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Fundaciones
Todas las estructuras deben fundarse sobre la superficie del terreno o dentro de ella y
para que se comporte satisfactoriamente debe tener una fundación adecuada, lo que se
traduce en evitar asentamientos suficientemente grandes para dañar la estructura o
dificultar sus funciones.
En caso que el terreno firme no esté próximo a la superficie, un sistema habitual para
transmitir las cargas al terreno es por medio de fundaciones profundas (pilotes, pilas,
cajones u otros elementos verticales).
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En los casos que la solución se trate de fundaciones profundas, las interrogantes pueden
ser:
En los casos en que se opte por una alternativa de fundación que conduzca a reducir los
costos mediante alguna técnica de mejoramiento del terreno, como es la precarga,
algunas de las interrogantes a responder son:
Algunos ejemplos de empleo del suelo como material de construcción lo constituyen las
presas de tierra y los terraplenes para carreteras, por lo que las principales interrogantes
planteadas para cada caso son:
a) Presas de tierra:
9 ¿Qué dimensiones debería tener la presa para obtener una estructura más
segura y económica?
9 ¿Cuál es el espesor mínimo seguro de las capas de grava?
9 ¿Qué espesores de grava y bloques de roca serían necesarios en el manto
para limitar el hinchamiento de un núcleo de arcilla a un valor admisible?
9 ¿Qué humedad y método de compactación deberían emplearse en la
colocación de la grava y arcilla?
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9 ¿Cuáles serían las características de resistencia y permeabilidad de la
presa construida?
9 ¿Cómo variaría la resistencia y la permeabilidad de la presa con el tiempo y
la altura de agua e el embalse?
9 ¿Qué pérdidas por filtración podrían producirse bajo la presa y a través de
la misma?
Taludes y excavaciones
Cuando la superficie del terreno no es horizontal existe una componente del peso que
tiende a provocar deslizamientos del suelo. Si a lo largo de una superficie potencial de
deslizamiento, los esfuerzos tangenciales debidos al peso propio o a cualquier otra causa
(como agua de filtración, peso de una estructura o de un sismo) superan la resistencia al
corte de un suelo, se produce un deslizamiento de una parte del terreno.
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Estructuras de contención
Cualquier estructura construida bajo la superficie de terreno, o sobre ella, estará sometida
a las fuerzas que ejerce el suelo en contacto con la estructura.
Cuando se trata de estructuras como tablestacas ancladas, las cuales están bajo la
superficie del terreno, las interrogantes planteadas pueden ser:
Existen algunos problemas especiales, que a pesar de no ser muy comunes, pueden
presentar daños importantes en las construcciones.
9 Vibraciones:
9 Explosiones y sismos:
Las ondas originadas por voladuras de canteras y otras explosiones realizadas con fines
constructivos pueden tener graves efectos sobre las estructuras adyacentes. Problemas
semejantes ocasionan los sismos. El tipo de terreno sobre el cual se apoyan las
estructuras y su tipo de fundación influyen en la magnitud de los daños que puede sufrir la
edificación durante un terremoto.
9 Heladas:
Debido a que ciertos suelos y bajo determinadas condiciones se dilatan al congelarse, los
problemas con los que se pueden enfrentar son de expansión por efecto de las heladas,
puesto que al entrar en contacto con la humedad y experimentar temperaturas de
congelación pueden absorber agua y sufrir una expansión importante.
El hinchamiento que se puede producir ejerce fuerzas suficientemente grandes como para
desplazar y agrietar estructuras adyacentes, creando serios problemas en épocas de
deshielo por el exceso de humedad. La descongelación de suelos helados suele proceder
desde la superficie hacia abajo. El agua de fusión de hielo no puede ser evacuada hacia
el terreno inferior helado, con lo cual queda atrapada reblandeciendo el suelo.
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9 Hundimientos:
La Geología ayuda en gran medida, puesto que el método de formación de una masa de
suelo influye en el tamaño, forma y comportamiento del mismo. La exploración ayuda a
establecer los contornos de un depósito y permite la selección de muestras para ensayos
de laboratorio. La experiencia del profesional es importante en el momento de analizar los
resultados obtenidos de las pruebas. Por otro lado el factor económico es muy importante
en el momento de escoger una solución respecto a otra.
Es importante considerar que casi todos los problemas de Mecánica de Suelos son, en un
grado importante, estáticamente indeterminados. Aún es más relevante el hecho de que
los depósitos de suelos naturales presentan características que originan más
complicaciones:
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1.2 CONCEPTOS BÁSICOS DE GEOLOGÍA
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El estudio de la Geología permite conocer los materiales naturales, sus características y
modos de ocurrencia, con lo cual se pueden evaluar zonas para emplazamiento de obras
y lugares de empréstitos. También se pueden conocer las rocas y los factores que afectan
su calidad con el objeto de estudiar la construcción de túneles en sus distintas etapas:
excavación, sostenimiento y revestimiento. Del mismo modo, el conocimiento de las
aguas subterráneas permite planificar y diseñar obras al comprender el comportamiento
de las napas freáticas. En términos generales, se puede decir que la primera importancia
de la Geología se manifiesta en las obras de ingeniería donde el terreno constituye el
soporte, el material de excavación, de almacenamiento o de construcción. Un segundo
campo en el cual la Geología tiene un importante rol, se refiere a la prevención, mitigación
y control de los riesgos geológicos, así como de los impactos ambientales de las obras
públicas, actividades industriales, mineras o urbanas.
