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DICCIONARIO DELA CORRUPCION EN VENEZUELA # 1 1959-1979

Fertilizantes 135
Fragatas italianas 139
Fraude de la leche 145
Fundalara 149
Hipódromo 153
Hotel Tamanaco 157
IAN 159
INOS 163
Instituto Nacional de Puertos 1978 169
IPASME 173
Leche cortada 177
Maíz 183
MELAPORT 187
Metro de Caracas 191
Ministerio de Comunicaciones 195
Ministerio de Justicia 199
Misiles 201
MOP 207
Movida de "La Mariposa" 211
Muelles flotantes 215
Multas burladas 223
NITROVEN 225
Papa Podrida 227
Petarazo 74 231
Petarazo 76 235
Petroquímica 66 241
Plantas Desulfuradoras 245
Reposeros.del INP 249
Rottemberg 253
Seguros Sociales 255
SIDOR 259
Sierra Nevada 263
Telegrafista 287
Terrenos de la Auyama 289
Terrenos de Higuerote 295
Tesoro Municipal 299
Tractores del IAN de Maracaibo 305
Universidades Nacionales 307
INDICE ONOMASTICO 311
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NOTA DE LOS EDITORES


Un diccionario es una ayuda a la memoria, no es un extenso tratado sobre
alguna cosa. El primer volumen de este diccionario recopila, rindiendo
servicio a la memoria colectiva, los casos de presunta corrupción
administrativa en Venezuela más sonados por la opinión pública desde 1959
a 1979.

El criterio de recopilación aplicado ha sido la intensidad de la denuncia


pública y el comentario efectuado por los órganos de prensa, las entidades
contraloras de la República y, en menor medida aunque igualmente válida,
el rumor colectivo. Se intentó reunir todos los hilos de información
disponible para reconstruir cada caso como una pequeña historia completa,
incluyendo los resultados, y el cierre de cada historia; cuando la opinión
pública tuvo noticia de ellos o fue posible obtenerlos.

Para la selección inicial de los casos, se procedió efectuando un arqueo de


fuentes semanales (semanarios) y fuentes anuales (informes de
Contraloría). Luego se siguieron los casos en la prensa diaria y se recopiló
información oral de quienes recordaban los casos o de algunos
participantes. Finalmente, fueron seleccionados los casos más comentados
entre las tres fuentes de la información mencionadas: prensa, informes de
contralorías y rumor colectivo. La información aparece organizada
alfabéticamente según el nombre más popular otorgado a cada caso en la
época de la denuncia. Cuando distintos casps recibieron el mismo ¿podo
("Petarazo", por ejemplo), se le añadió la fecha de suceso. Algunos casos
fueron llamados por el nombre del organismo donde sucedió o por la
materia objeto de alguna irregularidad, según el uso popular.

El conjunto de casos recopilados no agota la cantidad total de los casos


denunciados. La opinión pública conoció y conoce muchos otros casos que
no aparecen aquí, simplemente por razones de frugalidad. No es necesario
señalar todos y cada uno de los casos, sino uno de cada especie para
conocer la variedad de los fenómenos. Aquí aparecen desde los casos más
humildes de pequeños funcionarios en necesidad, hasta los casos en los que
se han visto involucradas autoridades de alta jerarquía en funciones de
gobierno. Parece tan valiosa la más humilde historia del viejo y necesitado
telegrafista de 78 años, quien resulta el primer condenado de la democracia
venezolana, hasta el juicio al Presidente de la República quien resultó
absuelto de toda responsabilidad administrativa y moral.

El sentido del término "corrupción" que surge de la recopilación es


necesariamente impreciso pues es el nombre surgido popularmente para
denunciar un manejo irregular, fuera de norma, de los fondos públicos,
debidos a la colectividad nacional por los administradores y decisores
públicos. Las denuncias han sido transcritas a este diccionario tal como
fueron expresadas por los denunciantes. En algunos casos la denuncia era
incorrecta, o no era cierta, o no definía con precisión el acto cometido según
el Código Penal vigente para estas cuestiones hasta la normativa sucesora,
la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Público de 1982. Pero la misma
imprecisión y, especialmente, la dificultad para emitir la denuncia con
exacta precisión jurídica, tiene que ver con el desarrollo de los sucesos;
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porque una denuncia mal nombrada en una demanda, permite que el caso
no siga curso legal (o lo retrasa y posterga) por no ser encontrado a lugar.
Ello alarga los procesos de dilucidación de las responsabilidades, y para los
recopiladores de este diccionario significó una enorme dificultad para
encontrar los resultados finales de los casos. En este sentido, la
investigación siguió arqueando las fuentes hasta dos y tres años después de
las denuncias, pero muchos casos desaparecen de la memoria colectiva, se
pierden en el tiempo, o quedan postergados en los tribunales hasta
formalizarse su prescripción.

Es importante recopilar todos los resultados posibles, pues la ausencia de


cerramiento de las historias produce incertidumbre en la opinión pública.
Este efecto, como en círculo vicioso, contribuye a la imprecisión del término
"corrupción", pues a la opinión pública le es imposible distinguir entre las
denuncias falsas de las verdaderas; entre los casos prescritos, los que
recibieron sentencia, o los casos que no fueron encontrados a lugar, y nadie
los siguió o volvió a intentar la denuncia; tampoco puede recordar las
sentencias firmes o seguir las apelaciones. Menos aún puede la opinión
pública y este diccionario dilucidar la justicia de las absoluciones o
inculpaciones.

Por lo anterior, quienes aparecen involucrados en los casos son


presuntamente inocentes, con excepción de unos pocos personajes quienes,
habitantes de un poco poblado conjunto, recibieron sentencia de
responsabilidad por algunas de las instancias investigadoras. Cuando han
sido encontradas, las sentencias pronunciadas aparecen al final de cada
caso bajo "resultados". Toda información adicional recibida, que corrija
nombres, sucesos y añada resultados, será publicada. Sólo podemos ofrecer
la información existente y los editores agradecen cualquier información
adicional que deba conocer la opinión pública. Por esta razón, rogamos a
quienes conozcan resultados de los casos recopilados aquí, que los remitan
a esta editorial pues serán publicados en una separata del siguiente
volumen de este diccionario.
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A MODO DE PROLOGO

CASO: VENEZUELA
PRESIDENCIAS: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos
Andrés Pérez FECHA SUCESO: 1959 a 1979 FECHA DENUNCIA: 1960 a
1979

DENUNCIANTES: La opinión pública nacional

INVOLUCRADOS: Gobernantes, funcionarios de la Administración Pública,


sindicatos, partidos políticos, militares, multinacionales, empresa privada,
contratistas del Estado, mediadores, comisionistas, venezolanos en general

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República, Fiscalía General de


la República, Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito,
Congreso Nacional de la República, Comisión de Contraloría de la Cámara
de Diputados, Tribunales de Justicia, Tribunales Militares, prensa nacional,
etc.

DENUNCIA: Crimen de lesa patria, malversación, despilfarro, uso irregular


de influencias, peculado, concusión, estafa, fraude, etc.

MAGNITUDES: Miles de millones de bolívares: gran parte del presupuesto


nacional y la mayor proporción de la deuda pública.

MATERIA: Contratos y compras del Estado, otorgamiento de créditos y


avales, incentivos, adquisición de barcos, comercialización de alimentos,
compra-venta de productos petroquímicos, compra de armamento para las
FFAA, etc.

HISTORIA

Si alguna reflexión es factible derivar de este compendio de las denuncias


públicas de corrupción más sobresalientes durante los 20 años que
transcurrren entre 1959 y 1979, es que la problemática de la corrupción en
Venezuela no se circunscribe al caso particular, ya que pareciera existir una
fina y transparente hebra que une todos los casos para conformar el Gran
Caso Venezuela. Así, vemos que no es un problema de individuos
exclusivamente, de denunciantes e involucrados, ya que existe, con
frecuencia, una alternabilidad en sus posiciones, pasando la persona de
denunciante a involucrado y de involucrado a denunciante. Es difícil precisar
los límites de los casos individuales, dónde comienza el escándalo o la
rencilla política, pero los casos continúan ahí, como entes autónomos que
crecen por generación espontánea. Ciertas instituciones parecen tener en sí
mismas el gen de la corrupción, como si una inefable presencia las poseyera
desde la misma tierra. A pesar de las recomendaciones, reglamentos,
reformas, sustitución total de las juntas directivas, cambio de razón social o
modificaciones importantes en la estructura y trabajadores de la empresa,
los actos de presunta corrupción resurgen de nuevo como ave fénix nacida
de su propia ceniza. En ciertos casos podemos observar que, más allá de la
corrupción, existió una proverbial incapacidad administrativa y una profunda
ingenuidad venezolana que nos dejó a la deriva de los manejos y argucias
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de las grandes multinacionales, acostumbradas a promover corrupción en


las almas débiles fuera de sus fronteras.

Una observación se desprende claramente de la recopilación efectuada: la


corrupción ha ido creciendo paulatinamente, autónomamente, sin frenos ni
cortapisas. A medida que se avanza de 1959 a 1979, ei material se va
haciendo más y más abundante, el tema ocupa mayor centimetraje en la
prensa nacional, los informes de la Contraloría General de la República se
hacen más voluminosos y el Congreso Nacional dedica mucho más tiempo a
sus labores investigativas. Los casos individuales pierden así su importancia
oara convertirse en el Gran Caso que es Venezuela. Deja de ser un
problema del funcionario público o de la empresa del Estado en particular,
para convertirse en una variable macroeconómica, política y social, que
amenaza con desestabilizar el sistema, desmoralizar a la población e
impulsar la economía nacional hacia una situación de crisis casi insuperable
y de graves consecuencias para el desarrollo del país a largo plazo.
Observada la corrupción en la forma compendiada que presenta este
diccionario, sólo queda decir que sus dimensiones son pavorosas. Nadie
puede precisar el verdadero tamaño y dimensión, pero el daño hecho al país
es simplemente inconmensurable. Podríamos decir que en la corrupción no
existe una voluntad individual, pero sí una racionalidad colectiva evidente.
La corrupción es una estructura subyacente que alimenta y sostiene el
sistema de partidos y la organización político-social de Venezuela como un
todo, apoyada sobre las instituciones económico- financieras y el poder
judicial. Es una estructura con racionalidad propia, indispensable para
entender los mecanismos del poder en nuestro país. Y más allá, en el
terreno de lo psíquico, es un componente de la estructura del carácter
social.

En junio de 1967, durante el período presidencial de Raúl Leoni, el Dr.


Gilberto Morillo, Presidente de la Comisión Investigadora contra el
Enriquecimiento Ilícito (CIEI), convocó a una rueda de prensa para exponer
su angustia en torno al incremento de delitos contra la cosa pública. En esa
ocasión entregó una lista de 8 cuartillas de funcionarios investigados. En
ella aparecían 121 personas, de las cuales 34 correspondían al Ministerio de
Comunicaciones, el cual de esta manera exhibía el mayor porcentaje de
delincuencia administrativa, debido a sus múltiples dependencias
distanciadas del control directo del Despacho, tales como correos,
telégrafos, tránsito, líneas aéreas. Morillo, muy alarmado por la situación,
mencionó el caso del Contralor Delegado de la Contraloría General, quien
investigando las irregularidades del Ministerio de Comunicaciones, se
enredó en ellas y fue inculpado en las mismas.

Como en la actualidad se ha superdimensionado el delito administrativo,


alcanzando cifras otrora impensables, involucrándose en él desde los
presidentes de la República hasta el último funcionario, no puede apreciarse
bien la alarma expresada por Morillo cuando relató a los periodistas las
diversas formas de cometer el delito. Hoy, cuando los procedimientos para
delinquir se han vuelto mucho más complejos, aquellos de entonces son
causa de risa o, a lo sumo, objeto de baladí interpretación. La mayoría de
los funcionarios investigados, cuando se han visto acorralados —explicaba el
Presidente de la CIEI— han dicho que tomaron el dinero porque tenían una
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hipoteca encima, la enfermedad de un familiar o porque habían visto la


oportunidad de comprarse una casa. Y citaba el caso de Jaime Mandé
Sánchez, administrador Postal del Departamento Internacional de
correspondencia del Ministerio de Comunicaciones: todo lo que hacía este
funcionario era favorecer a la KLM para el transporte de las sacas de correo,
lo cual redundó, por ejemplo, en que esta línea recibiera, en 1962, siete
millones de bolívares por dicho servicio, mientras VIASA recibió solamente
cinco. La CIEI descubrió que KLM había regalado al funcionario, su esposa e
hijo, pasajes para un viaje a Europa, y que cobraba 3 mil bolívares
mensuales por sus servicios a la línea. Los montos son irrisorios si los
comparamos con los del período presidencial de Carlos Andrés Pérez. El
principio, sin embargo, es el mismo. El Gerente de la KLM tenía una cuenta
en el Banco Nacional de Descuento para los gastos secretos de la empresa,
tal y como suelen hacer las grandes corporaciones para sobornos
millonarios a los altos personeros de gobiernos foráneos.

Otro de los negocios denunciados por el compungido funcionario de la CIEI


era la tarifa extraoficial (hoy la llamaríamos "peaje") establecida por Ramón
Antonio Párraga González, como Jefe de Licencias de Tránsito y "por
ordenes del Jefe" —según declaró— para el otorgamiento de Ucencias,
placas de alquiler, etc.

Era, pues, un modesto inicio de la corrupción administrativa. Gilberto Morillo


no se atrevió a mencionar los sobreprecios en la compra de fincas que
estaban pagándose para llevar adelante la Reforma Agraria o los negocios
de la alta burguesía, al amparo de la amistad con renombrados personajes
del mundo político, en la compra de armamento para las Fuerzas Armadas.

Por esa misma fecha, la Fiscalía General de la República mostró también su


preocupación por el problema de la corrupción administrativa. Al rendir su
informe para el año 1967 y anunciar la apertura de 125 juicios por delitos
contra la cosa pública, que venían a sumarse a otros 215 casos pendientes,
se refirió a lo que se institucionalizaría como el procedimiento oficial para
amparar a los culpables: la prescripción de la acción, último recurso cuando
el caso pasaba a los Tribunales sin que los involucrados pudiesen detener la
acusación en sus comienzos. El Fiscal apuntó que ello "trae como
consecuencia no sólo la impunidad del delincuente, sino también la
confirmación de daño patrimonial a los intereses económicos de la nación".

La Contraloría General de la República, en las Memorias rendidas


anualmente ante el Congreso Nacional, presentaba regularmente la misma
queja referente a la indiferencia, culpable o negligente, ante su reiterada
denuncia de las evidencias del mal manejo de los fondos públicos y el poco
caso que hacían los funcionarios administradores de las normas legales de
control establecidos para todos los Despachos Ejecutivos e Institutos
Autónomos. Esa cantinela sigue hoy día resonando, igualmente inane e
ineficaz; pero la Contraloría, con perseverancia digna de mejor destino,
persiste en proclamarla en sus citados informes, precedidos siempre por
condolidas palabras del Contralor que constituyen la verdadera voz de la
consciencia nacional.
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En las Memorias de 1958 y 1959, debido a la euforia democrática del primer


año de gobierno de Rómulo Betancourt, la Contraloría no realizó
investigación alguna de los nuevos administradores del Erario Público. Todo
su esfuerzo, así como el de la Fiscalía, durante esos años y mucho de los
posteriores, fueron dirigidos a inculpar a los funcionarios perezjimenistas,
llegando a sustanciar un centenar de casos.

En la de 1960 se publicó una relación de expedientes, 58 en total,


correspondientes al período comprendido desde el 1 de febrero de 1958
hasta el 31 de diciembre de 1960, los cuales habían sido pasados a los
tribunales competentes. Demás está decir que allí quedaron impávidos
hasta ser sobreseídos la mayor parte de ellos.

En 1961 la cosecha disminuyó. Se sustanciaron solamente 17 expedientes y


se abrieron 4 investigaciones especiales: 1) En el INOS; 2) relacionados con
la adquisición de terrenos vecinos al aeropuerto de Maiquetía; 3)
irregularidades ocurridas en la práctica de avalúos en 182 obras públicas y
en la construcción de la autopista Tejerías- Valencia y 4) robo en la
Contraloría General de la República; es decir, en el mismo Despacho
investigador. En ese año se empezaba a hablar de los sobreprecios en la
adquisición de fincas para la Reforma Agraria, pero ninguno de los
organismos contralores intervino en ello, aunque se hizo público y notorio.
El desarrollo de nuestra agricultura pudo continuar así su solemne e
inalterable marcha hacia el fracaso.

En 1962, no aparece relación de investigaciones efectuadas. El gobierno


luchaba por su supervivencia contra la subversión y así poco caso podía
prestarle a ese otro tipo de delincuencia.

En 1963 se produce el destape. La Contraloría abre e instruye 445


expedientes: por peculado, 168 expedientes; por robo, 18; por lucro
indebido de funcionarios, 60; por otros delitos contra la cosa pública, 94.
Los restantes 105 expedientes se refieren a irregularidades administrativas
de diferente orden.

En 1964 se inician y sustancian 239 expedientes y se examinan 505


iniciados antes de dicho año. Son resueltos 173 en la siguiente forma:
sobreseimiento, 52; culpabilidad, 23; pasadas a la Fiscalía, 66; a los
Tribunales, 2; corte en providencia, 10; PTJ, 4; CIEI, 1; y solamente 15
absoluciones.

En 1965 se inician 223 averiguaciones y se decide solamente sobre 19 de


ese período y 263 de los anteriores. Para el 31-12-65 se encontraban en
tramitación 685 expedientes. Se afirmaba la indolencia y negligencia para
resolver la corrupción administrativa durante el período presidencial de Raúl
Leoni, germen primigenio de lo que vendría después. Solamente fueron
encontrados culpables 30 acusados. A mediados de ese período
constitucional se hizo una interpelación general del gasto público del
gobierno, delatándose especialmente al Ministerio de Obras Públicas y al
Ministerio de Comunicaciones.
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En 1966 se abrieron expedientes de 262 casos nuevos, continuándose con


cautela y lentitud la sustanciación de los 685 pendientes. Solamente 111
casos fueron resueltos mediante autos de culpabilidad. En 1967 se abren
expedientes por 227 casos, sentenciándose como culpables a sólo 16
acusados.

