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Tema 1. Introducción.

Los objetivos de este tema son:


* repasar algunos conceptos fundamentales para el estudio de la Personalidad (definición de
personalidad, estado, rasgo, dimensión, tipo)
* entender dos problemas de la ciencia de la Personalidad: i) la consistencia de los rasgos de
personalidad en distintas situaciones, y ii) los inconvenientes de los instrumentos utilizados
para evaluar la personalidad (cuestionarios) y de los instrumentos alternativos propuestos
* darse cuenta de los distintos enfoques utilizados para describir la personalidad.

Repaso de algunos conceptos.


- Estado: Afectos, impulsos, y fisiología auto-percibidos durante un corto periodo de tiempo,
desde un instante a un día.
Otra definición de estado: Formas concretas de actuar, sentir, o pensar de corta duración.
- Hábito: Conducta consistente.
- Rasgo: conjunto de hábitos correlacionados.
Dimensión y tipo.
- Dimensión: conjunto de rasgos correlacionados.
- Tipo: dos definiciones: 1) constelaciones únicas de rasgos sin grados intermedios (ej.,
extrovertido o introvertido, sin ambivertido; ésta podría ser una definición cualitativa), o 2)
extremos de un rasgo (ej., la gente que puntúa alto en el rasgo de extraversión son
extravertidos; la gente que puntúa bajo, son introvertidos, y la gente que puntúa medio son
ambivertidos; ésta podría ser una definición cuantitativa).
- Personalidad: El concepto de personalidad se refiere a los aspectos relativamente estables y
duraderos de una persona que la distinguen de otras personas y que permiten hacer
predicciones sobre su conducta futura.

El debate de la consistencia de la personalidad (o el debate de la persona-situación,


