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CUSCO
FACULTAD DE CIENCIAS
ECONOMICAS ADMINISTRATIVAS Y CONTABLES
CURSO : MACROECONOMIA
CODIGO : 0062093-C
CUSCO – PERÚ
2010
Interés
Indica, en una cantidad de dinero y tiempo dados, qué porcentaje de ese dinero se
obtendría, o habría que pagar en el caso de un crédito.
Hay dos tipos de indicadores para medir la rentabilidad de los ahorros o carestía de un
crédito: el TIN y el TAE.
Por ejemplo:
• Si se aplicase una vez al mes, en vez de al año, sería el 0,5% de lo que se tenía
ahorrado:
Pero al siguiente mes el TIN se aplica sobre lo que se tenía ahorrado más lo
producido por los intereses. Con lo que a final de año es como si se tuviese más
de un 6% de interés. En concreto se obtendría un 6,17% TAE. Véase el concepto
de TAE en el siguiente apartado.el 10 es igual a 5 el cinco se suma en el interés
se suma al 10
El tipo de interés real muestra qué rentabilidad obtendrá de facto el inversor que realice
algún tipo de operación de crédito.
Este sistema tiene en cuenta la inflación que sufren las economías, por lo que refleja la
devaluación de la divisa debida al paso del tiempo y con ello la pérdida de poder
adquisitivo.
Se obtiene a partir del Tipo de Interés Nominal (TIN) y la Tasa de Inflación esperada.
Donde:
Existe una manera más sencilla de estimar el Tipo de Interés Real, que sirve para
hacerse una idea de su posible valor al instante, aunque para cantidades pequeñas de
dinero la aproximación es aceptable, para cantidades mayores, dista bastante del cálculo
anteriormente mencionado:
Para mostrar cuál es la ganancia al final del año, de forma normalizada (con
independencia de los períodos de aplicación y otros factores), se utiliza el TAE o Tasa
Anual Equivalente.
Donde:
Ejemplo:
Tipos de Interés
Imagínese que dos personas A y B invierten al mismo tiempo un capital C, con una
misma tasa de interés i.
Al cabo de un año, A retira los intereses producidos por el capital y vuelve a dejar el
mismo capital invertido. En el segundo año vuelve a retirar los intereses y a invertir el
mismo capital, y así cada año. Cada año retira los intereses producidos durante ese año
y reinvierte sólo el capital C.
En cambio B, al cabo del primer año no retira el interés sino que lo invierte junto con el
capital anterior durante un año más, y así sucesivamente.
En el primer caso los intereses producidos son siempre por el mismo capital C, mientras
que en el caso de B el capital varia aumentando año con año. La siguiente gráfica
resume la situación:
Capital: $ 1000
Número de años: 20
Tipos de Interés
C Compuesto
a 250
Simple
p 200
i
t 150
a
l 100
50
0
8/10 8/11 8/12 8/13 8/14 8/15
Años
El interés simple es el que se obtiene cuando los intereses producidos, durante todo el
tiempo que dure una inversión, se deben únicamente al capital inicial. En el ejemplo
anterior, el interés de la persona A es un interés simple.
Interés compuesto es el que se obtiene cuando al capital se le suman periódicamente los
intereses producidos. Así al final de cada periodo el capital que se tiene es el capital
anterior más los intereses producidos por ese capital durante dicho periodo. El interés de
B en el ejemplo anterior es un interés compuesto.
Ejercicio: Calcular el interés simple producido por 30 000 pesos durante 90 días
a una tasa de interés anual de 5%.
Resolución: Como
por tanto
se obtiene que
y despejando i obtenemos
Ejercicio: Un capital de 300 000 pesos invertido a una tasa de interés del 8%
durante un cierto tiempo ha generado unos intereses de 12 000 pesos. ¿Cuánto
tiempo ha estado invertido?
y despejando
por lo que el tiempo que ha estado invertido es de 0.5 años, es decir, 6 meses.
Sea un capital invertido durante años a una tasa de interés compuesto por cada
año. Durante el primer año el capital C produce un interés
y así sucesivamente.
Aunque las fórmulas de interés compuesto se han deducido para una tasa de
interés anual durante años, todo sigue siendo válido si los períodos de
reinversión son semestres, trimestres, etc., sin más que convertir éstos en años.
