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República Bolivariana de Venezuela.

Universidad de Oriente.
Núcleo Bolívar- Ciudad Bolívar.
Escuela de ciencias de la salud: “Dr. Francisco Battistini”.
Departamento de psiquiatría
Cátedra: Psicología médica.

Prof. Bachilleres.
Ruth Monterola. Jerez Saimar CI.18.828.153
Lara Rossis CI.18.337.221
Lira Jessica CI.19.157.747
Mejías Kerllis CI.20.259.887
Millan Zunioswal CI.19.158.166
Ortega Herika CI.19.622.743

Ciudad Bolívar, diciembre de 2010


TABLA DE CONTENIDO

1 Introducción

2 Intervención en crisis. Definiciones

3 Tipos de crisis

4 Fases de la crisis

5 Características de una situación en crisis

6 Aspectos específicos de situación de crisis.

7 Principios de la intervención de crisis.

8 Actitudes y entrenamiento del personal que ayuda en crisis.

9 Pacientes difíciles.

10 Intervención en situaciones de crisis producidas por desastres naturales.

11 Manifestaciones psicológicas ante situaciones de catástrofe o emergencia.

12 Papel del estudiante de medicina en situaciones de crisis.

13 Conclusión

14 Referencias Bibliográficas

15 Anexos
INTRODUCCIÓN.

El presente trabajo, se refiere al tema intervención en crisis, ha sido


realizado con la finalidad de dar a conocer, todo lo concerniente con este
interesante argumento, que es de vital importancia, sobretodo para los galenos y
personal de enfermería, puesto que les permite ayudar a entender y ayudar a las
diferentes personas en problemas (crisis), con las cuales va a estar interactuando a
lo largo de su vida profesional.

La rapidez de los procesos de cambio social resultante del desarrollo


económico, la industrialización y la urbanización, tiene profundos efectos sobre la
estructura de las comunidades, el funcionamiento de las familias y el bienestar
psicológico de los individuos. La soledad, la depresión, el abuso, los asaltos y la
pérdida del sentido de la vida son sólo algunas de las diversas crisis a las que está
expuesta la persona en ésta sociedad contemporánea, tan materialista, violenta y
despersonalizada.

Una crisis es una combinación de situaciones de riesgo en la vida de una


persona que coincide con su desorganización psicológica y necesidad de ayuda.
Representa tanto el peligro de una mayor vulnerabilidad al trastorno mental
como la oportunidad para el desarrollo de la persona.

El modelo de intervención en crisis surge a partir de unos estudios sobre


como las personas sufren y afrontan situaciones de catástrofe o de extrema tensión.

Según Payne la intervención en crisis es "una acción clásica que consiste en


interrumpir una serie de acontecimientos que provocan anomalías en el
funcionamiento normal de las personas". Este modelo se basa en la psicología del
yo, en la teoría del estrés, la teoría del aprendizaje, la teoría del rol y la teoría de la
homeostasis.

Por otro lado Du Ranquet la define como: "estado de conmoción, de


parálisis en una persona que sufre o ha sufrido un gran shock. Sobreviene cuando
el estrés actúa sobre un sistema y requiere un cambio que se sitúa fuera del
repertorio habitual de respuestas. La persona o la familia se encuentra ante un
obstáculo que no pueden superar por sus propios medios".

Entonces una crisis por lo general es un periodo de transición que se


resuelve en forma espontánea, durante la cual el individuo enfrenta un
acontecimiento o situación que percibe como amenazante y potencialmente
peligrosa, lo que precipita un periodo de desequilibrio psicológico y deterioro
funcional. Tradicionalmente se ha subrayado la posibilidad de daño o de cambio,
como lo demuestra el carácter radical chino para la palabra crisis, que combina los
caracteres de peligro y oportunidad

La crisis puede relacionarse con un factor estresante significativo y riesgoso,


o puede ser el resultado acumulado de una serie o sucesión de factores estresantes.
Los factores de equilibrio incluyen la presencia o ausencia de una
percepción realista del acontecimiento, el respaldo suficiente de la situación y los
mecanismos de afrontamiento aprendidos o seleccionados con anterioridad.

INTERVENCION EN CRISIS.
La intervención en crisis es un proceso que busca influir activamente en el
funcionamiento psíquico de una persona durante un periodo de desequilibrio para
aliviar el impacto inmediato de los eventos estresantes, y ayudar a reactivar las
actividades afectadas por la crisis. La evaluación e intervención adecuadas son
esenciales para garantizar la seguridad del paciente y de terceros, ayudarlo a
afrontar eficazmente el problema, y empoderarlo para hacer frente a futuros
acontecimientos vitales de manera eficaz. Se estima que 4% de las consultas a
médicos de atención primaria tienen que ver con crisis psiquiátricas o sociales
causadas por eventos estresantes agudos.

La intervención en crisis se centra en el problema o hecho estresante que


desencadeno la crisis, más que en los rasgos de la personalidad.

La intervención en crisis es definida por Slaikeu como "un proceso de ayuda


dirigida a auxiliar a una persona o familia a soportar un suceso traumático de
modo que la probabilidad de efectos negativos como daños físicos o emocionales
se aminore y la probabilidad de crecimiento se incremente".

CRISIS:

Es la interpretación de un evento o situación como una dificultad intolerable, que


sobrepasa los recursos y los mecanismos de afrontamiento de una persona. A
menudo no es el evento por sí mismo lo que causa la crisis, sino que es la
percepción del evento por parte del paciente. Las personas que son incapaces de
utilizar estrategias de afronte adecuadas pueden desarrollar manifestaciones
afectivas, conductuales, cognitivas o físicas.

Rapoport. Sostiene que la “crisis tiene un potencial generador de


crecimiento, porque reclama acción nueva cuando se presenta un trastorno en el
estado deseado del sistema”.

L. R. Brito dice, que "La crisis se siente como un abismo entre el pasado que
ya no es vigente y un futuro que todavía no está constituido".

Jerry Long Jr. La persona está en crisis cuando sufre una pérdida severa que
no está manejando exitosamente, y siente ira sublimada, está estancada en la etapa
de depresión, y sufriendo un vacío existencial.

Caplan. Sostiene que la crisis se presenta “cuando una persona enfrenta un


obstáculo en las metas importantes de su vida, que es, por un tiempo, insalvable
con el empleo de los métodos habituales de la solución de problemas, sobreviene
un periodo de desorganización, un período de malestar, durante el cual se realizan
muchos intentos abortivos de solución”.

Las crisis pueden ocurrir a un nivel personal o social. Pueden designar un


cambio traumático en la vida o salud de una persona o una situación social
inestable y peligrosa en lo político, económico, militar, etc. También puede ser la
definición de un hecho medioambiental de gran escala, especialmente los que
implican un cambio abrupto. De una manera menos propia, se refieren con el
nombre de crisis las emergencias o las épocas de dificultades.

TIPOS DE CRISIS.

Pueden ser

 Del desarrollo (esperables): Estas, son más predecibles y sobrevienen cuando


una persona va cumpliendo etapas en su vida desde la niñez a la senectud.
Presentan:
 Una conducta indiferenciada y marcan un trastorno en el área
intelectual y afectiva. También llamadas de transición, Ejemplo:
Crisis del nacimiento e infancia, Crisis de la pubertad y
adolescencia, Crisis de la primera juventud, Crisis de la edad
media de la vida y Crisis de la tercera edad.

 Circunstanciales (Accidentales inesperadas o imprevisibles)

Estas, son inesperadas, accidentales y dependen sobre todo de factores


ambientales. Abarcan una alteración psíquica y de la conducta ante
perdida o amenaza de pérdida de los aportes básicos (físicos,
psicosociales y socioculturales que están interrelacionados). Son el
resultado de situaciones de origen externo o interno. Ejemplo de crisis
circunstanciales: Separación, Pérdidas, Muerte, Enfermedades
corporales, desempleo, trabajo nuevo, fracaso económico, violaciones,
incendios.

La crisis circunstancial tiene cinco características:

1) Es repentina: aparece de golpe.


2) Es inesperada: no puede ser anticipada.

3) Es urgente, pues amenazan el bienestar físico o psicológico.

4) Masiva: muchas crisis circunstanciales afectan a muchas personas al mismo


tiempo (por ejemplo desastres naturales).

5) Peligro y oportunidad: la crisis puede desembocar en un mejoramiento o


empeoramiento de la situación de la persona.

Una persona que atraviesa por un estado de crisis, se encuentra en una


etapa vitalmente clave para continuar con el curso de su vida. No importa qué tipo
de crisis sea, el evento es emocionalmente significativo e implica un cambio radical
en su existencia. Ante el cual sus recursos de adaptación, así como sus mecanismos
de defensa usuales no funcionan. El problema rebasa sus capacidades de
resolución y por lo mismo se encuentra en franco desequilibrio. Como resultado de
todo esto la persona experimenta una mayor tensión y ansiedad, lo cual la
inhabilita aún más para encontrar una solución.

FASES DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS.

Las fases que suceden a una crisis, y que conducen hasta su resolución,
pueden dividirse en cinco.

