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El Sonido de la

Verdad
Septiembre — Octubre 2002 / Vol.1 Núm.5

“Dejad a los niños venir a mí” (Mateo 19:14)


El Sonido de la Verdad
Una revista bimestral de Publicaciones “Palabra Fiel”
Luis Amiama Tió #105, Arroyo Hondo
Santo Domingo, Rep. Dominicana
www.ibsj.org/sonido de la verdad.htm

Editor:
Salvador Gómez Dickson
Pastor de Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo
www.ibsj.org
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Los sermones del púlpito de Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo son
editados y preparados en formato de 25 minutos para conveniencia de los
radioescuchas. Recorriendo la Palabra de Dios estudiamos diversos
temas que abarcan la salvación, la familia cristiana, personajes bíblicos,
entre otros, con el propósito de llenar las necesidades del hombre del
siglo XXI con el único remedio eficaz: el evangelio de Jesucristo.

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Radio Ven (105.9 FM) 5:00 – 5:30 am La Romana
El Sonido de la Verdad

CONTENIDO
La Conversión de los Niños
Andrew Bonar
Pág.1

El Progreso del Peregrino con Notas Explicativas — 5


Juan Bunyan
Pág.10

Acán: El Peligro del Individualismo Egoísta


Roger Ellsworth
Pág.21

Publicaciones “Palabra Fiel”


Luis Amiama Tió #105, Arroyo Hondo
Santo Domingo, Rep. Dominicana
LA CONVERSIÓN DE LOS NIÑOS

Andrew Bonar
Hay un error práctico muy común entre los creyentes. Todos
profesan creer que el Espíritu Santo puede convertir las almas a
cualquier edad, y que nunca es muy temprano para que la
conversión ocurra; pero aún así, no buscan la conversión de los
niños con el mismo ánimo de fe que manifiestan al pedir y
esperar que el Espíritu Santo transforme a aquellos de edad
madura. Los mismos creyentes de corazón fervoroso que se
esfuerzan por las almas de personas adultas, y que no se
satisfacen con otra cosa que no sea la salvación sin dilación, no
sienten lo mismo ni se esfuerzan de la misma manera por los
más jóvenes. Los tales se sienten complacidos con que los
jovencitos presten atención a la verdad y con que no presenten
oposición a mantener lo que aprenden en sus pensamientos.
Ellos no demandan la inmediata aceptación de Cristo en los
niños, como lo hacen con las personas adultas. Regresarían a sus
casas frustrados, tristes e insatisfechos, si noche tras noche las
almas no fueran despertadas y salvadas, aunque prestaran
atención e interés; sin embargo, en el caso de los niños, se dan el
lujo de esperar. Pueden irse de la escuela dominical o del
devocional familiar sin alarmarse o sin ansiedad, aunque no
hayan síntomas de verdadero avivamiento o aunque esas jóvenes
almas no hayan encontrado a su Salvador.
Una razón para la diferencia que se hace en el caso de los más
jóvenes es, con muchos, el mal entendido de algunos textos de la

1
Escritura; por lo menos, eso es lo que nosotros vehementemente
nos inclinamos a creer.
1. Una persona cita Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su
camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” La
persona que utiliza este texto probablemente lo aplica de esta
forma: ‘sólo enséñele el plan de salvación al niño, y demuéstrele
los caminos felices de la sabiduría, y aunque en la niñez no se
convierta, sin embargo cuando sea mayor, no cabe duda de que
escogerá el camino que tú le enseñaste.’¿Pero es esto cierto? ¿Es
éste el verdadero sentido del texto? ¡Está lejos de la verdad! El
Espíritu Santo quiere enseñarnos otra lección a través de esas
palabras; esto es, ‘Asegúrese de establecer al niño en el camino,
mientras todavía es niño, y sólo entonces no tendrá que
preocuparse de su perseverancia.’ Esto es, inicie al niño en su
camino (ver el hebreo), o al principio del camino. Introduzca la
verdad en su alma mientras es niño y descanse seguro de que él
se mantendrá como ha comenzado. Es un texto de gran
bendición para exhortarnos a buscar la presente e inmediata
conversión de los niños.
2. Otra persona usa una figura, y suaviza su conciencia con la
falta de éxito en su clase o en su familia, diciendo: ‘Bueno, de
todos modos estoy llenando las tinajas con agua’ (Juan 2:7), de
manera que habrá más vino en días futuros, cuando el agua sea
convertida en vino por el poder milagroso del Señor, en el
momento de la conversión.’ Ahora bien, ésta es solo una
aplicación figurativa del texto y no un argumento en lo absoluto.
Pero, aún usando su propia figura, ¿cómo es que no esperan una
transformación inmediata del agua en vino? ¿Qué es lo que hay
en el pasaje que garantice la espera hasta un futuro distante? ¿No
fue cambiada el agua en vino en sólo una hora? Por cierto, todo

2
parece indicar que la transformación ocurrió mientras llenaba
las vasijas.
3. Una tercera persona tiene mucho que decir, de una forma
doctrinal, acerca del texto en Filipenses 1:6: “El que comenzó en
vosotros la buena obra, la perfeccionará...”, aplicando este pasaje
a los sentimientos, impresiones e intereses despertados entre los
jóvenes en el curso de la enseñanza semanal. No hay conversión
en tales cosas; pero luego se argumenta diciendo: ‘Hay un
verdadero interés, hay una impresión hecha, de manera que la
buena obra ya comenzó, y si ha comenzado, continuará.
Nosotros contestamos: aquí hay un serio problema, porque ‘el
que haya comenzado la buena obra’ significa que se ha llevado a
cabo una conversión; la conversión es la buena obra que inicia la
vida cristiana. Lea el contexto, y vea esto más allá de cualquier
duda o disputa. El apóstol dice: ‘Aquél que te ha convertido,
colocándote sobre Cristo, el fundamento, no te abandonará, sino
que te edificará hasta la culminación en el día que regrese
Cristo.’ Así que este texto es un argumento a favor de no
contentarnos con una mera impresión, interés esperanzador o
convicción. Tenemos que ver una obra de conversión. Tenemos
que ver una obra de salvación, tenemos que ver la vida cristiana
comenzar realmente. Y esto se aplica tanto al caso de lo adultos
como de los jóvenes.
Aparte y además de todo esto, existe un sentimiento secreto en
muchos cristianos, de que no es tan importante ni un servicio
tan grande ser un instrumento para la conversión de los niños,
como lo es el ser un instrumento para la conversión de los
adultos. No tienen ninguna prueba escritural para este punto de
vista, porque ‘convertir a un pecador’significa cualquier pecador,
sea joven o adulto; y ‘volver a muchos a la justicia’ incluye a
jóvenes o viejos; y ‘el ganar almas’ no nos limita a ninguna edad.

