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Tanto el estrés como la tensión son fuerzas que pueden hacer sucumbir a los
individuos si no se controlan a tiempo. Ambas contribuyen a un estado de
infelicidad y preocupación que no permite que la persona pueda comportarse
normalmente durante un determinado tiempo. Sin embargo, a pesar de sus
similitudes, es importante siempre tener presente que la tensión y el estrés no
son lo mismo; independientemente de que puedan hallarse relacionados.
ESTRÉS
El estrés es una respuesta del organismo a una demanda o condición ambiental,
es decir, la respuesta que un individuo da a una condición indeseada (aunque
las personas también pueden llegar a estresarse durante eventos o actividades
que en general disfrutan) es llamada estrés.
Mayormente se produce cuando algo que afecta negativamente a la persona
sucede de manera inesperada. Para que este estado se produzca es necesario
que ocurra un desbalance hormonal en el organismo, puesto que es ese
desbalance el que provoca todos los efectos en el cerebro.
Alguien se estresa cuando lo que acontece sobrepasa su capacidad adaptativa
en el momento, por lo que cabe mencionar que las respuestas al estrés varían
mucho dependiendo de la personalidad de cada quien.
El estrés puede provocar efectos físicos observables y puede afectar la salud en
general. Algunos síntomas comunes de este estado son: sentimientos de
impotencia, miedo extremo, enojo, cinismo y desconfianza. Cuando alguien es
sometido a situaciones estresantes durante un largo período de tiempo y esta
condición escala más allá se pueden presentar síntomas físicos como dolor de
estómago, dolor en general, náuseas y nerviosismo.
TENSIÓN
Por otra parte, la tensión se define como una sensación de presión e infelicidad
en la mente del individuo. Con frecuencia este estado es considerado un
verdadero problema en la vida de los afectados.
Psicológicamente, la tensión es un estiramiento del sistema nervioso, el cual
controla en gran medida lo que sucede en la cabeza de cada quien. Esta
condición hace que el afectado se sienta ansioso y demasiado consciente de lo
que hace hasta el punto de hacer que el individuo se sienta amenazado por
aquello que le rodea.
Finalmente, la tensión puede ser causada por una alta presión en el cuerpo. Por
ejemplo, alta presión arterial, en las venas y en el sistema nervioso. Cuando la
tensión alcanza un grado muy elevando, entonces el individuo colapsa.
Tanto el estrés como la tensión están psicológicamente relacionados. El estrés
es una respuesta, mientras que la tensión ocurre después del estrés.
Pero según el Ph.D. Hendrie Weisinger, psicólogo de renombre mundial y autor
de Performing Under Pressure: The Science of Doing Your Best When It Matters
Most (Trabajando bajo presión: La ciencia de hacer su mejor trabajo cuando más
importa) hay una diferencia fundamental entre el estrés y la presión.
Weisinger hace una clara distinción entre los dos.
Weisinger recomienda preguntarse cada vez que se tenga angustia: "¿Me estoy
sintiendo abrumado por las cosas que me piden hacer, o siento que tengo que
producir un resultado específico? “Si el caso es el primero y el sujeto se siente
abrumado por tener demasiadas exigencias y escasos recursos, entonces está
estresado. Si se encuentra en una situación en la que siente que tiene que dar
un resultado óptimo, eso es presión.