‘ UNIVERSIDAD DE PIURA
ESTUDIOS GENERALES
ANALISIS Y REDACCION DE TEXTOS tt
UNA HISTORIA DE ALTA MAR
EL NAUFRAGO "LOCO LoQUIN”
Un pescador de Pucusana y sus cinco dias abandonado en alta mar
El fotdgrafo Agapito Bellavista tiene una seviche
ria en Pucusana. El fin de semana pasado ingresa-
ron al local un grupo de pescadores. Tras el mos-
trador Agapito escuché "unas historias de esos pa
tas, cufiau” y, con cierta displicencia dijo que
creia haber oido que uno de ellos era "un ex néu-
frago". La curiosidad Ilev6 a la reportera Elsa
Ursula hasta Pucusana. Lo que pescé fue esta nota
ble historia de un hombre, Ernesto Sirvas, que ha
ce dos afios estuvo 120 horas abandonado en alta
mar, fue rescatado con vida y al llegar a puerto
fue detenido por la PIP "para que preste su mani-
festacién".
En Pucusana, todas las familias tienen un pariente al que se lo ha tragado el
mar. Nunca, hasta tiace dos afios, los pescadores habfan regresado. Pasaban tres dias
y la embarcacién que salia del puerto era declarada perdida, y las mujeres y los
hijos emprendian 1a retirada aconpafiadas Gnicamente de sus légrimas. Mientras, las
duefias de los barcitos pegados al muelle se persignaban viéndolos partir y cuando
ya el lanto no estaba ni en las sombras de sus ojos, se acercaban con bolsas de
plastico hacia el mar. Hacian tres cruces por sobre sus cabezas y recogian en
aquellas bolsas un poco de agua para colgarias en las cuatro esquinas de sus
tiendas. "Sirven para ahuyentar las moscas, el mal de aire y la muerte inconclusa®,
dijo Selene Rioja mientras abanicaba un plato de sopa. "Pero Io dejamos de hacer ef
dia que aparecio un muerto™.
Llegé caminando al quinto dfa. Cuando su mujer y su hija, su madre y su padre
regresaban del cementerio de poner flores en la cruz del pescador desaparecido. Una
camioneta los alcanz6 en el camino y les dijo que al hombre por el que lloraban lo
acababan de ver, quemado y leno de heridas, pero vivo, en medio de los abrazos de
jos pescadores del puerto. Entonces todos corrieron hacia allé.
Habfan salido a las once de la mafiana del 22 de marzo de 1990. Doménico
Fernandez, Carlos Gutti y Ernesto Sirvas "Loco Loquin" se embarcaron en la "Allin-
son", con cincuenta metros de red, un motor Escalibur, cuatro remos y comida para
una noche. Todos Ievaron aquella tarde dos mudas de ropa, y los tres tenian
prendido en el pecho una imagen de San Pedro y San Pablo bendita por el padre de la
iglesia de Pucusana el dia de la fiesta del pescador.. De los tres s6lo Gutti estaba
soltero y fue el Gnico @ quien vieron persignarse, mientras él y sus amigos eran
arrastrados por el mar que, indefectiblemente, se los iba a tragar para siempre.
Siete horas después apagaron el motor. Eran las 6 de la tarde. Estaban a 180
grados de su punto inicial y empezaron a remar hacia adentro. El mar estaba limpio
y el Gnico presagio del mal fue una fina luvia, que empezé a caer sin que nadie se
dé cuenta que el aviso de la mala suerte les estaba llegando del cielo. Entonces
tiraron las redes y se sentaron a esperar.-2-
Hablaron de los amigos, de las mujeres, de la primera vez que entraron al mar
cuando todavia no iban ni al colegio, y empezaron a agitarse con sus risas ya
confundir su movimiento con el del mar hasta que Gutti, un muchacho flaco de
dientes salidos y orejas grandes, empezé a sentir el frio del peligro y dijo que}
los peces anallaban en cualquier momento y que lo mejor era trabajar. Loco Loquin y
Doménico avanzaron hasta la popa y sacaron del fondo de un cajén de madera sus
ropas de agua y sus botas de hule, mientras le indicaban a Gutti que mantenga el
barco en posicién. Los dos se acercaron hasta la mitad de la embarcacién a
empezaron a jalar. Una tonelada y media de bonitos los recibié cuando las olas que
iban a ocasionar su desgracia se acomodaron debajo de la "Allinson" dispuestas a
empezar su trabajo.