3
Pero sin embargo, tales personas sienten, sin expresar con
palabras sus sentimientos, que es más evidente y palpable ganar
un alma adulta e inteligente que ganar a su niño para Cristo.
Ahora, esta íntima persuasión (que se revela en la práctica),
puede surgir del pensamiento de que estos adultos son de valor
al presente para la sociedad, de manera que su conversión
afectará de inmediato la misma; mientras que la conversión de
los jóvenes al presente no se hace sentir más allá de la esfera
familiar y de unos cuantos amigos. Pero, por otro lado, ellos
olvidan que las almas jóvenes, traídas a Cristo en la infancia,
ejercerán una influencia año tras año, a lo largo de una vida, en
todas las diferentes etapas de su crecimiento; y a la larga, al
alcanzar la madurez, podrán por la gracia de Dios afectar
poderosamente para bien su círculo social—esto sin tomar en
cuenta los males de los que escaparán y el daño que nunca
llegarán a realizar.
No obstante, en la raíz de esta subestimación de la conversión
temprana, hay un error más serio todavía. En realidad, mucha
gente piadosa mira la conversión de los niños como algo de lo
cual dudar. Difícilmente crean que la conversión de los niños sea
tan profunda y genuina como la de los adultos. Ellos admiten
que toda conversión es por igual la obra del Espíritu Santo, y
que Él convierte tanto niños como adultos según le place. Sin
embargo, con todo y esto, ignoran habitualmente la aparente
conversión de los niños; tienen la teoría de que los niños imitan
a los adultos, y que estas apariencias deben de ser catalogadas
solamente como una imitación. Para tratar con estas personas
decimos lo siguiente:
(a) Si la palabra de Dios es nuestra regla, de seguro que deben
de haber casos de verdadera conversión entre los niños;
ciertamente, el Salmo 8:2 está escrito para todas las edades, y

4
nuestro Señor ha comentado acerca del mismo en Mateo 21:16:
“¿Nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman
perfeccionaste la alabanza?” Si tanto adultos como niños son
llamados por igual a alabar al Señor (Sal. 148:12), esto
seguramente implica que ambos son capaces de recibir la gracia
salvadora. De hecho, el suponer por un momento que este
asunto fuera de otro modo, sería afirmar que el evangelio no es
adecuado para el alma de los jóvenes.
(b) El evangelio es peculiarmente adecuado [divinamente
apropiado, podemos decir] para ser utilizado en la conversión de
los niños. El mismo Espíritu Santo en todos los casos usa el
evangelio para salvar las almas; pero, al aplicarlo a los niños, Él
ilustra muy notoriamente dos de sus características: su completa
libertad (porque, ¿qué puede un niño darle a Dios?) y su
asombrosa sencillez, la cual es muy humillante para el orgullo
del hombre de justicia personal. “Yo te alabo, oh Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios
y entendidos, y las has revelado a los niños” (Lucas 10:21, y al
Jesús decir esto “se regocijó en el Espíritu”). “El que no recibe el
reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Lucas 18:17).
Los niños o bebés a quienes Cristo bendijo no hicieron nada
sino sólo esto: ¡dejaron que Él los levantara en sus brazos sin
ofrecer resistencia, y recibieron lo que les dio sin devolver
recompensa alguna!
(c) El atrayente amor de la cruz de Cristo (mirando el asunto
por un momento desde el punto de vista del hombre) apela, por
cierto, tan presta y adecuadamente a los corazones de los niños
como a los de los adultos. ¿No es de un corazón joven que
nosotros deberíamos esperar que tal bondad y amor encontraran
entrada, aún si las almas adultas no fuesen conmovidas por los
mismos?

5
(d) La doctrina de la sustitución de Cristo por los pecadores,
“el justo por los injustos”, “el pastor por las ovejas”, es el
corazón y la verdadera esencia del evangelio. ¿No es ésta la gran
verdad, entre todas, que encuentra acogida en el entendimiento
de cualquier niño?
Ahora no estamos hablando del corazón o de la conciencia,
sino del entendimiento. Aún a un niño se le puede hacer
comprender el significado de sustitución—el UNO por los
muchos. Por lo tanto, ésta es la gran verdad que siempre
debemos de poner hasta en el alma más joven. Les decimos:
“Ustedes son pecadores expuestos a la ira y maldición de Dios, y
no pueden salvarse a sí mismos; pero el Hijo de Dios puede
salvarles, cargando Él mismo esa ira y maldición.” De esta forma
el Espíritu produce fe en el alma de un niño; y, una vez recibida,
¿no es esta verdad la que trae los mismos efectos sobre los
jóvenes que sobre los adultos? ¿No es el texto de Juan 1:12 tan
cierto en el caso de un niño como en el de un adulto inteligente:
“A todos los que le recibieron, les dio la potestad de ser hechos
hijos de Dios”?
En relación con el deber de aceptar a Cristo, debemos tratar
con los niños tan cercana y seriamente como con la gente mayor.
La diferencia es considerable, no cabe duda, en el método que
tomamos con los jóvenes que con los adultos. En el caso de los
primeros, nosotros no tenemos dificultades metafísicas con las
cuales lidiar. Sin embargo, en ambos casos encontramos la
misma necesidad de ser como Natán en su parábola; necesitamos
mirar cara a cara tanto al viejo como al niño y decirle: “Tú eres
esa persona”. ¿Vas a aceptar al Salvador que ha salvado a tantos
tomando el pecado de ellos sobre sí mismo y sufriendo el castigo
merecido por ellos? Se necesita un trato personal; tratar con cada
uno individualmente.

