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Acerca del trabajo

Dafnis Antonio Domínguez A.

La distinción entre «emancipación» y «liberación» no pertenece a Enrique Dussel, sino a


Michael Hardt y Antonio Negri en su obra «Commonwealth», ©2009-2011. Ediciones Akal.
España [página 333]. Es una distinción categorial que no guarda relación con la categoría
trabajo.

La distinción terminológica entre emancipación y liberación es crucial aquí:


mientras la emancipación se esfuerza por la libertad de la identidad, la libertad de ser
quien realmente eres, la liberación apunta a la libertad de la auto-determinación y la
auto-transformación, la libertad de determinar en qué quieres convertirte. La política
fija en la identidad inmoviliza la producción de subjetividad, la liberación en su
lugar requiere comprometerse y tomar el control de la producción de subjetividad,
manteniendo un movimiento de avance.

El trabajo no puede ser ni emancipador ni liberador. Pertenece al ámbito de la necesidad,


no de la libertad. Corresponde a un «postulado» de libertad según el cual el trabajo deja
de existir, lo cual para la condición humana es imposible de llevar a cabo en la práctica. Lo
podemos pensar como un principio orientador para que siempre nos recuerde que
debemos reducir cada vez más la jornada de trabajo, pero esa reducción empíricamente
nunca puede llegar a ser trabajo cero. Pensar en un vivir donde no exista el trabajo –no es
algo irracional sino racionalmente lógico– pero imposible de realizar empíricamente, por
eso es que lo podemos declarar como «postulado». Marx llama a dicho postulado «reino
de la libertad» [Reich der Freiheit]:

El reino de la libertad sólo comienza allí donde


cesa el trabajo determinado por la necesidad.

Sin embargo, para la condición humana, este ámbito nunca será un «reino de la libertad»
sino un «reino de la necesidad» [Reich der Naturnotwendigkeit]:

Pero, con todo ello, siempre seguirá siendo éste un reino de la necesidad. Al otro
lado de sus fronteras comienza el despliegue de las fuerzas humanas que se
considera como fin en sí, el verdadero reino de la libertad, que sin embargo sólo
puede florecer tomando como base aquel reino de la necesidad. La condición
fundamental para ello es la reducción de la jornada de trabajo.

Por esa razón, desde la libertad, en la práctica, solo se puede tener la pretensión de
reducir la jornada de trabajo, sabiendo que el trabajo en sí nunca podrá desaparecer del
todo:

La libertad en este terreno sólo puede consistir en que el ser humano socializado, los
productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la
naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo, en vez de ser dominados por él

1
como por un poder ciego; que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de fuerzas y
bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su naturaleza humana.

Entonces, el trabajo nunca puede ser liberador. Al contrario, el proceso de liberación exige
liberarnos del trabajo, estando conscientes que del trabajo jamás vamos a poder
liberarnos del todo.

El tema es abordado por Marx al final de El Capital. No está señalado para referirse al
trabajo asalariado y capital, sino que lo imagina más allá del capitalismo. No pensando en
ningún sistema económico particular, sino cualquier sistema económico futuro.

En un sistema económico futuro –una vez superado el trabajo asalariado– seguirá


existiendo trabajo. Es un trabajo impuesto por la necesidad, es decir, como un hacer
heterónomo determinado por la necesidad. Ello no significa que también exista otro
«hacer» que en lugar de impuesto sea autodeterminado o autónomo. Precisamente el
deber de reducir como condición básica la jornada de trabajo es porque disminuyendo el
«trabajo» heterodeterminado tendrá más tiempo para el «hacer» autodeterminado. Entre
menos trabajo impuesto por la necesidad más tiempo podemos tener para el «hacer»
liberador.

Cuando Marx expresa «trabajo asalariado capitalista» no se refiere solo a los «obreros»,
sino al «proletariado». Marx usualmente considera la palabra «obrero» cuando requiere
indicar específicamente al sujeto productor –en el momento industrial, no comercial ni
financiero–. Considerando la rotación como la totalidad del capital, el obrero es el sujeto
en el proceso de producción no en el proceso de circulación que es con el cual se
completa el «todo» de la rotación. Por eso, más que «obrero, la palabra comúnmente
empleada por Marx es la de «proletariado». La razón es que la noción de «proletariado»
no se reduce sólo al «obrero industrial», sino al «trabajo asalariado» en general; abarca,
además del obrero industrial, actividades administrativas y otros campos donde se recibe
salario, la educación, medicina, ingeniería etc. Ejemplo donde Marx usa la palabra
«obrero»:

Las naciones pueden intercambiar continuamente entre sí (…) sin que por ello hayan de
obtener ganancias parejas. Una puede apropiarse constantemente de una parte del plusvalor
de la otra (…) ello no ocurre en la misma medida entre el capitalista y el obrero. K. Marx.
Grundrisse, vol. II, p 451.

