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Leyder Lasprilla

LA SOMBRA

“Descubrir la sombra

nos permite estar en el lugar

correcto del modo correcto”.

Tom Robbins

El concepto de sombra fue acuñado por Carl Gustav Jung y constituye lo opuesto de lo
que él mismo denominó persona1. La sombra está conformada por todo lo que una vez
fue consciente y ahora no lo es, por la sencilla razón de que fue reprimido u olvidado2.
Todas esas facetas o aspectos que surgen en nuestra psique, que no concuerdan con lo
socioculturalmente establecido en todos los contextos en donde nos desenvolvemos y de
las que una vez fuimos conscientes, por represión u olvido, terminamos sepultándolas
como sombra en un fragmento de lo que se conoce como inconsciente fundamental.

En la sombra podemos encontrar aspectos tanto positivos como negativos; emociones y


deseos de cualquier tipo; pensamientos y pulsiones de cualquier clase. Es decir, todo lo
que tácita o explícitamente el sujeto considere no es digno de sentir o tener por el tipo de
educación -y culturización- con que ha crecido. Diferentes culturas (subculturas, familias,
grupos, asociaciones, etc.) determinan -aunque no totalmente- los contenidos “sombríos”
de sus miembros. Así, para un individuo que se desenvuelva en un medio criminal, los
deseos de “perdonarle la vida” a sus víctimas o de perdonar a quien lo haya traicionado
en un momento dado, pueden ser reprimidos y convertidos en sombra por el hecho de
que “en ese mundo lo apropiado es lo contrario” –que muy seguramente forma parte de
la persona del sujeto-. Igualmente, para un sacerdote o una monja que se haya tomado en
serio el “voto de castidad” lo más probable es que gran parte de sus deseos eróticos se
encuentren reprimidos como sombra pero otros tantos como “el hacer la misa” o “dar
gracias a Dios antes de comer”, formen parte de su persona.

En nuestra sociedad es muy común que los individuos tengan en su sombra deseos de
agredir a alguien que no sea de su agrado y que posiblemente los haya maltratado; ganas
de levantarse en contra de algunas figuras de poder como los padres o profesores;
decirle unas cuantas cosas a alguien que apreciamos pero que, por temor de las
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La persona es todo lo que mantenemos conscientemente en nosotros durante la vigilia, que somos o que
creemos ser, por el hecho de que no contradice, sino que concuerda, con lo culturalmente establecido. En latín,
entre otras cosas, esta palabra significa “máscara”.
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Aunque la mayoría de los contenidos de la sombra se forman por represión, muy pocos se forman por olvido.

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consecuencias, no nos atrevamos; deseos de acostarse con la mujer del prójimo; y


muchas otras cosas más que no se consideran “correctas”. Asimismo, es posible
encontrar en la sombra patrones de pensamiento o guiones -que desde nuestra infancia y
nuestra niñez aprendimos vicariamente3 de nuestros padres y seres más allegados-
como: “por el solo hecho de ser mayor que otro, este otro nunca tendrá la razón en un
altercado conmigo”, “yo puedo criticar a los demás cuando quiera pero los demás no lo
pueden hacer conmigo”, “la letra con sangre entra”, etc.

Debe quedar claro el hecho de que la sombra es una pequeña parte de todo el
inconsciente fundamental y no es todo el inconsciente, como piensan muchos. El
inconsciente fundamental es el que alberga a todos los diferentes tipos de inconscientes
que hay en el hombre y basado en los estudios que he hecho de Freud, Wilber, Jung,
Elizalde, los Maestros de la Espiritualidad y otros tantos, planteo las siguientes
subdivisiones del inconsciente fundamental:

