You are on page 1of 10

Introducción

En esta monografía tomamos como eje principal la obra Cien años de Soledad del
escritor colombiano Gabriel García Márquez, la cual hizo que se consagrara ganador
del Premio Nóbel de Literatura de 1972.

Nuestro objetivo es demostrar la relación que existe entre Macondo, el pueblo donde
se desarrolla la historia de la familia Buendía, y la historia Latinoamericana. Para ello
analizaremos acontecimiento narrados en Cien años de soledad que guardan relación
con los de la historia latinoamericana.

Utilizaremos como fuentes para demostrar nuestra hipótesis La soledad de América


Latina, el discurso que dio García Márquez cuando recibió el premio Nóbel en
Estocolmo y que mucho tiene que ver con la realidad en que vivimos, y Las venas
abiertas de América Latina, un ensayo escrito por Eduardo Galeano que trata la
realidad de los países latinoamericanos.

También haremos referencia en repetidas ocasiones al filósofo francés Jean-Paul


Sastre, utilizando su obra El existencialismo es un humanismo.
Desarrollo

Observando cómo está dispuesta esta obra, podemos darnos cuenta de que la
estructura de la misma acompaña los distintos eventos que van sucediendo. La
estructura de la novela “Cien años de soledad” plantea un tiempo cíclico, por el cual
las historias personales se repiten y todo termina como empezó. La novela está
dividida en veinte capítulos, dispuestos de tal manera que se podría decir que hay un
ascenso en la historia hasta el final del capítulo diez y luego un descenso que se
mantiene hasta el final del libro. Los hechos suceden con un eje en el centro de la
obra, como si un espejo reflejara el pasado en el futuro, y finalmente todo termina
como empezó.

Si se observa el espacio físico en el que se desarrolla la obra, un pueblo de América


latina llamado Macondo, en el mismo también existe este tiempo cíclico, porque nace
de la nada, y termina de la misma forma, arrasado por fenómenos naturales. Por la
imposibilidad de construir una historia que le permita progresar y no terminar destruida
y desvastada. Por esto creemos que el papel que juega el concepto de historia en
esta novela es fundamental.

Para empezar, queremos destacar como la familia en general tiende a menospreciar


su historia, a tratar de sobreponerse a ella y a no prestarle importancia. Durante toda
la obra, los Buendía quieren demostrar que pueden más que el mito que alguna vez
atormentó a Úrsula, sobre un niño con cola de cerdo.

“…hasta que le oyó contar a alguien el viejo cuento del hombre que se casó con su tía
que además era su prima, y cuyo hijo terminó siendo abuelo de sí mismo”.

Por eso, se busca mantener relaciones desordenadas permanentemente. Ejemplos de


este hecho son la relación entre Úrsula y José Arcadio Buendía, ya que eran primos, y
era la madre de Úrsula la que se encargaba de atormentarlos con los peligros a los
que su descendencia se exponía por el parentesco familiar; Rebeca y José Arcadio,
mantienen relaciones siendo “hermanos”; Aureliano José y Amaranta, tenían una
relación sobrino-tía. Otra de las relaciones incestuosas que se pudo ver a lo largo de la
novela fue la relación entre Amaranta Úrsula y Aureliano, su sobrino.

“- ¿Es que uno se puede casar con una tía? -preguntó el asombrado.
- No solo se puede -le contestó un soldado- sino que estamos haciendo esta guerra
contra los curas para que nos podamos casar con nuestra propia madre”.

Otro episodio que se repite constantemente es la guerra civil. La misma se puede ver
plasmada en la historia del continente en el que vivimos, en el cual, la política y las
armas están íntimamente relacionadas.

Hay un personaje en la novela que intenta resguardar la integridad de la familia, y


evitar que se cumpla el destino que alguna vez les fue señalado: Úrsula, quien intenta
constantemente que recuerden su pasado. Esta mujer, obsesionada con el mito que
los persigue, buscará corregir el rumbo de la familia. Desde su lugar de mujer fuerte al
principio y de abuela senil al final, siempre influirá de alguna forma en lo que se decida
en la familia, aunque al final los personajes más jóvenes no quieran reconocerlo. Sin
embargo, por más que esta mujer se esfuerce por preservar y recordar, el resto de la
familia repite las actitudes de personajes anteriores, y esto los lleva a una soledad
interior, porque al olvidar a sus antepasados y sus acciones están deshaciéndose de
una parte de ellos mismos. Un ejemplo claro de esto es la vida del coronel Aureliano
Buendía, a quien luego de reiteradas guerras civiles, ya nada le importa. Esto lo
demuestra con su intento de suicidio. Además, el hecho de que haga pescaditos de
oro, los funda y los vuelva a hacer es una representación clara, por un lado, del tiempo
cíclico presente en su vida, y por otro, de lo vacío que está por dentro.

