cómo cuantificar— las varia
bles institucionales que se incorporan a los modelos. La solución dada, al igual que en el
caso anterior de la distancia cultural, es la de crear un indicador agregado que, empleando
en este caso los datos del Banco Mundial sobre temas de gobernabilidad2, puede calcu
larse a partir de Kaufmann et al. (2009, 2006).
Combinando ambas perspectivas, Linders et al. (2005) incorporan en su análisis tanto los
factores culturales como institucionales, concluyendo que la distancia institucional mantiene
una relación inversa con los flujos comerciales, de modo que a menor distancia de este tipo,
mayor comercio; en cambio, la distancia cultural y la calidad institucional aparecen relacio
nadas en sentido directo con los flujos comerciales. Por su parte, Kogut/Singh (1988) defienden
la hipótesis de que cuanto más distantes culturalmente sean dos países, más distantes serán sus
organizaciones y mayores, de ahí, los costes percibidos por los empresarios a la hora de entrar
en esos mercados, optando por modalidades de entrada menos arriesgadas, tales como una
joint-venture, en vez de la adquisición de una empresa local.
Además de la distancia institucional entre países, se han llevado a cabo otras apro
ximaciones a este concepto, enfocadas, por ejemplo, al origen legal de código civil (La
Porta 1999), el nivel de corrupción (Mauro 1995, Habib/Zurawicki 2002), los perfiles
institucionales (Bénassy-Quére et al. 2005) o la facilidad con la que pueden hacer nego
cios en un país (Canals/Noguer 2007).
En suma, las variables culturales e institucionales modulan en gran medida el sentido
y la intensidad de los intercambios económicos entre los países. Dentro de las variables
culturales, la lengua común adquiere una singularidad específica que conviene poner de
manifiesto. Porque el idioma es la variable cultural que de manera más tangible reduce los
costes de transacción e información implícitos en los flujos de bienes y de capitales, además
de aminorar la distancia psicológica de los agentes implicados en esos intercambios.

3. La lengua como factor económico intangible

La lengua es, sin duda, un pilar esencial en la conformación y la transmisión cultural de


los pueblos y, aunque no sea su único componente, sí tiene una importancia vital desde el
punto de vista de sus implicaciones económicas. Las relaciones, tanto entre personas como
entre países, son más o menos fluidas dependiendo de una serie de variables que las facilitan
o dificultan. En economía se identifica un concepto básico para explicarlo: los costes de tran
sacción. Son los costes que implican las tareas de información, negociación y seguimiento
(o garantía) en los que incurren los agentes para formalizar y cumplir los contratos sobre los
que se fundamenta la actividad económica; los contratos, expresos o tácitos, que hay detrás
de cada intercambio o transacción entre dos partes. También dentro de una empresa, y de
modo fundamental para una empresa que se internacionaliza, el recurso a una misma lengua

Los indicadores considerados son: voto y control, estabilidad política y ausencia de violencia, efecti
vidad gubernamental, calidad regulatoria, estado de derecho y control de la corrupción. Véase <http://
www.govindicators.org>.

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la internacionalización empresarial 71

reduce los costes de organización, es decir, de transmisión de la información para la toma de


decisiones o para la propia transmisión de capacidades y conocimientos tecnológicos. Pues
bien: una lengua compartida es una gran reductora de dichos costes; o, en sentido contrario,
puede decirse que los costes de transacción se multiplican cuando las partes no cuentan con
un mismo idioma de comunicación (Jiménez/Narbona 2012).
Esta función reductora de los costes de transacción a cargo de la lengua no se limita
al ahorro en términos de simplificación o mayor rapidez de los intercambios económicos,
con ser este un aspecto fundamental. Tiene otro componente más sutil, si se quiere, pero
no menos importante: la lengua es también un "puente" (cultural y de lazos históricos, y
de confianza) que acorta la distancia en términos psicológicos entre individuos y países:
frente a la barrera separadora de la distancia física, una lengua común (tanto más cuanto
mayores sean los vínculos históricos y culturales que esa comunidad de lengua encierra)
propiciará entornos de afinidad, haciendo que la distancia percibida para entrar en otro
mercado sea menor de lo que puedan indicar las coordenadas geodésicas; y a muchas
empresas les servirá de pértiga con la que saltar océanos o sortear cordilleras, antes que
encaminarse por un camino más recto a mercados más extraños.
No es sencillo, sin embargo (y a pesar de la amplia evidencia internacional en este
sentido), evaluar la importancia concreta, en cifras y proporciones, de la lengua como
factor de aproximación psicológica; un valor que, además, será distinto en cada caso. El
problema está en definir y medir no solo la "distancia cultural", sino determinar además
el peso relativo que dentro de ella tiene ese componente "lengua". Algo en lo que solo se
han dado pasos preliminares y aún tentativos.
Dado que este factor cultural ha sido tradicionalmente ignorado en los modelos
económicos, la literatura con que se cuenta es muy reciente. Los primeros modelos en
incorporar las diferencias culturales y, por tanto, también las lingüísticas como factores
determinantes de los flujos económicos entre dos países han sido los modelos de gravedad.
La lengua ha sido incorporada en este tipo de ecuaciones como una variable dicotómica
{dummy, si se disculpa el anglicismo técnico), esto es, con dos únicos valores posibles:
uno, cuando es compartida entre dos países, y cero en caso contrario. Numerosos trabajos
han empleado estas variables dicotómicas para capturar de manera sencilla la cercanía
(valor uno) o lejanía (valor cero) lingüística entre los países, si bien no dejan de ser una
simplificada expresión de una realidad mucho más compleja. Difícilmente puede pensarse
que Brasil y China, por ejemplo, mantienen idéntica distancia lingüística con España. O
que la pujante presencia hispana (y del español como lengua) en Estados Unidos carece de
efectos de aproximación lingüística con los países considerados hispanohablantes.
Algunas alternativas se están explorando en los trabajos internacionales sobre esta
cuestión, pero quizá quepa aquí subrayar una (por la potencialidad que ofrecen para su
cuantificación los exámenes del Instituto Cervantes), y son los indicadores de distancia
lingüística entre el inglés y las otras lenguas del mundo empleados por Chiswick y Miller
(1998), que reflejan, a partir del resultado de las pruebas de los aprendices de inglés de
distintas lenguas, los diferentes grados de dificultad que los grupos inmigrantes experi
mentan para aprender esta lengua.
Estos autores emplean datos del examen de lengua inglesa que la Oficina de Servicios
de Lenguas del Departamento de Estado Norteamericano3 realiza a los inmigrantes que

Vid. <http://www.state.g0v/m/a/0ls/index.htm> (fecha de consulta: 15 de junio de 2014).