Desorden. Es la primera reacción ante el suceso traumático; donde pueden hacerse


presentes el llanto, la angustia, los desmayos, etc. El momento de desorganización
puede conducir a dos tipos de respuesta: la negación o la intrusión. Algunas
personas no pasan por la fase de negación y saltan directamente la siguiente, la
intrusión.

Negación. Es un mecanismo de defensa que se expresa mediante un “no querer


pensar” o actuar como si nada hubiese sucedido. Conlleva el bloqueo del impacto
y se puede acompañar de entorpecimiento emocional, no pensar en lo que pasó y
realizar actividades como si nada hubiera pasado. La negación también puede
presentarse casi inmediatamente al suceso.

Intrusión. Caracteriza por la abundancia de sentimientos e ideas de dolor sobre la


pérdida. En la mente aparecen imágenes del suceso una y otra vez, incluso en
sueños que apabullan a la persona, ideas o decisiones muy negativas y riesgosas
que pueden ser expresadas o no.
Penetración. Es la parte del proceso en el que la persona penetra en sus
sentimientos y sentimientos. Los reconoce, los acepta y expresa. Entre más los
exprese más se "desgasta" el impacto que le produjo el suceso.

Terminación. En esta se ha iniciado la integración de la experiencia, o ya ha sido


integrada a la vida de la persona. La integración consiste en que la persona acepta
lo que sucedió, admite que el suceso la llevó al desequilibrio, pero es capaz de
encontrar en ésta, una oportunidad de crecimiento, ganar fortaleza, mayor
seguridad, y herramientas para dar sentido a su vida con una postura más sana
ante la vida

Cuando no se resuelve la crisis, las personas pueden sufrir


alteraciones físicas, emocionales, y/o mentales. Presentar actitudes negativas,
mecanismos de defensa. Tornarse resentidos, agresivos, desconfiados, inseguros,
soberbios, egoístas. Mostrar máscaras de dureza, frialdad, indiferencia, y sentir
soledad, amargura e infelicidad. Hacen el papel de víctima o de victimario.
Incapacitadas para establecer relaciones interpersonales sanas y profundas.
Bloquean su voluntad de sentido, su intuición, su libertad y su responsabilidad,
por lo que muy probablemente sientan vacío existencial.

También se hace referencia a la clasificación de Selye:

Fase de alarma: La tensión se eleva, los sentimientos de inquietud y de


incapacidad suben como una flecha, existe sentimiento general de impotencia.
Puede haber un estado de confusión cognitiva, puede resultar una cierta
inadaptación y una falta de eficacia.

Fase de resistencia: En la fase de resistencia, el organismo moviliza su energía


para encontrar soluciones de urgencia es la fase intermedia que puede llevar al
final de la crisis de tres maneras diferentes:

 Resolviendo efectivamente el problema.

Se puede considerar bajo un ángulo que permita conciliar la satisfacción de las


necesidades y las posibilidades de la realidad.

 Se pueden abandonar los objetivos que se pretendía alcanzar.

Fase de inadaptación: Si el problema no recibe ninguna de las 2 soluciones se entra


en un estado de gran desorganización: es la fase de inadaptación. El estrés ha
sobrepasado las reservas del organismo, la suma de recursos y energías vitales,
hay agotamiento.
CARACTERISTICAS DE UNA CRISIS.

Los diferentes tipos de manifestaciones que acompañan a la situación de


crisis se pueden agrupar en distintos bloques en función de la modalidad de
respuesta del individuo a lo que se encuentran asociadas:

Manifestaciones emocionales. Es característica, la presencia de dos formas de


comportamiento emocional que, en muchos casos, pueden aparecer en un mismo
individuo de manera casi simultánea. Es posible encontrar la presencia de
comportamientos emocionales tales como, embotamiento, depresión, aislamiento,
indefensión y culpa por el hecho de haber sobrevivido, así como las
manifestaciones emocionales caracterizadas por la ira, la desesperación, la
sensación de encontrarse “fuera de control”, la ansiedad, la agitación y la
hiperactividad.

Manifestaciones cognitivas: es posible encontrar manifestaciones cognitivas


focalizadas en un deterioro del funcionamiento atencional normal, así como la
presencia de síntomas de desorientación y de dificultad para tomar decisiones. Es
frecuente la aparición de fenómenos de flashbacks sobre la situación vivida, y en
algunos casos puede darse la presencia de una amnesia completa o parcial del
episodio.

Manifestaciones fisiológicas: resultan características las manifestaciones


habitualmente presentes en los ataques de pánico, tales como taquicardia y la
sudoración. La fatiga es otro síntoma frecuentemente identificado en las personas
que se encuentran en un estado de crisis.

Manifestaciones conductuales: vienen determinadas por el estado emocional y


fisiológico en el que se encuentran. Así es habitual la presencia de llanto, la
emisión de gritos, las explosiones de ira, el abandono, etc.

ASPECTOS ESPECÍFICOS DE UNA SITUACIÓN EN CRISIS.


Antes de hablar de lo que se debe hacer o de cómo debe actuar la persona
que brinda la ayuda es necesario conocer que está pensando la persona que
atraviesa una crisis:

 Las personas en crisis se subvaloran, se consideran inútiles, incapaces, sin


posibilidades en la vida.

 Estrechan su campo de visión, sólo perciben el problema que los aqueja y no


encuentra soluciones, encerrándose en un círculo vicioso.

 Se frustra y se decepciona, lo que lo lleva a ver todo inalcanzable.

 La persona necesita apoyo externo.

 A nivel consciente-inconsciente, la persona se atormente pensando que fue


culpable en alguna medida de lo ocurrido o que pudo haber actuado de otra
manera.

 Algunas personas no quieren afrontar el problema, lo que se conoce como actitud


evasiva o escapista.

Por lo tanto, el que va a entablar la relación de ayuda debe tomar en cuenta todos
estos aspectos.

PRINCIPIOS CLINICOS DE LA INTERVENCION EN CRISIS.


Oportunidad: La terapia breve de urgencia con tiempo limitado, es el tratamiento
que se elige en situaciones de crisis; el proceso de ayuda para que las personas
puedan recuperar el equilibrio después del incidente puede tomar de 1 a 6
semanas. Puesto que la experiencia de crisis es un periodo de alto riesgo para la
persona como para su familia, se requiere que la ayuda esté disponible de modo
inmediato y en una ubicación de fácil acceso. El énfasis en la oportunidad se
calcula para reducir el peligro y, al mismo tiempo, para capitalizar la motivación
del paciente para hallar un nuevo planteamiento (lo mismo de actitud que
conductual) para enfrentarse con las circunstancias de la vida.

Metas: Ayudar a la persona a recuperar un nivel de funcionamiento equilibrado


que tenía antes del incidente que precipitó la crisis ó un nivel potencialmente
creativo que le permita superar el momento crítico.

Valoración: Es importante que la valoración abarque tanto la fortaleza como la


debilidad de cada una de los sistemas (CASIC) implicados en la crisis. La
información acerca de qué está mal en la vida de una persona (como el
desmoronamiento de la relación matrimonial) se complementa con la información
acerca de qué es aún funcional (como un sistema red de amigos). Las fuerzas y
recursos sociales pueden y deben utilizarse para ayudar a una persona a
arreglárselas con la crisis.
COMPONENTES DE LA INTERVENCIÓN DE UNA CRISIS

Aunque cada persona y situación es diferente, hay varios pasos generales


que el médico o personal encargado, puede seguir para responder eficazmente a la
crisis de un paciente:

1. Establecer el encuentro o contacto psicológico:

Básicamente consiste en lograr una relación de persona a persona, establecer


un puente que permita el ENCUENTRO HUMANO en el que la persona en crisis
pueda sentirse escuchada, acogida, respetada, aceptada, segura y comprendida (lo
que conduce a una disminución de la intensidad de la ansiedad) por otro ser
humano, quien es capaz de brindarle la ayuda necesaria para que resuelva su
problema y salga adelante. Él que interviene debe tener claro qué quiere y qué
puede aportar para ese encuentro, debe recalcarle al individuo en crisis, que se
encuentra en un medio seguro para referir su preocupación actual.

Si el paciente está angustiado, se puede usar técnicas de respiración


profunda y enfoque en el problema. La actitud de escucha, validación,
comprensión y apoyo del personal de salud contribuye a disminuir la intensidad
emocional y así reorientar las energías al enfrentamiento de la situación. La
validación de la experiencia no significa necesariamente que el médico esté de
acuerdo con la percepción y la respuesta a la crisis del paciente. Por otra parte se
debe clarificar y amplificar la situación al paciente, sin que el médico imponga su
opinión.

Se va estableciendo una relación (rapport) con el paciente escuchándolo


activamente (con preguntas abiertas, declaraciones, etc.) y, si procede, aplicar
técnicas no verbales (por ejemplo, hablarle al nivel de los ojos o inclinarse hacia
adelante).