6
En la primera parte del siglo XIX había asociaciones de
Escuela Dominical en Edimburgo y otros lugares, que consistían
de hombres con un corazón cálido y que se deleitaban en
mostrar el Evangelio a otros. Éstos dirigían sus principales
esfuerzos a la conversión de niños. Hemos escuchado a algunos
de estos cristianos del pasado contar cómo nunca dejaban pasar
una clase sin extraer el evangelio de la lección del día, tratando
de llegar a sus corazones con ilustraciones apropiadas. No se
contentaban con despacharlos a orar; los enviaban a Cristo en
ese mismo instante. El resultado fue que muchos fueron guiados
a Cristo a una temprana edad en las Escuelas Dominicales.
Hemos oído de casos asombrosos que ocurrieron, tales como el
caso de una conversión indudable de un niño de cuatro años de
edad. Pero preguntamos una vez más: ¿por qué en nuestros días
muchos ven con suspicacia los casos de conversión a una
temprana edad?
1. Una razón parece ser el que sospechan que cada
manifestación de deleite y amor hacia Cristo en estos niños es un
asunto de sentimientos y no de fe. Si esto fuera así, ellos
tendrían buenas bases para su escepticismo. Pero nosotros
aseveramos que la evidencia prueba lo contrario; porque estos
niños presentan una evidencia total de fe en el Señor Jesús, y nos
quejamos de que aquellos que lo dudan no se han esforzado lo
suficiente para indagar la verdad. Obtienen su información de
segunda mano. Ellos no van y se familiarizan con los casos de
manera personal.
2. Otra alegada razón para sus dudas es que estos niños no
manifiestan santidad de la misma forma en que lo hacen los
adultos. Bueno, eso es cierto; pero el juego de los niños y la
jovialidad natural de los niños, no debe interponerse ante
nuestra creencia de una verdadera conversión en sus vidas, más

7
de lo que produciría el ver el gran afán y ansiedad de los adultos
por sus negocios. Los niños con conciencia en el aprendizaje,
que son justos en los juegos y controlados en su temperamento,
pueden ser una buena prueba de que la santificación ha
comenzado, así como en el adulto lo es su integridad y firme
adherencia a los principios en asuntos de negocios. Es muy
cierto que en el caso de un niño podamos más fácilmente
confundir sentimientos por fe, más que en el caso de un adulto;
pero esto sólo requiere de una atención paciente y mucha cautela
de parte nuestra; estas cosas no desacreditan la realidad de la fe
en el caso de aquellos que la manifiestan, ni las evidencias de fe
de aquellos que tenemos la oportunidad de conocer.
¿No debemos pedir, entonces, a la iglesia de Cristo, que
albergue expectativas con respecto a la conversión de los niños,
mucho mayor de la que ha mostrado en el pasado? ¿No hemos
caído en la costumbre de enseñar en nuestras Escuelas
Dominicales y en nuestras familias cuán grande y gloriosa
salvación se nos ha provisto, y qué precioso y poderoso Salvador
tenemos, sin urgirlos lo suficiente para que hagan de todo esto
algo suyo también? Hemos tratado con los adultos y ancianos
con mucho fervor, sin aceptar excusas e insistiendo en una
inmediata aceptación de Cristo, pero no hemos querido tratar
igual con los más niños que ya pueden entender. Si el Señor
trabaja mediante instrumentos adecuados, entonces procuremos
ver que estamos tomando el camino correcto para traer
bendición a los más jóvenes. Como regla, el Señor no convierte
almas con la ausencia de medios, ni sin la utilización de
instrumentos apropiados y correctos. En tierras paganas, las
almas perecen porque nadie les enseña a los pecadores el camino
de la vida. En nuestros propios vecindarios, hombres y mujeres
morirán sin convertirse, si nadie acude a ellos buscando ganar

8
sus almas. Así también en nuestras escuelas dominicales y en
nuestras familias, los niños crecen sin convertirse porque no se
trata con ellos de una forma más personal. ¿No estamos dejando
perecer las almas de los pequeños, al no levantarnos nosotros
mismos a participar en este modo personal de aplicar la verdad?
Señor, afila nuestra hoz cuando vayamos a recoger tu cosecha
entre los niños; porque hemos oído a nuestro Señor decir:
“¿Nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman
perfeccionaste la alabanza?” (Mat. 21:16).n

“Aquellos niños que tienen suficiente edad para pecar y ser salvados por la
fe, tienen que escuchar el evangelio y recibirlo por la fe. Y pueden hacerlo,
con la ayuda de Dios el Espíritu Santo. No hay dudas con respecto a esto,
porque muchos lo han hecho. No voy a decir desde qué edad los niños son
capaces de recibir el conocimiento de Cristo, pero es mucho más temprano
de lo que algunos se imaginan.”
Charles Spurgeon

9
EL PROGRESO DEL PEREGRINO
CON NOTAS EXPLICATIVAS — 5
Juan Bunyan—Notas compiladas por el Editor

Capítulo 6

Cristiano llega a la Cruz. Se cae la carga de sus hombros, es


justificado y recibe una investidura y un diploma de adopción
en la familia de Dios.

Después, en mi sueño, vi a Cristiano ir por un camino


resguardado a uno y otro lado por dos murallas llamadas
salvación1. Marchaba, sí, con mucha dificultad, a causa de la
carga que llevaba en sus espaldas; pero marchaba apresurado y
sin detenerse, hasta que lo vi llegar a una montaña en cuya cima
había una cruz, y un poco más abajo un sepulcro. Al llegar a la
cruz, instantáneamente la carga se soltó de sus hombros, y
rodando fue a caer en el sepulcro, y ya no la vi más.
¡Cuál no sería entonces la agilidad y el gozo de Cristiano!
“¡Bendito Él—le oí exclamar— que con sus penas me ha dado
descanso, y con su muerte me ha dado vida!” Por algunos
instantes se quedó como extático mirando y adorando, porque le
era muy sorprendente que el contemplar la Cruz de esta manera
hiciese caer su carga. Continuó contemplándola, pues, hasta que
su corazón irrumpió en abundantes lágrimas2. Llorando estaba,
cuando tres Seres resplandecientes se pusieron delante de él,

1
Isaías 26:1.
2
Zacarías 12:10.

10
saludándole con la “Paz”. Luego, el primero le dijo: —tus
pecados te son perdonados3. Entonces el segundo le despojó de
sus harapos y le vistió de un nuevo ropaje4, y el tercero le puso
una señal en su frente5; le entregó un rollo sellado6, el cual debía
estudiar en el camino, y entregar a su llegada a la puerta
celestial. Cristiano, al ver todo esto, dio tres saltos de alegría, y
continuó cantando:

Vine cargado con la culpa mía


De lejos, sin alivio a mi dolor;
Mas en este lugar, ¡oh, qué alegría!,
Mi solaz y mi dicha comenzó.