• Inconsciente arcaico: facetas o aspectos prepersonales –o preverbales- tanto


individuales (Freud) como colectivos (Jung) cuyo espectro va de lo prenatal
(Grof) hasta lo fantasmático (Arieti), de los cuales normalmente no somos
conscientes pero podemos llegar a serlo después de un arduo trabajo
contemplativo.
• Inconsciente sumergente: facetas o aspectos prepersonales, personales y/o
transpersonales, de tipo individual o colectivo (Jung), que fueron una vez
conscientes y que ahora no lo son, ya sea por causa del olvido o la represión. Es la
sombra de Jung. Si lo que está en este inconsciente está por olvido, lo llamo
inconsciente sumergente mnémico; si es por represión, inconsciente sumergente
reprimido (siguiendo a Wilber).
• Inconsciente incrustado: Son aquellos holones -estructuras de consciencia,
estructuras sensitivas, marcos epistémicos, paradigmas, ideologías, religiones,
modelos de vida, etc.- con los que nos identificamos y traducimos la realidad
pero que no podemos conscientizar. Se corresponde con la ley del punto ciego: el
ojo que ve no puede verse viendo. Aquí es de donde surgen los mecanismo de
defensa y el superyó freudianos.
• Inconsciente emergente: corresponde a todas las estructuras de consciencia y de
la sensitividad que existen potencialmente en nosotros y que algún día habrán de
emerger. Cuando el ego vigente las reprime, una vez comienzan a emerger,
hablamos de inconsciente emergente reprimido4.

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El aprendizaje vicario (de Albert Bandura) consiste en el aprendizaje por imitación e introyección de lo que
vemos en los demás.
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La meditación tiene como objetivo fundamental actualizar el inconsciente emergente. El descubrimiento
interno de los demás, durante -o después- de la meditación, es algo secundario, por ello es equivocado pensar
que la meditación se dirige, exclusivamente, al descubrimiento de la sombra (Wilber, 1981, 1985). La
meditación actualiza nuestro futuro potencial, no descubre nuestro pasado actual (como diríamos integrando
la Metafísica aristotélica).

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Leyder Lasprilla

• Inconsciente ancestral: es el que alberga toda la trama psórica y pecaminosa del


alma junto con todo lo que ella ha vivido en las existencias pasadas.
• Inconsciente perceptual: Es el contenedor de todas las impresiones y
percepciones subliminales (tanto internas como externas) que no superaron el
umbral de nuestra consciencia vígil5.

BIBLIOGRAFÍA

1. Camargo, F. (2003): Equilibrio entre el Ser y el Saber: La delincuencia emocional


y como auto-corregir sus causas. Barranquilla.
2. Dethlefsen, T. y Dahlke, R. (2004): la Enfermedad como Camino. Barcelona:
DeBolsillo.
3. Garrido, Luis (2006): Gran Diccionario de los sueños. España: Panamericana.
4. Goleman, D. (2002): Emociones Destructivas: Cómo comprenderlas y dominarlas.
Madrid: Kairós.
5. Horney, K. (1987): La Personalidad neurótica de Nuestro Tiempo. Barcelona:
Paidós.
6. Horney, Karen (1981): El autoanálisis: guía para indagar el propio subconsciente.
Argentina: Psique.
7. Osho (1995): Mi Camino: El camino de las nubes blancas. Argentina: HVmanitas.
8. Osho (2004): Emociones. Argentina: De Bolsillo.
9. Osho (2007): Sintonizando con la Existencia. Colombia: Norma.
10. Osho. (2004) Psicología de lo Esotérico. Barcelona. Cuatro Vientos.
11. Ouspensky, P. D. (1921): Psicología de la Posible Evolución del Hombre. Libros
Tauro.
12. Welwood, (2001): Psicología del Despertar. Madrid: Kairós.
13. Wilber, K. (1979): La Consciencia sin Fronteras. Madrid: Kairós.
14. Wilber, K. (1981) El Proyecto Atman. Madrid: Kairós
15. Wilber, K. (1991) Los Tres Ojos del Conocimiento. Madrid: kairós.
16. Zweig, C. y Abrams, J. (1992): Encuentro con la Sombra: el poder del lado oscuro
de la naturaleza humana. España: Kairós.

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De Wilber tomé: el inconsciente emergente, el incrustado, el sumergente y el arcaico, pero con algunas
modificaciones semánticas. De Masi Elizalde tomé el inconsciente ancestral y le agregué la información sobre
las vidas pasadas. Y acuñé el término inconsciente perceptual pero lo llené semánticamente con lo que Wilber
llama inconsciente sumergente subliminal (per que yo llamo inconsciente sumergente mnémico).

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