La diversidad del medio geológico y la complejidad de sus procesos hacen que en las
obras de ingeniería se deban resolver situaciones donde los factores geológicos son
condicionantes de un proyecto. Las principales conclusiones son:
Los científicos de los últimos siglos no tenían métodos para medir las edades absolutas
en las rocas, por lo cual sólo se pudieron estimar edades relativas. Actualmente, se puede
medir la edad de la Tierra determinando la edad absoluta de la formación de rocas, lo cual
se ha podido llevar a cabo por el método de medición de la descomposición radioactiva de
algunos isótopos en forma permanente (U, Rb, C). De este modo, se ha determinado que
la Tierra tiene una edad aproximada de 4.750 millones de años.
La estructura de la Tierra se puede considerar que está formada por cinco partes: la
primera, la atmósfera, es gaseosa; la segunda, la hidrosfera, es líquida; la tercera, cuarta
y quinta, la litosfera, el manto y el núcleo son sólidas.
La atmósfera es la cubierta gaseosa que rodea el cuerpo sólido del planeta. Aunque tiene
un grosor de más de 1.100 km, aproximadamente la mitad de su masa se concentra en
los 5,6 km más bajos. La litosfera, compuesta sobre todo por la fría, rígida y rocosa
corteza terrestre, se extiende a profundidades del orden de 100 km. La hidrosfera es la
capa de agua que, en forma de océanos, cubre el 70,8% de la superficie de la Tierra. El
manto y el núcleo son el pesado interior de la Tierra y constituyen la mayor parte de su
masa. El núcleo está compuesto principalmente por hierro y níquel. Aquí tiene su origen el
campo magnético que afecta a todo el planeta. Algunos organismos vivos son sensibles al
magnetismo y lo utilizan para orientarse como, por ejemplo, algunas aves. Rodeando al
núcleo se encuentra el manto, es la capa más voluminosa de la Tierra, compuesta por
oxígeno y silicio acompañados de otros elementos como aluminio, magnesio, hierro,
calcio, sodio y otros.
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La Tierra, según largos estudios, se cree procedente de una nebulosa o globo líquido de
temperatura muy elevada que el frío del espacio lo solidificó progresivamente. De este
modo, el aumento de la temperatura fue suficiente para calentar el planeta por entero. En
ese momento se inició la formación de la corteza terrestre, mediante el ascenso de
aquellos elementos licuados que eran gravitacionalmente más ligeros. Mientras, los
líquidos más pesados que contenían níquel, hierro y azufre, se separaron y se fueron
introduciendo hasta ir formando lo que es el núcleo de la Tierra. Los elementos ligeros
más volátiles fueron elevándose y al convertirse en gases, se escaparon al exterior. Esto
se puede asociar con la actividad volcánica en la superficie y formar la atmósfera
secundaria y los océanos. Este proceso es conocido como diferenciación de la Tierra.
Esta primitiva y delgada corteza, era probablemente inestable y se fundía e iba hacia las
profundidades, generando más energía gravitacional que a su vez permitía la formación
de una corteza más delgada, estable y duradera. Una vez que el manto se encontraba a
alta temperatura y en estado líquido, se produjo un largo proceso de sucesivos traslados
que dieron origen a la formación de la corteza oceánica. Durante un período de 700
millones de años, en los cuales se fue produciendo una evolución en la corteza,
comienzan a aparecer las primeras masas rocosas registrables.
Hay dos grandes procesos que han modelado la superficie del planeta y que han tenido
una decisiva importancia en la evolución y distribución de la vida:
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La litosfera comprende dos capas (la corteza y el manto superior) que se dividen en unas
doce placas tectónicas rígidas. La corteza misma se divide en dos partes. La corteza
siálica o superior, de la que forman parte los continentes, está constituida por rocas cuya
composición química media es similar a la del granito y cuya densidad relativa es de 2,7.
La corteza simática o inferior, que forma la base de las cuencas oceánicas, está
compuesta por rocas ígneas más oscuras y más pesadas como el gabro y el basalto, con
una densidad relativa media aproximada de 3.
La litosfera también incluye el manto superior. Las rocas a estas profundidades tienen una
densidad de 3,3. El manto superior está separado de la corteza por una discontinuidad
sísmica, la discontinuidad de Mohorovicic, y del manto inferior por una zona débil
conocida como astenosfera. Las rocas plásticas y parcialmente fundidas de la
astenosfera, de 100 km de grosor, permiten a los continentes trasladarse por la superficie
terrestre y a los océanos abrirse y cerrarse.
El denso y pesado interior de la Tierra se divide en una capa gruesa, el manto, que rodea
un núcleo esférico más profundo. El manto se extiende desde la base de la corteza hasta
una profundidad de unos 2.900 km. Excepto en la zona conocida como astenosfera, es
sólido y su densidad, que aumenta con la profundidad, oscila de 3,3 a 6. El manto
superior se compone de hierro y silicatos de magnesio como el olivino y la parte inferior
de una mezcla de óxidos de magnesio, hierro y silicio.