o la paradoja de la personalidad).
La definición anterior de personalidad quiere que cada persona tenga algunas características
que persistan a lo largo del tiempo y en diversas situaciones. Este último aspecto (la
consistencia de la conducta en diversas situaciones) ha sido objeto de una polémica, que
todavía no está completamente resuelta. Hay dos puntos de vista: i) una conducta dada varía
de una situación a otra; por tanto, no se puede hablar de aspectos estables de la personalidad
(rasgos y dimensiones), y la conducta de una persona depende exclusivamente de la situación,
y ii) la conducta es relativamente estable de una situación a otra; por tanto, se puede hablar de
rasgos de personalidad, que se manifiestan en una situación y en otra, y dirigen la conducta de
la persona en cada situación.
Esta polémica ha durado desde final de los años 1920 hasta los años 1980. Comenzó con los
resultados del estudio de Hartshorne y May (1928) sobre el "carácter moral" de los niños y
adolescentes, y acabó, aparentemente, en la década de 1980, con el uso del principio de
agregación. El ejemplo siguiente, tomado de un artículo de Mischel y Peake (1982), ilustra la
polémica.
Se intentó evaluar el constructo "responsabilidad" en 63 estudiantes voluntarios de la Universidad Carleton. Para
evaluar este constructo, se midieron las conductas siguientes: asistencia a clase, asistencia a sesiones de estudio,
pulcritud de los trabajos, puntualidad en la entrega de trabajos, puntualidad en las sesiones de la asignatura,
limpieza de la habitación, y pulcritud de la apariencia personal. Se tomaron varias medidas de la misma
conducta.
Primeramente se evaluó la estabilidad temporal de las conductas (p.ej., se calculó el coeficiente de correlación de
la asistencia a clase el día 1 con la asistencia a clase el día 3) y, en general, los coeficientes de correlación fueron
relativamente altos y positivos (el coeficiente de correlación medio fue de 0.65). Por tanto, las conductas eran
relativamente estables a lo largo del tiempo.
Luego se abordó la cuestión relevante: si las distintas conductas correlacionaban entre sí (p.ej., si asistencia a
clase correlacionaba con puntualidad en la entrega de trabajos, si pulcritud de los trabajos correlacionaba con
puntualidad en ir a clase, etc.). Antes de calcular los coeficientes de correlación, se sumaron las puntuaciones de
cada conducta a lo largo del tiempo (p.ej., se sumaron las puntuaciones de asistencia a clase en los días 1, 6, 11,
16) y se calculó el coeficiente de correlación entre las conductas agregadas (esta agregación aumenta la
fiabilidad de la conducta medida). Se encontró que algunas conductas correlacionaban con otras [p.ej., asistencia
a clase correlacionaba con asistencia a una cita (coeficiente de correlación (r)=0,67), con puntualidad en la
entrega de trabajos (r=0,53), con lecturas de clase completadas (r=0,58), y con tiempo de estudio (r=0,31)], pero
no con otras conductas [p.ej., asistencia a clase no correlacionaba con puntualidad en clase (r=-0,03), ni con
pulcritud de los trabajos (r=-0,04)]. En conjunto, la correlación entre las distintas conductas agregadas era
pequeña (coeficiente de correlación medio=0,13). En conclusión, el constructo (o rasgo) "responsabilidad" no
estaba formado por un conjunto de conductas habituales correlacionadas (como indica la definición de rasgo);
más bien, se dan patrones de correlación entre algunas de las conductas (pero no todas las conductas) que miden
la "responsabilidad".
De este estudio, y de otros estudios hechos entre los años 1920 y 1980, se puede concluir que
i) las variables evaluadas (conductas o puntuaciones en los cuestionarios de personalidad) son
relativamente estables a lo largo del tiempo,
ii) cada persona tiene una disposición a actuar de una forma dada (rasgo); la medida de este
rasgo es la media aritmética de las distintas conductas que constituyen el rasgo, pero
ii) la conducta de una persona en una situación dada depende del rasgo y de la situación.
En la década de 1980, la solución que se aceptó para el debate "persona-situación" fue aceptar
la existencia de rasgos de personalidad (o disposiciones a obrar de una manera determinada)
que se revelarían agregando las distintas medidas de ese rasgo (principio de agregación).
Aunque esta solución se mantiene hoy en día, no es óptima porque no permite examinar las
diferencias individuales de personalidad en situaciones dadas (p.ej., una niña puede ser
agresiva con su hermana pero no con su hermano, un niño puede ser agresivo con su hermano
menor pero no con su hermano mayor; el promedio de las puntuaciones de agresividad de los
dos niños puede ser parecido, pero las condiciones en que cada niño es agresivo son
diferentes).
Por tanto, se ha propuesto un modelo de personalidad que tiene en cuenta el rasgo y la
situación: el modelo del sistema procesador cognitivo-afectivo, propuesto por Mischel y
Shoda (1995). Este modelo considera que la conducta de una persona en diversas situaciones
constituye un perfil característico de esa persona (los autores lo denominan "firma conductual
de la personalidad"); el perfil podría expresarse de la forma "si…entonces…" (p.ej., si la
situación es A, la conducta es X; si la situación es B, la conducta es Y). Un estudio de Shoda,
Mischel, y Wright (1994) ilustra estos conceptos.
Se examinaron diversas conductas de un grupo de niños en un campamento de verano. Las conductas fueron
agresión verbal, agresión física, sumisión a un compañero o a un instructor del campamento, conducta infantil o
de quejidos, y charla social. Se observó, cada hora, la frecuencia con que cada niño expresaba las conductas
anteriores en las situaciones siguientes: cuando otro niño iniciaba contacto positivo, cuando otro niño se burlaba,
provocaba, o amenazaba, cuando un adulto le alababa, cuando un adulto le hacía una advertencia, cuando un
adulto le castigaba. Había 60 niños y 24 niñas, de edad entre los 6 y 13 años, y con problemas de ajuste social
(conducta agresiva en casa y en la escuela). Setenta y siete observadores adultos observaron la conducta de los
niños durante 6 semanas.
La figura siguiente muestra el perfil de 4 niños en agresividad verbal en las cinco situaciones anteriores:
4

