Pablo responde: “El amor que el Cristo tiene nos obliga” (2 Corintios 5:14). En esta sección estudiaremos el amor de Jesús por Jehová, por la humanidad y por cada uno de nosotros. Es un estudio sumamente motivador, que llega al corazón y nos incita a actuar, a imitar cada vez mejor el ejemplo de nuestro Maestro.
CAPÍTULO 13
“YO AMO AL PADRE”
1, 2. ¿Qué reveló Juan sobre lo ocurrido en la
última noche que los apóstoles pasaron con Jesús?
1 El anciano introduce la pluma en el tintero
mientras en su mente afloran los recuerdos. Su nombre es Juan, y es el último apóstol de Jesucristo que sigue vivo. Ya casi centenario, se remonta a unas siete décadas atrás, a la noche más memorable de todas: la última que él y otros apóstoles pasaron con Jesús antes de su muerte. Guiado por el espíritu santo, recuerda y escribe con todo detalle lo ocurrido.
2 Aquella noche, Jesús declaró abiertamente que
sería ejecutado poco después, y Juan es el único que revela la razón por la que el Hijo de Dios se sometería a tan terrible final: “Para que el mundo conozca que yo amo al Padre, así como el Padre me ha dado mandamiento de hacer, así hago. Levántense, vámonos de aquí” (Juan 14:31).
3. ¿Cómo mostró Jesús que amaba al Padre?
3 “Yo amo al Padre.” Para Jesús, eso era lo más
importante. Y no lo decimos porque él lo repitiera constantemente. De hecho, Juan 14:31 es el único pasaje de la Biblia donde él expresa su amor al Padre de modo tan directo. Lo decimos, más bien, porque él vivió esas palabras. Su amor a Jehová se evidenciaba día tras día. Su valor, su obediencia y su aguante eran prueba de ello. Todo su ministerio estaba motivado por el amor. 4, 5. ¿Qué clase de amor fomenta la Biblia? ¿Qué puede decirse del amor de Jesús por Jehová?
4 Para muchos, ser amoroso equivale a ser
blando. Tal vez piensen en los poemas y las canciones de amor o hasta en la frivolidad que a veces se asocia con el amor romántico. Es cierto que la Palabra de Dios habla del amor romántico, pero lo hace de una manera más digna que la que es habitual en este mundo (Proverbios 5:15-21). Sin embargo, la Biblia le concede mucha más atención a otra clase de amor. No se trata de simple pasión ni de una emoción pasajera; tampoco es un concepto puramente filosófico o teórico. En realidad, en él intervienen tanto la mente como el corazón. Brota desde lo más recóndito de nuestro ser, se rige por nobles principios y se traduce en buenas acciones. No es para nada frívolo. “El amor nunca falla”, asegura la Palabra de Dios (1 Corintios 13:8).
Proverbios 5:15-21 “Bebe agua de tu propia
cisterna, y chorrillos que salgan de en medio de tu propio pozo. ¿Deben esparcirse afuera tus manantiales, [tus] corrientes de agua en las plazas públicas mismas? Resulten ser para ti solo, y no para los extraños contigo. Resulte bendita tu fuente de aguas, y regocíjate con la esposa de tu juventud, una amable cierva y una encantadora cabra montesa. Que sus propios pechos te embriaguen a todo tiempo. Con su amor estés en un éxtasis constantemente. ¿Por qué, pues, debes tú, hijo mío, estar en un éxtasis con una extraña, o abrazar el seno de una extranjera? Porque los caminos del hombre están enfrente de los ojos de Jehová, y él está contemplando todos sus senderos trillados.”
5 De todos los seres humanos que han vivido a lo
largo de la historia, Jesús es quien más ha amado a Jehová. Nadie ha cumplido a mayor grado el mandamiento que él mismo citó como el más importante: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). ¿Cómo desarrolló Jesús este amor tan intenso por su Padre? ¿Cómo lo mantuvo fuerte mientras vivió en la Tierra? ¿Y de qué manera podemos imitar su ejemplo?
Los más antiguos y fuertes lazos de amor
6, 7. ¿Cómo sabemos que Proverbios 8:22-31 describe al Hijo de Dios y no simplemente la cualidad de la sabiduría?
6 ¿Le ha sucedido alguna vez que, al realizar una
tarea junto con un amigo, los dos llegaron a conocerse mejor y la amistad se hizo más estrecha? Esta agradable experiencia nos ayuda a comprender un poco mejor el amor que creció entre Jehová y su Hijo unigénito. Aunque ya en más de una ocasión hemos hecho referencia a Proverbios 8:30, volvamos a estudiarlo en su contexto. Los versículos 22 a 31 describen por inspiración divina a la sabiduría personificada. ¿Cómo sabemos que este pasaje alude al Hijo de Dios?
7 En el versículo 22, la sabiduría afirma: “Jehová
mismo me produjo como el principio de su camino, el más temprano de sus logros de mucho tiempo atrás”. Estas palabras tienen que referirse a algo más que simplemente la sabiduría. ¿Por qué decimos esto? Porque dicha cualidad nunca fue ‘producida’, nunca tuvo principio, pues Jehová siempre ha existido y siempre ha sido sabio (Salmo 90:2). En cambio, el Hijo de Dios fue “el primogénito de toda la creación”. Fue producido, o creado, por Jehová como la primera de sus obras (Colosenses 1:15). Así es, el Hijo existió mucho antes que los cielos y la Tierra, como lo describe Proverbios. Y en su función de la Palabra, o el Vocero de Dios, era la expresión perfecta de la sabiduría de Jehová (Juan 1:1).
Juan 1:1 “En [el] principio la Palabra era, y la
Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios.”
8. ¿En qué se ocupó el Hijo durante su existencia
prehumana, y sobre qué podemos reflexionar cuando admiramos la creación?
8 ¿En qué se ocupó el Hijo durante el inmenso
período de tiempo que vivió antes de venir a la Tierra? El versículo 30 nos dice que estuvo con Dios como “obrero maestro”. ¿Qué quiere decir eso? Colosenses 1:16 explica: “Por medio de él todas las otras cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra [...]. Todas las otras cosas han sido creadas mediante él y para él”. De modo que Jehová, el Creador, utilizó a su Hijo, el Obrero Maestro, para dar existencia a todo lo demás: desde las criaturas espirituales hasta el vasto universo material, incluidos la Tierra y su asombrosa variedad de fauna y flora, así como la obra cumbre de la creación terrestre, el hombre. Hasta cierto punto, podemos asemejar la colaboración entre Padre e Hijo a la de un arquitecto y su contratista: este último se especializa en hacer realidad los ingeniosos proyectos de aquel. Cuando algún aspecto de la creación nos llena de asombro, atribuimos el mérito al Gran Arquitecto (Salmo 19:1). Pero, al mismo tiempo, podemos reflexionar sobre la larga y feliz colaboración que existió entre el Creador y su “obrero maestro”.
Salmo 19:1 “Los cielos están declarando la
gloria de Dios; y de la obra de sus manos la expansión está informando.”