La investigación sismológica ha demostrado que el núcleo tiene una capa exterior de unos
2.225 km de grosor con una densidad relativa media de 10. Esta capa es probablemente
rígida y los estudios demuestran que su superficie exterior tiene depresiones y picos, y
estos últimos se forman donde surge la materia caliente. Por el contrario, el núcleo
interior, cuyo radio es de unos 1.275 km, es sólido. Se cree que ambas capas del núcleo
se componen en gran parte de hierro con un pequeño porcentaje de níquel y de otros
elementos. Las temperaturas del núcleo interior pueden llegar a los 6.650 °C y se
considera que su densidad media es de 13.
Un corte de la Tierra muestra una serie de capas similares a las de una cebolla. La
corteza, compuesta sobre todo de basalto y granito, tiene un grosor de pocos kilómetros.
Por debajo se extiende el manto, compuesto principalmente de metales y rocas ígneas. El
manto constituye la porción más importante del planeta y abarca desde la base de la
corteza hasta 2.900 km de profundidad (figura 1.1). El manto aumenta su densidad con la
profundidad.
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Núcleo
El interior de la Tierra consta del núcleo, el manto y la
corteza.
Figura 1.1
Por debajo del manto se encuentra el núcleo exterior, líquido. Se cree que este material
se compone de hierro, níquel y cantidades menores de azufre y otros elementos, y que su
densidad supera en 10 veces la del agua.
Aún más profundo y denso resulta el núcleo interno, donde presiones enormes (cuatro
millones de veces las que imperan en la superficie terrestre) mantienen sólidos el hierro y
el níquel a pesar de que las temperaturas superan los 5.200 ºC. El núcleo interno, sólido,
forma el corazón de hierro de la Tierra y tiene un diámetro de 2.400 kms (figura 1.2).
Núcleo interno
Núcleo externo
Pirósfera - SIMA
Litósfera - SIAL
Discontinuidad de Conrad
Discontinuidad de Mohorovicic
Figura 1.2
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La corteza terrestre se compone de:
9 47% Oxígeno
9 28% Silicio
9 8% Aluminio
9 5% Hierro
9 12% Calcio, magnesio, etc
Han transcurrido millones de años desde la formación de la corteza terrestre, la que fue
experimentando cambios muy profundos, debidos principalmente, a la elevación o
hundimiento de las masas continentales y a la formación de plegamientos o cadenas de
montañas.
Todo esto permite distinguir las llamadas eras geológicas, o etapas en la vida de la Tierra.
La más antigua es la era azoica, que significa sin vida porque en ella no aparecen fósiles
de plantas ni de animales. Luego sigue la era arcaica. Se calcula que duró unos 500
millones de años. Durante ella se produjeron grandes plegamientos y cataclismos que
dieron origen a algunas cadenas de montañas. La actividad volcánica fue muy intensa en
América, y surgió la cordillera de los Hurones en Canadá. Se cree que al final de este
período aparecieron las primeras bacterias y algas en el mar. Continúa la era primaria o
paleozoica, que consta de varios períodos. En los primeros la vida estaba limitada al mar.
La era secundaria o mesozoica, que siguió a la anterior, se extiende desde unos 200
millones hasta 70 millones de años antes de esta era. Comenzó con una intensa actividad
volcánica y se formaron los bosques petrificados de Arizona. Luego, Europa fue invadida
por los océanos, lo mismo que grandes extensiones de América y Africa.
Sigue la era terciaria o cenozoica, que se extiende hasta un millón de años antes de esta
era. La intensa actividad orogénica dio origen a cordilleras tan importantes como los
Andes, los Alpes y el Himalaya.
La siguiente tabla muestra las edades geológicas de la Tierra, la cual debe ser leída
desde abajo hacia arriba:
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Grandes acontecimientos
Eras Sistemas
morfológicos
y edad absoluta de su inicio (en millones de años salvo otra
indicación)
Plioceno
6,5
Mioceno Neogeno
25
Terciario
Paroxismo de los plegamientos andinos
65 Oligoceno
40 Eogeno
Eoceno
65
Cretácico
135 Plegamientos andinos
Jurásico
Secundario
190
225
Trias Penillanura petriásica
225
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Durante todas estas eras geológicas, se han dado lugar a distintos procesos geológicos
que dan origen a la formación de los suelos sobre la corteza terrestre. Los más
importantes se describen a continuación:
Entre los procesos que llevan a la forma actual de la corteza, están la erosión y los
movimientos de la corteza terrestre, por medio de levantamientos, hundimientos y
plegamientos (figura 1.3).
Figura 1.3
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continentes no habían mantenido siempre la misma posición relativa y que los pisos de
los océanos son más “jóvenes” que los continentes que ellos separan.
Wegener y otros señalaron la similitud de las costas de Africa y América del Sur aunque
separadas en la actualidad por el océano Atlántico, lo cual podría ser explicado si los dos
continentes estuvieran originalmente yuxtapuestos y considerados como parte de una
sola masa continental. Wegener postuló un supercontinente al que dio el nombre de
Pangea (figura 1.4).
