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Sin aliento

JuPiX | March 6th, 2010 – 17:05

En esta extensa entrevista, Slavoj Žižek habla con profusión y elocuencia sobre
los más diversos temas, desde la crisis financiera hasta la física cuántica,
pasando por el “socialismo real”, el psicoanálisis, el idealismo alemán, el
constructivismo, la religión, el ecologismo, el cine y un sinnúmero de cosas más
que me resulta demasiado tedioso enumerar. El filósofo esloveno tiene un ojo
crítico implacable, y como tal, no lamenta no ofrecer soluciones sino formular
preguntas. La entrevista, inédita en español, fue realizada por la televisión
suiza, con un entrevistador de habla germana a quien Žižek, siempre que pudo
y en un evidente gesto de cortesía, le respondía en alemán1. He dejado esos
“bocadillos” en ese idioma, con la traducción al pie, en un intento de reflejar no
sólo el intelecto, sino también la humanidad de lo que se percibe en la nota
televisada. Y para quienes se animen al alemán, la entrevista en YouTube, al
pie.
- Sr. Žižek, bienvenido. Hace años que critica Ud. al capitalismo
global, ¿ve reafirmada esa crítica con la crisis actual?

- Yo no lo diría así. Por supuesto, la inestabilidad e irracionalidad del sistema


han quedado ahora al descubierto para todo el mundo, pero deberíamos
recordar que esta crisis es una crisis de confianza; estamos gastando billones
de dólares en reestablecer la confianza… Sin embargo, no creo en lo que
piensa la izquierda: “Oh, ahora con la crisis la gente va a darse cuenta de la
irracionalidad del capitalismo, quizás esto nos ayude a inventar algo distinto…”
Por el contrario, creo que las crisis representan momentos muy peligrosos, y la
primera reacción siempre es el miedo: la gente no renuncia a su ideología, sino
que se aferra aún más desesperadamente a ella. Déjeme poner un ejemplo de
lo que fue, para mí, un momento histórico de la crisis: se acuerda, en octubre,
cuando la crisis estalló, el presidente Bush presentó el primer plan Bailout al
congreso: setecientos mil millones de dólares. El congreso votó con dos tercios
en contra. ¿Y qué pasó? La democracia fue prácticamente dejada de lado, y
Bush, McCain, Obama terminaron por convencer a los parlamentarios,
“Escuchen, esto hay que hacerlo ahora, no podemos perder el tiempo con
debates democráticos…” Fue una especie de estado de emergencia, pero que
puso en claro cuáles son las prioridades, ahora sabemos en dónde vivimos…
Mientras hablemos del sida, de ecología, de lucha contra la pobreza, ahí
tenemos una interminable cantidad de tiempo para debatir y no encontramos
solución alguna, pero aquí la urgencia fue absoluta. Hay cosas que podemos
aprender de las crisis, pero lamentablemente, al final, el resultado de las crisis
va a ser otro ejemplo más de lo que Naomi Klein denominó en su último libro La
Doctrina del Shock: la crisis es utilizada como estrategia para imponer las
reglas del juego capitalista más radicalmente.
-Dice que es una crisis de confianza, pero es la crisis de un estilo
de vida

- Sí, pero aquí debemos ser sumamente precisos. ¿Cuál es, realmente, nuestro
estilo de vida? No debemos olvidar que ya no vivimos en el clásico capitalismo
de consumo, vivimos en un capitalismo mucho más crítico… Un fenómeno
típico de nuestros días es (y esto lo acabo de ver en mi llegada a Zürich)… aquí
también existe la cadena Starbucks… Starbucks es la forma que tenemos hoy
de consumir; no compramos solamente café, permanentemente nos vemos
confrontados con el siguiente mensaje, en la publicidad, en los locales… hay un
anuncio que dice, en serio, “No es comprar café, es comprar una “Ethik des
Lebens”2… Ud. no compra café, compra el derecho de admisión en una
comunidad, en un espacio en donde encontrarse con otras personas, y
colabora para prestale atención médica a los niños de no sé qué país pobre de
Latinoamérica… es la más grande manipulación postcapitalista: que la caridad
y la humanidad sean parte del consumo, en lugar de ser parte de nuestras
vidas. Pero no quiero quejarme solamente de los “capitalistas malos”… ¿no
pasa exactamente lo mismo con los “alimentos bio”? Escuche, quiero plantearle
amistosamente una pregunta brutal: si es lo suficientemente estúpido para
comprar manzanas bio, ¿cree realmente que son tanto menos venenosas que
las otras? ¡No!, las compra sobre todo para sentirse bien, “Ay, dios, si compro
verdura bio hago algo por el planeta tierra”… Así funciona el capitalismo. Y ese
estilo de vida postcapitalista se ve reafirmado por la crisis.
- [...] Ud. es filósofo y psicoanalista, investiga y enseña en la
universidad de Liubliana y en innumerables universidades
alrededor del mundo. ¿Cómo es que combina la filosofía, el
psicoanálisis, el cine y la cultura popular? ¿Cómo llega la filosofía
a la pantalla grande?