Fue un golpe de muerte. La primera ola los cogié con los pescados ya dentro del
bote y cuando se dieron cuenta tenian media embarcacién repleta de agua. Gutti,
sentado en la proa, trataba de no perder el remo de ias manos mientras que Doménico
y¥_loguin rompieron las redes para perder peso y no hundirse. Los pescadores ya
estaban fuera de la nave cuando vino la segunda arremetida. La "Allinson" habla
perdido orientaciGn y se enfrentaba al mar sin que nadie pudiera detenerla. Cuando
terminé de caer la segunda ola, s6lo Gutti permanecia dentro mirando a Loquin y
Doménico que habian caido al mar. En eso vino la tercera. Mas grande. Inmensa como
una gorda prepotente. Y ya nadie pudo seguir viendo porque cuando se dieron cuenta,
los tres estaban en medio del mar con la vida sostenida en un palo que los unfa atin
a la barca.
Estaban prendidos a la lancha como sélo se prenden las ladillas a su presa. Con
desesperacién. Loguin y Doménico habfan logrado coger uno de los bordes de la
“Allinson", mientras sujetaban del hombro a Gutti y sélo sintieron que la muerte se
los iba a terminar de tragar cuando vino una cuarta ola que los separ6 a todos y se
Mev6 la lancha lejos de ellos. Era subir y bajar en medio de las olas como
corchos. Loquin vio a Doménico tratar de sujetarle la cabeza a Gutti para que no
siga tragando agua, y se unié a ellos.
Eran las tres de la mafiana. La presién del agua habia congelado las piernas de
Gutti y amoratado sus brazos. Entonces Loquin y Doménico empezaron la Ginica tarea
que podia mantenerlos con vida por unas horas mas hasta que salga el primer grupo
de rescate hacia ellos. Tenfan que voltear nuevamente la lancha. Cuando terminaron
eran las cuatro de la mafiana y tenian las articulaciones congeladas por el hielo
del mar. La Iluvia no habia parado y las piernas empezaban a ponerse moradas y a no
responder. Donénico fue el primero en subir a la lancha. Estaba repleta de agua,
pero no se hundia por los corchos que 61 y Loquin le habfan acomodado alrededor.
tos remos se habian quedado debajo de los asientos de la "Allinson" y Loco Loquin
los sacé y uno por uno los fue metiendo parados en los huecos que tenia la
embarcacién. De uno de ellos, como bandera, lo colgaron a Gutti que todavia
respiraba. Le quitaron la ropa y lo amarraran. Le dieron respiracién boca a boca
Para que bote todo lo que habia tragado. Le acariciaron el rostro y le dijeron que
Pronto llegarian por ellos. Y Gutti diciendo que si. Con la cabeza. Con los dedos
de 1a mano que ain le respondfan. Con los dedos de los pies. Y por primera vez se
Tieron. “Somos los tres chanchitos", dijo el Loco, y Doménico empezd a cantar una
cancion de su rancho bonito. Y asi estaban. Con 1a Ultima felicidad que la muerte
les permitfa disfrutar, cuando vieron a lo lejos que una lancha se acercaba hacia
ellos.
Eran las siete de la mafiana cuando 1a vieron pararse a lo lejos. Gutti traté de
mover sus brazos, pero sintié que los huesos se le rompfan. Era como si un pedazo
de hielo tratara de moverse y se partiera en mil pedazos. Lanz6 un grito de dolor y
se desmay6. Media hora después vieron a tres personas aparecer de esa embarcacién y
arrojar sus redes. Doménico se quité el polo que llevaba puesto y empezd a hacer
sefiales. Loquin y 61 gritaron hasta sentir que sus pulmones reventaban, pero no los
escucharon. Pasaron una, dos horas. Tres horas. Y cuatro. Los tres. se habian
abrazado con la mirada puesta en aquel barco que llegaban a ver a lo lejos. Los vieast
ron arrojar las redes y tres horas después recogerlos. "gSe van a ir?", preguntd
Gutti con un cachito de voz, a sus compafieros. Lo miraron. Tenia los ojos hundidos
y las ojeras le habian abrazado la cara hasta cambiarle el color. Estaba Ilorando y
amarrado como estaba, con calzoncillos por toda ropa parecia un Cristo sin ganas de
morir. Donénico se acercd y lo agarré de los honbros "Nos van a ver -le dijo-. Te
lo prometo". Y volvié a coger el polo y a agitarlo junto a sus Gnicas esperanzas.