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
72 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

quieren residir en Estados Unidos. Su supuesto de partida es que a menor nota media
obtenida en el examen, mayor es la distancia lingüística entre el inglés y el idioma extran
jero del estudiante. De esta manera, Chiswick/Miller (1995, 1998) elaboraron un índice
de distancia lingüística (linguistic distance) como la inversa de la nota media (language
score) obtenida en el test, lo que les permitió establecer un ranking de cercanía entre los
principales idiomas y el inglés.
Otros trabajos, como el de Hutchinson (2003), consideran este mismo término de
"distancia lingüística del inglés" respecto de otro idioma particular, concepto que mide la
dificultad relativa que para un nativo anglosajón tiene el aprendizaje de otro idioma, y que
constituye una prometedora línea para avanzar, también en otras lenguas, en la superación
simplista del cero-uno de las variables dicotómicas utilizadas comúnmente hasta ahora.
En una línea de trabajo complementaria, Melitz (2001, 2002) definió dos medidas
de proximidad lingüística. La primera de ellas la denominó "circuito de comunicación
abierta" (open-circuit communication), y se da cuando en los dos países que intercam
bian existe la misma lengua oficial o hay un mismo idioma hablado por una propor
ción suficientemente amplia de la población, que cifra en un 20% o más del total. La
segunda medida depende del número de habitantes de ese idioma, y la denominó "medida
de comunicación directa": considerando que al menos el 4% de la población lo hable, se
obtiene un total de 29 idiomas relevantes en el mundo, permitiendo una reducción signifi
cativa con respecto a las más de 6.000 lenguas que están contabilizadas a escala universal.
En un trabajo posterior en el que Melitz (2008) empleó solo el idioma oficial común
como medida de la distancia lingüística entre los socios comerciales, obtuvo como
conclusión que este tipo de variables infravaloraba la importancia de la lengua como
determinante de los intercambios comerciales bilaterales de los países. De ahí que Melitz
y Toubal (2012) hayan desarrollado recientemente una nueva metodología en la que dife
rencian entre la lengua oficial común (common language, COL), el idioma común hablado
(common spoken language, CSL), el idioma común nativo (common native language,
CNL) y la proximidad lingüística entre los idiomas (linguistic proximity, LP).
Estas variables lingüísticas merecen un breve apunte explicativo. La primera de sus
variables (COL) es una variable binaria que toma valor uno si dos países comparten
el mismo idioma oficial y cero en caso contrario. El idioma común nativo (CNL) fue
elaborada a partir de los datos oficiales proporcionados por Ethnologue y la Enciclopedia
Británica. La medida de la fluidez lingüística de un idioma hablado (CSL) fue construida
con los datos de Ethnologue y el CIA World Factbook, dando por buenas las ratios de alfa
betización previamente calculadas en Melitz (2008). Por último, la proximidad lingüística
(LP) está calculada íntegramente con datos de los exámenes de lengua oficiales, bien de
inmigrantes en el país, bien realizados por los candidatos a programas de estudio en el
extranjero.
Estos autores concluyen que el estudio económico de las lenguas empleando una sola
dimensión (como la que proporciona el considerar el idioma común, CL) infravalora el
peso total que puede tener este factor. Según sus estimaciones, compartir un idioma incre
menta un 68% el flujo bilateral de bienes homogéneos y un 124% el de bienes hetero
géneos diferenciados. Hacen además mucho hincapié en el papel que los inmigrantes
desempeñan a la hora de mejorar la capacidad de comunicación entre mercados, así como
el de los traductores e intérpretes.

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la internacionalización empresarial 73

Fidrmuc/Fidrmuc (2010), para evitar esa posible infravaloración que se deriva de


considerar tan solo la lengua oficial de un país, completan su análisis incorporando la capa
cidad que los agentes económicos tienen de hablar un segundo idioma, como elemento
facilitador de las transacciones económicas comerciales dentro de la Unión Europea, con
datos para la UE-15 en el período 2001-2007. Aplican estos autores el modelo empleando
diversas variables proxy para los idiomas, centrándose en los casos del inglés, el francés
y el alemán. Prueban, empleando un modelo de gravedad, que existe una alta correlación
positiva entre el comercio bilateral de dos países y la probabilidad de que dos individuos
al azar sean capaces de comunicarse en inglés. Para el resto de los idiomas encuentran
también una correlación positiva pero en ninguno tan significativa como en el caso del
inglés. Nótese que solo un tercio de los europeos que hablan de manera fluida el inglés son
nativos de ese idioma y, por tanto, dentro de la Unión este se convierte en lingua franca
para los negocios.
Por su parte, y más recientemente, Isphording/Otten (2012) han utilizado como
medida alternativa la similitud fonética y léxica entre todas las lenguas del mundo que
proporciona el programa automático de similitud ASJP (Automatic Similarity Judgement
Program), elaborado por el Instituto de Antropología Evolutiva Max Planck4, a través
de la distancia Levenshtein normalizada. Un algoritmo calcula la distancia fonética
entre todos los alfabetos del mundo, lo que permite, tras una sistematización, obtener
una medida expresada en porcentaje de similitud entre dos idiomas, que es la distancia
Levenshtein. Emplean esta medida lingüística tanto en un análisis microeconómico, con
datos del censo norteamericano de inmigrantes, como en un análisis macroeconómico, a
través de un modelo de gravedad. Sus resultados concluyen que existe una fuerte correla
ción negativa entre la distancia lingüística y la capacidad de los inmigrantes para aprender
un idioma en otro país. Afirman, además, que "la distancia Levenshtein es una variable
explicativa adicional que proporciona una nueva y fuerte evidencia respecto al hecho de
que las barreras lingüísticas afectan al comercio más allá del mero hecho de compartir un
idioma oficial común".
En otra línea metodológica, los índices de fragmentación etnolingüística, empleado
por Hall/Jones (1999), Wagner (2000), La Porta et al. (1999) y Rauch/Trindade (2002), o
de diversidad lingüística, como el de Grimes (2000), aparecen igualmente como posible
alternativas al uso de las variables dicotómicas cero-uno.
Por último, otra corriente de trabajos se ha ocupado de analizar si el efecto del idioma
varía por sectores, como concluyen Noguer/Siscart (2003). Estos autores, en lugar de
considerar el volumen total de los intercambios comerciales entre países, llevaron a
cabo un análisis sectorial, criticando el peso que tradicionalmente se le ha otorgado a la
lengua tanto como elemento negativo que aumenta los costes de transacción, cuando no
es común, como en su faceta de factor positivo, cuando sí lo es entre los países, que esti
mula los intercambios comerciales bilaterales. Concluyen que la mayoría de los trabajos
anteriores han sobreestimado su importancia relativa por otorgar a la lengua un valor que
esconde otro tipo de relaciones políticas o coloniales entre los países, y en su modelo de
gravedad obtienen resultados mucho más modestos.
Se presenta aquí, como resumen de las dificultades de medida de la variable lingüística
recién mencionadas y como orientación para profundizar en su análisis, una comparación