– Desde el principio estuve siempre obsesionado con el mismo problema


teórico: ¿Como podemos actualizar la filosofía de Hegel? Y para mí, y esto
quiero decirlo con toda claridad, el psicoanálisis según la interpretación de
Jacques Lacan es sólo una herramienta para entender a Hegel, o dicho de
manera más general, al idealismo alemán, que está visto como una materia
oscura y complicada, y por eso amo el cine y la cultura popular: porque me
permiten aclarar las cosas… detesto las jergas, estoy obsesionado con explicar
las cosas… no necesariamente al público, quiero explicarme las cosas a mí
mismo. Si por ejemplo me encuentro con una compleja cadena de
razonamiento dialéctico en Hegel: ¿puedo explicarla con un chiste, o con una
escena cinematográfica? El cine tiene otra ventaja, mi tesis es que el cine es un
dominio en el que podemos leer ideologías de la forma más pura, es su estado
clínico, por decirlo de alguna manera. Si quiere descubrir cuál es el centro de la
ideología, ¡olvídese de la vida real y mire películas! Para darle un pequeño
ejemplo, tomemos el último mega-hit “Batman: The dark knight“, ¿cuál es la
lección del film? Cuando el fiscal se da cuenta de que el héroe positivo es en
realidad un asesino, Batman asume el crimen como propio y, juntos, le mienten
a la opinión pública: le mienten con respecto al lado criminal del poder. El
mensaje de la película es: para mantener la confianza del pueblo en las
estructuras de poder, necesitamos una mentira. Ese es el
principio “Bush/Iraq”… y como ése hay muchos otros… es ese aspecto
profundamente psicológico… ¿Ha notado como los héroes de los últimos años,
Batman, el Hombre araña, etc. ya no son héroes perfectos e inmaculados?
Tienen sueños, traumas, problemas… eso es ideología pura, y con esa lupa
deberíamos leer el último Best-Seller de Jonathan Littell “Las Benévolas“, ya
sabe, ese libro de mil páginas con una biografía inventada de un sobreviviente
al Holocausto, y creo que esto es muy importante: la lección del libro es: “Todos
somos humanos”. No se puede decir “has hecho cosas horribles, pero de todas
formas eres humano”… lo hace mucho más horrible! Cualquier criminal puede
decir “pero yo amo a mi perro y a mi familia”… Tomemos a Reinhard Heydrich,
el ingeniero del Holocausto, era muy humano, cada noche tocaba con sus
amigos los cuartetos de cuerda de Beethoven, ¿se da cuenta? Ese es otro
aspecto de la ideología actual: al evocar a la persona detrás de los hechos, con
sus miedos, etc., mistificamos lo que pasa en realidad, por eso tengo problemas
con la idea de la tolerancia multicultural, evidentemente hay ahí una idea
profundamente arraigada… A ver, un enemigo sólo puede ser alguien cuya
historia no estuve dispuesto a escuchar; Ud., por ejemplo, es mi enemigo
siempre y cuando yo lo objetivice, pero si lo escucho y comprendo sus miedos,
etc… ¡Es una estupidez! ¿Podemos decir que Hitler fue nuestro enemigo
porque no quisimos escuchar su historia? ¡No! Lo que sucede es que todas las
historias que contamos sobre nosotros mismos son mentiras… Mentiras con las
que tratamos de tapar lo que hacemos. Tomemos un ejemplo conocido: los
serbo-bosnios y su limpieza étnica, la poesía de Karadžic fue una historia que
se contaron a sí mismos.
- Realmente Ud. marca un tiempo increíble [...] también ha
grabado una película, “The pervert’s guide to cinema“, cuyo
comienzo le propongo que veamos juntos:
[Corte al fragmento introductorio del documental, en donde el
presentador (el propio Žižek), nos dice: "El problema que se nos
plantea no es si nuestros deseos se encuentran satisfechos o no;
el problema es saber qué es lo que deseamos. No hay nada de
espontáneo, de natural en el deseo humano: nuestros deseos
son artificiales, se nos debe "enseñar" a desear. El cine es el arte
perverso por excelencia. No te da aquello que deseas: te dice
que desear".]
¿Cómo sabemos lo que deseamos? ¿A qué conclusión llegó en
el film que acabamos de ver?

- En principio, no sabemos lo que deseamos. Y eso nos transforma en sujetos.


Un sujeto siempre se constituye (y ésta es la tesis de Jacques Lacan) con una
pregunta: ¿qué deseo? Pero la pregunta es mucho más compleja, no es
solamente ¿qué deseo?, porque mi deseo siempre está sujeto a aquello que los
demás quieren de mí. ¿Y cuál es, para Lacan, el punto de partida del deseo?
Es el niño que no entiende lo que los demás quieren de él, es esa situación
perpleja… y necesitamos de una buena porción de fantasía para incorporar un
poco de órden a ella.
- Jacques Lacan juega un papel importante en su obra, ¿cómo se
entiende el concepto del “otro” en quien yo me transformo en
sujeto? ¿Puede explicar ese concepto?

– Es un concepto muy complejo; para decirlo sintéticamente, tiene por lo


menos tres dimensiones: primero, está “el otro”, lo que Lacan llama
“Imaginaria”, otro ser humano con quien yo interactúo; después tenemos el
órden simbólico, con el conjunto de reglas simbólicas que nos permiten
interactuar; y al final está lo que Lacan denomina “el otro real”: el otro, el vecino,
en toda su dimensión traumática, el otro con quien no puedo identificarme, el
otro que asusta, lo que Freud llama “das Ding”3. Y aquí radica el problema: el
sujeto en su forma más radical, que según Lacan es el abismo de otros… y
aquí quiero, aunque a Ud. no le guste, hacer una digresión política: la figura del
“otro radical” hoy son los inmigrantes, son un buen punto de partida para el
“Stand der Dinge”4. En Norteamérica existe la moda de denominar algo como
“Toxic Subject”, que puede ser cualquier cosa, desde la naturaleza a la cultura y
política… “Toxic Subject” puede ser alguien con la gripe porcina, puede ser un
terrorista, puede ser un predicador fundamentalista, puede ser un padre que
abusa de sus hijos, etc. etc. etc. El punto es, para mí, que percibimos al otro
como un potencial peligro tóxico; y por eso no confío en aquel otro típico y
políticamente correcto tópico americano de la “molestia”, no nos debemos
“molestar” los unos a los otros… la “molestia” es un término que señala nuestra
necesidad de no permitirle al otro acercárcenos demasiado… Por eso utilizo
ese motivo en mis libros, y lo mismo sucede con el consumo: siempre
queremos el producto libre de su parte tóxca: queremos café pero sin cafeína,
queremos ceveza sin alcohol, queremos dulces sin azúcar, y en el plano de la
intersubjetividad lo que realmente queremos es el “otro descafeinado”

