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INTRODUCCIÓN

En las últimas décadas se ha popularizado mucho en las


iglesias evangélicas la enseñanza de que existen tres tipos de
hombres en las Escrituras: el hombre natural (inconverso), el
cristiano espiritual y el cristiano carnal. Es nuestro interés
analizar si esta tesis realmente encuentra un apoyo bíblico o si no
es más que la mera presunción teológica de algunos exégetas que
han surgido en los últimos años.
Charles Spurgeon, en uno de sus discursos a sus estudiantes,
escribió lo siguiente cien años atrás:
Si una persona que ha profesado ser convertida a
Cristo, deliberadamente declara que aunque sepa la
voluntad de Dios no tiene el más mínimo propósito de
cumplirla, no hemos de pasar por alto esta presunción,
sino que es nuestro deber asegurarle a esa persona que
no está salva.
Nunca suponga que el evangelio es glorificado o que
Dios es magnificado, si vamos donde el pecador y lo
invitamos a recibir a Cristo insistiendo en que puede
ser salvo en un instante simplemente aceptándolo como
Salvador, aunque todavía se mantenga apegado a sus
ídolos, y sus corazones todavía estén amando el pecado;
si lo hacemos, le estamos abiertamente mintiendo,
pervirtiendo el evangelio, insultando a Cristo y volviendo
la gracia de Dios en "lascivia", (1).

Algunos preguntarán ¿Es de tanta trascendencia la enseñanza


de esta doctrina? ¿Por qué es tan importante dilucidar si en
verdad existe el llamado cristiano carnal, o si podemos designar
esta enseñanza como una de las herejías contemporáneas? Hay
dos razones básicas que nos mueven a hacer este estudio:
1. Para cualquier pastor resulta altamente preocupante, la
aparente tranquilidad que manifiestan algunos de los que
componen la iglesia en relación a su vida espiritual. No parecen
inmutarse mientras observan la ausencia de aquellos frutos

1
básicos que la Biblia enseña que han de estar presentes en un
verdadero cristiano. También resulta preocupante la gran
cantidad de supuestos hermanos que, sintiéndose inconformes
con esta situación, no hacen absolutamente nada para salir de
esta condición. Es posible que ese estado sea un alerta rojo que
nos debe llevar a evaluar si tal persona no es más que un
incrédulo.
2. Como pastor de la iglesia me consumen sus almas en cuanto a
su destino eterno, y nunca como ahora esa preocupación ha
calado tan hondo en mi corazón. Me consume la idea de que
algunos puedan sentirse confiados en su supuesta conversión a
Cristo, mientras sus vidas presentan la ausencia de las marcas del
verdadero cristiano. Resulta muy preocupante que algunos de
nosotros en base a una evaluación muy superficial que hacemos a
nuestro cristianismo y a nuestra conversión, no le brindemos la
debida importancia que tienen las Sagradas Escrituras acerca de
lo que ellas describen como un creyente genuino en Jesucristo.
Reconocemos con gran pena en nuestra alma, que existen
"hermanos" que están plenamente confiados en sus corazones
que en el momento en que cierren sus ojos para encontrarse con
la muerte, las puertas de los cielos se abrirán, verán las calles de
oro, disfrutarán de la ciudad celestial y se encontrarán cara a cara
con el Cordero. En verdad lo único que está demostrando su vida
es que en ese solemne momento descubrirán la triste realidad de
su equivocación y que su destino eterno ha corrido la misma
suerte que el diablo y sus ángeles en el infierno. No podemos vivir
la vida completa soñando en esta tierra con el cielo, cuando están
ausente de nosotros las evidencias de un ciudadano celestial
Ha sido nuestra oración constante al Señor en estos días, que
ustedes abran sus corazones a la voz del Espíritu de Dios y
evalúen honestamente si hoy presentan las evidencias de haber
pasado por un genuino proceso de conversión a Cristo.
Á la postre esta enseñanza del cristiano carnal, la cual
calificaríamos de herejía sutil y peligrosa, ha contribuido a que
muchas personas se sientan cómodas en su cristianismo y en su
estado de gracia actual. Estamos plenamente convencidos y
compartimos en ese sentido la opinión del Dr. Albert Martin, que

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esta doctrina es la causa primordial del deterioro de la iglesia de
Jesucristo en los últimos cuarenta años, ya que nulifica la
enseñanza bíblica respecto a la santificación progresiva del
creyente y su estrecha relación con la conversión del individuo.
Por esta confusión, el cristianismo actual ha sido sacudido en su
fundamento mismo, y ha sido un embate de tal magnitud que los
cristianos contemporáneos no tenemos la más mínima idea de lo
que significa ser santos porque El es santo y hemos programado
nuestro propio código de santificación. Por lo tanto nos
preguntamos ¿Qué es el cristiano camal? ¿A quiénes pretende
señalar la teología moderna con este término?

I. LA ENSEÑANZA BÁSICA
La vasta mayoría de nosotros, de una forma u otra, estamos
familiarizados con tres pequeños círculos que aparecen en
tratados y libros que tienen una finalidad evangelistica, los cuales
pretenden definir gráficamente, las clases de hombres que
existen según los exponentes de esta tesis:

1. En el primer círculo está presentado el hombre natural


(1ª Corintios 2:14) el cual sitúa a Cristo fuera de su vida,
mientras su ego es quien gobierna su persona, a la vez
que, todas las áreas de su vida están fuera de control.
2. En el segundo círculo vemos al "Cristiano Carnal" el cual
manifiesta el mismo desorden por sus áreas fuera de
control del Señor, el ego continúa sentado en el trono,
sólo que esta vez Cristo está dentro del círculo. Sigue
siendo el mismo hombre natural, solo que ahora Cristo
es parte de su vida, lo ha recibido como Salvador, pero
aún no se ha 'apropiado' de todo aquello que Cristo
quiere darle. En otras palabras es un impío con el sello
de cristiano.
3. Finalmente tenemos el tercer círculo, el cual ilustra el

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cristiano espiritual. En éste el Ego ya no gobierna, Cristo está
sentado en el trono, de manera que todas sus áreas están bajo
el control del señorío de Cristo. Los exponentes de esta teoría
encuentran su base bíblica en 1ª Corintios 3:1-4.
Más adelante entraremos en el estudio textual de 1ª
Corintios 3:1-4, basta con recordar ahora que en 1ª Corintios
2:14-16 Pablo había definido muy claramente qué debíamos
entender por un natural y un espiritual el natural —explica el
apóstol— es el individuo que no puede entender las cosas de
Dios y el espiritual -versículo 15-, es aquél que tiene el
Espíritu Santo y entiende las cosas de Dios.
Pablo de ninguna manera habló de una tercera clasi­
ficación en el contexto. Para él, el espiritual era el que poseía
el Espíritu, y de una forma u otra reflejaba en su vida las
características de un cristiano verdadero.