4 Véase <http://www.eva.mpg.de/index.html> (fecha de consulta: 14 de junio de 2014).

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
74 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

de las diversas formas en las que se puede medir la distancia lingüística entre dos países y,
más concretamente, del español respecto de los demás idiomas considerados en la muestra
de países de los autores de este trabajo.
Partiendo de que en el caso de España (ESP) el idioma oficial del conjunto del estado
es el español, las cifras que aparecen en las distintas columnas del cuadro 1 representan
los valores que tomarían los binomios formados por España con cada uno de los respec
tivos países que aparecen en la primera columna (que son los de la base de datos del
modelo empleado por los autores).

Cuadro 1
Medidas alternativas de la proximidad lingüística al español

PAÍSES |1| COL |2| FL |3| CSL |4| CNL


Alemania 0 0,33 0,04 0

Argelia 0 0 0 0

Argentina 1 1 0,99 0,96


Australia 0 0,33 0 0

Austria 0 0,33 0,04 0

Bélgica 0 0,33 0,06 0

Bolivia 1 1 0,88 0,42


Brasil 0 0,67 0,06 0

Canadá 0 0,33 0 0

Chile 1 1 0,99 0,89


China 0 0 0 0

Colombia 1 1 0,99 0,99


Dinamarca 0 0,33 0,05 0

Ecuador 1 1 0,98 0,93

Egipto 0 0 0 0

Eslovaquia 0 0,33 0 0

Estados Unidos 0 0,33 0,16 0,15


Filipinas 0 0,33 0 0

Finlandia 0 0,33 0 0

Francia 0 0,67 0,13 0

Gran Bretaña 0 0,33 0 0

Grecia 0 0,33 0 0

Holanda 0 0,33 0,05 0

Hong Kong 0 0,33 0 0

Hungría 0 0,33 0 0

India 0 0,33 0 0

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la internacionalización empresarial 7 5

Irlanda 0 0,33 0 0

Israel 0 0 0 0

Italia 0 0,67 0,04 0

Japón 0 0 0 0

Marruecos 0 0 0,22 0

México 1 1 0,99 0,92


Nigeria 0 0,33 0 0

Pakistán 0 0,33 0 0

Paraguay 1 1 0,70 0,06


Perú 1 1 0,87 0,80
Polonia 0 0,33 0 0

Portugal 0 0,67 0,09 0

Rep. Checa 0 0,33 0 0

Rusia 0 0,33 0 0

Singapur 0 0,33 0 0

Suecia 0 0,33 0,06 0

Suiza 0 0,33 0 0

Taiwán 0 0 0 0

Túnez 0 0 0 0

Turquía 0 0 0 0

Ucrania 0 0,33 0 0

Uruguay 1 I 0,99 0,97


Venezuela 1 1 0,99 0,97
Vietnam 0 0 0 0

Fuente: Elaboración propia y sistematización de los datos de Melitz/Foubal (2012).

El valor de la primera variable ([1] COL) corresponde a la variable ficticia (dummy)


calculada sobre la base de las lenguas oficiales de los distintos países, es decir, tomaría
valor 1 en caso de que dos países compartieran dicha lengua oficial (en este caso, el
español) y cero en el resto. Para la construcción de esta variable dicotómica se han
empleado los datos proporcionados por el instituto de investigación CEPII.
Para la segunda variable ([2] FL), los autores de este trabajo han ideado una medida
alternativa basada en la cercanía lingüística de las familias de lenguas, a fin de mejorar
la aproximación que ofrece la simple variable dicotómica de la columna anterior. De este
modo, se han clasificado todas las lenguas oficiales consideradas en el modelo de acuerdo
con este criterio (familias y, en su caso, subfamilias) y se ha calculado la "distancia
lingüística" entre cada dos de ellas: aquellas lenguas que pertenecen a la misma familia y
que además son de la misma subfamilia se les asigna un valor de 0,67 en el cruce de cada
dos países (español y portugués, por ejemplo); en caso de pertenecer a la misma familia

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
76 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

de lengua pero a distintas subfamilias lingüísticas, se les asigna un valor 0,33 (español e
inglés, por ejemplo); y, finalmente, en caso de no pertenecer a la misma familia y ser, por
tanto, lenguas más distantes, el valor asignado será 0 (español y chino, por ejemplo). En el
cuadro 2 se presenta la clasificación detallada de las familias de lenguas (FL), los idiomas
y los países que son considerados en nuestro trabajo.

