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Domingo, 11 Abril 2010 - bacuellar

Como ya hemos apuntado antes, llegado el 1809, aprovechando la inestabilidad de la Corona Española
la que había caído en manos del Emperador Napoleón Bonaparte y los sucesos en Venezuela, Colombia
y otros países en donde el Ejército libertador de Simón Bolívar estaba librando batallas contra los
realistas, un grupo de ³aprovechadores´ de la oligarquía de Charcas (hoy Sucre), con la finalidad de no
perder el poder económico y político que ostentaban a la fecha, deciden provocar un movimiento
libertario y ³apegarse´ a los libertadores, entre ellos se encontraban los cruceños José Vicente Seoane y
Vicente Caballero. Estos dos personajes, a quiénes se les rinde tanto homenaje, traicionaron a Santa
Cruz al auto nombrarse representantes cruceños y aceptar, sin consultar al pueblo, la inclusión de Santa
Cruz a la naciente Bolivia, convirtiéndose en los mayores traidores a esta tierra, ya que, sin haber
disparado un tiro, sin haber participado en ninguna batalla, sin haber sufrido una sola herida, asumieron
una mentirosa representatividad, mientras que los verdaderos héroes, los que arriesgaron la vida por una
causa, fueron marginados.

Lo más grave de esta traición se da cuando ambos representantes cruceños llegan a Charcas a ³arrastrar´
a Santa Cruz hacia Bolivia, ya que lo único que hicieron fue firmar el Acta de la Independencia, la cual
ya estaba redactada y firmada por los otros representantes alto peruanos desde el 3 de agosto. Seoane
llegó el 6 de agosto y Caballero el día 9 del mismo mes.

Hay que aclarar que don Antonio José de Sucre, el 9 de febrero de 1825 había convocado a una
Asamblea, a la que según la convocatoria, debía asistir un representante electo de cada una de las
provincias de los territorios del Alto Perú. Santa Cruz tenía 5 provincias y dependía del virreinato de La
Plata pero, como los ³creadores de la Patria´ sabían que el poder central radicaría en Buenos Aires y
ellos no querían perder a la ³gallina de los huevos de oro´ convencen a Sucre que se cree una República
independiente en ³honor a Bolívar´, con el nombre de ³República de Bolívar´. Entre los ³creadores de
la república´ se encontraban Andrés de Santa Cruz, Casimiro Olañeta, José Mariano Serrano, Mariano
Enrique Calvo Cuéllar entre otros. Mariano Enrique Calvo Cuéllar y Andrés de Santa Cruz llegaron a
ser presientes de la república y ³casualmente´, los tres últimos fueron ministros de gobierno durante la
presidencia de Andrés de Santa Cruz, el ³grupo de poder´ estaba unido

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Domingo, 11 Abril 2010 - bacuellar

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El 9 de febrero del 1825 el Gral. Antonio José de Sucre, convoca a una Asamblea a todas las provincias
del Alto Perú, a la cual incluye a Santa Cruz, para que sus representantes decidan qué organización
política querían construir para los territorios liberados. Según la convocatoria, debía asistir un
representante electo de cada una de las provincias de los territorios del Alto Perú.

Un día antes, el Poder Ejecutivo de las Provincias del Río de la Plata le envía una carta a Antonio
Álvarez de Arenales, en ese momento gobernador de Salta, en la cual le decía: Siendo conveniente al
interés general de las provincias unidas, el acelerar por todos los medios posibles el término de las
desgraciadas de la guerra, y el hace que cuanto recuperen su libertad las cuatro provincias del Alto
Perú hasta el Desaguadero (La Paz, Cochabamba, Potosí y Charcas) con estos objetos el gobierno de
Buenos Aires encargado del poder ejecutivo nacional, ha venido en autorizar plenamente, como por la
presente autoriza, al señor Coronel mayor D. Juan Antonio Álvarez de Arenales, gobernador y capitán
general de la provincia de Salta, para que ajuste las convenciones que crea necesarias con el jefe o
jefes que mandan las fuerzas españolas, que ocupan las dichas cuatro provincias« Nótese que habla
sólo de 4 provincias, no incluye a Santa Cruz.

