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El nombre del Mesías *:

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Muchas especulaciones, conjeturas o en el mejor de los casos, información muy
dispersa se puede encontrar a la hora de responder a la pregunta, ¿Cuál era el
verdadero nombre del Mesías de Yisra’el?

A decir verdad, hoy existe suficiente material lingüístico y arqueológico que


permite responder clara, concisa y objetivamente a tal pregunta. Sin embargo no
se puede dejar de lado, el mal uso que algunos pudieran llegar a darle a esta
información, como es el hecho registrado de quienes consideran inadecuado todo
nombre diferente al encontrado o “revelado” -asunto que es totalmente
inaceptable- y los sectarios y místicos que llegan a conclusiones casi que
esotéricas sobre nombres y letras etc., actos igualmente repudiables.

Por otra parte, se registra el inconveniente inusitado de la edición en español de


libros escritos originalmente ya sea en alemán o en inglés, cuya versión en
realidad queda insuficiente en términos de precisión en lo referente a nombres
Bíblicos. Esto ha producido el uso de grafías incorrectas, transliteraciones
imprecisas o transcripciones inapropiadas. Si bien no existe de manera oficial un
sistema estándar para la transliteración o transcripción fonética del hebreo al
español, recientemente la RAE ha consolidado algunas convenciones generales
las cuales aunque básicas -y en cierto grado, suficientes-, siguen siendo ignoradas
por los editores contemporáneos. Así que este material pretende ser o bien la
confirmación de las buenas fuentes que usted apreciado lector ha podido disfrutar,
o bien la estandarización y normalización de los muchos datos que pudieran estar
dispersos entre sus libros o materiales.

Para comenzar partamos de los siguientes hechos:

1) Una cosa es la transliteración de grafías y otra diferente es la


transcripción fonética. La primera consiste en ofrecer un signo gráfico en
una lengua de llegada, a un carácter de otro alfabeto perteneciente a la
lengua en transliteración. A veces, se recurre a signos especiales para
suplir la carencia de signos oficialmente utilizados en una lengua y lograr
así un mejor resultado. Sin embargo este ejercicio, a veces no orienta en
nada la pronunciación de dicho carácter en su lengua original y para ello se
requiere de la transcripción fonética, que es técnicamente, la guía o

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Responsable: Eric de Jesús Rodríguez Mendoza, siervo del Dios viviente, investigador bíblico y oficiante de
alabanzas de la congregación Mesiánica Bnéy ‘el Jay, y economista con Minor en ing. Industrial universidad
del atlántico, Barranquilla – Colombia 21 de Tevet 5771 – 27 -12-2010. Correo electrónico:
barsamja@gmail.com.
precisión acerca de la pronunciación. Por ejemplo, al transliterar la letra
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rusa ж como ž, ignoramos cómo suena realmente en Ruso, y por eso, su
transcripción fonética es ʤ, que indica que es una fricativa palatal sonora, o
sea como la G de Gina en italiano, sonido cercano a la “Y” con un zumbido
a bordo. De todas maneras, en la antigüedad se registran los primeros
intentos de transliteración, sólo que obviamente, primitivos e inacabados.
2) La lengua históricamente oficial del pueblo de Jesús, el pueblo judío, es el
hebreo.
3) La lengua hebrea experimentó un cambio de alfabeto o sistema de escritura
alrededor del siglo cuarto A.P.V.M. y ciertas estandarizaciones fonéticas en
el siglo séptimo D.P.V.M. Dentro de estos cambios, resultaron dos formas
de ortografía: La denominada ‫( כתיב מלא‬Ktiv Malé’, ortografía plena) y ‫כתיב‬
‫( חסר‬Ktiv Jaser, ortografía defectiva). El asunto consiste en que
antiguamente el hebreo no poseía vocales escritas, y para brindar alguna
orientación acerca de la presencia de las mismas, se recurría a ciertas
consonantes que por su implicación fonética, podían servir de alguna
manera como vocales. Sin embargo, era posible no usar o usar muy poco
tales consonantes y de ahí que resultara a veces un poco más complicado
leer las palabras; por ejemplo: Si español escribiésemos al modo que lo
hacían antiguamente los hebreos, la palabra ventilador, sería VYNTYLDWR
en escritura plena y VNTLDR en escritura defectiva. Por eso es posible
encontrar al menos dos ortografías para un mismo nombre aunque la
pronunciación sea la misma. Una broma judía, suele ser: “En hebreo
puedes escribir Noé de siete formas diferentes”.
4) El arameo, aunque fue la lengua adoptada por muchos judíos desde el
retorno de la cautividad en Babilonia, y que de hecho fue la lengua popular
sobre todo en el siglo primero D.P.V.M., respetó los nombres propios judíos
y en lo posible, los extranjeros dentro de las limitaciones de su alfabeto.
5) El griego, siendo el idioma internacional (lingua franca) desde el siglo
tercero A.P.V.M. hasta el siglo segundo D.P.V.M, también procuró en lo
posible conservar la versión original de los nombres judíos dentro de las
limitaciones de su alfabeto cuando intentaba reproducirlos. Raras veces se
atestigua una real Helenización.
6) El griego carece de los siguientes fonemas típicos de las lenguas semíticas
(Se ha acudido para su descripción, al Alfabeto Fonético Internacional, AFI):