Ejemplo donde Marx usa la palabra proletariado:

Der Kopf dieser Emancipation ist die Philosophie, ihr Herz das Proletariat. Die Philosophie
kann sich nicht verwirklichen ohne die Aufhebung des Proletariats, das Proletariat kann sich
nicht aufheben ohne die Verwirklichung der Philosophie. Marx, Karl. 1844. Zur Kritik der
Hegeischen Rechtsphilosophie. (1982). MEGA 3, p 182-183.

Traducción de la cita:

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La cabeza de esta emancipación es la filosofía, el corazón es el proletariado. La filosofía no
puede realizarse sin la abolición de los proletarios, el proletariado no puede abolirse sin la
realización de la filosofía.

Sobre el expresión Estado Comunal

No se trata de un Estado comunal, sino de un sistema de producción comunal.

La idea de un supuesto «Estado comunal» es una construcción ideológica. La posesión


puede ser en «común» o posesión con «propiedad». La posesión «comunal» de los
medios de producción es una forma de posesión en «común», posesión en común no es lo
mismo que posesión con «propiedad», sea propiedad del tipo que sea, privada, estatal,
social o colectiva. El Estado no es comunal, lo que es comunal es la posesión de los medios
de producción. El Estado no es tampoco el Estado liberal burgués, sino un nuevo Estado,
no un Estado comunal, sino un Estado articulado al sistema de producción comunal.

Medios de producción comunitarios. Los medios de producción no como una propiedad


privada, o del Estado, o de algún colectivo, sino en posesión comunitaria y por ello como
un sistema de producción comunal.

Seres humanos autoconscientes de otro tipo de mercado y de Estado, no será el mercado


ni el Estado moderno-colonial que conocemos. Autoconsciente también de que el acto
productivo está inscrito en un sistema productivo global.

El nuevo tipo de Estado debe asegurar la autonomía relativa de la nueva empresa y el


nuevo mercado que no es sólo físico, sino virtual en el horizonte de lo común. Obliga
repensar la economía. La comunidad libremente asociada para la afirmación y el aumento
del vivir humano y la naturaleza. Autoconsciente asimismo de la necesaria
codeterminación entre empresa-mercado-Estado.

No puede haber soluciones capitalistas. Si no extinguimos en este momento al


capitalismo, el capitalismo extingue el vivir humano. Debemos extinguir el capitalismo
para que no desparezca el vivir humano y podamos así construir un mundo mejor posible,
regulado auto conscientemente de manera comunal y ecológica. Con otras formas de
mercado y competencia. Un mercado y competencia que sean formas intrínsecas a la
producción comunal. Debe ser un mercado y una competencia con otro criterio. No con el
criterio del aumento de la tasa de ganancia o de la tasa de producción, sino con el criterio
del aumento del vivir. Competir no para que unos ganen y otros pierdan, sino para
aumentar el vivir lo mejor posible. También con otra forma de Estado. Será, en fin, el
reino de la libertad, nunca perfecto, siempre perfectible, autoconscientes de que el reino
de la libertad sólo puede florecer sobre el reino de la necesidad. ¡Comuna o nada! es el
grito de afirmación del vivir humano en comunidad y la naturaleza.

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Alguna bibliografía que invito revisar:
Domínguez, Dafnis. (2018). Producción comunal más allá de la modernidad-colonialidad.
Barquisimeto, Venezuela.

Gorz, André. (1977). Critica de la división del trabajo. Editorial LAIA. Barcelona, España,

Holloway, John. (2011). Agrietar el capitalismo. El hacer contra el trabajo. Ediciones Herramienta.
Buenos Aires, Argentina.

Marx, Karl (1981-2009). El Capital. Editorial Siglo veintiuno. Tomo 3, Vol 8. DF, México. También en
Fondo de Cultura Económica. (1946-1973). Vol. III, página 759.

Dafnis Antonio Domínguez A. © 19 de diciembre de 2018

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