- Detangámonos un momento en la cuestión del “sujeto”,


permítame citar a Lacan, que dice en sus cuatro principios del
psicoanálisis: “Aquí se termina la simetría entre Freud y
Descartes, que no había terminado en aquel primer paso de una
seguridad fundada en el sujeto; la asimetría se revela recién
cuando entendemos que el sujeto está ubicado en el mundo del
inconsciente; y esto le permite a Freud dar aquel salto hacia
adelante con el que cambia el mundo”. ¿Estamos hablando aquí
de los famosos “golpes” al ego humano, que el hombre debe
entender que no es el centro del mundo, que debe aprender que
probablemente desciende del mono, y el tercero, que ni siquiera
es dueño de sí mismo?

- Si, pero ahí debemos ser muy precisos; la denominada “descentralización del
sujeto”, de la que habla Freud, no es ese mensaje naiv de que “pienso, pero en
realidad mi pensamiento está dirigido y controlado por un mecanismo
inconsciente” no estamos hablando de biología… El problema es que tenemos
una descentralización a nivel del pensamiento mismo; para Lacan, el
inconsciente freudiano no es cualquier irracional y biológico inconsciente, es un
inconsciente muy racional y discursivo: no sabemos que pensamos, en este
sentido, para Lacan, el sujeto del inconsciente es (y eso lo dice en otra parte de
ese libro) el “Cogito cartesiano”, en cierto sentido, Lacan reafirma el cogito
cartesiano; ¿pero qué es eso exactamente? No es la simple sentencia “Pienso,
luego existo”, que de alguna manera no es pensar, pues lo único que pienso es
que existo, y tampoco es la existencia, pues toda la existencia es que pienso
que existo… ese vacío puro es el sujeto del inconsciente, y aquí viene la
conexión con el idealismo alemán: la idea es… mucho más que en Descartes,
encontramos de Kant a Hegel a ese sujeto de vacío puro, denominado
“Selbstvermittelte Negativität”5 La idea es, entonces, y ésa es la propuesta
fundamental de todo mi trabajo, lo que Freud denomina “el sujeto del
inconsciente”, es EL tema del idealismo alemán, el tema kanteano de la
percepción trascendental, y de ahí sigue a Schilling, Hegel, etc. El “sujeto
freudeano” no tiene nada que ver con una “filosofía post-hegeleana”, no, el
sujeto freudeano es vacío y mecánico… no es la riqueza de la vida…
- Ahora estamos dentro de la cuestión central de la libertad, que
por un lado nos plantea la neurociencia, y que nos tenemos que
hacer al haber ubicado al sujeto: ¿qué pasa con la libertad
humana? y al respecto dice Ud. en su libro “La suspensión
política de la ética”:
“La posición de Lacan es, entonces, que el estar expuesto y
desbordado, el estar atrapado en una red de condiciones
preexistentes, por un lado, y la autonomía radical por el otro, no
son irreconciliables”
Entonces, ¿cómo rescata la libertad si, por otro lado, ocurren
tantos fenómenos inconscientes?

– Bien, mi primera respuesta es (y la encontrará leyendo a Kant, Fichte,


Schelling y Hegel) que desde Kant tenemos esa idea del “acto radicalmente
libre”. Kant habla, por ejemplo en su revolucionaria y tardía obra “La religión
dentro de los límites de la mera razón“, sobre ese acto trascendental de
libertad mediante el cual se elije libremente, no de manera temporal, sino en
una especie de a priori trascendental, el propio carácter eterno. Ése es el más
importante de los actos libres, y es… ¡inconsciente! Entonces, para Lacan,
siguiendo al idealismo alemán, no es que pensemos que somos libres cuando
en realidad estamos siendo dirigidos por una serie de neuronas, prejuicios, o lo
que sea; no, muchas veces, en un sentido radical, sucede todo lo contrario:
creemos que estamos controlados por ciertas condiciones cuando, en realidad,
ya habíamos elegido esas condiciones a las que creemos estar atados. La
libertad es mucho más radical… Y para volver a su pregunta (lamento no tener
más tiempo), creo que la única forma de solucionar el problema de la libertad
humana, la única manera de evitar la idea de que objetivamente estamos
manejados por diversos mecanismos y que la libertad sólo es una ilusión, es
entender la realidad como algo incompleto, como ontológicamente no del todo
constituida. ¿Qué quiero decir con esto? Lo puedo explicar de manera popular,
tendiendo un maravilloso paralelo con los videojuegos: en los videojuegos la
realidad no está construida completamente, vemos una casa en segundo plano,
pero la casa no está terminada, no está completamente programada, porque el
juego no prevé que vayamos a entrar ahí; o vemos árboles difusos en el fondo
de la escena, pero no podemos acercarnos y ver cómo son esos árboles,
existen, pero sólo en ese estado de difusión; el universo no está completamente
construido. La idea, genial, es: ¿y si nuestro mundo estuviera constituido de
manera similar? Es algo que descubrió la física cuántica, con el principio de
indeterminación de Heisenberg, que la realidad misma no está
completamente constituida. Si nos acercamos lo suficiente, vemos que la
realidad se vuelve difusa, que no está claramente identificada. En otras
palabras, y ahora llega el chiste, es como si Dios fuera una especie de
programador que creyó que los hombres seríamos demasiado estúpidos como
para investigar la realidad hasta el final: ¿por qué iba a tomarse el trabajo de
programar todo hasta el último nivel cuántico y subatómico? ¡Hay allí cosas que
realmente no están determinadas! Creo que como materialistas, debemos
pensar esa apertura, esa incompletitud ontológica, sin Dios. La realidad no está
elaborada por completo; es como si hubiera agujeros blancos y negros, puntos
ciegos en la realidad… y esa indeterminación de la realidad pude, quizás,
salvar la libertad.