H semi-aspirada (AFI: ɦ ), H aspirada (AFI: h), Y Fricativa (AFI: ʎ ), Pausa


gutural suave (AFI: ’), Pausa gutural fuerte (AFI: ‘), S africada dental sorda
(AFI: ts), S silbante dental sorda (AFI: ʇ ), S silbante africada sorda (AFI: 3
ʃ ).

Con los hechos mencionados anteriormente, se procede a analizar lo que sucedió


con el nombre del Mesías para que hoy en español exista bajo la forma de “Jesús”.

El texto griego del Nuevo testamento, desde el primer verso del primer evangelio,
Mateo, registra el nombre del Mesías con la grafía griega Ίησους. La
transliteración de estos caracteres al español resulta en: ’Iësûs (Transcripción
Fonética: Iesús). Como las primeras versiones de la Biblia en español se
desarrollaron en un ambiente de investigación arqueológica y lingüística muy
pobre, con poca tecnología y recursos, agregando el hecho de que el español era
un idioma joven todavía (nacido en el siglo noveno), el griego Ίησους, fue vertido
fonéticamente como “Jesús” pero hay que tener en cuenta que cuando Casiodoro
De Reina tradujo (año 1569), la J era una vocal en español, esto es, una i; así que
al menos hasta entonces, el nombre del Mesías en español, sonaba: iesús. Luego
el español realiza una reforma fonética y el signo J pasó a ser una consonante
aspirada tal como suena hoy día 1.

Ahora bien, al revisar la excelente concordancia de Hatch-Redpath 2, encontramos


que en la septuaginta o versión de los setenta (LXX), los traductores usaron la
grafía griega Ίησους (’iësûs) para varias grafías hebreas a saber:

Grafía: Hebreo: Transliteración: Transcripción Cita Bíblica:


Fonética *:
Plena: ‫הוׂשׁוּע‬
ַ ְ‫ י‬Yěḫ ōšūaʻ Yehoshúaʻ Dt. 3:21
Plena moderada: ‫הוֹשׁ ַע‬
ֻ ְ‫י‬ Yěḫ ōšuaʻ Yehoshúaʻ Ex. 17:9
Plena con síncopa ** 4F
‫ֵשׁוּע‬
ַ ‫י‬ Yēšūaʻ Yeshúaʻ 2Cr. 31:15

Por consiguiente cualquiera de las grafías hebreas para el nombre del Mesías
arriba presentadas, es correcta lo mismo que su transliteración o su transcripción