Aquí cayó mi carga, y su atadura


En este sitio rota yo sentí.
¡Bendita cruz! ¡Bendita sepultura!
¡Y más bendito quien murió por mí!

Capítulo 7

Cristiano encuentra a Simplicidad, Pereza y Presunción


entregados a un profundo sueño; es despreciado por
Formalista e Hipocresía; sube por el collado Dificultad;
pierde el rollo y le halla otra vez.

3
Marcos 2:5.
4
Zacarías 3:4.
5
Efesios 1:13.
6
El rollo es una señal de la seguridad de su aceptación; esta aceptación viene a
ser más evidente para el creyente en el medida en que sus perspectivas, deseos
y propósitos se encuentran en armonía con las Escrituras.

11
Pasada esta escena, vi en mi sueño que Cristiano continuó su
camino, y llegando a una hondonada, vio algún tanto desviados
del camino, entregados a un profundo sueño y con grillos en sus
pies, a tres sujetos que se llamaban Simplicidad, Pereza y
Presunción7. Se acercó a ellos con el fin de despertarlos, y les dio
voces diciendo: —Despertad, que sois como los que duermen en
lo alto de un mastelero8, que tienen debajo de sus pies el mar
muerto, que es un abismo sin fondo. Levantaos y venid
conmigo; yo os ayudaré también a quitaros esos grillos, porque
si pasa por aquí el león rugiente, indudablemente caeréis en sus
terribles garras9.
Los tres se despertaron, fijaron sus miradas en Cristiano,
empezando a contestarle del modo que sigue. Simplicidad dijo:
—Yo no veo aquí peligro alguno10. —Pereza añadió a su vez:
Aún un poco más de dormir—. Y Presunción se le quejó por
meterse en lo que nada le importaba; y con esto se entregaron de
nuevo al sueño, dejando a Cristiano que siguiese su camino. Así

7
“Simplicidad dijo: No veo ningún peligro. Ésa es la voz de una tercera parte
del mundo en sus pecados. Diles que están durmiendo al borde de la
perdición, y ellos dirán: No vemos ningún peligro. Pereza dijo: Un poco más
de dormir. Esa fue la voz de otra tercera parte del mundo. Un poco más de
indulgencia en el pecado es lo que pide, un poco más de tranquilidad e
indiferencia; ‘espera hasta que llegue una ocasión más conveniente.’
Presunción dijo: Cada quien debe preocuparse por lo suyo. Ahí habló por lo
menos otra tercera parte del mundo en sus pecados. Ocúpate de tus intereses,
yo me ocuparé de los míos. No necesitas preocuparte por mi salvación. No
estoy preocupado; todo saldrá bien; estoy listo para enfrentar mi suerte”
(Cheever, citado por Bradley, p.31).
8
Proverbios 23:34.
9
1 Pedro 5:8.
10
Si Dios no abre los ojos, ni el mejor de los argumentos podrá lograr algo en
el pecador. Recuerda, todo es de gracia. Es la gracia de Dios la que vivifica,
ilumina, convierte, justifica, preserva, santifica y glorifica.

12
lo hizo éste, aunque profundamente entristecido y lastimado de
ver a aquellos hombres en un riesgo tan inminente, rehusar
pertinaces al que generosamente se había brindado, después de
despertarlos de su funesto sueño y darles saludables consejos, a
ayudarles a deshacerse de sus ligaduras.
Nuestro buen hombre marchaba absorto con estos
pensamientos, cuando, con gran sorpresa, vio a dos seres saltar la
muralla que guardaba el camino angosto, y que a pasos muy
apresurados se dirigían hacia él. Sus nombres eran Formalista e
Hipocresía. Llegados al encuentro de Cristiano, surgió entre
ellos la siguiente conversación:
CRIST. —Señores, ¿de dónde venís y adónde vais?
FORMALISTA e HIPOCRESÍA11. —Somos naturales de la
tierra de Vanagloria, y nos dirigimos en busca de alabanzas al
monte Sión.
CRIST. —Pero, ¿cómo no habéis entrado por la puerta que
está al principio del camino? ¿No sabéis que está escrito: “El que
no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por
otra parte, ése es ladrón y salteador?”12
FORM. e HIP. —Los naturales de nuestro país consideran, y
con razón, que para buscar la puerta necesitan dar un gran
rodeo, y les es más corto y más fácil saltar por la pared. Es
verdad que con esto traspasan la voluntad revelada del Señor;
pero han adquirido ya esa costumbre, que data de más de mil

11
“Formalista e Hipocresía representan a aquellos que se engañan a sí mismos
por medio de ideas y observancias externas, y aquellos que intentan con más
insistencia imponer estas cosas sobre los demás… Por medio de este atajo
vienen a formar parte de la iglesia visible, se conforman con la mera apariencia
de piedad… pero su confianza no soportará la luz de la Escritura, por eso de
apartan de la investigación, y tratan con menosprecio y reproche a todo el que
quiera convencerlos de su error fatal” (Thomas Scott).
12
Juan 10:1.

13
años, y que tiene, por tanto, los derechos de prescripción.
Seguramente, llevada la cuestión a un tribunal, un juez imparcial
fallaría a nuestro favor13. Además, la cuestión es entrar en el
camino; el por dónde es lo de menos; usted ha entrado por la
puerta, nosotros lo hemos hecho por la pared; pero uno y otros
estamos en el camino, y no vemos en usted ventaja alguna sobre
nosotros.
CRIST. —No puedo en manera alguna ser de vuestro parecer.
Yo sigo la regla del Maestro, al mismo tiempo que vosotros
seguís nada más que el tosco impulso de vuestros caprichos, y
sois, con razón, mirados como salteadores por el Señor del
camino. Estoy cierto que al fin de vuestro viaje no seréis vistos
como hombres de verdad y de fe. Habéis entrado sin la anuencia
del Señor, y saldréis sin su misericordia.
FORM. e HIP. —Será lo que dices todo lo verdad que quieras
suponer; pero que cada quien se cuide a sí mismo y deje en paz a
los demás. Debes saber que guardaremos las leyes y ordenanzas
tan escrupulosamente como tú; nada nos distingue de ti sino ese
vestido, que, sin duda, te ha dado algún vecino para cubrir la
vergüenza de tu desnudez14.
CRIST. —En grande equivocación estáis, creyendo que os
salvarán las leyes y ordenanzas, pues no habéis entrado por la
puerta angosta15. Este vestido que llama vuestra atención me fue

