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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DE EDUCACIÓN SUPERIOR


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PROGRAMA DE FORMACIÓN DE GRADO EN GESTIÓN AMBIENTAL
UNIDAD CURRICULAR: GLOBALIZACIÓN, COMUNICACIÓN Y CULTURA
GUÍA INSTRUCCIONAL

GUÍA DIDÁCTICA
DE LA UNIDAD CURRICULAR
GLOBALIZACIÓN, COMUNICACIÓN Y
CULTURA
PRIMERA PARTE: PRESENTACIÓN
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DE EDUCACIÓN SUPERIOR
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PROGRAMA DE FORMACIÓN DE GRADO EN GESTIÓN AMBIENTAL
UNIDAD CURRICULAR: GLOBALIZACIÓN, COMUNICACIÓN Y CULTURA
GUÍA INSTRUCCIONAL

I. PRESENTACIÓN DE LA GUÍA Y DE LA UNIDAD


CURRICULAR

DESCRIPCIÓN:
El curso integrado Globalización, comunicación y cultura del Programa de
Formación de Grado en Ambiente se fundamenta en la discusión de modelos de
desarrollo socio-económico, con particular énfasis en el carácter global y
planetario de los problemas ambiéntales, referidos a las repercusiones en el
contexto latinoamericano en general y al venezolano en particular
Estas discusiones pretenden ubicar al estudiante en distintas visiones de la
globalización y distintas propuestas alternativas de integración, haciendo
especial énfasis en los procesos propuestos para la integración latinoamericana.

La unidad curricular aborda el estudio de la globalización como un fenómeno


multidimensional y complejo desde el punto de vista económico, social y cultural;
a partir de un cuestionamiento inicial radical de la lectura de la historia y las
interpretaciones que naturalizan nuestra cotidianidad. Por otro lado, la
perspectiva comunicación de la globalización y sus tecnologías, está subsumida
en los dilemas e implicaciones positivas y negativas sobre la cultura y su
diversidad. El ambiente, la cultura y la comunicación, entonces, son vistas como
un espacio privilegiado donde se expresan las situaciones de dominación y
hegemonía y surgen, a partir de las resistencias, las posibilidades de
alternativas.

JUSTIFICACIÓN:
La economía de mercado viene transformando rápidamente sistemas humanos y
naturales, ecológicamente autosuficientes y equilibrados, en fracciones
dependientes de procesos y decisiones que tienen lugar a escala global. Su
impacto en el deterioro ambiental erosiona cada vez más la calidad de vida. Los
poderes económicos en un mundo globalizado que acompañan este proceso,
con la promoción de políticas ambientales que pregonan la sustentabilidad,
apelan a fórmulas gerenciales de eficiencia y productivismo en el manejo de los
recursos naturales, ignorando cualquier consideración relativa a la ética, las
relaciones de poder y la cultura.

La pertinencia de esta unidad curricular en las primeras etapas del Programa de


Formación de Grado en Gestión Ambiental, se apoya en la necesidad de
compartir y analizar de manera crítica las líneas de pensamiento alrededor de
las cuales se sustenta el denominado desarrollo global. Desde el punto de vista
geopolítico estratégico, la República Bolivariana de Venezuela tiene que asumir
una posición en cuanto a las políticas ambientales concretas, tanto en el ámbito
local como nacional y mundial. En tal sentido, se requiere formar ciudadanos
profesionales, comprometidos éticamente y conscientes de las implicaciones
ambientales de estas políticas.
II. OBJETIVO GENERAL Y TEMARIO

INTRODUCCIÓN:

En esta guía se te presentarán una serie de contenidos, comentarios e


instrucciones que de manera didáctica te permitan aproximarte a los objetivos
fundamentales que persigue la unidad curricular Globalización, comunicación y
cultura.

La finalidad del presente instrumento es guiarte en el proceso de formación. Esta


guía no es un manual, ni es el único material y contenido que utilizarás para la
unidad curricular. Debes complementar tu aprendizaje con lecturas dictadas por
los y las docentes, las clases y actividades de aula, así como, la investigación
individual y colectiva. Se te presentarán materiales y contenidos particulares
para cada tema de la unidad curricular.

OBJETIVO GENERAL:

Desarrollar criterios, valores e instrumentos conceptuales sobre las


implicaciones socioambientales y culturales de la globalización y sobre las
problemáticas que acompañan a las alternativas, los procesos de integración.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

• Crítica de las amarras ideológicas y epistemológicas que condicionan una


lectura unilateral de la realidad socio-histórica.

• Analizar los diversos conceptos de globalización e integración bajo la


perspectiva de las categorías de sistema mundo y economía mundo
capitalista

• Analizar las implicaciones de la globalización en el ambiente


latinoamericano; amenazas a la biodiversidad y la diversidad cultural
• Interpretar en el contexto latinoamericano los efectos de la globalización en
el ámbito socio-político.

• Analizar, desde una perspectiva ecosocial, las perturbaciones físicas y


naturales, la globalización y el modelo desarrollista.

• Analizar los procesos de integración y su dimensión ambiental como


terreno conflictivo.

TEMARIO DE LA UNIDAD CURRICULAR Y DE LA GUÍA DIDÁCTICA:

I. Problematización de nuestro mundo (3 SEMANAS)

a. Percepciones del mundo e ideología: lecturas de la historia

b. Un proceso sociohistórico ¿globalización o globalizaciones?

c. Globalización como ideología: globalización y el globalismo

II. Definición de los modelos socioeconómicos (3 SEMANAS)

a. La noción de sistema-mundo para entender la globalización y los


procesos de integración

b. El capitalismo como sistema global: la economía mundo

c. Características de la globalización neoliberal: comunicación y


tecnologías

d. Los dilemas de la integración regional en el contexto de la


globalización

III. Globalización neoliberal y América Latina: El ambiente, las


condiciones socioculturales y el papel del Estado (4 SEMANAS)

a. Condiciones socioeconómicas: pobreza, inequidad y exclusión

b. Problemas socioambientales: industrialización y desarrollismo en


América Latina en el siglo XX

c. Implicación ambiental de los programas de ajuste estructural (PAE)

d. Las nuevas fronteras del capital: biodiversidad, agua, energía e


infraestructura
IV. Implicaciones ambientales de la globalización: globalismo y ambiente
(4 SEMANAS)

a. Perturbaciones físico-naturales a nivel planetario

b. El debate sobre la sustentabilidad y el ambientalismo tecnocrático

V. De las resistencias a las alternativas a la globalización neoliberal:


comunicación, cultura y ambiente (3 SEMANAS + 1 SEMANA DE
CIERRE)

a. Conflictos y resistencias a la globalización: mercantilización de la


sociedad y democracia participativa

b. La integración regional como alternativa: el ambiente como


dimensión conflictiva de los procesos de integración

c. La globalización: ética y utopía


GLOBALIZACIÓN, COMUNICACIÓN Y
CULTURA
SEGUNDA PARTE: CONTENIDOS
I. PRIMER TEMA

TEMA I. PROBLEMATIZACIÓN DE NUESTRO MUNDO (3 SEMANAS)

• Percepciones del mundo e ideología: lecturas de la historia

• Un proceso sociohistórico ¿globalización o globalizaciones?

• Globalización como ideología: globalización y el globalismo

PRIMER MATERIAL DIDÁCTICO

SEGUNDO MATERIAL DIDÁCTICO

América del Sur: la gran mercancía


Hernando Gómez Serrano
Psicólogo, Urbanista, Profesor Universitario.
Integrante del Consejo de Redacción del Le Monde
diplomatique, edición Colombia.
Le Monde diplomatique #2, junio 2002

[…] por añoranza de lo inesperado, nosotros, habitantes de un planeta regido por


burocracias y reglamentos nacionalistas, controlado por pasaportes y fronteras,
seguimos creando regiones que no caben en este mundo, lugares que se insertan
en los rígidos atlas oficiales con tenacidad y artimaña de anarquistas.

Alberto Manguel (1)

Las riquezas incalculables de petróleo, gas, minerales, agua, productos agrícolas y pecuarios y
recursos biogenéticos hacen de Sur América una de las más importantes despensas genéticas,
energéticas, alimentarias y culturales del planeta, con gran atractivo para los inversionistas
privados. Los grupos financieros internacionales, con fondos que han pasado por diversas
denominaciones –como petrodólares, eurodólares, euromonedas y préstamos financieros
internacionales–, hoy día incorporan un nuevo producto denominado los “derivados financieros”,
que son opciones de compra o venta de acciones o divisas para todo tipo de productos y que en
la actualidad alcanzan el novedoso y sofisticado mercado del control, exploración y explotación
de territorios.

El 30 de diciembre de 1901, ante la Segunda Conferencia Internacional Americana, en la ciudad


de México, se presentó la relación de los viajes de exploración hechos por el Señor general don
Rafael Reyes y sus hermanos don Néstor y don Enrique, titulado “A través de la América del Sur”
(2). Ahí quedaron destacadas la riqueza hídrica y su red natural de interconexión fluvial como
uno de los potenciales principales de Sur América. La realización del Ferrocarril Intercontinental
y las hidrovías, junto con algunos nodos de unión carreteables, harían posible el sueño de la red
suramericana para el intercambio comercial de la región con el Pacífico (Asia) y el Atlántico
(Caribe, Estados Unidos y Europa).

Desde entonces, están visionadas varias redes y rutas de intercambio como la vía fluvial y
marítima que puede interconectar y avanza sobre el río Putumayo (Colombia) y llega hasta Rio
de Janeiro (Brasil). El oro, las esmeraldas, los productos agrícolas y pecuarios, la riqueza y
variedad biogenéticas, las riquezas energéticas e hídricas y, obviamente, la posición
geoestratégica fueron la base fundamental de esa anticipada y ambiciosa propuesta política y
comercial. El texto de Reyes, iniciado con la sentencia “En ninguna ocasión, como en la
presente, hemos vacilado tanto para dejar correr la pluma sobre el papel”, presagiaba el proceso
de ocupación, explotación y usurpación del territorio de nuestra América del Sur durante los
siguientes “cien años –ya no solo– de soledad”.

El mundo se entera de América

Desde el siglo XVI, América del Sur se perfilaba como uno de los más grandes e influyentes
poderes políticos de Europa y el mundo, y las redes y sistemas viales para el intercambio
comercial (fluviales, marítimas y de caminos reales y veredales) comenzaron a ser la
preocupación fundamental para esta naciente economía colonial.

“La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia”, como anotara
Gabriel García Márquez (3). Guerras de independencia, golpes militares, derrocamientos de
gobiernos democráticos, violencias de todo cuño, y un cúmulo de imposiciones políticas,
comerciales, financieras y culturales marcan el ritmo de la historia de este apetecido rincón de la
Tierra en el que las exigencias de la globalización económica del liberalismo a ultranza hacen de
nuestra América del Sur un territorio estratégico en lo político y lo económico.

Fueron expediciones precursoras para el conocimiento de la riqueza continental la del gran


navegante fluvial don Miguel María Lisbo (brasileño), quien atracara en La Guaira (Venezuela) el
21 de septiembre de 1852; las expediciones y relatos del Barón de Humboldt, que exaltaban los
Valles de Aragua, también en Venezuela, y las incursiones por el Río de la Magdalena, el Atrato,
el Darién, La Plata y tantos otros. Y cómo no mencionar las inolvidables páginas de relatos,
visiones y sentimientos libertarios del Correo del Orinoco (4), fundado por Simón Bolívar en
Angostura en junio de 1818.

Valores estratégicos

Todo este telón escénico es sucedido por un sinnúmero de intervenciones que fundamentan la
nueva ocupación. De 1904 a 1914(5), la Fundación Rockefeller proyectaba la gran misión de
conquista del “exótico paraíso selvático” del Amazonas. En 1924 se extendía sin fronteras el
“cordón sanitario” desde México hasta el norte de Sur América, con el fin de proteger la
incipiente pero lucrativa industria frutícola multinacional. La década del 30, como puede
apreciarse en el documento presentado por la Sociedad Americana de la Biblia (19 de mayo de
1931), presencia centenares de misiones evangelizadoras en busca de la salvación de este
tradicional “centro de impiedad latinoamericano”, y el espíritu filantrópico de la Fundación
Rockefeller inunda los campos paganos de nuestra América sureña.

El eco de los incas (sabios aborígenes) quedó para siempre atrapado en la expedición a los
Nascas, al Tiahuanaco y a las 3.000 millas de Cordillera Andina recorrida en la misión
investigadora de 1937. La “Venezuela Connection” de 1939, que culmina con la “Compañía de
Fomento Venezolana”, presagia también los actuales organismos y pactos comerciales (ALCA-
OMC).

Abastecedores de energía y alimentos durante la Segunda Guerra Mundial, fuimos objeto de


grandes inversiones para el saqueo de nuestros recursos. Igualmente, las más grandes
empresas de telecomunicaciones nunca antes vistas se apoderaban paulatinamente de nuestro
espacio radioeléctrico. Programas de radio de CIAA. Rockefeller; 1.267 periódicos expandidos
como una gran red de información desde México hasta la Patagonia (Chile-Argentina). También,
el Instituto Nacional Indígena, la Fundación Interamericana de Educación, el Instituto Lingüístico
de Verano y el Consejo de Investigaciones Sociales fueron unas de las tantas organizaciones
que en la década del 40 continuaron la estrategia de expansión social y cultural de los intereses
estadounidenses sobre nuestro territorio. Los memorables 1942, 1948, 1953, años del Plan
Marshall, nos recuerdan a los habitantes de estas olvidadas comarcas que la conquista por la vía
de la guerra era en serio.

La inquietud por la superpoblación de nuestro continente en los años 50 y 60 nos colocó


nuevamente en la mira. “La Sangre del Cóndor”, en la década del 60, como eufemísticamente se
denominó, fue el plan de control natal de poblaciones indígenas más genocida que recuerden los
hermanos bolivianos; los cerca de 200.000 niños(as) que morían en América Latina antes de
cumplir dos años en esta misma década; y la “Operación Auca”, que en el corazón ecuatoriano-
peruano inaugura la conquista por el petróleo en nuestras tierras, hoy extendido a los Llanos
Orientales colombianos y el territorio venezolano, son proyectos lesivos del Imperio sobre
América Latina.

Junto a todo esto, no se pueden olvidar programas de investigación y extensión agrícola como la
Corporación Internacional de Economías Básicas (IBEC, 1954), que inunda los campos de Minas
Gerais, Goias, Sao Paulo y Paraná (Brasil) para fundar la hoy conocida Isla Continental
Brasileña. El centro especializado de Investigaciones en Fruticultura en Petrolina (Brasil); el
Centro de Investigaciones en Agricultura Tropical (CIAT, en Palmira, Colombia), especializado en
estudios de maíz, algodón y yuca; los centros de estudios y bancos de semillas en el Tacna
peruano; los Observatorios de Energía Electromagnética (cerca de 44 en los años 50), en el sur
del Perú; y la construcción de Interconexiones Ferroviarias: Corumbá a Santa Cruz de la Sierra
(Bolivia, 1956); los corredores intermodales Centro, Norte y Noroeste del Brasil; y la gran Red
Fluvial Suramericana (SARS-IFSA) (6), que unirá el Atlántico con el Pacífico desde la
desembocadura del río Amazonas (Belém do Pará, Brasil) hasta Puerto Asís, en la parte
navegable del río Putumayo (Colombia), para llegar finalmente por tierra al puerto de Tumaco en
el Pacífico, junto con la hidrovía que conecta las costas venezolanas (Delta del Orinoco) con el
río de La Plata (Argentina, Uruguay) (ver mapa 1).

Pero no se deben dejar de considerar el Proyecto Genoma Humano (PGH) y el proyecto


Diversidad del Genoma Humano (PDGH), auspiciados por el Departamento de Energía y el
Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos de América, que junto con las más de 100
organizaciones que el complejo industrial y militar de la familia Rockefeller fundó en el mundo
entre 1950 y 1974, dan cuenta de la intensión neocolonizadora que el imperio norteamericano
tiene sobre nuestros territorios. Sólo basta con recordar aquí las recientes intervenciones con el
Plan Colombia, también llamado Plan Sur o Plan Américas, que al lado del sistema comercial
integrado Alca garantizan el control y dominio de las riquezas y mercados suramericanos.
Territorios estratégicos

En armónica convivencia, miles de comunidades indígenas, negras y de poco mestizaje que


habitan extensas zonas de América del Sur han sido objeto de exterminio o desplazamiento
forzado. Las riquezas incalculables de petróleo, gas, minerales, agua, productos agrícolas y
pecuarios, y recursos biogenéticos hacen de este continente una de las más importantes
despensas genéticas, energéticas, alimentarias y culturales del planeta, de gran atractivo para
los inversionistas privados. Así, únicamente para mencionar un caso, el coleccionista de bosques
tropicales y millonario brasileño Cecilio do Rego Almeida, en 1995 compró 4’640.000 hectáreas
de la selva del Amazonas (7).

En igual forma, la posición geoestratégica (ver Mapa 2), no sólo en su red intermodal (ríos-
carreteras-ferrovías y mares) (8) sino también en sus conexiones a través de líneas de fibra
óptica, cableado terrestre y submarino, espacio radioeléctrico y demás sistemas de
telecomunicaciones (mapa 3), proyectan a América del Sur como un territorio de gran valor ante
los ojos e intereses del gobierno estadounidense y el capital financiero internacional.

Con sus 2’772.000 millas cuadradas, no pasa ignorada la grandeza del territorio amazónico.
Tampoco dejan de advertirse los 1’800.000 kilómetros cuadrados de la Isla Continental Brasileña
que, por sus características, gran extensión completamente plana, muy rica en agua potable
subterránea, interconectada por extensos ríos navegables, reserva productora de oxígeno y con
365 días al año de producción continua de energía solar, se proyecta como un territorio
estratégico para la producción de alimentos, primordialmente frutas, peces y ganado. Resaltan
también los territorios del Pantanal Brasileño y el “Chocó Bio-Pacífico”, dos de los bancos
naturales de reservas genéticas más biodiversos del planeta.

Territorios como mercancía

Desde los años 60, los Grupos Financieros Internacionales (GFI) han acumulado una enorme
cantidad de fondos en continuo crecimiento, que –pasando por diversas denominaciones:
petrodólares, eurodólares, euromonedas y préstamos financieros internacionales– en nuestro
tiempo deben ser ampliados para incorporar un nuevo ‘producto’ denominado “derivados
financieros” (9). Mediante títulos y obligaciones, se da un interjuego de apuestas entre los
propios especuladores, y entre estos y el público en general. Las pantallas del mercado
electrónico dan cuenta de este voraz mercado, y el espectáculo de la acumulación sin fronteras
puede ser asistido en “vivo y en directo” y de manera ininterrumpida desde 1985.

Estos “derivados”, que resultan de múltiples opciones de compra o venta de acciones o divisas,
se han extendido a todo tipo de productos y hoy día alcanzan el novedoso y sofisticado mercado
del control, exploración y explotación de territorios. Se configuran a partir de acuerdos o pactos
internacionales, que a la manera de una transacción comercial definen el precio actual del
territorio que se hará efectivo en una fecha pactada y en la cual debe ser entregado el ‘producto’
(territorio) con las transformaciones y condiciones pactadas.

En términos comerciales, estas transacciones –que pueden llamarse “contratos de futuro”– son
de bajo riesgo, ya que eliminan las fluctuaciones propias del mercado de intereses y capitales, al
definir con anterioridad las tasas de intermediación unidas a la “moneda dura” en la cual se
pactan, generalmente dólares. Operan igualmente con las mismas reglas de cualquier “oferta
pública de adquisiciones”, con la garantía de estar ordinariamente comprendidos en las “agendas
de desarrollo” definidas (no pactadas) por la banca multilateral a través de los organismos del
Sistema de las Naciones Unidas (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional), otros ‘pactos’
o acuerdos internacionales (Organización Mundial del Comercio, Alca) y los Estados que tienen
la jurisdicción políticoadministrativa del territorio objeto de la transacción. Adicionalmente se
realiza la transacción bajo una estructura bancaria conocida como off shore, que tiene lugar
fuera del territorio nacional, totalmente desregularizada y protegida o constituida por los llamados
“paraísos fiscales”.

Pero este novedoso mercado no sólo se rige por criterios típicamente económicos sino que
también se configura a partir de todo tipo de acuerdos y pactos de diversa índole: reformas
sociales, educativas, de seguridad social; fondos de inversión para el desarrollo, ajustes fiscales,
privatización de las empresas públicas, reformas pensionales, contratos sobre regalías derivadas
de la explotación e investigación de recursos energéticos y biogenéticos, políticas de desarrollo
científico y tecnológico, acuerdos sobre propiedad y patentes, concesiones para la construcción
y administración de infraestructura vial y comercial, planes y proyectos de interdicción e
intervención policial y militar, acuerdos y pactos internacionales sobre la propiedad, control y
explotación de recursos ambientales, y demás instrumentos que esta máquina creadora de
control, especulación y dominio internacional pueda imaginar.

De igual manera, para garantizar la sostenibilidad en el tiempo de dichos intereses, los gobiernos
que intervienen en dichas transacciones comerciales, se comprometen a desarrollar las reformas
legislativas necesarias que garanticen un pertinente “marco de legalidad” nacional e
internacional. Así, hemos asistido desde los años 60 al ajuste normativo más alucinado en la
historia de América Latina, que va desde publicitadas y pomposas “reformas constitucionales”,
expedición de leyes especiales de todo tipo (privatización de empresas, recursos hídricos,
energéticos, genéticos y ambientales, de minas y energía, de patentes, etcétera), y planes y
proyectos especiales de cooperación internacional que en la mayoría de las veces se diseñan
desde el Imperio (para el caso latinoamericano, el gobierno y Congreso de los Estados Unidos).

Los territorios que hoy salen al mercado bajo esta modalidad financiera, con determinadas
tipologías y características biofísicas, demográficas, económicas, sociales y culturales, deben ser
transformados o conservados de acuerdo con lo que espera o define para el futuro el nuevo
dueño-controlador. Así, los Estados deben prever inversiones tendientes a adecuar la
infraestructura y la ‘legalidad’ de los territorios durante el tiempo definido en el contrato:
construcciones viales, plataforma físico-tecnológica propicia para la vocación comercial,
productiva, de servicios o investigativa que se proyecta; desplazamiento de poblaciones –cuando
no la aniquilación– que puedan ser ‘obstáculos’ para los intereses del gran capital interesado en
el territorio; legislación que garantice, dentro de los marcos institucionales y normativos de cada
nación, el cumplimiento de lo pactado; las reservas presupuestales y planes de inversión, hechos
por los gobiernos, necesarios para cumplir con las obligaciones pactadas por el país, la región o
la localidad en que está ubicado el territorio, y naturalmente los compromisos políticos que
garanticen el éxito del proyecto.

Todas estas inversiones y acciones públicas, en tanto se cumplan y garanticen, agregan valor al
territorio. A tal nivel llegan, que en muchos casos se implementan operaciones militares (guerras
locales) para desplazar, controlar y aniquilar poblaciones, maniobras que son consideradas,
cuando son necesarias, como valores agregados.

Finalmente, al igual que describíamos los antecedentes en el tiempo de estos megaproyectos,


también su proyección va más allá del futuro inmediato e implica grandes transacciones
económicas, financieras y técnicas, así como la construcción de opinión y políticas que se
proyectan para varias décadas en el futuro. Tendremos quizá que volver a la pregunta
provocadora del científico Carl Sagan (10) de “¿por qué, si podemos recordar el pasado, no
podemos recordar el futuro?” ¿o por lo menos anticiparnos? Únicamente será posible con la
resistencia de los pueblos, fundada en el conocimiento de los grandes proyectos que
predeterminan nuestra vida diaria y con la firme convicción de que “nos reunimos hoy para
cambiar el mundo; nos encontramos aquí con un propósito más modesto: sólo para hacer un
mundo nuevo” (11).
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Notas:

1. A. Manguel, G. Guadalupi, Guía de lugares imaginarios, Alianza Editorial S.A., Madrid,


España, 1992.2

2. R. Reyes, A través de la América del Sur. Exploración de los hermanos Reyes, Ramón de
S.N. Araluce Editores, México, Barcelona, 1902.

3. G. García Márquez, La soledad de América Latina, Corporación Editorial Universitaria


Colombiana, Cali, 1983.

4. S. Bolívar, Correo del Orinoco, edición facsimilar del periódico de 1818-1821, Gerardo Rivas
Moreno Editor, Bogotá, 1998.

5 G. Colby, Ch. Dennett, Thy will be done. The conquest of the amazon: Nelson Rockefeller and
Evangelism in the Age of Oil, Harper Collins Publishers, New York, 1995.

6. M. Ospina, Integración fluvial de Sur América (IFSA) – South American Riversay System
(SARS), Bogotá, 1997.

7. M. Moffet, “Un millonario audaz muerde un pedazo del Amazonas”. The World Street Journal,
1997.

8. CAF, Corporación Andina de Fomento, Los ríos nos unen. Integración fluvial suramericana,
Jorge Perea Borda Editor, Bogotá, 1998.

