Sucesión en Corea del Norte, ¿el fin de la era Stalinista?
Si bien los norcoreanos no han confirmado ni desmentido la información, Corea del
Sur asegura que la presentación de Kim Jong-Un al mundo hace oficial el proceso de sucesión.
El Partido de los Trabajadores de Corea del Norte celebró el 28 de septiembre
pasado una reunión extraordinaria en Pyongyang. Se trató de la primera sesión especial de la organización en 44 años, la cuál se convirtió en el paso previo para preparar la sucesión del líder del régimen comunista norcoreano, Kim Jong-Il. A raíz del derrame cerebral que Kim sufrió en agosto de 2008, las especulaciones sobre el inicio del proceso de sucesión en Corea del Norte no han cesado. Aunque países como EU, Japón Corea del Sur y Reino Unido creen que este acontecimiento no tendrá nada de relevante, salvo la continuidad de la “tiránica dictadura”, la comunidad internacional ve en la sucesión de Kim Jong-Il el camino hacia una posible nueva política de apertura. En septiembre de este año, los medios internacionales dieron a conocer la primera foto de Kim Jong-Un, de quien no se sabía mas que el nombre. Posteriormente, el 10 de octubre, durante el gigantesco desfile militar que Corea del Norte organizó por el 65° aniversario del Partido de los Trabajadores, el joven de 27 años (que es miembro del Comité Central de dicho partido, ha sido nombrado general de cuatro estrellas y es vicepresidente de la poderosa Comisión de Defensa Nacional) fue presentado al país y al mundo, con lo que se oficializó la sucesión. Al tomar el mando, Jong-Un heredará un Estado de 22 millones de habitantes, además de una de las poblaciones más militarizadas del mundo con alrededor de un millón de soldados y cuatro millones de reservistas. Lee Myung-bak, presidente de Corea del Sur, ha señalado en diversas ocasiones que el inicio de este proceso no representa necesariamente una mejora de relaciones entre las dos Coreas, pues duda mucho que el futuro líder deseche el modelo político de su padre y apueste por el diálogo. El verdadero problema no radica en quién sucederá al actual líder norcoreano, sino en saber si después de ello, las pruebas y posible guerra nucleares por parte de esta nación seguirán en pie. Ante esto, EU y Corea del Sur han reafirmado su alianza “antinuclear” contra Corea del Norte, y buscan hasta por debajo de las piedras detalles más específicos sobre la sucesión de Kim Jong-Il. Aunado a este temor (no sólo norteamericano y surcoreano, sino mundial), otra gran problemática son las disputas internas que surgen y surgirán sobre, lo que será, el primer régimen comunista sucedido de padre a hijo por tres generaciones. Muestra de ello es la insatisfacción que algunos líderes del Ejército norcoreano tienen con el repentino ascenso de Kim Jong-Un, pues consideran que el menor de los Kim no es el indicado para tomar el lugar de su respetado padre, esto al faltarle identidad y presencia dentro del sistema político-militar de ese país. Estando conscientes de ello, la familia Kim y el Partido Comunista han movilizado mecanismos de propaganda interna, esto para glorificar el corto historial que Jong- Un posee. Sin embargo, si el joven resulta ser el elegido, encarará retos y situaciones por demás complicadas (sobre todo para un inexperto como él), a las cuales su padre jamás se ha enfrentado. El próximo líder de Corea del Norte tendrá que manejar la debilitada cohesión interna y la influencia de las instituciones norcoreanas, la rápida penetración de información desde el exterior, la cada vez mayor dependencia del apoyo económico de agentes externos, la creciente presión internacional sobre sus programas de armas nucleares y las condenas por el hundimiento del buque surcoreano Cheonan en marzo pasado. Además, si Kim Jong-un hereda el régimen, tendrá que manejar los truculentos “negocios” que Corea del Norte posee. Hay que recordar que este país mantiene un mercado negro, el cuál alimenta su economía y que es operado a través del Buró 39 de su Comité Central; sus actividades incluyen el tráfico de drogas, el lavado de dinero, la falsificación y el contrabando de cigarrillos. Si el heredero quiere preservar su régimen, tendrá que aprender a manejar las piezas. Corea del Norte practica una muy bien cimentada soberanía criminal, a través de la cual organiza actividades ilegítimas y las protege detrás del escudo de la “no intervención”, esto mientras usa herramientas del Estado para perpetrar estas confabulaciones en el exterior. No queda la menor duda: detrás del ponderado y lindo rótulo de “República Democrática de Corea”, se esconde infame la única dinastía comunista del mundo, que se da el lujo de menospreciar a un país atacado anualmente por fuertes hambrunas, dejándolo a la deriva y con una fuerte crisis económica, esto debido al bloqueo internacional que la memorable familia Kim ha establecido a lo largo de su tirana y temible dictadura. Viridiana Cerón