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MODELOS CONDUCTUALES
Las alternativas para el estudio de la conducta anormal giran en torno a tres paradigmas del
aprendizaje: el condicionamiento clásico, el condicionamiento operante y el modelado.
aprendizaje en esta fase de adquisición tanto por lo que se refiere a las características del
modelo como a las del observador y el formato de presentación. Para incrementar la eficacia
del programa de modelado es conveniente que el clínico los tenga en cuenta:
-Factores que mejoran la adquisición de conductas (la investigación ha mostrado que el
modelado es más eficaz cuando el modelo es semejante al observador en las variables de
sexo, edad, raza y actitudes. De igual modo, el hecho de que el modelo posea prestigio,
competencia y cordialidad también mejora la adquisición de las conductas que ejecuta para el
observador.
Por otro lado, la adquisición de las conductas del modelado también está afectada por la
capacidad del observador para procesar y retener información.
-Factores que mejoran la ejecución de la conducta. Hay aspectos que contribuyen a motivar al
observador a que ponga en práctica la conducta. Las conductas que el observador ha
adquirido pueden mejorarse mediante el ensayo activo y el modelo participativo. Es
importante asegurarse de que las conductas aprendidas van a ponerse en práctica en el
contexto real de la vida del cliente.
A partir de los años setenta la terapia de conducta se encuentra consolidada en el ámbito de
los tratamientos psicológicos y entra en una fase de expansión y crecimiento. El interés de los
investigadores ya no se concentra tanto en la demostración de la eficacia de sus técnicas en
comparación con otros enfoques, sino en el perfeccionamiento de las mismas.
Los terapeutas de conducta entienden la formación del terapeuta como una formación técnica,
que abarca tanto el diagnóstico y la evaluación conductual como las técnicas de tratamiento.
La formación terapéutica suele ser muy estructurada y orientada hacia las técnicas para
conseguir cambios de conducta.
En la terapia de conducta el tratamiento está intrínsecamente unido al diagnóstico y a la
evaluación de la conducta. En lugar del diagnóstico tradicional, que asigna a una etiqueta
diagnóstica a un individuo, los terapeutas de conducta han desarrollado el diagnóstico
conductual, que se centra en las conductas específicas y las condiciones en las que se
realizan, de modo que sea directamente útil para la elección de un tratamiento.
La terapia de conducta ha sido el modelo que más ha contribuido a la génesis de una
psicoterapia científica. La terapia de conducta ha favorecido el desarrollo de una concepción
“optimista” de los problemas psicológicos que ha situado el énfasis de las posibilidades de
cambio e intervención, frente a la concepción “pesimista” que se derivaba del modelo
intrapsíquico.