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1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Índice
1 Presentación 5

2 Finalidad 7

3
3 Objetivos 7

4 Asistentes 9

5 Participantes 9

6 Paises Invitados 11

7 Entidades Patrocinadoras 11

8 Instituciones Invitadas 13

9 Comité de Honor 15

10 Comité Organizador 17

11 Programa 19

12 Ponencias y Conferencias 25

13 Relación de Autores 319


1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

1 Presentación

La Comunidad de Madrid, como el resto de la nación española y muchos países de la esfera internacional, se encuen-
tra actualmente inmersa en un proceso de análisis de los modelos y las estrategias más eficientes para conseguir la
disminución del delito juvenil y la reinserción social de los menores infractores. Este proceso ha dado lugar en nues-
tro país al análisis y la revisión de la Ley Orgánica que es básica en esta materia y a su reciente reforma.

El Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre “La prevención de la delincuencia juvenil, los modos de
tratamiento de la delincuencia juvenil y el papel de la justicia del menor en la Unión Europea”, se ha elaborado des-
de el análisis de diversos convenios y tratados internacionales relacionados con la justicia juvenil, como son , entre
otros, las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de menores, «Reglas de Beijing»,
de 1985; las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil, «Directrices de Riad»,
de 1990, que están siendo elementos de permanente referencia. En este contexto, la actuación de reeducación y
reinserción social que hemos puesto en marcha desde la Vicepresidencia Segunda y Consejería de Justicia e Interior,
desde la creación de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor en diciembre de 2004, se en-
marca en el “modelo de responsabilidad” definido durante las últimas décadas e imperante en los países del mundo
occidental.

Para conseguirlo la Agencia quiere poner todos los medios a su alcance, en orden a facilitar que la Administración de
Justicia de la Comunidad de Madrid pueda aplicar a los menores infractores todos los derechos y garantías recono-
cidos en el proceso penal (juicio justo, imparcial y equitativo); así como en la definición de elementos estructurales,
como el servicio de inspección, cualitativos como los programas educativos, culturales y de inserción laboral que
favorezcan la reeducación y reinmersión social de los menores y jóvenes infractores. 5
En coherencia con este modelo consideramos, en definitiva, que los menores y jóvenes infractores, para conseguir
su inserción social, necesitan ser ayudados y guiados, por personal experto, en su proceso de inserción a través de
itinerarios muy diversos (educación, inserción social, cultural, lingüística, etc.) En este empeño, somos conscientes de
la importancia capital que tienen los trabajadores del sector, razón por la que una de nuestras líneas de actuación
prioritarias tiene por objeto la selección, capacitación y la especialización de los trabajadores responsables de la
ejecución de medidas judiciales.

Personalmente estimo que en los dos años escasos transcurridos desde la creación de la Agencia se ha hecho un
considerable esfuerzo a favor de los menores y jóvenes con medidas judiciales y también, si me lo permiten, en la
segunda vertiente de este cometido, es decir, en beneficio de la seguridad ciudadana, al conseguir que todos los
menores juzgados por la comisión de hechos graves se encuentren actualmente cumpliendo las medidas judiciales
impuestas por los Jueces de Menores.

El delito juvenil es un fenómeno transnacional y requiere el conocimiento técnico disponible a nivel internacional,
así como la más amplia colaboración posible y el encuentro de los profesionales expertos de este ámbito, a la hora
de definir modelos y estrategias de actuación. Con esta finalidad, en 2005, celebramos las “Jornadas Internacionales
sobre Menores y Jóvenes con Responsabilidad Penal”, y celebramos ahora este Primer Congreso Internacional sobre
Violencia Juvenil, en el que se analizarán los contextos que influyen en los procesos de conflicto social en la ado-
lescencia, los factores que inciden en las manifestaciones de violencia juvenil y su prevención, así como las mejores
prácticas de diversos países, con el convencimiento de que contribuirá a mejorar las actuaciones en los distintos
ámbitos de la justicia juvenil.

Aprovecho esta ocasión para dar la bienvenida a todos los asistentes al Congreso, deseándoles los mejores éxitos
profesionales, una feliz estancia en Madrid y un venturoso año 2007.

Alfredo Prada Presa


Vicepresidente Segundo y Consejero de Justicia e Interior
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

2 Finalidad

Actualizar el conocimiento científico y contrastar las ex-


periencias más significativas que puedan orientar las fu-
turas actuaciones profesionales e institucionales en esta
materia.

3 Objetivos

Dar a conocer las políticas en materia de violencia juvenil


y el estado de los conocimientos.

Analizar los contextos que influyen en los procesos de


conflicto social durante la adolescencia, y las manifesta-
ciones de violencia juvenil. 7
Difundir las estrategias y programas de reeducación y rein-
serción de menores infractores, para su integración plena
en la sociedad, y propiciar el conocimiento de las propues-
tas técnicas con especial significación e incidencia.

Facilitar el encuentro entre los representantes de las iti-


tuciones, las organizaciones responsables y los profesio
nales del sector.
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4 Asistentes

Responsables de instituciones y programas de reeduca-


ción y reinserción de menores en situación de conflicto
social.

Profesionales de la Administración de Justicia de


Menores.

Profesionales de Servicios Sociales.

Profesionales de la Educación.

Profesionales de la Sanidad, especialmente del campo


de Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia.

Parlamentarios de la Asamblea de la Comunidad de


Madrid.

Miembros de las Fuerzas de Seguridad.

Profesionales de distintos países.


9

5 Participantes

Responsables de organismos y organizaciones del sector.

Profesionales especialistas de España y otros países.

Profesores e investigadores.

Representantes de colectivos implicados: perjudicados,


infractores y Asociaciones.

Organizaciones y entidades implicadas.

Profesionales de los medios de comunicación.


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6 Paises Invitados

Chile.

Colombia

Estados Unidos

Guatemala

Holanda

7 Entidades Patrocinadoras

Instituto Madrileño de Administración Pública (IMAP) 11


Consejería de Educación.

Consejería de Sanidad.

Consejería de Empleo y Mujer.

Instituto Madrileño del menor y la Familia.

Colegio de Trabajadores Sociales.

Universidades de Madrid y UNED.

Proyecto Hombre.

Defensor del Menor.

Asociación Colectivo Lacalle.

Fundación Diagrama.

Asociación GINSO.

Fundación Grupo Norte.

Observatorio Internacional de Justicia Juvenil (Pertene-


ciente a Fundación Diagrama).

Fundación Respuesta Social Siglo XXI.

Asociación Centro TRAMA.


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8 Instituciones Invitadas

Audiencia Nacional. Tribunal Superior de Justicia.

Senado (Comisiones de Justicia, Servicios Sociales, Audiencia Provincial.


Sanidad y Educación).
Fiscalía de Menores de Madrid.
Congreso de los Diputados (Comisiones de: Justicia,
Asuntos Sociales, Sanidad y Educación). Juzgados de Menores de Madrid.

Grupos Parlamentarios de la Asamblea de Madrid Jueces de Menores de Madrid.


(Comisión de Justicia e Interior, Sanidad, Asuntos
Sociales y Educación). Miembros de Equipos Técnicos de Madrid.

Defensor del Pueblo. Jueces, Fiscales, Miembros de EE Técnicos de otras


CC. AA.
Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.
Policía Nacional (Grupo de Extranjería).
Mº de Justicia.
Policía Nacional (B.I.I.).
Mº de A. Exteriores y Cooperación Internacional.
Guardia Civil (EMUME).
Mº de Trabajo y Asuntos Sociales.
Guardia Civil (Delitos tecnológicos).
Mº de Educación. 13
Policías locales (Madrid y grandes urbes).
Secretaría de Estado para el Deporte.
Rectores de Universidades.
Delegación del Gobierno.
Federación Madrileña de Asociaciones de Vecinos.
Consejería de Educación.
Asociación de la Prensa.
Consejería de Familia y S. Sociales.
U.N.I.C.E.F.
Consejería de Sanidad.
Plataforma de ONGs.
Consejería de Empleo y Mujer.
Proyecto Hombre.
Agencia de Protección de datos.
Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria.
Agencia Antidroga.
Cruz Roja española.
Ayto. de Madrid y Juntas de Distrito.
Cáritas.
Federación de Ayuntamientos de Madrid.
Entidades Colaboradoras de la ACMRRMI.
Consejo Gral. Del Poder Judicial.
Observatorio “Reina Sofía” de Valencia.
Tribunal Supremo.
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9 Comité de Honor

Presidencia:

Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias (Aceptado)


(Credencial del Palacio de la Zarzuela nº221/06)

Integrantes:

Presidenta de la Comunidad de Madrid.

Vicepresidente Segundo y Consejero de Justicia e Interior.

Presidente del CGPJ.

Consejero de Sanidad.

Consejero de Educación.

Consejería de Empleo y Mujer. 15


Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.

Instituto Madrileño del Menor y la Familia.

Federación Madrileña Municipios.


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10 Comité Organizador

Coordinadores:

D. Amador Sánchez

D. Juan Francisco Franco

D. Javier Urra

Dª. Mª. Angeles Arenillas

Dª. Mª. Socorro Alonso

Dª. Susana de la Fuente

Colaboraciones especiales:

GINSO, Asociación para la Gestión de la Integración Social.

OIJJ, Observatorio Internacional de Justicia Juvenil,


Fundación Diagrama.

Colaboradores:

Dª. Ana Calvo


17
Dª. Carmen Crespo

D. José Antonio Morales

D. Lorenzo Pedroche

Dª. Alicia Petit

Dª. Almudena Sabina

Dª. Catalina Vivas

D. Eugenio López

D. Walter Scansetti

Dª. Mª. José Vírseda


Dª. Rosa Menor

Dª. MªAngeles Gálvez

Dª. Inmaculada Lacasta

Dª. Mª. Dolores Sanz


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11 Programa

Día 18 de enero - Jornada de mañana:


09:00
Acreditación y entrega de documentación

09:45
Excma. Sra. Dª. Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad de Madrid
Excmo. Sr. D. Alfredo Prada,Vicepresidente Segundo y Consejero de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid
Excmo. Sr. D. Francisco Granados, Consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid
Ilma. Sra. Dª. Carmen Balfagón, Directora-Gerente de la Agencia para la Reeducación y la Reinserción del Menor
Infractor de la Comunidad de Madrid
Excmo. Sr. D. Arturo Canalda, Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid

10:30
Conferencia Inaugural: “Origen y problemática social de las conductas infractoras”
Moderadora: Dª. Ely del Valle, Periodista
Ponente: Profesor Dr. D. Luis Rojas Marcos, Psiquiatra, ex Presidente del Sistema de Hospitales Públicos de la ciudad
de Nueva York

11:15
Descanso y café 19
11:45
Mesa Redonda: “Violencia intrafamiliar”
Moderador: D. Javier Urra, Escritor, Psicólogo Forense y Primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid
Intervienen:
D. Jesús García Pérez, Presidente de la Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil
D. Francisco Romero, Miembro del Equipo de Asesoramiento Técnico de la Dirección General de Justicia Juvenil en
Barcelona
Dª. Mercedes Pérez Molina, Psicóloga responsable del Programa del Maltrato en el Ámbito Familiar Centro E.M.J.
Tierras de Oria Asociación GINSO.
D. Luis González Cieza,Miembro de la Unidad de Inspección Técnica y Coordinador del Programa de Intervención
por Maltrato en el Ámbito Familiar ( ARRMI, Madrid)

13:15
Mesa Redonda: “Violencia sexual”
Moderador: D. Ángel del Río, Periodista
Intervienen:
Dª. Blanca Vázquez Mezquita, Psicóloga Forense, Especialista en víctimas de agresiones sexuales
Dª.Victoria Noguerol Noguerol, Directora del Centro de Psicología Noguerol
Dª. Mª. Isabel Salinas Chaud, Docente, Perito Judicial y Asesora de equipos de víctimas de delitos sexuales en Chile
Dª. Mª. Ángeles Espinosa, Secretaria General, Instituto Universitario UAM-CEU de “Necesidades y Derechos de la
Infancia y la Adolescencia”
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Día 18 de enero - Jornada de tarde:


14:30
Almuerzo
16 :30
Mesa Redonda: “Violencia entre iguales:Violencia escolar / bandas juveniles”
Moderador: D. Constantino Mediavilla, Periodista
Intervienen:
Dª. Mª. Estefanía del Toro Sánchez, Psicóloga Social, especialista en bandas juveniles
D. Wilson López López, Presidente de la Asociación de Psicólogos de Colombia
Profesora Dra. Dª. Mª. José Díaz-Aguado, Catedrática de Psicología de la educación y Directora del Master “Progra-
mas de intervención en contextos educativos” de la Universidad Complutense

18:00
Coloquio

18:30
Descanso y café

de 19:00 a 20:00
Grupos de discución: “La actuación de los prefesionales”
Grupo 1: Programas sobre Tratamientos de las Agresiones Sexuales
Coordinan: D. Lorenzo Pedroche, Jefe de Área de Coordinación de Centros, ARRMI. Dª. Rosa Menor, Técnico, ARRMI
20 Intervienen:
D. Carlos Benedicto Duque, Fundación Grupo Norte
D. Eduardo Atarés Pinilla, Fundación Grupo Norte
Dª. Celia Nevado Fernández, Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales de Madrid (CAVAS)
Dª. Ana Jurado Berja, Asociación GINSO

Grupo 2: Programa de Mediación en Conflictos


Coordinan: Dª. Cayetana Bajo, Técnico ARRMI
Intervienen:
Dª. Pilar Lizán Fernández, Asociación Trama
D. Javier Pérez Gómez, Fundación Grupo Norte
Dª. Pilar García Dotor, Fundación Diagrama

Grupo 3: Programas de Tratamiento de la violencia entre iguales


Coordinan: D. Tomás Sánchez, Dª. Mª. Ángeles Gálvez, Técnicos ARRMI
Intervienen:
D. Manuel Madrid Saavedra, Asociación GINSO
Dª. Juana Mateo Cedillo, Asociación Respuesta Social Siglo XXI
D. Antonio Gamonal García, Psicólogo Colaborador del CEPS
D. Ángel Luis Maroto Sáez, Asociación Trama

Grupo 4: Prevención de la Reincidencia


Coordinan: Dª. Teresa Farnós, Centro de Estudios Reina Sofía. Dª. Inmaculada Lacasta, Técnico ARRMI
Intervienen:
D. José Simón Martín Marta, Fundación Diagrama
Profesor D. Ed Hilterman, Dpto. Justicia Generalitat de Cataluña
Dª. Esperanza Cava Sebastián, Centro de Estudios Reina Sofía
D. César Osuma Izquierdo, Fundación Grupo Norte
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18
Día

23

de enero
Jornada de la mañana
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P
alabras de bienvenida de la
Directora-Gerente en el acto de
inauguración del “I Congreso
Internacional sobre Violencia Juvenil”

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Ilma. Sra. Dª. Carmen Balfagón Lloreda


Directora-Gerente de la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación y
Reeinserción del Menor Infractor
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Me complace dar a todos los presentes la bienvenida al “I CONGRESO INTERNACIONAL DE VIOLENCIA JU-
VENIL: RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL Y SOCIAL”, organizado por la Vicepresidencia Segunda Y Consejería de
Justicia e Interior, a través de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor de la Comunidad de
Madrid.

En 2005, celebramos las “JORNADAS INTERNACIONALES SOBRE MENORES Y JÓVENES CON RESPONSABI-
LIDAD PENAL: MENORES EN CONFLICTO SOCIAL”. Hemos incluido la publicación de las ponencias de estas
jornadas como parte de la documentación que se les ha entregado al hacer la inscripción. En el acto de Clausura
de aquellas jornadas, el día 21 de junio de 2005, el Vicepresidente Segundo de la Comunidad de Madrid, nos emplazó
para continuar avanzando en la compleja problemática que concierne a la actividad delictiva de los jóvenes, la justicia
juvenil, y la reinserción social de los menores y jóvenes infractores, mediante la celebración de este Congreso Inter-
nacional, en el que abordamos un tema tan sensible y globalizado actualmente como es la violencia juvenil.

Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias, han aceptado presidir el Comité de Honor del Congreso. Es
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un honor, que agradecemos en nombre de cuantas personas estamos, de alguna manera, relacionadas con la Justicia
Juvenil, y en nombre de las instituciones y los profesionales que intervenimos en la reeducación y reinserción de los
menores infractores.

En primer lugar quería agradecer la presencia de todas las personas que participan como ponentes en este evento y
en particular a la persona que me acompaña en esta mesa.

- Excmo. Sr. D. Arturo Canalda González, Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, quien inaugurará el
Congreso.

Y sobre todo, quiero que mis palabras en este acto sean de saludo cordial a todos los asistentes y de agradecimiento
por su presencia en este Congreso Internacional. Deseo que tengan una feliz estancia en Madrid aquellos que han
hecho el esfuerzo añadido de desplazarse desde otros países o desde otras ciudades españolas.

La Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor, fue creada por Ley
en 2004, con la finalidad de asumir:

“La ejecución de las medidas adoptadas por los órganos judiciales en aplicación de la legisla-
ción sobre responsabilidad penal de los menores”

Su cometido es:

“Concentrar, desarrollar y ejecutar programas y actuaciones que contribuyan a los fines de


reinserción y educación derivados de la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, de Responsabili-
dad Penal de los Menores (recientemente modificada, en 2006, con una ley que no ha cerrado
la fuerte polémica social y profesional existente desde hace años en torno a justicia juvenil)
de su Reglamento de desarrollo, aprobado por Real Decreto 1774/2004, de 30 de julio, y de-
más normas vigentes, complementarias y de desarrollo aplicables”.

No voy a extenderme hablando del cometido de la Agencia, ya que para finalizar el acto de inauguración, tendrán
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ustedes ocasión de ver un vídeo, elaborado para este acto, que recoge los aspectos esenciales de su actividad con los
menores y jóvenes que tenemos encomendados.

El Congreso tiene por finalidad Actualizar el conocimiento científico y contrastar las experiencias más signifi-
cativas que pueden orientar las futuras actuaciones profesionales e institucionales en materia de Violencia Juvenil.

La delincuencia juvenil, se deriva o se relaciona de alguna forma con la violencia, y es uno de los temas que suscitan
actualmente gran interés e incluso inquietud en la sociedad internacional. Preocupaciones motivadas, en parte, por
acontecimientos graves y de gran repercusión en los medios de comunicación social, así como por nuevos tipos de
conductas antisociales protagonizadas por este sector de la población (como la violencia escolar, las bandas juveniles,
la violencia racista o xenófoba, agresiones en el seno de la familia, violencia asociada al consumo de drogas, agresiones
contra la libertad sexual, etc). A ello se unen fenómenos que, pese a no tener una relación directa con la delincuencia
28 juvenil, se asocian frecuentemente a ésta, como la presión de los flujos migratorios procedentes de países extraco-
munitarios, o los problemas de integración de los inmigrantes de segunda o tercera generación.

Todas estas circunstancias estarán presentes en la celebración de esta Congreso Internacional, cuyos debates, re-
flexiones y experiencias de buenas prácticas, esperamos publicar, como hemos hecho con los de las Jornadas que
celebramos en 2005, porque esperamos que sean muy válidos para la actuación en el fenómeno de la violencia en
cualquier país, ya que nos encontramos ante un problema lamentablemente globalizado.

Voy a pasar la palabra al Excmo. Sr. D. Arturo Canalda González, Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, no
sin antes agradecer a todos aquellos que han hecho posible la realización del Congreso, especialmente a cuantos han
contribuido al mismo desde el patrocinio o la colaboración, y deseo hacer especial mención al equipo de personas
que han formado parte del Comité Organizador de este Congreso:

- D. Amador Sanchez

- D. Javier Urra

- D. Juan Francisco Franco

- Dña. María Socorro Alonso

- Dña. Susana de la Fuente

- Dña. Mª Ángeles Arenillas


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P ALABRAS DE
BIENVENIDA

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Ponente

Exmo . Sr. D. Arturo Canalda González


Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid
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Agradezco sinceramente la posibilidad que se me ofrece de compartir algunas reflexiones surgidas desde la expe-
riencia de la Institución del Defensor del Menor. En primer lugar, me gustaría felicitar a la Agencia de Reeducación
por la organización de este Congreso, esperando responda al objetivo de poner en común distintas experiencias que
faciliten la prevención de la delincuencia juvenil y la recuperación del joven infractor.

Además quiero aprovechar la oportunidad para reconocer el esfuerzo de la Agencia en la creación de recursos y
en las numerosas iniciativas emprendidas dirigidas a mejorar la eficacia de la aplicación de la ley en la ejecución de
medidas judiciales, así como agradecer también su disponibilidad y su actitud abierta hacia las propuestas presentadas
por esta Institución a través de la Comisión Técnica de Asesoramiento.

Según datos de la Fiscalía de Menores del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, durante los diez primeros meses
del año pasado, la delincuencia juvenil creció en un 8 %, atendiendo a las medidas judiciales adoptadas. Según la Policía,
los menores cada vez cometen más delitos violentos. 33
Por su parte la Agencia de Reeducación afirma que mientras el número de procedimientos judiciales incoados a
menores en la Comunidad de Madrid a diciembre de 2004 fue de 4.726, el número se elevó a 4.975 en diciembre de
2005 y a 5.272 a fecha de diciembre de 2006.

Por tanto, desde las diferentes instituciones se percibe un incremento de la delincuencia juvenil y un aumento también
de la gravedad de los delitos.

En este momento nos enfrentamos además a nuevas formas de delincuencia juvenil (las bandas, la violencia ejercida
sobre los padres, el acoso en las escuelas, el uso de las nuevas tecnologías para la comisión de delitos…), que requie-
ren también nuevas estrategias de respuesta. A juicio de esta Institución, tales estrategias no deben consistir exclusi-
vamente en el endurecimiento de las sanciones, aún cuando ello pueda responder con mejor acomodo al principio
de proporcionalidad, sino que deben asentarse de forma predominante en la intervención educativa y en el impulso
de políticas de prevención.

De forma reiterada esta Institución ha insistido en la importancia de intensificar el trabajo preventivo, que evite el
delito o, en su caso, que frene la reincidencia. En el diseño de programas de prevención es imprescindible la interven-
ción coordinada de todas las Administraciones Públicas implicadas en el bienestar de los menores, desde las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado, a la Administración educativa o sanitaria y, de forma prioritaria, el Sistema Público
de Servicios Sociales, principalmente a través del trabajo de educadores de calle que se desplacen al lugar donde se
está produciendo el riesgo.

Serán necesarios especialmente los programas de apoyo a la familia, dirigidos a evitar la desestructuración y posibili-
tar la asunción de las responsabilidades que le competen. Del mismo modo, no deben olvidarse las ofertas de tiempo
libre y ocio dirigidas a socializar e integrar a los menores y jóvenes, con especial atención a la integración de menores
de origen extranjero.
Sin duda, una mayor eficacia de los programas preventivos, así como un impulso del sistema de protección de meno-
res, contribuiría a reducir la intervención en el ámbito de la reforma.

Aquellos menores que, a pesar de las medidas preventivas, cometan una primera infracción, aunque sea leve, deben
recibir una respuesta sancionadora-educativa; se les debe hacer saber que han dañado a la sociedad y que la sociedad
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les exige una reparación y, a través de la medida que se adopte, debe intentarse su recuperación. Una respuesta eficaz
a las primeras infracciones, ayudaría a evitar el inicio de una escalada delictiva hacia hechos más graves.

En este punto es necesario mencionar la preocupante situación de los menores de 14 años que han cometido una
infracción (1), incluso grave, o la de aquéllos mayores de esta edad que presentan conductas de alto riesgo social.
La ley de Responsabilidad Penal remite a la aplicación de medidas de protección previstas en la legislación civil, sin
embargo, se ha podido constatar que los mecanismos previstos en el sistema de protección devienen ineficaces para
el tratamiento de estos menores. Lo cierto es que estos comportamientos infractores no están recibiendo respuesta
alguna, siquiera educativa, quedando en la más absoluta impunidad, lo que sin duda contribuye a propiciar el inicio en
una escalada delictiva.

Cuando el Ministerio Fiscal tiene conocimiento de estos hechos, remite testimonio al Instituto Madrileño del Menor
34 y la Familia. Habitualmente el organismo autónomo da traslado a los Servicios Sociales de zona para que intervengan
con el menor y la familia, si fuera necesario, y hace un seguimiento de la intervención desarrollada desde aquéllos a
través de las reuniones mensuales o bimensuales de la mesa de trabajo de cada distrito en la que está presente un
representante de la Comisión de Tutela. Sin embargo, cualquier medida que se adopte debe contar necesariamente
con la voluntad del implicado, de manera que en la mayoría de las ocasiones la intervención se torna imposible.

A nuestro juicio, la nueva ley que recientemente entrará en vigor ha perdido la oportunidad de abordar esta cuestión.
Tratándose de una norma de carácter predominantemente educativo, habría sido deseable que se incluyera en la re-
forma la obligatoriedad de aplicar medidas educativas a estos menores, garantizándoles, eso sí, un trato diferenciado,
e impidiendo con ello que estas infracciones queden, como decimos, en la impunidad.

Dado que ello no se ha previsto, es imprescindible que las Administraciones, autonómica y locales, afronten con serie-
dad y de forma perentoria la elaboración de programas específicos, acordando, si es necesario, la creación de Equipos
que se dediquen a valorar estos casos y hacer un seguimiento real a través de los Servicios Sociales.

Ello nos lleva a otra reflexión que no será objeto de este Congreso, pero que no podemos dejar de mencionar y es
que el sistema de protección está necesitado de una especialización de los recursos que den respuesta a las nuevas
necesidades sociales. El perfil de los menores en desamparo ha cambiado en los últimos años, de menores abandona-
dos por motivos fundamentalmente económicos, hacia un número cada vez mayor de menores conflictivos a quienes
no es posible marcar límites en el ámbito familiar.
Esta evolución no se ha visto acompañada de un cambio paralelo en las instituciones, de manera que hoy se echa de me-
nos contención en los centros de protección, así como centros específicos para abordar los trastornos de conducta.

Además de la prevención, la intervención educativa es el pilar en el que se asienta el tratamiento a los menores
infractores. En dicha tarea es determinante una adecuada dotación de recursos humanos y materiales, tanto a los
órganos judiciales encargados de dictar la medida sancionadora-educativa, como a la entidad pública encargada de su
ejecución, dotación que permita una ágil y eficaz respuesta ante la conducta antisocial.

(1)Según datos de la Fiscalía de Menores, el número de Diligencias Preliminares registradas durante el 2005, referentes a menores de 14
años y que consecuentemente se han archivado por aplicación del artículo 3 de la LORRPM, ha sido de 1.142 causas.
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Pero además, es fundamental que los equipos sobre los que recae la responsabilidad de la función educativa sean
altamente cualificados, especializados y estables. No podemos olvidar la especial naturaleza de la función que desa-
rrollan: sancionadora, coercitiva y por ende, limitativa de derechos fundamentales. Precisamente esta naturaleza exige
intensos mecanismos de control y supervisión por la Administración.

En la aplicación de medidas educativas deberían potenciarse las de medio abierto y reparaciones extrajudiciales, que
enseñan al menor un marco distinto de solución de conflictos, desde el sentido de la responsabilidad y el respeto
por los derechos y libertades de los otros (2). Estas medidas estimulan la reflexión del menor sobre su culpabilidad y
resultan idóneas por su escaso valor estigmatizante, su alto valor pedagógico y su carácter de menor represión(3).

La inserción laboral es, sin duda, un elemento educativo de primer orden, por ello esta Institución aplaude programas
como el de orientación para el empleo iniciado en la Comunidad de Madrid y tiene en estudio la viabilidad de nuevas
propuestas, como sería la inclusión de beneficios empresariales como la desgravación por contratación de menores que 35
han cumplido una medida judicial; o la posibilidad de que los menores extranjeros que están cumpliendo una medida
judicial y carecen de autorización de trabajo, puedan realizar actividades laborales.

A pesar de los avances que se han producido, todavía hay cuestiones que deben mejorar, entre ellas, se advierte la ne-
cesidad de un implantar un sistema informático eficiente que permita contrastar y coordinar las informaciones entre la
Agencia de Reeducación y la Fiscalía de Menores, así como, sobre todo, hacer un análisis realista de la aplicación de la ley
y una evaluación posterior de su eficacia.

Deben también determinarse unos parámetros de evaluación que sirvan para estudiar la eficacia reeducativa de la ley. La
Agencia nos ofrece el dato del 83% de los menores y jóvenes atendidos que han sido reinsertados socialmente, tomando
como referencia que no se les haya impuesto ninguna otra medida a lo largo del 2006. Sin embargo, habría que ir más
allá y tener en cuenta también otros criterios como la inserción laboral(4), menores que pasan después a instituciones
penitenciarias, etc. Una vez establecidos unos criterios, estos deberían ser homogéneos para todas las Comunidades
Autónomas.

Debe analizarse la movilidad del personal educativo de los centros de reforma. Sólo un equipo estable es garantía de
un proyecto a largo plazo.

También hay que abordar la situación de los menores que rechazan el tratamiento terapéutico, quedando a su propia
voluntad el cumplimiento de la medida. Esta previsión podría poner en riesgo la finalidad recuperadora de la medida y
la salud del propio menor.

(2)El total de intervenciones realizadas por la Agencia de Reeducación en medio abierto aumentó un 6.41% en 2006, si bien se observa
una desaceleración con respecto al año anterior, como consecuencia del inferior número de estas medidas adoptadas por los jueces de
menores, lo que contrasta con el incremento de medidas de internamiento en centro.
(3)En palabras del Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre “La prevención de la delincuencia juvenil, los modos de trata-
miento de la delincuencia juvenil y el papel de la justicia del menor en la Unión Europea”. (2006/C 110/13)
(4)Como en Andalucía, que entienden por menores reinsertados aquéllos que consiguen un trabajo y lo mantienen
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Ahora se inicia una nueva etapa con la próxima entrada en vigor de la reforma de la ley de responsabilidad penal
del menor. Como decimos, sólo un análisis profundo de su eficacia reeducativa y de los resultados de su aplicación,
podrán llevar a una mejora del sistema de justicia juvenil.

Por ello se hace imprescindible un diagnóstico sobre la verdadera dimensión del problema; los factores que están
incidiendo en la delincuencia juvenil; los nuevos fenómenos de criminalidad; el índice de reincidencia de los menores
infractores y las circunstancias que influyen en la misma; así como el grado de reinserción que estamos logrando.

Estamos seguros de que las aportaciones que se recojan en este primer Congreso nos ayudarán en ese diagnóstico.

Por último, no me gustaría acabar mi intervención sin recordar la obligación que todos tenemos de fomentar la con-
ciencia en la opinión pública de que los menores son recuperables, con una intervención educativa adecuada a sus
36 circunstancias y deben ser resocializados y que, para conseguirlo, son necesarios todos los esfuerzos. Así contribui-
remos a que el menor que haya cumplido su medida, pueda tener acceso a una vida digna.
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C ONFERENCIA
INAUGURAL
“Origen y Problemática Social
de las Conductas Infractoras”

39

Ponente

Profesor Dr. D. Luis Rojas Marcos


Psiquiatra, Presidente del Sistema de Hospitales Públicos de la ciudad de Nueva York
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ORIGEN Y TRANSFORMACIÓN
DE LA VIOLENCIA JUVENIL

«A menudo os referís al hombre cruel como si no fuera uno de vosotros, como un extraño y un intruso en vuestro mundo. Mas
yo os digo que de igual forma que ni una sola hoja se torna amarilla sin el conocimiento silencioso de todo el árbol, tampoco
el malvado puede hacer el mal sin la oculta voluntad de todos vosotros».
JALIL GIBRAN
El profeta, 1923
41
La violencia humana no es instintiva sino que se aprende. Las semillas de la violencia se siembran en los primeros años
de la vida, se cultivan y desarrollan durante la infancia y comienzan a dar sus frutos malignos en la adolescencia.

En los países de Occidente, la violencia juvenil es preocupante y su incremento progresivo en Europa es especialmen-
te alarmante. Según datos del Ministerio del Interior de España, anualmente se producen aproximadamente 25.000
detenciones de menores de dieciocho años. Más de la mitad de los delitos juveniles incluyen algún tipo de violencia
física o intimidación. En muchas ciudades occidentales esta tendencia está en parte relacionada con el reclutamiento
de jovencillos por las bandas. Para estas pandillas criminales organizadas, los miembros de menor edad ofrecen varias
ventajas. Por un lado, debido a su inmadurez, sienten menos aprensión a la hora de agredir. Por otro, en la eventualidad
de ser capturados, las leyes vigentes son menos estrictas con ellos. Por otra parte, no podemos perder de vista la
función esencial que ejerce el grupo antisocial organizado en el proceso de supervivencia y de adaptación de tantos
jóvenes que crecen desahuciados, sin moral ni esperanza. Cuando se incorporan a pandillas agresoras, estos adoles-
centes encuentran por primera vez propósito en sus vidas, adquieren un sentido de identidad y de poder que nunca
experimentaron.

La repulsa general a esta chocante realidad explica el hecho de que una de las cláusulas más populares de las nuevas
legislaciones penales sea permitir juzgar como adultos a los menores de trece años acusados de asesinato, violación
o robo a mano armada.

ORIGEN DE LA VIOLENCIA JUVENIL

Las raíces de la violencia juvenil son múltiples y complejas. Hay factores individuales, familiares y sociales que predis-
ponen a conductas aberrantes y agresivas.

Desde el punto de vista del individuo y de su personalidad, ciertos daños cerebrales, algunos trastornos mentales y alte-
raciones del aprendizaje que interfieren con la capacidad de autocontrol juegan un papel en estos comportamientos.
Igualmente importantes son las circunstancias adversas durante la infancia que impiden el desarrollo saludable de la
parte de la mente que alberga los principios éticos, las pautas morales y, en definitiva, la capacidad de discernir entre el
bien y el mal.
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La formación normal del carácter requiere la satisfacción razonable de ciertas necesidades esenciales: seguridad, afec-
to y calor humano, y estímulo apropiado a la edad. De igual importancia es la presencia estable de adultos que sirvan
de modelos y proporcionen apoyo, sentido de disciplina y dirección.

Entornos hogareño, escolar y social saludables estimulan el sentimiento de pertenencia a un grupo, el sentido de
justicia y la capacidad de empatía o la aptitud para ponernos genuinamente en las circunstancias de otros. Por el con-
trario, bajo condiciones perjudiciales de abandono, inseguridad, privación, falta de afecto y abuso físico o psicológico,
las criaturas tienden a adoptar un talante desconfiado, dubitativo y temeroso. Los pequeños se sienten inadecuados,
se desmoralizan, se aíslan, se culpan a sí mismos de su situación y se sienten indefensos en un mundo cargado de
rechazo y hostilidad.

Ante estas circunstancias adversas persistentes, muchos niños muestran gran dificultad para relacionarse con otras
42 personas, para verbalizar sentimientos y para adoptar el punto de vista de los demás. Les cuesta discernir entre el
bien y el mal, no adquieren la capacidad de autocrítica o de remordimiento, no sienten compasión hacia el sufrimiento
ajeno, ni llegan a apreciar totalmente el valor de la vida.

En cuanto a la personalidad, los hombres y mujeres con rasgos paranoicos, antisociales y narcisistas forman el grupo
de riesgo más importante. Los primeros tienden a proyectar o a atribuir a otros actitudes hostiles o intenciones
malévolas que realmente no poseen. En el seno de la pareja, son celosos del compañero, dominantes, controladores
y ponen continuamente en tela de juicio su fidelidad. Los caracteres antisociales poseen una fuerte propensión hacia
el engaño, la irresponsabilidad, la manipulación y la delincuencia. Ignoran los derechos de los demás sin escrúpulos
ni remordimiento y hacen caso omiso de sus sentimientos y deseos. En cuanto a las personalidades narcisistas, sus
rasgos típicos son la prepotencia, la envidia, la arrogancia, una exquisita sensibilidad hacia cualquier tipo de rechazo y
la incapacidad de reconocer los sentimientos ajenos.

Las drogas ilegales y el alcohol constituyen fertilizantes muy eficaces para el desarrollo de la violencia juvenil, aunque
de estas sustancias la que se asocia con mayor frecuencia a la violencia humana es el alcohol. En la actualidad, las
edades de mayor consumo de alcohol se concentran entre los 16 y los 25 años. Según el Plan Nacional sobre Drogas,
de los 300.000 españoles que se intoxican habitualmente, la mayoría son menores de 29 años.

Pese a estos datos escalofriantes, cada día resultan más obvias la aceptación del consumo de alcohol y la permisividad
general de los adolescentes que beben. El alcohol o las drogas y los sentimientos de frustración forman una mezcla
explosiva. Según el Centro para la Prevención de Abuso de Sustancias de Estados Unidos, en el año 2002 el alcohol
o las drogas jugaron un papel activo en el 51 por 100 de los homicidios.

Muchos adolescentes violentos proceden de un medio familiar donde se da una carencia total de adultos que sirvan
de modelos positivos. Por ejemplo, un estudio de 25.000 delincuentes juveniles encarcelados en instituciones de alta
seguridad estadounidenses, encontró que el 38 por 100 de estos jóvenes durante la infancia había tenido uno de sus
padres en la cárcel. En la gran mayoría de los casos se trataba del padre. Hoy sabemos que la falta absoluta de modelo
paterno o de una figura adulta estable masculina es particularmente nociva para los jóvenes varones y su capacidad
para aprender a modular la intensidad de sus impulsos.

Es un hecho ampliamente confirmado en numerosas investigaciones, que las raíces de la violencia prosperan en las
familias vapuleadas por la explotación, las humillaciones, la indiferencia y el abandono. Los niños y las niñas que son
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con regularidad testigos o víctimas de actos crueles, muestran mayor propensión hacia los comportamientos violen-
tos que aquellos que no han sido sometidos a estas injurias.

En mi opinión, nuestro objetivo más inmediato debe ser lograr la convicción social, profunda y bien informada, de que
las más fatídicas semillas de la violencia son la mutilación del carácter de un niño. Porque semejantes daños socavan
en la criatura los principios vitales del respeto por la dignidad humana, de la compasión hacia el sufrimiento ajeno y
del valor de la vida.

Aparte de los factores individuales y del medio familiar, la sociedad occidental ha construido tres firmes racionaliza-
ciones culturales para justificar y defender la agresión verbal y física: el culto al «macho», la glorificación de la com-
petitividad y la aceptación del principio diferenciador hacia ciertos grupos minoritarios.

La cultura actual idealiza la «hombría», celebra los atributos duros de la masculinidad. Esta tendencia suele estar re- 43
presentada por el hombre agresivo, implacable, despiadado y siempre seguro de sí mismo. Un ser que reta sin miedo,
persigue el dominio de los otros, tolera el dolor sin inmutarse, y no expresa sentimientos afectivos. Esta idealización
impregna más o menos explícitamente la subcultura de los niños, sus lecturas, sus programas televisivos, sus deportes
y sus juegos de vídeo.Y a medida que crecen, estos rasgos sirven para justificar la liberación de sus impulsos agresivos
en sus relaciones con otras personas.

Muchos expertos han culpado a los valores culturales que fomentan el culto a estos atributos duros masculinos de la
mayor tendencia hacia la violencia que existe entre los hombres en comparación con las mujeres. No es un secreto
que desde el principio de la civilización los varones han cometido y siguen cometiendo la inmensa mayoría de los
actos violentos.

El segundo ingrediente cultural que fomenta la violencia es la glorificación de la competitividad. En nuestra cultura se
exalta la rivalidad y se admira el triunfo conseguido en situaciones de enfrentamiento que, de una forma más o menos
obvia, siempre requieren un vencedor y un vencido. La creencia de que el antagonismo y la pugna son elementos nece-
sarios y deseables en todas las actividades de la vida diaria está profundamente imbuida en la sociedad y es fomentada
diariamente en la familia, en el colegio, en el trabajo y en las actividades lúdicas. Hoy sufrimos hambre de concurso.

La tercera racionalización cultural promotora de comportamientos violentos se basa en la tácita proposición de que
existen grupos de personas con las que no tenemos nada en común, ni siquiera una parte discernible de humanidad.
No sólo son estos grupos profundamente diferentes de nosotros, sino que, secretamente, son además menos valio-
sos, menos morales, menos buenos. Este principio, casi siempre sobrentendido, de «los otros» ofrece una disculpa
para la agresión maligna, pues además de solidificar el sentimiento fortificante de orgullo de las propias virtudes,
también mitiga el miedo secreto a nuestras propias debilidades o imperfecciones.

ACOSO ESCOLAR

El acoso escolar es una forma de violencia juvenil que, pese a ser un viejo y grave problema, sólo recientemente ha
recibido atención. Bullying es el término anglosajón –hoy en día muy divulgado- que en los años setenta Dan Olweus,
profesor de Psicología de la Universidad de Bergen, Noruega, aplicó al hostigamiento de alumnos por sus compañeros.
Las agresiones pueden consistir en empujones, patadas o ataques sexuales, hasta insultos o burlas humillantes, pasando
por gesticulaciones hostiles y vejatorias, sustracciones de propiedades, marginación o difusión de rumores denigrantes.
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Los acosadores suelen ser chicos y chicas provocadores que se autovaloran por su capacidad de dominar física o
emocionalmente a sus colegas. Los varones acosadores tienden a utilizar la agresión física y verbal. Las chicas también
participan, pero suelen recurrir a la marginación, los bulos y la manipulación de las relaciones.

El hostigamiento prolongado de alumnos por compañeros casi siempre se mantiene encubierto por una espesa nube
de tabú y de silencio. El estigma de inferioridad y de impotencia que marca a los niños acosados explica el hecho de
que no se atrevan a revelar su situación a sus familiares y mucho menos a denunciar a sus verdugos a las autoridades
del colegio. La mayoría de las víctimas del ensañamiento escolar son muchachos y muchachas tímidos, introvertidos,
y, sobre todo, vulnerables.

Cada mañana de colegio desencadena en los alumnos perseguidos la angustiante expectativa de ser heridos y humilla-
dos. Con el paso de los días, la acumulación de la mezcla venenosa de miedo e indefensión les paraliza, les constriñe el
44 horizonte de sus aspiraciones y les mina la confianza en sí mismos. La gran mayoría de las víctimas dirigen en silencio
su rabia y resentimiento hacia sí mismas. Se deprimen, se aíslan y se aborrecen. Los hay que, sumidos en la desespera-
ción, deciden quitarse la vida. En el Reino Unido, donde se catalogan los suicidios asociados al acoso escolar, se calcula
que anualmente un mínimo de dieciséis jóvenes estudiantes eligen esta última salida.

Sin embargo, no todos los escolares suicidas que son martirizados por sus compañeros optan por una retirada de
este mundo callada y melancólica, algunos resuelven despedirse con una orgía mortífera de revancha sanguinaria.
Baste un par de ejemplos conocidos: una mañana de abril de 1999, dos adolescentes, alumnos del colegio Columbine
del pueblo de Litleton, Colorado, entraron sonrientes en el centro y en sólo dieciséis minutos mataron a tiros a doce
colegas y a un profesor, hirieron a otros veinte estudiantes y seguidamente se quitaron la vida. «Hacemos esto porque
os reíais de nosotros el año pasado», gritaron antes de inmolarse. Tres años justos después, un joven de diecinueve
años irrumpía armado en el instituto de Gutenberg del pueblo de Erfurt, Alemania, del que acababa de ser expulsa-
do, según él injustamente, y dejaba sin vida a trece profesores, dos alumnos, una secretaria y un policía. Al final optó
también por suicidarse. «Algún día os demostraré que puedo llegar a ser famoso», había dicho muchas veces a los
compañeros que se mofaban de sus problemas de aprendizaje.

Estos casos, aunque excepcionales, son otra ilustración del extraordinario potencial de destrucción que constituye
el acoso escolar.

PREVENCIÓN

Si reflexionamos sobre los factores que predisponen a la formación de una personalidad violenta, es evidente que las
estrategias preventivas deben comenzar con la planificación familiar, minimizando los embarazos indeseados, sobre
todo entre las madres adolescentes y personas emocionalmente incapacitadas, o claramente inmaduras, para afrontar
la responsabilidad que supone la crianza y educación de los niños. Los estudios sobre esta cuestión demuestran cla-
ramente que los hijos indeseados, cuando llegan a la edad adulta, sufren con desproporcionada frecuencia trastornos
de conducta, alcoholismo, drogadicción y tienen a menudo problemas de criminalidad.
Aparte de proporcionar cuidados prenatales a las mujeres gestantes y de asegurar en lo posible un parto sin compli-
caciones, merece especial consideración el tratamiento precoz de los problemas infantiles del desarrollo, tanto los fí-
sicos como los emocionales, especialmente los retrasos en el lenguaje, los trastornos del aprendizaje, las alteraciones
de la atención, la irritabilidad continuada, la impulsividad, la tendencia persistente a pelear con otros niños, a engañar,
a robar o a ser crueles con los animales.
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Los programas más efectivos son aquellos que van dirigidos a los pequeños entre cuatro y doce años de edad, antes de
que los hábitos se hayan consolidado, mientras las criaturas son altamente influenciables y cuando todavía existe la opor-
tunidad de reforzar el desarrollo del autocontrol, la compasión, la tolerancia, el sentido de autocrítica y la empatía.

El ambiente del hogar debe ser un foco principal de cualquier estrategia antiviolencia, en particular los malos tratos,
la crueldad mental, la explotación sexual y el abuso de alcohol o de drogas. Las lecciones destructivas que los padres
enseñan a sus hijos cuando los maltratan, o cuando permiten que ellos maltraten a otros, junto con la glorificación de
ciertos comportamientos violentos que fomenta la cultura actual, configuran una mezcla explosiva que transforma a
muchos niños en seguros verdugos o víctimas de la crueldad.

Si conseguimos que un menor incorpore estos atributos naturales a su carácter, tendremos muchas probabilidades de
evitar que recurra a la agresión maligna durante su juventud, que maltrate a su pareja, que abuse de sus hijos cuando
sea padre o que abandone a sus progenitores cuando éstos envejezcan. Una ventaja de la intervención precoz es que 45
su impacto positivo se hace evidente a lo largo de la vida y, a menudo, es transmitido a generaciones sucesivas.

En cuanto a la violencia escolar, todos los centros de enseñanza deberían establecer programas de formación y
sensibilización para estudiantes, profesores y padres con el objetivo de establecer una cultura de “tolerancia cero al
acoso y a su encubrimiento”. La inacción y el disimulo protegen siempre a los verdugos, nunca a las víctimas. Ningún
joven debería temer ir al colegio por miedo a ser golpeado o denigrado, y ningún padre o madre debería necesitar
preocuparse de que su hijo pueda estar sufriendo vejaciones en el colegio. Conscientes de este derecho, cada día son
más los países que establecen leyes o regulaciones contra el bullying. Este es el caso, entre otros, de Suecia, Noruega,
Inglaterra, Irlanda, Dinamarca y Japón.

Mediante campañas públicas antiviolencia, los medios de comunicación pueden contribuir a neutralizar las corrientes
culturales promotoras de violencia, como el culto al «Rambo» o la glorificación de la competitividad, y a borrar los
estereotipos negativos de grupos marginados.También pueden educar sobre las cualidades de la paternidad, informar
sobre los peligros del abuso infantil, divulgar alternativas de la fuerza bruta, promover la igualdad entre los sexos y
estimular en los jóvenes el incentivo de participar en causas que promuevan el sentido de hermandad. No hay duda
de que los poderosos medios de comunicación tienen a su alcance la oportunidad de promocionar la dignidad de la
persona, la compasión hacia el sufrimiento ajeno y el valor de la vida.

Cuando examinamos las comunidades en crisis como consecuencia de la violencia entre las personas, también se hace
obvia la necesidad de intervenciones que hagan frente con energía a los problemas fundamentales de infraestructura
social y económica. Es prioritario adoptar medidas contra la pobreza, el desempleo, las grandes desigualdades, la
disparidad entre las apetencias que fomenta el consumismo y las posibilidades reales para alcanzarlas, la ineficacia del
sistema escolar, el fácil acceso a las armas y la marginación de grupos minoritarios.

Por último, una estrategia eficaz para frenar la epidemia de violencia juvenil ha brotado del campo de la salud pública.
Este modelo se basa, por un lado, en el reconocimiento de que la violencia entre las personas constituye una causa
muy importante de graves daños físicos y psicológicos, de incapacidades permanentes y de muertes precoces. Por
otro lado, se apoya en la convicción de que este mal no es una cualidad intrínseca de la naturaleza humana y, por lo
tanto, puede ser mitigado y, en muchos casos, prevenido.

La aplicación de este paradigma requiere cinco pasos sucesivos: definir los comportamientos violentos que se intenta
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prevenir; analizar las causas primarias de estas conductas; identificar los grupos sociales de riesgo —tanto los perpe-
tradores como las víctimas—; formular los métodos y mensajes preventivos específicos; y evaluar los resultados de la
intervención. Estos principios de salud pública han sido empleados con éxito para atajar diversos problemas públicos
de sanidad (tabaco, alcohol, enfermedades cardiovasculares, cáncer, accidentes).

Con esto no quiero decir que el sistema penal basado en la noción de la responsabilidad del individuo por sus actos
y en la justificación moral del castigo ecuánime no cumpla un papel social necesario y eficaz. De hecho, unos de los
más importantes factores responsables de la disminución de los índices de abuso infantil y de mujeres maltratadas
han sido las estrictas leyes penales decretadas recientemente en contra de los perpetradores de violencia doméstica.
También está comprobado que los estatutos, vigentes en muchos países, que protegen a las minorías susceptibles de
discriminación en el acceso a las oportunidades de educación y empleo, son muy efectivos contra las manifestaciones
más visibles del fanatismo.
46 Aunque son muchas las medidas efectivas a la hora de hacer frente a la violencia de nuestro tiempo, no debemos
olvidar que los más poderosos y universales antídotos son las tendencias altruistas naturales de los seres humanos.
La revulsión contra la violencia es uno de los distintivos de la humanidad. Esto tiene sentido, pues si fuéramos por
naturaleza crueles la humanidad no hubiera podido sobrevivir. Ninguna sociedad puede perdurar sin que la gran ma-
yoría de sus miembros convivan pacíficamente y persigan el bien común.
REFERENCIAS

Centro de Investigaciones Sociológicas: Inseguridad ciudadana, El País, 31 de julio, 2003.


Gibrán, Jalil: El profeta (1923), Biblioteca Edaf, Madrid, 1991.
Izquierdo, Luis: «España es el país de la UE en el que se comete mayor número de homicidios», La Vanguardia, 15 de octubre,
2002.
Olweus, Dan: Bullying at school: what we know and what we can do. Blackwell, Oxford, UK, 1993.
Rojas Marcos, Luis: Las semillas de la violencia, (edición actualizada), Espasa, Madrid, 2004.
*Los estragos del acoso escolar, El País, 2 de abril de 2005
*La autoestima, nuestra fuerza secreta, Espasa, Madrid, 2007.
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M ESA
REDONDA:
“Violencia Intrafamiliar”

49

Moderador

D. Javier Urra Portillo


Escritor, Psicólogo Forense y Primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid
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Ponente
D. Jesús García Pérez
en colaboración con Lila Parrondo

Pediatra, Unidad de Pediatría Social. Hospital


Universitario Niño Jesús

NIÑOS Y NIÑAS: LAS OTRAS VÍCTIMAS DE


LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR 51
Violencia de padres a hijos

Entendemos por violencia doméstica cualquier forma de abuso, físico, psicológico o sexual, que tiene lugar en la rela-
ción entre los miembros de una familia.
Como todo abuso implica un desequilibrio de poder, llevado a cabo por el más fuerte hacia el más débil, con el fin de
ejercer un control sobre la relación.
El fenómeno de la violencia doméstica se ha convertido en un asunto de máximo interés, tanto a nivel institucional
como social, debido a su elevada incidencia y a la gravedad de las consecuencias que trae aparejadas.
El conocimiento real de la incidencia de este tipo de violencia se ve obstaculizado, primordialmente, por la ocultación
social del sufrimiento de malos tratos por parte de una figura perteneciente al ámbito familiar.
Un estudio realizado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, señala que 2.500.000 de españolas han sufrido
algún tipo de maltrato por parte de su pareja en algún momento de su vida, el equivalente a un 16% de la población
de mujeres españolas mayores de dieciocho años.
En los últimos años, el estudio, atención e intervención sobre las víctimas de este tipo de violencia está siendo
mayor y más efectivo, se han creado mayores recursos y ayudas, programas de intervención sobre las secuelas
psicológicas, etc.
Sin embargo, la situación de los hijos de estas mujeres, testigos del maltrato hacia sus madres –y, en muchas ocasiones
acompañantes en su salida del hogar- no ha recibido la misma atención.
Según datos recogidos por UNICEF, 188.000 niños españoles son víctimas de la violencia doméstica.

LA FAMILIA

La familia es la unidad grupal natural básica de la sociedad, según lo recoge el artículo 16 de la Declaración de Dere-
chos Humanos.
Es el entorno natural para el crecimiento y bienestar de todos sus miembros –en particular los niños-, y es ella quien
presenta mayor capacidad para proteger a los niños y proveer lo necesario para su seguridad física y emocional.
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Aunque la familia sea considerada idealmente como el agente socializador básico, garante de seguridad, apoyo y afec-
to, actualmente, es uno de los grupos sociales en los que se producen más comportamientos violentos.
Ya en 1986, Straus y Gelles, señalaron en su investigación, que es más probable que una persona sea golpeada o ase-
sinada en su propio hogar por otro miembro de la familia, que en ningún otro sitio o por ninguna otra persona.
En nuestro país, estimaciones del Ministerio del Interior señalan que un tercio del total de los casos de homicidio
cometidos anualmente tienen como víctima y victimario a miembros de una misma familia y una cuarta parte de las
denuncias de delitos y faltas por lesiones, presentadas en dependencias policiales, se producen en el ámbito familiar.
Straus y Gelles señalan que uno de los factores más relevantes que explican la incidencia de la violencia familiar tiene
relación con una serie de características que hacen de la familia un espacio potencialmente conflictivo, y en el cual
existe un alto riesgo de que estos conflictos puedan resolverse de forma violenta.
Como principales características señalan:

52 - La alta intensidad de la relación, determinada por el tiempo compartido entre sus miembros, el alto grado de
confianza entre ellos, el derecho a influir sobre los demás y el elevado conocimiento mutuo que se deriva de la
convivencia diaria.

- La composición familiar, integrada por personas de diferente sexo y edad, que implica la asunción de diferentes
roles, y las diferencias de motivaciones, intereses y actividades de sus miembros.

- El alto nivel de stress que experimenta la familia como grupo debido a los cambios que debe realizar a lo largo de
su ciclo vital y a las exigencias económicas, sociales, laborales o asistenciales.

- El carácter privado que tiene todo lo que acontece en el interior de una familia, que tradicionalmente se ha situado
fuera del control social.

LA FAMILIA COMO ENTORNO VIOLENTO

En las últimas décadas se ha documentado que la violencia –física, sexual y psicológica- contra los niños, ejercida por
los padres u otros miembros cercanos de la familia, es un fenómeno corriente.
En la mayoría de los casos, la violencia física ejercida contra los niños en el seno de la familia no es fatal, ni causa daños
físicos visibles de carácter permanente o grave, aunque desgraciadamente algunos de estos casos salten a la prensa.
La violencia contra los niños en la familia puede producirse en el contexto de la disciplina, bajo la forma de castigos
físicos, crueles o humillantes, y esto ocurre tanto en los países industrializados como en los que se encuentran en
vías de desarrollo.
En muchos casos, la violencia física viene acompañada de violencia psicológica: injurias, insultos, aislamiento, rechazo,
amenazas, indiferencia emocional y menosprecio. Todas formas de violencia que perjudican el desarrollo psicológico
del niño y su bienestar, especialmente cuando este estilo de trato proviene de una persona adulta respetada (padre
o madre).
Cada vez es más frecuente la existencia de violencia sexual en el seno de la familia. Según estudios realizados en
veintiún países, en su mayoría desarrollados, entre el 7 y el 36 % de las mujeres y el 3 y 29 % de los hombres declara
haber sido víctima de agresiones sexuales durante su infancia.
Las prácticas tradicionales nocivas -mutilación genital femenina, ataduras, ritos iniciáticos, matrimonios
forzosos, delitos de “honor”, etc.- afectan de manera desproporcionada a los niños, pero siguen siendo impuestas
por los padres y líderes de la comunidad a niños cada vez más pequeños.
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Según un estudio realizado por UNICEF entre 1987 y 2005, entre 133 y 275 millones de niños de todo el mundo son
testigos de la violencia doméstica cada año.

LA VIOLENCIA DOMÉSTICA Y SU REPERCUSIÓN EN LA INFANCIA

Aún predomina la creencia que sostiene que la violencia del maltratador hacia su víctima, dentro del seno familiar, no
representa un riesgo para los hijos de esos hogares.
Sin embargo, los efectos de la violencia doméstica -sean los niños sólo testigos de la violencia o también víctimas de
ella- tiene una serie de repercusiones negativas tanto para su bienestar físico y psicológico como para su desarrollo
emocional y social.
Investigaciones llevadas a cabo en los últimos años ponen de manifiesto la existencia de una estrecha relación entre
la violencia en la pareja y el maltrato infantil.
Los casos más frecuentes son aquellos en que el maltratador agrede tanto a la mujer como a los niños, pero existen 53
casos también en que la agresión es ejercida por el hombre hacia la mujer, y como consecuencia de ésta, la madre o
ambos la ejercen hacia los niños.
Además del posible daño físico, tras la experiencia traumática se produce una pérdida del sentimiento de invulnera-
bilidad. La invulnerabilidad es un sentimiento bajo el cual funciona todo sujeto y es un componente vital para evitar
que la persona se consuma y paralice por el miedo a su propia vulnerabilidad.
Cuando los niños no sólo son testigos de la violencia hacia su progenitora, sino que a su vez son víctimas del maltrato,
la pérdida es aún más desequilibrante para el desarrollo de su personalidad. Altera su sentimiento de confianza y se-
guridad en el mundo y en las personas que lo rodean, se ve alterados el vínculo -enlace de seguridad y confianza- y el
apego -lazo afectivo entre el niño y su cuidador que se convierte en modelo de las posteriores relaciones afectivas-.
Cuando el agresor es uno de los padres, figuras centrales y de referencia para el niño, y la violencia se produce dentro
de su propio hogar, lugar de refugio y protección, la consecuencia inmediata para el niño es la destrucción de todas
las bases de su seguridad.
El menor queda a merced de sentimientos como la indefensión, el miedo o la preocupación por la repetición de la
experiencia traumática, lo cual lo puede llevar a un estado de ansiedad paralizante. Lamentablemente, la experiencia
suele repetirse a lo largo de muchos años y se constituye en una amenaza continua e incontrolable.
Los estudios sobre niños expuestos a la violencia doméstica señalan que presentan más conductas agresivas y an-
tisociales y más conductas de inhibición y miedo que los niños que no se han visto expuestos a ella. Son niños que
pueden presentar una menor competencia social y un menor rendimiento académico.
Otro efecto de la violencia doméstica, a más largo plazo, es que esta situación puede transformarse en un modelo de
aprendizaje de conductas violentas. La familia es el primer agente socializador del niño y el más determinante en la
instauración de modelos de funcionamiento social. Si la repetición de patrones de interacción y resolución coercitiva
de los conflictos se generalizan y se aplican posteriormente a las relaciones familiares y de pareja en la edad adulta del
menor víctima de la violencia doméstica, puede terminar transformándose en el victimario de una nueva familia.

LAS SECUELAS DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA

Los niños que viven en entornos domésticos violentos o que son víctimas de este tipo de violencia se enfrentan a
algunos desafíos y riesgos que pueden acompañarles a lo largo de toda su vida:

- Mayor riesgo de convertirse en víctimas de otros tipos de abusos o de convertirse, ellos mismos, en abusadores: El
40 % de los niños víctimas de abusos provienen de entornos familiares violentos. Los estudios indican que los niños
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víctimas de violencia familiar tienen un 15 % más probabilidades de ser víctimas de abusos físicos o sexuales.

- Riesgo significativo de daño sostenido en el desarrollo físico, emocional y social: la exposición a la violencia familiar
y el stress emocional añadido pueden dañar el desarrollo cerebral y traer aparejados trastornos en el desarrollo
cognitivo y sensorial: irritabilidad, trastornos del sueño, stress emocional, temor a permanecer solos, conductas
inmaduras, trastornos en el desarrollo del lenguaje, dificultad para obtener el control de esfínteres, dificultades en
el aprendizaje escolar, escasa concentración. Los trastornos de personalidad y de conducta pueden manifestarse
a través de enfermedades psicosomáticas, depresión, tendencias suicidas, tendencia al abuso de sustancias tóxicas,
embarazos adolescentes y conductas criminales. Otras dificultades que pueden presentar son: el aislamiento social,
conductas agresivas o violentas.

- Alta probabilidad de que se convierta en un ciclo continuo de violencia hacia la próxima generación: uno de los
54 mejores predictores para determinar si un niño se convertirá en maltratador o víctima de la violencia doméstica es
conocer si creció o no en un entorno familiar violento. Estudios en varios países señalan que el riesgo de sufrir abusos
se ve incrementado para aquellas mujeres cuyos maridos han sido abusados o han presenciado como sus madres
eran víctimas de la violencia en sus hogares. Los niños que han padecido violencia doméstica han recibido poderosas
lecciones sobre el uso de la violencia en las relaciones interpersonales para dominar a los otros, y pueden verse esti-
mulados a hacer uso de ella. No todos los niños se convierten en víctimas o maltratadores. Muchos adultos que han
crecido con la violencia en sus hogares son activos opositores a cualquier tipo de violencia. Mucha razones nos hacen
creer que los niños comprenden que la violencia doméstica es algo que está mal y activamente tratan de detenerla,
muchos niños que presencian actos de violencia en su propio entorno familiar intentan ayudar. Algunos estudios seña-
lan que en un 15 % de los casos, cuando los niños están presentes, tratan de prevenir la violencia; y cerca del 6 % trata
de salir en busca de ayuda. Otro 10 % de los niños trata de proteger a la víctima o intentan detener la violencia.

PREVENIR, UN ESFUERZO DE TODOS

IMPLEMENTACIÓN DE POLÍTICAS ESTATALES

Paulo Sergio Pinheiro, experto independiente que recibió el encargo de Naciones Unidas para realizar un estudio
sobre la violencia contra los niños (cuyos datos se dieron a conocer en octubre de este año) ha recomendado a los
Estados que la integran que:

- Se prohíba toda forma de violencia contra los niños en todos los entornos.

- Se de prioridad a la prevención de la violencia contra los niños asignando recursos adecuados para abordar los
factores de riesgo. Políticas y programas que aborden los factores de riesgo inmediatos, como la falta de apego de los
padres a los hijos, la desintegración de la familia, el uso indebido de alcohol o drogas y el acceso a armas de fuego.

- Se incremente la promoción y concienciación de valores no violentos para combatir las actitudes que aceptan o
consideran normal la violencia contra los niños.

- Se capacite a todas aquellas personas que trabajen con y para los niños con el fin de prevenir, detectar y responder
frente a toda forma de violencia contra ellos.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- Se proporcionen servicios de recuperación y reinserción social accesibles, cuidados prehospitalarios y de emergen-


cia, y asistencia jurídica para los niños. Sistemas de salud, justicia penal y servicios sociales capacitados para abordar
las necesidades especiales de los niños.

- Se creen sistemas de denuncia seguros, bien difundidos, confidenciales y accesibles para los niños, sus representan-
tes y otras personas que pudieran denunciar los casos de violencia contra los niños.

- Se asegure la rendición de cuentas que ponga fin a la impunidad, que quienes cometan actos de violencia contra
los niños rindan cuentas frente a la justicia y sean responsables de sus actos mediante procedimientos y sanciones
penales, civiles, administrativas y profesionales.

CREACIÓN DE RECURSOS COMUNITARIOS Y LOCALES

Para la prevención de la violencia contra los niños desde el ámbito familiar es necesario que:
55

- Se inicien o mejoren los programas de apoyo a los padres y otras personas encargadas del cuidado de los niños. Las
inversiones en salud, educación y servicios de bienestar social deben incluir programas de calidad para el desarrollo
del niño en la primera infancia, visitas domiciliarias, servicios pre y postnatales, y programas de ayudas para grupos
desfavorecidos.

- Se elaboren programas especiales para familias en situaciones de particular riesgo.

- Se implementen programas de educación para padres que tengan en cuenta las cuestiones de género y que se
centren en formas de disciplina no violentas.

ACTUACIONES PROFESIONALES

Desde el ámbito sanitario, educativo y de servicios sociales se debe:

- Implicar a todos los profesionales del ámbito de los servicios sociales, la sanidad, la policía y la educación. Ellos
están obligados a notificar la sospecha de un posible caso de maltrato infantil por medio de las “hojas de detección
de riesgo social y maltrato infantil” para que se estudie cada caso.

La única forma de hacer realidad su compromiso con la infancia, y su forma de contribuir a prevenir las situaciones
de violencia contra los niños.
Desde el año 2001, el Observatorio de la Infancia del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales ha establecido un
sistema de registro unificado de casos de maltrato infantil en España.

INTERVENCIÓN CON NIÑOS EXPUESTOS A LA VIOLENCIA DOMÉSTICA

Las graves repercusiones que para los niños supone la exposición a situaciones familiares de violencia están potenciando
la implementación de programas de intervención con estos menores desde los servicios sociales y de la salud.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Estas intervenciones pueden ser llevadas a cabo:

- en forma de tratamiento de las secuelas traumáticas a nivel individual

- en programas psicoeducativos y de apoyo a nivel grupal

- programas de intervención conjunta sobre los niños y sus madres

Los objetivos de los programas de intervención grupal son:

- romper el tabú y el secretismo sobre la violencia ejercida dentro de la familia, compartiendo experiencias persona-
les y trabajando sobre los sentimientos y emociones experimentados
56 - facilitar el aprendizaje de estrategias de autoprotección

- facilitar el aprendizaje de estrategias de resolución de conflictos no violentas

- aumentar la autoestima

- favorecer experiencias positivas en un clima de seguridad y confianza

Todos los programas de intervención con niños víctimas de violencia doméstica deben abordar:

En el área emocional:

- ofrecer al niño la posibilidad de ser escuchado y de hablar sobre sus sentimientos (miedo, angustia, enfado, rabia o
culpabilidad) de manera que pueda liberar la angustia

- ayudarles a entender los acontecimientos, aclarar su confusión, generalmente se sienten indefensos, asustados,
culpables (por creer que son los causantes de la violencia, por no haber protegido a su madre, por seguir queriendo
al padre, etc.)

- ofrecerle explicaciones adecuadas sobre lo sucedido, acordes a su capacidad de comprensión

- ayudar a las madres a tomar conciencia sobre las secuelas que estas situaciones de violencia puedan tener sobre
sus hijos

- ayudar a que madres e hijos puedan hablar sobre lo sucedido, como forma de superar la situación y el dolor causado

- ayudar al niño a encontrar respuesta a sus preguntas sobre el futuro familiar

- informar al niño para disminuir la incertidumbre sobre su futuro


1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

En el área cognitiva:

- el abordaje y reestructuración de los valores y creencias asociados a la violencia: comportamientos violentos hacia
los iguales, comportamientos violentos hacia la madre, conflictividad en la escuela, huida del hogar, etc.

- prevención de comportamientos violentos futuros

- prevención de la revictimización

En el área de la conducta:

- la percepción del sentimiento de inseguridad y la falta de control sobre su vida y sus actividades son factores que
dificultan la recuperación de los niños víctimas de la violencia doméstica 57
- los niños pueden haberse visto expuestos a huir del hogar y del maltratador junto a su madre y/o hermanos

- en ocasiones, pueden residir en centros de acogida, abandonando su entorno y sus actividades habituales

- ayudarles en la elaboración de planes de actuación frente a posibles situaciones futuras de riesgo familiar, conductas
para ponerse a salvo en caso de violencia, o formas de buscar ayudas adecuadas

LA VIOLENCIA DOMÉSTICA ES UN PROBLEMA GLOBAL DE ENORME PROPORCIONES.

Aunque los hombres también pueden resultar víctimas de la violencia doméstica, la gran mayoría de ellas son mujeres.
Una de cada tres mujeres del mundo ha sido víctima de golpes, coerción al sexo o abusos –en la mayoría de los casos
ejercida por parte de alguien de su entorno familiar cercano-.
Cerca de 275 millones de niños en este planeta están expuestos a la violencia doméstica. En nuestro país 188.000
niños han resultado víctimas de ella.
Es necesario romper el silencio.

PREGUNTAS Y REFLEXIONES DEL MENOR EN LA LEY DE VIOLENCIA DE GENERO.

1.- Diferencia entre la mujer adulta y los menores (incluidas las mujeres menores de edad) y la regulación legal de
las amenazas (delito o falta) .

2.- Si no creen que todos los hechos de maltrato que afecten a menores y, en concreto, los de carácter psicológico
(como víctimas directa o indirectas) son reconducibles al delito de maltrato y que el resto de la regulación sobra,
pues parece que lo único que se pretende es proteger a la mujer, empleando, inclusive, a los menores, como mera
circunstancia agravante de la pena.

3.- Por qué se infravalora el maltrato psicológico del menor en las crisis familiares, poniendo todo tipo de trabas a
nuestra pericial en Juicio, dando todo tipo de preferencia a la pericial de los psicólogos del Juzgado que, en el mejor de
los casos, tienen contacto con el menor, durante escasos minutos, provocando una distorsión entre la realidad “real” de
los niños y la realidad judicial del mismo
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Y, en relación a ello , por qué lo más a lo que parece que podemos aspirar es a que nos llame el Trabajador Social que
adecúa y distorsiona nuestras palabras de acuerdo con las líneas de su propio informe que, en definitiva puede ser
disconforme con nuestras conclusiones y propuestas.

Por qué no se nos tiene en cuenta a la hora de fijar los horarios de visitas y se piensa en los deseos de los padres,
estableciéndose , así, horarios atentatorios a la salud de un menor como es que los intercambios se verifiquen a las
20:00 horas cuando se trate de menores de 5 años.

Por que ello no se valora cuando los intercambios o visitas se celebran en los puntos de encuentro , dándose lugar
a que los menores realmente lleguen a sus casas a horarios inauditos (sobre las 21 horas), dándose satisfacción a los
mayores y no a los derechos e intereses de esos niños.

58 4.- Por qué cuando se acuerdan los intercambios de menores en el punto de encuentro o las vistas tuteladas en los
mismos, no se nos cita, previamente, a los médicos, ni a sus psicólogos, para que informemos sobre la conveniencia
de ello, ni sobre las condicionasen que ello se ha de verificar.

5.- Por qué los Juzgados de Familia se abstienen de adoptar medidas para la protección de los menores, pese a de-
nuncia previa de los malos tratos, basándose en la intervención de la Jurisdicción penal. ¿No creen que están llevando
a cabo un maltrato institucional-judicial de esos niños

6.- Por qué dan poderes omnímodos a sus Psicólogos (del Juzgados) cuando éstos no viven el día a día de esos niños,
ni sus crisis, ni sus miedos, y acuden a los Juzgados absolutamente mediatizados por la presencia de sus progenitores,
incluido el maltratador.

7.- Cómo es posible que, en Madrid capital y no en el resto de la Comunidad , ni en otras Comunidades Autónomas,
se estén dejando caducar las medidas civiles contenidas en la Orden de Protección relativas a los menores, generán-
doles una situación de indefensión y de maltrato

8.- Cómo es posible que los criterios jurisprudenciales fijados en Madrid capital sean absolutamente discrepantes
con los del resto de la Comunidad Autónoma, donde no se duda en citarnos, oirnos y conocer la relidad de los me-
nores víctimas de maltrato.
Por qué también discrepa Madrid capital de la realidad judicial de las provincias limítrofes

9.- Cómo se puede justificar que la pena que lleva aparejada el delito de maltrato sea inferior para el caso de que
el maltratador sea mujer

10.- Por qué no existe ningún tipo de supervisión, ni control judicial de los puntos de encuentro.

Cual es el criterio judicial que determina que las visitas supervisadas o los intercambios de menores se verifiquen bien
en un Punto de Encuentro, bien en la sede de la Unidad de Protección a la Familia de la Policía Municipal de Madrid.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

BIBLIOGRAFÍA

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(WHA56.24), 56ª Asamblea Mundial de la Organización Mundial de la Salud, (2003)
- James, M. (1994) “Domestic violence as a form of child abuse. Identification and prevention” Issues in Child Abuse Preven-
tion.
- Pinheiro, P. S. (2006) Informe del experto independiente para el estudio de la violencia contra los niños. Naciones Unidas. 59
- Straus, M. A.; Gelles, R. J. (1986) Societal change and change in family violence from 1975 to 1985 as revealed by two Natio-
nal Surveys. Journal of Marriage and the Family.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
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Ponente

D. Francisco
Romero Blasco

Miembro de Equipo de Asesoramiento Técnico


de la Dirección General de Justicia Juvenil
en Barcelona

VIOLENCIA DE LOS HIJOS EN LA FAMILIA:


El fenómeno de los hijos que agreden a sus padres(1) 61

INTRODUCCIÓN.

La investigación comprende el estudio de los expedientes calificados por las fiscalías de menores de Catalunya como
hechos de violencia física sobre familiares, violencia psicológica sobre familiares y maltrato familiar en los que están
imputados los jóvenes que tienen una edad comprendida entre los 14 y 18 años como presuntos autores de los
hechos y a sus familias como victimas. Comprende el análisis de todos los expedientes abiertos y calificados por la
fiscalía desde el 1 de enero del año 2001 hasta el 31 de diciembre del año 2003.

La motivación para realizar esta investigación surgió por el aumento de expedientes, pero también, por la especifici-
dad y complejidad del conflicto que llega a la justicia. El presunto responsable del hecho y la víctima conviven en el
mismo domicilio tienen un grado de parentesco, casi siempre de primer grado, y en las actuaciones legales asociadas
al hecho, la víctima acompaña al agresor a la comisaría de policía, en la declaración ante el fiscal y en la entrevista con
el equipo.

Los objetivos planteados se han concretado en: a) Conocer las características del joven que utiliza la violencia en el
ámbito familiar; b) Distinguir aquellos casos en que se trata de un hecho aislado y han sido sólo denunciados por este
tipo de delito, de aquéllos que la conducta denunciada forma parte de una carrera delictiva más amplia; c)identificar

(1)Esta ponencia se basa en la investigación: “La violencia de los jóvenes en la familia: Una aproximación a los menores denunciados por
sus padres” realizada por Francisco Romero Blasco, Anna Melero Merino, Carme Cánovas Amenós y Monserrat Antolin Martínez. Ha sido
financiada por el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada, del Departamento de Justicia de la Generalitat de Catalunya.
Los autores abordan el estudio desde su experiencia y ejercicio profesional como trabajador social y psicólogas, respectivamente, de los
Equipos de Asesoramiento Técnico de la Fiscalía de Menores de Barcelona (Dirección General de Justicia Juvenil del Departamento de
Justicia. Generalitat de Cataluña).
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

posibles causas o motivos de dicho tipo de conducta (aprendizaje de modelos de relación, aspectos psicopatológicos
del menor y/o familia); y d) Valorar la percepción que tienen los profesionales de los diferentes estamentos que actúan
a lo largo del procedimiento judicial: jueces, fiscales, equipos técnicos, policía y letrados.

Las fuentes de información utilizadas son secundarias, han sido obtenidas a partir del expediente personal del menor. Las
variables comprenden tres bloques: las referidas al menor, las sociofamiliares y las relativas al procedimiento judicial.

EL PROCEDIMIENTO JUDICIAL EN LA LEY DE MENORES(2)

Las actuaciones de los profesionales que intervienen en el procedimiento están regulados en la ley, así como las
medidas que se concretan en las resoluciones de los jueces, (en la ley de menores la sentencia recibe el nombre de
resolución). En la justicia de menores el informe de los profesionales, (psicólogos, trabajadores sociales y educadores)
62 es preceptivo en diferentes momentos del procedimiento.

