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INTRODUCCIÓN
Galton, binet y Spearman fueron los que iniciaron el estudio científico de la inteligencia.
Spearman propuso que cada prueba de habilidades media un factor general G que era común a
todas las pruebas, y uno o más factores específicos que eran únicos para cada prueba. Representó
este concepto como círculos, donde G era un círculo mucho mayor rodeado de otros círculos
superpuestos que correspondían a las habilidades específicas. El solapamiento variaba según la
prueba valorase G o habilidad específica.
Spearman se basó en su desarrollo del procedimiento estadístico del análisis factorial. Los
modelos de inteligencia posteriores han seguido esa técnica, y se los conoce como modelos
factoriales, sin embargo unos autores afirmaban unas capacidades básicas independientes, y otros
una estructura jerárquica. Se distingue entre modelos factoriales jerárquicos y modelos factoriales
planos o no jerárquicos.
Hay un acuerdo sobre que las habilidades cognitivas tienen una entrevista jerárquica, en
cuyo vértice está el factor G. Los autores difieren en el número y composición de niveles de la
estructura.
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Los modelos jerárquicos de inteligencia implican el factor de orden superior G, que explica
un porcentaje de varianza en las pruebas de inteligencia mayor al explicado por los factores
específicos combinados.
Los datos empíricos, los factores específicos explican un 8% de la varianza de inteligencia.
Sin embargo factor G parece explicar un 30-60% de la varianza dependiendo de la batería de
tests.
Al medir las habilidades cognitivas en grupos debe encontrarse variables como sexo, etnia o
status socioeconómico
Bastantes trabajos no hayan diferencias en la estructura de factores cognitivos entre personas
blancas y negras, nivel económico alto y bajo, o descendientes hawaianos de europeos o japoneses.
Hay que tener cuidado con las diferencias étnicas y el DI, por el impacto adverso: que una
prueba esté sesgada contra un grupo étnico determinado. Esto implicaría menor exactitud del
pronóstico. Además el impacto adverso va contra la legislación antidiscriminatoria, además de
connotaciones de tipo social y político.
El rendimiento académico se mide generalmente por la superación de los cursos del sistema
educativo y esas medidas reflejan las habilidades de los alumnos para demostrar el conocimiento
adquirido en su formación.
Muchos estudios afirman que G es el mejor predictor del rendimiento escolar, basándose en
4906 estudios que usaron los mismos instrumentos de medida.
La validez de G para éxito escolar: .6 a .7 en primaria, .5 a .6 en secundaria, .4 a .5 en
bachillerato y .3 a .4 en educación superior.
Jensen afirma que el descenso predictivo es resultado de la selección producto de la
trayectoria educativa. Recientemente han demostrado que G es menor predictor del rendimiento en
la educación superior que la clase social.
G sirve también para predecir resultados relevantes en la vida en general, como conductas
saludables, logros sociales, rendimiento en el trabajo y creatividad.
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en coeficientes de validez predictiva en estudios donde unas veces era significativo y otras no. Se
aludía a que los coeficientes de validez tenían que estimarse nuevamente para cada ámbito laboral.
Los meta-análisis han desconfirmado esta teoría. La variabilidad en validez era por
cuestiones estadísticas o de medición de la inteligencia o del rendimiento.
Los meta-análisis demuestran que las medidas de inteligencia G son eficaces predictores
del rendimiento en el trabajo, aunque en grado diverso, para todos los tipos de tareas.
Las teorías actuales explican la relación universal entre G y rendimiento laboral, ponen
énfasis en las variables que median esta relación. Campbell, con un modelo de rendimiento de 8
dimensiones demuestra que el rendimiento es función directa del Conocimiento declarativo,
procedimental y motivación.
Esos resultados encajan con la idea de otros autores de que G predice rendimiento laboral
porque sirve para pronosticar el aprendizaje y la adquisición de conocimientos en el trabajo.
Resumimos con que la validez de G para pronosticar rendimiento en todos los trabajos
provenga de que a mayor G es más probable que:
a) Adquieran mayor conocimiento declarativo y procedimental
b) Adquieran conocimientos específicos más rápido
c) Procesan mejor información más compleja
Esto es coherente con la teoría de la Gf y Gc de Catell, que sugiere que el conocimiento específico
es resultado de la inversión de G en el desarrollo de habilidades o conocimientos más específicos.
Para entender mejor el rendimiento ocupacional, se ha dicho que más importante que G, es
medir habilidades cognitivas específicas, conocimiento del trabajo o rasgos no cognitivos.