9. L. Capilla, Grupos financieros internacionales, Acción Cultural Cristiana, Madrid, 2000.

10. S.W. Hawwking. Historia del tiempo, Editorial Grijalbo S.A., Bogotá, 1989.

11. Sub. Marcos. “Encuentro continental americano”, palabras de inauguración, 1996.


II. SEGUNDO TEMA

TEMA II. DEFINICIÓN DE LOS MODELOS SOCIOECONÓMICOS (3


SEMANAS)

• La noción de sistema-mundo para entender la globalización y los


procesos de integración

• El capitalismo como sistema global: la economía mundo

• Características de la globalización neoliberal: comunicación y


tecnologías

• Los dilemas de la integración regional en el contexto de la


globalización

PRIMER MATERIAL DIDÁCTICO

"La reestructuración capitalista y el sistema-mundo"


Immanuel Wallerstein (iwaller@binghamton.edu)
[Conferencia magistral en el XX° Congreso de la
Asociación Latinoamericana de Sociología,
México, 2 al 6 de octubre de 1995]

Celebramos el XX° Congreso de ALAS y discutimos las perspectivas de la reconstrucción de la


América Latina y del Caribe. No es un tema nuevo. Se lo discute en América Latina desde 1945,
si no desde el siglo XVIII. ¿Qué podemos decir ahora que sea diferente de lo que ya se ha
dicho?
Creo que nos encontramos en un momento de bifurcación fundamental en el desarrollo del
sistema-mundo. Pienso que, no obstante, lo discutimos como si se tratara de una transición
ordinaria en el cauce de una evolución cuasi-predestinada. Lo que debemos hacer es "impensar"
no sólo el desarrollismo neoclásico tradicional, sino también el desarrollismo de sus críticos de
izquierda, cuyas tesis resurgen regularmente a pesar de todos sus rechazos, pero que en
realidad comparten la misma epistemología.
Yo voy elaborar dos tesis principales en esta ponencia. Tesis No. 1: Es absolutamente imposible
que la América Latina se desarrolle, no importa cuales sean las políticas gubernamentales,
porque lo que se desarrolla no son los países. Lo que se desarrolla es únicamente la economía-
mundo capitalista y esta economía-mundo es de naturaleza polarizadora. Tesis No. 2: La
economía-mundo capitalista se desarrolla con tanto éxito que se está destruyendo y por lo cual
nos hallamos frente a una bifurcación histórica que señala la desintegración de este sistema-
mundo, sin que se nos ofrezca ninguna garantía de mejoramiento de nuestra existencia social. A
pesar de todo, pienso que les traigo a Vds. un mensaje de esperanza. Veamos.
Empecemos con la Tesis No. 1. Las fuerzas dominantes del sistema-mundo han sostenido,
desde por lo menos los comienzos del siglo XIX, que el desarrollo económico fue un proceso
muy natural, que todo lo que se requiere para realizarlo es liberar las fuerzas de producción y
permitir a los elementos capitalistas crecer rápidamente, sin impedimentos. Evidentemente,
también fue esencial la voluntad. Cuando el estado francés empezaba a reconstruir la vida
económica de sus colonias a principios del siglo XX, se llamaba a esta política "la mise en valeur
des territoires" ("la valorización de los territorios"). Eso lo dice todo. Antes los territorios no valían
nada, y luego (con el desarrollo impuesto por los franceses) valen algo.
Desde 1945, la situación geopolítica cambiaba fundamentalmente con el alcance político del
mundo non- "europeo" o non-occidental. Políticamente el mundo nooccidental se dividía en dos
sectores, el bloque comunista (dicho socialista) y el otro denominado el Tercer Mundo. Desde el
punto de vista del Occidente, y evidentemente sobre tudo de los Estados Unidos, el bloque
communista fué dejado a su propia cuenta, para que sobreviviera econòmicamente como
pudiera. Y este bloque eligiò un programa estatal de industrializaciòn rápida con el objetivo de
"superar" al Occidente. Jruschov prometía "enterrar" a los Estados Unidos en el año 2000.
La situaciòn en el Tercer Mundo fué bastante diferente. En los primeros años después de 1945,
los Estados Unidos concentrò todos sus esfuerzos en ayudar a Europa occidental y al Japòn a
"reconstruirse." Al principio, ignorò largamente al Tercer Mundo, con la excepciòn parcial de la
América Latina, campo de preferencia para los Estados Unidos desde largo tiempo antes. Lo que
predicaba los Estados Unidos en América Latina era la tradicional canciòn neoclásica: abrir las
fronteras econòmicas, permitir la inversiòn extranjera, crear la infraestructura necesaria para
fomentar el desarrollo, concentrarse en las actividades para las cuales tienen estos países una
"ventaja comparativa." Una nueva literatura científica comenzaba a aparecer en los Estados
Unidos sobre el "problema" del desarrollo de los países subdesarrollados.
Los intelectuales de la América Latina fueron muy recalcitrantes a esta prédica. Reaccionaron
bastante ferozmente. La primera reacciòn importante fué la de la nueva instituciòn internacional,
la CEPAL, presidida por Raúl Prebisch, cuya creaciòn misma fué contestada enérgicamente por
el gobierno estadounidense. La CEPAL negaba los beneficios de una política econòmica de
fronteras abiertas y afirmaba en contra un rol regulador de los gobiernos a fin de restructurar las
economías nacionales. La recomendaciòn principal fué la de promover la sustituciòn de
importaciones por la protecciòn de las industrias nacientes, una política ampliamente adoptada.
Cuando resumimos las acciones sugeridas por la CEPAL, vemos que lo esencial fué que si el
Estado seguía una política sabia podría asegurar el desarrollo nacional y, en consecuencia, un
aumento serio en el producto nacional bruto per capita.
Hasta cierto punto, las recomendaciones de CEPAL fueron seguidas por los gobiernos
latinoamericanos y efectivamente hubo una mejoría econòmica, aunque limitada, en los años
cincuenta y sesenta. Sabemos ahora que esta mejoría no perdurò y fue, en primer término,
consecuencia de la tendencia general de las actividades econòmicas a nivel mundial en un
período Kondratieff-A. En todo caso, la mejora de la situaciòn media en América Latina parecía
insignificante para la mayoría de los intelectuales latinoamericanos que decidieron radicalizar el
lenguaje y los análisis de la CEPAL. Hemos llegado a la época de los dependentistas, primera
versiòn (entre otros Dos Santos, Marini, Caputo, Cardoso de los años 60, y Frank, lo mismo que
Amin fuera de América Latina).
Los dependentistas pensaban que tanto los análisis como los remedios preconizados por la
CEPAL eran muy tímidos. De un lado, pensaban que para desarrollarse, los gobiernos de los
países periféricos deberían ir mucho más allá de una simple sustituciòn de importaciones;
deberían, en las palabras de Amin, desconectarse definitivamente de la economía-mundo
capitalista (según, implícitamente, el modelo de los países comunistas).
De otro lado, los análisis de los dependentistas fueron mucho más políticos. Incorporaron a sus
razonamientos las situaciones políticas presentes en cada país y en el sistema-mundo.
Consideraban en consecuencia las alianzas existentes y potenciales y en fin los obstáculos
efectivos a una restructuraciòn econòmica. Por supuesto, aceptaban que el rol de las sociedades
transnacionales, de los gobiernos occidentales, del FMI, del Banco Mundial y todos los otros
esfuerzos imperialistas, eran negativos y nefastos. Pero, al mismo tiempo, y con una pasiòn
igual, si no más vigorosa, atacaban a los partidos comunistas latinoamericanos y detrás de ellos
a la Uniòn Soviética. Dijeron que la política abogada por estos partidos, una alianza entre los
partidos socialistas y los elementos progresistas de la burguesía, equivalía a fin de cuentas a las
recomendaciones de los imperialistas, de un reforzamiento del rol político y social de las clases
medias, y una tal política no podría lograr una revoluciòn popular. En suma, eso no era ni
revolucionario, ni eficaz, si el objectivo era una transformaciòn social profunda.
Los dependentistas escribían en un momento de euforia de la izquierda mundial: la época del
Che y del foquismo, de la revoluciòn mundial de 1968, de la victoria de los vietnamitas, de un
mao‹smo furioso que se expandía a prisa a través del mundo. Pero el Oriente no era ya tan rojo
como se proclamaba. Todo eso no tomaba en consideraciòn los comienzos de una fase
Kondratieff-B. O mejor dicho, la izquierda latinamericana y mundial pensaba que el impacto de
un estancamiento de la economía-mundo afectaría en primer lugar las instituciones políticas y
econòmicas que sostienen el sistema capitalista. En realidad, el impacto más inmediato fué
sobre los gobiernos llamados revolucionarios en el Tercer Mundo y en el bloque comunista.
Desde los años setenta, todos estos gobiernos se hallaron en dificultades econòmicas y
presupuestarias enormes que no podían resolver, inclusive parcialmente, sin comprometer sus
políticas estatales tan publicitadas y sus retòricas tan acariciadas. Comenzaba el repliegie
generalizado.
A nivel intelectual fue introducido el tema del desarrollo dependiente (Cardoso de los añs 70 y
otros). Es decir, un poco de paciencia, compañeros; un poco de sabiduría en la manipulaciòn del
sistema existente, y podremos hallar algunas posibilidades intermedias que son al menos un
paso en la buena direcciòn. El mundo científico y periodístico iniciaba el concepto de los NICs
(New Industrial Countries). Y los NICs eran propuestos como los modelos a imitar.
Con el estancamento mundial, la derrota de los guevarismos, y el repliegue de los intelectuales
latinoamericanos, los poderosos no necesitaban más las dictaduras militares, no mucho más en
todo caso, para frenar los entusiasmos izquierdistas. ¡Olé!, viene la democratizaciòn. Sin duda,
vivir en un país pos-dictadura militar era inmensamente más agradable que vivir en los cárceles
o en el exilio. Pero, visto con más cuidado, los "vivas" para la democratizaciòn en América Latina
fueron un poco exageradas. Con esta democratizaciòn parcial (incluídas las amnistías para los
verdugos) venían los ajustes à la FMI y la necesidad para los pobres de apretarse los cinturones
aún mas. Y debemos notar que si en los años 70 la lista de los NICs principales incluía
normalmente México y Brasil, al lado de Corea y Taiwan, en los años 80 México y Brasil
desaparecían de estas listas, dejando solos a los cuatro dragones de Asia Oriental.
Vino después el choque de la caída de los comunismos. El repliegue de los años 70 y 80 pasò a
ser la fuga desordenada de los años 90. Una gran parte de los izquierdistas de ayer se
convertían en heraldos del mercado y los que no seguían este camino buscaban ansiosamente
senderos alternativos. Rechazaban, sin duda, los senderos luminosos, pero no querían renunciar
a la posibilidad de alguna, cualquier luminosidad. Desgraciadamente, no fué fácil encontrarla.
Para no desmoronarse frente al júbilo de una derecha mundial resucitada, que se felicita de la
confusiòn de las fuerzas populares en todas partes, debemos analizar con ojos nuevos, o al
menos nuevamente abiertos, la historia del sistema- mundo capitalista de los últimos siglos.
¿Cuál es el problema principal de los capitalistas en un sistema capitalista? La respuesta es
clara: individualmente, optimizar sus beneficios y, colectivamente, asegurar la acumulaciòn
continua e incesante de capital. Hay ciertas contradicciones entre estos dos objetivos, el
individual y el colectivo, pero no voy discutir eso aquí. Voy a limitarme al objetivo colectivo.
¿Còmo hacerlo? Es menos obvio de lo que se piensa a menudo. Los beneficios son la diferencia
entre los ingresos para los productores y los costes de producciòn. Evidentemente, si se amplía
el foso entre los dos, aumentan los beneficios. Luego, ¿si se reduce los costes, aumentan los
beneficios? Lo parece, a condiciòn de que no afecte la cantidad de ventas. Pero, sin duda, si se
reduce los costes, es posible que se reduzcan los ingresos de los compradores potenciales. De
otra parte, ¿si se aumenta los precios de venta, aumentan los beneficios? Lo parece, a condiciòn
de que no afecte la cantidad de ventas. Pero, si se aumenta los precios, los compradores
potenciales pueden buscar otros vendedores menos caros, si existen. ¡Claro que las decisiones
son delicadas!
No son, además, los únicos dilemas. Hay dos variedades principales de costes para los
capitalistas: los costes de la fuerza de trabajo (incluso la fuerza de trabajo para todos los
insumos) y los costes de transacciones. Pero lo que reduce los costes de fuerza de trabajo
podría acrecentar los costes de transacciones y vice versa. Esencialmente, es una cuestiòn de
ubicaciòn. Para minimizar los costes de transacciones, es menester concentrar los actividades
geográficamente, es decir, en zonas de altos costes de fuerza de trabajo. Para reducir los costes
de fuerza de trabajo, es útil dispersar las actividades productivas, pero inevitablemente eso
afecta negativemente los costes de transacciones. Por lo tanto, desde hace por lo menos 500
años, los capitalistas reubican sus centros de producciòn de acá para allá, cada 25 años más o
menos, en correlaciòn esencial con los ciclos de Kondratieff. En los fases A, priman los costes de
transacciones y hay centralizaciòn, y en los fases B, priman los costes de fuerza de trabajo y hay
la fuga de fábricas.
El problema se complica aún más. No es suficiente ganar los beneficios. Debe hacerse lo
necesario para guadarlos. Son los costes de protecciòn. ¿Protecciòn contra quienes y contra
qué? Contra los bandidos, por supuesto. Pero también, y sin duda más importante, contra los
gobiernos. No es tan obvio còmo protegerse contra los gobiernos si se es capitalista de un nivel
un poco interesante, porque necesariamente un tal capitalista trata con múltiples gobiernos.
Podría defenderse contra un gobierno débil (dònde se úbican fuerzas de trabajo baratos) por la
renta (colectiva, es decir los impuestos; e individual, es decir el soborno) y/o por la fuerte
influencia de los gobiernos centrales sobre los gobiernos débiles, pero por ella los capitalistas
tienen que pagar una otra renta. Es decir, a fin de reducir la renta periférica, deben pagar una
cierta renta central. Para protegerse contra el robo de los gobiernos, deben sostener
financieramente los gobiernos.
Finalmente, para hacer ganancias mayores y no menores, los capitalistas necesitan monopolios,
por lo menos monopolios relativos, al menos monopolios en ciertos rincones de la vida
econòmica, por algunas décadas. ¿Y còmo obtener estos monopolios? Claro que toda
monopolizaciòn exige un rol fundamental de los gobiernos, sea legislando o decretando, sea
impidiendo a otros gobiernos legislar o decretar. De otro lado, los capitalistas deben crear los
canales culturales que favorezcan tales redes monopolísticas, y para eso necesitan el apoyo de
los creadores y mantenedores de patrones culturales. Todo esto resulta en costes adicionales
para las capitalistas.
A pesar de todo esto (o tal vez a causa de todo esto), es posible ganar magníficamente, como
puede verse estudiando la historia del sistema-mundo capitalista desde sus principios. Sin
embargo, en el siglo XIX aparecía una amenaza a esta estructuraciòn, que podía hacer caer el
sistema. Con una centralizaciòn de producciòn acrecentada, emergía la amenaza de "las clases
peligrosas," sobre todo en Europa Occidental y en la primera mitad del siglo XIX. En el lenguaje
de la antig チ edad, que fué introducida en nuestra armadura intelectual por la Revoluciòn
Francesa, hablamos del problema del proletariado.
Los proletariados de la Europa Occidental comenzaron a ser militantes en la primera mitad del
siglo XIX y la reacciòn inicial de los gobiernos fué de reprimirlos. En este época el mundo político
se dividía, principalmente, entre conservadores y liberales, entre los que denegaban por
completo los valores de la Revoluciòn Francesa y los que trataban, en el seno de un ambiente
hostil, de recuperar su empuje para continuar la construcciòn de un estado constitucional, laico y
reformista. Los intelectuales de izquierda, denominados demòcratas, o republicanos, o radicales,
o jacobinos, o algunas veces socialistas, no eran más que una pequeña banda.
Fué la revoluciòn "mundial" de 1848 lo que sirviò como choque para las estructuras del sistema-
mundo. Mostrò dos cosas. La clase obrera era verdaderamente peligrosa y podía desbaratar el
funcionamento del sistema. En consecuencia, no era sabio ignorar todas sus reinvindicaciones.
De otro lado, la clase obrera no era lo bastante fuerte para hacer caer el sistema con
sublevaciones casi espontáneas. Es decir, el programa de los reaccionarios fué autodestructor,
pero lo mismo era el programa de los partidarios de conspiraciones izquerdistas. La conclusiòn a
derecha y a izquierda fué esencialmente centrista. La derecha se decía que sin duda algunas
concesiones deberían hacerse frente a las reclamaciones populares. Y la izquierda naciente se
decía que debería organizarse para una lucha política larga y difícil a fin de llegar al poder.
Entraba en escena el conservadurismo moderno y el socialismo científico. Seamos claros: el
conservadurismo moderno y el socialismo científico son o llegaron a ser dos alas, dos avatares
del liberalismo reformista, intelectualmente ya triunfante.
La construcciòn del estado liberal "europeo" (europeo en sentido amplio) fué el hecho político
principal del siglo XIX y la contrapartida esencial de la ya consumada conquista europea del
mundo entero y basada sobre el racismo teorizado. Llamo a esto la institucionalizaciòn de la
ideología liberal como geocultura de la economía-mundo capitalista. El programa liberal para los
estados del centro, estados en los cuales la amenaza de las clases peligrososas aparecía como
inminente, sobre todo en el período 1848- 1914, fué triple. Primero, dar progresivamente a todo
el mundo el sufragio. La lògica era que el voto satisfaría el deseo de participaciòn, creando para
los pobres un sentido de pertenencia a la "sociedad" y, de ese modo, no exigirían mucho más.
Segundo, aumentar progresivamente los ingresos reales de las clases inferiores a través del
bienestar estatal. La lògica era que los pobres estarían tan contentos de cesar de vivir en la
indigencia, que aceptarían quedar más pobres que las clases superiores. Los costes de esas
transferencias de plusvalía serían menores que los costes de insurrecciones y en todo caso
serían pagados por el Tercer Mundo. Y tercero, crear la identidad nacional y también trans-
nacional blanco-europea. La lògica era que las luchas de clases serían sustituídas por las luchas
nacionales y globales raciales y de esa manera las clases peligrosas de los países del centro se
ubicarían en el mismo lado que sus elites.
Debemos reconocer que este programa liberal fué un éxito enorme. El estado liberal logrò la
doma de los clases peligrosas en el centro, es decir, de los proletariados urbanos (incluso si
éstos estaban bien organizados, sindicalizados y politizados). El célebre consentimiento de éstos
a las políticas nacionales de guerra en 1914, es la más evidente prueba del fin de la amenaza
interna para las clases dominantes.
Sin embargo, en el momento mismo en que se resolvía ese problema, para los poderosos surgía
una otra amenaza de otras clases peligrosas, las clases populares del Tercer Mundo. La
revoluciòn mexicana de 1910 fué una señal importante, pero seguramente no la única.
Pensemos en las revoluciones en Afghanistan, Persia y China. Y pensemos en la revoluciòn de
liberaciòn nacional rusa, que fué esencialmente una revoluciòn por pan, por tierra, pero ante
todo, por la paz, es decir, con el fin de no seguir una política nacional que servía principalmente
los intereses de las grandes potencias de Occidente.
¿Se diría que todas estas revoluciones, incluso la mexicana, fueron ambiguas? Cierto, pero no
existen revoluciones no ambiguas. ¿Se diría que todas estas revoluciones, incluso la mexicana,
fueron finalmente recuperadas? Cierto, pero no existe revoluciones nacionales que no fueran
recuperadas al seno de este sistema-mundo capitalista. No es esta la cuestiòn interesante.
Desde el punto de vista de los poderosos del mundo, la posible sublevaciòn global de los
pueblos periferizados y descuidados constituía una grave amenaza para la estabilidad del
sistema, al menos tan grave como la posible sublevaciòn europea de los proletariados. Tenían
que tomar cuenta de eso y decidir còmo hacerle frente. En especial, porque los bolcheviques en
Rusia se presentaban, para la izquierda mundial, como un movimiento de vuelta hacia una
posiciòn verdaderamente antisistémica. Los bolcheviques afirmaban que la política de
"centrificaciòn" de los socialdemòcratas debería ser descartada. Querían encabezar una
sublevaciòn global renovada.
El debate derecha-centro sobre el método de combatir las clases peligrosas se repetía. Como lo
hizo en el caso de los proletariados europeos en la primera mitad del siglo XIX, la derecha de
nuevo favorecía la represiòn, pero esta vez en forma racista-popular (es decir, el fascismo). El
centro favorecía la reforma recuperadora. El centro fué encarnado por dos líderes sucesivos en
los Estados Unidos, Woodrow Wilson y Franklin Delano Rossevelt, que adaptaron las tácticas
decimonònicas del liberalismo a la nueva escena mundial. Woodrow Wilson proclamò el principio
de la autodeterminaciòn de los pueblos. Este principio fué el equivalente global del sufragio
nacional. Una persona, un voto; un pueblo, un país soberano. Como en el caso del sufragio, no
se pensaba dar todo a todos inmediatemente. Para Wilson, esa fue, más o menos, la salida para
la desintegraciòn de los imperios derrotados austro-húngaro, otomano y ruso. No intentò
aplicarlo al Tercer Mundo, como es obvio, pues el mismo Wilson fue quien intervino en México
para vencer a Pancho Villa. Pero en 1933, con la Política del Buen Vecino, Roosevelt incluyò, al
menos teòricamente, la América Latina. Y en la Segunda Guerra Mundial, extendiò la doctrina a
los imperios oeste-europeos en desintegraciòn, aplicándolo primeramente al Asia y más tarde al
Africa y al Caribe.
Además, cuando Roosevelt incluía en sus Cuatro Libertades "la libertad de la necesidad"
("freedom from want"), hablaba de la redistribuciòn de la plusvalía. Pero no fué muy específico.
Unos años después, su sucesor Truman proclamò en su Discurso Inaugural cuatro prioridades
nacionales. El único que recordamos fué el celebre Punto Cuatro, que dijo que los Estados
Unidos debe "lanzarse en un programa nuevo y audaz" de ayudar a los países
"subdesarrollados." Comenzò lo que era el equivalente del estado de bienestar a nivel nacional,
esto es, el desarrollo del Tercer Mundo a través de un keynesianismo mundial.
Este programa liberal mundial patrocinado por los Estados Unidos, poder hegemònico, fué
también un éxito enorme. Sus razones se remontan a 1920, al Congreso de Bakú, convocado
por los bolcheviques. En el momento en que Lenin y los otros vieron que era imposible impulsar
a los proletariados europeos hacia una verdadera vuelta a la izquierda, decidieron no esperar a
Godot. Giraron hacia el Oriente, hacia los movimientos de liberaciòn nacional del Tercer Mundo
como aliados para la supervivencia del regímen soviético. A las revoluciones proletarias las
substituían efectivamente las revoluciones anti-imperialistas. Pero con eso aceptaron lo esencial
de la estrategia liberal-wilsoniana. El anti- imperialismo fué un vocabulario más fanfarroneado y
más impaciente que la misma autodeterminaciòn de los pueblos. Desde este momento, los
bolcheviques se transformaron en el ala izquierda del liberalismo global. Con la Segunda Guerra
Mundial, Stalin prosiguiò este camino más allá. En Yalta aceptò un rol limitado y consagrado en
el seno del sistema que los Estados Unidos pensaba crear en el período de posguerra. Y cuando
en los años cincuenta y después, los soviéticos predicaban la "construcciòn socialista" de esos
países, en el fondo utilizaban un vocabulario más fanfarroneado y más impaciente para el mismo
concepto de desarrollo de los países subdesarrollados, predicado por los Estados Unidos. Y
cuando, en Asia y Africa, una colonia después de otra podía obtener su independencia, con
luchas de una facilidad variable, fue con el consentimiento tal vez oculto y todavía prudente, pero
no obstante importante, de los Estados Unidos.
Cuando digo que la estrategia liberal mundial fué un gran éxito, pienso en dos cosas. Primero,
entre 1945 y 1970, en la gran mayoría de países del mundo, los movimientos herederos de los
temas de la Vieja Izquierda del siglo XIX llegaron al poder, utilizando varias etiquetas: comunista,
alrededor de la Union Soviética; movimientos de liberaciòn nacional, en Africa y Asia;
sociademòcrata, en Europa occidental; populista, en América Latina. Segundo, el resultado del
hecho de que tantos movimientos de la Vieja Izquierda hayan llegado al poder estatal, fue una
euforia debilitadora y, al mismo tiempo, también la entrada de todos estos movimientos en la
maquinaria del sistema històrico capitalista. Cesaron de ser antisistémicos y pasaron a ser
pilares del sistema sin dejar de gargarizar un lenguaje izquerdista, esta vez con lengua de
madera (langue de bois). Ese éxito, por tanto, fué más frágil de lo que pensaban los poderosos, y
en todo caso no fué tan destacado como la recuperaciòn de la clase obrera blanca- occidental.
Hubo dos diferencias fundamentales entre las situaciones nacionales de los países del centro y
la del sistema-mundo globalmente. El coste de una distribuciòn nacional ampliada de la plusvalía
a los obreros occidentales no fué enorme como porcentaje del total mundial y pudo ser pagado
en gran parte por las clases populares del Tercer Mundo. Hacer una redistribuciòn significativa
hacia las poblaciones del Tercer Mundo, por el contrario habría tenido que ser pagado
necesariamente por los poderosos y eso habría limitado gravemente las posibilidades de una
acumulaciòn de capital en el futuro. De otra parte, fue imposible utilizar la carta del racismo para
integrar los pueblos de color en el sistema-mundo. Si todo el mundo era considerado como
"nosotros" ¿quién iba a ser el otro a denegar y despreciar? El desprecio racial hacia afuera había
sido un elemento crucial en la construcciòn de la lealtad de los oberos de sangre privilegiada
hacia sus naciones. Pero esta vez, no existía un Tercer Mundo para el Tercer Mundo.
El año 1968 marcò el comienzo de un desmoronamiento rápido de todo lo que los poderosos han
erigido en el sistema-mundo con la geocultura liberal después de 1945. Dos elementos
concurrían. El alza fenomenal de la economía-mundo alcanzò sus límites e íbamos a entrar en la
fase-B de nuestro ciclo Kondratieff actual. Políticamente, habíamos llegado a la cima de los
esfuerzos antisistémicas mundiales Vietnam, Cuba, el comunismo con rostro humano en
Checoeslovakia, el movimiento de poder negro en los Estados Unidos, los inicios de la
revoluciòn cultural en China, y tantos otros movimientos no previstos en los años cincuenta. Eso
culminaba con las revoluciones de 1968, revoluciones sobre todo estudiantiles, pero no
exclusivamente, en muchos países.
Vivimos después las consecuencias de la ruptura històrica generada por esta segunda
revoluciòn mundial, una ruptura que ha tenido sobre las estrategías políticas un impacto tan
grande como el impacto de la primera revoluciòn mundial, que fué esa de 1848. Claro que los
revolucionarios han perdido en lo inmediato. Los múltiples incendios impresionantes a través del
mundo durante tres años, se extinguieron para terminar en la creaciòn de varias pequeñas
sectas mao‹zantes que murieron pronto.
Sin embargo, 1968 dejò heridas y agonizantes dos víctimas: la ideología liberal y los
movimientos de la Vieja Izquierda. Para la ideología liberal, el golpe el más serio fué la pérdida
de su rol como la única ideología imaginable de la modernidad racional. Entre 1789 e 1848, el
liberalismo existía ya, pero sòlamente como una ideología posible, confrontado por un
conservadurismo duro y un radicalismo naciente. Entre 1848 e 1968, a mi juicio, como vengo de
afirmar, el liberalismo llegò a ser la geocultura del sistema-mundo capitalista. Los conservadores
y los socialistas (o radicales) se han convertido en avatares del liberalismo. Después de 1968,
los convervadores y los radicales han retrocedido a sus actitudes anteriores a 1848, negando la
validad moral del liberalismo. La Vieja Izquierda, comprometida con el liberalismo, hizo esfuerzos
valientes para cambiar de piel, adoptando un barniz de Nueva Izquierda, pero no lo logrò en
realidad. Más bien, ha corrompido los pequeños movimientos de la Nueva Izquierda, mucho más
de lo que ellos misma pudieran realmente convertir la Vieja Izquierda. Seguía inevitablemente el
declinio global de los movimientos de la Vieja Izquierda.
Al mismo tiempo, sufríamos los azares de una fase-B de un ciclo Kondratieff. No es necesario
rememorar ahora los itinerarios en detalle. Recordemos únicamente dos momentos. En 1973 la
OPEP lanzò el alza de los precios del petròleo. Observemos las varias consecuencias. Fué una
bonanza en renta para los países productores incluso en América Latina, Mexico, Venezuela y
Ecuador. Fué una bonanza para las empresas transnacionales de petròleo. Fué una bonanza
para los bancos transnacionales en los cuales fué depositada la renta no gastada en seguida.
Ayudaba, por un cierto tiempo, a los Estados Unidos en su competencia con la Europa
Occidental y con el Japòn, porque los Estados Unidos era menos dependiente de la importaciòn
de petròleo. Fue un desastre para todos los países del Tercer Mundo y del bloque comunista que
no fueran productores de petròleo. Los presupuestos nacionales cayeron en déficits dramáticos.
Complicò las dificultades de los países centrales reduciendo aún más la demanda global para
sus productos.
¿Cuál fue el resultado? Hubo dos etapas. Primeramente, los bancos transnacionales, con el
apoyo de los gobiernos centrales, ofrecían energéticamente empréstitos a los gobiernos pobres
en situaciones desesperadas, e inclusive a los propios gobiernos productores de petròleo. Claro
que los gobiernos pobres cogieron este salvavidas para mantenerse contra la amenaza de
tumultos populares y los gobiernos productores de petròleo se aprovecharon de la oportunidad
de "desarrollarse" rápidamente. Al mismo tiempo, estos empréstitos redujeron los problemas
econòmicos de los países centra-les aumentando su posibilidad de vender sus productos en el
mercado mundial.
La única pequeña dificultad con esta bella soluciòn era que había que reembolsar los
empréstitos. En unos años, el interés compuesto de las deudas llegò a ser un porcentaje enorme
de los presupuestos anuales de los países deudores. Fué imposible controlar ese sumidero
galopante de los recursos nacionales. La Polonia debe su crisis de 1980 a este problema. Y en
1982 Mexico anunciò que no podía continuar pagando como antes.
Tal crisis de la deuda perdurò en la prensa unos años y luego esa prensa la olvidò. Para los
países endeudados, sin embargo, la crisis perdura todavía, no sòlamente como una carga
presupuestaria, sino como un castigo en la forma de las exigencias draconianas del FMI que
fueron impuestos sobre estos estados. El nivel de vida en todos estos estados ha caído, sobre
todo para el estrato pobre que es un 85-95% de la poblaciòn.
Quedaron los dilemas de una economía-mundo en estancamiento. Si no era posible atenuar más
este estancamiento mundial con los empréstitos de países pobres, era necesario hallar en los
años ochenta otros expedientes. El mundo financiero-político ha inventado dos. Un nuevo
prestador se presentò, los Estados Unidos que, bajo Reagan, praticaba una política keynesiana
ocultada. Como lo sabemos, la política de Reagan ha sostenido ciertas grandes empresas
estadounidenses y ha limitado el desempleo, pero acentuando la polarizaciòn interna. Así ha
ayudado a sostener los ingresos en Europa Occidental y Japòn. Pero evidentemente el mismo
problema iba a presentarse. El interés sobre la deuda empezaba a ser demasiado pesado. De
nuevo sobrevino una crisis de deuda nacional. Los Estados Unidos se hallaron en una situaciòn
tan desconcertante, que para jugar el rol de líder militar del mundo en la Guerra del Golfo en
1991, fue necesario que Japon, Alemania, Arabia Saudita y Kuwait pagan lo esencial de los
gastos. ¡Sic transit gloria!. A fin de impedir un poco un ocaso precipitado que estaba en marcha,
los Estados Unidos recurren a la soluciòn FMI, infligiéndose su proprio castigo. Se llama "El
Contrato para América." Exactamente como insiste el FMI para los países pobres, los EE.UU.
están reduciendo el nivel de vida de los pobres, sin perjuicio de mantener, inclusive aumentar,
las posibilidades de acumulaciòn para una minoría de la poblaciòn.
El segundo expediente resultò del hecho que un aspecto fundamental de toda fase-B de los
ciclos Kondratieff, es la dificultad acentuada de obtener grandes beneficios en el sector
productivo. O para ser más precisos, la fase B se caracteriza, se explica, por la restricciòn de
beneficios. Eso no llega a ser un obstáculo para un gran capitalista. Si no hay un márgen
suficiente de beneficios en la producciòn, se vuelve hacia el sector financiero para sacar
ganancias de la especulaciòn. En las decisiones econòmicas de los años ochenta, vemos que
esto se traducía en el fenòmeno del súbito control (takeover) de grandes corporaciones por
medio de los llamados "junk bonds" o bonos ilícitos. Visto desde el exterior, lo que sucede es que
las grandes corporaciones se están endeudandos, con la misma consecuencia, en el corto plazo,
para la economía-mundo, una inyecciòn de actividad econòmica que constituye una lucha contra
el estancamiento. Pero luchan con las mismas limitaciones. Deben pagar las deudas. Cuando
eso se muestra imposible, la empresa va a la bancarrota o entra un "FMI privado" que impone la
restructuraciòn, es decir, la despedida de empleados. Lo que ocurre muchísimo en estos días.
De estos acontecimientos tristes, casi indecentes, de los años 1970-1995, ¿qué conclusiones
políticas han sacado las masas populares? Me parece obvio. La primera conclusiòn que han
sacado es que la perspectiva de reformas graduales que permitirían la eliminaciòn del foso rico-
pobre, desarrollado-subdesarrollado, no es posible en la situaciòn actual y que todos los que lo
habían dicho fueron ya sea mentrosos o ya sea manipuladores. Pero, ¿quiénes fueron estos?
Ante todo, fueron los movimientos de la Vieja Izquierda.
La revoluciòn de 1968 ha sacudido la fé en el reformismo, incluso el tipo de reformismo que se
llamaba revolucionario. Los veinticinco años posteriores de eliminaciòn de las ganancias
econòmicas de los años 1945-1970, destruyeron las ilusiones que aún persistían. País trás país,
el pueblo diò un voto de no-confianza a los movimientos herederos de la Vieja Izquierda, sea
populista, sea de liberaciòn nacional, sea social-demòcrata, sea leninista. El derrumbe de los
comunismos en 1989 fué la culminaciòn de la revoluciòn de 1968, la caída de los movimientos
que pretendían ser los más fuertes y los más militantes. Su pérdida de apoyo popular fué ultra-
dramático y para muchas personas, incluso evidentemente para muchos intelectuales de las
Américas, fué un desarreglo de toda una vida mental y espiritual.
Los coyotes del capitalismo han gritado victoria. Pero los defensores más sofisticados del
sistema actual sabían mejor. La derrota del leninismo, y es una derrota definitiva, es un
catástrofe para los poderosos. Eliminò el último y mejor escudo político, su única garantía, como
fue el hecho de que las masas creyeran en la certidumbre de un éxito del reformismo. Y en
consecuencia, ahora esas masas no están más dispuestas a ser tan pacientes como en el
pasado. La caída de los comunismos es un fenòmeno muy radicalizante para el sistema. Lo que
se derrumbò en 1989 fué precisamente la ideología liberal.
Lo que proporcionaba el liberalismo a las clases peligrosas fué sobre todo la esperanza, o mejor
la seguridad del progreso. Fué una esperanza muy materialista, todo el mundo finalmente tendrá
un nivel de vida confortable y saludable, una educaciòn, una posiciòn honorable para sí mismo y
sus descendientes. Lo fue prometido si no para hoy, pues en un pròximo mañana. La esperanza
justificaba las demoras, a condiciòn de que hubiera ciertas reformas gobernamentales visibles y
alguna también visible actividad militante de parte de los que esperaban. Mientras tanto, los
pobres trabajaron, votaron, y sirvieron en los ejércitos. Es decir, hicieron funcionar el sistema
capitalista.
Empero, si debían perder esta esperanza, ¿qué harían las clases peligrosas? Lo sabemos,
porque lo vivimos actualmente. Renuncian a su fe en los estados, no únicamente en el estado en
manos de los "otros," sino en todo estado. Llegan a ser muy cínicos en lo que concierne los
políticos, los buròcratas y también respecto de los líderes llamados revolucionarios. Empiezan a
abrazar un anti-estatismo radical. Es poco menos que querer hacer desaparecer los estados que
no dan ninguna confianza. Podemos ver esta actitud a través del mundo en el Tercer Mundo, en
el mundo exsocialista, así como también en los países centrales. ¡En los Estados Unidos lo
mismo que en México!
¿Están contentas, la gente ordinaria, con esta nueva postura? Tampoco. Al contrario, tienen
mucho miedo. Los estados fueron sin duda opresivos, desconfiables, pero fueron también, al
mismo tiempo, fuentes de seguridad cotidiana. En ausencia de fe en los estados, ¿quiénes van
garantizar la vida y la propiedad personal? Llega a ser necesario retornar al sistema pre-
moderno: debemos proveernos de nuestra propria seguridad. Funcionamos como la policía, el
recaudador de impuestos y el maestro escolar. Además, porque es difícil asumir todas estas
tareas, nos sometemos a "grupos" construídos de múltiples maneras y con varias etiquetas. Lo
nuevo no es que estos grupos se organicen, sino que comiencen a asumir las funciones que
otrora pertenecían a la esfera estatal. Y al hacer eso, las poblaciones están menos y menos
listas a aceptar lo que los gobiernos les impongan para estas actividades. Después de cinco
siglos de fortalecimiento de los estruturas estatales, en el seno de un sistema interestatal
también en fortalecimiento continuado, vivimos actualmente la primera gran retracciòn del rol de
los estados y necesariamente por tanto también del rol del sistema interestatal.
No es algo menor. Es un terremoto en el sistema històrico del cual somos participantes. Estos
grupos a los cuales nos sometemos representan una cosa muy distinta de las naciones que
construíamos en los dos últimos siglos. Los miembros no son "ciudadanos," porque las fronteras
de los grupos no son definidos jurídicamente sino míticamente, no para incluir sino para
rechazar.
¿Es esto bueno o malo? ¿Y para quiénes? Desde el punto de vista de los poderosos, es un
fenòmeno muy volátil. Desde el punto de vista de una derecha resucitada, da la posibilidad de
erradicar el estado de bienestar y permitir el florecimiento de los egoísmos de corta duraciòn
("après moi le déluge!"). Desde el punto de vista de las clases oprimidas, es una espada de
doble filo y tampoco están seguras de si deberían luchar contra la derecha porque sus
proposiciones les hacen daños inmediatos graves o apoyar la destrucciòn de un estado que les
ha defraudado.
Pienso que el colapso de la fe popular en la inevitabilidad de una transfomaciòn igualizante es el
más serio golpe para los defensores del sistema actual, pero seguramente no es el único. El
sistema-mundo capitalista está desagregándose a causa de un conjunto de vectores. Podríamos
decir que esta desagregaciòn es muy sobredeterminada. Voy a discutir brevemente algunos de
estos vectores inquietantes para el funcionamento del sistema-mundo.
Antes de hacerlo, debo decir que no se presenta como un problema de tecnología. Algunos
sostienen que el proceso continuo de mecanizaciòn de la producciòn resultará en la eliminaciòn
de empleos posibles. No lo creo. Podemos todavía inventar otras tareas para la fuerza de
trabajo. Otros declaran que la revoluciòn informática acarreará un proceso de globalizaciòn que
en sí hace caduco el rol de los estados. No lo creo tampoco, porque la globalidad ha sido
elemento esencial de la economía-mundo capitalista desde el siglo XVI. No es nada de nuevo. Si
estos fueron los únicos problemas de los capitalistas en el siglo XXI, estoy seguro que podrían
hacer lo necesario a fin de mantener el impulso de la acumulaciòn incesante de capital. Hay
cosas peores.
Primeramente, para los empresarios hay dos dilemas que son casi imposibles de resolver: la
desruralizaciòn del mundo y la crisis ecològica. Los dos son buenos ejemplos de procesos que
van de cero a ciento por ciento y cuando llegan cerca de la asíntota, pierden valor como
mecanismos de ajuste. Esto constituye la fase última de una contradicciòn interna.
¿Còmo ocurriò que el mundo moderno se haya desruralizado progresivamente? Una explicaciòn
tradicional es que la industrializaciòn exige la urbanizaciòn. Pero no es verdad. Todavía quedan
industrias localizadas en las regiones rurales y hemos ya notado la oscilaciòn cíclica entre la
concentraciòn y la dispersiòn geográfica de la industria mundial. La explicaciòn es diferente.
Cada vez que hay estancamiento cíclico en la economía-mundo, uno de los resultados al fin de
estos períodos es una mobilizaciòn acrecentada de los proletarios urbanos contra la declinaciòn
de su poder de compra. Así se crea una tensiòn que los capitalistas resisten, por supuesto. Sin
embargo, la organizaciòn obrera aumenta y comienza a ser peligrosa. Al mismo tiempo, las
reorganizaciones empresariales alcanzan un momento en que podrían relanzar la economía-
mundo sobre la base de nuevos productos monopolizados. Pero falta un elemento, la demanda
global suficiente.
Frente a esto, la soluciòn es clásica: alzar los ingresos de los proletarios, sobre todo de los
obreros calificados, incluso facilitar para algunos el ingreso en esas categorías. Del mismo golpe,
resuelven los problemas de la tensiòn política y de la falta de demanda suficiente. Pero hay una
contrapartida. El porcentaje de plusvalía que corresponde a los proprietarios ha disminuido. Para
compensar esta caída de plusvalía relativa, de nuevo existe una soluciòn clásica: transferir
algunos sectores de actividad econòmica que no son más muy rentables, hacia zonas donde hay
una poblaciòn rural importante, una parte de la cual podría ser atraída a nuevas localidades
urbanas de producciòn, por salarios que representan para ellos un aumento de sus entradas
familiares, pero que en la escena mundial representan costes de trabajo industrial mínimos. En
efecto, a fin de resolver las dificultades recurrentes de los estancamientos cíclicos, los
capitalistas fomentan cada vez una desruralizaciòn parcial del mundo. Pero, ¿y si no hay más
poblaciones a desruralizar? Hoy nos acercamos a esta situaciòn. Las poblaciones rurales,
todavía hace no mucho fuertes en la propia Europa, han desaparecido enteramente de muchas
regiones del mundo y disminuyen en todas partes. Probablemente, son menos de 50%
mundialmente hoy y dentro de 25 años la cifra va ser menos de 25%. La consecuencia es clara.
No habrá nuevas poblaciones de bajo pago para compensar los salarios más elevados de los
sectores proletarizados anteriormente. En efecto, el coste de trabajo aumentará mundialmente,
sin que los capitalistas puedan evitarlo.
Lo mismo pasa con la ecología. ¿Por qué existe hoy una crisis ecològica? No es complicado
explicarlo. A fin de maximizar los beneficios, hay dos recursos principales para un capitalista: no
pagar demasiado a los obreros y no pagar demasiado por el proceso de producciòn. ¿Còmo
hacer ésto? De nuevo es obvio: hacerlo pagar en gran parte por "otros." Se llama "la
externalizaciòn de costes." Hay dos métodos principales de externalizar costes. Uno es esperar
que el estado pague por la infraestructura necesaria por la producciòn y la venta de los
productos. La desagregaciòn de los estados representa una amenaza aguda para esto. Pero el
segundo y más importante método es no pagar los costes dichos ecològicos: por ejemplo, no
reemplazar los bosques cortados o no pagar por la limpieza de desperdicios tòxicos.
Mientras existían otros bosques, o zonas aún no utilizadas, luego no tòxificadas, el mundo y los
capitalistas podían ignorar las consecuencias. Pero hoy tocan los límites de la externalizaciòn de
costes. No hay más muchos bosques. Los efectos negativos de una toxificaciòn excesivamente
aumentada de la tierra, implican impactos serios y multíples que nos anuncian los científicos
avisados. Por eso han surgido movimientos verdes. Desde un punto de vista global, hay
únicamente dos soluciones: hacer pagar los costes por los capitalistas; y/o aumentar los
impuestos. Pero esto último es poco probable, dadas las tendencias de reducir el rol de los
estados. Y lo primero implica una reducciòn seria en las ganancias de los capitalistas.
Hay otros vectores que representan dilemas, no para los empresarios, pero sí para los estados.
Primero, la polarizaciòn socio-econòmica cada día más aguda del mundo corre parejas con la
polarizaciòn demográfica del mundo. Cierto, hay una transformaciòn demográfica en processo
desde 200 años al menos y ahora mismo toca por primera vez al Africa que en el período pos-
1945 tenía la tasa de crecimiento la más alta del mundo. No obstante, aunque las tasas en
general bajen, el foso entre el Norte, donde las tasas son a menudo negativas, y el Tercer
Mundo, donde aún son altas, aún sigue ensachándose. Si hay recuperaciòn de la economía-
mundo en el primer cuarto del siglo XXI, el foso econòmico ya se agrandará, porque la
recuperaciòn será fuertemente desigual.
La consecuencia es fácil de prever. Habrá un fuerte aumento de la migraciòn Sur-Norte, legal o
ilegalmente. No importa. No hay mecanismos posibles para terminarlo y aún limitarlo seriamente.
Las personas que querrían venir al Norte son reclutadas entre los más capaces del Tercer
Mundo y están determinadas a llegar. Habrá muchos empleos insuficientemente pagados para
ellos. Por supuesto, habrá una oposiciòn política xenòfoba contra ellos, pero no bastará para
cerrar las puertas.
Si al mismo tiempo el rol de los estados disminuye (y esto servirá también para permitir el
aumento del número de migrantes), la integraciòn econòmica de estos inmigrantes será limitada.
Si la oposiciòn política no logra frenar la entrada, probablemente logrará limitar los derechos
políticos y sociales de los inmigrantes. En este caso, preveo lo siguiente: el número verdadero de
inmigrantes "sureños" y sus descendientes inmediatos en los países del Norte será entre 10-35%
por ciento de la poblaciòn, si no más. Y esto no sòlo en América del Norte y Europa Occidental,
sino también en Japòn. Al mismo tiempo, este 10-35% de la poblaciòn más joven, mucho más
pobre, y ubicado en barrios urbanos segregados de hecho, será una poblaciòn obrera sin
derechos políticos o sociales. Retornaremos a la situaciòn de la Gran Bretaña y la Francia en la
primera mitad del siglo XIX, aquella de proletariados que son clases peligrosas. Así se deshace
doscientos años de recuperaciòn liberal y esta vez sin posibilidad de repetir el guiòn. Preveo que
las zonas de conflicto social las más intensas en el siglo XXI, no serán las Somalias y las
Bosnias, sino las Francias y los Estados Unidos. ¿Las estruturas estatales ya debilitadas van a
sobrevivir ese tipo de guerra civil?
Y si esto no fuera bastante, hay el problema de la democratizaciòn. ¿Problema, digo yo? ¡Sí,
problema! La democratizaciòn no es una mera cuestiòn de partidos múltiples, sufragio universal
y elecciones libres. La democratizaciòn es una cuestiòn de acceso igual a las verdaderas
decisiones políticas y a un nivel de vida y a una seguridad social razonables. La democracia no
puede coexistir con una gran polarizaciòn socio-econòmica, ni al nivel nacional, ni al nivel
mundial. No obstante, existe una ola de sentimiento democratizador que se fortalece
enormemente estos días. ¿Còmo se traduce ella? La prensa y los últimos heraldos del
liberalismo anuncian que la democratizaciòn se muestra en la caída de varias dictaduras a través
del mundo. Sin duda, esto representa un esfuerzo de democratizar estos países. Pero estoy un
poco desengañado del éxito efectivo de estos cambios. Lo que es más interesante es la presiòn
continua, no únicamente en el Sur, sino inclusive de modo más fuerte en los países del Norte,
para aumentar los gastos para la salud, la educaciòn, y la vida de los retrazados. Pero esta
presiòn agudiza, y muchísimo, los dilemas fiscales de los estados. La ola de democratizaciòn
será la última clave en el ataúd ("nail in the coffin") del estado liberal. Vemos lo que pasa estos
días en los Estados Unidos.
Para todas estas razones, el período frente a nosotros, los pròximos 30-40 años, será el
momento de la desintegraciòn del sistema històrico capitalista. No será un momento agradable
de vivir. Será un período negro, lleno de inseguridades personales, incertidumbres del futuro y
odios viciosos. Al mismo tiempo, será un período de transiciòn masiva hacia algo otro, un
sistema (o unos sistemas) nuevo(s). Al decir esto, sin duda se preguntan Vds. porque les hé
dicho que les traigo un mensaje de esperanza.
Nos hallamos en una situaciòn de bifurcaciòn muy clásica. Las perturbaciones aumentan en
todas direcciones. Están fuera de control. Todo parece caòtico. No podemos, nadie puede,
prever lo que resultará. Pero no quiere decir que no podemos tener un impacto sobre el tipo de
nuevo orden que va ser constuido al fin. Todo lo contrario. En una situaciòn de bifurcaciòn
sistémica, toda acciòn pequeña tiene consecuencias enormes. El todo se construye de cosas
infinitesimales. Los poderosos del mundo lo saben bien. Preparan de multiple maneras la
construcciòn de un mundo pos-capitalista, una nueva forma de sistema històrico desigual a fin de
mantener sus privilegios. El desafío para nosotros, sociòlogos y otros intelectuales y para todas
las personas en pos de un sistema democrático e igualitario (los dos adjetivos tienen idéntico
significado), es mostrarnos tan imaginativos como los poderosos y tan audaces, pero con la
diferencia de que debemos vivir nuestras creencias en la democracia igualitaria, lo que no hacían
nunca (o raramente) los movimientos de la Vieja Izquierda. ¿Còmo hacerlo? Es esto que
debemos discutir hoy, mañana y pasado mañana. Es posible hacerlo, pero no existe una
certidumbre sobre eso. La historia no garantiza nada. El único progreso que existe es aquello por
lo cual luchamos con, recordémolo, unas grandes posibilidades de perder. Hic Rhodus, hic salta.
La esperanza reside, ahora como siempre, en nuestra inteligencia y en nuestra voluntad
colectiva.
SEGUNDO MATERIAL DIDÁCTICO