Cronológicamente en este procedimiento y en fase presentencial se realiza el informe de asesoramiento, que viene
regulado en el apartado 1 del artículo 27 de la ley, que señala alguna de las tareas que corresponden al equipo técnico:
“durante la instrucción del expediente, el ministerio fiscal ha de precisar del equipo técnico, que a tales efectos de-
pende funcionalmente de aquel, sea cual sea su dependencia orgánica, la elaboración de un informe o la actualización
de los emitidos anteriormente, que se les ha de entregar en el plazo máximo de diez días, prorrogable a un período
no superior a un mes en casos de gran complejidad, sobre la situación psicológica, educativa y familiar del menor, así
como sobre su entorno social, y en general sobre cualquier otra circunstancia relevante a los efectos de la adopción
de alguna de las medidas que prevé esta Ley. ”

Los sujetos de aplicación de la Ley son todos los jóvenes, mayores de 14 y menores de 18 años, que han realizado
una acción tipificada como un delito o una falta en el Código Penal.

DELITOS DE VIOLENCIA DOMESTICA COMETIDOS POR JÓVENES EN RELACIÓN A


OTROS DELITOS.

La población objeto de estudio ha sido todos aquellos expedientes calificados por la Fiscalía de Menores de Cataluña,
durante los años 2001,2002 y 2003, tipificados como “violencia doméstica en el ámbito familiar”, “maltrato familiar”
y “violencia psicológica sobre familiares”.

Durante el año 2001 se instruyeron 26 expedientes; 49 en el 2002 y 67 en el 2003, este aumento en números absolutos
marca una tendencia que se mantendrá también en los años siguientes. Para el año 2003 los delitos de violencia domes-
tica representaban el 1,7% respecto de los otros delitos. En el 2004, los expedientes abiertos son 178 y porcentualmente
tienen un valor del 2,9%, el año 2005 son 216 los expedientes abiertos y el porcentaje pasa a ser del 3,23%.

El número de sujetos que comprende el estudio es 116. Esta cifra es inferior al de expedientes o delitos, y responde al
hecho de que durante el período de tiempo analizado algunos menores han reincidido. La reincidencia para este tipo

(2)Ley Orgánica de Responsabilidad Penal del Menor, 5/2000 de 12 de enero del 2000
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

de delitos representa un valor del 18,95%, para todos los jóvenes con expediente en la justicia de menores por otros
tipos delictivos representa el 22,73%, Capdevila, M (2006)
Por lo que respecta al género y violencia domestica, nos encontramos que porcentualmente, los chicos acumulan el
79,3% de los expedientes, y las chicas el 20,7%. Comparados estos datos con la memoria del año 2003(3), las cifras
respecto de chicos y referido a delitos comunes suponen el 85,61% y para las chicas el 14,39%. En el delito específico
de violencia familiar, se eleva la participación de las chicas.

En la población analizada, el 46,6% únicamente tienen el delito de violencia domestica, el resto, el 53,4% además
presentan una carrera delictiva más amplia, con tipos penales diferentes al citado.

LA DENUNCIA

Para que se inicie un procedimiento penal tiene que haber indicios racionales de que se ha cometido un delito o una 63
falta. En la documentación consultada los resultados que se obtienen no dejan lugar a dudas de que sí se produjeron
actos punibles. En el 78,4% de los casos hubo contacto físico, como golpes con el puño, patadas e intentos de estran-
gulamiento, en el 21,6% únicamente insultos, amenazas y vejaciones. Es evidente que la agresión verbal también se da
cuando hay agresión física.

En un 16,8% de los casos se ha utilizado como elemento intimidatorio un cuchillo, pero en ninguna de estas situacio-
nes se ha producido ningún tipo de lesión.

La víctima explica los motivos o las causas que desencadenan el conflicto y la agresión en su declaración ante la
policía, es un momento de mucha tensión y elevada carga emocional, porque han dado el paso de hacer público un
conflicto interno de la familia al ponerlo en manos de la justicia. Estas expresiones se han agrupado en las siguientes
categorías: No acepta la autoridad y no quiere cumplir normas, 55,5%; Pide dinero, 17,2%; Pide dinero y no quiere
cumplir normas, 15,5%; Discusión y aumento de la violencia, 12,1%.

Miembro de la familia que es victima


1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

En la tabla 1 se muestran los resultados de quienes son las víctimas en el ámbito familiar. Agrupadas las categorías en
las que la madre esta sola o junto a otros familiares, destaca que en 87,8% de los casos ésta es la principal victima
de los malos tratos y, además, es quien da el paso de poner la denuncia, en el 75% de los casos.

Un factor destacado que generalmente se refleja en la denuncia es el tiempo de violencia no denunciado. Considerando
la franja de edad a la que nos referimos 14-17 años, se constatan períodos prolongados de violencia en el hogar; de dos
años y seis meses o mas en el 12,1% de los casos, en el 17,2% el periodo comprende entre un año y seis meses a los
dos años y seis meses, en el 22,4% se dan estas conductas en un tiempo que abarca de los seis meses al año y medio, el
grupo mas reducido se refiere a menos de seis meses y representa el 6,9%. Del resto no se registran datos.

DESCRIPCIÓN DE LOS IMPLICADOS: LOS MENORES Y SUS FAMILIAS.

64 CARACTERÍSTICAS SOCIOFAMILIARES.

Nos podemos preguntar si en los núcleos familiares de los jóvenes estudiados los padres tienen características
diferenciales o los hogares presentan una composición, estilos de organización o trayectorias diferenciadas de las
tendencias que sigue la población general.

Se detecta que la situación económica se define como suficiente en el 69% de las familias, viven en situación de pre-
cariedad el 11,2% mientras que el 6,8% tienen ingresos elevados. También, el 27,6% de los padres y el 32,2% de las
madres tienen formación básica mientras que el 6% de padres y madres tienen formación universitaria.

En relación al núcleo de convivencia se observa que en el 44% de las familias la convivencia tiene lugar en el núcleo
familiar originario, mientras que el 66% restante incluye distintas organizaciones familiares, al margen del núcleo original.
De este segundo grupo algo más de la cuarta parte viven en familia monoparental-madre (porcentaje inferior a la que
se da en la población general)(4) , mientras un porcentaje mínimo lo hace en familias monoparental-padre. Alrededor
del diez por ciento son familias reconstituidas-madre o de convivencia en familia extensa. Un proporción escasa vive en
dependencias de la Administración a causa de intervenciones desde el ámbito de protección de menores.

La composición familiar por el número de hijos resulta distribuida de forma que casi la mitad de las familias tienen
dos hijos, un poco más de la cuarta parte tienen sólo uno y el resto, poco más del diez por cien, tienen tres o más
hijos. En el 20,7% de los núcleos familiares reconstituidos hay un hermanastro, mientras que hay dos o más en un
porcentaje más bajo.

Si atendemos el orden de nacimiento, la mayor incidencia se da asociada al primer lugar de la fátria, con un valores
parecidos entre chicas, justo el 50%, y chicos, con un porcentaje algo más alto.También se dan valores parecidos entre
ambos sexos en las demás posiciones, algo más de una cuarta parte ocupa el segundo lugar y los que están en tercer
lugar son poco más del 10%.

Al tratar la transformación vivida en los núcleos familiares se consideran factores como el grado de estabilidad o la
cantidad y características de los cambios que se dan en los hogares estudiados. Se detecta que en un 37,1% se ha

(4)Boletín informativo del I.N.E. m17947-2001


1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

vivido una trayectoria estable mientras que el 45,5% ha tenido que afrontar diversos tipos de cambios: el 37% de
residencia, alrededor de poblaciones cercanas, y el 9,5% ha seguido un proceso migratorio.

Se recoge la información relacionada con otros factores de cambio. El 76,7% de las familias ha vivido experiencias que
han modificado las características del núcleo familiar (separación de los progenitores, formación de nuevas parejas,
muerte o distanciamiento de uno de los progenitores, problemas de relación con los hijos). Sólo el 23,3% de familias
restante no ha vivido este tipo de experiencias.

Al hilo de los aspectos relacionados con la influencia de los estilos de relación, otra variable estudiada ha sido la
presencia de violencia en las interacciones familiares, que permitiría considerar el aprendizaje de los modelos de
relación. Se obtiene que el 13,8% de los jóvenes denunciados han estado maltratados previamente por el padre. Los
hermanos de los menores denunciados, también son victimas de malos tratos en 9,5%, en el 16,4% las madres han
sido victimas de la violencia por parte de su pareja. 65
Los distintos tipos de dificultades y conflictos presentes en las familias estudiadas sobrepasa el ámbito privado y con-
lleva la intervención de los agentes comunitarios. En el 68,2% de las familias se han realizado intervenciones desde
diferentes áreas que corresponden un 30,2% a las actuaciones desde servicios sociales, el 23,3% a las de salud mental
y en el 14,7% se ha hecho un trabajo simultáneo desde servicios sociales y salud mental.

ESTILOS EDUCATIVOS DE LOS PADRES Y PERCEPCIÓN QUE TIENEN DE LOS HIJOS.

Al centrarnos en la responsabilidad de los progenitores en el proceso, Sobral (2000) de socialización, de los hijos y
valorar las estrategias y pautas educativas utilizadas, en la interacción con los hijos se recoge que el 8,6% de padres
y el 12,9% de madres presentan estilos educativos adecuados. El 19,8% de padres y el 12,1% de madres lo presentan
autoritario. Se trata de una práctica que, en el caso de los padres, se asocia a un clima de convivencia marcado por la
violencia intraparental y en el que los jóvenes presentan “problemática relacional”. El 7,8% de padres y el 28,4% de
madres presentan estilo permisivo/liberal mientras que el 30,2% de padres y el 25% de madres lo presentan negligen-
te/ausente. Sólo el 25% de progenitores presenta coincidencia en el estilo educativo mientras, que el 75% no.

Al considerar el valor que tiene la representación de los padres sobre los hijos, la imagen que transmiten de los hijos
y las vivencias familiares a lo largo de las diferentes etapas evolutivas, se obtiene que el 25% de los padres tienen la
representación de que su hijo tienen problemas desde pequeño, (los recuerdos que evocan los padres, se caracteri-
zan por resaltar aspectos negativos). El 30,2%, considera que manifiestan una problemática conductual, (conductas
observables, que parecen propias de esa etapa evolutiva). El 13,8% problemática relacional, (vivencias específicas
que la familia interpreta como dificultades en el trato con el chico).Y el 9,5% tienen dificultades por causas externas,
(como puede ser la influencia del grupo de iguales). En relación a la influencia que ejercen las atribuciones parentales
sobre los hijos, se observa que la categoría “problemática relacional”, que incluye un 13,8% de casos, va asociada a
núcleos familiares en los que el padre actúa bajo un patrón autoritario, Castro, J. (1996)

CARACTERÍSTICAS DE LOS MENORES.

Variables de los menores: características individuales, comportamientos y actitudes que, junto a los aspectos sociocul-
turales y familiares, dinámicas de relación y estilos de crianza, interactúan en la conformación del perfil de la población
objeto del estudio.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

En el grupo predominan, como hemos visto, los chicos sobre las chicas. En ambos casos este tipo de delitos aumenta
con la edad, aunque de forma ligeramente superior en el caso de las chicas. En el 41,7% de las denuncias los chicos
ya han cumplido diecisiete años.

Se ha detectado que predominan aquellos casos en los cuales se ha producido algún tipo de incidencia significativa a
lo largo de su desarrollo: En un 25,9% se dan dificultades de inicio precoz que se describen como problemas conduc-
tuales, emocionales y/o cognitivos. En el 7,8%, esas problemáticas han sido tan extremas que durante la adolescencia
han requerido algún tipo de atención o internamiento en una unidad especializada de psiquiatría. Para otros, las difi-
cultades se han hecho notar a causa de la ausencia, pérdida o atención y cuidados físicos y afectivos deficitarios por
parte de las figuras de referencia.

Las características personales de casi la mitad de los jóvenes, un 47,3%, se agrupan entorno a un conjunto de conductas
66 que podrían calificarse como desadaptadas, aunque este grupo quedaría repartido entre los que reproducen comporta-
mientos distorsionadores de la relación social (impulsividad, oposicionismo) i que es más alto para el grupo de chicas; i
la otra mitad que correspondería a jóvenes que no han experimentado anteriormente incidencias significativas a lo largo
de su desarrollo, lo cual nos permitiría hablar de aspectos conductuales que podrían ser reactivos a la etapa evolutiva.
En un pequeño porcentaje, el 10,3%, nos encontramos con chicos, sobre todo, que presentan una tendencia a la inter-
nalización con respuestas conductuales de tipo emocional, en los cuales predomina la apatía, la inhibición y el bloqueo,
Achenbach (1987) muy pocos son los que están diagnosticados con algún tipo de trastorno mental o déficit cognitivo.
Sin embargo, todos ellos tienen en común dificultades para interiorizar normas y asumir responsabilidades.

El otro extremo de la población estudiada estaría formado por un pequeño grupo, el 16,4%, en los que no se descri-
ben importantes alteraciones en sus conductas y muestran responsabilidad respecto de la inadecuación de su com-
portamiento, lo cual permitiría que judicialmente se archivara su expediente, bien por haber reparado y enmendado
su conducta, bien porque son atendidos por otros servicios (sociales, sanitarios).

En algunos casos, coincide la presencia de conductas violentas en el ámbito social además del familiar. Acostumbran a
ser agresiones o amenazas a sus iguales, aunque también pueden ir dirigidas a los adultos En un 35,3% esas conductas
se dan en la escuela, existiendo una fuerte coincidencia entre este tipo de comportamiento i algunas dificultades en
su adaptación personal.

La escolarización de estos menores ha presentados algunos déficit, tanto en el nivel de estudios (el 11,2% están en
el primer ciclo de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, lo cual representaría un retraso escolar importante, respecto
de la edad que cronológicamente corresponde a los planes de educación actuales). Aquellos que todavía están es-
colarizados, presentan en un porcentaje bastante elevado, el 67,2%, un rendimiento escolar regular o malo con una
acumulación importante de incidencias a lo largo de su trayectoria (dificultades de adaptación, de aprendizaje, absen-
tismo y diversos cambios de escuela). Entre los mayores de dieciséis años pocos son los que continúan estudiando
y, entre los laboralmente activos, sólo la mitad está trabajando.

En la población estudiada el consumo de substancias adictivas legales o ilegales se distribuye en dos grupos. El 41,6%
declara que no consume ningún tipo de droga y el 58,4%, si. Se trata de un policonsumo, predominando en un 36,2%
el cannabis y en un 14,7% la cocaína junto a otras drogas. Si queremos relacionar el consumo con la aparición de
conductas violentas, sólo podemos decir que en todos los casos en los cuales se dan conductas violentas en los dife-
rentes ámbitos de relación, el porcentaje de sujetos que consume es superior. Sin embargo, no podemos concluir si el
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consumo está asociado o es causa de la conducta violenta puesto que los datos tienen una enorme variabilidad. Sólo
puede constatarse que la relación más constante es que la ausencia de consumo hace menos frecuente la aparición
de conductas agresivas en general.

La mayoría de estos chicos y chicas se relacionan con un grupo de iguales que presenta algún tipo de disfuncionalidad,
como por ejemplo predominan problemas de adaptación social sobre todo por su tendencia a transgredir las normas
socialmente establecidas, falta de organización personal entorno a actividades formativas y/o laborales, y comparten
mucho tiempo libre, durante el cual permanecen ociosos, preferentemente en la calle. Únicamente el 12,9% realizan
actividades de ocio organizadas con supervisión de adultos.

LA PERCEPCIÓN DE LOS PROFESIONALES

De todos los datos recogidas en las encuestas de los profesionales que intervenimos al ámbito de la Justicia de me- 67
nores, consideremos que los más relevantes son las siguientes: El 94,1% considera que la intervención con los jóvenes
por un delito por violencia doméstica debe ser diferente a la que se hace por otras conductas delictivas.

La importancia de esta actuación diferenciada se considera que debe realizarse según los siguientes valores:

- Salud mental familiar: 6,1

- Salud mental individual: 5,8

- Marco educativo escolar: 5,46

- Sociocomunitario: 5,3

- Mediación comunitaria: 4,91

- Como última opción la respuesta desde el ámbito judicial: 4,48

CONCLUSIONES.

Hemos visto que la intervención desde el ámbito de la justicia juvenil se da en aquellos casos en que una conducta
está tipificada como falta o delito en el Código Penal. En la población objeto de estudio las conductas punibles que
se han estudiado se refieren únicamente a hechos de violencia intrafamiliar, aunque en un porcentaje elevado de
jóvenes se da una trayectoria delictiva más generalizada.

Así, la investigación dibuja claramente dos grupos diferentes de agresores:


Los que han cometido, además, otros tipos de delitos 53,4%
Los que nada más han cometido este tipo de delito 46,6%

Al primer grupo corresponden jóvenes que presentan más conductas de riesgo (comportamientos violentos en
otros ámbitos de relación, dificultades en su historia escolar, desocupación, consumo de tóxicos). En la familia ha ha-
bido, o hay, intervenciones profesionales, se dan situaciones de inestabilidad como cambios en el núcleo de conviven-
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

cia y/o dificultades económicas. Un aspecto importante a destacar es el referido a los estilos educativos de los padres
en su forma de transmitir normas y valores ya que en un elevado número de casos no existe coincidencia en la forma de
ejercer el rol parental, 75%, por lo que se puede concluir que hay disparidad de criterios en las figuras de referencia.

La situación de conflicto tiene una duración media de más de un año, previa a la denuncia. Para los casos más leves y
no reincidentes suele resolverse una medida judicial de seguimiento en el propio medio social.

Al segundo grupo, por contra, corresponde a jóvenes y familias sin desestructuración aparente porque el núcleo
de convivencia se describe como estable, con un estilo educativo de los progenitores no conflictuado. Este grupo
de chicos aparece vinculado a recursos sociolaborales y no aparecen otras conductas de riesgo, como podrían ser
el consumo de drogas o relación con grupos disociales. La duración del conflicto es relativamente breve, antes de
interponer la denuncia, unos seis meses, por lo cual la intervención desde el ámbito judicial es mínima.
68 En cuanto a la composición familiar, se constató que en el 44% de las familias la convivencia tiene lugar en el núcleo
familiar originario y en el 66% restante en diferentes organizaciones familiares fuera del núcleo originario.

En casi la mitad de los núcleos familiares hay dos hijos y en función del orden de nacimiento, hay mayor incidencia de
casos asociados al primer lugar de la fatria, concretamente el 58’7% de los chicos, y el 50% de las chicas.

Sobre la representación que tienen los padres del hijo se ha observado que, en los casos en que los progenitores
tienen una percepción negativa de su hijo, generalmente, la trayectoria seguida por el menor es más conflictiva, ade-
más del ámbito familiar también en el social, y con conductas disociales más marcadas.

En la gran mayoría de los casos es la madre la que interpone la denuncia y también la figura en la que se concentran
las situaciones de violencia y de tensión. En el análisis de la existencia de violencia en la familia y en quien se localizaría
la misma se observó que es la madre la que en primer lugar es víctima, seguida de las figuras de los hermanos/as.
Cabe detenernos un instante en el perfil que presentan el grupo de chicas estudiadas, ya que se caracteriza por la
reincidencia en este tipo de delitos, pero no aparecen otro tipo de denuncias:

- El motivo que origina el conflicto y la posterior denuncia es la falta de aceptación de normas pero no hay contacto
físico en la agresión.

- El período de inicio de estos comportamientos supera al año y medio.

- La joven no realiza ningún tipo de actividad organizada y la actividad social se desarrolla en la calle.

- La víctima es la madre y el conflicto se da en un núcleo familiar reconstituido, en el cual la pareja de la madre


adopta un estilo educativo autoritario. Coincide en estos casos que la joven denunciada ha sido previamente víctima
de violencia por parte del progenitor.

(5)Clasificación por segmentación para establecer las características comunes mas asociadas y previamente perfiladas (p< 0,05) , análisis
realizado con el programa SPAD-N
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- Es probable que se haya intervenido des de algún servicio pero la actitud de la joven de no asumir ninguna respon-
sabilidad y, por tanto, la no modificación de la situación.

- En la mayoría de los casos la resolución impone una intervención judicial de seguimiento en el propio medio de
la menor.

El resultado de la investigación ha puesto de manifiesto que nos encontramos delante de un fenómeno que ha tras-
pasado de la esfera privada a la pública recientemente. La ausencia de datos o estadísticas anteriores no nos permite
conocer que dimensión ha tenido este tipo de conflictos en el ámbito familiar.

También constatamos la dificultad de establecer un perfil de maltratador, o de victima, la casuística es muy variada, nos
encontramos delante de un fenómeno en el que intervienen múltiples factores, personales educativas y sociales, y el
resultado es que hay grupos en los que se dan un número determinado de coincidencias que no se repiten en otro. 69
Más que hablar de conclusiones, posiblemente sea adecuado plantear que este es un campo abierto a más estudios
y análisis.

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1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
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Ponente

Dª. Mercedes
Pérez Molina

Psicóloga en el Centro de Menores “Tierras de


Oria”. Asociación Ginso

PROGRAMA DE INTERVENCIÓN
ESPECÍFICA PARA MENORES/JÓVENES 73

CON DELITOS DE MALTRATO


EN EL ÁMBITO FAMILIAR

El fenómeno de la violencia intrafamiliar se ha convertido en las últimas décadas en un asunto de máximo interés
institucional y social atendiendo principalmente, a razones como su elevada incidencia y la gravedad de las conse-
cuencias que de él se derivan. Desde la dirección de General de Reforma Juvenil, los Juzgados y Fiscalías de Menores
y los propios Centros de Reforma, somos conscientes del aumento alarmante de este tipo de delitos, lo que nos
exige pensar que nos encontramos ante una patología en auge que necesita de un Tratamiento eficaz para conseguir
la prevención de este tipo de comportamientos.

Es notable el crecimiento de denuncias por malos tratos impuestas por los progenitores a sus hijos, así como los
consecuentes ingresos de Menores/Jóvenes en los Centros de Reforma. Ante esta nueva problemática, necesitamos
de una continúa coordinación con otras instituciones (Equipos Técnicos de Fiscalía, Juzgado de Menores, Dirección
General de Reforma Juvenil, Servicios Sociales…) y de recursos externos (Equipos de Tratamiento Familiar) para ob-
tener la mayor información posible, teniendo una visión lo más precisa, amplia y veraz del problema, con la que poder
realizar una evaluación exhaustiva y poder planificar la intervención ajustada a la realidad del Menor/Joven.

Tales delitos están afectando a todos los ámbitos socioculturales, desarrollándose incluso en familias con un nivel so-
cioeconómico alto, donde han tomado por primera vez contacto con la Justicia ó Instituciones Sociales. Actualmente
puede resultar difícil aceptar, debido a determinados ideales del concepto de la familia (agente socializador básico,
garante de seguridad, de apoyo y afecto), que la familia sea uno de los grupos sociales en los que se dan más este tipo
de comportamientos violentos.

Estos conflictos intrafamiliares, están llegando a pasar de ser un problema privado en el ámbito familiar, a un delito de
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

malos tratos con el consecuente ingreso en un Centro de Menores. Ante esta difícil problemática, el sistema parental
está demandando la necesidad de una intervención específica seria sobre las repercusiones que este tipo de delitos
conllevan, por tanto no debemos aparcar esta problemática por difícil que sea la consecución de objetivos, sino que
se debe intervenir con Programas Preventivos y de Tratamiento realistas.

No existe un perfil de los Menores/Jóvenes con este tipo de problemática, aunque a nivel familiar hemos encontrado
una serie de características comunes en la mayoría de los casos.

Señalar que el estilo educativo que predomina en estas familias, es de tipo permisivo, normalmente por parte de la
figura materna que es, en la mayor parte de los casos, quien ejerce las labores educativas de sus hijos, bien por ser
madre soltera, separada o viuda. En el caso de familias tradicionales ocurre algo similar, ya que la figura materna es la
encargada de la educación de sus hijos, debido a la extensa jornada laboral del progenitor, o a la ausencia del mismo
74 en los quehaceres diarios de sus hijos. Es en estos casos, y ante situaciones determinadas, cuando el progenitor man-
tiene un estilo autoritario, y a veces agresivo, con la intención de compensar la laxitud mostrada por la figura materna.
Esto provoca una fisura en la relación conyugal que suele ser aprovechada por el Menor para ejercer la manipulación
y el control sobre la situación.

Nos sentimos obligados a hacer mención a los padres como víctimas de sus hijos, que con su comportamiento,
amenazas, insultos, vejaciones, agresiones físicas, consigue crear un clima de miedo y dominancia, controlando así la
dinámica familiar e imposibilitando el desarrollo armónico y fluido de las funciones parentales. Ante la gravedad de
los continuos conflictos y el miedo a que los hijos cumplan con sus amenazas, se hace necesario el afrontamiento, los
padres, de sentimientos como la indefensión, el miedo a posibles represalias cuando el Menor finalice su Medida de
Internamiento o la preocupación sobre la posibilidad de que la experiencia traumática pueda repetirse.

Por otro lado es importante señalar, que en muchos de los casos con los cuales se ha trabajado desde el Centro,
hemos encontrado Menores cuya historia familiar ha marcado su trayectoria personal, debido a las vivencias expe-
rimentadas. Entre otras destacar, conflictos dentro de la pareja, desencadenando en malos tratos y/o en posteriores
procesos de separación difíciles, trastornos psicológicos de algún progenitor (depresión, trastornos de la conducta
alimentaria…), consumo de sustancias tóxicas (alcohol, cannabis…). En estos casos el Menor se convierte en una víc-
tima de la situación vivida, aprendiendo una serie de mecanismos de defensa y reproduciendo los comportamientos
observados en sus progenitores.

Desde este Centro de Menores, se ha diseñado un Programa de Intervención Específico, con la finalidad de cubrir la
función mediadora entre el Menor/Joven y la Familia. En este Programa, concluyen los tratamientos de las distintas áreas
(social, psicológica y educativa), donde se establecen unos objetivos específicos, y para la consecución de los mismos, es
preceptivo el desarrollo de una intervención concreta individual y familiar de la problemática propia del delito.

La intervención desarrollada es integral, llevada a cabo de manera coordinada por parte del Equipo Técnico, donde
se tiene en cuanta el que estos Menores/Jóvenes sean incluidos en grupos homogéneos, con una previa selección
especializada a fin de evitar la influencia de otros Menores/Jóvenes con una destacable trayectoria delictiva. Igual-
mente conocemos la realidad que rodea esta problemática contrastando las diferentes informaciones a través de la
coordinación con profesionales de la Salud, los Servicios Sociales, la Educación y la familia extensa, con el objetivo de
establecer una línea de intervención coherente y ajustada a las necesidades reales de la unidad familiar.
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Un hecho a destacar en este tipo de intervenciones, es cuando la familia, principalmente la figura materna, se cuestio-
na su actuación por miedo a las represalias del Menor/Joven, exige sus privilegios, no trasladan opiniones o extremos
reales, comportamientos que suelen dificultar la intervención; ante tales comportamientos creemos conveniente
conceder la actuación en su totalidad al Equipo Técnico, para así no dificultar el proceso de recuperación. Considera-
mos prioritario en nuestro tratamiento el evitar que el Menor/Joven proyecte en las figuras parentales la culpabilidad
de los hechos más relevantes que han acontecido en el ambiente familiar, culpabilizándoles de su situación personal
y del internamiento.

Finalmente destacar que nuestro trabajo va orientado a concienciar a los Menores/Jóvenes del papel tan importante que
el Sistema Familiar juega en su proceso de tratamiento, pues existirá un consenso por parte de las familias y el Equipo
Técnico del Centro en la consecución de privilegios y en el logro de los objetivos que conciernen al Menor/Joven.

FINALIDAD DEL PROGRAMA 75


El objetivo principal de este Programa de Intervención es promover una convivencia armoniosa libre de violencia, fun-
damentada en el establecimiento de unas correctas pautas socioeducativas y convivenciales, basadas en la presencia
de una comunicación intrafamiliar que favorezca una adecuada dinámica familiar, procurando la continuidad de este
compromiso, por parte de todos los miembros del sistema, a la finalización de la Medida Judicial de Internamiento
del Menor/Joven.

La finalidad alcanzada con este tratamiento ha sido establecer un proyecto realista, en el que intervienen todos los
profesionales del Centro, de cumplimiento progresivo de los objetivos que inciden en los déficit personales de los
Menores/Jóvenes, implicando a los mismos y principalmente a sus familias, para fijar un Programa de Intervención
Específica eficaz que conlleve la resolución de los conflictos familiares, abordando desde la asunción del delito y el
rechazo a la violencia, hasta la intervención del sentimiento de culpabilidad inespecífico que presentan los padres ante
este tipo de problemática.

MENORES/JÓVENES QUE ACCEDERÁN AL PROGRAMA

- Aquellos que se encuentren sujetos a una o varias Medidas Judiciales por la comisión de Delitos de Malos Tratos.

- Aquellos que aunque se encuentren sujetos a un Internamiento Cautelar, nos consten conflictos intrafamiliares.

- Aquellos que presenten problemas interpersonales en el ámbito familiar, independientemente del delito por el que
se encuentre internado.

El Equipo Técnico-Educativo es el que estima el alta en dicho Programa, previo estudio individualizado de cada Menor/
Joven y solicitud del mismo. De los programas de tratamiento tendrá conocimiento desde su inicio el Menor/Joven,
familia del mismo, Juzgado y Fiscalía de Menores del que depende y D.G.R.J, para de esta forma involucrarlos en la
consecución de los objetivos y conocer desde el principio las medidas a adoptar en caso de incumplimientos o con-
secución de los mismos.
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OBJETIVOS GENERALES DEL PROGRAMA

- Conocer todas las variables del Menor/Joven y familia del mismo para convertir la problemática que ha incidido en
la comisión del delito.

- Concienciación social del delito realizado. Reconocimiento de los hechos imputados para poder iniciar una inter-
vención seria y eficaz con el Menor/Joven.

- Asunción de la responsabilidad de su comportamiento, con el fin de aumentar la percepción del control en su vida


y así conseguir la prevención de conductas desviadas.

- Obtener un conocimiento de sí mismo, ajustado a la realidad y modificar los aspectos deficitarios de la personalidad
76 que inciden en la conducta social, y en el mantenimiento de los problemas interpersonales de la vida diaria.

- Desarrollar la tolerancia y el respeto a las normas de convivencia, no coartando la libertad de otros para imponer
sus criterios y opiniones o para conseguir sus propios intereses.

- Concienciar al Menor/Joven y a la Familia o Tutores Legales de que el maltrato familiar exteriorizado por el Me-
nor/Joven, no es un delito puntual y de escasa importancia sino que puede conllevar y desembocar en la comisión de
otros delitos, y consecuentemente en el ingreso en Centros de Menores o en Centros Penitenciarios en el caso de
ser mayores de edad.

- Planificar un futuro realista y ajustado a la realidad personal y familiar, dotándole de recursos como la adquisición
de hábitos laborales y el alta en el Programa de Inserción Laboral, siendo el camino más acertado para preparar al
Menor/Joven para la vida en libertad.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS DEL TRATAMIENTO

- Percibir a la familia como una unidad estructurada, un recurso a nivel personal de satisfacción, un apoyo en situa-
ciones de dificultad, una guía en el desarrollo evolutivo de cada persona, fomentándola como uno de los valores más
importantes de nuestra sociedad.

- Modificar aquellas actitudes, creencias y valores que justifiquen el uso indiscriminado de la violencia en la resolu-
ción de conflictos intrafamiliares, adquiriendo los recursos suficientes para prevenir el resurgimiento de este tipo de
conflictos en el ámbito familiar una vez extinguida su Medida de Internamiento.

- Favorecer y potenciar una adecuada comunicación intrafamiliar basada en el respeto y la tolerancia, siendo éstos
quienes aparezcan durante el tratamiento, ante el Menor/Joven como los favorecedores de todos aquellos beneficios
que logre a lo largo de todo su internamiento, aunque éstos vengan orientados por parte del Equipo Piscosocioedu-
cativo.

- Potenciar los recursos personales, y desarrollar aquellos necesarios, con el apoyo de diferentes agentes sociales
si así fuese necesario, para procurar, a largo plazo, la cobertura de las diferentes necesidades detectadas, de manera
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adecuada y autónoma, por parte de todos los miembros de la unidad familiar, y así evitar la reiteración de las con-
ductas agresivas en el Menor/Joven.

- Establecer una dinámica familiar adecuada, en el que impere un estilo democrático, basado en normas y límites
claros, resultados del acuerdo ó consenso entre ambas figuras paternas.

TRATAMIENTO EN MALTRATO FAMILIAR

La intervención desde la mediación familiar tiene carácter interdisciplinar, llevada a cabo conjunta y de manera co-
ordinada por parte del área Social, Psicológica y Educativa, siendo imprescindible modificar los comportamientos y
actitudes del Menor/Joven que le han llevado a este tipo de delitos, así como los factores familiares que han podido
propiciar o mantener esta conducta a lo largo del tiempo.

Entendemos la Mediación Familiar como un proceso de resolución alternativa de los conflictos, enfocada a aquellos
77
miembros de la familia que estén inmersos en algún conflicto entre sí, para que consigan solucionarlos de forma sa-
tisfactoria, aceptando la ayuda de un mediador profesional, en este caso el Equipo Técnico del Centro, previniendo el
resurgimiento de este tipo de conflictos en el ámbito familiar.

1. INTERVENCIÓN INDIVIDUAL

- Concienciar al Menor/Joven del rol que ha de adoptar dentro de la unidad familiar, reconociendo a los progenitores
como las principales figuras de referencia a las que ha de respetar.

- Asunción y reconocimiento de su responsabilidad respecto a la situación problemática acaecida dentro del seno
familiar.

- Extinguir la agresividad y violencia verbal y/o física, a través de la autopercepción y concienciación de su comporta-
miento, promoviendo la negociación como método de resolución de conflicto dentro de la familia.

- Concienciarle de la necesidad e importancia de la empatía hacia las necesidades de otras personas, como medio
para mantener unas relaciones entre el sistema conyugal y filial satisfactorias.

- Adquirir un acercamiento afectivo del Menor/Joven hacia la unidad familiar con el objetivo de normalizar las rela-
ciones afectivas familiares.

- Conseguir que el Menor, se conciencie de la necesidad de las normas así como la importancia del cumplimiento de
las mismas para una adecuada convivencia.

- Trabajar en resolución de problemas, que le permita utilizar estrategias más ajustadas y eficaces en la resolución de
conflictos interpersonales.

- Extinguir las actitudes manipulativas del Menor/Joven con la motivación de culpabilizar a la figura materna y de
producir un rechazo a la paterna.
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- Concienciar al Menor/Joven del rol que adopta la víctima, madre, (miedo, minimización de la situación, aislamiento,
indefensión aprendida, internalización de la culpa, baja autoestima).

2. INTERVENCIONES FAMILIARES

El desarrollo de las intervenciones familiares se lleva a cabo en dos fases bien diferenciadas:

- 1ª FASE: Encuentro del sistema parental con el Equipo Técnico, en aras de recopilar y contrastar información, y el
posterior establecimiento de las líneas de intervención a adoptar con el Menor/Joven, debiendo ser éstas consensua-
das y desarrolladas no únicamente por parte del Personal Psicosocioeducativo, sino también del sistema familiar quien
será quien continúe esta labor a la finalización del Menor/Joven de la Medida Judicial de Internamiento establecida.

78 - 2ª FASE: Comparecencia del Menor/Joven ante la unidad familiar, quien se procurará que asuma su responsabilidad
respecto a los hechos, favoreciendo que exteriorice y detecte la problemática que desembocó en esa situación con-
flictiva, en aras de potenciar o desarrollar recursos personales, familiares y sociales, con que dar cobertura a dichas
necesidades, evitando recurrir a conductas agresivas, procurando en todo momento, una comunicación intrafamiliar
basada en valores fundamentales como el respeto y la tolerancia.

En dicha intervención familiar, el tratamiento va orientado, a nivel general, a la consecución


de los siguientes aspectos:

- Establecer pautas normativas de conducta establecidas por Sistema Parental con el Menor/Joven, las cuales se en-
contrarán consensuadas con el Equipo Técnico del Centro.

- Reducir la ansiedad y el desbordamiento del sistema parental ante dicha situación traumática, procurándoles infor-
mación, orientación y apoyo constante.

- Asunción por parte de todos los miembros del sistema familiar de aquellas conductas y hábitos personales que han
podido favorecer la aparición de las conductas agresivas del Menor/Joven.

- Reconocimiento por parte del Menor/Joven, ante el sistema parental, de otras situaciones problemáticas que pudie-
sen acontecer, tales como el uso o consumo de sustancias tóxicas y/o el posible desarrollo de diferentes conductas
disruptivas previo a su ingreso en la red institucional.

- Extinción de la actitud sobreproteccionista que suele adoptar la figura materna, junto con una inversión de roles,
en la que se establezca una figura de autoridad.

- Concienciar a las figuras parentales de que deben instaurar un estilo educativo basado en la imposición de pautas
educativas y normas de convivencia, así como mediar en el desarrollo de determinadas actitudes y conductas des-
adaptativas que refleje el Menor/Joven.

- Clarificación de las figuras de autoridad y distribución de responsabilidades en la unidad familiar, favoreciendo el


ejercicio de las responsabilidades de su hijo, indicándole cuales son sus derechos y deberes.
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- Dotar a los progenitores de habilidades parentales eficientes, orientarles en pautas de comunicación, remarcando la
importancia de que ambos progenitores mantengan criterios comunes, claros y consistentes, con los que transmitir
unidad y firmeza ante los hijos.

- Mejorar la autoestima de los padres para que no se perciban como víctimas, ni culpables de la violencia que padecen,
aumentando su seguridad psicológica, retomando su equilibrio emotivo, de tal manera que no se instale el sentimien-
to de culpa y, como consecuencia, no se bloqueen las relaciones conyugales.

- Lograr el respeto hacia los padres, una adecuada comunicación familiar (expresión de normas, prohibiciones, consejos),
promoviendo la negociación y rechazando la violencia como un método de resolución de conflicto dentro de la familia.

¿QUÉ DURACIÓN TIENE?

En función de la consecución en los objetivos planteados en el Programa de Tratamiento, de tal manera que el Me-
79
nor/Joven manifieste actitudes de cambio propiciando así una mayor interacción entre el sistema familiar, dando lugar
a que las relaciones filio-parentales mejoren.

EVALUACIÓN Y SEGUIMIENTO DEL PROGRAMA

La evaluación del programa se llevará a cabo por el Equipo Técnico del Centro y se hará como mínimo mensualmen-
te. En cada revisión se evaluarán los objetivos establecidos en el programa por todos los profesionales del Equipo
Técnico que intervienen en el mismo. Se percibirá la consecución de objetivos, cuando el Menor/Joven exhiba su
deseo por tener un comportamiento correcto hacia sus padres, les muestre afectividad, los diálogos se basen en el
respeto y la comunicación, dando muestras de una mejora en las relaciones intrafamiliares.

Los Permisos de Salida y Salidas Programadas Familiares serán disfrutados por el Menor/Joven cuando se considere
que se han alcanzado los objetivos previstos tanto por el Equipo Técnico como por los padres o tutores legales. El
Equipo Técnico hará un seguimiento y valoración de dichos permisos, por lo que estos se disfrutarán en un primer
periodo por la comarca cercana al Centro, como preparación previa de todos los miembros del sistema familiar a
acoger al Menor/Joven en posteriores permisos en el contexto familiar.

Desde el punto de vista del Equipo Técnico, consideramos que los progresos alcanzados deben observarse en el
domicilio familiar, para así evitar que esta evolución esté sujeta únicamente al medio de contención en el cual se
encuentra el Menor/Joven, por ello la evaluación y el seguimiento tendrá continuidad hasta su salida en libertad y
posterior a ella.

El alta, baja y modificación del programa a propuesta de los miembros del Equipo Técnico, será aprobada por el
Órgano de la Comisión Socio-Educativa del Centro y se notificará al Joven/Menor, D. G. R. J., Fiscalía y Juzgado de
Menores del que depende.

Las propuestas de Intervenciones, Salidas Terapéuticas, Permisos Familiares, e Inserción Laboral, serán participadas o
solicitadas en su caso, al Juzgado de Menores del cual depende conforme se alcancen los objetivos propuestos en el
Programa de Tratamiento, una vez valoradas y consensuadas por con los progenitores y todos los profesionales del
Equipo Técnico que intervienen en el Programa.
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ACTIVIDAD FORMATIVA Y OCUPACIONAL

En muchos casos los Menores/Jóvenes, ingresan con un nivel académico aceptable, por lo que se pone todos los
medios desde el Centro para darle la formación académica al mismo, (matriculación en el Instituto de referencia del
Centro de Educación de Adultos, traslados de expedientes académicos, soporte con tutores y profesionales especiali-
zados…). Se pretende que el ingreso en el Centro no le suponga regresiones en su educación, sino todo lo contrario,
que continúe y avance en la misma.

Igualmente, la formación ocupacional que existe en el interior del Centro y fuera del mismo, nos permite ofrecer un
abanico de posibilidades muy amplio en este campo para contribuir en todo el área formativa, trasladado a los Meno-
res/Jóvenes a cargo del personal del Centro y subviniendo a todas sus necesidades para darle el mejor soporte.

80 - Formación Ocupacional Interior/ Taller de Mecánica, Taller Hortofrutícola.


- Formación Exterior en localidades cercanas/ Taller Escuela de Albañilería, Carpintería, Forja e Instalaciones.

El Equipo Multidisciplinar de este programa está formado por todos los profesionales necesarios para abarcar un
tratamiento integral:

- Trabajador/as Sociales

- Psicólogos/as

- Psiquiatra

- Médico y A.T.S

- Jurista/s

- Tutores /as
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Ponente

D. Luis González Cieza

Miembro de la Unidad de Inspección Técnica y


Coordinador del Programa de Intervención por
Maltrato en el Ámbito Familiar ( ARRMI, Madrid)

PROGRAMA DE INTERVENCIÓN DE LA
83
ARRMI EN LOS CASOS
DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

El concepto “Violencia Intrafamiliar” engloba diferentes tipos de agresión, tanto en su modalidad como en el objeto
de la misma. En la presente exposición desarrollaré algunos aspectos que se refieren a la ejercida por los menores
y jóvenes –denominación esta última contemplada desde el criterio jurídico- hacia sus progenitores o ascendientes
dentro de la familia.

Este tipo de violencia -que en la actualidad, en la Comunidad de Madrid, viene siendo recogida como “Maltrato Habi-
tual en el Ámbito Familiar Ascendiente”- recoge, por lo tanto, todos aquellos comportamientos que suponen la agre-
sión, en sus diferentes modalidades, dirigida por el/la menor y joven hacia los progenitores o hacia aquellas personas
que desempeñan este papel en un contexto familiar. También, en segundo término, entenderemos la violencia dirigida
hacia otros familiares convivientes como los hermanos que, si bien no es frecuente, se presenta en ocasiones.

Durante la exposición pretendo plantear brevemente cuál es el momento actual en relación a esta problemática. A
partir de la evolución presentada en los últimos tiempos, los datos y la información de que disponemos, pasaré a ex-
poner el trabajo que se está llevando a cabo a través de la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación y
la Reinserción del Menor Infractor (ARRMI) en relación a este tema y, por último, los objetivos y previsiones de cara
al futuro. Todo ello hay que enmarcarlo en unos condicionantes muy especiales: es un tema novedoso, que se está
desarrollando –con entidad propia- desde hace pocos años y en el que aún está mucho por definir y sobre el que, en
la actualidad, entiendo que no existe información suficientemente válida ni contrastada basada en investigaciones y
estudios (sin menoscabo del trabajo realizado recientemente por los compañeros de Equipos Técnicos de Cataluña,
aquí presentes, que es realmente interesante).

Quiero agradecer en primer lugar la sensibilidad y disposición mostrada por los Responsables de la Agencia hacia los
planteamientos que les hemos ido haciendo, como técnicos, sobre este tema y las demandas que les planteábamos.
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La experiencia de los que llevamos cierto tiempo trabajando con una población que presenta comportamientos di-
sociales o simplemente conflictivos, nos indica que el número de casos denunciados en relación a esta problemática
ha ido incrementándose de forma significativa en los últimos años. Los datos, por ejemplo, del estudio de Cataluña
ya nos indica que el número de denuncias, aproximadamente, se ha ido doblando año a año. De la misma forma han
aparecido varios libros sobre el tema en un periodo de no más de dos años. El auge que en los últimos tiempos viene
teniendo la formación, especialización y trabajo de Centros, tanto públicos como privados, de intervención y terapia
familiar también tiene, en parte, relación con lo que estoy diciendo.

La falta de estudios e investigaciones no deja de ser llamativa y los libros publicados basan sus argumentos en la ex-
periencia profesional del autor, pero sin datos que realmente refrenden lo que en ellos figura –sin que posiblemente
dejen de ser acertados en su contenido-.

84 En la Comunidad de Madrid, la dificultad para llevar a cabo una recogida de datos fiables viene motivada, entre otras
cosas, porque este tipo de actuación ha venido recogiéndose en diferentes “Tipos Penales” relacionados con la con-
ducta en sí (amenazas, lesiones, homicidio en grado de tentativa…) y no tanto con sus circunstancias familiares dada
la falta de tipicidad específica de los malos tratos en el ámbito familiar o doméstico. En cualquier caso, salvado dicho
vacío legal en la actualidad, sí hemos encontrado anteriormente al menos cinco denominaciones relacionadas direc-
tamente con los hechos que nos ocupan: Maltrato, Maltrato Familiar, Maltrato Habitual, Violencia Familiar y Violencia
Doméstica.

Las Medidas Judiciales adoptadas en los últimos años por este motivo –como mínimo, dados los condicionantes ex-
puestos- nos muestran que:

REPARACIONES EXTRAJUDICIALES:

- Este motivo supone en la actualidad un 10% del total de las Reparaciones que se realizan.

- Han pasado del 1% en 2003 al 10% en 2006.

- El porcentaje de chicas ha pasado en el mismo periodo del 15% al 25 %.

- La edad más frecuente en la que se aplica esta Medida es de 15 años.

- La mayoría de la población sobre la que se aplica es de origen español (85%)

MEDIDAS EN MEDIO ABIERTO:

- El porcentaje en el año 2006 es del 6%.

- Ha pasado del 3,5% al 6% en los cuatro últimos años.

- El porcentaje de chicas ha pasado en el mismo periodo del 9% al 13%.


1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- La edad más frecuente en la que se aplica esta Medida es de 16 años.


- La mayoría de la población sobre la que se aplica sigue siendo de origen español pero ha disminuido al 66%, aumen-
tando los menores de origen magrebí y latinoamericano.

MEDIDAS DE INTERNAMIENTO:

- El porcentaje en el año 2006 es del 8%.

- Ha pasado del 5,6% al 8% en los dos últimos años.

- El porcentaje de chicas ha pasado en el mismo periodo del 8% al 11%.

- La edad más frecuente en la que se aplica esta Medida es de 17 años. 85


- La mayor parte de la población atendida sigue siendo de origen español, aunque ya sólo llega al 44%, cubriéndose el
resto con menores de origen magrebí y latinoamericano, que suben significativamente, así como otros orígenes.

En la actualidad, respecto a las medidas de Internamiento –y superando los datos estadísticos anteriores, ya que no
recogen plenamente la realidad del problema tal y como se ha expuesto- nos encontramos con una población esta-
ble en Madrid de alrededor de 25-28 menores internados por este motivo, de los que al menos el 25% son chicas
(cuando por otros tipos de delitos es únicamente del 8%). Por último, señalar que la edad de los casos denunciados
ha pasado de estar entre los 17 y 18 años a los 16.

Paso a exponer, en consecuencia, la respuesta que desde la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación
y la Reinserción del Menor Infractor se ha planteado para el abordaje de esta problemática. En primer lugar y reco-
giendo también una demanda que venía planteándose desde diversos sectores se evalúan los recursos necesarios y
las posibilidades para llevar a cabo una intervención especializada dentro del ámbito de las Medidas de Internamiento
porque suponen los casos más graves tanto desde el punto de vista jurídico como en general, además, los más com-
plejos, desde el educativo. Se estudian varias posibilidades como son el desarrollo de Programas Específicos a llevar a
cabo en todos los centros en los que hubiese menores con medidas por este tipo de actuación, la creación de un cen-
tro en régimen terapéutico y finalmente la creación de un Centro de Ejecución de Medidas Judiciales Especializado en
la intervención sobre esta materia. Optamos por esta última fundamentalmente por lo que supone de no estigmatiza-
ción del menor respecto al régimen terapéutico y porque consideramos que el abordaje de los casos debe venir en
primer lugar desde una concepción más psico-educativa-social que desde una médico-psiquiátrica-farmacológica.

Los menores y jóvenes que mantienen esta actuación, en los casos en que se toma una medida judicial de interna-
miento, comparten con cierta frecuencia con otros chicos/as objeto de intervención judicial factores como fracaso
escolar o grupo de relación pero parece haber, además, una mayor presencia de trastornos de conducta desde la
infancia –diagnosticados con cierta frecuencia-, intervenciones psicológicas y psiquiátricas previas y características
familiares determinantes en su estilo educativo, en su estructura o en sus antecedentes mórbidos; todo ello sin olvi-
darnos de aquellos casos que no presentan otra problemática delictiva asociada.

En los casos en que el menor/joven ha llegado a necesitar de una medida de internamiento nos solemos encontrar con
que previamente ha habido otros intentos de intervención que no han funcionado o lo han hecho insuficientemente,
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

adoptándose esta Medida como último recurso necesario ante la gravedad de la conducta y, en muchos casos, para
prevenir situaciones de peligro para los convivientes. La variedad de las intervenciones previas mantenidas es alta,
pasando por los Servicios Sociales, Centros de Salud, atención privada e internamientos en unidades psiquiátricas
entre otras.

Existe consenso en que las variables asociadas con la conducta delictiva grave son múltiples y afectan habitualmente a
los diferentes contextos del desarrollo del menor (familiar, formativo/laboral, social) y a sus características personales,
debiendo trabajarse desde un modelo multicausal, ponderando en el caso individual el peso de cada una. En los casos
de Maltrato Familiar nos encontramos con que, además de lo anterior, hay variables fundamentales que están más
definidas y se refieren, por un lado, a las características de la relación familiar establecida (pautas educativas, historia
familiar, recursos para la resolución de conflictos…) y por otro a las personales del sujeto en cuestión, desde su propia
historia de aprendizaje –en el sentido de adquisición de comportamientos- y los recursos desarrollados para afrontar
86 situaciones cotidianas y de crisis (habilidades sociales, solución de problemas…) hasta aspectos cognitivos, de autocon-
trol o los afectivos y emocionales, pasando por trastornos de conducta más o menos diagnosticados que llegan incluso,
con cierta frecuencia, al internamiento en unidades de psiquiatría y su correspondiente tratamiento farmacológico.

La diferenciación en un Centro de Ejecución de Medidas Judiciales para la intervención especializada con


este tipo de menores supone la posibilidad del abordaje de cada caso con un conocimiento profundo de las circuns-
tancias y características del interno (información recogida tanto desde la observación directa de lo cotidiano, desde
el contacto con la familia y, muy especialmente, desde la relación controlada padres-hijo/a, entre otras formas) así
como el control de las diferentes vías de intervención, su coordinación y la evaluación constante de los resultados,
enlazando la posibilidad de diferentes regímenes de internamiento y de ejecución de Medidas. Es por ello un tipo de
Centro fundamentalmente dirigido al exterior y con un objetivo más definido que el genérico del comportamiento
delictivo si bien no menos difícil de alcanzar. La intervención debe cubrir, complementariamente, tanto el abordaje
individual del proceso psicoevolutivo del interno como el contexto sociofamiliar donde se han visto insertados los
comportamientos objeto de intervención.

Dado el carácter que debe adoptar la intervención en el ámbito del maltrato se requiere un esfuerzo técnico su-
plementario para conjugar la habitual línea educativa que se lleva a cabo en las dinámicas de funcionamiento de los
Centros con una inexcusable presencia de pautas marcadas desde el ámbito terapéutico. Esto supone todo un reto
para los profesionales, máxime cuando se enmarca esta intervención educativo/terapéutica en el contexto de cum-
plimiento de una medida judicial, labor a la que prestan todo su empeño y dedicación los profesionales del Centro
que ya ha empezado a funcionar.

Consideramos la relación padres/hijos –y ocasionalmente otros familiares que constituyen su entorno- como eje cen-
tral de las conductas motivo de internamiento. Entendemos que la intervención o terapia familiar es necesaria para
reconducir la situación relacional que ha dado lugar a la Medida. Esta relación que se presenta no es fruto del paso por
un momento evolutivo determinado, la adolescencia, o un episodio puntual, sino que se ha ido gestando a lo largo de la
historia familiar y es esta forma ya establecida de relacionarse el objetivo fundamental de trabajo. El abordaje familiar ha
de tratar de restablecer los vínculos y responsabilidades de sus componentes, para que la familia cumpla su función de
dotar a los miembros de la autonomía suficiente para generar un proyecto vital independiente, aspecto que, en último
término, constituirá el mejor factor de protección frente a comportamientos como los que nos ocupan.

Por ello, el Centro Especializado ha de entenderse como una pieza más en el continuo del tratamiento a través del
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

establecimiento de un Programa General de Intervención con estos menores y jóvenes, con un antes, donde
normalmente ya han intervenido otros recursos –incluso a instancia del Juez de Menores con una Medida Judicial
anterior- y, sobre todo, un después que ha de articularse a través de las correspondientes intervenciones en Medio
Abierto -que además están contempladas por la Ley como elemento en el desinternamiento- y los recursos socia-
les. El diseño para la continuidad de la intervención es el elemento fundamental para alcanzar los objetivos de este
proceso educativo.

Con el diseño y desarrollo de un Programa General de Intervención para los casos de Maltrato Fa-
miliar buscamos alcanzar varios objetivos. Caben destacar:
. Tener un conocimiento exhaustivo de los diversos aspectos que conforman esta realidad: población que atiende,
recursos y necesidades, procesos, eficacia, etc…
. Optimizar la gestión y los procesos de atención e intervención que se vienen llevando a cabo con estos menores,
proponiendo y promoviendo los recursos más adecuados. 87
. Recoger los datos pertinentes que permitan el establecimiento y análisis de factores o variables discriminativas en
relación al maltrato familiar.

Para ello se ha constituido un Equipo de Trabajo con Técnicos de las diversas Áreas implicadas en el proceso de aná-
lisis e intervención con menores, habiéndose comenzado a confeccionar la plantilla de Recogida de Datos por áreas
(familiar; social; escolar-laboral; grupo de relación, ocio y tiempo libre; psicológica; consumo de tóxicos y de datos
judiciales y administrativos). Los siguientes pasos a desarrollar se refieren a la adecuación del proceso que se viene
siguiendo en la actualidad a criterios de eficiencia y al análisis de las diferentes etapas de dicho proceso, estableciendo
el protocolo de actuación para cada momento. Esto nos permitirá detectar las dificultades y, en consecuencia, poder
realizar los ajustes necesarios.

La recogida de datos, con el conocimiento de las variables que se presentan, su análisis y valoración, permitirá tener
un conocimiento más profundo y una mejor explicación de estos comportamientos, por lo que el diseño de las inter-
venciones futuras –al tener en cuenta estos factores- y su ejecución, permitirá una mayor eficacia del tratamiento.
En este sentido, y dado que nos encontramos al inicio de tan apasionante trabajo, sólo queda ofrecer nuestra cola-
boración a otras iniciativas para conseguir entre todos un mayor contraste y profundización en los datos y análisis
que podamos realizar.

Quiero finalizar haciendo dos últimas reflexiones para cerrar esta exposición a partir del trabajo realizado desde la Uni-
dad de Inspección del ARRMI aunque me salga en cierta medida del tema de la Violencia Intrafamiliar que nos ocupa:

- Por un lado, considero que el nivel técnico y profesional de los profesionales que trabajamos en este ámbito es
alto, por lo que los objetivos de desarrollo futuro han de ser de consolidación y profundización del trabajo técnico
dado que la base está creado al haberse resuelto en la actualidad todas las cuestiones básicas de atención, gestión y
control de los menores.

- En segundo lugar, una de las líneas de trabajo, consecuencia de lo anterior, ha de ser el diseño y desarrollo de Progra-
mas Específicos -como el que nos ocupa- dirigidos a aspectos concretos de intervención sobre nuestra población. De la
misma forma que en la Comunidad de Madrid se atiende a cuestiones como el Maltrato Familiar o se han desarrollado
otros Programas sobre Agresores Sexuales y sobre Prevención de la Violencia, otras materias como podrían ser el abor-
daje específico de conductas violentas, atención a menores con rasgos psicopáticos o la pertenencia a bandas deben ser
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M ESA
REDONDA:
“Violencia Sexual”

89

Moderador

D. Ángel del Río López


Periodista
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

Dª. Blanca
Vázquez Mezquita

Psicóloga de la Clínica Médico Forense de Madrid.


Especialista en víctimas de agresiones sexuales.

VIOLENCIA JUVENIL
91
VIOLENCIA SEXUAL

1.INTRODUCCIÓN

Cuando se trata de delitos contra menores, en caso de delitos contra la libertad sexual, son básicamente tres los
temas que se nos van a plantear desde el ámbito jurídico:
La capacidad de consentimiento del menor, la credibilidad del menor y las posibles secuelas asociadas a los supues-
tos hechos producidos en el menor víctima.
En las publicaciones más antiguas sobre abuso sexual infantil se insiste siempre en la misma idea: si el delincuente sexual
es un joven, lo primero que debemos averiguar es si ese joven a su vez ha sido víctima de abuso sexual infantil.
Siguiendo a Marshall, 2001, diremos que en 1998 Finkelhor y Lewis hicieron una encuesta en Estados Unidos entre
una muestra de varones adultos (ninguno de ellos era delincuente). En general las violaciones sobre menores que
acaban en condena suelen ir acompañadas de violencia, humillaciones y degradaciones. El motivo es que el abuso se
hace más obvio y más fácil el descubrimiento.
El que haya violaciones no denunciadas es un hecho muy importante. Russell(1984) constató que de 930 mujeres
entrevistadas, el 44 % dijo haber sufrido una agresión sexual, pero sólo el 8% presentó una denuncia.
Cuando observamos niños y adolescentes que han sufrido agresión sexual y después actúan como agresores los
niños y adolescentes suelen tener cierta propensión a los sentimientos crónicos de ansiedad y miedo, depresión,
ideación y comportamientos suicidas, e irritabilidad o sentimientos de ira.
Algunos niños que han sufrido abuso sexual se distinguen de los que no lo han sufrido porque muestran un compor-
tamiento hipersexualizado. Si a la vez aparecen elementos facilitadotes y desestructuradores entonces ellos mismos
pueden aparecer como agresores de otros menores.
En el ámbito interpersonal los menores agresores presentan desconfianza, miedo, temor a la intimidad y tienen
pocos amigos.
Los adolescentes que sufrieron abuso en la niñez pueden presentar episodios frecuentes de promiscuidad o bien falta
de interés por el sexo, o ambas cosas de forma alternante.
Según Marshall es en la adolescencia cuando cristaliza la conducta de la agresión sexual. Marshall ha llamado a su
teoría “teoría del afrontamiento”, esta teoría parece la más solida hasta la actualidad.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Según este autor existiría una vulnerabilidad a desarrollar agresión sexual en función de unos patrones destructivos
entre padres e hijos y un posterior afrontamiento distorsionado ante el estrés psicosocial. El afrontamiento distor-
sionado siempre se efectúa a través de la conducta agresiva-sexual.
Los pasos para la instauración de la conducta desviada en el joven son los siguientes:

1. Influencias biológicas:
Idénticas vías neuronales se utilizan en la agresión y en el comportamiento sexual. Existe evidencia de que los es-
teroides sexuales se encuentran aumentados en los agresores sexuales de niños y en algunos agresores de adultos,
pero no en todos.
A lo largo del proceso de socialización los varones aprenden a inhibir la conducta agresiva para conseguir sexo pero
una parte fracasa en ese aprendizaje porlos condicionantes sociales y familiares.

92 2. Experiencias en la infancia:
Una relación paterno filial pobre puede derivar en un comportamiento sexual delictivo. Los delincuentes sexuales han
tenido en general problemas con sus padres cuando eran niños. Los jóvenes que se convierten en violadores a veces
viven en un contexto de abuso, donde son frecuente y severamente castigados de forma aleatoria, por motivos que
rara vez están relacionados con su mal comportamiento. Los violadores no suelen identificarse con sus padres,(con
ninguno de los dos), como es lo normal que ocurra en el desarrollo evolutivo de todos los niños.
Estos padres anómalos son agresivos, a veces alcohólicos y/o tienen problemas con la ley y, como consecuencia, sus
hijos acaban reproduciendo estos mismos comportamientos.
Los problemas de apego que se producen entre madre e hijo parecen estar relacionados con conducta antisocial en
general mientras que los problemas de apego que se producen entre padre e hijo pueden estar más relacionados con
agresión sexual en la edad adulta.

3. Vínculos paterno-filiales:
A través de sus padres los niños aprenden no sólo qué pueden esperar de los demás sino también las actitudes y
conductas que facilitan o impiden el establecimiento de este tipo de lazos afectivos.
Existen tres formas diferentes o estilos de apego del niño como reflejo de la sensibilidad del cuidador hacia el niño:

a) seguro
b) evitativo
c) ansioso ambivalente

Los niños que muestran unos vínculos evitativos, en la edad adulta no se enamoran, ni muestran fuertes vínculos
amorosos con nadie.
Los chicos con un historial ansioso ambivalente suelen tener relaciones cortas y superficiales.
Los que muestran un estilo de apego evitativo o ansioso ambivalente durante la infancia, de adultos dan una puntua-
ción alta en la “Escala de evitación de la intimidad” Avoidance of Intimacy Scale ) Feeney y Noller, 1990).
La capacidad para establecer relaciones íntimas y maduras depende, según los teóricos que estudian dichos vínculos
afectivos de la calidad de las relaciones entre el cuidador y el niño durante los primeros años de la infancia.
Marshall señala que los delincuentes sexuales carecen de relaciones estrechas en sus vidas, y, como consecuencia,
se sienten solos.
Cabe señalar que a su vez la soledad emocional es un fuerte predictor de la ira y la hostilidad en general, de la hos-
tilidad específica hacia las mujeres y finalmente de la agresión no sexual.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Los violadores, los agresores sexuales de niños, los que cometen incesto y los exhibicionistas muestran déficit sig-
nificativos en sus relaciones interpersonales y están extremadamente solos.

Bartholomew, 1996 define los siguientes estilos de apego:

a) Estilo seguro. Confían más en su capacidad de dar y recibir amor, se relacionan adecuadamente con los demás
y finalmente piensan que los otros también son capaces de de amar.

b) Estilo inseguro. Uno de estos estilos:

b.1. Estilo preocupado. Define a alguien que no se ve digno de inspirar amor, aunque sí reconoce en los
demás esta cualidad. Estas personas, llamadas ansioso ambivalentes, desean firmemente establecer vínculos emocio-
nales estrechos, pero acaban retrayéndose por miedo al rechazo, cuando alguien se acerca demasiado a ellos. 93
b.2. Estilo temeroso o evitativo: Define a una persona que cree que no merece ser amada y, a su vez, duda
de la capacidad que tienen los demás para amar y, por consiguiente, busca relaciones superficiales.
b.3. Estilo despreciativo –evitativo que se caracterizan por tener un gran concepto de sí mismos pero infravaloran a
los demás y por consiguiente son explotadores en sus relaciones.
Los delincuentes sexuales tienen más probabilidades de desarrollar uno de estos tres estilos de apego inseguro.
En resumen, la existencia de un vínculo inseguro entre padre e hijo vuelve vulnerable a este último, convirtiéndole en
un sujeto falto de autoestima y de habilidades de afrontamiento y resolución de problemas, egocéntrico y con esca-
sas y pobres relaciones sociales, debido a falta de empatía o capacidad para ponerse en el lugar del otro y entender
las emociones de los demás.
Todo ello hace que el delincuente sexual juvenil sea incapaz de satisfacer sus necesidades sexuales y afectivas de
forma adecuada.

4. Factores socioculturales:
Algunas representaciones de las relaciones entre hombres y mujeres en los medios de comunicación favorecen la
aparición de la agresión sexual
Por otro lado se ha comprobado que en aquellas sociedades con un alto índice de violaciones, la violencia interper-
sonal a la hora de resolver problemas se acepta como normal.
La aceptación social del dominio del hombre y las actitudes negativas hacia la mujer tienen que ver con el número
de violaciones.
Los delincuentes sexuales sostienen las mismas opiniones que en su día predominaron en las sociedades con un alto
porcentaje de violaciones estudiadas por los antropólogos.

5. Experiencias juveniles:
Un número muy alto de delincuentes sexuales manifiestan haber sufrido abusos sexuales durante la infancia.
Cuando el sexo en la adolescencia, (en este caso la masturbación inicialmente) es utilizado como modo de escapar
de la realidad, de inmediato se convierte en una forma de afrontar todos los problemas (en el muchacho).
Esto sucede así porque en términos de condicionamiento , el sexo es reforzado tanto negativa (forma de escapar de
los problemas) como positivamente(placer sexual).
De esta forma el sexo, según Marshall, acaba convirtiéndose en un modo habitual de afrontar todo tipo de dificul-
tades, incluido el malestar emocional.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Marshall dice que su grupo ha demostrado que los agresores sexuales utilizan el sexo como principal mecanismo de
afrontamiento de problemas.
El abuso sexual infantil puede crear en niños vulnerables y emocionalmente necesitados ciertos sentimientos de pla-
cer y bienestar. Aunque estos niños no son los únicos que padecen abuso sexual, que también ocurre sobre menores
más estables o favorecidos, es a los más vulnerables a los que los agresores buscan, para reducir la probabilidad de
que el niño los denuncie.
El modelo “niño- adulto” más el placer derivado de los aspectos físicos del abuso pueden explicar por qué las rela-
ciones abusivas durante la infancia pueden llevar a una víctima vulnerable a convertirse en agresor sexual.
Es lo que se ha venido a llamar “recapitulación del abuso”. Durante el hecho abusivo el abusador revive su propio
abuso infantil. El principal motivo por el que se produce esta “recapitulación”, parece ser la “compulsión a la repeti-
ción “ que aparece como consecuencia inmediata de algunas experiencias traumáticas. Mediante esta recapitulación, la
víctima buscaría de forma inconsciente la resolución de conflicto que el abuso le produjo, es decir, la superación del
94 propio trauma, que lógicamente, nunca se producirá de esta forma sino dentro de un contexto psicoterapéutico.

6. Desinhibición y oportunidad:
Una vez la disposición a agredir se ha consolidado cualquier reserva que pueda existir frente a la misma puede des-
aparecer bajo una serie de influencias.
Se ha demostrado como determinados estados de ánimo como la depresión, la ansiedad y la sensación de soledad
incrementan las tendencias desviadas de los agresores sexuales.
Las fantasías sexuales desviadas de los agresores aumentan cuando se sienten solos, deprimidos o rechazados por una
mujer. Tanto la intoxicación por alcohol como la ira desinhiben la represión de actos sexualmente desviados.
Sólo los hombres predispuestos a agredir aprovechan la oportunidad cuando esta se presenta. Una vez la agresión
se ha consumado, es muy probable que el agresor la repita en su fantasía, recordando sólo aquellos aspectos que
sucedieron tal y como había planificado. Repetir esas fantasías durante la masturbación reforzará los aspectos grati-
ficantes del abuso, y disminuirá los negativos tales como el miedo a ser detenido o la resistencia de la víctima, que
serán poco a poco eliminados.

Por lo tanto ante la existencia de un posible agresor sexual juvenil de menores la prueba pericial a solicitar será un estudio etio-
patogénico de la supuesta conducta del menor, es decir, la investigación de aquellos factores psicopatológicos que hayan podido
influir en la realización de los supuestos hechos y en función de lo anterior la planificación de un adecuado tratamiento.
Aparte de la entrevista, el análisis psicosocial, familiar y educativo, el análisis biográfico y tests y cuestionarios de tipo general,
en algunas pruebas específicas para adolescentes se encuentran ya incluidas escalas de problemas sexuales, miedos sexuales,
abuso infantil, relaciones parentales, etc..escalas que pueden ayudar a delimitar el problema.

2.SOBRE LA CREDIBILIDAD DEL TESTIMONIO

El tema de la credibibilidad del testigo infantil dentro de los procedimientos penales de agresión sexual es uno de los temas
más importantes dentro de la Psicología Forense Española. El que este tipo de delitos, muchas veces no deje huellas físicas,
obliga a los Tribunales a tomarse con sumo cuidado el testimonio de la víctima.
En el año 2004 y dentro del ámbito de los Tribunales hemos realizado una investigación sobre este tema en la Clínica
Médico Forense con una muestra de 100 casos de víctimas menores, Vázquez B. (cood.),(2004), publicada por El Centro
Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, obra presentada en el Colegio de Psicólogos de Madrid con fecha 24 de junio
de 2004. En este estudio se concluye que en la Clínica Médico Forense se consideran creíbles alrededor del 80% de los
testimonios analizados.
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3. BIBLIOGRAFÍA

-De Paúl P., (2004): “Evaluación de la credibilidad del testimonio en supuestos de abuso sexual a menores”, en Vázquez B.
(coord.) Abuso sexual infantil, evaluación de la credibilidad del testimonio, estudio de 100 casos, Valencia, Centro Reina Sofía
para el Estudio de la Violencia.
-Marshall W. L., (2001): Agresores sexuales, Barcelona, Ariel.
-Vázquez B. (Coord) (2004): Abuso sexual infantil, evaluación de la credibilidad del testimonio, estudio de 100 casos,Valencia,
Centro Reina Sofía para El Estudio de la Violencia.
- Vázquez B. (2005) Manual de Psicología Forense, Madrid, Editorial Síntesis.

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Ponente

Dª. Mª.Victoria
Noguerol Noguerol

Directora del Centro de Psicología Noguerol

VIOLENCIA SEXUAL JUVENIL


97

1. INTRODUCCIÓN

El abuso sexual cometido por menores es un serio problema al que debemos prestar atención. Hasta ahora, el foco
de estos problemas se había dirigido a las víctimas, siendo escasos los programas de intervención y tratamiento es-
pecífico para los ofensores.
Anteriormente se consideraba que el ofensor sexual era un hombre adulto y apenas se prestaba atención a las ofen-
sas sexuales cometidas por niños, adolescentes e incluso mujeres.
Las agresiones sexuales cometidas por menores (niños o adolescentes), tienen como objetivos a conocidos del am-
biente escolar o familiar, ya sean menores o adolescentes.
Cuando se comienza a hablar de los abusos cometidos por menores, las investigaciones muestran que los adolescen-
tes son los responsables, al menos, de un tercio de las agresiones sexuales; Becket, 1999. Según Becket, el 26.7% de
los que cometían abusos, habían sufrido, a su vez, abusos. De casi este 27 %, el 40% había sufrido maltrato emocional
o negligencia en la infancia y el 31.2% maltrato físico.
Por otro lado, el 30% de los agresores son menores de 18 años y el 53% comenzó los abusos sexuales en la adoles-
cencia. El 20% de las violaciones -una de cada cinco- cometidas, son por menores.
Datos proporcionados por el Ministerio del Interior de U.K. nos indica que 32% de los agresores tenía menos de
21 años y el 17% menos de 16 años. Sobre las víctimas, este estudio refleja que el 50% tenía menos de 9 años y el
restante porcentaje tenía menos de 12 años.
También hay que reseñar que no todos los menores abusados se convierten en abusadores.

2. CARACTERÍSTICAS DEL AGRESOR SEXUAL ADOLESCENTE Y DEL ADOLESCENTE


TRAS EL ABUSO SEXUAL

Aunque ya hemos mencionado que los agresores sexuales adolescentes forman un grupo muy heterogéneo que hace
aún más difícil su identificación y sin poder hablar de un perfil único, en los años de experiencia de este centro se
han observado algunas características que se pueden presentar:
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-Dificultad en el control de los impulsos.


- Bajo autoconcepto y autoestima.

- Baja tolerancia a la frustración, lo que secundariamente produce una dificultad para aceptar las demoras.

- Retraso en el desarrollo madurativo, relacionado con su edad cronológica. Conflictos madurativos.

- Carencias afectivas familiares.

- Fácilmente influenciables, por ejemplo por la presión o por la opinión de sus iguales.

- Agresividad física o verbal manifiesta.


98 - Carencias normativas.

- Déficit en el desarrollo de los estadios morales del adolescente.

- Dificultades de aprendizaje que se manifiesta en fracaso escolar. No suelen finalizar primaria.

3. ¿POR QUÉ ABUSA SEXUALMENTE UN NIÑO O ADOLESCENTE DE OTRO?

Las características que aquí se describen, han de ser utilizadas como una guía para evaluar el riesgo de ofensa. Por
tanto, se debe tener en cuanta que ni todas las variables son necesarias para que se de el abuso, ni que el hecho de
cumplir una de ellas, implique necesariamente la presencia de esta conducta.
Pero, ¿por qué abusa sexualmente un niño de otro?; el comportamiento sexual abusivo en niños y adolescentes puede
venir provocado, entre otros, por una sexualización traumática en la que hayan experimentado impotencia y en la que
haya existido estigmatización, puede haber sido víctima de violencia en su familia, o puede haber sufrido rechazo o
tener vínculos emocionales disfuncionales.
Así, pasamos a enumerarlas:

a) Transmisión intergeneracional del abuso: el porcentaje de ofensores sexuales de niños que fueron
víctimas de abuso sexual en su infancia es alto (se establece entre un 40 y un 60%). El sentimiento de rabia y fracaso
puede crear la necesidad de repetir el episodio traumático; así, se puede repetir con agresiones sexuales o físicas.

b) Personalidad: se hace difícil establecer un perfil único en el ofensor sexual. Un aspecto importante a resaltar,
común en todos los ofensores es la ausencia de empatía hacia la víctima y las distorsiones cognitivas que utilizan pata
justificar sus actos (“sabía que le iba a gustar…”).

c) Consumo de alcohol y drogas: no existe una relación única entre el abuso y consumo de alcohol y/o drogas.
Aunque en algunas ocasiones los abusos se producen bajo los efectos del alcohol, no se debe reducir en ningún caso
la responsabilidad que el agresor tiene por el –o los— actos cometidos.

d) Estatus socio-económico familiar: los estudios realizados sobre el abuso sexual, muestran que éste no es
más prevalente en las clases sociales más bajas. Sí es cierto, hoy día, que los abusos que más fácilmente se detectan
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son los que provienen de clases sociales más bajas, debido, en parte, a que estos niños son de alto riesgo o porque
estas víctimas son más fácilmente detectables.

e) Aislamiento social: éste es un factor de riesgo en el abuso sexual intrafamiliar. El ofensor sexual presenta una
buena imagen de cara al entorno, pero suele controlar y limitar sus contactos externos a la familia.

f) Aprendizaje: las experiencias de aprendizaje, en la infancia y adolescencia, son estímulos que pueden configurar
la orientación sexual futura. El sexo, puede ser además de fuente de placer, una estrategia de afrontamiento para
reducir el malestar emocional.

Los ofensores suelen tener una relación de proximidad o confianza con el niño, anterior al accidente sexual y no se
suele dar la violencia física. Los abusos los realizan los familiares, hermanos, o allegados entre el 65 y el 85% de los
detectados. Sólo en un pequeño porcentaje el ofensor es un auténtico desconocido, y, en estos casos, puede tener 99
una mayor vinculación con conductas violentas.
Datos aportados por Becket (1999), indican que el grupo más numeroso de menores agresores sexuales está com-
prendido entre los 13-14 años.
Existe un grupo de menores que llega a la ofensa sexual siguiendo el camino de la delincuencia, cometen delitos y,
posteriormente, reinciden en el abuso (Becket, 1999).
También existe un grupo que tienen intereses sexuales desviados, y además de cometer abusos desarrollan un patrón
parafílico; siendo estos los casos de alto riesgo.
Siempre es importante evaluar en cuál de estas situaciones, arriba mencionadas, se encuentra el ofensor y adaptar el tra-
tamiento a su situación ya que una misma intervención no tiene porqué ser válida para todos los tipos de agresores.
Sería conveniente diferenciar entre la transgresión sexual y la experimentación sexual en los niños y adolescentes.