Cuadro 2
Familia de lenguas del modelo

FAMILIA DE LENGUAS LENGUAS OFICIALES PAÍSES

Indoeuropea: romance Español, portugués, fran Argentina, Bolivia, Brasil, Chile,


cés, italiano Colombia, Ecuador, España, Francia,
Italia, México, Perú, Portugal, Para
guay, Uruguay, Venezuela

Indoeuropea: germánico Inglés, alemán, holandés, Australia, Austria, Alemania, Bélgi


danés, sueco, húngaro ca, Canadá, Suiza, Dinamarca, Fin
landia, Gran Bretaña, Hong-Kong,
Hungría, India, Irlanda, Nigeria,
Países Bajos, Filipinas, Singapur,
Suecia, Estados Unidos

Indoeuropea: eslava Checo, polaco, ruso, eslo República Checa, Polonia, Rusia,
vaco, ucraniano Eslovaquia, Ucrania

Indoeuropea: griego Griego Grecia

Indoeuropea: irania Urdu Pakistán

Sinotibetano Chino China, Taiwán

Afroasiático: semítica Árabe, hebreo Argelia, Egipto, Israel, Marruecos,


Túnez

Aislada Japonés Japón

Altaico Turco Turquía

Austroasiático Vietnamita Vietnam

Fuente: Elaboración propia, con datos Elhnologue.

No obstante, y al igual que en su momento advirtieron Chiswick/Miller, este enfoque no


resuelve todos los problemas metodológicos, por cuanto parte de algunos supuestos arbitra
rios, como el de presuponer que existe en todos los casos una asimetría de cercanía o lejanía
entre dos lenguas de distintas familias, sin considerar la similitud que existe entre ellas.
Los valores de la tercera ([3] CSL) y cuarta ([4] CNL) variables han sido calculados
a partir de las estimaciones ofrecidas en el reciente trabajo de Melitz/Foubal (2012) antes
citado, de tal manera que se expresan en cada columna los valores correspondientes a cada

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la internacionalización empresarial 77

país dependiendo de si el español es un idioma hablado (CSL) o nativo (CNL) para los
habitantes de ese países.
En definitiva, al intentar cuantificar el valor diferencial, esto es, la ventaja que una
lengua común aporta a los flujos económicos entre los países, la principal dificultad
estriba en la cuantificación de lo que hay de "común" entre dos lenguas, por cuanto existen
muchas y variadas posibilidades de medirlo, dependiendo del punto de vista que se quiera
adoptar: la oficialidad de un idioma, la capacidad de comunicación que este proporciona
a sus habitantes con respecto a los de otros países, etc. Asimismo, hay limitaciones que
se derivan de la presencia de otros factores de cercanía cultural, como son los vínculos
históricos y coloniales, por ejemplo, cuyos efectos se atribuyen muchas veces a la propia
lengua y que no son sencillos de deslindar en los modelos.
La lengua es, en cualquiera de los casos, un factor cultural clave para mejorar el
conocimiento de los mercados exteriores y reducir la distancia psicológica —sobre todo
una vez que la distancia física ha ido perdiendo importancia merced a la mejora de las
comunicaciones y las telecomunicaciones— entre los socios comerciales, acercándoles y
haciéndoles mutuamente más atractivos para la entrada de sus respectivos productos. Pero
la cuantificación de la variable lingüística sigue siendo un reto para su incorporación a los
modelos económicos como uno de los determinantes esenciales de los flujos económicos
internacionales. En todo caso, se dispone ya de resultados que permiten fundamentar la
magnitud de su efecto.

4. Un modelo para el análisis del español en los flujos económicos comerciales

Sobre la base de la ecuación de gravedad genéricamente explicada en el Recuadro 1, los


autores han llevado a cabo una estimación de la importancia relativa que el español supone
para el estímulo de las exportaciones españolas a partir de una base de datos distinta a la
de sus anteriores trabajos e incorporando supuestos metodológicos igualmente nuevos. En
el modelo se incorporan las distintas variables lingüísticas aquí definidas para capturar el
peso relativo del idioma, una vez descontados diversos factores culturales e institucionales
como la distancia cultural o institucional. De lo que se trata, en definitiva, es de cuantificar
la importancia relativa de la lengua como determinante de los flujos comerciales de España
comparando las distintas medidas de que se dispone para valorar el efecto que se deriva de
compartir un mismo idioma oficial entre los socios comerciales (variable dummy, ESP),
de la distancia lingüística entre las familias de lenguas de los países (variable numérica,
DFL) o de la capacidad de comunicación y entendimiento oral entre los agentes de distintos
mercados (variable numérica de idioma común hablado, CSL).
Para ello se define un modelo con datos de panel en el que la variable dependiente a
explicar son las exportaciones bilaterales que se generan entre España y una muestra de 51
países en un largo período de más de quince años (1996-2012). Esta muestra es ampliamente
representativa del patrón comercial de la economía española, pues engloba a países de los
cinco continentes, con distintos niveles de desarrollo económico, diferentes marcos institu
cionales y un abanico amplio de semejanzas y diferencias culturales y lingüísticas. Los 51
países considerados concentran aproximadamente el 90% del comercio exterior de España.
En Jiménez y Narbona (2011) se empleó la primera de las variables reflejadas en el
cuadro 1 para aproximar el aporte diferencial que una lengua oficial común supone como

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
78 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

determinante de los flujos comerciales a nivel mundial; es decir, considerando el idioma


