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PATRONATO COMISARIOS:
Aramis Enrique López Juan
PRESIDENTE: José Luis Martínez Meseguer
D. SALVADOR ORDÓÑEZ DELGADO
Rector Magnífico de la Universidad de Alicante
DISEÑO DEL MONTAJE:
VICEPRESIDENTES: Bernabé Gómez Moreno
D. JOSÉ CARLOS ROVIRA SOLER José David Alpañez Serrano
Excmo. Sr. Vicerrector de Extensión Universitaria
D. ANTONIO RAMOS HIDALGO
Director del Museo de la Universidad de Alicante CATÁLOGO
Traducciones
Catalán | inglés
Exposición
Sumergidos
Agonía interior
Javier Hernando Carrasco
La perturbación como metáfora
David Alpañez Serrano
Fragmentos de la experiencia
Roberto Castrillo Soto
Abriendo las ventanas
Fernando Francés García
índice
Dos mil quinientos años sólo han servido para que intentemos, aún sin éxito, com-
prender que la naturaleza no es imitable. Que la visión de un artista debe perder cual-
quier prejuicio colateral.
primas desde las que el artista construye una copia, réplica o crítica social. Hay quien
busca, con torpeza anacrónica, reinventar la naturaleza, representar la realidad a través
de múltiples filtros que ocultan ingenuamente el conjunto de saberse no-creador, bus-
car en la órbita lingüística o en la semiótica respuestas racionales y empíricas a hechos
que sólo se pueden explicar desde el interior de cada cual.
Unos y otros posiblemente consiguen a lo largo del maratón con obstáculos que suele
ser la vida de un artista, alcanzar ciertas cotas de satisfacción espiritual. Algunos llegan
a conseguir retos concretos como el aprendiz a Mesías de Ilusiones cuando logró que una
pluma no se plegase a las leyes de la gravedad. Pero aun tales situaciones están lejos de
conseguir que un junco nazca en un lienzo.
Este misterio sólo está reservado a ciertos visionarios. Lidó Rico es uno de ellos. Sus
objetos encontrados, son semillas; sus fotos, los tallos, sus dedos y manos, el agua; sus
bombillas, la imaginación; sus personajes ingrávidos en escenas oníricas, los juncos.
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propio artista, su presencia en las obras no siempre
se ha manifestado explícitamente. Una proyección
del universo personal que en los últimos años ha
derivado en la multiplicación de poéticas individua-
les en las que los artistas muestran sus posturas ante
su entorno psíquico y social, vital y profesional. El
artista abandona el ámbito de la representación de
lo externo convirtiendo su trabajo en una prolon-
gación de su existencia, ante la que puede reaccio-
nar con un talante tanto distanciado o irónico como
apasionado y vehemente. Actitudes diferentes ante
la vida y el arte, pero tras las que subyace un deseo
de tamizar las obras de un carácter subjetivo, vin-
culando dialécticamente la realidad observada con
la vivida pero, en todo caso, haciendo que la pre-
sencia de ésta imprima sus huellas sobre lo empíri-
co.