Esta doctrina en su esencia, fue desconocida por la iglesia del


Señor Jesucristo hasta hace unos 40 años, es decir, que ha sido
creada y expandida, por la teología contemporánea. (3) No es más
que la respuesta desesperada de aquéllos que buscan un apoyo
bíblico para conjugar la diferencia tan notoria que existe entre el
Cristianismo Escritural y lo que hoy día vemos con el nombre de
Cristiano.
En una encuesta que se hizo en Los Estados Unidos de
América por la Gallup, ellos decían que el 30% de la población
norteamericana ya había proclamado con su boca un nuevo
nacimiento y que habían conocido a Cristo como el Salvador de su
vida.
La Gallup comentaba -siendo una compañía secular - que si
era verdad que el 30% de la población norteamericana clamaba
por un nuevo nacimiento ¿por qué no se veían los efectos en la
sociedad? Porque ellos saben lo que la Biblia afirma respecto a lo
que han de ser los resultados de conversiones genuinas y cómo
deben incidir estos en cualquier sociedad.
Más aún, la Gallup dice que resulta sorprendente que de ese
30% de personas que dicen ser cristianos, el 75% está consumido
por los mismos gustos, los mismos pecados, las mismas

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prioridades y las mismas metas y ambiciones que los inconversos.
Esto no es más que una muestra de cómo la iglesia, al igual que
los israelitas, se ha levantado las faldas y mostrado sus
desnudeces al mundo.
Consecuentemente, los teólogos contemporáneos han tenido
que recurrir al pensamiento filosófico de Hegel (4) al contemplar
la tesis bíblica frente a la antítesis de los cristianos actuales y han
elaborado una síntesis: que se puede ser cristiano con los mismos
frutos del inconverso. Conclusión lógica, sutil, brillante, pero
devastadora.
Resumiendo, ¿Qué es lo que plantea la tesis del cristiano
carnal? ¿Cuál es la esencia de su enseñanza teológica? Sus
exponentes dicen algo más o menos así: El cristiano carnal es uno
que ha recibido a Cristo como salvador pero aunque considera a
Cristo como Señor, todavía no lo ha recibido como tal en su vida.
El cree que Cristo es su Salvador, pero todavía vive como un
hombre natural; no se advierte en él el fruto del Espíritu, no tiene
ningún deseo de ser santo, le atrae el pecado, vive con facilidad en
él, y no le preocupa gran cosa su estado espiritual; sus valores, sus
metas y sus ambiciones son exactamente las mismas que las de un
inconverso. (5) Es idéntico a un inconverso, sólo que se denomina
cristiano. "Los exponentes de esta tesis no vacilan en afirmar la
salvación de este hombre ya que él ha aceptado en su mente, y ha
reconocido que Jesús es el Salvador". Ha sido libertado del castigo
del pecado, pero no del poder del pecado en su vida.
La enseñanza de que tal tipo de creyente puede existir, hace
de la santidad un asunto opcional. Podemos ser creyentes sin ser
santos, y sin tener el deseo de serlo. Así, aunque no demos frutos
de creyentes - dicen ellos - como quiera seremos salvos "aunque
así como por fuego" (1ª Corintios 3:15).
Inclusive los exponentes de la tesis del cristiano carnal insis­
ten en que el peligro de ser un creyente así es que uno pierde
recompensas en el tribunal de Cristo, a la vez que tendrá que
alejarse de El avergonzado en su venida (1ª Juan 2:28). Esto
también será ampliado más adelante.

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II. EL PELIGRO QUE ENCIERRA
ESTA DOCTRINA
¿Cuál es el peligro de aceptar la posibilidad de que el pecado
pueda manejar diaria y continuamente la vida de un cristiano? Sea
la idolatría o el amor al dinero, sea el adulterio o el pecado de
lascivia, sea que nuestras metas y aspiraciones sean las mismas de
un inconverso o, en otras palabras, que lo que me brinda
satisfacción sea lo mismo que al inconverso le brinda satisfacción
y lo hace feliz ¿Qué peligros encierra la doctrina del "Cristiano
Camal"?
A. Muchos están convencidos de que son creyentes, y se sienten muy
cómodos en el pecado y la desobediencia. No han caído en la
convicción de que son inconversos. Si estas marcas están en su vida,
yo no dudaría en garantizarle que usted no está salvo (no que ha
perdido la salvación, sino que nunca la poseyó). No importa cuando
se haya decidido por Cristo, no importa cuando "pasó al frente",
cuando se bautizó o que sea miembro del coro o maestro de la
escuela dominical. Si usted vive en franca desobediencia a La
Palabra, y eso sin ningún conflicto interno, manifiesta con ello que
nunca ha pasado por un proceso genuino de conversión y Nuevo
Nacimiento.
B. Como ya dijimos antes, esta doctrina hace la santidad un
asunto "opcional". Los defensores de esta tesis opinan que es
fantástico para un creyente ser santo, pero no que es esencial para
evidenciar su salvación. Es decir, que la santidad nunca será
necesaria para ver a Dios, sólo la fe. De esta manera no distinguen
entre la fe que salva y la fe falsa. Pasan por alto el hecho de que la
fe que salva según las Escrituras, es una fe que hace santos.
Veamos lo que dice la Biblia al respecto:
1. En Juan 3:3 el Señor dice a Nicodemo que "él que no nace de
nuevo no puede ver el Reino de Dios". Es importante señalar que
el verbo "nacer" se encuentra en el texto griego en voz pasiva, y
por lo tanto es Dios quien hace la acción y no el hombre. En otras
palabras el texto dice "al que no lo hacen nacer de arriba..." (del
gr. anothen; comp. Juan. 3:31), "al que no lo paren desde el cielo"
y lo hacen una nueva criatura. Ahora, a esta nueva criatura se le

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llama en la Biblia "el hijo de Dios", engendrado por Dios (Juan.
1:12-13), por Su voluntad. Ese hijo de Dios nace con las
características de su Padre, heredamos su naturaleza. A muchos le
sucede como cierto "hermano" a quien le dominaba el orgullo y la
prepotencia, el cual al ser amonestado al respecto por el Pastor,
respondió: "lo siento, pero es el carácter que heredé de mi padre".
"Cierto dice el pastor - pero sucede que usted supuestamente se
ha convertido a Cristo y ese no es ahora el carácter de su Padre;
en todo caso ese es el carácter del diablo". En el pueblo de Dios los
que somos de Cristo tenemos que reflejar el carácter del Padre y
cuando eso no es así, vivimos en una tristeza insoslayable.
2. También 1ª Juan 3:8; nos enseña que él "que es nacido de Dios no
practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no
puede pecar (del gr. hamartein - "continuar pecando...") porque es
nacido de Dios".
La doctrina del cristiano carnal hace que un creyente se sienta
tranquilo andando en desobediencia. Y no me refiero a aquellos
"graves pecados" como adulterio, robo, homicidio o fornicación. Digo
que se sienten cómodos sencillamente no viviendo para la gloria de
dios. No siendo consumidos por asir aquello para lo cual fueron
asidos por Cristo Jesús.
3. En 2Pedro 1:4 se nos dice que hemos sido hechos partícipes de la
naturaleza divina, es decir, que nos han hecho participar de la
naturaleza de Dios. Y ¿cuál es la naturaleza esencial, dinámica y
excelsa de Dios? su santidad.
Por ello, tan pronto nos convertimos, no sólo comenzamos a
reflejar esa santidad, sino también que le declaramos una lucha a
muerte a esos deseos carnales que batallan contra el alma (1. Pedro
2:11). Es una firme decisión de despojarnos de todo peso del pecado
que nos asedia (Hebreos 12:1); de correr con paciencia la carrera que
tenemos por delante; que sólo nos consuma el deseo de ser santos en
toda nuestra manera de vivir, porque Aquel que nos llamó es Santo (1
Pedro 1:15).
4. Finalmente, ¿cómo vamos a interpretar la solemne advertencia de
Hebreos 12:14 de que sin santidad nadie, absolutamente nadie, verá al
Señor? ¡Cómo podemos decir que una persona puede ir al cielo sin
reflejar santidad práctica en su vida y sin la lucha por la santificación!
De ser así, el autor de los Hebreos hubiera podido decir: "No se