oficial de los 51 países de la muestra para construir la variable ficticia (dummy) incorpo
rada a la ecuación de gravedad. Se concluía en este trabajo que dicha variable lingüís
tica es un determinante esencial del comercio bilateral entre los países: en unas u otras
especificaciones del modelo, el coeficiente estimado suponía un factor multiplicativo del
comercio entre los países que la comparten en torno del 190%. Se hizo un primer intento
por cuantificar de manera independiente el peso del español frente a la gran lengua inter
nacional, el inglés, y los resultados obtenidos no hicieron sino agrandar la importancia
que el español tiene para los países hispanohablantes como determinante de sus flujos
comerciales. Controlados los otros factores incluidos en el modelo, el español aumenta el
comercio bilateral entre países hispanohablantes en un 286%, en tanto que compartir el
inglés lo hace solo en un 237%. En ambos casos, manteniendo un altísimo grado de signi
ficatividad estadística, y también sensiblemente por encima de lo que suponía la variable
genérica lengua común, de donde cabe deducir la destacada importancia comercial de
ambas lenguas.
Hay que hacer notar, no obstante, tres peculiaridades que se derivaban de la selec
ción de países incluidos en la muestra (11 hispanohablantes y 9 anglófonos). La primera,
la alta concentración geográfica del español en el subcontinente americano y la mayor
dispersión de los países anglosajones considerados. La segunda se refiere a la capacidad
de compra media de los hablantes de una y otra lengua, aún —pese a lo indicado en
el epígrafe 2 para el español— muy dispar. La tercera peculiaridad, quizá incluso más
importante que la anterior por ser decisiva en la magnitud y orientación de los flujos de
comercio internacionales, se refiere a la calidad institucional de los países. El inglés se
corresponde, en general, con países de la muestra con unos niveles de renta y de calidad
institucional sustancialmente mayores a los del promedio de los hispanohablantes, de
donde cabe esperar, por tanto, un mayor comercio mutuo con independencia del idioma.
El español, en definitiva, es un factor que aproxima lo que la pobreza y la mala calidad
institucional alejan. De ahí que presente mayores coeficientes que el inglés.
Corresponde ahora, desde una perspectiva metodológica distinta y con datos más
actualizados, tratar de aproximar cuánto vale el español para el caso concreto de España,
es decir, cuánto potencia nuestra lengua común los intercambios internacionales y cuál
es la mejor variable lingüística para cuantificar la importancia del español como determi
nante de nuestros flujos comerciales internacionales.
A partir de la ecuación básica del modelo de gravedad, en donde la variable dependiente
a explicar son las exportaciones bilaterales españolas (X), se ha validado la inclusión de
diversos factores culturales. Ahora bien, debido a la existencia de evidentes problemas
de multicolinealidad entre la lengua y otros factores culturales, como la relación colonial
entre los países o la religión que profesan, se han debido descartar del modelo (tal y como
hicieran también Stulz/Williamson 2001 y Aguledo/Davidson 2004). De tal modo que,
tras haber calculado las correspondientes matrices de correlación entre todas ellas, se optó
por seleccionar solo algunas de esas variables (la lengua, obviamente, entre ellas), acep
tando las posibles debilidades que esta selección puede generar para nuestro modelo, al
asignarles un mayor peso del que con toda seguridad tienen, por cuanto vienen a englobar
a otros vínculos históricos y culturales que el modelo no puede procesar conjuntamente.
Con estas salvedades previas, el cuadro 3 presenta las variables que han sido empleadas
en el presente trabajo empírico, así como su significado.

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la intemacionalización empresarial 79

Cuadro 3
Variables incluidas en el modelo de gravedad

Variable Significado Fuente


Dimensión Producto Interior Bruto. World Economic
económica Indicators, IMF.
Cuantifica el tamaño económico de España (país
(PIBi y PIBj) emisor de las exportaciones, i) y del resto de socios
comerciales de la muestra (países destino,/).
Distancia física Base de datos
Distancia geodésica.
(Dist) Mide la separación física entre las capitales de los CHELEM, CEPII.
países considerados medida en kilómetros.

Frontera (Adj) Variable dummy. Base de datos


Contabiliza si dos países comparten un borde CHELEM, CEPII.
geográfico (1) o no (0).

Español (ESP) Variable dummy. Base de datos

Contabiliza si dos países comparten el mismo idioma CHELEM, CEPII.


oficial, el español (1) o no (0).
Distancia entre Variable numérica. Elaboración propia
familias de
Valores según la cercanía de las familias de a partir de datos de
lenguas (DFL) lenguas de los idiomas de los países socios. Elhnologue.
Idioma Común Variable numérica. Elaboración propia
Hablado (CSL) Cuantifica la capacidad de comunicación oral a partir de datos de
entre dos países según las lengua entendidas por alMelitz/Foubai (2012).
menos un 20% de la población del país.
Distancia
Indicador agregado. Elaboración propia
Cultural (DC) a partir de datos de
Hosftede (2008).

Unión Europea Variable dummy. Elaboración propia.


(UE) Cuantifica el hecho de pertenecer al mismo bloque
regional europeo.
Distancia
Indicador agregado de 6 dimensiones Elaboración propia
Institucional institucionales. a partir de datos de
(DI) Kaufmann el al. (2012).

Calidad Indicador agregado de 3 dimensiones Elaboración propia


Institucional institucionales. a partir de datos de
(IQi e IQj) Kaufmann et al. (2012).

Código Legal Variable dummy. La Porta el al. (1999).


(LEG) Cuantifica el hecho de compartir el mismo código
civil dentro del marco institucional de los países.

Fuente: Elaboración propia.

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
80 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

El cuadro 4 presenta los resultados obtenidos tras llevar a cabo la regresión del modelo
de gravedad empleando un sistema de mínimos cuadros ordinarios (OLS) y un panel con
efectos aleatorios. Como se observa, los niveles de bondad de ajuste del modelo son muy
elevados (más de un 86% de R2 en la última especificación) y se van mejorando a medida
que se incluyen nuevas variables a la ecuación y se contrastan alternativas para medir la
cercanía lingüística entre los distintos mercados. De tal modo que parece clara la idoneidad
del modelo de gravedad a la hora de explicar el patrón comercial español y los factores
determinantes de nuestras exportaciones. Varias conclusiones emergen del modelo.
La primera conclusión que se puede extraer de estas estimaciones es que todas las
variables incluidas en el modelo presentan el signo esperado a priori y, además, mues
tran un alto nivel de significatividad estadística. Es decir, la dimensión económica de los
socios comerciales (PIB), el efecto frontera (ADJ), los factores culturales (las proxies de
la lengua y la UE) e institucionales (calidad institucional y código civil) potencian los
intercambios (signo positivo), mientras que la distancia física (Dist), la cultural (DC) y la
institucional (DI) los desincentivan (signo negativo).