El hecho de poder identificar un grupo de jóvenes agresores que se encuentren en riesgo de convertirse en agresores
adultos sería realmente útil. Pero esto, es muy difícil de predecir hoy en día.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

* La negación de la conducta abusiva es menos frecuente en niños y adolescentes que en el adulto; muchos adoles-
centes reconocen su conducta en las primeras sesiones; aunque no todos lo hacen.

4. CRITERIOS PARA EL TRATAMIENTO

Antes de empezar de lleno en las técnicas y pasos dados para el tratamiento, vamos a dar una serie de criterios bá-
sicos indispensables que no deben faltar en todo tratamiento:

- La relación entre joven agresor y terapeuta debe ser sólida, esto es, debe haber una buena adherencia al tratamiento
para que éste sea eficaz.

- Empatía del terapeuta con adolescente. Gracias a este podremos conseguir una relación de confianza.
100 - El diseño de la terapia debe ser muy estructurado y ajustado siempre a las necesidades individuales del paciente.

- Lo mejor para la terapia es la aplicación de un modelo multimodal, en el que se incluya la coordinación entre dife-
rentes profesionales e instituciones.

- Se ha comprobado por numerosos estudios que la mejor elección es combinar una terapia individual y una terapia
de grupo. La terapia de grupo consigue que el proceso sea más rápido. El grupo se convierte en foro de confrontación
y apoyo, se rompe el aislamiento y secretismo y contraataca la negación facilitando el desvelamiento.

- En la gran mayoría de los casos, salvo excepciones, en el trabajo terapéutico se deben incluir sesiones con algunos
miembros de su familia. Normalmente los familiares necesitan diferentes apoyos en diferentes estadios del proceso:
parálisis, culpa, humillación, indefensión, agresión o negación o enfado con las personas que acusan. Estas sesiones
también van encaminadas a prevenir el rechazo al joven; además de conseguirle un apoyo en el tiempo.

- Es conveniente contar con una persona de apoyo (ej, del colegio).

5. OBJETIVOS A CONSEGUIR EN NIÑOS Y ADOLESCENTES OFENSORES SEXUALES.

Uno de los errores cometidos en el tratamiento con niños y adolescentes ha sido utilizar las mismas técnicas para adul-
tos y jóvenes e intentar tratar a los jóvenes agresores como si fueran pequeños adultos, cuando de hecho, no lo son.
Es difícil emplear técnicas tradicionales para esta población, son demasiado jóvenes, tienen un grado de ansiedad ele-
vado y están poco acostumbrados a verbalizar sus sentimientos (esto es imprescindible para poder aplicar técnicas),
especialmente al inicio del tratamiento.
Los principales objetivos a conseguir son:

1. Construir valores internos que apoyen su crecimiento futuro. Algunos de estos menores no han aprendido valores,
o, los que han aprendido, no son positivos para su desarrollo futuro. Por ello, es necesario, a lo largo de la terapia,
construir con ellos valores que sean capaces de interiorizar que les sean útiles en la vida y les garanticen el control
de su conducta abusiva.

2. Otro objetivo importante a conseguir consiste en adquirir un control interno. Necesitan construir nuevas ha-
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

bilidades sociales, desarrollar la idea de cómo debería ser el mundo, producir un cambio de actitud mediante una
reestructuración cognitiva, enseñar a reconocer sus emociones, enseñar a manejar situaciones estresantes, asertivi-
dad, control de impulsos y de excitación, toma de responsabilidades, autocontrol, junto con conductas alternativas,
restablecer o fortalecer su autoestima y empatía, entre otros.

3. Aceptar su responsabilidad.

6. UNA APLICACIÓN DE PROGRAMA DE ACTUACIÓN CON MENORES AGRESORES


SEXUALES.

En el Centro Noguerol realizamos una evaluación exhaustiva: pruebas diagnosticas y recogida de información en
entrevistas con el menor, colegio, padres/educadores de la sintomatología asociada al abuso sexual infantil (ASI) que
el adolescente presenta, planteando la intervención en dos dimensiones: el niño víctima y el agresor. 101
A. Es frecuente que el menor acuda con “expectativas” respecto a la figura del terapeuta y el curso de la sesión, lo
que plantea primeros mecanismos de defensa: defensividad (“sé que me vais a atacar”), evitación (“nada, bien,
no me pasa nada”), tendencia a minimizar o negar su conducta (“solo fue esa vez...no pasó nada”), ur-
gencia de tiempo (“ prefiero contarlo todo y ya está, así no tengo que venir más ¿no?”) al mismo tiempo que un
doble vínculo entre la comunicación verbal y no verbal (es frecuente escuchar verbalizaciones del tipo “nada, no
siento vergüenza”a la vez que se manifiestan gestos como: bajar o quitar la mirada al terapeuta, rubor facial y bruxis-
mo o inquietud motora, entre otros).

B. Nuestro primer Objetivo:


Mostrar al menor: Firmeza, Empatía y Compromiso con su recuperación. Establecer buena relación terapéu-
tica: “nadie sabe tanto de tus problemas como tú, nosotros tenemos la experiencia y la formación, pero es imprescin-
dible tu compromiso con la terapia y contamos con ello”

C. Planteamos el Tratamiento:
En estos casos establecemos objetivos terapéuticos como:

- Reparación del daño psicológico como victima de ASI., expresión canalizada de la rabia, reestructuración cognitiva,
habilidades sociales, asertividad, educación sexual.

-Trabajamos en los siguientes objetivos con en el agresor:


Asegurar la protección de sus víctimas.
Reconocimiento de su conducta.
Asumir la responsabilidad.
Detener la conducta de abuso.

D. ¿Cuál es nuestro procedimiento?:

-Sesiones de terapia individual: establecemos sesiones semanales donde en una primera parte trabajamos con el
menor los diferentes objetivos. Al final de la sesión proporcionamos feedback, estrategias y habilidades a los adultos
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

responsables (educadores, padres), creamos un espacio compartido entre ambos, estableciendo tareas para trabajar
a lo largo de la semana.

-Sesiones grupo: En nuestro centro contamos con la colaboración de ex pacientes adolescentes agresores rehabili-
tados que actúan como coterapeutas en algunas sesiones.
Dentro de un enfoque cognitivo - conductual trabajamos con material de soporte especializado: videos, testimonios
escritos, experiencias de otros menores,..., fruto del rodaje y experiencia positiva de nuestro programa, y con la sa-
tisfacción del reciclaje y crecimiento profesional continuo que nos aportan nuestros pacientes.
En nuestra línea de actuación, contemplamos la coordinación interprofesional imprescindible en el trabajo terapéuti-
co con los menores. Planteamos desde la primera entrevista un compromiso de comunicación sobre la evolución del
menor por parte de los profesionales implicados en su situación.
Establecemos contacto con el Colegio, Psiquiatras, Educadores o responsables de instituciones como Servicios socia-
102 les, Instituto del Menor, Juzgados, Asociaciones de menores —en los casos de niños institucionalizados—, ...
Desde el primer contacto que tomamos con el caso establecemos un compromiso de comunicación sobre la evolu-
ción del menor en cada área relacionada con las posibles consecuencias de ASI, así como la supervisión y ayuda que
el menor precise para la realización de las tareas semanales que la terapia le asigne. La coordinación se realiza con un
objetivo prioritario: prevención y detección de posibles abusos.
En un alto número de casos trabajamos con Educadores familiares del Centro Noguerol, que acuden al domicilio del
menor. A través de un aprendizaje por modelado, los adultos responsables del menor, padres o educadores, aplican
estrategias de cambio de conducta y afrontamiento lo que nos permite seguir avanzando en la terapia con unos
resultados más rápidos y afianzados.
Realizamos sesiones donde establecemos a través de técnicas terapéuticas (discusión, toma de decisiones), una única
línea de trabajo conjunta con mensajes sencillos adaptados al nivel evolutivo del adolescente, no contrapuestos. Esto
aporta seguridad, refuerzo y firmeza al menor, quien lo percibe como manifestación de conocimiento, aceptación y
respuesta a su problema motivándole al cambio.
Está empíricamente demostrado, nuestra experiencia lo corrobora, que la comunicación interprofesional está directamen-
te relacionada con la adherencia del menor a la terapia, a su evolución favorable y la prevención de nuevas agresiones.

7. BIBLIOGRAFÍA

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hed manuscript, Columbia University, New York. SBC.TM, 722 W. 168 th St, Box 17, New York, NY 10032.
- Becket, R (1999). Evaluation of adolecent sexual abusers. Children and young people who sexually abuse others. En Masson,
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- Canton Duarte, José i Cortés Arboleda, M. Rosario. Malos tratos y abuso sexual infantil. Causas, consecuencias e intervención.
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- Díaz Huertas y otros. Atención al abuso sexual infantil. Instituto madrileño del Menor y la Familia, Conserjería de Servicios
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- Echeburúa, Enrique y Guerricaechevarría, Cristina. Abuso sexual en la infancia: víctimas y agresores. Un enfoque clínico. Col.
Estudios sobre violencia, vol.3. Editorial Ariel, S.A. Barcelona 2000.
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- Noguerol,V. (2001) en SAVE THE CHILDREN (HORNOS, P., SANTOS A., DEL MOLINO, C) (2001). Abuso sexual Infantil. Ma-
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- Vázquez Mezquita B. Agresión sexual. Evaluación y tratamiento en menores. Ed. Siglo Veintiuno de España Editores. Madrid
1995.

103
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

Dª. Mª.Isabel
Salinas Chaud

Docente, Perito Judicial y Asesora de Equipos de


Víctimas de Delitos Sexuales en Chile

OBJETO Y MÉTODO DE LA EVALUACIÓN


105
FORENSE EN LOS DELITOS SEXUALES

I. EVALUACIÓN PSICOLÓGICA: CLÍNICA VS. FORENSE.

Como ya es sabido, actualmente es posible establecer distinciones en la evaluación psicológica, cuyos criterios de
diferenciación están dados por los objetivos que persigue, por el campo de aplicación de sus resultados y por la
definición particular del evaluador dado el setting en el que actúa. Así encontramos tipos de evaluación tales como:
laboral, clínica, educativa y forense.

El factor común que presentan estas evaluaciones psicológicas es que pertenecen al ámbito de las ciencias psicoló-
gicas, y por tanto poseen una base epistemológica común, sin embargo, implican procedimientos específicos que las
hacen diferentes en base a los criterios antes mencionados.

Al tomar como eje temático la evaluación forense, se hace indispensable referirse al desarrollo que ésta ha tenido
en materia de delitos sexuales, observándose dos tendencias o líneas programáticas que nos plantearán un problema
epistemológico de base.

La primera de ellas, toma a la evaluación forense en los delitos sexuales desde la perspectiva de la evaluación clínica
tradicional. Desde ahí, se han aplicado modelos teóricos que han alcanzado un gran reconocimiento en la comuni-
dad científica. Entre los más destacados, se encuentran: las teorías basadas en el Desorden de Estrés Postraumático
(Post Traumatic Stress Disorder, PTSD), Wolf (1989); El Síndrome de Acomodación en Niños Abusados Sexualmente
(Child Sexual Abuse Accomodation Síndrome, CSAAS), de Summit, (1983); Los Modelos Traumatogénicos de Browne
y Finkelhor (1985).

Todos estos modelos de corte explicativo, tienen en común que se desarrollan en torno a la sintomatología asociada
a los delitos sexuales infantiles, cuyos datos han sido recabados a través de observaciones clínicas que se presentan
en el contexto de un trabajo terapéutico, en una población infantil dividida en casos en que el delito sexual ha sido
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

documentado y, en otra, en que sólo existe una sospecha.


Es indudable que estos modelos proporcionan un adecuado material clínico, útil y coherente con objetivos terapéu-
ticos generales, tales como, tratar las secuelas del abuso. Sin embargo, el problema se suscita cuando dicha evaluación
clínica se extrapola a un contexto diferente, en este caso al ámbito jurídico y se la pretende homologar a una evalua-
ción forense, entonces se intenta usar esta información como evidencia para probar la ocurrencia del delito sexual,
hasta llegar al extremo de usar un síndrome psicológico, como por ejemplo, el PTSD para validar el ilícito.

Esto nos conduce a una idea de verdad como correspondencia (Chalmers, 1982), donde algo es verdadero si corres-
ponde a los hechos (postura realista de la ciencia), así se establece una causalidad lineal entre el síndrome psicológico
y la comisión del delito, se aplica un razonamiento deductivo partiendo de premisas que si se suponen verdaderas su
conclusión también lo será (Chalmers, 1982).

106 A partir de estos modelos teóricos se han desarrollado listas de síntomas que se cotejan para fundamentar la exis-
tencia de un delito sexual, las denominadas checklist, que a juicio de Fischer (1998), presentan inconvenientes de
confiabilidad y validez y la ausencia de estudios empíricos que correlacionen los listados con los modelos teóricos
desde donde fueron extraídos.

Por su parte Summit (1983), respecto del CSAAS, ha señalado que presenta limitaciones en el ámbito forense, ya que
no se trata de una enfermedad, más bien se define como una opinión clínica y no como un instrumento científico
diseñado para probar la ocurrencia de un delito sexual, es decir, el CSAAS no diagnostica abuso sexual, y la razón
por la que no lo hace, es sencillamente porque el abuso sexual no es un diagnóstico psicológico. En el año 1985, en
EE.UU, cien expertos en abuso sexual trabajaron en comunión para desarrollar los criterios para el “síndrome del
abuso sexual” con el objetivo de incluirlo en el Manual Diagnóstico y Estadístico Tres Revisado (DSM III-R). Dicha
iniciativa fracasó (Sename, 2004), sin embargo, el intento se constituye en un dato objetivo y válido para fundamentar
la inexistencia de criterios que constituyan un diagnóstico específico para el abuso sexual.

Por lo tanto, el problema no alude a la validez de los datos arrojados desde los modelos teóricos sintomáticos que
utiliza la evaluación clínica como metodología de trabajo, ya que en palabras de sus propios autores (Summit, 1983;
Finkelhor, 1985), sus modelos cumplen con el propósito de proporcionar a los clínicos e investigadores bases teóricas
para conceptualizar la forma en que los delitos sexuales pueden afectar el desarrollo de las capacidades cognitivas,
afectivas y sociales de los niños víctimas (Condemarín, 2005). De esa manera queda esclarecido que si bien no es po-
sible determinar un diagnóstico específico para estos delitos, si es posible diagnosticar sus consecuencias psicológicas
(Hewitt, 1990; Kendall-Tackett, 1993; Finkelhor y Berliner, 1995; McGuire, 2002).

Entonces, la conclusión que se desprende es que la evaluación clínica es un eficaz instrumento para diagnosticar las
consecuencias psicológicas del delito sexual lo que es de utilidad, en el contexto jurídico, para describir la evaluación
del daño ocasionado por la acción del delito y, también lo es, para despejar aquellas variables de sesgo asociadas a la
credibilidad del testimonio que tienden a la descalificación de los implicados como testigos válidos. En este sentido
y a modo de ejemplo la retractación de un niño puede ser vinculada, desde el mundo jurídico, con la motivación de
entregar una declaración intencionalmente engañosa, que lo invalidaría como testigo, sin embargo, la evaluación clíni-
ca podría fundamentar que la retractación actúa como un síntoma cuya función es adaptativa respecto de algo que
posee una importancia superior para el niño, y que se constituye en un indicador de daño.

Este argumento permite hacer una distinción importante entre la psicología Jurídica aplicada a la victimología, (en
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

el sentido que el sistema jurídico genera y se enfrenta con víctimas) y la psicología Jurídica aplicada a la evaluación
forense. En ese orden de ideas, la evaluación de daño requiere de los conocimientos y metodologías propias de la
evaluación clínica ya que el objetivo que persigue es diagnosticar, para luego, reparar las consecuencias de la acción
del ilícito, en el contexto social y afectivo de las relaciones donde la persona afectada existe. Siguiendo la lógica del
argumento, en ocasiones se observa que los psicólogos en Chile tienden a unificar en un mismo informe resultados
obtenidos desde perspectivas distintas, sin hacer referencia alguna de que son los datos que sustentan la evaluación
de daño, los que son utilizados, inequívocamente, para documentar la existencia del delito.

De esta forma se conceptualiza la evaluación forense desde la perspectiva de la evaluación clínica, provocando una
confusión de orden epistemológico, que trae repercusiones serias para el ordenamiento social.

La otra forma de aproximarse a la evaluación forense es desde la perspectiva de la psicología jurídica.

II. LA EVALUACIÓN FORENSE DESDE LA PERSPECTIVA DE LA PSICOLOGÍA JURÍDICA.


107

Desde la perspectiva de la psicología jurídica, la evaluación forense en los delitos sexuales tiene por objetivo la
evaluación de procesos psicológicos que permitan realizar predicciones acerca de la credibilidad o veracidad del
testimonio. Para ello, se vale de técnicas, la más desarrollada y probada (pero no la única), es el “análisis de contenido
basado en criterios”, más conocida por su sigla en inglés CBCA (Criteria-Based Content Analysis). El CBCA surge en Ale-
mania alrededor del año 1950 con las investigaciones del psicólogo Udo Undeusch (Raskin, 1994), quien sostenía que
era posible distinguir las declaraciones basadas en una experiencia vivida de las basadas en una experiencia no vivida,
o dicho de otro modo, fue el primero en formular la hipótesis de que las declaraciones basadas en algo ocurrido
realmente, diferían sustancialmente de aquéllas fruto de la imaginación (Raskin, 1994).

El cúmulo de investigaciones que se desarrollaron para estudiar este sistema, desembocaron en la creación de un
protocolo denominado “sistema de análisis de la validez de las declaraciones, cuyas siglas en inglés son SVA (Statment
Validity Assesment). En la comunidad científica, como también en algunas legislaciones como las de EE.UU y Alemania,
existe acuerdo en que el SVA es el mejor procedimiento para validar el testimonio infantil en los casos de delitos
sexuales (Horowitz, 1997; Lamb, 1997). Este protocolo está diseñado para establecer la probabilidad de que una
declaración será veraz o creíble, si muestra criterios que indiquen que está basada en hechos experimentados por el
declarante, con independencia de la mayor o menor precisión de dicha declaración.

Para Raskin y Esplín (1991), el SVA, es un protocolo desarrollado en el contexto de la psicología forense para estimar
la probabilidad de que los relatos de los niños que señalan haber sido víctimas de un delito sexual se ajusten a una
experiencia vivida realmente. Por lo tanto, su diseño contempla un set de técnicas que incluye:

a) Una entrevista semiestructurda que no sesgue las declaraciones o el relato de los hechos. El objetivo central
será obtener el máximo de información posible libre de contaminantes aportados por el entrevistador, es por esa razón
que el formato de la entrevista es relevante. En las entrevistas inestructuradas aumenta la probabilidad de sugestión y
la implantación de recuerdos al declarante (Condemarín, 2005). Es obvio sostener que el elemento central de la entre-
vista en una evaluación forense, está referido a la ocurrencia de un evento particular, por lo tanto la evaluación de los
procesos psicológicos del entrevistado, a diferencia de una evaluación clínica, está en estrecha relación con un proceso
psicológico específico: la memoria. Por tal razón, es importante que la orientación de la evaluación, en este aspecto, con-
temple la indagación sobre si la persona conoce la diferencia entre verdad y mentira; si es confiable y exacto en reportar
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

sus recuerdos; y la calidad de la memoria para retratar lo experimentado (Condemarín, 2005).


Así, tenemos que la evaluación forense en el área de la indagación de los procesos psicológicos debe centrarse en la
evaluación del nivel cognitivo del declarante, ya que las construcciones psicológicas dependen de las cualidades de los
procesos y estructuras que están a la base. Desde ahí, es posible argumentar las diferencias observadas en los relatos
de niños y adultos.

A la vez, la evaluación del nivel evolutivo es de suma importancia, ya que desde él se organiza el relato. Ambos aspec-
tos, cognitivo y evolutivo funcionan como parámetros, cada vez, que el declarante realiza la función de recuperar in-
formación sobre el hecho investigado. Otro aspecto que debe ser incorporado en la evaluación forense es el control
de los procesos que afectan el recuerdo, tales como:

La motivación. En los niños la memoria puede estar influida por el miedo, la vergüenza, la vulnerabilidad, la culpa etc.
108 El estrés. El estar sometido a un proceso judicial puede afectar la memoria, lo que unido a las motivaciones de terce-
ros que se traspasan al declarante pueden hacer surgir declaraciones inexactas o falsas.

Tiempo transcurrido al momento de la entrevista. Principalmente los elementos centrales del evento delictivo suelen
recordarse durante largo tiempo, no así los periféricos. El problema central es la contaminación que se produce por
entrevistas previas, de diversa índole, tales como la de los padres, policías, abogados, terapeutas, etc. Lo que aumenta
la probabilidad de que éstos hayan sesgado con sus preguntas el recuerdo (De Paúl, en Vázquez, 2003).

EN SÍNTESIS LA ENTREVISTA DE EVALUACIÓN FORENSE DEBE INDAGAR TRES ASPEC-


TOS CLAVES:

1. La hipótesis central: si existen motivaciones para hacer una acusación falsa y todas las alternativas que procedan.

2. Contrastar el relato del declarante con el resto de la información que se tiene del caso.

3. Analizar si la información obtenida es lo suficientemente detallada, o bien, si presenta contradicciones en que área
se observan y establecer hipótesis sobre su etiología, lo que abrirá nuevos frentes investigativos.

b) El análisis de contenidos basados en criterios (CBCA). Partiendo de la hipótesis de Udo Undeutsch,


que señala que “las declaraciones basadas en experiencias vividas difieren sustancialmente de aquéllas fruto de la
imaginación”, Steller y Köhnken (en Raskin, 1994)) elaboraron un sistema de 19 criterios agrupados en 5 categorías.
Para los fines de esta exposición sólo se mencionarán las categorías.

Categoría 1: Características generales. Esta es la única categoría que se aplica al conjunto de la declaración
y evalúa la coherencia y la cantidad de información aportada.

Categoría 2: Contenidos específicos: Se refiere a elementos concretos de la declaración que aparecen o pue-
den aparecer en algunas partes del relato. Pone énfasis en la evaluación de las capacidades cognitivas y a la presencia
e importancia de ciertos detalles.

Categoría 3: Peculiaridades del contenido: Se refiere a aspectos cualitativos contenidos en las descripciones,
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

y que pueden aparecer en diferentes puntos de la declaración.


Categoría 4: Contenidos relacionados con la motivación. Se refiere a las razones por las cuales se hace la
declaración.

Categoría 5: Elementos específicos de la agresión: Se refiere a la presencia o ausencia de detalles propios


de los delitos sexuales en general, que reflejan las dinámicas abusivas. Es indudable que para puntuar esta categoría
el evaluador debe tener un vasto conocimiento del fenómeno, lo que no siempre ocurre. En las próximas páginas se
entregarán descripciones fenomenológicas que apuntan a clarificar este criterio.

c) Listado de criterios de validez. Se aplica para controlar la validez del cuerpo entero de datos recogidos a
través de diferentes fuentes (médicas, psicológicas, declaraciones de todos los involucrados en su calidad de testigos,
querellantes, imputados y otros, análisis del sitio del suceso, etc.) Se compone de 11 aspectos (que no serán aborda-
dos aquí), ordenados en 4 categorías: 109
1. Características psicológicas del declarante. Se establece el nivel evolutivo como parámetro para que desde esa
perspectiva se evalúe: el desarrollo cognitivo (inteligencia, atención, memoria, lenguaje); el desarrollo afectivo (ade-
cuación del afecto); susceptibilidad a la sugestión; psicopatología si fuere el caso.

2. Características de la entrevista. Valoración del tipo de preguntas realizadas (sugestivas, cerradas, coercitivas), con
el propósito de invalidar el dato si se obtuvo a través de alguna de estas formas prohibidas. En ese sentido, se sugiere
grabar la entrevista.

3. Motivos para informar en falso. Del declarante, de su entorno familiar, presencia de psicopatología en los padres
(en uno o en ambos, síndrome de alienación parental); forma, tipo y ubicación temporal de la develación respecto a
los hechos investigados.

4. Aspectos generales de la investigación. Análisis de la evidencia global (medios de prueba), consistencia con otros
datos que obran en el proceso.

Hasta aquí hemos revisado los aspectos más generales de la evaluación forense, tomando como eje rector el objetivo
que ésta persigue en el campo de la psicología jurídica, sin embargo aún queda por definir cuales serían los elementos
que forman parte del psicodiagnóstico en el ámbito forense que ya fueron mencionados en forma aislada y rotulados
bajo el nombre de “procesos psicológicos tendientes a permitir establecer predicciones acerca de la credibilidad o
veracidad de los testimonios”. Al respecto, este tema se relaciona con los contenidos y también con los instrumentos
que se utilizan.

Es obvio que los diagnósticos de personalidad y la sintomatología son de relevancia clínica y pueden ser usados en el
ámbito jurídico cuando el fin perseguido es otro al que hemos establecido en este segmento, por lo tanto, si no bus-
camos perfiles de personalidad y sintomatología asociada, ¿qué buscamos con el psicodiagnóstico?, la respuesta es que
se busca hacer distinciones entre la eficacia, la validez y la calidad del relato, para llegar posteriormente a establecer
una decisión sobre la credibilidad de la declaración (Fabian, 2001).
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

LA EFICACIA SE REFIERE A LA CAPACIDAD DEL DECLARANTE PARA:

- Percibir los hechos teniendo plena capacidad de las facultades físicas y psíquicas.
- De conservar en la memoria los hechos, eventos o sucesos investigados, entre el momento en que ocurrieron y
la declaración.

- De poseer conocimientos del idioma, comprensión y expresión lingüística para lograr una adecuada descripción de
los hechos investigados.

- De poseer la capacidad de diferenciar entre lo realmente vivido de la fantasía.

- De poseer la capacidad de controlar la sugestionabilidad.


110 LA CALIDAD DE LA DECLARACIÓN SE REFIERE A:

La estructura misma de la declaración, en lo sustancial las declaraciones basadas en hechos vividos no son estereoti-
padas, telegráficas ni guardan una relación temporal estricta, como tampoco se explicitan de manera descontextuali-
zada a la lógica de los contenidos. Por último, y a riesgo de explicitar una obviedad, debe existir un relato el cual sea
posible de analizar.

LA VALIDEZ DE LA DECLARACIÓN SE REFIERE A:

La libertad que una persona tiene para relatar lo que le ocurrió. En este sentido pueden existir coacciones de tipo
emocional, y motivacional que restrinjan la libertad y que provoquen dudas sobre la credibilidad, por ejemplo amena-
zas, influencias sugestivas o manipulaciones de diverso orden.

Una vez definidas las variables que guardan coherencia con nuestros objetivos de evaluación, llega el momento de
escoger los instrumentos que nos servirán para recolectar la información que se requiere. Sobre ese aspecto es
necesario recordar que la evaluación forense analiza la evidencia asociada a un evento particular, y para tal efecto los
instrumentos estandarizados y la utilización de pruebas neuropsicológicas permiten comparar los resultados obteni-
dos por una persona con normas respaldadas por la investigación.

Gudjonsson, 2000, indica que en general la literatura anglosajona enfatiza el uso de estos tests en la pericia legal
debido a que proporcionan datos avalados por investigaciones, lo que sin duda, potencia la consistencia del proceso
judicial dada la especificidad de los constructos que poseen los instrumentos, lo que permite a los jueces la toma de
decisiones basada en procedimientos metodológicos en donde la inferencia de la medición se produce como resulta-
do natural de la operacionalización que se haga sobre el constructo que se evaluó (Condemarín, 2005).

III. INVESTIGACIÓN DE LOS CONTEXTOS DE OCURRENCIA DE LA VICTIMIZACIÓN.

Hasta ahora, hemos analizado los aspectos que hacen referencia a la credibilidad del relato, sin embargo este relato
hay que contextualizarlo, preguntas tales como: ¿en dónde se desarrollan los hechos investigados?; ¿qué relación exis-
te entre la supuesta víctima y el imputado?; ¿Se trata de un evento único o existe reiteración?; ¿Cuántos imputados
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

participaron?, etc. Las respuestas a estas interrogantes son parte del proceso investigativo realizado por el organismo
encargado, que el psicólogo forense debe conocer antes de realizar la evaluación de credibilidad a través del estudio
de la copia de la carpeta investigativa, ya que en el transcurso de la evaluación indagará en profundidad y contrastará
la información que recolecte con la información (evidencia), recopilada hasta ese momento.

Se puede decir que actúan como parámetros para guiar las hipótesis del caso, ya que la conclusión final requiere de
un análisis detallado de todos los aspectos involucrados. Para llevar a cabo esta función se utiliza una entrevista se-
miestructurada de carácter investigativo en donde se describirán todos aquellos aspectos de relevancia que permitan
situar los hechos investigados en un contexto de desarrollo familiar-social específico, con énfasis en la explicitación
del origen o causa de los hallazgos obtenidos en el psicodiagnóstico, si fuera el caso.

Además, es en este momento de la evaluación en que se tomará la categoría 5, que corresponde al criterio 19 del CBCA,
la referida a los elementos específicos de la agresión y se le agregarán contenidos, cuyos detalles tienen desde un punto 111
de vista criminal, información relevante para construir las hipótesis que guiarán la indagación de credibilidad.

La gama de conductas que involucra la victimización sexual, debido a los diversos tipos penales y las notables diferen-
cias que presentan sus contextos de ocurrencia, motivan la necesidad de establecer distinciones que sean capaces de
generar parámetros de validez, criterios de realidad a la evaluación. Se refiere a la operacionalización de la categoría
4 del SVA. Los datos sobre los cuales se basa esta descripción, que es de carácter fenomenológica, fueron recopilados
a través de la experiencia de 11 años en el trabajo con víctimas de delitos sexuales, desempeño que se orientó tanto
a aspectos psicoterapéuticos como evaluativos y representan un aporte al análisis de la evidencia. Los elementos que
se proponen para conformar este criterio son los siguientes:

Vínculo víctima –victimario: Este puede ir desde la ausencia total de relación hasta el extremo de cercanía. Se
distinguen tres categorías: desconocido, conocido e intrafamiliar.

Categoría Desconocido: Si el victimario es un desconocido de la víctima, la forma de sometimiento más proba-


ble será la utilización de la fuerza e intimidación con el uso de armas. Asimismo este tipo de sometimiento requiere
de una situación que le otorgue el contexto de posibilidad al delito, por lo que asumirá características asociadas al
control de variables ambientales, tales como la ausencia de testigos, baja luminosidad, sitios eriazos, etc. A la vez, la
situación presenta dos características fundamentales para la víctima, la primera es que se trata de un evento inespe-
rado para ella y el segundo es que se corre un riesgo vital. Por lo tanto, estos elementos propios de la situación y del
sometimiento determinan en un grado importante el impacto emocional que el hecho delictivo le ocasionará.

En este escenario, es posible establecer que la victimización primaria ocasiona un quiebre abrupto en el continuo
vital de la víctima, el cual es factible de dividir en un antes y un después, en donde el delito es el hito que modifica el
estado basal y emocional. La sintomatología derivada será más bien de tipo aguda y se asociará con mayor grado de
probabilidad con los efectos del Trastorno por Estrés Post Traumático. En esta categoría, la ubicación temporal del
síntoma aparece con mayor nitidez como reactiva a la victimización primaria, lo que no ocurre en los otros grupos
que se describirán posteriormente. Con relación a los factores criminógenos en esta categoría, la casuística señala
que los autores presentan con mayor frecuencia un abanico amplio de conductas delictivas, por lo que la motivación
delictual no es exclusivamente sexual, el delito de más alta frecuencia es el de violación, la edad de las víctimas se
agrupa en el rango adolescente-adulto, la víctima cuenta con mayor apoyo de su grupo familiar y se argumenta con
marcado énfasis, que la resolución del hecho pasa por encontrar al culpable, el control social se dificulta debido a que
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

la víctima es la única que puede reconocer al autor, pero debido a las características de la situación vivida y el impacto
emocional ocasionado, no siempre puede dar referencias precisas, lo que aumenta el rango de error asociado al reco-
nocimiento falso, los autores son reincidentes pero no reiterativos respecto a la misma víctima y pueden presentar un
perfil seriado, se observa mayor cantidad de lesiones físicas, opera con eficiencia la prevención situacional o general
del delito. Finalmente, esta categoría corresponde al menor porcentaje de incidencia del fenómeno global.

Categoría Conocido: La segunda categoría corresponde a delitos sexuales cometidos por un conocido de la
víctima, el porcentaje de incidencia se eleva significativamente al incorporar la variable vínculo. Aquí el escenario de
la trasgresión es el afecto y/o la confianza, lo que va a incidir concretamente en la forma de sometimiento ya que la
utilización de la fuerza no será estrictamente necesaria, lo que disminuye la probabilidad de que la víctima presente
lesiones físicas. Es más recurrente que la edad de la víctima sea menor que en el grupo anterior, lo que se asocia a las
características de la situación, la que se establece según cual sea la ubicación del victimario en la vida de la víctima a
112 través de tres factores:

a) Cercanía física

b) Afecto

c) Rol que el victimario cumple en la vida de la víctima.

Es importante señalar que la víctima no es necesariamente quién le otorga la confianza y/o el afecto al victimario, éste
puede ser atribuido por las figuras significativas de ella. El sometimiento se expresará con mayor probabilidad a través
de la manipulación del vínculo, el que asumirá diferentes formas dependiendo de los factores antes mencionados, lo
que a la vez, determinará el impacto emocional que no necesariamente será de carácter agudo ya que es probable
que se presente en trasgresiones sucesivas, que pongan en duda la percepción de la víctima. El contexto de soporte
de la víctima, se torna vulnerable a la detección de signos que delaten el abuso, debido a que está funcionando sobre
el sistema de creencias asociado al significado diferencial del vínculo presente en los tres factores de ubicación del
victimario respecto a la víctima, lo que constituye uno de los elementos fundantes de la incredulidad.

Así, la respuesta de incredulidad del contexto hacia la víctima, genera efectos o consecuencias sintomáticas que resul-
tan difíciles de ubicar como derivadas reactivamente de la victimización primaria, lo que le otorga a la afectación un
carácter más procesal respecto a la primera categoría. Los factores criminógenos de relevancia en este grupo aluden
a que el control social se dificulta debido a que el contexto que alberga al victimario tiende a reforzar la impunidad,
ocasionándose un desplazamiento de la criminalidad y victimización secundaria a la víctima, el delito más frecuente
es el abuso sexual asociado a las características de oportunidad de la situación, el perfil del victimario asociado al
tercer factor, sustenta la incredulidad basada en la creencia de normalidad dada por el estatus laboral o el rol que se
cumple en la comunidad, los autores pueden ser reincidentes y/o reiterativos, no es eficiente la prevención general
del delito.

Categoría Intrafamiliar: La tercera categoría es la que representa el grado mayor de vinculación víctima-victimario,
corresponde a la ubicación del autor dentro del escenario familiar de la víctima. Cabe hacer notar que el concepto fami-
liar se consideró desde la dinámica relacional y no se apegó estrictamente a la clasificación legal de la misma que analiza
el lazo consanguíneo en sucesión y los vínculos formalizados. La afectación en este grupo no involucra sólo a la víctima
directa, sino más bien a la totalidad del sistema familiar que se ve involucrado de una manera global en el conflicto.
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Esto no es homologable a decir que en todos los casos de victimización sexual no existe una afectación familiar, lo
que es razonable, aquí se establece una distinción basada en el rol que desempeña el victimario ya no sólo en la vida
de la víctima, sino en la identidad familiar.

El escenario de la trasgresión es el vincular y la forma del sometimiento se basa en la manipulación de este vínculo.
La situación del delito asume características asociadas a la vida cotidiana, a la cercanía física y tareas relacionadas con
el rol o bien a espacios compartidos en la convivencia, lo que provoca que el impacto de la victimización no pueda
ser considerado sólo como un conjunto de síntomas (Finkelhor y Berliner, 1995), sino más bien, debe ser considera-
do como una experiencia, que si se llega a comprender en su real impacto permitirá proyectar los efectos a corto,
mediano y largo plazo.

Es común encontrar en esta categoría, trasgresiones sucesivas a los límites corporales que exhiben una escalada
respecto a la severidad del delito, la cual se puede dividir según la naturaleza de los contactos en abusos sin contacto 113
físico, con contacto físico (tocaciones) y penetración. De ese modo se establece una graduación que va desde menor
a mayor gravedad en relación a lo invasivo del contacto. Esta escalada se presenta como proceso en el tiempo y, por
lo tanto, es necesario considerar que la afectación dependerá del estadio evolutivo de la víctima, esto no significa que
en las otras categorías no se considere el aspecto evolutivo, sino que en ésta se involucra a modo de proceso.

Un elemento fundamental para el análisis de esta categoría, es la des-cripción del contexto relacional familiar, ya que la
victimización sexual no se instala en una tábula rasa, en ese sentido el estudio de la dialéctica entre víctima-victimario,
la posición que ocupan las otras figuras de protección respecto al autor y a la víctima, los factores de vulnerabilidad
asociados al medio social inmediato y al cultural, los estresantes psicosociales presentes, etcétera, proporcionan in-
formación valiosa para la comprensión de la dinámica abusiva.

Una vez establecido el contexto de ocurrencia de la victimización sexual, es posible agregar otras variables que, to-
mando como eje las tres categorías antes descritas, le otorgan al análisis una lógica interna que facilitará la asociación
de la afectación con la dinámica que asuma el delito.

Frecuencia de la victimización: Se puede clasificar en episodio único, reiterativo y crónico. Estas frecuencias
se pueden presentar en las tres categorías, pero en el primer grupo (victimario desconocido), sólo puede presentarse
un único episodio de victimización.

La diferencia entre episodios reiterativos y crónicos está dada por la cualidad de la victimización, de ese modo es
posible distinguir si ésta se instalará como parte constitutiva del desarrollo vital o bien, como experiencias vividas en
un período del continuo vital.
En el primero (reiterativo), la víctima sabe que lugar ocupa en la dinámica abusiva, pero pese a los esfuerzos que
realiza por evitarla, los que están definidos por sus características evolutivas, cognitivas, sociales, y de soporte afec-
tivo-familiar o institucional, no lo logra.

En el segundo (crónico), si bien tiene un inicio igual al reiterativo, lo que se altera severamente son las bases de so-
cialización, donde el victimario, que en este caso debe ser el padre, cumple un rol fundamental al entregar patrones
relacionales distorsionados que terminan por contaminar y erotizar el rol parental.

Características de la develación: Se clasifica según la dimensión temporal en reactiva (días) o tardía


1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

en relación a la data de inicio del delito.

Según a quién se devele, se clasifica en directa (figuras protectoras o quién cumpla el rol) e indirecta, lo que permite
hacer combinaciones entre ambas dimensiones. Lo importante es que aquí se observa motivación de la víctima por
develar la victimización. La develación circunstancial, también puede ser directa o indirecta, pero la dimensión tem-
poral no tiene cabida debido a que no existe motivación por relatar los hechos, así se conoce de la victimización por
indicios de diverso orden o por casualidad.
Finalmente, la develación hacia el sistema público, que se mide por el tiempo transcurrido entre el conocimiento de
la victimización intrasistema y la denuncia formal, es de importancia a la hora de responder las preguntas relacionadas
con: quién hace la denuncia y por qué la hace en ese momento y no antes, o bien las razones por las cuales, en el
pasado, conociendo los hechos no la hizo. Esta información es importante para el análisis global.

114 Percepción de daño: Se define como la forma única e irrepetible en que cada persona evalúa su experiencia
de victimización. Aquí es importante respetar la visión que la propia víctima tiene de su experiencia (s), ya que en
ocasiones observamos síntomas que terminan siendo clasificados como consecuencia de la acción del delito y no
se indaga sobre la significación que el afectado le otorga. Esto crea incredulidad en los evaluadores y también en los
jueces, dado que las significaciones, en ocasiones, superan la realidad y se acercan a la fantasía. A modo de ejemplo,
un niño víctima de una penetración anal, se niega a retomar su rutina diaria de asistir a la escuela y de jugar con sus
amigos, la razón no es que esto se deba a los efectos del trauma que sufrió, sino más bien a la interpretación que le
otorgó a su experiencia, la cual fue “estoy embarazado”, porque las personas se embarazan cuando les introducen el
pene. Una vez que se le explica que está equivocado desaparecen todos los síntomas.

Clasificación de la sintomatología: Partiendo de la base de que es posible diagnosticar las consecuencias del
delito sexual, se hace necesario distinguir la causa o etiología de la afectación. Así tenemos, sintomatología reactiva a
la victimización primaria, que requiere para su diagnóstico establecer una línea base del continuo vital de la persona,
en donde el evento (delito), ocasione un quiebre específico que permita observar con nitidez un cambio en su vida,
un antes y un después, se refiere a la ubicación temporal del síntoma en la vida de la víctima.

Luego, tenemos sintomatología producida por las consecuencias negativas asociadas a la develación del delito. Aquí,
los síntomas son licitados por los efectos que produjo en su vida el hecho de revelarlos, como por ejemplo, las veces
en que es la víctima la que debe ser sacada de su hogar como medida de protección.

Por último, también es posible que se produzca una respuesta de enfrentamiento al estrés a modo de patrón, que se
repetirá cada vez que la persona se vea expuesta a una situación que la sobrepasa. A modo de ejemplo un intento de
suicidio puede presentarse como reactivo a la acción del delito, pero ese síntoma ha sido recurrente en la vida de la
víctima, lo que no es de poca importancia cuando éste es asociado a una etiología errada.

En síntesis, la aparición o no de los detalles propios de un delito sexual requiere del conocimiento de sus distin-
ciones que el examinador debe manejar a la hora de evaluar la credibilidad de un relato, como también debe saber
que la afectación no es un factor aislado o desconectado del contexto de ocurrencia de la victimización, el vínculo
víctima-victimario, la situación en que se presenta el delito y la forma de sometimiento, están en estrecha relación
con el impacto emocional y social de la victimización y otorgan información relevante para puntuar los criterios de
credibilidad o veracidad.
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A la vez la forma de develación está en estrecha vinculación con la relación víctima-victimario, con la frecuencia y
con la percepción de daño, lo que también puede explicar fenómenos como la retractación o simulación en delitos
sexuales y constituirse en un factor de pronóstico.

En resumen, la dinámica que pueden asumir estos elementos puede dar lugar a infinitas combinaciones, lo importante
es establecer un eje de análisis que permita ordenar los datos y vincularlos con el delito, que finalmente es el objetivo
último que se persigue en una evaluación forense.
IV. CONCLUSIONES.

De lo anteriormente expuesto se desprende a modo de conclusión, que la evaluación forense contempla en su di-
seño tres pilares teóricos: la psicología del testimonio que le otorga el conocimiento de los procesos psicológicos
implicados en la predicción de la conducta relacionados con la credibilidad de los relatos; la criminología que aporta
información relevante sobre la relación víctima-victimario (pareja penal), la situación, la reacción social, los factores 115
macro y micro sociales involucrados (González, 1998); la criminalística que contribuye al análisis y tratamiento cien-
tífico de la evidencia.

La pregunta que cierra la discusión sobre el objeto y método de la evaluación forense, es sin lugar a dudas, la referida
a la evaluación del daño ocasionado por la acción del delito, en el sentido de si ésta debería o no, ser parte de la
evaluación forense. La respuesta si bien refleja una postura más bien purista, es negativa, ya que en concordancia con
lo expuesto hasta el momento, dicha evaluación corresponde a una metodología de evaluación clínica, ya que posee
un objetivo, contexto y setting que la hacen distinta a una forense. La evaluación de daño requiere de la intervención
de un equipo interdisciplinario que se enmarca dentro de la psicología jurídica aplicada a lo victimológico.

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1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

Dª. Mª. Ángeles


Espinosa(1)

Secretaria General, Instituto Universitario UAM-


CEU de “Necesidades y Derechos de la Infancia y
la Adolescencia”

NECESIDADES SEXUALES Y DERECHOS A


119
LA EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL

1.- INTRODUCCIÓN

El artículo que se presenta en las páginas siguientes, incluido en la Mesa Redonda titulada “Violencia sexual” trata
de plantear una serie de cuestiones relevantes sobre el derecho que tienen todos los niños, niñas y adolescentes a
recibir una educación afectivo-sexual adecuada a las necesidades sexuales que existen en cada momento evolutivo,
como una de las mejores estrategias para prevenir la violencia sexual, tanto desde el punto de vista de las víctimas
como de la de los agresores.

Para ello, partiremos de una breve explicación de las necesidades sexuales como necesidades básicas de todos los niños,
niñas y adolescentes para su desarrollo integral como personas sanas y autónomas. En definitiva para convertirse en per-
sonas capaces de participar activamente en la sociedad, ejerciendo y satisfaciendo de manera sana y segura su sexualidad
al mismo tiempo que respetan la sexualidad de las personas con las que se relaciona. Esta necesidad se incluye dentro de
una taxonomía más amplia de necesidades infantiles y adolescentes básicas que constituyen, desde el punto de vista de la
autora de este artículo, así como de el de algunas otras personas expertas en el tema (López, 1995; Ochaíta y Espinosa,
2004), requisitos absolutamente irrenunciables para que un niño, niña adolescente llegue a desplegar al máximo todas y
cada una de las capacidades que posee –sean éstas cognitivas, afectivas, sociales y/o emocionales-.

A continuación se señalarán algunas de las características que tradicionalmente, se han asignado a la sexualidad en
los seres humanos. Para, pasar, seguidamente a justificar la necesidad de impartir, tanto desde el contexto educativo
formal como desde el no formal, una educación afectivo-sexual que sirva como herramienta para la prevención y

(1)Profesora Titular de Psicología Evolutiva y de la Educación. Facultad de Psicología. Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Secretaria
General del Instituto Universitario UAM-UNICEF de “Necesidades y Derechos de la Infancia y la Adolescencia” (IUNDIA). E-mail: mangeles.
espinosa@uam.es
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

la intervención ante la violencia sexual en la infancia y la adolescencia. Finalmente, se hará una posible propuesta
de contenidos generales para la educación afectivo sexual –en las diferentes etapas educativas- como estrategia de
prevención de la violencia sexual.

2.- LAS NECESIDADES SEXUALES COMO NECESIDADES BÁSICAS EN LA INFANCIA


Y LA ADOLESCENCIA

Desde el Instituto Universitario UAM-UNICEF de “Necesidades y Derechos de la Infancia y la Adolescencia” (IUN-


DIA) venimos trabajando, desde hace ya algunos años, en una propuesta de necesidades infantiles y adolescentes
básicas que incluye las necesidades sexuales (Ochaíta, 2000; Ochaíta y Espinosa, 2001; Ochaíta y Espinosa, 2004), y
que aparece resumida en la Tabla 1.

120 Tabla 1: Propuesta de satisfactores primarios, o necesidades secundarias, de salud física y


autonomía desde el nacimiento a la adolescencia (2)

Dicha propuesta no utiliza la clásica diferenciación entre necesidades fisico-biológicas, cognitivas, afectivas y socio-
emocionales, por la que optan otros autores (López, 1995), porque pensamos que éstos son aspectos difíciles de
distinguir entre sí. Por el contrario, hemos considerado más oportuno adaptar la propuesta teórica de Doyal y Gough
(1994) –quienes elaboran una taxonomía de necesidades universales- a las diferentes etapas evolutiva y diferenciar
entre satisfactores de Salud Física y de Autonomía, como hacen estos autores en su obra escrita en inglés en 1992 y
titulada “Teoría de las necesidades humanas”.

La condición de satisfactores universales o necesidades secundarias, viene dada por la evidencia de que ningún niño,
niña o adolescente puede desarrollarse sano e ir construyendo su autonomía sin que se cumplan los requisitos
incluidos en la Tabla 1. A este respecto es necesario destacar que las necesidades sexuales se sitúan –al mismo tiem-
po- como satisfactores de la necesidad de salud física y de la de autonomía. La razón es que en la especie humana la
satisfacción de estas necesidades ha contribuido tanto a la supervivencia de la especie como al establecimiento de

(2)Tomada de Ochaíta y Espinosa (2004), pp. 253.


1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

relaciones afectivas, que influyen notablemente en la seguridad y la autoestima de las personas, y por ende en su auto-
nomía. Pero sobre todo, y en ello coincidimos con López (1995 y 1997), porque consideramos que es necesario tener
un buen conocimiento sobre la forma más adecuada de satisfacer las necesidades sexuales en las distintas etapas del
desarrollo. Sólo de este modo podremos educar a nuestras niñas, niños y adolescentes en una actitud “erotofilica”
que les permita desarrollarse al máximo como personas –en todas las esferas de su vida pública y privada- y, al mis-
mo tiempo, disponer de estrategias y recursos para protegerse de ciertos riesgos y abusos –como por ejemplo los
abusos sexuales-.

3.- LA EDUCACIÓN AFECTIVO-SEXUAL COMO SATISFACTOR FUNDAMENTAL


DE LAS NECESIDADES SEXUALES

El valor constitutivo que tiene la sexualidad, en el ser humano, como elemento potenciador de su desarrollo integral
resulta evidente, tanto desde el punto de vista de la salud física como de la autonomía. Sin embargo, históricamente, 121
se ha utilizado con una doble finalidad que ha condicionado seriamente su ejercicio sano y autonomo. Por una parte
durante años se ha convertido en un instrumento de discriminación y sometimiento de las mujeres y, por otra, de
represión de la expresión de unas necesidades básicas, tanto en la población adulta como infantil y adolescente.

Con respecto al tema de la discriminación, el hecho de que se haya concedido un papel claramente diferente a la sexua-
lidad masculina y fenemina en el establecimiento de las relaciones de género ha llevado –en ocasiones- ha justificar
determinados comportamientos de los hombres hacia las mujeres que atentan gravemente contra sus derechos funda-
mentales. La sexualidad masculina ha sido, tradicionalmente, entendida como estrechamente ligada a la fisiología, y con
una cierta urgencia e irrefrenabilidad que la hacía casi casi irreprimible. Por el contrario, las mujeres adoptan un papel
meramente pasivo y receptivo en esta relación. Esta diferente consideración respecto al papel que hombres y mujeres
juegan en el establecimiento de relaciones sexuales puede llegar a justificar determinados comportamientos de uno y
otro sexo biológico realmente inaceptables, desde el punto de vista de los derechos humanos fundamentales.

Del mismo modo, la distinta valoración que la sociedad hace del papel que hombres y mujeres juegan respecto al pa-
pel de la sexualidad en relación a la reproducción hace que todavía –en los albores del siglo XXI- estemos asistiendo
a situaciones de clara discriminación, invisibilización e incluso abuso sin que éstas resulten obvias a una buena parte
de la ciudadanía, con independencia de cual sea su sexo biológico y el rol de género que asuma. Nos referimos, en
concreto, a todos aquellos casos en los que las mujeres por el hecho de ser las únicas que biologicamente pueden
quedarse embarazadas, parir y amamantar al bebe durante los primeros meses de su vida, se ven privadas del ejercicio
de otros derechos que afectan a su vida personas y profesional (Ochaíta y Espinosa, 2006).

Por lo que se refiere al tema de la represión de la expresión de necesidades y deseos, debemos enfatizar en el hecho
de que durante décadas se ha mantenido una posición “erotofóbica” hacia la sexualidad, considerándola como algo
malo, pecaminoso, poco ético e inmoral que debe ser prohibido, o al menos, ocultado. En contraposición a esta postu-
ra es necesario que los niños, niñas y adolescentes comprendan que la sexualidad es algo bueno, positivo y necesario
para el desarrollo de la persona. Han de entender que el ser humano es un ser sexuado y, como tal, ha de satisfacer
sus necesidades sexuales de manera adecuada en cada etapa del desarrollo.

Esta forma de entender la sexualidad implica, necesariamente, adoptar una perspectiva clara acerca de qué y cómo
se ha abordar la educación afectivo-sexual que, al menos, debería ajustarse a los tres principios siguientes (Ochaíta y
Espinosa, 2004). En primer lugar, ha de tratarse de una propuesta en la que la educación afectivo-sexual se considere
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

como un aspecto integrante de la persona y, por tanto, se aborde desde una perspectiva amplia, que incluya aspectos
fisiológicos, cognitivos, afectivo y socio-emociomales. En segundo lugar habrá de adoptar una actitud positiva hacia la
sexualidad, enfatizando en la idea de que el establecimiento de relaciones afectivo-sexuales ha de estar regido por las
mismas normas que regulan el resto de los comportamientos sociales: respeto por la otra persona, adopción de su
punto de vista, asunción de su escala de valores, sentimientos, etc. En tercer, y último lugar, tendría que incluir la pers-
pectiva de género. Esto es, asumir la igualdad entre los sexos biológicos –y los roles de género que a ellos se asocian-,
lo que sin lugar a dudas es una condición necesaria para permitir el desarrollo de una sexualidad sana y satisfactoria
que respete los derechos de todas y cada una de las personas que participan en este tipo de relaciones.

Partiendo de estas tres premisas y concretándolas al aspecto que nos interesa en las páginas que ahora nos ocupan
deberíamos insistir en la educación afectivo-sexual como herramienta de prevención e intervención ante la violencia
sexual en la infancia y la adolescencia trabajando, al menos en los siguientes aspectos:
122 - El desarrollo de una actitud etofolífica hacia la sexualidad que asegure su inclusión en la educación de los niños,
niñas y adolescentes como un aspecto más a tener en cuenta en su formación integral.

- Un ejercicio sano y responsable de la sexualidad, que permita disfrutar de dicha capacidad sin asumir ningún tipo
de riesgo –sea éste de carácter físico o psicológico-. Conocer las necesidades sexuales y la manera adecuada de sa-
tisfacerlas hará que se tomen las medidas adecuadas para no asumir riesgos innecesarios.

- El aprendizaje de estrategias de detección y protección ante los posibles abusos, lo que supondría el entrenamiento
de determindas capacidades de comprensión y expresión de sentimientos y emociones, de habilidades de escucha y
de comunicación, y de estrategias de asertividad.

- La posibilidad de comunicar los abusos, en caso de que éstos se hayan producido, y de no interiorizar los senti-
mientos de culpa que en muchos casos aparecen en las vícitmas. Es fundamental trasmitir la idea de que los únicos
culpables de los abusos son las personas que los cometen. No se puede hacer recaer en los más pequeños la respon-
sabilidad de detectar y denunciar los abusos.

- El aprendizaje de estrategias de afrontamiento adecuadas ante posibles situaciones de abuso sexual en la infancia
y la adolescencia. En la medida en que un niño, niña o adolescente sea una persona más segura de sí misma, con una
mejor autoestima y con unas mejores habilidades sociales, más posibilidades tendrá de que se minimizen –a medio y
largo plazo- las consecuencias de un posible abuso sexual.

4.- OBJETIVOS GENERALES DE LA EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL COMO ESTRATEGIA


DE PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA SEXUAL

En la actualidad son muchas y muy variadas las propuestas que, desde el punto de vista didáctico, se han elaborado
para tratar de implementar –tanto desde el contexto educativo formal como no formal- una metodología de trabajo
como la que se defiende en las páginas anteriores (Hernández y Jaramillo, 2003 y 2006; López, 2005).Todas ellas com-
parten una serie de objetivos con los que estamos plenamente de acuerdo, que pasamos a resumir a continuación, y
que se consideran imprescindibles para poder prevenir la violencia sexual desde la perspectiva educativa.
El primero de los objetivos es el hecho de que los niños, niñas y adolescentes adquieran una serie de conocimien-
tos –sobre la sexualidad- amplios y adaptados a su edad. Conocer y explorar su propio cuerpo y el cuerpo de los
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

otros, así como los cambios y las reacciones que éste experimenta cuando se establecen relaciones más o menos
íntimas con otra persona son experiencias absolutamente irrenunciables para poder entender la complejidad de las
relaciones afectivo-sexuales en las distintas etapas de la vida, en las que éstas pueden producirse. En segundo lugar
es necesario que la sexualidad sea entendida como una dimensión positiva que afecta a la globalidad del ser humano.
Gracias a este tipo de relaciones el ser humano aprende a entender y expresar emociones y deseos. Así como a re-
accionar ante sus propios sentimientos y los sentimientos de las otras personas. En tercer lugar hay que procurar un
desarrollo optimo de la sexualidad infantil y adolescente. Ello significa que se potencie un ejercicio sano y responsable
de la sexualidad, ello sin menoscabo de cuestiones de tipo ideologico y o moral. En cuarto lugar estas propuestas
fomentan la conciencia de que las conductas sexuales son también éticas. En quinto lugar ayudan a interiorizar roles
de género que no implican la explotación de un sexo biológio por parte del otro. Lo que, sin lugar a dudas, va a ayudar
a hacer desaparecer la discriminación que sufren, aún, las mujeres en nuestra sociedad. A este respecto se señala la
importancia de desarrollar habilidades para detectar dónde está el límite entre las relaciones sexuales normalizadas y
las relaciones sexuales violentas. En quinto y último lugar facilitan la adquisición de una capacidad crítica para valorar 123
la organización y uso que nuestra sociedad hace de la sexualidad.

No quisieramos concluir esta breve reflexión sin señalar el derecho que tienen todos los niños, niñas y adolescentes
a que los adultos responsables de su cuidado atención y protección les proporcionen una educación afectivo-sexual,
adaptada a su edad y a sus conocimientos, que les permita un ejercicio seguro y satisfactorio de su sexualidad y que
al mismo tiempo sea una herramienta util para prevenir, y en el peor de los casos, detectar y denunciar las posibles
situaciones de violencia sexual.

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- Ochaíta, E. y Espinosa, Mª. A. (2001). Needs of children and adolescents as a basis for the justification of their rigths. The
International Children´s Rigths nº 9, pp. 313-337.
- Ochaíta, E. y Espinosa, Mª. A. (2004). Hacia una teoría de las necesidades infantiles y adolescentes. Necesidades y derechos
en el marco de la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos del Niño. Madrid: McGraw-Hill-UNICEF.
- Ochaíta, E. y Espinosa, Mª. A. (2006). Conciliación de la vida familiar y laboral de las madres trabajadoras. Una perspectiva
desde el desarrollo infantil y adolescente. Abaco nº 49-50.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

18
Día

125

de enero
Jornada de la tarde
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
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M ESA
REDONDA:
“Violencia entre iguales:
Violencia escolar / Bandas juveniles”

127

Moderador

D. Constantino Mediavilla Fernández


Periodista
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
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Ponente

Dª. Mª. Estefanía


del Toro Sánchez

Psicóloga Social, especialista en Bandas Juveniles

BANDAS LATINAS:
DEL DESARRAIGO A LA VIOLENCIA 129

El tema de esta mesa redonda es la violencia entre iguales y el tema de las bandas tiene aquí cabida desde un punto
de vista que es el siguiente: en las bandas la violencia es una forma de relación, y así lo tenemos que considerar. Lo
que vamos a ver a partir de ahora tiene que ver con eso, con cómo la violencia vincula formas de convivencia en
determinados grupos de chavales. Me gustaría, en un primer lugar, antes de hablar muy brevemente del origen, de la
reseña histórica, hacer una reflexión sobre la necesidad humana de agruparse en la adolescencia. Es una necesidad
que hemos tenido todos, que habla de buscar una identidad y una pertenencia, alejados de la familia, de identificarnos
con algo que es diferente, de sentir un grupo de amigos como algo muy importante en nuestras vidas.Y eso es parte
de la génesis del fenómeno del que vamos a hablar, pero sin embargo, determinados factores sociales, culturales y
educacionales hacen que ese sentimiento, que es espontáneo y que es natural, y que todos hemos tenido se convierta
en un comportamiento antisocial y delictivo.

En primer lugar, para hacer una breve reseña de dónde se gesta todo este fenómeno, diremos que nos tenemos que
remontar a la costa este de EE.UU. En un momento, en que, a mediados de los 80 eclosiona el fenómeno de las ban-
das, de las pandillas. Sobre todo surgen, en un principio, como organizaciones de protección en el barrio. Sus miem-
bros, al principio, son inmigrantes de segunda generación, hijos de inmigrantes que han llegado a los EE.UU., sobre
todo los portorriqueños y los mexicanos que ante algunos incidentes de corte antichicano, se agrupan. Surgen como
agrupaciones de barrio, en principio, como mecanismo de defensa. Desde el principio, es muy importante el concepto
de territorio. Siempre se habla de que se busca una identidad y una pertenencia y el territorio es una forma externa
de esa identidad. Entonces, ese territorio se defiende desde el primer momento. Se lucha por él y se defiende. En el
continente americano, lo hemos oído muchas veces, se habla de “maras”. “Mara” hace alusión a las hormigas mara-
buntas porque todo lo destruyen a su paso. Cuando hablamos de maras, estamos hablando de un fenómeno que no
tiene que ver con lo que pasa en España, sin embargo, estamos ciertamente alarmados por él. En EE.UU. el fenómeno
se empieza a expandir, a consolidar, casi todos los estados de EE.UU. empiezan a ver cómo surgen bandas y además
se suman chicos que son refugiados de las guerras. Sobre todo de las guerras centroamericanas, que incorporan a
estos grupos un componente más paramilitar, están más familiarizados con las armas, y las hacen tener un corte quizá
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

más criminal o más mafioso. Se produce una escalada de violencia, cosa que aquí tampoco pasa, porque se empieza a
hablar de narcotráfico, de crimen organizado, de drogas, incluso se controlan las fronteras con los países.
En EE.UU. se consideraba, ya hemos visto esta mañana que la situación es diferente, pero se consideraba el segundo
problema más importante de seguridad nacional. Lo que se hizo en los 90 fue repatriar y deportar a muchos de los
integrantes de estas bandas, con lo cual lo que se hizo fue expandir el fenómeno hacia Centroamérica y Sudamérica.
Allí las pandillas o las bandas se reorganizaron con bastante fuerza, y además, en esta parte del continente americano,
el fenómeno tiene un tinte más dramático por varias razones: porque los jóvenes tienen menos expectativas de futu-
ro, por la impronta traumática de las guerras, en general, por condiciones de pobreza. Y como no hay futuro, se vive
más el presente. Los chicos de Centroamérica y Sudamérica, los mareros, están muy deteriorados, viven en la calle,
abusan muchísimo de las drogas y es muy difícil su inserción sociolaboral. Hay proyectos en ese sentido, pero todavía
es muy difícil.Y la inmensa mayoría termina, desgraciadamente, en la cárcel o muertos. Dicho esto, la buena noticia es
que en España ésta no es la situación, que aquí no hay maras, y que aquí hay bandas y que están todavía en un período
130 bastante embrionario, como dicen los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Por eso es un buen momento para
intervenir, ésa es la parte positiva. Además estos chicos cuentan con estructuras y redes sociales de apoyo, no viven
en la calle, no están solos, no son menores no acompañados.Y además no forman parte del crimen organizado ni de
la mafia, como en otros países, con lo cual, aquí la situación es bastante diferente.

Nos venimos a España, y lo primero que tenemos que decir es que la inmensa mayoría de las personas tomamos con-
ciencia de esta situación en 2003 a raíz de un asesinato muy famoso. Hay unos chicos de una banda que confunden a
otro con un rival y le apuñalan en la calle a la salida del instituto. A partir de ahí hemos tenido mucho conocimiento,
los medios han hecho mucho eco de las noticias sobre bandas latinas. La distribución de las bandas en la península,
pues tiene que ver con las zonas de más asentamiento de población inmigrante latinoamericana, como es normal.
Esas zonas son: Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Murcia, las Islas también, en un poco menor medida, pero tam-
bién están notándolo. Respecto a los integrantes tenemos que decir que son muchos menores de edad, la mitad,
podríamos decir; que un prototipo de miembro de banda latina es el inmigrante de segunda generación pero no es el
único. Cuando hablamos de inmigrante de segunda generación nos referimos sobre todo a ecuatoriano, colombiano y
dominicano. Pero también es verdad que cada vez hay miembros de más nacionalidades, incluidos los españoles, que
se sienten especialmente atraídos por estos grupos. También hay filipinos… otras nacionalidades.

Por caracterizar de alguna manera lo que supone, o los rasgos característicos de pertenecer a una banda, vamos
a hablar de una serie de cosas. Sin embargo, es importante destacar que esto no es excluyente; que muchas veces
hablamos del prototipo de chaval inmigrante de segunda generación, no de miembro de una banda. Es decir, muchos
de estos criterios los van a compartir chavales que no tienen nada que ver. Hablábamos antes del sentimiento de
identidad, de pertenencia y de significación. Todos los grupos tienen unos ritos y unas ceremonias específicas. Hay
unos códigos gestuales, hay unos colores, hay unos símbolos, y demás. También decíamos antes que el territorio es
muy importante y las zonas que se sienten como propias se marcan con graffitis, se hacen pintadas, esas pintadas
también tienen una simbología propia. Son las formas de decir “aquí estoy yo”, de retar, de provocar. Respecto a la
vestimenta, bueno, esto es algo tan general que casi ni sería aplicable. Sí que es verdad que se suele compartir un gusto
estético determinado: anchote, grande, beisboleras, gorras, rosarios, pañuelos, pero eso no diferencia a estos chicos
de la mayoría de los chicos. Algo importante es que imitan patrones culturales norteamericanos, el estilo gángster,
que les encanta. Suelen estar en el espacio público, en los parques, las zonas de ocio, deportivas, inmediaciones de
centros educativos, son chicos que se pasan muchísimo tiempo en la calle. A veces portan armas blancas. El año
pasado se incautó también alguna de fuego, pero en general no suele ser así. Algo importante es que utilizan Internet
como forma de comunicación. Tanto para comunicarse con los suyos como para retar a los rivales, que el consumo
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

de alcohol y hachís es frecuente. Algo muy importante: que estructuran su convivencia dentro de parámetros que
son muy rígidos y que son piramidales, donde hay un líder y a su alrededor hay varios lugartenientes. Que tienen
roles específicos: el adoctrinamiento, las finanzas, la guerra. Como son una estructura rígida y piramidal, tiene una
serie de normas que respetar, y también hay castigos por incumplimiento. Esto también es algo que ha transcendido
bastante. El tema de los castigos físicos, económicos y demás. Es un ambiente donde hay que demostrar disciplina y
obediencia. Hemos hablado antes también de la figura del líder. Algo que también ha sido muy difundido es el tema
del rito iniciático. Casi todas las bandas tienen un rito de entrada al grupo que suele consistir en una agresión, en un
robo y, a veces, en el caso de las chicas, en consentir una relación sexual. Esto ya depende de cada grupo en concreto.
También es muy frecuente que haya cuotas de pago de obligado cumplimiento, entre tres y cinco euros a la semana,
suele ser, que se destinan a comprar el alcohol y el hachís que hemos visto antes, a ir a la discoteca, a comprar los
sprays para hacer las pintadas y a algo que yo he denominado “solidaridad” y es que dentro de una especie de espíritu
de hermandad, porque realmente, se consideran hermanos, han sustituido a la familia por este grupo; cuando uno de
los miembros tiene cierta precariedad, o su familia, pues se le ayuda también, con alimentos y demás. Es frecuente 131
hacer un juramento de fidelidad a la organización de por vida. Hay un fuerte sentimiento religioso, incluso se les ha
llamado secta en ocasiones y, algo importante e interesante desde el punto de vista psicológico, se suele adoptar un
pseudónimo como símbolo de una nueva identidad.

Los roles están definidos por un enfoque bastante machista. Hay excepciones, pero suele ser así. Tiene un carácter
expansionista, es decir, que se intenta a través de labores proselitistas captar cada vez a más miembros y expandirse
por el mundo. Lo que decía al principio, la violencia se establece como una forma de relación. Se refuerza la autoesti-
ma mediante el grupo, se vive en una actitud desafiante y provocadora y se sublima el sentimiento de hermandad que
tienen entre ellos.Y, como dicen ellos, “doy la vida por mis hermanitos”.
Por nombrar algunas, las más conocidas, cada una tiene su simbología propia, su historia, sus códigos, eso sería motivo
de una intervención enorme, simplemente por nombrarlas os hablaremos de la más conocida, la que ha tenido más
implantación en España, que es los Latin Kin. La Asociación Ñeta, Asociación Pro-Derechos del Confinado, Dominican
Don’t Play, es una entidad que en Madrid tiene ahora peso debido al descabezamiento policial de las dos primeras. Y
luego podríamos nombrar otras muchas.

Respecto a los componentes psico-sociales de la pertenencia a bandas, tengo que decir exactamente lo mismo que
antes: no son criterios excluyentes, muchos de estos parámetros corresponden al inmigrante de segunda generación,
no corresponden al de chaval que está metido en una banda. Luego hablaremos de por qué se meten otras nacio-
nalidades. Una cosa importante es el desarraigo social. Los expertos hablan de la generación uno y medio. ¿A qué
se refieren con la generación uno y medio? Pues, los chicos se han socializado en su país de origen, cuando han sido
pequeños, con sus familiares, y en la adolescencia han venido para aquí. Y ahora tienen que socializarse en otra nueva
cultura, y tienen un pie a cada lado del atlántico.
Estos chicos viven una triple crisis: la de la familia, que está desestructurada; la de la adolescencia, que tiene cualquier
chaval, la de la edad del pavo; y la de emigración, el duelo migratorio. Por otra parte, también hay que hablar de falta
de integración, ¿por qué? Pues porque muchas veces, por experiencias de rechazo que no tiene que ser un rechazo
real, pero es un rechazo percibido, ellos establecen una concepción de nosotros frente a ellos. Entonces, eso, desde
luego, no favorece en nada a la interculturalidad ni la mezcla. Respecto a la desestructuración familiar, comentar que
pasan mucho tiempo solos, que no están atendidos, pero porque hay una sobrecarga de trabajo por parte de sus
padres y pasan demasiado tiempo sin que nadie sepa dónde están ni qué están haciendo; que tienen una carencia de
referentes de autoridad porque sus figuras de referencia están al otro lado, los padres están desentrenados en ejercer
de padres y se sienten culpables por haber abandonado a sus hijos. La reagrupación se ha producido muchos años
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después de que los padres vinieran.

Muy rápido, hablo de la falta de integración escolar muchas veces por desnivelación curricular, eso produce absentis-
mo y fracaso. Esto es algo importante, el sistema de creencias es endeble, como el de todo adolescente, son proclives
a las consignas, no tienen una personalidad moral desarrollada, fuerte, y eso hace que el espíritu crítico no les permita
argumentar por qué están en una banda o no lo están, simplemente se va a por ello.Tampoco hay buenas expectativas
de futuro, hay una frustración o una creencia de abandono, y hay una búsqueda de identidad a través del grupo.

Los españoles y otras nacionalidades, ¿por qué se integran? Por moda, para ligar, para cometer delitos amparados por
el grupo, por la atracción adolescente por la trasgresión, o porque están alucinados por la estética. Son causas muy
comunes. Y algo que les afecta especialmente y que les encanta: aparecer en los medios.
La mayoría de chicos que se encuentran en la situación que hemos planteado antes, superan esas dificultades con la
132 redes de apoyo, con la familia, con la escuela, con el entorno, y no hay ningún problema. Si esas redes no funcionan,
a veces se llevan experiencias de rechazo, que, repito, no tienen por qué ser reales pero sí percibidas. Se empieza
a gestar una conciencia de ser diferente, se produce una búsqueda de los iguales y en ese momento es cuando un
chaval es muy proclive a la captación por una banda, porque se ha gestado esa conciencia de ser diferente, debido a
esas experiencias.

La intervención sque se lleva a cabo trabaja tanto desde la familia, como desde la escuela, como el entorno comuni-
tario, que también hay un plan específico a nivel policial de coordinación, del Ministerio del Interior, y que todos los
agentes sociales están implicados en la intervención. Decir que necesitamos trabajar materias como la sensibilización
intercultural, como la mediación; que tenemos que trabajar la sensibilización intercultural en la escuela, que tenemos
que formarnos en estas materias. Y para terminar, me gustaría decir una frase de Jordán que yo creo que para mí es
esclarecedora y que resume muy bien lo que es esta reflexión. Lo que viene a decir es que si alguien siente rechazo
hacia lo propio, difícilmente se puede integrar en lo ajeno.
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Ponente

D. Wilson
López López

Presidente de ABA Colombia, Asociación Colom-


biana para el Avance de las Ciencias del
Comportamiento

JUVENTUD Y CONFLICTOS
135
EN COLOMBIA

Cuando uno habla de Colombia habla de un país violento. Los medios de comunicación contribuyen muchísimo a eso.
Además de que ya en realidad es violenta, ahora me decía alguien que Colombia se había convertido en un laborato-
rio de investigación y experiencias en violencia. Y realmente ha sido así. Ha sido así hasta el punto que nosotros he-
mos, incluso, creado una disciplina que no existe sino en Colombia, que se llama la “violentología”. Básicamente, estaba
asociada a perspectivas sociológicas y antropológicas sobre el tema de la violencia en Colombia. Hemos sido un país
que ha tenido una gran cantidad de guerras, que tiene 44 millones de habitantes y eso es importante saberlo porque
a veces cuando uno lee una noticia sobre violencia no se imagina la dimensión de Colombia. Pero yo voy a hablar
de experiencias exitosas a raíz de toda esa cantidad de fenómenos de violencia que hemos tenido.Y esa experiencia
exitosa está asociada a lo que ha pasado en Bogotá, donde en el año 93 llegamos a 183 homicidios por cada 100.000
habitantes, hoy estamos por 17 homicidios por cada 100.000 habitantes. Creo que el descenso exponencial de la
violencia homicida, como el que ha mostrado Bogotá y que ahora además se ha usado en ciudades como Medellín y
como Cali en forma exitosa, muestra que las estrategias de evaluación e intervención que se han utilizado tienen, han
tenido unas consecuencias positivas.

Hoy estamos además ante un fenómeno nuevo, que es el fenómeno de la reinserción, de la que ustedes seguramente
habrán escuchado. Que hay un grupo armado que se llama las “Autodefensas” y hay grupos guerrilleros que están
desmovilizando fundamentalmente jóvenes. Entonces tenemos toda una serie de problemas que han aparecido sobre
cómo reinsertar a todos estos jóvenes. Algunos programas de reinserción se están haciendo aquí. Es decir, hay gente
reinsertada que en lugar de estar en procesos de reinserción en Colombia están en procesos de reinserción aquí.
Hoy día esto es tan reciente que no sabemos el éxito, ni las consecuencias, ni lo que eso implica.Yo pertenezco al gru-
po de “Lazos Sociales y Culturas de Paz” y lo llamamos así para no trabajar sobre violencia como la mayor parte de
nuestros colegas de grupos que trabajan violencia. Nosotros vamos a trabajar sobre cómo se construye la paz, cómo
se mueven los lazos sociales y qué hay detrás de eso. Entonces cuando uno ve el fenómeno de la violencia, uno lo ve
asociado a los jóvenes, especialmente en Colombia, por una razón: porque en Colombia la mayoría de los integrantes
de los grupos guerrilleros paramilitares y de los grupos de las bandas organizadas de narcotráfico son jóvenes y voy a
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

considerar jóvenes personas que van desde los 14 años hasta los 29 años. La mayor cantidad de víctimas de homicidio
en Colombia y de lesiones personales son jóvenes y la mayor cantidad de victimarios.