Figura 1.4
La deriva de los continentes está asociada con la apertura y extensión del piso del océano
a partir de los lomos oceánicos (cadenas montañosas submarinas). Las temperaturas de
las rocas cerca del centro de un lomo son más altas que en cualquiera de sus laderas,
puesto que el material del manto surge hacia la superficie en la parte central más caliente
del mismo. La causa de este flujo ascendente, se cree es debido a la operación de
corrientes de convección de movimiento lento que tienen lugar en el manto de la Tierra.
Las corrientes ascienden hacia la base de la litosfera y se extienden horizontalmente,
pasan por márgenes continentales y vuelven a descender. El material rocoso más caliente
en la corriente ascendente es menos denso, por lo que tiende a flotar y es lo que
constituye la fuerza motriz del mecanismo.
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9 Teoría de la Tectónica de Placas:
Cuando se aceptó la deriva continental a mediados de la década de los años ‘60 esta idea
progresó aún más al considerar actualmente que la corteza terrestre, la litosfera, podía
dividirse en un mosaico de doce o más placas grandes rígidas. Las placas se mueven
libremente con respecto a la astenosfera subyacente, y también pueden moverse una con
respecto de la otra de tres maneras: (i) una placa se desliza pasando frente a la otra a lo
largo de su margen; (ii) dos placas se mueven alejándose mutuamente; (iii) dos placas se
mueven en tal forma que una desliza debajo de la otra. El primero de estos movimientos
tiene su expresión en la superficie de la Tierra por el movimiento a lo largo de las fallas
transcurrentes, como sucede en la falla de San Andrés. El segundo tipo de movimiento da
origen a los lomos oceánicos. El tercer tipo de movimiento tiene su acción en las
profundas trincheras oceánicas, donde el borde de una capa se mueve hacia abajo con
respecto a la otra y desaparece en el manto. Este proceso se conoce como subducción.
Las placas pueden ser continentales u oceánicas la diferencia está en que la última es
coronada por la corteza continental, es decir, los continentes “cabalgan” sobre la placa
subyacente. Generalmente se han determinado seis grandes placas: la Norteamericana y
Sudamericana, la Eurasiática, la Africana, la Indoaustraliana y la Pacífica. Hay muchas
placas más pequeñas cuyos movimientos son muy difíciles de determinar. La placa
oceánica está cubierta por una delgada corteza oceánica de composición principalmente
basáltica, la cual está cubierta por un delgado revestimiento de sedimentos.
El término Tectónica de Placas se utiliza para señalar los procesos que son responsables
de los movimientos e interacciones de las placas. Cuando convergen con placas
continentales y se forma una faja de montañas plegadas intercontinentales, como la faja
orogénica Alpina-Himalaya, puede utilizarse el término zona de colisión.
La validez de esta teoría recibió un fuerte apoyo de los datos sísmicos reunidos a través
de años de la red sísmica mundial que fue establecida hacia el final de la década de los
años `50. Los datos demostraron que las zonas en donde ocurren la mayor parte de los
terremotos del mundo son muy estrechas y muy bien definidas, sugiriendo que la mayoría
de los terremotos registrados resultan de los movimientos de las placas donde ellas
chocan unas con otras. De esta manera los datos sísmicos pueden utilizarse para
cartografiar los límites de las placas.
La abundancia del calor interno de la Tierra da lugar a una gran actividad geológica en
comparación con otros planetas. El calor del interior provoca terremotos y erupciones
volcánicas, levanta montañas y desplaza los continentes. Un terremoto es el movimiento
brusco de la Tierra, causado por la liberación de energía acumulada durante un largo
tiempo.
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chocan entre sí como gigantescos témpanos de tierra sobre un océano de magma
presente en las profundidades de la Tierra, impidiendo su desplazamiento. Entonces una
placa comienza a desplazarse sobre o bajo la otra originando lentos cambios en la
topografía. Pero si el desplazamiento es dificultado, comienza a acumularse una energía
de tensión que en algún momento se liberará y una de las placas se moverá bruscamente
contra la otra rompiéndola y liberándose entonces una cantidad variable de energía que
origina el terremoto.
Figura 1.5
Las zonas en que las placas ejercen esta fuerza entre ellas se denominan fallas y son los
puntos en que con más probabilidad se originan fenómenos sísmicos. Se estima que sólo
un 10% de los terremotos ocurren alejados de los límites de estas placas.
Figura 1.6
A causa de un choque de una placa oceánica (peso específico mayor) y una placa
continental (peso específico menor) la placa oceánica se hunde por debajo de la placa
continental. Este movimiento lento hacia abajo incluye un aumento lento de las
temperaturas en las rocas del antiguo fondo del mar. En una profundidad de 100 km
aproximadamente, las rocas de la placa oceánica se funden parcialmente. Durante la
subducción (figura 1.5) se observa además un aumento relativo rápido de la presión.
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Convergencia oceánica - oceánica Convergencia oceánica - continental
Figura 1.7
La subducción ocurre principalmente en la costa oeste de América del Sur (Chile, Perú),
Japón y algunas zonas del mar mediterráneo. Siempre provoca fenómenos sísmicos de
mayor magnitud. Además, la placa oceánica en subducción y parcialmente fundida puede
generar una cadena de volcanes activos.