A ese ritmo prosigue extendiéndose la corrupción en los niveles medios y


bajos de la administración pública, estimulada e incentivada tanto por la
evidencia de la impunidad para los grandes escándalos como por el ejemplo
ofrecido por los altos niveles del Poder Ejecutivo y dirigencia política
nacional. La modalidad de la concubina presidencial como persona
interpuesta cobró actualidad y preeminencia, así como también el favor de
ésta y de la influencia partidista como único medio para realizar grandes
negocios. Mientras en la escala inferior de la administración pública se
abren más de 2.000 expedientes por delitos contra la cosa pública entre los
años 1968 y 1979, resolviéndose por autos de culpabilidad menos de 400.
RESULTADO
Como resultado del aumento de los precios del petróleo en la década de los
setenta, Venezuela se vio beneficiada por un gigantesco incremento en sus
ingresos de exportación, lo cual conllevó a un cambio sustancial en los
niveles de riqueza nacional, pocas veces visto en la historia de la
humanidad. Los ingentes recursos económicos representaron la posibilidad
de penetrar en pocos años en el mundo del desarrollo occidental. La
incompetencia administrativa y la voracidad en contra de la cosa pública,
sin embargo, hicieron de esa posibilidad una fantasía que se fue
desvaneciendo a medida que se desvanecieron los sueños faraónicos de
aquello que se llamó LA GRAN VENEZUELA.
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CASO: ACTA DEL CONSEJO DE MINISTROS PRESIDENCIA: Carlos Andrés


Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1978-1979 FECHA DENUNCIA:
Septiembre de 1979 DENUNCIANTES: Herrera Campíns. Luis (Presidente de
la República) INVOLUCRADOS: Lauría. Carmelo (ex- Secretario de la
Presidencia); Armas, Celestino (ex-Ministro de Información)

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República

DENUNCIA: Presunta certificación de cosa falsa; malversación de fondos y


violación de la Ley Orgánica del Régimen Presupuestario y de la Ley de
Hacienda Pública por sobregiros sin autorización para gastos publicitarios
del gobierno

MAGNITUDES: Bs.98.000.000 MATERIA: Sobregiros paro publicidad


gubernamental; punto de cuenta que no constaba en las actas de Gabinete

HISTORIA
Con fecha 26 de marzo de 1979, el despacho de Información y Turismo
remitió el oficio N° DM-1-00-218 a la Contraloría General de la República,
informándole sobre la existencia de la cuenta N° 10-74-2042-4 a nombre
del Ministro de Información y Turismo en el Banco Industrial de Venezuela
(BIV). En dicha correspondencia se remitió fotocopia del estado de cuenta
hasta el 28 de febrero de 1979, con sobregiro de Bs.61.020.164. Se trataba
de una cuenta corriente con fondos que no correspondían al presupuesto del
despacho de Información y Turismo y que se movilizaba con la firma del ex-
Ministro y del ex- Director General sectorial de Administración y Servicio.
Con fecha 22 de noviembre de 1978, el ministro Celestino Armas había
solicitado sobregiro por 10 días al Banco Industrial de Venezuela para
efectuar pagos urgentes de compromisos contraídos con agencias
publicitarias.

En su mensaje a la nación sobre la deuda pública, el 29 de septiembre de


1979, el Presidente Luis Herrera planteó la situación irregular de dicha
cuenta y sugirió la necesidad de hacer la correspondiente investigación,
porque esa cuenta presentaba un sobregiro publicitario de 104 millones de
bolívares, de los cuales 98 millones habían sido pagados mediante un
sobregiro ilegal en la misma cuenta corriente mencionada. Según el
Presidente Herrera, Carmelo Launa, Ministro de la Secretaría de la
Presidencia, había ordenado mediante oficio un sobregiro en la cuenta del
Ministerio de Información y Turismo en el BIV para cubrir gastos que por
concepto publicitario se hicieron en la segunda mitad de 1978. Al día
siguiente, 30 de septiembre, los exministros Celestino Armas y Carmelo
Lauría se presentaron ante el nuevo Ministro de la Secretaría de la
Presidencia para explicar que, con fecha 24-01-79, el Consejo de Ministros
había ratificado la autorización de sobregiro de la cuenta especial N° 10-74-
2042-4 hasta por un monto de 98 millones de bolívares; ordenándose a
diferentes institutos autónomos y empresas del Estado (Hipódromo, CVF,
Corpoindustria, Cadafe, CANTV, INOS, CSB, CVG, Fondo de Crédito
Agropecuario, Edelca, INCE, Fondo de Desarrollo Agropecuario, Banco
Industrial de Venezuela, entre otros) que efectuaran depósitos en ese Banco
para cubrir el monto señalado. El Instituto Nacional de Hipódromos depositó
Bs. 10.600.000; pero los demás organismos requeridos no parecen haber
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procedido de igual forma, puesto que el sobregiro permanecía para


septiembre de 1979.

La arbitrariedad de la petición de transferencia de fondos para campañas


publicitarias efectuada por el Ministerio de Información a otros organismos
del Estado, puede observarse analizando algunas respuestas a dichos
requerimientos. Por ejemplo, cuando Celestino Armas instruyó por oficio del
8 de marzo de 1979 al director- gerente del Fondo de Crédito Industrial, Sr.
Lincoln García García, que, por instrucciones del Jefe de Estado, ese
organismo debía cubrir un aporte de 5 millones de bolívares para el
financiamiento de distintas campañas de información, divulgación y
publicidad gubernamental, el Sr. García García contestó, el 16 de marzo del
mismo año, pidiendo una aclaratoria pues ni la Gerencia General ni la Junta
Administradora de dicho Fondo de Crédito habían autorizado la realización
de campaña de información alguna. Además aclaraba que la cifra citada en
la comunicación de Celestino Armas era prácticamente similar al monto
presupuestado para atender la totalidad de gastos administrativos del
Fondo de Crédito para todo el año 1979. Corpoindustria contestó, por su
parte, que sólo depositaría 6 millones de los 10 millones que le habían
pedido, habida cuenta que ya había colaborado con 4 millones en las
campañas anteriores.

La práctica de sobregirarse en las cuentas del siempre víctima Banco


Industrial de Venezuela apareció como un hábito acendrado en la
administración de Carlos Andrés Pérez. Con el asunto del Acta de Ministros,
salieron a la luz otros sobregiros y otras protestas de organismos por las
cuantiosas sumas que debían aportar para financiar la Exposición
Audiovisual "Hacia la Gran Venezuela" (que fue llamada "la jaula de King
Kong") para publicitar en 1976 las realizaciones gubernamentales de los dos
primeros años. En esa oportunidad, la Dra. Aura Celina Casanova,
Presidenta del Banco Industrial de Venezuela, se quejó de un sobregiro de
Bs.4.694.746 pues no habían sido cubiertas las cuotas del Ministerio de
Hacienda (al que le correspondía aportar 3 millones de bolívares), el INOS
(2 millones) y el INAVI (al cual, Guido Groscoors, entonces Ministro de
Información, había asignado 2 millones de bolívares aunque Saúl Schwarz,
Presidente del INAVI, había contestado que sólo podría colaborar con 200
mil bolívares, debido a restricciones presupuestarias).

Luego de la alocución del Presidente Luis Herrera Campíns, la prensa


empezó a especular que los recientes sobregiros publicitarios habían sido
destinados a la campaña de Luis Piñerúa. El ex-ministro Celestino Armas
publicó una relación de los pagos hechos por su Despacho de la cuenta
especial N° 10-74-2042-4, para las campañas globales de información,
divulgación y publicidad de la acción gubernamental. Pero la prensa
consideró que la lista confundía más las cosas, en lugar de aclararlas, pues
en ella aparecían pagos personales, sin explicitación del concepto, a
personas como Rafito Cedefio, Dámaso Blanco, Jesús Sevillano, Delio
Amado León; grandes pagos a pequeñas agencias publicitarias e imprentas,
las cuales, por su tamaño, mal podían efectuar campañas de tales
magnitudes y, además, habían trabajado para la campaña electoral de
Piñerúa.
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Con respecto al punto de cuenta, que según Lauría debía constar en acta
autorizando el sobregiro, no aparecía en el libro de asiento de las actas del
Consejo de Ministros, tal como pudieron verificarlo los mismos ex-ministros
Carmelo Lauría y Celestino Armas. En declaraciones a los medios de
comunicación, Lauría insistió en que el Consejo de Ministros había
autorizado dichas operaciones; pero el nuevo despacho de la Secretaría de
la Presidencia confirmó la inexistencia del punto de cuenta en la fecha
declarada por Lauría, así como en las actas de las reuniones del Consejo de
Ministros realizadas entre el 26-12-78 y el 06-03-79.
RESULTADO
La Contraloría General de la República inició un proceso de averiguación que
concluyó con auto de responsabilidad administrativa del Ministro de
Información y Turismo.

El 9 de octubre de 1979, Carmelo Lauría dirigió al nuevo ministro de la


Secretaría de la Presidencia, Gonzalo García Bustillos, una solicitud de suplir
el acta del Consejo de Ministros correspondiente al 23 de enero de 1979,
por un documento correctivo firmado por el ex-Presidente de la República y
los ministros del anterior gobierno.

Gonzalo García Bustillos rechazó la petición de Lauría explicando que, según


el Artículo 19 de la Ley Orgánica de Administración Central, la única prueba
procedente de las reuniones del Consejo de Ministros la constituye la
respectiva acta asentada en libro; por lo cual mal podía ser sustituida por
expresiones verbales o escritas rendidas con posterioridad y por personas
que hubiesen dejado ya de pertenecer al Consejo de Ministros. Agregó el
Secretario, que el actá correspondiente al 23 de enero de 1979 había sido
aprobada sin enmiendas.
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CASO: AUTOBUSES IKARUS Y LEYLAND PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez


(1974-1979) FECHA SUCESO: 1975 FECHA DENUNCIA: Septiembre 1979

DENUNCIANTES: Ferrer, Leonardo (Presidente de la Comisión de Contraloría


de la Cámara de Diputados); Rey, Luis Esteban (Periodista de El Universal,
militante de AD); Olavarría, Jorge (revista Resumen)

INVOLUCRADOS: Arria Saiicetti, Diego (ex- Gobemador del Distrito Federal)

INVESTIGADORES: Comisión de Contraloría de la Cámara de Diputados

DENUNCIA: Compra apresurada de autobuses sin licitación ni autorización


de los organismos pertinentes; fraude a la nación MAGNITUDES: Bs.
106.400.000 (valor total de autobuses IKARUS); Bs.75.095.200
(sobreprecio en autobuses Leyland) MATERIA: Autobuses

HISTORIA
A finales de 1974 y principios de 1975, la empresa estatal INVERSIONISTAS
DEL TRANSPORTE adquirió en Europa más de 1.200 autobuses sin que las
autoridades municipales, supuestamente encargadas del servicio público de
transporte, estuvieran enteradas y sin que ninguna comisión de contraloría
estudiara el ofrecimiento ni investigara las ventajas o desventajas de los
autobuses. I -os accionistas principales de Inversionistas del Transporte
eran el Centro Simón Bolívar (CSB) y la Corporación Venezolana de
Fomento CVF); pero fue el gobernador de Caracas, Diego Arria, quien llevó
adelante, personalmente y sin consulta, las negociaciones de compra de los
autobuses.

El 31 de mayo de 1974, Daniel Ficht había ofrecido a la Cámara Nacional del


Transporte la cantidad de 800 autobuses húngaros, marca IKARUS, al
precio de Bs.133.000 cada uno, al contado y puestos en La Guaira;
ofreciendo la alternativa de venderlos a crédito, mediante financiamiento
del gobierno húngaro, con una cuota inicial de un 10% y el resto pagaderos
en 5 años, con un interés de 7,5%. La Cámara del Transporte no aceptó la
oferta, quizá considerando otras ofertas; pero el Gobernador de Caracas no
sólo la aceptó precipitadamente sino que al hacerlo violó los procedimientos
usuales y legales para la gestión de tales adquisiciones. El Gobernador no
convocó a licitaciones, saltó la aprobación de la Contraloría General de la
República para la adquisición y violentó las normas del Banco Central
girando más de 100 millones de bolívares de la cuenta corriente que tenía
Inversiones de Transporte en el Banco Industrial de Venezuela; en su veloz
carrera, ni siquiera convocó a la Junta Directiva de Inversiones de
Transporte, la cual era presidida por él mismo, en su condición de
encargado del Centro Simón Bolívar. Los 800 autobuses fueron comprados
de contado por Bs.133.000 cada uno; siendo estimado posteriormente su
valor en Bs.79.000 la unidad.

En enero de 1975 se anunció, con gran despliegue publicitario, el viaje que


emprendía hacia Londres el gobernador de Caracas, Diego Arria. Desde la
capital británica llegaron despachos anunciando que Venezuela había
encargado a la firma British Leyland 400 autobuses, junto con piezas de
repuesto, por un monto aproximado de $26.400.000 de acuerdo a un
13

contrato firmado por el gobernador del Distrito Federal y Lord Stokes,


presidente de Leyland. Los despachos internacionales agregaban que el
contrato venezolano ayudaría a la British Leyland a superar dificultades
financieras que le habían obligado, en diciembre de 1974, a pedir ayuda al
gobierno inglés; no habiendo superado sus dificultades, la negociación
venezolana contribuía a impedir la quiebra. Mientras tanto, en Caracas nada
se sabía del asunto.

I .as informaciones internacionales menearon el avispero de los autobuses


Ikarus y Leyland, simultáneamente. Los organismos institucionales
competentes (Congreso Nacional, Municipio y Contraloría) manifestaron su
desconocimiento en torno a lo pactado e insistieron en que no se
cumplieron los trámites imprescindibles para gestionar contratos de esta
naturaleza. Se le reprochó al primer mandatario de la Gobernación el haber
marginado al Concejo Municipal del Distrito Federal, omitido la fiscalización
de las entidades contraloras y no haber consultado la calificada opinión de
técnicos y asesores. La negociación resultó especialmente extraña porque el
gobernador Arria había informado que los autobuses Leyland cumplirían
servicio para el Instituto Municipal de Transporte, empresa agonizante de la
municipalidad, dependiente en ese momento del CSB. Arria explicó que,
como el IMTC había sido prácticamente liquidado durante la administración
anterior, él había propuesto un plan para la creación de una nueva
EMPRESA METROPOLITANA DEL TRANSPORTE para sustituirlo. Aunque el
proyecto había sido aprobado por el Ayuntamiento, la nueva empresa no
había sido constituida todavía, así que los autobuses serían comprados por
Inversiones del Transporte y entregados a la administración del IMTC hasta
tanto estuviera formada la nueva EMT. El Gobernador alegó en su defensa
que los fondos utilizados para la adquisición de los autobuses eran
nacionales y, por tanto, no necesitaba la aprobación del Concejo Municipal.

Ante las noticias internacionales y las quejas de los c oncejales, Leonardo


Ferrer, presidente de la Comisión de Contraloría de la Cámara de Diputados,
pidió que se abrieran las investigaciones y propuso citar a Diego Arria,
quien declaró ante la Comisión que no había firmado ningún contrato en
Londres y que su labor había consistido en asegurar un compromiso de
adquisición sujeto a las condiciones que estableciese el contrato a
celebrarse, previa discusión y aprobación de la empresa adquiriente. Añadió
el Sr. Arria que toda empresa del Estado, al diligenciar cualquier operación
no tenía por qué contar con el aval de la Contraloría hasta tanto no se
decidiese la negociación. Sin embargo, el proyecto de contrato no pasó por
Contraloría y se hizo la compra precipitada de los mencionados autobuses
Leyland, disponiéndose también de la misma cuenta de Inversiones del
Transporte en el BIV.

Cuando salió el escándalo a la luz pública, la Waine International División se


dirigió al Contralor de la República, sorprendida por no haber sido llamada a
licitación para ofrecer sus unidades autobuseras de 60 pasajeros, a
Bs.90.062 por unidad y puestas en la Guaira. El asombro de la Waine
ratificó la desconfianza en la negociación, pues además de ofrecer
cotizaciones más baratas, que permitieron estimar el sobreprecio en la
compra de los otros autobuses, esa firma era una de las más solicitadas en
14

el mercado venezolano, con más de 40 años de experiencia en motores


aclimatados, y ofrecía disponibilidad inmediata de repuestos en el país.

RESULTADO
Ante la Comisión de Contraloría de la Cámara de Diputados, Arria
argumentó, para justificar la compra precipitada de los autobuses, que él se
había visto presionado por las empresas autobuseras del Distrito Federal
que reclamaban la compra de nuevas unidades de transporte colectivo. Con
respecto a los autobuses Leyland, y a pesar del escándalo, el único
resultado fue la recomendación efectuada al Ejecutivo Nacional por la
Comisión Delegada, de que en el futuro la compra de unidades de
transporte se hiciera a través de licitaciones, teniendo en cuenta la
producción nacional.

Con respecto a los Ikarus, el caso no fue investigado a pesar de que los
autobuses resultaron ser de calidad fraudulenta. El piso de los mismos era
de cartón piedra el cual, para mayor tragedia, estaba podrido, causando la
caída y muerte de un niño que viajaba en uno de los autobuses.

La Inversionista del Transporte intentó repartir los autobuses concediendo


préstamos de millones de bolívares sin cumplir con las prácticas habituales
de préstamos e ignorando la capacidad de pago de las empresas
transportistas. La Cámara de Transporte informó que los transportistas
habían sido obligados a comprar los autobuses, pues ellos preferían los
vehículos Reo, Blue Hird y Mercedes Benz, mejor adaptados al clima
tropical, de mayor potencia y con disponibilidad de repuestos en el país.
Además, los mismos autobuses que habían sido ofrecidos a la Cámara del
Transporte por 133 mil bolívares, fueron vendidos a las empresas
autobuseras de Caracas por Bs. 189.659 cada uno, valor que ascendía a
Bs.256.591, si se cuentan los intereses y gastos de cobranza establecidos,
arrojando un sobreprecio de Bs. 123.591 por unidad. Aunque fuese una
estafa a los autobuseros, ello hubiera sido un buen negocio para el CSB si
los autobuses no hubieran resultado de mala calidad y se hubiese podido
recuperar los créditos concedidos.