El problema de la juventud en Colombia, inicialmente fue tratado como un problema asociado antes de que apa-
recieran todos estos números de violencia sistemática, como un problema sociodemográfico: ¿qué hacemos con
esta población tan joven? Colombia era un país fundamentalmente joven, ya no es un país tan joven. Es un país que
está alcanzando un equilibrio. Después fue tratado como un problema psicológico y hubo toda una serie de énfasis
sobre el problema de la adolescencia, sobre si los jóvenes eran distintos, sobre si tenían una psicología distinta, des-
pués como un problema de cómo integrarlos a los sistemas sociales y después como un problema del desarrollo
económico: ¿qué hacemos con los jóvenes? Pero, el tema de políticas de juventud que inicialmente arrancó sobre
qué hacíamos con los jóvenes, qué hacíamos con el tiempo libre y cómo ocupábamos a los jóvenes, y entonces qué
género, básicamente trabajos asociados a cómo meterlos en el sistema educativo, cambió a cómo generar control
136 social de sectores juveniles. Y esto si ustedes pueden ver las fechas tiene que ver con los procesos de violencia y
si vemos después se volvió un problema de cómo enfrentar el tema del delito. ¿Por qué? Pues porque obviamente
los jóvenes estaban siendo la masa crítica reclutada para todas las formas del delito. Y hoy el problema es, cuando
estamos en una serie de procesos de paz, cómo reinsertar a los jóvenes. ¿Qué hacemos con esos jóvenes que han
aprendido conductas violentas? Esta mañana se decía que el tema de la violencia es un tema aprendido, básicamente.
Y claro que es aprendido; el problema es qué hacemos cuando un joven ha aprendido a ganar dinero rápidamente
y a ganarlo por ejemplo cometiendo un homicidio. Entonces cómo hacemos para que aprenda a no ganar todo ese
dinero que ganaba por un homicidio, porque si ustedes recuerdan las bandas de sicarios, por ejemplo, que reclutaba
el narcotráfico, eran bandas de sicarios muy jóvenes porque el sistema penal no podía hacer nada con ellos. Es más,
solamente hasta el final del año pasado el Congreso aprobó una nueva ley de infancia. Una nueva ley de infancia que
genera y que hoy todavía estamos estudiando el impacto que va a generar sobre el tratamiento de los jóvenes des-
movilizados que por ejemplo eran obligados a cumplir órdenes como asesinar a alguien, pero además de asesinarlo
partirlo en pedazos para que no existieran pruebas. ¿Qué hacemos con esos jóvenes? Quiero hacer otra anotación.
Todo el mundo, se lo repito asocia a Colombia con violencia, lo asocia con la guerrilla y los paramilitares, con violen-
cia política. Pues los estudios que se han hecho sobre homicidio en Colombia específicamente muestran que hoy las
FARC y las “Autodefensas” podrían hacer la paz con el gobierno colombiano y la violencia sería idéntica, porque la
mayor cantidad de homicidios en Colombia se producen por delincuencia común y delincuencia asociada al narco-
tráfico. Cuando aquí se hablaba esta mañana de que no había que tener tolerancia con el tema del narcotráfico, creo
que es justo porque, en el sentido de Colombia, el narcotráfico ha servido para financiar todo el sistema de armas
con las cuales todos los días mueren personas en Colombia, jóvenes en Colombia.Y quiero hacer otra precisión ahí:
en Colombia se empezaron a hacer observatorios de violencia, para identificar el tipo de homicidio que se cometía,
era fundamental; se encuentra que el 80 % de los homicidios se cometen con armas de fuego. Pero, usted no puede
tener un arma de fuego. Sí, no se cometen ni a puñaladas, ni con puñales, ni con machetes ni nada, con armas de fuego.
Pero el tema de que se cometan con armas de fuego es ¿quién provee esas armas de fuego, de dónde aparecen? Claro,
no aparecen por ahí, aparecen asociadas a eso. Entonces, esos datos son interesantes porque las políticas asociadas a
juventud han estado girando alrededor de los temas que les acabo de comentar. Han generado unos ejes de trabajo
en la institucionalización, por ejemplo, ha sido todo un esfuerzo, que es institucionalizar el problema, los problemas
de la juventud, porque no había una institución.

Se han intentado viceministerios, se han desmantelado ministerios, se ha trabajado sobre cómo disminuir las condi-
ciones de vulnerabilidad, se ha trabajado sobre cómo insertarlos en el sistema laboral, se ha trabajado sobre cómo
abrirles espacio de participación institucional y cómo considerar al joven como un sujeto de derechos últimamente.
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Sin embargo, repito, todo este ambiente se ha visto fuertemente enrarecido por la violencia.Yo, esta mañana que es-
cuchaba las diferentes intervenciones, y todos los estudios de causalidad de la violencia y específicamente del tema de
lo que vamos a hablar ahora, de las pandillas. Pues en Colombia ese tema no funciona igual y no puede ser analizado
de la misma manera. A diferencia de, por ejemplo, Centroamérica o países como el Perú, donde han aparecido las
pandillas con muchísima fuerza; en Colombia las pandillas no han tenido ninguna ciudad del país, han surgido peque-
ñas pandillas pero no han tenido la importancia que han tenido en esos otros países, porque en general los jóvenes
han sido reclutados desde muy jóvenes. Es decir, la guerrilla, por ejemplo, las FARC, tiene cerca de 4.500 niños entre
14 y los 18 años reclutados. Entonces, ¿de dónde los reclutan? De zonas marginales en general, de zonas rurales y
urbanas marginales.Y claro de ahí un caldo de cultivo porque no hay ni educación, no llegan los servicios públicos, son
zonas de extrema pobreza y los reclutan inmediatamente. Entonces, no han tenido ni siquiera formas autónomas de
organización como es una pandilla, sino que han entrado directamente a bandas organizadas y a ejércitos organizados
de guerrilla, de paramilitares y, repito, los ejércitos que más están generando muertos que son los ejércitos del nar-
cotráfico. Entonces, en este contexto histórico, social, también hay que decir, obviamente, que cuando se han hecho 137
análisis de este estilo dice uno “La guerrilla de las FARC aparentemente tiene 35.000 hombres armados, el ejército
de Liberación Nacional que tiene 5.000 hombres, o 10.000 hombres y las “Autodefensas” los grupos paramilitares
que se desarmaron aparentemente, o están en proceso de desarme llevaban 35.000 hombres”. Esto no dan más de
100.000 hombres armados supuestamente. Entonces, uno dice, pero si es un país de 44 millones de habitantes. O sea,
la magnitud de lo que ocurre, ¿cómo se dimensiona?

Yo que organizo alguna vez eventos, y la gente se preocupa mucho porque cree que cuando llega a Bogotá o cuando
llega a ciudades colombianas lo van a matar o que va a haber muertos en las calles y se sorprende porque no los
encuentra, porque encuentra unas ciclo vías gigantescas donde hay miles de personas montando en bicicleta los do-
mingos y donde usted le pregunta a cualquiera ¿dónde están los muertos? Yo no los veo. Es una cosa crítica. Es crítica
en el sentido de la imagen que se proyecta y el peso que tiene sobre nosotros mismos, porque hemos terminado
creyéndonos que somos violentos y hemos terminado estigmatizando y construyendo cosas sobre violencia que, en
ocasiones, pues, imagínese… si con 44 millones de habitantes siquiera el 10 % fuera violento. La cantidad de cifras de
muertos que habría. Y para ir específicamente al tema de las pandillas, pues recientemente se ha hecho una pequeña
investigación porque empezaron a aparecer algunos sistemas de alerta. asociados fundamentalmente a los observa-
torios de violencia que han tenido un papel muy relevante en esto. En Colombia, tuvimos un momento en el que
teníamos tres cifras sobre un homicidio, por ejemplo. La policía daba una cifra de homicidios, las ONG daban otras
cifras de homicidios y medicina legal daba otra cifra de homicidios. La policía disminuía los homicidios para tener una
percepción de que el problema no era tan grande, las ONG agrandaban las cifras de homicidios para ganar recursos
extranjeros, fundamentalmente.Y, nadie preguntaba donde llegan todos los muertos, que es a medicina legal.

Cuando se empezaron a hacer esfuerzos por atacar este tema sistemáticamente, identificar y caracterizar la violencia,
y en particular la violencia homicida, dijeron “no, pues unifiquémonos y que los datos de violencia homicida estén
asociados a los datos que da medicina legal y construyamos formatos”. Y se empezaron a construir formatos. Estos
formatos permitieron caracterizar el homicidio en el sentido de la hora en que ocurría el homicidio, el día en que
ocurría, los móviles, etc, etc. Este esfuerzo fue fundamental. ¿En qué estamos ahora? En intentar unificar sistemas de
información frente a los diferentes tipos de violencia. Por ejemplo, la violencia intrafamiliar, o la violencia sexual. No
ha sido fácil, porque no se denuncia, porque además si se denuncia es peligroso. Ahora mismo estamos adelantando
una investigación sobre las condiciones de vulneración de derechos en niños y niñas de una zona muy complicada
en Colombia que se llamaba Barranca Bermeja, una zona que está en disputa entre guerrilla y paramilitares. Y, por
ejemplo, tenemos problemas muy fuertes porque cuando uno hace una pregunta, esa pregunta tiene una implicación
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de que usted tiene que hacer una denuncia. Pero si hace una denuncia eso puede tener una implicación, y resulta que
el que está haciendo la denuncia, o el que está denunciando es un niño o alguien de una familia que es de un grupo
guerrillero o paramilitar o de un grupo asociado al narcotráfico. Entonces lo que está en juego es la vida. No es
simplemente denunciar. Y eso está generando una serie de problemas. El poder consolidar datos sobre otras formas
de violencia no ha sido tan sencillo. Traía esto a colación por el tema de cómo emergen, por ejemplo, las pandillas,
el tema de pequeños movimientos organizados de jóvenes, está asociado a identificar el tipo de indicadores de vio-
lencia que se comete. Por eso nos ha obligado a caracterizarlos, por ejemplo, se han encontrado que estos son los
elementos más relevantes de motivación de la vinculación que dicen los jóvenes, de la ciudad de Bogotá, en particular,
que los han motivado a ingresar, que han estado asociados al ingreso a pandillas. Primero la carencia de familia, o de
no poder “acceder” al sistema escolar. Esa es una variable relevante que creo que esta mañana se mencionaba. Se-
gundo, violencia y maltrato familiar. En general, los jóvenes que pertenecen a pandillas han reportado que han sufrido
problemas de violencia.Tercero, hay una carencia de empleo: los jóvenes no encuentran formas de ingresar al sistema
138 laboral. Tenemos un desempleo que no ha podido bajar. Hemos bajado las cifras de homicidios, de violencia. Estamos
haciendo visibles las formas de otros tipos de violencia, pero no hemos logrado, por ejemplo, bajar, la correlación
con empleo. Y aquí quiero hacer otra anotación. En un estudio reciente, también hecho por un grupo cercano a
nosotros, se encontró que había una relación simple que decía “pobreza es igual a violencia”. Resulta que cuando
empezaron a hacerse los mapas de criminalidad y de violencia homicida en Colombia y específicamente en Bogotá, se
encontró que no necesariamente los barrios más pobres de Bogotá eran los que más violencia homicida tenían. Y no
necesariamente en los barrios más pobres de Bogotá es donde se conforman las pandillas más peligrosas. Eso generó
una gran cantidad de interrogantes y desvirtuó mucha teoría sobre que “pobreza era igual a violencia.” También se
pensó, por ejemplo, que la variable hacinamiento estaba asociada al tema de la violencia.Y resulta que se empezaron
a hacer correlaciones y no siempre, en los lugares donde había mayor cantidad de hacinamiento se encontraba una
gran cantidad de violencia. Pero lo que hemos encontrado es que sí hay un elemento aquí fuerte y es el tema de la
equidad en el acceso a los recursos. Por eso menciono esto en relación con el empleo.

El problema de la equidad es un problema crítico en Colombia. No sé si saben que el índice de desigualdad… de


distribución del ingreso en Colombia junto con el de Brasil son de los peores del mundo. Es decir, el 80 % de toda la
riqueza está concentrada apenas en el 0.1 % de la población.Y, obviamente, aquí sí hay una relación, cuando se hacían
ese tipo de análisis, entre desigualdad entre la distribución del ingreso, acceso al empleo y violencia. Hay problemas
de alcohol y drogas. Es decir, las pandillas están muy asociadas a eso, un motivador importante. Hay problemas aso-
ciados a las dificultades escolares, como aquí se mencionó también por la mañana. Es decir, cuando el muchacho es
excluido del sistema escolar, pues va y ¿dónde se conforma? ¿dónde se conforma la pandilla? Se conforma en los
barrios, en las esquinas. Se conforma en en el ámbito de lo barrial.Y eso tiene una serie de elementos comunes.

Se ha estudiado el diseño espacial, se han modificado los parques, se ha colocado luz, por ejemplo, iluminar los
parques, se ha trabajado sobre la limpieza de las vías, se peleó muchísimo sobre el tema de que en Bogotá estaban
inundados de vendedores callejeros y se atacó muchísimo eso. Entonces hubo una confrontación social porque decían
“si atacan, ellos de qué van a vivir”. Pero resulta que se encontró una correlación alta entre los lugares donde había
muchísimo comercio callejero y delincuencia y hurtos y violencia homicida. Y, por último, y asociado a una ponencia
que escuché esta mañana sobre el tema del proyecto de vida, están estos dos elementos: la inexistencia de alterna-
tiva de actividad en el tiempo libre y la crisis en los sistemas de valores de los adultos. Lo que se encontró es que
los jóvenes no tienen modelos en los adultos. O sea, si yo veo que mis presidentes, mis senadores, los ministros, las
figuras del fútbol, cometen delitos.Y no tienen una utopía, es decir, la utopía vale un dinero, eso pone en crisis, funda-
mentalmente. Entonces, cómo le dice usted a un joven de estos que es más relevante que se gane el dinero trabajando
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

ocho horas diarias para ganar, ¿qué se yo? 200 dólares o 150 dólares al mes a que él diga, “yo me puedo ganar 150
dólares diarios con un grupo de amigos en algo ilícito.” Aquí hay un problema de crisis de valores fuertísimo y que
fue afortunadamente evidenciado en este estudio que les menciono porque tiene que ver con trabajar el tema del
proyecto de vida en los jóvenes. Tiene que ver con un proyecto de vida que se constituya en medio de una crisis de
valores de los adultos.
En el coloquio podremos explorar más estas hipótesis y muchas de estas hipótesis que ya no son hipótesis sino que
son realidades. Es decir, hay una ruptura en las tendencias de violencia, por ejemplo, las bandas, las pandillas en Co-
lombia, en particular, no han tenido el auge ni se han podido mantener en el ámbito urbano y en el ámbito rural no
existen.Y eso tiene que ver con que se han utilizado una serie de estrategias múltiples de intervención con relación a
esto. Es decir, desde la intervención en el mundo de la escuela, intervención en el ámbito del barrio, intervención en
el mundo laboral… o sea, el problema es multicausado y se debe tratar de forma multicausal.

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1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

Prof. Dra. Dª.


Mª. José Díaz-Aguado

Catedrática de Psicología de la Educación y


Directora del Master “Programas de intervención
en contextos educativos” de la Universidad
Complutense

DEL ACOSO ENTRE ESCOLARES


141
A LA PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA
DESDE LA EDUCACIÓN

1. EL ACOSO ENTRE ESCOLARES

El acoso escolar es un tipo específico de violencia, que se diferencia de otras conductas violentas que puntualmente
un alumno puede sufrir o ejercer en un determinado momento, por formar parte de un proceso con cuatro carac-
terísticas que incrementan su gravedad:

1) No se limita a un acontecimiento aislado, sino que se repite y prolonga durante cierto tiempo, con el riesgo de
hacerse cada vez más grave.

2) Se produce en una situación de desigualdad entre el acosador y la víctima, debido generalmente a que el acosador
(el matón) suele estar apoyado en un grupo que le sigue en su conducta violenta, mientras que la principal caracterís-
tica de la víctima es que está indefensa, que no puede salir por sí misma de la situación de acoso.

3) Se mantiene, y esto es muy importante, debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agre-
sores y a las víctimas sin intervenir directamente. Puesto que de lo contrario, si intervinieran a las primeras manifes-
taciones de violencia, éstas no se repetirían convirtiéndose en un proceso continuado de acoso.

4) Suele implicar diverso tipo de conductas violentas, iniciándose generalmente con agresiones de tipo social y verbal
e incluyendo después también coacciones y agresiones físicas.

El acoso entre escolares tiene características similares a determinadas manifestaciones violentas que se dan entre
adultos, como el acoso en el trabajo y la violencia de género. En los tres casos, el acoso es utilizado por los agreso-
res como una forma destructiva de demostrar su poder, sobre una víctima que creen no puede defenderse, y que
generalmente perciben como indefensa por parte del sistema social en cuyo contexto se produce el acoso. Por eso
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la impunidad, la minimización y la conspiración del silencio que ha rodeado tradicionalmente a estos tres tipos de
violencia se convierten en sus principales aliados.
En la propia definición del acoso escolar se detectan tres claves fundamentales para su
erradicación:

1) Hay que intervenir a la primera señal (que suele ser una humillación, un insulto....) para que la violencia no se agra-
ve ni se repita. De lo contrario, por su propia naturaleza, existe el riesgo de que vaya a más, siendo cada vez mayor el
daño provocado y más difícil la intervención.

2) La amistad y la integración como prevención. Hay que trabajar activamente para que todos los alumnos y todas
las alumnas tengan amigos/as en la escuela, dentro de su grupo de referencia. Con ello, además de prevenir el acoso
se mejora considerablemente la calidad de vida en la escuela así como las oportunidades de aprender importantes
142 habilidades sociales.

3) Existen tres papeles que hay que prevenir, interviniendo con toda la comunidad educativa: el de agresor, el de vic-
tima y el de espectador, el de quien conoce que existe la violencia pero no hace nada para evitarla.

1.1. Con qué frecuencia se produce el acoso

Para prevenir el acoso entre escolares hay que tener en cuenta que se trata de un problema tan antiguo y generaliza-
do como la propia escuela tradicional, por lo que suele producirse en todo tipo de centros: privados, concertados y
públicos. Hay que dejar muy claro, sin embargo, que no se trata de un problema inevitable. Las investigaciones llevadas
a cabo en los últimos años han permitido desarrollar procedimientos eficaces para detenerlo y prevenirlo.

La mayoría de los estudios realizados en España para conocer con qué frecuencia se producen conductas violentas
en la escuela se han llevado a cabo con adolescentes, encontrando grandes diferencias en función de la gravedad de
la conducta por la que se pregunta. Lo más extendido suelen ser los insultos. Alrededor del 40% de los adolescentes
reconoce haber recibido o emitido alguno en los dos últimos meses. Situación que no hay que trivializar pero que no
cabe considerar acoso, puesto que en la gran mayoría de los casos se trata de una situación puntual que no origina
un proceso como el descrito anteriormente. De todas formas, erradicar dichos comportamientos, sustituyéndolos
por procedimientos pacíficos de resolución de conflictos, debe ser destacado como un objetivo importante en la
prevención de la violencia desde la escuela.

¿Cuántos escolares participan entonces en situaciones de acoso? En el estudio llevado a cabo


desde la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense (Martín, Pulido y
Vera, 2005) con una muestra representativa de adolescentes de 14 a 19 años de la Comunidad
de Madrid se encuentra que la situación más frecuente gira en torno a los motes que ridi-
culizan u ofenden, que reconoce haber sufrido como víctima a menudo o mucho el 7.9% de
los adolescentes. Y la menos frecuente las coacciones para participar en situaciones de tipo
sexual (el 0.7%). El 1% reconoce sufrir agresiones físicas (“me pegan”) con frecuencia. Cuando
se pregunta si han participado como agresores en distinto tipo de situaciones, también se en-
cuentra que lo más frecuente son los motes que ridiculizan, que reconoce utilizar a menudo o
mucho el 12.6%. Y lo menos frecuente coaccionar para situaciones de tipo sexual (el 0.7%). El
3.9% reconoce agredir físicamente con frecuencia.
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¿Cómo explicar que en la mayoría de las situaciones el número de los que se reconoce como
agresores sea superior al número de víctimas? Pues debido en buena parte a la propia natu-
raleza del acoso, puesto que la situación de quienes acosan suelen ser compartida por varios
mientras que la víctima suele estar aislada.

Los estudios que hemos realizado agrupando las distintas agresiones para detectar cuántos
adolescentes se encuentran en una situación de especial gravedad reflejan que en dicha situa-
ción parece encontrarse en la escuela un 3% de los adolescentes. El porcentaje de los que se
comportan como “matones”, iniciando y dirigiendo la agresión, gira también en torno a un
3%, que se amplia hasta el 8% si se incluyen también los que les siguen y apoyan.

Reconocer que existe el acoso escolar, superando la tradicional “conspiración del silencio” que ha existido hasta hace
poco, es un paso fundamental para erradicarlo, que nuestra sociedad empieza a dar.Y que debe llevar a cabo sin caer 143
en el error opuesto, el de exagerar su incidencia, transmitiendo una visión deformada de la escuela actual como un
escenario permanente y generalizado de violencia. Situación que no coincide con la realidad.

1.2. Qué consecuencias tiene el acoso

Como sucede con otras formas de violencia, el acoso entre escolares puede dañar a todas las
personas que con él conviven:

- En la víctima produce miedo y rechazo al contexto en el que se sufre la violencia, pérdida de confianza en uno
mismo y en los demás, así como diversas dificultades que pueden derivarse de estos problemas, como problemas de
rendimiento, baja autoestima y conductas autodestructivas.

- En el agresor aumentan los problemas que le llevaron a abusar de su fuerza: disminuye su capacidad de comprensión
moral y empatía, incrementándose la identificación con el modelo de dominio-sumisión que subyace al acoso, y que
representa un grave problema para su propio desarrollo y para las personas de su entorno, con el riesgo de seguir
utilizando la violencia en el futuro en el mismo y en otros contextos, y especialmente a través de acoso laboral y
violencia de género.

- En las personas que no participan directamente de la violencia pero que conviven con ella sin hacer nada para
evitarla puede producir, aunque en menor grado, problemas parecidos a los que se dan en la víctima o en el agresor
(miedo a poder ser víctima de una agresión similar, reducción de la empatía...); y contribuyen a que aumente la falta de
sensibilidad, la apatía y la insolidaridad respecto a los problemas de los demás, características que aumentan el riesgo
de que sean en el futuro protagonistas directos de la violencia.

- En el conjunto de la comunidad escolar en la que se produce (incluidas las familias), la violencia reduce la calidad
de la vida de las personas, dificulta el logro de la mayoría de sus objetivos (trasmisión de valores, aprendizaje, calidad
del trabajo...) y hace que aumenten los problemas y tensiones que la provocaron, pudiendo activar una escalada de
graves consecuencias.

- En el resto de la sociedad. La violencia escolar reproduce un modelo de organización social caracterizado por el do-
minio y la sumisión, que representa la antítesis de los valores democráticos de igualdad, tolerancia y paz, con los que
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se identifica nuestra sociedad. Por eso su erradicación debe ser considerada como una tarea colectiva imprescindible
para hacer de la escuela el lugar en el se construye la sociedad que deseamos tener, basada en el respeto mutuo.

1.3. Cómo son los alumnos que acosan

El análisis de las características de los adolescentes que acosan a sus compañeros en la escuela lleva a destacar como
principales condiciones de riesgo los tres problemas siguientes:

1) Una fuerte identificación con el modelo dominio-sumisión que conduce a la violencia. Están más de acuerdo con
las creencias que llevan a justificar la violencia y la intolerancia en distinto tipo de relaciones, incluidas las relaciones
entre iguales, manifestándose también como más racistas, xenófobos y sexistas. Tienen dificultades para ponerse
en el lugar de los demás. Su razonamiento moral es más primitivo que el de sus compañeros, siendo más frecuente
144 entre los agresores la identificación de la justicia con “hacer a los demás lo que te hacen a ti o crees que te hacen”,
orientación que puede explicar su tendencia a vengar reales o supuestas ofensas. Y se identifican con una serie de
conceptos estrechamente relacionados con el acoso escolar, como los de chivato y cobarde, que utilizan para justifi-
carlo y mantener la conspiración del silencio que lo perpetúa.

2) En su trayectoria académica parecen haber tenido pocas oportunidades de protagonismo positivo. Están menos
satisfechos que los demás con su aprendizaje escolar y con las relaciones que establecen con los profesores. Parece
existir, en este sentido, una estrecha relación entre la tendencia a acosar a los compañeros y la tendencia a tratar mal
al profesorado, y entre ambos problemas y la percepción de haber sufrido este tipo de situaciones en la relación con
los profesores. Parecen utilizar el acoso como una forma destructiva de obtener protagonismo y compensar exclu-
siones o fracasos anteriores. Ésta es al menos la percepción que sus compañeros tienen de ellos, como intolerantes y
arrogantes, y al mismo como que se sienten fracasados. El conjunto de las características en las que destacan sugiere
que cuentan con iguales que les siguen en sus agresiones, formando grupos con disposición a la violencia, en los que
se integrarían individuos que han tenido pocas oportunidades anteriores de protagonismo positivo en el sistema
escolar y que parecen haber aprendido a compensar dicha carencia con la violencia. De lo cual se deriva la necesidad
de prevenir esta situación, favoreciendo la cohesión del grupo de clase, y la integración en él de todos los alumnos,
suprimiendo así la tendencia a formar guetos o bandas de orientación violenta, que parecen representar una especie
de refugio de situaciones anteriores de exclusión y de falta de protagonismo positivo.

3) Dificultades en el aprendizaje de alternativas a la violencia en la familia. Los estudios realizados reflejan que con
cierta frecuencia en la familia de los acosadores ha habido dificultades para enseñarles alternativas a la violencia y a
respetar límites, existiendo permisividad ante conductas antisociales o/y empleo de métodos coercitivos autoritarios,
como el castigo físico. En ambos casos, se fomenta el modelo de dominio-sumisión que subyace al acoso. Con los
métodos autoritarios, el adulto proporciona un modelo de dominio al que el niño se tiene que someter, con el riesgo
de que intente después reproducirlo desde el papel de dominador. Cuando existe una excesiva permisividad, el niño
puede llegar a convertirse en un pequeño “tirano” que intenta dominar incluso a los adultos encargados de su edu-
cación. Proporcionar desde la familia una alternativa a ambas situaciones, enseñando a respetar límites sin caer en el
autoritarismo ni en la negligencia, es un requisito básico para prevenir el acoso y otras formas de violencia, también la
que los adolescentes pueden ejercer contra los adultos encargados de su educación en la escuela y en la familia.
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1.4. Cómo es la situación de las víctimas

Entre los escolares que son víctimas de acoso suelen diferenciarse dos situaciones:

1) La víctima pasiva, que se caracteriza por: una situación social de aislamiento, en relación a
lo cual cabe considerar su escasa asertividad y dificultad de comunicación; una conducta muy
pasiva, miedo ante la violencia y manifestación de vulnerabilidad (de no poder defenderse
ante la intimidación), ansiedad, inseguridad y baja autoestima; características que cabe relacio-
nar con la tendencia observada con cierta frecuencia en las víctimas pasivas a culpabilizarse de
su situación y a negarla, debido probablemente a que la consideran más vergonzosa de lo que
consideran su situación los agresores (que a veces parecen estar orgullosos de serlo). Estas ca-
racterísticas podrían incrementar el riesgo de que un alumno fuera elegido como víctima pero
también pueden ser una consecuencia del acoso o incrementarse después de sufrirlo. 145
2) La victima activa, que se caracteriza por una situación social de aislamiento y acentuada impopularidad dentro del
grupo de clase; situación que podría estar en el origen de su selección como víctimas, aunque, como en el caso de
las anteriores, también podría agravarse con la victimización; una tendencia excesiva e impulsiva a actuar, a intervenir
sin llegar a elegir la conducta que puede resultar más adecuada a cada situación, con problemas de concentración
(llegando incluso, en algunos casos, a la hiperactividad) y cierta disponibilidad a reaccionar con conductas irritantes.

De acuerdo a la propia naturaleza del acoso, la principal característica de las víctimas es encontrarse en una situación
de inferioridad respecto a los acosadores. Por eso, no es de extrañar que lo más característico de su situación sea
el aislamiento y otras características que pueden contribuir a que los acosadores perciban que la víctima está inde-
fensa y que no va a ser defendida por el resto de la comunidad escolar, incluidos los compañeros. Así cabe explicar
que el riesgo de ser elegido como víctima se incremente con determinadas características que podrían ir asociadas
al aislamiento o trasmitir que el acoso va a quedar impune si el sistema escolar no lo evita: como el hecho de que la
víctima pertenezca a una minoría étnica o cultural en situación de desventaja en el propio sistema escolar; que tenga
necesidades especiales; o entre los chicos que contrarían el estereotipo sexista tradicional.

Los características que incrementan el riesgo de ser elegido como víctima del acoso no deben ser consideradas
como meros problemas individuales y, por tanto, superables básicamente a través del entrenamiento de las víctimas
en habilidades para salir de dicha situación, sino que deben ser reconocidas, también, como problemas de un sistema
escolar en el que pueden reproducirse los distintos tipos de exclusión y de acoso (racista, sexista...) que tienen lugar
en el conjunto de la sociedad.

Para interpretar adecuadamente la información anteriormente resumida sobre las características de las víctimas con-
viene tener en cuenta la necesidad de contrarrestar la tendencia que suele existir a culparlas de su situación. Esta ten-
dencia está muy arraigada en el acosador, que suele verse a sí mismo como una especie de héroe o como alguien que
se limita a reaccionar ante provocaciones, y a la víctima como alguien que merece o que provoca la violencia. Como
sucede con otras formas de violencia, resulta sorprendente que, con cierta frecuencia, las propias víctimas, e incluso
las personas de su entorno, distorsionen la atribución de responsabilidad en una dirección similar a la anterior, exage-
rando la responsabilidad de la víctima (por haber ido por un lugar determinado o no haber obedecido, por ejemplo),
y con ello su sentimiento de culpabilidad, y justificando así, aunque sea indirecta e involuntariamente, al agresor.
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Esta extendida tendencia a creer que la víctima hizo algo que provocó el acontecimiento sufrido (violencia, o cual-
quier otro suceso de graves consecuencias) está relacionada con la necesidad que tenemos los seres humanos de
creer que el mundo es justo; creencia que nos permite confiar en que los graves acontecimientos que observamos a
nuestro alrededor no nos sucederán. Lo malo de esta tendencia es que puede llevarnos a distorsionar la percepción
de dichos acontecimientos, a inhibir la solidaridad con sus víctimas y a reducir nuestra eficacia cuando intentemos
ayudar a un niño o a un adolescente que se encuentra en dicha situación.

1.5. Pedir ayuda frente al acoso

Al preguntar a los adolescentes a quien pedirían ayuda si sufrieran el acoso de los compa-
ñeros se encuentra un dato que refleja las contradicciones que sobre este tema se viven hoy
en la escuela y en el conjunto de la sociedad: el 34,6% de los adolescentes evaluados declara
146 que nunca pediría ayuda al profesorado si sufriera acoso de sus compañeros, para justificarlo
suelen aludir a que “los profesores de secundaria están para enseñarte no para resolver tus
problemas”, aunque matizan que “sí pedirían ayuda a un profesor que diera confianza”. Res-
puestas que reflejan la necesidad de adaptar el papel del profesorado para incrementar su efi-
cacia educativa así como la ayuda que pueden proporcionar en la prevención de la violencia.

Las respuestas de los adolescentes al preguntarles qué hacen los profesores cuando se producen agresiones entre
escolares, reflejan que el profesorado intenta ayudar, pero que a veces no se entera o no sabe impedirla. Conviene
destacar que la mayoría valora favorablemente la posibilidad de contar con algún profesor cuando surge la violencia
entre iguales, haciendo referencia a profesores que trasmiten confianza y disponibilidad para ayudar.

1.6. Por qué se produce el acoso

Para erradicar el acoso escolar, es preciso reconocer que las condiciones que a él conducen son múltiples y comple-
jas. Es decir, que no hay una sola causa, sino una suma fatal de condiciones que incrementan su riesgo en ausencia de
condiciones protectoras suficientes como para contrarrestar las anteriores.
Como sucede con otras formas de violencia, las condiciones que conducen al acoso suelen situarse tanto en la tra-
yectoria del individuo violento, ya analizada con anterioridad, como en el entorno en el que se produce, como se
explica a continuación.

Para comprender cómo es y cómo trasformar el ambiente que conduce al acoso escolar hay que analizarlo en los
distintos niveles y contextos en los que trascurre la vida de sus protagonistas: la escuela, la familia, las relaciones en-
tre ambas, las oportunidades para el ocio, la influencia de los medios de comunicación o el apoyo que a la violencia
proporcionan el conjunto de creencias y estructuras de la sociedad en la que se encuentran los contextos anteriores.
Entre las condiciones de riesgo detectadas en los estudios científicos, y que suelen verse reflejadas en la mayoría de
los casos de violencia escolar, cabe destacar: la exclusión social o el sentimiento de exclusión, la falta de una adecuada
enseñanza de los límites, la exposición a la violencia a través de los medios de comunicación, la integración en grupos
de iguales de orientación negativa, y la justificación de la violencia, o las contradicciones existentes en torno a dicha
justificación, en el conjunto de la sociedad. Y faltan condiciones que hubieran podido proteger de dichos riesgos,
como: modelos sociales positivos y solidarios, colaboración entre la familia y la escuela, contextos de ocio y grupos de
pertenencia constructivos, o adultos disponibles y atentos para ayudar. La prevención de la violencia debería situarse
en todos estos niveles, reduciendo las condiciones de riesgo e incrementando las condiciones de protección.
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1.7. Características de la escuela que es preciso modificar

Los estudios realizados durante las dos últimas décadas en distintos países llevan a destacar
tres características de la escuela tradicional que dificultan la erradicación de la violencia entre
escolares:

- La tendencia a minimizar la gravedad de las agresiones entre iguales, considerándolas como inevitables, sobre todo
entre chicos, o como problemas que deben aprender a resolver sin que los adultos intervengan, para hacerse más
fuertes, para “curtirse”. Junto a esta característica es preciso considerar la ausencia de oportunidades para aprender
alternativas a la violencia que ayuden a construir una convivencia escolar compatible con los valores democráticos
que la escuela pretende trasmitir.

- La insuficiencia de la respuesta que la escuela tradicional suele dar cuando se produce la violencia entre escolares, 147
que deja a las víctimas sin la ayuda que necesitarían para salir de la situación y suele ser interpretada por los agreso-
res como un apoyo implícito. Esta falta de respuesta está relacionada con la forma tradicional de definir el papel del
profesorado, especialmente en secundaria, orientado de forma casi exclusiva a impartir una determinada materia en
un horario específico.Y como sugieren los propios profesores, podría superarse si recibieran una formación adecuada
para afrontar el tipo de problemas que conducen a la violencia desde una perspectiva de ciudadanía democrática, que
enseñe a coordinar con eficacia derechos y deberes.

- El tratamiento tradicionalmente dado a la diversidad actuando como si no existiera. En función de lo cual puede
explicarse que el hecho de estar en minoría, ser percibido como diferente, tener un problema, o destacar por una
cualidad envidiada, incremente la probabilidad de ser elegido como víctima de acoso (a través de motes, aislamien-
to...). En relación a la falta de respuesta a la diversidad cabe situar, también, la falta de oportunidades de protagonismo
académico positivo para muchos alumnos, que incrementa el riesgo de comportamientos disruptivos y violentos para
conseguirlo.

Aunque cada día es mayor la disponibilidad del profesorado para acabar con los problemas
anteriormente expuestos, y ello debería contribuir a erradicar la violencia escolar, no siem-
pre sucede así debido a la dificultad que supone cambiar pautas profundamente arraigadas
en dicha institución, así como a la existencia de nuevos riesgos de violencia que afectan espe-
cialmente a los adolescentes hoy.

1.8. Las contradicciones sociales respecto a la violencia como condición de riesgo

Determinadas actitudes y creencias que siguen existiendo en nuestra sociedad hacia la violencia y hacia los diver-
sos papeles y relaciones sociales en cuyo contexto se produce (hombre, mujer, hijo/a autoridad, o personas que se
perciben como diferentes o en situación de debilidad, ...) ejercen una decisiva influencia en los comportamientos
violentos. Como reflejo de lo cual, en nuestro estudio (Díaz-Aguado,Dir., 2004) observamos que los acosadores se
identifican más que los demás con las creencias que minimizan la gravedad de las agresiones entre iguales, conside-
rándolas como inevitables, sobre todo entre chicos, o como problemas que deben aprender a resolver sin que los
adultos intervengan, para hacerse más fuertes, para “curtirse”. Como reflejo de lo que se sigue trasmitiendo, en este
sentido, cabe destacar el porcentaje de acuerdo que los adolescentes manifiestan respecto a la siguiente creencia de
justificación de la violencia:
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- “Si no devuelves los golpes que recibes, los demás pensarán que eres un cobarde”: en la que el 37,6% está algo,
bastante o muy de acuerdo. Creencia estrechamente relacionada con una de las frases que se repiten a veces desde
la familia respecto a este problema: “Si te pegan, pega”.

Como pone de manifiesto este resultado, la violencia hacia los iguales está estrechamente relacionada con una serie
de distorsiones morales que contribuyen a legitimarla, destacando sobre todo los conceptos de “cobarde” y “chi-
vato”, fuertemente arraigados entre quienes agreden a sus compañeros en la escuela, que los utilizan para justificar
el acoso así como la conspiración del silencio que lo perpetúa, y que les llevan a defender que hay responder con
violencia a la violencia.
En otras épocas una buena parte de la sociedad compartía muchas de estas creencias, de la misma forma que veía
el acoso como algo necesario para que los chicos aprendieran lo que es la vida o la violencia de género como un
problema privado en el que no había que intervenir. Para erradicar todas las formas de violencia, tanto la que se
148 produce en la calle como la que se produce en la escuela y en la familia, es preciso superar este tipo de creencias,
que contribuyen a la violencia, tomando conciencia de las frecuentes contradicciones que todavía siguen existiendo
sobre estos temas, como cuando se justifica que se pueda pegar a un niño para enseñarle, ¿cómo ayudarle a entender
entonces que nadie pueda pegar nunca a nadie? Y para superar esta contradicción es preciso favorecer alternativas
no violentas, basadas en la comunicación, con las que enseñar a respetar límites sin autoritarismo ni negligencia.

2. LA PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA DESDE LA EDUCACIÓN

La serie de investigaciones que hemos llevado para prevenir la violencia desde la educación (Díaz-Aguado, Dir., 1996,
2002, 2004) ponen de manifiesto que es posible trabajar con eficacia en dicha dirección, teniendo en cuenta que:

1. Los problemas que conducen a la violencia son múltiples y complejos, las soluciones también. La prevención
debe basarse en un cuidadoso diagnóstico de cuales son y qué puede hacerse desde cada ámbito, adoptando una
perspectiva evolutiva, que favorezca una trayectoria vital contraria a la violencia y a la exclusión; y una perspectiva
ecológica, que trasforme el ambiente que conduce a dichos problemas a múltiples niveles: la escuela, la familia, el
ocio…, las conexiones entre dichos escenarios, los medios de comunicación, y el conjunto de creencias y estructuras
de la sociedad de la que los niveles anteriores son manifestaciones concretas. Porque es en dicho nivel en el que se
encuentran las condiciones de riesgo más generalizadas y permanentes de la violencia de la juventud, un reflejo de
nuestras contradicciones expresado con la radicalidad que caracteriza a dicha edad. La máxima piensa globalmente y
actúa localmente puede ser utilizada como síntesis de la perspectiva que es necesario adoptar, para ajustar desde un
esquema realista la complejidad del problema sobre el que se debe intervenir de forma permanente (características
que deben ser comprendidas en el diseño de la intervención para que ésta sea eficaz) con las posibilidades de la
actuación en función de las cuales valorar los avances conseguidos.

2. La prevención debe superar el desajuste actual entre los cambios sociales, las necesidades de la juventud y los
contextos educativos. De forma que se favorezca la posibilidad de establecer un vínculo de calidad en dicho contexto.
Calidad que se favorece cuando el individuo que establece el vínculo percibe que tiene oportunidades de participar,
participa y esta participación tiene consecuencias positivas desde su propio punto de vista. Y para conseguirlo, hay
que llevar a cabo importantes innovaciones educativas: redefiniendo los papeles a partir de los cuales se estructura la
interacción educativa, dando a los jóvenes un papel más activo en su propia educación, incorporando la alfabetización
en las nuevas tecnologías para contrarrestar sus riesgos, o poniendo en marcha nuevos esquemas de colaboración
entre la escuela y la familia, así como entre ambos contextos y el resto de la sociedad.
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3. Es preciso adoptar una perspectiva integral, que enseñe a rechazar con coherencia todo tipo de violencia, favore-
ciendo que la juventud incorpore en su identidad dicho rechazo, comprendiendo su naturaleza destructiva para todos
los que con ella conviven así como el proceso por el cual la violencia genera violencia, no como algo automático ni
inevitable, sino como consecuencia del deterioro que origina en las personas y grupos que la sufren, y aplicando los
esquemas anteriormente mencionados a sus manifestaciones más cotidianas, como son: la violencia de género y la
violencia entre iguales, en la escuela y en el ocio. Conviene tener en cuenta que el rechazo a la violencia se incorpora
de forma mucho más eficaz y profunda si es generalizado y si los adultos encargados de la educación se comportan
coherentemente con lo que tratan de enseñar. Dentro de esta perspectiva integral, es preciso prestar una atención
especial a la situación de las víctimas, erradicando situaciones de exclusión y enseñando habilidades para salir de dicha
situación desde sus inicios, de forma que se incrementen las oportunidades para pedir y obtener ayuda en situaciones
de violencia (no sólo al grupo de iguales sino también a los adultos), para resistir la presión del grupo cuando esta
es destructiva, y para estar preparado emocionalmente para no sentirse culpable cuando se es la víctima. Uno de los
primeros efectos de estas habilidades (en las posibles víctimas y en las personas que pueden ayudarlas) es que permi- 149
ten superar la tendencia a la conspiración del silencio y a culpar a la víctima, los principales aliados del agresor.

4. Para prevenir la violencia con eficacia es necesario desarrollar alternativas: estableciendo contextos y procedi-
mientos alternativos en el contexto escolar, a través de los cuales de forma normalizada (sin que nadie se sienta
amenazado en ellos) puedan expresarse las tensiones y las discrepancias y resolverse los conflictos sin recurrir a la
violencia (a través de la comunicación, la negociación, la mediación...), en donde las víctimas puedan encontrar la ayuda
que necesitan sin ser estigmatizadas por ello y los agresores puedan recibir una adecuada disciplina; y promoviendo
habilidades alternativas en todos los individuos (jóvenes y adultos).

5. El respeto a los derechos humanos, en torno al cual definimos nuestro ideal de justicia, lo que deseamos ser, es la
alternativa más sostenible a la violencia. Podemos favorecer la identificación con dicho ideal desarrollando la capaci-
dad para ponerse en el lugar del otro, motor básico de todo el desarrollo socio-emocional y que en sus niveles más
evolucionados se extiende a todos los seres humanos; la comprensión de los derechos universales y la capacidad de
usar dicha comprensión en las propias decisiones morales, coordinando dichos derechos con el deber de respetar-
los. Al incluir el rechazo a la violencia dentro de esta perspectiva, viéndola como una grave amenaza a los derechos
humanos, se favorece su comprensión como un problema que nos afecta a todos/as, puesto que pone en peligro el
nivel de justicia necesario para que se respeten también nuestros derechos.

6. La violencia se reproduce junto al sexismo y a la intolerancia. Para prevenirlos hay que construir activamente la
igualdad entre hombres y mujeres y el respeto intercultural. Las actitudes y creencias existentes en nuestra sociedad
hacia los papeles y relaciones en cuyo contexto se produce la violencia ejercen una decisiva influencia en el riesgo de
ejercerla: como son las creencias racistas, sexistas, xenófobas, la conceptualización de la violencia entre iguales como una
expresión de valentía, o cualquier otra creencia que refuerce el modelo de dominio-sumisión que conduce a la violencia.
De lo cual se deriva la necesidad de construir activamente la igualdad y enseñar a detectar y corregir específicamente
cada uno de dichos problemas, prestando una especial atención a la superación de la asociación de la violencia con va-
lores masculinos y la sumisión con valores femeninos.

7. Exclusión y violencia son dos caras de un mismo problema. Por eso, la lucha contra la exclusión debe ser destacada
como un objetivo prioritario, y para avanzar en el es preciso ayudar a los jóvenes a apropiarse de su futuro, incre-
mentando las oportunidades para construir su propio proyecto vital, y superar las limitaciones del presentismo actual,
de forma que cada individuo pueda desarrollar el poder de controlar y decidir su propia vida: decidiendo objetivos y
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medios para alcanzarlos, incrementando la capacidad de esforzarse por conseguirlos, superando los obstáculos que
con frecuencia surgen en dicho proceso.... Uno de los principales obstáculos que es preciso superar, en este sentido,
es la frecuente experiencia de fracaso escolar que viven los adolescentes en los últimos años, que representa uno de
los principales antecedentes de la exclusión que probablemente vivirán fuera de la escuela. Conviene tener en cuenta
que el sentido del proyecto mejora la calidad de la vida de las personas así como su capacidad para comprometerse
con los valores elegidos y disminuye el riesgo de identificarse con la violencia.

8. La enseñanza de los límites en la principal asignatura pendiente. Para superarla es preciso promover habilidades y
contextos que enseñen a coordinar deberes y derechos con eficacia. Porque aunque se ha avanzado en el rechazo al
autoritarismo, y en la conciencia de la posibilidad de exigir los propios derechos, debe avanzarse de igual manera en
la comprensión de que dichos derechos suponen el deber de respetar los derechos de los demás. Conciencia que es
preciso incrementar de forma democrática, favoreciendo que los jóvenes participen activamente en la elaboración y
150 aplicación de las normas que rigen la vida en común y de las medidas que será preciso emplear cuando no se cumplan.
Cuando la juventud participa activamente en todo lo relacionado con las normas de convivencia se compromete
mucho más con su cumplimiento que si no han participado en ellas.

9. La adaptación a los actuales cambios exige fortalecer a la juventud respecto a los riesgos y las oportunidades de
los medios de comunicación y las nuevas tecnologías. La alfabetización en las nuevas tecnologías debe ser destacada
como un objetivo imprescindible para adaptarse a los vertiginosos cambios de esta revolución tecnológica que nos ha
tocado vivir, para incrementar así las oportunidades que pueden proporcionar y proteger contra sus riesgos. Y para
conseguirlo, es preciso enseñar a analizar los mensajes y narraciones audiovisuales, extendiendo así las capacidades
que la escuela desarrolla respecto a la lengua y la literatura, a estos nuevos discursos y herramientas.

10. Hay que mejorar la coherencia entre nuestros objetivos y los medios que empleamos, entre lo que pretendemos
enseñar en teoría y lo que enseñamos en la práctica. Esta mejora de la coherencia debe prestar una especial atención
a la coherencia entre objetivos de la prevención y los medios para alcanzarlos. Una especial relevancia puede tener en
este sentido dotar a los agentes encargados de la prevención de dichos recursos (incluyendo no solo recursos econó-
micos sino también formación, tiempo para desarrollar proyectos innovadores....); reconociendo que, de lo contrario,
el desfase entre objetivos y medios (tan frecuente en la prevención) puede conducir al desanimo y la indefensión de
quien debe ponerlos en práctica, deteriorando gravemente la materia prima con la que debe trabajar: su confianza
en la posibilidad de trasformar esta sociedad para erradicar la violencia desde la educación.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

Prof. Dra. Dª.


Purificación García

Doctora en Derecho y Profesora de la Universi-


dad Camilo José Cela

¿ES SUFICIENTE LA RESPUESTA DEL ORDENAMIENTO


JURIDICO AL PROBLEMA DE LA VIOLENCIA ENTRE 153
IGUALES, EN EL ÁMBITO DE LOS MENORES?

INTRODUCCIÓN

Ante todo buenas tardes y gracias por su asistencia. Me alegra ver que hay gente que prefiere la tertulia y el debate
a la cabezada, al sopor y a la caterva de programas “culturales” que ofrece a esta hora la televisión. Sobre todo me
alegra que lo prefieran los jóvenes, entre los que veo a muchos por aquí, como profesora de universidad créanme que
me alegra profundamente. Sin embargo, y para desterrar toda sombra de duda, y lo digo por el sopor y la cabezada,
hay dos premisas básicas en mi intervención que me he propuesto llevar a cabo escrupulosamente: la brevedad, pues
prefiero el diálogo al monólogo, y la provocación, con el único fin no se asusten, de incitar al auditorio a la reflexión
y a la deliberación.Y así a priori, y para empezar, como jurista que soy se me ocurren algunas preguntas para romper
el hielo, las respuestas quizá me las puedan ofrecer ustedes, pues presiento que hay muchos expertos en el tema en
la sala, o, en cualquier caso, las podamos atisbar juntos en el debate que está previsto a continuación, no obstante,
quédense con algunos datos:

UNA APROXIMACIÓN AL ESTADO DE LA CUESTION

1. En España la actual regulación legal respecto de las facultades correctoras de los padres o tutores, así como de la
disciplina escolar, no permite, ni en base a los principios legales que las inspiran ni en base a las reglas concretas que
las regulan, la utilización de castigos corporales ni el uso de correcciones o sanciones que supongan un maltrato de
carácter físico o psíquico hacia los menores. Entonces ¿cómo se explica la cifra de 332 menores atendidos en centros
hospitalarios víctimas de actos violentos en 2006 en la Comunidad de Madrid?, ¿qué hay de la Convención sobre los
Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas? ¿y la Recomendación 561 (1969) de
la Asamblea Consultiva del Consejo de Europa, de 30 de septiembre de 1969, relativa a la Protección de los menores
contra los malos tratos?, ¿y la Recomendación R (79) 17 del Comité de Ministros del Consejo de Europa, de 13 de
septiembre de 1979, sobre la Protección de los niños contra los malos tratos, ¿ y la Recomendación 874 (1979) de
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, de 4 de octubre de 1979, relativa a una carta europea de los De-
rechos del Niño?, ¿y la Recomendación R (84) del Comité de Ministros del Consejo de Europa, del 28 de febrero de
1984, sobre las Responsabilidades de los padres?, y la Recomendación 1071 (1988) de la Asamblea Parlamentaria del
Consejo de Europa, del 23 de marzo de 1988, relativa a la protección de la infancia, y tantas otras?...

El ordenamiento jurídico español a través de la sanción penal del incumplimiento de la responsabilidad parental, así
como los tipos penales de lesiones, abusos y malos tratos de carácter físico y psíquico contra los menores da, a juicio
del legislador, una respuesta suficiente, ¿es de verdad la respuesta penal una respuesta por si sola suficiente?.

2. Respecto al maltrato en la escuela los datos indican que el 5% de los alumnos entre 11 y 18 años se considera
maltratado por algún compañero de forma habitual y el 3% reconoce acosar cotidianamente a sus compañeros. Más
de la mitad percibe que existen agresiones físicas en chicos de su edad y que algunos no se atreven a decir que otros
154 les molestan. Principalmente los estudiantes de primero y segundo curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO)
consideran que los conflictos han aumentado con los años.

Aunque no hay en nuestro ordenamiento jurídico un marco legal específico para el fenómeno de la violencia escolar,
el ordenamiento penal también prevé, como en el caso anterior, una respuesta sancionadora, pero ¿cómo se conjugan
esas sanciones con el principio de que la respuesta judicial al problema de la violencia escolar ha de ser una respuesta
basada en el principio de intervención mínima del derecho penal?.

3. La delincuencia juvenil creció en los 10 primeros meses del año 2006 en la Comunidad de Madrid en un 8%. Entre
enero y octubre de este año se adoptaron 909 sentencias de internamiento frente a las 841 de 2005. Entre enero y
octubre se envió a los centros de régimen cerrado a 436 menores, un 13.54% más que en 2005 que se cerró con 384
decisiones. Las medidas judiciales en régimen semiabierto también crecieron este periodo en un 7%, se adoptaron
422 frente a las 394 de 2005. Asimismo, sólo siete menores fueron castigados con un internamiento en un centro de
régimen abierto frente a los 14 de 2005. ¿Les parece éste un panorama alentador?

4. El último informe del Defensor del Menor ya indica el aumento de la gravedad de los delitos y el índice elevado
de reincidencia en los menores (el 70% según los propios centros). ¿Cómo se conjuga ésto con el artículo 25.2 de
la Constitución que indica que las penas están orientadas a la reinserción y resocialización de los infractores?. ¿Qué
pasa cuando los menores salen de los centros de reforma?, ¿son efectivas las medidas de internamiento?, si no es así,
¿porqué no se potencian otras?.

5. ¿Y la Ley de Responsabilidad del Menor y el Reglamento?, ¿están dotadas de los medios y recursos personales y
humanos suficientes para llevar a cabo el mandato constitucional?. Cierto es que algunos de los menores condenados
no ingresan en los centros por la falta de espacio y quedan en libertad, a disposición del Juzgado de Menores, para
cumplir su pena cuando haya plazas libres, ¿cómo puede ser ésto?
Hemos llegado a la Ley del Menor y permítanme hacer un alto en el camino para un análisis un poco más profundo,
no teman recuerden que les prometí brevedad:

LAS REFORMAS DE LA LEY DEL MENOR

No han pasado más que siete años desde su entrada en vigor y la ley del menor, que se suponía iba a poner freno a
este tipo de problemas, ha resultado ser insuficiente y se va a modificar. La aparición de fenómenos como el bulling y
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las “bandas criminales” ha despertado las iras de la opinión pública que demanda una respuesta penal concreta: el en-
durecimiento de las sanciones generalizadas para cualquier tipología delictual ¿es esta la solución?, ¿no es el derecho
penal la “ultima ratio”, el último instrumento al que hay que acudir para solucionar los conflictos sociales?

1. Miren, en el año 2003 se produjo una reforma que endureció el sistema penal para mayores y los resultados están
siendo desastrosos; masificación de los centros (8.000 presos nuevos, de 56.060 presos a 64.164) y más altos niveles
de reincidencia (60%), tal y como ha reconocido el propio Ministerio de Interior y la Fiscalía General del Estado.

Ahora, en el ámbito de los menores, se apuesta por la mayor duración de las penas para todas las in-
fracciones (se introducen para las faltas, como pueden ser un simple insulto, nuevas medidas de libertad vigilada
y tareas socioeducativas de hasta 6 meses de duración; para los delitos graves y actuando en grupo –forma habitual
de actuación- hasta régimen cerrado de internamiento); más dureza en su cumplimiento (en casos de delitos
graves y violentos, cuya sanción se corresponde con medidas de internamiento en régimen cerrado, el periodo de 155
internamiento se acrecienta en un máximo de un año. Cuando se trata de los casos especialmente graves en los que
se hayan cometido varios delitos de homicidios, asesinatos, agresiones sexuales o violación, el límite máximo se eleva
un año por encima del vigente en la actualidad, para los menores de 14 a 16 años, y en dos años para los de 16 a 18.
En todo caso, para los menores con 14 y 15 años, el máximo de internamiento será de seis años, y para los de 16 y
17, hasta 10 años. En ambos casos, seguido de un periodo de libertad vigilada).
El tiempo máximo que, con la nueva ley, podrá permanecer recluido un menor será de diez años, en el caso de que
haya cometido varios delitos de homicidio, asesinato, agresión sexual o violación -con la legislación actual el máximo
son ocho años-, mientras que si se trata de un menor de 14 ó 15 años, el tiempo máximo de internamiento en régi-
men cerrado será de 6 años frente a los cinco actuales.

Por otra parte, la reforma va dirigida a evitar la victimización de los menores que se encuentra en régimen de inter-
namiento frente a otros que puedan ejercer una mala influencia sobre ellos. Por ello, el juez podrá dictar el traslado
a centros penitenciarios a delincuentes cuando cumplan los 18 años ¿es esto suficiente?
Es evidente que se trata de igualar la respuesta del sistema penal de menores al sistema penal de adultos ¿tiene algún
sentido sabiendo como sabemos que el de adultos ha resultado un fracaso?

2. Alguien se ha olvidado de que la gran mayoría de los estudios e investigaciones en las ciencias sociales concluyen
que el endurecimiento de las penas no inhibe las conductas delictivas de los menores. Así se expresó el Informe de
2001 de la Central Penitenciaria de Observación del Ministerio del Interior que concretó que “si realmente quere-
mos defendernos de nuevos delitos, el camino no parece ser el endurecimiento de las penas y de las condiciones de
cumplimiento”. “

3. Se refuerza la protección de las víctimas de la violencia ejercida por los menores, entre ellas las de acoso escolar.
Para luchar contra esta lacra, los jueces podrán decretar medidas de alejamiento como las que ya existen para las
mujeres maltratadas. ¿eso es todo?, ¿se dan los medios para que puedan llevarse a efecto?

4. Se prevén penas de hasta 6 años de internamiento para jóvenes que cometan delitos graves dentro de bandas
organizadas y se permite que los jueces puedan decretar internamiento para delitos como el tráfico de drogas o la
tenencia ilícita de armas, propios de las bandas juveniles. Con la norma en vigor este tipo de delitos no pueden ser
sancionados con penas de internamiento, ya que éstas quedaban reservadas para los delitos violentos, la reforma, en
el caso de que los autores de delitos integrantes de bandas tengan entre 14 y 16 años se establecerá una pena máxima
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

de 3 años -bien en régimen cerrado o no-, mientras que si el delincuente tiene entre 16 y 18 años la pena podrá llegar
a los seis años obligatoriamente en régimen cerrado si los delitos son de extrema gravedad.
El objetivo de estos cambios es “alejar al menor de ese ambiente que favorece o determina de manera concluyente
su comportamiento delictivo”, ¿es esto, de verdad, así de efectivo?

4. ¿El modelo de política criminal a seguir con los menores ha de de sustentarse en el incremento de los principios
punitivos en detrimento de las medidas de reinserción social?

5. ¿Porqué la modificación legal no trata el sistema de ejecución de medidas, donde se encuentra el principal, y quizás
único, problema de la Ley, esencialmente en la necesidad de dotar de los recursos económicos y sociales necesarios
a las infraestructuras de ejecución de medidas?, ¿por cuestiones económicas quizás?

156 Parece un panorama desalentador, pero a pesar de ello yo creo que las cosas, con voluntad y con ilusión, pueden
mejorarse mucho y cambiar a mejor. ¿Qué opinarían si les digo que varios estudiantes universitarios en tercer grado
de tratamiento penitenciario, cumplen su condena estudiando en la UNED y alojándose en una especie de residencia
universitaria que cogestiona una O.N.G. e Instituciones Penitenciarias?. ¿Qué opinarian si le digo que hay entre ellos
hay dos violadores, dos homicidas, tres traficantes de drogas? ¿imposible no?, pues no, se sorprenderían de los resul-
tados. Les aseguro que las cosas pueden hacerse de otra manera.

He procurado ser breve y espero que la brevedad de los datos y de las preguntas sin aparente respuesta única no les
haya llegado a abrumar, no obstante creo que de todo ello se puede extraer una conclusión clara; que el ordenamiento
jurídico no es capaz de responder por si sólo, sin un análisis multifactorial del problema, a las necesidades de la sociedad
de conjugar la convivencia pacífica y la reinserción de aquellos que contravienen las normas socialmente aceptadas.

Lo mejor ahora es pasar al debate no sin antes señalar una última observación para una última, se lo prometo, conclu-
sión final, ¿se han fijado que muy pocas de las medidas que impone el ordenamiento legal tienen como finalidad atajar
las causas del problema, esas de las que han hablado los anteriores ponentes y hablarán el resto de los intervinientes;
las sociales, económicas, culturales, psicológicas, etc., todas la que proponen los legisladores tienen como único obje-
tivo paliar las consecuencias de los comportamientos ilegales, aquellas que ya implican el mal causado.

Parece que la respuesta del ordenamiento es la respuesta más fácil a corto plazo, el castigo. Operar sobre las causas
implica remover la estructura en la que se asienta el sistema, y es mucho más complicado, aunque más efectivo a largo
plazo. Operar sobre las consecuencias es mucho más fácil, pero mucho más ineficaz y absurdo con el paso del tiempo.
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G RUPOS DE
DISCUSIÓN: 1
“Programas sobre Tratamientos
de las Agresiones Sexuales”

159

Coordinan

D. Lorenzo Pedroche Celemín


Jefe de Área de Coordinación de Centros, ARRMI

Dª. Rosa Menor Gómez


Técnico, ARRMI
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Ponente Ponente

D. Carlos D. Eduardo
161
Benedicto Duque Atarés Pinilla
Subdirector Centro de Menores “El Pinar” Psicólogo. Centro de Menores “El Pinar”.
Fundación Grupo Norte Fundación Grupo Norte

PROGRAMA DIAS
PROGRAMA DE INTERVENCIÓN
CON MENORES / JÓVENES
AGRESORES SEXUALES

1. INTRODUCCION

El Programa DIAS es un programa de intervención psicológica, tanto grupal como individual, para menores/jóve-
nes implicados en delitos contra la libertad sexual.

Dicho programa se viene desarrollando desde enero de 2006, en el Centro de Menores El Pinar de forma perma-
nente, y de forma ambulatoria en otras instituciones de la red de centros de Ejecución de Medidas Judiciales de la
Comunidad de Madrid, y nace con el objetivo de intervenir sobre aquellas variables cualitativas y cuantitativas que
presenten los menores/jóvenes, relacionadas directamente con la disminución del riesgo de reincidencia en la comi-
sión de delitos de esta índole.

El presente Programa parte de la impresión compartida por estos profesionales de que, en el momento actual, se está
percibiendo en nuestro entorno una creciente alarma social derivada de los delitos de contenido sexual de los que
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

hay conocimiento. La violencia sexual es un hecho común a todas las sociedades, si bien en la comisión de la misma
se pueden detectar variaciones en función de determinadas variables socio-culturales y legales de cada país.

Hay una clara escasez de estudios en la psicología española sobre el comportamiento del agresor sexual, y más si
concretamos en el agresor sexual menor de edad, por lo que, consecuentemente, existe una casi nula elaboración
de Programas destinados a la recuperación de este grupo de sujetos que, una vez cumplida su medida judicial, se
reincorporará a la sociedad.

Teniendo en cuenta todo lo expuesto y desde la ausencia de recursos externos destinados a la intervención grupal de
este tipo de delitos, se considera de vital importancia que durante el periodo de cumplimiento de medida, se lleven
a cabo programas de intervención psicológica e integración social, dirigidos a posibilitar la disminución de las tasas
de reincidencia.
162 Diferentes estudios realizados establecen las tasas de prevalencia de los delitos sexuales entre el 0,65% y el 5%, en
este sentido se hace necesario destacar que se trata de delitos que en multitud de ocasiones no son denunciados por
las víctimas. Igualmente, se ha señalado por parte de diversos autores que las tasas de reincidencia de los agresores
que no han sido objeto de intervención específica en torno al 25 %, mientras que esta tasa de reincidencia baja hasta
el 10% en aquellos sujetos sobre los que sí se realizó intervención psicológica estructurada (Becket, 1999). En el mo-
mento actual, y según datos recogidos en diversos estudios, se manejan cifras en las que el 30% del total de agresores
sexuales son menores y se destaca que el 53 % de los agresores sexuales adultos, comenzó con intereses sexuales
desviados en la adolescencia (Abel et al., 1986). Según diversos organismos consultados, la prevalencia de este tipo
de delitos en la población de menores ingresados en centros de ejecución de medidas judiciales varía entre el 5% y
el 10% del total de plazas.

Se han determinado diversos factores relacionados con el riesgo de reincidencia en la agresión sexual. Dichos facto-
res serían reflejo de determinadas variables estáticas (Thornton y Travers, 1991):

- agresiones sexuales o no sexuales previas

- agresiones sin contacto

- víctimas preferentemente varones y del entorno extrafamiliar

- procedentes de familias desestructuradas

- mayor variabilidad en la elección de la víctima

- separados de la familia antes de cumplir los 16 años

Igualmente existirían una serie de variables dinámicas, que van a ser el objetivo principal de tratamiento, dado que
serán susceptibles de modificación por la intervención psicológica:

- intereses sexuales desviados

- soledad emocional y carencia de afecto


1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- distorsiones cognitivas

- bajas habilidades de interacción

- baja autoestima

- déficits en la capacidad de resolución de problemas

- bajos niveles de empatía

- escasa y distorsionada información sobre la sexualidad

De esta percepción sobre el dinamismo y capacidad de intervención y modificación sobre determinados factores 163
asociados a la conducta de agresión sexual, se han derivado en gran medida tanto la fundamentación como el esta-
blecimiento de los objetivos a conseguir mediante el presente programa.

En España, Aragonés (1998), ha realizado un estudio de donde se concluye como características del agresor sexual
adolescente las siguientes:

- Dificultad para el autocontrol de sus impulsos que forma parte de su repertorio habitual de características con-
ductuales

- Bajo autoconcepto de sí mismo y pobre autoestima

- Baja tolerancia a la frustración, baja capacidad para soportar la demora

- Existencia de cogniciones que reflejan menosprecio de la figura femenina

- Existencia de un retraso general en el desarrollo madurativo, en referencia a la edad cronológica. Presencia de


conflictos madurativos

- Carencias afectivas por parte del núcleo familiar

- Altamente influenciable por la presión de la opinión de su grupo de iguales

- Sus relaciones con los demás se suelen caracterizar por altos rasgos de agresividad física o verbal. Presencia de
carencias normativas y déficit en el desarrollo de los estadíos morales del adolescente

- Las reacciones de los agresores sexuales adolescentes posteriores al delito suelen caracterizarse por: una ausencia
de toma de responsabilidad, una carencia de sentimientos de culpa, una tendencia a la negación de los hechos y, a
pesar de ello, un cierto grado de ansiedad respecto al sistema judicial.

- En el ámbito escolar es un adolescente con significativas dificultades para el aprendizaje, con un alto porcentaje de
fracaso escolar y la mayoría de ellosno suele finalizar los estudios de primaria.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- En un considerable 40% a estos menores se les ha detectado alguna problemática psicológica.

Existen una serie de errores típicos a la hora de calibrar las agresiones sexuales cometidas por menores, por lo que
es conveniente tener claro que:

- Los agresores no están experimentando con su sexualidad o con la información relativa a la misma.

- La agresión no es más leve que en adultos

- No tienen por qué dejar de hacerlo a medida que van creciendo, es decir, no se trata de una patología evolutiva.

- Es necesario trabajar con las familias de los agresores


164 El desarrollo de programas de intervención destinados a este tipo de población en los centros de menores, es una
de las áreas en las que es necesario un mayor desarrollo, ya que según las últimas publicaciones, los delitos contra
la libertad sexual han experimentado un aumento del 14% respecto al año 2004. Según la Dra. Hillary Elderidge, Di-
rectora de la Fundación Lucy Faithfull, Reino Unido, de cara a la implementación de dichos Programas es necesario
tener en cuenta, que éstos deben ser:

- Realistas y basados en la investigación previa.

- Con sujetos seleccionados previamente, que puedan responder con más probabilidad a lo que el Programa ofrece.

- Enfocado a las áreas de riesgo que pueden y deben ser reducidas.

- Que utilicen métodos que la investigación ha probado como efectivos.

- Llevar a cabo un enfoque basado en las habilidades que puedan emplearse para construir una vida libre de abusos.

- Una duración, intensidad y pautas de intervención diseñadas para maximizar la eficacia.

- Utilizar un enfoque destinado a motivar y fomentar una respuesta positiva de cada individuo.

- Que exista una continuidad entre los Programas y los recursos externos para maximizar el impacto del tratamiento.

- Llevar a cabo un seguimiento eficaz de los elementos alrededor del Programa.

- Evaluar e investigar de forma continuada los efectos del Programa de cara a llevar a cabo las mejoras necesarias.

La importancia de que la intervención sobre dicha conducta desviada sea de carácter grupal, de cara al desarrollo
de una sana sexualidad y el establecimiento de estrategias eficaces de autocontrol ha sido destacada por diferentes
autores (Noguerol, 2005), argumentando este hecho principalmente en las teorías del aprendizaje social, aumentando
de esta forma las posibilidades de reeducación, reinserción y asesoramiento. Se trabaja en el sentido último para que
el menor aprenda y desarrolle habilidades que le ayuden a prevenir futuras agresiones, desarrollando un sentido sano
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de las relaciones sociales y, en especial, de la sexualidad. Si bien, a pesar de tener en cuenta este hecho, hemos de
señalar que en ocasiones se hace necesaria la intervención individualizada, teniendo en cuenta las características de
la institución en la que se lleva a cabo, así como determinadas características personales.

La Ley 5/2000, Reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores Infractores, permite y aboga por la imple-
mentación de medidas destinadas a la rehabilitación de menores que han cometido abusos o agresiones sexuales,
mediante la aplicación de Programas específicos de tratamiento, motivo final de la elaboración del presente programa
de intervención.

2. OBJETIVOS BÁSICOS

Mediante la participación de los sujetos en el presente Programa, se pretenden alcanzar los siguientes objetivos,
los cuales se entienden directamente relacionados con la disminución de la probabilidad de riesgo de reincidencia. 165
Dichos objetivos ya fueron destacados por Ballester (1995), como metas a conseguir mediante la Terapia de Grupo
con Agresores Sexuales adolescentes:

- Tomar responsabilidad de su conducta sexual

- Desarrollar una sexualidad sana en las relaciones con sus pares

- Desarrollar la capacidad de tomar mejores decisiones

- Aumentar la aceptación de las normas sociales y la autoridad de las personas

- Desarrollar la autoestima y el autoconcepto

- Aumentar el control sobre su conducta impulsiva

- Aumentar la comunicación y expresión asertiva de sentimientos y necesidades

- Disminuir las distorsiones cognitivas sobre las relaciones y la sexualidad.

- Aumentar la conciencia de los pensamientos, sentimientos y conductas que llevan al comportamiento ofensivo

- Prevenir las recaídas

- Motivar para el cambio

3. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

En el desarrollo de la intervención pautada a través del programa, se han tenido presentes diversas teorías explicati-
vas de la adquisición y mantenimiento del comportamiento agresivo sexual, entre las que destacan:

- Teorías del estrés postraumático


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- Modelos adictivos

- Ciclo de abuso sexual

- Modelo de las cuatro predicciones del abuso

Este Programa se basa en lo que a fundamentación teórica se refiere, en la utilización de diversas estrategias desti-
nadas al cambio conductual y personal, como la modificación de conducta, el aprendizaje observacional y vicario, la
autoevaluación, el autocontrol y autorregulación, la autoeficacia y el modelado.

Se tendrán en cuenta, tanto los modelos de aprendizaje basados en el condicionamiento clásico y/o condicionamien-
to operante, como los modelos de aprendizaje vicario y/o por observación, siempre teniendo en cuenta el estadio
166 evolutivo en el que se encuentran los menores, así como las elaboraciones internas y pensamientos presentes en la
conducta problema.

Un número considerable de autores han sugerido que, una de las características de muchos agresores sexuales, es la
falta de autocontrol entendida como el fracaso para introducir el proceso de reflexión mediador entre el impulso y
la acción, es decir, un análisis cognitivo objetivo de la situación.

Las terapias cognitivo-conductuales van dirigidas a eliminar las distorsiones cognitivas, ayudar a desarrollar la activa-
ción ante estímulos adecuados, al desarrollo de habilidades sociales, asertividad y empatía, junto con una educación
sexual específica y el tratamiento, si fuera procedente, de parafílias y disfunciones sexuales.

Dentro de esta intervención se ha considerado procedente, al tratarse de menores, la intervención familiar transver-
sal, es decir en paralelo con la intervención sobre el menor, ya que el núcleo convivencial es el transmisor de ciertos
valores e informaciones, que pueden estar directamente relacionadas con la conducta desviada, por lo que será ne-
cesario la intervención sobre los diferentes miembros de la unidad convivencial para concienciarse y reestructurar
dichos valores.

4. METODOLOGÍA.

Se considera adecuado para el correcto desarrollo del Programa que los candidatos a participar en él cumplan unos
requisitos mínimos que garanticen el buen aprovechamiento del mismo. Estos criterios serían los siguientes:

- En cumplimiento de medidas firmes relacionadas con delitos contra la libertad sexual.

- Voluntariedad antes del inicio de su participación en el Programa o previsión de la misma en el transcurso de las
primeras sesiones.

- Previsión de los permisos de salida en torno a dos años.


- Capacidad intelectual mínima ( CI>80 ).

- Capacidad básica de entendimiento en idioma español y de manejo en lecto-escritura.


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- Ausencia de alteraciones mentales deteriorantes del Programa.

- Ausencia de enfermedades que impliquen una asistencia especializada.

La ausencia de alguno de estos criterios supondría la exclusión del sujeto del Programa y la derivación a un trata-
miento individualizado adecuado a sus características personales.

Una vez que el sujeto es susceptible de participar en el Programa, ha de comprometerse a realizar aquellas activi-
dades o tareas que le sean requeridas, con un positivo nivel de implicación. El sujeto certificará dicho compromiso
mediante la firma de un contrato conductual en el que se presta a ello y en el que se le explicarán los objetivos y los
aspectos a tratar.

Se realizará una evaluación exhaustiva sobre todos aquellos factores que han podido influir en la emisión de su con- 167
ducta desviada. Para ello, se utilizarán diversas herramientas de apoyo, tales como entrevistas clínicas semiestructura-
das y específicas al problema, test psicométricos, autoregistros, entrevistas con la familia y toda aquella información
relevante del sujeto que puedan transmitir los diversos recursos realizados por el adolescente.

Hay que destacar que la evaluación es básica para poder posteriormente realizar un modelo de intervención específico
y adecuado a sus propias características, así como a aquellos factores realmente relevantes en su conducta problema.

Tras la evaluación, se decide si el sujeto cumple las características adecuadas para favorecerse de una intervención grupal
o, por el contrario, se va a beneficiar más de un tratamiento individual, siendo posible la intervención en ambos sentidos.

Antes de comenzar con el tratamiento propiamente dicho, es necesario que el sujeto asuma principalmente
dos aspectos:

- Reconocer su participación en el delito.

- Estar realmente motivado por iniciar el tratamiento.

El primero es fundamental, ya que, si no se cumple, estaríamos incumpliendo uno de los requisitos esenciales para el
positivo desarrollo del Programa. El sujeto ha de reconocer dicha participación, en menor o mayor grado, para tener
un punto de apoyo a través del cual comenzar la intervención. Si no lo reconoce, está mostrando una nula motivación
al cambio que impediría cualquier tipo de intervención.

El segundo hace referencia al grado de motivación que el sujeto posee respecto a su necesidad de cambio. Hay que
reconocer la etapa del cambio en la que se encuentra y situarla, si es que no está en ella, en la etapa de Preparación
al Cambio. Puede que este sea el primer punto de intervención, en el que hay que intentar desmontar las defensas
que el sujeto tiene frente al tratamiento, facilitando, de este modo, su aceptación del mismo.

A continuación, se comenzaría con la intervención terapéutica propiamente dicha.


El primer paso sería realizar una devolución al sujeto de la evaluación realizada, a través del modelo funcional expli-
cativo. En ella se le explicaría al sujeto cuáles han sido y son los factores relevantes intervinientes en la emisión de
su conducta problema, y cómo se relacionan entre ellos. Es importante la comprensión del sujeto de dichos factores,
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ya que su entendimiento supone una motivación adicional para el adolescente y un aumento en su percepción de
logro y motivación al cambio, así como una comprensión posterior del por qué de las diferentes actividades que se
van a realizar.

Para sistematizar la intervención en los factores que se van a tratar, se han desarrollado una serie de actividades
y estrategias que engloban los aspectos que de un modo más frecuente influyen en la emisión de conductas de
desviación sexual. Para ello, se va realizar la intervención en estos factores, en un desglose de sesiones que serían
aproximadamente:

- Empatía hacia la víctima (10 sesiones)

- Distorsiones cognitivas (5 sesiones )


168 - Educación sexual ( 10 sesiones )

- Autoestima ( 10 sesiones )

- Habilidades sociales (10 sesiones)

- Modificación del impulso sexual (autocontrol) ( 5 sesiones)

- Prevención de recaídas ( 10 sesiones)

- Intervención familiar transversal

Se irán tratando las carencias existentes de los sujetos en estas áreas, individualizando las particularidades de cada
uno que se han obtenido en la evaluación y en el análisis funcional.Transversalmente, se evaluará y se intervendrá con
la familia en aquellas áreas que se considere necesario.