2
agresión verbal

-1

niño 17
niño 9
-2 niño 28
contacto de otro niño alabanza de un adulto castigo de un adulto niño 48
burla de otro niño advertencia de un adulto

el valor 0 de agresión verbal es la agresión verbal media del grupo de niños


- el niño 17 es agresivo cuando es castigado por un adulto, pero no cuando otros niños se burlan de él; su
agresividad es normal (media del grupo) cuando recibe alabanzas o advertencias de un adulto,
- el niño 9 es agresivo cuando un adulto le alaba, le castiga, y sobre todo le hace advertencias; su agresividad es
moderada frente a otros niños,
- el niño 28 es agresivo cuando otros niños intentan interaccionar con él, pero no muestra agresividad frente a los
adultos,
- el niño 48 es agresivo cuando un adulto le alaba, pero no lo es en las otras situaciones.
En este modelo, el perfil de cada individuo, y no un rasgo, es característico de ese individuo.
La pregunta práctica es: ¿cómo se evalúan los perfiles situación-conducta anteriores? Mischel
y Shoda no proponen un método, pero otros autores (Vansteelandt y Van Mechelen, 2004;
Fleeson, 2001) han propuesto un procedimiento. La descripción siguiente es una versión muy
simplificada del artículo de Vansteelandt y Van Mechelen.
Los autores consideran que la conducta de una persona en una situación dada depende de las
características de la persona (el rasgo de esa persona), de las características de la situación, y
de las características de la conducta evaluada (la triada persona-situación-respuesta). Por
ejemplo, la figura siguiente
conducta hostil externalizada
1,2

1,0

0,8
conducta hostil

0,6

0,4 persona1
persona2
persona3
persona4
0,2

0,0
pérdida documento 20 min tarde mancha cafe

muestra 4 personas que muestran conducta hostil (ej., dar un portazo, o gritar a otra persona)
en 3 situaciones frustrantes: i) un compañero pierde nuestros apuntes necesarios para el
examen (y no tenemos una copia), ii) un compañero llega 20 minutos tarde a una cita, y iii) un
compañero derrama algo de café en nuestra manga. Los autores aplican un procedimiento
para clasificar las personas en un grupo concreto; p.ej., en la gráfica anterior, las personas 1 y
4 tienen el mismo perfil, y las personas 2 y 3 también tienen el mismo perfil; por tanto, hay
dos grupos: uno formado por las personas 1 y 4, y otro formado por las personas 2 y 3. Dentro
de cada grupo, la probabilidad de que una persona haga una conducta concreta, en una
situación concreta, se calcula mediante una ecuación de regresión, donde la variable
dependiente es la probabilidad de que ocurra la conducta, las variables independientes son la
característica de la situación y la característica de la conducta, y el intercepto es la
característica de la persona (rasgo).
Los datos siguientes, tomados del estudio de Vansteelandt y Van Mechelen, muestran como se evalúan las
características de la situación, de la conducta, y del sujeto (los sujetos fueron 338 estudiantes de Psicología):
i) característica de la situación. Las situaciones frustrantes son las tres situaciones anteriores, y un grupo de 10
miembros de la Facultad de Psicología de la universidad de Lovaina evaluaron el carácter frustrante de las
situaciones, en una escala de 7 puntos; el número en paréntesis indica el grado de frustración: un compañero
pierde nuestros apuntes (6,60), el compañero llega 20 minutos tarde (4,40), café derramado (2,80).
ii) característica de la conducta hostil. Se propusieron 5 conductas de hostilidad internalizada (me alejo de la
gente, pongo cara de disgusto, estoy más enfadado de lo que reconozco, critico a otros en secreto, estoy
enfadado, pero no lo manifiesto) y 5 conductas de hostilidad externalizada (hago acciones como dar un portazo,
digo cosas desagradables, hago observaciones sarcásticas a otros, discuto con otros, pierdo mi compostura). Se
pidió a los sujetos del estudio que indicaran, en una escala de 3 puntos, la probabilidad de que hicieran una de las
conductas anteriores.
iii) características del sujeto. Los sujetos del estudio completaron un cuestionario que evalúa hostilidad; cada
ítem del cuestionario se evaluó en una escala de 7 puntos.
Los autores del estudio utilizaron un programa de ordenador para clasificar los 338 estudiantes en 3 grupos, y
para calcular la probabilidad de que cada estudiante llevara a cabo una conducta hostil concreta en una situación
concreta.
¿Cuál es la importancia en la vida real de este enfoque? Al final de su artículo, Vansteelandt y
Van Mechelen concluyen que "los modelos presentados en este artículo son una herramienta
prometedora para estudiar las diferencias individuales en los perfiles situación-conducta;
pueden hacer accesibles a la investigación experimental las complejas interacciones de las
personas, las situaciones y las respuestas, y pueden ayudar a entender qué cosa en la persona
interacciona de qué manera con qué cosa de la situación." Por tanto, este enfoque es
prometedor, pero su uso se ha de generalizar tanto en la investigación como en la clínica.