Ln los meses subsiguientes, los autobuses Ikarus fueron arrinconados como


chatarra en los terrenos del Instituto Municipal de Transporte en La
Yaguara, donde todavía pueden ser vistos cuando uno baja por la
Panamericana, «. orno expresivo testimonio de un cielito sin responsables.
15

CASO: AVIONES DE AEROPOSTA!. PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez


(1974-1979) FECHA SUCESO: 1973-1976 FECHA DENUNCIA: Diciembre
1979

DENUNCIANTES: Departamento de Justicia de Estados Unidos; Miralles,


Fernando (Vicepresidente de LAV) INVOLUCRADOS: García Vallenilla, Julio;
D'Erizans, Roberto; D'Erizans, Ricardo INVESTIGADORES: Juzgado Cuarto
de Primera Instancia en los Penal; Juzgado Segundo de Instrucción;
Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito

DENUNCIA: Soborno, cobro de 2 millones de dólares por el sobreprecio de


los aviones DC-9 que Me Donnell y Douglas vendieron a AEROPOSTAL
MAGNITUDES: Bs. 8.600.000

MATERIA: 6 aviones DC-9

HISTORIA

En 1976, la justicia norteamericana anunció que la empresa Me DONNELL &


DOUGLAS CORP. había falsificado documentación para pagar soborno a
varios países a los que vendieron aviones. Entre esos sobornos estaban
incluidos 2 millones de dólares pagados a los venezolanos Julio García
Vallenilla y a los hermanos Ricardo y Roberto D'Erizans. Cuando Ricardo
D'Erizans fue llamado por el Departamento de Justicia a declarar sobre el
particular, admitió haber recibido 666 mil dólares de "comisión
perfectamente legal" a través de su empresa, con sede en Nueva York,
agregando que incluso había ahorrado al gobierno venezolano 200 mil
dólares por cada avión de los que se adquirieron a la Mc.Donnell Douglas
Corporation.

La denuncia del Departamento de Justicia norteamericano destapó el affaire


de la Línea Aeropostal Venezolana (LAV), que había pasado desapercibido
en Venezuela, y ese mismo año una comisión de diputados venezolanos,
presidida por Siuberto Martínez, viajó a Estados Unidos con el propósito de
revisar la documentación sobre el caso. De acuerdo al Informe de la
Comisión e Intercambio del Departamento de Justicia de los Estados Unidos,
los pagos de la empresa Me. Donnell fueron efectuados a funcionarios
venezolanos entre 1973 y 1976, siendo considerados como "extorsión" para
la venta de los DC-9. Sin embargo, la comisión de diputados venezolanos
dictaminó que la negociación había sido "buena para Aeropostal".

El 15 de enero de 1979, ante la persistencia de los rumores que seguían


publicándose en la prensa sobre el sobreprecio de los DC-9 vendidos a
Aeropostal, Ricardo D'Erizans promovió un juicio por propia iniciativa ante el
Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Penal, a cargo del Dr. Cayetano
Di Guida Magaldi. Este Juez lo remite al Juzgado Segundo de Instrucción a
cargo del Dr. Emilio Sosa Pérez para que procediese a instruir el
expediente. El 23 de febrero de 1979 el juez termina la averiguación
correspondiente, dicta decisión considerando que no existe delito y retorna
el expediente al Juzgado Cuarto, el cual, en una decisión de 15 folios,
declara terminada la averiguación sumarial y lo remite a consulta al Juez
Superior Quinto, Dr. Enrique Núñez Tenorio. El Dr. Núñez Tenorio confirma
16

la averiguación considerando que los hechos denunciados no revestían


carácter punible. La decisión se produjo el 14 de marzo de 1979 y al
convertirse en cosa juzgada, el expediente N° 1694 es enviado al Registro
de Los Teques para su archivo.

La compra de 6 aviones DC-9 era, así, un caso cerrado con una sentencia
firme de que no hubo delito; pero volvió a tomar actualidad en noviembre
de 1979, cuando el ingeniero Fernando Miralles (Vicepresidente de LAV) de
retomo de un viaje a los Estados Unidos a las instalaciones de la Me Donnell
Douglas dijo que los compradores venezolanos habían pedido un aumento
de 2 millones de dólares sobre el precio ofrecido por la flota adquirida.
Añadía el Dr. Miralles un cálculo del valor real del daño causado a
Aeropostal, pues si a esos 2 millones de dólares se le agregaba los intereses
correspondientes a 10 años, la pérdida para LAV era realmente de 17
millones de bolívares. Miralles pidió a la Fiscalía y a la Contraloría General
de la República reabrir las averiguaciones. En diciembre de 1979 el Fiscal
General de la República designó al fiscal Cuarto del Ministerio Público, Dra.
Letty Márquez, para investigar el caso.

RESULTADO
Ante las denuncias del ingeniero Miralles, la doctora Esther I raneo La Riva
(Juez Décimo de instrucción) declaró que el acta de la compra de los
aviones y su financiamiento guardaban relación con un expediente que
cursaba en su Tribunal Décimo de Instrucción contra Roberto DErizans por
usurpación de funciones y forjamiento de actas en I.AV; añadiendo la Dra.
Franco, que los recaudos de oborno que presuntamente pagó la empresa
aeronáutica norteamericana Me Donnell Douglas, en relación a la ompra de
aviones DC-9 de Aeropostal, podían ser incorporados al expediente N° 4916
del año 1976 que cursaba ante ese Juzgado.

Fn diciembre de 1979, la Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento


Ilícito abrió averiguaciones sobre el caso «le los aviones. En varias
ocasiones, la prensa publicó declaraciones de voceros de la CIEI anunciando
prontos H-sultados que no aparecieron publicados en los meses I
losteriores. Aparentemente, el caso del sobreprecio de los I )C-9 murió
aplastado por el escándalo del Sierra Nevada <iue ocupó a la opinión
pública en los meses siguientes.
17

CASO: AVION PRESIDENCIAL PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-


1979) FECHA SUCESO: 1976 FECHA DENUNCIA: Noviembre 1979

DENUNCIANTES: Petkoff, Teodoro; Olavarria, Jorge; Pérez, Carlos Andrés

INVOLUCRADOS: Pigna Santamaría, José Antonio; Gral. Paredes Bello,


Fernando (ex- Ministro de la Defensa)

INVESTIGADORES: Ministro de Justicia (Echeverría, Juan Martín)


DENUNCIA: Cobro de comisiones en adquisición de avión presidencial
MAGNITUDES: $500.000 MATERIA: Avión Boeing 737

HISTORIA
En 1975 la nación adquirió un avión Boeing 737 para uso de la Presidencia
de la República; previo rechazo de una oferta de otro avión comparable, de
la firma Douglas, a un precio menor en 3 ó 4 millones. Se dijo que el Estado
venezolano no había negociado directamente, sino por intermedio de los
señores Raymond Smith (inglés) y Julio Pocaterra, pero nunca se ofreció
más información sobre la participación real de estos señores.en la
negociación.
La información sobre el caso salió a la luz a raíz de un juicio iniciado en
Estados Unidos contra la Boeing, al que fueron citados David Morales Bello y
el ex-ministro de Justicia Juan Martín Echeverría. José Antonio Pigna fue
acusado de corrupción en la compra a la Boeing del avión presidencial. A
Carlos Andrés Pérez, Juan Martín Echeverría y David Morales Bello se les
reprochó encubrimiento, pues no revelaron la información que les fue
suministrada en Estados Unidos. Sin embargo, en un programa televisado el
día miércoles 31 de octubre de 1979, Carlos Andrés Pérez afirmó que él
mismo había denunciado a los señores José Antonio Pigna y Julio García
Vallenilla como responsables de corrupción, acusándolos de hacer negocios
turbios y recibir comisiones; el primero en la compra del avión presidencial
y el segundo en la adquisición de los aviones Douglas por Aeropostal (véase
el caso). Insistió el ex-Presidente Pérez que, a pesar de sus denuncias, los
tribunales no los habían sancionado.

Posteriormente se supo que el Departamento de Estado norteamericano,


por mano de Cyrus Vanee, había entregado en el mes de julio de 1978 al
ministro de Justicia, Juan Martín Echeverría, los expedientes levantados por
ellos contra la Boeing, donde se incluía el negocio del avión presidencial. Se
comentó también que el Presidente Luis Herrera Campíns había recibido un
informe que vinculaba a José Antonio Pigna con el Gral. Fernando Paredes
Bello a quien, según se dijo, el primero servía de testaferro. Corrió el rumor
entre corrillos que dicho informe contenía copias de cheques recibidos por el
General Paredes Bello.

RESULTADO
Nunca se supo qué pasó con los documentos del Departamento de Estado
norteamericano; si pasaron a la Fiscalía General de la República o se
engavetaron o si se los quedó el ex-Presidente Pérez.

El nuevo Presidente Luis Herrera Campíns no reveló publicamente el


contenido del informe sobre el avión presidencial, ni las copias de los
18

cheques que involucraban al ex-Ministro de la Defensa, Paredes Bello, quien


fue postulado como Embajador en Francia. Ello causó gran extrañeza y
comentario en la opinión pública sobre las razones para que el gobierno de
Luis Herrera postulase a un militar para un cargo diplomático sin
requerimientos castrenses.

En enero de 1979, los tribunales penales declararon terminada la


averiguación sumarial seguida al ciudadano José Antonio Pigna Santamaría,
funcionario de la línea aérea Viasa, por acusación de recibir una comisión de
500 mil dólares en la compra del avión presidencial Boeing 737. La
averiguación sumarial fue iniciada el 10 de enero de 1977 por orden del
Presidente Carlos A. Pérez. El expediente fue conocido por el Juez Octavo de
Instrucción, Dr. Luis Armando García Sanjuan, cuya decisión asentó
claramente que no se había demostrado el cuerpo del delito, declarando
terminada la investigación por cuanto los hechos no revestían carácter
penal. Esta decisión la conoció la Juez Io de Primera Instancia en lo Penal,
Dra. Delia Estaba Moreno, y el Tribunal Superior Séptimo en lo Penal, por la
Dra. Carmen Beatriz Romero, quienes confirmaron la decisión del
Instructor. Como no fue presentado recurso de casación, este juicio quedó
definitivamente cerrado.
19

CASO: BALNEARIO CAMURI CHICO PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez


(1974-1979) FECHA SUCESO: 1974-1975 FECHA DENUNCIA: Octubre 1979

DENUNCIANTES: Mantellini, Pedro J. (Fiscal General de la República);


Olavarría, Jorge (revista Resumen); Villegas Araujo, Luis Rubén (Fiscal del
Ministerio Público) INVOLUCRADOS: Arria Salicetti. Diego y Soucy Villegas,
Héctor

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República, Fiscalía General de


la República, Tribunales de Primera Instancia en lo Penal DENUNCIA:
Estafa, peculado, concusión, abuso de autoridad, enriquecimiento ilícito

MAGNITUDES: Bs.30.000.000 MATERIA: Crédito otorgado por el Centro


Simón Bolívar para la construcción de un balneario en el Litoral Central

HISTORIA
Durante el año 1972, "CONCRESA S.A.", por intermedio de diversas
personas, entre otras el Sr. Nelson Martínez, allegado a la PIA UNION
BENEFICA, empresa administrada por padres benedictinos, propuso a ésta
la constitución de una sociedad para la construcción de un balneario en la
playa del Fundo Camuri Chico, de su propiedad. Dicha institución religiosa
aceptó la proposición y, como hecho preparatorio de lo que después se
convertiría en un despojo de su propiedad, se firmó un documento con
fecha 26 de septiembre de 1972 entre las personas jurídicas antes
reseñadas. En él se establecía suscintamente lo siguiente: la Pía Unión
Benéfica cedería en arrendamiento por el termino de 6 años a Concresa
S.A. una parcela de terreno de su exclusiva propiedad con un área de 42,40
hectáreas en la referida finca Camurí Chico, con el fin de que la arrendataria
construyera en dicha parcela una playa pública con sus instalaciones, obras
recreacionales y anexos, debiendo pagar Concresa S.A. a la Pía Unión
Benéfica 32 mil bolívares mensuales. Se estableció en dicho documento que
una vez vencido el término del contrato, inmediatamente se constituiría
entre las partes una sociedad por el término de 40 años para el uso y
explotación de las instalaciones, obras en la playa y anexos. Se convino,
además, que, transcurridos los 40 años fijados, todas las obras ejecutadas
por Concresa S.A. sobre la parcela arrendada, pasarían a ser de propiedad
de la Pía Unión Benéfica.

Poco tiempo después de haber firmado este contrato, Concresa S.A. le


comunicó a la Pía Unión Benéfica que el costo de la obra no sería de 6
millones de bolívares, sino de 12. A finales de 1974, se le volvió a notificar
que el costo de las obras del balneario se elevaría a la cantidad de 27
millones. Se le informó, además, que Concresa S.A. había solicitado un
préstamo de $6.500.000, es decir Bs.27.950.000 al cambio vigente para
esa fecha, con la INARCOIVESTMENT COMPANY. En consecuencia, la Pía
Unión Benéfica debió constituir hipoteca sobre el Fundo Camuri a favor del
prestamista, hasta por la cantidad de 33 millones de bolívares.

Mientras se realizaban estas negociaciones, el Dr. Diego Arria, gobernador


de Caracas y presidente del CENTRO SIMON BOLIVAR, dictó el 30 de marzo
de 1974 el Decreto sobre el uso y aprovechamiento público de las playas,
ocho días después de haber la Pía Unión hipotecado su propiedad. Poco más
20

tarde, el 20 de enero de 1975, se celebró un contrato entre Concresa S.A.,


representada por Héctor Soucy Villegas, y el Centro Simón Bolívar,
representada por Diego Arria, relativo a la construcción del Balneario
Público de Camurí Chico. En virtud de este contrato, el CSB otorgó un
préstamo de 60 millones de bolívares para la terminación del Balneario
Camuri Chico, pero éste en realidad estaba ya totalmente terminado. Según
la Pía Unión Benefica, que vio incrementada enormemente la hipoteca que
pesaba sobre su propiedad, los firmantes de ese contrato se aprovechaban
del impacto político producido por los decretos de fecha 30 de marzo y 5 de
abril de 1974 sobre las playas, para de hecho despojarlos de la posibilidad
de obtener algún beneficio sobre el balneario, disfrazándolo de préstamo
para la ejecución de unas obras ya concluidas.

De los 60 millones de bolívares aportados por el CSB, se pagó a la Inarco


Ivestment Company los Bs.27.950.000 aportados por ésta. Nunca se llegó a
presentar cuentas al CSB de los restantes Bs.32.050.000 del valor de las
obras realmente ejecutadas y tampoco le fue presentada a la Pía Unión
Benéfica una relación o estado de cuenta que demostrase en qué se invirtió
el dinero excedente de lo entregado por el CSB a Concresa S.A.

De esta operación resultaron dos perjudicados: el Centro Simón Bolívar,


que entregó un préstamo de dudosa recuperación sobre obras
sobrevaloradas en más del 100 por ciento y la Pía Unión Benéfica, a la cual
se obligó a garantizar al CSB con sus terrenos la cantidad de 60 millones de
bolívares, cuyos réditos y cuantía del gravámen hacen nugatorio la
posibilidad de recuperarla.
RESULTADO
La Contraloría Municipal;.la Contraloría General de la República y la
Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito, encontraron
administrativamente responsable a Diego Arria por las irregularidades en la
tramitación de estas operaciones, hallándose razones suficientes para
considerar los hechos como punibles.

El fiscal general de la República, Pedro J. Mantellini, en escrito de acusación


del 10 de octubre de 1979 dirigido a la Corte Suprema de Justicia, señaló
las diferentes averiguaciones que cursaban por ante los tribunales penales
en contra del ciudadano Diego Arria Salicetti. Entre ellos se encontraba el
expediente N° 1589-9, por los delitos de estafa, peculado, concusión, abuso
de autoridad y enriquecimiento ilícito iniciado por Jorge Olavaría ante el
Tribunal Vigésimo de Primera Instancia en lo Penal. El demandante consignó
documentos que habían llegado a su poder, entre los cuales se encontraba
un memorándum donde se señalaba un posible delito de estafa, cuyos
autores serían Diego Arria y los directivos de Concresa S.A., empresa de
construcción, en perjuicio de la Pía Unión Benéfica y de la nación
venezolana, así corrió también otros delitos.