Por último, se realizará una prevención de recaídas, en las que se repasarán todos aquellos aspectos más importantes
del Programa o aquellos en los que existan dudas. Se plantearán situaciones de riesgo futuro para el sujeto y formas
de resolverlas o modos de evitar dicha situación conflictiva.

Las sesiones, tanto grupales, como individuales, se realizarán una vez por semana, con una duración de una hora por
sesión. El tiempo total de Programa está estimado en 60 sesiones, pero es flexible a las características de cada sujeto,
pudiendo ser recortado o alargado dependiendo de las necesidades de los participantes.
Del mismo modo se ha contemplado la posibilidad de participación de determinados sujetos en módulos específicos,
si se detecta que, o bien no es necesaria su participación en la totalidad del programa, o bien en aquellas circunstan-
cias en las que por duración de la medida no sea posible llevar a cabo el programa completo.
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5. FASES DEL DESARROLLO DEL PROGRAMA DE INTERVENCIÓN

A) PRESENTACIÓN INDIVIDUALIZADA DEL PROGRAMA

- Contrato conductual de compromiso

B) FASE DE EVALUACIÓN INICIAL

A.1.) Información general

- Recopilación de información documental posible. Características del delito y carrera delictiva.


- Entrevista clínica abierta. 169
- Entrevista clínica (derivada de la Entrevista de Disfunción Sexual, LoPicolo y Heman)
e historia y desarrollo sexual. Autobiografía.
- Autorregistros. Patrones de estimulación sexual. Competencia psicosexual.

A.2.) Test y Autoinformes

Trastornos Mentales

- T.A.P. (DSM-IV)
- SCL-90
- MACI Inventario Clínico para Adolescentes (Millon)

Sexualidad y estilo de vida delincuencial

- Inventario Multifásico de Sexualidad (Modificación del MSI para jóvenes, Nichols y Molinder)
- Lifestyle Criminality (LCSF de Walters, 1991)
- Cuestionario de Fantasías Sexuales (Wilson, 1978)
- Escala de Actitudes Hacia la Mujer (Spencer, 1978)
- AD Cuestionario de Conductas Antisociales-Delictivas (Seisdedos Cubero)
- Cuestionario de Miedos Sexuales (Annon)
- BSRI Bem Sex-Role Inventory (S. Bem)

Habilidades sociales, ansiedad social, empatía

- Índice de Respuesta Interpersonal (Davis, 1979)


- Escala de Evitación y Ansiedad Social (Watson, 1969)
- Índice de Reactividad Emocional (Empatía general) (Davis)
- Escala de Empatía hacia la Víctima (Beckett y Fisher)
- EHS Escala de Habilidades Sociales (Elena Gismero González)
- ISAP Inventario de Solución y Afrontamiento de Problemas (Tobal y Casado Morales)
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Inteligencia

- BETA
- TONY-2 Test de Inteligencia No Verbal (Brown, Sherbenou y Jonshen)
- RAVEN (Raven)

Personalidad

- 16 PF-5 (Rusell y Karol)


- APQ Cuestionario de Personalidad para Adolescentes (Schuerger)
- EPQ-J (Eysenck y Eysenck)

170 Autoestima

- Autoestima (Thornton, Rosenberg)


- AF-5 (García y Musitu)

Habilidades de enfrentamiento

- Test de Competencia Situacional para Delincuentes Sexuales (Miner 1989)


- Valoración de Fantasías de Recaída

Autocontrol

- Locos de control (Nowicki)


- Control de la ira (Novaco)
- Impulsividad (Eysenck y Eysenck)
- CACIA Cuestionario de Autocontrol Infantil y Adolescente (Capafons Bonet y Silva Moreno)

Prueba de Valoración del Riesgo

- SVR-20 Sexual Violence Risk (Boer, Hart, Kropp y Webster)

**(La elección de las pruebas a aplicar estará en función de las características personales del menor.)

C) RECONOCIMIENTO DEL DELITO Y MOTIVACIÓN HACIA EL TRATAMIENTO.

- Reconocimiento de su participación en los hechos que motivan el internamiento.


- Intervención sobre los mecanismos de defensa destinados a la no asunción de su responsabilidad real.
- Evaluación de la motivación hacia el tratamiento y preparación para la etapa de cambio.
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D) ANÁLISIS FUNCIONAL

- Antecedentes próximos/lejanos
- Conducta problema
- Consecuentes corto, medio y largo plazo

E) INTERVENCIÓN Y TRATAMIENTO

Explicación y comprensión del modelo funcional explicativo.

Se comenzará el tratamiento haciendo al sujeto una devolución de la evaluación realizada. Es decir, se le explicará
cuáles son los factores que se consideran que han influido, tanto directa como indirectamente, en la emisión de su
comportamiento problema. También se le explicará la interacción de unos factores con otros y el grado de influencia 171
de cada uno de ellos. Por último, se propondrá el tratamiento y los factores que se van a trabajar con el sujeto, te-
niendo en cuenta la evaluación realizada.

De este modo, el menor va a conocer las causas de su comportamiento problema, así como el itinerario que se va
a seguir para lograr una disminución de la probabilidad de repetición del mismo, lo que, en principio, aumentaría su
motivación por la intervención.

Empatía hacia la víctima

Está demostrado que una de los factores más comunes en los agresores sexuales es la dificultad que presentan para
comprender el estado emocional de otras personas y por tanto, para comprender el daño que pueden provocar en
sus víctimas. Esta dificultad, hace que la probabilidad de emitir comportamientos dañinos hacia otros sea mayor, al no
darse realmente cuenta de las consecuencias que están provocando. Por ello, es necesario realizar un trabajo especí-
fico en el que se ayude al agresor a ser capaz de reconocer y respetar los estados emocionales de otras personas.

En este bloque se va a tratar de que el sujeto logre los siguientes objetivos específicos:

- El reconocimiento emocional de la otra persona.


- La percepción del mundo desde el punto de vista del otro.
- La reproducción del estado emocional del otro individuo.
- Realización de algún cambio conductual como respuesta al malestar percibido.
- El reconocimiento del daño, tanto psicológico, físico y social, causado en la persona agredida.

Distorsiones cognitivas

Los diferentes errores que se cometen a la hora de realizar el análisis de las situaciones experimentadas por uno
mismo, hacen que las conclusiones extraídas de dicho análisis no sean correctas. Si esto ocurre de manera frecuente,
podemos llegar a asumir premisas falsas como si fueran verdaderas, y utilizarlas como tal, lo que nos va a dificultar la
adaptación a la realidad.

Estos errores que se generan en el pensamiento, se llaman distorsiones cognitivas e impiden que el individuo com-
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prenda de un modo más preciso la realidad, generando problemáticos fallos en dicha comprensión.

Para que esto no ocurra, y el sujeto sea capaz de realizar una interpretación objetiva de las situaciones que diaria-
mente le ocurren, se van a trabajar las distorsiones cognitivas más frecuentes en las personas, así como aquellas
particulares que presente cada sujeto y que se han detectado durante la evaluación y el tratamiento ya iniciado.

Educación sexual

Se considera la falta de conocimientos sobre sexualidad como un aspecto que interviene de un modo muy importan-
te en la emisión de conductas sexuales desadaptadas. Esto es debido a que, el desconocimiento de los diversos conte-
nidos sexuales, genera en el sujeto dudas acerca de la adecuación o no de numerosos comportamientos sexuales, así
como grandes dificultades a la hora de evaluar las consecuencias, tanto positivas como negativas, de sus conductas.
172 Por ello, al ofrecerles información relevante sobre diversos aspectos de las sexualidad, se está creando en el adoles-
cente un marco orientativo sobre el cual van a poder realizar una utilización provechosa de la sexualidad humana.

Se van a explicar diversos aspectos fundamentales, tanto de la fisiología humana de la sexualidad como de su funcio-
namiento. Además, se analizan otros aspectos relacionados con la misma, tales como enfermedades de transmisión
sexual, métodos anticonceptivos, la respuesta sexual humana y otros conocimientos que se han considerado impor-
tantes, como falsas creencias que dificultan la correcta comprensión del mundo de la sexualidad y provocan actitudes
equivocadas sobre la misma. Para complementar los diferentes temas, se ha tratado también de analizar la influencia
que las drogas tienen en el comportamiento sexual, así como posibles actuaciones y decisiones a tomar cuando algún
conocido ha sido víctima de abuso sexual.

Autoestima

Se ha comprobado en diversos estudios científicos que la falta de una autoestima saludable es un factor común a
muchos agresores sexuales. En el presente programa se tratará de potenciar un sano autoconcepto de uno mismo,
del que se derive una autovaloración positiva que facilite un mejor ajuste a su entorno inmediato, posibilitado princi-
palmente por la mejora en las relaciones sociales.

Habilidades sociales

Igualmente, las habilidades sociales deficitarias se han señalado como otra de las variables dinámicas características
del agresor sexual. En este sentido se hace necesario destacar que el dotar de un adecuado repertorio de habilidades
sociales a los menores/jóvenes será uno de los predoctores principales de probabilidad de reincidencia.

El entrenamiento va dirigido fundamentalmente a posibilitar la adquisición de herrmientas adecuadas de interacción


con menores, iguales y adultos,haciendo especial hincapié en las áreas más problemáticas, posiblemente asociadas con
el delito, del menor infractor.

Modificación del impulso sexual (autocontrol)

Se trata de evaluar si los adolescentes tratados presentan preferencias y/o fantasías sexuales
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desviadas, es decir, si prefieren realmente actos sexuales desviados a cualquier otra forma de
conducta sexual y que sus fantasías sexuales se centran exclusivamente en acciones desviadas.

Algunos autores sugieren que las fantasías sexuales de los agresores pueden satisfacer dis-
tintas necesidades. Además de hacerlo con características sexuales específicas, las fantasías
desviadas tratan a menudo con cuestiones de poder y control de la víctima, de violencia y
necesidad de humillar, y también con la necesidad de admiración y respeto. Por consiguiente,
a todos los pacientes que se ajusten a estas características concretas, se les enseñarán proce-
dimientos para disminuir la frecuencia y la fuerza de las fantasías sexuales, manifiesten o no
excitación sexual durante la evaluación.

Prevención de recaídas

El último componente de este Programa de tratamiento se refiere a la necesidad de desa-


173
rrollar planes adecuados de prevención de recaídas, ante lo cual existen evidencias de que la
inclusión de este aspecto reduce las recidivas. Este punto de la intervención integra las habili-
dades, cambios de comportamiento y actitud adquiridos como objetivos de los componentes
anteriores dentro de un grupo de planes de autocontrol que trata de mantener los beneficios
después de terminar el tratamiento formal.

Intervención familiar transversal

De forma paralela y transversal al tratamiento grupal e individual del sujeto, se llevará a cabo una evaluación e inter-
vención a nivel familiar.

La intervención familiar irá encaminada a lograr tres objetivos:

1. Conocer aquellos factores familiares que han podido influir directa o indirectamente en la conducta problema de
agresión sexual del sujeto.

2. Lograr una asimilación por parte de la familia de la conducta del miembro agresor sexual y ofrecer, posteriormente
un contexto de acogida adecuado al adolescente.

3. Dotar a la familia de una serie de estrategias destinadas a minimizar aquellos factores facilitadores de la aparición
de la conducta problema, así como estrategias de actuación ante situaciones concretas.

La familia es uno, sino el más importante, de los pilares a través del cual se desarrollan las personas. Cualquier sujeto
se ha visto bajo la influencia de la educación que ha recibido por parte de su familia, a través de la cual se le han trans-
mitido conocimientos, valores, creencias, hábitos conductuales, modos de enfrentarse a las situaciones conflictivas,
etc. Los diversos factores transmitidos y la integración que la persona haga de los mismos van a influir de manera
significativa en los comportamientos de la persona. Por ello, es necesario, a la hora de comprender qué factores son
los responsables del comportamiento desadaptativo del sujeto, saber si algunos de estos pueden estar relacionados
con el entorno familiar y detectarlos, para poder incidir posteriormente sobre ellos.
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La otra intervención que se realizará, será la de ayudar a que, tras la desestabilización familiar que se produce cuando
uno de sus miembros comete una agresión sexual, la familia asimile la nueva situación, disminuyendo el shock pro-
ducido y volviendo a una situación de equilibrio. Cuando esto se haya producido, habrá que prepararles para que la
posterior reinserción del agresor en el contexto familiar se realice de un modo adecuado y produciendo el mínimo
impacto negativo posible.

Por último, se ayudará a la familia a detectar aquellos factores relacionados con la conducta problema, a generar ha-
bilidades que minimicen el impacto de estos factores y a tener una serie de estrategias de actuación ante situaciones
concretas que se consideren de alto riesgo.

174
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Ponente

Dª. Celia
Nevado Fernández

Psicóloga Experta en Criminología. Centro de


Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales de
Madrid (CAVAS)

VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA
177
SEXUAL JUVENIL:
VULNERABILIDAD, CONSECUENCIAS
Y PREVENCIÓN

I. La atención a víctimas de la violencia sexual. Objetivos y funcionamiento de C.A.V.A.S.

II. Incidencia de la violencia sexual en los/las jóvenes.

III. Factores de vulnerabilidad.

IV. Tipos de violencia sexual juvenil.

V. Consecuencias psicológicas en las víctimas.

VI. Intervención terapéutica.

VII. Prevención de la violencia sexual juvenil.

RESUMEN:

En el Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales (C.A.V.A.S) de Madrid se viene trabajando desde el año
1986 en la atención integral (social, psicológica y jurídica) a víctimas, y sensibilización sobre la Violencia Sexual. Al igual
que en nuestras estadísticas, numerosos estudios han demostrado la vulnerabilidad de las jóvenes ante la violencia
sexual, ya que no sólo pueden sufrir abusos sexuales por personas cercanas o agresiones sexuales por desconocidos,
sino que son la población con más riesgo de sufrir agresiones sexuales en citas, teniendo este último tipo de violencia
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como agresores también a jóvenes (Kershner, 1996). Sin embargo, la mayoría de las investigaciones se centran en el
abuso sexual de niños/as, sus consecuencias en la adultez, o el impacto en mujeres adultas de las agresiones sexuales.
Consideramos que es necesario prestar mayor atención a los jóvenes en esta materia, tanto por su vulnerabilidad a
sufrir/cometer agresiones sexuales, como por la particularidad con que la violencia sexual se produce en esta pobla-
ción y sus consecuencias.

I. LA ATENCIÓN A VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA SEXUAL. OBJETIVOS Y FUNCIONA-


MIENTO DE C.A.V.A.S.:

La Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas y su Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales (C.A.V.A.S)
se crea en Madrid en el año 1986 con el objetivo de prestar asistencia a las víctimas de Agresiones Sexuales, ante el
panorama de indiferencia y desprotección en el que se encontraban estas víctimas.
178 Los objetivos para los que se creó la Asociación y su Centro de asistencia, son los mismos que en la actualidad se
mantienen: Dotar de una Asistencia Integral gratuita a las Víctimas de Violencia Sexual, (desde el área Social, Psicoló-
gica y Jurídica), y sensibilizar tanto a la población general como los agentes sociales implicados a través de programas
de formación-prevención.

II. INCIDENCIA DE LA VIOLENCIA SEXUAL EN LOS/LAS JÓVENES.

Según Krug, Dahlberg, Mercy Zwi y Lozano en el Informe Mundial sobre Violencia y Salud de la Organización Mundial de
la Salud, (World Health Organization 2002) la Violencia Sexual es definida como “Un acto sexual o intento, comentarios
o proposiciones sexuales no deseadas, actos para traficar o coaccionar a una persona sexualmente, con independencia
de la relación que tenga con la víctima el agresor, incluyendo pero no limitándose al entorno del hogar y el trabajo”.

A lo largo de nuestra trayectoria, hemos comprobado que las mujeres jóvenes (entre 15 y 30 años) son una población
con alto riesgo de sufrir todo tipo de violencia sexual. Nuestra observación coincide con lo que describen investi-
gaciones a nivel internacional, como la Asociación Americana de Psicología (APA, 2001), la cual informa de que más
de la mitad de las víctimas de violencia sexual son menores de 25 años. Según la Oficina Nacional para la Victima de
Crímenes (National Crime Victim Survey, 2000; en Harner, 2003) las mujeres de entre 16 y 19 años tienen cuatro
veces más probabilidades de sufrir una agresión sexual, violación o intento, que el resto de la población.Y si se analiza
la edad de los agresores en casos de víctimas jóvenes, se comprueba que en muchos casos también son jóvenes.

III. FACTORES DE VULNERABILIDAD.

Ante las cifras anteriormente expuestas, cabe preguntarse qué aspectos hacen que en la juventud exista una alta
incidencia de violencia sexual. Por eso, y centrándonos en las víctimas vamos a analizar algunos de los factores im-
plicados en su vulnerabilidad:

- Edad y nivel de desarrollo: El hecho de tener poca experiencia en relaciones interpersonales y ser valorada por el agresor
como ingenuas e indefensas puede suponer para las mujeres jóvenes un factor de riesgo (World Health Organization, 2002).
Ciertamente la inexperiencia y las características psicoevolutivas propias de la adolescencia, como son la impulsividad o falta
de reflexión previa a la toma de decisiones, los deseos por experimentar vivencias propias de la edad adulta y la inseguridad,
hacen que las jóvenes se expongan a situaciones de riesgo con mayor facilidad que en otras etapas del ciclo vital.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

-Ingesta de alcohol/drogas El inicio en el consumo de alcohol o drogas es cada vez más temprano. Los jóvenes
recurren a ello para facilitar las interacciones sociales, pero su uso a la vez, facilita la violencia sexual. En estudios,
como el llevado acabo por Fisher, Cullen y Turner (2000), se pone de manifiesto la estrecha relación existente entre
el consumo excesivo de alcohol y haber sufrido este tipo de delitos. La utilización de estas sustancias puede provo-
car distintas formas de alteración de las funciones cognitivas y motoras, así como gran desinhibición. De modo que
puede funcionar como elemento desencadenante de una conducta sexual violenta en sujetos con dicha tendencia, así
como mostrar a las potenciales víctimas como más vulnerables, con menos capacidad de decisión y reacción, o que
se expongan con facilidad a situaciones de riesgo.

Especial referencia debemos realizar en este apartado al alarmante número de casos que hemos comenzado a de-
tectar en nuestro Centro en los que pueden haberse utilizado las denominadas drogas para violación (“date rape
drugs”). Se trata del GHB (Gamma-hidroxibutirato) conocido como éxtasis líquido, y el flunitrazepam (comercializa-
do con el nombre de Rohypnol), sustancias que son suministradas a la víctima sin que ésta lo sepa. Al tratarse de fuer- 179
tes depresores del Sistema Nervioso Central, suele producir un estado inicial de desorientación y confusión, hasta
que se llega a la pérdida de conciencia, pudiendo permanecer la víctima inconsciente durante horas y posteriormente
tener grandes dificultades o simplemente no ser capaz de recordar lo sucedido e identificar a su agresor.

- Victimización previa: Tanto en nuestra casuística, como en los estudios al respecto, se ha constatado que el hecho
de sufrir una temprana victimización se relaciona en significativas ocasiones con el hecho de sufrir violencia sexual en
la edad adulta, lo cual puede venir motivado por la aceptación y dificultad de detección de nuevas conductas abusivas
(Elliot, Mok y Briere, 2004).

- Aceptación de estereotipos sexistas: Desgraciadamente persisten todavía los roles tradicionales de género, que dan
al hombre un papel dominante y a la mujer de sumisión. Esto facilita que los jóvenes acepten relaciones de dominan-
cia y control, normalicen actitudes negativas hacia la mujer y mantengan mitos sobre la violencia sexual, como que
sólo se considera agresión sexual cuando un desconocido nos ataca sexualmente con gran violencia. En un estudio
realizado por Rickert, Sanghvi y Wiemann (2002) se comprobó que casi una de cada cinco chicas consideraban que
no tenían derecho a parar un contacto sexual o negarse a tener relaciones con un chico con el que previamente
habían tenido sexo. Tenemos en estos mitos y estereotipos, a los que se suman los mensajes sobre sexualidad que
se difunden fácilmente a través de los medios de comunicación y nuevas tecnologías, un caldo de cultivo con el que
fácilmente se fragua la violencia sexual.

- Necesidad de aceptación: Como ya se ha mencionado, forma parte de esta etapa evolutiva la búsqueda de nuevas
sensaciones y además se comienza a demandar la aceptación de los iguales por encima de la de los adultos. En oca-
siones, esta necesidad de aprobación y de formar parte de un grupo, es tan fuerte que las jóvenes pueden ver en el
sexo una forma de ser admitida en el entorno deseado, resultando al final agredidas. Así se comprueba en los casos
de chicas jóvenes que han sufrido agresiones sexuales por varios chicos de una misma pandilla.

-Dificultades para la revelación: Los delitos sexuales son unos de los que presentan una mayor cifra negra, es decir,
que salen a la luz un porcentaje muy bajo de los casos que realmente suceden, pero esto se agrava en el caso de que
la víctima sea joven. Son muchos los motivos que influyen en que un caso salga a la luz o no. En primer lugar, y como
anteriormente se ha apuntado, la dificultad de las jóvenes para identificar que han sufrido una agresión sexual. Por
otra parte, son mucho más cuestionadas las víctimas jóvenes que las adultas o los menores, y por tanto muchas no
llegan a contarlo o posteriormente se retractan. En otras ocasiones, debido a la forma de desarrollarse la violencia
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

sexual, estas jóvenes pueden sentirse culpables o creer que así van a ser juzgadas, lo cual junto a la vergüenza que
supone para ellas que se sepa, frena la revelación de los hechos.

IV. TIPOS DE VIOLENCIA SEXUAL JUVENIL.

A continuación enumeraremos algunas formas de violencia sexual entre jóvenes que tanto por su gravedad como por
su proliferación merecen nuestra atención:

1. Violencia sexual en las relaciones de pareja: Suelen producirse en parejas jóvenes en las que se ha ido gestando
una relación de maltrato. Muchas veces no salen a la luz hasta que en la agresión sexual hay grandes dosis de violencia
física. En nuestro Centro hemos comprobado que muchas mujeres que son atendidas por otro tipo de delito sexual,
cuando se ahonda en sus primeras experiencias sexuales con parejas en la juventud, manifiestan que estas fueron
180 forzadas o fruto de una excesiva presión y por tanto no deseadas, pero que son algo “normal”.

2. Violencia sexual en citas: Este tipo de agresiones tienen lugar cuando un chico, ya sea desconocido o no, insiste en
quedarse a solas con una chica y esta acepta aunque sus expectativas sean distintas. La mayoría de los casos de esta
clase en los que hemos prestado asistencia en CAVAS, la joven interpreta su propia conducta como responsable de
lo sucedido, y a veces el propio entorno con sus reproches refuerza este punto de vista.

3. Violencia sexual grupal: Nos referimos a las situaciones en los que la víctima inicialmente acepta algún tipo de
conducta sexual con algún/os miembro/s de un grupo, con el objetivo de ser admitida en el mismo, pero que termina
siendo agredida por varios sujetos. A veces la víctima considera que lo sucedido es un sacrificio necesario para que
le acepten, y por eso no llega a denunciarlo, pero en otras ocasiones, y dependiendo de las circunstancias, la víctima
interpreta los hechos como una agresión sexual aunque sea reticente a revelarlo.

4. Facilitado por sustancias: En un ambiente de distensión y consumo de alcohol o drogas, las jóvenes pueden verse
en situaciones de riesgo y no poder detectarlas. Posteriormente pueden no querer relatar lo sucedido para no ser
culpabilizadas o al hacerlo omitir inicialmente algún dato. Este tipo de violencia produce sentimientos de culpabilidad
y autoreproches en las víctimas, así como evitación posterior de cualquier situación de distensión social relacionada
con la bebida u otras sustancias.

V. CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DE LA VIOLENCIA SEXUAL JUVENIL:

Las jóvenes y adolescentes tienen un particular riesgo de sufrir secuelas a nivel psicológico tras la violencia sexual,
dado su limitado repertorio de estrategias de afrontamiento, en comparación con los adultos.

Al igual que en las víctimas de otras edades, la sintomatología que presentan las jóvenes que han sufrido violencia
sexual va desde sintomatología ansiosa y del trastorno de estrés postraumático, a síntomas depresivos (como senti-
mientos de culpa, baja autoestima, vergüenza, disminución del disfrute general y la capacidad para encontrar satisfac-
ciones e incluso ideas autolíticas), trastornos del sueño, miedos, confusión, trastornos de la alimentación, irritabilidad,
fatiga, problemas de inadaptación social, y disfunciones sexuales, que suelen concretarse en miedo al sexo o disminu-
ción del deseo (Echeburúa, et al., 1995; Darves-Bornoz et al., 1999; Marshall, 2001).
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Algunos de los efectos de la violencia sexual en estas jóvenes víctimas resultan particularmente interesantes de abordar:

- Culpa: Cuando la victimización está ligada a circunstancias socialmente “reprochables”, la víctima puede asimilar
los hechos como fruto de una conducta propia inadecuada o que fue “tonta” por confiar. Otras veces los sentimien-
tos de culpa se encuentran vinculados a pensamientos de tipo: “Debía de haber hecho... No debía de haber hecho...
Podía haber hecho...”. Los sentimientos de culpa en las jóvenes víctimas de violencia sexual se ven muchas veces
reforzados por el entorno (tanto la familia como amistades) y suelen estar vinculados a sentimientos de inutilidad,
poca valía y vergüenza, sintomatología toda esta de tipo depresivo.

- Intentos de suicidio: Por todos es conocido que el índice de intentos de suicidio en la población adolescente
y en general joven, es mucho más alto que en otras edades. Si a esto unimos la sintomatología depresiva que suele
derivarse del hecho de haber sufrido violencia sexual, nos encontramos con que en estas jóvenes la cifra se dispara,
y más aún si carecen de apoyo psicosocial. Por eso a la hora de intervenir debemos de tener siempre presente y 181
valorar el riesgo de tales conductas.

- Afectación en la esfera sexual: En la juventud es cuando se comienza a tener experiencias sexuales y las pri-
meras tienen gran repercusión en cómo se vive posteriormente la sexualidad. Algunos de los problemas que afectan
a la esfera sexual en estas jóvenes van desde la presencia de mitos y creencias erróneas sobre la sexualidad, dudas
sobre su tendencia sexual y gran malestar al respecto, evitación y miedo a los contactos sexuales, o la utilización de
su sexualidad como forma de conseguir sus propósitos o ser valorada de alguna forma.

-Trastornos de la conducta alimentaria: Interpretar la violencia sexual como consecuencia de poseer un


cuerpo de mujer y la coexistencia de otros factores facilita la aparición de trastornos de la alimentación. Puede tratar-
se de una necesidad de control excesivo del peso, como forma de sentir que controlan algo en su vida. En otros casos,
tras un episodio de ingesta voraz de comida, la víctima, en vez de ver calmada su ansiedad, se encuentra con un au-
mento de los sentimientos de culpa, y busca la sensación de limpieza en la toma de laxantes o mediante el vómito.

- Conductas agresivas: Una de las secuelas descritas clásicamente como consecuencia de la victimización es la
rabia e irritabilidad, que en el caso de jóvenes cuyo control de los impulsos es débil, puede llegar a distintas formas
de agresividad. Así, la víctima puede ser considerada desde el entorno (familia, centro educativo, trabajo) como pro-
blemática, y en vez de ser apoyada, ser atacada o repudiada.

- Embarazos: Mientras que en las víctimas adultas, el 5% de los embarazos son resultado de una agresión sexual
(Centers For Disease Control, 2000), en las jóvenes cabe pensar que la cifra aumenta significativamente, teniendo en
cuenta su acceso más limitado o falta de información sobre métodos para la evitación/interrupción del embarazo. En
la práctica clínica también nos hemos encontrado con que muchas jóvenes en su intención de ocultar lo sucedido
por miedo a ser culpadas, evitan pensar o enfrentarse a la posibilidad de un embarazo detectándose éste cuando se
encuentra muy avanzado. La vivencia de un embarazo no deseado y tanto el alumbramiento de un bebé fruto de un
contacto sexual no deseado, como la interrupción de un embarazó tiene fuertes repercusiones psicológicas en la
víctima, pudiendo sentirse culpable de cualquiera de las dos opciones.
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VI. INTERVENCIÓN TERAPÉUTICA CON LAS VÍCTIMAS.

Para trabajar a nivel individual con esta población es necesario realizar una evaluación exhaustiva de la experiencia
vivida pero también del resto de su historia de vida. También se debe recabar información sobre las herramientas de
afrontamiento con las que cuenta la víctima tanto propias como externas (apoyo psicosocial y habilidades de afron-
tamiento). La valoración de la afectación psicológica se llevará a cabo con la ayuda de pruebas psicométricas, pero
tendrá como principal instrumento la entrevista clínica.

La piedra angular de una adecuada evaluación e intervención psicológica es el establecimiento del rapport, sin perder
la objetividad y contando con diversas fuentes de información en el entorno de la víctima.

El plan de intervención se diseña teniendo como componentes principales el fomento del desahogo emocional, la
182 reevaluación de la experiencia, los entrenamientos en relajación, habilidades sociales y control de la ira, la reestructu-
ración cognitiva de pensamientos, la jerarquización de situaciones ansiógenas y el fomento de actividades placenteras.
En muchas ocasiones resulta pertinente trabajar con los familiares o parejas así como coordinarse con otros equipos.
La aplicación de unas u otras herramientas dependerá de las áreas afectadas y las características de cada víctima.

VII. PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA SEXUAL JUVENIL.

Los contenidos que los programas de prevención con jóvenes deben de contemplan podrían resumirse en los si-
guientes apartados:

- Describir los distintos tipos de violencia sexual: Según forma de desarrollarse (abuso, agresión, acoso, etc.), según
relación con el agresor (por desconocidos, por conocido reciente, por allegados, familiar o pareja).

- Desmontar los mitos o creencias erróneas sobre por qué se produce la violencia sexual, aportando información
adecuada, como por ejemplo:

1. La violencia sexual es como cualquier otro tipo de delito, es decir, puede pasarle a cualquiera, en cualquier
momento y en cualquier lugar.

2. Es una experiencia posible y superable.

3. No existe un perfil definido de agresor sexual, pero debemos saber que no son “locos”, ni esclavos de sus
instintos sexuales. Muchos de ellos buscan con la violencia sexual la sensación de poder, ejercer el dominio y control,
o compensar las frustraciones.

- Informar sobre las distintas formas de prevención dependiendo del tipo de violencia sexual:

1. Asalto por desconocidos: No se evita la peligrosidad con la abstención sino con la protección, evitar
zonas u horas de mayor riesgo en soledad, ir por ellos acompañadas, no entrar en el portal o ascensor con descono-
cidos, acudir siempre a un lugar concurrido y no hacia casa si se cree percibir un seguimiento.

2. Violencia sexual por persona recientemente conocida: No aceptar ser acompañadas a casa u otros lu-
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gares, usar técnicas de comunicación asertiva para negarse, concertar las citas en lugares públicos y concurridos, no
utilizar el autostop como desplazamiento, controlar el consumo de sustancias que pueden llevar a una situación de
difícil control, y dar información clara desde el comienzo de cuáles son los deseos e intenciones propias en materia
de intimidad sexual.

3. Violencia sexual en relaciones ya establecidas: Rasgos del compañero que puede convertirse en agresor
y situaciones que no deben tolerarse desde la primera vez que se presenten en una relación.

- Explicar los principales aspectos a tener en cuenta para prevenir que se cometan conductas de violencia sexual.

1. Ser claros en cuanto a las intenciones y deseos en las interacciones de pareja.

2. Comprender las motivaciones y circunstancias que puedan llevar a una chica a un comportamiento am- 183
biguo y contradictorio.

3. Manejar con efectividad posibles reacciones negativas de una chica.

4. Autoanalizar si en nuestra conductas existen necesidades de imposición, dificultades en el control de la


agresividad, si se disfruta inspirando temor y en tal caso y conseguir evitarlo a tiempo.

5. Evitar engancharse con experiencias sexuales iniciales negativas. Conseguir información adecuada y ayuda
profesional.

6. No utilizar como fuentes de información sexual la pornografía o la opinión de los iguales son contrastar.

- Adiestrar en las formas más recomendables de reaccionar en caso de sufrir violencia sexual.

1. Mantener la calma. Estudiar la situación: Posibilidad de huida e intentarlo si esta es muy alta.

2. Ofrecer resistencia o lucha, sólo si se reúnen 4 condiciones: un solo agresor/ no va armado/ no hay mucha
diferencia en cuanto a corpulencia/ no es un lugar muy solitario. En caso de optar por luchar hay que usarla con el
propósito de huir. Mostrar una reacción atípica, para crearle desconcierto y sorprenderle posteriormente de forma
contundente y en las partes más sensibles.

3. Fijarte bien en los detalles para hacer la denuncia.

4. No cambiarse de ropa, ni lavarse ni curarse.

5. Localiza a un familiar, amiga/o que acompañe a la víctima a denunciar los hechos y ser reconocida por el
médico, ginecólogo y forense.

6. En el caso de que exista riesgo, solicitar el tratamiento oportuno para evitar enfermedades de transmi-
sión sexual o un posible embarazo.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

7. Ponerse en contacto con a alguna asociación de ayuda a víctimas de agresiones sexuales para recibir
asesoramiento o asistencia jurídica y psicológica.

-Aportar pautas sobre la forma de ayudar a las víctimas

1. Escuchar sin juzgar. Evitar comentarios que atribuyan a la conducta de la víctima la responsabilidad de
lo sucedido.

2. No fomentar la victimización, tratarla a la víctima igual, sin sobreprotegerla.

3. No presionar para que la víctima se recupere un determinado ritmo.

184 4. No solicitar detalles de lo sucedido.

5. Pedir información sobre cómo hemos de actuar y como quiere la víctima que le apoyemos.

6. Hacerle saber que no tiene la culpa.

- Promover la denuncia de este tipo de delitos explicando sus ventajas y cómo suele ser el proceso judicial.

Desde nuestra asociación consideramos que luchar a favor de las víctimas de violencia sexual requiere también
de adecuados programas de prevención e información con las poblaciones de riesgo de ser víctima o de cometer
esos actos. Por eso solemos llevar a cabo intervenciones preventivas mediante cursos a alumnos de secundaria y
formación a profesionales. Con el mismo objetivo se ha diseñado una Guía para prevenir agresiones/abusos sexuales
dirigida específicamente a chicas.

BIBLIOGRAFÍA:

- APA (2001). One out of ten female adolescents experiencie date violence an/or rape, says study of over 80.000 youths in Minnesota.
APA Public Affairs Office. Disponible en: http://www.apa.org/releases/dateviolence.html
- Darves-Bornoz, J.M.; Berger, C.; Degiovanni,A.; Gaillard, P.; Lépine, J.P. (1999). Similarites and Differences Between Incestous an Noninces-
tous Rape in a French Follow-Up Study. Journal of Traumatic Stress, 4 (12), 613-623.
- Echeburúa, E.; de Corral, P.; Zubizarreta, I.; Sarasua, B. (2005). Trastorno de Estrés Postraumático Crónico en víctimas de agresiones
sexuales. A Coruña: Fundación Paideia.
- Elliott, D.M.; Mok, D.S.; Briere, J. (2004).Adult Sexual Assault: Prevalence, Symptomatology, and Sex Differences in the General Population.
Journal of Traumatic Stress, 3 (17), 203-211.
- Fisher, B.S., Cullen, F.T. y Turner, M.G. (2000).The Sexual Victimization of College Women (NCJ 182369). United States Department of
Justice.Washington, DC: U.S. Government Printing Office.
- Harner, H. (2003). Sexual Violence and Adolescents. National Electronic Network on Violence Against Women.
- Kershner, R (1996). Adolescent attitudes about rape. Adolescence, 31 (121), 29-34.
- Rickert,V.I., Sanghvi, R. y Wiemann, C (2002). Is lack of sexual assertiveness among adolescent and young adult women a cause for
concern? Perspectives on Sexual and Reproductive Helth, 34, 4, 178-183.
- Marshall,W. (2001). Agresores Sexuales. Barcelona: Ariel.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- World Health Organization (2002).World Report on Violence and Health.Washington, DC: U. S. Government Printing Office.
- Centers For Disease Control (2000). Rape Fact Sheet. Site: http://www.cdc.gov/ncipc/factsheet/rape.htm

185
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

Dª. Ana
Jurado Berja

Psicóloga, Centro de Menores Teresa de Calcuta.


Asociación Ginso

PROGRAMA DE INTERVENCIÓN
187
ESPECÍFICA INDIVIDUAL PARA MENORES /
JÓVENES, AUTORES DE DELITOS CONTRA
LA LIBERTAD SEXUAL

Desde nuestra asociación GINSO y ante la responsabilidad adquirida tanto con las instituciones como con los me-
nores internados en nuestros Centros, hemos elaborado un Programa de Tratamiento, con el que abordar de forma
sistematizada y realista la problemática de aquellos menores/jóvenes internados por la comisión de un delito contra
la libertad sexual.

Consideramos prioritaria la intervención con estos jóvenes con el objeto de diseñar estrategias preventivas, que
nos permitan dispensarles tratamientos psicológicos, tratando de reducir así el riesgo de reincidencia y, lo más im-
portante, evitar posible víctimas en el futuro. No basta con el internamiento como respuestas a una agresión sexual,
debemos actuar a través de intervenciones terapéuticas efectivas que nos permitan evitar agresiones futuras.

Los profesionales deben cuidar el desarrollo sexual normal de los adolescentes, pero el comportamiento abusivo
debe ser tomado en serio y no se puede confundir con la simple experimentación propia de ese desarrollo. En el
caso particular de los ofensores sexuales, son circunstancias asociadas al aprendizaje social de su masculinidad, que lo
llevan a un despliegue disfuncional de poder y control (en las que se reflejan necesidades subjetivas compensatorias
y progresivas), las que lo llevan a configurar su actuar sexual abusivo.

¿QUÉ FINALIDAD TIENE ESTE PROGRAMA?

“Las conductas sexuales abusivas no son parte del desarrollo normal de la adolescencia, por el contrario, las mismas deben ser
identificadas y controladas, no sólo para evitar un posible mayor número de víctimas sino por los derechos de los adolescentes
a aprender a desarrollar una sexualidad positiva que enriquezca sus vidas” (Claramunt, 1997:160).
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Hemos conseguido establecer un proyecto realista, a través de un trabajo multidisciplinar, consistente en el cumpli-
miento progresivo de objetivos, y para la consecución de los mismos, es preceptivo el desarrollo de un tratamiento
específico individual de la problemática propia del delito, y de forma progresiva, superando los objetivos planteados,
establecer en la última fase de cumplimiento de la Medida las Salidas Terapéuticas, Permisos Familiares e Inserción
Laboral como forma de comprobación del comportamiento en el exterior y como preparación de la vida en libertad.
Además de poder hacer frente a la indemnización civil impuesta judicialmente, en todo momento podemos corregir
las desviaciones o incumplimientos del Programa en el caso de que se produzcan.

Nuestra línea de intervención irá dirigida en tres direcciones o áreas:

1. El Menor: intervenimos en aquellas patologías y/o áreas deficitarias que llevaron a la comisión del delito. Le
dotamos de habilidades y recursos personales adecuados y necesarios para una vida en libertad; se le ofrece, a través
188 del desempeño de una actividad laboral, Inserción Laboral, la posibilidad de forjarse un futuro alejado de la actividad
delictiva.

2. La víctima: durante todo el proceso de intervención se tiene presente la figura de la víctima, mediante el re-
conocimiento del delito, la empatía real de las secuelas que haya supuesto su delito, el contacto con profesionales
relacionados con la atención a víctimas y por último, consideramos que una forma de asumir la responsabilidad de
sus actos es que éste se haga cargo de la indemnización civil a la víctima impuesta judicialmente.

3. La familia del agresor: Por otro lado, no podemos olvidar, que existen otras personas afectadas por el delito
cometido por el Menor/Joven, como son sus familiares, quienes pueden llegar a vivenciar esta situación, en ocasiones
de forma traumática, pudiendo presentar secuelas en su salud psíquica y adaptación personal. Uno de los pilares en el
proceso terapéutico con estos Menores, es el apoyo familiar, la sensibilización e implicación de estos en dicho proce-
so es fundamental para conseguir las metas propuestas. Así junto con el trabajo individual con el Menor se trabajará
simultáneamente con las familias, ya que consideramos ésta un pilar fundamental en la eficacia del tratamiento.

4. Trabajo coordinado con otras instituciones, desde Fiscalía y Juzgados de Menores hasta aquellas instituciones
Administrativas (Dirección General de Reforma Juvenil) con las que a través de una comunicación continua se infor-
mará de la evolución en el programa de tratamiento y se tomarán las decisiones que se crean oportunas.

¿QUÉ OBJETIVOS SE PRETENDE CON PROGRAMA?

A. OBJETIVOS A CONSEGUIR CON RESPECTO AL MENOR.

- Concienciación social del delito cometido. Reconocimiento de los hechos imputados para poder iniciar
una intervención seria y eficaz con el Menor/Joven.

- Obtener un conocimiento de sí mismo, ajustado a la realidad y modificar los aspectos deficitarios de la per-
sonalidad que inciden en la conducta disocial, y en el mantenimiento de los problemas interpersonales de la vida diaria.

- Desarrollar la tolerancia y el respeto a las normas de convivencia, no coartando la libertad de otros


para imponer sus criterios y opiniones o para conseguir sus propios intereses.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- La adquisición de hábitos laborales y alta en el Programa de Inserción Laboral, siendo el camino


más acertado para preparar al joven al medio libre realizando una vida honrada, adquiriendo dignidad y una oportu-
nidad muy importante para el fin último de la Reinserción Social verdadera.

- Elaborar una planificación de vida, para ponerla en práctica una vez finalice la Medida Judicial en curso.

B. CON RESPECTO A LA VÍCTIMA.

- Eliminar distorsiones cognitivas o mecanismos de defensas, para que tome consciencia del daño
causado a la victima, incidiendo no solo en los daños reales sino en los potenciales: como la alta tasa de intentos y
consumaciones de suicidios por parte de la víctima.

- Interiorizar los daños físicos y psicológicos a largo plazo que sufren tanto las víctimas directas como 189
sus familiares, haciendo un especial énfasis en el etiquetaje o la marca social, la desconfianza ante la figura masculina,
las repercusiones en su vida de pareja, el sentimiento de culpabilidad, la incontrolabilidad de sus vidas.

- Desarrollar la empatía, como aspecto que sensibiliza hacia los sentimientos y emociones del otro, actuando
como factor disuasorio en futuras situaciones de riesgo.

- El afrontamiento de la posible responsabilidad civil derivada de la comisión de los delitos que moti-
varon su ingreso en nuestros Centros de Menores.

- Como objetivo final pretendemos conseguir arrepentimiento real y sincero del menor plasmándolo en
charlas a otras personas, cartas dirigidas a la/s victima/s o a profesionales especializados, con el objetivo de valorar si
los contenidos trabajados a lo largo de la intervención han sido interiorizados por el Menor/Joven.

C. CON RESPECTO A LA FAMILIA

- Los familiares puedan manifestar reacciones emocionales adversas, que pueden repercutir
en la dinámica familiar y por ende en el proceso de reeducación del Menor.

- Intervenir en actitudes que puedan sabotear o interferir en el proceso de tratamiento con


el Menor.

- Intervenir en la modificación, si fuese necesaria, de pautas educativas con las que facilitar
la generalización de los efectos de la terapia; especialmente necesario en su reincorporación
al Medio Libre.

- Otro de los objetivos planteados a nivel familiar, es la modificación de las pautas disfuncio-
nales de relación que en el pasado permitieron la aparición de esta conducta anómala.

La importancia de las influencias familiares en la vida del ofensor sexual adolescente no puede ser subestimada ya
que a menudo es el barómetro del posible éxito o no del tratamiento. Por ello se realizarán, en las instalaciones del
Centro, intervenciones familiares llevadas a cabo por las trabajadoras sociales y psicólogas, donde se trabajará la
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implicación familiar en el proceso de asunción de la responsabilidad del delito, así como la interiorización de pautas
socioeducativas a nivel parental.

1. TRATAMIENTO DE LA PROBLEMÁTICA DEL DELITO

El primer requisito para iniciar la intervención y por tanto el Programa de Tratamiento es el Reconoci-
miento de la autoría del delito imputado, así como la concienciación social de la gravedad de su compor-
tamiento y la importancia del respeto a la integridad física y psíquica de la persona.

Los jóvenes que han cometido este tipo de delito tienden a percibirse a sí mismos como personas normales, incluso
buenas, minimizando las repercusiones de sus agresiones. Eso entra en disonancia con la percepción que ven que tie-
nen los demás de estos delitos y de él como agresor. Esta disonancia se resuelve casi invariablemente exteriorizando
190 los hechos, cómo si no formasen parte de ellos (“yo soy otra persona”). Incluso ellos mismos a veces hablan mal de
los “violadores”, con autoexclusión de la categoría.

Es una cuestión sencilla, ya que hay que contar con las perturbaciones emocionales que este proceso comporta,
puesto que a pesar de todo ellos saben el daño que han causado (sobretodo a ellos mismos y su familia, y en menor
grado a las víctimas), y la perdida de prestigio social que representa, con fuerte bajada de la autoestima.
El mensaje de fondo que debe recibir el sujeto es que no es él cómo persona el inadecuado e indeseable, sino única-
mente una pequeña parte de su conducta, pero que esta misma conducta es tan grave que contamina al resto e invade
su cotidianidad. Han de creerse capaces de dominar esa parte y sentirse orgullosos de hacerlo, de manera que acabe
funcionando como una profecía autocumplidora (pero sin caer en el sobreoptimismo ilusorio).

El tratamiento individual, consta de 5 bloques o módulos que son:

- Mecanismos de defensa se trabaja el reconocimiento pleno de los hechos por los cuales se encuentra inter-
nado, fomentando la asunción de la responsabilidad sobre sus propias conductas y las consecuencias que se derivan.

- La conducta sexual: En el que se analizar las preferencia sexuales desviadas y el funcionamiento sexual. Me-
diante una educación sexual sana, no sesgado y afectiva, se confrontarán y reestructurarán los conceptos sexuales
erróneos detectados.

- Distorsiones cognitivas: las personas que comenten agresiones sexuales a menudo presentan creencias dis-
torsionadas en torno al rol de la mujer, la sexualidad infantil u otros aspectos relacionados con la tipología específica
correspondiente. Su estilo de relacionarse con el medio acostumbra a ser rígido y estereotipado. Se trata de conse-
guir una mayor competencia para valorar la realidad y en consecuencia de reaccionar de manera más adaptativa ante
sus exigencias.

- Funcionamiento social: muchos de los jóvenes que han cometido este tipo de delitos, presentan dificultes
para desenvolverse en su entorno social más inmediato. Por ello es trascendental evaluar estas y otras habilidades
sociales y de vida como la asertividad, ansiedad social, las habilidades de relación, control de la ira, solución de pro-
blemas sociales y autoestima. Este factor la competencia social, es unos de las variables importantes en la génesis de
la delincuencia sexual, siendo todavía más importante en el mantenimiento de los mismos.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- Conciencia emocional: las persones que han cometido agresiones sexuales presentan muchas veces un mundo
emocional empobrecido e inmaduro, con dificultades para captar sus emociones y anclaje en las de contenido nega-
tivo, siendo la acumulación de las tensiones uno de los detonantes de la agresión. A través del desarrollo del sistema
emocional se intenta conseguir un mayor grado de autocontrol y un aumento de la percepción de competencia
personal.

- Empatia hacia la víctima los agresores sexuales acostumbran a ignorar o minimizar los efectos que su con-
ducta intrusiva ha tenido sobre las víctimas de sus delitos. A veces las vio como objetos colocados para satisfacer sus
necesidades, que perciben como perentorias. Se trata de ponerlos en contacto con el sufrimiento de las víctimas, con
las consecuencias de sus acciones, para que puedan ser capaces de entender el daño causado, no sólo a la víctima
directa sino también a su entorno.

- Estilo de vida positivo, fomentando adquisición de hábitos de vida saludables (deporte, ocio positivo, partici- 191
pación en actividades sociales…).

-Prevención de recaídas, enseñará a detectar indicadores o situaciones de riesgos, así como, estrategias de
afrontamiento de las mismas.

¿QUÉ TIPO DE INTERVENCIONES PARA CONSEGUIR EMPATIZAR CON LA VÍCTIMA?

- Sesiones específicas individuales desarrolladas por profesionales expertos en la materia, profesionales del S.A.V.A
(Servicio de atención a la victima).

- Sesiones grupales del Menor/Joven con profesionales de Asociaciones sobre violencia de género, disminuidos psí-
quicos.

- Intervención terapéutica, con visionado de películas y realización de cartas dirigidas a la victima, charlas con pro-
fesionales especializados (Asociaciones) para concienciar y sensibilizar del daño causado a la victima, provocando el
arrepentimiento del Menor/Joven.

- Sesión Grupal del Menor/Joven beneficiario del Programa con los Equipos Técnicos del Centro y de Fiscalía de
Menores del Juzgado del que depende, para posteriormente, elaborar una valoración conjunta del caso y de las cir-
cunstancias que concurren en él mismo entre los profesionales responsables.

- Comienzo de la actividad pre-laboral en el Talleres Ocupacionales.

- Programación y Realización de Salidas Terapéuticas, Permisos de Salida, con fines psicológicos e implicación familiar.

- Programación y Alta en el Programa de Inserción Laboral.


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¿QUÉ MENORES/JÓVENES ACCEDERÁN AL PROGRAMA?

- Menores/Jóvenes, autores de delitos contra la libertad sexual.

- Aquellos que hayan permanecido en la fase finalista durante 2 meses.

- Aquellos que no les reste más de 6 años de cumplimiento de medida en internamiento cerrado o semiabierto,
desde la fecha en que se realice el programa.

- Se tendrá en cuenta los quebrantamientos de medida y los nuevos delitos cometidos aprovechando que la situación
procesal y de medidas firmes esté clarificada.

192 - Se considerará, como factor positivo, la presentación voluntaria para el afrontamiento de sus responsabilidades
pendientes.

El Equipo Técnico-Educativo es el que estima el alta en dicho Programa, previo estudio individualizado de cada Menor/
Joven y solicitud del mismo. De los programas de tratamiento tendrá conocimiento desde su inicio el Menor/Joven,
la familia o tutores legales y Juzgado y Fiscalía de Menores, para que desde todos ámbitos del que depende el Menor/
Joven reciba el mayor soporte y de esta forma involucrarlos en la consecución de los objetivos y conocer desde el
principio las medidas a adoptar en caso de incumplimientos o consecución de los mismos.

¿QUÉ OBLIGACIONES TIENE EL MENOR/JOVEN?

Cumplir todos los compromisos que se han generado con el programa de intervención específica, tales como obser-
var un comportamiento correcto, interés e implicación por el tratamiento, manifestar una vida normalizada, mantener
la Fase Finalista del Programa Educativo Interior.

El alta en el programa de Inserción Laboral con el desarrollo de un puesto de trabajo, unas garantías laborales plenas y
una remuneración, conllevará el afrontamiento de la posible responsabilidad civil derivada de la comisión de los actos
que motivaron su ingreso en este Centro de Menores.

EVALUACIÓN Y SEGUIMIENTO DEL PROGRAMA:

La evaluación del programa se llevará a cabo por el Equipo Técnico del Centro se hará como mínimo cada mes. En
cada revisión se evaluarán los objetivos establecidos en el programa por todos los profesionales del Equipo Técnico
que intervienen en el mismo. El seguimiento se extenderá hasta su salida en libertad y posterior a ella.

De cada Intervención, Salida Programada o Permiso Familiar, se hará una evaluación de las mismas, informando al
Juzgado y Fiscalía de Menores, si han sido positivas o se han alcanzado los objetivos previstos.

El alta, baja y modificación del programa a propuesta de los miembros del Equipo Técnico,
será aprobada por el Órgano de la Comisión Socio-Educativa del Centro y se notificará al Jo-
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ven/Menor, a las diferentes instituciones (Dirección General de Reforma Juvenil, Juzgado de


Menores y Fiscalía) del que depende.

Las propuestas de Intervenciones, Salidas Terapéuticas, Permisos Familiares, e Inserción Laboral se propondrán in-
dividualmente al Juzgado de Menores del cual depende. Todas las propuestas que se contemplen en el Programa
del Menor/Joven, serán solicitadas y motivadas una a una, conforme se alcancen los objetivos de las mismas una vez
valoradas por todos los profesionales del Equipo Técnico que intervienen en el Programa.

¿QUÉ ASPECTOS PUEDEN ORIGINAR MODIFICACIÓN EN EL PROGRAMA?

- Cuando se produzca alguna incidencia que modifique notablemente la situación penal-procesal o de incidencia en
el Centro.

- Cuando, como consecuencia de la revisión del programa, haya algún cambio en las intervenciones, actividades u
193
objetivos propuestos por el Equipo Técnico.

- Las regresiones a Fase de Desarrollo implican un estudio sobre los motivos y una valoración por parte del Órgano
de la Comisión Socio-Educativa del Centro, para decidir la continuidad o cese en el programa.

¿CUÁLES SON LOS CRITERIOS DE BAJA DEL PROGRAMA?

- Baja voluntaria por parte del Joven/Menor

- Regresión a la Fase de Observación

- Incumplimiento de los requisitos del Programa o la no superación de los objetivos planteados.

- No aceptar las modificaciones del Programa que realice el Órgano de la Comisión Socio-Educativa del Centro

- La baja se adoptará por acuerdo del Órgano de la Comisión Socio-Educativa del Centro y se notificará al Menor/
Joven, e Instituciones de las que dependa.

La readmisión en el Programa dependerá de los motivos de esta baja:

- Si la baja se produce por negativa a firmar el programa un Joven/Menor, no podrá solicitar un nuevo programa antes
de que transcurran 4 meses desde la negativa. El nuevo programa comportará la revisión del anterior y la adaptación
a la nueva situación.

- Si la baja se produce por voluntad propia, no se podrá hacer un nuevo programa en el término de 6 meses desde la baja.

- Cuando la baja se produce por regresión a la fase de observación, para hacer un nuevo programa el Joven/Menor
habrá de estar nuevamente en fase finalista por un periodo de 2 meses.
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¿QUÉ DURACIÓN TIENE?

En función de la/s medidas impuestas, y durante todo el periodo de internamiento.

El inicio de realización de salidas no podrá producirse hasta que no se alcance el 1/3 de la/s Medidas impuestas en
Régimen de Internamiento Cerrado o cuando se estime por acuerdo del Órgano de la Comisión Socio-Educativa del
Centro. En el caso de internamiento en Régimen Semiabierto será aprobado previamente por el Órgano Colegiado.

- EXPOSICIÓN DE UN CASO PRÁCTICO en el que se refleja el modelo de trabajo en nuestro Programa


de Tratamiento.

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1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
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G RUPOS DE
DISCUSIÓN: 2
“Programas de Mediación
en conflictos”

197

Coordinan

Dª. Cayetana Bajo García


Técnico ARRMI

Dª. Petra Tabanera Herranz


Técnico ARRMI
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Ponente

Dª. Pilar
Lizán Fernández

Directora del Centro de Día Tejares. Asociación


Centro Trama

PROGRAMAS DE MEDIACIÓN
199
EN CONFLICTOS, SU VALOR
EDUCATIVO Y REPARADOR

Desde la entrada en vigor de la Ley 4/92, en España se inició un nuevo camino en cuanto a la respuesta por parte de
la justicia frente a la delincuencia juvenil. El derecho penal en España había estado centrado en todo momento en el
delincuente. Las posibilidades de intervención con los menores habían estado centradas en la idea de retribución o
en su caso en la idea de tratamiento. Durante los años 70, principalmente en los países anglosajones, se produce un
cambio de enfoque en cuanto a la respuesta a los delitos cometidos por jóvenes, pasando a incorporarse la víctima
y la comunidad como actores de dicha intervención. Con estos antecedentes, así como con las recomendaciones y
tratados de Naciones Unidas y el Consejo de Europa, nace a Ley 4/92, la cual da entrada a una serie de intervenciones
con los menores distintas al internamiento, dirigidas todas ellas a una mejora en la competencia social del menor con
una clara apuesta por la prevención. Con esta filosofía de base, nacen los programas de conciliación y reparación a la
víctima, como una resolución alternativa de disputas en el ámbito de justicia juvenil.

Posteriormente, se ha producido una modificación de dicha Ley, con la aprobación de la Ley 5/2000, la cual recoge
todo el trabajo que se vino desarrollando con la anterior Ley, y lo hace el eje central de su filosofía; así, encontramos
que los principios fundamentales sobre los que se sustenta dicha Ley son: el principio de interés superior del menor
y el principio de intervención mínima; y se define a sí misma como una Ley educativa-sancionadora. Se van a continuar
desarrollando los Programas de Conciliación y Reparación del daño a la víctima, siendo una parte muy importante de
las intervenciones que actualmente se realizan desde la justicia juvenil.

Estos programas se plantean como una solución real al conflicto, garantizando en todo momento los derechos y ga-
rantías judiciales que amparan a las personas implicadas, posibilitando la participación activa de las partes para buscar
soluciones al conflicto por el cual se ven implicados en el proceso judicial.
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Vamos a destacar cuales son los principales beneficios de los programas de Mediación en Conflictos:

1. Mejoran la capacidad de resolver conflictos de los implicados. Mostrando así su carácter educativo.

2. Posibilitan a las personas que participan a la resolución de sus propios problemas en lugar de depender del aparato
judicial para la solución de los mismos.

3. Favorecen la autoconfianza de las partes fomentando el uso cooperativo de las técnicas de resolución de conflictos.

4. Es un espacio de participación, no de confrontación.

5. Posibilitan la exposición de los sentimientos y el intercambio de puntos de vista, mejorando la empatía de ambas partes.
200 6. Intentan cambiar las nociones estereotipadas que las víctimas y los ofensores mantienen entre sí.

7. Las víctimas reciben compensación no solo psicológica, sino también material por sus pérdidas. El método en
que el infractor puede mejorar la situación de la víctima es acordada de mutuo acuerdo, ya sea a través de servicio
directo o de dinero.

8. Dan la posibilidad a los infractores de escuchar la experiencia de la víctima.

9. Ofrecen a los infractores la oportunidad de asumir la responsabilidad de las consecuencias de sus acciones y hacer
rectificaciones, mitigando la culpa y fomentando los sentimientos de autoestima.

10. Al ser de carácter voluntario, disminuyen los efectos etiquetadores de otro tipo de intervenciones.

11. Al solucionar el conflicto, en lugar de castigarlo, se previenen problemas futuros.

12. Agilizan el sistema judicial debido a su celeridad en cuanto a la intervención. Mejorando así los efectos reforza-
dores de proceso.

13. Se trata de un proceso menos costoso, menos formal y más sencillo que el proceso judicial.

Una vez analizados los antecedentes y los objetivos fundamentales de los programas de mediación, vamos a cen-
trarnos directamente en los programas. Analizando su filosofía, actores y procedimiento, para así entender como se
realizan y como se consiguen los objetivos antes mencionados.
El eje central de los programas de mediación es “El conflicto”, entendiendo por el mismo: “Proceso interaccional
que se da entre dos o más partes, en el cual predominan interacciones antagónicas. Este proceso es construido por
ambas partes y puede ser reconducido por ellas o por un tercero”.
La mayoría de los conflictos tienen un abanico de soluciones más allá de la alternativa perder-ganar (en la cual se
intenta elevar al máximo la propia ganancia frente a trabajar a favor de la mejor solución colectiva), y es en estas
posibilidades de solución en las que se va a trabajar desde los programas de mediación.

Existe una tendencia natural a que el conflicto crezca y se incremente. El proceso de Mediación tiene como objetivo
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

reducir el conflicto, incidiendo en que el objetivo final no será únicamente la solución del mismo, sino la búsqueda de la
mejor solución posible para que no deje a ninguna parte la sensación de que la otra ha obtenido ventaja. Las soluciones
parciales preparan el terreno para conflictos futuros, normalmente de mayor envergadura que el conflicto inicial.

Es muy importante resaltar que la mediación es un proceso, podríamos definirla como: “proceso informal a través
del cual un tercero neutral, el mediador, ofrece un espacio dinámico a las partes para posibilitar la resolución de una
situación conflictiva, utilizando estrategias cooperativas, comunicacionales y negociadoras, que ayuden a identificar
las posiciones, los intereses y las necesidades de las partes, lo que a su vez permitirá la generación de acuerdos satis-
factorios aceptados mutuamente” (Romero, S. 2002); éste proceso, a su vez , presenta una serie de principios sobre
los cuales se sustenta y unos valores que lo rigen. Los principios filosóficos que sustentan el proceso de la mediación
serían: voluntariedad, confidencialidad y neutralidad.

1.Voluntariedad: es fundamental que ambas parten deseen participar en una solución de sus conflictos con ayuda 201
de un tercero. De hecho, si una de las partes no desea participar no se puede llevar a cabo una solución extrajudicial
en forma de Mediación, sería necesaria la vuelta al proceso judicial para la solución del conflicto. La participación
de ambas partes en la búsqueda de la mejor solución garantiza el cumplimiento de los acuerdos alcanzados en un
porcentaje muy elevado.

2. Confidencialidad: todo aquello que se plantee, se diga o acuerde durante el proceso de mediación no puede
hacerse público por ninguna de las partes implicadas.

3. Neutralidad: entendiendo que afecta directamente al mediador que conduce la solución del conflicto. Este,
debe mantener una actitud de imparcialidad, no tomando partido por ninguna de las dos partes implicadas; debe ser
equidistante, posibilitando que ambas partes estén asistidas por él de igual forma; y en su actuación debe regir el
principio de equidad.
Los valores que rigen el proceso de la mediación serían, la buena fe, la colaboración, el crecimiento de todas las partes
implicadas y principalmente la paz o no conflicto (Suares, M.)
Una vez establecidos los principios subyacentes al proceso, hemos de hablar de los actores de dicho proceso, el
mediador, el infractor y la víctima.

El mediador, se presenta pues como “garante del proceso”, reconduciendo la discusión, reformulando las afir-
maciones en términos positivos y sobre todo productivos, respaldando sentimientos individuales y principalmente
destacando los intereses comunes con el fin de alcanzar el acuerdo. Se trata pues, de un mero vehículo a través del
cual se puede alcanzar la solución del conflicto entre las partes. Las tareas fundamentales que definen el trabajo del
mediador serían: contacto con las partes de forma individual, facilitar información acerca del proceso de mediación,
planificar y organizar un encuentro entre las partes, facilitar el diálogo entre ambas dirigiéndolo hacia la búsqueda
de acuerdos y ratificación de los acuerdos alcanzados entre ambos. Existe también la posibilidad de que el mediador
realice funciones de intermediario, en aquello casos en los cuales la víctima, que sí desea una solución acordada al
conflicto, no desea participar en una negociación directa con la otra parte.

La víctima es uno de los actores fundamentales. Anteriormente hemos planteado como uno de los principios que
rige la mediación el de voluntariedad. Se han planteado en multitud de ocasiones las dificultades que plantea el invo-
lucrar en la solución de los conflictos a las víctimas de los mismos; principalmente debido a que el enfrentarse con la
persona que originó el conflicto puede conllevar una nueva vivencia de las emociones negativas originadas durante el
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mismo. También se han planteado objeciones a la participación de las víctimas en el sentido que las víctimas puedan
ser vengativas con respecto a los infractores, no participando en la búsqueda de la mejor solución para ambos, sino
con estrategias de perder-ganar. En la mayoría de los casos, cuando las víctimas no desean participar en un proceso
de mediación, suele deberse a que no quieren compartir la responsabilidad de decidir lo que les debe ocurrir a los
infractores. A pesar de las múltiples dificultades que plantea el trabajo con las víctimas, entendemos que la mediación
tiene más ventajas que desventajas con respecto a ellos mismos. La solución de un conflicto a través de la mediación,
tiene unos beneficios psicológicos, dando a la víctima la posibilidad de recibir una petición de disculpas, brindándole
la oportunidad de conocer las motivaciones del infractor, y posibilitando que el infractor conozca las consecuencias
reales de su conducta, facilitando, a través de la exposición de sus sentimientos con respecto al conflicto, una mejora
en cuanto a la empatía del infractor con respecto a la víctima, previendo posibles nuevas agresiones por parte del in-
fractor. Además de este beneficio psicológico, cabe la posibilidad de recuperación de pérdidas monetarias, a través de
acuerdos de compensación de daños materiales. En general, la mayoría de las víctimas que participan en los procesos
202 de mediación, tienen un interés más centrado en la justicia reparadora que en la venganza, o en la victimización de
los infractores. Se ha detectado también, que en casos en los cuales la víctima no desea participar en un proceso de
mediación, se producen sentimientos de culpabilidad o furia ante la presión del sistema por solicitar su participación.
En estos casos, el trabajo del mediador, estará más centrado en la atención a esas posibles emociones, más que a
lograr la participación activa de la víctima, no generando así una victimización secundaria a dicho proceso. Esto nos
vuelve a poner de relieve la necesidad de que la participación en los procesos de mediación por parte de la víctima
sea auténtica, para así minimizar los costes psicológicos y maximizar el beneficio que se deriva de este proceso.

Los programas de mediación están diseñados no solo para compensar a la víctima, sino para considerar a los infrac-
tores personalmente responsables del daño que provocan. Como ocurría con respecto a la víctima, la participa-
ción del infractor en los procesos de mediación también es voluntaria; si bien, en el caso del infractor, además de la
voluntariedad es necesaria que se den dos premisas más para aceptar su participación en el proceso; Otro requisito
indispensable es la asunción de responsabilidad en los hechos que originaron el conflicto. El menor ha de asumir su
responsabilidad, y desear encontrarse con la víctima para en primer lugar pedir disculpas por lo ocurrido, y en segun-
do lugar cooperar con la misma en la búsqueda de una solución que satisfaga a ambos. Además de la responsabilidad
y la voluntariedad, es necesario que el infractor presente unas habilidades personales que implicarían, la capacidad
empática, es necesario que el infractor sea capaz de ponerse en el lugar de la víctima, para así entender su experiencia
y vivirla como propia; y además, son necesarias unas mínimas habilidades de comunicación. El proceso de mediación
se lleva a cabo a través de la palabra, y ésta es principalmente la herramienta a través de la cual se genera la solución
del conflicto. El participar en un proceso de mediación, no aporta beneficios únicamente a la víctima, también el in-
fractor se beneficia del mismo. Tendríamos un beneficio educativo, es el menor quien tiene que generar la solución
con ayuda de la víctima; es a través de este trabajo en grupo como se fomenta la cooperación. Tendríamos también
un beneficio dado que la participación en los procesos de mediación se ha evidenciado como una herramienta de
prevención de nuevas infracciones. El infractor, al enfrentarse a las emociones y vivencias de la víctima afronta las
consecuencias de su conducta, siendo posible una conducta empática por su parte, y valorando el grado de afectación
de sus propias acciones. Muchos de los infractores, preguntados sobre sus sentimientos hacia sus acciones, afirmaron
tener un cambio actitudinal con respecto al delito, principalmente en el incremento de la conciencia de su impacto
duradero sobre las victimas. Estaríamos además contribuyendo a la filosofía subyacente a la Ley que regula estas
acciones, principalmente en los aspectos que se refieren a la no judicialización del menor en aquellos casos que sea
posible, además del principio de intervención mínima.

Hemos insistido en que la Mediación es un proceso de búsqueda de soluciones a un conflicto existente entre dos
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

partes; como todo proceso, existe una serie de pasos que se deben de seguir para conseguir el objetivo final, que en
nuestro caso es el acuerdo de solución entre las partes.
Las etapas principales que rigen un proceso de mediación serían: explicación del proceso a las partes implicadas, con-
seguir la voluntad de participación de las partes, identificación y clarificación del conflicto a solucionar, encuentro de
búsqueda de soluciones, negociación y acuerdos y, la ratificación de los acuerdos en el acta de conciliación.

Teniendo en cuenta este esquema de intervención, vamos a analizar diversos aspectos que son imprescindibles a la
hora de abordar la solución de un conflicto a través de un proceso de mediación. Haremos énfasis en: el contacto
entre las partes, en la necesidad de reducir las amenazas vivenciadas por las partes y el porqué hay que despersona-
lizar el conflicto por medio de las normas. Hemos elegido estos aspectos y no otros, por su carácter decisorio en
cuanto a la solución o no del conflicto. Entendemos que un bloqueo en cuanto a alguno de ellos imposibilitaría el
posible acuerdo entre las partes.

1. El Contacto: El conflicto actúa sobre las partes separándolas y reduciendo la interacción entre ellas, lo que
203
dificulta la solución de las diferencias existentes. Esta separación hace que se afiancen las percepciones parciales
individuales de las partes, dificultando a su vez, que se quiera dar el paso de búsqueda de soluciones. Es necesario
para la solución del conflicto el contacto, si bien, no sirve cualquier tipo de contacto, deben cumplirse una serie de
condiciones para que este no se convierta en un estimulante del conflicto, empeorando aún más la situación. Será
necesario que el contacto se de en “igualdad de condiciones” y ambos deben desear “trabajar por una búsqueda de
soluciones”. Ambas partes deben tener la certeza de que tienen igual poder de interacción o de toma de decisiones,
un desequilibrio en este sentido implicaría una exacerbación del conflicto, debido a que la parte más débil sentiría la
presión por aceptar un acuerdo no del todo justo. Por otro lado, es fundamental que ambas partes se centren en la
búsqueda de una solución más que en atacar a la parte contraria. Un primer paso y muy importante en el proceso de
solución del conflicto, será que el Mediador haga comprender a las partes, que el contacto es en beneficio mutuo. Un
indicador del éxito de la mediación es la voluntariedad de mantener un contacto con la otra parte, dado que aumenta
el compromiso de ambas partes hacia la búsqueda de una solución.

2. Reducir las Amenazas: Una creencia ampliamente extendida es que cuanto más poder tengamos más fácil
será ganar el conflicto. Hay que tener en cuenta, que cuando uno se siente amenazado tiende a amenazar, producién-
dose una escalada en el conflicto, y alejándose del acuerdo de solución. Si una de las partes amenaza, los acuerdos a
los que se llegue bajo esta situación, serán percibidas por el otro como poco justas, al no encontrarse ambos en el
mismo nivel de interacción. Existe una técnica, principalmente diseñada para la reducción de las amenazas denomina-
da “reciprocidad graduada en la reducción de la tensión” (Osgood, 1962), la cual propone que si una de las partes da
muestras de reducir su capacidad amenazadora de forma unilateral, invitando a la otra parte a realizar un movimiento
recíproco, la tensión se reduce. Las partes tienen la oportunidad de moderar sus exigencias, cambiar el tono de su
retórica y ofrecer concesiones, reduciendo el tono de amenaza. El papel crucial del mediador en este momento será
el de que cada parte sea consciente de las acciones del otro para reducir las amenazas.

3. Despersonalización del proceso a través de las normas: Una de las dificultades que también encon-
tramos en la resolución del conflicto están relacionada con el miedo que tienen los participantes a dar una imagen
de debilidad ante el otro. Cuando hacemos que la negociación se centre en las normas, entendiendo por las mismas
reglas impersonales que dictan como se debe responder ante una situación dada, alejamos la preocupación de los
participantes sobre la imagen que dan de ellos mismos.
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4. Negociación: Es el proceso natural a través del cual las partes resuelven el conflicto. Las partes van haciendo
concesiones hasta que se alcanza el acuerdo. Si las posiciones se tornan extremas, el proceso se puede romper, im-
pidiendo la solución del conflicto entre las partes. El mediador deberá estar atento a esta posible situación, haciendo
ver a las partes en que momentos se radicaliza su posición.

A lo largo de toda la exposición hemos estado analizando aspectos importantes tales como los objetivos de toda solu-
ción de conflictos, hemos visto que responsabilidad tienen los diferentes actores en el proceso, así como las limitaciones
de los mismos, hemos incidido en la filosofía subyacente a cualquier programa de mediación y hemos abordado algunos
aspectos de especial relevancia para garantizar el éxito del proceso. Entendemos que todos los aspectos analizados
tienen importancia si se toman en conjunto, dado que ninguno de ellos garantiza el éxito del programa, pero el tenerlos
presentes a la hora de abordar un proceso de mediación facilitan la consecución del éxito del mismo.

204 Los programas de solución de conflictos se han mostrado como muy efectivos en cuanto a la solución a los conflictos
existentes entre dos partes. Debido a su filosofía subyacente, centrada en la educación, cooperación y búsqueda de
alternativas de conducta a las disruptivas, recogen perfectamente el espíritu de la Ley 5/2000, la cual pretende ser una
Ley de carácter penal pero que priman los aspectos educativos frente a los sancionadores. Entendemos que, hay que
continuar trabajando en el desarrollo de dichos programas de intervención, para garantizar así, no solo las garantías
procesales inherentes a cualquier procedimiento de carácter judicial, sino también la idea de intervención mínima
y superior interés del menor. Hace falta además, desarrollar una línea de investigación en cuanto a aspectos funda-
mentales de los programas de solución de conflictos como pueden ser: motivaciones reales de los infractores y de
las víctimas a la hora de participar en los procesos de mediación, grado de cumplimiento de los acuerdos alcanzados
durante el proceso, efectos de prevención del proceso frente a futuras infracciones con respecto a los menores que
participaron en dichos programas, etc. Entendemos que es necesaria dicha investigación para mejorar la efectividad y
éxito de los mismo, continuando así en la línea de la justicia reparadora iniciada desde la Ley 4/1992.

BIBLIOGRAFÍA

- GROVER DUFFY, K.; GROSCH, J.W.; OLCZAK, P.V; “La mediación y sus contextos de aplicación” (1996).Ed. Paidós Ibérica, S.A.
- PÉREZ DE MATEIS, L.S; ORTIZ ALMONACID, J.L. “Mediación Penal: una solución alternativa”
- ROMERO, S. R. “Características Generales de la Mediación Penal”. Mediación Penal. Ed. Lexis Nexos-De Palma. Septiembre
año 2002.
- SUARES, M. “Mediación. Conducción de disputas, comunicación y técnicas”. Ed. Paidós Ibérica, S.A.
- Coord. DAPENA, J.; MARTÍN, J.”La mediación penal juvenil en Cataluña, España”. Dirección General de Medidas Penales alter-
nativas y de Justicia Juvenil. Barcelona. 1998.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
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Ponente

D. Javier
Pérez Gómez en colaboración con
Amaia Muñozguren

Trabajador Social, Equipo Técnico del Centro “El


Laurel”. Fundación Grupo Norte

PROGRAMA DE MEDIACIÓN EN
207
CONFLICTOS POR MALTRATO FAMILIAR

“Centro Especializado en Maltrato Familiar a Ascendentes”.

0. INTRODUCCIÓN.

En los últimos años, se ha venido produciendo un incremento muy significativo en el número de denuncias relaciona-
das con las conductas que se engloban dentro del término de “Maltrato Familiar”.

Ante la expansión de este fenómeno, que debe ser tratado más allá del ámbito judicial, en el Centro de Ejecución de
Medidas Judiciales “El Laurel” se estimó oportuno investigar y analizar esta realidad, para proponer alternativas de in-
tervención aunadoras, interiorizando los avances científico-jurídicos en esta materia, de amplio espectro psicosocial.

A su vez, la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor apostó por
convertir, desde el pasado 15 de Enero de 2007, el Centro “El Laurel” en un Centro de Ejecución de Medidas Judiciales
Especializado en “Maltrato en el Ámbito Familiar”. De este modo, lo que venía siendo un Programa de Intervención
específica en esta problemática, se transforma en un ambicioso Proyecto que abarca más allá del propio Centro.