  El contacto psicológico sirve para reducir el dolor de estar solo durante


una crisis.
2. Evaluar la severidad de la crisis y el estado del paciente:

Este paso generalmente se realiza durante los primeros minutos del


encuentro, escuchando al paciente y conduciendo la entrevista con el fin de
obtener información. Se tienen que evaluar especialmente algunos puntos a
continuación señalados:

Evaluación de la crisis

Ocurrencia de la crisis
Incidente precipitante
Experiencia de la crisis. Evaluación de la crisis desde el punto de vista del
paciente, cuáles son sus problemas, qué necesita y qué espera de la ayuda a
recibir.
Entorno de la crisis. Se evalúa la interpretación del evento por parte del grupo
familiar y además los recursos que estos le pueden ofrecer al paciente.
Funcionamiento durante la crisis
Cognoscitivo
Corporal
Conductual
Afectivo
Interpersonal
Funcionamiento del paciente previo a la crisis
En ésta etapa se evalúa brevemente las fortalezas y las debilidades, medios de
afronte, así como aporte socia. El galeno de identificar que recursos están
disponibles para ayudar al individuo en crisis.

Se debe evaluar la gravedad de la crisis y el estado mental, psiquiátrico,


homicida o suicida del sujeto en dificultad. En el caso de pacientes que presentan
crisis suicidas, se debe evaluar además los factores asociados a mayor riesgo
suicida. Los factores de riesgo incluyen antecedente de autoagresión, historia de
conducta criminal, historia de abuso infantil o haber sido testigo de violencia
doméstica, trastornos neurológicos, hostilidad, abuso o dependencia de sustancias,
delusiones de daño y enajenación del pensamiento. En el examen mental se debe
evaluar el aspecto general, conducta, lenguaje, pensamiento, juicio, y afecto del
paciente, así como el uso de sustancias que puedan interferir el juicio. 
La depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno de personalidad
limítrofe, y el abuso o dependencia de sustancias aumentarán en gran medida el
riesgo suicida. 

De ser necesario se deberá contactar a un familiar o amigo cercano para


recoger información adicional y para garantizar la seguridad del paciente. 

3. Asegurar la seguridad del paciente y de otras personas

El médico debe garantizar la seguridad del paciente y de terceros, en ese


sentido debe considerar la hospitalización en aquellos pacientes con crisis suicidas
y que tienen comorbilidad con problemas médicos o psiquiátricos, historia de
violencia o intentos de suicidio previos serios, pobre respuesta al tratamiento
ambulatorio, o pobre soporte familiar o social. En caso se decida el alta, el paciente
debe salir con un familiar o amigo cercano.

Los pacientes con ideación suicida crónica, sin un historial de intentos


suicidas médicamente serios y que a juicio del médico no se encuentran en peligro
pueden ser seguidos ambulatoriamente, siempre y cuando tengan buen soporte y
puedan colaborar con el plan terapéutico.
En estos pacientes se debe programar una cita cercana. 

Es necesaria la orientación a los familiares y amigos para que dejen fuera del
alcance del paciente armas de fuego y fármacos potencialmente peligrosos. La
vigilancia del paciente es esencial, modificando el plan de acción según sea
necesario. 

Si el paciente tiene riesgo homicida, el médico debe velar por la seguridad


del paciente y de las posibles víctimas, pudiendo ser necesaria la hospitalización
del paciente. Las clínicas deben establecer políticas y procedimientos para el
manejo de pacientes agitados o peligrosos, y deben proporcionar formación al
personal.
4. Desarrollar un plan de acción

Se ayuda al paciente a buscar opciones para hacer frente a la crisis. Con la


participación del paciente se identifica las soluciones alternativas, analizando los
pro y contra, así como los obstáculos para alcanzarlas, lo que deriva en una
jerarquización de soluciones. La ejecución de un plan concreto depende del estado
de la persona, si está muy afectada la capacidad de decisión se puede asumir un
papel directivo, adoptando las decisiones del caso y comprometiendo en ello a una
persona responsable. Si el paciente está menos comprometido y puede asumir un
plan, el rol del médico será el de facilitador brindando información conveniente.

Para cumplir con esto, se desarrolla un plan de acción específico que incluya
una lista breve de pasos realistas, concretos y positivos que el paciente puede
comenzar a aplicar inmediatamente.

El uso de "tareas" que impliquen la recolección de información adicional


sobre el tema de preocupación, auto-monitoreo de síntomas, pensamientos o
actividades; identificación de fortalezas y la práctica de nuevas conductas de
afronte pueden empoderar al paciente para tomar decisiones en lugar de sentirse
desvalidos.

Por último, se debe pedir al paciente que a resuma el plan y que se


comprometa a llevar a cabo uno o más pasos, además es necesario prevenir al
paciente contra el uso de estrategias de afronte negativas como la negación,
evitación, aislamiento o dependencia de sustancias. Las estrategias de
afrontamiento perjudiciales también incluyen el uso de procesos cognitivos
negativos como el pensamiento catastrófico, lo que puede aumentar la ansiedad
del paciente y anular los esfuerzos de por solucionar el problema. Se debe orientar
al paciente para reconocer tales procesos de pensamiento, detenerlos y sustituirlos
por otros más racionales y equilibrados. Puede ser útil pedir al paciente que
recuerde estrategias que le han funcionado en el pasado para aplicarlas en el
problema actual, asimismo se le puede pedir al paciente identificar puntos de
apoyo como la familia o amigos
5. Seguimiento

Es importante verificar el estado del paciente y reforzar su esfuerzo. La


prontitud de la cita debe ser determinada por la gravedad del problema y la
confianza que el médico tiene en el paciente y en el plan. El seguimiento conecta al
paciente con una fuente de ayuda, además mejora la probabilidad que continúe el
plan de acción.

Durante el seguimiento, se debe evaluar el progreso en relación con el plan


específico de acción y debe reforzar incluso los pequeños avances terapéuticos. El
refuerzo del éxito incrementa la resiliencia del paciente, lo que le permite manejar
futuras situaciones de crisis con más éxito.

ACTITUDES DEL PERSONAL QUE AYUDA EN CRISIS

La meta principal de los primeros auxilios psicológicos es restablecer el


enfrentamiento inmediato. El objetivo primario es auxiliar a la persona a dar pasos
concretos hacia el afrontamiento de la crisis, lo cual incluye el control de los
sentimientos o componentes subjetivos de la situación, y comenzar el proceso de
solución del problema.

Existen tres metas que se alcanzan al cumplir con la anterior:

Proporcionar apoyo. Se permite que la persona hable para compartir la


cordialidad e interés y proporcionar una atmósfera en la que el temor y la ira
puedan expresarse. También se busca reforzar la seguridad en la persona, que sólo
está consciente de su propia debilidad durante la crisis.
Reducir la mortalidad. Lo cual se dirige a la salvación de vidas y la prevención
del daño físico durante las crisis; es necesario entonces, tomar medidas para hacer
mínimas las probabilidades destructivas y desactivar la situación crítica. Esto
puede implicar el deshacerse de las armas, arreglar el contacto sostenido de un
amigo de confianza por algunas horas, conversar con la persona que pasa por una
situación tensionante o, en algunos casos, iniciar el traslado a la hospitalización de
urgencias.

Proporcionar enlace con fuentes de asistencia: antes de tratar de resolver el


problema completo de manera inmediata, el interventor fija con precisión las
necesidades principales y se realiza una remisión adecuada a algún otro
interventor, especialista o agencia. Algunas veces esta remisión individual es de
tipo breve llamada Terapia para crisis. Otras veces, la misma será para asistencia
legal o auxilio de parte de una agencia del Ministerio Público o Procuraduría.

En cualquier caso, con los Primeros Auxilios Psicológicos lo que se busca es


proporcionar un enlace apropiado, de manera que la persona pueda comenzar a
dar pasos concretos hacia la translaboración de una crisis es decir hacia el proceso
en el que se expresan e identifican pensamientos, sentimientos e imágenes de la
experiencia de crisis.

Los interventores

 Necesitan no temer tocar a un paciente, debe respetar las necesidades de


éste y recordar que el paciente en crisis a menudo se siente como un nervio
expuesto y que el afecto físico a veces pudiera confundirlo.

 Necesitan cuidar de sí mismos físicas y emocionalmente: Es fácil para los


consejeros sentirse agobiados y agotarse emocionalmente por este tipo de
trabajo. Ellos son considerados víctimas secundarias del desastre, por lo
cual necesitan tomarse en cuanto a si mismos seriamente, alimentarse
apropiadamente y descansar cuando es necesaria. Obviamente un terapeuta
traumatizado y agobiado no puede ser útil a las personas que lo necesitan.
 Necesitan pensar claramente: Es fácil perder la perspectiva y confundirse en
una crisis. Los consejeros deben intentar calmarse, hacer una lista de
prioridades para manejarse en cada caso.

 Necesitan establecer prioridades: como anteriormente se ha mencionado


generalmente las personas pierden su habilidad para evaluar lo que es
importante y lo que no lo es. Con cada caso será útil para el consejero tener
una lista como guía para facilitar su trabajo.