Habiendo pasado el expediente a los tribunales penales, la Corte Suprema


de Justicia declaró en antejuicio de mérito, el 20 de noviembre de 1979 que
había mérito suficiente para proseguir el enjuiciamiento contra el ex-
gobernador Diego Arria Salicetti y, a tales efectos, la Corte remitió la
decisión al Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Penal de la
Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda.
21

El ex-gobernador Arria se ausentó del país por varios años, volviendo a él


para apoyar a Carlos Andrés Pérez en las elecciones de 1988.
22

CASO: BANCO AGRICOLA Y PECUARIO PRESIDENCIA: Rafael Caldera


(1969-1974) FECHA SUCESO: 1970-1974 FECHA DENUNCIA: 1974

DENUNCIANTES: Strédel, Juan (Presidente del BAP en 1974); Federación


Campesina de Venezuela; Asociación de pequeños y medianos productores
rurales

INVOLUCRADOS: Decenas de funcionarios del BAP y sus agencias;


receptores de créditos que no fueron utilizados en propósitos agropecuarios

INVESTIGADORES: Comisión permanente de Agricultura y Cria del


Congreso; Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito;
Contraloría General de la República; Fiscalía General

DENUNCIA: Enriquecimiento ilícito

MAGNITUDES: Bs.80.000.000

MATERIA: Créditos agropecuarios; maquinaria agrícola

HISTORIA
En febrero de 1974 el nuevo presidente de la Junta Administradora del
Banco Agrícola y Pecuario, Juan Strédel, efectuó una dramática denuncia
ante la Comisión Contra la Corrupción Administrativa de la Cámara de
Diputados sobre la extendida corrupción existente en dicho instituto,
pidiendo la intervención de los organismos competentes como la Comisión
Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito, la Fiscalía General, la
Contraloría General y la Policía Judicial. Entre las irregularidades se
señalaron el otorgamiento de créditos a personas que no eran agricultores;
cobro de comisiones a los prestatarios; informes falsos sobre pérdidas de
cosechas, créditos a personas que nunca habían solicitado créditos y cuyas
firmas fueron falsificadas; créditos concedidos a personas analfabetas
quienes firmaban con su huellas digitales por grandes sumas de las cuales
recibían una mínima parte; utilización de gestores para cobrar créditos;
créditos concedidos a familiares y a los mismos funcionarios del BAP;
créditos otorgados a difuntos y a personas, sindicatos y ligas campesinas
que jamás existieron; créditos concedidos por teléfono, sin que pasara a
conocimiento de la Junta Administradora; levantamiento de informes falsos;
sobregiros en los presupuestos de las distintas agencias del BAP y, en fin,
violación de todos los instructivos del Instituto. De acuerdo a las
investigaciones, hubo sucursales en las que desde el gerente hasta el
mensajero, pasando por la totalidad del personal, se otorgaron mutuamente
créditos por varias decenas de miles de bolívares. Un funcionario del Banco
se había perdido con 70 mil bolívares y el Banco no lo denunció. En algunas
dependencias todos los funcionarios, sin distinción de jerarquías, habían
comprado parcelas con los dineros de los contribuyentes.

El Banco Agrícola y Pecuario acusaba 100 millones de bolívares en deudas


acumuladas, de las cuales más de 50 millones eran absolutamente
irrecuperables, especialmente porque el dinero destinado a la promoción de
las actividades agropecuarias nunca llegó a manos de los verdaderos
productores. Strédel presentó una larguísima lista de personas quienes, sin
23

ser agricultores, habían cobrado cantidades de dinero que habían sido


utilizadas en provechos personales. También denunció que la maquinaria
agrícola desaparecida suponía otros 5 millones de bolívares perdidos, pues
el Banco distribuía maquinaria agrícola sin existir contrato, compromiso o
letras firmadas.

Treinta y tres de las sesenta y siete dependencias que tenía el Banco en


todo el país, fueron intervenidas e investigadas. Juan Strédel precisó que
las sucursales donde fueron detectados los casos más inverosímiles de
desaparición de dinero fueron las de Zaraza, Aragua de Barcelona, Calabozo
y Valle de la Pascua.

RESULTADO
En 1974, La Contraloría General de la República pasó a su Departamento de
Averiguaciones Administrativas 99 informes sobre presuntas irregularidades
administrativas en el BAP, requiriendo el establecimiento de las
responsabilidades. De los 99 casos, 19 correspondían a intervenciones de la
Contraloría Delegada en las dependencias de Acarigua, San Carlos,
Porlamar, Turén, Valle de la Pascua, depósito de maquinarias en Araure,
Coro, Oficina Central y en una firma particular de transporte de Puerto
Cabello. Los 80 casos restantes fueron informes de auditorías practicadas
por la Contraloría Interna en: Zaraza, Porlamar, Aragua de Barcelona, San
Fernando de Apure, Calabozo, Tucupido, Caja Seca, Ciudad Bolívar,
Guanare, Trujillo, San Carlos, Miremire, San Juan de los Morros, Santa
Bárbara de Barinas, Carúpano, San Cristóbal, Maturín, Machiques,
Altagracia de Orituco, Coro, Valera, Maracaibo, Cariaco, Tovar, Ocumare del
Tuy, Biscucuy, Libertad de Barinas, Mene Grande, Pariaguán, Nirgua,
Mérida, Churuguará, Valencia y Maracay. El número de dependencias del
Banco intervenidas da una idea de la magnitud de las irregularidades.

En agosto de 1974, la Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento


Ilícito procedió a congelar los bienes y prohibir la salida del país a 40
funcionarios del Banco Agrícola y Pecuario por responsabilidad
administrativa en el caso.

El Informe de la Fiscalía de 1975 incluye, en la lista de casos investigados,


el caso del Banco Agrícola y Pecuario ante denuncias consignadas por el Dr.
Juan Strédel. Este Informe concluyó que procedía la apertura de la
averiguación penal correspondiente. El Informe de Fiscalía del año siguiente
no ofrece los resultados del caso.

En el transcurso de la investigación Juan Strédel fue citado al Congreso


(febrero 1975), pues se había recibido información de que participaba en la
Junta Directiva de la empresa PLANAGRO, empresa que había firmado un
contrato de 4 millones de bolívares para asesorar al gobierno del Estado
Cojedes en materias agrícolas. El contrato fue posteriormente rescindido
por el Ministro del Interior. Strédel explicó que había renunciado a la
empresa al enterarse del contrato.

El 13 de mayo de 1975, mediante decreto N° 909, fue creado el Instituto de


Crédito Agrícola y Pecuario (ICAP), institución con personalidad jurídica y
patrimonio propio en sustitución del Banco Agrícola y Pecuario.
24

La creación del ICAP y la condonación de las deudas de créditos a los


acreedores del BAP durante los primeros años de la Administración CAP,
parecen, literalmente, haber hecho "borrón y cuentas nuevas" con el caso
BAP.
25

CASO: BANTRAB

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1975


FECHA DENUNCIA: 1979

DENUNCIANTES: Olavarria, Jorge (revista Resumen)

INVOLUCRADOS: Arria Saiicetti, Diego; Delfino, Enrique; Malavé Villaiba,


Augusto (dirigente obrero); Pulido, Manuel Antonio INVESTIGADORES:
Ingenieros Sucre Figarella, Leopoldo y Miranda, Euclides DENUNCIA:
Sobreprecio de Bs. 190.000.000 MAGNITUDES: Bs. 190.000.000 MATERIA:
Obras urbanísticas del Metro de Caracas

HISTORIA
Augusto Malavé Villaiba, a nombre del Banco de los Trabajadores de
Venezuela (BTV), y Camilo Daza, a nombre de CENTRO SIMON BOLIVAR
(CSB), ordenaron en 1977 la evaluación de los proyectos y obras
urbanísticas en torno a las licitaciones del Metro en terrenos del CSB. La
evaluación fue efectuada por los ingenieros Sucre Figarella y Euclides
Miranda, quienes concluyeron que existía sobreprecios por el orden de 72
millones de bolívares en los proyectos y obras contratadas. La evaluación
reveló que los sobreprecios provenían del cobro de estudios y proyectos
(sísmicos, de suelos, de supervisión arquitectónica, de administración y
organización, etc.) que se cobraban por separado, aun cuando estaban
incluidos en el convenio original para la ejecución de todo el desarrollo
urbanístico. Otra fuente de sobreprecio fue el proyecto de un edificio que se
repetía 42 veces y era cobrado cada vez como un proyecto original. Lo
usual en esos casos es que el proyectista cobre por el proyecto original y
luego un porcentaje por la repetición del mismo proyecto, su adaptación al
terreno y su supervisión.

La evaluación de los ingenieros puso sobre el tapete los contratos del CSB y
una empresa privada BANTRAB. La prensa reveló que Diego Arria había
firmado el 26 de septiembre de 1975 un contrato con la empresa BANTRAB
mediante el cual acordaron que el Centro Simón Bolívar aportaría los
terrenos y BANTRAB asumiría el financiamiento de los estudios, proyectos,
construcción, inspección y administración de las obras urbanísticas en
terrenos circunvecinos a las estaciones del Metro, comenzando por las de La
Hoyada, Parque Carabobo y Plaza Morelos (hoy Bellas Artes). BANTRAB
había sido constituida el día anterior por los siguientes accionistas: Banco
de los Trabajadores (BTV), con el 50% de las acciones; Inmobiliaria La
Florida, de Enrique Delfino, con el 30%; y el economista Manuel Antonio
Pulido con el 20 por ciento.

Poco después, BANTRAB contrató con su propio accionista, Inmobiliaria La


Florida, representada por su director, ingeniero Enrique Delfino, un contrato
por 160 millones de bolívares para la elaboración del proyecto. Luego,
Diego Arria, en nombre del CSB, firmó contratos por 92 millones de
bolívares con cuatro empresas del grupo de Delfino para la supervisión
arquitectónica de los edificios en torno a las estaciones La Hoyada y Parque
Carabobo, y otro contrato para la "coordinación y administración" de las
obras por Bs.272.800.000. Con la firma ORCAVEN, Arria contrató los
26

estudios de suelos por Bs.68.800.000. La prensa hizo estimaciones más


atrevidas que los avaluadores, calculando que los sobreprecios llegaban a
más de 190 millones de bolívares. BANTRAB canceló sus obligaciones con
los subcontratistas, emitiendo pagarés aceptados para ser pagados a su
vencimiento por el CSB.

Cuando en marzo de 1974 ascendió Carlos Andrés Pérez a la Primera


Magistratura nacional, designó a Diego Arria como Gobernador del Distrito
Federal y Presidente del Centro Simón Bolívar. Hasta ese momento
prevalecía el criterio técnico del MOP de que el Metro fuera subterráneo,
desde que en julio de 1968 el Congreso Nacional había autorizado las
operaciones de crédito público para financiamiento del proyecto. Entonces
surgió intespectivamente un intento de paralización de ese plan para que se
considerara un proyecto japonés de "aerocarril" superficial, similar al
existente en Tokio, preconizado por el nuevo Gobernador de Caracas,
argumentándose que era más barato y podía extenderse hasta el Litoral
Central. Este proyecto estaba representado por Enrique Delfino y tuvo en
Diego Arria su principal defensor. Levantóse en torno a él una gran
polémica periodística y confrontación de intereses, pues la nueva opción
daba al traste con todos los estudios realizados hasta la fecha por la Oficina
Ministerial del Transporte y estaba en contra de todas las recomendaciones
y opiniones de los asesores de dicha oficina y de todos los expertos
nacionales e internacionales invitados en diferentes oportunidades para
evaluar la solución escogida. Tal consideración retrasó la obra más de lo
que ya lo había sido, pero cuando el Colegio de Ingenieros en asamblea
plena, se pronunció categóricamente por la solución subterránea, el
Presidente de la República tomó la decisión de continuar el proyecto original
subterráneo, concediéndose la buena pro al consorcio francés, en 1978. Se
dijo entonces en los altos niveles financieros y políticos, que como
compensación a la pérdida de ese negocio, se le concedió al proponente del
"aerocarril" los negocios a que se refiere la anterior información.

RESULTADO
Según el Informe de Contraloría de 1979, el convenio CSB-BANTRAB se
estableció para la ejecución conjunta del desarrollo urbanístico de los
terrenos propiedad del CSB situados alrededor y en zonas adyacentes a las
estaciones del Metro de Caracas: Bellas Artes, Parque Carabobo y La
Hoyada; dicho convenio consta en documento de fecha 26 de septiembre de
1975, modificado en julio de 1976 y noviembre de 1977. El convenio de
julio de 1976 establecía en su cláusula 25 que el pago de los contratos por
inspección técnica y supervisión de proyectos estaría a cargo de BANTRAB;
sin embargo, que el CSB efectuó el pago de las valuaciones de supervisión,
presentadas por las empresas QUEPREVEN, C.A., MANORCA, C.A., TABASA,
S.A. y EDIFICACIONES STORNI, C.A.

Para 1980, como resultado del análisis practicado al convenio con BANTRAB
se derivaron las conclusiones siguientes: el contratista presentó, con cargo
al contrato, valuaciones correspondientes al lapso 2-76 a 3-79 por un total
de Bs. 1.760.394,50 y le fueron otorgados por el CBS Bs.1.455.856,50,
quedando pendiente un pago por Bs.47.577, así como la devolución de
retenciones por la cantidad de Bs.264.052,35. Respecto a los trabajos
27

realizados, el Informe de Contraloría señaló que el estado de los mismos no


permitía formarse una opinión sobre el alcance de las actividades y, en
consecuencia, no se podía constatar si se había dado efectivo cumplimiento
a las obligaciones establecidas en el contrato. Según la fecha de las últimas
valuaciones presentadas por BANTRAB, las obras debían haber sido
concluidas en enero de 1979; pero los informes quincenales que la empresa
debía entregar entre los meses de junio 1978 y marzo de 1979 no fueron
presentados. La Contraloría recomendó verificar si el contratista había dado
cumplimiento a sus obligaciones e igualmente precisar los trabajos
realizados en el lapso febrero 1978 a marzo 1979 que justificaran las
valuaciones pagadas, y, de acuerdo a los resultados, se procedería al
reintegro de retenciones y cancelación de valuaciones pendientes. En
octubre de 1980, el CSB notificó su decisión de no realizar pago alguno
hasta tanto no se diera cumplimiento a las recomendaciones de la
Contraloría. En el Informe de Contraloría correspondiente al año 1981 y
siguientes no aparece ninguna referencia al convenio CSB- BANTRAB.
Tampoco se conocieron otros resultados.
28

CASO: CAJA DE AHORROS DE CADAFE- MARACAY

FECHA COMISION: 1976 FECHA DENUNCIA: Junio 1976 DENUNCIANTES:


Carvallo Hurtado, Pedro Miguel (Comisario-Jefe de ia PTJ) INVOLUCRADOS:
Báez Vargas, Tito Armando: (Presidente); Brito, Félix María:
(Vicepresidente); Inciarte Lugo, Victor Manuel (Tesorero); Arráez Guevara,
Victor José (Administrador); Rincones Cardozo, Daniel (Contador); González
Alvarado, Félix Ramón (Asistente Cont)

INVESTIGADORES: PTJ del Estado Aragua ACUSACION: Defraudación


continuada de los fondos de los ahorristas de la Caja, desde varios años
antes de la fecha de su descubrimiento

MAGNITUDES: Bs.7.000.000 en cuentas incobrables y Bs.800.000 faltantes


en Caja MATERIA: Estafa por medio de cheques falsificados y facturas
ficticias de proveedores

HISTORIA

El Comisario-Jefe de la División contra la Delincuencia Organizada déla PTJ


en el Estado Aragua, Sr. Pedro Miguel Hurtado Carvallo, convocó a una
rueda de prensa el 23 de junio de 1976 para informar la detención de un
grupo de ciudadados, miembros de la Junta Administradora de la Caja de
Ahorros de CADAFE en Maracay, acusados de manejos dolosos en el manejo
de dicha Caja de Ahorros. La defraudación venía realizándose desde hacía
15 años y, según declaró el funcionario por lo que había podido deducirse
de una Auditoría realizada, pasaba de 7 millones de bolívares en cuentas
inexistentes o incobrables, más un faltante en Caja de Bs.800.000.

RESULTADO
Fueron detenidos todos los indiciados y pasados a la orden del Juez Tercero
de Primera Instancia en lo Penal del Estado Aragua.
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CASO: CAJA DE AHORRO DEL MOP PRESIDENCIA: Raúl Leoni (1964-1969)

FECHA SUCESO: Febrero 1964 FECHA DENUNCIA: 1966

DENUNCIANTES: Soto Rosa, José (Presidente de la Caja de Ahorros del MOP


en 1965); Rosales, Julio

INVOLUCRADOS: Presidente de la Caja de Ahorro; Ferrer, Juan Bautista


(Administrador de Caja de la Caja de Ahorros del MOP); García Regalado,
Roberto (Auditor de la Caja de Ahorro del MOP); Feo García, Luis
(Secretario de Junta Directiva del MOP); Paiva Piñate, Ramón (Fiscal de la
Junta Directiva del MOP en 1962)

INVESTIGADORES: Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito


(CIEI) DENUNCIA: Desfalco a Caja de Ahorro del MOP MAGNITUDES: Bs.
1.898.688 MATERIA: Ahorros de los empleados del MOP

HISTORIA

El 12 de agosto de 1965 fue iniciada una primera intervención a la Caja de


Ahorro de los empleados del Ministerio de Obras Públicas (MOP). Esta
investigación sobre el ejercicio del año 1964 reveió que, aunque para ese
año sólo se había producido un beneficio de Bs.427.426,12, la Junta
Directiva había ordenado el reparto Bs.830.933,14 entre los socios,
produciéndose de esta manera un déficit de Bs.403.507. Tal situación no
sólo significaba la violación de lo ordenado en el artículo 93 de los estatutos
vigentes para entonces, según los cuales sólo debía repartirse el 70 por
ciento de las utilidades realmente habidas durante el ejercicio, sino además
la repartición de unas utilidades que no existían.

RESULTADO

Los comerciantes que habían avalado las letras de cambio tuvieron que
pagarlas y algunos fueron embargados. El Sr. Candelario Salazar no fue
sancionado por no demostrarse su responsabilidad directa en el caso, y el
Sr. Octavio Rodríguez recibió como sanción ser suspendido de su empleo en
la CIEI por un mes ... con sueldo.

Como en muchas otras cajas de ahorro de la época, que sufrieron una de


las modalidades más conocidas de la llamada "corrupción media", en la Caja
de Ahorro del MOP existían otras numerosas irregularidades. Podríamos
nombrar algunas, tales como carencia total de organización administrativa y
de sistema contable donde se pudiera conocer la historia de las operaciones
realizadas. Este estado de desorden dio como resultado el hecho de que
nunca se llegara a comparar los saldos de cuentas que figuraban en los
balances con la sumatoria de los saldos de las cuentas individuales. Esta
irregularidad creó un déficit para la Caja de Ahorros del MOP de Bs.266.364
en depósitos y de Bs.175.000 en préstamos, además de Bs.99.306 en
inventario de mobiliario y equipos de oficina inexistentes.
30

Entre los datos del balance que no reflejaban la realidad del estado de la
mencionada Caja de Ahorros, se encontró pendiente una deuda de
Construcciones Puig C.A. por Bs.395.000 que había sido cancelada por la
misma firma el 3 de febrero de 1964. También se descubrió el otorgamiento
de créditos a personas ajenas a la institución, repartición de utilidades
inexistentes y compras personales hechas por los miembros de la Junta
Directiva, todo ello en abierta violación de los estatutos de la Caja de
Ahorro. En la lista de los préstamos irregulares y contra los estatutos
figuraba, especialmente, uno conferido a la Dirección de Cartografía
Nacional por 85 mil bolívares, descubriéndose que el mismo ex-Presidente
de la Caja de Ahorro, acusado de estas irregularidades, era también
Administrador de Cartografía Nacional donde a su vez dejó una deuda por
Bs.58.333 por retiros de caja, cargándolos en su cuenta por concepto de
préstamos, sin pago de intereses. Esta denuncia quedó asentada en un
informe firmado por José E. Soto Rosa, presidente de la Caja de Ahorros en
1965, y avalado por Julio Rosales.