1. MALTRATO FAMILIAR. CONCEPTO.

En este concepto, y en lo que a este Programa afecta, recogemos todos aquellos comportamientos que suponen la
agresión, en sus diferentes modalidades, dirigida por parte de un menor o joven hacia los progenitores o aquellas
personas que desempeñan este papel en un contexto familiar y a otros familiares convivientes, como pueden ser los
hermanos.
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- Enfoque Multidisciplinar: incluye la utilización de técnicas demostradas eficaces de diferentes enfoques teóricos
(Cognitivo-Conductual, Sistémico, Psicodinámico, etc.).

- No “demonizar” al menor / joven; ya que éste “forma parte” de un Sistema con un mecanismo de relación disfun-
cional.

- Exploración profunda del Sistema:

- Reparto de ROLES y adecuada estructura de JERARQUÍA.:


- Análisis de limitaciones Vs. capacidades del Sistema.
- Redefinición del problema.
- Connotación positiva.
208 Para que un Sistema Familiar resulte funcional, esta organización jerarquizada supone una descripción de los ROLES,
una distinción de las tareas CLARA Y EXPLÍCITA, más o menos aceptada por el conjunto de los miembros del Sis-
tema y tener como finalidad la preservación del ciclo vital y desarrollo bio-psico-social de todos ellos. En los casos
que nos ocupan, existen importantes trastornos de la organización jerárquica, bien porque los límites de la jerarquía
no se encuentran claramente definidos, o bien, porque, de estarlos, la dinámica familiar, objeto de nuestro estudio,
favorece la no asunción de los mismos.

2. PRINCIPIOS RECTORES DE LA INTERVENCIÓN


(Actitudes favorecedoras del proceso de cambio).

A) Equipo Multidisciplinar “Trabajo en Equipo”:

- Menor.

- Familias.

- Equipo del Centro (Psicóloga, Trabajador Social, Educadores / as, Equipo Directivo)

- Recursos externos: ocio, terapéuticos, educativos, etc.

B) POTENCIAL DE CAMBIO EN LA FAMILIA

- Tomar conciencia de su propio saco de recursos.

- Apuntalar los pequeños logros del Sistema.

- Externalizar el desaliento: Trabajar expectativas irreales (de la familia y/o del menor) como un componente del
problema.

Para ello, el Equipo de Intervención, debe trasladar al sistema familiar la idea de que él es el propio agente de cambio,
contando con la orientación profesional, en un redescubrimiento de sus propios recursos positivos para abordar sus
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

problemáticas. De esta manera, se dota a la familia de un POTENCIAL DE CAMBIO, que no debe circunscribirse a
los profesionales, haciéndoles interiorizar la idea de que son “expertos en su familia” y que el Equipo acompaña en
ese proceso de crecimiento.

C) NÚCLEO FAMILIAR = CONTEXTO MÁS ADECUADO PARA EL MENOR:

Teniendo en cuenta que la familia constituye el marco más importante para establecer vínculos afectivos y desarro-
llar procesos de aprendizaje y socialización. La finalidad de la intervención se dirigirá a rehabilitar el núcleo familiar
como el contexto más adecuado para el menor, modificando la disfuncionalidad existente en las relaciones entre
los diferentes miembros del sistema, permitiendo la emergencia de patrones interactivos adaptativos y funcionales y
reforzando la capacidad de la familiar para hacer frente de manera satisfactoria a las diferentes fases de su ciclo vital
y los problemas que puedan surgir.

D) MARCO CONTEXTUAL DE LOS CENTROS DE EJECUCIÓN DE MEDIDAS JUDICIALES


209

Así mismo, hay que tener en cuenta que en este contexto, la forma de acceder, tanto del menor como de las familias,
no es voluntaria, ni en principio con una demanda de ayuda, sino por la presión ejercida por el sistema judicial de
menores, lo que condicionará el abordaje de la intervención.

3. CONSTRUYENDO PROGRAMAS.

El tratamiento multidisciplinar de la problemática exige una mayor intervención del Equipo Técnico en las diferentes
fases de intervención.

El Programa en práctica que se lleva a cabo se divide en tres planos de intervención.

En un primer plano se destaca las diferentes actuaciones del Equipo Educativo, haciendo especial mención a dos
componentes fundamentales en esta problemática:

- Asunción del binomio afectividad-normatividad.


- Asunción de la responsabilidad sobre su comportamiento y consecuencias que se derivan del mismo.

En un segundo plano de intervención, se coordinan las diferentes actuaciones del Equipo Técnico, cuyo objeto de
actuación terapéutica se dirige, tanto al menor, como a los diferentes miembros componentes del Sistema Familiar;
planteando y descubriendo las limitaciones de la familia y reutilizando, facilitando el aprendizaje y modelando com-
petencias y recursos personales previos y específicos de esta problemática (Factores de Protección y Riesgo, Com-
portamientos alternativos de adaptación, Autocontrol, Expresión y Canalización emocional, Redefinición de roles,
Proceso de Crecimiento Personal (menor/joven y sistema familiar),etc.).
De igual modo, y a un nivel más particular, se realiza una intervención psicológica específica con el menor/joven, con
el objetivo de estudiar, de manera pormenorizada, el componente de la AGRESIÓN.

En un tercer plano de intervención, se llevan a cabo las coordinaciones y planteamiento de alternativas de actuación
con los diferentes recursos externos (terapéuticos, asistenciales, formativos-laborales), considerados como facilitadores
del proceso de cambio activo del sistema.
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Dividimos el Programa en cuatro fases:

- Acogida,

- Investigación,

- Evaluación, y Proceso facilitador de Reinserción y Readaptación Psicosocial.

3.1. ACOGIDA.

Se abre expediente, tras la lectura de la información aportada por el Equipo Psicosocial, así como el auto judicial que
ha motivado el ingreso en este Centro.
210 Tras esta lectura se convoca a una primera entrevista, por separado, tanto al menor como a la familia, responsables
o tutores legales.

Esta primera entrevista se trabaja en interdisciplina y tiene como objetivo prioritario establecer el primer contacto,
con tanto con la familia como con el menor, a fin de reducir los niveles de ansiedad que conlleva el internamiento.
Así mismo, en esa primera entrevista se proporciona, a los diferentes miembros de la familia, información sobre el
funcionamiento del Centro, en relación a la normativa, régimen, etc.

Por otro lado, desde esta fase se empieza a explorar la percepción del problema y la actitud de los diferentes miem-
bros de la familia ante el mismo.

En este primer momento las actuaciones a nivel técnico también están orientadas a proporcionar a la familia un con-
texto referencial claro, así como motivación hacía la intervención posterior.

3.2. INVESTIGACIÓN.

La Fase de Investigación se centra, fundamentalmente, en la recopilación de información referente al menor/joven y su


sistema familiar, de cara a hacer una formulación inicial del caso que oriente a una valoración más profunda que a su
vez apunte al diseño de la intervención. En esta fase se proponen diferentes hipótesis de formulación de la situación
del menor/joven y su sistema familiar, a fin de afirmarlas o desconfirmarlas en fases posteriores y diseñar un Programa
de Intervención más adecuado a las características individuales y únicas del caso.
Son sesiones dirigidas al conocimiento de la historia de vida del menor, situación actual, preferencias e intereses antes,
durante y después del internamiento. En este proceso, tiene también lugar la aplicación de pruebas de psicodiagnós-
tico, cuyo objetivo es recabar información válida, objetiva y contrastable sobre aspectos relevantes del psiquismo
y emocionalidad del menor; inteligencia, rasgos de personalidad y temperamento, niveles de ansiedad, capacidad de
autocontrol, etc., así como la posible detección de rasgos psicopatológicos, que orientan al diagnóstico, tratamiento
e intervención individualizada de los menores y jóvenes.

Del mismo modo, se realiza un estudio pormenorizado de su sistema familiar, a fin de conocer la esencia de las rela-
ciones que se establecen entre sus miembros, de cara a proponer alternativas de intervención posteriores adecuadas
al caso, analizando diferentes aspectos que se exponen a lo largo de este apartado.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

3.3. EVALUACIÓN.

En este tipo de problemática esta fase va a cobrar mayor importancia, puesto que se trata de un proceso de evalua-
ción continuada en el tiempo, dada la complejidad de las múltiples relaciones que se establecen dentro del sistema
familiar en base a la consecución de objetivos de intervención (Procesos de reubicación/reequilibrio del sistema).

Las técnicas de evaluación se materializan en base a Entrevistas Personales, Observación Directa, Observación de
la Interrelación y Calidad Vincular de los diferentes miembros del Sistema, aplicación de Pruebas de Psicodianóstico
(evaluación psicológica del menor/joven). Sumado a las anteriores, la evaluación también se focaliza, de manera espe-
cial, mediante la intervención del Equipo Educativo, a través de la observación y análisis del menor/joven en situacio-
nes de interacción en la dinámica y funcionamiento diarios del Centro (Aceptación de normativa, Interiorización de
la Medida en Ejecución, Relaciones con otros menores/jóvenes, etc.).

La población a la que va dirigida la fase de evaluación son los miembros del sistema familiar en cuanto a los cuáles se
211
organiza el menor/joven agresor. Se trata de establecer una visión comprensiva de la estructura psíquica y emocional
de los diferentes miembros, haciendo especial hincapié en la mayor profundización de la evaluación que se lleva a
cabo con el menor.

3. 4. PROCESO FACILITADOR DE REINSERCIÓN Y READAPTACIÓN PSICOSOCIAL.

La intervención se dirige a reestablecer condiciones de semi-normalidad, restando estructuración a la vida del me-
nor/joven en la dinámica y funcionamiento del Centro. En este momento, cobran especial relevancia, todos aquellos
dispositivos y recursos especializados externos.

Este proceso, igual que los anteriormente citados, se concatenan, reanalizan y complementan a través de la situación
de internamiento.

4. ¿HACIA DÓNDE AVANZAMOS?

- PSICOLOGIZACIÓN DEL PROBLEMA: significa ver cada componente del fenómeno desde el punto de
vista del estudio y la profundización de la estructura psíquica y emocional de cada uno de los miembros que compo-
nen el sistema familiar y de cómo establecen una dinámica relacional desadaptativa. Esto no significa excluir del estu-
dio e intervención al menor/joven agresor, sino, de forma complementaria, ampliar el foco terapéutico para garantizar,
con mayor probabilidad, garantías de éxito en el proceso de readaptación familiar general y el proceso de reinserción
psicosocial del menor/joven en particular.

- ESPECIALIZACIÓN DE LOS PROFESIONALES: que supone una mayor calidad en el abordaje y trata-
miento de la problemática objeto de intervención.

- ESTUDIO E INVESTIGACIÓN DEL FENÓMENO: no se deja de lado la complejidad de la problemática


detectada, por cuanto se trata de un fenómeno novedoso y que implica la evaluación y análisis continuo de los re-
sultados obtenidos.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Realizado por: Realizado por el Equipo Directivo y Técnico del Centro de Ejecución de Medidas Judiciales “El Laurel”
(Enero de 2007)

Javier Pérez Gómez (Trabajador Social).


María José Martínez (Trabajadora Social).
Ángela Matallanos (Psicóloga).
Amaia Muñozguren (Psicóloga).

Equipo Técnico del Centro de Ejecución de Medidas Judiciales “El Laurel”

212
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

Dª. Mª.
Pilar García Dotor

Psicóloga. Responsable de los Programas de


Fundación Diagrama de la Comunidad de Madrid

ACTUACIÓN DE LOS PROFESIONALES.


215
LA MEDIACIÓN

I. INTRODUCCIÓN

Actualmente, existe una tendencia en la intervención con los menores en conflicto y situación de riesgo social hacia
la utilización de la Mediación como herramienta en la resolución de conflictos. Desde la experiencia cotidiana y apo-
yada en la teoría de la resolución de conflictos, entendemos importante utilizar la mediación como una alternativa
especialmente interesante en el intento de resolución de los distintos conflictos entre pares que puedan surgir en los
centros de ejecución de medidas judiciales.

Desde que entró en vigor la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de Enero, reguladora de la responsabilidad penal de los meno-
res, y posteriormente su modificación Ley Orgánica 8/2006, de 4 diciembre, se recalca la importancia de la re-educación
de los menores ingresados en los centros de ejecución de medidas judiciales. Dentro del “volver a educar” es un factor
vital realizar programas específicos de educación en Competencia Social. La adscripción a los distintos talleres de un
menor, estará determinada por la evaluación y valoración que de él realice la Comisión de Orientación del Centro, y de
la planificación de las actividades a desarrollar en su Programa Individualizado de Ejecución de Medida.

Entendemos por Competencia Social la capacidad de las personas para participar en su entorno, interactuando con
otros y obteniendo de esa interacción resultados positivos que posibilitan una adecuada adaptación e integración
social, la valoración y reconocimiento de los otros y el desarrollo de un autoconcepto positivo. Por ello, tan impor-
tante es hacer participar a los menores de la mediación cómo agentes usuarios de la misma, como sujetos activos
de ésta, donde a través de la adquisición de estrategias en habilidades sociales comienzan a ser capaces por ellos
mismos, de mediar en la resolución de sus propios conflictos con otros iguales o la figura adulta, o mediar en los que
se produzcan en su entorno.
Podemos constatar que la mayoría de estos jóvenes presentan dificultades para una adecuada adaptación e integra-
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

ción social: relación con los otros, resolución de problemas, procesamiento lógico, control de su propia conducta,
desarrollo de una autoestima adecuada, entre otras dificultades. Por ello, desde el inicio de su ingreso en el centro se
comienza a planificar en su Programa Individualizado de Ejecución de Medida un itinerario claro a este respecto, don-
de el menor participa en Talleres de Desarrollo Personal en los cuales por medio de una metodología tanto teórica
como práctica en las distintas sesiones, comienza a ampliar y prepararse en el ámbito personal e interpersonal para
una mejor adaptación en su futura reinserción.

Como anteriormente he mencionado, para que el menor llegue a adquirir las habilidades necesarias para utilizar la
mediación como estrategia en la resolución de conflictos, consideramos importante que reciba los conocimientos de
otras habilidades básicas para ir paulatinamente integrando otras más complejas. Por este motivo tras el ingreso en el
centro se realiza una evaluación multidisciplinar a distintos niveles psicológico, social, escolar, de adaptación al centro,
para determinar las potencialidades y carencias específicas de cada menor y de esta forma ajustar la intervención
216 individualmente. En el ámbito psicológico es importante determinar las capacidades cognitivas tanto básicas como
superiores, evaluando percepción, atención, estrategias originales en la resolución de problemas, etc. Así mismo, y de-
bido a su relación directa, se explora la esfera afectiva, estilos de relación, habilidades sociales etc. Una vez obtenidos
unos parámetros concretos y objetivos que nos informan de qué necesidades tiene, se establecen para con el menor
unos objetivos a corto y medio plazo, así como la forma de conseguirlos, donde se incluyen sesiones de desarrollo
personal tanto en grupo como a nivel individual, terapia específica, etc.

Durante todo el proceso de internamiento del menor, se efectúan evaluaciones de las intervenciones realizadas con
él, de forma que se valorará la idoneidad o posible necesidad de cambio en las estrategias iniciales planteadas en su
Programa Individualizado de Ejecución. Obteniendo de esta forma información sobre la motivación de los menores,
sus intereses, uso práctico de los nuevos aprendizajes, etc., así como por parte del personal educativo, del estado
del proceso en el que se encuentra el menor y su evolución, obteniendo una información vital ya que con ésta se
persevera o reestructura las líneas de trabajo establecidas con el menor.

Dentro de los Talleres de Desarrollo Personal impartidos en el centro a través de secuencias de contenido progre-
sivas, se pretende desarrollar/potenciar el área de la competencia social, materializándolo en cuatro talleres en los
que se trabajan distintos contenidos cada uno de ellos formado por diferentes aspectos del desarrollo intrapersonal
e interpersonal. Están relacionados entre sí, de manera que la complejidad de recursos y habilidades necesarias para
cada uno de ellos va progresando a medida que se trabajan los aspectos específicos. Distribución:

- Resolución de problemas: se pretende fomentar y trabajar aspectos como: autoestima, reconocimiento


de sentimientos, práctica del pensamiento lateral/creativo, reestructuración cognitiva, resolución de problemas de
forma práctica, etc. De esta manera se va haciendo un acercamiento al reconocimiento de un problema, a un plantea-
miento eficaz del mismo y a la mejor forma de resolverlo.

En éste primer momento se pretende fomentar el trabajo individual y personal que conlleva el autoconocimiento,
autoestima, pensamiento flexible, etc., de forma que el menor comience a estar preparado para la adquisición de
otras competencias interpersonales.

- Habilidades sociales: en este segundo momento se hace mayor hincapié en aspectos de comunicación, asertividad
y habilidades sociales propiamente dichas, pretendiendo entrenar herramientas para mejorar la relación con otros,
empezando en lo más básico para terminar en habilidades específicas complejas.
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El entrenamiento en habilidades sociales pretende enseñar específicamente habilidades de relación con otros, ya que
en sesiones anteriores se han trabajado los recursos y características personales de cada menor.

- Autocontrol: está secuenciada de forma que el menor comience sabiendo qué es la ira y su proceso, aprenda a
autoobservarse y detectarla, conozca técnicas de relajación y finalmente sea capaz de ofrecer conductas alternativas
de la ira más positivas para él mismo y los demás. El objetivo último que se pretende es favorecer el control de la
persona sobre sus respuestas y comportamientos, para lo que se va avanzando a lo largo de las sesiones en una mayor
percepción de sí mismo y un mejor autocontrol.

La justificación de estos aprendizajes es que no es suficiente tener habilidades sociales concretas para un adecuado
comportamiento social, sino que hay que dotar a la persona de herramientas de autocontrol, que le faciliten poner
en marcha las estrategias ya aprendidas en los dos momentos anteriores durante posibles situaciones conflictivas. Se
pretende por tanto mejorar el control de la propia conducta, la adaptación social y personal, dotando al menor de 217
técnicas y recursos para conocer y modificar su comportamiento en situaciones en las que antes no era capaz de
hacerlo de manera eficaz.

- Mediación: finalmente se trabaja la mediación, donde específicamente se pretende enseñar qué es un conflicto,
nociones sobre consejo ya que una de las funciones será la de participar como agente activo en una mediación, no-
ciones de negociación y mediación propiamente dicha.Aquí se trabajan contenidos más específicos que los anteriores,
entrenando habilidades destinadas a que el menor sea capaz de guiar una resolución de conflictos entre iguales.

II. MEDIACIÓN

La mediación requiere del uso de todo lo aprendido anteriormente: el mediador hará de guía a las personas en la
resolución de problemas, necesitará grandes habilidades interpersonales y capacidad de autocontrol, ya que la media-
ción requiere de la imparcialidad y objetividad del mediador.

Existen diferentes clasificaciones de mediación que conllevan múltiples modos de actuación. Nosotros trabajamos
con el modelo el modelo tradicional-lineal (Harvard) cuyo fin último es el acuerdo, adaptándolo a la población con la
que trabajamos y a los objetivos que nos hemos marcado.

En nuestro contexto son los propios chavales quienes mediante un rol activo median para resolver el conflicto. Su
función es facilitar la comunicación. Su rol consiste básicamente en asistir a las partes en el proceso de construcción
de una solución mutuamente satisfactoria.

Se considera fundamental la neutralidad del mediador, que se debe lograr a través de la imparcialidad y la equidistancia
con relación a las partes.

La metodología de la mediación se fundamenta entonces, en que las partes son quienes más saben acerca de las
causas de sus disputas y de sus posibles resoluciones. Sobre esta base la técnica de la mediación es ampliamente par-
ticipativa (Brandoni, F. 1999). La mediación suele distinguirse del arbitraje por cuanto que éste consiste en someter
una disputa a un tercero que emite un juicio definitivo y vinculante sobre cómo se resolverá el conflicto.
Para que haya mediación debe darse como requisito básico el propósito, la voluntad y la responsabilidad de querer
resolver.
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Debemos añadir que aplicar la mediación en un contexto institucional no significa suplantar las normas por las que
éste se rige. Significa poder disponer de una herramienta más en la toma de decisiones cuando se produce una situa-
ción problemática. Si bien, de cara al chaval, se inscribe en su proceso de socialización al dotarle de más armas para
la resolución de conflictos.

A continuación detallo dentro de la mediación los cuatro aspectos sobre los que se trabaja durante el taller:

- Conflicto: es importante que el menor conozca qué es el conflicto, analizarlo, identificar sus causas y los distintos
puntos de vista. Se trata de favorecer el desarrollo de un punto de vista amplio del conflicto.

- Consejo: Para poder realizar una mediación se debe aprender habilidades para hacer pensar al otro y guiarle en
la resolución de problemas.
218 - Negociación: En este tercer momento se tratará de comprender el proceso de negociación y aplicarlo. Además
se verán las diferentes técnicas de negociación, así como la superioridad de la cooperación frente a otras formas de
resolver conflictos.

- Mediación: finalmente se propone aprender y practicar la función de mediador.

Destacar que durante todo el taller los ejemplos prácticos sobre los que se trabaja consideran la formación en va-
lores, haciendo especial hincapié en temas transversales sobre diferentes aspectos relevantes de interacción entre
la persona y su entorno, como familia, pareja, ocio y tiempo libre, sexualidad, amigos, trabajo, recursos del medio,
convivencia, salud, drogas, etc.

El hecho de que se trabajen los casos prácticos bajo estas temáticas transversales tiene como finalidad, por un lado
la generalización de las habilidades aprendidas a diferentes ámbitos de la vida de la persona, y por otro brindar la
posibilidad, si se considera adecuado, de trabajar específicamente las habilidades y estrategias que se entrenan en cada
momento como las más relevantes para el menor, relacionándolas con su experiencia previa, necesidades, carencias,
etc. Por ejemplo, se podrían realizar varias sesiones de habilidades sociales específicas para relaciones familiares, si
todas las actividades y ejemplos estuvieran centrados en el tema de la familia.

La decisión de elegir una temática concreta o varia áreas transversales estará en función de las características del
grupo a los que se dirige la formación.

Finalmente y para concluir, como he dicho en un principio a lo largo de todo el proceso y a su finalización se realizan
diferentes evaluaciones para conocer la eficacia y utilidad de los aprendizajes ofrecidos.

RESULTADOS
EVALUACIÓN GENERAL

En esta evaluación, se encuentran los objetivos generales que se estén trabajando. Se trata de una evaluación en la que
aparece la evolución de un asistente a lo largo de todo el proceso de aprendizaje, de modo que se puede observar
el progreso de esta persona.
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Se trata de una evaluación sencilla y fácil de rellenar, en la cuál los aspectos a evaluar son por ejemplo, consecución
de los objetivos, cumplimiento de las tareas propuestas, participación en las actividades, observaciones, etc.

EVALUACIÓN PARA EL FORMADOR

Se realiza una breve valoración por parte de la persona que imparte el taller sobre los distintos aspectos como
consecución de los objetivos, adecuación de las actividades para el logro de los mismos, tiempo estipulado para el
desarrollo de las actividades, dinámica del ambiente grupal, valoración global, etc.

TU EVALUACIÓN

Esta evaluación va dirigida a las personas que asisten, o sea los menores. De esta manera, obtenemos una impresión
global de lo que han aprendido y del interés puesto en las sesiones. La persona deberá hacer una breve valoración 219
sobre las actividades, la utilidad de lo aprendido, qué es lo que le ha gustado más y menos, utilidad, etc.

III. REFLEXIONES FINALES

Evidentemente la mejor evaluación que podemos realizar es la observación directa de la propia conducta del menor
en el contexto del centro durante la interacción diaria tanto con los iguales como con el personal educativo, la forma
de resolver los posibles conflictos diarios que pudieran surgir donde se observará la capacidad del menor para me-
diar en la resolución de conflictos, siendo su función la de facilitar la comunicación y asistir a las partes en el proceso
de construcción de una solución mutuamente satisfactoria.

Asimismo, durante el disfrute del Programa de Salidas y Permisos, tanto en salidas educativas con personal del centro
como al domicilio familiar (familia, amigos, etc.), se puede constatar el grado de interiorización y aplicación práctica
de la mediación como herramienta en la resolución de conflictos.

La tendencia actual en general, y la práctica diaria en particular en el trabajo de menores en conflicto con la ley, hace
recomendable la mediación como vía o estrategia de trabajo en la solución de conflictos interpersonales. Puede ser
variada su aplicación en distintos ámbitos como el comunitario, judicial, laboral, escolar, etc., siendo este último de
donde proviene la mediación de pares, y en el cual se va a centrar la exposición.

En términos generales, la técnica de la mediación se aplica en un proceso durante el cual un tercero neutral ayuda a
las partes en conflicto a lograr, mediante un proceso de negociación, su propio acuerdo para resolver la disputa. En
nuestro contexto son los propios menores quienes por medio de un rol activo median para resolver el conflicto. Su
función es facilitar la comunicación. Su rol consiste básicamente en asistir a las partes en el proceso de construcción
de una solución mutuamente satisfactoria.
Como sujetos activos y agentes de la mediación, y para que ésta se pueda producir de forma efectiva, son necesarias
una serie de habilidades personales previas para llevarla a cabo de manera satisfactoria. Con este motivo, y como
parte de la intervención grupal que se lleva a cabo en centros en Fundación Diagrama, se desarrolla el Programa de
Competencia Social, llevado a la práctica en una serie de Talleres de Desarrollo personal en los que participan meno-
res que se encuentran cumpliendo una medida judicial de internamiento en centro.

La adscripción a los distintos Talleres de un menor, estará determinada por la evaluación y valoración que de él realice
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

la Comisión de Orientación del Centro, y de la planificación de las actividades a desarrollar en su Programa Indivi-
dualizado de Ejecución de Medida.

El Programa de Competencia Social se desarrolla como instrumento para mejorar la capacidad de los menores de
participar en su entorno, interactuando con otros y obteniendo de esa interacción resultados positivos que posibi-
liten una adecuada adaptación e integración social, la valoración y reconocimiento de los otros y el desarrollo de un
autoconcepto positivo.

Es un hecho constatado, que muchos de nuestros jóvenes presentan dificultades para una adecuada adaptación e inte-
gración social: relación con los otros, resolución de problemas, procesamiento lógico, control de su propia conducta
y desarrollo de una autoestima adecuada, entre otras.

220 Este programa pretende ser una herramienta para el desarrollo de la Competencia Social de estos menores, y un
instrumento de ayuda para aquellos que realizan una labor educativa con ellos.

El Programa de Competencia Social se divide en cuatro grandes Módulos (Resolución de Problemas, Habilidades So-
ciales, Autocontrol y Mediación), que aunque pretenden objetivos específicos en función de las áreas de trabajo que
se vayan a desarrollar en cada uno, están íntimamente ligados e interrelacionados entre sí, ya que la consecución de
los objetivos planteados inicialmente procurará el desarrollo y planteamiento de los siguientes.

Los objetivos generales que persigue son:

- Fomentar el trabajo individual y personal (autoconocimiento, autoestima, pensamiento flexible,...) como paso pre-
vio al entrenamiento de otras competencias interpersonales.

- Entrenar habilidades de relación con otros, una vez se han trabajado los recursos y características personales plan-
teados anteriormente.

- Dotar a la persona de herramientas de autocontrol, que le faciliten poner en marcha estrategias ya aprendidas, en
situaciones conflictivas. De este modo, mejorar el control de la propia conducta, la adaptación social y personal, y
dotar al joven de técnicas y recursos para conocer y modificar su comportamiento en situaciones en las que antes
no era capaz de hacerlo de manera eficaz.

- Hacer uso de todo lo aprendido, poner en marcha las habilidades interpersonales y capacidad de autocontrol y
hacer de guía a las personas en la resolución de problemas, iniciándose en la mediación entre iguales.
Tal y como se menciona anteriormente, el Programa de Competencia Social se divide en cuatro Módulos, cada uno de
ellos formado por diferentes áreas, que a su vez constan de un número determinado de sesiones. Están relacionados
entre sí, de manera que la complejidad de recursos y habilidades necesarias para cada uno de ellos va progresando a
medida que se trabajan las áreas y sesiones. Son los siguientes:

RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS:

Este módulo se divide en cinco áreas: autoestima, sentimientos, pensamiento lateral, reestructuración cognitiva y re-
solución de problemas (técnica). De esta manera se va haciendo un acercamiento al reconocimiento de un problema,
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

a un planteamiento eficaz del mismo y a la mejor forma de resolverlo.


HABILIDADES SOCIALES:

Se trabajan tres áreas: comunicación, asertividad y habilidades sociales. Es un módulo donde se entrenan herramientas
para mejorar la relación con otros, empezando de lo más básico para terminar en habilidades específicas complejas.

AUTOCONTROL:

Consta de cinco áreas: Definición y proceso de la ira, autoobservación, relajación, programa de autocontrol de la
ira y secuencia de autocontrol. El módulo tiene como objetivo último favorecer el control de la persona sobre sus
respuestas y comportamientos, para lo que se va avanzando a lo largo de las sesiones en una mayor percepción de
sí mismo y un mejor autocontrol.

MEDIACIÓN:
221

Este último módulo está compuesto por cuatro áreas: Conflicto, consejo, negociación y mediación. Es un módulo
más específico que los anteriores, en el que se entrenan habilidades destinadas a que el joven sea capaz de guiar una
resolución de conflictos entre iguales.

Específicamente, se trabajan nociones como: definir qué es un conflicto, intentar favorecer el desarrollo en el menor
de un punto de vista amplio del conflicto, aprender a hacer pensar al otro y guiarle en la resolución de problemas,
comprender el proceso de negociación y aplicarlo, y finalmente, aprender y practicar la función de mediador en la
resolución de conflictos interpersonales.

Se debe añadir que aplicar la mediación en un contexto institucional no significa suplantar las normas por las que éste
se rige. Significa poder disponer de una herramienta más en la toma de decisiones cuando se produce una situación
problemática. Si bien, de cara al menor, se inscribe en su proceso de socialización al dotarle de más armas para la
resolución de conflictos.
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G RUPOS DE
DISCUSIÓN: 3
“Programas de Tratamiento
de la violencia entre iguales”

223

Coordinan

D. Tomás Sánchez Romero


Técnico ARRMI

Dª. Mª. Ángeles Gálvez García


Técnico ARRMI
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1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

D. Manuel
Madrid Saavedra

Director Centro de Menores “Tierras de Oria”.


Asociación Ginso

1 INTRODUCCIÓN 225
Para la consecución de cualquier objetivo en un Centro de Menores, necesariamente debe de reinar una convivencia
ordenada y adecuada y un clima educativo que nos permita alcanzar los objetivos que por ley nos vienen fijados.
La prevención de la violencia entre iguales, es la mejor fórmula que contribuye a crear ese clima educativo y las
actuaciones para radicar dicha violencia deben de ser prioritarias si deseamos de verdad avanzar en la educación o
reeducación de los Menores/Jóvenes ingresados en un Centro de Internamiento.

Las Instituciones del exterior, independientemente del área o función que lleven a cabo, de igual manera, deben
necesariamente contar con esta convivencia adecuada para la consecución de sus objetivos, lo contrario conlleva a
desigualdades, ausencia de interés, niveles bajos de rendimiento y lo que es peor, posiblemente acoso físico o psíquico
entre iguales, maltrato, y en definitiva, a la realización de acciones ilícitas de unas personas sobre otras. En un Centro
de Menores pasaría lo mismo pero agravado por los Menores/Jóvenes que en el mismo están internados y por las
características de personalidad que en ellos concurren.

En un Centro de Internamiento se agravan las dificultades, ya que la mayoría de los Menores/Jóvenes provienen de
barrios marginales en donde impera una subcultura basada en la “…ley del más fuerte…”, del fracaso escolar, y que
junto al desarraigo familiar, problemática en toxicomanías y acciones delictivas conllevan una carga muy importante
de situaciones negativas que inciden directamente en la implantación de un clima educativo y ambiente adecuado que
nos permita trabajar en la solución de los problemas.

La implantación de una convivencia ordenada no significa únicamente la implantación de controles, sino que hay que
armonizarla con programas de tratamiento, formativos y laborales, etc., que refuercen y motiven las conductas posi-
tivas y tengan en cuenta las problemáticas de los Menores.

Es de una enorme dificultad conseguir en pocos meses en un Centro de Internamiento, que los Menores/Jóvenes
cambien y se conviertan en Modélicos, cuando todas las anteriores Instituciones de donde provienen han fracasado,
pero no por ello imposible.

Igualmente, implantar una política o creer que en un Centro de Internamiento todos los Menores van a salir inser-
tados y haciendo vida honrada y modélica, es un fracaso en el planteamiento. Un Centro de Menores no es una “má-
quina de reinsertar” (entran por un lado morenos y salen por otro lado todos rubios, con ojos azules y perfectos).
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Nosotros creemos y trabajamos para darles a nuestros Menores la mejor preparación real posible, de tal forma que
cuando salgan tengan una oportunidad de reinserción, abandonando las políticas triunfalistas que después no son
reales y dejan patente un fracaso absoluto de las mismas.

El trabajo de un Educador es muy difícil, y reeducar cuando hay muchos vicios adquiridos mucho más, pero no por
ello no hay que intentarlo por todos los medios y profesionales del Centro. Eso es nuestro cometido, y para ello,
deben de conjugarse y materializarse numerosos programas e implicarse todas las áreas de trabajo de un Centro, de
tal forma que entre todos, se consiga un clima educativo capaz de acabar con la violencia y que persiga la consecución
de los objetivos individuales planteados para cada Menor/Joven.

2 PROGRAMA DE PREVENCIÓN Y LÍNEAS DE ACTUACIÓN

226 2.1- Aspectos a tener en cuenta para que las líneas de actuación sean eficaces en la prevención de la violencia entre iguales.

- El no afrontamiento de la violencia entre iguales, puede suponer la no consecución de objetivos importantes para
el propio Menor pero también para otros Menores/ Jóvenes que padecen de los rigores e imposiciones de terceros.

- La comunicación de todo lo actuado y problemática generada a Jueces y Fiscales y Autoridades Administrativas y su invo-
lucración en la solución de las mismas, es el único medio para conseguir erradicar la violencia en un Centro Educativo.

- La implantación de Programas de Tratamiento y Educativos eficaces y reales adaptados a la problemática en concre-


to del Menor/Joven son la única vía de éxito posible.

- La solución parte de la conjunción de programas educativos y de tratamiento reales en donde se fijen los beneficios
y perjuicios que conlleva su cumplimiento o incumplimiento respectivamente.

- El Personal de un Centro Educativo tiene que tener muy claro que tan ilegal son permitir las conductas violentas,
como su intento de erradicarlas utilizando métodos ilegales.

2.2- Aspectos y Programas que deben concurrir para la consecución de una convivencia o Clima Educativo adecua-
do que permita lograr los objetivos previstos:
1. Medios estructurales.
2. Clasificación interior adecuada.
3. Normativa Interior. Conocimiento de Menores y Personal del Centro.
4. Definición de las tareas a desarrollar (Formativas, Deportivas, Ocupacionales,..)
5. Sistemas de Gestión Administrativa eficaces y conocidos por Menores y Personal del Centro.
6. Plena actividad de los Menores/Jóvenes.
7. Procedimiento Disciplinario y Medios de Contención.
8. Procedimientos de tratamiento. Sistemas de créditos. Compromisos Terapéuticos….
9. Credibilidad en todo lo actuado. Transparencia.
10. Plantilla adecuada, formada y especializada.
11. Que el Menor/Joven conozca que el fin que se persigue es la reinserción real del mismo con
programas reales que abarcan incluso hasta después del cumplimiento de la medida. Adquisición/
Reforzamiento Dignidad del Menor/Joven.
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3 PROGRAMA INTEGRAL DE INTERVENCIÓN SOBRE MENORES/JÓVENES

3.A.- CENTRO DE MENORES “TIERRAS DE ORIA”

Generalmente las medidas Judiciales a las que están sujetos los Jóvenes/Menores ingresados en este Centro son
Internamiento en Régimen Cerrado, pero también existen numerosas medidas de Internamiento en Régimen Semia-
bierto y en algunos casos tienen ambas a la vez para su cumplimiento sucesivo.

La finalidad primordial y objetivos a conseguir en el Centro es que puedan cumplir con las suficientes
garantías para los interesados y la sociedad en general, las medidas susceptibles de ser impuestas a los Jóvenes/Meno-
res, contenidas en los apartados a) y b) del artículo 7 de la Ley Orgánica 5/2000 de 12 de Enero Reguladora de la
Responsabilidad Penal de los Menores, así como posibilitar que las medidas privativas de libertad, la detención y me-
didas cautelares de Internamiento que se impongan con la citada Ley se puedan ejecutar en este Centro de Menores, 227
distinto y diferente de los previstos en la Legislación Penitenciaria para la ejecución de las condenas penales.

Todo ello partiendo del principio del superior interés del Menor/Joven, y respetando las garantías de nuestro Orde-
namiento Constitucional, de la Ley Orgánica 1/1996 de 15 de Enero de Protección Jurídica del Menor, así como de
la Convención sobre los Derechos del Niño de 20/11/89 y de todas aquellas normas sobre protección de Menores
contenidas en los Tratados suscritos por España, asentando firmemente el principio de que la responsabilidad penal
de los Menores presenta frente a la de los adultos un carácter primordial de Intervención Educativa que trasciende
a todos los aspectos de su regulación Jurídica.
El superior interés del Menor en la ejecución de la medida será tal como establece la Ley Orgánica 5/2000 valorada
con criterios técnicos y no formalistas, por un equipo de profesionales especialistas en las áreas de la educación y la
formación, siendo el objetivo esencial la Intervención Educativa.

La organización interior y medidas que se adoptan en el Centro, tienen como objetivo prio-
ritario conseguir crear un ambiente que provea de las Condiciones Educativas adecuadas para que el Menor pueda
reorientar aquellas disposiciones o deficiencias que han caracterizado su comportamiento antisocial en un clima de
seguridad personal para todos los implicados, profesionales y Menores infractores, lo que hace imprescindible que las
condiciones de estancia sean las correctas para el normal desarrollo psicológico de los Menores.

Las Líneas Generales de actuación por lo tanto van dirigidas a que toda la actividad del Centro debe estar
inspirada por el principio de que el Menor o Joven internado es sujeto de derecho y continúa formando parte de
la sociedad, teniendo como límites únicamente los derechos afectados por la medida de internamiento. En conse-
cuencia, la vida en el Centro tomará como referencia la vida en libertad, tratando de reducir al máximo los efectos
negativos que el internamiento pueda representar para el Menor/Joven o para su familia, así como favoreciendo los
vínculos sociales, el contacto con los familiares y allegados y la colaboración de entidades públicas o privadas que
pueda favorecer el proceso de integración social.

Serán los principios rectores de las actividades a realizar en el Centro de Menores


“Tierras de Oria”:

- Individualización de la atención prestada a cada Menor o Joven en función de sus necesidades, características y
pautas establecidas en la medida de internamiento.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- Organización de la vida cotidiana del Centro de forma que se proporcione a los Menores /Jóvenes unas expe-
riencias similares a las de cualquier menor o joven, evitando los signos externos que favorezcan su etiquetamiento y
marginación.
- Respeto por la raza, religión, cultura, ideología y cualquier otra circunstancia personal o social del Menor o Joven.

- Normalización, prestando asistencia a través de los servicios generales siempre que sea posible y comentando su
permanencia en el entorno familiar y social cuando no perjudique al proceso resocializador.

- Prevención, actuando sobre las causas que han originado el ingreso del Menor o Joven en el Centro.

- Estimulación del desarrollo personal a través de la participación y corresponsabilización en las actividades del Cen-
tro, incidiendo especialmente en la autonomía personal.
228 - Fomentar una conciencia social en relación con la problemática de los propios Menores o jóvenes ingresados
en el Centro.

- Coordinar con otras Instituciones Públicas y privadas para la realización de un seguimiento efectivo desde su ingre-
so hasta su libertad, pasando por situaciones intermedias de semilibertad.

Para conseguir los objetivos establecidos en este Centro, necesariamente debe existir una organización
de los recursos humanos en número suficiente y con formación especializada, unos recursos estructurales y depen-
dencias y elementos de seguridad que entre todas hagan posible tal fin.

3.A.1- DISTRIBUCIÓN Y ORGANIZACIÓN DE LOS RECURSOS HUMANOS.

Actuaciones básicas:

- Motivación y estabilización de la plantilla


- Horario de personal que permita el seguimiento de la evolución de los Menores/Jóvenes.

3.A.2- ÁREA FORMATIVA

Por lo general los Menores/Jóvenes, procedentes de diferentes lugares de Andalucía, suelen emigrar a otras pro-
vincias en busca de trabajo y los que permanecen en su localidad de origen, trabajan en actividades de economía
sumergida o acceden a trabajos sin calificación o simplemente, en muchas ocasiones a cometer actos al margen de
la legalidad para subsistir.

Por ello, una de las directrices fundamentales de la política del Centro, es llevar a cabo todos los planes de formación
posibles acordes al mercado laboral, ya que, en definitiva éstos son los que les van a ayudar en su reinserción social
(porque ésta se consigue a través de un puesto de trabajo fundamentalmente).
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La oferta educativa se desarrolla a través de dos vías:

a) Formación reglada
b) Formación no reglada

A la hora de impartir la formación reglada, se tiene en cuenta el historial y nivel educativo de los Menores/Jóvenes,
por ello tras un minucioso estudio realizado por el Equipo Técnico-Educativo se realizan grupos homogéneos con el
objetivo de conseguir la mayor efectividad posible en impartir los contenidos.

En el Centro la formación reglada, se encuentra implantada en los siguientes niveles:

- Preparación de Pruebas de Graduado Escolar.


- Enseñanza Secundaria de Adultos (E.S.A), 229
- Bachillerato,

Para llevar a cabo la formación reglada se ha dispuesto de la contratación de Personal preparado y adecuado
para impartirla.

Hemos querido ser ambiciosos en la preparación de los Menores/Jóvenes y no solo hemos querido impartir la for-
mación reglada, sino que armonizándola en turnos y con Personal específico con preparación adecuada, estamos
desarrollando programas de formación no reglada, consistentes en:

- Neolectores.
- Formación de Base I.
- Formación de Base II.

3.A.3- PROGRAMAS DE TRATAMIENTO

3.A.4- TALLERES PRE-LABORALES

3.A.5- TALLERES OCUPACIONALES

3.A.6- ACTIVIDADES FORMATIVAS Y DEPORTIVAS

3.A.7- CENTRO TERAPÉUTICO DE DESHABITUACIÓN DE TÓXICOS

JUSTIFICACIÓN DEL PROGRAMA

El internamiento para una persona no puede suponer su marginación de la Sociedad; sino por el contrario nos obliga
a que mientras se mantenga esa situación se procure su reincorporación como miembro activo de la misma. El in-
ternamiento de Menores con necesidad de Tratamiento para la Deshabituación de Tóxicos nos obliga moralmente a
realizar un gran esfuerzo en la consecución de los objetivos y en las tareas o funciones que tenemos asignadas todos
los profesionales adscritos al Centro Terapéutico, ya que solucionando dicha problemática, podremos conseguir una
verdadera inserción social, al ser ésta la causante de la comisión delictiva.
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En esto debe consistir nuestra actividad, que, partiendo del respeto y defensa de la dignidad de las personas, ha de
encaminarse a lograr el objetivo que la propia L.O.R.R.P.M. fija en su artículo 55. Principio de Resocialización. “Toda
actividad de los Centros en los que se ejecuten medidas de internamiento estará inspirada por el principio de que
el Menor internado es sujeto de derecho y continúa formando parte de la Sociedad”. En consecuencia, la vida en el
Centro debe tomar como referencia la vida en libertad, reduciendo al máximo los efectos negativos que el inter-
namiento pueda representar para el Menor o para su familia, favoreciendo los vínculos sociales, el contacto con las
entidades públicas y privadas en el proceso de integración social, especialmente de las más próximas geográfica y
culturalmente…”.

El artículo 7.1-d de la L.O.R.R.P.M y el artículo 27 de su Reglamento, describen el Internamiento en Centro Tera-


péutico. En los Centros de esta naturaleza se realizará una atención educativa especializada o tratamiento específico
dirigido a personas que padezcan dependencia de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas o sustancias psicotrópicas, o
230 alteraciones de la percepción que determinen una alteración grave de la conciencia de la realidad. Esta medida podrá
aplicarse sola o como complemento de otra medida prevista en este artículo.

Este Centro por decisión de la D.G.R.J. está destinado a Menores que padezcan dependencia de bebidas alcohólicas,
drogas tóxicas o sustancias psicotrópicas. Por todo ello, el régimen de nuestro Centro tendrá un carácter funda-
mentalmente asistencial y los profesionales adscritos al mismo deberán estar especializados en el tratamiento de las
patologías y en la atención de Menores con dichas problemáticas.

Como objetivo prioritario y fundamental está la protección de la integridad física y psíquica de los Menores privados
de libertad y con patologías derivadas del consumo de sustancias tóxicas, con la adecuada separación de los mismos,
atendiendo a sus características diferenciadas y a la consecución de los objetivos educativos, de tratamiento y asis-
tenciales que permitan su reintegración social. La creación de una Normativa específica de funcionamiento interno, es
una ayuda fundamental para llevar a cabo las actuaciones con Menores internados, debiéndose adecuar a lo regulado
en la L.O.R.R.P.M. y su Reglamento, a las Resoluciones y Normativas elaboradas por la DGRJ y, en especial que recoja
y regule todos los extremos necesarios para garantizar los derechos y obligaciones de los Menores que establece la
L.O.R.R.P.M, y el reglamento que la desarrolla.

El carácter asistencial y los objetivos formativos, educativos y recreativos hacen necesario la creación de talleres y acti-
vidades adecuadas, a cargo de personal especializado, de tal forma que se cubran todas las necesidades de los Menores,
adecuándose las mismas a su nivel y capacidad e impartiéndose para el logro de los objetivos y programas fijados.

El Centro Terapéutico para Deshabituación de Tóxicos, está integrado dentro del Complejo del Centro de Menores
“Tierras de Oria”. Su ubicación le permite beneficiarse en primer lugar, de todas las instalaciones deportivas, recrea-
tivas y formativas del complejo; en segundo lugar, permite que los Menores en la fase que se considere conveniente,
puedan hacer vida con otros Menores a fin de potenciar la percepción de igualdad. Por último permite que todo
el personal del Complejo del Centro pueda dar soporte al Centro Terapéutico por la importancia del mismo para
cubrir con creces todas sus necesidades.

Los internamientos serán efectuados por la D.G.R.J, en aplicación de lo dispuesto en el art. 45 de la L.O.R.R.P.M,
procedentes las propuestas motivadas tanto del Centro de Menores “Tierras de Oria” como de otros Centros de
Menores, así como de ingresos de libertad. Igualmente las propuestas serán motivadas a la D.G.R.J., cada tratamiento
en drogodependencias y por acuerdo del Órgano Colegiado se determine.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

A su ingreso en nuestro Centro los Menores serán valorados y estudiados para establecer el programa de trata-
miento más acorde a las características del Menor. Superado el programa establecido en nuestro Centro y habiendo
alcanzado los objetivos previstos en el mismo se realizarán propuestas motivadas a la D.G.R.J, para su traslado al
Centro de Menores que corresponda, informando a todos los profesionales que se hacen cargo del mismo de todo
aquello que se debiera tener en cuenta o afecte al Menor.

En el caso de que existan diagnósticos distintos entre los profesionales del Centro o los emitidos por los miembros
de otros equipos técnicos, que hayan supuesto la base fundamental para su ingreso en el Centro Terapéutico, se
pondrá dicho extremo en conocimiento de las Autoridades que correspondan, para que se adopte la decisión más
conveniente para el tratamiento de los Menores.

El trabajo con Menores/Jóvenes es muy difícil e implica una sensibilidad especial, motivación y alta dedicación. El tra-
bajo con Menores/Jóvenes con grave adicción al consumo de sustancias tóxicas hace que la formación y especialidad 231
del personal debe ser una prioridad para conseguir la finalidad y objetivos del Centro Terapéutico. Entendemos que
la creación de equipos humanos, formados y especializados y en número apropiado, es una de las prioridades básicas
para realizar un trabajo serio y riguroso con los Menores ingresados en nuestro Centro.

3.B.- C.M. “INSERCIÓN LABORAL DE PURCHENA”

3.B.1- INSERCIÓN LABORAL EXTERIOR

Uno de los Objetivos que nuestra Asociación se planteó conseguir como prioritario para los Menores/Jóvenes ingre-
sados en el Centro de Menores “Tierras de Oria” era conseguir trabajo para los mismos en el exterior con todas las
garantías legales -Inserción Laboral-.

La Ley 5/2000 de 12 de Enero Reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores, en su art. 56.2.j., establece
como un Derecho de los Menores/Jóvenes el “Derecho a la Formación Laboral adecuada, a un trabajo remunerado
dentro de la disponibilidad de la entidad pública, y a las prestaciones sociales que pudieran corresponderles, cuando
alcancen la edad legalmente establecida”.

Conocíamos que era un camino difícil de recorrer para la consecución de los objetivos, en primer lugar por el re-
chazo a la apertura del Centro de muchas personas de la zona y en segundo lugar por la dificultad de convencer
a empresarios para contratar a Menores/Jóvenes. Se decidió trasladar directamente nuestro esfuerzo y campo de
actuación a la consecución del objetivo en otras zonas colindantes a nuestra localidad ya que veíamos inviable e
incluso podría generar mayores problemas el intentar conseguir puestos de trabajo en nuestra localidad. Así, en las
localidades colindantes centramos todos nuestros esfuerzos.

Iniciamos gestiones con Empresarios a nivel particular, con la Asociación de Empresarios de la localidad de Macael y
con el Delegado de Medio Ambiente de Almería consiguiendo la sensibilidad de las personas que nos atendieron y el
compromiso de contratación inmediata de algunos de nuestros Menores/Jóvenes.

Una vez alcanzados unos compromisos mínimos de contratación, a través del Órgano Colegiado “La Comisión Socio-
Educativa” estudiamos las bases y selección de Menores/Jóvenes que podrían proponerse a los Juzgados de Menores
para ser dados de Alta en el Programa de Tratamiento de Inserción Laboral.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Éramos conscientes de que el fracaso o acciones delictivas en la zona de los Menores/Jóvenes al inicio del Programa
por escasa importancia que estas tuvieran y a pesar de que fueran realizadas por un solo Menor/Joven, podría supo-
ner el freno, e incluso el fracaso, del mismo. Por ello, la selección de Menores/Jóvenes era una cuestión vital para que
no fracasara un Programa que podría beneficiar a multitud de Menores/Jóvenes en el presente y en el futuro.

Otra característica fundamental es que el Programa fuese conocido por todas las Autoridades Judiciales y Administrati-
vas, ya que las propuestas deberían entenderlas y resolverlas los mismos. Por lo que se les informó de forma previa de
todo el Programa de Inserción Laboral. La aceptación y el reconocimiento del mismo no se hizo esperar, entendiendo
y compartiendo perfectamente nuestras pretensiones en el interés de los Menores/Jóvenes para facilitar la verdadera
Reinserción Social. Todos teníamos claro que sin un puesto de trabajo, adquisición de hábitos laborales, renumeración
proporcional y dignidad personal, es difícil la incorporación a la vida en sociedad haciendo vida honrada.

232 Destacar que la voluntad de todos, empresarios y Personal del Centro, era evitar publicidad en el inicio de la Inser-
ción Laboral. Pretendíamos que se desarrollase lo más discretamente posible para evitar rechazos en el Personal
de las empresas y en los vecinos de la localidad. Solo dábamos conocimiento a las Autoridades Judiciales de las que
dependían los Menores/Jóvenes y Autoridades de la D.G.R.J. Muchos trabajadores de las empresas se enteraron al
cabo de bastante tiempo que tenían como compañeros de trabajo a nuestros Menores/Jóvenes, aunque en honor a
la verdad fueron muy respetuosos y evitaron juzgar a las personas por el pasado, calificando únicamente el presente
y su sorpresa por el resultado y comportamiento de éstos.

Las familias eran parte importante en el Programa, incluso cuando se trataba de Jóvenes mayores de edad. Eran di-
chas familias las que nos solicitaban que se le buscara un puesto de trabajo y que ayudáramos a sus hijos a tener una
oportunidad en la vida cuando saliesen. Cuando se consiguió, muchas familias no se creían que efectivamente estaban
ocupando un puesto de trabajo cuando los propios Menores/Jóvenes se lo manifestaban, llamándonos al Centro sor-
prendidos para confirmar dicho extremo.

La dotación de personal y vehículos para trasladar a los lugares de trabajo a los Menores/Jóvenes supuso una gran
inversión económica, pero creíamos que el esfuerzo presupuestario valía la pena.

La sensibilidad y apuesta personal de un grupo de empresarios acogiendo cada uno en su empresa a Menores/Jóvenes,
sin duda, ha sido lo que ha hecho posible que viera la luz la Inserción Laboral.

El grupo de empresarios comprometidos fue creciendo entre el círculo de amigos de estos y poco a poco la expe-
riencia se fue consolidando y fue aumentando el número de Altas en el Programa de Inserción Laboral.

La normalidad y adaptación de los Menores/Jóvenes ha hecho posible que los que apostaron por la Inserción Laboral
no se hayan arrepentido por intentar ponerla en marcha, siendo el motor y meta a la cual quieren llegar todos los
Menores/Jóvenes de nuestro Centro.

Las Autoridades Judiciales y Administrativas en sus numerosas visitas a nuestro Centro han podido ver directamente
a los Menores/Jóvenes realizando su trabajo en las distintas empresas. Era sorprendente la alegría que les daba poder
cerciorarse que personas muy difíciles, de mundos marginales o con una carrera delictiva que creían imparable y que
conllevaría necesariamente en su día el ingreso en prisión del Menor/Joven, se encontraba adaptado al mundo laboral
como cualquier persona de la empresa. La reflexión y resumen de lo que observaban era contundente, “… el único
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

camino para la verdadera reinserción es la Inserción Laboral real…”, acentuando su preocupación por la vuelta en su día
de muchos de los Menores/Jóvenes a sus barrios marginales una vez acabada la Medida que estaban cumpliendo.

Lo que en su inicio era una experiencia por la que apostaron un reducido número de personas muy comprometidas,
afectando a un reducido numero de Menores/Jóvenes, se estaba convirtiendo poco a poco en una experiencia de
mayor calado y envergadura, ampliándose el círculo de empresarios dispuestos a contratar a nuestros Menores/Jó-
venes y por lo tanto produciéndose un número elevado de altas en Inserción Laboral. El Centro de Menores había
pasado del rechazo más absoluto en apenas un año a la aceptación y cariño en todos los Municipios de la Cuenca
del Almanzora, considerándose que los Menores/Jóvenes ingresados en el mismo pudieran trabajar en un principio
como algo normal, para pasar, tras un tiempo, a considerarlo habitual e incluso indiferente y que no llamaba la aten-
ción a los vecinos.

Con el convencimiento de la importancia que tenía la Inserción Laboral para la reinserción verdadera de cualquier 233
Menor/Joven, y la idea clara que se debería realizar una experiencia seria, nuestra Asociación apostó firmemente por
la misma y junto a los responsables de la Junta de Andalucía y Alcalde de Purchena vieron la necesidad de construir
un Centro Propio que permitiera que los Menores/Jóvenes estuvieran lo más cerca posible del lugar donde se des-
empeñaba el puesto de trabajo.

Nuestra Asociación realizó una gran inversión económica en la construcción de un Centro propio, el Ayuntamiento
de Purchena cedió los terreros a cambio de otras compensaciones económicas en su pueblo por parte de la Asocia-
ción y crear puestos de trabajo para sus vecinos en el propio Centro de Menores que se construyera y los respon-
sables de la Junta de Andalucía apostaron firmemente por la experiencia dando su apoyo al proyecto al entender que
este valía la pena para la consecución de objetivos tan importantes.

De esta forma nace el Proyecto del Centro de Menores de Inserción Laboral de Purchena que ha iniciado su anda-
dura gracias al compromiso de muchas personas y entidades públicas y privadas que han demostrado su sensibilidad
por la reinserción social de Menores/Jóvenes, han apostado por la misma y tienen claro que es la única vía verdadera
para intentar conseguirla.

3.B.2- PROGRAMA FORMATIVO LABORAL

El Centro de Menores “Tierras de Oria” y el Centro de Menores de Inserción Laboral de Purchena, como Centros
Educativos, en la Búsqueda y creación continua de recursos propios y/o ajenos, en beneficio de la consecución del
objetivo principal encomendado, la Reinserción Social Real de los Menores /Jóvenes de nuestros Centros, ha con-
certado, a través de la Delegación Provincial de la Consejería de Empleo y Desarrollo Tecnológico de Almería, con el
Ayuntamiento de Tíjola, el Ayuntamiento de Purchena y el Ayuntamiento de Oria, un número determinado de plazas
en la Escuela-Taller de Tíjola (Ciudad de Tíjola IV) y, próximamente, en la Escuela-Taller de Oria y en la casa de Oficios
de Purchena (ésta se ubicará el las instalaciones del Centro de Menores de Inserción Laboral de Purchena).

Así los mencionados recursos se configuran como Programas Mixtos de Empleo y Formación, en los que se plantea
la ocupabilidad del alumno alternando aprendizaje y cualificación profesional.

Y por ello, en cumplimiento del Artículo 55.2 de la LORRPM: “…la vida en el centro debe tomar como referencia
la vida en libertad, reduciendo al máximo los efectos negativos que el internamiento pueda representar para el me-
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

nor…, favoreciendo los vínculos sociales, y la colaboración y la participación de las entidades públicas y privadas
en el proceso de integración social, especialmente de las más próximas geográfica y culturalmente”, y del Art. 22.5
del reglamento de la LORRPM, “la actividad o actividades que se realicen en el exterior se ajustarán a los horarios y
condiciones establecidos en el programa individualizado de ejecución de la medida, sin perjuicio de que, en función
de la evolución personal del Menor, la entidad pública pueda aumentar o disminuir las actividades en el exterior o los
horarios, siempre dentro del margen establecido en el propio programa”

La programación formativo-laboral se desarrolla de la siguiente manera:

- Durante una primera etapa el alumno recibirá formación profesional adecuada a la ocupación a desarrollar dentro del
Taller y la formación reglada obligatoria, impartiéndose principalmente en el Centro de Menores “Tierras de Oria”.

234 - En un segundo periodo se impartirán enseñanzas teórico-prácticas y prácticas profesionales, produciéndose la


contratación del Menor desde el inicio del Taller.

Las Escuelas Taller y las Casas de Oficios representan para los Menores/Jóvenes de nuestros Centros una gran
oportunidad de formarse en un Programa Mixto de Empleo y Formación junto a otros jóvenes del exterior y en las
mismas condiciones, dando respuesta al fin de igualdad para los colectivos desfavorecidos. La relación con aquellos,
el sentimiento de igualdad en Derechos y Deberes, evitando la exclusión, son conceptos muy importantes en Meno-
res/Jóvenes con dificultades de integración. Por ello, la actividad Formativo-Laboral llevada a cabo, se establece como
un programa más, junto con el Programa de Inserción Laboral, para la paulatina inserción social, con una adecuada
formación laboral adaptada a las necesidades y exigencias de la sociedad.

Desde esta Asociación para la Gestión de la Integración Social (GINSO) se han puesto todos los dispositivos a su al-
cance posibles par que nuestros Menores/Jóvenes puedan disponer de todos los medios necesarios que les permitan
realizar el programa en las condiciones más óptimas.

Desde la Asociación para la Gestión de la Integración Social (GINSO), entendemos que la dignidad de una persona
solo se puede preveer desde la igualdad y la integración social; y para todos los profesionales de nuestros Centros, el
camino y meta a la que se tiende es la contribución e intento de ofrecimiento de la mejor preparación posible, para
cuando nuestros Menores /Jóvenes queden en libertad, tengan la oportunidad real de reinserción. En este camino,
la actividad formativo-laboral impartida por todo el personal, propio de las Escuelas-Taller, la aceptación y relación
normalizada de nuestros Menores /Jóvenes con el resto de los alumnos/as, es una contribución y ejemplo a seguir
muy importante para alcanzar los objetivos que se pretenden.

3.C.- PROGRAMA DE APOYO Y SOPORTE EN LA EJECUCIÓN DE LA MEDIDA DE LIBERTAD


VIGILADA TRAS PERIODO DE INTERNAMIENTO EN CENTRO DE MENORES.

Todos estamos de acuerdo en que la Inserción Laboral es la única vía para intentar conseguir una Reinserción Social
real haciendo vida honrada. Conocedores de que es el único camino válido en la actualidad par conseguirlo, la D.G.R.J.
y este Centro se han volcado en crear todos los mecanismos necesarios para potenciar la Inserción Laboral.

Ha sido un camino difícil y de mucha dedicación y los Menores/Jóvenes que iniciaron su actividad laboral, de forma
progresiva al transcurrir su ejecución de medida, llegan ya al periodo de finalización de su internamiento y a enfren-
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

tarse al reto que supone estar en libertad subviniendo por sus propios medios, en la gran mayoría de los casos, a
todas sus necesidades.

En algunos casos tienen el soporte familiar, por lo que la realización del trabajo en la empresa le habrá servido para
la creación de hábitos laborales, tenencia de dignidad y sentimiento de ser una persona útil y de haber ahorrado un
dinero muy importante, para en la primera fase, al iniciar una vida en libertad, poder emprender o buscar con tran-
quilidad otras experiencias laborales. Cuando vayan a sus ciudades siempre habrá empresas dedicadas al mármol o a
la construcción y ellos conocerán todas las tareas a desarrollar en las mismas, colocándose en una posición ventaja
en la obtención de un puesto de trabajo. Creemos que hemos hecho desde este Centro y desde la D.G.R.J., lo que
teníamos que hacer por el bien de los Menores/Jóvenes a nuestro cargo y para el cumplimiento de lo que nos exige
la Legalidad Vigente. Solo toca desearles mucha suerte en la vida que van a iniciar desde la conciencia muy tranquila
por haber hecho sencillamente nuestro trabajo.

Existe por el contrario un alto porcentaje de Menores/Jóvenes que están solos y que, de volver a sus barrios de
235
origen, a los problemas y medio socio-familiar desestructurado, que les a su día a la comisión delictiva, puede que su
camino no sea tan fácil. Intentar darles un soporte en la nueva vida que van a emprender es tan imprescindible porque,
de lo contrario, puede que no haya servido el internamiento para mucho.

Algunos de estos Menores/Jóvenes desean quedarse en las empresas ocupando su puesto de trabajo, sabedores de
los problemas a los que se enfrentarían si volviesen a su medio anterior, desean, incluso, traerse a sus esposas o fami-
liares más directos y empezar una nueva vida.

Lo más importante es que la relación laboral que se inició por estar ingresados en el Centro, va a continuar en un fu-
turo. Las empresas les mantienen los puestos de trabajo independientemente de su situación judicial. Este es el punto
más importante en la calidad y búsqueda de puestos de trabajo para nuestros Menores/Jóvenes, al no interrumpirse
la Inserción Laboral y por ello conllevar a la Reinserción Social.

La problemática es bien clara con los Menores/Jóvenes que deseen continuar ejerciendo su puesto de trabajo en
la empresa. Necesitan apoyo y orientación, a ser posible por el mismo Personal que ellos conocen a lo largo de su
internamiento, necesitan pisos donde vivir, trasladarse al lugar de trabajo, apoyo psicológico, etc…, al menos durante
algún tiempo hasta que por ellos mismos se adapten, definitivamente, al medio libre. Aunque solo sea para par que un
Menor/Joven lo consiga, el esfuerzo vale la pena.

Desde este Centro, a sabiendas de la problemática en concreto, no puede permanecer impasible y se llevará a cabo
las inversiones necesarias en Personal y medios materiales para dar soporte a nuestros Menores/Jóvenes.

Ha sido muy difícil llegar a conseguir unos objetivos tan importantes a lo largo del tiempo, para que en la última fase
no le demos o ayudemos en lo que nos reclaman.Todavía esta Dirección se emociona cuando escucha a los Menores/
Jóvenes decir”…ya me voy en Libertad. Tan pronto…”,”…que voy a hacer cuando salga…”, etc… Si los empresarios
son los primeros que les mantienen el puesto de trabajo, el siguiente paso nos corresponde a nosotros, ayudarles y
orientarles en su última y más difícil fase de adaptación, en un medio libre, a la vida en libertad haciendo vida honrada
y subviniendo a sus propias necesidades.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

4.- ESTADÍSTICA REINCIDENCIA DELICTIVA.

236

Índice Reinserción Social año 2.006/07 de Menores / Jóvenes que han realizado
el Programa Integral de Intervención.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

Dª. Juana
Mateo Cedillo

Directora del Centro Los Rosales. Asociación


Respuesta Social XXI

PROGRAMA DE PREVENCIÓN
239
DE LA VIOLENCIA

INTRODUCCIÓN

La ley del Menor, Ley Orgánica 5/2000 no tiene solo un carácter retributivo o punitivo, sino un carácter educativo y
preventivo que prima en el espíritu de la Ley, siguiendo la línea de algunos autores, quienes apuntan que la adolescen-
cia no solo es una etapa formativa de la vida sino el momento donde se afianzan comportamientos prosociales.

Las medidas de internamiento obedecen a la naturaleza de la intervención educativa, siendo el objeto prioritario de
dichas medidas disponer un ambiente que provea de las condiciones educativas adecuadas para que los menores
puedan ver compensadas aquellas circunstancias que han caracterizado su comportamiento antisocial. Por tanto los
Centros de internamiento de medidas judiciales se configuran no solo como dispositivos residenciales, sino también
básicamente educativos, pues a través de la intervención educativa es donde se pueda alcanzar los fines de socializa-
ción de los menores, expresados en la Ley Orgánica Reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores.

Los Programas de Desarrollo Personal que se desarrollan en el Centro Los Rosales, engloban un amplio espectro de
intervenciones psico-socioeducativas encaminadas a lograr una educación más integral, con nuevas formas de enten-
der la vida, de construir la propia historia personal y colectiva.

1. FUNDAMENTACIÓN

Definimos la adolescencia como el periodo evolutivo comprendido entre el final de la infancia (en torno a los doce años)
y el comienzo de la edad adulta (en torno a los 20 años). Esta etapa del desarrollo madurativo se caracteriza por:

- Desequilibrio y exaltación emocional

- Aplazamiento y crisis de identidad


1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- Adquisición del pensamiento formal: conquista del pensamiento abstracto, es decir, la capacidad para distan-
ciarse de la realidad, analizar todas las posibilidades y valorar lo real a partir de lo posible. Capacidad para juzgar
críticamente la realidad

- Egocentrismo y capacidad de adopción de perspectivas

- Tareas evolutivas y desarrollo de la identidad

La adolescencia es un periodo especialmente complejo en el que es difícil tener los criterios claros y habilidades de-
sarrolladas para enfrentarse a situaciones problemáticas especialmente para afrontar la manipulación y presión grupal.
Desde esta perspectiva, los ideales políticos inculcados desde la infancia, hacen que jóvenes del País Vasco justifiquen
la violencia y la intolerancia ideológica como forma de conseguir sus objetivos.
240 Pretendemos desarrollar un programa basado en el aprendizaje del respeto y la tolerancia y prevención de la violen-
cia para los jóvenes que practican la violencia callejera como forma de apoyar una ideología que justifica la violencia
como forma de anteponer sus ideales.

A la violencia subyacen deficiencias cognitivas que impiden comprender los problemas sociales y conducen a concep-
tuar la realidad de forma absolutista y dicotómica, graves dificultades para inferir adecuadamente cuáles son las causas
que originan los problemas, tendencia a extraer conclusiones excesivamente generales a partir de informaciones
parciales y sesgadas y problemas en torno a la toma de decisiones y resolución adaptativa de conflictos.

El riesgo de violencia aumenta cuando ésta se asocia a valores o a personas con las que el sujeto se identifica. Una de
sus principales causas suele ser el sentimiento de haber sido injustamente tratado, que provoca una fuerte hostilidad,
así como asociar la violencia con el poder y considerarla una fuente legítima.

La violencia suele producirse por la falta de habilidades que permitan resolver conflictos sociales sin recurrir a ella; y
se refuerza a través de experiencias en las que el individuo la utiliza para responder a situaciones en las que el indi-
viduo ha conseguido consecuencias positivas con anterioridad.

De todo esto se desprende la necesidad de realizar un programa psicoeducativo específico como forma de promover
la tolerancia y prevenir la violencia, utilizando el modelo democrático como forma de inculcar el respeto ante los
diferentes ideales y compromisos personales.

2. OBJETIVOS

- Dotar a los jóvenes de habilidades para manejar la presión grupal, a través de técnicas de comunicación y autocontrol.

- Superar los problemas de relación y poder enfrentarse de forma no violenta a las presiones a las que se
ven sometidos.

- Educar en una convivencia basada en la tolerancia y el respeto a los demás.

- Utilizar el modelo democrático como vía para defender los derechos de las personas.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- Enseñar diferentes métodos para la resolución de conflictos como forma alternativa a la violencia.

- Trabajar aspectos de la personalidad adolescente que pueden contribuir a la generación de violencia y comporta-
mientos no adaptativos.

Evaluación

Se realizará una evaluación previa a la intervención, durante y al finalizar la misma, con la utilización de diferentes
instrumentos de medida, entre los que cabe destacar:

- Entrevista semiestructurada sobre el riesgo de violencia

- Evaluación de la comprensión de los Derechos Humanos 241


- Cuestionario de actitudes hacia la diversidad

- Evaluación del razonamiento moral

3. CONTENIDOS

Los contenidos se centrarán en diferentes áreas:

- Estilos de comunicación (asertiva, pasiva, agresiva...)

- Autocontrol

- Presión grupal y resistencia a la persuasión

- Actitudes hacia la violencia

- Resolución de conflictos

- Democracia participativa

3.1 Estilos de comunicación

Se pretende desarrollar en el joven, estrategias de comunicación adaptativas y alternativas a la agresividad. La comu-


nicación asertiva se considera la más adaptativa y para ello se trabajará con los jóvenes en este sentido, explicando
las diferencias entre todos los tipos de comunicación (sumisión y agresividad), exponiendo los beneficios y las con-
secuencias negativas de cada una de ellas.
Interiorizar la importancia de una comunicación basada en el respeto y la exposición adaptativa de lo que pretende-
mos transmitir a los otros, además de fomentar la competencia socioemocional y adopción de perspectivas.
Fomentar la empatía y la adopción de perspectivas, a través de actividades que impliquen la representación de una
misma situación, cambiando la perspectiva al:
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- ponerse en el lugar de las distintas personas implicadas

- adoptar la perspectiva de un observador imparcial

- considerar el punto de vista de la comunidad

- establecer una jerarquía de prioridades entre los derechos en conflicto

- la dramatización de papeles antagónicos

- la representación del propio papel

242 3.2 Autocontrol

Como forma de prevenir la violencia y conductas agresivas, es importante dotar a los jóvenes de estrategias de au-
tocontrol que permitan mantener las emociones dentro de unos límites adaptativos ante cualquier acontecimiento,
pensamiento o situación que sea generadora de altos niveles de ansiedad.
Para ello, es importante que los jóvenes detecten dichas situaciones para identificarlas y poder afrontarlas de forma
no violenta o desadaptativa.
Como estrategias de intervención se utilizará entrenamiento en relajación y entrenamiento en afrontamiento e iden-
tificación de situaciones generadoras de tensión.

3.3 Presión grupal y resistencia a la persuasión

Las influencias del entorno pueden generar comportamientos de alto riesgo como forma de conseguir los objetivos
que el grupo pretende. Además, características individuales de vulnerabilidad pueden fomentar la manipulación del
grupo con respecto a la persona. Las características de la personalidad adolescente hacen que sean más susceptibles
de manipulación; por ello es importante que los jóvenes desarrollen estrategias que permitan afrontar situaciones
grupales de alto riesgo que disminuyan la probabilidad de persuasión y presión del grupo de referencia.
Para dicho entrenamiento se utilizarán ejemplos de situaciones en las que la presión grupal es difícil de manejar, utili-
zando situaciones reales y entrenando a los jóvenes en estrategias que les prevengan de dicha posible manipulación.

3.4 Actitudes hacia la violencia

La violencia instrumental se utiliza para conseguir un determinado resultado. Las personas o grupos que la utilizan
para conseguir sus objetivos suelen justificarla, dándole apariencia de legitimidad. La violencia puede ser utilizada para
responder a funciones psicológicas y sociales cuando no se dispone de recursos positivos para ello, entre los que
cabe destacar: integración en el grupo de referencia, resolver conflictos o intereses, proporcionar experiencias de
poder y protagonismo social.
En este bloque se utilizarán estrategias para resolver conflictos sin recurrir a la violencia, a través de la palabra y entre
las que cabe destacar:

a) La reflexión:
Utilizar la reflexión ante una situación generadora de conflicto, como técnica previa a la utilización de la violencia.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Como forma de utilizar la reflexión es importante entrenar en la comprensión de las diversas áreas implicadas

b) Negociación:

Con el término negociación se suele hacer referencia a un proceso a través del cual dos o más partes intentan resol-
ver un conflicto de intereses o de derechos entre ellas, modificando sus demandas iniciales de modo que al final se
llegue a un resultado relativamente aceptable para todos.

1. Centrar la negociación en los intereses de ambas partes y no en las posiciones, para favorecer la búsqueda
conjunta de la mejor solución para todas las partes implicadas.

2. Separar las personas del problema. La tensión originada por el conflicto suele dificultar la comunicación
entre las distintas partes. Para evitarlo es importante no mezclar ambas cosas y adoptar un estilo de comunicación 243
adecuado:

- expresando los propios intereses de forma que parezcan legítimos para la otra parte.

- Manifestando comprensión hacia los intereses de la otra parte así como el deseo de resolver el problema.

- Evitar que la otra parte perciba la comunicación como un ataque del que tenga que defenderse y pueda así dedicar
toda su atención a la búsqueda de soluciones aceptables para ambas partes.

3. Generar alternativas para el beneficio mutuo. Para ello:

- Identificar intereses compartidos

- Mezclar intereses de las distintas partes para ver si se complementan

- Presentar varias alternativas que puedan ser válidas para ambas partes

4. Insistir en criterios objetivos. Negociar en base a criterios como la justicia, el man-


tenimiento de relaciones interpersonales, estabilidad en las soluciones... conceptos que van
más allá de criterios expuestos por ambas partes.

c) Mediación: El mediador puede ayudar a facilitar una comunicación constructiva al favorecer los cuatro compo-
nentes del proceso negociador. Su papel es importante para:

- Sustituir una orientación de rivalidad y enfrentamiento por una orientación cooperadora.

- Ayudar a identificar los propios objetivos y buscar soluciones

- Favorecer que cada parte comprenda los intereses legítimos de la otra parte.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

El papel del mediador es importante para:

- sustituir una orientación de rivalidad y enfrentamiento por una orientación cooperadora, en la que las distintas
partes se dediquen a resolver el conflicto buscando el beneficio mutuo en lugar de tratar de perjudicarse.

- Ayudar a identificar los propios objetivos y buscar soluciones que los hagan compatibles con los objetivos de la
otra parte.

- Favorecer que cada parte comprenda los intereses legítimos de la otra parte y se comprometa con soluciones de
beneficio mutuo.

3.5 Resolución de conflictos.


244 Entrenar a los jóvenes en la solución de conflictos de forma adaptativa sin recurrir a la violencia. Para ello, es impor-
tante adquirir hábitos de competencia social que incluyan habilidades sociales, competencias conductuales y conduc-
tas de afrontamiento que capaciten al individuo para enfrentarse a las demandas de situaciones conflictivas.
Los pasos a seguir serían:

a) Identificación del problema: trabajar la percepción, atribución que se hace al problema, la valoración del mismo.

b) Definición y formulación del problema: recoger información relevante sobre el problema y establecer una meta
realista de solución del problema.

c) Generación de soluciones alternativas.

d) Toma de decisiones. Anticipar los resultados de la solución, evaluar dichos resultados y preparar un plan para
dicha solución.

e) Ejecución y verificación de la solución: realizar una autoevaluación, comparando el resultado actual con el resul-
tado esperado.