Hay otro enfoque, propuesto por Fleeson (2001), que también tiene en cuenta la variabilidad
de la conducta de cada individuo. En este enfoque, se mide una conducta (representativa de un
rasgo de personalidad) de cada persona durante varios días y se calcula una distribución de
frecuencias. La media y la desviación típica de esa distribución son características de cada
individuo: la media es una medida del rasgo, mientras que la desviación típica es una medida
de la conducta en diversas situaciones. Por ejemplo, el autor (Fleeson) llevó a cabo un estudio
en el que los sujetos (46 estudiantes de Psicología) contestaron un cuestionario cada 3 horas,
entre las 12 del mediodía y las 12 de la noche, durante 13 días. Cada cuestionario
correspondía a un adjetivo de las dimensiones del modelo de los Cinco Grandes Factores de
Personalidad (p.ej., para la dimensión de Extraversión, el adjetivo era "hablador", y cada
sujeto tenían que indicar, en una escala de 1 a 7, cuan hablador era en la hora anterior). Las
figuras siguientes muestran dos casos:
frecuencia

sujeto 1 sujeto 2

1 2 3 4 5 6 7
“intensidad de hablador”
El eje de ordenadas indica el número de veces que el sujeto ha marcado la puntuación del eje
de abscisas. El sujeto 1 (curva continua) puntúa bajo en la característica "hablador", mientras
que el sujeto 2 (curva punteada) puntúa alto; además, la desviación típica de las dos curvas es
pequeña, lo cual indica que el sujeto 1 es poco hablador la mayor parte del tiempo, mientras
que el sujeto 2 es hablador la mayor parte del tiempo. La situación es diferente en la figura
siguiente:
frecuencia

sujeto 1

sujeto 2

1 2 3 4 5 6 7
“intensidad de hablador”
En este caso, el sujeto 1 es poco hablador en conjunto (media ≈ 3,5), mientras que el sujeto 2
es algo más hablador (media ≈ 4,7). No obstante, la desviación típica de ambas curvas es
grande, por lo que el sujeto 1 se comporta algunas veces como poco hablador (puntuación de
1 o inferior) y otras veces como muy hablador (puntuación de 6 o superior). De la misma
manera, el sujeto 2 puede ser poco hablador (puntuación de 2 o inferior) o muy hablador
(puntuación de 6 o superior). Por ejemplo, según Fleeson, una persona con una media de 5 y
una desviación típica de 1 estaría en la puntuación de 3 un 11% de las veces, en la puntuación
de 4 un 28% de las veces, en la puntuación de 5 un 43% de las veces, y en la puntuación de 6
un 11% de las veces.
Según los resultados del estudio de Fleeson, la mayoría de las personas pasan por diversos
grados de cada dimensión del modelo de los Cinco Grandes Factores; p.ej., una persona es a
veces más introvertida, a veces más extravertida.
Parece claro que las diferencias individuales se han de expresar en función del rasgo y de la
situación; ahora bien, todavía no disponemos de un método sencillo para eso.

