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III.

El "culturalismo", o relativismo postmoderno


Ciencias sociales y "cultura"

Después del marxismo, prolifera en medios académicos un materialismo atenuado, que


denominaré culturalismo. Más que una teoría es una mentalidad. El origen del culturalismo se
debe, por una parte, al descrédito de la filosofía en el s. XX y, por otra, en el auge de nuevas
ciencias —provenientes, por cierto, de la filosofía—, que conservan interés humanístico, me
refiero a las ciencias sociales. Para éstas, el ser humano debe ser estudiado como producto del
medio sociocultural; cada sociedad tiene su cultura y conforma sus individuos a su imagen.
La actitud post-moderna valora la tolerancia universal y propone para ello la renuncia al
fundamento; tan fundamentalista le parece el materialismo como el creacionismo. Este
culturalismo se diferencia de las filosofías anteriores en que se esfuerza por saber de todo,
pero sin afirmar ni negar nada. Su ideal de persona culta es alguien con "acceso" a mucha
información, pero sin convicciones. La idea del culturalismo es que hay que conocer todas las
ideas, para no comprometerse con ninguna.

Al desinteresarse de la verdad objetiva, el culturalismo postmoderno refiere el valor de las


cosas a las apreciaciones de una comunidad. Como el escepticismo de siempre, intenta
cancelar el valor de la verdad. Pero eso es imposible; la verdad es solamente suplantada: no
será ya la adecuación de nuestro pensamiento a la realidad de las cosas, sino la opinión o la
sensación que se tiene dentro de un grupo. Aparecen así "subculturas", propias de
comunidades restringidas, cada una de las cuales tiene "su" verdad (la comunidad de los
universitarios, la de los consumidores, la de los homosexuales, etc.). Los valores de cada
cultura son autónomos: no se pueden poner en relación ni comparar; cada cultura es un mundo
aislado. El intento de enjuiciar los criterios del indígena, del gitano, etc., por parte de aquellos
que no lo son, es etnocentrismo, una falta de respeto. Aparentemente el culturalismo permitiría
una mayor "comprensión" de culturas ajenas -y de las personas que pertenezcan a ellas- pero
en realidad facilita el desinterés y la incomunicación, por el hecho de que se excluye a priori
que tengamos verdaderos valores en común o que podamos compartir.

LA GLOBALIZACIÓN DE LA CULTURA

"Es la hora de globalizar la cultura" asegura García Canclini que sugiere pasar página en la
discusión sobre las relaciones entre las naciones. La visibilidad y el respeto a las culturas
nacionales serían el contrapunto a la globalización económica.
Escritor, profesor e investigador, es un experto en globalización. Para él, resumir la
globalización al dominio americano sobre la cultura es una forma de homogeneizar el
pensamiento.

Canclini considera que hay que pasar la página de este discusión y valorar e incentivar la
llamada globalización cultural. Un proceso que, al contrario de lo que ocurre en el modelo
económico-financiero, reforzaría el papel de las dinámicas regionales y locales. "Las culturas
nacionales persisten" afirmó Canclini en su conferencia durante la 4ª Cúpula de Mídia.
"Necesitamos darles visibilidad". ¿Cual es el papel de la escuela en todo ello. Canclini
considera que la juventud de hoy en día no se interesan por la historia y se mantienen
indiferentes ante quien habla de futuro. Por otro lado, los gobierno no escuchan a los jóvenes.
El resultado es una pérdida del sentido social y de identidad. "La educación formal necesita la
televisión y los ordenadores para vincularse con la vida cotidiana de los estudiantes"
argumenta Canclini "Pero desde el control remoto y desde el ratón hay que organizar la
diversidad cultural donde se desarrollen opciones de vida inteligente". Esta función siempre
será del profesorado.
Canclini comentó que en Francia se incorporó el cine desde el año 2000 en el currículum de la
Enseñanza fundamental. "El arugumento principal es que el cine constituye un recurso
equivalente a las artes plásticas y a la literatura para el desarrollo cultural de un país." El
investigador planteó este ejemplo para criticar la tendencia de muchos profesores que ven los
media como enemigos de la escuela. En vez de rechazarlos, considera, hay que ofrecer un
conocimiento histórico y estético más amplio. Ello requiere que en las escuelas de igual modo
que tienen libros y discos.
***El problema que enfrentan las sociedades contemporáneas, señala el autor, es más de
“explosión y dispersión de las referencias culturales, que de homogeneización”. Ante este
complejo panorama de proliferaciones, el filósofo y antropólogo argentino elude dos de los
vicios del pensamiento posmoderno: la exaltación indiscriminada de la fragmentación y el
nomadismo; prefiere apuntalar nuevos horizontes teóricos desde una perspectiva
transdisciplinaria e intercultural. Lo experimenta y lo pone a prueba al analizar las culturas
juveniles, las sociedades del conocimiento y el cine latinoamericano.-