Existe gran consenso en reconocer que una de las principales variables que protegen a los adolescentes del riesgo social
es su capacidad para resolver de forma constructiva los conflictos socioemocionales que su vida cotidiana les plantea.

Los jóvenes violentos tienen serias dificultades para resolver de manera inteligente los conflictos y tensiones que
experimentan.

3.6 Democracia participativa

Utilizar las bases del modelo democrático como vía de aprendizaje de solución de conflictos alternativos a la violencia.

Para ello, se abordarán temas relevantes de la sociedad actual, utilizando la reflexión individual y la creación en grupo
de una democracia del futuro, poniendo especial énfasis en la experiencia personal y social para la creación de un mo-
delo que no legitimice la violencia y la intolerancia como fin para la consecución de objetivos sociales y personales.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

En este área se pretende que los menores/jóvenes se apropien del significado, los valores y las habilidades de la de-
mocracia para que puedan asumir con eficacia un papel activo en su construcción, superando los obstáculos que dicha
construcción implica con el fin de favorecer una adecuada conceptualización de la democracia.
Dar a todos los menores la oportunidad de participar en la organización de una comunidad democrática (delegado,
subdelegado...)
Repartir el poder y la responsabilidad, desarrollando contextos en los que participen educadores y menores/jóvenes
y se tomen decisiones de forma democrática a través del diálogo, el consenso, etc.
Desarrollo de un nuevo concepto de comunidad, de relación con las normas y de autoridad.

3.7 Educación para la paz y la interculturalidad

Conseguir que acerque a los/ as menores a la realidad de los países del Sur, despertar sus conciencias, provocar un
cambio de actitudes que les lleve a actuar de manera solidaria frente a las situaciones de violencia e injusticia. 245
Introducción

- Tomar conciencia del otro

- Afrontar desde el enriquecimiento las nuevas realidades culturales y sociales

- Conocer y modificar los estereotipos y prejuicios que los chicos/as tienen sobre los diferentes grupos étnicos,
culturales, etc...

- Promover actitudes, conductas y cambios sociales positivos que eviten la discriminación, favorezcan las relaciones
y posibiliten el desarrollo de otras culturas minoritarias

- Promover un espacio de reflexión sobre los orígenes, causas y consecuencias de la emigración.

- Favorecer un espacio en el que cada uno/a pueda dar a conocer su propia cultura.

La Paz se llama justicia

- Conocer los derechos humanos y aprender a respetarlos.

- Aprender a compartir los bienes.

- Dar a conocer realidades de injusticia y violencia que sufren millones de personas en el mundo.

- Fomentar y desarrollar en los/ as menores el sentido crítico para reaccionar ante estas realidades.

- Invitar a la acción y el compromiso.


1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

La Paz en el corazón de los conflictos

- Dar a conocer a los/ as menores situaciones de violencia que provocan que millones de personas se vean despla-
zados de sus hogares y vivan refugiados en otros países.
- Fomentar el respeto a todas las culturas y etnias.

- Desarrollar situaciones de no-violencia en la resolución de conflictos.

La Paz se llama desarrollo

- Conocer los problemas que se generan a consecuencia del mal uso de los recursos.

246 - Desarrollar actitudes de austeridad en el consumo y un consumo responsable.

- Promover actitudes que favorezcan el acceso de todos/as a los recursos y su reparto equitativo.

4. ACTIVIDADES

Este taller se enfoca como un contenido transversal al resto de actividades, dentro del área de desarrollo personal
y competencia social.

Existen siete áreas diferentes a trabajar. Cada una de ellas se desarrollará en varias sesiones con la posibilidad de
aumentar dicho número si las habilidades básicas de cada área no se han adquirido correctamente por los integrantes
del grupo. Algunas áreas tendrán una duración mayor como el área dedicada a la violencia y a la construcción de una
democracia participativa, donde el número de sesiones puede ser ampliado para poder abarcar temas sociales de
actualidad con los menores.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

D. Antonio
Gamonal García
en colaboración con
Gorka Moreno Arnedillo, Alejandro
Pinilla Regalón, Rosa Suárez Vázquez y
Alfonso Arteaga Olleta

Psicólogo, colaborador de CEPS

Descripción del Programa de mejora de la intervención en centros


de protección y reforma en el ámbito de la prevención de las
drogodependencias: Elaboración de instrumentos prácticos
249
de intervención generalizables. (Fase II)

En este resumen recogemos la experiencia realizada en centros de Protección y Reforma de varias comunidades
autónomas españolas , en concreto Cataluña, Madrid, Navarra y País Vasco. Nuestra intervención se ha desarrollado
durante dos años , 2005 y 2006 y ha sido subvencionada por la Delegación de Gobierno para el Plan Nacional sobre
Drogas. El estudio realizado en la Fase I del Programa, durante el año 2005 ,nos permitió realizar una análisis de la
Realidad sobre la situación del consumo de drogas en Protección y Reforma, la intervención preventiva que se estaba
realizando en los centros y , a su vez, trazar el perfil de riesgo de los menores residentes en centros de protección
y reforma. Entre otros datos observamos que los índices de consumo eran superiores a la población general de
adolescentes del mismo intervalo de edad, especialmente en cuanto a consumo de derivados del cannabis y cocaína.
Las edades de inicio en el consumo eran también más bajas , el nivel de accesibilidad de la sustancia muy elevado , la
percepción del riesgo muy baja y el consumo en el entorno de iguales muy presente.

Pudimos constatar la ausencia de una línea común de intervención respecto a la prevención de las drogodependen-
cias y al consumo dentro y fuera del centro.

Así mismo detectamos las principales necesidades de los centros mediante las opiniones de sus responsables y de los
educadores. Estas pueden resumirse en:

- ausencia de una metodología clara de intervención

- necesidad de definir un mensaje único y coherente por parte del equipo

- falta de herramientas de intervención preventiva,

- gran profesionalidad
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- Alto interés en abordar la prevención de drogas en los centros, tanto en los equipos de los centros como en los
responsables técnicos de los respectivos departamentos de protección y reforma de las Comunidades Autónomas.

Este resultado animo al equipo , apoyado por los centros y los técnicos de las Comunidades Autónomas a presentar
la segunda fase del programa que ahora describimos:

OBJETIVOS DEL PROGRAMA EN LA SEGUNDA FASE ( AÑOS 2006):

General

Facilitar a los centros de protección y reforma implicandolos en su propia elaboración, modelos, criterios y herra-
mientas que aborden la prevención de las drogodependencias desde un enfoque global que contemple los factores de
250 riesgo/protección y las conductas de riesgo manifiestas, especialmente el uso y abuso de drogas.

Específicos

- Diseñar un modelo de intervención útil en prevención de las drogodependencias para los centros de Reforma y
Protección.

- Facilitar el acceso a programas y recursos de intervención que han demostrado eficacia preventiva mediante la
elaboración de un Banco de Instrumentos prácticos accesible para los profesionales que intervienen con menores
en riesgo. (Elaborar una caja de herramientas de Buenas Prácticas).

- Implicar a los profesionales de los centros de protección y reforma en el diseño y elaboración de propues-
tas de mejora.

- Dotar a los centros de protección y reforma de protocolos de actuación y normativas preventivas eficaces para la
prevención de las drogodependencias.

METODOLOGÍA

Se ha utilizado una metodología de acción-participación a fin de incorporar en todo el proceso a los implicados en


el mismo. Para ello realizamos un seminario de profundización en los resultados y conclusiones obtenidos en la Fase
1 de Análisis de la Realidad (2005) dirigido a los responsables técnicos de las instituciones de protección y reforma
de cada autonomía .

Un segundo nivel de trabajo se ha realizado con aquellos profesionales que día a día intervienen con los menores
residentes en centros de protección y reforma . Se formaron en cada una de las Comunidades Autónomas, comi-
siones de Protección y Reforma. Para ello se contó con profesionales voluntarios de los centros participantes. Se
pidió que estas comisiones estuvieran formadas por distintos niveles de profesionales: educadores, psicolog@s,
directores/as , otros.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

La finalidad de esta comisión ha sido:

- Revisión de las propuestas de intervención que el equipo responsable del programa elabore (revisión bibliográfica,
borrador del Banco de instrumentos, guía de buenas prácticas.

- Diseño del proyecto piloto, conjuntamente con el equipo técnico, para aplicar en un centro
de reforma y uno de protección de cada Comunidad Autónoma.

251

MATERIALES ELABORADOS POR LAS COMISIONES

A continuación realizamos una breve descripción de los materiales elaborados


para la formación de los equipos de los centros de menores.

Modelo para estructurar un programa de drogas en un centro

Proponemos estructurar los programas de drogas de los centros en diversos componentes, que desarrollaremos en
los apartados siguientes :

- ELEMENTOS PREVIOS: análisis de la situación del centro, necesidades manifestadas por los trabajadores,
referentes teóricos, criterios para la intervención y planteamiento general del centro.

- NORMATIVA: iniciativas encaminadas a dificultar el consumo de drogas en el contexto del centro o de las acti-
vidades que organiza, mecanismos de control del consumo o tráfico, elementos de la organización y la estructura de
funcionamiento del centro que dificultan estas conductas, protocolos, normas, y acciones encaminadas a favorecer el
conocimiento y aceptación de las mismas.

- ACTIVIDADES ESPECÍFICAS SOBRE DROGAS: iniciativas grupales encaminadas a reducir la demanda


de drogas por parte de los menores.

- ABORDAJE INDIVIDUAL: estrategias de intervención en la atención individualizada a los menores de mayor riesgo.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- TRABAJO CON LAS FAMILIAS: estrategias de intervención con las familias de los menores en relación con
sus riesgos y con sus consumos de drogas.

- COLABORACIÓN CON RECURSOS ESPECIALIZADOS: colaboración con estos recursos, criterios y


protocolos para la derivación y la colaboración.

1. ELEMENTOS PREVIOS

En este apartado se incluyen el análisis de la situación del centro en relación al consumo de drogas, las necesidades
manifestadas por los trabajadores en relación a su formación y recursos, los referentes teóricos de partida, los crite-
rios para la intervención, y el planteamiento general del centro en relación al problema de las drogas.

252 Antes de planificar la intervención en relación con el problema de las drogas en un centro, es necesario abordar
algunas cuestiones previas que ayuden a orientar la intervención y a mejorar su eficacia. En concreto, para que un
programa de drogas sea eficaz, un centro necesitará:

1. Analizar su realidad: detectando la situación real de los menores en relación con el consumo de drogas, las
necesidades de los educadores del centro, y los problemas concretos derivados del consumo de drogas que se les
presentan. El programa de drogas deberá responder a esas necesidades y a esos problemas.

2. Un modelo teórico para entender el consumo de drogas: conocer cuáles son las variables implicadas
en la abstinencia y en el consumo de drogas y cómo se relacionan, para emprender acciones dirigidas a la modifica-
ción de esas variables.

3. Unos criterios para la intervención, basados en la experiencia y en el conocimiento de programas y es-


trategias de prevención eficaces.

4. En definitiva, un planteamiento general de la organización en relación con las drogas que sirva de
marco filosófico y técnico del programa.

Las características de los menores atendidos en los centros de protección y de reforma reúnen las características del
colectivo de menores considerados en la literatura sobre prevención de drogodependencias como menores de alto
riesgo. En la medida en que estas características denotan una alta probabilidad de implicarse en consumos problemá-
ticos de drogas, tal y como queda evidenciado en el estudio realizado en el marco de esta investigación:

- En la gran mayoría de los casos, son menores ya iniciados en el consumo de drogas, y en algunos casos, consu-
midores muy consolidados.

- Tienen una historia previa de inadaptación escolar, en muchos casos con alta conflictividad en sus cen-
tros de origen.

- Es frecuente la existencia de una importante conflictividad familiar, desestructuración, violencia o abandono.

- En muchos casos provienen de entornos socioeconómicos próximos a la exclusión social, o dentro de ella.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

-Algunos menores han estado o están implicados en actividades delictivas.

Muchas investigaciones han puesto de relieve la estrecha relación existente entre el consumo de drogas y la implica-
ción en otros tipos de comportamientos “problemáticos” por parte de adolescentes con estas características. Estas
conductas-problema, entre las cuales se encuentran el consumo de drogas, la participación en actividades delictivas,
las fugas del hogar, o el incumplimiento sistemático de las normas de convivencia, forman parte de un “síndrome de
desviación” o de un mismo “estilo de vida”, respondiendo todos ellas a factores comunes. Por ello, la intervención en
prevención debe ofrecer respuestas globales y no compartimentadas para estas conductas.

Por otro lado, y a la luz de las investigaciones al respecto, los programas de prevención más eficaces son los progra-
mas multi-componente, es decir, aquellos que abarcan una gran diversidad de factores de protección y que persiguen
el fin último de la inserción social de los menores, incluyendo entre sus estrategias módulos específicos de interven-
ción en drogodependencias. 253
Además teniendo en cuenta las características de los menores residentes en los centros, la intervención preventiva
en drogas no puede limitarse al diseño de algunas intervenciones específicas, como sesiones de grupo o individuales,
practicadas por parte de algunos responsables y en momentos concretos. De alguna manera, entendemos que el
programa de drogas tiene que implicar al Centro en su conjunto, debe formar parte de la cultura del
mismo, participando del mismo todo el conjunto de trabajadores, y por supuesto, con la supervisión y el apoyo (al
menos en su filosofía) de la dirección del centro.

De acuerdo con los resultados de nuestra investigación correspondiente a la Fase 1, los programas dirigidos a cen-
tros de menores, ya sean de formación o de reforma, se enmarcan dentro de la prevención selectiva y la indicada.
Las actividades aplicables al conjunto de los menores se corresponderían con un nivel de prevención selectiva (al ser
éste un grupo de mayor riesgo que la población promedio de adolescentes de su edad), y la intervención específica e
individualizada con los menores de mayor riesgo se incluiría en el marco de la prevención indicada.

Criterios para la Intervención

El modelo de Reducción de Riesgos y Daños ofrece una serie de principios orientadores de la intervención
de gran interés, especialmente en el caso de los menores con mayor riesgo y/o implicación en consumos de drogas.
De sus principios se podría concluir que toda intervención, sea en el nivel de desarrollo de la dependencia que sea, es
siempre potencialmente preventiva, si no del consumo, de algún tipo de riesgo o daño derivado del mismo.

El modelo ha de manejarse con cautela, pues una perspectiva de reducción de riesgos puede resultar contrapreven-
tiva si se utiliza de forma inadecuada. El modelo de reducción de riesgos se presenta en ocasiones en contraposición
al llamado “modelo libre de drogas” (orientado a la abstinencia); sin embargo, se trata de dos modelos complementa-
rios en los que la pertinencia de uno u otro vendrá determinada por el perfil de los menores a los que se orienta la
intervención. En ocasiones, habremos de adoptar una perspectiva u otra para cada sustancia.

El modelo de Fases de Cambio (modelo transteórico) puede ser también de gran utilidad para orientar la
intervención, especialmente en el ámbito de la prevención indicada (menores de más riesgo), cuando existen
consumos más consolidados, y para la intervención individual (tutoría, consulta del psicólogo...). Aunque
el modelo ha sido utilizado principalmente en el ámbito de la intervención con drogodependientes, puede ser de gran
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

utilidad en el trabajo con los adolescentes atendidos en nuestros centros, sobre todo con aquellos con consumos
especialmente problemáticos. En el interior de los adolescentes se “cuecen” importantes procesos cognitivos y
actitudinales que son previos a la acción (no vemos cambios en sus patrones de consumo) y que sin embargo son
susceptibles de cambio con una intervención adecuada y orientada por objetivos parciales. Si logramos determinar
en qué estadio de cambio se encuentra un adolescente con consumos problemáticos de drogas podremos establecer
estos objetivos a la espera de activar estos cambios. Ir demasiado rápido puede resultar en estos casos absolutamen-
te ineficaz, e incluso contrapreventivo en algunos casos.
2. NORMATIVA

Este bloque hace referencia a las iniciativas encaminadas a dificultar el consumo de drogas en el contexto del centro
o de las actividades que organiza. Se refiere a los mecanismos de control del consumo o tráfico, a los cambios en la
organización y la estructura de funcionamiento del centro que dificultan estas conductas, previniendo su aparición; a
254 las normas establecidas en relación al consumo de drogas y a las acciones encaminadas a favorecer el conocimiento y
aceptación de las mismas. Por último, se incluyen protocolos de actuación para los educadores para el afrontamiento
de situaciones de consumo, tráfico, o sospecha de que un menor se encuentra bajo los efectos de las drogas, así como
el procedimiento sancionador para los diferentes casos.

Tradicionalmente, el asunto de las normas se ha limitado a la existencia de un reglamento de régimen interno, con sus
correspondientes sanciones y procedimientos disciplinarios, desarrollados en la práctica con mayor o menor litera-
lidad según los centros (o incluso, según el educador de turno). Quizá por eso, estas intervenciones no gozan por lo
general de buena prensa (es una intervención “represiva”, se suele decir en muchos casos), hasta el punto de que las
normas y el correspondiente reglamento suelen considerarse al margen de las “intervenciones educativas”.

En nuestra opinión, sin embargo, trabajar las normas y los límites constituye una interesante herramienta educativa,
pero requiere mucho más que delimitar faltas y poner sanciones. Además de eso, el manejo de normas incluye aque-
llas acciones encaminadas a favorecer en los menores el conocimiento y el compromiso con esas normas, haciendo
difícil su trasgresión, y facilitando su cumplimiento.

La intervención mediante normas y límites no es una alternativa a otro tipo de intervenciones más comúnmente
identificadas como “educativas”, sino que representan dos estrategias complementarias que requieren una cierta
coherencia y una estructura.

El manejo de normas tiene las siguientes características:

- Se orienta hacia la prevención del consumo o el trapicheo de drogas en el contexto del centro.

- Se refiere a la Normativa respecto al consumo o el tráfico, a los procedimientos disciplinarios correspondientes,


y a las iniciativas que promuevan la participación y el compromiso de los menores con esas normas.

- De alguna manera, no se mete en la vida privada de los menores, se refiere exclusivamente al cumpli-
miento de la normativa en el contexto del centro o de las actividades que éste organiza.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- La normativa está por encima del educador, y es válida para toda la comunidad educativa (menores
residentes y trabajadores).

- Sus OBJETIVOS son:

- Prevenir el consumo de drogas en el centro, así como el tráfico, y la participación en las actividades bajo los
efectos de las drogas.

- Hacer del centro un espacio protegido, tanto para quienes consumen como para quienes no lo hacen.

- Favorecer experiencias de control y abstinencia que motiven a persistir en la misma y faciliten el desarrollo
de otras iniciativas.

Esta intervención exige diseñar planes de actuación en tres momentos distintos:


255

Teniendo en cuenta estos aspectos y partiendo de ellos en este bloque se desarrollan los pasos a través de los cuales rea-
lizamos un adecuado manejo de las normas en un centro teniendo en cuenta la prevención de las drogodependencias:

- Delimitar las Normas del Centro

- Diseñar estrategias de difusión, explicación y aceptación de las normas, haciendo previsible lo que ocurrirá si éstas
se incumplen.

- Promover cambios en la estructura y el funcionamiento del centro que hagan más difícil la trasgresión de las nor-
mas, y más fácil su cumplimiento.

- Determinar mecanismos de control del consumo


1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- Establecer protocolos para los educadores en relación con la aplicación de estas normas
- Definir con claridad el procedimiento disciplinario y el régimen sancionador

- Establecer protocolos para los educadores en relación con el manejo “sanitario” de situaciones de consumo

3. ACTIVIDADES ESPECÍFICAS SOBRE DROGAS

Hace referencia a las iniciativas encaminadas a reducir la demanda de drogas por parte de los menores que participan
en los programas del Centro. Se trata de iniciativas que favorezcan el manejo de una información ajustada respecto
a las drogas y a su incidencia sobre la salud, una toma de decisiones autónoma respecto a su uso, el desarrollo de
factores de protección que minimicen sus efectos adversos, el conocimiento y puesta en práctica de comportamien-
256 tos preventivos (orientados a la abstinencia o al consumo de menos riesgo), y la promoción de comportamientos
alternativos y estilos de vida saludables.
Resumen De Contenidos: Talleres De Prevención

El Programa de Drogas impregna transversalmente toda la intervención educativa del centro, si bien en este caso nos
referiremos a los “elementos más específicos”, entendidos éstos como aquellas intervenciones encaminadas a incidir
sobre los “factores próximos” al consumo de drogas de un modo más directo. Hay que recordar, sin embargo, que el
Programa de Prevención tendrá que tener previstas, además, actividades encaminadas a intervenir sobre los factores
remotos (“distal factors”) del consumo de drogas, y que respecto a la intervención mediante actividades grupales con
los menores habrán de hacer referencia al desarrollo de recursos personales (habilidades sociales y asertividad, toma
de decisiones, control emocional, etc.).

Las mejores intervenciones preventivas son aquellas que se adaptan a las características de cada individuo o grupo
en particular, y a las situaciones concretas. Por ello, este apartado no pretende ofrecer un conjunto de actividades
cerradas, sino criterios y herramientas útiles para el diseño de actividades con adolescentes de riesgo, ya sean indi-
viduales o de grupo. Los contenidos de este bloque tienen el objetivo de dotar a los educadores de los centros de
conocimientos y habilidades para diseñar actividades de prevención en grupo. Presentamos a continuación un breve
extracto de los mismos.

Prevención Selectiva. Actuaciones a realizar


Las actividades de este nivel están destinadas a la totalidad de los menores del centro. Un aspecto importante tener
en cuenta es que los contenidos destinados a las distintas drogas de abuso se harán según la edad y el consumo del
grupo. Para ello un buen indicador es el que nos muestra la edad de inicio de consumo en los menores de los Centros,
dato cuya referencia puede encontrarse en el informe de la fase I de esta investigación.

Prevención Indicada. Actuaciones a realizar


Nuestra recomendación es que los menores pertenecientes a este Nivel de Riesgo reciban, como el resto de los
menores los Talleres de Prevención Selectiva, y paralelamente se refuerce este trabajo con una tutoría intensiva en
la que se marquen claros objetivos respecto al uso/ abuso de drogas. El objetivo de esta medida sería no discriminar
(de forma positiva) grupos de especial riesgo ya que esto podría dar como resultado efectos indeseados de refuerzo
a un consumo más abusivo entre los propios participantes.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Objetivos generales y específicos de estas actividades

Ofrecemos a continuación una propuesta de objetivos teniendo en cuenta los factores de riesgo y de protección
más significativos:

GENERALES

1. Reducir el consumo ( si es posible hasta la abstinencia)


2. Reducir el daño.

ESPECIFICOS

1. Desmitificar creencias erróneas y aumentar la información. 257


2. Aumentar la percepción de riesgo.
3. Aprender y desarrollar estrategias de afrontamiento de situaciones de consumo (hay que pensar las más
típicas, dentro y fuera del centro).
4. Aprender pautas de actuación frente a crisis por consumo de drogas en amigos.
5. Aprender estrategias de consumo controlado y reducción del daño.
6. En prevención indicada habría que añadir como objetivos específicos:

a. Aumentar la motivación para la reducción o abandono del consumo.


b. Incremento de estrategias de reducción del riesgo/ daño.

COMPONENTES NECESARIOS EN UN TALLER DE PREVENCIÓN SELECTIVA en Centros de


Reforma y Protección.

Componente Información y actitudes hacia las drogas


El objetivo de este componente es trabajar la información como componente necesario para favorecer la toma de
decisiones y la formación de una actitud responsable ante el uso de drogas. La formación debe facilitar la adquisición
de conocimientos y creencias que ayuden a los/ as menores a ser menos manipulables a nivel informativo. Se trata
a su vez de facilitar que discriminen el riesgo ante determinadas conductas y situaciones relacionadas con el uso y
abuso de drogas.

Componente Toma de Decisiones


Integrado por dos apartados y orientado a facilitar un pensamiento crítico frente al consumo de sustancias y a situa-
ciones específicas asociadas a las drogas.

Componente Reducción del Daño


Tomando como referencia los datos que sobre el consumo de sustancias existe en estos centros y aceptando que un
porcentaje importante de menores van a seguir consumiendo estas sustancias se introduce este componente dentro
de los Talleres de Prevención Selectiva:
Sus objetivos serían los siguientes
- Incrementar la toma de conciencia de los menores consumidores de drogas sobre los riesgos de cada sustancia y
de sus formas de consumo.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- Disminuir o eliminar los riesgos y daños asociados al uso de drogas, así como conductas sexuales de riesgo, con-
ductas de agresividad y de violencia asociadas al consumo.
- Favorecer y fomentar la aparición de conductas exentas de riesgo frente al consumo.
Para el desarrollo adecuado de esta componente deberíamos tener muy en cuenta el grado de consumo de los
menores y no exponer a menores que no consumen determinadas drogas a la información de reducción del daños
sobre estas.

Componente Autocontrol
El objetivo de este componente es fomentar el autocontrol de los/ as menores facilitando la comprensión y mante-
nimiento de comportamientos normativos en el centro respecto a las drogas . Esto se concretaría en:

- Comprender, aceptar y respetar los límites relacionados con las drogas en el centro.
258 - Reducir o eliminar el consumo de determinadas drogas ( p. e. tabaco)
- Facilitar la responsabilidad sobre el estilo de vida que lleva y su relación con las drogas.

Componente habilidades Sociales y de enfrentamiento a situaciones de oferta y riesgo para otros

Esta ampliamente demostrada la relación existente entre el consumo de drogas en el grupo de amigos y el inicio y
mantenimiento del consumo. Esta relación se refiere tanto a la necesidad de integración y pertenencia en el grupo
como a la de enfrentamiento a situaciones concretas de oferta y las diversas competencias necesarias para un enfre-
namiento eficaz. No bastaría sólo con tener la decisión de no querer consumir drogas, también con la habilidad de
saber decirlo.

Componente Ocio y Tiempo Libre


En este componente se pretende facilitar el análisis de su Ocio y promover la toma de decisiones responsable res-
pecto a como les gustaría que fuera su Ocio. Por otro lado se trata de aprender a evaluar el riesgo de las actividades
que hago respecto a la probabilidad de implicarme en el consumo de drogas.
Entre otras variables el componente de Ocio y Tiempo Libre esta relacionado con la variable de personalidad “Bús-
queda de Sensaciones”, factor de riesgo en el consumo de drogas( Zuckerman,1983, Jaffre y Acher,1987, Luengo y
cols, 1995 y 1997).
Por otro lado el nuevo patrón de consumo de drogas en Europa esta mucho más asociado a un consumo recreativo,
consumo directamente relacionado con este componente.

Componente Drogas y relación familiar


La mayoría de las investigaciones señalan como factor de riesgo el grado de consumo y la permisividad de la familia
en el consumo de drogas del/ a menor En muchos casos es bueno preparar a los menores frente a personas de su
familia que son consumidores y pueden convivir con él. Saber enfrentar estas situaciones será básico.

Otros: drogas y género, drogas y cultura…

Los objetivos y los contenidos relacionados con cada uno de los componentes mencionados son desplegados en el
material del curso de formación para los educadores de los centros, siendo expuestos en el desarrollo del mismo.
Se ofrecen, además, criterios para la intervención con grupos, estrategias para la evaluación de las características de
los mismos respecto al consumo de drogas, pautas para el manejo de información preventiva, herramientas para la
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

evaluación de los talleres, una extensa relación de técnicas grupales con una detallada explicación de cada una de ellas,
y por último, un inventario de programas y recursos de apoyo para el diseño de las sesiones.
4. EL ABORDAJE INDIVIDUAL

Presentamos en este bloque de contenidos algunos principios y herramientas que pueden resultar de gran utilidad
para planificar la intervención con los menores con consumos más problemáticos de drogas. En él se relacionan cri-
terios y herramientas para la evaluación, objetivos a abordar y técnicas concretas de intervención.
La tutoría se enmarca dentro de las estrategias de Prevención Indicada, es decir, de aquellas que son diseñadas a la
medida de cada menor en particular. Siempre que propongamos planes de intervención “a la medida” estaremos
trabajando en el plano de la prevención indicada, con independencia de las variables que son objeto de intervención.
Sin embargo, en este apartado vamos a centrarnos de modo específico en el trabajo con menores que presentan un
consumo de drogas especialmente severo.

Los objetivos generales correspondientes a este nivel de intervención son los siguientes:
259

- Conseguir que el menor reconozca que su consumo es problemático


- Aumentar su motivación para la reducción o el abandono.
- Promover pautas de consumo de menos riesgo
- Incrementar el autocontrol frente al consumo.

Para llevar a cabo la evaluación de la situación del menor respecto al consumo de drogas se proponen tres grandes
grupos de instrumentos que hemos clasificado del siguiente modo:
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Con los/as menores consumidores/as de drogas existen, además del conjunto de variables intervinientes a las que
hemos hecho referencia en otros bloques de contenidos, dos variables de gran importancia para ayudarnos a deter-
minar los objetivos y la metodología de la intervención. Estas variables son el nivel de riesgo o severidad de
su consumo, y su motivación por cambiarlo, ya sea para abandonarlo o para hacerlo menos peligroso. El
programa de formación incluye aspectos relacionados con la formación de los educadores en la evaluación de estas
dos variables:

- El conocimiento de los diferentes riesgos asociados al consumo de las diversas sustancias, de las variables
que lo determinan, y de las conductas que los minimizan.

- La identificación de las diferentes fases del proceso de cambio descritas en el modelo Transterórico de Pro-
chaska y Di Clemente y su adaptación a la realidad de los menores de los centros.
260 - El manejo de la entrevista motivacional como herramienta para la evolución por las diferentes etapas del
proceso de cambio.

Se ofrecen, por último, algunas recomendaciones para el tratamiento de la información sobre drogas en el transcurso
de la entrevista individual. Ofrecemos aquí al menos una breve relación de las mismas (adaptado de Gamonal, A. y
Moreno, G. (2007): Guía práctica de prevención en programas de garantía social y escuelas-taller.ADES y Plan Naciona
sobre Drogas):
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

1. Comenzar delimitando muy claramente el “terreno de juego”, y aprovecharlo como un primer estímulo para el
abordaje del consumo.

2. Recabar información de otras fuentes, también en relación con sus consumos

3. ”Conectar” con sus intereses, no tener prisa. Hay que ganarse su confianza e ir paso a paso. Empezar por lo que
al/a menor le interesa.

Sabemos que el consumo de drogas es un tema que preocupa a las familias de estos menores. Algunas de estas fami-
lias han tenido problemas en el hogar debido al consumo de drogas de sus hijos/as, y que la mayoría recibe positiva-
mente nuestra colaboración en este área.

Teniendo en cuenta todo esto, en el bloque cuatro desarrollamos aquellos contenidos necesarios para una adecuado
261
trabajo con las familias. En concreto, a través de estos contenidos se desarrollan estrategias en prevención de drogo-
dependencias con las familias de los menores. Esta intervención la planteamos a través de las siguientes fases:

Fases de Intervención:

1. Fase de Acogida y Captación.


Fase inicial en la que “acogemos” a la familia y le presentamos el centro sus funciones y normas buscando su alianza
para conseguir los objetivos comunes de “reeducación del menor”. Se trata de conseguir empatia mutua.

2. Fase de Motivación y Evaluación

En esta fase evaluamos a la familia a la vez que se pretende conseguir su cooperación y plantear objetivos conjuntos :

3. Fase de “Crecimiento” y Formación.

Una vez conseguidos los cauces de colaboración se trata de facilitar competencias para conseguir los objetivos plan-
teados con el/ la menor.

4. Fase de Inserción Social.

Se trata de diseñar y preparar la “vuelta” del menor a su contexto familiar.

Los contenidos concretos que se desarrollan en este apartado de la familia son los siguientes:

- Consideraciones generales. Objetivos y fases de intervención con la familia.

- La prevención de drogas con las familias de los menores ingresados en el Centro.

- Factores de Riesgo y Protección. La familia dentro del Proyecto de Centro .Fases y objetivos de actuación
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- Evaluación familiar respecto a las drogas. Entrevista con la familia Cuestionario y entrevista de evaluación

- Diseño de objetivos

- Métodos de trabajo. Entrevista motivacional. Talleres de familias.

- Como informar a la familia. Como trabajar pautas y acuerdos.

- Programas de Prevención Indicada y Selectiva para las Familias.

- Bibliografía

262 6. LA COLABORACIÓN CON RECURSOS ESPECIALIZADOS

En este apartado se determina distintas formas de colaboración con este tipo de recursos, estableciendo criterios
y protocolos para la derivación o la promoción de la puesta en contacto con estos servicios de los menores que lo
necesiten.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

D. Ángel Luis
Maroto Sáez

Responsable del Departamento de Planificación y


Coordinación de Programas y Servicios.
Asociación Trama

LA EMERGENCIA DE LAS ASÍ


265
DENOMINADAS “BANDAS LATINAS”
-INFLEXIONES Y REFLEXIONES A PIE DE OBRA-

“Así como es propio de un médico ignorante el no saber curar una enfermedad sin causar otra, así el que no puede corregir la
conducta de los ciudadanos sino suprimiéndoles las comodidades de la vida debe confesar que no sabe gobernar a los hombres
libres, y dedicarse a corregir su ineptitud y soberbia (…) refrene sus malas acciones y prevenga con leyes justas las de sus
súbditos, mejor que dejar que las cometan para castigarlas luego”.

Tomás Moro, Utopía

“Llaman violento al río que baja impetuoso,


pero a las orillas que lo oprimen
nadie las llama violentas”

Bertolt Brech

INTRODUCCIÓN.

A diversos fenómenos violentos (bullying, agresiones en los espacios de ocio nocturnos, jóvenes que agraden a per-
sonas sin hogar y graban dichas agresiones en sus móviles, menores que agraden a sus ascendientes, episodios de
violencia escolar donde los/las docentes son intimidados/as por los alumnos, actos de agresión contra el mobiliario
urbano, reyertas entre grupos ultras de fútbol, agresiones de miembros pertenecientes a grupos de ideología nazi
o neonazi) ha venido a sumarse –como fenómeno emergente en nuestro país- un tipo de violencia grupal llevada a
cabo por menores –no sólo de origen latinoamericano pero mayoritariamente- que ha generado gran alarma social y
que ha contribuido a forjar un imaginario social donde menor -latinoamericano-banda se ha convertido en una triada
diabólica y donde el calificativo de Banda Latina “sirve para situar a un conjunto de jóvenes como si fuesen una unidad de
acción, que despersonaliza a sus miembros y sirve para definir un conjunto de características que los sitúa en un entramado
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

determinado y dentro del imaginario social se construye como conflictivo y temido. En el momento actual se ha construido
una identificación de los jóvenes latinos a una determinada banda creando así un concepto estereotipado de joven latino que
comete una actividad delictiva concreta, correlacionado necesariamente con la afiliación a una de estas organizaciones, grupos,
etc; de las mal llamadas bandas juveniles ”.

BARCELONA

En el mes de Octubre de 2003, el joven de nacionalidad colombiana Reinaldo Tapias (Ronny Tapias) muere en manos de un
grupo de jóvenes latinoamericanos en las inmediaciones del Instituto de Educación Secundaria de Barcelona donde realizaba
sus estudios. Ronny Tapias era confundido con un miembro de los Latin Kings que estudiaba en el Centro al que perseguían
tras un incidente entre un grupo de menores pertenecientes a los “Latin Kings” y otro grupo rival denominado los “Ñetas”.
El caso desata una oleada de pánico moral frente al fenómeno de las “Bandas Latinas” y los periódicos empiezan a publicar
266 noticias y reportajes de la triada diabólica (jóvenes-bandas-inmigrantes): “El asesinato de un adolescente en las cercanías de un
instituto barcelonés en el que estudiaba representa un tipo de violencia que la ciudad no había sufrido hasta ahora. El temor
a las bandas juveniles violentas ya es una realidad” (La Vanguardia, 02/11/2003).

MADRID

El día 3 de Mayo de 2005 se produce en el Distrito madrileño de Villaverde la muerte Manuel G. C., de 17 años de edad apuña-
lado, presuntamente, por un dominicano perteneciente a una de las así denominadas “Bandas Latinas”. La autoría de este hecho,
tras las oportunas investigaciones policiales, se desvincula de las así denominadas “Bandas Latinas” pero, irremediablemente, se
genera gran alarma social en el Distrito y se procede a la elaboración de un Plan de Seguridad Especial para el mismo.

Ambos hechos harán que -tanto los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado como los diversos agentes sociales
que trabajan en el ámbito de protección y de la responsabilidad penal de menores- comiencen a preocuparse y a
tomar este fenómeno emergente como una prioridad en sus agendas de trabajo poniendo en marcha acciones pre-
ventivas, asistenciales, de reinserción social y de control/represión policial.

Los medios de comunicación han sido los que, desde un primer momento, nominarán el fenómeno utilizando la deno-
minación “Banda Latina” para designar a agrupaciones juveniles como los Latin Kings o los Ñetas.Y serán estos, junto
con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, los agentes sociales que contribuyeron, en un primer momento,
a socializar determinadas informaciones –unas veces con base y otras no tanto- sobre el fenómeno aludido. Desde
que emergiera el fenómeno, y sin ninguna perversa intención, se dio el nombre de “Bandas Latinas” a determinadas
agrupaciones de menores –en principio parecían ser todos de origen latinoamericano- que, entre sus actuaciones,
contaban con la realización de actos violentos o delictivos. A día de hoy, al utilizar el término “Banda Latina” se ha
generado un imaginario social colectivo que vincula, necesariamente a estos grupos, con el ejercicio de la violencia
cuando en realidad, bajo este rótulo, se están englobando situaciones diferenciadas donde los actos violentos son
ejercidos únicamente por un número mínimo de estos grupos y, dentro de estos grupos, sólo por un número ínfimo
de sus integrantes y no por todos.

Los medios de comunicación han contribuido a la generación de prejuicios y actitudes racistas y xenófobas al intentar
mimetizar el fenómeno emergente en nuestro país con el fenómeno de las “Maras” surgido en El Salvador o Guate-
mala, con los conocidos como “Chavos Banda” o “Claques/Clicas” de México, con las “Pandillas”, “Parches”, “Com-
bos” o “Galladas” de Bogotá, o los “sicarios” de Colombia. Igualmente se ha vinculado el fenómeno a las “bandas
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

juveniles” de Perú donde se da este nombre a grupos de pocos miembros y con un marcado cariz delictivo. Asimismo,
en algunos documentales se ha utilizado el término “gangs”, exportándolo de Estados Unidos tal y como se utiliza en
Los Ángeles o Nueva York. Además, se han buscado afinidades con las “Ganges”, “Galeras” y “Quadrilhas” de Brasil o
las “Naciones” a “Grupos de Pandillas” de Ecuador.

Es de sobra conocido en el ámbito de las ciencias sociales que no es prudente ni conveniente extrapolar los datos
y quererlos amoldar a otra realidad cuyo contexto e idiosincrasia puede, y de hecho lo hace, mostrar característi-
cas específicas y desiguales con sus homónimos en otras latitudes y espacios socio-culturales. Esta generalización
ha provocado en la ciudadanía una vinculación de los jóvenes de origen latinoamericano a estos grupos pudiendo
-sin pretenderlo conscientemente- estar contribuyendo a la creación de lo que Erving Goffman denominara, en el
estudio de la microsociología, como “estigma”. Entendiendo por estigma la situación de inhabilitación para una plena
aceptación social.

En la presente ponencia, se presenta una aproximación al fenómeno de las así denominadas “Bandas Latinas” desde
267
las reflexiones profesionales surgidas “a pie de obra” en nuestro trabajo con adolescentes y jóvenes pertenecientes
a estas agrupaciones como lugar hermenéutico o interpretativo del mismo en el ámbito de la Comunidad de Madrid.
Esperamos que, tras su lectura, seamos capaces de situarnos de manera informada ante el fenómeno y nos permita
avanzar en la generación de propuestas de intervención efectivas.

1.- “BANDAS LATINAS” APROXIMACIÓN A UN TEMA SENSIBLE DENTRO DE LA IN-


TERVENCIÓN SOCIAL.

Cuando como es el caso del tema que nos ocupa en el presente artículo nos hayamos ante una problemática social
que podríamos definir como emergente (por lo que tiene de novedosa), se hace del todo preciso llevar a cabo pro-
yectos de investigación social que nos permitan acceder a un conocimiento y análisis del mismo con visos de cienti-
ficidad y llevar a cabo intervenciones basadas en información de primera mano más allá de prejuicios o estereotipos
mediáticos. Para los profesionales de la acción, investigar supone conocer y rebelar a los demás, mediante el empleo
de un método y unas técnicas que garanticen la validez y fiabilidad, algo que permanece oculto. Algo oculto no sólo
porque nunca hasta ese monte hayan recabado la atención de otros investigadores sino porque el objeto, el colectivo
o el fenómeno a investigar desean mantenerse opacos a miradas extrañas.

Como es el tema de las “Bandas Latinas” nos encontramos buscando información que permanece en manos de
personas, grupos u organizaciones que quieren retenerla puesto que su relevancia les implica un riesgo físico, social
o legal. A la hora de acceder a información de “primera mano” sobre las “Bandas Latinas” no es fácil acceder ni a
sus miembros, ni aquellos profesionales (sobre todo técnicos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado) que
tienen un mayor conocimiento del fenómeno aludido.

Cuando nos acercamos a temas como “las Bandas Latinas” donde existe poca bibliografía, pocos datos y el colectivo es
opaco a las miradas exteriores, nos encontramos ante un proceso exploratorio con un coste alto y que lo hace, muchas
veces, en sí mismo inviable. De igual forma, los profesionales de la intervención psicosocial nos encontraremos ante una
falta de formación previa que encuentra su justificación en hallarnos ante la presencia de investigaciones de primera ge-
neración, trabajos pioneros, lo que implica que además de una parte de búsqueda de datos tienen otra de formulación de
conceptos y medidas y generalizaciones e hipótesis con las que posteriormente testar y construir teorías explicativas.
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2.- “PRIMA CUESTIO DE NOMINE”. LA PRIMERA CUESTIÓN DEBE TRATAR SOBRE EL


SIGNIFICADO DE LOS TÉRMINOS.

En relación al fenómeno aludido, el lenguaje y términos que están siendo utilizados por los diversos organismos o
entidades que están trabajando en el abordaje del mismo muestran su inconsistencia. Se constata la no existencia aún,
en nuestro país, de una definición consensuada sobre qué estamos queriendo decir cuando hablamos de “Bandas La-
tinas”. De igual forma se desconoce si existen o no métodos de identificación de aquellos menores que pueden estar
integrando estos grupos, -tanto por parte de la Policía Nacional como por parte de la Policía Municipal o la Guardia
Civil, así como por parte de los sistemas de protección- que pueden tener relación con menores: salud, educación y
servicios sociales-.

A la hora de querer abordar un fenómeno como el de las “Bandas Latinas” que llega a constituirse en “problema
268 social”, es imprescindible contar con datos de primera mano que ayuden a los profesionales que intervienen en el
ámbito de infancia y juventud a dimensionar el fenómeno y poder, a posteriori, establecer estrategias de actuación.

En el momento actual, existen datos incompletos en relación al problema social objeto de estudio. Se desconoce el
número real de grupos que pueden estar bajo el calificativo de “Bandas Latinas” y que pueden tener presencia en
nuestro país, se conocen solamente la denominación de algunas de ellas, existen sólo aproximaciones del número
de menores que pueden pertenecer a estos grupos, desconocemos igualmente su naturaleza: ¿por qué surgen? ¿qué
buscan? ¿a qué responden?, no tenemos datos fidedignos sobre cómo se estructuran a nivel interno, carecemos de
información de primera mano sobre si tienen o no normas de funcionamiento interno, composición por género y
edad, motivación para el ingreso, distribución de roles y tareas, dificultades o no de abandonar estos grupos, si existen
extorsiones o intimidaciones para el ingreso en las mismas, signos de identificación, lugares de captación o “recluta-
miento” de nuevos miembros, etc.

Este desconocimiento generalizado del fenómeno puede llevarnos a poner en marcha actuaciones que queriendo
generar respuestas a una “problemática emergente” terminen formando más parte del problema que de una posible
solución, además de poder caer en una especie de “guerra preventiva” en la que todo grupo de menores integrado
por inmigrantes que se encuentren en un espacio abierto sea susceptible de sospecha. Esta dinámica puede llevarnos,
sin pretenderlo, a la práctica de “políticas de tolerancia zero” o “políticas de cristales rotos” que someta a los meno-
res a unos procesos de sobre-vigilancia y control por parte, tanto de los profesionales de la intervención social como
por parte de los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado, lo que a todas luces se muestra como improcedente y,
a medio y corto plazo, nada satisfactorio.

De cara a poder clarificar más este fenómeno, es preciso realizar una descripción de lo que se quiere significar cuan-
do damos el calificativo de “BANDA” a una agrupación juvenil concreta. Con esta finalidad exponemos, a continua-
ción, un conjunto de términos y definiciones relacionadas con el fenómeno que nos ocupa en el presente artículo:

- BANDAS: grupo organizado, jerarquizado y con finalidad delictiva. Composición inter-generacional y, a menudo,
con un mando adulto. Optan por la carrera criminal.

- CUADRILLAS: agrupación de menores y jóvenes en el espacio público. Se dan en el ámbito urbano y responden
a jóvenes de clases populares. Su finalidad principal no está asociada a actos delictivos.
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- NACIONES: es un concepto de origen latinoamericano. Viene a ser una federación de cuadrillas. Es transterri-
torial y transnacional. Posee una estructura jerarquizada, con un claro componente simbólico e identificador. El caso
paradigmático de una nación es la así denominada THE ALMIGHTY LATIN KING AND QUEEN NATION (Todo
Poderosa Nación de los Reyes y Reinas Latinos). Normalmente sus componentes hablan un mismo idioma, tienen una
tradición común, poseen distintos grados de cohesión y tienen un fuerte componente simbólico e identitario.

- ASOCIACIONES JUVENILES: pueden ser formales o no e integra a diversas cuadrillas. Es un grupo, normalmente,
supralocal estando presente en diversas partes del territorio. El grado de integración es diverso. Los jóvenes se agrupan por
objetivos o afinidades. Un ejemplo de estas asociaciones es la Asociación Pro Derechos del Confinado “ÑETAS”.

- ESTILOS JUVENILES : son imágenes transnacionales. Los jóvenes que lo tienen no están cohesionados ni
estructurados. Responden a una forma estética agrupaciones juveniles de carácter local, no estructuradas ni cohesio-
nadas, basadas en la música y la estética. 269
- PANDILLA: agrupaciones juveniles de base territorial local, estructuradas habitualmente en torno al ocio y
tiempo libre y más extraordinariamente en torno a actividades ilícitas.

Teniendo presente la clasificación anteriormente expuesta es claro y meridiano que la nota distintiva que separa
una Banda de cualquier otra agrupación es la opción por una carrera criminal, es decir, la comisión de
actos delictivos como nota definitoria básica de estos grupos. Ante esta cuestión y desde el trabajo
que venimos realizando con menores vinculados a agrupaciones juveniles con nombres propios (Latin Kings, Ñetas,
Dominican Don´t Play, Triniatarios, Latin Poison, Latin Queens, etc) debemos señalar que no todos los grupos
de los considerados socialmente como “Bandas Latinas” están implicados en la comisión de
actos delictivos ni tienen, entre sus fines, la realización de los mismos. Es preciso considerar que, en
toda relación grupal, algunos de sus miembros o uno de ellos puede –en un momento determinado- cometer delitos
puntuales y espontáneos pero sin que este hecho pueda ser imputado al grupo en su conjunto como tal.

Desde nuestro trabajo con estas agrupaciones señalamos algunas claves definitorias que configuran
estos grupos de jóvenes:

- En cuanto a las nacionalidades de sus componentes: existen bandas homogéneas (una misma nacionalidad) y hete-
rogéneas (de distintas nacionalidades, incluidos españoles).

- Con un liderazgo identificable.

- Con una organización interna formal y una estructura definida.

- Que actúan colectivamente o como individuos para lograr propósitos específicos.

- Que realizan captación de adolescentes en los alrededores de los IES, canchas, parques, etc.

- Mayoritariamente, menores de edad aunque pueden contar con la presencia de mayores de edad.

- Con una distribución de roles diferenciada en base al género.


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- Que establecen reuniones en medio abierto en lugares determinados identificables. (parques, canchas de balonces-
to, bancos, muros de los barrios, etc).

- Que presentan una vinculación a un espacio o territorio urbano al que, supuestamente , se adscriben de manera
identitaria y que es considerado como “suyo”, en relación a otros grupos de características similares.

- Que comportan un conjunto de símbolos, argot y vestimenta propias señales de manos, graffitis, ropas caracterís-
ticas, joyas, etc.

- Que cuentan con unas parafernalias y “rituales” de entrada al grupo. (Posiblemente también de salida del mismo e
incluso para pasar de un estrato inferior a otro superior dentro del grupo).

270 - Que, presuntamente, tienen una fuerte cohesión intra-grupal poniendo trabas ante los intentos de algunos de sus
miembros de abandonar el grupo.

- Que, en ocasiones, incluye la realización de algunas actividades consideradas violentas,


ilegales o delictivas

Teniendo en cuenta dichas claves definitorias, sólo podríamos estar hablando de “Bandas Latinas” cuando nos en-
contráramos ante agrupaciones juveniles compuestas mayoritariamente por jóvenes de origen latinoamericano que
tengan, entre sus fines, la comisión de actos delictivos. Sólo en estos casos sería admisible como válida la propuesta de
reforma a la Ley de Responsabilidad Penal del Menor Ley 5/2000 que prevé como respuesta eficaz al nuevo fenómeno
de delincuencia en bandas organizadas recoger aquellos delitos graves o delitos actuando en banda, organización o
asociación. Esta reforma supondrían para la franja de 14 a 16 años la posibilidad de imponer una pena de tres años
como máximo pudiéndose aplicar régimen cerrado y, para la franja de 16 a 18 años hasta 6 años, pudiendo imponer
régimen cerrado y, en caso de gravedad extrema necesariamente régimen cerrado de 1 a 6 años.

3.- LA VINCULACIÓN DE LAS “BANDAS LATINAS” A LOS FLUJOS MIGRATORIOS Y, DE


MANERA CONCRETA, A LOS MENORES INMIGRANTES.

La inmigración está en ese paquete de problemas sociales ligados a la globalización que la humanidad tendrá que
gestionar en el Siglo XXI. La inmigración en tanto fenómeno que tiene una densidad presencial, una visibiliad y una
capacidad para influir en la fisonomía de los grupos sociales a corto plazo, va a demandar modelos globales de gestión
de flujos humanos más eficaces que los parches que estamos aplicando hasta el momento.

Las así denominadas “Bandas Latinas” como fenómeno emergente está ciertamente vinculado a los flujos migratorios
y de manera más concreta a los menores inmigrantes que, en su mayoría, –fruto de las reagrupaciones familiares-
llegan a un nuevo país, , una nueva sociedad y una nueva cultura en la que se encuentran “de golpe” inmersos en
nuevos parámetros de convivencia, nuevas formas de consumo, nuevas formas de vivir el espacio social urbano y de
entender el tiempo, nuevas formas de relacionarse con los adultos, un sistema educativo también nuevo, unos nuevos
sistemas de protección social desconocidos para muchos de ellos en términos de universalidad y equidad, una serie
de obligaciones y también de derechos desconocidos para ellos hasta el momento y, todo ello, en una periodo vital
–la adolescencia- definida por sus propios cambios y contradicciones.
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La reagrupación de estos menores se produce, en la mayoría de las veces, en unas condiciones no del todo óptimas
pues el proceso reagrupatorio lleva aparejados un conjunto de circunstancias y situaciones que provocan que para
el menor sea, en muchas ocasiones, un suceso traumático. En un espacio corto de tiempo, los menores/adolescente
reagrupados, se ven expuestos tanto a factores estresantes de carácter negativo como positivo.

- Por un lado, se ven en la tesitura de tener que aceptar, en muchos casos, –que no decidir- la necesidad de reagru-
parse con sus progenitores.

- Esta situación viene a producirse, en muchas ocasiones, tras un periodo de tiempo relativamente largo en el que
los lazos emocionales y afectivos –pese a los intentos de ser mantenidos por sus padres vía telefónica, vía internet,
vía correo normalizado, a través de amigos o convencinos enviándole regalos, ropa, calzado, cartas, etc- se verán trun-
cados. Es indudable que, fruto de la distancia y de no poder compartir su cotidianeidad, habrán afectado de manera
diferenciada la relación que se tenía con sus padres en el país de origen. 271
- Cuando uno deja su país no deja algo etéreo sino que deja cosas concretas: deja a sus amigos, sus redes sociales, su
familia extensa, a veces a otros hermanos, a aquellas figuras que han venido haciendo las veces de “padres” o “madres”
en el país de origen, su cultura, sus giros lingüísticos, sus comidas, su formas de actuar y divertirse, su centro escolar,
sus paisajes, sus aromas, su biografía, su historia escrita hasta el momento en el que se produce la reagrupación.

- Y llega al país de destino: un país nuevo, con un clima distinto, con la misma lengua pero donde se habla distinto
idioma, donde las comidas son diferentes y los olores también distintos, donde nada le es familiar, donde no conoce
a nadie y donde carece de todo vínculo, incluso el familiar, que tendrá que volver a recrear.

- De golpe y en un espacio de tiempo demasiado corto debe hacer el esfuerzo de “adaptarse” a su nueva situación
familiar, cultural, social, educativa, de ocio y tiempo libre, etc.

- Y, de repente, se encuentra viviendo en una casa que queda bastante lejos de lo que era “su” casa, compartiendo
vivienda en muchas ocasiones con otros compatriotas (incluso habitación), donde el tiempo que tiene para volver a
generar un tipo de relación vincular con sus padres es bastante poco puesto que la jornada laboral de estos supera
con mucho las 8 horas diarias.

- Se mueve en un entorno social que bien por el color de su piel, bien por su forma de hablar, bien por su forma de
vestir, etc; le recuerda casi de manera permanente que “no es de aquí” y que la sociedad supuestamente de “acogida”
es más bien una sociedad de “re-cogida” donde los autóctonos, de repente, parecen sentirse un “nosotros” frente a
un “ellos”: los “otros”, los “extranjeros”, los “de fuera”.

- Además, se debe incorporar a un sistema educativo que nada tiene que ver con el de su país de origen y para el que
no ha sido preparado previamente. Nuevas materias, nuevas formas de organización y de relación con los profesores,
nuevos tiempos y espacios..

- Siente la necesidad, porque es un ser humano y por humano social, de generar relaciones con otras personas y,
sobre todo y por su edad, de vincularse a un grupo de pares pero, siendo “inmigrante”, generar relaciones sociales
con los autóctonos, aún a día de hoy, no es fácil.
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- Por eso, porque comparten momento vital y momento experiencial, porque se sienten compartiendo un “mismo
proyecto migratorio”, porque les vincula una experiencia vital como es el ser Peruano, Dominicano, Chino, Marroquí
etc, en España. Porque sus sentimientos de soledad, de abandono en muchos casos, de incomprensión, de anhelo de lo
que dejó atrás, de caer en la cuenta de que vivir en España no es precisamente el “the spanish way of live” prometido
o anhelado; se ve en la necesidad de juntarse con sus homónimos y generar grupos.

- El grupo se convierte así para el menor en:

- un lugar de referencia frente a la indiferencia mayoritaria,

- un lugar “estufa” donde encontrar calor humano donde solo encuentra relaciones distantes y de frialdad,

272 - un lugar en el que sentirse apoyado, consolado, escuchado y comprendido,

- un lugar donde, ¡por fin!, se siente a gusto y se siente alguien distinto a todos, un tu diferenciado y, a la vez,
uno más entre sus iguales,

- un lugar en donde se abre la vida, las posibilidades de realización, de planificar quehaceres,

- un lugar donde desplegar su ser afectivo y sexual queriendo y dejándose querer,

- un lugar donde sentir que existen referentes útiles para ir definiendo su proyecto vital,

- un lugar también donde compartir recuerdos, experiencias pasadas, un ¿te acuerdas como era…? ¿te
acuerdas como soliamos…?, etc

Por todas estas cuestiones no es extraño, es más bien natural, que los menores procedentes de otros países se
agrupen, es mucho lo que les une, lo que les lleva a buscarse, a agruparse, a generar “capital social”. Esta adscripción a
determinados grupos tiene todo que ver, como he señalado anteriormente, tanto con las características propias del
periodo evolutivo en el que se encuentran como con su proceso vital-existencial (viviendo un proceso migratorio y
de adaptación a una nueva sociedad de “acogida”).

4.- ¿A QUÉ MODELO DE SOCIEDAD Y DE CIUDAD SE INCORPORAN ESTOS MENORES?

Desde nuestro trabajo cotidiano entendemos que, para un abordaje del fenómeno aludido en toda su complejidad
y multicausalidad, debemos huir –en lo posible- de planteamientos simplistas y lecturas reduccionistas de la realidad
a la hora de abordar cualquier problemática social. Por ello, creemos imprescindible acercarnos al fenómeno de las
así denominadas “bandas latinas” desde una perspeciva sistémica donde dicho fenómeno encuentre visos de ser
comprendido.

En el momento actual, la globalización y el modelo económico neoliberal -que requiere para su mantenimiento y conse-
cución el libre tránsito de mercancías y capitales mostrándose reticente al libre tránsito de personas negando así el derecho
básico de todo ser humano a buscar su pleno desarrollo, bienestar y mejora de su calidad de vida- está mostrando, de ma-
nera nítida, sus contradicciones y paradojas.
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Este modelo neoliberal debe hacernos reflexionar sobre el tipo de sociedad que estamos construyendo y el tipo de
mensajes y valores que predominan en ella. Hoy por hoy, ciudades como Madrid -como está siendo construida- hace
también que proliferen determinadas problemáticas sociales al no acompañar un modelo de crecimiento y desarrollo
económico de un desarrollo social y cultural sostenible.

Actualmente nuestras sociedades y nosotros mismos estamos viviendo cambios absolutamente sustantivos en la
trama que configura lo social: el crecimiento del desempleo, el trabajo precario, la aparición de brotes racistas y xe-
nófobos, la aparición de nuevas pobrezas y de grupos de excluídos, así como el ensanchamiento que separa a ricos
y pobres son todos ellos elementos que rompen con la sensación de seguridad y crecimiento sostenido e igualitario
que teníamos y que parecía posible de consolidar.

Esta situación aparece ahora como una Nueva Cuestión Social, la cual no puede ser leída con las antiguas categorías
ni abordada con los viejos métodos de gestión de lo social. Esta nueva cuestión social nos remite a nuevos fenómenos 273
que generan nuevos escenarios e influyen en la constitución de los sujetos.

La ciudad es así, cada vez más, vista como un producto para vender, que obliga a competir para capturar inversiones,
principalmente, extrajeras. La ciudad es hoy, en el contexto de la globalización, el lugar en el que se plasma la exclusión
determinada por el valor agregado que cada uno está en situación de aportar al producto ciudad: la globalización
excluye a las personas, a los territorios y a las actividades que no producen o no contienen algún valor de interés
para la economía mundial.

La idea de ciudad productiva ha crecido prevaleciendo sobre aquella de la ciudad como lugar de encuentro, de me-
diación y de integración social, no es la ciudad la que excluye, sino los mecanismos del mercado global respecto de
los cuales la liberalización y la privatización son una elección casi obligatoria que administradores y actores locales
tienen pocas posibilidades de contrarrestar, admitiendo que quieran hacerlo.

La creación de zonas de gran valor para las empresas, sobre todo para el tercer sector económico -empresas de
(bio)tecnología, informática y servicios en general- necesita llevar a cabo una “arquitectura y ordenación del territorio en
base a la exclusión”, que afecta a una gran extensión de estas áreas. Esta exclusión no pasa solo por lo espacial sino que
también supone la exclusión social de las personas con problemas sociales, es decir, los “descolgados”, los “indesea-
dos”, o “los perdedores del capitalismo digital” al decir de Böhnisch y Schröer, porque ello “molestan” y entorpecen
la vida y el desarrollo de la “ciudad emprendedora” en los centros de la economía.

Estas políticas sociales y urbanas suponen una manifestación más de la nueva “cuestión social” suponiendo la apertura
de la brecha entre ricos y pobres. El aumento de la exclusión social y espacial de los “indeseados” lleva cada vez más
al nacimiento y refuerzo de un “muro invisible”. A lo largo de este “muro invisible” se crea una división o dicotomi-
zación de la ciudad: las personas socialmente desfavorecidas no tienen nada que hacer en la “ciudad emprendedora”;
que está pensada para las personas con éxito, para los “global players” o “ganadores del capitalismo digital”, aquellos
que disponen de las posibilidades sociales y económicas para adquirir el acceso a esos lugares. Se trata de una puesta
al día del antagonismo centro-periferia de la Geografía radical. “Estamos ya y avanzamos aparentemente a pasos muy
rápidos hacia una sociedad dicotómica, cada vez más diferenciada entre ricos y pobres y cada vez con mayor distancia entre
las partes. Cada una de ellas con sus metas individuales” (Marchioni, 1999, p 35).

Esta tendencia ligada a una globalización económica en aumento, del llamado “capitalismo digital”, ya no lleva automá-
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ticamente a una emancipación social y a la autonomía de todos los miembros de la sociedad, sino –según el principio
posmoderno de la división laboral fragmentada- a un aumento de la liberalización social de una parte de la sociedad
y por otro a una regresión social de los grupos “no productivos” de la sociedad como es el caso de los jóvenes, por
ejemplo. Esta tendencia contrasta con la idea de una sociedad altamente integradora, en la que todos disfrutan del
aumento del bienestar y que los “optimistas sociales” de corte Hayecktiano llaman el “efecto ascensor”.

Tenemos necesidad de re-pensar e imaginar la ciudad en su conjunto, de manera integrada, teniendo en cuenta todas las
dimensiones que hay en la ciudad. La ciudad debe ser re-pensada e imaginada para su futuro sostenible desde su triple
perspectiva, es decir, como URBS, como CIVITAS y como POLIS. Eso es lo que le falta a la ciudad de hoy: urba-
nización, ciudadanía y política. La construcción de una ciudad mejor y sostenible pasa por la construcción de
entornos habitables (urbs), por la construcción de civismo – espacios públicos, educación, escuelas, sanidad, solidaridad,
servicios sociales, etc- (civitas) y, por supuesto, también polis (igualdad social, democracia, participación real y efectiva,
274 predominio de los intereses generales, control de la administración pública democráticamente elegida, etc).

Los profesionales de la intervención psico-social y educativa no podemos ni debemos olvidar que la ciudad y el terri-
torio se planifican para sus habitantes, que el continente se organiza en función del contenido, para que sus habitantes
vivan mejor. El planeamiento urbano debe servir para disminuir siempre la segregación social y la exclusión. Lo cual
debe ser realizado a través de la inversión pública y la construcción de equipamientos y servicios accesibles para
todos los ciudadanos. Debe evitarse SIEMPRE la construcción de una ciudad fragmentada y segregada.

El espacio social de la ciudad se construye en buena parte a través de la vivienda y del mercado de la vivienda, y con
la construcción de equipamientos e infraestructuras. El mercado de la vivienda, que en nuestro país es muchas veces
poco transparente, asigna las personas al espacio en función del nivel de rentas. Por ello contribuye a una fragmen-
tación de la ciudad. Por un lado, urbanizaciones para grupos de rentas altas, exclusivas, cerradas, con equipamientos
refinados que hacen la vida más agradable en el alojamiento privado y en el cerrado espacio colectivo. Por otro, la
ciudad de los pobres, de los “desechables”, los cascos antiguos degradados, las periferias marginales, la infra-vivienda.

Las ciudades son también sus ciudadanos y ciudadanas, y el uso que éstos y éstas hacen del espacio construido. Los
habitantes no se distribuyen homogéneamente sobre el espacio urbano. Hay diferencias socio-espaciales, que van
desde los cambios de densidad, a la misma heterogeneidad social del espacio, desde los barrios de los ricos a los de
los pobres, cada uno con sus características diferenciales.

Las ciudades son desde el comienzo del desarrollo urbano espacios que han crecido con la llegada de habitantes de
afuera, es decir, lugares de inmigración. Lo cual se acentúa todavía más hoy con las migraciones internacionales. La
ciudad es un crisol donde se funden las culturas. Pero eso requiere hoy, tiempo, escuela pública, acceso al mercado de
trabajo y a los equipamientos sociales, así como objetivos sociales claros.

Pero estos menores inmigrantes y también los adultos, llegan en un momento de claros reajuste en lo económico que
lleva a limitar los gastos en las tradicionales áreas de la Política Social (Empleo, Vivienda, Servicios Sociales, Sanidad,
Educación y Pensiones) provocando una verdadera carrera de “luchas por el acceso a los recursos” de aquellas capas de
la población que, como los inmigrantes, se encuentran más desfavorecidas.

Estos menores llegan en un momento en el que se llevan a cabo intentos más o menos solapados de privatizar las
áreas anteriormente aludidas, de recortar las prestaciones sanitarias y sociales, de generar un sistema educativo a
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distintas velocidades, de un mercado laboral flexibilizado al máximo dando cabida a que se den en su seno verdaderas
situaciones de explotación laboral y salarial, donde se mira con incertidumbre al futuro no sabiendo muy bien si lo
que hoy conocemos como “pensiones” serán generalizables a las generaciones por venir, con un mercado de vivien-
da entregado a la especulación y que segrega determinadas zonas urbanas generando, necesariamente, que aquellas
familias y personas con menos ingresos se concentren en determinadas áreas de la ciudad, etc.

A todo esto le debemos sumar que estamos generando una sociedad donde la persona ha dejado de ser concebida
como ciudadano de la polis para pasar a ser tenido en cuenta en tanto consumidor de productos. Eres en tanto con-
sumes y en función de lo que puedes comprar lo que entrega a muchos menores y jóvenes a vivir en una situación
permanente de aquello que Merton señalara como “Anomia”. Es decir. Muchos de los menores tanto inmigrantes
como autóctonos se ven en la necesidad –mediada y mediática- de tener que acceder –como sea- para “ser” a de-
terminados productos del mercado pero su situación social, familiar, vital y, sobre todo, económica impide en muchas
ocasiones este acceso lo que le aboca a una frustración constante en la dialéctica medios fines. 275
5.- ¿SON LAS “BANDAS LATINAS” O ES LA VIOLENCIA EL PROBLEMA?

Hoy por hoy, la violencia se ha generalizado y, por si fuera poco, asistimos a la generación de mil y un eufemismos para
tapar, disimular o desviar las miradas de ciertos acontecimientos que, al decir popular, “claman al cielo”: la invasión
de Irak, la prisión de Guantánamo, la inoperancia de organismo internacionales como la ONU, las decisiones de or-
ganismos como el BM, el FMI o la OMC, la edulcoración permanente del lenguaje que denomina “daños colaterales”
al asesinato de miles de personas, etc.

Creemos que el problema hoy es la violencia en si, la violencia generalizada y sobre todo la violencia como manera
normalizada de abordar e intentar resolver los conflictos. Basta ver las formas de “diálogo” que se producen en los
programas mas “naife” de la televisión, el conjunto de conflictos armados que existen actualmente en el mundo, la
gestión de las discusiones familiares, las situaciones de acoso escolar, las situaciones de acoso laboral, las situaciones
de violencia intrafamiliar, las discusiones de los conductores en la carretera que acaban muchas veces en urgencias,
etc; para caer en la cuenta de que la violencia, lejos de ser algo inusual, es algo más bien bastante habitual.

¿Qué tipo de referentes, qué mundo de valores estamos enseñando a las nuevas generaciones después de todo lo
dicho? Son menores si, pero no son tontos y todas estas cuestiones, con otras palabras, quizá con otros matices pero
igualmente sonoras, son cuestionadas, pensadas y reflexionadas por los ellos y ellas.

En medio de este panorama nada halagüeño es preciso tomar en consideración una forma específica de ejercer la vio-
lencia que es la que están produciendo algunos menores vinculados a estos grupos. Lejos de echar mano del manido
remedio de “mano dura”, “tolerancia cero” o la conocidas políticas de “cristales rotos” siempre medidas políticamen-
te más efectistas desde el punto de vista del “marketing mediático” pero cuyo fracaso probado en ciudades como
Nueva York o México son ya evidentes para quien las quiera entender, la forma de abordar un fenómeno emergente
como es el de los actos violentos cometidos por algunos menores de algunas de las así denominadas “bandas latinas”
debe pasar por la puesta en marcha de diferentes medidas en las diferentes áreas del actuar político.
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6.- (IN)CONCLUSIONES. APORTES PARA UNA “LECTURA PROFESIONAL”


DE ESTE FENÓMENO EMERGENTE.

Conforme a la expresión de Donald Schön, los profesionales de la intervención social somos o debiéramos ser
“prácticos reflexivos” desarrollando un tipo de conocimiento basado en la reflexión. No una reflexión después del
evento, sino una reflexión durante el mismo. El práctico reflexivo deviene potenciado a través de la práctica reflexiva,
la crítica ideológica y la reconstrucción racional de posibles cursos de acción en el futuro. Así construida, la práctica
reflexiva tiene una agenda profesional de mejoramiento de la práctica y otra agenda política, orientada a desarrollar
la autonomía de los prácticos, el juicio profesional informado, la toma de decisión y la auto realización individual y
colectiva contribuyendo a una democracia igualitaria. Por ello, es preciso que los profesionales que trabajamos en in-
teracción directa con estos menores inmigrantes (integrantes o no de grupos violentos) tomemos en cuenta algunas
consideraciones, a saber:
276 - La existencia de este fenómeno emergente supone, sin duda, prestar atención al mismo en toda su complejidad ya
que requiere un abordaje sistémico desde el reconocimiento de un origen estructural y multicausal.

- Es preciso tomar conciencia del absoluto desconocimiento que existe entre los profesionales de la intervención
social del fenómeno descrito, por lo que se hace imprescindible la elaboración de estudios de campo de corte etno-
gráfico que más allá del impacto mediático nos sitúe en el mismo evitando toda estigmatización, la sobre-generaliza-
ción y la alarma social. Estos estudios deberían estar basados, siguiendo los planteamientos de Irene Vasilachis, no en
una epistemología del sujeto cognoscente sino en una epistemología del sujeto conocido

- De igual forma, debemos hacernos conscientes de nuestra falta de competencia intercultural lo que debe llevarnos
a formarnos y a desarrollar una actitud de apertura ante lo novedoso y lo extraño dejándonos “afectar” por las dife-
rentes realidades socio-personales de los “nuevos ciudadanos”.

- No olvidar la clave de género (construcción de la masculinidad) y la construcción de la realidad desde los mundos
referenciales de estos menores en una sociedad en la que la violencia está generalizada.

- Necesitamos nuevas claves de lectura y nuevas herramientas de intervención profesional para el abordaje de estos
menores. Entender por qué determinados menores pasan a formar parte de estos grupos, qué hace que se manten-
gan, cuál es el proceso de transformación y disolución de estos grupos y qué metodologías de acción desarrollar para
fomentar su inclusión social son nuevas claves para un futuro prometedor.

- Desde el trabajo de calle (outreach) vemos necesario desarrollar todo un trabajo de motivación al cambio y de em-
poderamiento personal de estos menores, así como establecer metodologías novedosas que, desde una intervención
temprana, eviten el ingreso de nuevos menores a estos grupos y permitan la salida de los que ya los integran.

- La Mediación entre Bandas como “política de reducción de daños” y elemento conciliador.

- La familia de estos menores, como agente socializador por excelencia, debe convertirse en un foco privilegiado de
actuación. Discriminación no sólo es tratar diferente a quienes son iguales, sino que también discrimina quien trata
igual a quienes son diferentes. Nuevos problemas-Nuevas respuestas.
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- Trabajar con la sociedad en su conjunto la sensibilización para la convivencia intercultural de cara a evitar brotes
xenófobos y racistas de la población autóctona.

- Definición de nuevas políticas sociales que –desde un análisis de la realidad- permitan la inclusión de la población
inmigrante potenciando una diferencia que no es desigualdad y defendiendo aquellas universalidades que son libera-
doras y no destruyen la particularidad.

- Abordar el fenómeno desde la consideración de estos grupos como asociaciones de jóvenes o agrupaciones juve-
niles sin por ello obviar que en el seno de algunas de ellas se producen fenómenos violentos.

- Establecer vías y canales de diálogo y negociación con estos grupos tanto de cara a su conocimiento como a escu-
char aquellas cuestiones que tengan que plantear. Primero conocer, después actuar.

- Desarrollar programas de co-desarrollo que permitan trabajar en el país de origen la reagrupación familiar con los
277
menores así como la utilización racional de las remesas económicas permitiendo la generación de cooperativas y
proyectos de empleo con viabilidad futura en el país de origen.

- Concienciar y sensibilizar a los medios de comunicación sobre sus funciones como “constructores y mediadores
de la realidad”. En este sentido habría que dirigir esfuerzos de cara a vincular los desarrollos periodísticos a su código
deontológico y a evitar amarillismos mediáticos.

- Dotar de formación a los profesionales que trabajan en el ámbito de menores de cara a poder abordar la interven-
ción desde el respeto y conocimiento de la diversidad étnica y cultural.

- Crear mesas de trabajo e intervención conjunta en aquellas zonas, distritos o municipios donde las situaciones
violentas causadas por menores (sean las que sean) se muestren con mayor virulencia yendo hacia el establecimiento
de planes y estrategias integrales de actuación.

- Desarrollar programas que permitan a las familias inmigrantes conciliar la vida familiar y laboral: guarderías de 0-3
años, creación de programas de mentoring que permitan a los menores contar configuras de referencia adulta cuando
los padres no pueden estar con ellos por cuestiones laborales, desarrollar programas destinados a padres y madres
orientados a la dotación de habilidades parentales y marentales para la adecuada educación de sus hijos, etc.

- Dotar de más equipamientos sociales, culturales y deportivos para los jóvenes fomentando su participación activa
en la gestión de los mismos. Que sean protagonistas reales en los contenidos de las actividades a realizar. Muchos
de nuestros programas “técnicamente correctos” no responden a las necesidades, gustos y aficiones reales de estos
menores cuyos hábitos y costumbres vinculadas al ocio son bastante diferentes. En nuestro país hemos ido cercenan-
do las posibilidades de participación real y activa sobre todo de los jóvenes pero, muchos de estos menores, vienen
de entornos donde el desarrollo comunitario, el trabajo junto con otros, el crear redes es algo habitual y habría que
tomarlo como potencialidad a fomentar.

- La ciudad no puede estar pensada solo para vender y comprar o para transitar con los vehículos. Debemos generar
espacios públicos que puedan ser “tomados” por los jóvenes y hacer uso de los mismos como si fueran propios.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- Debemos evitar el endurecimiento de la Ley de Responsabilidad Penal del Menor creyendo que así estaremos con-
tribuyendo a un aumento de la seguridad ciudadana. Estaremos, eso sí, acallando conciencias y generando situaciones
“virtuales” de tranquilidad pero no estaremos abordando el fenómeno es su raíz.

- Unido a lo anterior, es preciso generar y dotar nuevos programas de Educación y Captación Activa de Menores en
Medio Abierto. La figura del profesional que trabaja en la calle en la localización, captación y motivación de menores
de cara a la realización de actividades que puedan ser de su interés, que les doten de herramientas para la vida activa
y adulta, que les oriente, que les confronte.Volver a hacer de la calle un espacio educativo, saliendo de los despachos
y yendo allí donde los problemas se producen.