RESULTADO

Se comprobó la responsabilidad del ex-Presidente de la Caja de Ahorros del


MOP en el abuso continuo de autoridad, orden y aval de préstamos
irregulares. Igualmente se atribuyó responsabilidad por encubrimiento al
Administrador de la Caja de Ahorros. El ex-Presidente de la Caja de Ahorros
reconoció su responsabilidad y, aunque no se instaló juicio, se suicidó por
"causas desconocidas". Los medios de comunicación señalaron que la
responsabilidad no debía corresponder exclusivamente al Presidente, por
cuanto la administración de la Caja era responsabilidad de la Junta en pleno
y no del presidente en particular. Apaientemente por respeto al hecho del
suicidio, aunque el caso Fue muy publicitado, nunca se publicó el nombre
del principal involucrado, lo cual dice mucho de los patrones ético;, de la
prensa de la época.
31

CASO: CAJA DE AHORRO DE LA POLICIA DE PETARE

PRESIDENCIA: Raúl Leoni (1964-1969) FECHA SUCESO: 1964 FECHA

DENUNCIA: 1965

DENUNCIANTES: Oropeza, Domingo (abogado demandante de la CIEI) y la


Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito INVOLUCRADOS:
Solazar. Candelario (ex- Prefecto de Petare); Rodríguez. Octavio (hermano
de Simón Rodríguez, representante de la Corte Suprema de Justicia en la
CIEI)

INVESTIGADORES: Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito

DENUNCIA: Malversación de fondos MAGNITUDES: Bs.71.000 en 56 letras


de cambio MATERIA: Ahorros de la Policía de Petare

HISTORIA

El 12 de febrero de 1965, el prefecto Candelario Salazar (AD), entrega el


cargo a Manuel Salvador Becerra (FDP) y se reorganiza la Caja de Ahorro de
la Policía de Petare, para lo cual se llama a una comisión de la Comisión
Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito (CIEI) para que se hiciera
cargo de 56 letras de cambio encontradas en dicha Caja. Posteriormente,
las letras desaparecieron de la CIEI, siendo responsable de ello, por acción
u omisión, el Sr. Octavio Rodríguez, hermano de Simón Rodríguez,
representante de la Corte Suprema de Justicia en la CIEI. Esas letras habían
sido firmadas por Candelario Salazar y avaladas por los señores Joao
Gongalves, Panagicte Sapikas, Ramiro Jiménez Valdés y Nicola Canferra.
32

CASO: CAJA MUNICIPAL DE CARACAS PRESIDENCIA: Rafael Caldera (1969-


1974) FECHA SUCESO: 1971 FECHA DENUNCIA: Agosto 1971

DENUNCIANTES: Lovera, lldemaro (Primer Vicepresidente del Ayuntamiento


de Caracas) INVOLUCRADOS: Riveroll Romay, Ramón y Guinand Baldó,
Carlos (Gobernador de Caracas)

INVESTIGADORES: Contraloría Municipal y Contraloría General de la


República DENUNCIA: Estafa a la nación y sustracción de letras de la Caja
Municipal del Ayuntamiento de Caracas

MAGNITUDES: Bs. 1.480.000 MATERIA: Letras al portador

HISTORIA

La Gobernación de Caracas había suscrito un contrato con Ramón Riveroll


para la construcción del Parque Naciones Unidas y otras obras menores en
el Litoral Central. Riveroll solicitó al gobernador de Caracas, Carlos Guinand
Baldó, una serie de giros a su favor hasta por la cantidad de Bs.8.910.000
para construir el Parque en los terrenos del antiguo Hipódromo del Paraíso.
El Gobernador confió en su amistad con Ramón Riveroll y aceptó girar por
adelantado letras de cambio por el monto total de las obras. Riveroll, quien
no tenía ninguna compañía de construcción ni capacidad económica para
emprenderlas, no efectuó obra alguna y logró descontar en el Banco
Caracas una de las letras por Bs. 1.480.000, constituyendo esa cantidad el
valor del perjuicio económico perpetrado por Ramón Riveroll Romay a la
Gobernación del Dtto. Federal. Como la obra nunca fue realizada, los
concejales del Dtto. Federal presentaron la correspondiente denuncia al
gobernador Guinand Baldó, quien informó no tener noticia del otorgamiento
adelantado de las letras, afirmando que dicha letra había salido de la
Gobernación sin el consentimiento del titular de ese despacho, pues el
contrato con Riveroll había sido rescindido. Sin embargo, se descubrió que
el contrato no había sido rescindido formalmente sino de palabra entre el
contratista y el gobernador; por tanto, las letras, válidas al portador, por
valor superior a 7 millones de bolívares no habían sido destruidas, a pesar
de una solicitud hecha por la Contraloría Municipal. El contratista no
respondió a la citación que le hiciera la Gobernación para dilucidar las
contradicciones.

RESULTADO

Ante las denuncias efectuadas por los concejales del Distrito Federal a la
Gobernación y posteriormente al Cuerpo Técnico de la Policía Judicial, se
buscó al 62 indiciado; pero Riveroll había salido del país.

El expediente fue remitido al Juez Octavo de Instrucción, Dr. José Erasmo


Pérez España, quien en el mes de junio de 1972 dictó auto de detención al
contratista Ramón Riveroll por el delito de estafa con el agravante de haber
sido en perjuicio de uno de los órganos de la Administración Pública. Este
auto de detención fue confirmado por el Juez Décimosexto de Primera
Instancia, doctor Luis Riva Romero, quien libró la correspondiente
requisitoria para la detención del indiciado. Al ser informado de que éste
33

había abandonado el país, solicitó por los canales regulares de la Corte


Suprema de Justicia su extradición. La Sala Político Administrativa acordó
exigir al gobierno de la República de México la entrega del contratista
Ramón Riveroll Romay, pero ello no sucedió. Riveroll nunca respondió a los
requerimientos para que resarciera a la municipalidad la cual, aunque pudo
detener el cobro de las restantes letras de cambio, tuvo que pagar la letra
descontada.
34

CASO: CAMINA (C.A. MINAS DE NARICUAL) PRESIDENCIA: Carlos Andrés


Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1974-1978 FECHA DENUNCIA: 1979-
1980 DENUNCIANTES: Oliveros, Luis Angel (ex- Administrador de las Minas
de Naricual); Díaz Bruzual, Leopoldo (Presidente del Fondo de Inversiones
de Venezuela); Contraloría General de la República

INVOLUCRADOS: Lares Cordero, Carlos (ex- Presidente de CAMINA)

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República, Comisión


investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito (CIEI), Fiscalía General de la
República

DENUNCIA: irregularidades administrativas, pérdidas cuantiosas para el


Estado venezolano

MAGNITUDES: Bs. 160.000.000

MATERIA: Contratos y préstamos para la


producción de carbón

HISTORIA

Desde su formación en 1974, C.A. Minas de Naricual (CAMINA), propiedad


de la Corporación de Desarrollo de la Región Ñor-Oriental, el Sindicato de
Trabajadores de la Hulleras de Naricual y los concejos municipales de Sotillo
y Bolívar, mostró diversas irregularidades administrativas. Por ejemplo, la
contabilidad presentaba problemas de extemporaneidad, duplicación de
registros, disparidad de saldos contables y falta de evidencia documental.
En 1975 el Fondo de Inversiones de Venezuela (FTV) preparó un informe de
evaluación sobre el plan de inversiones, en el cual se concluyó que el
proyecto, tal como había sido formulado, no era viable desde el punto de
vista técnico-económico y financiero. Informes de oficinas especializadas
contratadas por el FIV hicieron la misma observación. La National Coal
Board indicó, por ejemplo, que el costo de una planta de lavado de carbón
sencilla con una sola caja lavadero costaría solamente 30 millones de
bolívares en lugar de los 60 de millones previstos por la alternativa
planteada por CAMINA. A pesar de las fallas y deficiencias que impedían la
viabilidad técnico-ecónomica del proyecto, la administración de CAMINA no
permitió la reformulación del mismo.

Se le otorgó el contrato de perforaciones de la Cuenca Carbonífera de


Naricual al Consorcio Geoinca Cerro Negro, el cual no contaba con ios
equipos necesarios para los sondeos. CAMINA rescindió los contratos
transando un convenio en el cual perdió Bs.793.467. Durante la misma
presidencia de Carlos Lares Cordero, se firmaron y cancelaron contratos
para el tratamiento químico de 18.000 durmientes, la adquisición de 78.000
clavos y la reparación de una locomotora General Motors. Los durmientes
no necesitaban tratamiento químico y fueron utilizados sin él, los clavos no
pudieron ser utilizados por ser de diferente medida y la locomotora jamás
fue reparada. No obstante, las cartas de créditos fueron cobradas por las
empresas contratistas sin haber entregado las mercancías o trabajos
descritos.
35

A principios de 1977 C.A. Minas de Naricual recibió un crédito adicional


delOO millones de bolívares, el cual se aplicó incumpliendo los objetivos
planteados en la solicitud del mismo. Más del 50 por ciento del crédito se
destinó al pago de obligaciones no previstas o permaneció depositado en
diversos bancos, renovando las deudas que se habían previsto cancelar con
dicho crédito; ello generó nuevos compromisos y gastos. La tasa de interés
de los créditos renovados era superior a la que percibían los recursos
depositados, originalmente destinados a liquidar dichas deudas, y que sin
razón alguna fueron cedidos como prenda mercantil de los nuevos
endeudamientos contraídos. Los contratos perjudiciales para la empresa
llevaron a Camina a una situación económica que hizo necesario nuevos
créditos. En 1978 la CVF otorgó a Camina un aval por 160 millones de
bolívares, el cual fue dado, sin embargo, en forma de crédito directo. John
Phelps, presidente de la CVF, firmó un pagaré por $37.500.000. Asimismo,
el presidente del FIV, Héctor Hurtado, solicitó al Consejo de Ministros su
aprobación para no exigir garantías a Camina por el aval concedido, a pesar
de la deplorable situación financiera en la que estaba sumida la empresa y a
sabiendas de su incapacidad de pago.

RESULTADO

Luego de la denuncia y el minucioso informe de la Contraloría, CAMINA


parece desaparecer de la memoria colectiva. Los Informes de Contraloría de
los dos años siguientes (1980,1981) no vuelven a informar sobre el caso.
36

CASO: CARIVEN

PRESIDENCIA: Rafael Caldera (1969-1974)


Carlos Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1974-1975 FECHA

DENUNCIA: 1976-1979 DENUNCIANTES: Alvarez Domínguez, Luis (ex-


Presidente de la CVF); Curiel, Marcel (ex- Presidente CVF); Sananes
Carranza, Francisco (Presidente de la CVF 1979)

INVOLUCRADOS: Gascue Ríos, Federico (ex- Presidente de Cariven); Sosa,


Carmen Amalia (accionista principal Cariven); Lozada Provenzali, José Angel
(ex-Presidente encargado CVF); Sosa Ríos, Ricardo ( ex- Comandante de la
Marina, ex-Presidente de Cariven); Coronil Hartmann, Alfredo

INVESTIGADORES: Encargados del informe confidencial de la CVF ; Agudo


Freytes, Esteban (ex-Director de la Consultorio Jurídica de la Fiscalía
General de la República)

ACUSACION: Sobreprecio; estafa consumada

MAGNITUDES: Bs.50.000.000 MATERI A: Adquisición de barcos para


cruceros

HISTORIA

En marzo de 1974, pocos días antes de la entrega de gobierno del Dr.


Rafael Caldera, el Consejo de Ministros autorizó a la Corporación
Venezolana de Fomento para otorgar un aval por 50 millones de bolívares
(Bs. 50.000.000) a la Corporación Venezolana de Cruceros del Caribe
(CARIVEN). El directorio de la Corporación Venezolana de Fomento, según
resolución N° 0344 resolvió conceder dicho aval con el objeto de
garantizarle el financiamiento requerido para la adquisición de dos barcos
cruceros que serían destinados a la realización de cruceros por el Caribe.
Las especificaciones en los documentos establecían que los barcos debían
tener 800 toneladas de peso, capacidad para 800 pasajeros, hacer 20 nudos
de velocidad y ser de construcción reciente. Los barcos adquiridos
posteriormente, sin embargo, fueron dos cruceros obsoletos, el Santa Rosa
y el Bahama Star, ambos fuera de especificaciones. Después de todas las
reparaciones, la capacidad máxima llegaba apenas a 350 pasajeros. Uno de
ellos tenía más de 15 años de servicio; y estando en deplorable situación se
encontraba en reparación en un astillero de los Estados Unidos y fue
posteriormente rematado en Nueva York a precio de chatarra por 300 mil
dólares (alrededor de Bs. 1.200.000,oo). Dadas sus precarias condiciones,
los dos cruceros juntos no valían más de 3 millones de bolívares. Eso
motivó que los propios abogados de la CVF en los Estados Unidos
recomendaran que los barcos fuesen rematados como material de desecho
o chatarra; puesto que éstos tenían también ciertas restricciones de uso por
parte del Departamento de Comercio de los Estados Unidos.

La adquisición de estas naves se realizó a pesar de que el Ministro de


Transporte había negado la autorización para que Cariven las adquiriera.
Informes presentados ante el directorio de la Corporación Venezolana de
37

Fomento señalaron la responsabilidad de los ex-presidentes de Cariven,


Federico Gascue Ríos, y contralmirante Ricardo Sosa Ríos. Este último
demostró, sin embargo, que él había sido Presidente de la empresa
solamente once días ya que renunció porque el directorio era contrario al
informe que presentó sobre los barcos. Las operaciones financieras se
aceleraron en 1975 con la aceptación de pagarés a favor de The Merban
Corporation, la cual a su vez abrió rápidamente cartas de crédito en el
Security Pacific International Bank a favor de Vintero Sales Corporation,
vendedora de los barcos. Los pagarés fueron avalados con la firma del
dirigente sindical José Angel Lozada
Provenzali, presidente encargado de la CVF. La operación de financiamiento
fue investigada por la Contraloría General de la República desde enero de
1976 y luego por la Fiscalía General de la República.

RESULTADO

En agosto de 1976, la Dirección de la Consultoría Jurídica de la Fiscalía


General de la República, a cuyo cargo se encontraba el Dr. Esteban Agudo
Freytes, dictaminó que la Junta Directiva de Cariven había incurrido en el
delito de estafa consumada, tipificada en el artículo 370 del Código de
Comercio.

Las intervenciones de la Contraloría y la Fiscalía procedieron a raíz de una


denuncia efectuada por el Dr. Luis Alvarez Domínguez, cuando presidió la
Corporación Venezolana de Fomento durante el gobierno de Carlos Andrés
Pérez. En medios políticos se dijo posteriormente que el énfasis dado a la
actuación de Alvarez Domínguez en el Caso Sierra Nevada se debió a esta
acusación a Cariven y, concretamente, contra Alfredo Coronil Hartmann,
diputado e hijastro del ex-Presidente Rómulo Betancourt. No obstante, se
dijo que para el momento de la operación fraudulenta, Coronil no era
representante en Cariven, siendo el Presidente de esta empresa Federico
Gascue Ríos. En Resolución N° 212 del 2 de marzo de 1976 la CVF acuerda
demandar a Cariven, The Merban Corporation y Vintero Sales Corporation
ante los tribunales de Venezuela y contratar al abogado Jay Schafrann de
Nueva York para representar a esta corporación ante los tribunales en
Estados Unidos. En Resolución N° 0529 del 31 de julio de 1979, fue
aceptado el convenimiento entre la CVF y los bancos, como resultado de las
negociaciones conducidas por los apoderados del instituto y en
consecuencia se aprobó el pago de $6.663.292,53 por capital e intereses
adeudados a los bancos al 31 de agosto de 1979.

En 1979 la Fiscalía volvió a llamar la atención sobre la estafa, señalando


que Cariven había obtenido el aval de la CVG por 50 millones de bolívares
presentándole a esta Corporación un acta fraudulenta que testificaba un
aumento ficticio de capital para que la empresa norteamericana The Merban
Corporation (la misma del caso FUNDALARA) otorgara dos créditos por 5
millones de dólares cada uno, para comprar los barcos Santa Paula (luego
Bahama Stars) y Santa Rosa. Estas denuncias del año 1979 tampoco
arrojaron mayores resultados. Según la administración de Sananes, se
había comprobado suficientemente que Cariven había adquirido dos barcos
viejos y en mal estado que no tenían las características y condiciones
estipuladas. De la compra de los dos buques, uno de ellos fue liquidado en
38

Nueva York por deudas y el otro estaba para esa fecha 70 en proceso de
remate, siendo la recaudación de tan poco valor que, al decir de Sananes,
no ameritaba acción alguna.
39

CASO: CARRETERA Y AEROPUERTO DE LA HACIENDA "PUEDPA"

PRESIDENCIA: Raúl Leoni (1964-1969)

FECHA SUCESO: 1965-1966

FECHA DENUNCIA: 1969

DENUNCIANTES: No se formuló denuncia concreta ante ningún organismo


contralor, quedando la acusación a nivel de la opinión pública

INVOLUCRADOS: Leoni, Raúl (Presidente de la , República)

INVESTIGADORES: No se realizó investigación formal

DENUNCIA: Aprovechamiento de su alta investidura para la construcción de


una carretera asfaltada entre su hacienda "Puedpa" y la población de El
Manteco, así como de viviendas, presuntamente para la Guardia
Presidencial, y el acondicionamiento de un aeropuerto en esa' población
MAGNITUDES: Bs. 10.000.000 MATERIA: Aprovechamiento de los recursos,
financieros y técnicos, del Estado para la construcción de las obras
señaladas en beneficio propio

HISTORIA

La hacienda "Puedpa" era una finca algo aislada e insignificante, propiedad


del Dr. Raúl Leoni y de su esposa Menea. Hasta el momento de la ascensión
del primero a la Presidencia de la República, estaba unida a El Manteco por
un camino de tierra; a partir de ese momento, y con toda diligencia, el
Ministerio de Obras Públicas, el de Comunicaciones y el de la Defensa
procedieron, cada cual en su ámbito, al acondicionamiento de un aeropuerto
en la población de El Manteco y la construcción de una amplia carretera
asfaltada comunicando a éste con la hacienda. También construyeron
viviendas y un cuartel, que valorizaron la propiedad, transformándola en
una finca modelo. Todos los gastos, maquinaria utilizada, materiales de
construcción, asistencia técnica, pago de obreros, etc., así como el traslado
de éstas a ese lejano rincón, fueron costeados por los despachos oficiales
que intervinieron, estimándose su monto en unos 40 millones de bolívares.