El olvido también está presente al final de la historia, cuando tras haber muerto Úrsula
no hay nadie que pueda traer el recuerdo a la casa:

“…Sólo cuando lo voltearon boca abajo se dieron cuanta de que tenía algo más que el
resto de los hombres, y se inclinaron para examinarlo. Era una cola de cerdo. No se
alarmaron. Aureliano y Amaranta Úrsula no conocían el precedente familiar, ni
recordaban las pavorosas admoniciones de Úrsula”.

Se puede decir entonces, que hay una tendencia hacia el olvido inducido, o permitido,
según se lo quiera ver, en la familia Buendía. Si se trata de evitar el tema de la
predestinación, es posible deducir que estas conductas son las que los llevan a repetir
los actos y los errores de personas que han estado por detrás de ellos y que es
realmente esta repetición de la misma historia lo que permite que la soledad se infiltre
en el interior de cada personaje, ya que ellos no parecen decidir lo que quieren hacer,
sino que son arrastrados por la vida, cuando en realidad, tal como dice Sartre: “El
hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y
como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso
hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace”.

Nos parece importante incluir en este trabajo los pensamiento de Jean Paul Sartre que
expone en su obra acerca del existencialismo para poder contraponer la idea que
aparece en la obra con respecto a la determinación que existe de antemano de la
historia de Macondo y de la familia Buendía (relacionada esta idea con la
determinación de América Latina de vivir como continente en dependencia) con la
posibilidad de que el hombre se construye en libertad, sin predeterminaciones, a
través de sus actos pero haciéndose responsable de estos.

Se pueden distinguir, por otro lado, elementos simbólicos que representan el olvido de
la historia del “Pueblo”, ya sea el mismo un poblado como Macondo o una cultura
como la latinoamericana. Estos elementos describen tanto hechos históricos como
situaciones generales de los países latinoamericanos y la actitud de la gente frente a
su pasado. Cuando se le busca significado al simbolismo de la obra, es necesario
recordar que lo que quiera decir cada hecho que sucede en la obra se refleja en un
doble plano: en lo ficticio de la novela, para su mejor entendimiento, y en lo real de la
vida de la gente de esta continente. Tal como dice Galeano: “La historia es un profeta
con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que
será”.

Durante el transcurso de la novela, un elemento simbólico muy relevante es el


cementerio de Macondo. El mismo se podría decir que representa la historia del
pueblo, y los distintos momentos del relato coinciden, desde la óptica de la actitud
hacia las raíces del pueblo, con el estado del cementerio. Comienza a ser nombrado
cuando Rebeca llega a Macondo con los huesos de sus padres y no tiene en dónde
enterrarlos, porque aún no había muerto nadie allí. Estos huesos son la historia de la
niña, representan a sus antepasados, y son parte de ella. Sin embargo, son como una
historia inconclusa porque nunca han sido enterrados. El hecho de que Macondo no
tenga cementerio muestra que aún no tiene historia, y que al igual que Rebeca está en
busca de su propia identidad.
Más adelante, el cementerio se inaugura con los restos de Melquíades (cuarto
capítulo), y ahí se supone que empieza a tener historia ese pueblo. Además,
Melquíades luego marcaría el destino del pueblo con sus profecías. Hay que tener en
cuenta, entonces, que será muy importante para los personajes recordarlo, ya que él
está representando el destino inevitable del cual nunca deben olvidarse los Buendía.

Otra etapa del cementerio, la que muestra la condición de olvido en la que estaba el
pueblo, es cuando llega la empresa bananera a Macondo. Allí, todo el campamento es
emplazado sobre el cementerio, después de haberlo tapado con cemento:

“…fue en esa ocasión cuando construyeron una fortaleza de hormigón sobre la


descolorida tumba de José Arcadio para que el olor a pólvora del cadáver no
contaminara las aguas”.