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preocupe, usted siendo un cristiano carnal puede entrar al cielo sin
problemas, ya que la santidad no es un requisito esencial". ¡Este
pequeñito error teológico llevará literalmente millones de almas al
infierno, directamente desde la iglesia de Jesucristo!
C. Ellos hacen de la santificación, aun del verdadero creyente, algo
pasivo y no activo. En la Biblia se insta al cristiano a golpear su cuerpo
y ponerlo en servidumbre, a correr la carrera con paciencia, a batallar
contra los deseos carnales; en fin, a hacer uso de los recursos que
poseemos en el Espíritu Santo.
D. Se minimiza la conversión genuina. Si estudiamos con cuidado los
textos que tenemos hoy sobre la vida cristiana, observaremos que el
énfasis no está en la conversión, sino en una segunda decisión.
En algunas cosas que tenemos que hacer post-conversión para
vivir una vida victoriosa. Sin embargo, a excepción de Romanos 12:1-2
en donde se le insta al creyente a poner su cuerpo en sacrificio vivo
para ser usado por Dios, la Biblia no hace ningún énfasis en obras
posteriores a la conversión.
Es cierto que tenemos que ser llenos del Espíritu Santo, pero no
que esa llenura es necesaria para abandonar el pecado que me está
controlando. El Espíritu Santo en la conversión es el agente que Dios
usa como instrumento inmediato de erradicación del pecado.
E. A quienes insisten en que hay que pasar de cristiano carnal a
cristiano espiritual, les hago una pregunta ¿Dónde se detiene el creci­
miento de una persona? ¿Cuándo sabemos si alguien es carnal o
espiritual? ¿Con qué tabla de medida se evalúa? ¿Quién hará esa
evaluación en la iglesia?
Muchas veces nos constituimos nosotros mismos en la medida de
evaluación y tendemos a caer en el fariseísmo al descubrir "que
nosotros no somos tan carnales como otros" (Comp. Lucas. 18:9-14).
F. Esta doctrina tiende a crear "cristianos conformistas" con su "estado
y nivel" de gracia. No hay ningún énfasis en "crecer en la gracia", y
sobre todo hace que toda la seguridad de una persona, descanse en el
hecho histórico de que un día tal, del año tal, hizo una decisión por
Cristo, a pesar de que hoy sus frutos no evidencian una decisión real.

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Por otra parte, si Pablo enseñó en 1 Corintios 3:1 la posibilidad de que
exista un creyente que está siendo dominado por el pecado, que está
andando conforme a la carne, existiría entonces una contradicción
doctrinal. Lo cual es imposible a la luz de la propia enseñanza de Pablo,
un creyente caminando en el pecado. Por ello, veamos el tercer punto.

III. LA CONTRADICCIÓN DOCTRINAL

En Romanos 8:5-15 Pablo presenta que los que "son de la


carne piensan en las cosas de la carne, y los que son del Espíritu
piensan en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne
es muerte eterna, (está hablando de condenación), pero el
ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la
carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de
Dios ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no
pueden agradar a Dios".
Mas vosotros... y claramente plantea aquí una transición;
"mas vosotros" ¿Quiénes? ¿Los cristianos espirituales de Roma?
¡No! los creyentes genuinos, "no vivís según la carne sino según el
Espíritu, si es que... y aquí debo hacer un alto". Les invito a hacer
un estudio en el Nuevo Testamento las veces que aparecen estos
"si" condicionales cuando se refiere a la salvación.
La preocupación de los Pastores actualmente es que los
hermanos nunca duden de su salvación ¡Yo deseo de todo corazón
que usted dude de su salvación hoy! Entonces podrá asegurarla
correctamente. No negamos la doctrina de que una vez salvos,
siempre salvos; pero esa salvación se muestra con el fruto de la
santificación.
Pablo sigue diciendo en el versículo 11: "Y si el Espíritu de
Aquel que levantó de los muertos a Jesús vivificará también
nuestros cuerpos mortales por su Espíritu", en otras palabras, lo
cambia, lo transforma, lo hace una nueva criatura, vivifica un
cuerpo que antes estaba controlado por el pecado ¿Con qué fin?
Versículo 14: "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de
Dios estos son hijos de Dios", y a la luz de todo el contexto ¿A qué

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somos guiados? A ser santos como resultado de haber sido
justificados por la fe (Romanos 6-8). De ellos Pablo dice: "Estos
son rasgos de Dios". En otras palabras, el apóstol ha dicho "Si
ustedes por el Espíritu hacen morir las obras de la carne, tendréis
vida en abundancia si van caminando en pos de la santidad, esa
es la evidencia de que son salvos".
El contexto de Romanos 8: "andar en la carne" significa ser
un inconverso. La guía del Espíritu a Santificación es la
evidencia de ser un hijo de Dios.
Vayamos también a Gálatas 5:16: "Andad en el Espíritu y -
consecuentemente no satisfaceréis los deseos de la carne" (el gr.
es enfático aquí - ou me télesete - "de ninguna manera
satisfaceréis) Porque (vs. 19) manifiesta son las obras de la carne:
adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías
(es decir "brujerías"), enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas, disensiones (pecados que a los ojos de Pablo están al
mismo nivel que), herejías, envidias, homicidios, borracheras,
orgías... acerca de las cuales os amonesto que los que practican
tales cosas.
(Como dice el Dr. Albert Martin: ¿Perderán su recompensa en
el tribunal de Cristo?") No heredaran el reino de Dios". De
acuerdo con este texto, si decimos que somos cristianos, pero nos
domina la idolatría, (incluyendo el amor al dinero), nos dominan
los pleitos, la envidia, el adulterio, la fornicación, o cualquiera de
estos pecados y no sentimos tristeza al respecto, no tenemos
ninguna lucha, entonces no digamos que somos cristianos, sino:
"Yo no heredaré el reino de Dios".
¿Quiere decir esto que el cristiano no tiene ningún conflicto en
su vida? Veamos el versículo 17: "Por que el deseo de la carne es
contra el Espíritu, y el de el Espíritu es contra la carne; y estos se
oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis"; pero con
esto Pablo no está diciendo que el que no anda conforme al
Espíritu se somete a las obras de la carne, ya que más adelante
añade que "los que practican tales cosas no heredarán al reino de
Dios" (v. 21).
Para contrastar estos dos hombres - al de la carne y al del