Como el Cnel. José Manuel Mercado era militar y respondía al mando de la Junta de Buenos Aires, algo
que se interponía a los intereses de Charcas de incluir a Santa Cruz en una nueva república, el cabildo
cruceño opta por destituir al Cnel. Mercado y nuevamente posesionar a don Juan Manuel Arias como
gobernador.

Nino Gandarilla al respecto indica: Entonces, concluido el sepelio de Warnes y recibido el decreto
altoperuano, el gobernador patriota es convocado por el Cabildo« Ese Cabildo Cruceño, que tu vo que
convivir tanto con realistas como con patriotas durante la guerra, habiendo diferentes corrientes en su
seno. Por maniobras de los emisarios de Casimiro Olañeta, se puso en marcha una confabulación civil
contra el libertador cruceño.

Mercado era el máximo jefe del Ejército Cruceño; era el poder militar de Santa Cruz andando y
representaba además el pensamiento warnista (autonomista), recientemente avivado por el pueblo en el
sepelio («). Esta autonomía estorbaba a los planes altoperuanistas y entonces, el cabildo, con
pretextos de alguna índole, hace una nueva elección y restablece a uno de sus integrantes como
Gobernador: Juan Manuel Arias, quién había dirigido el órgano municipal de 1824, al finalizar la
Guerra Doméstica.

Ingrid Vespa dice: El clero y el cabildo altamente influyentes, estaban constituidos en su mayoría por
realistas disfrazados, pero que como flamantes patriotas se vieron obligados por las apariencias a
participar de la proclamación de la independencia.

En pocas palabras: empezaron a actuar rápidamente los nuevos patriotas denominados ³los dos caras´
(«) También pudo haber sido por el pedido expreso de alguna comisión de nuevos patriotas cruceños
que demostrando una vez más su poder, se oponían al mando del cristalino y tenaz caudill o que luchó
inclaudicable por la libertad del pueblo y de la gente de ³afuera el pueblo´ de Santa Cruz con las
claras intenciones de independencia, y que a ellos les causaba temor e inseguridad, por lo que
preferían a un extranjero extraño pero de la corriente altoperuana « Esta fue en general la política de
acomodo que imperó después de proclamada la libertad en Santa Cruz de la Sierra.

Pero Arias tampoco estaría mucho tiempo en el cargo, ya que antes de cumplir un mes en el mando, el
Gral. Antonio José de Sucre envía a Santa Cruz de la Sierra al comandante colombiano Francisco María
del Valle, quién llega con el título de Comandante en Jefe de los Departamentos Libres de Santa Cruz
(C. Valverde B.), asumiendo el mando de la ciudad a fines del mes de febrero.

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Jerónimo Valdés

A partir del año 1817, tanto el Cnel. José Manuel Mercado, el colorao, como José Manuel Baca,
Cañoto, y José María Ramos, Ramitos, iniciaron una guerra de guerrillas en contra del poder realista en
Santa Cruz, atacando constantemente a las patrullas realistas y a la capital, lo que le permitía hacerse de
armas, municiones, cabalgaduras y otros enseres necesarios para mantener viva la llama de la
independencia entre sus tropas y la población.
Carlos Valverde B escribe lo siguiente: Ante el peligro de un ataque a la ciudad, el General Aguilera
fortifica las calles principales y dispone la construcción de reductos y torreones de defensa. Santa Cruz
se ha transformado en una ciudad amurallada. La figura heroica de Mercado se vuelve legendaria
entre los pobladores de la extensa gobernación. Todos admiran al impulsivo caudillo que aparece con
su asistente Ramitos y sus denodados jinetes por breñas y boscajes, por acras y llanuras, con su apuesta
figura de guerrero de la Patria, vestido de casaca y pantalón con galardones dorados, chambergo
tricorne, espolín de plata y reluciente espada toledana que golpea los ijares de la briosa cabalgadura.