- Y con eso llegamos al ateísmo, y para citar nuevamente a


Lacan: “Así, la única fórmula certera para el ateísmo no sería
“Dios ha muerto”, sino “Dios está inconsciente”

-Si, perfecto, lo puedo explicar brevemente, con otra pequeña historia que dice
mucho sobre la ideología de hoy. Nils Bohr (otra vez, hablando de física
cuántica, y esto lo leí en su biografía) tiene una anécdota maravillosamente
paradójica: un amigo lo visitó un día en su casa de campo, y vio que sobre la
puerta colgaba una herradura (como sabemos, la superstición europea dice que
tener una herradura sobre la puerta impide que los malos espíritus entren en la
casa). El amigo (que también era un científico) sorprendido le preguntó al ver la
herradura: “¿Por qué tienes eso ahí? ¿Crees en esa superstición?” a lo que Nils
Bohr respondió: “Por supuesto que no, soy una persona racional” y el amigo
preguntó “¿Y por qué lo tienes?” ¿Y sabe lo que respondió Nils Bohr? “Lo tengo
ahí porque escuché que funciona aunque no se crea en ello”. Así funciona, eso
es democracia hoy. Todos somos cínicos, nadie cree, pero todos nos
comportamos como si creyéramos. Quiero decir: Lacan diría que Dios “es
inconsciente” en el sentido de que las creencias importantes no son las
creencias explícitas; quizás pensemos que no creemos, pero con nuestros
actos demostramos que sí lo hacemos. La idea de Lacan no es la tradicional,
que afirmamos creer pero en privado somos cínicos, no: en la permisiva
sociedad actual tomamos nuestras decisiones abiertamente y libres de
prejuicios, podemos tener sexo grupal o cualquier clase de inmoralidad, pero
inconscientemente creemos mucho más. Así es la vida, y por eso la tesis de
Lacan tiene más validez que nunca. Dios aparece como el contenido más
radical de la fe; nuestra fe es inconsciente, pero no por ello deja de funcionar.
- ¿Qué opina de la historia de que Lacan, habiendo sido ateo, en
su lecho de muerte pidió tener un entierro católico?

- No creo, y esta es otra lección ateísta, no creo que lo que se dice cuando se
está cerca de la muerte posea una especial autenticidad… Le doy otro ejemplo
(se da cuenta, soy como una mujer, en el sentido de aquel cliché machista-
chauvinista sobre que las mujeres no pueden pensar conceptos abstractos y
por eso buscan ejemplos permanentemente… bueno, soy una mujer porque
necesito encontrar ejemplos para cada cosa): ¿se acuerda del 11 de
septiembre? Fue una tragedia, y no pretendo burlarme de ello… bien, se
acuerda que algunos pasajeros, al darse cuenta de que iban a morir, pudieron
hacer una última llamada a sus familias, y el mensaje fue siempre el mismo:
“Voy a morir, pero recuerda que te amo”. No creo que algo de todo aquello haya
sido auténtico. Es horrible, pero… Hasta pude hablar con un periodista que
investigó alguno de esos casos y descubrió que uno de los hombres que llamó
a su mujer y le dijo “te amo”, estaba en ese vuelo para encontrarse con su
amante. Quiero decir que no somos auténticos cuando estamos cerca de la
muerte. Nos encontramos en un estado de pánico absoluto, queremos
salvarnos y salvar nuestra imagen para la posteridad… Esa es la gran lección
del psicoanálisis: tenemos una máscara, y detrás de ella está nuestro rostro,
pero en la máscara hay más verdad. Y los niños pequeños lo saben, haga el
experimento si tiene un niño pequeño. Yo lo he hecho con mi hijo… Es un
poquito cruel: acérquese con la máscara puesta, el niño se asustará;
quítesela:“Mira, sólo es tu estúpido padre”… y el niño reirá; pero cuando vuelva
a ponerse la máscara, el niño volverá a asustarse, aunque ya sepa que detrás
de ella sólo está su padre. Y tiene razón: la verdad está en la máscara. Ésa es
otra lección de la teoría de Lacan del “sujeto descentralizado”
- Evidentemente, la imagen que nos muestra se vuelve más
compleja con cada observación… ¿cuándo piensa convertirse al
catolicismo?

- No lo haré nunca… soy un ateo cristiano, ¿qué quiero decir? No estoy


bromeando, mi último libro lo escribí junto al gran teólogo británico anglo-
católico John Milbank, un debate de cuatrocientas páginas bajo el simpático
nombre “La Monstruosidad de Cristo”. ¿Quiere saber cómo entiendo yo al
cristianismo? El mensaje del cristianismo es que Dios está muerto, pero… ¿qué
muere en el cristianismo? Aquí lo sigo a Hegel: no es que muere el Hijo y
vuelve junto a su Padre, no; Hegel dice que en el cristianismo es Dios mismo
quien muere, el Dios del más allá, y lo único que queda, es el Espíritu Santo. Y
el Espíritu Santo es como el Partido Comunista: sólo somos nosotros, el espíritu
colectivo… Entonces, retomando la idea de que “Dios es inconsciente”: este
Dios inconsciente muere en el cristianismo o, como dice mi teólogo favorito
Gilbert Chesterton: en otras culturas, en culturas ateas, no creemos en Dios,
pero en el cristianismo Dios muere por sí mismo. También como el inconsciente.
Creo que el cristianismo es la posición más ateísta posible: Dios deja de existir,
aun como el inconsciente, y sólo queda el Espíritu Santo, o sea: nosotros, el
colectivo, sin la garantía de un poder trascendental que vaya a mejorar las
cosas. Soy un ateo radical…
- Ud. se dice un ateo cristiano… lo que funciona únicamente si se
detiene en la muerte de Cristo: pero Él resucitó.

