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99 formas de desaparecer en una curva, Ramón Quenó

Ediciones Por Peteneras. Barcelona, 2008.

Por Raúl del Valle

Las leyendas urbanas no son sino muestras de literatura germinal, embrionaria, seminal
incluso; un paso previo a la literatura oral; emergencias narrativas que aún no han
llegado a reconocerse como tales; jirones de ficción a los que les cuesta desprenderse de
ese envoltorio semiótico que la gente considera la realidad.

Porque sí, a estas alturas ya se sabe que, eso que llamamos realidad, no es más que una
ficción involuntariamente consensuada, el mundo todo una construcción verbal, un
artificio del cerebro que necesita crear estabilidades para desenvolverse con eficiencia.
Pero lo cierto es que la gente –así, a lo bruto, al por mayor- sigue considerando que el
mundo existe independientemente de que nosotros lo verbalicemos, que las cosas
sucedieron tal y como ellos recuerdan que lo hicieron, que las historias pueden ser más
o menos verídicas, que la objetividad –la verdad- es un atributo alcanzable.

Una de las premisas que debe cumplir toda leyenda urbana es su indiscutible veracidad.
Quien la cuenta siempre conoce a alguien o sabe de alguien que ha sido testigo
presencial de lo que se cuenta, confiando toda la fuerza de la historia a su condición de
hecho cierto, de suceso empíricamente ocurrido.

Quizá la primera leyenda urbana con la que entré en contacto fue la de la joven de la
curva. El argumento es bien sabido: una joven hace autostop en una carretera poco
transitada y peor iluminada –a veces en camisón, otras vestida de novia-. Es de noche o
directamente de madrugada. Alguien se detiene en el arcén –un matrimonio maduro, un
conductor solitario, dos amigos borrachos- y la chica sube al coche. Al acercarse a una
curva concreta, por lo general a poca distancia del lugar en el que estaba detenida, la
chica dice: Ten cuidado, en esta curva me maté yo, y desaparece como por arte de
magia.

99 formas de desaparecer en una curva. El libro, firmado por Ramón Quenó, lo


compone una secuencia de noventa y nueve fragmentos encabezados por un número
romano, noventa y nueve fragmentos desnudos cada uno de los cuales supone una
nueva variación en torno a la historia de la joven de la curva. Un lector ingenuo pudiera
pensar que se trata de algo así como una antología, una colección de las distintas formas
que ha ido adquiriendo la leyenda en los diferentes lugares en los que ha echado raíces.
Desde ese punto de vista se echa de menos el apunte geográfico, la información
referente al lugar donde el autor del libro –a quien se pudiera imaginar como un
etnólogo recopilando antiguas leyendas incas en lo más recóndito del Ande- ha recogido
aquella variante concreta.

Pero la ingenuidad no es una buena guía de lectura, el libro es una obra de ficción, un
ejercicio de estilo, el trabajo de alguien que se ha lanzado a imaginar, plasmándolas por
escrito, las casi cien variantes de la leyenda que recoge el volumen. En una de ellas –
quizá la más previsible-, el conductor, justo al escuchar las primeras palabras de la
chica, despierta en su cama y resulta que todo ha sido un sueño. En otra el conductor –
que es un camionero y conoce la historia-, detiene su vehículo antes de llegar a la curva
de marras y viola brutalmente a la chica mientras le pregunta una y otra vez: ¿Y ahora
por qué no desapareces?. En otra más –ligera variante de la anterior-, la chica, cuando
el camionero detiene el vehículo, previendo la agresión, le empieza a contar un cuento
hasta que consigue que el camionero se quede profundamente dormido y pasan mil y
una noches aparcados en el arcén, a pocos metros de la curva.

