El sistema tributario es la principal rubro de ingresos para el Estado colombiano, la
recaudación es fundamental para garantizar el funcionamiento del Estado y para
controlar la desigualdad social mediante la reinversión en desarrollo social para la comunidades, el Gobierno mediante sus instituciones es el anacardo de la gestión de estos recurso, pero dada la realidad Colombiana esta gestión no es la más ejemplar, transparente y eficiente. Las necedades sociales sumadas a la corrupción, la costosa guerra y lo sobre costos burocráticos del sistema administrativo han mantenido al país con las cuentas en rojo durante los últimos años, por esta razón los gobierno de turno se ven obligados a recabar en el pueblo para mejorar su flujo de caja. En el año 2016 el gobierno en cabeza de Juan Manuel Santos, impulso una reforma tributaria que fue aprobada por el Congreso y aplicada al pueblo a partir de la vigencia 2017, para la cual logro un histórico recaudo bruto de $136,5 billones (DIAN, 2018) es decir un 7,6% mas que lo pagado por los colombianos en 2016. El punto más polémico de esta reforma fue el incremento en 3 puntos al impuesto sobre el valor agregado IVA, de 16% aun 19%, Sin embargo, los congresistas añadieron a la lista de artículos excluidos las bicicletas con un valor de hasta $1,5 millones, las motos de hasta 200 centímetros cúbicos, los planes de datos móviles inferiores a 1,5 UVT, es decir cerca de $45.000, los celulares de hasta 22 UVT, es decir cerca de $700.000, las tabletas inferiores a $900.000 y los computadores cuyo precio sea inferior a $1,2 millones. En la tarifa de IVA del 5% ahora también estarán las bicicletas con valor superior a $1,5 millones, las toallas higiénicas, pañales, tampones y papel higiénico. El artículo sobre la cárcel para evasores se acogió lo aprobado por el Senado, es decir desde $5.000 millones. Este nuevo régimen aunque polémico fue aprobado y aplicado, lo que no cayo bien para sectores opción en el país y por esta razón en la temporada electoral fue bandera de todos los partidos políticos, incluido el partido Centro Democrático que abandero el actual presidente y cuenta con mayoría en los escaños del Senado. Pese a prometer cuidar el bolsillo del pueblo en la campaña y así como el poco tiempo transcurrido desde la ultima reforma, el nuevo Gobierno en cabeza de Iván Duque en tiempo récord impulso una nueva reforma tributaria bajo el nombre de Ley de financiamiento, con la premisa de tapar un hueco fiscal de 14 billones supuestamente dejado por el gobierno Santos, esta reforma fue aprobada por el congreso de mayoría partidarios del Gobierno que la sancionaría como regalo navideño para lo colombianos. Según el Gobierno con la Ley de financiamiento se pretende impulsar la competitividad del país desde la simplificación de los trámites y la congelación de impuestos a sectores generadores de empleo. Así en esta ley se plantea un alivio en la carga tributaria que actualmente tienen las micro, pequeñas y medianas empresas, para que las empresas sean capaces de emplear todos los días más colombianos. Un punto interesante es le relacionado con el fomento de la economía naranja., una de als banderas del actual gobierno, serna exonerados durante cinco años, del impuesto de renta para los emprendimientos culturales, creativos y digitales que generen empleo; y la exención será de diez años para los que realicen inversiones productivas en el campo colombiano y generen empleo formal y de calidad en la zonas rurales del país, esto ultimo como aliciente para el fomento agrícola del país. De acuerdo con la Presidencia de la República con esta Ley todas las Regiones del país recibirán más recursos provenientes de las regalías, el monto de inversión pasará de $12,6 billones a $18,5 billones, un crecimiento del 47%. Los recursos para apoyar la construcción de la paz pasarán de $511 mil millones a $1,9 billones. Desde el 1 de enero los colombianos estamos bajo en nuevo sistema de tributo, que si o no espera darle un margen de efectivo al nuevo gobierno, para el desarrollo de sus programas mientras puede responder a cuentas suscritas por Santos en su política de infraestructura y la nueva era del postconflicto, en los dos caso las reformas son políticas apresuras que denotan un claro afán de los gobiernos por tapar los huecos fiscales de la mal gestión y como ahora se conoce “la mermelada”. La ley de financiamiento apenas se esta implementado, pero desde ya distintos gremios y sectores de opinión han encontrado falencias, argumentado que es añada, apresurada y no es estructural, para el común de los colombianos no se ven grandes beneficios ya que el gobierno no ha sido claro en sus políticas de inversión social directa, pues el presupuesto de gastos para este año dejo muy mal rubros como la educación y la cultura, por lo que mientras cursaba la ley de financiamiento en el congreso en las calles miles de jóvenes paraban sus clases para exigir al gobierno menos precariedad en los recursos de la educación pública y mayor intervención en los costos asociados, como el transporte y los comedores. El tiempo permitirá conocer la efectividad de la reforma Duque frente a anteriores, pero desde ya es lógico pensar que si no se hace un cambio estructural en la gestión los recursos seguirán terminado en cuentas de grades empresarios y políticos sin llegar a beneficiar al pueblo que es su legitimo acorredor. Todo esto mientras llega otra reforma que como ya se ha escuchado de parte de algunos gremios como la ACOPI (ACOPI, 2019) que sugiere que para 2021 el gobierno debe mejorar la carga tributaria que hoy presenta gran desigualdad entre quienes tiene mayores ingreso y quienes tiene mensos, con cargas inversamente proporcionales, que en la practica ahondan la brecha de desigualdad social. Bibliografía
ACOPI. (2019). Colombia necesita nueva reforma tributaria para 2021. gremio de las pequeñas y medianas empresas .