13
¡Qué ilusión tan infundada! Así los hombres se alimentan a sí mismos con
vanas esperanzas, como si ellos mismos fueran los que van a emitir un
veredicto en el día del juicio. La pregunta más importante es: ¿Qué piensa
Dios al respecto? Porque en última instancia será Dios quien nos juzgará, y
nuestra opinión no jugará ningún papel en aquel día.
14
Los que confían en su propia justicia no ven su propia desnudez y
vergüenza. Piensan que hay otros que sí necesitan ser cubiertos con mejores
ropas.
15
Gálatas 2:16.

14
dado por el Señor para cubrir así la vergüenza de mi desnudez, y
lo tengo por gran señal de su bondad, pues antes no tenía más
que andrajos16. Cuando yo llegue a la puerta de la ciudad, Él me
reconocerá como bueno y merecedor de ser en ella admitido por
este vestido que de su voluntad me dio el día que me limpió de
mi miseria. Además, llevo en mi frente una señal, que sin duda
no habéis visto, puesta sobre mí por uno de los socios más
íntimos del Señor el día en que se cayó de mis hombros la carga
que me tenía tan abrumado. Después de esto, tengo también un
rollo, que en aquel mismo momento me fue dado, con el doble
objeto de que su lectura me consolase durante mi viaje y su
presentación me facilitase la entrada a la puerta celestial.
Sospecho que todas estas cosas os han de hacer falta, y carecéis
de ellas porque no habéis entrado por la puerta.
Nada respondieron los dos a estas observaciones de Cristiano;
únicamente se miraron uno a otro y se sonrieron. Los vi después
a los tres siguiendo su carrera. Cristiano iba delante de ellos
hablando consigo mismo, unas veces triste17, consolado y alegre
otras, y muchas leyendo el rollo que se le había dado y que le
proporcionaba mucho aliento.
De esta manera llegaron al pie de un collado llamado
Dificultad18, en el que había una fuente, y además del camino

16
Jeremías 23:6.
17
“Hasta los cristianos, que están más seguros de su aceptación, y que son más
competentes para percibir los terribles engaños de los que falsamente profesan
fe, hallan razón para la tristeza en medio de sus consuelos cuando se retiran en
seria reflexión personal. Nada puede evadir la intranquilidad que se levanta a
causa del pecado remanente con sus inevitables efectos, y a causa de los
crímenes y miserias a su alrededor de los que son testigos” (Thomas Scott).
18
La colina de la Dificultad representa aquellas circunstancias que demandan
negación personal y esfuerzo, y puede referirse a cualquier cosa que sea
molestia a carne y sangre.

15
que venía desde la puerta, había otros dos, uno hacia la izquierda
y otro hacia la derecha por el llano, llamados el primero Peligro
y el segundo Destrucción. El camino angosto subía derecho por
el collado Dificultad. Cristiano se acercó a la fuente19, bebió y se
refrigeró. Emprendió después collado arriba por el camino
angosto, cantando:

Llegar quiero a la cima del collado,


Aunque tenga que subir dificultad;
El camino de vida aquí trazado,
Seguiré sin temor ni desmayar.

Arriba, pues, valor, corazón mío;


La senda dura y áspera es mejor
Que la llana, que lleva en extravío
A la muerte y eterna perdición.

Los otros dos caminantes llegaron también al pie del collado;


pero cuando vieron su elevación y su gran pendiente, y que
había otros dos caminos mucho más fáciles20 y que
probablemente llevarían al mismo término que el que había
tomado Cristiano para ir a la otra parte del collado, se

19
Isaías 55:1.
20
“Existen atajos, y la dificultad puede ser evitada sin que un hombre renuncie
a su profesión. Puede declinar el deber de la negación personal o rechazar la
demanda del sacrificio, y encontrar alguna excusa plausible para su propia
conciencia o para sus vecinos. Pero el verdadero creyente sospechará de los
caminos más fáciles… porque su gran preocupación es ser hallado recto al
final. Por el contrario, los que principalmente desean mantener su reputación
y confianza a cualquier precio, se arriesgarán por caminos peligrosos hasta que
apostatan o se enredan en algún error fatal, para no escuchar más de ellos entre
el pueblo de Dios” (Thomas Scott).

16
resolvieron a ir por uno de ellos. El primero tomó el camino
Peligro, y fue a parar a un gran bosque; el otro tomó el de
Destrucción, que le condujo a un anchuroso campo lleno de
oscuras montañas, donde tropezó y cayó para no levantarse
más.21
Volví mis ojos a Cristiano para presenciar su subida a la
cumbre. ¡Cuánto trabajo y cuánta fatiga! No podía correr, y
algunas veces casi ni andar; trepaba nada más, ayudándose con
sus manos. Afortunadamente, a la mitad de la subida había un
agradable cenador, puesto allí por el Señor del camino para
descanso y refrigerio de los fatigados viajeros22. Entró en él
Cristiano y se sentó a descansar. Sacó del seno su rollo para
recrearse y consolarse con su lectura, y lo mismo hizo mirando al
vestido que se le había regalado al pie de la Cruz. Pero, mientras
así se recreaba, le sobrevino el sueño, del cual no despertó casi
hasta la noche, y durante el cual el rollo cayó de sus manos.
Mientras dormía se le acercó uno, que le dijo: “Perezoso, ve a la
21
“Es difícil falsificar las gracias espirituales tales como el amor a Cristo, el
esfuerzo sincero por la gloria y el honor de Dios, etc. Muchas son las formas de
la colina llamada Dificultad en la vida cristiana, en la cual se exhibe la
verdadera gracia” (Bradley, p.32).
22
Subir la colina de la Dificultad no será fácil para ningún cristiano. Pero
gracias a Dios que nos ha provisto de descanso y reposo en el camino. El
peligro se encuentra en pensar que la vida cristiana es reposo, descanso y
tranquilidad. La complacencia personal se constituye en un peligroso enemigo
para el creyente. Nuestro deber es seguir hacia la meta, esforzándonos hasta
que cortemos finalmente la cinta de la victoria. Cristiano se durmió en un
lugar diseñado exclusivamente para descansar. “La eternidad revelará cuánto
beneficio espiritual perdieron nuestras almas por nuestra somnolencia… en
cuántos servicios de adoración participamos con sueño, a cuántos cultos de
oración no asistimos y cuántas oportunidades para testificar o hacer discípulos
perdimos, y cuántos descuidos para el estudio bíblico por nuestra sopor
espiritual experimentamos… Que Dios nos conceda darnos cuenta de lo que
hemos perdido y nos capacite a enmendar nuestro camino.”