Introducción

Esta sesión, está referida a consolidar los procesos de reflexión, comprensión y


de acción en torno a las dinámicas actuales del modelo socioecónomico
imperante en el mundo (capitalismo globalizante), y las resistencias alternativas
de los Pueblos a éstos procesos (globalización solidaria), en conjunción con los
procesos de integración.

Para el desarrollo de esta sesión se invita a realizar previamente la lectura del


artículo “Hacia una concepción multicultural de los derechos humanos” de
Boaventura de Souza Santos, en el punto denominado: “Acerca de las
Globalizaciones”; en el cual el autor introduce a una mirada critica de las
diferentes formas de “globalización” con la finalidad de orientar la realización de
las actividades que se presentan a continuación:
Actividad 1

Constituír pequeños equipos de trabajo, que consigan recopilar, leer, reflexionar


y sintetizar toda la información que esté a su alcance, aparecida en textos
(libros, documentos, tesis) o artículos (de revistas, periódicos) relacionados con
el tema de “la Globalización” y sus actores, identificando quiénes los apoyan o
adversan y sus respectivas razones y ubicaciones sociales, culturales, políticas y
económicas; así como los diferentes concepctos de “Integración”.

Luego de realizar las respectivas comparaciones y diferenciaciones según


quienes apoyan o adversan la “Globalización”, te invitamos a realizar una
reflexión por escrito sobre tus reflexiones personales y experiencias, que
partiendo del contexto o de la realidad de tu comunidad puedas considerar los
siguientes aspectos:

 Cuáles de esas posiciones se relacionan con la Globalización


Hegemónica o Contrahegemónica, y a qué sectores sociales, económicos
o políticos representan quiénes asumen tales posiciones.

 A cuáles de los Cuatro Modos de Producción de Globalización (según el


texto de Boaventura de Souza Santos) responden los ejemplos obtenidos
en la busqueda realizada por equipos.

Actividad 2

El objetivo de esta actividad es lograr comprender tres aspectos: 1) cómo


existen distintos “Modelos” para explicar los fenómenos de la “Globalización” y
cómo ellos responden a la ubicación social, cultural, política y económica de los
diferentes actores que las postulan; 2) cómo los “Modelos” dan una explicación
más simple o más compleja de un fenómeno complejo, dependiendo de la
influencia ideológica de los actores sociales involucrados; 3) cómo se relaciona
la explicación a través de “Modelos”, con una de las muchas formas culturales
de interpretación de la realidad, dentro de una mirada que la contemple como un
sistema dinámico (como sucede en la “naturaleza”), pero que tiene una
orientación determinada, producto de la acción humana, y que no hace
inevitables o irreversibles ciertos procesos contenidos en la idea hegemónica
acerca de la “globalización”.

Para ello, los estudiantes debatirán en grupo los pros y los contras de las
diferentes “globalizaciones”, tomando en cuenta los aspectos antes señalados, y
luego se reflexionará colectivamente las múltiples consecuencias de promover
una posición u otra.

REALIDADES
EMPIRICAS

DIALÉCTICA se influyen
mutuamente
MODELOS
EXPLICATIVO
S

GLOBALIZACIONES
Actividad 3
Consiste en poder determinar, más allá de las diferencias ideológicas ya
identificadas con anterioridad, cuáles son las características comunes entre
todas las formas de globalización, y su relación con los procesos de
“integración”.

Incorporarán a la discusión de las “Globalizaciones” lo investigado acerca de los


diferentes conceptos de “integración”, diferenciando entre: a) Integración de los
sectores financieros, comerciales y empresariales, b) Integración de los Pueblos
o Naciones; c) Integración “de los Mercados”; d) Integración de las luchas
sociales (sectores laboral, campesino, indígena, de mujeres, ambientalistas,
afrodescendientes, derechos humanos, luchadores y luchadoras sociales, etc.);
e) Integración de las luchas ecológicas y ambientales (comunidades
organizadas, organizaciones no gubernamentales, agencias
intergubernamentales, universidades, etc.); f) Interacciones, influencias, avances
y retrocesos entre unas y otras.

Hegemónicas (“de arriba para abajo”)

- Integración “de los - Expansión de las “nuevas


Mercados” tecnologías”
- Tratados de Libre - Industrias Culturales,
Comercio, ALCA “hibridación” o “mestizaje”
- Uniformidad cultural (Homogeneización)
(Estandarización de los - Modernización-
Modos de Vida)
- Enclaves industriales y
“zonas francas”

- Integración de los
Pueblos - Lucha por el Patrimonio
- Alianzas Sur- Sur ecológico de la
- Estudios Culturales Humanidad
- Preservación de las - Preservación de la Capa
Identidades de Ozono, la Amazonía,
(Diversidad) y Modos de los Océanos
Vida diferentes - Preocupación por el
- Movimientos y Redes Cambio Climático y la
Globales Alternativas pérdida de recursos
- Propuestas y
experiencias post-

Contra-hegemónicas (“de abajo para arriba”)


Para ésta actividad, además de las dinámicas de discusión o debate grupal,
también se pueden poner en práctica otras estrategias pedagógicas que
permitan el diálogo de saberes, la construcción colectiva del conocimiento y la
valoración de la conducción de reuniones como modelo de comunicación
popular, tales como: preguntas generadoras para problematizar los aspectos,
exposiciones creativas, técnicas de casos, etc.

Actividad 4
Se busca reconocer en lo social, la visión sistémica que se identificó en el
mundo natural, con la complejidad adicional que le aporta la voluntad humana.
Se trata de que los estudiantes logren ubicarse - en tanto ecólogos sociales – en
el entramado natural, humano, comunitario e institucional donde realizarán su
actividad profesional, así como los elementos éticos y políticos que ésta
ubicación comporta.
Para ello, mediante una discusión abierta, a través de una lluvia de ideas, se van
perfilando y organizando los principios de acción (axiomas) y los ámbitos de
acción, según la experiencia propia de los participantes, a fin de determinar los
componentes éticos, metodológicos y de aplicación del conocimiento, que debe
conocer toda persona que investigue realidades desde la óptica de la ecología
social. Posteriormente, a través de una lectura guiada de la última parte del
Capítulo 1 del texto de “Ecología Social” de los autores Gudynas y Evia, se
reorganizan los principios y ámbitos anteriormente considerados, para
finalmente aplicarlos –en tanto conceptos- a ejemplos extraídos de la
cotidianeidad propia de los participantes, que se registrarán por escrito en
pápelografos, a fin de compartirlo colectivamente. También podrán usarse
mapas mentales para sintetizar las ideas clave requeridas para la adecuada
comprensión del tema.
LA ECOLOGÍA SOCIAL
AXIOMAS METODOLÓGICOS

SISTEMAS HUMANOS SISTEMAS AMBIENTALES

HISTORIA SOCIAL (de HISTORIA AMBIENTAL


las Comunidades) (de los Ecosistemas)

PRÁCTICAS SOCIALES PRÁCTICAS


AMBIENTALES

SE DETERMINAN CON
PARTICIPACIÓN DE LOS
INVOLUCRADOS

Respeto a las Los resultados Reconocimient


de la
formas de o de Valores
investigación
conocimiento son neutros, no intrínsecos
así su uso
AXIOMAS ÉTICOS

Tecnología a Tecnología
Escala equitativa,
Humana, para social y
el Desarrollo ecológicament
Humano e sustentable
AXIOMAS DEONTOLÓGICOS
(de Aplicación del Conocimiento)
III. TERCER TEMA

TEMA III. GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL Y AMÉRICA LATINA: EL


AMBIENTE, LAS CONDICIONES SOCIOCULTURALES Y EL PAPEL DEL
ESTADO (4 SEMANAS)

• Condiciones socioeconómicas: pobreza, inequidad y exclusión

• Problemas socioambientales: industrialización y desarrollismo en


América Latina en el siglo XX

• Implicación ambiental de los programas de ajuste estructural (PAE)

• Las nuevas fronteras del capital: biodiversidad, agua, energía e


infraestructura

PRIMER MATERIAL DIDÁCTICO

Cuestiones económicas y sociales. Impacto Social de la


Biotecnología Transgénica en La Argentina
Alberto Jorge Lapolla
Rebelión. 17 de junio del 2004
http://www.rebelion.org/ecologia/040617lapolla.htm

I.- Problemática Económica

1.- El modelo de producción agropecuaria como parte del modelo económico nacional.

El análisis del desarrollo de la producción agropecuaria hacia el modelo de monocultivo de soja


transgénica forrajera en que ha devenido la producción agraria argentina, debe enmarcarse en la
evolución -más apropiadamente involución- del modelo económico nacional, desde uno de
capitalismo industrial autosuficiente, con escaso o nulo endeudamiento externo, soberano,
centrado en el mercado interno, con alta movilidad social, con alto nivel de distribución del
ingreso, pleno empleo, satisfacción casi plena de las demandas de la población y de alta
inclusión social, vigente entre 1945 a 1975 -y que de alguna manera perdurara hasta 1989- y su
reemplazo por un retorno al modelo colonial de exportación de commodities -anteriormente
llamado modelo agroexportador: 'Argentina Granero del mundo'- vigente con otras formas entre
1862 y 1943, constituido a partir de la sumisión de la nación argentina en la globalización
británica luego de las derrotas nacionales de Caseros y Pavón en la segunda mitad del siglo XIX.

A diferencia de entonces que exportábamos granos y carne, hoy exportamos granos -


principalmente forrajeros-, petróleo crudo, gas natural, energía eléctrica y caramelos. Para poder
exportar petróleo y gas, la Argentina que a través de décadas de trabajo serio de YPF y Gas del
Estado había logrado el autoabastecimiento energético, pero no era un país superavitario en
energía, debió detener primero y destruir luego su desarrollo industrial, siderúrgico, ferroviario y
naval, mediante la política de devastación nacional llevada adelante en dos etapas: primero por
la dictadura genocida a través de su ministro de Economía, José A. Martínez de Hoz y luego por
el gobierno del Infame Traidor a la Patria que nos gobernara entre 1989 a 1999, hoy escondido
en Chile.

Esta transformación macroeconómica, que ya ha costado enormes daños a la nación y que la


devolviera a su estado colonial anterior a 1945, implica la política de dejar de pensar la
producción y la actividad económica nacional desde el mercado interno, es decir de interpretar el
desarrollo nacional a partir de las necesidades de su pueblo y del país, para volver a generar un
desarrollo desde y hacia afuera (modelo de factoría), es decir el motor de la producción no lo es
la satisfacción de nuestras demandas y necesidades, sino las que reporta o necesita el mercado
mundial, es decir las que nos fijan los dueños del mercado mundial. Es así que dejamos de ser
una nación y hemos retornado al estado de factoría neocolonial.

De no haber sido por la rebelión popular de diciembre de 2001, la Argentina se encaminaba, por
vía de esta política de sumisión al capital financiero internacional, hacia la dolarización, la
entrega de territorio por deuda (en función de la vieja apetencia norteamericana sobre la
Patagonia y la Antártida Argentina) junto a la represión militar y policial a los pobres y
hambrientos, es decir el inicio real de la disolución física de la nación. Una vez más en nuestra
historia el pueblo salvó la nación, nación que 'su' clase terrateniente-financiera detesta y desea y
ha deseado, entregar continuamente al extranjero.

Es en esta perspectiva que el monocultivo de soja transgénica debe ser abordado como un
emergente de la transformación neocolonial de la Argentina y no como causa de la misma. Si
bien la expansión aparentemente incontrolable del monocultivo de soja transgénica forrajera es
un grave problema que está afectando nuestra economía, la misma podría ser reemplazada por
otro commoditie que ocupara su mismo rol, como materia de producción 'nacional' únicamente
para las necesidades del mercado mundial.

