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Homilía TeDeum Chajarí

Hoy nos convocamos en este solemne Te Deum, en esta Parroquia María


Auxiliadora que está celebrando su Jubileo, estamos cumpliendo sus 50 años
de vida Parroquial. Y nos convocamos, en este nuevo aniversario de la de la
declaración de la independencia, para darle gracias a Dios por nuestra patria,
por todos los bienes que recibimos de su mano generosa y providente.
Y es justo y necesario celebrar en un templo este aniversario, porque al
firmarse la declaración de independencia, de 29 diputados 12 eran clérigos. Es
decir que en el nacimiento de nuestra patria tuvieron mucho que ver los
hombres de fe.
En aquel 9 de julio nuestros patriotas soñaron una nación libre de toda
dominación extranjera y soberana. Pero a la vez con una dependencia especial
de Dios, porque reconocían al Señor como el dueño de las almas del pueblo
argentino, almas a las que compró a precio de sangre con su muerte en la cruz.
A la vez, son providenciales las manifestaciones del amor maternal y especial
de nuestra Santísima Madre María en las innumerables devociones y
manifestaciones, a la que el pueblo sencillo retribuye con gran amor y
veneración en todos los santuarios del país.
La riqueza económica de nuestra patria, es inmensa (por gracia de Dios) pero
hay una riqueza aun mayor para nuestra gente y son la fe, la vida y la familia.
Estas riquezas hoy en nuestro país están amenazadas de muerte, a través de
ideologías totalmente ajenas al sentir cristiano del pueblo argentino.
Nos decía la carta a los Gálatas: “Esta es la libertad que nos ha dado Cristo.
Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud”
(Gálatas 5,1)
La globalización tiene sus beneficios, pero a la vez sus riesgos si no se conoce
en profundidad los intereses de dominación y colonialismo, que hoy como
antes se ciernen sobre las naciones del mundo por parte de poderosos intereses
económicos y financieros.
No juzgo a las personas, sino trato solamente de exponer y alertar sobre el
peligro que presupone para una Nación adoptar formas de pensamiento y
comportamiento total-mente contrarias al orden natural y al plan de Dios para
el hombre.
Bien sabemos que el Padre Creador creó al varón y a la mujer por amor y para
amar, con una vocación de donación recíproca para bien de los esposos, y
generación y bien de los hijos.
Pero ha ido apareciendo en los últimos tiempos una devaluación y distorsión
de lo que es verdaderamente valioso: que es la Fe, la Vida y la Familia.
La Fe se ve despreciada por muchos como un pesado lastre del que hay que
liberarse.
La vida se relativiza llegando al extremo de abogar por el derecho a matar a
niños inocentes en el vientre de sus madres bajo la falacia del “derecho a
decidir”.
La familia se desnaturaliza promoviéndose la llamada perspectiva de género
que no es más que una ideología:

Al respecto, expresaba el Papa Emérito Benedicto XVI lo siguiente:


“Actualmente se considera a la mujer como un ser oprimido; así que la
liberación de la mujer sirve de centro para cualquier actividad de liberación
con el objetivo de liberar al ser humano de su biología. Se distingue entonces
el fenómeno biológico de la sexualidad de sus formas históricas, a las que se
denomina género, pero la pretendida revolución contra las formas históricas
de la sexualidad culmina en una revolución contra los presupuestos
biológicos. Ya no se admite que la “naturaleza” tenga algo que decir, es mejor
que el hombre pueda modelarse a su gusto, tiene que liberarse de cualquier
presupuesto de su ser: el ser humano tiene que hacerse a sí mismo según lo
que él quiera, sólo de ese modo será “libre” y liberado. Todo esto, en el fondo,
disimula una insurrección del hombre contra los límites que lleva consigo
como ser biológico. Se opone, en último extremo, a ser criatura. El ser
humano tiene que ser su propio creador, versión moderna de aquél “seréis
como dioses”: tiene que ser como Dios”.