17
hormiga, y considera sus caminos y aprende sabiduría”23. A esta
advertencia despertó y, levantándose al instante, emprendió de
nuevo su marcha con toda prisa hasta vencer la cumbre.
Ya en ella, le salieron al encuentro Temeroso y Desconfianza,
que retrocedían corriendo: —¿Por qué retrocedéis? —les dijo. —
Caminábamos— respondió Temeroso— hacia la ciudad de Sión;
ya habíamos superado las dificultades de este collado; pero
mientras más avanzábamos, mayores dificultades
encontrábamos; así que nos ha parecido más prudente retroceder
y abandonar esta empresa.
—Dice bien mi compañero— añadió Desconfianza —a poco
trecho de aquí hay dos leones a ambos lados del camino; si
despiertos o dormidos, no lo sabemos; pero sí temíamos, con
razón, que si llegábamos a ellos nos harían pedazos.24
—Me infundís miedo25 con lo que decís — respondió Cristiano
—pero, ¿adónde huiré para tener seguridad? Si vuelvo a mi país,
fuego y azufre están preparados contra él, y allí mi perdición es
segura; pero si logro llegar a la ciudad celestial, estoy ya
asegurado para siempre. Ánimo, pues, y adelante; tengamos
confianza. Volver es buscar la muerte segura; es cierto que en el
avanzar hay temor de muerte; pero también la vida eterna en
perspectiva; adelante, adelante.— Y diciendo y haciendo, echó a

23
Proverbios 6:6.
24
“Algunas personas están más preparadas para luchar a través de las
dificultades que para encarar peligros. Las convicciones alarmantes les
inducirán a ejercitar una negación personal temporal y se esforzarán con
diligencia; pero la simple apariencia de persecución les llevará de nuevo a sus
viejos caminos y amistades” (Thomas Scott).
25
Cristiano, ¿cuáles son los Temerosos y Desconfianzas que tienden a
infundirte temor hacia las consecuencias de ser fiel a Cristo? No les prestes
atención; cree a las promesas del Señor. No te olvides de lo que Él ya ha hecho
por ti.

18
andar, mientras Temeroso y Desconfianza retrocedían corriendo
collado abajo.
Pero el dicho de aquéllos le traía un poco pensativo, y para
animarse y consolarse buscó en su seno el rollo. ¡Ay de él! No lo
encontró. Grande fue entonces su aflicción e indecisión, pues se
hallaba falto de lo que tanto le ayudaba y era su salvoconducto
para entrar en la Ciudad Celestial. En tan críticos momentos se
acordó de que se había quedado dormido en el cenador, e
hincando sus rodillas en tierra pidió perdón al Señor y volvió
atrás en busca de lo que había perdido. ¡Pobre Cristiano! ¿Quién
podrá expresar con palabras su pesadumbre y sentimiento? Unas
veces lanzaba tristes suspiros, otras derramaba abundantes
lágrimas, y sin cesar se reprendía a sí mismo por la necedad de
haberse dejado apoderar del sueño en un lugar que estaba
destinado solamente para un pequeño refrigerio y descanso.
Miraba a un lado y otro del camino cuidadosamente, buscando
su diploma, hasta que llegó al cenador. Allí su dolor se hizo más
intenso, y más profunda la llaga de su pesar, a la vista de un sitio
que le recordaba una desgracia tan sensible26, y le hizo
prorrumpir en los siguientes lamentos: “¡Miserable y
desgraciado de mí! ¡Dormirme durante el día! ¡Dormirme en
medio de tantas dificultades! ¡Condescender así con la carne y
darle ese descanso en un sitio destinado solamente para el alivio
del espíritu de los peregrinos! ¡Cuántos pasos he dado en vano!
¡Así les sucedió a los Israelitas, que por sus pecados se les hizo
volver por el camino del Mar Rojo! ¡Triste de mí, que me veo
precisado a dar con sentimientos estos pasos, que pudiera haber
andado con placer a no haber sido por pecaminoso sueño! ¡Cuán

26
Apocalipsis 2:4-5; 1Tes.5:6,8.

19
adelantado no estaría yo ahora en mi camino!27 Me veo precisado
a andar tres veces lo que con una me hubiera bastado, siendo lo
peor del caso que probablemente me va a sorprender la noche,
pues el día está ya casi expirando. ¡Cuánto más me hubiera
valido haber resistido el ataque del sueño!”
Así, absorto en estos pensamientos, llegó al cenador, donde se
sentó algunos momentos para dar rienda suelta a sus lágrimas,
hasta que por fin quiso la Providencia que mirase debajo del
banco donde se había sentado y descubriese su rollo;
inmediatamente lo recogió azorado y lo metió en su seno.
Imposible me sería describir la alegría de este hombre al tomar
de nuevo posesión de su rollo, que era la garantía de su vida y el
pase para el puerto que suspiraba. Lo metió cuidadosamente en
su seno, dio gracias al Señor, que le hizo dirigir sus miradas al
sitio donde lo había perdido, y, llorando de alegría, emprendió
de nuevo su marcha.
Muy ligero y muy alegre andaba, pero no tanto que no se le
pusiese el sol antes de llegar a la cima. —¡Oh sueño funesto—
decía en medio de su dolor —tú has sido la causa de que tenga
ahora que hacer mi jornada de noche; el sol ya no me alumbra;
mis pies no sabrán ya el camino por donde dirigirse y mis oídos
no percibirán más que el rugido de los animales nocturnos. ¡Ay
de mí! Los leones que Temeroso y Desconfianza vieron en el
camino, precisamente de noche van en busca de su presa; si en la
oscuridad doy con ellos, ¿quién me salvará de sus garras?
Tan lúgubres eran sus pensamientos mientras caminaba,
cuando, levantando su vista, vio cerca un palacio magnífico,
llamado Hermoso, que estaba situado frente al camino.n

27
Uno de los grandes dolores de la senda del pecado lo constituye, no sólo el
retroceso espiritual, sino también la falta de progreso que implica. Un paso
hacia atrás significa que hemos dejado de dar uno hacia delante.