Esto demuestra que esta empresa, representante de los intereses extranjeros, se


sobrepone a las raíces de la gente. Los pobladores de Macondo, enceguecidos por los
beneficios económicos que podía llegar a brindar la empresa bananera, se olvidan de
todo lo que en realidad eran ellos, y eso es lo que quiere marcar este “tapar el
cementerio con cemento”. Se podría aplicar este significado a la realidad de los
latinoamericanos, y entender el mensaje del autor como una crítica social hacia el
olvido de la propia idiosincrasia, reemplazada por los intereses de otros.

Es este hecho narrado en “Cien Años de Soledad” donde más nos remitiremos al
ensayo de Galeano: “Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas como
fuente […] de las reservas, materias primas y alimentos con destino a los países ricos
que ganan consumiéndolos, mucho más de lo que América Latina gana
produciéndolo”. Con esta frase se puede hacer una comparación de América Latina
con Macondo ya que este último, con la llegada de la empresa bananera, se convierte
en un lugar de explotación y saqueo tendiente a satisfacer las necesidades de
riquezas de los países ricos.

También con la llegada de esta compañía se modifica radicalmente la estructura social


de Macondo: “El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido
sucesivamente determinados, desde fuera por su incorporación al engranaje universal
del capitalismo”, y agrega: “A cada cual se le ha asignado una función, siempre en
beneficio del desarrollo de la metrópoli extranjera de turno, y se ha hecho las cadenas
de las dependencias sucesivas, que tienen mucho más de dos eslabones, y que por
cierto también comprende, dentro de América Latina la opresión de los países
pequeños por sus vecinos mayores…”

A partir de esta frase podemos analizar varios aspectos. Por un lado, cuando dice “…
a cada cuál se le ha asignado una función…”, vemos cómo a Macondo se le ha
asignado la función de producir principalmente un solo alimento como es el banano,
basando su economía así en el monocultivo. Como potencia extranjera, esta se ve
reflejada en Mr. Brown, el fundador y posterior presidente de la compañía bananera.

Luego de haber dicho esto es casi innecesario marcar la relación con la historia
Latinoamericana. La división del trabajo en países perifércos, el escaso desarrollo
industrial en la mayoría de los países, el hecho de que basan su economía en la
exportación de materias primas específicas de cada uno y los Estados Unidos como
imperio son las características que más nos identifican, lamentablemente.

Galeano en Las venas abiertas de América Latina opina: “El sistema habla un
lenguaje surrealista: propone evitar los nacimientos en estas tierras libres: opina que
faltan capitales en países donde los capitales sobran pero se desperdician; denomina
ayuda a la ortopedia deformante de los empréstitos y al drenaje de las riquezas que
las inversiones extranjeras provocan; convoca a los latifundistas a realizar la reforma
agraria y a la oligarquía a poner en práctica la justicia social".

Con Rebeca llega una enfermedad a Macondo, que primero le quita el sueño a la
gente y luego la hace olvidar (tercer capítulo). El hecho de que Rebeca traiga el olvido
no es casual, porque el sufrimiento de ella la lleva a buscar olvidar lo que le pasó.
Pudiera ser que el autor este señalando una actitud común de los latinoamericanos de
tratar de olvidar el sufrimiento pasado cuando en realidad, tal como dice Sartre: “el
hombre será, ante todo, lo que habrá proyectado ser”.

Según García Márquez, este olvido puede ser muy dañino, opinión que da a conocer
cuando lo nombra como el “olvido de la muerte”. Es importante también el hecho de
que Rebeca es una extranjera en Macondo, y esta situación nos lleva a pensar en el
hecho de que el olvido es inducido en Latinoamérica por gente ajena al continente.
Esta enfermedad fue curada finalmente por Melquíades. En este caso, la sabiduría de
Melquíades se impuso frente al olvido. Nuevamente, un llamado de atención del autor
a la sociedad, en este caso a revalorizar la sabiduría de aquellos de mayor edad.

Como se dijo anteriormente, Úrsula es quien desea que la familia mantenga siempre
su identidad presente y que recuerden quiénes son. Por eso, cuando su marido José
Arcadio Buendía se enferma, es ella quien lo ata a un castaño (capítulo cuarto). Al
analizar esta actitud, se unen lo que es este hombre, el fundador de Macondo, con lo
que representa un árbol con sus raíces, el origen de un Pueblo. Entonces, lo que se
quiere preservar es la identidad de Macondo, la historia de este pueblo.

Hay un hecho que define casi en su totalidad la condición de Úrsula. Ella, cuando ya
era muy mayor, se queda ciega. Sin embargo, puede “ver” más que los demás de la
casa, ya que ninguno de ellos se da cuenta de su condición de no vidente.