 Necesitan trabajar en colaboración y buscar supervisión entre sí: El trabajo


de crisis se realiza mejor en un sitio donde sea posible una intensa
interacción interdisciplinaria entre colegas. Semejante ambiente da la
oportunidad para la supervisión mutua y consulta con médicos enfermeras,
psiquiatras, psicólogos, asistencia social y otros. Es fácil para los consejeros
sentirse agobiados con la intensidad de las crisis y no pensar claramente.

CONSIDERACIONES ADICIONALES PARA REALIZAR UNA ADECUADA


PRIMERA ACOGIDA

Espacio Físico: Favorezca que el lugar de atención se encuentre aislado de


ruidos e interferencia de otras personas.

Trabajo En Equipo: Por último no olvide que su intervención forma parte de


una intervención de un equipo, apóyese en sus colegas y si necesita ayuda.
Lo que no se debe hacer el interventor.

 No aconsejar

 No ponerse de ejemplo

 No enfatizar excesivamente los aspectos positivos

 No bromear, la ironía puede ser ofensiva o contraproducente

 No dramatizar

 No engañar a la víctima, ni fingir

 No favorecer la actitud de culpa

 No actuar defensivamente

 No favorecer dependencias directas de la víctima con el auxiliador.


PACIENTES DIFÍCILES

El adjetivo difícil refiere a lo que exige mucho trabajo y es complicado. Al


calificar a un paciente como difícil, se trata de alguna persona que exige poner en
práctica muchas habilidades médicas que no suelen ser necesarias para atender
casos cotidianos. Un paciente puede resultar difícil porque su diagnostico no es
evidente, porque su terapéutica es laboriosa y compleja, o bien porque sus
características personales hacen q la relación médico – paciente sea más compleja.

Existen diversas definiciones sobre los pacientes de trato difícil, tenemos


por ejemplo la de O'Dowd, que los define como un grupo heterogéneo de
pacientes, frecuentemente afectados de enfermedades relevantes, cuyo único rasgo
común es la capacidad de producir distrés en el médico y el equipo que los
atienden. Por otro lado, Ellis dice que paciente difícil simplemente es aquel que
consigue hacerte sentir ese desagradable nudo en el estómago cada vez que lees su
nombre en el listado de pacientes del día. Martin lo define como la persona que
provoca de forma habitual una sensación de angustia o rechazo en el profesional.

Todas estas versiones como puede observarse, describen la capacidad de


dichos pacientes para causar sensaciones displacenteras en los profesionales, tales
como pérdida de control, autoridad o autoestima, aversión, temor, resentimiento,
desesperación, enojo, frustración, desesperanza, aburrimiento, rechazo,
agresividad, etc.

La escasa bibliografía sobre este tema demuestra que todos los profesionales
encuestados admiten tener pacientes "problemáticos" estimándose dicha
prevalencia entre el 1 y el 3%.

Las situaciones que más problemas generan habitualmente en la relación


médico paciente son:

 Pacientes presumiblemente insatisfechos (con insatisfacción manifiesta o


percibida), entre los que se incluyen los hiperfrecuentadores (especialmente los
somatizadores y los que tienen pluripatología no aceptada, así como los que
consultan frecuentemente por problemas banales) y los pacientes en los que no se
obtiene un buen resultado.

 Pacientes desconfiados y que sentimos que nos infravaloran.


 Pacientes que pretenden manejar el encuentro y la consulta.

Situaciones que percibimos como abusivas por uno u otro motivo. Otras, en las que
podemos incluir las relaciones afectivas, las cargadas de agresividad, las que están muy
interferidas por el entorno, etc.

En la literatura internacional se ve reflejada, que no todos los pacientes


difíciles lo son por igual para todos los profesionales de la salud, prefiriendo
hablar más bien de "relaciones difíciles médico-paciente" o "relaciones difíciles
enfermera-paciente". Esto es costoso de admitir, ya que en principio, a ninguno de
nosotros nos parece que nosotros mismos somos problemáticos, sino que el trato
con algunos pacientes constituye un problema. De hecho, poner al paciente la
etiqueta de "difícil" o lo que es equivalente, endosarle epítetos más o menos
afortunados, podría quizás no ser más que una estrategia inconsciente del
profesional para contener su propia incapacidad de manejar situaciones que estos
enfermos plantean.

Los pacientes complicados expresan su malestar de alguna manera, pero no


en forma de quejas directas. Un individuo manifiesta su malestar mediante
síntomas seudoneurológicos, inexplicables, somáticos o psicológicos. Otro paciente
se aísla en un mundo interno fuera del real. Algunos pacientes con actividad
cerebral disminuida esconden su cognición deteriorada.

Este paciente no acepta al entrevistador como persona de apoyo, no le


permite conocer sus síntomas, y a veces, lo despista.
MANEJO DEL PACIENTE DIFÍCIL

Adoptar una actitud evaluativa

Es imposible intentar abordar apropiadamente una relación difícil si el


profesional no adopta claramente la voluntad y actitud de estudiar objetivamente
tal relación. Es decir, querer observar críticamente la situación, sin ánimo
justificativo. A esto se le llama actitud evaluativa. El simple hecho de plantear una
visión analítica de la relación puede, hacer desaparecer el componente emocional
de la relación con el paciente, que es el que nos aparta de nuestro papel como
profesional y que en general es el componente problemático. Aceptar los
sentimientos que el paciente genera en nosotros

Los profesionales como seres humanos tienen nuestra propia


vulnerabilidad y, por tanto, los pacientes pueden despertar en ellos emociones que,
a veces, pueden ser realmente intensas. Tales emociones inciden en la objetividad,
y a través de ello, en la actitud y capacidad diagnóstica y terapéutica, lo que
influye en el resultado de labor profesional. Obviar esta realidad universal puede
hacer que el profesional se sienta solo, culpable, avergonzado, frustrado o
resentido.

No se trata de querer evitar sentir tales emociones, sino de ser conscientes


de su existencia y aceptarlas como justificables o comprensibles. Sólo a partir de
entonces podremos analizar y, por tanto, tratar de mejorar la situación.

El profesional debe tener claro que, ante todo, sus sentimientos y su actitud
hacia el paciente debe ser positiva, es decir, debe siempre basarse en el trato
respetuoso, digno, amable y bien intencionado. Si el profesional no consigue
orientarse en esa dirección, es preferible que transfiera el cuidado del enfermo a
otro colega.

Analizar la situación. Descartar la patología mental

Analizar es esencialmente un acto de honestidad autocrítica. Este proceso de


reflexión puede ser doloroso, pues con frecuencia los sentimientos conflictivos se
han producido al situarse la relación en terrenos altamente sensibles: muerte,
separación, sexualidad, dependencia, autoestima, terrenos en los que sin duda es
más cómodo obviar el debate que afrontarlo.
Una vez que se ha planteado deberemos valorar lo más objetivamente
posible la situación, cuál es nuestro papel y el del paciente en el problema,
buscaremos sus causas nucleares y valoraremos si el paciente presenta o no un
proceso psicopatológico.

Para que este análisis sea más objetivo es a veces necesario contar con la
opinión de otros profesionales, incluso del psiquiatra que además de diagnosticar
mejor la situación puede establecer planes de acción pertinentes.

Un fenómeno interesante es el de la inefectividad emocional. Es decir, la


capacidad que tienen algunos pacientes para transferirnos sus sentimientos más
profundos.

Este fenómeno explica que muchas veces la ansiedad, la pérdida de


autoestima, de control, etc., que un paciente hace sentir al profesional que lo trata,
no sería más que la misma emoción que, originariamente experimenta el enfermo
que ha sido transmitida por al galeno. De este modo, a partir del análisis de
nuestros sentimientos, podríamos inferir el estado emocional del paciente y a
partir de aquí establecer planes de cuidados mejor orientados.

Plantear acciones globales

Modificaciones en el entorno

Pueden existir ciertos factores ambientales que favorecen situaciones


problemáticas. Influyen en todos los pacientes, pero de manera especial en los más
susceptibles pudiendo motivar reacciones desproporcionadas en cada visita.

En la medida que estos factores podamos corregirlos, la calidad de la


relación en la consulta puede mejorar:

Tiempo excesivo de espera a veces después de haberse apresurado a llegar


puntual, o dificultades habituales de comunicación en el centro. (Saber pedir
perdón aunque no sea nuestra culpa, los pacientes lo olvidan enseguida si ven que
se les tiene en cuenta). Además, intentar solucionar esta situación.

Interrupciones frecuentes pueden violentar la intimidad del paciente y


ponerlo a la defensiva. La actitud de escucha atenta puede restaurar el equilibrio
perdido, pero debe acompañarse de otras medidas.
Fallos reiterados en cuestiones burocráticas. Los profesionales no podemos
encogernos de hombros aunque no sea un fallo personal. Debemos manifestar el
mayor interés posible y en ocasiones suplir las deficiencias mediante llamadas
telefónicas u otras actividades.

Las sugerencias de los pacientes y los defectos observados por ellos o


nosotros, son una buena herramienta para mejorar las condiciones ambientales.