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Hasta el siglo XVIII los registros objetivos de terremotos son escasos y no había una real
comprensión del fenómeno. De las explicaciones relacionadas con castigos divinos o
respuestas de la Tierra al mal comportamiento humano, se pasó a explicaciones pseudo-
científicas como que eran originados por liberación de aire desde cavernas presentes en
las profundidades del planeta.
El primer terremoto del que se tenga referencia ocurrió en China en el año 1.177 AC.
Existe un catálogo chino de terremotos que menciona unas docenas más de tales
fenómenos en los siglos siguientes.
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- 28 de marzo de 1965, La Ligua (7,6 grados escala de Richter)
- 28 de diciembre de 1966, Taltal (Intensidad VIII Mercalli)
- 20 de diciembre de 1967, Tocopilla y Calama (Intensidad VII a VIII
Mercalli)
- 8 de julio de 1971, Illapel (7,7 grados escala de Richter)
- 13 de marzo de 1975, Coquimbo (Intensidad IX Mercalli)
- 3 de marzo de 1985, Algarrobo (8 grados escala de Richter)
- 8 de agosto de 1987, Arica (Intensidad VII a VIII Mercalli)
- 30 de julio de 1995, Antofagasta (8 grados escala de Richter)
- 14 de octubre de 1997, Punitaqui (6,8 grados escala de Richter)
Este instrumento registra dos tipos de ondas: las superficiales, que viajan a través de la
superficie terrestre y que producen la mayor vibración de ésta (y probablemente el mayor
daño) y las centrales o corporales, que viajan a través de la Tierra desde su
profundidad.
Las ondas centrales a su vez son de dos tipos: las ondas primarias (ondas “P”) o de
compresión, las cuales viajan longitudinalmente y las ondas secundarias (ondas “S”) o
de corte, que viajan transversalmente.
Las ondas “P” viajan a través de cualquier material, sea sólido o líquido, como el magma o
zonas de rocas fundidas, modificando su trayectoria con cada cambio de densidad. Son
las que primero llegan a la superficie ya que logran una mayor velocidad y van empujando
pequeñas partículas de material delante de ellas y arrastrando otro tanto detrás.
Las ondas “S” solo se pueden propagar a través de los cuerpos sólidos, por lo que no
pueden atravesar el núcleo exterior líquido. Además, por ir más lentas van desplazando
material en ángulo recto a ellas, por esta razón se les denomina ondas transversales.
La secuencia típica de un terremoto es: primero el arribo de un ruido sordo causado por
las ondas “P”, luego las ondas “S” y finalmente el “retumbar” de la Tierra causado por las
ondas superficiales.
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A cada terremoto se le asigna un valor de magnitud único, pero la evaluación se realiza,
cuando no hay un número suficiente de estaciones, basada principalmente en registros
que no fueron realizados forzosamente en el epicentro sino en puntos cercanos. De allí
que se asigne distinto valor a cada localidad o ciudad, interpolando las cifras se consigue
ubicar el epicentro.
Una vez coordinados los datos de las distintas estaciones, lo habitual es que no haya una
diferencia asignada que sea apreciable para un mismo punto. Esto puede ser más difícil
de efectuar si ocurren varios terremotos cercanos en tiempo o lugar.
Resulta más útil, entonces, catalogar cada terremoto según su energía intrínseca. Esta
clasificación debe ser un número único para cada evento, y este número no debe verse
afectado por las consecuencias causadas, que varían mucho de un lugar a otro.
Es una escala que crece en forma potencial o semilogarítmica, de manera que cada punto
de aumento puede significar un aumento de energía diez o más veces mayor. De este
modo, una magnitud 4 no es el doble de una de 2, sino que 100 veces mayor.
Este método asocia la magnitud del terremoto con la amplitud de la onda sísmica, lo que
redunda en propagación del movimiento en un área determinada. El análisis de esta onda
(la onda “S”) en un tiempo de 20 segundos en un registro sismográfico, ha servido de
referencia para la calibración de esta escala. Teóricamente en esta escala pueden darse
sismos de intensidad negativa, lo que corresponderá a leves movimientos de baja
liberación de energía.
⎛ A⎞
M = log10 ⎜ ⎟ + F ( D, P)
⎝T ⎠
Donde:
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Ejemplo 1.1:
La siguiente tala muestra los distintos valores de intensidad asociados a los efectos de un
terremoto:
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Grado VI Movimiento sentido por todas las personas, muchas de ellas atemorizadas
huyen hacia afuera. Algunos muebles pesados cambian de sitio; pocos
ejemplos de caída de estructuras o daño en chimeneas. Daños ligeros.
Grado VII Advertido por todos. La gente huye al exterior. Daños sin importancia en
edificios de buen diseño y construcción. Daños ligeros en estructuras
comunes bien construidas; daños considerables en las débiles o mal
diseñadas estructuras; rotura de algunas chimeneas. Estimado por las
personas conduciendo vehículos en movimiento.
Grado VIII Daños ligeros en estructuras de diseño especialmente bueno; considerable
en edificios comunes con derrumbe parcial; grande en estructuras
débilmente construidas. Los muros salen de sus armaduras. Caída de
chimeneas. Los muebles pesados se vuelcan. Arena y lodo proyectados en
pequeñas cantidades. Cambio en el nivel del agua de los pozos. Pérdida
de control en las personas que guían vehículos motorizados.