***Una buena parte de las culturas juveniles en la actualidad se mueve entre estos sentidos
oscilantes, entre conexión y desconexión. Pero hay que ver también qué pasa con los
desconectados estructurales

***Los políticos viven en la coyuntura y no quieren pensar en estructuras de mediana y larga


duración. Pero al mismo tiempo, la economía, subrepticiamente, nos disciplina para que
tengamos una vida estable: nos ofrece pagar el auto en cuarenta cuotas y la casa en quince
años, y estas formas de compromiso a través del endeudamiento programado de las tarjetas de
crédito son formas de disciplinamiento moral del estilo de vida. Se trata de pensar cómo la
sociedad está organizada de un modo estable, especialmente la economía, aun en los períodos
de inestabilidad, a diferencia de la política, casi siempre más oportunista, que juega con la
coyuntura. En el medio queda la cultura como la zona quizá donde las inercias son mayores,
donde los estilos de vida, las costumbres y los hábitos lingüísticos son más perseverantes.
Volvemos al viejo tema de la sociología de las vanguardias: cómo se articulan innovación y
continuidad social. Me parece que las disrupciones de las culturas juveniles nos ayudan a
pensar esta tensión que no desaparece.

***–¿Cambiaron las formas de intervención juvenil en la esfera pública durante los ’90?
–Una socióloga mexicana, Rossana Reguillo, estudió la Encuesta Nacional de Juventud que se
hizo en México hace 4 años y observó que los jóvenes adhieren más a causas que a
organizaciones. Pareciera una característica internacional sospechar de los partidos, de las
burocracias y estar dispuestos, por lo menos un sector, a adherir a causas ecológicas,
indígenas o movimientos urbanos, pero son causas que interesan como gesto o presencia,
aunque sean transitorias. Cuando se burocratizan, cuando adquieren formas más
institucionales, se vuelven desconfiables.

***–¿En qué momento América latina tomó conciencia de la importancia de sus producciones
locales?
–A partir de mediados de los años 90 comienza a desvanecerse la hegemonía excluyente del
pensamiento único y nos damos cuenta de que el neoliberalismo no es la solución, que la
apertura irrestricta del mercado de bienes materiales y simbólicos no es la forma en que los
países se desarrollan, que las asimetrías y desigualdades se acentúan. Entonces, comienza a
pensarse en la necesidad de proteger la producción endógena, en crear espacios locales y
nacionales. En México, la Argentina y Brasil existen discrepancias entre el Ministerio de
Economía, que sigue propiciando la apertura indiscriminada para todos los bienes, y los
sectores culturales y educativos que defienden una diferenciación de los bienes culturales, la
mal llamada “excepción cultural”, que en realidad debe ser vista como una defensa de la
diversidad.

***Cuál es el papel de la TV en la difusión de culturas juveniles?


–Se comporta de manera diferente: la televisión abierta y gratuita tiende a buscar clientelas
masivas y a volver más conservadora la inserción social de los jóvenes. Aun cuando la
televisión sea estridente, provocadora y un poco porno, finalmente suele acabar el día con un
mensaje edificante en el que trata de restablecer la unidad familiar y el orden en las calles, al
criticar a los que la alteran con una manifestación. La televisión por cable suele ofrecer una
posibilidad más diversa de conexión. Canales como MTV se adaptan a las culturas locales y
dan un poco más de lugar, si no son tan comerciales, a la innovación. Pero, en general, la
televisión es un gran instrumento de conservadurismo social y de neutralización de otras
experiencias, que hay que buscarlas en áreas distintas del tejido social o la vida urbana.
***Intermalización: amplación de laactividad demográfica más allá de las fronteras
nacionales como empieza a ocurrir coon la navegación en el siglo XVI y la
colonización.