Medida de la conducta en la evaluación de la personalidad.


Funder (2001), habla de la triada persona, situación, y conducta en la expresión de la
personalidad. Comenta este autor que la triada está desequilibrada, ya que se ha estudiado
bastante la persona, menos la situación, e incluso menos la conducta. Ahora bien, si existen
diversos cuestionarios para evaluar la personalidad, ¿vale la pena realizar medidas
conductuales? La respuesta es sí, porque los cuestionarios de personalidad tienen dos
inconvenientes: a) evalúan los rasgos de personalidad, pero no tienen en cuenta la situación
(es decir, evalúan la disposición del sujeto a obrar de una manera dada en general,
independientemente de la situación concreta), y b) las respuestas son subjetivas (es decir, el
sujeto responde según cree que las preguntas aplican a si mismo, tanto si realmente es así
como si no); por tanto, sería deseable poder medir de forma objetiva las conductas que
constituyen los rasgos de personalidad. En el momento actual, ¿qué métodos se han propuesto
para medir las conductas características de los rasgos de personalidad? Se encuentran los
métodos siguientes:
* el Nonverbal Personality Questionnaire (Cuestionario no verbal de personalidad) (Paunonen
y cols., 1990). Este cuestionario evalúa el Personality Research Form (Formulario de
investigación de la personalidad; Jackson, 1984) mediante dibujos. Cada ítem consiste en un
dibujo estilizado de una persona ejecutando una acción: la persona que responde al
cuestionario tiene que indicar, en una escala de 1 a 7, la probabilidad de que ejecute dicha
acción; p.ej., para evaluar la búsqueda de emociones, se muestra un dibujo de una persona
tirándose al mar donde se ven aletas de peces (¿tiburones?); para evaluar la solidaridad, se
muestra un dibujo de un ciego pidiendo dinero, y otra persona a punto de dar el dinero; para
evaluar la agresividad, se muestra un dibujo de un jugador de tenis rompiendo la raqueta
después de haber fallado el golpe a la pelota. Cada rasgo se evalúa mediante 8 dibujos.
El coeficiente de correlación de cada rasgo evaluado mediante dibujos con el mismo rasgo
evaluado mediante el cuestionario origen está en el intervalo 0,33 - 0,74, siendo el coeficiente
de correlación medio de 0,52. Por el contrario, el coeficiente de correlación medio de cada
rasgo evaluado mediante dibujos con los rasgos no correspondientes de la escala origen es de
0,18.
Las ventajas de un cuestionario no verbal son: i) no hay necesidad de traducirlo a otros
idiomas; por tanto, se puede usar en diversas culturas, ii) puede usarse con personas que no
sepan leer, iii) puede usarse con niños (que pueden no comprender bien los ítems verbales).
* el EAR (Electronically Activated Recorder, o Grabadora activada electrónicamente) (Mehl,
Gosling, y Pennebaker, 2006). Este enfoque parte de la base de que la personalidad se expresa
en la vida de las personas; por tanto, un registro de lo que hace el sujeto en momentos
diferentes de su vida diaria permitirá inferir algo sobre su personalidad. El registro consiste en
grabaciones cortas de sonidos, durante dos días, mediante una grabadora digital que el sujeto
lleva en un bolsillo o en una funda para teléfono móvil; la grabadora está programada para
que se active y registre los sonidos ambientales en momentos desconocidos para el sujeto (el
sujeto lleva un micrófono en el cuello de la camisa). Después de la última grabación, y antes
de que se analicen los sonidos, los sujetos pueden escuchar las grabaciones y eliminar los
fragmentos que quieran. Los sonidos se clasifican, por un grupo de personas entrenadas, en
estas categorías: interacciones (si el sujeto está solo o habla con otras personas), lugares
(donde está el sujeto: en el bar, en la tienda, etc.), actividades (comiendo, escuchando música,
etc.), estado de ánimo (si el sujeto ríe, llora, suspira), uso del lenguaje (si dice palabras que
reflejan emociones positivas o negativas, si dice frases en presente o pasado, si dice
palabrotas, etc.). Otro grupo de personas asigna puntuaciones (de 1 a 7) a los sonidos que
reflejan rasgos según el modelo de los Cinco Grandes Factores de Personalidad; p.ej., los
extrovertidos participan en más conversaciones y están menos tiempo solos que los
introvertidos; los sujetos altos en Responsabilidad pasan más tiempo en clase, en el campus, y
dicen menos palabrotas que los sujetos bajos en Responsabilidad.
Los resultados del estudio muestran una correlación entre las puntuaciones de los
participantes en el inventario Big Five (un cuestionario corto para evaluar los cinco grandes
factores de personalidad) y las puntuaciones resultantes del análisis de los sonidos. No
obstante, se observa un efecto de género; p. ej., el número de conversaciones en grupo,
especialmente en grupos mixtos de hombres y mujeres, refleja extraversión solo en las
mujeres; la frecuencia de suspiros, o el tiempo empleado en un trabajo, son mayores en las
mujeres bajas en Responsabilidad (pero no en los hombres); etc.
* el "Riverside Behavioral Q-sort". Es un conjunto de 64 ítems que describen conductas y
actitudes que ocurren en una interacción social. La tabla siguiente muestra algunos ítems:
ítem número ítem
1 se da cuenta de que está la cámara de vídeo o en un experimento
10 ríe con frecuencia
11 sonríe con frecuencia
17 muestra un amplio espectro de intereses (ej. habla sobre muchas cosas)
20 expresa criticismo (de cualquiera o de cualquier cosa)
21 es hablador
25 expresa simpatía hacia el compañero
28 manifiesta conducta condescendiente (como si fuera superior al compañero)
32 actúa irritado
35 expresa hostilidad
44 dice o hace cosas interesantes en esta interacción
47 culpa a otros (por cualquier cosa)
57 habla en voz alta (grita)
61 parece no participar en la interacción
63 parece que juega