Quizá la más curiosa sea una en la que la chica es en realidad una adolescente que
quiere saber si es cierto eso de que, cuando uno recibe un susto lo suficientemente
terrorífico, el pelo se le vuelve blanco de repente, y, para comprobarlo, se planta los
sábados por la noche al borde de la carretera, vestida con su mejor pijama y con el
pulgar extendido, a la espera de que alguien la recoja. Pasan pocos coches y los que
pasan nunca paran, así que, la noche que uno se detiene en el arcén, la chica no puede
evitar sentir un hormigueo de emoción mientras se dirige hacia el coche, se asoma a la
ventanilla y se sienta en el interior después de haber comprobado que el conductor, que
va solo, no tiene ya el pelo blanco. En la próxima curva se lo digo, piensa la chica
mientras se le acelera el pulso; pero, justo en ese instante, el conductor se la queda
mirando con fijeza, le dice que en esa curva se mató él y desaparece. El texto no
especifica si a la chica se le llenó o no el pelo de canas.

Ahora que la postmodernidad ha desmontado el mito del original, esta obra es un claro
ejemplo de la conocida tesis de Deleuze: sólo a través de la repetición emerge la
diferencia.
Actividades:
1ª.- Completa la tabla de verbos que va a continuación.

Verbo Infinitivo Conjugación Modo

Escribe

Recordéis

Mirad

Sabré

Hubiere ido

Vengáis

Soy

Escribíamos

Pintaré

Anduve

Quepo

He venido

Haya navegado

Partiese

Cogeréis

Habían dirigido

Mintieron

Hubiere nadado
Verbo Infinitivo Conjugación Modo Escribe Escribir Tercera Indicativo
Recordéis Recordar Primera Subjuntivo Mirad Mirar Primera Imperativo
Sabré Saber Segunda Indicativo Hubiere ido Ir Tercera Subjuntivo Vengáis
Venir Tercera Subjuntivo Soy Ser Segunda Indicativo Escribíamos Escribir
Tercera Indicativo Pintaré Pintar Primera Indicativo Anduve Andar Primera
Indicativo Quepo Caber Segunda Indicativo He venido Venir Tercera
Indicativo Haya navegado Navegar Primera Subjuntivo Partiese Partir
Tercera Subjuntivo Cogeréis Coger Segunda Indicativo Habían dirigido Dirigir
Tercera Indicativo Mintieron Mentir Tercera Indicativo Hubiere nadado Nadar
Primera Subjuntivo

3ª.- Escribe el verbo de cada oración y el tiempo al que corresponde.

El peregrino compró un canario.

Juan se ha comprado unos zapatos.

Celia ya había comprado el periódico.

Mañana comprará mi hermano el pan.

Él siempre compra los sábados.

¡Cuántas cosas compraría el niño!

Por las mañanas se compraba un bocadillo.

Al mediodía ya habrá comprado todo.

El peregrino compró un canario. compró Pretérito perfecto simple Juan se ha


comprado unos zapatos. ha comprado Pretérito perfecto compuesto Celia ya
había comprado el periódico. había comprado Pretérito pluscuamperfecto
Mañana comprará mi hermano el pan. comprará Futuro Él siempre compra los
sábados. compra Presente ¡Cuántas cosas compraría el niño! compraría
Condicional Por las mañanas se compraba un bocadillo. compraba Pretérito
imperfecto Al mediodía ya habrá comprado todo. habrá comprado Futuro
perfecto
5ª.- Escribe los nombres de los tiempos a los que pertenecen las siguientes formas verbales.