20
ACÁN28:
El Peligro del Individualismo Egoísta

Roger Ellsworth
[Josué 6:18-19; 7:1, 19-22]

Pasamos ahora a considerar a un hombre cuyo nombre


permanecerá empañado y manchado mientras perdure el tiempo.
Su nombre fue Acán. Era un hombre que había sido
abundantemente bendecido por Dios. Había visto a Dios hacer
cosas maravillosas en su nación de Israel. Había visto la Palabra
de Dios confirmada incuestionablemente en más de una ocasión.
Había visto a la generación que Dios liberó milagrosamente de
Egipto caer uno por uno en el desierto por rehusarse a creer a
Dios (Núm.14:26-38). Había visto al río Jordán abrirse y a la
nueva generación de israelitas cruzar a la tierra de Canaán sobre
tierra seca tal como Dios había prometido (Jos.3:1-17). Y había
estado presente, junto a sus compatriotas, ante la maravilla
sobrecogedora cuando las murallas del poderoso fuerte de Jericó
quedaron derribadas frente a ellos, tal como Dios había
prometido (Jos.6:1-17).

Con Dios no se juega


Sí, Acán lo había visto todo, y si había una lección que
aprender de todo lo que había visto, era que no se podía jugar
con este Dios que había estado obrando con el pueblo de Israel.

Este es un capítulo de su libro How to Live in a Dangerous World. Traducido y


28

publicado con permiso del autor.

21
Éste era el Dios eterno, de enorme poder, quien había mostrado
una consideración celosa por su Palabra una y otra vez. Si decía
que algo iba a ocurrir, así sucedía. Y éste es el Dios que había
proclamado enfáticamente que la obediencia de su pueblo sería
recompensada con bendiciones indescriptibles, y su
desobediencia con angustia y lamento indecibles (Deut.28:15-
68).
Antes de que el pueblo de Israel saliera en contra de Jericó,
Dios dejó saber tan claramente como la luz del mediodía, cuál
era su voluntad con respecto a lo que debía pasar con los
despojos de la ciudad. Todo debía ser consagrado al Señor y ser
puesto en su tesoro (Jos.6:18-19).
Desde luego, Dios tenía derecho a hacer esta demanda. Fue Él
quien sacó a sus padres de la tiranía de Faraón. Fue Él quien les
sostuvo durante todos los años que divagaron errantes en el
desierto. Fue Él quien dividió las aguas del Jordán. Y era Él
quien ahora entregaba la ciudad inexpugnable de Jericó en las
manos de su pueblo.
Habían muchas otras ciudades a ser conquistadas, y
abundantes despojos que el pueblo reclamaría como suyo
(Jos.8:2), pero Jericó le pertenecía de manera especial y peculiar
al Señor. Era como la puerta de entrada a toda la tierra, y el
Señor quería que su conquista inscribiera un mensaje claro e
indeleble sobre las conciencias de su pueblo. El método de la
conquista tenía el propósito de mostrarles la verdad de su gracia.
Ellos no hicieron nada para hacer que Jericó cayera, sino que
simplemente la recibieron como un regalo de Dios. Al traer
todos los despojos a Dios, el pueblo estaría mostrando que
entendieron que un Dios con semejante gracia es digno de una
obediencia de todo corazón.

22
Hubo algo más que Dios dejó bien claro antes de que el pueblo
hiciera su marcha final y dramática alrededor de Jericó: si
alguno violaba el mandamiento de Dios con respecto a los
despojos, el tal acarrearía calamidad, no sólo sobre sí mismo,
sino también sobre toda la nación (Jos.6:18). Toda la nación era
responsable de la desobediencia de cualquier individuo.
¿Por qué Dios considera a todos responsables de las acciones
de unos pocos? Pienso que tenemos que afirmar que Dios tenía
una gran causa que lograr a través de la nación completa, una
causa que no tendría éxito si los individuos no colocaban esa
causa y el bienestar de toda la nación por encima de sus propios
intereses. Al considerar a la nación responsable de acciones
individuales Dios estaba mostrando que cada israelita era parte
de algo mucho más grande que sí mismo.
Acán y sus compatriotas tenían toda esta información antes de
que las murallas de Jericó cayeran a tierra. Y la fidelidad de Dios
hacia su Palabra había sido fuertemente enfatizada en tantas
ocasiones, que uno pensaría que antes de alguien apresurarse a
subir sobre las murallas destruidas y entrar en la ciudad, cada
quien se diría a sí mismo: “No debo tomar ninguno de los
despojos para mí. Con Dios no se juega.”

La desconsideración flagrante de Acán hacia la ley de Dios


Acán pudo haberse dicho lo mismo, pero consideró el
adherirse a su resolución como algo imposible. Entre los
despojos había un hermoso manto babilónico; nunca había visto
uno semejante. Y justo allí a su lado habían doscientos siclos de
plata y un lingote de oro puro. Acán los recogió inmediatamente.
Estas cosas debían llevarse a su comandante Josué como parte
del tesoro del Señor. Pero de repente se detuvo. No había nadie
con él cuando encontró estos artículos, ni nadie le vio recogerlos.

23
Esconderlos en su tienda en lugar de llevárselos a Josué sería un
asunto realmente fácil. Estaba seguro de poder hacerlo sin que
nadie lo supiera. Rápidamente se dirigió a su tienda. Un simple
recordatorio amoroso de la Palabra de Dios de parte de su esposa
o de uno de sus hijos le habría traído de vuelta a la sensatez, pero
todos se regocijaron de lo que había hecho y le ayudaron a
guardar el botín. Ahora creían que su futuro en la tierra nueva
estaba asegurado.