1
http://www.espanolsinfronteras.com/LenguaCastellana-RD01-Gramatica01-Alfabeto.htm#J
2
HATCH, Edwin y REDAPATH, Henry. A concordance to the septuagint and other greek versions of the old
testament (including the apocryphal books). Edit. Akademische Druck-u Verlagsanstalt, Graz - Austria 1975
suplemento, pág. 84.
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Aquí no se ha seguido el Alfabeto AFI por ser poco conocido en Latinoamérica, en lugar de ello, se ha hecho
una aproximación al español. Para el caso de las pausas guturales la RAE ha determinado que no se
transcribe en tanto que ésta no haga parte de la raíz; por esa razón se ha conservado aquí.
**
Se conoce como síncopa la abreviación de una palabra suprimiendo uno o más sonidos de en medio de
ella. En este caso, hubo síncopa de los fonemas ho.
fonética. Si usted ha echado un vistazo a las citas bíblicas aportadas, se dará
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cuenta que Iesús, Yehoshúaʻ o Yeshúaʻ son entonces Jesús, Josué y Jesúa en
español. ¡De manera increíble tenemos tres nombres diferentes a partir de uno
solo en hebreo!

Como se señaló en la primera página de este artículo, la traducción de obras


anlgosajonas o germanas en español, resulta a veces errónea en lo tocante a
transcripción fonética de nombres (para el caso hebreos o griegos), ya que los
editores no adaptan al español la transcripción fonética de los mismos y dejan la
que los autores utilizaron en sus lenguas originales siendo que esa sólo es válida
para esos idiomas; lamentablemente, en la mayoría de los casos, tampoco añaden
una guía o concordancia fonética y el lector procederá a leer como mejor le
parezca; por ejemplo: La palabra hebrea ‫ֶפשׁ‬ ֶ ‫ נ‬es transcrita fonéticamente en
alemán como Näphäsch; en Inglés como Nephesh, pero en español lo correcto
es: Néfesh. Luego cualquiera lector hispano, al ignorar este hecho, o al no contar
con la guía fonética pertinente, se ve involucrado de alguna manera en un error,
digamos en su propio idioma.

En razón de lo dicho, hoy vemos a quienes quizá por ignorancia osan afirmar
categóricamente que el verdadero nombre del Mesías, es Yahshua o Yahoshua;
pues bien, en el mejor de los casos, se trata de la transcripción fonética del inglés
para Yehoshúaʻ Yeshúaʻ ya que la “a” inglesa en ese lugar, suena “ei *”. Así el 5F

lector inglés podrá pronunciar: “Yéishua” o “Yéijoshúa” respectivamente. Entonces


el latino que encuentra esto en una obra en inglés o una mala edición en español,
como se señaló arriba, sin guía fonética etc., leerá de manera tosca “Yashúa” o
“Yaoshua” y lo peor, es que quede convencido de que es así. Esto es, en el mejor
de los casos. El peor de los casos es que alguno se atreva a afirmar que tal
pronunciación es la original en hebreo y pretenda argumentarlo o sostenerlo,
siendo que el nombre ‫הוֹשׁ ַע‬
ֻ ְ‫ י‬por ejemplo, está compuesto del prefijo ‫( יְ הוֹ‬Yeho-)
que representa el nombre de Dios ‫ יהוה‬YHWH, y la palabra ‫ְשׁוּעה‬ ָ ‫ י‬yeshu’áh
“salvación”; al fusionarse ambas, se produce una aféresis de la sílaba Ye y un
apócope de la h en la palabra yeshu‘áh para resultar en: yeho+shu‘a convertido
luego en Yehoshúa‘ esto es: “YHWH (es) Salvación”.

En conclusión, ahora que conoce las opciones correctas, usted tiene la


versatilidad de usar desde Jesús, hasta Yehoshúa’ sobre todo con la certeza
inmutable de que sea cual sea, Dios lo ha de escuchar. ¡Bendiciones!

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Si usted le pide a un angloparlante que pronuncie Adonay, éste le dirá: éidonáy
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