RESULTADO

La muerte del Dr. Raúl Leoni poco después de dejar la Presidencia, inhibió
toda acusación por concusión o peculado que hubiere podido formulársele.
Además, su esposa, Doña Menea, copropietaria de la finca, se había ganado
el cariño de los venezolanos por su labor en favor de los menesterosos y en
especial de los niños desvalidos.

Tampoco se formuló acusación alguna contra los titulares de los despachos


ministeriales que intervinieron en la realización de esas obras.
40

CASO: CENTRO SIMON BOLIVAR PRESIDENCIA: Rafael Caldera (1969-


1974)

FECHA SUCESO: 1969-1974 FECHA DENUNCIA: Julio 74 DENUNCIANTES:


Parra, Homero (Vicepresidente de la Comisión de Contraloría del Congreso)

INVOLUCRADOS: Rodríguez Amengual, Gustavo (ex-Presidente del Centro


Simón Bolívar)

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República

DENUNCIA: Malversación de fondos; manipulaciones contables;


contratación indebida con políticos MAGNITUDES: Bs.600.000.000
MATERIA: Deudas contraídas por el CSB

HISTORIA

En 1969, la Administración Caldera recibió el Centro Simón Bolívar con un


endeudamiento de 77 millones de bolívares; para 1974 la deuda había
ascendido a Bs. 1.451.000.000, de los cuales fueron invertidos
efectivamente sólo unos 850 millones, sin existir documentación ni
explicación alguna que garantizara la efectividad del gasto de los 600
millones restantes.

Entre las fallas imputadas a la administración copeyana figuran las


siguientes: pasivos no registrados y pérdidas ocultas registradas como
utilidades ficticias, por manipulaciones de los asientos contables; ausencia
total de capital de trabajo y pérdidas no registradas superiores a los 100
millones de bolívares; utilización del CSB para fines políticos con la
demostración del pago de 117 activistas de COPEI en una sola Dirección del
CSB; excesivo endeudamiento sin que existiese una programación de
inversiones sensata y objetiva; lo cual había producido fallas de
programación de las obras del Parque Central, cuyo cálculo de costo original
había sido por 600 millones, habiéndose invertido en su realización para el
momento de la denuncia cerca de 1.500 millones de bolívares. Por último,
otras irregularidades que incluyen un contrato para decoración del CSB por
Bs.21.000.000 efectuado con algún cliente político y no con un decorador o
arquitecto especializado.

Los documentos mostraron también cifras por Bs.929.531 para la creación


del Museo de Arte Contemporáneo; de ese monto sólo Bs. 103.550
correspondían a obras de arte y el resto fue dedicado a gastos varios que
fueron considerados como excesivos e inexplicables, entre los cuales
figuraban Bs. 689.078 en gastos de catálogos.

RESULTADO

En el año 1975, el Informe de Contraloría declaró que el Centro Simón


Bolívar tenía un sistema de contabilidad que no garantizaba la obtención de
estados financieros razonables ni suministraba información confiable sobre
los costos reales de las obras del Parque Central, para las cuales se habían
invertido hasta esa fecha 1.500 millones de bolívares. Por ello dictamina la
41

necesidad de terminar los avalúos y el cálculo de los costos de dichas obras.


Esta denuncia corresponde al tipo efectuado siempre al final de cada
período presidencial y no suele pasar de la revelación de las irregularidades
observadas por los informes anuales de Contraloría. Al estudio de dichos
informes puede concluirse que casi todas las cuentas de las dependencias
públicas adolecen de irregularidades de la misma magnitud que las aquí
denunciadas. La verdadera corrupción se pone de relieve en el análisis de
las cuentas por parte de la Contraloría. Sin embargo, como en este caso, no
resultan sino en denuncias "estacionales" sobre cada administración
saliente, sin consecuencias ni resultados.
42

CASO: CHATARRA ARGENTINA

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979)

FECHA SUCESO: 1974-1978

FECHA DENUNCIA: Mayo 1978

DENUNCIANTES: Márquez, Enrique (Funcionario


de la Unidad de Incentivos del ICE)

INVOLUCRADOS: Sermanoukian, Emilio; Abello,


Antonio; Abello, Cipriano; Segura, Jesús
Eduardo; Roquett Hernández, José Rogelio;
Belmonte, Damián Salvador (ciudadanos
argentinos pertenencientes a Metalurgia El
Llano); Uzcátegui, José Miguel (miembro de la
Junta Directiva del BCV); Jattar Dotti, Braulio
(Presidente de la Comisión Nacional de
Valores); Puigbó Morales, José Arnaldo
(Presidente de la Junta Directiva de la
Sociedad Financiera Industrial de Venezuela)

INVESTIGADORES: Instituto de Comercio Exterior


(ICE), Confederación de Trabajadores de
Venezuela (CTV), Policía Técnica Judicial (PTJ)

DENUNCIA: Tentativa de estafa, cobros


irregulares de incentivos de exportación

MAGNITUDES: Bs.17.000.CXX)

MATERIA: Incentivos de exportación

HISTORIA

En septiembre de 1973, el Instituto de Comercio Exterior estableció una


política de Incentivos a la Exportación, que estuvo acompañada de
extraordinarias facilidades de crédito, con el propósito de intensificar las
exportaciones no tradicionales. Para 1978, el orden de las cifras pagadas
alcanzaba aproximadamente 460 millones de bolívares. El reglamento de
ley de la política de incentivos permitía que los derechos de exportación
fuesen pagados a crédito, mientras los incentivos debían ser pagados antes
de realizar las exportaciones.

El llamado caso de "la chatarra argentina" destapó la olla de un sinnúmero


de fraudes contra la nación cometidos bajo esa política de incentivos.
Enrique Márquez, funcionario de la Unidad de Incentivos del ICE, denunció
el caso al considerar sospechoso que unos ciudadanos argentinos se
presentaran en el Instituto acompañados de José Miguel Uzcátegui
(miembro de la Junta Directiva del Banco Central como representante de la
CTV) a tramitar incentivos de exportación por valor de 9 millones de
43

bolívares, sobre exportaciones de maquinaria agrícola, aún no realizadas,


por valor de Bs.45.757.406. El Sr. Enrique Márquez se negó a darle curso a
los trámites para el pago de los incentivos hasta tanto el ICE, el Ministerio
de Hacienda y los organismos pertinentes no aclararan el caso.

La investigación reveló que la empresa METALURGIA EL LLANO había


adquirido en Argentina 144 máquinas como 76 chatarra y las había traído a
Venezuela, donde les había cambiado los seriales y colocado etiquetas de
"Hecho en Venezuela" para exportarlas y cobrar así los incentivos de
exportaciones. Llamó la atención que al poco tiempo de haberse constituido,
esta empresa estuviera en capacidad de exportar esa cantidad de
máquinas.

Voceros del ICE acusaron al Dr. Braulio Jattar Dotti, presidente de la


Comisión Nacional de Valores, de utilizar su altísima posición para
aproximar a los argentinos hacia los organismos del gobierno e institutos
bancarios. El economista José Miguel Uzcátegui había realizado un trabajo
de asesoría para los argentinos por mediación del Presidente de la Comisión
Nacional de Valores, quien lo había llamado para referirle a unos
industriales que requerían asesoría económica sobre el procedimiento para
tramitar incentivos de exportación. De J.M. Uzcátegui se dijo que lo habían
involucrado a ciegas en una irregularidad que no conocía, ya que él
simplemente ofreció asesoría económica sin intervenir en la adquisición o
elaboración de la maquinaria. Se nombró también a un hijo del Dr. Jattar
Dotti, estudiante de ingeniería, como miembro de la directiva de la empresa
de la chatarra.

Los directores de la Financiera del Banco Industrial de Venezuela (FIVCA)


fueron también implicados en el caso, por conferir un crédito de 25 millones
de bolívares a una empresa que había pagado sólo un millón de su capital
de 5 millones. Sin embargo, a finales de marzo de 1978, el Dr. José Arnaldo
Puigbó Morales, presidente de la Junta Directiva de FIVCA, declaró que
había confusión en cuanto a los créditos otorgados por la Financiadora. La
maquinaria objeto del crédito de FIVCA había llegado a consignación del
Banco Industrial de Venezuela, como es lo usual en esos casos, un año
después que la chatarra cuestionada y estaba en almacenes privados en La
Guaira. Indicó el Dr. Puigbó que el crédito aprobado a la empresa Metal-
Llano era de 8 millones de bolívares y no los 25 millones que mencionaba la
prensa, la CIEI y los tribunales ordinarios; añadiendo que había sido
conferido t diante cartas de crédito y nunca en dinero efectivo.

Lo más importante de la denuncia del Instituto de Comercio Exterior sobre


el caso de la chatarra argentina fue poner de manifiesto muchos otros
fraudes a la nación. Se conoció que habían sido exportados, como enlatados
de jugos y conservas, latas con agua; similarmente, hielo en lugar de
camarones. Se calculó que más de la mitad de los incentivos de exportación
había sido conferida por exportaciones fraudulentas o sobre-facturadas; y
muchas veces a empresas fantasmas o creadas ad-hoc para realizar rápidas
exportaciones y cobrar los incentivos.

RESULTADO
44

El presidente de la CTV, José Vargas, fue el ponente de la moción en contra


del economista J. Miguel Uzcátegui. Posteriormente, el Presidente Carlos
Andrés Pérez destituyó al Dr. Uzcátegui, mediante decreto N° 2855, de la
Junta Directiva del Banco Central. El Dr. Braulio Jattar Dotti, cuyo nombre
fue involucrado en el caso, renunció a la presidencia de la Comisión de
Valores y su hijo fue el único sometido a juicio. También fue destituido de
su cargo el Dr. José Arnaldo Puigbó. Los abogados defensores, Ramón
Quintero y José Guillermo Andueza, solicitaron ante la Corte Suprema de
Justicia la nulidad del decreto que había destituido a J.M. Uzcátegui,
considerando que lo habían ensartado en un asunto en el que no estaba
involucrado y que un director del Banco Central sí estaba facultado para el
libre ejercicio de su profesión. No obstante, Carlos Andrés Pérez ratificó la
destitución decretada.

Los ciudadanos argentinos fueron detenidos por la PTJ por el presunto delito
de estafa al fisco. El abogado defensor de los acusados, Dr. Raymond
Aguiar Guevara, solicitó el 78 recurso de habeas corpus, el cual fue
declarado con lugar por el Juez Tercero de Primera Instancia en lo Penal,
Dr. Luis Manuel Palis, y confirmado por el Juez Superior Sexto en lo Penal,
Dr. Agustín Andrade Cordero. Los acusados fueron puestos en libertad, pero
con orden de permanecer en Venezuela a disposición de la justicia. No
obstante, los argentinos salieron del país vía legal, según demostró su
abogado Raymond Aguiar, sin ser detenidos por las autoridades pertinentes.
Tampoco pudieron ser llamados a ponerse a derecho pues en Venezuela la
tentativa de estafa no está calificada como delito.

En medios políticos se dijo que el fondo del asunto radicaba en que el


Instituto de Comercio Exterior había otorgado el Certificado de Valor
Agregado sin haber verificado previamente la fábrica y la mercancía; de
forma que para no involucrar al organismo, especialmente en período
electoral, se había buscado un chivo expiatorio.

En noviembre de 1978, la Corte Suprema de Justicia sentenció a favor de


José Miguel Uzcátegui, cerrando el caso años después.
45

CASO: CHATARRA MILITAR PRESIDENCIA: Rafael Caldera (1969-1974)

FECHA SUCESO: 1973-1974 FECHA DENUNCIA: Febrero 1974

DENUNCIANTES: Faull, Herbert Simón (Ingeniero de Aviación Militar);


Jiménez Vivas, Humberto (ex Jefe de Inteligencia Militar); Mirabal Borges,
Rafael

INVOLUCRADOS: Vanni Pocci, Adolfo; Montserrate Pérez, Eduardo (Coronel


de las Fuerzas Armadas); Arriojas Arredondo, Luis Enrique (Coronel);
Granados Castillo, Ramón (Mayor)

INVESTIGADORES: Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA);


Contraloría General de la República; Comisión Investigadora contra el
Enriquecimiento Ilícito (CIEI); Comisión de Defensa del Senado DENUNCIA:
Fraude a la nación MAGNITUDES: Bs.29.905.000 MATERIA: Material de
Guerra

HISTORIA

El ingeniero de aviación militar, Simón Herbert Faull, elevó un informe al


Presidente Dr. Rafael Caldera y al Ministro de Defensa, general Gustavo
Pardi Dávila, denunciando que se había vendido como chatarra cierto
material de guerra en buen estado a un ciudadano italiano de nombre
Adolfo Vanni Pocci. En la denuncia, el ingeniero Faull informa que dicho
material estaba evaluado en 30 millones de bolívares y se vendió por 110
mil bolívares. La venta fue efectuada después de un estudio efectuado por
el mayor de aviación Ramón Granados Castillo, quien según Faull, no tenía
los conocimientos técnicos como para juzgar sobre una venta de esa
categoríá. En el mismo informe también se denunció la venta de aviones F-
86K como chatarra, cuando en realidad estaban en condiciones de ser
utilizados con pequeñas refacciones. El depósito de "chatarra" militar,
ubicado entre Charallave y Cúa había sido denunciado por la prensa antes
de lo que se llamó el "Informe Faull". La Dirección de Justicia Militar, a
través del general Joaquín de Odena Meza, había abierto las averiguaciones.
En los primeros días de febrero de 1974 fue decomisado en un depósito
perteneciente al Sr. Antonio Romano y alquilado a Vanni Pocci, un material
de guerra en buen estado y con muestras de no haber sido utilizado. Entre
las irregularidades comprobadas se encontraron: a) Vanni Pocci había
servido de asesor a la "Comisión de Avalúos" integrada por el mayor de la
FAV, Ramón Granados Castillos, un piloto del grupo NEG que no tenía
mayores conocimientos de mecánica; b) el material fue entregado a Vanni
Pocci seis días antes de que la Contraloría verificase los costos en base al
"informe técnico" presentado por la FAV; c) la transacción fue realizada 26
días antes de ser abiertos los sobres contentivos de las ofertas de compra.
Se conoció también, a través del Sr. Eloy Marrero, vigilante del depósito
donde Vanni Pocci almacenó la "chatarra", que "había grandes cantidades
de piezas nuevas, casi intactas y otras embaladas, aún sin abrir".

RESULTADO
46

En agosto de 1973, el ministro de Defensa Gustavo Pardi Dávila, acusó a


quien hizo la denuncia, ingeniero Simón Herbert Faull, por la presunta
comisión de hechos delictivos relacionados con la venta de material de
guerra de desecho. Posteriormente, el 4 de enero de 1974, el juez y capitán
de Corbeta Freddy Rivas Pacheco dictó auto de detención a Faull, por dar
"informaciones lesivas a personalidades é instituciones". Al ser avisado por
algunos funcionarios militares, amigos o preocupados por la injusticia, el
ingeniero logró asilarse en la Embajada de México y salió del país. Los
únicos oficiales que prestaron atención a las denuncias de S.H. Faull y
denunciaron que lo vendido no era chatarra fueron castigados. Eran el
coronel Rafael Mirabal Borges, a quien "exilaron" al Perú como agregado
militar, y el coronel Humberto Jiménez Vivas, a quien trasladaron al Alto
Apure como Jefe de Reclutamiento, lo que se considera un puesto de
castigo. Ambos eran altos funcionarios del Departamento de Inteligencia y
Estrategia Militar del Estado Mayor. A los pocos meses, Jiménez Vivas murió
en el Alto Apure, aparentemente de un infarto aunque algunos órganos de
prensa señalaron circunstancias misteriosas: un rapto previo durante el cual
fue torturado para hacerle prometer el silencio y del cual fue liberado para
que atrajera a los otros denunciantes a la zona; como no hiciera lo
ordenado, fue muerto presuntamente por una potente dosis de curare.

La Comisión Especial del Senado presentó un Informe Secreto que fue


rechazado por todas las fracciones excepto la de Copei, que había elaborado
el informe. La Comisión Especial decidió entonces pasar el expediente a la
Contraloría General. Tanto ésta como la Fiscalía General de la República
encontraron indicios suficientes para un juicio contra los presuntos
implicados. Se comprobó que Vanni Pocci compró en 95 mil bolívares (y no
en 100 mil bolívares) el material bélico que valía 10 millones. Se aclaró
también que no se trató de aviones F-86K, sino de aviones F-86F, parte de
los cuales fueron vendidos a B olivia y algunos otros rescatados por el
Ministerio de la Defensa y depositados en la Base Aérea Libertador de
Maracay.