Al pasar el tiempo, el costo de mantener al ejército real en Santa Cruz y alrededores, además de tener
tropas persiguiendo al resto del Ejército Patriota, se fue haciendo pesado para las Arcas Reales y
comenzaron a tener problemas de abastecimiento, ya que la capital cruceña era muy pobre y siempre se
abasteció de los cantones circundantes. Por este motivo, el 16 de febrero de 1819 el Teniente Coronel
Aguilera envía una misiva al párroco de Buenavista R.P. Fray Diego Gonzáles solicitando que la Misión
contribuya en la lucha contra los rebeldes con cincuenta potros entre tres y cinco años.

Sobre las incursiones de Mercado y sus montoneros, el Manuscrito Lara indica que a finales del 1820:
Mercado, desde su cuartel de Saipurú, dio sucesivamente tres golpes de mano, de las cuales sólo uno
tuvo éxito y le permitió gobernar a Santa Cruz, por espacio de siete días, tiempo que le permitió
proveerse de lo necesario, y así convenientemente apertrechado, se retiró a su hospitalario y cómodo
escondite. Aguilera a la sazón en Vallegrande, luego que tuvo noticias del asalto, partió con sus
veteranos con el propósito de acabar con su selvático adversario, quien, como ya se ha dicho, había
regresado a Saipurú. El Brigadier realista, luego que llegó a la desocupada plaza, mandó a Saipurú
doscientos hombres, a las órdenes de su hermano ã  
 . Estos llegaron a Saipurú, pueblo
de escasas comodidades, a la puesta del sol y resolvieron alojarse en la iglesia. Se hallaban cansados y
decidieron pernoctar allí, para al rayar el alba buscar a Mercado y atacarlo. No les salió muy bien la
cuenta pues el ³COLORAO´ y sus hombres, los sorprendieron en altas horas de la noche y los
exterminaron, casi en su totalidad. De toda la partida realista solo salvaron el pellejo cinco soldados
para contar el descalabro. El pavimento del templo quedó cubierto de cadáveres, entre los cuales
estaban los de algunos antiguos patriotas tales como el del capitán    

. La noticia de
esta muerte apenó mucho a Mercado. (más«)

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Brig. Francisco Xavier de Aguilera

En septiembre de 1816, las malas noticias de la derota del ejército patriota argentino en El Tejar, Puesto
Marquéz, Venta y Media y Viluma o Sipe Sipe, llegaron a la captal cruceña, afectando los ánimos de los
combatientes y del pueblo cruceño, por lo que Warnes pide a los religiosos de la catedral se organice
una procesión y fiesta de la Virgen de las Mercedes, cuya fiesta es el 24 de septiembre y de la cual era
devoto el Comandante. Asimismo instruyó que asistan a dicho homenaje todos los oficiales, soldados y
pueblo en general, sin distinción de rango o nivel social.
Así fue como, aquel 24 de septiembre sale todo el pueblo en procesión, transitando por los alrededores
de la capital, lo que es relatado por Durán Canelas (1930) de siguiente manera: Toda pompa y aparato se
exhibió en esta popular festividad, presidida por las corporaciones oficiales. Warnes, al atravesar el
numeroso cortejo religioso por la plaza, subiendo al tablado de una mesa y empinado sobre ella, espada
en mano ± dirigió, con una voz de trueno y conmovedora a la imagen de Mercedes, una alocución
religioso-patriótica; y colocando él personalmente su bastón pretorial en manos de la imagen, concluyó
así ³Vos señora, Gobierna, yo, como vuestro soldado, me reservaré esta espada para defender la libertad
de nuestra patria, en unión con todos vuestros hijos que están a vuestra presencia´« Este patético acto
agitó un extraordinario entusiasmo en toda la concurrencia que, electrizada con la última palabra de
Warnes, y el imponente aspecto religioso de la festividad, animadas por las descargas de fuego por el
ejército ± prorrumpió en atronadores vítores á la Patria; pueblo y ejército, consternados, retemplaron su
espíritu patriótico. Con relación a este mismo acto, don Mariano Zambrana difiere en un pequeño
punto. Mientras Durán indica que Warnes subiendo al tablado de una mesa, mientras que Zambrana
indica: Frente a una de las aceras de la plaza, hallábase una tarima o plataforma lujosamente adornada,
en la que después del majestuoso recorrido procesional fue colocada la imagen al son de corneta,
tambores, cantos litúrgicos i ruído de campanillas i entre el humo fragancioso del incienso.
Con la destrucción total del 3er. Ejército Auxiliar del Río de la Plata la incertidumbre se apoderó de la
América independentista, quedando nuevamente Santa Cruz de la Sierra como único punto patriota en el
continente. Conocedor de esto el general Joaquín de la Pezuela, concentra todas sus fuerzas para retomar
la capital cruceña y acabar con todo foco patriota. Para tal cometido, pide al General de los Ejércitos del
Alto Perú Juan Ramírez de Orozco, que escoja a su mejor hombre para encabezar la marcha contra
Santa Cruz de la Sierra, recayendo la responsabilidad en el Tcnel. cruceño Francisco Xavier de
Aguilera, quién avanza sobre su ciudad natal con un contingente de más de 1.600 hombres, muchos de
ellos veteranos de la guerra de la Independencia de España sostenida contra los ejércitos napoleónicos,
los que meses antes se habían enfrentado al patriota Manuel Ascencio Padilla y su esposa Juana
Azurduy, además venían milicianos, presidiarios de las cárceles españolas y malvivientes. (más«)