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Sumergidos | Lidó Rico
que el artista obliga al espectador a excavar en el inte- a la obra sino que se mete plenamente en ella. Cada Pero el cuerpo resultante es un cuerpo fragmentado, despedazado por los
rior de lo allí acaecido, a indagar en la pulsión de su acto creativo adquiere un cierto tono ritual, como un efectos de esa realidad inevitable. No hay escapatoria. El artista contem-
génesis. Un rastreo hacia el desarrollo del proceso bautismo por inmersión. Actos que permanecen en el poráneo renuncia a las pretensiones de fundar nuevos absolutos. Esto nos
creativo que ha dado forma a esa cotidianeidad ámbito de lo privado, en el marco de la relación ínti- conduce a ese segundo nivel de proyección de las obras: su relación con
extrañada. Las obras se proyectan así en dos direc- ma que establecen el artista y su obra. El resultado el entorno. Si las categorías estéticas clásicas, esto es la belleza, pero tam-
ciones: el proceso creativo y la realidad exterior, dos son las huellas de este diálogo. Una relación en per- bién lo sublime o lo pintoresco, siempre aludían a una relación positiva
ámbitos ante los cuales las obras actúan como signos manente conflicto. El taller, el molde son para Lidó con la obra, era porque desde éstas se establecía una relación de armonía
de la relación que el artista establece con cada una de Rico un metafórico campo de batalla en el que se con el mundo. El placer es un placer positivo, incluso en lo sublime, pues
ellos. En el caso de Lidó Rico perfilan un recorrido imprimen las huellas del desasosiego de la existencia la distancia requerida siempre ponía al espectador en una posición de
sin solución de continuidad. cotidiana, el cerco donde se libran los combates de las seguridad. Pero ahora la distancia se ha suprimido completamente, lo físi-
contradicciones. Es el lugar en el que brota lo repri- co actúa sin mediaciones desarmando al espectador de refugios contem-
El proceso de concepción y ejecución de las piezas mido, lo oculto en el cerco cotidiano del hábitat. En plativos. La negatividad es reclamada por lo artístico como respuesta al
no es para Lidó Rico una fase que antecede a la pieza lo físico no hay representaciones ideales, cánones o simulacro de lo real. Si en la realidad es la ficción la que anula la comuni-
final sino que en su trabajo ambos momentos se medidas. Todo es desnudez, testimonio directo de un cación y la experiencia de lo real, Lidó Rico acude a la realidad descar-
identifican. La distancia entre la obra y el autor se proceso creativo emanado de la angustia. En este nada para incitar a esa vivencia desaparecida en la sociedad del espectá-
anula totalmente. No hay modelos ni montajes. El microcosmos existencial no tiene cabida el simulacro culo. A partir de estos fragmentos de la experiencia va configurando espa-
artista es su propio modelo, es él quien físicamente se de lo real que se expande por sus márgenes. Con una cios depositarios de los restos de su trabajo creativo, de su desgarrada
plasma en la obra pero no mediante el modelado del obra autobiográfica sin complacencias, el artista mirada del mundo.
cuerpo con las manos, sino introduciéndose física- manifiesta mediante sus esculturas, que son continui-
mente en el molde de la escultura. El vocabulario de dad de su cuerpo y sus pasiones, un desasosiego vital
la vista y las manos deja paso al lenguaje total y direc- en el que todas las vivencias se van acumulando no
to de lo corpóreo donde lo físico habla por sí mismo sólo en su mente, sino también sobre su entorno.
sin ningún intermediario. El artista no trabaja frente
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La expresividad de la materia y del proceso técnico
En el estudio del trabajo de Lidó Rico no se debe
obviar el proceso técnico. Las piezas son fruto de
inmersiones de partes de su cuerpo en recipientes lle-
nos de escayola fresca. Esta acción le permite formar
un molde que posteriormente se rellena con resina de
poliéster. Para obtener piezas de diferentes colores
añade tintes a la resina antes de verterla. Cuando el
material fragua se rescata la pieza de la escayola.
Ocasionalmente el molde puede ser de cera o silicona.
Una vez que se obtienen la esculturas en bruto llega el
momento de lijarlas. Además de limar impurezas y
disimular pequeñas grietas y poros, este proceso per-
mite definir los detalles de la escultura y obtener una
textura fina. El último paso consiste en untar con acei-
te las piezas, lo que les otorga un aspecto brillante.
La heterodoxia tanto de los materiales como de la rea-
lización refuerzan la intensidad dramática de la obra.
Al igual que en el Action Painting, donde el gesto de
pintar se considera parte integrante y fundamental de
la obra, la inmersión de Lidó Rico en escayola es una
pieza artística por ser un acto cargado de esfuerzo,
expresividad y emoción.
Sumergidos es el título de la exposición propuesta
Pese al control técnico que demuestra Lidó Rico en
para el Museo de la Universidad de Alicante (MUA)
La creación artística de los últimos años de Lidó su obra, el proceso creativo y los materiales utilizados
por el doble motivo de ser obras realizadas gracias
Rico se define por la sorpresa, el dramatismo y la tienden a expresarse por sí mismos. El trabajo de lija
a moldes obtenidos al introducir partes de su cuer-
ironía. Pero estos aspectos tan solo son el medio suele atenuar los desmanes del molde y de la resina.
po en escayola y porque los personajes están inmer-
para trascender hacia una lectura superior. Su obra Pero, en ocasiones, aprovecha estos desmanes mante-
sos en sus miedos, reflexiones y obsesiones.