Posteriormente, el Consejo de Guerra Permanente revocó el 10 de julio de


1974 el auto de detención que había dictado el Juzgado Militar contra el
Ingeniero Faull. En diciembre de 1974, la Contraloría General de la
República, a través de su contralor José Muci Abraham, declaró
responsables administrativamente a los coroneles Eduardo Montserrat
Pérez, Luis Enrique Arriojas Arredondo y el mayor Ramón Granadillo
Castillo, sin derecho al recurso de reconsideración. El fiscal general, José
Ramón Medina, ordenó al Fiscal Undécimo solicitase ante un Tribunal la
apertura de un juicio contra los militares acusados.

En marzo de 1974 había muerto en el Hospital Clínico Universitario, el


ciudadano italiano Vanni Pocci. Durante los dos años siguientes el Ing. Faull
siguió dudando de la justicia divina e insistió repetidamente que Vanni Pocci
no había muerto y se encontraba en Italia, alegando que los restos
enterrados eran de otra persona. La prensa también había informado que
Pocci había sido visto vivo y en buena salud en Livorno, Italia. En cualquier
caso, Vanni Pocci no llegó a ser enjuiciado.
47

Los Tribunales Militares absolvieron a los oficiales de la Fuerza Aérea


involucrados en el caso de la chatarra y el 9 de junio de 1976, el juez
Superior Segundo de Hacienda, Constantino Valera, los declaró inocentes,
considerando forzoso concluir que no existía responsabilidad administrativa.
Con este dictamen, los abogados defensores dieron por terminado el caso,
aunque todavía correspondió a la Corte Suprema ratificar el veredicto. Faull
siguió denunciando en solitario y escribió un libro revelando los caminos
seguidos por la "chatarra" vendida. Sin embargo, los misterios y las
circunstancias extrañas señaladas quedaron, evidentemente,, guardados en
el archivo de los secretos.
48

CASO: COMISIONES MARACUCHAS PRESIDENCIA: Rafael Caldera (1969-


1974) FECHA SUCESO: 1969-1974 FECHA DENUNCIA: 1978

DENUNCIANTES: Perozo Zambrano, Ciro (Senador copeyano por el Estado


Zulia)

INVOLUCRADOS: Cardozo, Hilarión (ex- Gobernador del Estado Zulia);


Guanipa Matos, Manuel (Secretario General y luego Presidente de Copei en
el Estado Zulia); Ferrer, Leonardo (ex-funclonario del MOP y Diputado)

INVESTIGADORES: Cámara de Diputados DENUNCIA: Compra de votos en


la Asamblea Legislativa; cobro de comisiones y otorgamiento de contratos
sin licitación MAGNITUDES: Desconocidas MATERIA: Partida secretas del
Ministerio del Interior, comisiones y descuentos a trabajadores

HISTORIA

El 15 de febrero de 1978, en carta de renuncia al partido dirigida a Luis


Herrera Campíns, para entonces candidato a la Presidencia, Ciro Perozo hizo
una serie de denuncias en contra de Hilarión Cardozo, gobernador del
Estado Zulia y Leonardo Ferrer (ex-funcionario del Ministerio de Obras
Públicas y diputado por Copei). En la misma los acusaba, sin presentar
pruebas, de pedir comisiones para el partido, a empresas que efectuaban
obras para el gobierno regional o para el MOP hasta por la cantidad de 400
mil bolívares. Perozo Zambrano denunció en su carta (publicada en los
diarios El Mundo y El Vespertino de Maracaibo el 14 de abril de 1978) que
Hilarión Cardozo había utilizado una partida secreta para "comprar las
consciencias" de cinco diputados de la Asamblea Legislativa del Estado Zulia
por un monto de 500. mil bolívares. Otro abuso denunciado fue el cometido
en el servicio del Aseo Urbano del Distrito Maracaibo, a cuyos trabajadores
les descontaban arbitrariamente, como cuotas partidistas, 5 bolívares
semanales y hasta un día de trabajo completo. También fueron acusados los
mencionados copeyanos de otorgar contratos por cifras fabulosas sin
licitación; como en el caso del contrato otorgado a la empresa Galpones
Industriales para la construcción de unos galpones del Aseo Urbano por la
cantidad de 9 millones de bolívares. Se dijo que el Presidente del partido
Copei en el Zulia tenía grandes intereses económicos en dicha empresa
contratista; también señaló Ciro Perozo el contrato otorgado a la empresa
de Julio Berger para construir la nueva red de gas de la ciudad de Maracaibo
por 160 millones de bolívares, sin licitación. Cabe señalar que el Concejo
anterior había contratado con la misma empresa, sin licitación, obras por 10
millones de bolívares.

Perozo afirmaba que dicha denuncia ya había sido hecha por él cuando
Rafael Caldera era Presidente y como respuesta obtuvo el haber sido
sometido a Tribunal Disciplinario, mientras al gobernador Cardozo lo
condecoraban con la "Orden Libertador". Según varios copeyanos de la
región zuliana, Ciro Perozo había mantenido rencilla con miembros de su
propio partido desde 1968, cuando era primer concejal de Copei en el
Distrito Maracaibo, Estado Zulia, y se preparaban las planchas de concejales
para las próximas elecciones. Los copeyanos de la región informaron que,
para 1973, ellos habían recibido noticias de que Perozo hacía campaña en
49

contra del mismo candidato presidencial de Copei y en contra de Hilarión


Cardozo, suponiendo que Ciro Perozo tenía una alianza secreta con los
adecos; sospecha que se vio reforzada cuando Ciro Perozo salió de las filas
de Copei y se fue a Acción Democrática a trabajar por la candidatura de
Piñerúa Ordaz.

RESULTADO

El 18 de abril de 1978 Ciro Perozo Zambrano fue expulsado del Partido


Copei, por unanimidad del Comité Nacional, por el supuesto delito de alta
traición al partido. La prensa informó que en julio del mismo año, la Juez de
Instrucción de la Circunscripción del Estado Zulia, Dra. Ida de Martínez,
abrió las averiguaciones sumariales; pero no se supo más del asunto y los
mismos involucrados por Ciro Perozo no tuvieron noticia de que se hubiese
abierto un sumario sobre el caso.
50

CASO: CONCEJO MUNICIPAL DEL DISTRITO SIMON RODRIGUEZ

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1974-


1976

FECHA DENUNCIA: Julio 1977 DENUNCIANTES: Rodriguez Capriles, Félix

INVOLUCRADOS: Tenorio, Augusto Enrique (Presidente del Cabildo del Dtto.


Simón Rodríguez); Concejales miembros de la fracción adeísta de
Anzoátegui; Síndico Municipal; Administrador de Rentas Municipales y
Secretaría del Ayuntamiento

INVESTIGADORES: Comisión de Etica de AD DENUNCIA: Cobro de


comisiones

MAGNITUDES: Bs. 1.352.000 sobre un caso en particular

MATERIA: Cobro de comisiones para la venta de ejidos del Municipio Simón


Rodríguez (Anzoátegui)

HISTORIA

En julio de 1977, el ingeniero Félix Rodríguez Capriles denunció en una


carta al Presidente, Secretario General y miembros del Comité Nacional de
AD, el cobro de comisiones en el Cabildo del Distrito Simón Rodríguez del
Estado Anzoátegui. El ingeniero Rodríguez Capriles explicó que para poder
llevar al conocimiento y discusión de la Cámara del Ayuntamiento las
evaluaciones sobre terrenos municipales y para que la cámara fijase el
precio de venta de terrenos solicitados, era necesario pagar por adelantado
comisiones de Bs.4 el m2, alcanzando la suma hasta varios millones según
el tamaño del terreno. El ingeniero relató que el 20 de mayo de 1977, en su
carácter de representante legal de Inversiones Agrícolas Ferraro, C.A.
introdujo una petición de compra de un terreno que forma parte de los
ejidos del Concejo Municipal del Disorito
Simón Rodríguez del Estado Anzoátegui. El 27 de mayo de 1977, la petición
fue emitida por la Cámara y declarada materia de urgencia, en virtud de ser
cónsono el proyecto urbanístico a desarrollarse, con el Decreto 1.540 de la
Presidencia de la República. La solicitud en referencia fue aprobada en el
Cabildo el 3 de junio de 1977 en primera discusión, recibiendo la aprobación
definitiva el 10 de junio del mismo año. En esa fecha también acordó la
cámara diferir para reunión posterior la fijación del precio de la venta del
inmueble solicitado. En el oficio de participación de la aprobación del
proyecto instruyeron a Félix Rodríguez dirigirse a la Administración de
Rentas Municipales a fin de tratar todo lo relacionado con la negociación
aludida. El 16 de junio de 1977, el ingeniero Rodríguez asistió junto con
Edgar Candelario Rodríguez a la oficina del Presidente del Distrito Simón
Rodríguez del Estado Anzoátegui, quien, después de largas y tediosas
evasivas, se franqueó y planteó que para poder llevar al conocimiento y
discusión de la Cámara, y que ésta a su vez fijase el precio de la venta del
terreno solicitado, era totalmente necesario el pago por adelantado, por
parte de la compañía solicitante, de una comisión de Bs.4 por m2, lo que
ascendía a Bs. 1.352.000. El Presidente exigió que la suma fuese cancelada
51

en dinero efectivo y advirtió que, de no ser satisfecho tal requerimiento, no


pasaría a discusión de la Cámara lá fijación del precio del terreno ni,
consiguientemente, la venta del mismo a la empresa representada por
Rodríguez Capriles. Según éste, el Presidente del Ayuntamiento le había
informado que el dinero reclamado sería distribuido entre los concejales
miembros de la fracción adeísta, síndico municipal, administrador de rentas
municipales y secretaría del ayuntamiento.

RESULTADO

El caso estuvo siendo investigado desde julio de 1977 por la Comisión de


Etica de AD y no se conoció veredicto de la investigación. Sin embargo, las
personas involucradas en el caso Anzoátegui fueron apartadas de la
campaña del candidato blanco, Luis Piñerúa Ordaz, y no fueron postuladas
para los cargos que ocupaban en el momento de la denuncia del ingeniero
Rodríguez Capriles.
52

CASO: CONEXION GRECO-ROMANA PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez


(1974-1979) FECHA SUCESO: 1975-1979 FECHA DENUNCIA: Diciembre
1979

DENUNCIANTES: Chelini. Lelio INVOLUCRADOS: Anastassellis, Dimitri (de


las empresas D.C. Anastassellis y Transporte Oceánico); Luca, Mathew
(propietario de la empresa M.I.D.-Ship Marine); funcionarios no
identificados del Inos, Corporación de Mercadeo Agrícola, Pequiven y otros
institutos y empresas dei Estado

INVESTIGADORES: Dirección de Inspección y Ficalización del Ministerio de


Hacienda DENUNCIA: Estafa al Fisco Venezolano, alteración de los papeles
de embarque y facturas de los fletes de importaciones hechas por institutos
Autónomos MAGNITUDES: Bs.200.000.000 MATERIA: Facturas de fletes de
importación

HISTORIA

El Estado venezolano fue estafado poi más de 200 millones de bolívares por
la llamada "conexión greco-romana", una organización con oficinas en
Nueva York y Caracas que alteraba los papeles de embarque y las facturas
de los fletes de importación que eran hechos por institutos autónomos y
empresas del Estado tales como el Inos, Corporación de Mercadeo Agrícola,
Corporación Venezolana de Petróleo y Pequiven. Dicha organización estaba
representada en Caracas por TRANSPORTE OCEANICO y D.C.
ANASTASSELLIS y en Nueva York por Mathew De Luca, dueño de la M.I.D.-
SHIP MARINE.

Las empresas de Caracas tenían papel timbrado pero no estaban


registradas ni en la Contraloría, ni en la SIEX; una visita efectuada por los
fiscales del Impuesto sobre la descubrió que estas empresas no llevaban
libros de contabilidad. El asunto estaba manejado por Anastassellis quien
buscaba los clientes gubernamentales en Caracas y por Mathew De Luca
quien conseguía los buques en Nueva York "fuera de contrato". De esta
manera operaban con dos precios, el real del flete que era remitido a la
firma M.I.D.-Ship Marine y el otro, alterado, dirigido con facturas de la
M.I.D.-Ship Marine a las oficinas gubernamentales de Caracas, las cuales
pagaban el precio sin una previa investigación.

Pero el asunto era mucho más complejo y comenzaba desde los procesos de
licitación de productos de importación necesaria a los institutos y empresas
del Estado, como por ejemplo, sulfato de aluminio para el tratamiento de
nuestras aguas por el Inos. Cuando concurrían varias firmas a licitación, la
firma que manipulaba los fletes bajaba oportunamente los costos de
embarque. Esto equilibraba el costo total de la importación para conseguir
la licitación, al mismo tiempo que permitía una evasión de impuestos al
fisco sobre el valor real de los fletes, especialmente porque la empresa
suplidora del producto compensaba los fletes a la intermediaria, es decir
Anastassellis C. A., surgiendo así una especie de comisión que se repartía
entre Anastassellis, De Luca y los funcionarios, jefes de compra, etc. que
debían conocer de la doble facturación. El otro procedimiento que
funcionaba en este complejo negocio tenía que ver con las dispensas
53

(wavers) que concedía la C.A. Venezolana de Navegación (CAVN) al


instituto autónomo para importar libremente fuera de los fletes legales (por
normativa, los fletes no podían ser menores a los de la CAVN),
permitiéndoles usar barcos que no eran los de la CAVN. Finalmente, otra
fuente de provecho provenía del cobro exagerado por demora en puerto de
los barcos. La revista Resumen publicó documentación que hacía evidente la
doble facturación: una carta de M.I.D. Ship Marine a una compañía de
arrendamiento de barcos, CHARTERING INCORPORATED, reconociendo el
retraso de un pago de Bs.66.927,08 por concepto de la demora en Puerto
Cabello de una mercancía despachada desde Yugoslavia, a razón de $3.000
diarios por 22 días. Otra carta de la misma empresa a la Corporación de
Mercadeo Agrícola, pasa factura por la demora de la mercancía
(fertilizantes) proveniente de Yugoslavia y descargada en Puerto Cabello,
por $112.250, a razón de $4.000 diarios por 28 días.

En el país no quedaban rastros de las operaciones pues todos los cheques


pagados por las empresas e institutos del Estado eran depositados
directamente en una cuenta del Irving Trust Co. de Nueva York, que remitía
su estado de cuenta mensual a un apartado postal en Carmelitas. Una vez
enviados los cheques al exterior, no quedaba ningún rastro posible para
poder efectuar una investigación de impuestos y la doble facturación era
escondida. Esta irregularidad fue denunciada por Lelio Cheline, quien
aparentemente era el cuñado de Dimitri Anastassellis, ante la Disip y el
Ministerio de Hacienda por estafa al fisco de más de 200 millones de
bolívares. Chelini declaró que la conexión greco-romana había comenzado el
negocio por medio de sus estrechas relaciones con los funcionario»
gubernamentales que lo convirtieron en el monopolista de la transportación
de mercancías importadas por el INOS, Corporación de Mercado Agrícola,
Petroquímica y otros institutos.
RESULTADO
Los funcionarios de Hacienda efectuaron varias visitas fiscales a las oficinas
de Anastassellis, en búsqueda de documentos incriminadores que
comprobaran la estafa que se había cometido al fisco por más de 200
millones de bolívares. La Dirección de Inspección y Ficalización del
Ministerio de Hacienda detectó una evasión de impuestos de la firma D.C.
Anastassellis al fisco nacional por más de 5 millones de bolívares, en doble
facturación de fletes y permisos de embarque. Hicieron planillas de reparo
para ajustar los impuestos no pagados antes de 1977, aunque la empresa
llevaba funcionando 15 años. Sin embargo, Hacienda encontró dificultades
para precisar fechas y cantidades de importaciones hechas por el Inos y
otros organismos durante los últimos cinco años, así que no pudo obtener
reparaciones. No se efectuaron otras investigaciones.
54

CASO: CONSEJO SUPREMO ELECTORAL PRESIDENCIA: Rafael Caldera


(1969-1974) FECHA SUCESO: 1971,1973 FECHA DENUNCIA: Julio 1971;
septiembre 1973 DENUNCIANTES: Echegaray, Ramón (Diputado- Dirigente
de Fuerza Democrática); Segninl La Cruz, Pedro (FND)

INVOLUCRADOS: Rumbos, Ornar (de URD y miembro del CSE); Espinoza


Prieto, Antonio (del MEP y miembro del CSE)

INVESTIGADORES: Contraloría General de la Nación (contralor Manuel


Vicente Ledezma); Comisión Especial asignada por el Congreso, formada
por los doctores José Rodríguez Iturbe (Copei); Neri Mago, Nerio
(independiente) y el Sr, Borregales, Germán (MAP)

DENUNCIA: Irregularidades de licitación; cobro de comisiones

MAGNITUDES: Bs.7.000.000 (en 1971); Bs.5.000.000 (en 1973)

MATERIA: Equipos de registro electoral

HISTORIA

El diputado Ramón Echegaray denunció en 1971 presuntas irregularidades


en la licitación abierta por el CONSEJO SUPREMO ELECTORAL (CSE) para la
adquisición de equipos de registro y procesamiento de datos que serían
utilizados en el proceso electoral de 1973. Se mencionó la cifra de 7
millones de bolívares en comisiones ofrecidas en esta negociación. Además,
el diputado Echegaray denunció que la compañía ganadora de la licitación,
la empresa MAI DE VENEZUELA, no existía legalmente en Venezuela y ni
siquiera había presentado el requisito de fianza para optar a la licitación,
pues la mencionada empresa se encontraba en estado de quiebra. Para
avalar su denuncia, Echegaray presentó documentos de una auditoría hecha
por una empresa norteamericana, donde se confirmaba la quiebra;
presentó, además, una copia del Impuesto sobre la Renta de dicha
empresa, donde se declaraba en quiebra. Para Echegaray, el mayor peligro
estribaba en que dichas irregularidades ponían en tela de juicio la pureza
del proceso electoral. Luego, se cambió el contrato a favor de la compañía
AUTOMATIC VOTING MACHINES CORPORATION (AVM). En el mes de abril
de 1973, llegaron a Venezuela dos prototipos de las máquinas a utilizarse
en el proceso electoral, las cuales cambiarían el sistema convencional de
votación por tarjeta por uno totalmente automatizado. Nuevas denuncias
produjeron una nueva investigación en tomo a las negociaciones; pero ésta
se hizo muy difícil por cuanto los testigos eran casi siempre los mismos
indiciados, quienes se esmeraban en no dejar huellas. Sin embargo, a pesar
de las investigaciones, el CSE continuó en negociaciones con la AVM hasta
que en 1973 se hizo pública una demanda en Miami contra la misma
compañía por cobro de comisiones. En el expediente de 1.600 folios
aparecieron comprometidas numerosas personas que intentaban cobrar
comisiones por un monto global de 5 millones de bolívares, de los 83
millones que costaban las máquinas electorales.
55