- Si me permite un comentario un poco irónico: un dicho como ese, en mi


dictadura cristiano-stalinista, le hubiera valido… no digamos el Gulag, pero si un
par de años en un Umerziehungslager6. A ver: ¿qué quiere decir
“resurrección”? Lea su Biblia con atención. Cuando Jesús le dice a sus
discípulos: “Si hay amor entre los Hombres, estaré con vosotros”… Cristo no
resucita con un cuerpo real; Cristo es el espíritu colectivo de los hombres, que
se reconoce en Él. Es una posición totalmente ateísta. Por otra parte: si
entendemos la resurrección de forma literal, la reducimos al mito pagano,
aburrido, a ese cuento de fábula del “Dios muere, dios resucita…”, ése no es el
cristianismo, el Espíritu Santo es algo radicalmente nuevo, e implica que Dios
está verdaderamente muerto: hasta como el inconsciente, y lo único que queda
es nuestro espíritu colectivo. Depende de nosotros hacer con nuestra radical
libertad lo que podamos. No hay ningún “Gran Otro” que pueda ayudarnos; o
como dicen ciertos teólogos: el mensaje del cristianismo no es “Confiamos en
Dios, hacemos lo que hacemos pero podemos contar con Él”, no: Dios confía
en nosotros.
- Muy bien. Yo hubiera dicho que nuestra historia no es sólo finita,
y ahí estamos otra vez hablando de Hegel, de cuya filosofía se
dice que es la última gran metafísica, que un espíritu mundano se
realiza en lo material… y mi pregunta es: su interés por todas
estas posiciones de la historia de la filosofía que fue
nombrándonos, que de alguna manera son filosofías dualistas, o
por lo menos tienen un componente dualista inherente, una
separación entre lo espiritual y lo humano… es como si el hombre
siempre estuviera persiguiendo el destello espiritual que hay en
él…
- ¡Pero no en Hegel! Es una aseveración precisa, y lamentablemente no
tenemos tiempo suficiente para desarrollarla por completo, pero espero que
podamos, al menos, acercarle a nuestra audiencia lo esencial de esta cuestión:
digo que lo que Hegel llama “el saber absoluto” no es esa idea infantil de “lo sé
todo”, al contrario, es una especie de autolimitación radical. Para Hegel, ese
dualismo que Ud. nombró, esa división entre nuestra vida humana y finita, y la
búsqueda de lo eterno, es siempre saber humano, limitado. Llegamos a un
límite cuando descubrimos que detrás de eso no hay nada, que todo lo que
tenemos es nuestra finitud. Lo que Hegel denomina “Wahre Unendlichkeit”7 nos
es otra cosa que la limitación autoreflejada, cuando descubrimos que detrás de
ella no hay nada. Aquí hay otra conexión con Freud, en donde sucede casi lo
contrario… hay que leer a Freud muy atentamente, cuando él habla de la
“Pulsión de Muerte”, no se está refiriendo al principio del Nirvana, o el “Quiero
desaparecer, quiero morir”. Si lee a Freud con atención se dará cuenta de que
eso que Freud llama la “Pulsión de Muerte”, es una denominación de
“inmortalidad”. La pulsión de muerte está relacionada con la repetición
compulsiva, es algo que se repite compulsivamente más allá de la muerte, de
manera obscena. Por eso utilizo figuras como la de los “muertos vivos” (otra vez
de la cultura popular), Stephen King, etc… eso es la pulsión de muerte
freudeana, los muertos vivos…
- Entonces, ud. intenta completar esos tipos de lectura, y no
acepta la división dualista que estoy haciendo… Y mi pregunta
es, por qué, en eso que está buscando, no se concentra más en
la tradición no-dualista, como aparece por ejemplo en la tradición
mística cristiana, o en la filosofía oriental…
- Aquí puedo construir la pregunta precisa: para mí, los místicos, aún cuando
aseguran no ser dualistas, no son monistas en el sentido de “no-dualistas”, pero
sí monistas en la búsqueda de una paz final, en el querer llegar a una
reconciliación final con lo absoluto. Para mí, el mensaje del cristianismo, y de
Hegel y, otra vez, de Chesterton, que formuló maravillosamente lo siguiente: la
moral del Dios cristiano no es “unidad y reconciliación”; es “finitud y división”…
Por eso Cristo dice, se acuerda de aquel pasaje que tantos dolores de cabeza
les dio a los intérpretes: “No traigo la paz, traigo la espada, traigo el fuego… y si
no renuncias a tu padre y a tu madre, no eres mi discípulo”. Cristo es una figura
luchadora, como la dialéctica de Hegel. Rechazo esa idea gnóstica, mística o lo
que sea, de una entidad superior; la realidad última es antagonismo, lucha.

- Pasemos a un aspecto de su personalidad…


- Wenn ich eine Persönlichkeit habe, das ist eine große Diskussion…8
- …Ud. se crió en Eslovenia, ¿es cierto que sus amigos le dicen
“Fidel”?

- Si, pero en broma… no tiene una motivación política, simplemente (como


habrán observado) es porque hablo mucho, la referencia no es “Fidel,
comunista”, sino Fidel que dice: “Compañeros, sólo unos minutos” y luego habla
siete horas ininterrumpidas, con suerte…
- Hay un buen chiste sobre el socialismo, que Ud. cuenta en su
libro “La revolución está por comenzar”. Dice: “el socialismo es la
síntesis de de los grandes logros de la humanidad: tiene el
primitivismo de las sociedades prehistóricas, la esclavitud de la
antigüedad, la dominación brutal de la edad media, la explotación
del capitalismo, y el nombre… del socialismo”. ¿Es lo que
verdaderamente piensa?