2.- Retorno al modelo de país factoría exportador de commodities

Durante su omnipotente reinado, J. A. Martínez de Hoz fue muy claro respecto de los planes que
para la nación tenía el nuevo mando capitalista por el representado -el Grupo Perriaux- así en
1977 señaló: 'Si la Argentina va a producir acero o galletitas lo va a decidir el mercado'. Por
supuesto el 'mercado', es decir los dueños del mercado -las 40 o 50 empresas multinacionales a
quienes se entregó la riqueza de la nación, dueñas de la Argentina- decidieron que produjéramos
y exportáramos soja forrajera, petróleo crudo, gas natural y caramelos de Arcor (parecen ser
más apetecibles que las galletitas), haciendo realidad la profecía del creador de la deuda externa
moderna.

Entre las consecuencias de esta política -desarrollada sin solución de continuidad por los
sucesivos gobiernos habidos desde 1976 hasta el 19 y 20 de diciembre de 2001, con la solitaria
excepción del año de 1984 cuando Bernardo Grinspung intentó una política diferente de retorno
al modelo de desarrollo nacional, antes de ser barrido por el célebre gatopardismo alfonsinista.
Desde entonces las políticas económicas aplicadas destruirían una tras otra las
transformaciones revolucionarias de la sociedad argentina realizadas por Juan Perón entre 1945
y 1948. De tal forma las políticas neoliberales y neocoloniales aplicadas producirían:

- La destrucción física de la clase trabajadora, que se había vuelto en ingobernable entre 1945 y
1973, reduciendo su número de 6.000.000 en 1976 a menos de 1.000.000 en diciembre de 2001
y generando una política de desempleo creciente y de marginalización de la población que ha
producido que entre 1990 y la actualidad a tasa de desempleo y subempleo alcanzara a casi un
40% de la PEA (la mayor de la historia argentina) es decir mucho más de la mitad de la
población total del país, como política central de disciplinamiento social.

- La destrucción de la industria nacional mediante varias medidas tales como, la


financierización del capital, política que los argentinos conociéramos como 'Plata dulce', y
convertibilidad luego; la apertura desenfrenada de la economía; la liquidación de todas las
formas de protección y estímulo para nuestra industria; encareciendo el crédito hasta los
niveles de saqueo y expropiación por el capital financiero de la pequeña y mediana
propiedad industrial y agrícola, haciendo desaparecer ramas enteras de la economía. Las
privatizaciones de los sectores estratégicos, por el gobierno menemista completarían el
golpe final contra la posibilidad de decidir nuestro futuro industrial independiente.

- El endeudamiento ficticio e ilegítimo de la nación para impedir una política estatal


soberana, atando nuestro desarrollo a los dictados de los poderes económicos imperiales:
la deuda externa era menor a 6.000 millones de dólares en marzo de 1976, de 45.000
millones en diciembre de 1983, de 65.000 millones en 1989, de 160.000 millones en 1999
y de 220.000 millones en 20001.

- La devolución a la burguesía terrateniente de la parte de la renta agraria que las


reformas de 1940 en adelante -JNG, JNC, INV, INA, juntas reguladoras, precios sostén,
etc., habían extraído para equilibrar la economía nacional e industrializar la nación. Está
demás aclarar que dicha devolución fue a manos de los terratenientes -a quienes Martínez
de Hoz y Cavallo representaban- y no a la de los pequeños y medianos productores que
en número de más de 260.000 perdieron sus propiedades.

Esta devolución de la renta produjo una recapitalización suntuaria de dicha burguesía


terrateniente y una consociación aun mayor de la misma con el capital multinacional, en
desmedro del desarrollo industrial y soberano de la nación. La renovación anual de maquinaria
altamente sofisticada, las camionetas 4x4, la importación descontrolada de insumos agrícolas y
agrotóxicos, así como altos gastos suntuarios, no ha repercutido en un aumento de las
condiciones de vida de la población en su conjunto, sino por el contrario en la expansión de la
pobreza, el desempleo, la concentración de la riqueza, la indigencia y en desmedro del
desarrollo industrial del país.

- Una política de hambreamiento y de menor consumo de alimentos de la población tal


cual anunciara J. A. Martínez de Hoz ya en 1967 en su libro 'la Agricultura y la Ganadería
argentina en el periodo 1930-1960' donde criticaba la forma en que el Gobierno Peronista
(1945-55) había desincentivado las exportaciones agrícolas, señalando que el problema
surgía 'por el gran consumo interno de alimentos de los Argentinos'.(7) Pensamiento que
da la razón a Juan José Hernández Arregui cuando afirmaba: 'Cuando después de 1946
una mejor distribución de la riqueza elevó al pueblo, esa clase infecunda y perversa vio
demagogia y despilfarro porque el pueblo comía'.(8) - Una política de revanchismo social y
de distribución regresiva del ingreso: en 1955 la clase trabajadora recibía el 54% del
Ingreso nacional, en 1973 se había reducido al 38%, en 1974 había recuperado al 48%, en
2001 había caído al 18%. Desde otras proporciones esta política de revanchismo social
-ideológicamente motorizada por los voceros de la burguesía terrateniente- se expresa así:
el 20% de la población más rica posee el 54% de la Renta nacional, el 20% más pobre
sólo recibe el 5.2% de la RN, siendo que la transferencia de ingreso de los sectores bajos
y medios a la cúpula social fueron de más de 780.000 millones de pesos-dólares entre
1990 y 2001.(1)

Esta política aplicada con altas dosis de terror combinando el terrorismo de Estado genocida y
luego el terror económico de las hiperinflaciones, daría como resultado la destrucción física de
dos clases sociales argentinas; la clase obrera industrial y la burguesía industrial independiente
representada en el proyecto de la CGE y Perón, así como allanaría el camino a la entrega del
patrimonio nacional que de otra manera habría sido resistido por la mayoría de la nación
argentina.

Ya en 1971 la burguesía industrial vinculada al capital multinacional asociada en la UIA era muy
clara respecto de su visión del país futuro, el presidente de la UIA, Elvio Coelho había hablado
blanco sobre negro con el sociólogo norteamericano James Petras, por entonces de visita en la
Argentina: 'A pesar de todo, no creo que ellos (los guerrilleros.AJL) fueran el motivo central del
golpe militar que se planeaba en la Argentina (el de 1976. AJL). Ya en 1971 me había
impresionado un diálogo que mantuve, si mal no recuerdo, con Elvio Coelho, entonces
Presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA). Yo le preguntaba porque no se lanzaban a la
industrialización como en Brasil. `-Porque los sindicatos son demasiado fuertes y eso nos llevaría
a una guerra civil- contestó. - Pero, ¿porqué no lo intentan? -Porque podemos perder - dijo.'(21)
Juan Alemann confirmaría luego de producido el genocidio, en 1979, la preferencia de la gran
burguesía por esta política: 'Con esta política (la represión y los 30.000 desaparecidos. AJL)
buscamos debilitar el enorme poder sindical que era uno de los grandes problemas del país. La
Argentina tenía un poder sindical demasiado fuerte, frente al cual era imposible el florecimiento
de cualquier partido político, porque todo el poder lo tenían ellos.(..) Hemos debilitado el poder
sindical y esta es la base para cualquier salida política en la Argentina..' (22)

Estas infames palabras no fueron de balde: el 56% de los 30.000 desaparecidos eran dirigentes
sindicales de base.

Esta política dejaría entonces como ganadores a la burguesía terrateniente y a las empresas
multinacionales con el capital financiero asociado a ambas, con la consiguiente devastación y
saqueo nacional que las cifras y la realidad muestran. Como ejemplo de esta nefasta
consociación cabe señalar que 17.000.000 de Hectáreas son ya propiedad de empresas
extranjeras y que empresarios 'argentinos' (Macri, Fortabat, Roggio, Pérez Companc, Techint,
Eunekián, etc.) poseen casi 150.000 millones de dólares depositados en el exterior. Es en este
modelo de rediseño de la nación que los vencedores del largo conflicto 1955-1976 realizaron,
que se enmarca la aparición del monocultivo de soja transgénica forrajera.

3.- Ausencia del Estado: una política de Estado

Hay quienes señalan que esta situación se produjo por responsabilidad de la ausencia de Estado
hacia la política agropecuaria, nosotros creemos que ese es el efecto de una política buscada,
en realidad de una política de Estado hacia el agro y la economía en general. Es decir devolver
la conducción del proceso económico a la burguesía terrateniente y al capital multinacional con
el sector financiero asociado. De allí que la Argentina haya dejado de producir alimentos para su
población y materias primas para su industria exportando el excedente, para dedicarse a hacer
aquello que el 'mercado mundial demanda' y que favorece a la burguesía terrateniente, hoy
como ayer palanca de dominación imperial en la Argentina.

Desde 1967, fecha en que el dictador Onganía promulgara la 'Ley' Raggio modificando la ley de
arrendamientos rurales y que expulsara a decenas de miles de productores pequeños y
medianos de las tierras que habían trabajado honestamente desde que en 1945, Perón prefiriera
una ley de congelamiento de arriendos en lugar de una Reforma Agraria como propiciara al
comienzo de su gobierno, la política del poder económico ha sido expulsar chacareros -a
quienes H. Huergo defensor de Monsanto, socio de Henry Kissinger y director de Clarín Rural,
los llama 'chacrers', no pudiendo disimular su preferencia por la incorporación de nuestro país a
los EE.UU.- y concentrar aun más la propiedad de la tierra.

Fue el Ing.,. Ingaramo, miembro del equipo de D. Cavallo, quien señalara en 1990: 'en la
Argentina deben desaparecer 200.000 productores agropecuarios por ineficientes': casi lo logra:
entre 1990 y 2001 desaparecieron 160.000 productores, el 35% de ellos en la pradera
pampeana, peor aun: desde la antedicha Ley Raggio en 1967 hasta el 2001 se perdieron
260.000 productores. Mientras tanto el sector terrateniente recuperó y amplió sus tierras: el
49.6% de la tierra del país pertenece a 6900 propietarios.(2) Si pensáramos en términos de una
familia tipo -cosa no del todo cierta ya que 'nuestros' terratenientes suelen ser muy prolíficos-
hablaríamos de menos de 28.000 personas dueñas de la mitad de las tierras cultivables de la
nación. Ni Rivadavia con su Enfiteusis pudo hacerlo mejor.

Ha sido una política de Estado, disolver la JNG, la JNC, el INV, entregar al capital multinacional
el comercio exterior argentino, los puertos de embarque de nuestra producción, destruir los silos
y plantas de almacenamiento de la JNG, destruir y privatizar los FF.CC.-único país en el mundo
que destruyó su red ferroviaria, la mayor de América Latina- privatizar las rutas construidas por la
nación y las provincias, privatizando -y encareciendo- el transporte de nuestra producción.

Fue el Estado quien eliminó los precios sostén y compensatorios que permitían estimular
determinadas producciones necesarias para el país, corregir distorsiones y proteger al pequeño
y mediano productor de la voracidad del 'mercado' -los terratenientes y la banca privada-, fue
una política deliberada destruir el INTA, vaciarlo de contenido y rol, entregando el germoplasma
nacional y sus estudios agroecológicos argentinos -una riqueza de carácter estratégico y
geopolítico- a las multinacionales granarias y agroquímicas, poniendo en riesgo la soberanía
alimentaria y el control independiente de la producción agropecuaria nacional.

Fue el Estado -a través del Ing. Felipe Solá- quien autorizó en 1996, sin estudios previos que los
avalaran, los cultivos transgénicos transformado a nuestro país en el mayor productor de los
mismos en el mundo, contaminando de manera irreversible nuestro ecosistema y produciendo
afectaciones desconocidas al futuro del mismo y a la salud del pueblo argentino.

Fue el Estado quien privatizó el petróleo nacional -único país sobre la tierra que entregó su
petróleo a otro sin haber sido invadido militarmente- dejando de producir combustible barato para
el agro y la industria: Repsol (de España) prefiere importar gas oil y exportar petróleo crudo,
quedándose con la diferencia. De tal forma ningún cultivo que necesite más de una labor -la
mayoría- incluidos algunos estratégicos como el maíz, el algodón, el arroz o el girasol, pueden
competir con la soja RR que legitimara el inefable Felipe.

Es el Estado quien no aplica ninguna política de modificación diferencial de las retenciones para
permitir el cultivo de otras producciones, y permite que el glifosato cueste un tercio de lo que vale
en los EE.UU., difundiendo masivamente su uso, mientras que los EE.UU., mediante una política
de precios sobre los agroquímicos y la semilla transgénica, sólo produce un 40% de soja
transgénica del total de la soja producida. Nosotros que parecemos más norteamericanos que
ellos producimos el 99% de soja RR.

Es el Estado quien no practica una política de defensa de los pequeños y medianos productores
que no pueden acceder al paquete de alta y cara tecnología que implica el paquete de Siembra
Directa, control de malezas con Glifosato y cultivo de soja RR, modelo que arrasa las
poblaciones rurales, destruye el empleo rural, pauperiza, precariza a los trabajadores y expulsa a
los pequeños productores. Según cifras del CNA 2002 la explotación media de la región
pampeana pasó de 257 has en los '80 a 538 has en los '90. Para quienes desean que seamos
como los norteamericanos allí la propiedad media actual es menor a 250 has y en la Unión
Europea la misma orilla las 10 has,(2) es decir nuestra política agraria -pese a lo que sostiene el
lobby sojero-monsantiano- va a contramano de la política agraria de los principales países del
mundo. No de lo que ellos nos dicen que hagamos por cierto, sino de lo que realmente hacen en
sus países que es lo realmente importante.

Ha sido la política del Estado de beneficiar la expansión del monocultivo de soja en detrimento
de otras producciones la que ha permitido que se haya reducido más del 44,1 % de la superficie
cultivada de arroz, más del 26,2 % de maíz, más de 34.2 % de girasol, más del 3.5 % de trigo, 10
veces la superficie de algodón (de 700.000 has a menos de 70.000 Has), que hayan cerrado el
27.3% de los tambos(2)(3), que zonas como San Pedro en la provincia de Buenos Aires hayan
perdido el 50% de los montes frutales y plantaciones de vivero para ser reemplazadas por
cultivos de soja RR, con la aparición del hambre y el desempleo desconocido hasta entonces(4).
De la misma manera sólo entre 1998 y 2002 el área forestal se redujo en más de 510.000 has(5),
aun cuando un informe reciente señala una reducción sólo para Santiago del Estero de
2.768.000 has hasta el 2004.(6) Por las mismas razones, cultivos directamente vinculados a la
alimentación popular como la papa, la batata, la lenteja, la arveja, distintos tipos de maíz y de
hortalizas han visto reducidas enormemente su producción y área de cultivo.

Ha sido esta política de Estado la que ha permitido que la Argentina dejara de producir la 'mejor
carne del mundo' criada a campo y con pastoreo a cielo abierto y que en lugar de prepararnos
para abastecer y ganar posiciones en el gigantesco mercado asiático emergente y en expansión,
que alberga más de la mitad de la población mundial, nos transformáramos en proveedores de
forraje barato para quienes se preparan a abastecer dichos mercados con ganado criado con
'commodities' producidos en nuestras pampas. Hoy los EE.UU., China y la Unión Europea
exportan carne a dichos mercados mientras nosotros producimos soja transgénica forrajera para
alimentarles el ganado. No sólo eso: cuando la enfermedad de la 'vaca loca' arrasara la
producción bovina europea, nuestros funcionarios, movidos por la misma mentalidad colonial que
nos gobierna desde 1976, corrieron presurosos a auxiliar a nuestros competidores con semen y
reproductores de nuestros mejores planteles ganaderos. ¿Viveza criolla?

En síntesis lo que queremos señalar es que no es que el Estado ha estado ausente sino que el
mismo estuvo presente con una política que produjo estos resultados. Se requiere cambiar la
política del Estado hacia el campo por otra política activa, nacional, que reoriente la producción
agropecuaria en función de las necesidades del país y no de las empresas multinacionales que
hoy gobiernan nuestra producción agraria. Es decir volver a pensar en el mercado interno como
eje de nuestro desarrollo. Eso implica entre otras cuestiones, una política de retenciones
diferenciales, precios sostén y compensatorios, protección de producciones mediante subsidios y
créditos especiales, protección del pequeño y mediano productor, entrega de tierras, una política
de recolonización agrícola, de control sobre las propiedades extranjeras sobre nuestra tierra, la
recuperación de una política soberana de semillas y de defensa de la producción de las mismas
por el productor, devolviendo al INTA el papel histórico jugado en el desarrollo de una tecnología
nacional agropecuaria y el control y secreto sobre sus investigaciones.

II.- Consecuencias del monocultivo de soja transgénica

1.- Sociales

La 'sojización' extrema de la Argentina (en 2004: 34.5 millones de TN, sobre un total de 70
millones de TN de granos, el 49.5%; 14 millones de has sembradas, el 54% del total del área
sembrada) amenaza en principio con dos catástrofes a la nación: una ambiental y otra social. No
puede dejar de advertirse una tercera posible en el plano económico, si al constituirse la soja en
un monocultivo, por alguna razón los principales compradores de nuestra producción -China y la
UE- dejaran de hacerlo.

La catástrofe social está a la vista. A lo largo de su historia el pueblo argentino casi no conoció el
hambre masivo. Pese a que las políticas regresivas implementadas luego de 1955, produjeran
importantes bolsones de pobreza regionales, es posible señalar sin embargo, que en el largo
período histórico de 1945 a 1990 el pueblo argentino desconocía el hambre generalizado.

Hoy la situación es irreconocible: la Argentina el otrora 'granero del mundo', el país de la 'mejor
carne del mundo', posee a su población hambrienta, mal alimentada y con altos índices de
indigencia. Entre 18 y 20.000.000 de personas (el 50% de una población de 38.000.000) se
encuentran bajo el nivel de pobreza; de 4.500.000 a 6.000.000 son indigentes (es decir que
pasan hambre extremo) y cerca de 4.5000.000 están desempleados.

La Argentina produce la mayor tasa de alimentos por habitante del mundo con sus más de 70
millones de toneladas de granos, sus 46 millones de cabezas de ganado bovino, una cifra similar
de ovinos, otra mayor de porcinos, una importante producción láctea, que arrojan 3500 Kg de
alimentos-hab-año. Sin embargo tal masa de productos alimenticios es testigo del mayor hambre
y genocidio social de nuestra historia: hoy, y en forma ininterrumpida desde 1990, en la
Argentina se asiste a un verdadero genocidio social: 55 niños, 35 adultos y 15 personas mayores
mueren diariamente por razones o enfermedades vinculadas al hambre(9). Lo que arroja la
escalofriante cifra de 450.000 personas muertas de hambre entre 1990 y 2003. Un verdadero
genocidio social que empalidece el realizado por el terrorismo de Estado realizado por la
dictadura militar con sus 30.000 detenidos-desparecidos.

Al mismo tiempo la degradación de las condiciones del trabajo y del empleo a que hicimos
referencia, ha producido una pérdida marcada de los derechos laborales y sociales conquistados
por los trabajadores en más de un siglo de luchas: el salario promedio de abril de 2004 es de
552$ mensuales, mientras que la línea de pobreza se encuentra en 789$, es decir que el grueso
de los trabajadores ocupados cobran salarios un 30% por debajo de la línea de pobreza. O lo
que es lo mismo el trabajo no impide salir del hambre. Agravando la situación según cifras del
ministerio de Trabajo el 47% del empleo en el país es informal.

Es de destacar que las cifras de pobreza e indigencia se multiplicaron y estabilizaron en tamaña


magnitud de catástrofe social, en el mismo período en que la soja transgénica RR se instalara
como cultivo principal de la Argentina. Este hecho incontrastable desmiente los argumentos de
Monsanto, Bayer, Syngenta, Dupont y demás corporaciones dueñas de la producción de semillas
transgénicas en el mundo, en el sentido por ellos y sus empleados de propaganda sostenido,
que los cultivos transgénicos servirán para resolver el hambre en el mundo. El ejemplo de la
Argentina tan rica, llena de transgénicos y con su escasa población para tan inmenso territorio,
hambreada y empobrecida demuestra la falacia sostenida por los vendedores de semillas GM.

La desaparición de fuentes tradicionales de alimentos baratos para la población tales como la


batata, la papa, la lenteja, la arveja, el haba, varios frutales, la carne de cordero, la miel; la
desaparición de gran cantidad de horticultores corridos por las fumigaciones de glifosato que
destruyen sus cultivos lindantes con los de soja -entre el 14 al 78% del glifosato fumigado sale
fuera del sitio de aplicación y se ha observado una deriva de hasta 800 m, registrándose una
perdurabilidad en el suelo de 1 a 3 años (15). También son corridos por la alta rentabilidad de la
soja RR que desplaza a las pequeñas producciones intensivas, aumentan los precios de los
alimentos.

La propagación de los híper y súpermercados -los cuales sólo en el conurbano bonaerense entre
1990 a 2000, produjeron el cierre de más de 400.000 comercios familiares, es decir alrededor de
1.600.000 puestos de trabajo perdidos(10)- y las redes de minimercados vinculados a los
anteriores, impiden el libre acceso de la población a los alimentos. A esta situación debe
sumarse que el grueso de los pobres son urbanos, en general desempleados industriales o sus
hijos -en algunos regiones y asentamientos ya hay dos generaciones de desempleados- sin
acceso a la posibilidad de cultivar sus alimentos, debido a la pérdida de conocimientos rurales de
una población que es mayoritariamente urbana y a la ausencia de tierra propia para sembrar.
Estos factores coligados impiden la otrora saludable autonomía alimentaria de los argentinos. La
no eliminación o sensible reducción del IVA a los productos de la canasta familiar juega en el
mismo sentido.

Esta situación será aun más grave si se legaliza producción de maíz RR (también transgénico y
resistente a glifosato) que produce la empresa Monsanto, que no sólo duplicará -por lo menos-
los 150 millones de litros anuales de herbicida glifosato que se usan en el sistema bajo análisis,
sino que además por ser el maíz una planta de polinización cruzada, no existirá para el productor
la posibilidad de eludir la compra anual de semilla a la empresa, compra que hoy de alguna
manera se elude en la soja RR mediante la llamada 'bolsa blanca,' situación que de alguna
manera evita el control monopólico sobre la simiente y permite cierta tolerancia del sistema para
los productores sobrevivientes de medianos recursos. En el caso del maíz -y es esta la razón del
chantaje de Monsanto sobre el gobierno al anunciar su retiro del negocio de la soja RR- la 'bolsa
blanca' no será posible y toda autonomía del productor respecto de la simiente desaparecerá.

Es en la magnitud de la dimensión social que estamos analizando, que debe entenderse la


trágica decisión que implica la Argentina haya dejado de producir alimentos para su población
como objetivo principal de su producción agrícola y que en cambio se dedique a la producción de
commodities y materias primas requeridas por el 'mercado mundial'. En una visión estrictamente
macroeconómica, aparece como si el poder económico mundial destinara a nuestro país a
producir soja RR en su exclusivo beneficio, alterando significativamente las líneas de desarrollo
nacional. En última instancia producimos soja RR para obtener divisas para pagar deuda
externa. Ilegítima por cierto.

2.- La Siembra Directa: 'la segunda revolución de las pampas'.

El monocultivo de soja RR se realiza bajo un paquete tecnológico compuesto por la semilla


transgénica RR patentada por Monsanto, resistente al herbicida glifosato. Lo cual permite su uso
abundante para combatir las malezas de la soja unido al sistema de siembra sin labranza y sin
labores conocido como Siembra Directa o de barbecho químico. Nos referiremos aparte y en
particular a las implicancias que la misma tiene sobre la ecología del suelo, por lo que queremos
referirnos aquí a sus implicancias sociales.

Todos los críticos del monocultivo de soja RR coincidimos en general que, sin dejar de ser grave
el tema de la contaminación genética irreversible que presenta la propagación de la soja RR, es
en el paquete tecnológico que la acompaña donde se encuentra el mayor peligro.

Preocupación que parece estar empezando a llegar al INTA, luego de un largo silencio;:
'Estamos experimentando algunos problemas de resistencia de malezas, pero no están todavía
en una escala tan grande como para afectar los rendimientos seriamente o para poner en peligro
el futuro del cultivo de soja', dice Carlos Senigalesi director de proyectos de investigación del
INTA. El cree que es la tendencia de los productores a cultivar nada más que soja, más que la
prevalecencia de los cultivo GM, lo que se encuentra en la raíz del problema. 'La monocultura no
es buena para los suelos o para la biodiversidad y el gobierno debería empujar a los chacareros
a retornar a la rotación de cultivos, dice Senigalesi. 'Pero aquí todo fue dejado al mercado. Los
productores no tienen una apropiada orientación por parte de las autoridades. No hay subsidios,
ni precios sostén. Pienso que debemos ser el único país del mundo, donde las autoridades no
tienen un plan apropiado para la agricultura, sino que lo dejan todo a las fuerzas del
mercado.'(11)

También con retraso la dirección del INTA expresó en diciembre de 2003 su preocupación por la
situación creada, al señalar 'el desordenado proceso de desarrollo de la agricultura', y que 'dado
que no hay señales de mercado asociadas con las dimensiones social y medioambiental, estas
son generalmente ignoradas en el proceso decisorio, generándose distintos desequilibrios. El
restablecimiento de los mismos requiere la incorporación de estos costos adicionales de manera
de garantizar la sustentabiliadad tanto de recursos naturales como la del tejido social que integra
los sistemas de producción'. Advirtiendo que 'si nada se hace la declinación de la producción
sería inevitable y que el stock de recursos naturales del país sufriría una degradación
-posiblemente irreversible- tanto en cantidad como en calidad.' Reclamó cambios en las
prácticas agrícolas en la pradera pampeana, señalando que la combinación de siembra directa
con el monocultivo de soja no era compatible con la sus tentabilidad de la agricultura.'(12)
Entre los costos ambientales que señala el INTA, habría que ubicar en primer lugar -por su gran
costo en vidas- a las inundaciones de Santa Fe de 2003, consecuencia casi directa de la
expansión del sistema SD-Soja RR-Glifosato por el Norte de Santa Fe, el Sur de Santiago del
Estero y el Norte de Córdoba, que implicó el desmonte sin control de la vegetación arbustiva
existente, vegetación que retenía gran cantidad de agua y a la propagación del sistema de
Siembra Directa -no labranza- que si bien disminuye la erosión hídrica -hecho incontrastable y su
mayor mérito- aumenta de gran forma el escurrimiento superficial de agua. Esto unido al
corrimiento de las isohietas de 600 hasta 750 mm hacia Santiago del Estero -en un ciclo húmedo
de incierta duración- que aumentaron enormemente el caudal de agua arrastrado por la Cuenca
del Río Salado, todo sumado a la absoluta inacción del gobierno de Santa fe y la destrucción de
los entes de regulación y control de aguas que la política de destrucción del Estado antedicha
ocasionara.

Otro de los costos no incluidos en la ecuación es el correspondiente a la reposición de los


nutrientes extraídos por la soja y exportados en sus granos y no calculados en la sustentabilidad
del ecosistema: 900 millones de dólares anuales según un informe de W. Pengue.(5)

Pese a los argumentos desaforados de los que hablan de la 'segunda revolución' de las Pampas'
-a pesar que nunca conocimos de la existencia de una primera- los resultados sociales de la
expansión del paquete soja RR-Glifosato-Siembra Directa está produciendo hechos que más
bien hablan de una contrarrevolución de las Pampas o de una segunda etapa de desarrollo del
capitalismo agrario argentino, tanto o más expulsivo y concentrador de la riqueza y la tierra que
aquel que se produjera entre 1862 y 1880 y que diera por resultado los tres genocidios
constituitivos de la República liberal-conservadora, que nos atara a la globalización Británica de
la segunda mitad del siglo XIX, contra la cual habían luchado nuestros patriotas fundantes desde
1806.

Primero fue el genocidio de los federales realizado por Mitre y Sarmiento, en su 'disciplinamiento'
a sangre y fuego del interior (entre 8.000 y 11.000 paisanos pasados a degüello por Sández,
Irarzábal y Paunero, equivalentes a más de 200.000 argentinos de 1976), seguido por el de los
paraguayos, negros y criollos de ambos lados masacrados en la Guerra de la Triple Alianza
(750.000 varones paraguayos asesinados o remitidos como esclavos a Brasil, sumados a varios
miles de argentinos muertos en la guerra) y el genocidio Mapuche realizado en la mal llamada
'Conquista del Desierto' (en realidad robo de las tierras Mapuches y Pampas) por el genocida
Julio Roca.