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Ante la derrota de Blanco en manos de Arenales, Warnes, El Colorao Mercado y Cañoto, el realista
comandante de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Juan Francisco Udaeta huye a Chiquitos en donde
se une al gobernador de la zona, el coronel Juan Manuel de Altolaguirre (Warnes cita a Juan Bautista de
Altolaguirre) para preparar la retoma de Santa Cruz de la Sierra. Warnes, al enterarse de la ubicación del
enemigo y conocedor que dejarlos libres representaba un peligro para el éxito de la lucha por la
independencia, prepara un ejército con ciudadanos, soldados e indios, cuyo número llegaba a mil
seiscientos, y parte a Chiquitos a buscar al ejército realista.

Los gastos de preparación del ejército y los que implicaba la campaña fueron sufragados por los
pobladores cruceños, quiénes ya se sentían a gusto con las disposiciones nobles que dictaba Warnes,
como también por la protección que les proporcionaba.

Antes de partir, el 22 de agosto Ignacio Warnes se dirige al pueblo y dice:

Èabitantes de esta provincia. Por el resorte de la Providencia, tomé el mando de este Gobierno en las
más críticas ocurrencias de nuestra revolución. Testigos sois vosotros de la conducta de mis
operaciones militares, del incesante trabajo que he tenido, de los continuos desvelos y pernotaciones
que he pasado por solo mantener la seguridad de esta Provincia y defenderla. Èize mi renuncia ante el
Sr. General en Xefe, conociendo los peligros de una revolución, y la poca constancia y fortaleza de los
que se preciaban de amantes de la libertad; y aunque se me admitió por aquel digno Xefe, la bondad de
este benemérito Pueblo me religió el 11 del presente, haciendo que tomase posesión con las
formalidades de estilo. Sigo ahora con la misma energía y empeño, y aún olvidado de mi mismo, por
solo dar el lleno a las obligaciones de un cargo que me habéis confiado. (más«)

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Batalla de La Florida - 25 de mayo de 1814

Informado de esto el comandante realista Joaquín de la Pezuela, ordena al Cnel., cochabambino Manuel
Joaquín Blanco marche hacia Santa Cruz de la Sierra y tome el control de la situación, pacificando Santa
Cruz, Moxos y Chiquitos, marchando la tropa de Blanco desde Oruro, consistente en ochocientos
hombres muy bien pertrechados y bastante piezas de artillería. El 4 de febrero de 1814 al llegar a la zona
de San Pedrito o San Pedrillo, cercanías de Pulquina, se encuentran con las tropas patriotas de Arenales
y de Cárdenas, con quienes se enfrenta en agitada batalla.