- Crear Equipos de Trabajo de Calle en horario nocturno y en fines de semana que permita acceder a aquellos grupos
de menores más vulnerables y con más riesgo de poder llegar a verse inmersos en situaciones violentas.
278 - Re-pensar la ciudad y la ciudadanía. Es necesario que pensemos en qué tipo de ciudades estamos construyendo y para
ser vividas por quiénes. Actualmente se están produciendo concentraciones urbanas de población de distintas naciona-
lidades en áreas muy concretas donde se reproducen situaciones de racismo, xenofobia y una constante competencia
por el acceso a recursos (becas de comedor, guarderías, becas para libros, rentas mínimas de inserción, etc).

BIBLIOGRAFIA

- Área de Investigación y Formación Social y Criminológica del Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada (CEFJE).
“DEBAT A BAT: Agrupaciones de jóvenes latinoamericanos en el ámbito de la Justicia en Cataluña”. Barcelona. 2006.
- Berzosa, R. (2000). ¿Qué es eso de las tribus urbanas? Bilbao: Desclée de Brouwer.
- Brotherton, D.C.; Barrios, L. (2003) The Almitghty Latin King and Queen Nation. Street politics and the transformation of a
New York City gang. New York; Columbia University Press.
- Cerbino, M (2004). Pandillas juveniles. Cultura y conflicto de la calle. Quito. El Conejo & AbyaYala.
- Colubi, P (1997). El ritmo de las tribus. Barcelona: Alba Zoom.
- Costa, P-O; Pérez, J.M.;Tropea, F (1996).Tribus urbanas. Barcelona. Paidós.
- Donald, M (1995) “Tribus urbanas: los hijos de la cultura postindustrial”. Cuadernos de Realidades Sociales, 45-46: 25-44.
- Feixa, M (coord) (2004) “De las tribus urbanas a las culturas juveniles”. Revista de Estudios de la Juventud, 64.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
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G RUPOS DE
DISCUSIÓN: 4
“Prevención de la Reincidencia”

281

Coordinan

Dª. Teresa Farnós de los Santos


Centro de Estudios Reina Sofía

Dª. Inmaculada Lacasta Jiménez


Técnico ARRMI
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

D. José Simón
Martín Mata

Responsable del Programa Operativo “Lucha con-


tra la Discriminación”. Fundación Diagrama

PROGRAMA OPERATIVO
283
“LUCHA CONTRA
LA DISCRIMINACIÓN”.

JUSTIFICACIÓN DEL PROGRAMA

La Fundación Diagrama lleva 15 años promoviendo y gestionando Programas, Centros de Menores, Investigaciones e
iniciativas de diferente índole, dedicados atender a jóvenes y menores que se encuentran en situaciones de riesgo o
exclusión social. Estas iniciativas comparten el propósito de invertir las dinámicas de menoscabo personal y social en
las que se encuentran inmersos estos jóvenes y reencauzarlas hacia procesos controlados de Integración Social.
Así pues, con la pretensión de continuar generando actuaciones desde esta perspectiva multidisciplinar y global, se ha
estado manifestando un vacío en el trabajo realizado con los jóvenes cuando finalizan su internamiento y regresan al
entorno donde se encontraban con anterioridad. El Programa Operativo, con la intención se subsanar esta carencia,
pretende continuar esta labor efectuada desde los centros, coordinándose y colaborando con las entidades gestoras
de Medidas Judiciales en Medio Abierto, y prosiguiendo el trabajo con los jóvenes una vez éstas hayan concluido.

De este modo, el Programa Operativo pretende presentar a esta población de jóvenes un recurso más que preste
continuidad a las intervenciones realizadas en los diferentes momentos por las entidades implicadas y, secundando
la filosofía del nuevo Reglamento, concede al ámbito sociolaboral una relevancia prioritaria desde la cual continuar
construyendo el recorrido hacia su inserción social entendida integralmente.

Actualmente, la sociedad del bienestar y el vertiginoso desarrollo técnico y económico, tienden a dificultar la in-
tegración de los colectivos más desfavorecidos. La misma sociedad genera mecanismos de exclusión para aquellos
que detentan menores niveles de ajuste y mayor privación de recursos. Las políticas de intervención social están
resultando insuficientes para atender adecuadamente a estos colectivos minoritarios con características muy especí-
ficas y que precisan de intervenciones acondicionadas a tales necesidades. El colectivo de jóvenes que han cumplido
Medidas Judiciales, representa un claro ejemplo de este desarraigo social donde, además de carecer de toda una serie
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

de aptitudes y actitudes que faciliten la integración, cuentan con la incomprensión y el rechazo de gran parte de la
opinión pública.

Ante este conjunto de dificultades, a muchos de estos jóvenes les resulta muy complejo poder acceder con nor-
malidad a los puestos de trabajo que existen en el mercado laboral, y cuando lo consiguen, normalmente se trata de
empleos precarios y poco enriquecedores.

A la vista de esta situación, se reafirma la inminente demanda social de integrar en el Mercado Laboral a estos jóvenes
cuando finalizan su Medida de Internamiento.

Además, el cambio cultural que supone del internamiento en un centro y la incorporación a una cultura proactiva re-
clamada por todo puesto de trabajo, precisa abordar estas circunstancias de forma sistemática, global e integral. Para
284 ello, se parte de la conciencia de la dificultad de inserción de los mismos si no se emplean medidas complementarias
y una tutorización prolongada durante el periodo inmediatamente posterior al cumplimiento de su Medida.

De este modo, la labor del Programa Operativo se centra en la incorporación de nuevas didácticas y metodologías de ac-
tuación. Manifiesta la necesidad de asimilar nuevos sistemas de comunicación para incrementar los niveles de integración
sociolaboral de este colectivo, acercando el tejido productivo a los centros de cumplimiento de medidas judiciales.

Así pues, resulta prioritario generar redes de empresas dispuestas a facilitar inserciones laborales para estos jóvenes,
así como generar estructuras y procedimientos para que éstos puedan realizar en las mismas prácticas formativas
promovidas y sufragadas desde el Programa, sin coste ni inconveniente alguno para el empresario.

Como resultado de esta realidad, el Programa Operativo “Lucha contra la Discriminación” gestionado por Funda-
ción Diagrama, pretende ofrecer un recurso eficaz que intervenga ante estas situaciones y permita a los jóvenes que
participan desarrollar las estrategias, los conocimientos, habilidades, herramientas y destrezas para incorporarse y
mantenerse en el Mercado Laboral e integrarse adecuadamente en la sociedad. Conscientes de que un empleo digno
no es bastante para este último reto, el Programa extiende sus actuaciones a todos los ámbitos que, vinculados o no
directamente con el área laboral, pueden fortalecer este proceso.
De este modo, nos encontramos delante de una labor que precisa desarrollar actuaciones no sólo con los jóvenes
que están participando, también con el tejido productivo y social de la comunidad en la que viven.

BASES METODOLÓGICAS DEL PROGRAMA

En relación a los principios teóricos expuestos, el Programa ha desarrollado una serie de bases metodológicas con-
sistentes con los mismos. Se ofrece una relación de los diferentes métodos y preceptos que definen estas propiedades.

En primer lugar, destacar que como resultado de las reflexiones aportadas precedentemente, la metodología del
Programa se sustenta en el concepto: Itinerarios Individuales e Integrales de Inserción Sociolaboral.
A partir de los mismos, se establece el recorrido óptimo que se debe seguir junto al joven para alcanzar su completa
integración en la sociedad. Dicho Itinerario engloba actuaciones en todos los ámbitos, no sólo en el laboral y, al mis-
mo tiempo, enfoca la intervención del joven desde una faceta personal e individualizada.

Así pues, la expresión “junto al joven” introduce un nuevo concepto fundamental en la metodología del Programa:
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

El Acompañamiento. Ya se ha comentado la falta de conocimiento y motivación que tiene gran parte de este
colectivo para buscar un empleo. El Acompañamiento, consiste en un método por el que el Educador de Inserción
de Referencia de cada joven acompaña, literalmente, al mismo a realizar las actuaciones planificadas en su Itinerario,
hasta que adquiera la suficiente autonomía para continuar el Itinerario por si solo. Este hecho, además de aportar
un elemento motivador, permite al joven realizar un aprendizaje práctico por modelado de las técnicas y estrategias
idóneas para buscar trabajo.

Otro aspecto metodológico muy relevante del Programa, es el Proceso Integral de Diagnóstico. Antes de ela-
borar el Itinerario, se realiza una evaluación individualizada de todas las áreas que comprenden la vida personal, social,
familiar, formativa, laboral… etc. Con la información que se dispone, se está en posición de generar un Itinerario que
atienda y potencie todos los elementos que son detectados en uno u otro sentido.

Incidir en la introducción de un nuevo método formativo que permite a los jóvenes aprender un oficio en un am- 285
biente de trabajo auténtico, al mismo que asimilan hábitos laborales y normas informales que rigen la relación con
jefes y compañeros. Se está hablando de las Prácticas Formativas en Empresas, las cuales se desarrollan en
un apartado posterior.

Relación de otros aspectos metodológicos de importancia que sigue el Programa:

- El joven es el protagonista del Programa, siendo él quien va resolviendo los conflictos y dificultades que
van surgiendo, siempre con la orientación y apoyo del profesional oportuno. Desde esta perspectiva, se concede
al participante un estatus preferente que le sitúa como parte diligente de la intervención, dejando atrás antiguas
posturas que afrontaban la atención de estos colectivos desde una situación pasiva y menos comprometida de sus
componentes. El joven es siempre autor y actor de su proceso de Integración Sociolaboral.

- Para cada joven se genera un Itinerario Individualizado a partir de un Proceso de Diagnós-


tico inicial en el que se establecen cuáles son sus carencias y potencialidades. Posterior a la incorporación al Pro-
grama y antes de iniciar cualquier actuación, el joven transcurre por un proceso de valoración donde se determinan
los factores donde se van a centrar las acciones que se programen en lo sucesivo. Resulta relevante en este proceso
contemplar tanto las deficiencias más significativas como las potencialidades visibles y encubiertas de cada joven.
Cuando dichos factores están identificados se procede a consensuar junto al joven los objetivos y actividades que
van a realizar y las fechas estimadas para ello. Ambos elementos, el diagnóstico y la elaboración del Itinerario, suponen
las bases esenciales donde se fundamentan el resto de premisas del Modelo y del Programa.

- Periódicamente se revisa, evalúa y adapta el Itinerario de Inserción de cada participante.


Los Itinerarios planificados en ningún caso se conciben como herramientas rígidas y estáticas ante cualquier eventuali-
dad con la que se vayan tropezando. Los mismos Itinerarios están ideados como mecanismos dinámicos que permiten
incorporar en su desarrollo las acciones que se consideren oportunas en el transcurso de los mismos, bien por surgir
aspectos no existentes en el momento del diagnóstico, o por no ser detectados convenientemente en este momento.
Del mismo modo, si las circunstancias de un joven variaran lo suficiente como para ser necesario volver a redefinir
íntegramente el Itinerario generado en un principio, se procedería a hacer lo propio, con la debida justificación de los
motivos que han impulsado a dicho cambio.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

- El programa formativo y el nivel de exigencia se adapta al proceso individual de cada par-


ticipante. Las acciones del Programa, en lo que refiere a la formación general y profesional, se ajusta al ritmo de
cada joven. Lejos de ofrecer actuaciones universales, las actividades que se planifican van orientadas a atender las
circunstancias concretas de los jóvenes, adecuándolas a sus particularidades y al ritmo que precise cada cual para
interiorizarlas adecuadamente.

- Se trabaja la adquisición de hábitos y actitudes necesarios para la integración laboral. Es fre-


cuente encontrar a con jóvenes que nunca han disfrutado de un empleo formal y que carecen de personas próximas
que les puedan servir de guía y modelo en el ámbito laboral. Es por ello, por lo que resulta esencial poder ofrecer a
este colectivo de pautas y referentes en este sentido. A este respecto, las actitudes son tan importantes, o más, que
las propias aptitudes.

286 - Las actividades formativas se adecuan a las demandas profesionales de cada zona. Para realizar
un Itinerario Sociolaboral congruente con los yacimientos laborales existentes en cada territorio, resulta elemental
detectar las principales demandas laborales que hay en los mismos. En este sentido, una de las labores del Programa
consiste en realizar estudios de estas características. Así pues, se tiene especial consideración a la hora de proyectar
las acciones formativas de los jóvenes que residen en cada zona, para concordarlas con las necesidades laborales
encontradas.

- Formación polivalente y global. Más allá de la formación específica selectiva referida con anterioridad, el
Programa incluye actuaciones formativas elementales y de carácter general, mediante las cuales se prepara a los jó-
venes participantes con los conocimientos necesarios para detentar una cultura general satisfactoria, al mismo que
suficiente para proseguir su formación en un futuro si así lo consideran.

- El Programa incluye actuaciones de carácter integral: Actuaciones formativas básicas; actuaciones


de cualificación profesional; actuaciones dirigidas a la consecución de habilidades, actitudes y hábitos transversales;
actuaciones de formación profesional específica; actuaciones de entrenamiento en la aplicación de nuevas tecnologías;
actuaciones de información y orientación; actuaciones de inserción, mediación e integración laboral; actuaciones de
Inserción e Integración Social.

- En el proceso de enseñanza-aprendizaje se respetan los ritmos personales. Al igual que en el


desarrollo específico de las acciones formativas, todo el proceso de integración sociolaboral de cada joven supone
una dinámica que precisa concordancia entre cada Itinerario y la idiosincrasia de cada joven. En esta adecuación se
consideran, no sólo las necesidades sociolaborales concretas de los jóvenes, también las capacidades propias de cada
cual para aprender a mitigarlas.

- Tutorías individuales, actividades grupales, prácticas formativas en empresas. El Programa ofre-


ce toda una serie de actuaciones destinadas a atender al colectivo implicado desde los más diversos enfoques. Entre
tales actuaciones se incluyen tanto dinámicas y actividades desarrolladas en grupo, donde se concede especial énfasis
a los procesos de comunicación y relación en grupo, así como a otra serie de acciones desarrolladas de forma indi-
vidual. Entre estas últimas cabe destacar la correspondiente a las tutorías personales que se realizan con cada joven.
En las mismas, además de ofrecer la información y orientación laboral apropiada en cada caso, se atiende a cada par-
ticipante explorando e interviniendo sobre su situación concreta y sus condiciones particulares.
En esta misma línea, en los casos donde se valora producente, se pone a disposición de los jóvenes la posibilidad de
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participar en prácticas formativas en entornos laborales reales. En los mismos el joven tiene la ocasión de realizar
una experiencia prelaboral en una determinada empresa que encaje con su perfil personal, sin coste alguno para la
empresa que colabore. Dicha acción se explica con mayor profundidad con posterioridad.

- Se concibe la Integración Sociolaboral como un proceso individual a largo plazo. Ha quedado


sobradamente constatada la necesidad de plantear modelos de intervención que realicen un seguimiento longitudinal
activo y prolongado de los participantes que son atendidos. Las intervenciones puntuales tienen poco sentido cuando
la etiología de la exclusión tiene variables tan diversas y profundas.
Ya que sabemos que la inserción laboral no es una garantía de la integración en el mercado de trabajo, aún menos
constituye la evidencia de una plena integración social. En este sentido, se revela indispensable el desarrollo de inicia-
tivas que perduren su acción durante el tiempo. En este punto es donde la concepción activa del seguimiento alcanza
un significado trascendental en la naturaleza del Programa y de su propósito. El concepto activo implica continuidad
en la intervención en el momento que así se requiera. Las actuaciones que se efectúan desde el Programa, mediante 287
el enfoque de un seguimiento de intervención activo, se extienden hasta nueve años después de la incorporación del
joven al mismo.

- Los contenidos de los Itinerarios siguen el método de la programación por objetivos y para
determinarlos se tienen presentes dos factores: Pragmatismo y funcionalidad; ajuste a las circunstancias personales y
sociales de cada joven, a sus necesidades y perspectivas. No se plantean objetivos a largo plazo que puedan resultar
utópicos e inalcanzables, por el contrario se planifican metas a corto - medio plazo, revisando el Itinerario propuesto
con una frecuencia semestral, que permita ir evaluando la medida en que estos objetivos se van consiguiendo, así
como las dificultades que se van encontrando. Esto permite continuar planteando el modo de solventar los obstácu-
los y, si fuera el caso, adaptar y redefinir los objetivos para los siguientes seis meses.

- La metodología del Programa se basa en el surgimiento, elaboración, desarrollo y finali-


zación de un Proyecto Personal como herramienta que dará sentido al todo el proceso. Para ello, resulta
fundamental situar al joven en posición de definir un Itinerario en el que se hagan compatibles sus aspiraciones y
posibilidades. No obstante, dicho recorrido se aborda desde la flexibilidad y la coherencia, nutriéndose de una con-
tinua retroalimentación basada en tres principios esenciales: Principio de Autonomía, entendiendo que el ritmo lo
debe definir cada joven; Principio de Individualización, introduciendo parámetros de exigencia personal para hacerlo
eficaz; y Principio de Formación – Acción, basado en la relevancia de aplicar inmediatamente en la práctica todos los
conocimientos que sea impartidos desde la teoría.

PROCEDIMIENTOS DE INTERVENCIÓN DEL PROGRAMA

Aspectos generales del Programa

El Programa pretende ofrecer a los jóvenes participantes un recurso más hacia su Integración Social. Dicho recurso
está orientado fundamentalmente al ámbito sociolaboral, entendiendo que éste es un elemento socializador relevan-
te pero no suficiente. Desde el Programa, también se pretenden atender todas las áreas que de algún modo puedan
interceder, junto a la consecución y mantenimiento de un empleo, en los procesos de integración de este colectivo y,
en concreto, de cada uno de los individuos que la componen y que se incorporen al Programa.

En este sentido, el propósito del Programa no es buscar un trabajo al joven de forma inminente ni prioritaria, menos
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

aún cuando se trate de trabajos denigrantes donde se explote a los jóvenes sin ofrecer mayores aportaciones en lo
profesional y / o personal. Por el contrario, el objetivo preliminar del Programa es diagnosticar individualmente la
situación y características de cada joven para elaborar un Itinerario consecuente a la evaluación, con metas a medio
/ largo plazo. La idea es incorporar al joven al Programa desarrollando actuaciones adaptadas al ritmo de cada parti-
cipante, empezando con actividades e iniciativas que vayan preparando al joven para su próximo acceso al mercado
laboral, teniendo presente su lugar y entorno de origen, evitando acciones precipitadas (rápida búsqueda de un em-
pleo) que puedan conducir a los jóvenes a experiencias contraproducentes y a nuevos fracasos.

El Programa no es un sistema de refuerzo destinado a aquellos jóvenes que muestren progresos en su Programa de
Ejecución de Medida, los Centros ya disponen estos sistemas. La participación en el Programa es un derecho para
todos los jóvenes de este colectivo que cumplan los requisitos que se desarrollan en el apartado sucesivo, indepen-
dientemente de su evolución y actitud. En este mismo sentido, la incorporación en el Programa es siempre voluntaria
288 para el joven.

Igualmente significativo en la incorporación al Programa es desarrollar un vínculo afectivo entre el joven y el Educa-
dor de Inserción. Esta relación debe mantener el equilibrio entre respeto, autoridad y afecto, teniendo presente que
este Educador va a ser una persona de referencia adulta para el joven a la que poder acudir y pedir apoyo dentro y,
fundamentalmente, fuera del centro, concluida su Medida de Internamiento. Dicho vínculo se considera un eje trans-
versal y fundamental en el Programa; es una de las principales herramientas que permite y favorece toda actuación
que se planifique o improvise en un momento dado con el joven.

Criterios de participación

Los criterios establecidos para diferenciar los jóvenes que se incorporan al Programa y en qué momento, son los
siguientes:

- Edad: Jóvenes entre los 16 y 21 años. La participación en el Programa es siempre voluntaria para los jóvenes.

- Sexo: A diferencia de los varones, se incorpora al Programa a todas las jóvenes internadas en los centros que cum-
plen los requisitos expuestos en el presente apartado. De este modo, se aplican medidas de discriminación positiva
que fomentan la Igualdad de Oportunidades de este colectivo.

Situación Jurídica: Que estén cumpliendo o hayan cumplido Medida Judicial con la Fundación Diagrama o con alguna
otra entidad con la que dicha Fundación haya establecido el convenio de colaboración oportuno.

Los jóvenes que han finalizado su Medida de Internamiento en el Centro y se encuentran cumpliendo una Libertad
Vigilada, siguen participando en el Programa Operativo. En este caso, es fundamental coordinarse y cooperar con
las Entidades que están gestionando dicha Medida, siempre con un talante de colaboración, informándoles sobre lo
que se ha trabajado hasta la fecha con el Joven y prestando nuestra asistencia puntual si así lo requieren.

Cuando el joven ha finalizado todas sus Medidas, igualmente continua participando en el Programa hasta que se dé
por concluido su Itinerario de Inserción Sociolaboral; hasta que cumpla 25 años; o hasta que el joven así solicite.
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Fases del Programa

Seguidamente, se desarrolla el proceso general por el que transcurren los Itinerarios individuales de cada participan-
te. Dicho proceso se desglosa en tres fases fundamentales: Fase de Incorporación; Fase de Acompañamiento; Fase de
Seguimiento. En los puntos posteriores se hace un repaso de estas etapas con sus peculiaridades más relevantes.

La Fase de Incorporación comprende el inicio del Programa e incluye: La presentación del Programa al joven
con sus características y posibilidades; su inscripción voluntaria formalizada en el documento oportuno; el diagnóstico
inicial del joven; y la elaboración de una propuesta de su Itinerario Socio Laboral consensuada con éste y consecuente
con la evaluación efectuada.

La Presentación del Programa tiene como intención, además de mostrar al joven información pormenorizada sobre
las actuaciones del Programa, la de incluir al mismo en un proceso motivador y dinámico donde se implique y com- 289
prometa en las iniciativas que se planifiquen - conjuntamente - en su Itinerario de Inserción. Asimismo, junto al com-
ponente informativo y motivador, se establece para el joven el Educador de Inserción de Referencia que va a realizar
su acompañamiento y seguimiento posterior, así como asistir su proceso de Integración Social en todo aquello que
resulte provechoso.

El acuerdo conjunto del Itinerario Socio Laboral que se va a seguir, no se basa en una dinámica de negociación con el joven, sino
en un proceso consensuado por el que se establece - juntos - el camino a recorrer hacia su integración sociolaboral.

Como referencia general, esta primera fase ocupa entre dos o tres sesiones aunque, con la pretensión de persona-
lizar la intervención desde su inicio, se puede extender dicha fase en beneficio de la óptima incorporación del joven
al Programa, cuando así fuera necesario.

La Fase de Acompañamiento es la parte central del Programa donde se realiza el Itinerario de Socio Laboral
del joven en compañía de su Educador de Inserción. Dicho acompañamiento se debe efectuar en todas las circuns-
tancias que resulte útil para el proceso de Integración del joven, no sólo en acciones relacionadas con el ámbito
laboral.
Durante esta fase, en el caso de que el participante tenga menos de 18 años será necesaria la firma del representante
legal oportuno, que autorice la asistencia a ciertas actividades del Programa: Cualquier trabajo, prácticas laborales,
talleres de formación que incluyen experiencias preelabórales en empresas, actividades de ocio que impliquen des-
plazamientos largos…

La Fase de Acompañamiento, continúa aunque el joven se incorpore a algún recurso formativo o laboral.

La Fase de Seguimiento representa el punto donde gradualmente se debe ir ralentizando la intensidad de con-
tactos con el joven, al valorar que el mismo dispone ya de un cierto nivel de autonomía e integración.

Ésta y la anterior fase del Programa no constituyen un peldaño sin vuelta atrás. En un determinado momento se
pueda estimar que el joven vuelve a requerir un acompañamiento más estrecho o incluso redefinir la propuesta de
su Itinerario Socio Laboral inicial.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Se ofrece un esquema que condensan lo elemental de este proceso:

290
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1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
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Ponente

Prof. Ed L. B. Hilterman
en colaboración con Marta Ferrer

Director Técnico del Proyecto de Gestión de


Riesgo con Jóvenes Infractores en Cataluña

PROYECTO DE GESTIÓN DEL RIESGO


293
CON JÓVENES INFRACTORES

En el momento de llevar a cabo la valoración de riesgo del comportamiento delictivo, la responsabilidad es del pro-
fesional responsable del caso. Experiencias recientes con reincidencias de presos o casos de protección de menores
ilustran la falta de herramientas para hacer una valoración ajustada del riesgo de reincidencia. Uno de los mayores
problemas en la valoración de riesgo de reincidencia es la falta de un procedimiento sistemático, razón por la cual
cada profesional aplica sobretodo sus propios criterios en dicha estimación. En la investigación sobre la reincidencia
en la justicia juvenil de Capdevila, Ferrer y Luque (2005) se demostraba que las variables que pueden incidir en la
reincidencia de jóvenes no están recogidas sistemáticamente.
La necesidad de cambio fue ilustrada también en una encuesta sobre el clima de trabajo en la Dirección General de
Justicia Juvenil (DGJJ) en Cataluña (Hilterman & Ferrer, 2005). Algunos de los resultados obtenidos fueron que el 46%
de los profesionales destacaban que las procedimientos no estaban suficientemente descritos; el 87% opinaba que las
innovaciones del trabajo son necesarias; el 97% creía que es importante actualizar las conocimientos para hacer un
buen trabajo, y un 63% que los instrumentos de valoración de riesgo tienen un valor importante para el trabajo de
los profesionales de la DGJJ.

El Proyecto de Gestión de riesgo con jóvenes infractores en el ámbito de la justicia juvenil en Cataluña, tiene como
objetivo introducir algunas herramientas que ayudan al profesional en su tarea de conocer los factores de riesgo
individuales de cada joven. Al mismo tiempo estas herramientas permiten estructurar la intervención posterior. En
este artículo describimos las diferentes fases de dicho proyecto.

1. INTRODUCCIÓN

Desde el año 2005, el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada (CEJFE) y la Dirección General de
Justicia Juvenil (DGJJ), ambos organismos dependientes del Departamento de Justicia de la Generalitat de Catalunya,
llevan a cabo el Proyecto de Gestión del Riesgo con Jóvenes Infractores. Este Proyecto constituye una clara muestra
de aplicación de procesos sistemáticos de formación e investigación en la mejora de la eficacia de la intervención de
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

los profesionales en términos de reducción del riesgo de reincidencia de estos jóvenes.

El Proyecto parte de los siguientes supuestos básicos:

1. La intervención desde las instituciones destinadas a ejecutar medidas y penas tiene una doble finalidad de control
y reinserción de los sujetos penados que está directamente relacionada con evitar su reincidencia

2. Se puede mejorar la intervención con los jóvenes infractores siguiendo un proceso de valoración estructurada de
los casos orientada a prevenir la reincidencia

3. No es prioritario seleccionar objetivos de tratamiento que no conecten con el riesgo de reincidencia

294 Para alcanzar sus objetivos el Proyecto de Gestión del Riesgo con Jóvenes Infractores combina tres elementos
básicos: la formación de los profesionales; la gestión del cambio para la implementación de un nuevo método de
trabajo; y finalmente la investigación que acompaña, evalúa y retroalimenta todo este proceso, permitiendo su mejora
permanente.

2. PRINCIPALES SISTEMAS DE VALORACIÓN DEL RIESGO

2.1. La valoración clínica no estructurada

Cuando un menor infractor entra en contacto con el sistema penal es preciso que los profesionales realicen una va-
loración del caso, ya sea dirigida a evaluar la posibilidad de mediación o a orientar la decisión judicial. Posteriormente,
si existe la imposición de una medida judicial, es necesaria una valoración más pormenorizada del caso que oriente
las prioridades de la intervención educativa que los profesionales deberán desarrollar.

Actualmente el método más aplicado para valorar las circunstancias y características de los jóvenes es el de la opinión
clínica no estructurada. El elemento central de este método es la libre interpretación de la información seleccionada
del joven que hacen los profesionales: los psicólogos, los trabajadores sociales, los educadores, etc. La valoración no
estructurada puede ser muy diferente dependiendo de cada profesional o menor. El profesional es quien decide a
través de sus conocimientos y de su experiencia cuáles son los factores principales en cada caso y en que aspectos va
a centrar su trabajo, y esta valoración no siempre está claramente relacionada con el riesgo de reincidencia.

La ventaja de éste método es que los profesionales pueden centrar mucho su trabajo en cada caso individual. Las
desventajas, sin embargo, son: que hay aspectos poco relevantes que son muy valorados mientras que se pueden dejar
de lado otros aspectos más relevantes; que la subjetividad, y la simpatía o la antipatía juegan un papel importante en la
evaluación final; y finalmente, una cuestión muy importante, que cada profesional tiene un sistema de trabajo propio
no explicitado que hace imposible reproducir el camino exacto que le ha llevado a tomar determinadas decisiones:
los casos son difícilmente comparables y un mismo caso pudiera ser valorado de forma muy distinta por diversos
profesionales, incluso de una misma disciplina.

Los resultados de las valoraciones clínicas no estructuradas pueden variar mucho. Uno de los resultados del estudio
de Baxstrom en Norte-América fue que los profesionales clínicos sobreestiman enormemente el riesgo de reinci-
dencia (Steadman & Cocozza, 1974). Hanson & Bussiere (1998) llegaron a la conclusión de que el pronóstico clínico
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

presentaba una escasa relación con el comportamiento criminal real. Quinsey & Cyr (1986) descubrieron que los no
expertos predecían la reincidencia tan bien o tan mal como lo hacían los profesionales. Ocho años más tarde Moss-
man (1994) llegó a la misma conclusión.
Van der Meer y Raes (2002) llevaron a cabo una investigación cualitativa en Holanda. Entrevistaron a cuatro profesio-
nales clínicos acerca de 78 internos a los que preguntaron cuáles eran los factores de riesgo que consideraban más
importantes en cada uno de los pacientes.Van der Meer et al. concluían que: 1. sólo una minoría consultaba literatura
reciente sobre el tema; 2. existe una tendencia en estos profesionales a reflejar ideas personales en su valoración del
riesgo; 3. los profesionales inventaban o creaban razonamientos “científicos”. Llama la atención que los profesionales
clínicos no mencionaban factores de riesgo que habían sido identificados como factores relevantes como resultado
de una investigación empírica. Van der Meer concluyó que “Los profesionales tienen sus propias ideas personales
sobre los factores de riesgo y además que no las comparten con otros profesionales cuando hay que tomar una
decisión final”.
Las conclusiones a las que llegó Elbogen et al. (2002) recientemente se encuentran en la misma línea: los profesionales 295
clínicos no tienen en cuenta algunos de los factores que investigaciones recientes destacan como factores decisivos.
Philipse (2005) concluyó que la opinión clínica no estructurada no tenía ningún tipo de relación con alguno de los
criterios utilizados para medir la reincidencia.

2.2. La valoración clínica estructurada del riesgo de reincidencia

Una alternativa al anterior método que está ganando mucho terreno, sobretodo en el norte de Europa i de América,
es la valoración clínica estructurada. Se trata de un método que propone que el profesional lleve a cabo de manera
sistemática el proceso de determinar cuáles son los factores de riesgo de reincidencia y, por tanto, en qué aspectos
prioritarios hay que intervenir.

Con este método, el profesional recurre a una lista de factores de riesgo (y en algunos casos también de factores
protectores) que la investigación empírica existente sobre el tema ha demostrado que tienen una relación con la
reincidencia en actos violentos y a menudo también con la reincidencia general.

La lista de factores de riesgo ayuda a que el profesional, cuando valora un caso, tenga en cuenta la información más
relevante, es decir, se fije siempre en los datos importantes a recoger durante las entrevistas y durante la revisión de
sus notas, y a seleccionar la información destacable del expediente judicial. De esta forma, la valoración final del riesgo
de reincidencia es sistemática, está bien documentada y además incorpora los resultados de la investigación empírica:
estudios recientes indican que los índices de riesgo basados en valoraciones estructuradas obtienen mejores resulta-
dos que los juicios clínicos no estructurados (Philipse, 2005;Vogel, de 2005).

3. DE LA VALORACIÓN DEL RIESGO A LA GESTIÓN DEL RIESGO

3.1. Qué es gestionar el riesgo

La gestión del riesgo de reincidencia representa un paso más allá de la valoración estructurada del
riesgo de reincidencia ya que implica no sólo detectar los factores y el nivel de riesgo, sino tam-
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

bién construir un programa individualizado de tratamiento (PTI) que permita incidir de manera
sistemática sobre estos factores con la intención de reducir el riesgo de reincidencia y promover
indirectamente la (re) inserción del joven.

3.2. Un instrumento básico: el SAVRY

En el Proyecto catalán de Gestión del Riesgo con Jóvenes Infractores se utiliza como instrumento
básico de valoración estructurada del riesgo el Structured Assessment of Violence Risk in Youth
(SAVRY: Borum, Bartel & Forth, 2002: traducción al catalán/castellano:Vallès & Hilterman, 2006).

296 El SAVRY contiene 24 factores de riesgo agrupados en tres secciones (Históricos, Sociales/Con-
textuales e Individuales) y seis factores de protección. Estos factores tienen base empírica, ha-
biendo sido formulados a partir de la investigación existente y de la literatura sobre el proceso de
desarrollo en la adolescencia, y la violencia y agresión juveniles. Cada factor de riesgo tiene un es-
quema de codificación de tres valores: Alto, Moderado o Bajo, y va acompañado de instrucciones
específicas para su codificación. Cada factor de protección tiene un esquema de codificación de
dos valores: Presente o Ausente. El profesional tiene que establecer en qué medida está presente
cada uno de los factores en el joven, pero siempre teniendo en cuenta que la justificación de la
codificación es más importante que la codificación misma.

Un aspecto que destaca en el SAVRY es el énfasis que pone en los factores dinámicos de riesgo/ne-
cesidad (que se encuentran en las secciones de ítems sociales/contextuales y en la de ítems indivi-
duales). Ejemplos de este tipo de factores son: “Delincuencia en el grupo de iguales”, “Problemas de
consumo de sustancias”,“Actitudes negativas”,“Bajo interés/Compromiso escolar”, etc. Dado que la
adolescencia es una época de grandes cambios – físicos, intelectuales, sociales y emocionales – y que
la mayoría de jóvenes que son violentos durante su adolescencia no persisten en este comporta-
miento en etapas posteriores de sus vidas, es importante reconocer que, para muchos adolescentes,
la naturaleza y el nivel de riesgo de violencia puede también cambiar o variar.

Otro aspecto importante en la estructura del SAVRY son los factores de protección. Estos están
conceptualizados como variables que reflejan el compromiso y la implicación con las reglas sociales
convencionales, que actúan como control ante las actividades no normativas, es decir, reflejan el
compromiso con actividades incompatibles con la trasgresión de la norma. Los factores de protec-
ción pueden mitigar la aparición del riesgo, o en algunos casos, pueden formar parte del tratamiento
o de las intervenciones que se programen a fin de potenciar o facilitar los intentos de reducir el nivel
de riesgo. Ejemplos de los ítems considerados factores de protección son: “Implicación pro social”,
“Apoyo social fuerte” o “Actitud positiva hacia las intervenciones y la autoridad”.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Teniendo en cuenta toda la información obtenida, el profesional llega al final a una conclusión so-
bre el riesgo de reincidencia, no de manera mecánica, si no a través de una reflexión clínica sobre
el conjunto de valoraciones aplicadas a los distintos factores y su relación. Esta valoración final
también se codifica en una escala de tres valores: Alto, Moderado o Bajo. A la vez, es muy impor-
tante formular porque se ha llegado a la valoración de cada factor y a la estimación del riesgo de
reincidencia, cosa que permitiría a otro profesional rehacer el proceso de reflexión y comprender
los motivos que han llevado a tomar determinadas decisiones o plantear ciertas prioridades en
la intervención.

El SAVRY, pues, se puede utilizar también en la planificación de intervenciones y el monitoreo de


cambios. Así puede utilizarse para el diseño clínico del tratamiento, para determinar las condiciones 297
de la supervisión en medio abierto, o al hacer la planificación de la puesta en libertad o de los per-
misos de salida en un centro de internamiento. Los factores que destacan más pueden ser incluidos
como objetivos del tratamiento y los factores de protección pueden ser realzados o aplicados para
potenciar el objetivo global de reducir el riesgo de comportamiento violento en el futuro.

4. LAS CUATRO FASES DEL PROYECTO DE GESTIÓN DEL RIESGO


CON JÓVENES INFRACTORES

FASE 1 (2005) Fase de evaluación inicial

En la primavera de 2005 desde el Proyecto de Gestión del Riesgo se llevó a cabo una primera in-
vestigación explorando la relevancia percibida en relación a diversos factores de riesgo por parte
de los profesionales de la DGJJ, así como la aplicación práctica que los profesionales hacían de
estos factores (Hilterman & Ferrer, 2005).

En esta fase también se examinó la forma como los profesionales de la DGJJ recogían informa-
ción sobre los jóvenes constatándose que se procedía con el método de la valoración clínica no
estructurada, procedimiento que dificulta el registro sistemático de toda la información relevante,
así como la comparación de la valoración de un profesional con la de otro y la evaluación de re-
sultados de la intervención.

Una muestra de las opiniones de los profesionales de la DGJJ recogidas en la evaluación inicial:

“No tenemos instrumentos de valoración, los indicadores son a criterio del profesional ”

“Me parece muy interesante que se hagan trabajos sobre la reincidencia y sobre los factores que la pue-
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

den predecir, ya que permite adecuar las intervenciones”

“Me parece muy interesante este estudio y pienso que es una buena idea hacer participar a los profesio-
nales activamente y mantenerlos informados”

“Me gustaría conocer y poner en práctica de forma habitual escalas para valorar el nivel de riesgo en los
menores, por ser básicos para nuestra intervención educativa”.

El análisis de toda esta información permitió corroborar la necesidad de introducir sistemas más
estructurados de trabajo y más centrados en la reducción del riesgo de reincidencia como ob-
298 jetivo evaluable con un claro componente educativo i reinsertador. Por otra parte, la percepción
de los profesionales catalanes sobre los factores de riesgo más relevantes permitió que se incor-
poraran al Proyecto, en situación experimental, factores no recogidos por este instrumento pero
percibidos como claves por la mayoría de profesionales (los denominamos “factores añadidos”).

Finalmente se evaluó la idoneidad de cada equipo de la DGJJ como posible equipo piloto donde
iniciar la segunda fase del Proyecto, analizando en todos los equipos, entre otros aspectos, el clima
de trabajo y la motivación al cambio.

FASE 2 (2006) Fase piloto e inicio de un estudio de validación del SAVRY y


otros instrumentos relevantes

Fase piloto

Una de las primeras actuaciones del Proyecto de Gestión del Riesgo que se llevó a cabo en esta
fase fué la implementación del SAVRY en un equipo de la DGJJ. El equipo elegido en la fase ante-
rior para empezar con la valoración estructurada del riesgo fue el equipo de Medio Abierto de
Girona. Los profesionales de este equipo empezaron con el proyecto en diciembre de 2005 y está
previsto que finalice el periodo de pilotaje en diciembre de 2006.

En primer lugar se diseñó un curso de formación teórico-práctico y se llevó a cabo la formación


inicial de los profesionales del equipo piloto. También se creó un modelo de entrevista semies-
tructurada a los menores que facilita la obtención de la información necesaria para llevar a cabo la
valoración estructurada del riesgo, instrumento que continúa en proceso de revisión y mejora.

Actualmente se estan llevando a cabo las valoraciones estructuradas de los casos acordados y se
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

está haciendo un seguimiento de la implementación por parte del director técnico del Proyecto.

Al inicio de la implementación piloto se les preguntó a los profesionales que les parecía trabajar
con el SAVRY, y estas son algunas de las opiniones recogidas.

“Su aplicación: creo que nos ayuda a estructurar la información y a planificar mejor las entrevistas,
también considero muy valioso hacernos conscientes de la parte emocional para equilibrar las
valoraciones que hacemos.”

“Creo que puede ser un instrumento eficaz para nuestro trabajo, una vez lo tengamos más in- 299
corporado y nos resulte más fácil su mecánica y aplicación. También, a medida que lo vayamos
utilizando, quizás podamos encontrar matices e instrumentos que nos facilitarán la intervención
con el joven.”

“De entrada encuentro el aspecto positivo de la primera entrevista en la que de una manera sis-
temática recoges mucha información, que a diferencia de como yo trabajaba hasta el momento lo
iba recogiendo a lo largo de toda la medida.”

ESTUDIO PARA LA VALIDACIÓN DEL SAVRY Y


DE OTROS INSTRUMENTOS RELEVANTES

El SAVRY es un instrumento no validado en el contexto catalán y consideramos metodológi-


camente imprescindible hacer un estudio de su validez y de su fiabilidad en nuestro contexto a
través de una investigación.

Esta parte de la segunda fase empezó en mayo de 2006 con la selección y la posterior formación
del equipo de profesionales que actualmente lleva a cabo el trabajo de campo de dicha investiga-
ción. Estos mismos profesionales serán los que, posteriormente, ejercerán como formadores del
Proyecto en su implementación en nuevos equipos de la DGJJ.

En octubre de 2006 estos profesionales empezaron la recogida de datos para la investigación. Esta
etapa está previsto que finalize en marzo de 2007. A partir de entonces comenzará el seguimiento
de los jovenes de la muestra hasta marzo de 2008.
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Objetivos de la investigación:

- Validar el SAVRY en la realidad catalana y medir si en esta realidad es un instrumento válido y


fiable. El SAVRY se usa ya en diferentes países europeos como Holanda, Suecia e Inglaterra pero
no está validado en nuestro contexto específico.

- Determinar la relación de los “factores añadidos” a los que nos hemos referido anteriormente
con la reincidencia y ver si pueden mejorar el SAVRY. Los profesionales catalanes han destacado
como importantes algunos factores de riesgo que no se usan en otros países europeos. No se
sabe si estos factores añadidos de verdad tienen una relación con la reincidencia de jóvenes in-
300 fractores, lo cual se intentará averiguar mediante esta misma investigación.

- Hacer una radiografía de los jóvenes de la muestra describiéndolos de manera meticulosa y


precisa para que los programas, las intervenciones y el tratamiento puedan ser adaptados a sus
necesidades.

- Describir a los jóvenes en términos de rasgos de psicopatía y determinar si la YPI2 es, en


comparación con el PCL:YV3, un instrumento válido para identificar a los jóvenes con rasgos de
psicopatía.

FASE 3: Extensión de la experiéncia a todos los equipos de la DGJJ

Esta extensión comporta la formación de los profesionales de los equipos de asesoramiento


técnico, de medio abierto y de centros educativos y su seguimiento durante el proceso de imple-
mentación ya que este implica un importante cambio metodológico y conceptual. Se trata de que
todos los profesionales utilizen la misma metodología con un mismo criterio, y con un lenguaje
más compartido.

Está fase empezará en marzo de 2007, una vez termine la recogida de datos de la investigación
de validación.

Para que el desarrollo de esta fase se lleve a cabo de forma positiva hay dos cuestiones previas
de gran importancia:

- La implicación real de los equipos directivos de la DGJJ en el Proyecto. Para que esta implicación
se produzca es necesario, entre otras cosas, un proceso de formación que permita adquirir un
conocimiento a fondo de los planteamientos del Proyecto y de sus repercusiones prácticas, tanto
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en lo que se refiere a las ventajas que implica, como en lo que hace referencia a las dificultades
organizativas que puedan surgir y cómo solventarlas. Este proceso de formación se extenderá en
los próximos meses a todos los mandos de la DGJJ.

- Otra cuestión muy importante es completar la formación del equipo de formadores del Proyec-
to que son los que, a su vez, van a formar al resto de profesionales de los distintos equipos.

FASE 4: Creación e implementación de un sistema permanente de evaluación


y mejora a partir de técnicas de investigación aplicada

Esta evaluación implicará la explotación sistemática de los datos que generará el Proyecto de 301
Gestión del Riesgo con el fin de obtener evaluaciones periódicas de resultados y de procesos, es
decir, evaluación de la reincidéncia y evaluación de la adecuación de los procesos prácticos a los
teóricos como verificación de la calidad del trabajo cotidiano.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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celona: Generalitat de Cataluña, Centre d’Estudis Juridics i Formació Especialitzada.
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- Vogel de,V. (2005). Structured risk assessment of (sexual) violence in forensic clinical practice.The HCR-20
and SVR-20 in Dutch forensic psychiatric patients. Doctorado, Amsterdam: Universidad de Amsterdam.

* Director tecnico del proyecto de gestion de riesgo con jovenes infractores en Cataluña, e-mail: ehilterman@gencat.net.
** Jefe del Area de Investigación y Formación Social y Criminologico del Centre Estudios Juridicos.

1 Recomendación Rec(2003)20 del Comité de Ministros del Consejo de Europa a los estados miembros sobre nuevas formas de abordar
la delincuencia juvenil y el papel de la justicia juvenil (Adoptada por el Comité de Ministros el 24 de septiembre de 2003 en la 853ª
reunión de los Representantes de los Ministros).

2 El Psychopathy Checklist:Youth Version (PCL:YV: Forth, Kosson & Hare, 2003 adaptación española para uso en investigació:Torrubia, Gon-
zález, Molinuevo & Pardo, en imprenta) es una adaptación para jóvenes del Hare Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R: Hare, 1991). Es-
trictamente el PCL:YV no es un test psicológico y tampoco un instrumento de valoración de riesgo. Pero sí que la psicopatía tiene una clara
relación con la reincidencia violenta, reincidencia general y con comportamiento antisocial. El PCL:YV consiste en 20 ítems. La información
para los ítems se obtiene a través de una entrevista estructurada e información colateral, que normalmente se obtiene de los expedientes
personales y judiciales. Análisis empíricos (análisis de factor) han demostrado que el PCL:YV consiste en dos factores. El primer factor
consiste en ítems que reflejan aspectos afectivos e interpersonales de la psicopatía. El factor dos consiste en ítems que se relacionan con
un estilo de vida impulsivo, irresponsable e inestable. Los psicópatas adultos a menudo han mostrado problemas de conducta y antisocia-
les en la juventud. Lo que no quiere decir que todos los jóvenes con problemas de conducta y/o antisocial se conviertan en psicópatas. Es
importante evitar el término de psicopatía en jóvenes, porque esta etiqueta puede causar un daño permanente e irresponsable por los
prejuicios y el trato en el sistema penal. Dado que la clasificación de psicopatía en jóvenes todavía es insegura e inestable se prefiere para
jóvenes el término ‘rasgos de psicopatía’.

3 El Youth Psychopathic Traits Inventory (YPI; Andershed, Kerr, Stattin & Levander, 2002; traducción al catalá/castellano: Hilterman,Vallès, Fe-
rrer & Gilabert, 2006) es un cuestionario de auto evaluación que consiste en 50 ítems. Este cuestionario mide rasgos de psicopatía como
falta de empatía, falta de remordimiento, asunción de riesgos, que son rasgos que se han relacionado continuamente con comportamiento
antisocial durante toda la vida.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

Ponente

Dª. Esmeralda
Cava Sebastian

Responsable del Área de Investigación sobre las


bases biosociales de la Violencia (Centro
Reina Sofía).

LA VIOLENCIA
305
Y EL CONSUMO DE DROGAS

En octubre de 2001 en el barrio de Lo Campano (Cartagena), un joven de 24 años, adicto a la cocaína, mató a su novia
embarazada de 22 años tras una discusión en la que ella se negaba a darle dinero para comprar más droga. Los indicios
apuntaban a que ambos jóvenes venían de la celebración de una boda y el femicida había consumido cocaína. Como
ilustra esta noticia, publicada por diario El Mundo el día 15 de octubre del 2001, los medios de comunicación nos
bombardean con noticias de sucesos violentos vinculados al consumo de sustancias de abuso pretendiendo buscar una
explicación a la conducta, muchas veces extremadamente violenta, de la persona que ha cometido la agresión.

El consumo de sustancias de abuso fue identificado como un factor de riesgo cultural de la conducta agresiva por la
Organización Mundial de la Salud en el año 2002. En el informe titulado “Informe mundial sobre la violencia y la salud”
publicado por la mencionada entidad se clasificaban diversos predictores de la violencia, que incluían factores indivi-
duales como hiperactividad, impulsividad, etc.; factores familiares como conflictos parentales; factores grupales como
la asociación con compañeros con conductas desviadas y factores culturales como sufrir dificultades económicas o
el mencionado consumo de alcohol y/o drogas.

La vinculación entre el consumo de drogas o alcohol y la conducta violenta es, pues, algo común y puede adoptar
diferentes manifestaciones. Una de ellas, la más grave tanto en términos cuantitativos como cualitativos es la violencia
que rodea al narcotráfico en la que los ajustes de cuentas o la defensa del territorio son episodios tristemente violen-
tos. Otra es la violencia llevada a cabo por consumidores crónicos que delinquen con el fin de sostener su consumo,
algo particularmente evidente entre los heroinómanos que tratan de este modo de evitar los desagradables efectos
que el síndrome de abstinencia o popular “mono” tiene sobre ellos. No obstante, estos dos tipos de relación entre la
violencia y las sustancias de abuso son colaterales al consumo, es decir, no se deben a los daños psicobiológicos que
las drogas o el alcohol tienen sobre el cerebro de la persona que comete el acto violento.

Para entender cómo los efectos psicobiológicos originados por el consumo de sustancias de abuso pueden derivar
en conductas violentas debemos diferenciar entre violencia y agresividad.
1 Congreso Internacional sobre Violencia Juvenil: Responsabilidad Individual y Social

La agresividad, es una respuesta innata que se manifiesta ante determinados estímulos y que como tal, como innata, es
biológica. Es un comportamiento animal que cumple una serie de funciones biológicas que contribuyen a aumentar la
probablidad de sobrevivir y dejar descendencia fértil. Al igual que en el resto de los animales la agresividad humana es
innata, como también lo son los mecanismos que la disparan, regulan e inhiben. No obstante, decir que somos agre-
sivos por naturaleza no significa que seamos violentos por naturaleza. La violencia es la agresividad descontrolada. Es
decir, se trata de una construcción social sobre una base o estrato biológico. Son dos términos diferentes. Nacemos
agresivos, pero nos hacemos violentos.

Es sobre la biología de la agresividad sobre la que inciden las drogas de abuso y la convierten en violencia. Las drogas,
ya sean legales o ilegales, afectan al cerebro sobre las mismas estructuras que se encargan de controlar la respuesta
agresiva. Dentro del cerebro es el sistema límbico el circuito cerebral que realiza todas las acciones de despliegue e
inhibición de la respuesta agresiva. Se trata de un sistema cerebral compuesto por un conjunto de estructuras cuya
306 función está relacionada con las respuestas emocionales, con el aprendizaje y con la memoria. Entre los componentes
de este sistema destacan estructuras como la amígdala, el tálamo, el hipotálamo, la hipófisis o el hipocampo. De entre
los mencionados, es la amígdala, un núcleo neuronal con forma de almendra, la encargada de procesar los inputs que
inhiben o disparan la respuesta agresiva. El papel de la amígdala como centro de procesamiento de las emociones es
incuestionable hoy en día. Por ejemplo, se ha comprobado la incapacidad de aquellos pacientes que presentan una
amígdala lesionada, de reconocer la expresión de un rostro o descubrir si una persona está contenta o triste.
Sobre el sistema límbico encontramos una estructura mucho más joven en términos evolutivos: la corteza cerebral.
Es también la parte del cerebro más distintivamente humana. Se divide en cuatro regiones o lóbulos. El delantero
recibe el nombre de lóbulo frontal. En él, tenemos la corteza prefrontal ligada a las capacidades del ser humano que
consideradas más nobles: la reflexión y a la toma de conciencia sobre las emociones y el control de las mismas. Todo
ello en función de la experiencia adquirida a través del ambiente de crianza en el que hemos crecido.
Si analizamos una respuesta agresiva normal, vemos que la amígdala recibe el input procedente del tálamo y se lo
pasa en un primer momento al hipotálamo; este lo envía a la hipófisis desde donde comienza la cadena de accio-
nes fisiológicas necesarias para que el cuerpo se sitúe en posición de alerta, preparado para luchar o huir frente al
estímulo. Mientras tanto, las conexiones existentes entre la amígdala y la corteza prefrontal, han enviado la misma
información recibida para la “consideración” de la corteza. Si se trata de algo inofensivo la corteza le dirá a la amígdala:
“tranquila, no hace falta ni luchar ni huir” parando la respuesta agresiva o todo lo contrario. La decisión dependerá
de la experiencia previa del individuo. Las vías de comunicación entre las diferentes estructuras son los sistemas de
neurotransmisores.

El consumo de las diferentes sustancias de abuso afecta tanto a la función como a la estructura cerebral. Por un lado,
las diferentes drogas alteran las concentraciones cerebrales de los neurotransmisores, mientras que por otro, modi-
fican la anatomía de algunas de las estructuras implicadas en la conducta agresiva; por ejemplo, en los consumidores
crónicos de cocaína se ha observado una disminución del volumen cerebral de la amígdala.

Entre los neurotransmisores modificados por el consumo de sustancias de abuso destacan, por su participación en
la neurobiología de la agresividad, los denominados noradrenalina y serotonina. Respecto a la primera, sabemos que
es un neurotransmisor fuertemente asociado con la puesta en “alerta máxima” del sistema nervioso. Unas de las
características de esta condición son, entre otras, el aumento del ritmo cardiaco y de la presión sanguínea. Es decir
la noradrenalina es la sustancia encargada de excitar nuestro cerebro. Por su parte, podríamos definir a la serotonina
como la sustancia “controladora natural” debido a que los niveles elevados de este neurotransmisor producen un
aumento de la sensación de bienestar emocional en el individuo. La carencia de serotonina está vinculada a la de-
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presión, a problemas con el control de la ira, al desorden obsesivo-compulsivo y el suicidio. Además, se sabe que el
descenso de su concentración se une con la tendencia a exhibir conductas violentas impulsivas. Un dato que apoya
este hecho en seres humanos es la observación de bajos niveles de 5-HIAA en el LCR de criminales violentos que
además son alcohólicos.

Como vemos el consumo de sustancias de abuso es un factor de riesgo de la conducta violenta debido a que modifica
el desarrollo normal de la conducta agresiva. El aumento del consumo de sustancias de abuso en la sociedad española,
tanto entre la población en general como entre la población juvenil, es de sobra conocido. Los datos procedentes de
las encuestas realizadas por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, indican que la prevalencia
del consumo de sustancias de abuso en el último mes entre la población española en general, ha aumentado desde el
año 2001 al 2003 en el caso del cannabis y el alcohol, manteniéndose igual en el caso de los alucinógenos, y bajando
para sustancias como la cocaína, las anfetaminas y el éxtasis. Mientras, entre la población escolar, los datos de 2004 al
compararlos con los del año 2002 reflejan un aumento en la prevalencia del consumo de todas las sustancias salvo 307
en el caso de las anfetaminas y del éxtasis.

Si estos datos se reflejan en el aumento de los delitos es algo que no podemos aseverar con exactitud, al menos
porque en nuestro país se desconocen los datos exactos referentes al consumo de sustancias de abuso por parte
de toda la población reclusa y mucho menos los referidos al estado de intoxicación del delincuente en el momento
de cometer el delito. La realidad es que los datos que vinculan los delitos y ofensas con el consumo de sustancias de
abuso suelen proceder de estudios científicos. Por ejemplo, en el caso de la población juvenil, un estudio llevado a
cabo en el año 2002 en Brasil, que contó con una muestra de 522 personas de ambos sexos, de edades comprendidas
entre los 10 y los 21 años, indicó que un 21,26% de los jóvenes de la muestra se había implicado en actos violentos,
de los cuales un 39,6% consumía alcohol y un 14,4% cocaína.

Tras lo expuesto parece clara la vinculación entre el consumo de sustancias y las conductas violentas muchas veces
catalogadas de delitos u ofensas. Por lo tanto, si queremos prevenir la reincidencia de los jóvenes violentos, quizá uno
de los principales objetivos de las campañas de prevención de la delincuencia juvenil debería ser la prevención del
consumo de sustancias de abuso por parte de los jóvenes.

BIBLIOGRAFÍA:

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Ponente

D. Cesar
Osuna Izquierdo

Director Centro Los Nogales. Fundación Grupo


Norte

PREVENCIÓN DE LA REINCIDENCIA
311

1. FACTORES DE PREDISPOSICIÓN

La delincuencia de menores y jóvenes es una de las formas de violencia más visible en una sociedad. Permanente-
mente, los medios de comunicación informan sobre la actuación de menores y jóvenes en las escuelas y en las calles.
La violencia adolescente y juvenil daña en primer lugar y profundamente a las víctimas, pero también a sus familias,
amigos y a la sociedad.

Los factores de predisposición de la reincidencia en la conducta delincuente cuanto más aparezcan en el caso concre-
to, serían indicadores de mayor probabilidad de reiteración en la comisión de la conducta delictiva:

- Edad de inicio: A un inicio más precoz se asocia a mayor frecuencia y gravedad de la conducta ulterior.

- Amplitud de la alteración: a mayor variedad de tipologías delictivas, mayor variedad de situaciones en las que
se producen y mayor gama de víctimas (personas, instituciones…).

- Frecuencia o tasa de la conducta delictiva: Aunque se considera reincidente tanto quien es encontra-
do responsable de un segundo hecho como quien es encontrado responsable luego de varias decenas de hechos, a
mayor número de conductas delictivas, más probabilidad de que se produzca una instauración del comportamiento
delictivo. Aún cuando el menor repita sus conductas con asiduidad, ante cada hecho pueden aparecer oportunidades
de rehabilitación.

- Determinados tipos de síntomas: mentiras compulsivas, impulsividad, absentismo escolar, robos, reiteradas
llegadas tarde a casa.

- Características de los padres: estilos educativos inapropiados, marginalidad, conducta antisocial, psicopato-
logía, alcoholismo.
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- Dinámica familiar desestructurada: conflictividad conyugal, familias numerosas.


La prevención de la delincuencia, en especial la delincuencia infantil y juvenil, es parte esencial de la prevención del de-
lito en la sociedad. Para poder prevenir eficazmente la delincuencia juvenil es necesario que toda la sociedad procure
un desarrollo armónico de los menores y respete y cultive su personalidad a partir de la primera infancia. Algunos
métodos de prevención:

- En los menores y/o jóvenes, aquello que se denomina “delito” representa un espectro de comportamientos anti-
sociales que están tipificados por la legislación del menor y judicial. Aun así, el tratamiento del menor delincuente,
considerado desde el punto de vista individual, no es un problema meramente policial y penal sino de reeducación y
readaptación social.

- Lograr un desarrollo completo y oportuno de la personalidad es el mejor método preventivo para evitar las ten-
312 dencias anormales de la conducta social del individuo. La personalidad alcanza su madurez en forma normal cuando
se desarrolla en un ambiente favorable. Sin embargo, aquellos menores y jóvenes que desde la niñez y la pubertad
han sido expuestos a una serie de dificultades y desventajas a lo largo de su desarrollo (cuidados negligentes, pobre
estimulación temprana) y en especial cuando reúnen déficits neuropsicológicos o desórdenes severos del desarrollo;
tienen mayor probabilidad de desarrollar un patrón de conducta antisocial persistente a lo largo del ciclo de vida.
Uno de los ambientes favorecedores es la escuela, donde las experiencias de fracaso constituyen siempre un factor
de riesgo mientras que el logro representa un factor protector.

- La influencia de la familia y particularmente la de los padres sobre el niño determina en gran parte la actitud del
individuo adulto hacia la sociedad. Otro importante grupo de factores de riesgo identificados en esta población, lo
constituye su asociación con otros tipos de violencia. Presenciar actos violentos en el hogar o sufrir abuso físico
o sexual puede condicionar a los menores y adolescentes a considerar la agresión como un medio aceptable para
resolver problemas o interactuar con los demás.

- El diagnostico temprano y la corrección de los problemas de la personalidad y de conducta anormal pueden preve-
nir futura delincuencia. En lo que respecta a la relación entre psicopatología y delito, la asociación más evidente tiene
que ver con el trastorno de personalidad antisocial y sus precursores en la infancia: trastorno de déficit de atención
con hiperactividad, trastorno oposicionista y trastorno disocial. Asimismo, existen otras patologías no tan estudiadas
en relación a la delincuencia juvenil que pueden precipitar actos delictivos en la adolescencia como es el caso de los
trastornos del estado de ánimo o los trastornos límite de la personalidad, y han sido identificados algunos rasgos de
personalidad frecuentes en los infractores como impulsividad, dificultad para postergar la gratificación, autoconcepto
disminuido, falta de habilidades sociales, poca empatía y poca capacidad para sentir culpa.

Escenarios y contextos en los que se dan:

No se puede considerar el problema de la violencia juvenil como un fenómeno aislado de otros comportamientos
problemáticos y de otros factores de riesgo psicosocial. No todo depende exclusivamente de la propia persona, ni
de su edad, sexo o de las carencias y conflictos que presenta. En algunos casos la conducta antisocial tiene que ser
explicada directa y principalmente por los efectos de los entornos ambientales en los que interactúan y por los pro-
cesos de socialización negligentes sobre los que se han desarrollado y no necesariamente por variables individuales.
Las infracciones de los menores se pueden explicar, no solo desde las características personales sino por su presencia
en un determinado espacio o contexto:
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- Tiempos vacíos en espacios no formales: Muchas de las conductas infractoras cometidas por los menores
tienen que ver con la necesidad de ocupar su tiempo disponible vacío, que pasan en la calle. Con frecuencia son los
mismos menores aburridos que están subidos encima del banco del parque los que en otros momentos lo destrozan.
Han de rellenar su tiempo y se han de apropiar de los espacios, que nada tienen que ver con sus vidas. Agrediéndolo
pueden actuar, moverse, reducir el aburrimiento y provocar a la ciudadanía adulta.

- Prácticas generadoras de identidad: Los menores son personas en busca de identidad, ensayando y pro-
bando diferentes identidades con sus lenguajes, expresiones, gustos musicales, estéticas y comportamientos. Una de
las formas de construcción de la identidad en la adolescencia es oponiéndose y negando al adulto, provocándole. Gran
parte de esa identidad se construye a partir del grupo de pertenencia, de las prácticas grupales. Destruir puede ser
un elemento de afirmación dentro del grupo y de identificación del grupo. En algunos casos, incluso, la violencia es
el núcleo justificador de su agrupación. Además, en un proceso de definición de la identidad por negación de la otra,
aparecen los amigos y los enemigos, y la necesidad de enfrentarse y de eliminar a los diferentes. 313
- Reacciones de desesperanza, de imposibilidad: En algunos casos (escasamente todavía en nuestro
país) las conductas violentas aparecen como reacción colectiva ante un panorama sin salida. Es como una reacción
de impotencia que les permite recordar que existen, comprobando además que la sociedad adulta acomodada solo
reacciona si aparece el panorama urbano de la violencia.

- Tiempos y prácticas de diversión: Una parte importante de las infracciones son prácticas y conflictos de
diversión en horas intempestivas, altercados y enfrentamientos entre personas y grupos que se producen en los tiem-
pos y lugares de ocio nocturno de los fines de semana. Son como una manera de diversión: buscar el enfrentamiento
con el contrario, destruir el entorno físico que les rodea. Aunque nosotros encontramos absurdo que destrocen las
señales de tráfico a las cuatro de la mañana; ellos y ellas lo encuentran divertido a esa hora, una forma de hacer algo
cuando los bares cierran, y si además consiguen que alguien les persiga es más divertido. Las conductas violentas aquí
son un componente más de la aventura de la diversión.

- Uso de sustancias descontroladoras: El uso de drogas tiene muchas relaciones con la violencia juvenil. En
este espacio se destaca el uso de drogas como complemento de la violencia juvenil: determinadas maneras de beber
pretenden la búsqueda de la pérdida rápida del control, y de esta forma es fácil que se instauren entretenimientos
destructores de grupo, sin ninguna inhibición ni trama normativa. Algunos usos de pastillas y de sustancias de diseño
hacen sentir potencia y ganas de acción, sin límites, sin inhibición. Aquí el enfrentamiento y la destrucción pueden
encajar perfectamente en una noche llena de ritmo.

2. INTERVENCIÓN DESDE LOS CENTROS DE REFORMA

La intervención en los centros se propone como un conjunto de actuaciones coordinadas, tanto individuales como
grupales que se organizan alrededor de un plan de actuación individualizado en el que se pretende conseguir un
desarrollo integral de los adolescentes de forma secuencial, atendiendo en orden de prioridad las necesidades de
contención, estructura, apoyo, validación y desarrollo de la autonomía individual.

La intervención se lleva a cabo a través de intervenciones grupales e individuales. Al tener la problemática de los jóve-
nes ingresados fundamentalmente un carácter social, se da mayor importancia a las actividades grupales que faciliten
su integración posterior.
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Desde este entorno se abordan varias áreas de intervención:

1. Aceptación de normas y límites, adquisición de rutinas y estructuras externas que permiten la estructuración in-
terna. Esta intervención se lleva a cabo fundamentalmente a través de los talleres que constituyen las actividades que
vertebran y estructuran la organización del tiempo y el espacio del centro. Son espacios con una normativa y unos
objetivos definidos y claros, constantes en contenidos y en el tiempo. A falta de una contención interna, el manteni-
miento de un horario semanal facilita la contención externa inicial que requieren para poder abordar con éxito las
dificultades en el control de la conducta impulsiva y la adquisición de habilidades deficitarias.

En cuanto a las funciones estructurales, los talleres ayudan a los menores/jóvenes a establecer rutinas que faciliten
la adquisición de hábitos normalizados (Al tener una programación a medio plazo los resultados no se obtienen de
forma inmediata sino que son consecuencia de un esfuerzo diario). Esto permite trabajar la tolerancia a la frustración,
314 la constancia y el aprendizaje del retraso de las gratificaciones, puesto que no son inmediatas.

En cuanto a los contenidos, constituyen los medios a través de los que se concretan la atención a las necesidades
formativas (académicas y/o laborales), espacios para promover y cultivar la creatividad, dónde se proporcionan mode-
los de identificación laboral y para el ensayo de habilidades relacionales, cognitivas y del apego a las normas sociales.

Los talleres son, por tanto, distintos en la naturaleza de su contenido, para cubrir las diferentes motivaciones y ne-
cesidades que pueden tener los adolescentes. A su vez son variados en cuanto a las actividades propuestas en un
mismo taller, contemplando tareas y niveles de diferente dificultad e implicación, de acuerdo a las capacidades de los
menores, de tal forma que cada tarea que se resuelva con éxito sea un refuerzo y le abra paso a una tarea de mayor
dificultad y suponga un nuevo reto al que pueda enfrentarse.

Existen diferentes tipos de talleres con los que se pretende moderar la impulsividad, la baja tolerancia a la frustración,
la pobre autoestima, la falta de motivación, la escasa constancia y persistencia en la tarea, las conductas disociales, la
falta de estructura y organización, la dificultad para aceptar límites, etc.

2. Desarrollo de hábitos saludables a distintos niveles, siendo fundamental el abordaje del consumo de sustancias tóxi-
cas, bien a través de la prevención o de la derivación a dispositivos especializados en su tratamiento. Así mismo se incide
en el cuidado personal, tanto del aspecto como de hábitos saludables: alimentación, ejercicio, sueño, cuidados médicos,
intentando que adquieran dichos hábitos y la responsabilidad personal para llevarlos a cabo de forma autónoma.

Dado el elevado consumo que existe en esta población, se lleva a cabo una labor continuada de derivación y coor-
dinación con el CAID Norte, que cuenta con una unidad de adolescentes, con el CAD de Tetuán y con el Técnico
de Prevención del Instituto de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid. No todos los consumidores de sustancias
toxicas siguen tratamiento ambulatorio en dispositivos externos especializados pues para esto es necesaria la con-
formidad con en el tratamiento. Para favorecer la voluntariedad y colaboración con el tratamiento, previamente a
la derivación se realiza un trabajo de reflexión con el menor/joven sobre su consumo y los perjuicios (a todos los
niveles) que le supone y se le familiariza con el recurso de derivación.

3. Inserción formativa - laboral: adquisición de hábitos y conocimientos escolares, inexistentes en la mayoría de los
casos, desarrollar el interés por un proyecto de futuro adaptado, realista y acorde a sus intereses y capacidades. Ad-
quisición de hábitos laborales y capacitación para el empleo. Derivación a dispositivos externos tanto de formación
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como de inserción laboral, con los que se mantiene una coordinación semanal.

4. Adquisición de habilidades para las relaciones interpersonales, incidiendo en especial en la asunción de la respon-
sabilidad de sus acciones, las habilidades asertivas y en la resolución de problemas. Así mismo se abordan las caracte-
rísticas personales que pueden suponer factores de vulnerabilidad derivándose algunos casos a Salud Mental.

Los problemas que suele presentar esta población en relación a la competencia social, suelen estar determinados
por entornos sociales desfavorecidos que no permiten un aprendizaje adaptativo, bien por la presencia de modelos
inadecuados o la escasez de los mismo, o bien por no facilitar las experiencias adecuadas de aprendizaje para el
desarrollo social. El estilo de habilidades que desarrollan suele favorecer la pertenencia a grupos que mantienen y
transmiten repertorios peculiares de comportamientos sociales, muy diferentes a los que constituyen un estilo de
vida normalizado.

Es por todo esto que se considera que para que haya un cambio en el estilo de vida de estos menores, es necesario
315
que primero se les dote de las habilidades necesarias para que este cambio sea posible y que a la frustración propia
de la vida cotidiana no se le añada la que supone no emplear un código comunicativo similar al resto de la gente.

5. Intervención socio familiar distinguiendo la intervención con el menor/joven y con su familia. La familia como
grupo primario de pertenencia, vínculo y formación de la personalidad del menor, tiene una importancia capital a la
hora de realizar la intervención sobre él y, aunque en la gran mayoría de casos presentan diversos grados de disfun-
cionalidad, siempre que exista como tal, es un recurso importante para el rescate del menor.

- Con el menor se dirige a que respete la normativa impuesta en el domicilio familiar y a que conozca formas adap-
tativas de emplear su ocio y tiempo libre.

- Con la familia se pretende que sean conscientes de los indicadores de riesgo que presenta su hijo (grupo de igua-
les, horarios, consumo de tóxicos...), que aprendan a realizar una supervisión efectiva y acorde a las características
del menor/joven y al aumento de la comunicación familiar. Se trabaja a través de la alianza con la familia intentando
entender el proceso que involucra al menor en conflicto y a la familia a la que pertenece. Se persigue que mejore la
comunicación y los patrones de relación, que adquieran mayor estructuración y contención familiar y ayudar a com-
prender la problemática del adolescente. La finalidad es obtener su colaboración y preparar la vuelta de los menores
al medio familiar.

En algunos casos las características familiares requieren de una terapia de familia que puede resultar prolongada en el
tiempo (más allá del internamiento) y que requiere abordar aspectos que difícilmente van a surgir en el entorno de
reforma por temor a perjudicar a su hijo durante el cumplimento de la medida judicial. En estas ocasiones, se trabaja
la derivación a un recurso de tratamiento familiar especializado.

DECÁLOGO PARA EDUCAR EN LA VIOLENCIA

Si quiere que su hijo sea un delincuente, siga éstas normas de formación:

1. Dé a su hijo desde pequeño todo lo que quiera. Así crecerá pensando que todo en el mundo le pertenece.
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2. Si dijera groserías, encuéntrelo gracioso. Así pensara que es muy ingenioso.


3. Nunca le diga ”No hagas eso”, pues creará complejo de culpa. Más tarde, cuando esté preso como ladrón de autos, dígale
“la sociedad es la que te persigue”.
4. Recoja lo que él tire al suelo. Así sabrá que los otros deben hacer las cosas que le competen.
5. Déjelo leer de todo. Pero esterilice su taza para que no se contamine.
6. Discuta con su cónyuge delante de él. Así, cuando su hogar se desmorone, no lo extrañará.
7. Satisfaga todos sus deseos para que no se sienta frustrado.
8. Dele generosamente todo el dinero que quiera.
9. Dele siempre la razón. La policía y los profesores son los que lo persiguen.
10. Cuando estuviere perdido, explíquele que nada más se puede hacer.Y prepárese para una vida amarga y de sufrimiento.

316
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13 Relación de Autores

Ilma. Sra. Dª. Carmen Balfagón Lloreda 25


Directora-Gerente de la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación y Reeinserción del Menor Infractor

Exmo . Sr. D. Arturo Canalda González 31


Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid

Profesor Dr. D. Luis Rojas Marcos 39


Psiquiatra, Presidente del Sistema de Hospitales Públicos de la ciudad de Nueva York

D. Jesús García Pérez en colaboración con Lila Parrondo 51


Pediatra, Unidad de Pediatría Social. Hospital Universitario Niño Jesús

D. Francisco Romero Blasco 61


Miembro de Equipo de Asesoramiento Técnico de la Dirección General de Justicia Juvenil en Barcelona

Dª. Mercedes Pérez Molina 73 319


Psicóloga en el Centro de Menores “Tierras de Oria”. Asociación Ginso

D. Luis González Cieza 83


Miembro de la Unidad de Inspección Técnica y Coordinador del Programa de Intervención por Maltrato en el
Ámbito Familiar ( ARRMI, Madrid)

Dª. Blanca Vázquez Mezquita 91


Psicóloga de la Clínica Médico Forense de Madrid. Especialista en víctimas de agresiones sexuales.

Dª. Mª.Victoria Noguerol Noguerol 97


Directora del Centro de Psicología Noguerol

Dª. Mª.Isabel Salinas Chaud 105


Docente, Perito Judicial y Asesora de Equipos de Víctimas de Delitos Sexuales en Chile

Dª. Mª. Ángeles Espinosa 119


Secretaria General, Instituto Universitario UAM-CEU de “Necesidades y Derechos de la Infancia y la Adolescencia”

Dª. Mª. Estefanía del Toro Sánchez 129


Psicóloga Social, especialista en Bandas Juveniles

D. Wilson López López 135


Presidente de ABA Colombia, Asociación Colombiana para el Avance de las Ciencias del Comportamiento

Prof. Dra. Dª. Mª. José Díaz-Aguado 141


Catedrática de Psicología de la Educación y Directora del Master “Programas de intervención en contextos
educatIvos” de la Universidad Complutense

Prof. Dra. Dª. Purificación García 153


Doctora en Derecho y Profesora de la Universidad Camilo José Cela

Dª. Celia Nevado Fernández 177


Psicóloga Experta en Criminología. Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales de Madrid (CAVAS)

Dª. Ana Jurado Berja 187


Psicóloga, Centro de Menores Teresa de Calcuta. Asociación Ginso
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Dª. Pilar Lizán Fernández 199


Directora del Centro de Día Tejares. Asociación Centro Trama

D. Javier Pérez Gómez en colaboración con Amaia Muñozguren 207


Trabajador Social, Equipo Técnico del Centro “El Laurel”. Fundación Grupo Norte

Dª. Mª. Pilar García Dotor 215


Psicóloga. Responsable de los Programas de Fundación Diagrama de la Comunidad de Madrid

D. Manuel Madrid Saavedra 225


Director Centro de Menores “Tierras de Oria”. Asociación Ginso

Dª. Juana Mateo Cedillo 239


Directora del Centro Los Rosales. Asociación Respuesta Social XXI

320 D. Antonio Gamonal García en colaboración con Gorka Moreno Arnedillo, Alejandro Pinilla 249
Regalón, Rosa Suárez Vázquez y Alfonso Arteaga Olleta
Psicólogo, colaborador de CEPS

D. Ángel Luis Maroto Sáez 265


Responsable del Departamento de Planificación y Coordinación de Programas y Servicios. Asociación Trama

D. José Simón Martín Mata 283


Responsable del Programa Operativo “Lucha contra la Discriminación”. Fundación Diagrama

Prof. Ed L. B. Hilterman en colaboración con Marta Ferrer 293


Director Técnico del Proyecto de Gestión de Riesgo con Jóvenes Infractores en Cataluña

Dª. Esmeralda Cava Sebastian 305


Responsable del Área de Investigación sobre las bases biosociales de la Violencia (Centro Reina Sofía).

D. Cesar Osuna Izquierdo 311


Director Centro Los Nogales. Fundación Grupo Norte
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