Los autores de este "Q-sort" (Funder, Furr, y Colvin, 2000) sometieron los sujetos (92
alumnos y 92 alumnas de universidad) a una interacción de 5 minutos (cada hombre
interaccionaba con una mujer desconocida, y viceversa); la interacción se grabó en vídeo. Las
conductas se evaluaron de la forma siguiente: cuatro jueces (personas familiarizadas con los
ítems, pero desconocedoras de los participantes) examinaron la grabación de cada participante
dos veces: en la primera, seleccionaron, grosso modo, los ítems con relevancia positiva en la
interacción, con relevancia negativa en la interacción, y los ítems irrelevantes; en el segundo
examen de la grabación, los jueces distribuyeron los ítems en 9 categorías (desde
negativamente características (puntuación de 1) a altamente características (puntuación de 9);
los ítems menos relevantes recibieron puntuaciones intermedias). Cada sujeto tiene unos ítems
que contribuyen más o menos a la interacción, y esos ítems pueden coincidir, o no, con los
ítems de otro sujeto; es como si cada sujeto mostrara un perfil característico en la interacción.
* El test miokinético. La forma de movernos, ¿revela algo acerca de cómo somos? Si la
respuesta fuera sí, habría que diseñar un procedimiento para evaluar algún aspecto de la
personalidad a partir de los movimientos que hacemos. En la década de 1940, Emilio Mira y
López desarrolló un método (el psicodiagnóstico miokinético) para evaluar la disposición
motora a partir de las líneas dibujadas por el sujeto en un papel. En el siglo XXI, José María
Tous mejoró el procedimiento y comprobó su validez y fiabilidad. A continuación, se expone
un breve resumen del procedimiento del profesor Tous. (Tous, Viadé, Muiños, y Pont, 2004.)
El sujeto a evaluar pasa un lápiz sensor sobre las líneas patrón presentes en el aparato (en el
dibujo siguiente, las líneas patrón son las más gruesas):
y, a continuación, el sujeto traza las líneas sin visión (en el dibujo solo se muestran 3 líneas;
una pantalla delante de los ojos impide al sujeto ver los dibujos); un programa informático
mide la longitud de la última línea hecha sin visión. El sujeto dibuja con su mano dominante
(derecha si es diestro, izquierda si es zurdo) y con su mano no dominante; se miden las líneas
hechas con ambas manos (el dibujo muestra solo las líneas hechas con una mano).
Idealmente, el sujeto tendría que dibujar varias líneas superpuestas e indistinguibles; en la
práctica, el sujeto dibuja varias líneas no superpuestas de distinta longitud. De cada conjunto
de líneas, se mide lo siguiente (ver dibujo anterior):
DP1 y DP2: distancia desde el centro de la última línea trazada al centro de la línea patrón en
el plano vertical; mano no dominante y dominante
DP3 y DP4: distancia desde el centro de la última línea trazada al centro de la línea patrón en
el plano horizontal; mano no dominante y dominante
DP5 y DP6: distancia desde el centro de la última línea trazada al centro de la línea patrón en
el plano horizontal, dirección sagital; mano no dominante y dominante
LL: promedio de la longitud de la última línea de los seis conjuntos de líneas
DS1 y DS2: distancia horizontal desde la última línea trazada a la línea patrón en el plano
vertical
DS3 y DS4: distancia horizontal desde la última línea trazada a la línea patrón en la dirección
sagital
DS5 y DS6: distancia vertical desde la última línea trazada a la línea patrón en el plano
horizontal.
Las medidas anteriores correlacionan con algunos factores del modelo de los Cinco Grandes
factores de personalidad:
- DP6 correlaciona negativamente con cordialidad en mujeres adolescentes (r=-0,20) y en
hombres adolescentes (r=-0,23)
- los policías y los presos tienen distinta longitud de la línea DP6; también la tienen los presos
y los estudiantes universitarios
- DP4 correlaciona positivamente con extraversión en mujeres adolescentes (r=0,35)
- DP5 correlaciona positivamente con neuroticismo en mujeres adolescentes (r=0,19).
Tres de los procedimientos anteriores para evaluar la personalidad (el Nonverbal personality
questionnaire, el EAR, y el Riverside Behavioral Q-sort) son susceptibles a distorsión por
parte del sujeto, ya que éste se da cuenta de que están evaluando su conducta (por ejemplo, el
sujeto puede ejecutar ciertas conductas para dar una buena imagen). El test miokinético es
mucho menos susceptible a distorsión, ya que el sujeto no asocia el trazo de las líneas con la
medida de la personalidad.