Modificaciones en el perfil profesional

En ocasiones las dificultades residen en los profesionales. Aunque


clásicamente se ha discutido la posibilidad de modificar el patrón de
comportamiento profesional, tanto los grupos de pares (tipo Balint), como
estrategias de formación en comunicación de base cognitiva-conductual han
mostrado su eficacia para modificar y mejorar aspectos deficitarios de los
profesionales.

En todos los supuestos que se han mencionado anteriormente en relación


con el profesional, que pueden ser frecuentes, debemos pensar que cuando se está
con el paciente los intereses se deben centrar en él sin dejar traslucir si uno está
triste, cansado, disgustado, o simplemente no se encuentra bien.

La prisa que nos lleva, al tener otros quehaceres nos puede conducir a eludir
responsabilidades derivando en exceso, o a estar pensando en lo que tenemos que
hacer a continuación y pasar por alto algún detalle importante.

Ante un temperamento difícil, el profesional tiene que hacer esfuerzos para


dominarse si el paciente dice algo ofensivo o chocante; considerar todo como un
síntoma más de la enfermedad y esto no puede ofender a nadie. Incluso demostrar
amabilidad dentro de la manera de ser de cada cual.

 Plantear acciones orientadas al caso difícil

 Desde una perspectiva global, vamos a mencionar unas claves esenciales para el
tratamiento ante los pacientes difíciles.

 Minimizar la medicalización del caso.

 Dentro de lo razonable, mantener la continuidad.


 Utilizar la experiencia y el conocimiento previo sobre el paciente, a fin de
establecer objetivos concretos, progresivos y asumibles que marquen la pauta a
seguir con el paciente, tanto desde el aspecto de control clínico, como del nuevo
marco comunicacional que se establezca.

Cuidar la autoestima profesional, basando nuestras acciones en criterios


científicamente aceptables.

Basar toda la estrategia en los aspectos más constructivos de la personalidad


del paciente, favoreciendo la negociación, la corresponsabilización, y el pacto entre
profesional y usuario.

Rechazar la fantasía de establecer una relación perfecta. Reconocer que lo


más probable es que la relación con su paciente problemático siempre será menos
satisfactoria que lo que sería deseable.Recordar que el problema no suele implicar
únicamente a la relación de un profesional con el paciente sino que, probablemente
afecta también a la relación con el resto de componentes del equipo asistencial. En
esta línea, el planteamiento de los objetivos de manejo debe ser diseñado, pactado,
asumido y aplicado por el conjunto de profesionales implicados.

TIPOS DE PACIENTES DIFÍCILES

Cualquier persona, cuando está enferma, puede tornarse enfadada,


dependiente e hipocondríaca. Sin embargo, ninguna de estas situaciones
problemática tiene que ser el terreno abonado para un “paciente difícil”.

Los pacientes de esa categoría casi siempre son sujetos con trastornos de
personalidad, salvo en un caso: sólo los pacientes con adicciones contradicen la
ecuación paciente difícil=trastorno de personalidad. Los trastornos de
personalidad están más cerca del rango, porque rara vez cambian
significativamente. En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales (DSM-IV), los trastornos de personalidad son por definición grupos de
rasgos, mientras que las adicciones son estados que las sustancias hacen emerger.

Si se hecha un vistazo a través del DSM-IV, los trastornos de la personalidad


esquizoide, paranoide, esquizotípica (grupo A) no se corresponden necesariamente
con el paradigma del paciente difícil; igual que las personalidades evitativas,
dependientes y obsesivo-compulsivo (grupo C). Alguno de estos tipos pueden ser
pacientes difíciles, pero al mirar el grupo B del DSM-IV es cuando se abre un foso
de desesperación: personalidades antisociales, borderline y narcisista. En las tres
categorías diagnósticas citadas existe casi una completa superposición entre
paciente difícil y trastorno de personalidad. Los pacientes difíciles no tienen que
ver con el eje I o el eje II, sino con el sub-grupo <<dramáticos-emocionales
erráticos>> del apartado B. El DSM-IV los define así:

El trastorno antisocial se caracteriza por un patrón general de desprecio y violación


de los derechos de los demás.

El trastorno de personalidad borderline se caracteriza por un patrón de inestabilidad


en las relaciones interpersonales, la autoimagen, y la afectividad, con una notable
impulsividad.

El trastorno de personalidad narcisista se caracteriza por un patrón de


grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía.

La palabra clave es patrón. <<Los rasgos de personalidad solo se


diagnostican como trastorno de personalidad cuando son inflexibles,
maladaptativos y persistentes y causan notable alteración funcional o malestar
subjetivo>>. Dichos rasgos son <<permanentes>> durante la mayor parte de la
vida y afectan a casi todas las interacciones personales y sociales del individuo.
Estos rasgos no se deben a otro trastorno mental o físico, como depresión o
traumatismo.

TRASTORNOS DE PERSONALIDAD ANTISOCIAL Y NARCISISTAS.

Los sujetos con trastornos de personalidad narcisista muestran un rasgo


definitorio de desprecio por los derechos de los demás. Este trastorno cumple los
criterios generales de los otros trastornos de personalidad y se manifiesta con al
menos tres de los siguientes rasgos: 1) saltar las normas, 2) mentir, 3) impulsividad
o incapacidad para la planificación, 4) beligerancia, 5) imprudencia, 6)
irresponsabilidad o deslealtad, 7) falta de conciencia o empatía.

Rasgos de la personalidad narcisista:


Arrogancia

Anhelo de poder, basado en belleza, amor, brillantez o dinero

Convicción de ser especial

Necesidad de ser admirado

Actitud pretenciosa

Actitud explotadora y manipuladora

Escasa empatía, incapacidad para “ponerse en el lugar del otro”

Envidia

Actitudes soberbias.

El antisocial y el narcisista son similares en términos de egocentrismos, pero


diferentes en cuanto a destructividad social. Hay un déficit del ego similar.

Pacientes con trastorno de la personalidad limítrofe

Estas personas han sido descritas como sufriendo una “inestabilidad


estable”, caracterizada por dificultad crónica para regular el estado de ánimo y los
nexos interpersonales, así como para mantener una imagen consecuente de sí
mismo. Los individuos limítrofes pueden manifestar conducta impulsiva, parte de
ella autolesiva (p. ej., automutilación, comportamiento suicida). Su estado de
ánimo es imprevisible. Algunos presentan breves estallidos de ira, irritabilidad,
tristeza y temo. Otros sufren una sensación crónica de vacuidad. A pesar de tener
relaciones interpersonales caóticas salpicadas de intenso odio y amor, las personas
limítrofes por lo general no toleran estar solas. El mecanismo de defensa de
“polarización” (considerando a las personas y a los acontecimientos como “del
todo malos” o “del todo buenos”) puede ser muy manifestado.
Los estados de pánico

Ha sido un mito o una creencia sustentada por algunos que en situaciones


de desastres y emergencias se producen estados colectivos de pánico. Se ha
demostrado que este no es un fenómeno frecuente y solo se observa en
circunstancias muy específicas, por ejemplo, en un ataque terrorista.

El pánico colectivo se instaura de manera brusca o progresiva y se


caracteriza por un alto nivel de tensión y angustia que se torna intensa, anormal e
incontrolable. La conducta de las personas se desorganiza y se hace muy
desadaptativa. Puede existir violencia, agresividad, y en ocasiones, actitudes
temerarias. El pánico es una respuesta desproporcionada que tiende a propagarse.

La incertidumbre y el rumor son factores que acrecientan el riesgo de pánico


y desorganización. En determinadas condiciones se ha descrito el pánico
anticipatorio. Lo más frecuente, sin embargo, es que las personas manifiesten
ansiedad, temor, intranquilidad o inseguridad sin que el cuadro llegue a
constituirse en un estado de pánico. Desde el punto de vista individual, el
trastorno de pánico o ansiedad paroxística se describe como un episodio que se
inicia bruscamente, alcanzando su máxima intensidad en segundos y tiene una
duración de minutos. El diagnóstico se hace por la presencia de algunos de los
siguientes síntomas:

Síntomas somáticos y autonómicos Síntomas generales y psíquicos

 Palpitaciones.  Angustia o tensión extrema.


 Escalofríos.  Sensación de pérdida de control.
 Temblores o sacudidas.  Miedo a morir.
 Sequedad de la boca.  Mareos y/o desmayos.
 Dificultad para respirar.  Sensación de irrealidad o de sentirse
 Sensación de ahogo. extraño en la situación en que está.
 Dolor, malestar u opresión en el  Oleadas de calores.
pecho.  Adormecimiento o sensación de
 Malestar abdominal. hormigueo.
 Náuseas.

Pautas de actuación:
1. Expresarle al paciente que los cuadros de pánico pueden verse en estas
circunstancias — relacionados con la experiencia traumática —, pero que es un
problema controlable y que se aliviará en poco tiempo.

2. Esforzarse por controlar la ansiedad; en la medida que la angustia disminuya,


también lo harán los síntomas físicos.

3. Permanecer acompañándolo en el lugar hasta que pase el ataque.

4. Practicar la respiración lenta y prolongada.

5. La persona debe cooperar y tratar de convencerse a sí misma que es un ataque de


pánico transitorio que obedece a la situación por la que atraviesa, que no tiene
ninguna patología orgánica (por ejemplo, cardiaca).

TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO (TEPT)

Es un trastorno debilitante que se presenta después de un proceso aterrador,


por sus circunstancias físicas y emocionales, es un trauma.

Está caracterizado por:

 Pensamientos y recuerdos persistentes y aterradores de la experiencia negativa por


la que pasó

Etiología

El que se desarrolle un TEPT parece depender de la naturaleza del trauma,


las características del individuo y el contexto en el cual acontecen los hechos. El
trauma puede ser anticipado o no serlo, agudo o crónico, constante o repetitivo,
debido a eventos naturales (p.ej., un temblor de tierra) o a la malevolencia (p. ej,
violación, tortura de niños, tortura). Los TEPT pueden desarrollarse en individuos
aparentemente sanos, con buen éxito en la vida, y bien ajustados antes de la
experiencia traumática. Entre los factores que desencadenan este trastorno están:
El grado en el cual resulta afectado el espacio vital del individuo

 Duración del impacto


 Grado en el cual el individuo percibe malevolencia humana detrás del
acontecimiento traumático (p. ej, un incendio atribuido a una acción premeditada
probablemente resultará más traumático que otro causado por un rayo).
 Aislamiento social.

Diagnóstico de trastorno por estrés postraumático. Según DSM-II

A. Existencia de una causa manifiesta de estrés que provocaría


importantes síntomas de malestar en casi cualquier persona.
B. Experimentación repetida de trauma, según uno por lo
menos de los siguientes hechos:
 Recuerdos recurrentes e inesperadados del
evento
 Sueños recurrentes del acontecimiento
 Actos o sentimientos bruscos como si el
acontecimiento traumático estuviera volviendo
a presentarse, por asociación con un estímulo
ambiental o ideacional
C. Embotamiento de la respuesta al mundo exterior o
participación muy reducida en él que se inicia cierto tiempo
después del trauma, que se manifiesta cuando menos por
alguno de los siguientes hechos:
 Interés netamente disminuido por una o más
actividades importantes
 Sensación de que los demás se encuentran
distanciados o son extraños
 Reducción del afecto
D. Presencia de cuando menos dos de los siguientes síntomas
que no existían antes del trauma:
 Temor intenso o respuesta excesiva de alarma
 Trastornos del sueño
 Sensación de culpa por haber sobrevivido,
cuando otros han muerto, o acerca del
comportamiento que se siguió para sobrevivir
 Trastorno de la memoria o dificultad para
concentrarse
 Evitación de actividades que propician el
recuerdo del acontecimiento traumático
 Intensificación de los síntomas por exposición a
acontecimientos que simbolicen o remeden el
evento traumático.
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento de (TETP), son reducir los síntomas, prevenir
la incapacidad crónica y lograr la rehabilitación profesional y social. Para resolver
este problema se utilizan los sistemas de ayuda psicosocial (psicoterapia), técnicas
de conducta y de condicionamiento, y medicamentos. Puede resultar benéfica la
terapia de grupo, junto con otras personas que han compartido experiencias
similares.

INTERVENCION EN SITUACIONES DE CRISIS PRODUCIDAS POR


DESASTRES

Para la Organización Panamericana de la Salud, un desastre consiste en un acto


de la naturaleza cuya magnitud da origen a una situación catastrófica. En ella
súbitamente se alteran los patrones cotidianos de la vida y la gente se ve hundida
en el desamparo y en el sufrimiento. Como resultado de ello, las víctimas necesitan
víveres, ropa, vivienda, asistencia médica y de enfermería, así como otros
elementos fundamentales para la vida y para la protección contra factores y
condiciones ambientales desfavorables, los cuales, en la mayor parte de los casos,
deben provenir de áreas que estén fuera de la zona de desastre. Este concepto pone
de manifiesto dos ideas: primero, que todo desastre origina una alteración en el
patrón de vida cotidiano, con un número determinado de víctimas que necesitan
atención médica inmediata; segundo, que se requiere de una asistencia pronta por
parte de la misma comunidad o poblaciones situadas en otros lugares.

Por otra parte, para la Cruz Roja Internacional, el término “desastre” implica un
incidente de gran magnitud, por ejemplo un huracán, tornado, tormenta, marea,
marejada, sismo, ventisca, peste, hambruna, explosión, el derrumbe de un edificio,
el hundimiento de un medio de transporte o cualquier otra situación que provoque
sufrimiento humano, o genere necesidades que las víctimas no puedan cubrir sin
auxilio. .Con base en estas definiciones, se puede afirmar que un desastre es un
acontecimiento que altera el comportamiento normal de las personas, ocasiona
muertes, desamparo, traslados forzosos, dolor y alteraciones físicas y emocionales
al grupo humano afectado por el evento. Esta situación sobrepasa la capacidad
normal de la persona o de la sociedad para hacerle frente, por lo que se debe
recurrir a la ayuda externa.

POBLACIONES MÁS SUSCEPTIBLES A SUFRIR PROBLEMAS


PSICOLÓGICOS ANTE UN DESASTRE
Se sabe que todas las personas pueden ser afectadas psicológicamente ante
el inminente impacto de un desastre, sin embargo la doctora Cohen enlista grupos
especiales de personas que pueden ser más sensibles a desorganizarse o sufrir
mayores problemas psicológicos después de un desastre. Estos grupos son:
Personas expuestas a traumas serios con una recuperación insuficiente (accidentes,
de-sastres anteriores, violaciones, guerras).
 Personas que sufrían enfermedades físicas o mentales en el momento del
desastre.
 Personas que experimentan estrés o pérdidas graves durante el impacto.
 Personas que pierden su sistema de apoyo social y psicológico.
 Personas que carecen de habilidades para resolver sus propios problemas.
 Personas que enfrentan otras crisis situacionales durante el desastre, como
un divorcio, por ejemplo
 Ancianos, niños, discapacitados.

La intervención en crisis durante desastres puede ser:

Intervención en crisis de primera instancia


En este tipo de intervención se caracteriza por que se deben cumplir una
serie de objetivos:

1. Realizar contacto psicológico

Promover catarsis: El damnificado necesita desahogar sus sentimientos y la


mejor manera de hacerlo es hablando. Este hablar implica la necesidad de
que alguien escuche. Esto se logra por medio de dos aspectos:

a. Escuchar empáticamente Escuchar empáticamente conlleva:


Escuchar imparcialmente: sin preconceptos y sin previsiones del
resultado final ni la anticipación de datos.
Escuchar completamente: partir de que todo lo que el otro cuenta
es importante y por tanto debe dársele una atención completa y
total.
Escuchar pacientemente: recordar que quien habla ha sufrido un
evento traumático, se encuentra en crisis, si pudiera hablar con
conciencia, con fluidez y acertadamente, posiblemente no
requeriría la intervención en crisis.
Escuchar interesadamente: expresar interés con la expresión
corporal, con una pregunta o con un reflejo o validación de
sentimientos.

b. Solidarizarse silenciosamente Esto tiene que ver con la intervención


cuando el damnificado no quiere hablar. Es en estos casos cuando
más se requiere la intervención en crisis ya que al no hablar, la
persona está reprimiendo sus sentimientos y está evidenciando su
dificultad para translaborar la crisis. El objetivo principal es que el
damnificado perciba que se es sensible a su dolor, por medio de
algún gesto más que por palabras. Se debe esperar el momento
debido para que empiece el proceso natural de desahogo, y este se
puede propiciar por medio de:
Preguntar oportunamente: hacer una pregunta motivadora en un
momento oportuno; esta pregunta debe ser corta, objetiva y
motivadora.
Preguntar sabiamente: debe abrir el mundo afectivo del
damnificado para que éste pueda expresar sus sentimientos.

Reenmarcar la conducta: Mostrarle que sus reacciones fueron normales y


naturales ante la magnitud de los acontecimientos, cualquier otra persona
en su misma situación habría hecho lo mismo.

2. Analizar las dimensiones del problema

 Realizar el perfil CASIC antes del evento y en el estado actual del


damnificado.
 Considerar las fortalezas y limitaciones del damnificado.
 Concretar el factor precipitante (tanto el hecho en sí como el impacto y la
reacción que tuvo en la persona).
 Ayudar a la persona a concretar su futuro inmediato.
 Evaluar la mortalidad, enfrentar la cuestión del suicidio (considerar que
cuanto mayor es el sentimiento de pérdida, existe mayor posibilidad de
considerar el suicidio).