También la carta a los Gálatas decía: “Ustedes, hermanos, han sido llamados
para vivir en la libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto
para satisfacer los deseos carnales: háganse más bien servidores los unos de
los otros, por medio del amor” (Gálatas 5,13)
Hoy Jesús nos ha traído a su Santo Templo, a la casa de Nuestra Madre María
Auxiliadora y detiene su mirada amorosa sobre cada una de las personas aquí
presentes, sobre cada uno de los ciudadanos de Chajarí. Una mirada de
compasión sobre cada uno de nosotros, porque también hoy muchos en
nuestra ciudad están “fatigados y abatidos como ovejas sin pastor”
¿Cómo puede distinguir una oveja en un terreno árido e inhóspito los buenos
pastos y el agua pura si no tiene pastor que la guie? El Señor, que es nuestro
hacedor, sabe que necesitamos imperiosamente de El (Buen Pastor) para poder
vivir plenamente. Una vida que no es solo material (biológica) como la de los
animales sino también espiritual, como decía San Agustín: “nuestra alma está
inquieta hasta que descanse en ti, Señor”.
Hoy Jesucristo también quiere recordar a nuestros gobernantes que han
recibido el encargo de pastorear a su pueblo y que deberán dar cuentas de lo
que han hecho con su mandato.
La misión de un gobernante, no es solamente, ni siquiera primeramente,
material (hacer obras) sino es fundamentalmente espiritual. De un modo
particular Dios le confía una parte de su rebaño para que gobierne con
sabiduría y prudencia al pueblo que camina hacia el encuentro definitivo con
Dios.
Con esto no se menosprecian todas las obras que ayudan a los habitantes a
vivir con dignidad, sino que solamente es necesario establecer prioridades.
Un pueblo que se aparta de Dios y sus mandatos nunca podrá ser próspero
aunque aparentemente lo parezca, porque si no se cuida y protege la vida y la
familia se contribuye a la destrucción de la sociedad. Sociedad en la que hay
diferentes maneras de vivir y pensar, pero el gobernante guiado por la recta
razón y la justicia debe promover el valor de la vida desde la concepción hasta
la muerte natural; la familia natural basada en la unión fiel y estable entre un
varón y una mujer. Todo lo que se aparte de esto, aunque parezca un “avance”
es un suicidio social.
Argentina necesita de cada niño, también de aquellos que están creciendo en la
panza de su mamá; necesita de familias fuertes, donde el padre y la madre
asuman las responsabilidades que le corresponden, donde los hijos se sepan
amados y valorados por sus padres.
Toda ideología que busque romper esta estructura natural y sobrehumana, y
todo el que la promueva, debe saber que está revelándose contra el diseño de
Dios, y que de Dios nadie se burla.
Hermanos: No perdamos nuestra libertad, no diluyamos nuestra fe, no
vendamos barato nuestros valores, como en el Antiguo Testamento cuando
Esaú le vendió la primogenitura a su hermano Jacob por un plato de lentejas
(cfr Génesis 25,29-34)
Permítanme destacar un punto del Evangelio de hoy. Jesús dice: “Vengan a mí
todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré” (Mateo 11,28).
¡Qué importante somos para Dios!
Nuestra vida le interesa a Jesucristo. A él le importa lo que nos pasa a cada
uno de nosotros. El verbo importar, significa “portar dentro”, importar por eso
también se utiliza para aquellas mercancías que entran a un país, son portadas,
son traídas, son transportadas adentro.
Cuando decimos que a Jesús le importan nuestros dolores quiere decir que Él
toma eso que nosotros somos y lo lleva adentro y lo carga dentro. Es
maravillosa la caridad de Jesús y hoy se manifiesta.
En lo personal, tengo que decir que me importa mi país, me importa mi
pueblo, me importan mis gobernantes por eso sigo la recomendación de san
Pablo en la primer carta a Timoteo cuando dice: “Ante todo, te recomiendo
que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos
los hombres, por los gobernantes y por las autoridades, para que podamos
gozar de paz y tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna” (1 Timoteo 2,1-
3).
Me importan, los llevo dentro y por eso en nuestras Eucaristías pedimos por
ustedes para que sean sabios, prudentes, para que puedan gobernar con justicia
y paz.
Pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine con su claridad y podamos
descubrir y valorar la belleza del plan de Dios.
Pidamos al Señor que nos guíe por el recto camino, sabiendo que habrá
dificultades pero con la colaboración e integración de todos los sectores
sociales podamos superar las diferencias que nos dividen y que hoy parecen
insalvables, pero para Dios no hay nada imposible, pidámosle ser artífices del
proyecto de país que soñaron nuestros antepasados.
Pidamos también a Nuestra Señora de LUJAN, patrona de Argentina, que su
amor de Madre nos cubra con su manto de protección.

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