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Espíritu - Pablo sigue diciendo, en el versículo 22: "Pero el fruto
del Espíritu..."; a manera de contraste el apóstol enseña que el
que está en la carne manifiesta las obras de la carne, pero el que
está convertido, el fruto del Espíritu. Si la carne tiene sus frutos,
él que tiene el Espíritu Santo también tiene su fruto, esto no es
opcional como se ha venido presentando.
Que hoy o mañana, debido al embate del pecado y del diablo,
yo no manifieste ese fruto del Espíritu no significa que yo no soy
cristiano, pero si en la vida de un hombre hay una ausencia total
del fruto del Espíritu - amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza - esa persona no es
convertida. No es opcional este fruto, es una realidad en el
creyente.
Un cristiano no puede estar manejado por la carne
continuamente, por la razón que Pablo da en el versículo 24: "Los
que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos". Su carne fue clavada en la cruz junto con Cristo; la
crucifixión significa nulificación, si soy cristiano verdadero yo
no tengo por qué responder a las demandas del pecado en mi
vida.
En el mismo orden de ideas, Pablo dice en Romanos 6:1, 2, 6:
"¿Qué pues diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la
gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos
muerto al pecado ¿Cómo viviremos aun en Él? Nuestro viejo
hombre fue crucificado (nulificado) juntamente con EL para que
el cuerpo del pecado sea destruido ("reducido a la impotencia") a
fin de que no sirvamos más al pecado".
Pablo está diciendo: "¿Cómo es posible que todavía estén
hablando del dominio del pecado, si ese viejo hombre fue
nulificado para vivir al pecado?" versículo 15; "¿Qué pues?
¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En
ninguna manera - ponga mucha atención a esto - no sabéis que si
os sometéis a alguien como esclavo para obedecerle, sois esclavos
de aquél a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de
la obediencia para justicia" - si os sometéis al pecado, el resultado
será muerte, que a la luz del contexto no puede ser otra que la

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muerte eterna en el infierno (comp. versículo 23).
"Pero - aquí notamos la experiencia del cristiano verdadero -
gracias a Dios que aunque erais esclavos del pecado, habéis
obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual
fuisteis entregados, y libertados del pecado no sólo del infierno,
sino de los efectos del pecado en vuestras vidas -vinisteis a ser
justicia... porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres
acerca de la justicia ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de
las cuales ahora os avergonzáis? porque el fin de ellas es muerte.
Más ahora que habéis sido libertados del pecado, y hechos
siervos de Dios tenéis por vuestro fruto la santificación y como fin
la vida eterna" (v. 16, 17, 18, 20, 21, 22). ¡El Fruto de haber sido
justificado y salvado por la gracia de Dios es una vida
transformada, que aborrece el pecado y ama la gloria de Dios ¡
¡No existe un punto medio! Ese punto medio, esa síntesis, ha sido
creada por la iglesia contemporánea.
Pablo tampoco puede contradecir los términos de 1ª de Juan
capítulo 3:6-10, porque la Palabra de Dios se contradeciría ella
misma y eso es un imposible: "Todo aquel que permanece en El
no peca" (v. 6); y esa palabra "permanencia" en las epístolas de
Juan tampoco es optativa; la permanencia es el fruto directo de la
conversión. "Y todo aquel que peca - añade- no le ha visto ni le ha
conocido". "Hijitos nadie os engañe... el que practica el pecado es
del diablo porque el diablo peca desde el principio.
Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del
diablo. Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado;
y no puede pecar porque es nacido de Dios. En esto se
manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo; todo aquel que
no hace justicia y no ama a su hermano, no es de Dios" (1 Jn. 3:6-
10). Pablo no pudo contradecir a Juan enseñando acerca de un
cristiano viviendo en pecado, cuando Juan enseñó que el que
practica el pecado es del diablo.
En este punto enfoquemos cómo podemos evaluar nosotros
nuestra seguridad de salvación, cómo sabemos si verdaderamente
somos salvos. La doctrina del cristiano carnal enseña que la
seguridad de salvación se basa primero, en un hecho histórico;

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segundo, en una actitud emotiva; y tercero, en una evaluación
centrada en el hombre y no en la Palabra de Dios. En la Biblia,
primeramente, la seguridad de la salvación no depende de un
hecho histórico, sino del momento actual. Segundo, no depende
de un sentimiento subjetivo (de que yo me entregué a Cristo en
tal fecha), sino de una actitud objetiva, que significa tomar a
Cristo tal cual es.
Y tercero, la seguridad de la salvación no se basa en mi
sentimiento de la validez de esa acción, sino en lo que la Biblia
dice que es un cristiano. En términos más sencillos lo que quiero
decir es que "en la Biblia la seguridad de la salvación nunca se
contempla en tiempo pasado, sino en tiempo presente; he ahí la
tesis más brillante de la Palabra de Dios para que un cristiano no
tenga dudas de su seguridad de Salvación".
Desde que un creyente comienza a coquetear con el pecado .
¿Qué es lo primero que siente?. Que no es salvo, inseguridad de
salvación, dudas. La salvación ha de ser siempre en tiempo
presente. 2 Corintios 13:5 dice: "Examinaos a vosotros mismos si
estáis en la fe; probaos a vosotros mismos ¿O no os conocéis a
vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros a menos que
estéis reprobados?" Juan también evalúa la salvación en presente,
"Si decimos que tenemos comunión unos con otros y andamos
(ahora) en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad" (1 Jn.
1:6).
El que dice: "Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el
tal es un mentiroso" (1 Juan 2:4). El que dice que es creyente,
pero ama al mundo y los deseos de este mundo "el amor del
Padre no está en El" (1 Juan 2:15). El que dice que es cristiano,
pero niega la Palabra de Dios, e ignora el señorío de Jesucristo, se
alejará de El avergonzado (comp. 1 Juan 2:28). El que dice que es
cristiano pero está practicando el pecado, Juan dice "él que ha
conocido a Dios no practica el pecado" (comp. 1 Juan 3:6-10).
¿Qué quiero decir con todo esto? Que debemos ser objetivos
evaluando nuestra salvación. No subjetivamente mirando hacia
una decisión histórica; o el momento en que yo me convertí, sino
en como evidencio hoy que esa decisión fue real Sin temor

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ninguno podemos decir que si algún "creyente" se siente cómodo,
confortable, en paz, sabiendo que hay pecados externos como:
robo y adulterio o internos como: celo, orgullo, envidia, ira; si se
siente cómodo y sin conflicto alguno, ni le mortifica gran cosa, le
garantizo que usted nunca ha conocido a Cristo y que va
caminando rumbo al infierno de una forma ineludible. Hasta que
usted no se confiese ante Dios, y diga: ¡Dios perdóname, me
arrepiento de mi falsa conversión a Cristo, y me entrego sin
reservas hasta que vea los frutos de un cristiano en mi vida".
Con esta base, vamos a estudiar entonces lo que significa en 1
Corintios 3:1-4: ¿qué cosa es el cristiano carnal?

IV. LA EVALUACIÓN TEXTUAL

"De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a


espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os dí a
beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois
capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre
vosotros celos, contiendas y disensiones; ¿no sois carnales y
andáis como hombres? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente
soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?" (1ª
de Corintios 3:1-4).
Todos los textos que hemos examinado hasta ahora nos
muestran la imposibilidad de que exista un creyente en cuyo
corazón more el Espíritu Santo y que al mismo tiempo esté
controlado totalmente por la carne. Un creyente que crea en
Cristo como Salvador, pero que no le reconozca como Señor. En
definitiva es, en el argot popular - "un cristiano carnal".
Sin embargo, al examinar 1ª de Corintios 3:1-4 surgen inme­
diatamente preguntas acerca de lo que Pablo enseñó allí.
¿En que sentido el apóstol llama "carnales" a los hermanos de
Corinto? ¿Fue la intención de Pablo señalar aquí una "clase
especial" de creyentes?
Al acercarnos a las Escrituras con miras de realizar la exégesis
del texto, debemos ir con la premisa de que la Biblia nunca se