Enfoques para el estudio de la Personalidad.


La descripción de la personalidad se ha hecho desde distintos puntos de vista. Los enfoques
utilizados son:
- enfoque psicoanalítico; ej., contribuciones de Freud, Adler, Jung, Horney
- enfoque basado en el aprendizaje; ej., contribuciones de Skinner, Bandura, Mischel
- teorías cognitivas de la personalidad; ej., contribuciones de Kelly, Ellis
- teorías humanistas de la personalidad; ej., contribuciones de Maslow, Rogers
- enfoque basado en rasgos de personalidad; ej., contribuciones de Cattell, Eysenck, el modelo
de los Cinco Grandes Factores de la Personalidad.
En esta asignatura estudiaremos los modelos de Personalidad basados en rasgos.

Bibliografía.

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Reconceptualising situations, dispositions, dynamics, and invariance in personality structure.
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Multidimensional individual differences in situation-behavior profiles. Journal of Research in
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Libros (están en la biblioteca)

David C. Funder. (2001). The personality puzzle, 2a edición. W.W. Norton & Co.: Nueva
York. Capítulo 2 (Clues to personality: The basic sources of data) y Capítulo 4 (Personality
traits and behavior).

Lawrence A. Pervin. (1998). La ciencia de la personalidad. McGraw-Hill Interamericana de


España: Madrid. Capítulo 2 (Los elementos rasgo de la personalidad).

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