Grado IX Daño considerable en las estructuras de diseño bueno; las armaduras de
las estructuras bien construidas se desploman; grandes daños en los
edificios sólidos, con derrumbe parcial. Los edificios salen de sus
cimientos. El terreno se agrieta notablemente. Las tuberías subterráneas
se rompen.
Grado X Destrucción de algunas estructuras de madera bien construidas; la mayor
parte de las estructuras de mampostería y armaduras se destruyen con
todo y cimientos; agrietamiento considerable del terreno. Las vías del
ferrocarril se tuercen. Considerables deslizamientos en los márgenes de
los ríos y pendientes fuertes. Invasión del agua de los ríos sobre sus
márgenes.
Grado XI Casi ninguna estructura de mampostería queda en pie. Puentes destruidos.
Anchas grietas en el terreno. Las tuberías subterráneas quedan fuera de
servicio. Hundimientos y derrumbes en terreno suave. Gran torsión de vías
férreas.
Grado XII Destrucción total. Ondas visibles sobre el terreno. Perturbaciones de las
cotas de nivel (ríos, lagos y mares). Objetos lanzados en el aire hacia
arriba.
Las rocas son agregados naturales duros y compactos de partículas minerales con
fuertes uniones cohesivas permanentes que habitualmente se consideran un sistema
continuo. La proporción de diferentes minerales, la estructura granular, la textura y el
origen de la roca sirven para su clasificación geológica.
En cuanto a sus condiciones y características en terreno, la roca está afectada por juntas
tectónicas y otros planos de debilidad, además de estar sometida a tensiones naturales
relacionadas con esfuerzos tectónicos.
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Existen dos teorías sobre el origen de las rocas: la Teoría de Werner (1749 – 1817), que
sostiene que todo proceso de formación de las rocas estaría condicionado por el agua,
debido a esto, se pueden encontrar materiales remanentes de la corteza terrestre y
volcánicos, además de rocas formadas por erosión, arrastre y depositación; y la actual
Teoría de Hutton (plutonista), donde se sostiene que el calor interno y la presión de la
Tierra son responsables de las transformaciones de rocas preexistentes (ígneas y
sedimentarias).
Rocas ígneas
Los procesos geológicos debidos a los agentes naturales que operan en la superficie de
la Tierra se analizarán más adelante (subcapítulo 1.6). Sin embargo, otros procesos se
originan debajo de la superficie e incluyen la acción de los volcanes. El material rocoso
fundido que es generado dentro o debajo de la corteza terrestre alcanza la superficie de
vez en cuando y fluye de los orificios volcánicos como lava. Material similar puede ser
inyectado en las rocas de la corteza dando lugar a una variedad de intrusiones ígneas, las
cuales se enfrían lentamente y solidifican. Muchas de ellas fueron formadas durante
épocas geológicas pasadas y ahora son expuestas en la superficie después de haber sido
eliminada su cubierta rocosa debido a la denudación. Las lavas y las intrusiones
solidificadas constituyen las rocas ígneas.
El material fundido del cual han solidificado las rocas ígneas se llama magma. Los
magmas naturales son fundidos calientes, viscosos y silicosos, en los que los elementos
principales presentes son el silicio y el oxígeno, junto con los metales potasio, sodio,
calcio, magnesio, aluminio y hierro. Junto con estos constituyentes se encuentran
pequeñas cantidades de otros elementos, además de gases como CO2, SO2 y H2O. De
esta manera los magmas son cuerpos complejos y las rocas que se derivan de ellos
tienen una gran variedad en su composición. Un magma rápidamente enfriado solidifica
como una roca de vidrio, es decir, que no contiene cristales; el que se enfría lentamente,
los minerales formadores de rocas cristalizan a partir de él.
El punto de fusión del magma se ubica en profundidades entre 100 y 200 km, es decir, en
el manto superior. Se supone que sólo una porción pequeña del material del manto está
fundida, lo demás está en estado sólido. Este estado se llama fusión parcial. La porción
fundida es un líquido menos denso en comparación con la porción sólida. Por
consiguiente tiende a ascender a la corteza terrestre concentrándose allí en bolsas y
cámaras magmáticas.
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En la formación del magma la presión juega un papel importante. A alta presión las
temperaturas de cristalización de los minerales son altas también. Una disminución de la
presión tiene en consecuencia una disminución en la temperatura de fusión o
cristalización de los minerales. De este modo, en altas profundidades en la corteza
terrestre y en el manto superior puede producirse el magma a partir del material sólido.
Se definen las rocas ígneas extrusivas o volcánicas como aquellas que cristalizan en la
superficie de la Tierra.
Cuando el cuerpo del magma se eleva a niveles altos penetrando en las rocas que se
encuentran sobre la corteza de la Tierra pero no alcanza la superficie, se habla de una
roca ígnea intrusiva. Durante el proceso de intrusión puede incorporar a su propia masa
fragmentos de la roca con la cual está en contacto. Algunos magmas pueden despedir
fluidos calientes que penetran y cambian la roca en su inmediata vecindad. Una masa de
magma grande, de muchos kilómetros cúbicos de volumen es una intrusión mayor, que
se enfría lentamente a causa de su tamaño. Son capaces de formarse cristales grandes y
las rocas así formadas son cristalinas de grano grueso. Dentro de este grupo se
encuentran los batolitos, que corresponden a una gran masa ígnea que no tiene base (el
término indica una “roca de profundidad”) que se eleva como una proyección irregular
dentro de rocas sedimentarias y de otras rocas de la corteza.