Estos genocidios constituitivos de la hegemonía económica y política de la burguesía


terrateniente, que privarían a las masas populares -y luego a los inmigrantes- del libre acceso a
la tierra en forma opuesta a lo que ocurriera en con la revolución Francesa, en los EE.UU., o en
la revolución Rusa de 1917, serían coincidentes con similares hechos ocurridos sobre la
población originaria en el mismo período en los EE.UU., Canadá, Sudáfrica, Australia, China,
India, otras regiones de África y de la América del Sur. Matanzas de millones de pobladores
originarios producidas en la segunda mitad del siglo XIX por las potencias de Europa Occidental
y que permitirían la localización de la población sobrante europea que arrojaba al hambre y el
desempleo la Segunda Revolución Industrial producida por la máquina de vapor. Dicha política
estratégica de las Grandes potencias europeas (primero Inglaterra y Francia, luego con Alemania
y los EE.UU) permitiría liberar amplias zonas de territorio mundial para ubicar dicha población
sobrante -más de 50 millones de personas entre 1850 y 1900(13)- impidiendo o retrasando de
esa manera la revolución social en Europa, situación que Karl Marx describiría como que
'América impide la revolución en Europa.' O más claramente 'la Marcha al Oeste en los EE.UU.,
diluye continuamente la lucha de clases y actúa como factor de aplastamiento revolucionario en
los EE.UU., y en Europa'. (14)

Un reciente trabajo de los Dres., G. Botta y D. Selis de la UNLP muestra de alguna manera las
conexiones existentes entre la primera contrarrevolución de las Pampas y esta segunda. (15)
Según los autores el paquete tecnológico de referencia vinculado al cultivo de soja RR, está
produciendo: una fuerte disminución del trabajo agrícola permanente y por ende del número de
trabajadores rurales; un aumento de los trabajadores agrícolas temporarios; una fuerte
concentración de la tierra; una disminución del número de explotaciones agrícolas; un marcado
aumento de la pobreza; la marginalidad; la precarización laboral y el hecho novedoso
consecuencia de los dos primeros factores, cual es la expulsión del proletariado rural de los
campos y su localización como población marginal y miserable, no sólo en las grandes ciudades
sino ya en las propias aldeas o poblados rurales, no pudiendo ser absorbido por una industria
devastada, constituyendo así un nuevo núcleo de desplazados y hambrientos en la masa de
desocupados que pueblan la Argentina y que se observan en la mayoría de las ciudades y
pueblos del país y en particular en la distribución de los planes Jefes y Jefas de Hogar.

Los autores señalan un hecho estructural de la técnica de la Siembra Directa como causante de
esta tragedia social (que algunos llaman progreso -o más cínicamente como 'costos del
progreso' y que los técnicos del BM, del FMI o de la Escuela de Chicago denominan 'tasa de
sufrimiento del ajuste estructural'.

La desaparición de labores y preparación del suelo durante todo el año que la nueva técnica trae
aparejada se observa en que el Tiempo Operativo de la Labranza Tradicional era de 3hs-
Hombre-Ha, en la Siembra directa es de: 40Minutos-Hombre-Ha. Esta reducción implica la
pérdida de 4 de cada 5 puestos de trabajo en la agricultura bajo el régimen de Soja RR-SD-
Glifosato.(15)

De alguna manera la SD repite la misma tasa de desempleo que ocurriera con la aparición de la
robotización y la automatización a partir de los '80, también allí la tasa de desempleo era de 4
cada 5 puestos de trabajo, lo cual generó la grave crisis social que aun aqueja a 2/3 partes de la
humanidad provocando cifras de hambre, desnutrición y mortandad que habían sido superados
luego de la Segunda Guerra Mundial.

Esta situación ha sido reconocida por el subsecretario de política Agropecuaria de la nación,


Claudio Sabsay quien aceptó en un reportaje que 'por cada 500 has que se incorporan a la
superficie sembrada con soja se agrega sólo un empleado.' (16)

En un sentido este salto tecnológico puede compararse al enorme desarrollo producido por la
ciencia y la técnica entre 1945 y 1975. Período donde la revolución científico-técnica actual
comenzó su expansión. Sin embargo este período de 1945-1975, 'los 30 dorados', tiene los
índices sociales más altos y benéficos de la historia conocida de la humanidad, ya que la los
índices del hambre, de empleo, de mortandad, de desarrollo social, de distribución del ingreso,
de longevidad, de salud, de educación de desaparición de enfermedades endémicas, etc., son
los mejores de la historia.

Es decir que en este caso el enorme salto tecnológico producido entre 1945-1975 no produjo
desempleo sino todo lo contrario, es decir pleno empleo. ¿Por qué?

Porque es en ese período cuando la jornada de trabajo soporta la mayor reducción de la historia:
en 1939 cuando comienza la II Guerra Mundial la jornada de trabajo legal orillaba las 12 horas
diarias; a partir de 1945 cuando el nazismo fue derrotado y la bandera del Ejército Rojo flameó
sobre el Reichstag la jornada laboral legal disminuyó a 8 horas diarias, produciendo la mayor
tasa de empleo y bienestar social de la historia conocida del capitalismo, dando origen a la etapa
conocida como Estado de Bienestar. Es decir que la historia muestra que el avance técnico -en
el sentido que la Siembra directa pueda serlo- no tiene porque generar desempleo si se incluye
el aumento del bienestar de la población como la primera condición económica a cumplir. Esto
implica considerar en el planeamiento económico de la introducción de mejoras en el proceso
productivo, la distribución de los beneficios que la mejora introduce en el proceso del trabajo,
incluyendo por supuesto la distribución del trabajo generado entre la población, a través de la
reducción de la jornada de trabajo o la distribución de la tierra.
Coincidentes con las cifras precedentes, los autores Botta y Selis señalan que los principales
sectores sociales perjudicados por este proceso son el proletariado rural y los pequeños y
medianos productores que tienden a desaparecer cediendo su tierra a los pools de siembra o a
propietarios mayores.

Advierten a su vez que la situación es de tal gravedad que el INTA Marcos Juárez -el mayor
difusor de la SD- ha advertido recientemente que no son viables las producciones rurales
menores a 190 has(15). En Pergamino, Martínez y Dougnac, trabajando con los datos de los
CNA de 1988 y 1999 muestran que la situación de concentración de la tierra que produce el
sistema de SD-sojaRR-glifosato es de tal magnitud que la expulsión o disminución de
productores sólo cesa cuando la extensión de los predios llega a las 500 has(15). Esta situación
nos remite a la grave concentración de la tierra a que hiciéramos referencia al principio y
resumiremos en que 6900 propietarios son dueños del 49.6% de la superficie cultivable de la
nación y si hasta los '80 la superficie promedio pampeana orillaba las 252 Has (el promedio
nacional subía a 421 Has), en la actualidad la misma ha crecido a las 538 Has. Aspecto que
ilustra desde el panorama agropecuario a la política de revanchismo social y distribución
regresiva de la Renta Nacional a la que hiciéramos referencia.

3.- Algunos efectos del monocultivo de soja RR sobre la salud de la población

Si bien tiene también relación con los aspectos ecológicos, no podemos dejar de ubicar entre los
efectos sociales de la expansión del monocultivo de soja RR la grave contaminación que está
produciendo el excesivo uso de plaguicidas en dicho sistema y los efectos sobre la salud de la
población que se manifiestan en alergias, cáncer y enfermedades autoinmunes, como ya se han
reportado en Barrio Ituzaingó Anexo en Córdoba donde se ha hallado restos de plaguicidas
vinculados al monocultivo de soja RR -Endosulfán, Paraquat, Diquat- en tanques de agua y en
las calles de tierra, habiéndose registrado ya más de 130 casos de cáncer y enfermedades
similares en la población lindera a las fumigaciones. Casos similares se han reportado en Loma
Sené, en Formosa, Pueblo Italiano, Río Ceballos, Saldán, Alto Alberdi, Jesús María y Colonia
Caroya todos en Córdoba.

En el mismo sentido es necesario señalar los efectos nocivos que puede arrojar el consumo de
soja forrajera transgénica para la alimentación de la población carenciada, cuestión señalada
como deseable por los grandes productores de soja, quienes en un gesto demagógico e
irresponsable, ofrecieron regalar soja RR a los comedores populares, para mitigar el hambre de
los millones de pobres que el propio monocultivo de soja está expandiendo por la nación.

En su momento luego de felicitarlos el gobierno de Duhalde debió emitir un comunicado a través


de la Secretaría de Salud de la Nación prohibiendo el uso de soja en la alimentación de niños
menores de cinco años y para mujeres embarazadas, advirtiendo sobre los peligros de su uso
masivo en la alimentación, ya que la soja forrajera transgénica no es apta para consumo
humano. Por supuesto dicha comunicación fue apenas difundida cubriendo las espaldas del
gobierno de entonces, que no quería malquistarse con el pool sojero el cual según señalan
algunos 'aporta 2700 millones de dólares para los planes sociales'. Planes sociales que -justo es
decirlo- son necesarios por el hambre y la desocupación que el propio modelo de exportación de
commodities genera.

Sin embargo dicho comunicado reconoció lo que va siendo un secreto a voces y es que la soja
tanto transgénica como la común, no es apta para consumo humano en forma directa, pues
puede afectar la salud en casos de ingestas abundantes y frecuentes como la pretendida para
los comedores de los pobres: dos raciones diarias de soja como único alimento.

En las poblaciones de Oriente de donde la soja es originaria, la misma no es consumida en


forma directa, ni en forma frecuente como grano -sí como brotes de soja- sino que es fermentada
y transformada en subproductos, siendo consumida pocas veces al año, ya que el principal
destino del grano de soja en Oriente es la cría de cerdos, destino al cual sirve también el grueso
de nuestra producción de soja.

Entre otros aspectos de riesgo la soja posee un alto contenido de fitoestrógenos (isoflavonas),
que si bien pueden ser beneficiosas para las mujeres de edad avanzada, pues disminuyen las
posibilidades de cáncer y atenúan los efectos de la menopausia, no lo es para las mujeres
jóvenes o para las niñas, ya que sus efectos son equivalentes al consumo de dos pastillas
anticonceptivas diarias, lo que produce serias alteraciones en el desarrollo de la sexualidad de
los jóvenes alimentados con 'soja solidaria' adelantando el inicio de la menstruación y la
diferenciación sexual en las niñas y alentando rasgos feminoides secundarios en algunos
varones.

Arriesgando la capacidad reproductiva de la población en el futuro.

Algunos informes señalan que la soja afecta los metabolismos del Calcio y de la vitamina D,
produciendo raquitismo en niños alimentados por ella, caída de dientes y pérdida de esmalte
dental, así como osteoporosis en adultos. También produce deficiencia de Zinc.(17)
Investigadores de la Facultad de Odontología de la UBA informaron efectos producidos sobre
niños con altos consumos de los jugos realizados en base a la llamada 'leche de soja' que
producían pérdida de piezas dentales, de esmalte y disminución de densidad dental vinculado a
efectos sobre el metabolismo del Calcio. (18)

Está claro que estos efectos de la soja como alimentos se ven agravados por el carácter
transgénico de la soja producida en Argentina. Dado que al introducir material genético extraño a
una especie no sólo se está modificando una característica deseada, como es en este caso la
resistencia al herbicida glifosato, sino que se está alterando otro tipo de rasgos aun
desconocidos que requieren largos ciclos de investigación y análisis, tiempos no coincidentes
con el rápido deseo de ganancia o beneficio de las empresas privadas multinacionales, que
producen y son dueñas de estas variedades transgénicas. Sí puede señalarse que la transgenia
afectará de alguna manera la síntesis y química de las proteínas de los materiales GM y por
ende afectará la salud de los consumidores en el presente o en el futuro. Principalmente en los
aspectos vinculados con las afecciones producidas alrededor de la química de las proteínas:
cáncer, alergias, enfermedades autoinmunes y algunos otros efectos que aun desconocemos. El
Profesor de la UNAM Gian Carlo Delgado Ramos(20) ha reportado numerosos casos de alergias
y afecciones diversas al sistema inmunológico; informó que una soja RR de Pioneer provocó 27
muertes y afectó de diversas maneras a 1500 personas en los EE.UU., debiendo ser retirada de
la venta. Hay experiencias con papa GM que altera el sistema inmunológico en ratones y les
retarda el crecimiento. También reportó que las toxinas Bt en sus formas Israelensis y kunstaky
producen toxicidad en células humanas y citó un trabajo de Tabayali y Selis que encontraron que
dichas toxinas producen irritación de piel, infecciones y debilitamiento del sistema inmunológico
en humanos, en función de la cantidad consumida. (20)

La transgenia en sí es todo un problema, tal vez el mayor a largo plazo dado que la
contaminación genética sobre el ecosistema es irreversible produciendo alteraciones endémicas.
Al respecto ya se descubrió en México -centro de origen del Maíz- contaminación genética
endémica irreversible de los maíces originales, denunciado en un estudio de la UNAM, el
Instituto Poltécnico y la Universidad de Berkeley, quienes descubrieron como contaminantes a
las toxinas del maíz BT procedente de varias de las empresas que lo producen: De Aventis,
Monsanto y Novartis, así como la proteína CP4-EPSPS resistente a Roud-up de Monsanto.(20)

Si bien nos referiremos en particular, es de destacar para concluir que el investigador de la JICA
K. Kobayashi, reportó que zonas de China sometidas al monocultivo de soja han resultado
afectadas por una desertificación casi irrecuperable: 'Hace cuatro años, visité los campos de
cultivo de soja en el noreste de China. Recuerdo haberme horrorizado de las extensas tierras
áridas, donde se veía claramente la desertización, como resultado del deterioro del suelo a
causa del monocultivo. Esta situación obligó a China a tratar el tema a nivel nacional, y
desarrollar un programa para frenar la expansión de los daños causados por el monocultivo de la
soja'. (19) Si uniéramos algunos de estos problemas señalados -la desertificación del suelo, los
efectos sobre la salud reproductiva y sobre la salud en general- podríamos preguntarnos qué
política de largo plazo persiguen los promotores del modelo soja RR respecto de la población de
nuestro país y otros pueblos del Tercer Mundo.

En resumen queremos señalar que las consecuencias sociales vinculadas a la expansión del
monocultivo de soja RR con su sistema tecnológico asociado, está produciendo: una fuerte
concentración de la tierra, una gran disminución del número de producciones agrarias, un
aumento desmedido del desempleo rural, una mayor precarización laboral entre los trabajadores,
un gran aumento de la miseria y la marginalidad social aun en las pequeñas ciudades rurales del
interior. Una marcada expulsión de trabajadores rurales y de pequeños y medianos productores,
el desarrollo de una agricultura sin agricultores, la apropiación por las compañías multinacionales
de semillas y agroquímicos de la propiedad de la simiente, quitando un derecho ancestral al
agricultor como lo es ser el dueño de la simiente que produce y siembra y graves amenazas para
la salud de la población. En conclusión la propagación del monocultivo de soja transgénica
forrajera, está expandiendo el hambre generalizado en la población y la pérdida de la soberanía
alimentaria de la misma.

Por último quiero advertir de la gravedad del problema que enfrentamos con la expansión
descontrolada del modelo soja RR-Siembra Directa-Glifosato, que no sólo propaga un modelo
agrario sin agricultores sino también una agricultura sin suelo vivo, por lo cual hacemos nuestras
las palabras del economista agrario norteamericano Charles Benbrook, quien nos advierte: 'la
historia enseña que una excesiva insistencia en una única estrategia de control de malezas o de
insectos fracasará en el largo plazo, en el aspecto de las respuestas ecológica y genética.(..) La
Argentina enfrenta graves problemas agronómicos para los cuales no tiene ni los recursos ni los
expertos para resolverlos. El país ha adoptado la tecnología de los OGM más rápidamente y más
radicalmente que ningún otro país en el mundo. No tomó las debidas precauciones de manejo de
la resistencia y de protección de la fertilidad de sus suelos. Basada en el extendido uso de la
tecnología RR no creo que su agricultura sea sustentable por más que un par de años.'(11)

Próxima entrega: algunos efectos ecológicos de la Siembra Directa y la Transgenia.

(1) Cifras de IDEP-CTA - Cosultora Equis- 3-2002

(2) Censo Nacional Agropecuario 2002.

(3) Walter Pengue Le Monde Diplomatique Octubre 2003

(4) Reporte del Ing. Agr. Adolfo Boy , ex director del INTA San Pedro

(5) Walter Pengue Le Monde Diplomatique Mayo 2003

(6) Dr. Víctor Mariot- Informe al III Seminario del Día Mundial del Ambiente Facultad de Ciencias
Forestales de la Universidad Nacional de Santiago del Estero-7-6- 2004

(7) J. A. Martínez de Hoz, 1967, 'la Agricultura y la Ganadería argentina en el período 1930-
1960'.

(8) Juan José Hernández Arregui 'La Formación de la Conciencia Nacional'


(9) IDEP, cifras de distribución del ingreso en la Argentina, Nov 2003.

(10) Julio Neffa CEIL-CONYCET- conferencia en 4-2000.

(11) Sue Brandford -New Scientist. Argentina: Cosecha Amarga-17-04-04.

(12) Carín Rural 12-03.

(13) Alcira Argumedo Los silencios y Las Voces en América Latina- Ediciones Colihue 1996.

(14) Karl Marx, Obras Escogidas- Editorial Cartago Tomo X. 1974.

(15) G. Botta y D. Selis- Diagnóstico sobre el impacto producido por la adopción de la Técnica de
Siembra Directa sobre el Empleo Rural -Recopilación.

(16) Raúl De La torre, reportaje a Caludio Sabsay, Cash, Página 12 -21-3-04

(17) Adolfo Boy, mitos y verdades sobre la soja

(18) Gabriel Sánchez y Virginia Fernández de Preliasco, Cátedra de Odontología Integral Niños,
Fac. Odontología UBA. Reportes varios en Revista Asoc. Argent. de Odont. para Niños Volº 31,
Nº 1/4- 3-6-02.

(19) Kiroku Kobayashi. Convenio JICA-INTA. Proyecto de Cooperación Técnica: El control


Biológico de las Enfermedades de las plantas para el desarrollo de una agricultura sustentable

20.- Gian Carlo Delgado Ramos UNAM -Autor de La Amenaza Biológica- Daños producidos por
Transgénicos. Enfoques Alternativos 12-03

21.- María Seoane- Todo o Nada- Edicones Planeta- 1997

22.- Martin Andersen - Dossier Secreto- Planeta 2000

SD: Siembra Directa

GM: material genéticamente modificado

OGM: Organismo genéticamente modificado

Informe Ampliado de la disertación en el III Seminario del Día Mundial del Ambiente organizado
por la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Santiago del Estero: El
Uso de la Tierra - 7 de junio de 2004

Alberto Jorge Lapolla. Ingeniero Agrónomo -Genetista- Ex docente de la UBA.


TERCER MATERIAL DIDÁCTICO

Las venas del ALCA


Integración (silenciosa) de la Infraestructura Regional
Sudamericana (IIRSA)
FOBOMADE
17 de septiembre del 2003
http://www.rebelion.org/economia/030917iirsa.htm

En la reflexión sobre el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) nos olvidamos
muchas veces que disponemos de claros ejemplos de lo que nos espera de ser implementado
dicho Acuerdo. El ALCA no es solo un acuerdo comercial, se sustenta también en una serie de
proyectos paralelos cuyos desastrosos efectos pueden ser ilustrados por el muy cuestionado
Plan Puebla Panamá (PPP). Este constituye un entramado de proyectos que comprende desde
la infraestructura vial, hasta servicios turísticos, corredores industriales y maquilas(1). En suma,
políticas destinadas a permitir la libre explotación de los recursos naturales por parte de las
transnacionales.

En este esquema continental, Sudamérica no ha sido olvidada. Efectivamente, de manera menos


aparatosa que el PPP se insinúa un discreto plan sobre el cual ninguna de las sociedades
sudamericanas ha sido consultada ni informada: la Iniciativa para la Integración de la
Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA). La Iniciativa surge de una propuesta común del
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la Corporación Andina de Fomento (CAF), ambos
impulsores del ALCA, y fue presentada en el año 2000 durante la Reunión de Presidentes de
América del Sur en Brasilia. A su vez, FONPLATA se ha integrado en la coordinación y
financiamiento de los proyectos contemplados. La Iniciativa identifica 12 "Ejes o Corredores de
Desarrollo" en Sudamérica, en los cuales se sitúan los principales megaproyectos(2).
Oficialmente, tal como su nombre lo indica, los Corredores constituirían regiones particulares
donde se promocionaría el desarrollo de las poblaciones locales. No obstante, constatamos que
están siendo definidos en realidad dentro de lo que la burocracia de IIRSA ha denominado la
"Visión de negocios" y coinciden más bien con dos elementos importantes: En primer lugar, los
Ejes dibujan de manera idónea las rutas más adecuadas para el transporte de mercancías,
particularmente entre el Océano Atlántico y el Océano Pacífico. En ese sentido, no podemos
olvidar que hoy en día, el grueso de los intercambios comerciales del mundo se encuentra entre
los Estados Unidos y los países asiáticos (Japón, China, India, etc.). Por ello, la construcción y el
control de corredores o ejes para el transporte hacia el Pacífico cobran una importancia
estratégica. En segundo lugar, los Ejes coinciden con las áreas más importantes en términos de
recursos no renovables (minerales, gas, petróleo) y de biodiversidad (plantas, animales,
microorganismos). La explotación de estos recursos escapa cada día más, y gracias a las
políticas neoliberales que preparan el ALCA, a los gobiernos nacionales. En función de los dos
elementos citados, podemos deducir que en realidad los Ejes o Corredores de "Desarrollo" de
IIRSA parten de una consideración pragmática de Sudamérica, en tanto que un conglomerado
de regiones de tránsito de mercancías y de extracción de recursos.

Los proyectos de infraestructura en el seno de IIRSA han sido asumidos como prioritarios por los
gobiernos sudamericanos debido a la promesa de créditos para su financiamiento por parte de
las instituciones bancarias internacionales(3). En lo que atañe a la infraestructura vial en Bolivia,
el gobierno ha incluido en el "Plan Obras con Empleos" la construcción de la carretera "Víctor
Paz Estensoro", oficialmente destinada a paliar la precariedad laboral y a "integrar" las zonas
más marginadas con los principales centros urbanos. En realidad, los diferentes tramos de la
carretera "Víctor Paz Estensoro" coinciden con los Ejes o Corredores de Desarrollo de IIRSA que
atraviesan Bolivia e ignoran una vez más las urgentes necesidades que tenemos los bolivianos
en términos de infraestructura vial. Consideraremos brevemente algunos de los proyectos más
importantes contemplados en la Iniciativa.(4)

El Eje Interoceánico en Bolivia no es sino el famoso "corredor bioceánico", mediante el cual se


podrá circular entre los puertos brasileños y los puertos peruanos o chilenos pasando por Puerto
Suárez, Santa Cruz, Cochabamba y La Paz. En este corredor, se destacan la construcción del
tramo Toledo-Pisiga, el tramo del Sillar (sobre la carretera Cochabamba-Santa Cruz)(5), y las
carreteras Santa Cruz-Puerto Suárez, así como el ramal Santa Cruz-Concepción- San Matías(6).
Este corredor resulta de gran importancia para Brasil, que se ve obligado de recorrer miles de
kilómetros hasta el Canal de Panamá o el Estrecho de Magallanes para transportar su
producción a los mercados asiáticos.(7) Los proyectos viales incluidos en dicho Eje,
particularmente en el Oriente boliviano, tendrán serios impactos sobre el Territorio del Pueblo
Chiquitano, el Pantanal boliviano y de manera general sobre ecosistemas prácticamente intactos.
Millones de dólares bajo forma de compensación no podrán paliar todo esto. Tampoco debemos
olvidar que este tipo de obra permite la entrada de empresas madereras y la extracción de
recursos.

Por su parte, el Eje Perú-Brasil, que busca vincular los puertos marítimos de Ilo y Matarani,
pasando por Puerto Maldonado (Perú), con el sistema brasileño de vías fluviales que se inicia en
el Río Madera, en las cercanías de Porto Velho (Brasil), tendrá dos impactos importantes sobre
nuestro país. En primer lugar, para "ahorrarse" 100 km, se disponen a pasar por el norte de
Pando mediante la construcción de la carretera Nareuda-Extrema que une Puerto Maldonado
(Perú) con Río Branco (Brasil) pasando por Cobija. Por otra parte se une a la carretera Cobija-
Porvenir – El Chorro (El Triángulo), en la frontera con el Departamento del Beni. De El Chorro (el
Triángulo), la vinculación sigue hacia Riberalta-Guayaramerín y de ahí a Porto Velho. Este
sistema carretero, tendrá un costo de 140 millones de dólares. Es importante subrayar que en los
Términos de Referencia para la contratación de la firma consultora que realizará el estudio de
Evaluación Ambiental Estratégica del Corredor La Paz-Guayaramerín- Cobija,(8) el BID señala
un trayecto alternativo al tramo Guayaramerín-El Choro-Porvenir-Cobija: se trataría
concretamente de la construcción de la carretera Guayaramerín- Cachuela Esperanza-Porvenir,
en una de las regiones más despobladas del país pero que aparece importante para la
extracción de recursos naturales como la madera y la castaña. De esa manera, es posible
suponer que en realidad el proyecto del BID prioriza la extracción de recursos a la vinculación de
las poblaciones. Además, podemos relacionar este tramo alternativo con un megaproyecto que
amenaza a la región de Cachuela Esperanza y al cual nos referiremos más adelante. El segundo
impacto del Eje Perú-Brasil sobre nuestro país radica en la voluntad de interconectar en La Paz
dicho Eje con el Eje Andino y el Eje Interoceánico. Así, se proyecta la construcción del corredor
Frontera Peruana-La Paz-Guayaramerín. En varios de sus tramos y considerando el ramal que
vincula Yucumo con Trinidad y Santa Cruz, esta carretera comporta fuertes impactos sobre el
Territorio Chimán-Mosetén, la Reserva de Chimanes, el TCO Multiétnico, la Estación Biológica
del Beni y el Área Natural y de Manejo Integrado Cotapata Pilón Lajas.9. El Eje Bolivia-
Paraguay-Brasil pasa por La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y por el Territorio del Pueblo
Guarani, siguiendo por el Chaco paraguayo hacia las costas brasileñas. En dicho Eje se cuenta
con dos proyectos importantes: el tramo Abapó-Camiri y el tramo Boyuibe-Hito Villazón (frontera
con Paraguay). En ambos tramos, se prevén serios impactos sobre el Territorio Guarani, el Río
Grande y áreas naturales frágiles.

En lo que atañe al Eje Orinoco-Amazonas-Plata, éste prevé el transporte de mercancías por los
ríos más caudalosos de Sudamérica, desde las costas venezolanas hasta Buenos Aires
(Argentina). Sin embargo, los ríos son rebeldes. Así por ejemplo, no se puede navegar entre el
Río Madera (Brasil) y el Mamoré (Bolivia) debido a la presencia de una zona de cachuelas o
pequeñas cascadas cercanas a Guayaramerín. La "solución" a este obstáculo radicará en tres
represas hidroeléctricas gigantescas, una de las cuales se encontraría en territorio boliviano, en
la región de Cachuela Esperanza. De ser construida, esta obra generaría 3'000 MW, lo cual
sobrepasa ampliamente las necesidades energéticas de nuestro país y deja prever más bien una
exportación hacia el Brasil. La construcción de esta represa implicaría la inundación de cientos
de hectáreas y el lago artificial consecuente permitiría el incremento de la malaria, puesto que se
trata de una zona endémica de los tipos más agresivos de esta enfermedad. Por otra parte, en
este Eje y más hacia el sur, figura la conocida Hidrovía Paraguay-Paraná-Plata, sujeto de
recientes discusiones entre los gobiernos boliviano y paraguayo. Los impactos ambientales
serían desastrosos en el Pantanal.

Recién tres años después del inicio de IIRSA, se empieza a promocionar la Iniciativa en Bolivia
afirmando que nuestro país asumirá un papel articulador de los pactos de integración de la
Comunidad Andina y MERCOSUR. Sin embargo, no podemos seguirnos engañando. Hasta
ahora, los "intentos" y promesas de "desarrollar" los países latinoamericanos se han cifrado en el
incremento de la miseria, inversamente proporcional a la disminución de nuestros bosques y de
nuestros recursos naturales renovables y no renovables. ¿A quién le importa realmente que
Bolivia sea el nodo de interconexión de la CAN y de MERCOSUR, o un centro de distribución de
gas natural en Sudamérica si nuestros recursos no nos pertenecen y pagamos el costo de esas
eminentes posiciones con daños irreversibles al medio ambiente, el incremento de nuestra
deuda externa y más miseria aún?(10) De hecho, varios empresarios bolivianos coinciden en
que la entrada al MERCOSUR solo ha perjudicado a Bolivia. Por otra parte, de acuerdo con la
Coordinadora de Integración de Organizaciones Económicas Campesinas de Bolivia (CIOEC),
"el efecto de una integración CAN-MERCOSUR puede resultar igualmente nefasto que el ALCA
para la producción agrícola campesina".(11) En lo que concierne a la deuda externa, Carlos
Villegas nos recuerda que el gobierno y los organismos multilaterales como el Banco Mundial, el
Fondo Monetario Internacional, BID y CAF financiarían el "Plan Obras con Empleo" en la medida
en que exista una garantía a largo plazo. Esta última radica en los proyectos de venta de gas
natural, razón por la cual existen presiones sobre el gobierno boliviano en la elección del puerto
de exportación hacia los Estados Unidos. En ese sentido, el economista observa que "si esta
hipótesis se cumpliera a la finalización de la actual gestión, el saldo de la deuda externa se
duplicaría con los consabidos efectos en materia de pago de intereses, amortización y
desequilibrios externos".(12)

Muchos lugares en Bolivia se encuentran entre los mejor conservados en Sudamérica, porque no
están atravesados por megaproyectos. Esto claramente debe ser tomado en cuenta a la hora de
planificar el desarrollo del país. Y ello debe articularse con políticas que realmente potencien los
productos locales, pagando con mejores precios a nuestros propios campesinos (no persistiendo
en su total desprotección con acuerdos como el ALCA), y mejorando los canales de producción y
comercialización interna para conseguir una soberanía alimentaria, en primer lugar. Por otra
parte, se debe de una vez por todas asumir la riqueza cultural que comprende nuestro país y no
debemos limitarnos a un Artículo en la Constitución. En Bolivia existen más de 32 lenguas
diferentes, los integrantes de Pueblos Indígenas y Originarios constituyen la mayoría de la
población. Se trata de perspectivas culturales que tenemos que respetar, escuchar y consultar,
para de esa manera decidir todos juntos de la forma de vida y de relación con la naturaleza que
deseamos. Tenemos todas las posibilidades de vivir mejor, la resistencia al ALCA y a sus
proyectos paralelos, y la creación de espacios de elaboración de alternativas se encuentra en
nuestras manos.