“Empezó a cometer errores, tratando de ver con los ojos las cosas que la intuición le
permitía ver con mayor claridad”.

Se daba cuenta de que las características de los Aurelianos, retraídos pero de


mentalidad lúcida, y de los Arcadios, impulsivos y emprendedores pero marcados por
un signo trágico, se repetían de manera inversa en los niños, y que por lo tanto había
habido un error que los llevó a cambiarse los nombres. Se puede entender este
cambio de nombres como un “olvidarse de la propia identidad”, y se cae de nuevo en
el olvido del pasado y de las raíces, porque en realidad el tiempo cíclico muestra en
esta parte del relato una relación estrecha con los antepasados, que no es respetada
por los más jóvenes.

Gabriel García Márquez destaca muchas veces en esta novela los ataques autoritarios
que sufre en reiteradas oportunidades Latinoamérica, representada por Macondo, y
que pueden llegar a asumirse como parte de su identidad, de una constante
interminable y casi continua. Un primer elemento en la obra que revela esta condición
hace alusión a un hecho histórico como pudo ser la conquista española del continente
americano. Este suceso puede tener, según el punto de vista de la persona que lo
analice, distintas interpretaciones. Hay quienes lo ven como una masacre durante la
cual se asesinó a miles, sino millones, de americanos nativos, con una cultura propia
muy avanzada, y que en sus costumbres no se hallaban antecedentes guerreros de
índole tal. Por otro lado, una visión más positiva de la llegada de los españoles a
América y de todo el proceso que la sucedió es ver el resultado final de esa unión de
culturas que dio como origen la actual cultura latinoamericana, con elementos tanto
nativos como europeos, pero distinta de las originarios. Se puede ubicar al autor de
Cien años de soledad más cerca de la primera postura.

La situación descripta por García Márquez tiene lugar casi en los comienzos de
Macondo, en una expedición liderada por José Arcadio Buendía en busca del mar.
Encuentra este hombre un galeón abandonado tierra adentro, lejos de la orilla del mar.
El galeón está representando a los barcos con los cuales llegaron los españoles a
tierra americana. Como no es común que un barco abandonado esté en tierra firme, se
lo puede considerar como un hecho importante en cuanto al significado simbólico de
este suceso. Los españoles al llegar se “metieron tierra adentro”. O sea, no se
quedaron en su lugar, con los barcos en el mar, sino que decidieron incursionar en
donde no correspondía. Esto lleva a pensar en cómo los conquistadores quisieron
imponer lo que no era del lugar, como se da a entender con un barco en el medio del
campo. No hay un punto de vista tan sanguinario por parte del autor en esta parte de
la novela con respecto al autoritarismo, pero es muy importante la relación entre las
raíces y lo ajeno que es impuesto por la fuerza, ya que a los aborígenes son obligados
a aceptar lo que se les dice y se les hace. Es una premisa muy importante sobre cómo
será la historia de Macondo más adelante.

Con el corregidor que llega a Macondo, Apolinar Moscote (capítulo número tres),
llegan también las imposiciones de tipo autoritarias y con poco sentido en un pueblo
tan chico. La primera imposición que se hace es pintar todas las casas de azul. Más
allá del significado político de la disposición, nuevamente en este momento alguien de
afuera quiere quitarle a los del lugar su poder de decisión y obligarlos a resignarse y
obedecer. Esto lo podemos relacionar perfectamente con una frase de Jean Paul
Sartre que dice: “…al querer la libertad descubrimos que depende enteramente de la
libertad de los otros, y que la libertad de los otros depende de la nuestra”.

Hay una aplicación de la fuerza también, que destaca la índole autoritaria del hecho.
Se está mostrando también cómo los más poderosos hacen uso indebido de sus
facultades para provecho propio. Galeano sostiene que “Incorporadas desde siempre
a la constelación del poder imperialista, nuestras clases dominantes no tienen el
menor interés en averiguar si el patriotismo podría resultar más rentable que la traición
o si la mendicidad es la única forma posible de la política internacional”.