Ejercicio: Averiguar en qué se convierte un capital de 1 200 000 pesos al cabo
de 5 años y a una tasa de interés compuesto anual del 8%.
y sustituyendo obtenemos
y despejando C obtenemos
Resolución: Se tiene
y por consiguiente
I-. Introducción.
Existe un acuerdo generalizado en que los tipos de interés en los últimos 2 o 3 años han
estado bajos en relación a sus valores históricos de los últimos 40 o 50 años.
Por otra parte, esto ha sido debido a la respuesta de los Bancos Centrales a la
desaceleración económica generalizada en el mundo, a su vez originada en la relativa
desactivación de ciertos desequilibrios reales financieros e inmobiliarios, que han
afectado de diversa forma a las diferentes economías. Estos descensos de tipos
nominales y reales, a su vez, han originado o acentuado otros desequilibrios, de modo
que el riesgo ante un incremento de los tipos de interés ha aumentado.
Por otra parte, la interrelación entre los mercados financieros y reales de las principales
economías ha aumentado en los últimos años, lo que se manifiesta en una correlación
mayor entre los tipos de interés nominales y reales de todas las economías. Así,
cualquier análisis debe centrarse en los tipos mundiales, o de las economías más
significativas, más que en los tipos locales de economías periféricas. Un papel
fundamental en este sentido ha correspondido, y lo sigue haciendo aunque en menor
medida, a la economía de EE.UU. Por último, después de un período en el que se
obtuvieron considerables avances en la reducción de los déficit públicos y del volumen
de la deuda pública viva, dichas magnitudes comienzan a aumentar otra vez, y todo
indica que van a continuar en esta dirección. Aunque está comprobado que el aumento
de las necesidades de financiación del sector público hace que los tipos nominales y
reales de interés aumenten, su efecto concreto está lejos de precisarse. Debido a esto, y a
que todo parece indicar que en la segunda mitad de 2004 el crecimiento real mundial
va a aumentar, el riesgo de un aumento de los tipos de interés, especialmente los de
intervención de los Bancos Centrales, ha vuelto al centro de la atención de los agentes
económicos (el mayor riesgo está en EE.UU., seguido de Europa, y no tanto en Japón,
pues esto apreciaría el yen dificultando las exportaciones y la recuperación; véase, por
ej., FMI (2004)).
Ante esta situación, surgen inmediatamente varias cuestiones. La primera es hasta qué
punto las autoridades monetarias, es decir, los Bancos Centrales, pueden mantener
los tipos de interés a niveles bajos en relación a sus valores históricos, o bien
elevarlos, si es que esto es lo que deciden ante los previsibles aumentos del crecimiento
real y del volumen de deuda pública en circulación. Veremos en la sección siguiente
que existen limitaciones importantes a estos objetivos y la pregunta inmediata es, en
consecuencia, cómo se determinan los tipos de interés nominales y reales en la
economía, y en qué sentido, punto que se analiza en la sección III. Más concretamente,
trataremos de establecer una guía para el valor de los tipos de interés reales de
equilibrio, cuestión ésta que ha sido debatida desde distintos puntos de vista en el
análisis económico. En la medida en que esta segunda pregunta pueda ser respondida
con cierto grado de satisfacción, podemos plantearnos la lógicamente siguiente, es decir,
cómo se pueden estimar los valores concretos de los tipos de interés de equilibrio, o
al menos obtener alguna referencia concreta (sección IV). También es importante
revisar qué efectos puede tener un aumento de los tipos de interés, especialmente si
llegamos a la conclusión de que, independientemente de lo que decidan los Bancos
Centrales, van a aumentar (sección V). Pero todo este análisis descansa en el supuesto
de que los tipos de interés están bajos en relación a sus valores históricos, y aunque
en algunos casos esto es evidente, como puede ser el japonés, o el de los tipos
nominales a corto de la deuda pública en EE.UU., no está comprobado que ésto sea
cierto para el resto del espectro de tipos, a otros plazos y otros emisores, ni para los
tipos reales. La sección VI intentará ofrecer respuestas a estas y otras cuestiones,
basadas en el análisis de varias series históricas de tipos de interés comparándolas con
los valores actuales. Una última sección (VII) recoge un resumen de las conclusiones
principales del artículo.