Notas

1-Las maquilas son zonas francas de exportación con precarias condiciones de trabajo y
seguridad industrial que han sido instaladas en México y Centroamérica. Allí trabajan
principalmente mujeres en el sector electrónico y textil (CEJIS, 2003, p. 9). Los salarios se
encuentran entre los más bajos del continente y las condiciones laborales son tales que la
maquila se asemeja a una nueva forma de esclavitud en el siglo XXI. Además, los dueños de las
industrias pueden amenazar a las trabajadoras en cualquier momento con desplazar la fábrica
hacia otro lugar en caso de protestas sociales. El Plan Puebla Panamá comprende la
construcción de corredores de maquilas en toda su área de impacto (México, Centroamérica y
más recientemente Colombia).

2-Se pueden consultar mapas donde figuran los ejes en: www.iirsa.org y www.fobomade.org.bo
(Sección Integración IFIS-ALCA).

3-El propio presidente Lula está examinando el desarrollo de decenas de hidroeléctricas,


autopistas, plataformas de explotación de petróleo y otros proyectos de infraestructura que
serían financiados en parte por el Bando Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).

4-Para una descripción más detallada, consultar: FOBOMADE [2003], Las Venas del ALCA:
Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA). Bolivia, un país de tránsito y
de extracción de recursos, La Paz, FOBOMADE

5-No debemos olvidar que el área del Sillar requiere trabajos de mejoramiento desde hace varios
años. Sin embargo, solo se proyectan obras en el momento en el cual aparece interesante para
IIRSA.

6-Esta última carretera integra un corredor entre Cuiabá (Brasil) y el puerto chileno de Arica.

7-De hecho, tal es el interés del país vecino, que no ha dudado en proponer 600 millones de
dólares para el desarrollo de la infraestructura en Bolivia, incluyendo este elemento en su
solicitud de una reducción del precio del gas boliviano.

8-Banco Interamericano de Desarrollo, "Bolivia: Evaluación Ambiental Estratégica del Corredor


La Paz-Guayaramerín-Cobija. Términos de Referencia para la Contratación de Firma
Consultora", Washington, 24 de julio de 2003, en: www.iadb.org

9-En la mayoría de los estudios de impacto, se estima que las obras "no afectarán mucho" a las
regiones puesto que el camino ya existe y que solo se trata de "mejorarla". Sin embargo, ¿Cómo
podemos comparar caminos de tierra, donde no hay mucho tráfico, con carreteras anchas, de
plataforma elevada, por donde circularán cientos de camiones o trailers transportando 40
toneladas de mercancía, a velocidad considerable?

10-Los proyectos de IIRSA costarán al país miles de millones de dólares.

11-CIOEC [2003], "ALCA e impacto en los productores campesinos de Bolivia", en: Artículo
Primero, Nuevo Orden, ALCA y Bolivia, Año VII, Nº 13, Santa Cruz, CEJIS. 12-Carlos Villegas
[2003], "Primer año de gobierno: incertidumbre y desesperanza", La Paz, Documento
mecanografiado.
CUARTO MATERIAL DIDÁCTICO

Nos recetan lo que no hicieron: Protección, inversión extranjera


y exportaciones, y su papel en el desarrollo
Enrique Daza* y Raúl Fernández**.
* Director de Cedetrabajo y Deslinde.
** PhD. Profesor de la Universidad de California.

A raíz de los tratados de libre comercio que se quieren implantar en América Latina, ya sea en
forma bilateral o multilateral como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el
gobierno colombiano y en general todos los gobiernos seguidores de las políticas neoliberales
han argumentado que éstos son necesarios porque el mercado interno es demasiado estrecho y
que las exportaciones son la única fuente de crecimiento económico. Además han insistido en
las virtudes de la inversión extranjera. La política que se aplica en consecuencia es adoptar, por
medio de tratados o en forma unilateral, medidas dirigidas a estimular la Inversión Extranjera
Directa, IED, y fomentar las exportaciones. Ultimamente han traido a colación la experiencia de
Corea y de algunos países que han tenido procesos acelerados de crecimiento en relativamente
corto tiempo, el presente artículo se examinan algunas experiencias históricas en esta materia
con la finalidad de demostrar las falacias de la argumentación oficial. Revista Deslinde

Como los países desarrollados llegaron a serlo

Los principales hechos históricos con respecto al proceso de desarrollo e industrialización de


diversos países con anterioridad a 1920 son aceptados por todos los estudiosos del tema. La
industrialización dio un impulso sin precedentes al comercio, al desarrollo tecnológico, a la
división del trabajo y significó el cese de la producción en el seno de los hogares, que en su
momento se llamó producción a domicilio. Se reemplazaron las formas artesanales por las
fábricas como unidades básicas de producción y ellas, al comienzo con la industria textil,
encontraron de inmediato un mercado interno conformado por los antiguos productores
domésticos convertidos en asalariados quienes habitaban en las incipientes ciudades modernas
de Europa Occidental. La industrialización revolucionó la economía mundial y constituyó la base
sobre la cual los países desarrollados edificaron su poderío durante el Siglo XIX.

Esa fue la experiencia inicial de Inglaterra, cuna del capitalismo. País que una vez saturado su
mercado interno de textiles abrió, recurriendo a la fuerza, mercados adicionales para sus
productos, previa destrucción de la producción artesanal de textiles en su colonia, India.

El Estado jugó un papel vital en el desarrollo de la industria inglesa, incluyendo desde un


principio la protección, visible en el hecho de que los textiles procedentes de los talleres
semifeudales de Calcuta fueron fuertemente gravados para no permitir su entrada a Inglaterra.
Entre 1721 y 1846 Inglaterra utilizó ampliamente la protección aduanera y la reducción de tarifas
para los insumos destinados a las exportaciones.

Los países que siguieron a Inglaterra en el proceso de desarrollo capitalista tales como
Alemania, Francia y Estados Unidos coincidieron en mantener fuertes políticas proteccionistas
que significaron concentrar en su mercado la fuente principal de desarrollo industrial. Esto fue así
a pesar de que, en especial en Estados Unidos, se ha cultivado una retórica que atribuye su
éxito económico al libre mercado y a la supuesta ausencia del Estado en materia económica.
Desde el primer secretario del Tesoro de Estados Unidos, y futuro presidente, Alexander
Hamilton quien afirmó que su país no podía competir con Inglaterra en términos de igualdad, y
que debería poner en vigor medidas proteccionistas y favorables al desarrollo tecnológico, hasta
el presente, el desarrollo industrial de Estados Unidos se ha caracterizado por la protección y el
apoyo a la industria. El famoso economista alemán Fredrick List, considerado padre de la
moderna teoría del proteccionismo, se basó ante todo en la experiencia norteamericana, la cual
conoció en 1820. La posición norteamericana fue magistralmente profetizada por Ulisses Grant,
héroe de la Guerra de Secesión y presidente norteamericano de 1868 a 1876, al afirmar:
“Durante siglos Inglaterra se apoyó en la protección, la practicó hasta límites extremos, y logró
resultados satisfactorios. Luego de dos siglos, consideró mejor adoptar el libre cambio, pues
piensa que la protección ya no tiene futuro. Muy bien, señores, el conocimiento que yo tengo de
nuestro país me lleva a pensar que, en 200 años, cuando Estados Unidos haya sacado de la
protección todo lo que ella puede darle, también adoptará el libre cambio”.i

Actualmente las cuotas de importación, las leyes antidumping y la reciente protección a la


industria del acero son muestra de ello.

Todavía hoy, en pleno auge del neoliberalismo, el mercado interno sigue siendo la principal base
de crecimiento de los países más avanzados. La prueba de ello es que, por ejemplo, en Estados
Unidos el comercio exterior apenas representa entre un 5 y un 10 por ciento del Producto Interno
Bruto (PIB), en Japón, potencia exportadora, el 10 por ciento, en Francia y Gran Bretaña el 20
por ciento y en Alemania el 30 por ciento, con lo cual la inmensa mayoría de la producción y
actividad económica de estos países se dirige hacia su mercado interno. Paradójicamente han
sido precisamente los países más atrasados los que exportan la mayor parte de su PIB.

Del Japón casi no es necesario hablar porque su historial como país que se desarrolló con un
celoso proteccionismo es un hecho sumamente conocido y jamás controvertido, ni siquiera por el
más absurdo pensamiento neoliberal. Tampoco ha sido refutado el hecho de que en los periodos
claves de la industrialización japonesa estaba prohibida la inversión extranjera y que el gobierno
japonés, supremo artífice del desarrollo, diversificaba muy cuidadosamente las fuentes de
endeudamiento, importación de tecnología e importación de mano de obra calificada para no
depender de una sola fuente. Tampoco los patrones de consumo occidental se impusieron, de
forma que “en 1920, es decir 50 años después del despegue industrial, en el Japón sólo el 3%
del consumo estaba representado por bienes importados”.ii Entre 1868 y 1914 el Estado japonés
creó nuevas empresas, muchas de las cuales operaban con pérdidas, invirtió directamente en
varios sectores, importó y adaptó tecnologías a las condiciones locales y contribuyó con el 40%
de toda la inversión durante ese período.iii

La experiencia de la Unión Soviética también es ampliamente conocida. Se desarrolló casi de


manera aislada, con la máxima dirección estatal, control de precios, planes quinquenales y se
convirtió en potencia mundial entre 1920 y 1950iv. Otro tanto ocurrió en China entre 1950 y 1978,
la cual en pocos años pasó del semifeudalismo a conformar una nación medianamente
industrializada que lleva 50 años creciendo a más del 5% anual y que, a pesar de su éxito
exportador, tiene como la fuente más dinámica de su crecimiento su propio mercado interno.

En lo que respecta al desarrollo agrario, la historia es más evidente aun. No existe ninguna
potencia exportadora de productos agrícolas que haya abierto totalmente su mercado o que haya
renunciado a otorgar millonarios subsidios al agro, como lo demuestra palpablemente el
enfrentamiento que han sostenido Estados Unidos y la Unión Europea durante los últimos diez
años en el seno de la Organización Mundial del Comercio, OMC. Los países que tienen una alta
productividad agrícola llegaron a esta situación por medio de un apoyo financiero del Estado y
una protección de sus mercados, hasta el punto de considerar este tema asunto de seguridad
nacional.
Los nuevos países industrializados protegieron su economía y fortalecieron el mercado
interno

Una serie de países iniciaron el Siglo XX en condiciones coloniales, semicoloniales y de enorme


atraso y dependencia económica. Algunos de ellos tuvieron en la segunda mitad del siglo
avances espectaculares que permitieron llamarlos Nuevos Países Industrializados (NIC, por sus
siglas en inglés). Varios de estos países han sido tomados como modelo de desarrollo para
América Latina e incluso algunos en esta región, han gozado, en ciertos periodos, de momentos
de relativa expansión industrial y desarrollo económico. Las lecciones de estas experiencias se
han usado para ponderar las virtudes de la Inversión Extranjera Directa (IED) y de las
exportaciones como motor del crecimiento o del desarrollo.

La mayor parte de la IED a nivel global se concentra en los países industrialmente avanzados.
Por ejemplo, en 1991 de US $150 mil millones en IED más de dos terceras partes se invirtieron
en los países avanzados y en 2002 de US $534 mil millones que representó la IED a nivel
mundial, US $349 mil millones fueron a los países desarrollados. v La IED en países de la
periferia ha sido minoritaria durante los últimos 100 años. Cuando ha ocurrido en volúmenes
apreciables se ha debido a factores muy específicos, por ejemplo: la necesidad de una
transnacional de penetrar un mercado protegido por políticas estatales, como fue el caso de la
producción de automóviles en Brasil a partir de los cincuenta. O porque en los países avanzados
se presentan obstáculos para incrementar las ganancias por medio de innovaciones tecnológicas
en algún sector. O cuando hay oleadas de privatizaciones en el Tercer Mundo, como fue el caso
de América Latina en los noventa. O cuando las crisis de los países del centro les obligan a
buscar tasas de ganancia extraordinarias en el Tercer Mundo para compensar las pérdidas en
sus mercados domésticos.vi

En esta situación encontramos IED desplazándose a varias regiones del Tercer Mundo,
principalmente aquellas en las cuales además de mano de obra barata existen sistemas
adecuados de comunicaciones, infraestructura apropiada, personal calificado, proximidad a
mercados o fuentes abundantes de materias primas estratégicas, como es el caso del petróleo.
Varios de estos elementos se encontraban disponibles en ciertos países asiáticos desde los
años sesenta en adelante.

De la política de Sustitución de Importaciones puesta en práctica en América Latina durante


varias décadas no es necesario en este momento detallar mucho. No hay duda que la idea
detrás de esa política era la del desarrollo en base al mercado interno o a mercados
subregionales. Muchas multinacionales aprovecharon esta situación para instalar plantas y
apoderarse de esos mercados relativamente protegidos, pero a pesar de sus limitaciones y
comparada con la política actual, hubo mayor crecimiento económico.

La llamada “estrechez” del mercado interno en América Latina ha sido la punta de lanza de los
neoliberales para declarar la inutilidad de dicho modelo. El meollo de la discusión puede
reducirse a esto: toda la historia del desarrollo económico se hizo en base a la utilización de un
mercado interno protegido. Los neoliberales insisten que hay una experiencia, una excepción, la
de algunos países de Asia que es distinta, basándose en la producción para la exportación, y
que éste es el modelo a copiar en América Latina. Por tanto, es preciso examinar la realidad
histórica del desarrollo de los famosos Dragones Asiáticos.

Tres mitos sobre los Dragones

Los llamados Dragones fueron Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur. Sobre ellos
existen unos mitos, propalados a veces por ignorancia y a menudo deliberadamente. Esos mitos
son los siguientes: que el éxito económico, industrial y exportador de esos países se debió a una
total apertura al comercio internacional, a la ausencia o mínima presencia del Estado, y a la
contribución decisiva de una abundante inversión extranjera directa. Estos mitos contradicen la
realidad.

Antes que nada es necesario precisar importantes diferencias entre estos países: Hong Kong y
Singapur no son precisamente países, sino una forma de ciudades-Estado que carecen casi
absolutamente de agricultura, abarcando cada uno apenas mil kilómetros cuadrados de
superficie, por lo cual puede resultar peligroso hacer generalizaciones para América Latina
basadas en tan excepcionales circunstancias. Los otros dos, Corea del Sur y Taiwán, se
asemejan más a los países de América Latina. En 1976, durante el apogeo de su auge industrial
y exportador, la proporción del producto bruto generado en su sector agrícola era superior al de
México y Brasil: mientras que en Corea representaba 27% y en Taiwán 12%, en Brasil apenas
era 8% y en México 10%. Situación explicable, ya que en los años anteriores los “dragones”
habían vivido profundas revoluciones agrarias, cuando Japón –que sufría escasez de productos
agrícolas– promovió altas tasas de crecimiento en esos países, bajo su dominio colonial.
Después de 1945 en ellos se realizaron reformas agrarias que, por ejemplo, prohibían poseer
más de 3 hectáreas y en las cuales el Estado tenía el monopolio de compra del arroz y de venta
de los abonos para el agro, extrayendo los gobiernos importantes ganancias de estas
operaciones y aplicándolas al desarrollo industrial.

Corea del Sur y Taiwán son países relativamente pequeños, Corea 90.000 km. cuadrados y
Taiwán 36.000, con una población de 36 y 16 millones de habitantes respectivamente en 1976.
Pero, por ejemplo, en 1940 Corea ya tenía 500.000 trabajadores en el sector industrial y cerca
de 6.000 ingenieros.

En los años sesenta y setenta todos estos países mostraron un alto crecimiento de su producto
bruto, la producción industrial y las exportaciones. En el caso de Corea el producto del sector
industrial subió del 5% del producto nacional en 1954 hasta el 32% en 1978. Se puso en marcha
una estrategia de industrialización para la exportación, la cual dependió en gran medida de un
contenido elevado de importaciones. Se importaban bienes intermedios y de capital, y se
exportaban bienes de consumo, pero en todo caso eran exportaciones de alto valor agregado.
Por eso hay que tomar notar que en el caso de Corea durante las dos décadas (60 y 70) se
presentó una balanza comercial sistemáticamente deficitaria. Esto se ha ocultado en parte por el
hecho de que Corea mantenía un superávit con Estados Unidos, no así con Japón y con Europa.

Pero lo más notable era el papel de la demanda interna en el proceso de industrialización. En el


caso coreano, entre 1960 y 1973 la expansión de la demanda interna contribuyó con un 73% al
crecimiento global del sector industrial.vii

Un segundo hecho notable es que en Taiwán y Corea al principio del proceso de industrialización
la distribución del ingreso distaba mucho del que caracteriza a los países de América Latina.
Diversos índices de desigualdad destacan el hecho; por ejemplo en Brasil en 1976, el 1% de la
población concentraba el 50% de la riqueza. Por el contrario, la desigualdad económica en
Corea era similar a la que prevalecía en países avanzados, y en el caso de Taiwán su
distribución del ingreso era menos desequilibrada que la de Estados Unidos. En términos
prácticos esto significó que desde un principio en esos países existió una sustancial “clase
media”, reforzada por los emigrantes de China Popular y Corea del Norte después de sus
revoluciones, o sea existía un mercado interno no tan “estrecho” como el de países de América
Latina.viii. Esta situación de una clase media con poder adquisitivo no se puede separar del hecho
de que ambos países enfrentaban a poca distancia los sistemas socialistas de Corea del Norte y
de China, y temían permanentemente el “peligro” que una agudización de la desigualdad social
pudiera representar para sus sistemas capitalistas.

Un tercer hecho fue que la inversión extranjera no tuvo el papel tan importante que se le suele
atribuir, sólo que su incidencia en el sector electrónico ha sido muy difundida. Como anotó el
economista Fernando Fanjzylber: “La gravitación de la presencia de firmas extranjeras en este
sector [electrónica] constituye un caso atípico en la estructura industrial de Corea. En efecto,
mientras que se estima que en el conjunto de la industria manufacturera las empresas
extranjeras contribuirían con el 15% total de las exportaciones, en el caso del sector electrónico
se estima que representan (...) un 72% de las exportaciones”.ix

En Corea y Taiwán lo que se puso en marcha fue una política muy detallada de sustitución de
importaciones, con un cuidadoso proteccionismo que utilizaba métodos arancelarios y no
arancelarios, y que identificaban no solamente sectores sino incluso empresas individuales para
promoverlos por medio de una comunicación permanente entre gobierno y empresas.

Tanto en Corea como en Taiwán, ambas antiguas colonias del Japón, se puso en marcha la
actividad de un Estado proteccionista de la más rancia tradición japonesa, el país que más
plenamente ha utilizado el Estado y la protección comercial para desarrollar sus industrias.

A este respecto, en el caso de Corea existió un hecho de bulto durante ese período: la
protección marcó un sesgo favorable a la agricultura, fenómeno que no ocurrió en América
Latina. En 1968 el nivel de protección nominal para el sector agrícola coreano era del 17% y para
el sector manufacturero 12%. Para 1978 la protección en el sector agrícola se había elevado al
55%, mientras que para el sector manufacturero era 10%. Este es otro reflejo del método
“japonés” de utilizar lo que antes se llamaba el criterio de “autosuficiencia alimentaria” en los
rubros básicos de consumo interno, y que ahora llamamos “soberanía alimentaria”.

La experiencia de Taiwán es similar a la de Corea en cuanto al papel activo del Estado, un


sistema de protección y el desarrollo de un mercado interno. Las diferencias, de grado, son la
siguientes: en Corea hubo una menor relevancia de grupos privados nacionales, los cuales
fueron reemplazados en esa isla por una combinación de empresas públicas y una proliferación
de pequeños y medianos productores. Alice Amsden, estudiosa del proceso de industrialización
en Taiwán, afirma lo siguiente: “A nuestro juicio, tanto en el pasado como en el presente, el
Estado en Taiwán ha sido un agente clave en el proceso de acumulación de capital, no porque
se haya mantenido al margen del proceso, sino porque lo ha controlado en muy extensa medida.
El estatismo, la ley y el orden, así como muchas otras cosas, tienen su origen en la ocupación
japonesa de Taiwán. La economía impuesta en Taiwán por los japoneses (1895-1945) tuvo éxito
gracias a la planificación y a la propiedad gubernamental de los principales recursos productivos,
en sociedad con los capitalistas privados japoneses”.x

Durante el período en cuestión también es notorio que la importancia relativa de las empresas
nacionales en la producción industrial de Corea y Taiwán era notablemente superior a lo que
existía en los países más industrializados de América Latina.

A raíz de la crisis de 1997, que hizo entrar en quiebra a varios dragones, se pusieron de relieve
muchos de los “secretos” del éxito coreano y la solución que el Fondo Monetario Internacional
dio a la crisis implicó la liberación del sector financiero y ampliar las facilidades para que las
empresas coreanas se endeudaran en el extranjero, hasta el punto que la reforma “desafiaba
toda la base del éxito de la economía coreana desde 1960”.xi

En su libro www.neoliberalismo.com.co, Jorge Enrique Robledo analiza la extensa investigación


de Alice Amsden y muestra como en un ambiente de altísima explotación de la mano de obra y
con un tratamiento especial otorgado por Estados Unidos en virtud de la Guerra Fría, el Estado
coreano desde los cincuenta utilizó el control sobre la banca y las divisas, el control de precios y
el fortalecimiento del mercado interno para promover –por medio de aranceles altos, créditos
bajos y una fuerte intervención estatal– una industrialización que, sin mayores “ventajas
comparativas”, situó a ese país en un terreno altamente competitivo en áreas tan importantes
como la producción de automóviles, acero, productos químicos, electrónica y fabricación de
buques.

Participación de empresas extranjeras en la exportación de manufacturas en algunos países


País % participación de Año
empresas extranjeras

Taiwán 20 (aproximación) 1971

Corea 15 (aproximación) 1971

Brasil 43 1969

Argentina 30 1969

Colombia 30 1970

México 30 1970
Fuente: Deepak Nayyer, “Transnational Corporations and Manufactured
Exports form Poor Countries”, en Economic Journal, marzo 1978,
vol. 88, p 62. Tomado de Fernando Fanjzylber, La industrialización
trunca de América Latina, México: Editorial Nueva Imagen, 1983, p. 106.

La experiencia de estos países asiáticos revela otro hecho importante. Por una parte, si bien
existieron grandes flujos de capital extranjero, este capital, a diferencia de América Latina, no fue
capital extranjero directo, sino préstamos canalizados a través de un sector público
comprometido en promover el desarrollo industrial.

Entre 1961 y 1986, en Brasil el 86% y en México el 87% del flujo de capital extranjero fue capital
privado, con algo más del 25% de inversión extranjera directa, con 14% y 13% respectivamente
de capital canalizado por el sector público. Mientras que en Taiwán y Corea el capital extranjero
que fluía a través del Estado alcanzaba el 36% del total. La inversión extranjera directa se limitó
al 7% en Corea y al 19% en Taiwán.xii

Otro dato significativo es que en Corea y Taiwán fueron dos las fuentes de inversión extranjera a
través del sector público: Estados Unidos y Japón. En Corea la proporción del capital nipón fue
del 44% y el de EEUU 30%; en Taiwán el capital japonés 39% y el estadounidense 51%. Esta
situación le permitió a ambos países un margen de negociación del que careció América Latina,
dominada por completo por Estados Unidos.

Factores geopolíticos de los Dragones

Este conjunto de países desempeñó un importante papel durante la llamada Guerra Fría;
además de bases militares, todos recibieron importantes refuerzos económicos de las potencias.
En particular, Taiwán fue recipiente de una enorme cantidad de ayuda económica
norteamericana, así como de un trato especial para su exportación de textiles a Estados Unidos.
Por su parte, Corea recibió pingues ganancias en virtud de los gastos de las fuerzas
norteamericanas que ocupaban su territorio, y como fuente de abastecimiento durante la guerra
de Vietnam.

Entre 1946 y 1978, ingresaron a Corea casi $6 mil millones de dólares de ayuda estadounidense,
mientras que toda el África recibió 7 mil millones, y toda América Latina 14 mil millones. Entre
1955 y 1978, o sea después de la Guerra de Corea, la ayuda militar al país asiático alcanzó los 9
mil millones de dólares, suma superior a los 3 mil millones recibidos por toda América Latina y
Áfricaxiii. Esto le permitió a Corea una enorme ventaja en el manejo de sus importaciones. Casi el
80% del valor de sus importaciones en este período se sufragaron con la ayuda recibida de
Estados Unidos.

Entre 1965 y 1970 el Estado coreano controló todo el sistema bancario y subsidió dos terceras
partes de los créditos dirigidos a la exportación, reduciendo también en 50% los impuestos a los
exportadores.

Con respecto a Hong Kong, Taiwán y Corea, Estados Unidos utilizó varios tipos de tratamiento
excepcional para permitir la exportación sin aranceles, o sin cuotas, de productos textiles,
calzado, etc. originarios de esos países. El transhipment, o sea la exportación a través de
terceros países, se convirtió en práctica común. De esta forma, grandes cantidades de
mercaderías se enviaban a Sri Lanka, Indonesia u otros puertos libres, para luego re-
embarcarlas a Estados Unidos.

Todo esto cambió. Con la apertura de relaciones entre China y Estados Unidos comenzó a
disminuir el apoyo económico y militar a Taiwán, y con la desaparición de la Unión Soviética y el
auge del neoliberalismo como doctrina económica ni Taiwán ni Corea pudieron seguir contando
con la “condescendencia” norteamericana. Lo que entonces sucedió fue que las élites
económicas y políticas de Corea y Taiwán, al no poder contar enteramente con Estados Unidos,
decidieron lanzarse a fondo y desarrollar sus propias industrias pesadas y bélicas, lo que
conllevó el desarrollo de tecnologías avanzadas: acero, productos químicos, astilleros y motores.
El crecimiento de este tipo de producción se benefició de una política de protección estatal y de
estímulo a las exportaciones.

En muchos casos las exportaciones de manufacturas coreanas y taiwanesas se hacían con


pérdidas, las cuales se resarcían con las ventas en el protegido mercado interno. Este desarrollo
sólo fue posible gracias a su previo desarrollo industrial y al continuo crecimiento y disponibilidad
de su mercado interno. Sin embargo, los déficit comerciales, aumentados por los incrementos en
los precios de combustibles en la década de los setenta, conllevaron el crecimiento de su deuda
externa y su secuela: las reestructuraciones impuestas por el FMI y el Banco Mundial, que
comenzaron a debilitar el régimen proteccionista, socavar el papel preponderante del Estado
como actor económico y finalmente condujeron a la crisis de 1997.

La situación de Corea y Taiwán empeoró en la medida en que entraron en vigor las políticas
aperturistas y librecambistas en los años noventa, culminando en la debacle de los últimos años,
cuando se precipitó la crisis y se desmoronaron los “milagros” ante el embiste de la liberalización
y la competencia de los grandes monopolios internacionales, terminando con la bancarrota de
numerosas empresas, el desempleo creciente, la agudización de la desigualdad social y la
liquidación y compra de empresas nacionales por los grandes pulpos multinacionales. De esta
forma, en el curso de pocos meses la crisis de 1997 demostró que lo que determinó su caída fue
precisamente la vulnerabilidad a que se vieron sometidas estas economías como producto de la
liberalización de los 90.