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contradice en sí misma. En sentido contrario, y sin temor a ser
reiterativo, con la premisa de que toda ella armoniza a la
perfección. En base a esta premisa podemos desarrollar una serie
de principios de hermenéutica textual:
1. Siempre que nos encontremos con un texto que sea
relativamente oscuro, como este de 1ª de Corintios 3:1-4,
debemos compararlo con uno claro. En ese sentido, si
comparamos el uso de la palabra "carnal" en los escritos de Pablo
que son bien claros, y notamos que allí el apóstol designó con este
término a personas inconversas, entenderemos que 1Corintios
3:1-4 no muestra un creyente viviendo en pecado. Siempre será
de gran ayuda en la exégesis, comparar los textos análogos aún
estos hayan sido escritos por otro autor del Nuevo Testamento.
2. Debemos buscar el antecedente histórico de la epístola en la
que aparece nuestro texto oscuro.
3. Se debe buscar igualmente el antecedente doctrinal, de
manera que podamos determinar si el propósito de la carta era
desarrollar alguna doctrina, o simplemente encarar un problema
conductual en la iglesia.
Tomando en consideración estos principios antes
mencionados, el estudio del cristiano carnal ha de estar
centralizado en la evaluación textual de 1Corintios 3, así como
también en la comparación de nuestros resultados con las demás
doctrinas del Nuevo Testamento, sobre todo con la doctrina de la
salvación. El problema de la teología actual es precisamente su
énfasis en la experiencia del creyente, hasta el punto que hemos
llegado a analizar las Escrituras bajo el prisma de esa experiencia
y no a la inversa.
Por otra parte, podemos caer en el error de extraer doctrinas
de algunos libros que no son doctrinales. Si intentáramos
estudiar el libro de los Hechos, por ejemplo, derivaríamos
algunas doctrinas en base a situaciones históricas que sucedieron
en ese momento específico, caeríamos seguramente en serios
errores teológicos. Por ello, cualquier doctrina que se intente
derivar del libro de los Hechos, debe ir secundada por la clara

15
enseñanza de las epístolas del Nuevo Testamento que sí son
doctrinales y normativas.
Con 1ª Corintios ocurre algo similar. Aunque incluye doctrina
en ella, no es un tratado esencialmente doctrinal. El uso que
Pablo da al término carnal en Corintio no es suficiente argumento
para desarrollar toda una doctrina, sobre todo a la luz del uso que
se hace del término en las epístolas que sí son doctrinales, como
el caso de Romanos o Gálatas.
Al estudiar el antecedente histórico de la epístola de
Corintios, encontramos que el problema más grave que esta
iglesia estaba confrontando era su división interna. Esta división
estaba moviendo a la iglesia como cuerpo global a tener una
conducta errada. Esto se mostraba a través de los pecados en los
que algunos hermanos habían incurrido, como el caso del
fornicario que aparece en el capítulo 5.
Sin embargo, un estudio detallado de los miembros que
componían la asamblea de Corinto, nos revela también que el
trabajo de Pablo con ellos se había traducido en frutos dignos del
misionero. Dentro de la iglesia de Corintio, a pesar de las
confusiones existentes en su seno, encontramos una gran
cantidad de personas realmente convertidas a Cristo.
Pablo mismo recuerda a estos hermanos que su predicación
en Corinto, no fue con palabras de humana sabiduría ni siquiera
con una oratoria persuasiva, "sino con demostración del Espíritu
y de poder" (1 Corintios 2:4).
Ellos, por su parte, mostraron su genuina conversión a Cristo
a través de la transformación de sus vidas, en relación con lo que
ellos eran antes de su conversión. Muchos de ellos habían sido
fornicarios, idólatras, adúlteros, afeminados, homosexuales,
ladrones, etc., pero Pablo señala bien claro: "Y esto erais
algunos, mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados,
ya habéis sido justificados en el Nombre del Señor Jesús, y por el
espíritu de nuestro dios" (1 Corintios 6:11-comp. 2:4).
Este texto está en franca contradicción con la idea de que los
"carnales" del capítulo 3 eran creyentes viviendo en pecado. "Esto
erais algunos —dice Pablo— mas que habéis sido lavados..." él

16
que se convirtió siendo fornicario, o idólatra o afeminado, ya
había dejado de serlo.
Por otra parte, Dios manifestó su aprobación a la iglesia de
Corinto, enriqueciéndola con todo don espiritual (1 Corintios 1:4-
7), así como también manifestando su disciplina (1 Corintios 5:1-
13, 11:30). Había hermanos viviendo en pecado, pero Dios no
estaba pasando eso por alto.
Es imposible que un verdadero creyente viva manejado por el
pecado sin que la mano disciplinatoría de Dios no caiga sobre él.
"Por que el Señor al (fue ama disciplina, y azota a todo al que
recibe por hijo" (Hebreos 12:6).
Esto por supuesto, no elimina el hecho de que en la
membresía de Corinto había personas inconversas. A raíz de la
salida del apóstol se introdujeron sutilmente en el seno de la
asamblea falsos maestros que arrastraron a algunos, y a través de
los cuales personas no regeneradas hallaron cabida entre ellos.
En 1 de Corintios 15:34 Pablo tiene que amonestar a los hermanos
al respecto: "Velad debidamente y no pequéis, porque algunos no
conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo".
Sus líderes estaban sumidos en una inmadurez tan grande que
ya habían perdido el discernimiento para reconocer quienes
estaban convertidos y quienes no.
En resumen, la iglesia de Corinto estaba en problemas.
Problemas de índole teológico, conductual y de liderato, que
estaban amenazando a la iglesia con una división. Fue
precisamente con este trasfondo que Pablo llama a los hermanos
de Corinto "carnales".
No era de ninguna manera un uso teológico del término, sino
más bien funcional. Note que el apóstol no está hablando aquí de
algunos hermanos que eran "de la carne"; la iglesia total, como un
todo, fue el verdadero objeto de su reprensión.
Es imposible suponer a la luz de la interpretación que algunos
teólogos modernos dan al texto, que Pablo estaba aludiendo que
todos los componentes de la iglesia en Corinto eran creyentes
manejados por el pecado, o que todos eran inconversos.

17
El término carnal debe tener obligatoriamente otra connotación;
la cual es una connotación funcional.
Pablo no estaba presentando un creyente que aceptaba a Cristo
como Salvador, pero que aún no tenía su vida bajo el control de
su señorío.
Más bien estaba presentando una iglesia completa que en un
área específica, a saber lo concerniente a la unidad del cuerpo, no
estaba actuando a la altura de su vocación (comp. Efesios 4:1,
Filipenses 1:27). Al decir "carnales", Pablo, el apóstol, los está
llevando a considerar que en su apegamiento a líderes humanos
habían caído en actitudes típicas de personas inconversas, pero
inconcebibles en los creyentes: "Pues habiendo entre vosotros
celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como
hombres? (lit. conforme a los hombres).
Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro:
Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?" (1 Corintios 3:3-4).
Todo cristiano genuino tiene dificultades en algunas áreas de
su vida. Los corintios necesitaban en esa área específica la
corrección del Señor, pero de ninguna manera quiso enseñar en
el texto lo que los teólogos modernos han derivado de allí. No se
está enseñando una "clase" de cristiano, que a la par con su
salvación muestra un desorden en su vida familiar, en su trabajo,
en su meditación de la Palabra de Dios, en su vida de oración, en
su resistencia al pecado, etc. Eso no concuerda con el resto de la
enseñanza neo testamentaria.
El creyente genuino vive en conflicto agonizante con esas
áreas que no están en completa sumisión al Señor.
Cuando el apóstol fue a Corinto el problema de la división
había tomado tanto cuerpo, que él no pudo hablarles como a
espirituales (es decir, como a cristianos).
Pablo no podía enseñar sencillamente todo el "consejo de
Dios" por cuanto la iglesia no estaba preparada para ello. El Dr.
Pentecost comenta en uno de sus libros que el Espíritu Santo
nunca trae convicción de pecado y enseñanza al mismo tiempo.(6)
Un creyente en pecado no puede discernir en toda su