Arenales tomó posición en un sitio montuoso y accidentado a fin de utilizar debidamente las pocas
armas de que disponía, porque los montoneros de Cárdenas, si bien eran numerosos, carecían de armas
de fuego (N. Ramallo). Blanco con arrojo asaltó dos veces las posiciones de las que fue rechazado, pero
al tercer asalto huyeron los montoneros que arrastraron a los demás en su fuga.

Las tropas de Arenales se batieron tres horas consecutivas y se rehicieron no lejos del lugar de la acción,
para luego partir en retirada. En esta victoria realista se produjeron muchas bajas en las tropas patriotas,
con más de 100 muertos, muchos heridos y cayendo prisioneros 23, los que fueron degollados por los
realistas y sus cabezas colocadas en postes en los caminos como advertencia a los demás insurrectos.
Arenales se retira y refugia en la población de Abapó con su estropeada tropa.

De acuerdo al Parte de Guerra enviado por Arenales al Gral. Manuel Belgrano y fechado en el Cuartel
en Piray, 25 de junio de 1814, éste relata la batalla de la siguiente manera:

Èabiendo venido a Vallegrande el enemigo a atacarme con cerca de 300 hombres de infantería
veteranos, y sesenta o poco más de caballería del país, al mando de su comandante Don Joaquín
Blanco, que venía con la ruidosa comisión de evacuar Santa Cruz con toda su cordillera, Moxos y
Chiquitos; me resolví a rechazarlos con la fuerza que ya había aumentado de ciento setenta y cinco
fusileros; otros tantos con corta diferencia de lanza, y la caballería de la gente Vallegrandina. Se dio la
acción en el punto de San Pedro el 4 de febrero y cuando la tuve completamente ganada, en las críticas
circunstancias de posesionarme del campo de batalla, resonó entre los míos una voz repetida de:
acción perdida: con lo cual y por la falta de la caballería, que desde que se rompió el fuego, se había
puesto en fuga por los montes, entró mi tropa en desconfianza, y retrocedió en una total dispersión sin
poderla sujetar en modo alguno; pues también contribuyó a mi desgracia el que como era gente
moderna y bisoña se dejó arrastrar de la inducción de algunos viles cobardes, que la incitaron a
regresarse a Cochabamba, como lo hizo la mayor parte por los lugares más remotos e incógnitos.

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Mientras tanto el patriota Gral. Manuel Belgrano vencía a los realistas en Tucumán y Salta, en las
calientes tierras cruceñas de Chiquitos, el Cnel. Antonio Suárez, quién se había desplazado desde
Samaipata hacia esta región, aún persistía con la idea de la independencia. Luego de lograr reunir
algunos combatientes se une a otro grupo de patriotas venido de Vallegrande y juntos atacan a las tropas
realistas en Santa Cruz de la Sierra, logrando ocupar la ciudad, tomar el poder y reinstalar la Junta
Revolucionaria el 4 e marzo de 1813, haciendo huir al Cnel. José Miguel de Becerra al Brasil.
El informe de la acción, enviado el 25 de mayo de 1813 a la Soberana Asamblea Constituyente de las
Provincias Unidas fue firmado por el gobernador Antonio Suárez y los miembros del Cabildo cruceño:
José Antonio Suárez, Isidro García Tagle, Juan José de Saucedo, Damián Suárez, Mariano Suárez, Juan
José de Galues, Francisco Xavier Saucedo, Juan Felipe Vaca, José Ignacio Franco, Juan José Flores,
Rafael Salvatierra y Manuel José Justiniano. Con este documento, se consolida el dominio patriota en la
capital cruceña.
Este golpe a los realistas fue aprovechado por los comandantes patriotas vallegrandinos Clemente
Gandarillas, José Manuel Surita y N. Cueto, quiénes se apoderaron del control en la capital valluna,
creando sistemas de comunicación con las tropas patriotas de Chuquisaca y Cochabamba.
Cnel. Antonio Suárez, luego de organizadas los asuntos administrativos, el 18 de marzo envía una
misiva Manuel Belgrano en la cual le hace conocer que había sido electo gobernante de Santa Cruz de la
Sierra y de las actuaciones realizadas. En las partes sobresalientes el documento indicaba lo siguiente:
Me hallo incesantemente trabajando en la organización del gobierno patriótico, y órden que debe
asegurar su existencia. He mandado cerrar todos los puertos del Portugal por donde pudiera
transmigrarse el prófugo D. José Miguel Becerra («).
He dado orden para que se traiga en buena guardia y custodia al gobernador de la provincia de Chiquitos
D. Juan de Altolaguirre, y sus infames secuaces, y autorizado interinamente por jefe de ella a D. Juan
José Durán sugeto fidelísimo de nuestro gobierno. He enviado un emisario a D. Vicente Umaña caudillo
de Membiray en la cordillera («). He actuado esta misma deligencia con los vecinos de los tres valles
de Chillón, Samaipata y Vallegrande´« (más«)