En suma, la industrialización en estos países se caracterizó por el papel de las industrias


nacionales en la exportación, el crecimiento del mercado interno permitido por la existencia de
una fuerte clase media, la protección de la industria, un ambiente “favorable” a comprar sus
productos por parte de Estados Unidos, una ayuda militar y económica de Washington debido a
la Guerra Fría, la presencia de un Estado activo y dirigente en materia económica, y un papel
limitado de la inversión extranjera directa. En el milagro de los Dragones tampoco ocuparon un
papel secundario las duras condiciones dictatoriales impuestas durante décadas, el
sometimiento y eliminación de los sindicatos, la prohibición de las huelgas, y la existencia de una
clase obrera disciplinada que se “entrenó” en los campos de concentración japoneses durante la
Segunda Guerra Mundial. Su ruina comenzó cuando cambiaron las políticas nacionales e
internacionales, y cuando la apertura y el neoliberalismo se plantearon como el modelo
económico a seguir.
¿Se puede condicionar la inversión extranjera?

Las teorías neoliberales hacen una apología de los beneficios de la inversión extranjera en el
proceso de desarrollo y llaman a eliminar los condicionamientos que los países hacen a la
misma, hasta el punto que identifican el aumento en esta clase inversión con el desarrollo
económico. La experiencia internacional no permite demostrar este acerto. Un estudio de Ha-
Joon Chang, Director Asistente de Estudios para el Desarrollo de la Universidad de Cambridge, y
de Duncan Green, analista de CAFOD, agencia oficial de la Iglesia Católica en Inglaterra y
Gales, analiza el tema de la inversión extranjera en varios países del mundo en momentos en los
cuales estos países fueron activos receptores de inversión extranjera.xiv

En el caso de Estados Unidos, el principal receptor de inversión extranjera durante el siglo XIX y
hasta la Primera Guerra Mundial, fue proverbial la exigencia que el capital extranjero fuera
administrado por estadounidenses, los inversionistas extranjeros en los principales bancos no
tenían derecho al voto y hasta el liberal Andrew Jackson, presidente entre 1929 y 1937,
señalaba: “Si debemos tener un banco ... éste deberá ser puramente estadounidense”.xv

Con este espíritu se adoptaron diversas medidas para controlar la inversión extranjera, tales
como un impuesto de tonelaje diferencial para barcos nacionales y extranjeros, el monopolio de
la navegación para barcos estadounidenses en el comercio costero, y el control y hasta
prohibición de inversión extranjera en la compra de tierras, minería y tala de bosques. La
industria nacional se protegió con los mayores aranceles mundiales. Estas políticas, que en los
diferentes Estados a veces fue aún más radical, no impidió la afluencia de capitales externos
pero la supeditó a las metas de desarrollo nacional, de forma tal que hasta 1920 la economía
norteamericana fue la que creció más rápido.

Países desarrollados como Francia, el Reino Unido y Alemania sólo fueron receptores
importantes de inversión extranjera después de la Segunda Guerra Mundial, pero –aún siendo
fuertes economías industrializadas– utilizaron diversos mecanismos de control y canalización de
la inversión extranjera para asegurarse que no se afectaran sus intereses nacionales. Tales
mecanismos incluyeron la prohibición de esta clase de inversión en sectores sensibles como la
defensa y la cultura, el fortalecimiento de sus empresas estatales y la exigencia formal o informal
de diversos requisitos de desempeño como la utilización de insumos locales.

Un caso muy interesante en este análisis del papel de la inversión extranjera es Finlandia, ya
que en el mundo capitalista fue el país, a excepción de Japón, cuyo producto interno per cápita
creció más en el periodo 1900-1987. Este crecimiento se dio en medio de la más drástica
restricción a la inversión extranjera, la cual incluyó la prohibición de capital extranjero en ramas
como minería, banca y ferrocarriles. Se prohibió la compra de tierras por extranjeros y se exigió a
los inversionistas foráneos pagar impuestos por adelantado, prohibiendo hasta 1980 que
extranjeros tuvieran más del 20% de cualquier empresa, prologándose esta situación por lo
menos hasta 1993.

El “milagro” japonés no fue fruto precisamente de la inversión extranjera. Hasta 1963 este país
restringió la inversión extranjera al 49% de la propiedad de las empresas, prohibiéndola en las
que consideró de importancia estratégica. Posteriormente a ese año, permitió un mayor
porcentaje pero bajo un escrutinio cuidadoso. En 1967 se permitió un máximo de 50% en 33
ramas de la industria pero siempre y cuando hubiera un sólido control japonés y en aquellos
sectores en los cuales ya había industrias nacionales solidamente establecidas. Exigían que las
industrias en las cuales se permitió 100% de propiedad extranjera fueran ramas en las cuales
estuviera muy solidamente asentado el capital nacional y no se permitía la compra de empresas
ya establecidas. Todas estas políticas hicieron que en occidente Japón fuera el país menos
dependiente de la inversión extranjera.
En el caso de Corea y Taiwán –detallado atrás– solamente cabría resaltar que la inversión
extranjera fue aceptada siempre y cuando permitiera la creación de empleo, el desarrollo
industrial, contribuyera a la balanza de pagos y el empleo, e hiciera transferencia de tecnología.
Por lo cual cada inversión extranjera era examinada cuidadosamente para que cumpliera estos
requisitos.

En síntesis, la inversión extranjera puede contribuir al desarrollo de un país siempre y cuando se


subordine a las metas nacionales de desarrollo y contribuya efectivamente al progreso
tecnológico, exportador y social. Todos los países que usaron la inversión extranjera en su
proceso de crecimiento lo hicieron de manera selectiva, progresiva, protegiendo la
industrialización propia y asegurándose que contribuyera a las metas nacionales de desarrollo.

América Latina: lecciones no aprendidas

Según lo reseñado, el “desarrollo” económico de los países en los últimos dos siglos ha estado
ligado a un papel activo del Estado, una protección del mercado interno, una política de
industrialización y un apoyo al sector agropecuario. Aun así, este “desarrollo” es cuestionable
como modelo social. La inequidad, el deterioro ambiental, las tremendas desigualdades en la
distribución del ingreso, la pobreza, el desempleo, la enfermedad, la corrupción y muchos otros
males campean en este mundo “desarrollado”. Sin embargo, en aras de facilitar la discusión, se
logró una industrialización, capacidad de producción agraría y desarrollo tecnológico, pero
privando de tales ventajas a los millones de habitantes del planeta a quienes hoy se quiere
imponer el “libre comercio” como solución a sus problemas.

En los últimos 14 años América Latina ha aplicado una senda que ni siquiera la aproxima a la
situación a la cual llegaron esos países, condenándola por el contrario a un proceso de
recolonización que representa una tremenda involución histórica y social.

Sería largo detallar los miles de errores y concepciones equivocadas adoptadas por los
gobiernos neoliberales autóctonos, pero aun es peor analizar las propuestas que dentro de los
esquemas del “libre comercio” se quieren promover.

A partir de la década del 90 en América Latina se aplicaron plenamente las reformas


neoliberales. En algunos casos como Chile y Argentina, se iniciaron bastante antes con las
dictaduras militares. Ya han pasado largos años y es posible hacer un balance sobre el supuesto
beneficio de la inversión extranjera, del endeudamiento externo, de la política exportadora y del
cierre del mercado interno.

1. Auge de la inversión sin crecimiento económico

Según los apóstoles de los tratados de libre comercio, una de sus virtudes sería aumentar los
flujos de IED, lo cual traería como consecuencia un aumento del crecimiento, el PIB, el PIB per
cápita y las exportaciones y, por ende, el desarrollo económico.

En estos años la región vivió un auge de la IED, pasando de 18.308 millones de dólares como
promedio anual entre 1990 y 1994, a un tope de 108.030 millones en 1999, y a 56.190 millones
en 2002. Esto significa que en los cinco años comprendidos entre 1994 y 1999 se multiplicó por
cinco, casi triplicándose entre 1994 y 2002. (Los datos de este apartado fueron tomados de
CEPAL: La inversión extranjera en América Latina, 2002, y Balance económico de América
Latina, 2002-2003.)
El resultado fue contundente: entre 1995 y 2002 el PIB regional apenas creció un promedio de
2,03% anual y el PIB per cápita creció 0,43% en promedio anual en el mismo periodo. A su vez,
el desempleo urbano abierto llegó a 8,9%, completándose diez años en los cuales no hubo
ninguna disminución del desempleo y la deuda externa –que en 1994 representaba 35,4%– en
2002 pasó a representar 43,3% del PIB. De esta manera, el enorme incremento de la inversión
extranjera no contribuyó al crecimiento económico, violando todas las enseñanzas de la historia
universal en esta materia, ya que se aceptó una inversión depredatoria que se apoderó de
empresas ya establecidas, no aumentó la capacidad tecnológica local y no generó empleo.

En la Comunidad Andina la IED se concentró en buscar recursos naturales, especialmente


petróleo. La CEPAL (entidad reconocida como asesora de las negociaciones del ALCA) resume
la experiencia de la Comunidad Andina señalando: “A pesar del ingreso relativamente
voluminoso de IED, la competitividad internacional de los países andinos se ha deteriorado; (...)
la IED en servicios no ha producido exportaciones significativas. La participación global en el
mercado mundial de las exportaciones de la Comunidad Andina bajó de 1,3% a 0,9% entre 1985
y 2000”. Y para desmentir a quienes afirman que la inversión extranjera promueve la exportación
de manufacturas, la misma entidad reconoce que “la participación de la Comunidad Andina en la
parte más dinámica del comercio internacional –manufacturas no basadas en recursos
naturales– apenas se movió, pasando de 0,14% a 0,18%”.

Una parte muy importante de la inversión se dirigió al sector financiero, pasando de controlar el
10% de los activos totales del sector en 1990 al 50% en 2001. Esto se hizo argumentando que
se modernizaría el sector y aumentaría la disponibilidad de crédito. El sector financiero estatal se
privatizó y desnacionalizó, trayendo como resultado –según la CEPAL– que “esta mayor
eficiencia y la mayor presencia de los bancos extranjeros no se han traducido en una reducción
del costo de los servicios financieros. Lo que es incluso peor, la presencia de los bancos
extranjeros no ha contribuido a aumentar la disponibilidad del crédito o la estabilidad de estos
sistemas financieros nacionales”.

2. Las exportaciones no resuelven el crecimiento

América Latina ha presentado reiterados déficit en su balanza comercial con Estados Unidos.
Estos déficit en las transacciones de bienes, servicios y capitales se expresaron en uno general
en la balanza de cuenta corriente, así:

Año Déficit balanza

cuenta corriente

(Millones US$)

2000 45.344

2001 51.223

2002 13.445

El aumentó en la inversión extranjera apenas significó el apoderamiento foráneo de activos


existentes, sin generar empleos nuevos. También aumentaron las importaciones, teniendo que
acudir al endeudamiento para financiar los déficit. Ello explica que la deuda externa total
latinoamericana pasara de 570.823 millones de dólares en 1994 a 726.988 millones en 2001.
Esto coincidió con una casi duplicación de las exportaciones, las cuales pasaron de 188,5 mil
millones de dólares en 1994 a 346,4 mil millones de dólares en 2002. Entonces el balance es
contundente: pobre desempeño económico visible en un crecimiento lánguido del PIB, un
crecimiento prácticamente nulo del PIB per cápita y, por el contrario, un aumento enorme del
desempleo y del endeudamiento. Empero, la duplicación de las exportaciones y la multiplicación
de la IED no evitaron los males que prometieron curar.

Las virtudes del anterior modelo de sustitución de exportaciones con frecuencia han sido
sobreestimadas: aunque hubo un crecimiento mayor que el actual y una relativa industrialización,
el hecho es que estuvo ligado a un gigantesco endeudamiento externo que desembocó en la
crisis de la deuda en los ochenta, la llamada década perdida. Las medicinas aplicadas con el
esquema neoliberal de apertura resultaron peor que la enfermedad, conduciendo no sólo a la
desnacionalización de la economía sino a un nuevo crecimiento de la deuda pública externa e
interna. En los ochenta se disparó la deuda y con ello la crisis; para “resolver” este problema, en
los noventa se abrieron las importaciones y se vendieron los activos estatales, mientras la deuda
siguió aumentando. El hecho de que en ambos períodos el endeudamiento se agravara permite
apreciar que estas economías son rehenes de las entidades de crédito, determinando ellas las
políticas económicas prevalecientes.

Para América Latina el resultado de la liberalización fue el ingreso masivo de capitales


extranjeros, la multiplicación de las exportaciones y –al mismo tiempo– el aumento en la pobreza
y el deterioro en la distribución del ingreso, la desindustrialización y el endeudamiento. En
consecuencia, podemos afirmar que se ha actuado en contravía de la experiencia histórica y
caminamos hacia el precipicio.

Diversos organismos multilaterales han comenzado a cuestionar las bondades del modelo que
se ha impuesto en América Latina. Un ejemplo es el reciente informe de la UNCTAD, en el cual
se habla de la desindustrialización prematura de América Latina, de los esfuerzos frustrados por
crear sectores de tecnología avanzada, de la competencia basada en salarios bajos y de como
“la rápida apertura a la competencia internacional y la IED han desplazado la producción, desde
los sectores que tenían más oportunidad de aumentar su productividad y su progreso técnico,
como las industrias de maquinaria y equipo, hacia los sectores de extracción o elaboración de
recursos naturales”.xvi

Cuando la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos están presos de unos esquemas
neoliberales que han demostrado su fracaso, los organismos multilaterales como el Banco
Mundial están replanteando su política de privatizaciones y, en medio de discrepancias internas,
no asumen la responsabilidad de la hecatombe que desataron.

Conclusiones

Todos los países que han logrado un grado apreciable de desarrollo lo han hecho basándose en
su mercado interno y protegiendo su estructura industrial y agraria, siendo sus exportaciones
efecto y no causa de su progreso. Es evidente que ningún país serio ha renunciado a utilizar al
Estado como poderosa palanca para el desarrollo económico y que los receptores exitosos de
inversión extranjera siempre han adoptado diversas medidas para impedir su papel depredador
que, como en el caso de América Latina, se concentró en la compra de empresas públicas,
inversiones en el sector financiero y extracción de recursos naturales. Asimismo, la inversión
extranjera no generó empleos nuevos, más bien eliminando muchos de los existentes.

Las falacias que acompañan defender la suscripción de tratados de libre comercio no tienen
sustento empírico ni histórico. A lo único que conduce renunciar a tener un proyecto soberano de
desarrollo, dejándolo al vaivén de las fuerzas del mercado, es a profundizar la dependencia y el
subdesarrollo. El ALCA o el tratado bilateral con Estados Unidos no son más que la imposición
de unos parámetros económicos no aplicados por ninguno de los países que hoy muestran un
cierto progreso económico.
IV. CUARTO TEMA

TEMA IV. Implicaciones ambientales de la globalización: globalismo y


ambiente (4 SEMANAS)

• Perturbaciones físico-naturales a nivel planetario

• El debate sobre la sustentabilidad y el ambientalismo tecnocrático

PRIMER MATERIAL DIDÁCTICO

Efecto invernadero y otras antropogenias climáticas


Luis Sabini Fernández. Ecoportal.net
30-12-2004
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=9415

Lo que aterroriza a los políticos de EE.UU. en lo más profundo, es que es cierto que existe un fenómeno
planetario de calentamiento global, y podrían hacer algo para encarar el calentamiento global, pero ello
significaría un costo impresionante para la industria del país y para su sistema de vida.

Desde que algunos investigadores presentaron hace ya décadas la preocupante hipótesis de que
existía un fenómeno planetario de calentamiento global antropogénico designado
descriptivamente como "efecto invernadero", las polémicas sobre su existencia arreciaron.

Con el paso del tiempo, sin embargo, fue constituyéndose un consenso creciente sobre
semejante fenómeno, y cuando se realiza la conferencia mundial de clima en Kyoto en 1997
prácticamente todos los climatólogos están de acuerdo en su existencia. Con una excepción: el
equipo de especialistas que representa a EE.UU. niega esa hipótesis.

Con ello sobreviene la negativa de EE.UU. a firmar el timidísimo convenio propuesto en Kyoto
(sobre la base de las emisiones registradas en 1990, bajar hacia 2012 un 5% las emisiones de
gases causantes del efecto invernadero, en particular dióxido de carbono, que es uno de los
gases más abundantes del planeta, producto de la combustión del oxígeno). En realidad,
investigaciones presentadas en ese encuentro estimaban que para controlar satisfactoriamente
el "efecto invernadero" había que encarar la disminución del 60% de tales gases, no del 5%...

En lo que va de 1997 a 2004, el convenio siguió sin implementarse porque no se cumplían las
condiciones mínimas acordadas: que por lo menos el 55 % de los países que abarquen por lo
menos el 55 % de las emisiones, lo ratificaran. La negativa de EE.UU., que cubre más de un
tercio de las emisiones mundiales, dificulta alcanzar esas cotas (exige casi la unanimidad del
resto del mundo), aunque la reciente incorporación de Australia a los firmantes augura una
inminente entrada en vigencia.
Pese a que lo acontecido entre 1997 y 2004 no hace sino confirmar cada vez más la existencia
de llamativos cambios climáticos: el gobierno estadounidense, sus sucesivas administraciones,
han persistido en la misma posición, negando toda responsabilidad humana en cualquier cambio
climático de los que se están registrando, como el derribo de las barreras de hielos antártico y
ártico, el derretimiento de casquetes de nieve en el Kilimanjaro en el corazón africano, por
ejemplo, y otra serie de fenómenos que la mayor cantidad de climatólolgos entienden como
trastornos originados por el calentamiento planetario originado por el hombre.

El gobierno de Bush Jr. y las presidencias anteriores han sido particularmente reluctantes a
asumir cualquier responsabilidad ambiental por parte de EE.UU. Tanto es así, que entre 1990 y
2004 no sólo no las han reducido según el convenio sino que las han aumentado en un 11% (en
tanto la UE ha reducido las suyas en un 4%)
<http://www.ambienteyenergia.com/htms/notas/nota0208.html>.

Mientras los técnicos que sirven a la estrategia de poder de EE.UU. se aferran, curiosamente, en
este caso al in dubbio pro reo, con el cual alegan que hasta que no haya pruebas contundentes
de la responsabilidad humana en los cambios y trastornos climáticos hay que presuponer la total
irrelevancia de los actos humanos, los científicos preocupados y las organizaciones ecologistas
incluso de EE.UU. y de prácticamente casi todo el mundo, insisten en que las dimensiones de la
incidencia humana en el planeta (quema de combustibles, contaminación química y cada vez
más biológica, aumento poblacional, desmantelamiento de bosques, selvas, ríos, montes) es tal
que hay que actuar precautoriamente, y a la brevedad. El riesgo de catástrofe absolutamente
fuera de control es tan pero tan grande y sobre nuestro único hábitat (véase "La carrera
espacial", p. 32), que tomar recaudos parece lo sensato. La pregunta en todo caso es si la
timidez, la casi insignificancia de los acuerdos de Kyoto, podrían alcanzar para inflexionar las
curvas del proceso.

"¡No es cierto, no es cierto! ¡Y nada podemos hacer con eso! Así resume Mickey Kaus la actitud
de la Casa Blanca ante el calentamiento planetario. Lo que aterroriza a los políticos de EE.UU.
en lo más profundo, es que sí, es cierto que existe, y podrían hacer algo para encarar el
calentamiento global, pero ello significaría un costo impresionante para la industria del país y
para su sistema de vida", resume el periodista Matthew Engel en su "Road tu ruin" (Guardian
Weekly, Londres, 6/11/03).

Uno podría preguntarse acerca de los avales que tiene el gobierno de EE.UU. para negar el
carácter antropogénico de cambios climáticos. Va de suyo que los cambios provocados por el
hombre no invalidan los que se producen "naturalmente"; ciertamente el planeta conoció
muchísimos y radicales cambios climáticos antes que el hombre pusiera el más mínimo pie en
tierra (descendiera de los árboles como una de las hipótesis más firmes señala). El climatólogo
Osvaldo Canziani es categórico sobre el particular: "No tienen ninguna razón científica. Los
industriales no quieren disminuir su producción, simplemente." (cit. p. Martín de Ambrosio en
"Kyoto, protocolo roto", Buenos Aires, Futuro, Página12, 24/11/04).

En lo que va del año, como un rayo en cielo sereno, apareció un documento del Pentágono
sobre la cuestión. Un documento de militares de los que se sienten con derecho a regir el
mundo. Pero que han sentido alarma en un aspecto crucial. A diferencia de las discusiones
habidas en Kyoto en 1997 en que se especulaba sobre desastres ambientales por la
acumulación del efecto invernadero para dentro de varias décadas o siglos, el informe
pentagonal agudiza los términos dramáticamente: restringe los plazos incluso a menos de una
década.

Nunca creímos en profecías y menos a fecha fija, como con más altanería que sabiduría
intelectual anuncian los autores del mencionado informe "secreto". Pero la afirmación de que
Inglaterra vivirá un clima siberiano en el 2020 es por lo menos llamativa. Y los anuncios de
catástrofes más cercanas todavía en el tiempo para países con costas bajas también. Los
autores: Peter Schwartz, consultor de la CIA y del Royal Dutch/Shell Group y Doug Randall, otro
empresario.

Lo cierto es que el derretimiento de los polos puede convertir al planeta en un verdadero infierno:
la hipótesis muy trajinada por climatólogos de que la invasión de aguas árticas al Atlántico podría
bloquear la vital corriente del Golfo, convertiría paradójicamente a Europa, a la Europa del Norte,
en una región con frío insoportable (estamos hablando del Reino Unido, Islandia, Noruega, e
islas menores, por lo menos).

Por su parte las zonas tórridas del planeta pasarían a ser totalmente invivibles hasta para los
humamos que hoy en día sí viven allí. Lo mismo sus cultivos y sus animales de cría. Los cultivos
templados, como los de tantos cereales (trigo, centeno, maíz) serían barridos de la faz de la
Tierra por la tropicalización. La expansión de especies patógenas, sobre todo en los ámbitos
cálidos, sería sobrecogedora; pensemos en hongos (a menudo venenosos), ácaros, insectos,
microorganismos.

La frutilla del postre con este meneado informe es que la Casa Blanca lo ocultó durante varios
meses, indudablemente estremecidos por "la novedad". Fue finalmente a través de una filtración
a la prensa, The Observer [periódico británico fundado en el s. XVIII] que salió a la luz.
Recordemos que lleva la firma del Pentágono... todo lleva a pensar que Bush Jr. ha entrado en
otro cortocircuito...

Randall, consultado luego de "la explosión mediática" dijo, por ejemplo, que "posiblemente es
demasiado tarde para prevenir que ocurra un desastre. No sabemos exactamente en qué
momento estamos. Podría comenzar mañana y no lo sabríamos durante cinco años." (cit. p. The
Observer, 22/2/04). Más allá de la puerilidad tan hollywoodense de que pueda comenzar mañana
un proceso que en el informe dan por comenzado, la observación revela igual la gravedad de la
situación.
Willy Meyer, presentando en 1987 el excelente documental alemán Klima im koma (en
Naturaleza y medio ambiente en cine y TV, Buenos Aires, Instituto Goethe, 1990) decía con
preciso vuelo poético: "La Tierra tiene fiebre".

Sólo una ceguera en el colmo de su egoísmo puede llegar a lucubrar títulos como el de Clarín
Rural el 28 de febrero de 2004: "El cambio climático beneficiaría a la soja." (*)

Recuadro

"Entretanto, a todos los consumidores estadounidenses se les ha pedido una tarea para la
defensa ambiental: que compren helados Ben & Jerry de crema, porque se les asegura que un
tanto por ciento de las ganancias de su fabricante Unilever van a ir a parar a 'iniciativas que
tengan que ver con el efecto invernadero'."
"Uy, uy" remata Matthew Engel ante tan formidable medida (op. cit.).

(*) En su "fundamentación" persiste la ceguera que otorga el auto-interés: "La mayor


concentración de dióxido de carbono hará aumentar los rendimientos". Vale la pena recordar una
observación del climatólogo Osvaldo Canziani: las plantaciones de soja aguantan mucha más
temperatura que las de cereales (´si el trigo permanece a más de 30º por más de ocho horas no
fructifica´:, cit. p. Martín de Ambrosio, "Cuando el clima se marchita", Futuro P12, 24/11/01). El
neocolonialismo sojero de parabienes.
V. QUINTO TEMA

TEMA V. De las resistencias a las alternativas a la globalización neoliberal:


comunicación, cultura y ambiente (3 SEMANAS + 1 SEMANA)

• Conflictos y resistencias a la globalización: mercantilización de la


sociedad y democracia participativa

• La integración regional como alternativa: el ambiente como


dimensión conflictiva de los procesos de integración

• La globalización: ética y utopía

PRIMER MATERIAL DIDÁCTICO

Para los TLC y la IIRSA el ambiente es mercancía e


infraestructura
(Seminario: Ante el libre comercio otra integración es posible)
Prof. Lusbi Portillo
08/07/04
http://www.aporrea.org/dameletra.php?docid=8858

Fueron los ejecutivos, los capitales y la capacidad tecnológica y administrativa de las empresas
transnacionales, principalmente de Estados Unidos, las que incursionaron en los suelos de
nuestra América e hicieron dependientes nuestras economías, hasta tal punto que en “los dos
últimos decenios, ha eclipsado la asistencia oficial al desarrollo. De un tercio a la mitad de toda la
inversión privada en los países en desarrollo procede ahora de la IDE”, Inversión Directa
Extranjera1.

En la cotidianidad socio-económica de las Américas, estas empresas fueron estructurando los


lineamientos del modelo de desarrollo a seguir por nuestros gobiernos y las burguesías
nacionales, así como la ideología necesaria donde soportar lo que más tarde se denominó
Doctrina Monroe; por ello, bajo estos supuestos, el actual candidato a la presidencia de los
Estados Unidos, Lyndon H. LaRouche, afirma su vigencia “John Quince Adams, cuyo diseño de
la Doctrina Monroe definió la política exterior estadounidense en defensa de la soberanía de las
naciones Estados de las Américas, contra la intromisión tanto de la monarquía británica como de
las potencias continentales de la Santa Alianza”2.

Esta doctrina, según varios especialistas, es la base política de lo que hoy se conoce como Área
del Libre Comercio para las Américas (ALCA) o simplemente de los Tratados de Libre Comercio
(TLC), pero consideramos que dicha apreciación es también valida para el Plan Puebla Panamá
(PPP) y para la Integración de la Infraestructura Regional Sur Americana (IIRSA), es por ello,
siguiendo ese mismo orden de ideas el candidato LaRouche señala la vigencia de los proyectos
ferroviarios que ya desde 1898 promovía el presidente de Estados Unidos William McKinley para
“conectar América del Norte y del Sur”2, de tal manera que podríamos afirmar que esta visión
imperial es hoy unos de los primeros antecedentes de la infraestructura presentada en los
proyectos PPP/TLC/ALCA para México y América Central e IIRSA/TLC/ALCA para América del
Sur.

Pero fueron los llamados “Ajustes Estructurales” impuestos a los países en desarrollo por el BM
y FMI bajo los intereses de Estados Unidos, el Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles
(GATT) y la creación de la OMC unos de los antecedentes más cercanos de los llamados TLC o
ALCA. Según Geoff Nettleton: Por recomendación y financiamiento del Banco Mundial, entre
1988 y 1993, se había generado ya 270 mil millones de dólares americanos por las ventas de las
empresas mineras estadales financiadas, se había debilitado el control y la influencia del Estado,
así mismo la “Liberación” en los países de sus leyes mineras para ofrecer diversos incentivos y
menores restricciones a los inversionistas privados mineros, tales como: a) Facilidad de acceso a
los proyectos mineros, b) Derechos garantizados para pasar de la prospección a la actividad
minera, c) Pagos reducidos o participación del Estado y d) Libre repatriación de los beneficios.

Existe una base material que coadyuva a que los Estados ricos en minerales tomen este camino:
a) Aminorar su deuda externa y su desequilibrio comercial y b) Gobierno que no presenta
contratos cada vez más atractivos, las empresas amenazan con retirarse del país o reducir sus
actividades3.

La estrategia del Banco Mundial para la regulación minera mundial se basó en una investigación
realizada en África (Banco Mundial, 1992, Documento Técnico Nº 181, Estrategia para la Minería
Africana). Las leyes e incentivos para atraer a los inversores surgieron de las propuestas que
señalaron los mismos inversores mineros, pues se le pidió que ellos señalaran los cambios que
les satisfarían3.

Pero es a través del Estado norteamericano y de su gobierno democrático empresarial como los
capitales estadounidenses están logrando encerrar a todos los países de las Américas en un
sólo marco contractual de comercio liberal, llámese TLC o ALCA, pues de manera individual no
podían del todo controlar.

Desde el control del Estado norteamericano, los empresarios logran compactar una política única
de libre comercio acompañada de toda una estrategia de hegemonía imperial, ya que cuentan
con un aguerrido aparato diplomático y con las acciones legales e incubiertas del Comando Sur y
sus bases militares esparcidas por distintos puntos estratégicos correspondientes a la ubicación
de los recursos naturales y lugares de desarrollo exógenos donde se cocinan los bastos
negocios de infraestructuras y el nuevo modelo de endeudamiento a asumir por los gobiernos de
la región al aceptar como suya la construcción de la compleja infraestructura impuesta por los
doces Ejes de Integración desde las recomendaciones del BID, la CAF o el BM para América del
Sur (IIRSA) o el Plan Puebla Panamá (PPP). Pero la otra cara de la moneda es que estas
aspiraciones imperiales se hacen realidad gracias a coordinación complaciente, a espalda de los
intereses populares, de la mayoría de los gobiernos y de las burguesías criollas que han hecho
posible que “la globalización económica se está imbricando en nuestros sistemas de producción,
en nuestra legislación, y en nuestras costumbres”4.