18
magnitud, la enseñanza de la Palabra. Debe pasar un proceso de
convicción y arrepentimiento, para luego convertirse en un
receptor de la verdad de Dios. La división era un impedimento
para su madurez; la iglesia se encontraba aún en una etapa muy
infantil. Eran "niños" en Cristo.
Hoy día el mundo está dividido en todos los ámbitos de la vida
humana. Los filósofos están divididos; los políticos están
divididos; las familias están en igual condición. Si la iglesia se
divide muestra con ello una conducta similar a la conducta del
mundo.
Si Pablo escribiese una carta a la fraccionada iglesia evangélica
de nuestro país, seguramente les diría: "¿Acaso no sois carnales, y
andáis como hombres?" La iglesia de sana doctrina en República
Dominicana está totalmente dividida por líderes humanos, y
merece una reprensión colectiva por parte de Dios. El mundo no
puede ver en vosotros la marca que hace la diferencia: el Amor
(Juan 13:34-35, Juan 17:20-22). Es una iglesia carnal. Mientras
esa situación se mantenga, el Cuerpo de Cristo no puede caminar
hacia la madurez. Los corintios eran niños en Cristo, incapaces de
asimilar la enseñanza sólida de la Palabra de Dios. (comp.
Hebreos 6:1).
La iglesia de Corinto tenía que mostrar por el arrepentimiento
de la situación existente, que ellos realmente eran cristianos.
Afortunadamente fue así.
Cuando Pablo les escribió su segunda carta les dice: "Ahora
me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis
contristados para arrepentimiento... porque la tristeza que es
según Dios produce un arrepentimiento para salvación..." (2
Corintios 7:9-10).
Los líderes de la iglesia mostraron su conversión genuina
cuando vinieron a la obediencia de la Palabra de Dios.
Es indudable que en toda iglesia cristiana existen algunos
hermanos que pueden ser catalogados de "niños en Cristo". Pero
un niño en Cristo, a la luz de las Escrituras, no es un hermano que
se somete al pecado con facilidad.

19
Es más bien un creyente que tiene problemas en el
entendimiento, la aplicación y la relación de la Palabra de Dios en
su vida. Su entendimiento no llega muy lejos en las cosas
espirituales, y a la hora de aplicar lo que conoce, se turba.
Puede ser una persona que tenga problemas con su vida
devocional, o con su vida de oración, pero de ninguna manera
puede ser un creyente que viva en franca rebeldía con la voluntad
de Dios. Un niño en Cristo no es un hermano que vive en pecado
o manejado por su carne. Podrá temporalmente incurrir
cualquier tipo de pecado; pero repetimos temporalmente (7).
En resumen, el texto de 1 Corintios 3:1-4 trata acerca de un
área específica en la cual la iglesia actuaba como actúan los
inconversos. Como dice el Dr. Albert Martin: "Sería una
perversión enseñar que alguien puede mantenerse en el pecado,
vivir en el pecado y ser creyente verdadero a la luz de 1 Corintios
3:1.
Un creyente genuino lucha con el pecado en su vida y anhela
someter al señorío de Cristo esas áreas problemáticas de su vida
cristiana. Más aún, es un hermano que va caminando
progresivamente a parecerse cada vez más al Señor (Mateo 5:48).

V. ERRORES DOCTRINALES ENVUELTOS

1. Es una contradicción al contexto inmediato. En 1 Corintios


2:14 Pablo concibe al hombre natural como un inconverso y al
espiritual como un creyente en el versículo 15. Cuando Pablo les
dice que no les pudo hablar a ellos como espirituales, no se estaba
refiriendo a que no pudo hablarles como a "maduros", sino como
a creyentes.
Por el tema que Pablo viene desarrollando desde el Capítulo 2,
el cual está íntimamente ligado con el capítulo 3 por la frase "de
manera que...", la palabra "carnal" y palabra "natural" expresan la
misma idea práctica. (Aunque claro, al decir "niño en Cristo" no
los igualó teológicamente con los inconversos a pesar de que se
comportaban de igual manera).
2. Esta doctrina confunde los términos del nuevo pacto,

20
(1 Corintios 11:23-25).La noche que el Señor fue entregado, levan­
tó la copa diciendo que esa era la copa del nuevo pacto en su
sangre; Pablo nos muestra que nuestro ministerio es más glorioso
que el de Moisés, y que Dios nos ha hecho competentes para este
nuevo pacto. ¿A qué pacto se refieren el Señor y el apóstol
respectivamente?
El profeta Jeremías ya había hablado en términos muy claros
acerca de este nuevo pacto en el capítulo 31 de su libro: "He aquí
que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con
la casa de Israel y con la casa de Judá... Daré mi luz en su mente,
y la escribiré en su corazón: y yo seré a ellos por Dios y ellos me
serán por pueblo" (v.31-33). Sería un pacto con nuestra alma, un
pacto con nuestro yo interno.
El pacto incluía su ley en nuestra mente y en nuestro corazón,
el entendimiento de la Palabra y el deseo de cumplirla. Es cierto
que el cumplimiento total de esta profecía es de carácter milenial,
y por lo tanto escatológico, pero es indiscutible que sus promesas
espirituales son aplicables a todo aquel que cree.
Ezequiel repite los términos de este pacto con promesas
similares: "Os daré un corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo
dentro de vosotros y quitaré de vuestra carne un corazón de
piedra y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de
vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y
guardéis mis ordenanzas, y las pongáis por obras" (Eze 36:26-27).
Lo mismo que Dios hará con los judíos convertidos en el
milenio escatológico, es lo que Jesucristo ha hecho con su iglesia
en esta dispensación. En los términos del nuevo pacto, la sangre
de Jesucristo nos iba a lavar de nuestros pecados, nos iba a librar
de la condenación del infierno, nos concedería la vida eterna por
la pura gracia de Dios sin ningún mérito del hombre; pero la
evidencia de la magnífica obra era que su Espíritu escribiría su ley
en nuestra mente y en nuestros corazones, guiándonos así por la
senda de la santidad y del temor reverente a Dios.
Enseñar que se puede ser creyente sin el más mínimo deseo de
ser santo, y manejado por la carne con sus pasiones pecaminosas,
está en la franca contradicción con los términos del nuevo pacto