Formas Tiempos Verbos

elegiré, elegirás, elegirá

estaría, estarías, estaría

hago, haces, hace

iba, ibas, iba

anda tú, ande él

cupe, cupiste, cupo

colgare, colgares, colgare

conduje, condujiste, condujo

sea, seas, sea

veré, verás, verá

sé, sabes, sabe

traiga, traigas, traiga

vaya, vayas, vaya

Formas Tiempos Verbos elegiré, elegirás, elegirá Futuro de indicativo Elegir


estaría, estarías, estaría Condicional Estar hago, haces, hace Presente de
indicativo Hacer iba, ibas, iba Pretérito imperfecto de indicativo Ir anda tú,
ande él Presente de imperativo Andar cupe, cupiste, cupo Pretérito perfecto
simple Caber colgare, colgares, colgare Futuro de subjuntivo Colgar conduje,
condujiste, condujo Pretérito perfecto simple Conducir sea, seas, sea Presente
de subjuntivo Ser veré, verás, verá Futuro de indicativo Ver sé, sabes, sabe
Presente de indicativo Saber traiga, traigas, traiga Presente de subjuntivo
Traer vaya, vayas, vaya Presente de subjuntivo Ir
Comprensión auditiva (http://www.ver-taal.com/gramatica.htm)

Gramática: uso de los tiempos del pasado

Se encuentra el cuerpo de una niña


desaparecida
(Telediario TVE: 28/05/2009)
Completa las frases con los verbos indicados en la
forma correcta del pretérito indefinido, pretérito
imperfecto o pretérito perfecto. Puedes verificar tu
respuesta escuchando el reportaje o haciendo clic en el
botón Comprobar.
Haz clic en , o para recibir una explicación.
Para saber más sobre el uso de los tiempos del pasado
haz clic aquí .
Vamos con esta última hora que les (adelantar - nosotros) al empezar
el telediario sobre la niña desaparecida en Girona.
Los bomberos (localizar) el cadáver de esa niña de seis años cuyo rastro se
(perder) ayer en El Port de la Selva en Girona cuando (hacer
- ella) una excursión con su familia.
El cuerpo de la pequeña de nacionalidad alemana está en el fondo de un acantilado.

Desde el helicóptero los bomberos (poder) divisar el cuerpo de la niña.


La pequeña Noema que (tener) seis años (aparecer) a tres
kilómetros y medio de distancia del punto donde (desaparecer) .

Desde ayer más de un centenar de efectivos de bomberos, policías y voluntarios


(participar - ellos) en la búsqueda.
La pequeña de nacionalidad alemana (estar) de excursión con su familia en
el Parque Natural del Cap de Creus. (pasar - ellos) dos semanas de
vacaciones en el Port de la Selva.
La niña se (perder) ayer por la tarde al separarse de sus padres para seguir
a sus dos hermanas mayores que ya (regresar - ellas) al pueblo.
Sin embargo las tres hermanas no (llegar) a encontrarse entre ellas.

Gramática: uso de los tiempos del pasado


(Telediario TVE: 06/09/2007)

Completa las frases con los verbos indicados en la


forma correcta del pretérito indefinido, pretérito
imperfecto o pretérito perfecto.
Puedes verificar tu respuesta escuchando el
reportaje o haciendo clic en el botón Comprobar.
Haz clic en , o para recibir una explicación.
Además puedes consultar la información sobre el
uso de los tiempos del pasado.
Para el uso del pretérito perfecto, ten en cuenta

• que se trata de un acontecimiento (naufragio) del 05/09 (16:00)


• que las obras de rescate empiezan el 05/09 y que continúan en la
noche del 05 al 06.
• que el reportaje es de la mañana del 06/09 (08:30).

El naufragio del Nueva Pepita Aurora

(ser) una noche muy larga en Barbate. Allí todos esperan con
ansiedad la reanudación de los trabajos de rescate para conocer la suerte de los cinco
desaparecidos que en el momento del naufragio (descansar) en sus
camarotes.

El pesquero (volcar) en un golpe de mar y


(quedar) flotando al revés con la quilla hacia arriba, pero sin llegar a hundirse y así
(permanecer) toda la noche con la ayuda de un buque de Salvamento
Marítimo.

El pesquero Nueva Pepita Aurora había estando faenando en Marruecos y


(regresar) a puerto con sus 16 tripulantes cuando
(ocurrir) la tragedia 14 millas al sureste de Barbate. Tres pescadores
(morir) en el naufragio, pero otros 8 (poder) ser rescatados con
vida, entre ellos el patrón y su hijo.

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