Cuando el magma se eleva y llena fracturas y otras aberturas en las rocas se forman las
intrusiones menores o rocas hipabisales, es decir, cuerpos ígneos pequeños entre los
que se incluyen los diques, los cuales son masas semejantes a un muro, muy empinado
o vertical cuyos lados son aproximadamente paralelos; y los mantos, que son hojas de
roca cuya extensión es más o menos horizontal y que yacen paralelos a la estratificación
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de las rocas sedimentarias entre las cuales se encuentran intrusionados. Las rocas del
dique y el manto comúnmente tienen texturas de grano fino a medio. Las vetas son
inyecciones más pequeñas de material ígneo y comúnmente son delgadas e irregulares
que rellenan grietas que han sido abiertas en las rocas que rodean la intrusión. Un
lacolito es una intrusión pequeña que tiene un piso plano y un techo que ha sido
arqueado por la presión del magma que ingresa.
Lacolito
Dique
Batolito
Figura 1.9
Se puede sostener que las rocas ígneas han sido derivadas de dos tipos de magma, uno
granítico (ácido) y el otro basáltico (básico) los cuales se originan a diferentes niveles
bajo la superficie terrestre. El magma básico primario proviene del manto situado a
profundidades considerables mientras que los cuerpos de magma granítico son
generados en la corteza, en las fajas orogénicas de la Tierra donde la corteza llega a
hacerse lo suficientemente líquida. De esta manera se generan dos tipos de rocas
diferentes: granito y sus afines (diorita, porfirita, andesita, pórfido de cuarzo y algunas
riolitas) de los magmas graníticos; y lavas basálticas, dolerita, gabro y ultrabásicas (tales
como peridotito y picrita), del magma basáltico. Este agrupamiento corresponde a la forma
en la cual son distribuidas las rocas ígneas.
Figura 1.10
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Rocas sedimentarias
Los sedimentos forman una capa superficial relativamente delgada de la corteza terrestre
que cubre las rocas ígneas o las metamórficas que las subyacen. Esta cubierta
sedimentaria es discontinua y tiene un espesor promedio de 800 m; pero localmente
alcanza hasta 12.000 m o más. Se ha estimado que las rocas sedimentarias constituyen
un poco más del 5% de todas las rocas corticales (hasta una profundidad de 16.000 m);
dentro de este porcentaje las proporciones de los tres principales tipos sedimentarios son
las siguientes: lutitas y arcillas 4%; areniscas 0,75% y calizas 0,25%. Entre otras
variedades con cantidades más pequeñas se encuentran las rocas compuestas de restos
orgánicos tales como carbones y lignitas, y aquellas formadas por la depositación
química.
Las rocas sedimentarias se definen como los materiales que han sido depositados por el
agua, hielo, viento o químicamente precipitado en el agua.
Los procesos sedimentarios son fenómenos de la superficie terrestre y del agua. Empieza
con la destrucción de rocas sólidas por la meteorización, la erosión y el transporte por un
medio (agua, viento o hielo), la depositación o precipitación y como último la diagénesis
(formación de rocas sólidas). Los procesos sedimentarios generalmente son muy
complejos y dependen de muchos factores.
Material de partida
Grava
Arena
Meteorización Suelo
Limo
Arcilla
Erosión y transporte
Los materiales de los cuales han sido formadas incluyen acumulaciones de arenas y
detritos lodosos derivados de la destrucción de rocas más antiguas y llevados juntos y
clasificados por el agua o el viento. Algunos sedimentos se forman principalmente de los
restos de animales y plantas que vivieron en ríos, estuarios, deltas a lo largo de las líneas
de costa y en el mar.
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Los sedimentos también pueden ser formados por la evaporación del agua y la
precipitación de los minerales solubles, como ocurre en los lagos y playas.
El agua que percola a través de los vacíos o poros entre las partículas de sedimento
acarrean materia mineral que cubre los granos y actúa como un cemento que los une.
Tales procesos se conocen con el nombre de cementación; eventualmente pueden llenar
por completo los poros, y son los responsables de convertir en roca muchos sedimentos
de grano grueso. La conversión de un sedimento lodoso en roca se logra principalmente
por las partículas muy pequeñas de limo y arcilla de las cuales están en su mayor parte
compuestas al ser presionadas por el peso de los sedimentos sobreyacentes, el agua
intersticial es expulsada y la materia mineral precipitada en la retícula microscópica de los
poros. En el curso del tiempo el lodo se transformará en una masa coherente de arcilla,
que recibe el nombre de lutita.
Figura 1.11
Rocas metamórficas
La roca original puede ser ígnea, sedimentaria u otras que ya han sido metamorfoseadas
y los cambios que sufren resultan de la adición de calor o de la operación de la presión. El
calor y la presión son los agentes del metamorfismo que imparten energía a las rocas, la
suficiente para movilizar los constituyentes de los minerales y reunirlos como nuevos
minerales cuya composición y red cristalina están en equilibrio con las condiciones
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existentes. Tales procesos transforman las rocas y les superponen una textura
metamórfica que puede ser muy diferente de la que originalmente poseían.