Vio la otra embarcacién. Eran tres y estaban felices. Volvié a mirar a Gutti y le
noté la respiracién ajustada. £1 pecho reventando entre sus huesos. Podfa contarle
las costillas agitadas de una respiracién que se le iba. Y entonces volvié a girar
la cabeza para dar el Gnico grito que solt6 aquel dia. La embarcaci6n se habia ido.
Cuando regresé la cabeza, Gutti habfa muerto. Eran las 3 de la tarde.
Lo dejaron colgado hasta que la carne se le empez6 a reventar como flores y los
pajaros llegaron en circulos. No habian comido nada desde hacia 27 horas y Doménico
empezaba a sentir los estragos del cansancio y el frio. "Mis piernas no we quieren
responder, Loquin", le dijo. Entonces el otro muchacho que habia permanecido sin
moverse apoyado en uno de los remos, fue hasta el cadaver de Gutti, lo desamarré y
lo llevé hasta Ios asientos de la "Allinson" para volverlo a amarrar debajo de
ellos. Anbos se quedaron entonces parados al borde de la lancha, apoyados en
los remos y viendo 1a cara del amigo muerto debajo de ellos. Nadie sabe cuanto rato
estuvieron en esa posici6n. Loguin estaba cerrando los ojos, confundiendo la
oscuridad de sus retinas con la negrura de la noche cuando sintié la primera cafda.
Doménico se habia quedado dormido y sus piernas ya moradas se habian quebrado.
Loquin se tiré al mar y logré sacarlo. Lo levanté pidiéndole que por favor no se
vaya a morir. Que no lo deja solo. Le cacheteé la cara, le mordié los brazos para
calentarle el cuerpo, le palmed las piernas hasta que los dedos le dolieron y le
juré que lo sacarfa con vida de allf, "Prométemelo", le dijo Doménico, mientras
Loquin lo amarraba a unos de los remos. "Palabra de pescador", le replicé.
“Entonces amarrame bien al palo, no me quiero caer justo cuando ya nos van a
salvar" -le brome6.
"Ademés me quiero dormir, Loquin", le dijo, "tengo el cuerpo destrozado’
Se qued6 junto a 61 y pens6 que ésa era la hora que los peces acostumbraban a
salir. Se tiré al mar. Buced durante dos horas sin encontrar nada. Entonces recordé
que ellos habian Ilevado comida y que algo debié haber quedado en la bodega. Entré
nuevamente al "Allinson" se sumergié junto a Gutti, el amigo muerto y entré a la
bodega. No habfa nada. La bolsa de yute donde su madre le habia acomodado las
Provisiones estaba vacia. Removié maderas, pedazos de red, los corchos que flotaban
por allf, se enred6 con un pantalén que aGn continuaba en la bodega haste que los
vio. Estaban atracados en el Gnico hueco que dejé 1a madera en ese lugar. Eran dos
limones y una papa. Salid con la felicidad en las manos y se paré sobre la barca
con la alegrfa mis grande de su vida, y fue donde Doménico a darle de comer. Le
dijo que eso les durarfa hasta el otro dia en que ya debfa haber salido una lancha
a buscarlos y que ahora sf estaba seguro que vivirfan. Y fue entonces que se dio
cuenta. Los ojos cafdos, la cara rigida- La espuma en la boca, los pies sin buscar
apoyo. El cuerpo negro, las aves volando en circulo. Loguin estaba solo.
Pas6 toda la noche apoyado en uno de los remos hasta que sintié que la muerte
estaba jugando con @1 como el gato con el ratén. Que lo agarraba, lo mordia, lo
soltaba. Lo herfa. Miré sus piernas y abajo de ellas, ahora a sus dos amigos. Con
los ojos abiertos. Rigidos. Acompafiéndolo hasta en la muerte. Ya se habia comido
uno de los limones y la papa cruda cuando sintié que los estragos de la sed le
estaban reduciendo las fuerzas. Record6 una clase de supervivencia que le dieron
cuando estaba en la Marina, hace dos afios. "... y cuando ya no tengan nada que
comerse empiezan por ustedes mismos. La pila, las ufias. Todo...". Bajé sus manos.
No tenia ganas de orinar. Trat6 de concentrarse, de pensar en los chorritos de agua
que caen del cafio malogrado de a abuela, en las gotas de agua de un vaso que ya ha