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Luego que el Comandante realista José Manuel Goyeneche recuperara el control de Cochabamba, envía
a sus ejércitos a tomar cuenta de los patriotas cruceños, quiénes tenían bajo su mando el oriente.
Mientras tanto, los valientes patriotas de los valles se encontraban rearmando su contingente, en base a
campesinos de la zona, con la intención de obstruir el paso a tropas realistas para que no lleguen hasta
Santa Cruz de la Sierra, ya que los valles por su ubicación geográfica, equidistante entre Santa Cruz de
la Sierra, Cochabamba y Chuquisaca, lo convertía en un punto estratégico a ser conquistado, otorgando
una ventaja a quién lo logre.
Los patriotas samaipateños, entre los que figuraban José Miguel Hurtado, Rafael Borda, Diego Barbeito
y otros, se unieron a la tropa de Arze y de Saturnino Salazar para hacer frente a las tropas realistas de los
valles, las que se encontraban al mando del capitán José Antonio Suárez, cuya misión era la de ³despejar
el camino´ para la llegada del grueso del ejército realista al mando del cruceño José Miguel Becerra. El
primer enfrentamiento se dio en la zona denominada La Sierra, en donde las tropas realistas derrotan a
las patriotas, haciéndose de muchos presos, entre ellos don José Miguel Hurtado. A los pocos días, el 6
de agosto de 1811, las reagrupadas Tropas Patrióticas se enfrentan al capitán cruceño José Antonio
Suárez en la zona que hoy se la conoce como Cerro Patria, saliendo victoriosas pero no pueden detener
la avanzada del ejército realista hacia la capital.
El 11 de septiembre de 1811, el ahora ex subdelegado Ángel Laredo va a Samaipata para reclutar
combatientes y el 10 de diciembre del mismo año, el Cap. Juan Manuel Lemoine llega a Vallegrande
con el mismo propósito, lo que involucraría a los valles en la lucha. Samaipata y Mairana, por su
ubicación geográfica y su alta producción agrícola asistió a las tropas del cochabambino Esteban Arze y
a las tropas vallunas del Cnel. Juan Antonio Álvarez de Arenales quiénes iniciaron una serie de guerra
de guerrillas contra los realistas, siendo Comarapa y Samaipata el refugio y el punto de organización de
los patriotas.
La derrota de Sipi Sipi (Sipe Sipe), Guaqui y la falta de ayuda del Río de la Plata, desmoraliza el
movimiento cruceño y envalentona a las tropas realistas, quiénes al mando del Comandante José Miguel
Becerra en abril retoman el fuerte Membiray, en donde se preparan para marchar hacia Santa Cruz de la
Sierra. Ante tal adverso panorama, la Junta Gubernativa decide entregar la administración de la ciudad a
la corriente realista del Cabildo, abandonando los patriotas la ciudad, entre ellos Seoane quién huye a
Charcas.
De esta manera el 22 de noviembre de 1811 nuevamente los realistas toman el poder de Santa Cruz de la
Sierra a nombre de la corona española, quedando a cargo de la ciudad el Comandante José Miguel
Becerra quién llega con el título de Gobernador y Capitán General de las Provincias de los Llanos
impuesto por Goyeneche (N. Gandarilla).
Mientras Becerra entraba por el Sur, el portugués realista capitán Alburquerque, al mando de la milicia
Carlotinos, compuesta de brasileros, lo hacía por Chiquitos. Becerra ayudado por este comandante
portugués, inicia una implacable y violenta persecución y ajustamiento de quiénes se habían rebelado
contra el rey, mientras lo mismo hacía el Capitán Landivar en la zona de Vallegrande. El castigo más
común aplicado a los patriotas consistía en cortarles las orejas y flagelarlos en la plaza principal. Luego
de castigar Santa Cruz de la Sierra, el portugués pasa a Cordillera. (más«)