En nuestro caso, como país andino, estamos ubicados dentro de del Eje de Integración Andino
(IIRSA) y de la lógica expancionista comercial militar que dinamiza el Plan Colombia, para el
control de los bastos recursos naturales energéticos y biológicos, por ello la necesaria tarea
popular de cuidar para las generaciones venideras nuestros únicos recursos, que desde la óptica
de la globalización pose importancia comercial.

El 52% del total de las exportaciones de la Comunidad Andina consisten en productos


generadores de energía, tales como el petróleo, carbón y gas5, además representan el 25% de
la biodiversidad del mundo, 20% del agua del planeta (incluyendo a Brasil), 4 veces la reservas
de petróleo de los Estados Unidos, 8 veces las reservas de petróleo del Mercosur, 74% de las
reservas de gas natural de América Latina y 75% de la producción de carbón de América
Latina6.

El modelo de desarrollo impuesto en nuestra América hasta hoy sigue siendo el de centro-
periferia, y así lo concibe los modernos TLC o el ALCA, que no han podido superar la visión de
explotación binomio tierra-campesino/indígena, el deshumanizado urbanismo y la depredadora
extracción de recursos naturales; son pocos los países en la región que han podido superar la
brutal exportación de grandes volúmenes de materia prima o de simple manufactura. Estas
economías o las que han logrado algún nivel de industrialización como México, Argentina o
Brasil terminan también encerradas en la pobreza del pueblo dada la “transferencia crónicas de
excedente de la periferia del sistema hacia los países desarrollados, como expresión de la
dialéctica de desigualdad establecida en las relaciones económicas internacionales”7.

Deterioro ambiental en los TLC

Con los TLC o el TLCAN, o con el ALCA, el viejo modelo de desarrollo se termina de inclinar a
160º a favor del capital, mejor dicho, de la visión comercial anglosajona, haciendo que todo
jurídicamente se transforme en mercancía, y se disparará, de esta manera, la recolonización de
las Américas, solo que en esta oportunidad todo será a la manera anglosajona.

El imperio necesita reorganizar la estructura y la superestructura de las Américas de tal manera


que se propone a través del pensamiento único homogenizar la diferenciada compleja red
cultural aún existente en esta otra parte del mundo considerada por ello su “patio trasero”,
entronizar una serie de normas jurídicas, administrativas y aduanales que limite las soberanía de
cada uno de estos países enmarcadas en la tutela de un sólo Estado y un sólo comercio posible.

Pero estos acuerdos llamados TLC o ALCA de nada sirven si no se posee la manera más
expedita de transportarlos a los Estados Unidos, y por estas misma infraestructura a construir
enviar sus exportaciones subsidiadas, así mismo determinar con precisión en donde y por donde
montar sus tecnología de punta en la telecomunicación, de fibras óptica, tendidos eléctricos,
privatización del agua o de la biodiversidad, siembra de semillas transgénicas, plantaciones, etc.

Los TLC o el ALCA requieren obligatoriamente el PPP y la IIRSA, son dos caras de una misma
moneda, es más, hoy con los niveles de desarrollo jurídicos y de comercio neoliberal presentes
en las Américas, la IIRSA y el PPP por si solos pueden funcionar dado que los enormes
volúmenes de materia prima a trasladar lo exige con urgencia, principalmente combustibles
fósiles, así como se necesitó con urgencia controlar los de Afganistán e Irak. Recuerde que
Estados Unidos para mantener su estándar de vida y sus nivelas de industrialización necesita
superar los 2 millones y medio de barriles de petróleo diario y las 800 millones de toneladas
métricas de carbón que anualmente consume.

Los TLC o el ALCA necesitan principalmente minimizar o eliminar por completo cualquier
obstáculo que les limite la extracción de materia prima, o la instalación y funcionamiento de
nuevos mercados e industria en las Américas. Son las leyes o decretos ambientales, más que
las constituciones de los países, el principal bastión de resistencia jurídica con la que cuenta la
población, tal como fue el caso de San Luis Potosí, México4.

Afirma la Comisión para la Cooperación Ambiental-CCA (1994) derivada del Acuerdo de


Cooperación Ambiental de América del Norte-ACAAN, con el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN) se ha puesto de bulto que es en el manejo jurídico del ambiente
donde se encuentran las mayores lagunas estructurales, y todo indica que sus soluciones
conceptual-jurídicas se encontraran a través de los años: “La evaluación de los efectos del
comercio, la liberalización comercial y los tratados comerciales sobre el medio ambiente es una
tarea difícil (…) Se han propuesto muchos métodos para analizar minuciosamente la relación
medio ambiente-comercio (…) pero no hay una respuesta absoluta a la interrogante de si el
comercio ayuda o daña los esfuerzos para la protección ambiental (…) Un problema de la
liberalización comercial es que, en la medida que el comercio crea problemas ambientales, la
mayor actividad comercial crea más problemas”8.

Algunas de las principales observaciones ambientales a los TLC o al ALCA son que, por sus
fallas estructurales existentes entre la relación de los conceptos ambiente-libre comercio, se
conviertan los países llamados en vía de desarrollo en “refugio de la contaminación”, llamado
también “efecto estructural” o “efecto indirecto”: “el comercio puede alentar a las industrias
“contaminantes” a ubicar sus instalaciones en países donde los estándares ambientales son
bajos o débiles en cuanto a su aplicación”, o el “efectos de escala” o “amplificador”: “los
productores aumentan su producción para satisfacer una mayor demanda de los mercados
externos”, o simplemente “el daño ambiental no se “internalice,” es decir, que los costos de los
problemas ambientales no recaigan sobre aquellos que crearon el problema”8. En todo caso, en
esta relación se “evidencian la supremacía de los criterios comerciales por encima de cualquier
otro, incluso a nivel internacional”4. A este nivel de la problemática, para paliar la situación, hay
empresarios, que coinciden con los ecologistas, en que se “internalicen los costos de los daños
ambientales que están provocando”, de tal manera que se aplique el “principio del que contamina
paga”8.

El capítulo 11 del TLCAN

El Instituto International de Desarrollo Sustentable (International Institute for Sustainble


Development-iisd), afirma que el TLCAN “contiene un amplio procedimiento de solución de
controversias entre el inversionista y el Estado, que les da a los inversionistas extranjeros el
derecho de desafiar directamente a los gobiernos receptores en su cumplimiento del Tratado”, de
allí que “el Capítulo 11 del TLC se han usado repetidamente para desafiar las leyes ambientales
y decisiones administrativas del país receptor (...) contiene el conjunto más amplio de derechos y
correctivos que se haya ofrecido nunca a inversionistas extranjeros en un acuerdo
internacional”1.

Los procedimientos para plantear diferencias o demandas tienen dos características de fondo:

1. “El procedimiento permite a los inversionistas extranjeros soslayar las salvaguardas


procesales o del interés público favoreciendo un sistema no transparente y sigiloso de
arbitraje, sin derecho de apelación. Aunque es algo común en áreas puramente
comerciales donde sólo está en juego un interés pecuniario”.

2. “El derecho a entablar una demanda no está trabado por ninguna necesidad de
consentimiento de las Partes”1.

Denuncia el Instituto International de Desarrollo Sustentable que una demanda resulta un costo
moderado para la firma comercial, con un enorme costo potencial para el gobierno “iniciar esos
procesos resulta virtualmente sin costos para las grandes empresas, ya que cuesta literalmente
unos pocos miles de dólares preparar una nota de intención de recurrir a arbitraje, con la que se
inicia el proceso y que concede acceso privilegiado”1.

Hay cinco disciplinas a las cuales deben adherir las Partes:

a. Trato nacional (Art. 1102);

b. Trato de nación más favorecida (Art. 1103);


c. Nivel mínimo internacional de trato (Art. 1105);

d. Prohibiciones contra ciertos requisitos de desempeño a los inversionistas (Art. 1106); y

e. Disposiciones que rigen la expropiación (Art. 1110)1.

Los artículos 1102 y 1103 exigen que el “país receptor trate a un inversionista extranjero de
manera “no menos favorable” que el modo en que trata a sus propios inversionistas o a los de
cualquier otro país”. La aplicación de estos artículos “podría ser demasiado limitada para los
reguladores del medio ambiente, que necesitarán considerar también las repercusiones
ambientales de la producción, el consumo y la eliminación de los bienes”. El artículo 1105 es el
menos traumático de todos pues el “derecho internacional, incluido trato justo y equitativo, así
como protección y seguridad”, el artículo 1106 “prohíbe determinados tipos de requisitos que los
gobiernos podrían tratar de imponer a los inversionistas” y el 1110 “pueda interpretarse que este
artículo impide a los gobiernos regular la actividad comercial para proteger el medio ambiente, o
la salud o la seguridad humana, ejerciendo “poderes de policía” que tradicionalmente no se
consideran expropiación en el derecho internacional”1

Se entiende por expropiación: “a) La propiedad privada no sólo se refiere a la tierra y las
instalaciones, sino también al valor comercial de la propiedad, incluyendo el valor en acciones de
la compañía y las futuras utilidades. b) Tradicionalmente, la compensación era otorgada sólo
cuando se perdía el total de la propiedad. Bajo la actual definición se aplica cuando se pierde
cualquier parte de su valor comercial y c) Se requiere compensación no sólo por una
expropiación, sino por actos “equivalentes a una expropiación”. Esto significa que un amplio
rango de políticas, leyes o medidas administrativas pueden ser consideradas con un efecto
similar a la expropiación”4.

Este capitulo ha sido utilizado ya en varios casos:

a. La empresa canadiense, Mexthanex, demandó al gobierno de EUA por 970 millones


de dólares porque aplicó las leyes ambientales del estado de California4.

b. La empresa Ethyl Corp. de Estados Unidos que demandó al Gobierno canadiense por
250 millones de dólares americanos sólo porque la discusión de una ley prohibiendo un
aditivo tóxico (MMT) de gasolina usado por la empresa “constituyó una expropiación de
sus inversiones, porque la crítica pública a la empresa dañó su reputación”. En este caso
Canadá tuvo que negociar, dar marcha atrás en la legislación correspondiente y
compensar a la empresa con $13 millones de dólares.

c. El 30 de agosto de 2000 el fallo del tribunal internacional afirma que el gobierno de


México tomó medidas “equivalentes a expropiación” contra la empresa canadiense
Metalclad Distribution Services en violación del artículo 1110 del capítulo 11 del tratado.
Razones a) La “negativa del ayuntamiento de Guadalcázar a la solicitud de Metalclad
para obtener un permiso para la construcción de un confinamiento de residuos
peligrosos”, b) Porque “las autoridades federales mexicanas eran responsables de no
haber forzado al municipio a emitir el permiso de construcción” y c) por la declaratoria de
“reserva ecológica en el área en la que se encuentra ubicado el confinamiento”.

En todo el litigio se dejo claro entre otras cosas que “el ayuntamiento hizo uso de sus
atribuciones y que la empresa lo construyó de todas maneras, ilegalmente” y que “La
declaratoria de área natural protegida es jurídica y técnicamente correcta, responde a la petición
de la comunidad de Guadalcázar y deja a salvo cualquier derecho legal que la empresa tuviera.
Aún así, se considera que es “equivalente a expropiación”4.
Con respecto al Capitulo 11 del TLCAN afirma Gerard Geenfield “si sólo consideramos el poder y
los intereses de las corporaciones mineras canadienses..., este derecho “tendría un efecto
devastador en las comunidades locales y en el ambiente”9

Pero las apetencias demandantes de las empresas no se quedan solamente enmarcadas dentro
de un TLC, éstas realizan acciones aún en casos donde no se han firmados acuerdos
globalizantes, como ocurrió en Costa Rica con la empresa Harken Costa Rica Holdings, “firma
corporativa con vínculos cercanos a Harken Energy de Texas, la ex compañía de petróleo del
Presidente Bush, y MKJ Xplorations of Meterie de Luisiana”, que demandó al pequeño país el 15
de septiembre de 2003 “por más de 57 billones de dólares en compensación, casi tres veces
mayor que el producto interno bruto y once veces mayor que el presupuesto anual del gobierno
de Costa Rica” ante “el Centro Internacional para la Resolución de Conflictos de Inversión del
Banco Mundial” por no aprobarle el Estudio de Impacto Ambiental que presentó para explorar
petróleo en el mar caribe de Costa Rica. Ante las acciones interpuestas (febrero del 2002) de no
asistir a un tribunal internacional esta demanda no prosperó; bajo un TLC, Costa Rica no hubiese
tenido ninguna opción y habría tenido que someterse de manera obligatoria al tribunal
internacional”10, pero desde el 25 de abril de 2004 todos los Gobiernos de los países de
América Central aceptaron la propuesta de Washington de ir a un TLC.

Deterioro Ambiental de la IIRSA

La propuesta de reorganización que del espacio suramericano propone la banca regional, BID y
CAF, e impulsada además por el BM significa el mayor impacto cultural, social y ecológico
sufrido en la historia de este continente.

Los gobiernos todos están adquiriendo una enorme deuda para satisfacer principalmente los
intereses de los empresarios estadounidenses y del estado imperial. Los doce Ejes de
Integración que descompone el espacio y reestructura de nuevo en doce partes el continente
suramericano es ahora un elemento necesario para dinamiza la economía y agiliza el transporte
de los ansiados estratégicos recursos naturales hacia Estado Unidos.

Estos doce ejes generarán a la vez otras subdivisiones territoriales, unas veces agrupando o
dividiendo a varios países, o parte de ellos, proponiendo subregiones, pasos interoceánicos,
hidrovías o represas binacionales, ubicación, privatización o administración privadas de aguas o
acuíferos subterráneos, o variedades de puertos multimodales a construir, o aeropuertos, o más
bien, pequeñas o grandes vías ferroviarias, puentes binacionales, tendidos eléctricos y
gaseoductos nacionales, binacionales o continentales, plantaciones, privatizaciones de bosques
o administración privada de parques nacionales, entre otras tantas infraestructuras a construir.

Tomaremos como ejemplo ilustrativo algunos impactos aislados a los ríos Amazona y Orinoco.
Transformar en una enorme hidrovía los ríos La Plata, Amazona y el Orinoco-Apure significa uno
de los mayores ecocidios cometidos en la historia de América, y todos los Gobiernos, con la
excepción de Chile por no formar parte de la cuenca amazónica, están dispuestos a asumir, eso
sí con la asesoría técnica de Estados Unidos y financiamiento extranjero; ya la empresa estadal
petrolera Petroperú y la Sosa Oil del Perú desde el año 2000 están sacando por gabarras
barriles de petróleo y de diesel desde Iquitos, Perú, hasta Puerto Velho, Brasil, “navegación que
duró 23 días, en un recorrido altamente riesgoso de más de 2.500 kilómetros aguas debajo por el
caudalosos Amazonas, para luego remontar el crecido río Madeira”10.

La biota, el potencial pesquero, sus valores ecológicos y culturales que depende del inmenso río
Amazona y sus áreas de influencia de su curso están en peligro por el impacto que causará
transformarlo en una hidrovía. Civilizar el río a través de la ingeniería sería mermar su capacidad
generadora de valores intangibles, de equilibrio ecológicos dador de vida y bienestar colectivo
“En el ámbito de los ríos se destacan enormes tormentas eléctricas, con vientos huracanados de
más de 140 kilómetros por hora, acompañados de olas de hasta de dos metros de alturas;
existen enormes y peligrosos remolinos, que se forman especialmente en las confluencias de los
ríos; y el de mayor riesgo de todos son los “bancos de arenas”, que no están señalados en las
cartas de navegación por sus frecuentes cambios de lugar debido a la constante creciente de los
ríos. Los mismos representan un peligro a la embarcación y su carga”10.

El río Orinoco, que forma parte, según la IIRSA, en el “Eje Multimodal Orinoco-Amazonas-Plata”
y según Plan Nacional de Desarrollo Regional 2001-2007 del Ministerio de Planificación y
Desarrollo “Eje de Desarrollo Orinoco-Apure” al entrar en esta estrategia imperial también sufrirá
un magno impacto, así lo asegura la posibilidad de su navegación y las de sus más importantes
afluentes “Navegación fluvial por el río Orinoco, a través del brazo Caciquiare, continuando al
suroeste hasta el río Negro hasta llegar al “farm tank” en Manao, Brasil. Esta alternativa no es
factible por el bajo calado del brazo Caciquiare más el peligro de muchos raudales, entre los más
importantes se destacan Atures, Garcitas y Maipures en el río Orinoco, y Zurucucu, Cabarua y
Murciélago en el brazo Caciquiare. Esta alternativa requiere de una gran inversión para ser
factible la navegación de grandes gabarras en un futuro próximo”11.

El Eje de Desarrollo Occidental

El modelo de desarrollo que se viene entretejiendo desde mediado de 1970 por el Estado
venezolano (Corpozulia/Carbozulia) y las corporaciones transnacionales mineras, en especial del
carbón, hoy significa que el Zulia sea condenado a ser una zona de sacrificio y un puente o
plataforma al Mara Caribe entre los Andes (Eje de Integración Andino)12 y el Sur (Eje
Venezuela-Brasil-Guayana-Suriname y Eje La Plata-Amazona-Orinoco)12. Estos tres ejes
regionales al entrar a Venezuela se comenzaron a denominan desde el segundo Gobierno del
Carlos Andrés Pérez Ejes de Desarrollo Oriental, Occidental y Orinoco Apure, que en un plano
físico tienen forma de “H”, de tal manera que gran parte de los recursos naturales y otra forma de
mercancía de todos los países de América del Sur pueden salir por Puerto América, ubicado en
el Golfo de Venezuela, cerca de la entrada del Lago de Maracaibo en la Isla de San Bernardo-
San Carlos, unos de los puntos más cercanos en la región al sureste de Estados Unidos13.

Gran parte de los estudios realizados de Puerto América han sido financiados por el Banco
Mundial, BID, CAF y el Gobierno de Holanda y elaborados por empresas holandesas de
ingeniería ambiental como las empresas Alkyon Hidraulic Consultancy & Research y la Royal
Haskonig, su primer modulo el Terminal Carbonífero de la Isla de San Bernardo pretende ser
construido por la empresa arubana Inter-American Coal, N.V/Trans-Coal de Venezuela, C.A.

Todo el piedemonte de la Sierra de Perijá limite natural con la República de Colombia ha sido
entregado a través del Ministerio de Energía y Minas (MEM) en concesiones mineras por el
Estado venezolano. Hasta ahora se han entregado 318.319, 15 hectáreas en concesiones para
explotar minerales, de ellas 236.997, 15 son de carbón, de las cuales Corpozulia posé 206.689,
32 hectáreas: en la Subregión Perijá 125.956, 80 y en La Guajira 80.732, 52. Sólo de las minas
Paso Diablo (Corpozulia/Anglo American Coal/RAG Coal International) y Mina Norte
(Corpozulia/Inter-American Coal, N.V.) están hoy en explotación movilizando 8 millones de
tonelada métricas al año, estos dos sectores mineros ubicados en el piedemonte de la Sierra de
Perijá, en La Guajira, municipios Mara y Páez, pretenden elevar la exportación de carbón a 22.5
millones de toneladas anuales abriendo las minas, también a cielo abierto, Socuy y Cachirí
respectivamente. Estas minas tienen los nombres de los ríos que contaminan y destruyen.

Las otras empresas las que tienen firmados contratos de arrendamientos con Corpozulia, como
COSILA y Carbones de Perijá, y las que han solicitado por su cuenta concesiones de carbón
como Carboníferas Caño Seco, Carbones del Socuy, Minera MAICCA, Consultores Mineros y
Carbones de Occidentes aspiran sacar 13.5 millones de toneladas más anuales para un total de
36 millones. Todo este carbón es el elemento estructurante y dinamizador del Eje de Desarrollo
Occidental, de tal forma que los grandes puertos a construir en el Golfo de Venezuela o al
interior del Lago de Maracaibo son para carbón, al igual que las líneas ferroviarias y nuevas
carreteras, así se especifica no solo en los proyecto del Ministerio de Planificación y Desarrollo,
sino en los planes del BID14 y de las multinacionales del carbón. La CAF llega ha decir que el
financiamiento de la ampliación de la carretera La Fría-Machiques a cuatro canales se justificaría
si se intensifica la explotación de carbón en la Sierra de Perijá, en el estado Táchira y en Norte
de Santander, Colombia, y se construye los puertos gabarreros del Sur del Lago y Puerto
América15.

Estos proyectos mineros, ubicado en las cuencas de todos los ríos del la Sierra de Perijá,
justificadores del Eje de Desarrollo Occidental, no sólo dejarían al Zulia sin agua, profundizarían
el proceso de desertificación de los suelos en Perijá y La Guajira, mermarían los bosques y la
biodiversidad de la flora y fauna perijanera, sino que reducirían aún más las tierras y los hábitats
de los indígenas Barí (Chibcha), Yukpa (Caribe), Wayúu y Añúu (Arawak), por ello la posición
obstruccionista de los representantes de los Ministerios de Energía y Minas y del Ambiente de no
aceptar en la Mesa Nacional de Demarcación ante la propuesta de Autodemarcación por parte
de las comunidades indígenas y las observaciones realizadas al Reglamento oficial de la Ley de
Demarcación y Garantía del Hábitat de los Pueblos Indígenas, apegado a la nueva Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela (1999), que obliga al Gobierno demarcar las tierras de
los indígenas en un tiempo de no mayor de dos años, en diciembre de 2004 se cumple cinco
años. La Comisión de Demarcación Nacional está entrabada por los siete representantes del
Estado (los indígenas son ochos) no se hayan como hacer para otorgar a los indígenas tierras
que no estén dadas en concesión mineras, y el 80% de las tierras y hábitats de los indígenas del
Zulia están en concesiones mineras de carbón, los Wayúu que viven en las cuencas de los ríos
Guasare, Socuy, Cachirí y Maché están en donde se pretende explotar el carbón, igual suerte
corren los indígenas Barí y Yukpa a través de los Proyectos de Corpozulia: Río de Oro y Tukuko
Aricuaizá. Esto se agrava ya que el Instituto Nacional de Tierra (INTI) se niega, por mandato del
Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MARN), a entregarles a estos indígenas las
Cartas Agrarias solicitadas ante la presión de los mineros y hacendados. A esta penosa situación
hay que sumarle que cada vez que ocurre un secuestro en la ciudad de Maracaibo de inmediato
se dispara una arremetida contra estos pobladores en la frontera, principalmente en el Diluvio,
Maché, Cachirí y Socuy. Y a los pocos días de nuevo aparecen las presiones a indígenas y
campesinos de los representantes de las transnacionales mineras16.

Bibliografía citada

1 IISD, “El Capítulo 11 del TLC y el medio ambiente: cómo tratar la incidencia del proceso
inversionista-estado sobre el medio ambiente. Resumen Ejecutivo ”International Institute for
Sustainble Development, (iisd), www.iisd.org/pdf/sp_nafta.pdf

2 LAROUCHE, H, Los Estados soberanos de la Américas. El programa de LaRouche para el


desarrollo continental. Movimiento de Juventudes Larouchistas y Comités Laborales
Iberoamericanos, primera edición en español, México, marzo 2004, 137 pp.

3 NETTLETON, Geoff, “Tendencias mundiales en la minería y la función de las agencias


internacionales”. Socavando Los Bosques, 20-23 por Forest Peoples Programme, Philippine
Indigenous Peoples Links, World Rainforest Movement. Inglaterra, enero 2000.

4 MEDELLÍN MILÁN, Pedro y Luz María, Nieto Caraveo, “Caso Metalclad: “Expropiación” de los
Derechos de los Mexicanos”. Pulso, Diario de San Luis Sección Ideas, del jueves 17 de mayo de
2001: 4, San Luis Potosí, México. http://ambiental.uaslp.mx/productos/caso.htm

5 FERNÁNDEZ DE SOTO, Guillermo Secretario General de la CAN, Bogotá 03/12/03,


http://www.comunidadandina.org/prensa/discursos/13
6 WAGNER TIZÓN, Allan Secretario General de la CAN, 29/01/04, http://www.merco-
sur.net/opinion/opinion_290104_02.htm

7 GUILLÉN Arturo, “La renegociación y el desenvolvimiento reciente de la deuda externa de


México”. La deuda externa, grillete de la nación, 39-99 por Arturo Guillén, Eugenia Correa y
Gregorio Vidal. Editorial Nuestro Tiempo, México 1989. 157 pp.

8 SECRETARIADO DE LA COMISIÓN PARA LA COOPERACIÓN AMBIENTAL (CCA), “Efectos


del TLC. Estudio sobre intentos recientes para modelar los efectos ambiente del comercio:
informe general y documentos de referencia” Serie # 2 medio ambiente y comercio - Efectos del
TLC. Estudio sobre intentos recientes de medir los efectos del comercio en el medio ambiente.
CEC CCA CCE. www.cec.org/pubs_docs/documents/ index.cfm?varlan=espanol&ID=293 – 15

9 GEENFIELD, Gerard “Las Reglas del TLC en Metalclad vs Mexico: Un Contexto más Amplio”.
http://wtoaction.org/greenfield2.phtml, citado en Medellín Milán, Pedro y Luz María, Nieto
Caraveo, “Caso Metalclad: “Expropiación” de los Derechos de los Mexicanos”. Pulso, Diario de
San Luis Sección Ideas, del jueves 17 de mayo de 2001: 4, San Luis Potosí, México.
http://ambiental.uaslp.mx/docs/PMM-AP010517-Metalclad.pdf

10 HERSHOWITZ, Ari y David Waskow, “La Amenaza al medio ambiente por parte del Tratado
de Libre Comercio con Centroamérica (TLC): El caso de la empresa Harken Costa Rica Holdings
y la exploración petrolera en el mar”. www.encuentropopular.org/areas/tlc/artic037.htm - 34k,
Encuentro Popular, info@encuentropopular.org

11 SOSA VEGAS, José Félix. 2002 “PDVSA y la cuenca amazónica” 34-35 Petróleo YV No.8.
Año 4, 48 pp.

12 BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO, Plan de Acción para la Integración de la


Infraestructura Regional Suramericana, http://www.iadb.org, http://www.iirsa.org.

13 MINISTERIO DE PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO, Plan nacional de Desarrollo Regional


2001 – 2007: 71-73, http://www.mpd.gov.ve/pndr/pndr.pdf.

14 BID, Capítulo 6, Infraestructura Regional: 151. http://www.iadb.org

15 CAF, Red Vial de Venezuela. Orden de Prioridades de Los Proyectos Viales de Integración
Andina: 1-2, http://www.caf.com/espanol_old/05d01/venezue/cven00.html

16 HOMO ET NATURA y ANPA/ Agencia de Noticias del Pueblo, “Los Gringos no tienen tierras
en La Guajira y Perijá”, Publicado el Martes, 15/06/04 11:15pm http://www.aporrea.org/
SEGUNDO MATERIAL DIDÁCTICO
i
Ha-Joon Chang, “Las bondades del librecambio: una superchería histórica”, Le Monde diplomatique, edición en español,
No. 13, julio de 2003.
ii
Peemans, Jean Philippe, “El sudeste asiático: entre el mito y la realidad”, Cuadernos de Economía, Universidad Nacional
de Colombia, 1988.
iii
Ray Keely, Industrialization and Development: A comparative analysis, Londres: UCL Press, 1998, pp. 32-33.
iv
Maurice Dobb, Soviet Economic Development since 1917.
v
CEPAL. La inversión extranjera en América Latina y el Caribe, 2002.
vi
Ver Keely, op.cit, pp. 76-78.
vii
Fernando Fanjzylber, La industrialización trunca de América Latina, Mexico: Editorial Nueva Imagen,1983, p. 85.
viii
Sobre ésto, ver Gary Gereffi y Donald Wyman (editores), Manufacturing Miracles: Paths of industrialization in Latin
America and East Asia, Princeton University Press, New Jersey, 1990, pp. 14-16.
ix
Fernando Fanjzylber, op. cit., p. 90.
x
Alice Amsden, “Taiwan's economic history: A case of étatisme and a challenge to dependency theory”, en Modern China,
Vol. 5, No. 3, 1979.
xi
Robledo, Jorge Enrique. www.neoliberalismo.com.co. El Ancora Editores. 2000.
xii
Barbara Stallings, “The Role of Foreign Capital in Economic Development”, en Gereffi y Wyman, op. cit., pp. 60-62.
xiii
Kiely, op. cit., p. 101.
xiv
Ha-Joon Chang y Green Duncan. The Northern WTO Agenda on Investment: Do as we say, Nor as we did. South C
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Op Cit.
xvi
Unctad. Informe sobre el Comercio y el Desarrollo. 2003.

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