Minerales
Los minerales son los constituyentes sólidos de todas las rocas ígneas, sedimentarias y
metamórficas. Un mineral puede ser definido como una sustancia homogénea de uno o
más elementos, formados mediante procesos inorgánicos naturales; se caracterizan por
una composición química definida, estructura atómica determinada y por sus propiedades
físicas.
Los minerales que conforman las rocas son de carácter no metálicos y se debe distinguir
entre aquellos que son constituyentes esenciales, por lo tanto dan su nombre a la roca y
otros que se encuentran en pequeñas cantidades y su presencia o ausencia no influye en
el nombre de ésta. Los minerales secundarios son aquellos que resultan de la
descomposición de los minerales esenciales, lo cual se ha producido por acción del agua
en alguna forma, con la adición o sustracción de otro material y con la formación de
subproductos del mineral.
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Las principales familias de minerales que conforman las rocas son:
Figura 1.13
29
1.7 ORIGEN Y FORMACIÓN DE SUELOS
Los suelos tienen su origen en los macizos rocosos preexistentes que constituyen la roca
madre, sometida a la acción ambiental disgregadora de la erosión en sus distintas
facetas.
La erosión ataca las rocas formando, en primer lugar, un suelo que puede quedar junto a
la roca madre, suelo residual, o bien ser arrastrado por la combinación de la acción del
agua, viento, gravedad u otros mecanismos, denominándose suelo transportado.
Igneas
(2)
Sedimento
Roca
Arena
Limo
(5) Arcilla
(8)
(6)
(7)
Sedimentarias Metamórficas
Donde:
30
Ciclo erosivo
La destrucción gradual de las masas de roca sólida durante largos períodos es atribuible
al proceso de erosión, el cual puede ser considerado a lo menos de dos tipos: erosión
física y erosión química.
9 Erosión física:
De este modo, la erosión física es producida por numerosos agentes, los cuales se
pueden integrar en dos grupos:
- Cambios de temperatura
- Crecimiento de cristales
a) Erosión in situ - Actividad orgánica
- Tensiones de la corteza terrestre
- Gravedad
- Gravedad
b) Transporte y erosión - Agua
- Hielo
- Viento
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9 Erosión química:
Los depósitos de suelos naturales se clasifican de una manera amplia como suelos
residuales o suelos transportados. También están los depósitos artificiales o rellenos,
generados principalmente por la acción del hombre y que pueden ocupar, en algunos
casos, grandes extensiones.
Mientras que los suelos residuales se han formado completamente por erosión in situ y
permanecen en su posición original, los suelos transportados han sido desplazados de su
posición original y depositados en otro sitio, donde los principales agentes son el agua, el
hielo, la gravedad y el viento. De este modo, el tamaño y la forma de las partículas en un
depósito de suelo transportado o sedimentario, están determinados por el agente de
transporte y el modo como se formaron los depósitos.
En términos generales, las etapas por las cuales pasa un suelo sedimentario o
transportado son: formación (por erosión física, química o una combinación de ambas),
transporte (por agentes como el agua, viento o hielo) y depositación.
Los ríos son agentes de erosión, transporte y formación de depósitos. Los suelos
depositados en agua pueden recibir distintos nombres, por ejemplo, a lo largo del curso
de los ríos se denominan aluviales; en agua de lagos, lacustres; en estuarios creados
por mareas, estuarinos; en el delta de un río, deltaicos.
El mar también es un agente importante en este ciclo y pueden dar lugar a la formación
de depósitos marinos.
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Tipo de depósito Características
(a) Depósitos aluviales: Son materiales transportados y depositados por el agua. Su
tamaño varía desde la arcilla hasta las gravas gruesas, cantos
y bloques. Los materiales más gruesos presentan cantos
redondeados. Se distribuyen en forma estratigráfica, con cierta
clasificación, variando mucho su densidad. Están muy
desarrollados en climas templados, ocupando cauces y valles
fluviales, llanuras y abanicos aluviales.
Los depósitos que se forman por la acción del viento reciben el nombre de depósitos
eólicos, dentro de los cuales se pueden encontrar dos interesantes grupos: los loess y
las dunas.
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presentan una estabilidad razonable, pero si se saturan o secan, la cementación se
destruye y el depósito queda propenso al colapso.
Las dunas son depósitos de material formado esencialmente por partículas del mismo
tamaño y de forma redondeada como resultado de la intensa abrasión a la que son
sometidas.
Las rocas destruidas por la erosión se desplazan por el talud hacia abajo de dos maneras:
lentamente (pocos centímetros al año) o rápidamente (derrumbes de gran masa en poco
tiempo).
Los materiales que componen el suelo residual al ser arrastrados por la acción combinada
del agua y de la gravedad, pueden originar un transporte corto consistiendo tan sólo en
una caída a lo largo de un talud, en ese caso se trata de depósitos coluviales.
Referencias bibliográficas
2. Ingeniería Geológica
L. González de Vallejo, 2002 Edit. Prentice Hall
3. Mecánica de Suelos
W. Lambe – R. Whitman, 2002 Edit. Limusa
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