Cuadro 4
Determinación completa del modelo de gravedad

Variable dependiente: Log (X..), Panel (1996-2012)


Variables
HI [21 [3| [4]
0.2378917b 0.4615648 a 0.4844939 a 0.4726748 a
Log PIB.
(0.0842846) (0.0837766) (0.083795) (0.0826046)
0.9308313 a 0.9090705 a 0.8854882 a 0.896998 a
Log PIB.
(0.0638862) (0.0567009) (0.0565243) (0.0548266)
-0.8598647 a -0.8683681a -0.7424715 a -0.8625812a
Log Dist..
(0.136014) (0.1212001) (0.1122181) (0.1146363)
1.293539 0.3574067 0.1712852 0.324602
AdJij (0.4678124) (0.4996843) (0.4567684)
(0.640674)
-0.0020583 -0.0141755 -0.0061723
DC
'J
(0.0964944) (0.1009836) (0.0943309)
0.2597652 a 0.2552001a 0.2619077 a
UE.
y
(0.0646689) (0.0649108) (0.0646297)
-0.023656 -0.0213324 -0.0241304
DI
"j
(0.01882) (0.0188727) (0.0187936)
0.3506009 a 0.3410073 a 0.3477533 a
iQi (0.0892062) (0.0892467) (0.0891453)
0.587222 a 0.582489 a 0.5830059 a
!Qj (0.0613264) (0.0620849) (0.0608649)
0.8788223 a 1.118997a 0.8293568 a
Leg,, (0.2450887) (0.2345767) (0.243469)

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la internacionalización empresarial 81

0.8133276
Esp¡j (0.3255)
0.3567382
DFL
'j
(0.336946)
0.9208193b
CSL.

(0.3346307)
N.° obs. 850 833 833 833

N.° grupos 50 49 49 49

R2 overall 0.7004 0.8560 0.8478 0.8611


")

X 1319.42 1693.70 1666.58 1706.58

Nota: (a, b, c) representan los niveles de confianza al 100%, 99% y 95%, respectivamente.
Fuente: Elaboración propia (Stata 8.0).

En segundo lugar, las variables básicas de gravedad (dimensión económica de los


mercados y distancia física que los separa) son en todas las especificaciones del modelo esta
dísticamente significativas al 100%; no así el efecto frontera, que, pese a presentar el signo
positivo esperado y ser por tanto un factor potenciador de los flujos comerciales, no es un
elemento determinante. El coeficiente estimado para el PIB de los mercados de destino es más
alto que el del emisor (España), lo que indica que la mayor dimensión económica de nuestro
socios comerciales tiene un mayor poder de atracción comercial que nuestra propia economía;
o, dicho de otra manera, que las exportaciones españolas se dirigen eminentemente a mercados
de gran dimensión económica en términos del producto interior bruto del país.
En tercer lugar, respecto al bloque correspondiente a las variables culturales del
modelo, el signo negativo que presenta el indicador de Hosftede supone que a mayor
distancia cultural entre los mercados, menores van a ser los intercambios comerciales; es
decir, nuestras exportaciones son adquiridas por consumidores de países que tienen una
mayor cercanía a nuestros usos, costumbres y gustos. El indicador toma, en todo caso,
valores muy modestos, lo que parece indicar que esta "distancia psicológica" entre los
mercados (Garnaut 1994) puede ser, en efecto, un elemento disuasorio de las ventas en
los mercados extranjeros, si bien no en una medida muy significativa. La variable dummy
regional de la Unión Europea (UE), en cambio, sí es un determinante esencial de los flujos
comerciales de España, implicando, de acuerdo con el modelo, unos niveles de comercio
hasta un 30% superiores con otros países europeos por el hecho de pertenecer a la Unión.
En cuarto lugar, y respecto del siguiente bloque de factores, las variables institucio
nales incluidas en el modelo, puede concluirse que a menor distancia institucional (DI)
entre España y sus socios comerciales, mejor nivel de calidad institucional de ambos (IQ
e IQ.) y un origen común del código civil (Leg) de los países, se da un mayor comercio
bilateral. Estos tres últimos factores sí son significativos en cuanto a la determinación
de las exportaciones españolas, siendo la calidad institucional del país de destino un
elemento determinante. El que ambos países cuenten con un mismo marco legal, que en
el caso de los hispanohablantes es el inspirado por el código civil napoleónico, supone que
las exportaciones bilaterales pueden llegar a aumentar hasta un 129%.
Por último, en cuanto a la variable lingüística (aproximada por varias de las medidas
propuestas), puede afirmarse que la capacidad de comunicación y de comprensión oral

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
82 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

de los agentes económicos, además de la proximidad psicológica que aporta una lengua
común, convierte a este factor en decisivo a la hora de explicar el sesgo iberoamericano
del comercio exterior de España. Si se opta por la variable common spoken language
(CSL) para capturar este efecto de "lengua común", resultaría un aumento del 151% en
las exportaciones españolas dirigidas a otros países hispanohablantes. Es decir: hablar
español multiplica por dos veces y media el volumen de exportaciones de España con
estos países. Es esta la especificación del modelo (última columna del cuadro 4) con
mayor bondad de ajuste y en la que además el coeficiente estimado es estadísticamente
significativo al 99%, lo que le convierte en la de mayor poder explicativo como determi
nante de las exportaciones españolas hacia mercados que hablan en español.
Los resultados de nuestro modelo, aplicado no al comercio exterior de España exclu
sivamente, sino al de los 51 países de la muestra entre sí (aunque para un período algo
más restringido), revelaba igualmente, ya se ha dicho, un alto poder multiplicador de la
lengua común, sea esta cual fuere. Efecto que en el caso de los intercambios entre los
países comprendidos en el condominio hispánico alcanzaba casi las tres veces y media
(Jiménez/Narbona 2011). Ha de tenerse en cuenta, en todo caso, que España, dentro del
condominio lingüístico del español, es un país de específicas características. Por su nivel
de renta (y de calidad institucional, por debajo de la media de los países anglosajones de
la muestra, pero por delante de la mayoría de los hispanos), y también por su posición
geográfica, más distante de cualquiera de los países hispanoamericanos de lo que cada dos
de estos lo están entre sí, y sin frontera común con ninguno de ellos, sino con el Atlántico
de por medio. Por una u otra vía de cálculo, el español se revela como un gran factor de la
internacionalización económica.