- Si, en principio si. Aunque me considere un izquierdista radical, un comunista,


no siento absolutamente ninguna nostalgia por el denominado “Real
existierender Sozialismus”9. Pero volviendo al chiste, es maravilloso, porque
ilustra perfectamente el momento en el que el nombre como tal entra en la
realidad. Uso frecuentemente ese chiste para explicar, por ejemplo, el
antisemitismo, porque funciona de la misma forma: el antisemitismo (sea lo que
sea “el judaísmo”) equipara al… como decirlo, equipara a la “misera judía” con
el “espíritu especulador”, a la “explotación” con los “grandes capitales”, o a la
“obscenidad judía” con “lo perverso”, etc. etc. Lo que toma de los judíos es sólo
el nombre, es la misma paradoja. El mecanismo que describe ese chiste es en
escencia el mecanismo de lo que Lacan denomina “Le signifiant mettre”: el
significante principal, un significante vacío que contempla todas las
posibilidades. Pero volvamos a la dimensión política. Me encuentro en una
situación muy difícil. Por un lado, soy sumamente crítico, no solamente en el
sentido de rechazo a la experiencia del socialismo real; creo que el stalinismo
fue una catástrofe total, la catástrofe del siglo XX, mucho peor que el fascismo y
el nazismo, y que sigue siendo enigmático… Es mi mayor crítica a la escuela de
Frankfurt, a Horkheimer, Adorno, etc., porque prácticamente ignoraron al
stalinismo… claro que lo rechazaban, pero se concentraron tanto en el fascismo
y en el antisemitismo que no fueron capaces de elaborar una teoría del
stalinismo. Y esa actitud continúa hasta en Habermas: cuando lee a Habermas
¿piensa en algún momento que su propio país, Alemania, estaba dividido en
dos? Todavía sigue siendo un enigma… Por otra parte, sigo creyendo que la
Revolución de octubre fue un gran momento… no me malentienda, no soy
idealista, no soy uno de esos trotskistas locos que dicen que si Lenin hubiera
vivido tres años más y hubiera hecho un pacto con Trotsky, no hubiera surgido
el stalinismo, sino una Unión Soviética feliz y democrática; no, era una situación
sin salida, el stalinismo era una necesidad. Ahí radica la tragedia: ¿cómo pudo
ese grandioso leninismo, esa increíble explosión de un nuevo pensar político,
terminar en el stalinismo? Todavía tenemos que entender ese proceso, ¿qué
fue lo que realmente sucedió en el stalinismo? Tenemos que repensarlo, de
manera radical, si queremos ser otra vez de izquierda. Es una tarea todavía
inconclusa.
- Es interesante que tenga esa mirada sobre la Unión Soviética,
siendo que creció en un país perteneciente a ella… En 1990 Ud.
se postuló para la presidencia de Eslovenia…
- No, ése es un típico malentendido yugoslavo. No me postulé para la
presidencia, sino para el presidio colectivo (y casi ganamos), era un gremio de
cuatro miembros…

- ¿Y cuál hubiera sido su plataforma política?


- Puede sonar un poco cínico, pero en primera línea quise sabotear… y puedo
probarlo, simplemente quise ayudar a mi partido: el programa era sencillo: no
tenía ilusiones, en aquel momento sabíamos perfectamente dónde estábamos,
el régimen comunista se estaba desintegrando, y existía el peligro (como
sucedió en Serbia y en Croacia), que surgiera un fuerte movimiento populista,
de derecha o de izquierda, que diera lugar a una especie de populismo
autoritario, como el de Tudman en Croacia o el de Miloševic en Serbia. En otras
palabras, nuestro objetivo fue evitar llegar a una situación en donde sólo
tuviéramos la opción de elegir entre nacionalistas populistas de derecha o ex-
comunistas. Ése fue mi principal compromiso, y lo logramos: en Eslovenia el
espacio político fue ampliado (por lo menos hasta hoy) y pudimos evitar ese
bloqueo.

- Desde el 2004, Eslovenia pertenece a la Comunidad Europea y


Ud. escribe en un artículo en el Süddeutsche Zeitung en el año
2005: “Debemos separarnos de la Europa de las costumbres
históricas, trazar un claro corte, desprendernos de los cuerpos
tambaleantes de la vieja Europa. Sólo así podremos renovar el
legado europeo y mantenerlo con vida.” ¿Qué entiende Ud. por
“legado europeo”?
- El libro al que pertenece ese artículo (todos mis artículos son fragmentos de
mis libros), lo explica claramente: el “legado emancipador”, que se remonta a
democracia griega, a ese primer nivel, la “Polis” de la égalité radical, se
convirtió en la vara para medir todas las cosas. Esa idea, según la cual en la
democracia no todos están, simplemente, en “su lugar”, sino que por el
contrario, existe una igualdad, comenzó con la democracia, siguió en el
cristianismo (con las famosas palabras de Pablo: “Ni judíos, ni griegos, ni
hombres, ni mujeres…”), continúa con la subjetividad moderna, desde
Descartes hasta Hegel, y sigue en el comunismo, por lo menos en la idea del
comunismo, etc. Creo que necesitamos un empujón; mi llamada a una “nueva
Europa” es desesperada, pero también radical, para decirlo de una manera
sencilla: ¿dónde estamos hoy?Hoy exsiten dos, quizás tres modelos culturales:
el liberalismo anglosajón, el (para decirlo amablemente) capitalismo con valores
asiáticos (o sea: el capitalismo autoritario) y, eventualmente y quizás sin
demasiada fuerza, el capitalismo populista latinoamericano. Francamente, no
quiero vivir en un mundo en donde ésas sean las únicas alternativas posibles.
Mis fantasías más salvajes (y tampoco lo veo bien), las deposito en Europa.
Europa se encuentra en una evidente crisis… sobre Europa escribí un artículo
con un título que hacía referencia a un texto de de Freud “Was will das
Weib?”10. Was will Europa, (¿Qué quiere Europa?). No está del todo claro.
¿Sólo una comunidad económica? ¿O una comunidad más fuerte, ideológica?
Quizás surja algo más…
- ¿Qué más quisiera activar de la historia del pensamiento
europeo?