La motivación a veces puede ser mejor predictor del rendimiento laboral que la inteligencia.
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La utilidad de la entrevista en procesos de selección parece ser su capacidad para evaluar las
habilidades cognitivas generales.
Aunque usar otros predictores compuestos para pronosticar el rendimiento laboral, en lugar
de sólo la inteligencia G, ha recibido apoyos limitados, hay aspectos interesantes en ello.
Encuentran que la validez predictiva de las habilidades cognitivas está moderada por la
pertenencia a un grupo ocupacional determinado, y que depende de la complejidad del trabajo en
cada ocupación específica. La validez de pruebas cognitivas es mayor para ocupaciones más
complejas.
Otro estudio vió que G es predictor adecuado de rendimiento en el trabajo .41, rendimiento
como orientador .51 y en menor medida, también de rendimiento en la administración .27 y de
pertenencia a organizaciones profesionales .27
Los estudios meta-analíticos dan apoyo sólido a que la inteligencia general tiene un
importante poder predictivo sobre el rendimiento en el trabajo y el éxito en la formación.
Comprobado en numerosos estudios de distintos países y participantes.
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La habilidad cognitiva, junto con la autonomía en el trabajo y las habilidades específicas
predicen un 23% de conductas de ciudadanía y además son predictores eficaces del rendimiento en
sentido estricto. Las relaciones se aprecian:
AUTONOMIA
EN EL
TRABAJO
HABILIDADES
ESPECÍFICAS
PARA EL
PUESTO
Algunos autores explican esto por la hipótesis gravitacional. Plantean que las personas con
mayor habilidad cognitiva se orientan hacia actividades que requieren más cognición, y al contrario.
Por otro lado, la inteligencia general parece interactuar con la complejidad organizacional
sobre la satisfacción laboral. G está positivamente asociado a satisfacción laboral, pero cuando
complejidad laboral es constante la relación se vuelve negativa.
Sobre liderazgo, las relaciones oscilan de .60 en medidas de inteligencia percibida y .27 con
pruebas de papel y lápiz.
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Finalmente, se aprecia relación de G entre habilidades sociales y rendimiento laboral y el
salario. La relación entre habilidades sociales y rendimiento es mayor para trabajadores con altos
niveles de inteligencia, lo que se confirma para el salario.
EVALUACIÓN DE
SUPERVISORES
CONOCIMIENTO
DEL
TRABAJO
HABILIDAD RENDIMIENTO
COGNITIVA LABORAL
GENERAL (MEDIDAS OBJETIVAS)
Más adelante, añaden el conocimiento previo del trabajo a estos modelos causales,
definiéndolo como el conocimiento relevante para el puesto que se actualizaría con la formación.
G tiene una fuerte influencia causal sobre el conocimiento previo. Se aprecia una influencia
indirecta de G en el rendimiento, moderada por la adquisición de conocimiento laboral durante el
entrenamiento.
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HABILIDAD RENDIMIENTO
COGNITIVA LABORAL
MEDIDAS OBJETIVAS
Sin embargo, hay muy poco en la relación entre una y otra. Las relaciones no son tan claras y
evidentes. Puede haber cierto solapamiento conceptual entre algunos rasgos de personalidad e
inteligencia. Lo cual era lo que defendió Cattell.
Por otro lado, no se ha tomado en cuenta la intervención de una variable intermedia entre
inteligencia y personalidad, la inteligencia autoestimada. Se ha visto correlación medias de .30 entre
inteligencia autoeestimada e inteligencia medidas por tests.
Es posible que la personalidad influyera en estas autoestimaciones, y estas estuvieran relacionadas
con las puntuaciones de los tests de inteligencia.
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A raíz de la creencia que la inteligencia G no predice adecuadamente el éxito en la vida
diaria, algunas investigaciones usan concepciones alternativas. Mencionar la Inteligencia
Emocional, proveniente de las Inteligencias múltiples de Gardner.
Dentro de los teóricos de la Inteligencia Emocional, hay los que conciben la inteligencia
emocional como una habilidad, que permiten una definición más estricta de esta y quienes la
conciben como un abanico de rasgos de personalidad, de capacidades y habilidades no cognitivas
que favorecen el afrontamiento exitosos en los desafíos ambientales, como defendía Goleman.
Las emociones están presentes en el trabajo y es un error ignorar su presencia. Es posible que
esta área de estudio, la Inteligencia Emocional, nos ayude a comprender su influencia sobre el
rendimiento de los trabajadores.
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