El enigma peronista, Tcach y Macor El peronismo fue uno de los movimientos políticos que generó mayor cantidad de controversias dentro de la Historia Argentina. Las preguntas que se suscitan tienen que ver con los significados que tuvo el surgimiento del peronismo, su difusión dentro de la sociedad y su impacto en la cultura y la política de las diferentes épocas. Existen diferencias de opiniones dentro de todos los campos: en la literatura, la historiografía, la sociología, etc. Es justamente en este ultimo en el que se vuelve un objeto de gran interés. Hubo diferentes perspectivas disciplinares sobre la cuestión: interpretaciones ortodoxas, en la segunda mitad de los años '50; otra, de interpretaciones heterodoxas, desarrollada a partir de los años '70; y una tercera, de interpretaciones extracéntricas, de mediados de los '80. La visión ortodoxa, inaugurada por Germani, toma como punto central al 1930. A partir de entonces, comienzan las migraciones internas de grandes masas del campo a la ciudad, a causa de los avances de la industria. Se trataban de masas en estado de disponibilidad, que, acostumbradas al caudillismo, eran susceptibles a cualquier tipo de liderazgo carismático. En este punto existen visiones positivas y negativas sobre el papel de las masas en el surgimiento de la figura de Perón. Torcuato Di Tella aporta el concepto de coaliciones populistas, formada por una elite de militares e industriales, con una participación política basada en la movilización y un liderazgo carismático. Waisman se centra en la incorporación de la clase obrera a la sociedad, y se plantea la idea de una modernización preventiva. Las masas son cooptadas e incluidas al sistema político, pero como un actor heterónomo y controlado organizativamente desde el Estado. En esta época, la clase de los trabajadores alcanza el reconocimiento social y logros en materia de derecho que sirven para sustentar la modernización. Por otro lado, la visión heterodoxa se centra en el papel de la vieja clase obrera en el proceso de génesis del peronismo. Se hace una distinción entre sindicatos viejos y nuevos -anteriores y posteriores a 1930- y los paralelos, impulsados por Perón. El mayor aporte lo realizaron los sindicatos viejos que contaban con una tradición reformista que hacía plausible la posibilidad de negociaciones y acuerdos con el Estado. Se destaca a las masas no como heterónomas, sino como autónomas, reconociéndoseles una gran capacidad de negociación, en términos de acuerdos de intereses. Perón era rechazado en las clases medias, por lo que el campo sindical era el único en el que podría reclutar adhesiones masiva. Además, no solo tienen en cuenta la lucha que se da en el campo de lo social, sino también en lo político, que da lugar a la cohesión de las masas obreras. Asimismo, autores de esta postura relativizan el papel de las migraciones internas. Por último, las interpretaciones exacentricas, más cercanas a la actualidad, hicieron lecturas de diferentes casos provinciales con cierto nivel de detalle para analizar el surgimiento en un sentido mas global. Así, en el norte el peronismo creció por el fuerte caudillismo que logró homogeneizar el movimiento y, además, por los aportes económicos y crediticios del Estado a la industria azucarera (en pos de beneficios para los trabajadores). El peronismo cuyano no alcanzó su éxito por los miembros del Partido Laborista, sino por medio de los sectores conversos del radicalismo yrigoyenista tradicional. En el caso patagónico, el peronismo se construye desde el Estado, ante una población civil débil, en donde la política partidaria se ve afectada por las distancias, la baja densidad poblacional y las migraciones. En Córdoba fue central el papel de las instituciones tradicionales, como la Iglesia, y por el caudillismo. En Santa Fe, fueron clave los sectores nacionalistas e yrigoyenistas. El peso de los factores tradicionales fue central en la configuración del peronismo originario. Su desprecio por los partidos, el sistema de partidos y el pluralismo político estaba en consonancia con las tradiciones previas de estos sectores que abrazaron, en una primera instancia, al movimiento peronista como una fórmula que les permitía conciliarse con el «pueblo», obtener nuevos espacios de poder y ofrecer una respuesta conservadora a la crisis político-ideológica de la época.