Transnacionalización: etapa iniciada en la 1° etapa del siglo XX, cuando gran parte de
la econom´´ía comenzó a depender de de empresas multinacionales, cada una con
actividades productivas y comerciales en varios países

Globalización: culminación de los 2 procesos anteriores. Cracterísticas:

a) Desarrollo tecnológico (sobre todo satélites e informática), contribuyó a crear


en las 2 últimas décadas un mercado económico y financiero mundial en el que
la producción se desterritorializa.
b) Lo anterior va acompañaco de la formación de una cultura internacional-
popular.
c) Producto de lo anterior se intensifican las dependencias recíprocas (Beck),
iniciadas x la I. y la T.
d) Esto vulnera las fronteras, fomenta la competitividad entre sociedades y obliga a
bajar los costos de producción para no qdar exento del mercado.
e) La pérdida de empleos en detereminados lugares y la generación de éstos en
otros, sumado a un multitudinario flujo migratorio, favorece la interconexión
transnacional.

La globalización no es lo opuesto a lo local -----------------“glocalización”

Imaginarios urbanos.

Resumen del libro


La interacción entre culturas se intensifica, impulsada por los intercambios tecnológicos y
económicos. El aumento de choques interculturales hace pensar que soportamos mal tanta
proximidad. ¿Cómo organizar este paisaje?
Según la mayoría de los antropólogos, algunos procesos nos diferencian y otros nos
homogeneizan. Los sociólogos se detienen a observar los movimientos que nos igualan y los que
aumentan la disparidad. Los especialistas en comunicación suelen pensar las diferencias y
desigualdades en términos de inclusión y exclusión. La necesidad de intentar a la vez reconocer
las diferencias, corregir las desigualdades y conectar a las mayorías reclama nuevos horizontes
teóricos. Al revisar los instrumentos con que las ciencias sociales buscaron construir mapas para
esta tarea, Néstor García Canclini elabora un libro sobre teorías socioculturales y fracasos
políticos. Recorre críticamente la trayectoria reciente de la antropología cultural, la sociología de
Bourdieu y la posbourdieuana, los estudios culturales y las teorías de la comunicación. Desde una
perspectiva transdisciplinaria e intercultural, el autor experimenta su enfoque al analizar las
culturas juveniles, las sociedades del conocimiento y el derrotero del cine latinoamericano en la
globalización.

Culturas híbridas.

Resumen del libro


�En las actuales condiciones de globalización, encuentro cada vez mayores razones para emplear
los conceptos de mestizaje e hibridación. Pero al intensificarse la interculturalidad migratoria,
económica y mediática se ve que no hay solo �fusión, cohesión, ósmosis, sino confrontación y
diálogo�. En este tiempo en que �las decepciones de las promesas del universalismo abstracto
han conducido a las crispaciones particularistas� (Laplantine-Nouss), el pensamiento y las
prácticas mestizas son recursos para reconocer lo distinto y elaborar las tensiones de las
diferencias. La hibridación, como proceso de intersección y transacciones, es lo que hace posible
que la multiculturalidad evite lo que tiene de segregación y pueda convertirse en interculturalidad.
Las políticas de hibridación pueden servir para trabajar democráticamente con las divergencias,
para que la historia no se reduzca a guerras entre culturas. Podemos elegir vivir en estado de
guerra o en estado de hibridación. Es útil que se advierta sobre las versiones demasiado amables
del mestizaje. Por eso, conviene insistir en que el objeto de estudio no es la hibridez, sino los
procesos de hibridación. Así puede reconocerse lo que contienen de desgarramiento y lo que no
llega a ser fusionado. Una teoría no ingenua de la hibridación es inseparable de una conciencia
crítica de sus límites, de lo que no se deja o no quiere o no puede ser hibridado. Al estudiar
movimientos recientes de globalización advertimos que estos no solo integran y generan
mestizajes; también segregan, producen nuevas desigualdades y estimulan reacciones
diferencialistas.�
Néstor García Canclini recibió por esta obra, traducida al inglés, italiano y portugués, el Premio
Iberoamericano Book Award de la Latin American Studies Association como mejor libro sobre
América latina publicado en el período 1990-1992. Esta nueva edición añade un texto en el que el
autor analiza los debates sobre hibridación de la última década.

Modernidad Líquida.