5. Apunte conclusivo

En las páginas previas se han puesto de manifiesto las potencialidades de la lengua (y


del español en concreto, como lengua hablada por más de 500 millones de personas en
todo el mundo) como factor estimulante de los intercambios comerciales entre los países
y de sus procesos de internacionalización. También se ha dejado constancia de las dificul
tades de medir la proximidad lingüística entre los países y de incorporar esa variable a los
modelos económicos. Algunos resultados, en todo caso, son ya resaltables.
Observados desde España, los cálculos previos acerca de la potencia comercial del
español no pueden soiprender: a pesar de la tendencial pérdida de importancia relativa
de América Latina como destino de la exportación española, España continúa siendo
el país de la Unión Europea con mayor importancia comercial en el área, y la lengua
común, el español, aparece como un factor decisivo. España, en relación con sus expor
taciones totales, comercia con los países americanos de habla hispana en proporciones
que oscilan entre más del doble y más del triple de lo que lo hacen nuestros vecinos fran
ceses, italianos, británicos o alemanes. Son proporciones que se mueven en los órdenes
de magnitud detectados en nuestro modelo como factores de multiplicación del comercio
debidos al español como lengua común. El español, junto con otros factores de iden
tidad común, reduce los costes de transacción, multiplica externalidades positivas, acorta
la distancia psicológica, trenza vínculos de confianza y de creación de capital social y

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la internacionalización empresarial 83

constituye la materia prima de unas industrias culturales de dimensión internacional. Ahí


está el fundamento de su fuerza como argumento económico.
La lengua, como los cálculos confirman, puede estar sirviendo para aproximar lo
que otros importantes factores separan: y, más que la distancia física, la que impone una
calidad institucional (variable clave para explicar el comercio) que no alcanza, para el
común de los países de habla hispana, los valores intermedios del ranking internacional.
Así que se impone, como lección de todo lo que antecede, la necesidad de un renovado
esfuerzo de progreso económico e institucional en todo el mundo hispanohablante. Ya
tenemos una lengua común que nos une; solo nos faltan unas economías más desarro
lladas desde las que explotar esa ventaja.

Referencias bibliográficas

Acemoglu, Darom/Johnson, Simons/Robinson, James (2001): "The Colonial Origins of


Comparative Development: an Empirical Investigation", en: The American Economic Review
91,5,1369-1401.
Aguledo, David/Davidson, Louis (2004): "The Gravity of Globalization", mimeografiado, Kelley
School of Business, Indiana University.
Anderson, James/Van Wincoop, Eric (2001): "Gravity with Gravitas: A Solution to the Border
Puzzle", en: National Bureau of Economic Research Working Paper 8079 (January).
Anderson, James/Van Wincoop, Eric (2004): "Trade Costs", en: Journal of Economic Literature
42,691-751.
Banco Mundial (2004): World Development Report 2005: A Better Investment Climate for Everyone.
Washington D.C.: The International Bank for Reconstruction and Development/The World Bank.
Banco Mundial (2009): World Development Report 2009. Reshaping Economic Geography.
Washington D.C.: The International Bank for Reconstruction and Development/The World Bank.
Bénassy-Quéré, Agnes/Coupet, Maylis/Mayer, Thierry (2005): "Institutional determinants of
foreign direct investment", en: CEPII Working Paper 5 (April).
Buch, Claudia/Kleinert, Jorn/Toubal, Farid (2003): "The Distance Puzzle: on the Interpretation
of the Distance Coefficient in Gravity Equations", en: Kiel Institute for World Economics
Working Paper 1159 (March).
Canals, Claudia/Noguer, Marta (2007): "A Value Chain Analysis of Foreign Direct Investment",
en: La Caixa Economic Papers 3 (March).
Cuervo-Cazurra, Alvaro (2010): "Multilatinas", en: Universia Business Review 25, 14-33.
Chiswick, Barry/Miller, Paul (1995): "The Endogeneity Between Language and Earnings:
International Analysis", en: Journal of Labour Economics 13, 2, 31-57.
Chiswick, Barry/Miller, Paul (1998): "English Language Fluency among Immigrants in the United
States", en: Research in Labour Economics 17, 151-200.
De Groot, Henri/Linders, Gert-Jart/Rietveld, Pieter/Subramanian, Uma (2003): "The Institutional
Determinants ofBilateral Trade Patterns", en: Tinbergen Institute Discussion Paper 2003-044/3.
Fidrmuc, Jan/Fidrmuc, Jarko (2010): "Foreign Language and Trade", mimeo (October).
Frankel, Jeffrey/Rose, Andrew (2002): "An Estimate of the Effect of Common Currencies on Trade
and Income", en: Quarterly Journal of Economics 117, 2, 437-466.
García-Canal, Esteban/Guillén, Mauro/Valdés-Llaneza, Ana (2012): "La internacionalización de
la empresa española. Perspectivas empíricas", en: Papeles de Economía Española 132, 64-81.
García Delgado, José Luis/Alonso, Juan Antonio/Jiménez, Juan Carlos (2012): Valor económico
del español. Madrid/Barcelona: Fundación Telefónica/Ariel.

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
84 Juan Carlos Jiménez/Aránzazu Narbona