Otra frase de Galeano que nos parece clave para explicar esto es: “Se hipoteca la
soberanía porque “no hay otro camino”, las coartadas de la oligarquía confunden
interesadamente la impotencia de una clase social con el presunto vacío de destino de
cada nación”. Esto se fundamenta también cuando más adelante, el coronel Aureliano
Buendía se va del pueblo y Arcadio, su hijo, rige en Macondo de manera despiadada,
fusilando gente sin razones convincentes y manejando a los demás para que estén
siempre a su disposición (sexto capítulo). Aunque se repite la historia, que es uno de
los puntos que se destacó al principio de este análisis, no es exactamente igual. En
realidad, se está haciendo hincapié en otro tipo de autoritarismo, uno que viene desde
adentro, desde la lucha interna que lleva a que los poderosos gobiernen y abusen de
ello. En América Latina hubo en el siglo XX gran cantidad de gobiernos
antidemocráticos, establecidos por la fuerza, y que no respetan los derechos
humanos. Se podría decir también que García Márquez está mostrando una actitud de
olvido frente a su origen por parte de Arcadio, que representa en este caso a todos los
gobiernos antidemocráticos de América Latina.
Una última señal de autoritarismo en Macondo está dada por un hecho en el que
predomina la violencia. En tiempos de la empresa bananera, una protesta de la gente
desemboca en un fusilamiento masivo (capítulo número quince). Como sucedió
muchas veces en América Latina, la gente es asesinada despiadadamente. Esta vez
son aquellos que no pertenecen a Macondo que matan a toda esta gente. Hasta este
momento, es una situación muy similar a la que se vivió en el pueblo con el corregidor,
salvo por el final sangriento. Sin embargo, esta masacre posee dos etapas: la del
fusilamiento en sí mismo y la del olvido. Esta última se da cuando se borra toda la
evidencia de este acto atroz y la gente del pueblo se olvida completamente de él. Se
puede comparar este hecho con las dictaduras que ocurrieron en los países de
América Latina y que fueron en su mayoría a partir de la década de los ´70. Podemos
relacionar esto con otra frase que Galeano dice: “Las dictaduras adictas a Washington
fundan en las cárceles el estado de derecha y prohíben las huelgas y aniquilan los
sindicatos para proteger la libertad del trabajo”.

Otra cita a Cien años de soledad nos viene muy bien para poder representar nuestra
teoría:

“…En tres cocinas donde se detuvo José Arcadio Segundo antes de llegar a la casa le
dijeron lo mismo: No hubo muertos. Pasó por la plazoleta de la estación, y vio las
mesas de fritangas amontonadas una encime de la otra, y tampoco allí se encontró
rastro alguno de la masacre”.

Por un lado, el autor de la novela muestra con qué facilidad la gente de América Latina
olvida su historia y su sufrimiento. Pero además, se hace una crítica social hacia la
indecisión pasiva de la gente que acepta ese tipo de actos y que hasta a veces ofrece
un indulto no correspondido. Podemos relacionar esto con una frase de Sartre:
“Cuando decimos que el hombre se elige, entendemos que cada uno de nosotros se
elige, pero también queremos decir con esto que, al elegirse, elige a todos los
hombres. En efecto, no hay ninguno de nuestros actos que, al crear al hombre que
queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal como
consideramos que debe ser”.

Se puede decir, entonces, que los ataques autoritarios atentan contra la idiosincrasia
de un pueblo y contra su esencia, y que es justamente esto lo que García Márquez
quiere mostrar. Además, la repetición constante de los mismos le quita aspiraciones al
pueblo y lleva a los gobernantes a hacer coincidir sus estrategias de gobierno con sus
intereses personales y no con los intereses de la gente, ya que se olvida, como se dijo
antes, de sus raíces. Por otro lado, las imposiciones del extranjero, no sólo en política,
sino con elementos sociales, hacen que las personas olviden su historia, como le pasó
a aquellos que no pudieron recordar la masacre, y no pueden aprender de sus errores,
sino que acepten resignados lo que dicen los demás. Sastre dice: “Esto significa que
el hombre que se compromete y que se da cuenta de que es no sólo el que elige ser,
sino también un legislador, que elige al mismo tiempo que a sí mismo a la humanidad
entera, no puede escapar al sentimiento de su total y profunda responsabilidad”.
Conclusión

“Cien años de soledad” no debe ser visto sólo como un libro de ficción, sino también
como un reflejo de la realidad desde el punto de vista del autor. Cada elemento que
fue analizado encaja en la historia del continente, en su identidad, y es parte de las
personas que lo constituyen.