Resumen del libro


La era de la modernidad sólida ha llegado a su fin. ¿Por qué sólida? Porque los sólidos, a diferencia
de los líquidos, conservan su forma y persisten en el tiempo: duran. En cambio los líquidos son
informes y se transforman constantemente: fluyen. Por eso la metáfora de la liquidez es la
adecuada para aprehender la naturaleza de la fase actual de la modernidad. La disolución de los
sólidos es el rasgo permanente de esta fase. Los sólidos que se están derritiendo en este
momento, el momento de la modernidad líquida, son los vínculos entre las elecciones individuales
y las acciones colectivas. Es el momento de la desregulación, de la flexibilización, de la
liberalización de todos los mercados. No hay pautas estables ni predeterminadas en esta versión
privatizada de la modernidad. Y cuando lo público ya no existe como sólido, el peso de la
construcción de pautas y la responsabilidad del fracaso caen total y fatalmente sobre los hombros
del individuo. El advenimiento de la modernidad líquida ha impuesto a la condición humana
cambios radicales que exigen repensar los viejos conceptos que solían articularla. Zygmunt
Bauman examina desde la sociología cinco conceptos básicos en torno a los cuales ha girado la
narrativa de la condición humana: emancipación, individualidad, tiempo/espacio, trabajo y
comunidad. Como zombis, esos conceptos están hoy vivos y muertos al mismo tiempo. La
pregunta es si su resurrección -o su reencarnación- es factible; y, si no lo es, cómo disponer para
ellos una sepultura y un funeral decentes.

OTRO TERRITORIO

Renato Ortiz, especialista en el estudio de las relaciones entre mundialización y cultura e


investigador y docente en la Universidad de Sao Paulo, dedica este texto a la sociedad global,
diferenciando los conceptos de globalización y mundialización como fenómenos económico-
tecnológico y cultural-social, respectivamente. El planteamiento básico es que en la esfera de la
cultura no hay una globalidad sino una mundialización cuyo proceso tiene especificidades
singulares.

De este modo, el libro se exime de un reduccionismo de índole económica y tecnológica, a la


vez que escapa de una discusión entre homogeneización y heterogeneidad, orientándose hacia
el fenómeno como un proceso que tiene reglas y patrones que son hegemónicos. En este
orden de ideas, no habría una identidad global, ni una cultura global, tampoco un gobierno
global. Así, el proceso de la esfera cultural es diversificado y no necesariamente plural, algo
que confundiría la noción de pluralismo con la idea de democracia.

Puesto que la noción de espacio y tiempo han cambiado en forma sustancial, el concepto de
Estado-Nación requiere de un análisis que comporte procesos más complejos que los
conocidos hasta ahora. Ortiz se refiere en consecuencia a las identidades trasnacionales,
identidades regidas por las industrias culturales y los conglomerados mediáticos
transnacionales, en realidad creadores de un imaginario mundializador.

Ortiz habla de la globalización de las sociedades como la existencia de procesos que


comprometen a los grupos, las clases sociales, las naciones y los individuos. Al finalizar el siglo
XX tales procesos se materializan en una amalgama de fenómenos económicos, políticos,
culturales que trascienden las fronteras nacionales. El libro nos expone toda una nueva
configuración social fundamentada en una desterritorialización y una sociedad global sui
generis, según Ortiz, una “megasociedad”.

Al denunciar una velada inadecuación de los conceptos en relación con lo global se hace un
llamado de atención acerca de la necesidad de comprender rasgos relevantes de la sociedad
contemporánea. El texto nos ofrece, además, un estudio sistemático de la cultura y la identidad
cultural en el contexto universal, en particular dentro de América Latina, como paradigma de
una posmodernidad plural y sincrética.

Las relaciones entre cultura y globalización son por tanto el eje central de este libro, sin duda
una de las más completas y novedosas obras al respecto, dejando más que clara la necesidad
de revaluar el discurso de las ciencias sociales en una sociedad posindustrial enmarcada
dentro de una inédita posmodernidad y un poco sano neoliberalismo.

En resumen el libro de Ortiz consigue desarmar las nociones del sentido común, a la vez que
reconstruye las categorías de la tradición sociológica, un interesante abordaje acerca de la
sociedad actual a través de algunos temas claves como espacio, identidad, medios de
comunicación y consumo.

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