La esencia del acto de Acán


¿Por qué lo hizo Acán? ¿Qué le movió a una conducta tan
temeraria? Piense en el asunto de la manera siguiente. Esta fue la
decisión que le confrontó: pudo llevarle los bienes a Josué, lo
cual le habría dado honra y gloria a Dios, a la vez que habría
promovido el bienestar del pueblo de Dios; o pudo quedarse con
los bienes para sí mismo, lo cual le produciría felicidad y
satisfacción personal.
Al quedarse con los bienes, entonces, Acán estaba colocando
su felicidad personal por encima de la gloria de Dios y del
bienestar del pueblo de Dios. Lo hizo porque la gratificación de
sus deseos personales le era más importante que la ley de Dios y
el bienestar del pueblo de Dios.
Desde luego, él no lo habría expresado en términos tan crudos.
De nosotros haber podido hacernos invisible para acercarnos
mientras él tomaba su decisión, y de poner un oído en la pared
de sus pensamientos más recónditos, probablemente le
habríamos escuchado decir: “¿Qué daño podría yo causar en
tomar sólo unos cuantos bienes para mí? De todos modos
quedará en abundancia para el Señor.” O quizás le habríamos
escuchado decirse a sí mismo: “Acán, viejo amigo, ya has hecho
mucho por el Señor. Mereces un descanso hoy.”

24
Si estos fueron los pensamientos de Acán, entonces fue
culpable de tener uno de los rasgos característicos de las
creencias de nuestra época: que la felicidad y la satisfacción
personales deben predominar sobre cualquier otra
consideración. En su libro Lo que los Norteamericanos Creen,
George Barna documenta este asunto. Él dice que dos terceras
partes de todos los norteamericanos adultos dicen que el
propósito de la vida es el disfrute y la satisfacción personal. Y de
esto Barna concluye: “Típicamente los norteamericanos ven la
vida como un esfuerzo temporal para obtener toda la satisfacción
y el placer posible durante su paso por este planeta.”
Esta mentalidad tiene ramificaciones devastadoras para la
sociedad en general, pero es particularmente dañina cuando
brota en la iglesia. Después de todo, el pueblo de Dios está en
una situación que no difiere de aquella en la que se encontraba el
Israel de antaño. Así como Dios les dio a conocer su voluntad
con claridad con respecto a los despojos de Jericó, así también
nos ha dado a conocer su voluntad con respecto a una amplia
gama de asuntos. Así como apreciaba a aquellas personas y
deseaba obrar a través de ellas, así aprecia la iglesia de hoy. La
compró a gran precio, la sangre de su Hijo, Jesucristo. La cuida
tiernamente como un padre a sus hijos. Es la niña de sus ojos, y
su nombre está escrito en las palmas de sus manos.
Desde aquel día hace ya tanto tiempo en la devastada Jericó,
Dios no ha cambiado en su naturaleza o en sus propósitos
fundamentales. Todavía quiere que demos gloria a su nombre
por medio de la obediencia a sus mandamientos. Todavía quiere
que nos unamos a Él valorando el bienestar de su pueblo,
haciendo aquellas cosas que lo promuevan.
Quiere que veamos que su propósito o causa para con la iglesia
es mayor que nosotros mismos, y quiere que la amemos y

25
vivamos para ella. Juan Calvino expresó el lugar que la iglesia
debe tener en nuestro corazón con las siguientes palabras:
“Aquél que no tiene a la iglesia por madre, no puede tener a Dios
por su Padre.”
Una vez entendemos estas realidades fundamentales, podemos
ver que la historia de Acán no es un trozo aburrido de historia
antigua. La decisión que él tomó todavía está tomando lugar en
nuestra propia época. Cada vez que dejamos que nuestros
propios deseos y felicidad desplacen la obediencia a Dios, nos
estamos poniendo el manto babilónico de Acán y poniendo en
nuestros bolsillos sus siclos cananeos.
¿Cuántos que profesan ser cristianos han tomado la decisión
de Acán en cuanto al punto de adorar a Dios domingo tras
domingo? ¿Cuántos, sabiendo plenamente que la presencia de
ellos en la casa de Dios le daría honra a Su nombre y promovería
el bienestar de su pueblo, deliberadamente escogen quedarse
para hacer algo que deseaban? ¿Cuántos que profesan ser
cristianos dicen en el Día del Señor: “Este es el único día que
tengo para mí” o “Este es el día para estar con mi familia”?
“¿Pero no quiere Dios que seamos felices?” La persona que
hace esta pregunta siempre espera un “Sí” como respuesta y se
prepara para decir: “Bueno, yo sé lo que me hace feliz”, y
enumera dos o tres cosas que son contrarias a los mandamientos
de Dios. Quizás Acán empleó el mismo razonamiento cuando
contempló los bienes prohibidos: “Sé lo que Dios ha dicho, pero,
de seguro Él quiere que yo sea feliz, y estas cosas me hacen
realmente feliz.”
La gran falla de este razonamiento es que conocemos lo que
nos hace felices y asumimos que Dios tiene, por tanto, que
reconocerlo y dejarnos hacer lo que queramos. Sí, sabemos lo
que nos da placer momentáneo, pero Dios, por el otro lado, está

26
interesado en nuestra felicidad eterna, no sólo en lo que nos da
placer por el momento.
Dado que Acán y su familia se rehusaron a vivir para la honra
de Dios y el bien del pueblo de Dios, pagaron un precio terrible
(Jos.7:24-26). No, Dios no usa juicios tan severos como esos en el
ámbito temporal sobre cada quien que ponga su felicidad
personal por encima de la causa de Dios. De hecho, a muchos
que viven exclusivamente para su felicidad personal parece que
les va muy bien. Pero tales juicios temporales severos están
diseñados para mostrar el juicio eterno mucho mayor que le
espera a todos los que se colocan a sí mismos por encima de
Dios. De paso, esta fue la forma en que Jesús aplicó algunas de
las catástrofes que recayeron sobre algunas personas durante su
ministerio (Luc.13:1-5).
Por tanto, debemos cuidarnos de seguir las pisadas de Acán.
Nuestra verdadera felicidad depende de nuestra obediencia a
Dios y de la búsqueda del bienestar de su pueblo, no de vivir
como si nuestro propio disfrute individual, aquí y ahora, fuera lo
único que importara. n

Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo


Servicios de Adoración: Domingo 10:30 a.m. / 6:00 p.m.
Culto de Oración: Miércoles 8:00 p.m.
Luis Amiama Tió #105, Arroyo Hondo, Santo Domingo, RD

27
Acán yace apedreado. Por Gustav Doré.

28

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