De la misma manera que Aureliano Babilonia y Amaranta Úrsula olvidaron lo que


aterrorizaba a sus antepasados, nosotros nos olvidamos de nuestra verdadera
identidad. Como dice Arturo Jauretche: “los problemas no hay que solucionarlos
eliminando las raíces e imponiendo un modelo nuevo que venga de países del Primer
Mundo, sino que es necesario buscar una solución coherente a nuestra forma de ser”
Debemos recordar quiénes somos, para poder mejorar desde nuestro lugar la
situación vivida.

Creemos que lo que García Márquez pide a todos los lectores es memoria para no
olvidar lo que sucedió y fuerza para que no vuelva a suceder. Son los dos factores que
están ausentes en la historia de los Buendía, salvo por algunos personajes, y que ello
hace que caigan en la decadencia, que vivan en una sociedad autoritaria y sin respeto
por los derechos humanos, vacíos de valor espiritual. En el papel de Úrsula se ve la
importancia que Gabriel García Márquez les confiere a los mayores para poder ver la
historia y recordar la esencia del Pueblo. Actualmente, los ancianos son despreciados
y maltratados por no ser productivos para un sistema y una sociedad que considera
como máximos valores los bienes materiales y el poder.

Es muy interesante relacionar la frase de Galeano: “La lluvia que irriga a los centros
de poder imperialista ahoga a los vastos suburbios del sistema” con un hecho previo a
la destrucción final de Macondo, que es la lluvia que duró cuatro años y que promovió
la devastación de Macondo.

Muchas veces se tiene la visión errada de América Latina como un continente


destinado a la dependencia. Es penoso pensar que nosotros mismos tenemos esta
idea, y nos resignamos a aceptar las disposiciones que países más poderosos hacen
sobre nuestro destino. Según García Marquez: “Es comprensible que insistan en
medirnos con la misma vara con que se miden a si mismos sin recordar que los
estragos de la vida no son iguales para todos y que la búsqueda de la identidad propia
es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos. La interpretación de
nuestra realidad con esquema ajenos solo contribuyen a sernos cada vez más
desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios”.

Luego de haber realizado este trabajo, creemos que lo que el autor nos quiere señalar
con referencia a este punto es que lo de afuera puede parecer mejor, pero que
muchas veces lo que se busca es que olvidemos quiénes somos para poder conseguir
algo más de este continente que aún después de haber sido explotado y desvastado
tanto desde fuera como desde dentro, tiene mucho por ofrecer. “El sistema habla un
lenguaje surrealista: propone evitar los nacimientos en estas tierras libres: opina que
faltan capitales en países donde los capitales sobran pero se desperdician”. No es
éste un reclamo de García Márquez para cortar relaciones con el exterior, sino que es
más bien una especie de advertencia para valorar más lo propio. La única forma de
saber hacia dónde vamos es recordar de dónde venimos. Sin esto, a lo único que se
llega es a un pueblo hecho de espejos, vacío, frágil. “La historia es un profeta con la
mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será”. Y
agregamos, como sostiene Sastre, que “el destino del hombre está en él mismo; ni
como una tentativa para descorazonar al hombre alejándole de la acción, puesto que
le dice que sólo hay esperanza en su acción, y que la única cosa que permite vivir al
hombre es el acto Esto no significa que la quiera en abstracto. Quiere decir
simplemente que los actos de los hombres de buena fe tienen como última
significación la búsqueda de la libertad como tal”.

La solidaridad con los países que comparten nuestra cultura latinoamericana nos
ayuda a no cometer errores del pasado y a no pasar a ser “colonias culturales” de
países extranjeros. A nuestro parecer, sería muy útil para nuestra sociedad argentina
empezar a tomar en cuenta los valores recomendados por García Márquez para
mejorar y progresar. Tal como dice el autor en su ensayo “…los inventores de fábulas
que todo lo creemos nos sentimos con el derecho a creer que todavía no es
demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y
arrasadora utopía de la vida donde nadie puede decidir por otros hasta la forma de
morir donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad y donde las estirpes
condenada a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda
oportunidad sobre la tierra”.
Bibliografía

- GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel. Cien años de soledad. Buenos Aires.


Sudamericana. 1972.

- GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel. La soledad de América Latina. Discurso de


aceptación del Premio Nóbel de Literatura 1982.

- GALEANO, Eduardo H.. Las venas abiertas de América Latina. Buenos Aires.
Siglo XXI. 1994.

- SARTRE, Jean-Paul. El existencialismo es un humanismo. Buenos Aires.


Huascar. 1972.

You might also like