21
tal como lo describen Jeremías y Ezequiel.
Juan el Bautista comprendió perfectamente las exigencias del
pacto. Cuando cientos de fariseos y de personas del pueblo iban a
él para ser bautizados, proclamando con ello su fe en el Mesías ­
venidero, el profeta les advirtió que era menester primero "hacer
frutos dignos de arrepentimiento" (es decir, "frutos que
correspondan a un sincero arrepentimiento"), frutos que
evidenciaran lo genuino de su fe.
A los publícanos, que no exigiesen más de lo que está
ordenado, a los soldados, que no extorsionasen ni calumniasen; a
los fariseos, generación de víboras, que dejasen a un lado la
hipocresía; "sólo entonces vengan a recibir el bautismo". De
seguro que si Juan viviera en esta época no hubiera sido un
evangelista muy popular, ni hubiera sido invitado a predicar en
muchos de nuestros templos actuales. Era demasiado radical en
sus demandas, y exigía frutos muy claros de conversión antes de
llamarle "creyente" a alguien.
3. Confunde la fe genuina con la fe falsa. El apóstol Juan hace
una clara distinción de los distintos tipos de fe a lo largo de todo
el evangelio. "Estando en Jerusalén —nos narra el evangelista—
en la fiesta de la Pascua, muchos creyeron (del gr. episteusan) en
su nombre, viendo las señales que hacía. Pero Jesús mismo no se
fiaba de ellos (del gr. episteuen) porque conocía a todos", (Juan.
2:23-24). Ellos creyeron en Cristo y eso era fe, pero Cristo no
creyó en ellos por cuanto la fe que poseían era falsa.
Encontramos un caso similar entre los gobernantes de Israel.
Muchos de ellos tuvieron una convicción intelectual de quién era
la Persona de Cristo, "muchos creyeron en él" (Juan. 12:42-43).
Simón el mago, es otro ejemplo bíblico de una fe insincera en
Cristo Jesús.
Lucas nos Cuenta que tan pronto Felipe predicó exitosamente
el evangelio en Samaria "también creyó Simón mismo y
habiéndose bautizado, perseveraba junto a Felipe" (Hechos.
8:13). Sin embargo la fe de Jesús era para él un "poder" más
fuerte que valía la pena tener.
Por eso, "cuando vio Simón que por la imposición de las

22
manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció
dinero, diciendo: Dadme a mi también éste poder, para que
cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu
Santo. Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque
has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes
tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto
delante de Dios.
Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás
te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de
amargura y en prisión de maldad veo que estás". (Hechos. 8:18-
23). La teología bíblica encuentra en las Escrituras cuatro tipos
distintos de fe. En primer lugar tenemos la fe histórica, la de
aquél que cree todo lo que se dice acerca de Cristo, pero no
necesariamente cree en y a Cristo.
En segundo lugar la fe temporal; aquellos que creen por un
poco de tiempo, pero al venir el tiempo de prueba y persecución
por causa de la Palabra, se apartan. Esa fe temporal puede durar
años, a veces, pero tarde o temprano se manifiesta su falsedad.
En tercer lugar la fe en los milagros. La fe de hombres como
Nicodemo, que va a Cristo extasiado por las señales que hace; la
fe de los 5,000 hombres que estuvieron presentes en el milagro
de los panes y los peces, y luego buscan afanosamente al Señor,
no porque hayan comprendido el significado de esa señal, sino
porque comieron el pan y se saciaron. Finalmente encontramos
en la Biblia la fe salvadora, la fe de aquél que al recibir a Cristo lo
recibe como Señor y Salvador, y desde ese mismo instante decide
obedecer al Maestro y caminar por el sendero de la santificación
progresiva hasta el momento mismo de la muerte. Es la fe que no
sólo liberta de las consecuencias del pecado, sino del pecado
mismo, como bien lo enseña el apóstol Pablo en Romanos
capítulos 6-8 (6).
4. Enseña una falsa seguridad de salvación. Ya hablamos de eso
anteriormente. Por ello sólo recordamos, que la doctrina del
cristiano carnal evalúa la salvación de un individuo en base al
momento histórico en que tal "creyente hizo una decisión de
seguir a Cristo, y no en base a los frutos actuales de esa decisión".

23
5. Rebaja la crudeza y, por ende, la absoluta demanda de
arrepentimiento. La palabra "arrepentimiento" (del gr. metanoia)
implica dar media vuelta de un estilo de vida anterior, media
vuelta de la esclavitud del pecado, y comenzar a caminar en pos
de Dios y a la luz de Su voluntad' revelada en las Escrituras.
Si se puede ser creyente verdadero sin evidenciar
drásticamente ese cambio de mente, de propósito, de actitud ¿En
qué consiste entonces, el arrepentimiento de tal creyente?
6. Hace del señorío de Jesucristo una opción a tomar y no la
evidencia de haber sido salvo. En la teología soteriológica de
Pablo no se podía asegurar la salvación de un individuo hasta que
este confesara con su boca que Jesús es el Señor (Romanos. 10:9).
El Dr. Ryrie, en su libro Síntesis de Doctrina Bíblica, escribe:
"¿Hay ejemplos en la Biblia de creyentes genuinos que no se han
entregado, que no han rendido sus vidas? Sí, los hay... Pedro dio
un ejemplo de rechazo temporal del señorío del Salvador en su
vida cuando dijo: "Señor, no" (Hechos. 10:14)".
Sin embargo, como el mismo autor hace notar, tal rechazo fue
temporal y Pedro terminó haciendo la voluntad de Dios. Si Pedro
se hubiese pasado todo su ministerio diciendo que no al Señor,
hubiese evidenciado que su fe era espúrea. Un creyente puede
rebelarse contra la voluntad de Dios para su vida en un momento
específico, pero de ninguna manera puede vivir en franca y
abierta rebeldía todo el tiempo. En el libro de los Hechos la idea
de que Jesús es el Salvador aparece dos veces; por el contrario, la
frase "Jesús es el Señor" (u otras similares) aparece 96 veces, en
todo el libro. Eso nos da una idea del énfasis apostólico.
7. Dificulta el entendimiento de la disciplina del Señor. Escuché
a alguien expresar una vez que aparentemente el Señor había
cambiado en su trato con los creyentes de hoy; expresaba tal
persona que los juicios de Dios, en el pasado, eran más latentes
que ahora.
La pregunta que surge es ¿falta de disciplina, muestra qué la
gracia de Dios, es más abundante ahora, o qué la iglesia esta llena
de bastardos! El autor de Hebreos nos da una respuesta
contundente: "Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,

24
ni desmayes cuando eres reprendido por El; por que el Señor al
que ama disciplina, y azota a todo él que recibe por hijo.
Si soportáis disciplina, Dios os trata como a hijos; porque
¿qué hijo es aquel a quien su padre no disciplina? pero si se os
deja sin disciplina, de la cual lodos han sido participantes,
entonces sois bastardos y no hijos". (Hebreos 12:5-8).
En la iglesia de Corinto habían hermanos en pecado, pero la
disciplina de Dios también era evidente (comp. 1 Corintios 5:1-3,
11:30). La doctrina del cristiano carnal, al no enfatizar los frutos
de la verdadera conversión hecha por tierra la clara enseñanza de
la Palabra, de que cuando un hijo de Dios quiere incursionar en el
pecado y persistir en él, la disciplina de Dios vendrá sobre él tarde
o temprano. Si no pasa por un proceso "disciplinario" está
evidenciando con ello que se trata de un bastardo y no de un hijo.
8. Minimiza el conflicto del verdadero cristiano. Todo creyente
verdadero tiene un conflicto diario con el pecado, esta doctrina
tiende a minimizar ese conflicto, al afirmar que un creyente
puede vivir en el pecado sin sentir una fuerte amonestación del
Espíritu de Dios.
Santiago dice en su epístola: "Oh, almas adúlteras! ¿No sabéis
que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? cualquiera
pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo
de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que
El ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?"
(Santiago. 4:4-5).
Esa voz del Espíritu que nos habla a través de la conciencia y
que no nos permite hacer lo que queramos. "Pero El da mayor
gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios y da gracia a los
humildes. Someteos pues, a Dios: resistid al diablo y huirá de
vosotros. Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros. Pecadores,
limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad
vuestros corazones. Afligíos y lamentad, y llorad. Vuestra risa
se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.
Humillaos delante del Señor, y él os exaltará" (Stg 4:6-10).
Hasta que la iglesia contemporánea no se someta a Dios, en una
franca y abierta resistencia a Satanás, hasta que no se acerque a

25
Dios levantando manos santas, afligiendo y lamentando su
condición, humillados ante la presencia de un Dios santo, ese
Dios no puede bendecirla y aprobarla.
La doctrina del señorío de Cristo y el énfasis en sus demandas,
deben ser situadas nuevamente en su justo lugar. Sólo así
podremos presentarle a Dios una iglesia santa que no tiene
mancha, ni arruga, ni cosa semejante; sólo así podremos
presentarla a su Cristo como una virgen pura.