tiene un compromiso con la universalidad a través niéndolos en el resultado final de la obra. En La
Sumergidos supone un paso más en el análisis de los
de la metáfora. Las escenas de tortura, crueldad, Biblioteca de la Felicidad, uno de los personajes lleva un
comportamientos humanos. Si en exposiciones
desesperación, muerte y desasosiego son alegorías gorro de baño. Se trata del gorro que utiliza Lidó para
como The Sowerfighters (Murcia, 1999) los personajes
de una sociedad agónica. Las esculturas de resina se protegerse el pelo cuando se sumerge. Normalmente
se infringían daños en escenas teatrales donde el
transforman en iconos de los comportamientos apenas queda definido pero, en esta ocasión, aparece
dolor y la muerte se mostraban de forma explícita a
humanos; las máscaras, la multiplicidad de rostros o nítido en la escultura. El caso de la figura de La
través del sentimiento de culpabilidad de los tortu-
los personajes sin cara son símbolos de la hipo- Señorita de las Cuentas es más sorprendente, ya que es la
radores, asesinatos y suplicios, en esta muestra los
cresía, la complejidad de la mente y la falta de per- única que tiene los ojos abiertos. El efecto es casual,
gestos de terror y desesperación vienen motivados
sonalidad. En todo esto la ironía ocupa un papel ya que dos poros horadan el material dibujando per-
por la angustia existencial y las obsesiones que
fundamental ya que atenúa la agresividad, lo que fectamente las pupilas. En estos casos el azar es fun-
corroen sus almas.
permite que el espectador reflexione sobre la exis- damental para la sensación de desasosiego.
tencia humana.
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Recursos barrocos al servicio de la creación contemporánea
tal y física a la que se ven sometidos los personajes. escultura. diferentes colores. Por lo general,
Por ejemplo, en La Biblioteca de la Felicidad, Los Voyeurs En Muchacho con Martillo y El Gran Banquete, el barreño las piezas son monocromas y pre-
y Autorretratos con Caja Roja Lidó Rico ha resuelto la ubicado en el suelo del que emerge una cabeza pro- dominan las blancas y grises oscuras
composición en diagonal, lo que intensifica el dina- voca la interferencia del arte en la esfera del visitante. (color fillite), aunque también las
mismo de las escenas. En Los Voyeurs la atracción La mesa del televisor de Los Voyeurs y los pupitres del realiza en colores vivos como ama-
hacia la televisión de los personajes provoca la defor- escalón inferior de The Factory están, al mismo tiem- rillos, verdes, naranjas o rosas. En
mación del rostro acentuando la ilusión de movi- po, anclados en el muro y apoyados en el suelo, por este camino la obra más llamativa es
miento. lo que funcionan como nexo. Frutas del Bosque. Las máscaras de
Asimismo, la gran mayoría de las figuras han sido En la escultura barroca era habitual vestir a las imá- transparencia rosada que el perso-
captadas en plena acción aunque algunas destacan genes, añadirle postizos como ojos de cristal o pelo naje fabrica como si de vidrio se tra-
por encima de las demás: En The Factory un persona- natural e incorporar objetos reales a las obras. Lidó tara producen el efecto de ser
je está manipulando esferas y una de ellas queda con- Rico no es ajeno a la utilización del objeto como aromáticas e incluso comestibles. El
gelada en mitad de la caída. Sin embargo, la pieza más puente entre arte y espectador. El telescopio de pequeño matraz recuerda las obras
contundente en este sentido es L`Homme Oiseaux, Eclipse o la caja fuerte de La Señorita de las Cuentas son de principios de los noventa donde
donde una figura se levanta la tapa de los sesos y la elementos exentos del muro, contemplados o utiliza- Lidó Rico introducía dedos de resi-
masa encefálica sale despedida. La magia de Lidó dos por las figuras. Pero la televisión de Los Voyeurs y na en frágiles recipientes de cristal.