- Aquí llegamos al punto en donde se me acusa de ser un totalitarista


escondido: precisamente esa radical tendencia apocalíptica, específicamente
europea, que se encuentra en las cartas de Pablo, esa idea de que se aproxima
el fin de los tiempos, nos acercamos al punto cero… En cierto sentido, me
atrevo a afirmar, nos acercamos al punto cero; no soy un apocalíptico rígido, no
digo que mañana será el fin del mundo, pero tomemos la ecología… Es un
tema complejo, y mañana no se terminará el mundo, pero es tan clara la
tendencia a acercarnos al punto cero, que debemos cambiar algo. Tomemos la
biogenética, en donde se produjo un desarrollo tremendo, ya estamos en
condiciones de conectar nuestro cerebro directamente a la realidad externa, y a
partir de este punto deberíamos reconsiderar la definición del ser humano.
Tomemos el capitalismo: el problema de la denominada “propiedad intelectual”,
es un gran problema, no creo que el capitalismo pueda resolverlo; no funciona.
Bill Gates es una monstruosidad atípica, ¿de dónde sale todo su dinero? Lo que
él vende no es un producto real, él privatizó una parte de lo que Marx denominó
el “intelecto general” o “el saber común”, el medio neutral y público de nuestra
comunicación. Según Marx, está cobrando un alquiler, no un beneficio: es el
mayor arrendador del mundo.
- Otra vez está del lado de la crítica, no de la solución [...] y en su
libro “La suspención política de la ética”, dice: “Hoy en día, siendo
bombardeados de todos lados con las diferentes versiones de la
orden del super-yo: “¡Disfruta!”, desde el placer sexual inmediato
hasta la alegría del éxito laboral o del despertar espiritual,
deberíamos dirigirnos hacia un nivel mucho más radical. El
psicoanálisis es hoy el único discurso en el que nos está
permitido ‘no disfrutar’”.

- Si, insisto en ello, ¿y sabe por qué? Vivimos en una época única porque
estamos motivados por la ideología. Ya no existen las llamadas clásicas “Sé un
cristiano” o “Sé un comunista”, “Sacrifícate”… lo que la sociedad hoy quiere de
nosotros es una vaga especie de hedonismo iluminado: “Sé tu mismo”, “Sé fiel
a tí mismo”, “Realiza tus potenciales”, y siempre con ese aspecto terrorista:
¡Disfruta! ¿Sabe dónde pude experimentarlo? Aquí en Zurich, en la
Bahnhofstraße, compré un paquete de golosinas mus caras, empaquetadas
herméticamente, hay que comerlas muy frescas, y me reí mucho al abrir el
paquete, pues decía: “Sofort Geniessen!”11Eso es ideología hoy. Creo que hay
algo realmente liberador en el psicoanálisis, que ya no es más el viejo
psicoanálisis freudeano (la idea de Freud era que tenemos deseos sexuales,
pero que la moral dominante nos reprime, y que el psicoanálisis nos ayuda a
liberarnos de las trabas y a gozar plenamente), pero hoy la represión surge de
la exigencia del goce. Literalmente, lo escucho una y otra vez de psicoanalistas:
las personas tienen culpa, no porque tengan deseos prohibidos, como antes,
cuando los homosexuales sentían culpa, no: las personas sienten culpa porque
no son capaces de disfrutar.
- ¿Quiere proponernos una dieta espiritual?
- No usaría la palabra “espiritual”, pero “dieta”, sí. Creo que deberíamos
desobedecer la orden del super-yo: “Disfruta!”. No estamos obligados a
disfrutar.
- Si trasladamos esa idea a la política, estoy hablando de una
cosmovisión: ¿cómo seguimos?, y en su libro habla de la
“suspensión política de la ética”
- No, no me refiero a que tengamos que comenzar a matarnos. Lo que quiero
decir es que la izquierda actual está atrapada en un esquema ético-legalista.
Sobre todo, la izquierda no tiene una alternativa real sobre cómo reordenar las
cosas; esa fue la mayor tragedia del movimiento anti-globalización de Porto
Alegre: “están en contra”. Pero en cuanto se le pregunta cuál es su programa,
se recibe una serie de respuestas vagas, como “más autodeterminación”, y
cosas por el estilo. La izquierda se limita a moralizar “Que terrible, las personas
se mueren de hambre”, y tratan de traducir eso a conceptos operativos,
“Necesitamos nuevas leyes”… Hablamos de legalidad y moralidad, pero creo
que deberíamos romper con ese esquema. Mi fórmula actual es incluso más
agresiva: “La suspensión teológica-política de la ética”. Claro que no digo
“teología” refiriéndome a Dios, sino pensando en las visiones apocalípticas…
- ¿Y se queda con esa visión apocalíptica o nos brinda una luz de
esperanza?