NOTAS

1) Ernest Reisenger, "What Should We Think of The Carnal Christian,


pag. 20 The Bamner of Truth Trust-Edinburg, England.
2) Al clasificar esta enseñanza como una "herejía sutil y peligrosa"
bajo ningún concepto estamos clasificando de herejes o grandes hombres
de Dios que han expandido los rudimentos teológicos de la actual
doctrina.
3) Al afirmar esto estamos concientes que las bases teológicas para la
actual proclamación de esta enseñanza, fueron presentadas en las
últimas décadas del pasado siglo y primeras de este siglo 20. No obstante,
la esencia, es decir, su alcance teológico-práctico ha sido difundida en los
últimos 40 años. De la misma forma cuando usamos la expresión
"teología contemporánea" lo hacemos más bien en el sentido práctico y
funcional del término y no refiriéndonos a ningún grupo o sistema
teológico-doctrinal-histórico.
4) Para una implicación de este término, ver "El Cristiano Carnal",
preparado por Gregg Cantelmo, director del Logos Bible Institute en
Grace Community Church, Los Ángeles, California. El pastor Cantelmo
forma parte, junto con el Dr. John McArthur, del cuerpo pastoral de la
referida iglesia.
5) Lewis Spery Chafer "Del Hombre Espiritual", Spanish Publications
P. 11-13 N. C.
El Dr. Chafer usa terminología como esta, "Los Cristianos Carnales...
andan como no regenerados... conforme al uso de este siglo... dominados
por la carne... anda como hombre natural... (Inconverso)... los propósitos
y los efectos del carnal están centrados en la misma esfera del hombre
natural'..."
6) Dwight'Pentecost "Vuestro Adversario El Diablo", pág. 153-logoi
Inc- 1974.

26
7) John MacArthur - El Cristiano Carnal. Comentario de 1 de
Corintios, Pág. 72 - Moody Press- 1984.
"Es esencial entender que carnalidad no es un estado absoluto en el cual el
creyente existe (Rom. 8:4-14). Sino un patrón de conducta que él escoge
por un período de tiempo. Es decir, el cristiano no es carnal en el sentido
de serlo, sino en el sentido conductual".
8) Albert Martin cintas magnetofónicas sobre el tema "El Cristiano
Carnal: Lo que es y lo que no es" - Trinity Baptist Church - Essex Fells,
New Jersey.
9) Ernest Reisenger - IB ID - Pag. 12-13.
10) Para una mejor comprensión de este tema, recomendamos los escritos
de teólogos recientes como John Murray, B. B. Warfield, Oliver Buswell,
etc., o los trabajos prácticos de algunos eminentes puritanos, como John
Owen, Thomas Brooks, Richard Baxter, etc. De igual forma
recomendamos sin reservas los trabajos del Dr. Martyn Lloyd Jones, en
especial sus sermones sobre el capítulo 8 de Romanos, de donde
extraemos esta frase: "Pablo... no indica de ninguna manera que haya
dos clases de cristianos... es errado interpretar que los que piensan en las
cosas de la carne son cristianos carnales" (The Sons of God por Martyn
Lloyd Jones - Pag. 1-17, Zondervan Corporation 1974)
***

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LAS BODAS DEL CORDERO
Dos personas fueron invitadas por un poderoso Rey y Padre de Familia a la
Boda de su único Hijo varón. La Boda sería celebrada con esplendor y primor en
todos sus detalles para honrar a su Hijo que había salido a recuperar la gloria del
Rey ofendido por sus enemigos, recibiendo graves heridas de las que se estaba
recuperando
Las dos personas se alegraron por tal invitación. La 1a persona confesó que no
disponía de medios ni de vestidos para la ocasión. Se le dijo que se le daría todo
de puro regalo, transporte, medios ropaje real, y todo lo necesario para ésta
ocasión única; Aceptó la invitación, agradeciendo tan valioso regalo.
Todo estaba preparado y cubierto gracias a que el Hijo venció al enemigo y
saldó las ofensas, y el Padre preparó la boda para honrarle a él, que le ofreció la
vida para honrarle y borrar las ofensas recibidas.
La segunda persona también se alegró y dijo que iría con un vestido muy
valioso que tenia; Se le dijo que no podía ser, porque el vestido preparado para
él era especial. Se enfado pero calló; Dijo que le haría un buen regalo al Novio, y
se le dijo que no tenia que regalar nada porque el Rey le había hecho todos los
mejores regalos que se pudieron hacer para honrar al Hijo; Tampoco le gustó
pero calló.
Dijo que enviaría a todos sus criados para ayudar en lo necesario, y se le dijo
que no podía ser, porque el Rey disponía de una corte de personas especiales
para todo lo necesario en la Boda. Mayordomos, cocineros, servidores
recepcionistas, etc. Nada podía aportar pues todo, todo estaba cubierto con
creces. Lo único que el Rey pedía a sus invitados, era que ellos reconocieran los
méritos de el Hijo, la fidelidad de su servicio al Padre, y que aceptasen la
invitación de pura gracia, creyendo y aceptando el gran regalo y la invitación.
La 2a persona no quiso aceptar la invitación del Rey, y dijo: Si el Rey no me
acepta con Mi Valioso vestido, ni MI regalo, ni Mis servidores, NO Quiero ir a
esta Boda. Y NO FUE.
En nuestra vida real esto sucede muchas veces; Dios el Padre ofendido por
nuestros pecados no podía invitarnos a la boda del Cordero en el Cielo. El Hijo,
Jesús luchó y venció en la Cruz pagando por nuestras ofensas, al ganar de nuevo
la PAZ muriendo a nuestro favor en la cruz. DIOS, satisfecho ha preparado esta
Boda en el Cielo, El ESPOSO, Su Hijo Jesucristo, LA ESPOSA, la IGLESIA, los
que hemos sido invitados por el EVANGELIO DE DIOS, de pura gracia,
Perdonados de pura gracia y revestidos de su Justicia, con ropas reales.
No podemos aportar NADA, ni buenas obras, regalos, o cualquier otra cosa.
La Salvación es un regalo de DIOS, y solo podemos ACEPTARLA O
RECHAZARLA.
Si queremos hacer méritos para salvarnos, perdemos el tiempo. Todo lo hizo
JESÚS al morir en la Cruz por nosotros. Tu debes aceptar o rechazar lo que DIOS
ha preparado para ti; ¿aceptarás la invitación con gratitud, o rechazarás esta
invitación de Puro amor de parte de DIOS? Tu solo puedes ELEGIR

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