3. Analizar las posibles soluciones


 Comunicar esperanza: Lograr que la persona afectada por el desastre mire
hacia adelante. Es importante mostrarle que, a pesar de lo ocurrido, es
posible vivir, reconstruir su mundo, ser alguien, construir cosas, hacer
realidad sus sueños. Estimularlo a pensar con esperanza en mejores días y
destacando las virtudes que la persona posee y reforzando su valor y
fortaleza para salir adelante después del desastre que ha vivido.
 Conocer lo que se ha hecho hasta ahora
 Implementar técnicas de solución de problemas

4. Asistir al damnificado en la ejecución de pasos concretos

 Facilitar la orientación: Además de lo que se le pueda dar en términos de


solidaridad, empatía y esperanza, prestar algún tipo de ayuda adicional, por
ejemplo: literatura pertinente o ayudándole en necesidades concretas
(financiera, de trabajo, de tramitación de documentos necesarios, entre
otros).
 Reconstruir relaciones: La desestructuración de las relaciones sociales lleva
a los damnificados a sentirse asilados, sin amigos, perdidos en esta nueva
realidad. El papel del profesional en salud mental consiste en ayudarles a
reconstruir relaciones, buscando nuevos amigos, nuevos grupos sociales. El
involucrar al damnificado en trabajos comunales o en grupos de
reconstrucción o agrupaciones de personas damnificadas, puede ser de gran
valor en el proceso de recuperación. El entrar en contacto con otras personas
que sufrieron la misma experiencia que ellos, les dará la convicción de que
no son los únicos y que muchos más tuvieron la misma suerte. Además, el
compartir sus experiencias les ayudará a encontrar caminos para su
superación.

5. Seguimiento
 Evaluar si se cumplieron las metas:
• Proporcionar apoyo
•Reducir la mortalidad

•Crear un enlace con otras fuentes de asistencia

 Verificar el progreso
 Prestar atención especial a los casos crónicos:
 Cuando una persona permanece en la etapa de
incredulidad por un período prolongado.
 Cuando una persona presenta cualquiera de los
síntomas iniciales después de seis meses de los
ocurrido.
 Cuando se constata la prolongación o la escalada
de la crisis secundaria.
 Cuando las actitudes extrañas de una persona
pasan a ser habituales.
 Cuando hay alto riesgo de suicidio

Intervención en crisis de segunda instancia

1.- Supervivencia física

Preservar la vida y mantener la salud física

 Brindar los Primeros Auxilios Psicológicos al damnificado


 Conocer las estrategias del damnificado para mantener su salud
física.
 Explorar: nutrición, ejercicio, relajación, rehabilitación y adherencia
al tratamiento.
 Se puede utilizar: técnicas de relajación muscular profunda,
entrenamiento autogénico (control del funcionamiento corporal e
imaginativo por medio de la autosugestión), técnicas de respiración y
tareas para la casa.

2.- Expresión de sentimientos


Identificar y expresar los sentimientos en torno al desastre de formas
aceptadas
 Prestar atención a la expresión de sentimientos del damnificado al
comentar la situación del desastre. Se puede utilizar: reflejo y
validación de sentimientos, escucha activa y empatía, técnica del
afecto autoinducido, técnica de expresión de la ira, técnica de la silla
vacía, psicodrama.
 Instruir al damnificado acerca de la importancia de los sentimientos,
alentando una expresión adecuada de los mismos. Se puede recurrir
a: fórmula P-P-A (Pare, Piense, Actúe), técnica de inoculación del
estrés con modificaciones para el control de la ira (fases: preparación
cognoscitiva, adquisición de habilidades y entrenamiento en la
aplicación) y técnicas de relajación y respiración.

3.-Dominio cognoscitivo

Comprensión realista de lo ocurrido y de las creencias y expectativas del


damnificado.

Modificar las distorsiones cognitivas entorno al suceso.


 Analizar los pensamientos y expectativas previas al desastre y el
impacto de este en cada una de las áreas vitales del damnificado. La
Terapia Racional Emotiva (TRE), puede resultar sumamente útil.
 Facilitar la adaptación de creencias. Se pueden utilizar las siguientes
técnicas: biblioterapia, reestructuración cognitiva, toma de
decisiones, tareas para la casa, fantasías dirigidas, intervenciones
paradójicas, detención del pensamiento, implosión (inundación) y
orientación anticipatorio.

4.- Adaptaciones conductuales y personales


Efectuar cambios o ajustes en los patrones cotidianos de comportamiento a
la luz del suceso de desastres.
 Señalar los cambios que el damnificado ha realizado en las diferentes
áreas.
 Reforzar el valor y la fortaleza del damnificado, así como su
compromiso para la recuperación.
 Incentivar ajustes importantes en las áreas vitales y en sus relaciones
interpersonales.
 Se pueden utilizar las siguientes técnicas: tareas para la casa,
entrenamiento en habilidades sociales y asertividad, establecimiento
de redes, role playing, biblioterapia, desensibilización sistemática,
ensayo de la conducta, entrenamiento autogénico, intervenciones
paradójicas, implosión, modelamiento y solución de problemas

MANIFESTACIONES PSICOSOCIALES ANTE SITUACIONES DE


CATÁSTROFE O EMERGENCIA
Ante una situación anormal como los desastres ciertos sentimientos y
reacciones son frecuentes. Puede ser que algunas de esas emociones no se hayan
experimentado anteriormente, cada persona es diferente y puede responder de
distinta manera en ciertos momentos.

También es claro que la exposición a eventos traumáticos debe producir un


mayor nivel de tensión y angustia en las personas, así como que el recuerdo de lo
sucedido será parte de la vida de las personas y no se borrará de su memoria.

Pero se ha demostrado que sólo algunos sujetos experimentarán problemas


más serios o duraderos que podrán calificarse como psicopatología. La gran
mayoría no sufre en ese momento de ninguna enfermedad mental, sólo están
experimentando reacciones esperadas ante un suceso vital significativo.

Sin embargo, las respuestas institucionales más frecuentes están basadas en


la atención psiquiátrica individual y sirven sólo a un número muy reducido de las
personas afectadas. Se ha demostrado que si existe una rápida y adecuada
intervención psicosocial estas reacciones pueden disminuir y los sujetos volver al
funcionamiento normal.

Cada persona vive y le da un significado diferente a las experiencias por la


que ha atravesado. Patrones sociales y culturales determinan que los hombres y
mujeres reaccionen de manera diferente; los hombres tienden a reprimir y guardar
las emociones dolorosas así como sus sentimientos de angustia y miedo, les resulta
difícil hablar y hacerlo lo interpretan como una debilidad; las mujeres tienden a
comunicarse mas fácilmente, a expresar sus temores y ansiedades, así como buscar
apoyo y comprensión para sí misma y sus hijos.

Las manifestaciones psicosociales más frecuentes que enfrentan las personas


que han sufrido una catástrofe son:

 Nerviosismo o ansiedad.
 Tristeza y/o llanto.
 Culpabilidad por haber sobrevivido.
 Ideas de suicidio.
 Fatiga.
 Problemas para dormir o descansar.
 Confusión para pensar y/o problemas de concentración.
 Problemas de memoria.
 Disminución de la higiene personal.
 Cambio en los hábitos alimenticios.
 Pérdida de confianza en uno mismo.
 Recuerdos muy vivos del evento.
 Culpar a los demás.
 Frustración.
 Desorientación en tiempo o lugar.
 Sentimiento de impotencia.
 Uso excesivo de alcohol y/o drogas.
 Problemas en el trabajo y/o familia.
 Enojo y/o irritabilidad.
 Inseguridad.
 Necesidad de estar solo.
 Crisis de miedo o pánico.
 Disminución en la resistencia física.
 Dificultades para retornar al nivel normal de actividad.
 Sentirse aislado o abandonado.
 Sentirse frío emocionalmente.
 Sentirse abrumado.
 Intensa preocupación por otros.
 Náuseas.
 Dolores de pecho o cabeza.
 Temblores musculares.
 Dificultad para respirar.
 Palpitaciones o taquicardia.
 Aumento de la presión sanguínea.

Una manifestación poco frecuente que surge en situaciones especificas de


desastre o emergencia, como por ejemplo ataques terroristas, es el pánico colectivo
el cual se instaura de manera brusca o progresiva y se caracteriza por un alto nivel
de tensión y angustia que se torna intensa, anormal e incontrolable.

La conducta de las personas se desorganiza y se hace muy desadaptativa.


Puede existir violencia, agresividad, y en ocasiones, actitudes temerarias. El pánico
es una respuesta desproporcionada que tiende a propagarse.
La incertidumbre y el rumor son factores que acrecientan el riesgo de pánico y
desorganización. En determinadas condiciones se ha descrito el pánico
anticipatorio.

Lo más frecuente, sin embargo, es que las personas manifiesten ansiedad,


temor, intranquilidad o inseguridad sin que el cuadro llegue a constituirse en un
estado de pánico.

Cabe destacar que los niños que han enfrentado o han tenido que vivir
situaciones de catástrofe, emergencia, guerras, mutilaciones, que han participado
en grupos armados, que han sido desplazados, damnificados, que han pasado
hambre, que han sido victimas de violencia, maltrato entre otras situaciones
adversas presentan otras manifestaciones psicosociales como son:

 Pesadillas.
 Mojar la cama.
 Ansiedad, miedo, fobias.
 Agresividad, problemas disciplinarios.
 Tristeza o nostalgia
 Mal desempeño en la escuela.
 Enfermedades, dolores psicosomáticos.
 Falta de concentración, hiperactividad.
 Exagerado apego a los adultos.
 Comportamientos regresivos, pérdida de nuevas habilidades.
Algunas recomendaciones útiles para los afectados, sus familiares y amigos

o Para los afectados:

_ Buscar compañía y hablar. Compartir sentimientos y pensamientos con otros.