– Soy apocalíptico. Cuando se dice “Luz”, la gente se refiere a una luz al


final del túnel, pero yo (y esta sabiduría cínica sobre las cosas la obtuve del
“socialismo real”) digo que al final del túnel está la luz del tren que viene a
estrellarse con uno. No, sólo veo problemas. Y no veo ninguna solución clara,
pero creo que ésa es mi tarea como filósofo. Cuando la gente me pregunta
“¿Qué podemos hacer contra la crisis financiera o por la ecología?”, mi
respuesta es siempre: “No lo sé”. Lo que puedo hacer, y creo que es muy
importante, es corregir las preguntas. Muchas veces, la forma en la que
planteamos un problema es parte del problema. Reproducimos el problema. Por
ejemplo, en la ecología… toda esa mitología de la “Madre Tierra”, del “Equilibrio
roto”, del “Retorno al equilibrio”… es sólo esa mitología del New Age, que sólo
es impeditiva. Lo mismo pasa con el racismo. Yo estoy en contra de la
tolerancia. No es que esté a favor de la intolerancia, pero rechazo la idea de
que los problemas del racismo y del sexismo puedan ser automáticamente
traducidos a problemas de la tolerancia. Tomemos a Martin Luther King: él
jamás habló de tolerancia. Nosotros hablamos de tolerancia porque vivimos,
permítame decirlo, en la era post-política: la economía y la administración
pública están cada vez más despolitizadas, y los únicos conflictos reales que
quedan son, en mayor o en menor medida, conflictos culturales, el aborto y
esas cosas.

- Hemos conocido un poco del “Universo Žižek”, pero hay quienes


no lo encuentran simpático, quienes lo critican. Aquí tengo una
reseña de la revista “Orientierung”, en donde puede leerse: “De
incontables cajones saca Žižek ejemplos históricos, culturales y
filmográficos, para referenciarlos en un cambio permanente
según el folio interpretativo del momento. Esto no sólo convierte a
los ejemplos en algo completamente intrascendente: el remolino
de citas activa una monotoneidad que es preocupante, pues la
suma de los materiales utilizados no conlleva el apercibimiento de
un conocimiento nuevo, sino simplemente una interpretación
falsificable y sin sentido”

– Todo lo que tengo para decir (como sabe, es una de las críticas típicas),
es que lo mismo fue dicho sobre Hegel: me honra estar en su compañía.
Inmediatamente después de la publicación de la “Fenomenología del espíritu”
se dijo “esto es una confusión de ejemplos de aquí y de allá, y sobre ellos
siempre los mismos monótonos intentos dialécticos…” Lo que quiero
responderle a esa persona es: ¿sabe lo que dice Hegel en esa misma
“Fenomenología del espíritu”? Dice: “A veces, la maldad está en los ojos de
quien la percibe” Quiero decir: mis textos pueden causar esa impresión, pero
afirmo que tratan una serie precisa de problemas profundos. ¿Y por qué salto
de aquí para allá? Pues porque no estoy hablando ni de esto ni de aquello,
estoy hablando de un problema fundamental detrás de todo eso. Pero esta
gente, evidentemente, no lo ve.

- En el TAZ12 hay otra nota: “Si existe algo como el prototipo del
intelectual nervioso, entonces Žižek es su encarnación”

- Eso puedo aceptarlo. Lo que no soporto es la “sabiduría” del “intelectual


sabio”… No, creo que vivimos en una época potencialmente peligrosa, y por
eso estoy nervioso. Hay buenos motivos para estar nervioso. Creo que ya no
podemos darnos más el lujo de la sabiduría a lo “Dalai Lama”, ése es el camino
directo a la catástrofe.
- Pero ¿de donde viene la falta de aliento en su pensamiento?

- No lo sé. No estoy seguro, quizás sea una tendencia, una parte de mi


carácter. Pero quisiera agregar algo más: lo que me parece muy triste en ese
tipo de críticas es que todas apuntan a mi persona, tildándome de “nervioso” o
“torpe”, o deteniéndose en cuestiones puramente formales. ¿Se ha dado
cuenta? Esas dos críticas que acaba de citar (y yo puedo darle muchas más),
tienen un punto en común: ¡ninguna menciona nada sobre lo que estoy
diciendo! Y tengo tesis muy precisas:“lea a Hegel de la siguiente manera”, o “el
cine funciona ideológicamente de tal y cual manera”… Pero no, sólo son
reproches formales y así, para mí, carecen de todo interés. Pero estoy
acostumbrado, a eso y a mucho más. Hace poco fui acusado en la “New
Republic”, una revista norteamericana, de ser el ideólogo de un nuevo
Holocausto. Literalmente. Decían que mi tesis es que hay que matar a todos los
judíos, excepto a aquellos que sean críticos contra el Estado de Israel. Por
supuesto, es una mentira sin sentido. Pero más problemático para mí es cómo
todas esas críticas no apuntan a lo que hago… es como si yo ahora debatiera
con Ud. y describiera sus movimientos o su forma de vestirse… ¡Por Dios,
estoy planteando una teoría!
- ¿Y cual es, dicho en pocas palabras, su teoría?
- Leer a Hegel con la ayuda del psicoanálisis, y utilizar para ello la visión central
de Freud, la pulsión de muerte, ese concepto que nada tiene que ver con un
biologismo instintual, y, con su ayuda, leer el tema central del idealismo alemán:
la negatividad absoluta. Esa es mi pasión.

- Muchas gracias por la charla.


Ich danke Ihnen. Danke.13

contrariamente al formato de la entrevista, en donde el entrevistador habla alemán y el entrevistado


responde en inglés, sin traducción de por medio, lo que nos hace intuír el bilingüismo de ámbos [↩]
• “Ética de la vida”, en Alemán [↩]
• “La Cosa”, en Alemán [↩]
• “Estado de las cosas”, en Alemán [↩]
• “Negatividad autoimpuesta”, en Alemán [↩]
• “Campo de reeducación”, en Alemán [↩]
• “Infinitud verdadera”, en alemán. [↩]
• “Si es que tengo una, eso todavía está en discusión…” En Alemán. [↩]
• “Socialismo Real”, en Alemán [↩]
• “¿Qué quiere la mujer?”, en Alemán [↩]
• “Disfrútelas en seguida!”, en Alemán [↩]
• “Die Tageszeitung”, periódico alemán. [↩]
• “Gracias a Usted, gracias.” en Alemán. [↩]

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