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Domingo, 11 Abril 2010 - bacuellar

De acuerdo a los datos proporcionados por los investigadores Nino Gandarilla Guardia y Frank Michel,
quiénes a su vez corroboran lo escrito por Mario Gutiérrez Gutiérrez, dan cuenta que durante los meses
de abril y mayo de 1810, el emisario de La Plata, capitán Eustaquio Moldes visita el Fuerte de
Membiray, en donde se entrevista con el Cnel. Antonio Suárez, segundo comandante de los ejércitos
realistas acantonados en Cordillera, a quien piden que se una a la causa patriota. Convencido Suárez y
con el apoyo del cura José Andrés Salvatierra Cháves convencen a los nativos de la zona para que
también se unan al movimiento.
A los pocos meses, el 10 de septiembre de 1810, mientras el Comandante general del ejército realista y
jefe del Cnel. Suárez, el Cnel. José Miguel de Becerra se encontraba en Santa Cruz de la Sierra jurando
lealtad a la corona, el Cnel. Suárez, el cura Salvatierra Cháves y José Manuel Baca ³Cañoto´ quién era
el monaguillo y ayudante del religioso, juntamente con el cacique Birinday, capitán grande de los
nativos de Membiray, Choreti guasu, Kaami y Pipi, se rebelan contra la corona española proclamando su
adhesión a la Junta de Buenos Aires, poniendo a disposición de los independentistas trescientos hombres
a caballo y armados y más de mil doscientos hombres de lucha, provenientes de todos los poblados de la
zona chaqueña, quienes deciden avanzar hacia la capital, por lo que realizan los preparativos para tal
hazaña.
De acuerdo a un documento que el investigador Nino Gandarilla cita en su libro de la bibliografía, entre
los testigos del levantamiento de Membiray, aquel 10 de septiembre, figuran: el Capitán Eustaquio
Moldes (salteño); el comandante Saturnino Salazar de 24 años, el comandante de las tropas
vallegrandinas José Manuel Mendoza de 28 años, José María Ramos, José Manuel Sumoza, alcalde de
Membiray, el soldado Mariano Carrasco, el soldado Eduardo Céspedes y otros.

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Ya sea por casualidad o porque así estaba planeado, a fines de 1809 llega a Santa Cruz de la Sierra, el
hijo del subdelegado, don Antonio Vicente Seoane y Robledo, graduado de abogado en Charcas, quién
venía con las ideas de la independencia ya que, había sido testigo de la levantada del 25 de mayo en
Charcas y quién además era parte del grupo secreto doctores de Charcas. Aquí se produce un drama
entre padre e hijo, el padre que servía al rey de España y el hijo que se declaraba contrario a tal servicio
y que además venía dispuesto a luchar para que se acabe el servilismo al monarca. El anciano y cansado
cuerpo del Coronel Seoane descansó en paz el día 1º de abril de 1810, por lo que no pudo ser testigo de
lo que haría el hijo a los pocos meses. (más«)

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