Rico consiste en congelar el instante para transfor- la caja fuerte de Autorretratos con Caja Roja al quedar En Imposición y El Gran Banquete
marlo en eterno. empotrados en el muro consiguen una relación más Proceso
combina con sumo equilibrio el
Si bien es cierto que el recurso del recargamiento no poderosa entre el espacio de la escultura y el del amarillo y el fillite. En la primera, las
es el más utilizado en la creación de Lidó Rico, se espectador. máscaras amarillas se superponen al
pueden señalar algunos ejemplos. La aglomeración de fillite, y los colores quedan perfecta-
cabezas que se dirigen hacia la televisión en Los mente fundidos gracias al trabajo de
Voyeurs o las cuatro filas de máscaras de La Biblioteca lija. En la segunda, sobre el gris
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En la obra de Lidó Rico hay algo inaprensible, más
profundo e intenso, algo que se impone al espíritu
sin pasar por el filtro de la razón. Hay piezas des-
concertantes que pueden llegar a obsesionar. La
agresividad, el desasosiego y la angustia se trasladan
inapreciablemente hasta el espectador: al llegar a este
estado siente realmente la fuerza de sus esculturas.
Los visitantes navegan en el laberinto de la exposi-
ción hipnotizados por los cantos de sirena. La atrac-
ción de la obra de Lidó Rico arrastra a los nuevos
Ulises hacia las rocas de la perturbación.
La ironía de la crueldad
oscuro resalta el amarillo de la cabeza que está siendo
devorada y del líquido que contiene el barreño.
Entre las concesiones estéticas que surgen de la vio-
Sumergidos | Lidó Rico
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A lo largo de los años sesenta y setenta dos de los Barbara Kruger en una de sus obras. Las nuevas
máximos representantes del arte comprometido en enfermedades, los debates sobre la identidad sexual o
España: Rafael Canogar y Juan Genovés, realiza- étnica, la ambigüedad del cybor, por citar sólo algu-
ron numerosísimas obras a medio camino entre la nos de los problemas que nos acosan en este tiempo,
pintura y la escultura —de hecho la crítica de la época se dirimen en efecto sobre el cuerpo. Por eso el cuer-
acuñó la expresión escultopintura para definirlas—. po se ha convertido para muchos artistas en algo más
Consistían en figuras tridimensionales que salían lite- que un soporte sobre el que desarrollar su discurso;
ralmente de un lienzo, que avanzaban hacia adelante se ha convertido, por ejemplo en Orlan, en un tejido
hasta que en un momento determinado quedaban de transformación. El cuerpo artístico invade y
congeladas. Así, y en función de la posición habida en suplanta al cuerpo real.
el instante de la detención de su avance, se convertían Valga este prólogo para situar el trabajo de Lidó
en bajos, medios o altorrelieves. Formas invariable- Rico, un artista que también centra en el cuerpo,
mente negras, sin apenas definición de sus rostros, como icono pero también como soporte, su acción
que en su anticipación al soporte pictórico, en su creadora. En efecto, su propio cuerpo constituye la
huída de aquél —otro espacio de profunda oscuri- materia icónica de sus creaciones al utilizarlo como
dad—, simbolizaban el pavor generado por la repre- molde de las mismas. Desde este punto de vista, su
sión franquista. Casi siempre los sentimientos de trabajo, al convertirse en una permanente reproduc-
desesperación se evidenciaban a través de la gestuali- ción de sus formas corporales, podría conducirnos a
dad corporal, en especial de los brazos que, lanzados pensar que se trata de un ejercicio personal, casi nar-
hacia adelante, expresaban con absoluta evidencia, cisista. Sin embargo, los resultados de aquél los aleja
como las Magdalenas de los pintores del Trecento ita- inequívocamente de tal posición. Porque Lidó Rico
liano, el pavor y la ira desatada en aquellas situaciones. se sirve de su cuerpo para expresar estados de dolor,
El cuerpo humano exteriorizaba por tanto el senti- de angustia, que además no se refieren a sí mismo,
miento de temor. sino a un sujeto genérico: el hombre de nuestros días.
El final de la dictadura parecía propiciar el final del Hay, por tanto, una complicidad con el entorno, o
cuerpo torturado. Lo sería en razón del nuevo orden sea, un compromiso como el que adquirieran los
político. Sin embargo, el cuerpo recuperará su prota- artistas del franquismo, si bien las circunstancias de
gonismo en las últimas décadas del siglo al convertir- esta época, tan diferentes, imponen discursos distin-
se en el lugar donde se dirimen algunas de las princi- tos. Ya no se trata de evidenciar las conductas abier-
pales amenazas que acosan al hombre de nuestros tamente represivas del poder sino el estado de desin-
días. “Tu cuerpo es un campo de batalla”, sentenció tegración que acoge al individuo en esta sociedad
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