_ Escuchar y ayudar a sus compañeros.

_ Permitirse sentirse mal, deprimido o indiferente.

_ Realizar ejercicios físicos suaves, alternados con relajación.

_ Estructurar el tiempo y mantenerse ocupado.

_ No evadir el dolor o sufrimiento con el uso de drogas o alcohol.

_ Tratar de mantener un itinerario de vida lo más normal posible.

_ Hacer cosas que lo hagan sentir bien, útil y solidario.

_ Tomar pequeñas decisiones cotidianas.

_ Descansar lo suficiente.

_ Intentar, dentro de lo posible, comer bien y regularmente.

_ Saber que los sueños y pensamientos recurrentes acerca del evento traumático
son normales y deben ser compartidos
o Para los familiares y amigos de los afectados:

_ Escucharlos detenidamente y acompañarlos.

_ Promover ayuda y solidaridad, así como fortalecer vínculos entre familiares y


amigos.

_ Proveer información suficiente.

_ Estimularlos a participar en las tareas de la vida cotidiana.

_ Comprender y aceptar el enojo y otros sentimientos de los afectados.

_ No decirles que tienen "suerte de que no les fue peor". Las personas
traumatizadas

No encuentran consuelo en esas frases. En cambio, se puede expresar que lamenta


lo sucedido y que lo entiende.

o Para los socorristas y personal que colaboro en situaciones de catástrofe o


emergencia:

_ Realizar ejercicios físicos y de relajación.

_ Regresar a su rutina lo antes posible.

_ Descansar y dormir lo suficiente.

_ Alimentarse de forma balanceada y regular.


_ No tratar de disminuir el sufrimiento con el uso de alcohol o drogas.

_ Buscar compañía y hablar con otras personas, compartir sentimientos y


pensamientos.

_ Conversar con los seres queridos de lo que ellos vivieron mientras se estuvo
ausente.

_ Participar en actividades familiares y sociales.

_Ocuparse y atender a su familia.

_Observar y analizar sus propios sentimientos y pensamientos. Reflexionar sobre


la experiencia que ha vivido y lo que significa como parte de su vida.

_ Buscar contacto con la naturaleza.

PAPEL DEL ESTUDIANTE DE MEDICINA EN SITUACIONES DE CRISIS

El estudiante de medicina debe permanecer calmado, tranquilo ante dicha


situación, presentar confianza a los pacientes para que se sientan seguros y
calmados, darle seguridad ante dicha situación, tiene que evaluar, buscar
alternativas y planificar estrategias posibles en el abordaje de dichos
acontecimientos difíciles por la que están atravesando.

Si las personas presentan síntomas físicos (heridas, enfermedades) el


estudiante debe estar en la capacidad para poder ver si existe relación entre ello y
la situación que afronta y como es la mejor manera para ayudar a la persona tanto
físicamente como psicológico. Y la persona presenta una tendencia a suicidio el
estudiante debe buscar la solución posible darle apoyo al paciente, motivarlo,
incentivarlo a tener pensamientos positivaos ante dicha situación por mas difícil
que sea.
En caso de estados de pánico, angustia, miedo y temor que presente la
persona en crisis lo mejor es que el estudiante lo acompañe hasta que la persona se
sienta seguridad y calme sus miedos. Esforzarse por controlarle la ansiedad debido
a que mientras disminuya la angustia y ansiedad el paciente si presentaba algún
padecimiento externo, se sentirá más aliviado, en estos casos, el estudiante
mediante técnicas de respiración y relajación lograra calmar y ayudar a la persona
que está atravesando dicha crisis y lo que debe evitar es el uso de medicamentos
(como por ejemplos tranquilizantes y sedantes) en situaciones que no lo ameriten.

En casos que el estudiante no tengo control en la persona debe pedir


ayuda a otros compañeros o mejor dicho a personal capacitado para que juntos
consigan una solución y puedan tener resultados positivos. Y siempre mantener
una postura ética ante cualquier situación de crisis y ser discreto ante ellas.

Características de la crisis, a partir de las fases de impacto y post-impacto

Proceso fases Manifestaciones Intervención

de la crisis
• Tensión emocional. • Facilitar el desahogo.

1. Impacto ante • Confusión. • Escuchar.


problema grave o
• Angustia. • Acompañar.
inevitable
• Descontrol. • Usar recursos para
Desequilibrio. manejo de estrés.
• Inseguridad.
• Aumento de tensión • Ayudar a desahogar
emocional. emociones y reflexionar
sobre posibles
• Sentimiento de
soluciones.
impotencia.
2. Fracaso en la forma de • Recordar experiencias
• Frustración.
enfrentar el problema. pasadas graves y la
Desesperanza.
solución de estas.
• Inseguridad.
• Buscar el apoyo y el
acompañamiento.
• Insomnio, pesadillas.
• Recursos de control
del estrés: masajes o
relajación.

• Motivar a que se
integre a actividades
grupales.

• Este esfuerzo se • Ayudar a que se


orienta a una definición manifiesten nuevas
diferente y adecuada de ideas de solución a los
3. La tensión sigue en la situación. problemas.
aumento. Se intentan
• Disminuye la tensión • Definir lo que es más
otros mecanismos o
si encuentra la solución útil.
conductas para enfrentar
y sale de la crisis, pero si
la situación. • Visitar con frecuencia.
no la encuentra,
aumenta la irritación y • Apoyar las decisiones
el nerviosismo. positivas y ayudar a
organizar las acciones
• Si hay evasión de la
que se elijan para
situación, pasa a la fase
cambiar la situación.
4.
• Usar técnicas de
control del estrés y
reforzar autoestima.
COMPONENT QUÉ HACER QUÉ NO HACER
ES

  Escuchar de manera Contar tu "propia historia"


cuidadosa refleja
1. Contacto sentimientos y hechos. Ignorar sentimientos o hechos

Comunicar Juzgar, regañar o tomar partido


aceptación.
2. Plantear preguntas Depender de preguntas de si/no
Dimensiones abiertas
del problema Permitir abstracciones continuas.
Llevar a la persona a
una mayor claridad Soslayar las señales de "peligro"

Evaluar la mortalidad Dar la razón del "problema"


3. Posibles Alentar la lluvia de Permitir la visión de pasar por un túnel
soluciones ideas
Dejar obstáculos sin examinar
Trabajar de manera
directa por bloques Permitir una mezcolanza de
necesidades
Establecer prioridades
4.Acción Dar un paso cada vez Intentar resolverlo todo ahora
concreta
Establecer metas Tomar decisiones que comprometan
específicas de corto por largo tiempo
plazo
Ser tímido o prometer cosas
Confrontar cuando sea
necesario Retraerse de tomar decisiones cuando
parezca necesario
Ser directivo, sólo sí
debes serlo
5.Seguimient Hacer un convenio Dejar detalles en el aire o asumir que el
o para recontactar paciente continuará la acción de plan
por sí mismo
Acordar un segundo
encuentro Dejar la evaluación a alguien más

Evaluar los pasos de


acción
CONCLUSIÓN

Al finalizar este interesante tema hemos concluido que:

 Que todos, como seres humanos, no estamos exentos de sufrir una crisis y somos
vulnerables en ese momento. No importa qué tipo de crisis sea, el evento es
emocionalmente significativo e implica un cambio radical en nuestra vida.

 Que recibir ayuda, ya sea de un profesional (médico- psicólogo) o del personal que
interviene en las situaciones de catástrofe o emergencia, es fundamental para que
un individuo en crisis, pueda salir a flote de su problema y continuar con su vida,
sin ningún trastorno que pueda llevarlo a tomar decisiones extremas.

 Los métodos para ayudar a los individuos en problemas (crisis), son genéricamente
conocidos como técnicas de intervención en crisis, y tienen un par de objetivos:

1. Restablecer la capacidad del individuo para afrontar las situaciones de estrés en las
que se encuentra.

2. Proveer asistencia a estos individuos para reordenar y reorganizar su mundo social


destruido.
BIBLIOGRAFÍA

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de Adriana Prengler.

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HALL, Joanne y REDDING, Barbara (1990). Enfermería en Salud Comunitaria II.


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O´BRIEN, KENEDY Y BALLARD (2001). Enfermería Psiquiátrica. Editorial Mac Graw


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Psiquiátrico REVISTA MÉDICA DE COSTA RICA Y CENTROAMERICA LXVI (587) 2009.


INTERVENCIÓN EN CRISIS EN SITUACIONES DE DESASTRE: INTERVENCIÓN DE
PRIMERA Y DE SEGUNDA INSTANCIA.

KARL A. SLAIKEU. Intervención en Crisis. Editorial Manual Moderno.

INTERVENIR EN TIEMPOS DE CRISIS. Manuel Antonio Rivera


http://revistagriot.uprrp.edu/archivos/2008061505.pdf

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