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VERBOS CON VALOR REFLEXIVO Y VERBOS PRONOMINALES

Ya las Gramáticas de la RAE de 1771 y 1796 proponían llamar pronominales a


los verbos que se conjugan con los pronombres personales átonos (clíticos) sin
que el sujeto y el complemento directo sean referentes (reflexivos): «Los verbos
que nunca se usan sin pronombres personales, no debieran llamarse recíprocos,
ni reflexivos, sino pronominales.»
Desde la publicación de la Gramática de la lengua castellana (1847) de Andrés
Bello se habla de verbos reflexivos y cuasireflexivos o pseudoreflexivos. Andrés
Bello introdujo el término de construcción cuasi-refleja para hacer referencia a
las oraciones que, si bien no tienen un sentido inequívocamente reflexivo, se
asemejan a las oraciones reflexivas. El término abarca, a todas las
construcciones pronominales de carácter no reflexivo: medias o anticausativas
(La pobre mujer se emocionó al recibir el ramo), pasivo-reflejas (Se registraron
todas las habitaciones), impersonales-reflejas (Se come muy bien en este
restaurante), así como oraciones constituidas por un verbo inherentemente
pronominal (Este chico se queja de todo).
La Gramática de Alcina Franch / Blecua (1975: § 5.5) ya advertía que la
reflexividad no es un rasgo relevante para clasificar un verbo por su significado.
El Esbozo de una nueva gramática de la lengua española (Madrid, 1977: §
3.5.4) hace notar que el DRAE califica como pronominal a todo verbo o
acepción que se construya en todas sus formas con pronombres reflexivos: «La
calificación de reflexivos, que el mismo Diccionario aplicaba antes
uniformemente a estos verbos, no era propia para todos estos matices
significativos o expresivos. En cambio, la de pronominal, aunque atiende
únicamente a la forma, abarca los significados reflexivos y los que no lo son.»
El Diccionario de la lengua española de la RAE, a partir de la decimonovena
edición (1970), ya no califica el verbo lavarse ni alegrarse como reflexivo, sino
como pronominal. Y todos los verbos que se pueden conjugar con los
pronombres reflexivos (clíticos), tengan sentido reflexivo puro o no, llevan la
abreviatura: U. t. c. prnl. (= usado también como pronominal).
A pesar del cambio de nomenclatura de la RAE, algunos gramáticos, como
Marcos Marín (1980: § 13.8) siguieron clasificando los verbos como transitivos,
intransitivos, reflexivos, reflexivos formales o gramaticales y recíprocos.
En el Glosario de la terminología gramatical. Unificada por el Ministerio de
Educación y Ciencia. Madrid, 1986, § 153, publicada por Alonso Marcos, se
define el verbo transitivo como “aquel cuya acción pasa a una persona o cosa
distinta del sujeto que la ejecuta”. Para Alonso Marcos, “los verbos transitivos
pueden usarse en forma reflexiva y en forma recíproca”. De modo que los así
llamados verbos reflexivos son simplemente verbos transitivos en los que el
objeto directo tiene el mismo referente que el sujeto.
Gómez Torrego (Manual de español correcto, Madrid, 1991, pp. 89-90) es más
explícito: El verbo con valor reflexivo no es un verbo pronominal, sino un verbo
transitivo con el que los pronombres átonos actúan como objeto directo o
indirecto.
Para Rafael Lapesa (Estudios de morfosintaxis histórica del español. Madrid,
2000, pp. 817 ss.), los así llamados “verbos reflexivos” propiamente dichos son
simplemente verbos transitivos en los que el significado del verbo “reflexivo” es
el mismo que cuando es transitivo o de acción, solo que su complemento directo
tiene el mismo referente que el sujeto de la acción. Sin embargo, para las otras
construcciones en las que no hay un objeto directo correferente con el sujeto,
Lapesa cita la calificación de “cuasi-reflexivos” de Andrés Bello, y los denomina
“reflexivos interiores” porque presentan en forma “reflexiva” (pronominal) un
sentido distinto al que cuando son transitivos, cosa que no ocurre con los
“reflejos” propiamente dichos.
Finalmente, la RAE, en la Nueva gramática de la lengua española (2009),
clasifica los verbos, según sus funciones sintácticas, en transitivos, intransitivos
y copulativos. Algunos transitivos y muchos intransitivos puede ser, a su vez,
pronominales. Los así llamados verbos “reflexivos” no forman ninguna clase
especial, son simplemente verbos transitivos cuyo objeto tiene el mismo
referente que el sujeto. Desde el punto de vista semántico, los verbos se pueden
agrupar en dos grandes clases semánticas: clases aspectuales y clases
nocionales.
«El morfema pronominal átono que caracteriza a los verbos pronominales no es
argumental, por lo que no le corresponde propiamente una función sintáctica.
Así, el morfema se no constituye el complemento directo de despertar en El
niño se despertó, sino un segmento que forma parte de la constitución léxica del
verbo despertarse. Los mismos pronombres pueden ser también reflexivos, y en
tal caso se interpretan como argumentos.» (RAE: NGLE 2009, § 41.7.1c)
Extendiendo las propiedades sintácticas del verbo a las oraciones, se pueden
dividir estas en transitivas, intransitivas y copulativas. Las llamadas “oraciones
reflexivas” pueden ser transitivas, intransitivas y copulativas, en lo que
coinciden con las recíprocas. No constituyen, pues, una clase distinta, sino
clasificaciones cruzadas de los tipos anteriores.
Un mismo verbo puede ser:
1. transitivo no reflexivo: Pedro golpea a Juan.
2. transitivo de acción refleja: Pedro se golpea (a sí
mismo).
3. transitivo de acción recíproca: Pedro y Juan se
golpean el uno al otro.
4. pronominal intransitivo no reflexivo: Pedro se golpeó
en un brazo al caer.
5. pronominal transitivo: Pedro se golpeó la cabeza
contra la pared.

transitivo con complemento directo: Come


algo antes de salir.

transitivo con valor complemento y sujeto tienen el


reflexivo mismo referente: Me afeito.

transitivo con valor interacción entre dos personas:


verbo recíproco Se aman y se admiran
mutuamente.

transitivo pronominal No me creo esa historia.

intransitivo sin complemento directo: No


comas tan de prisa.

intransitivo Esas manchas solo se van con


pronominal lejía.

pronominal inherente Arrepentirse de un pecado.


pronominal con un El pulgón se ha comido el rosal.
dativo expresivo de La luz se está comiendo el color
interés de los muebles.

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