Garnaut, Ross (1994): "Open Regionalism: its A


System", en: Journal of Asian Economics 5,
Grimes, Barbara (ed.) (2000): Ethnologue: Lang
Linguistics/International Academic Booksto
Grin, Francois (2003): "Language Planning
Planning A, 1, 1-66.
Guiso, Luigi/Sapienza, Paola/Zingales, Luigi
NBER Working Paper 11005 (December).
Guiso, Luigi/Sapienza, Paola/Zingales, Luigi (2
en: Journal of Economic Perspectives 20, 2,
Habib, Mohsin/Zurawicki, León (2002): "Corru
of International Business Studies 33, 2, 291-
Hall, Robert/Jones, Charles (1999): "Why do
Worker than Others?", en: Quarterly Journa
Hutchinson, William (2001): "Does Ease of
Language and Bilateral Trade", en: Scottish
Hutchinson, William (2003): "Linguistic Dis
Working Paper 01-w30r, Department of Eco
Islam, Roumeen/Montenegro, Claudio (2002): "
Background Paper for the World Developmen
(January).
Isphording, Ingo/Otten, Sebastian (2012): "The Costs of Babylon - Linguistic Distance in Applied
Economics", en: Ruhr Economic Papers 337.
Jiménez Juan Carlos/Narbona, Aránzazu (2010): "El español como instrumento de la internacionali
zación empresarial", en: García Delgado, José Luis/Alonso, José Antonio/Jiménez, Juan Carlos
(dirs.): El español, lengua global: La economía. Madrid: Instituto Cervantes/Santillana, 113-148.
Jiménez, Juan Carlos/Narbona, Aránzazu (2011): El español en los flujos económicos internacio
nales. Madrid/Barcelona: Fundación Telefónica/Ariel.
Jiménez, Juan Carlos/Narbona, Aránzazu (2012): "La lengua como instrumento de internacionali
zación", en: Mediterráneo Económico 21, junio, 167-179.
Kaufmann, Daniel/Kraay, Aart/Zoido-Lobaton, Pablo (1999): "Governance Matters", en: World
Bank Policy Research Working Paper 2196.
Kaufmann, Daniel/Kraay, Aart/Mastruzzi, Massimo (2006): "Governance Matters V: Aggregate
and Individual Governance Indicators for 1996-2005", en: World Bank Policy Research
Working Paper 2272.
Kaufmann, Daniel/Kraay, Aart/Mastruzzi, Massimo (2009): "Governance Matters VIII: Aggregate
and Individual Governance Indicators for 1996-2008", en: World Bank Policy Research
Working Paper 4978 (June).
Kogut, Bruce/Singh, Harbir(1988): "The Effect ofNational Culture on the Choice of Entry Mode",
en: Journal of International Business Studies 8, 23-32.
La Porta, Rafael/López de Silanes, Florencio/Shleifer, Andrei/Vishny, Robert (1999): "The Quality
of Government", en: The Journal of Law, Economics, and Organizations 15, 1, 222-279.
Linders, Gert-Jan/De Groot, Henri/Rietveld, Pieter (2005a): "Institutional Determinants of
Bilateral Trade Flows", en: Tinbergen Institute Discussion Paper TI 2005-023/3.
Linders, Gert-Jan/Slangen, Arjen/De Groot, Henri/Beugelsdijk, Sjoerd (2005b): "Cultural and
Institutional Determinants of Bilateral Trade Flows", en: Tinbergen Institute Discussion Paper
TI 2005-074/3.
Loungani, Prakash/Mody, Ashoka/Razin, Assaf (2002): "Notes on 'What Drives FDI?': The Role
of Gravity and Other Forces", mimeografiado.
Marschak, Jacob (1965): "Economics of Language", en: Behavioral Science 10, 135-140.

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
Comercio y distancia lingüística: el español en la intemacionalización empresarial 85

Mauro, Paolo (1995): "Corruption and Growth", en: Quarterly Journal of Economics, 110, 3
681-712.
Melitz, Jacques (2001): "Geography, Trade and Currency Union", en: Working Paper, University
of Strathclyde, Glasgow.
Melitz, Jacques (2002): Language and Foreign Trade. University of Strathclyde, Crest-INSEE y
CEPR, diciembre, mimeografiado.
Melitz, Jacques (2003): "Language and Foreign Trade", en: Série des documents de travail du
Centre de Recherche en Economie et Statistique 2003-26, Institut National de la Statistique et
des Etudes Economiques.
Melitz, Jacques (2008): "Language and Foreign Trade", en: European Economic Review, 52,667-699.
Melitz, Jacques/Toubal, Farid (2012): "Native Language, Spoken Language, Translation and
Trade", en: CEPII Working Paper 2012-17 (July).
Moreno Fernández, Francisco/Otero Roth, Jaime (2008): Atlas de la lengua española en el mundo.
Barcelona: Ariel.
Narbona, Aránzazu (2005): "Determinantes de los flujos comerciales. Evidencias gravitacionales
para el caso del Mercosur", en: VII Reunión de Economía Mundial (Madrid, 22-24 abril).
Madrid: Universidad Complutense.
Noguer, Marta/Siscart, Marc (2003): "Language as a Barrier to International Trade? An Empirical
Investigation", mimeo, Second job-market paper.
North, Douglas (1990): Institutions, Institutional Change and Economic Performance. New York:
Cambridge University Press.
Portes, Richard/Rey, Hélene (2005): "The Determinants of Cross-border Equity Flows", en:
Journal of International Economics 65, 269-296.
Rauch, James/Trindade, Vitor (2002): "Ethnic Chinese Networks in International Trade", en:
Review of Economics and Statistics 84, 1, 116-130.
Razin, Assaf/Rubinstein, Yona/Sadka, Efraim (2003): "Which Countries Export FDI, and How
Much?", mimeo, Cornell University (November).
Santiso, Javier (2011): La década de las multilatinas. Madrid: Siglo XXI.
Stulz, René/Williamson, Rohan (2003): "Culture, Openness and Finance", en: Journal of Financial
Economics 70, 313-349.
Suárez Burguet, Celestino/Pérez García, Francisco/Martínez Zarzoso, Inmaculada/Márquez
Ramos, Laura (2006): "El factor geográfico y logístico en la competitividad de las empresas
exportadores españolas", en: Jiménez, Juan Carlos: Economía española: Veinte años en la
Unión Europea. Madrid: Thomson-Civitas, 219-250.
Wagner, Donald Mark (2000): "Essays on the Mobility of Goods and People", mimeo, Dissertation.
Tesis Doctoral. Vancouver: University of British Columbia.
Wei, Shang-Jin (2000): "Natural Openness and Good Government", en: National Bureau of
Economic Research Working Paper 7765, <http://www.nber.org/papers/w7765>.
Zhang, Weiguo/Grenier, Guilles (2012): "How Can Language be Linked to Economics? A Survey
of Two Strands of Research", en: Working Paper 1206e, University of Ottawa.

This content downloaded from 181.45.166.18 on Sat, 18 May 2019 16:02:36 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms

You might also like