RESULTADO

El caso fue cerrado definitivamente con la devolución al Procurador General


de la República de un cheque por Bs.12.517.179,83, contentivo del adelanto
recibido por la Automatic Voting Machines Corporation, correspondiente al
15 por ciento del valor de 10.000 máquinas. Así quedó archivado este caso
y los venezolanos volvimos a votar con las clásicas tarjetas.
56

CASO: CORDIPLAN

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO:


1974,1975,1976 FECHA DENUNCIA: Diciembre 1977 DENUNCIANTES:
Azpúrua Marturet, Lorenzo (Ministro de Cordiplan)

INVOLUCRADOS: Tineo Solazar, Helly (Viceministro de Planificación); Matos


Núñez, Yeroví (ex-Director de Administración); Briceño Navas, Napoleón
Ramón; Sosa de Terán, L. Josefina

INVESTIGADORES: Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento. Ilícito


(CIEI) y el Tribunal XI de Primera Instancia en lo Penal. DENUNCIA:
Peculado; sustracción de dinero de la caja de ahorro de los empleados y
obreros del Ministerio de Planificación MAGNITUDES: Bs.3.000.000
MATERIA: Ahorros de obreros y empleados

HISTORIA

En diciembre de 1977, el ministro de CORDIPLAN, Lorenzo Azpúrua


Marturet, denunció irregularidades en ese Ministerio, en perjuicio de los
presupuestos de Cordiplan correspondientes a los años 1974,1975,1976,
bajo la administración del ministro Gumersindo Rodríguez. El nuevo
ministro Azpúrua Marturet declaró que había detectado sustracción de
dinero de la caja de ahorros de los empleados y obreros, uso irregular de
las partidas del presupuesto de ese despacho y cobro injustificado de
cheques. Azpúrua Marturet informó sobre dichas anormalidades al
Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, quien ordenó proseguir las
investigaciones hasta dar con los culpables. De acuerdo con las auditorías
efectuadas en la Caja de Ahorros y el Departamento de Administración de
Cordiplan, se informó que las cantidades fallantes ascendían a 3 millones de
bolívares. La Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito (CIEI)
procesó el expediente sobre dichas irregularidades involucrando a los
funcionarios de Cordiplan, ciudadanos Helly Tineo Salazar (ex-viceministro
de Cordiplan y miembro de AD, grupo piñeruista); Yerovi Matos Núñez (ex-
director de Administración de Cordiplan); Napoleón Briceño Navas y LJ.
Sosa de Terán. Encontrando responsabilidad administrativa, el caso pasó a
los Tribunales Nacionales.

RESULTADO

El 2 de diciembre de 1977, el Juez Sexto de Primera Instancia en lo Penal,


Dr. Antonio Guevara Sifontes, dictó auto de detención contra los implicados
de peculado en Cordiplan. Fueron impuestos los autos de detención a los i
ciudadanos: Napoleón Briceño Navas, Yerovi Matos Núñez y Laura Sosa de
Terán. Al ciudadano Helly Tineo 1 no le fue impuesto porque se encontraba
en el exterior.

En marzo de 1978, el Juez Superior Tercero en lo Penal, Dr. Juan Pablo


Izquierdo, declaró terminado el caso Cordiplan, revocando el auto de
detención y declarando fuera de toda implicación al Dr. Helly Tineo Salazar
y al Dr. Napoleón Navas. Al Dr. Yerovi Matos Núñez se le declaró incurso en
peculado atenuado (cuando el perjuicio no es grave o es enteramente
57

reparado antes de ser sometido ajuicio el acusado), el cual, según el


artículo 195 del Código Penal, es castigado con prisión de 3 a 21 meses. La
misma sentencia le fue dictada a la ex-secretaria < L.J. Sosa de Terán,
como cooperadora del delito.
58

CASO: CORPOMERCADEO PRESIDENCIA: Rafael CalderaC 1973-1974)


Carlos Andrés Pérez( 1974-1979) FECHA SUCESO: 1973-1979 FECHA

DENUNCIA: 1980

DENUNCIANTES: Contraloría General de la República

INVOLUCRADOS: Presidentes de la Corporación, inspectores, peritos y otros


funcionarios

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República

DENUNCIA: Negligencia administrativa, presunto fraude, presunta estafa,


operaciones ilegales o dolosas, imprevisiones técnicas MAGNITUDES:
Variable, pérdidas hasta por Bs. 11.336.600.000
MATERIA: Importación, almacenamiento y mercadeo de bienes e insumos
agrícolas

HISTORIA

La Corporación de Mercadeo Agrícola (CMA) representa la típica institución


donde es inútil delimitar un caso de corrupción preciso, por la miríada de
casos existentes y la magnitud de los mismos. Esta institución es, de hecho,
un prototipo de mala administración y corrupción. Podemos decir, sin
ambages, que la Corporación de Mercadeo Agrícola constituyó una de las
principales patas financieras de toda esa trama estructural que conforma la
corrupción en Venezuela como soporte del sistema de partidos.

Desde su creación hasta el año 1980, las pérdidas en operaciones ascendían


a la astronómica suma de 11.336,6 millones de bolívares; sin incluir
productos agrícolas y maquinarias reflejados en contabilidad, pero que no
existían físicamente, por un monto de 1.058,5 millones de bolívares. Este
extraordinario déficit era producto de la mezcla de una pésima
administración, que abarcaba toda la gama de mecanismos, niveles y
factores que integran el proceso administrativo en general, con los diversos
actos de evidente corrupción. Los problemas financieros fueron
sucesivamente confrontados acudiendo al endeudamiento interno y extemo.
La multitud de irregularidades abarcaba despachos de productos sin
facturación, cobro, desincorporación y venta de productos a precios
menores que los de adquisición; cheques emitidos a favor de la Corporación
de Mercadeo Agrícola endosados y cobrados por agentes de la misma
Corporación y depósitos falsos de dinero proveniente de los mercados
minoristas. La variedad de casos denunciados por la prensa, la Contraloría o
el Congreso fue abundante. Se habló mucho de viajes a Centroamérica de
funcionarios de CORPOMERCADEO con maletines llenos de dólares, sin
control previo ni licitación, para la compra de vaquillas pagando comisiones.
Otros, como sobreprecio de dos bolívares por unidad en la importación de
un millón de kilos de pollos; pago de j comisiones en la importación de
sardinas; importación de j leche en polvo reconstituida de inferior calidad a
la requerida por el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social j y que tenía
una alta probabilidad de estar en descomposición (ver caso Leche cortada),
59

son sólo algunos de los casos referentes a Corpomercadeo que movilizaron


a la opinión pública.

En 1980 aparecían en los libros de la Corporación 6 cuentas bancarias con


un saldo disponible de Bs.22.492.518. Sin embargo, el dinero había sido ,
movilizado, ya que dichas cuentas habían sido sucesivamente canceladas en
los años 1975,1976,1977 y 1979. En otro banco se suponía un saldo de
Bs.13.796.880, mientras que el saldo real era de Bs.949.829,02. En los
libros de la Corporación aparecía un saldo de Bs.13.766.977 por concepto
de trigo. No obstante, la Corporación no importaba trigo desde 1976 y no
tenía ninguna existencia de ese renglón agrícola. Con respecto a las
existencias en la Corporación, para 1980 había una sobrevaluación del
inventario por Bs.789.842.854 por productos agrícolas que no existían
físicamente. Se señaló un presunto fraude por un monto de Bs.
1.191.931,90 correspondientes a la compra de maní que Corpomercadeo no
llegó a recibir, utilizándose planillas de recepción de despachos anteriores.
En 1972, la Corporación adquirió de la empresa Societa Per Anzione Same
445 tractores agrícolas por un monto de Bs.20.044.000. Trece de esos
tractores permanecieron desmantelados en el depósito La Granadera; sobre
el resto no se encontró documentación que reflejara las cuentas de ventas,
convirtiéndose en una acreencia incobrable. En un contrato altamente
perjudicial, firmado con la empresa de servicios Centro de Almacenes
Congelados, C.A. (CEALCO) se efectuaron entre 1978 y 1979 pagos por
Bs.2.812.362,73 por concepto de servicios no establecidos en el contrato.
Por indefinición del número de cajas en cada paleta, la Corporación pagó a
esa empresa la suma de Bs.5.036.748,68, suma evidentemente excesiva en
relación al número de cajas o kilogramos realmente almacenados en
congelación. Ocurrieron también irregularidades administrativas en la
adquisición de caraotas negras del Paraguay, en contratos que ascendían a
Bs.l 1.911.000 y Bs.5.805.000. El producto no reunía las condiciones
establecidas en los contratos, las garantías exigidas expiraron antes de la
recepción de las caraotas y la venta del producto fue efectuada a precios
extremadamente bajos. El análisis de las acreencias por cobrar señaló que
422 letras de cambio por un monto de Bs.6.256.867,37 quedaron
engavetadas y cumplieron el lapso de prescripción. Algunos de los asuntos
mencionados aquí, son casos en sí mismos que son tratados aparte; sin
embargo, la multitud de irregularidades presentes en la administración de la
Corporación de Mercadeo Agrícola hace de esta institución un caso de casos,
especialmente porque Corpomercadeo, como la CVF, era una de las
estructuras mediadoras de los grandes negocios hechos entre 1974 y 1979.

RESULTADO

En el caso de la adquisición de caraotas negras del Paraguay, la Contraloría


declaró responsabilidad administrativa de los ciudadanos que ejercieron los
cargos de Presidente de la Corporación de Mercadeo Agrícola durante el año
1975; Presidente de la Junta Administrativa de julio 1974 a septiembre
1976; Inspector fito-sanitario y el Perito Agrícola. Carecemos de
información sobre otros resultados; pero las reiteradas pérdidas
económicas, y por ende los escándalos en los que se vio envuelto el
instituto, provocaron su posterior eliminación.
60

CASO: CORPORACION VENEZOLANA DE FOMENTO

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1974-


1979

FECHA DENUNCIA 1979-1980 DENUNCIANTES: Contraloría General de la


República

MAGNITUDES: Imprecisable pero contada en miles de millones

ACUSACION: irregularidades administrativas. Créditos, avales, adelantos y


pagos sin las garantías exigidas MAGNITUDES: Variables MATERIA: Créditos
y avales

HISTORIA

La Corporación Venezolana de Fomento es un organismo básico en la


política financiera del Ejecutivo Nacional y en la promoción del desarrollo
industrial de la nación. Su principal actividad es la concesión de
financiamiento a través de diferentes modalidades, en especial el
otorgamiento de avales y la participación accionaria en numerosas
empresas. Siendo su radio de acción sumamente amplio, las irregularidades
administrativas encontradas abarcan multitud de empresas y casos. Es, en
cierta forma, uno de los principales directores de orquesta de esa gran
sinfonía atonal que es el Caso Venezuela. De 1975 a 1980 la CVF tuvo cinco
presidentes: Ornar Baralt, Marcel Curiel, Luis Alvarez Domínguez, John
Raphael y John Phelps, con estos cambios tan continuos no había manera
de mantener una política razonable.

Los casos de corrupción más sonados fueron los erróneos financiamientos a


MELAPORT con pérdidas aproximadas de 140 millones de bolívares, Sierra
Nevada con aproximadamente 150 millones, FUNDALARA con
aproximadamente 120 millones, y CARIVEN con aproximadamente 50
millones (ver casos respectivos).

Para finales de 1978 la cartera accionaria de la CVF estaba conformada por


45 empresas en las cuales se había pagado la totalidad del capital social por
el orden de 2.875,4 millones de bolívares; de esas empresas sólo 15 habían
generado dividendos. En el año 1979 la deuda externa a corto plazo del
ente era de 4.605,25 millones de bolívares. En la industria azucarera,
negocio en el cual la CVF había invertido miles de millones de bolívares,
habían fracasado 12 centrales azucareros; en la industria textil habían
desaparecido 6 empresas. También se consideraban perdidos centenares de
millones de bolívares que la CVF había invertido en la industria pesquera.

A manera de ejemplo, señalaremos algunas de las "pequeñas"


irregularidades, de los casos menos sonados, cuya acumulación conllevó a
una pérdida para la nación difícil de precisar, pero que ha de contarse en
cifras de varios miles de millones de bolívares. En 1974 la CVF otorgó un
aval por Bs.35.000.002,17 a la empresa Central Piedemonte, S.A. para la
instalación de una central azucarera. Dicho aval había sido autorizado para
letras de cambio aceptadas por Central Piedemonte, S.A. a favor de
61

cualquier entidad bancaria. No obstante, el 30 de octubre de 1974 el


Departamento de Tesorería entregó directamente a los proveedores 82
letras de cambio avaladas por el Presidente de la Corporación. En sesión
extraordinaria del día siguiente, 31-10-89, el Directorio de la CVF resolvió
autorizar la cesión y traspaso a la Corporación del contrato celebrado entre
la Central Piedemonte, S.A. y los proveedores de los equipos, subrogándose
las obligaciones que tenía dicha empresa. Sin embargo, señala la
Contraloría en 1980, la negociación no se materializó y la maquinaria
adquirida para la instalación de la central azucarera permanece abandonada
y sin uso en San Jerónimo, al sur del Estado Guárico.

La construcción del Hotel Jirahara tuvo también sus vericuetos. Sin licitación
previa, se le dio el contrato de construcción por 9 millones de bolívares al
Ing. Jesús Riera Montañez, el cual se incrementó posteriormente en Bs.l
1.628.325. A pesar de haberse constituido como compañía anónima,
jurídica y administrativamente independiente de la Corporación, Erwin
Thomas Chacón y Reinaldo López Falcón, Gerente General y de Finanzas,
respectivamente, ordenaron dos transferencias, una de 800 mil y otra de
Bs.4.349.973,50 a la cuenta del Hotel Jirahara, C.A. Habiendo la
Corporación invertido directamente más de 36 millones de bolívares, en
1980 el hotel no estaba en funcionamiento y necesitaba una inversión
adicional de 20 millones de bolívares para concluirlo.

A principios de 1978 la CVF otorgó un aval por 10 millones de bolívares a la


empresa Ven-Pesca. La Contraloría General de la República comprobó que a
finales de 1979 el barco parguero que debía constituirse en prenda naval a
favor de la Corporación no había sido adquirido por la empresa y los
originales de las fianzas no estaban en poder del Instituto. La CVF había
cancelado ya los intereses vencidos y la primera cuota de capital de
Bs.2.516.332,95.

La Corporación otorgó a la Helitubca un financiamiento por Bs.68.362.985


para la adquisición de una planta usada de la industria peruana
ALAMBRESA. La Contraloría consideró que no sólo la cláusula primera de las
condiciones generales de contrato establecía que la maquinaria debían ser
absolutamente nueva, sino que no se verificó el valor real de los bienes y,
por lo tanto, de la garantía. A su vez, no se encontraron facturas, recibos o
documentación similar, que respaldaran el uso dado a las autorizaciones de
pago y erogaciones de la CVF por Bs.52.179.171,80. En suma, una multitud
de errores administrativos y posibles irregularidades cuya sumatoria y
consecuencias, a lo largo de los años, se convirtieron en una de las heridas
por las cuales se desangró el país.

RESULTADO

Para los casos más sonados ver los casos respectivos. En cuanto a las otras
irregularidades mencionadas, fue imposible hacerles un seguimiento. Por lo
general, las irregularidades se perpetúan año tras año, acompañadas de los
repetidos señalamientos de la Contraloría General de la República y la
imposibilidad de lograr cambios significativos.
62

CASO: COVENITRO-NITROVEN PRESIDENCIA: Raúl Leoni (1964-1969)


Rafael Caldera (1969-1970) FECHA SUCESO: 1967-1970 FECHA DENUNCIA:
1970,1972 DENUNCIANTES: Revista Elite; Bernardoni, Jesús (Diputado
Copei); Segnini La Cruz, Pedro (FND) INVOLUCRADOS: Gordon, John
Donald (Funcionario de IDI y Director de Nitroven); Ledezma Lanz, Antonio
(primer Director del IVP y Nitroven); Acosta Hernández, Eduardo (segundo
Director del IVP y Nitroven); Mariani, Domingo (Director y primer
Vicepresidente para 1970); Sosa Pietri, Andrés (Asesor legal); Reni, Faciano
R. (Asesor técnico); Pérez Luciani, Gonzalo (Asesor legal); Martínez, Oscar
(Asesor financiero); Pérez Norzagaray, Carlos

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República

DENUNCIA: Malversación de fondos y negligencia en concesión de


licitaciones. Sobreprecios

MAGNITUDES: Bs. 157.500.000

MATERIA: Plantas químicas de urea y amoníaco

HISTORIA

En 1964, una firma establecida en las Bahamas, la International


Development and Investment Company Ltd. (IDI), se asocia a capital
colombiano y funda Petroquímica del Atlántico S.A. (PASA) para la
instalación de una planta de amoníaco en la región del Magdalena, poniendo
como condición que la obra se le adjudicase a la C&I Gildler International
(CIGI), a la cual estaba ligada.

Transcurre más de un año y PASA no había hecho nada por falta de


financiamiento exterior. La CIGI se moviliza y gestiona un crédito por 27
millones de dólares a través de la firma española de ingenieros Heredia y
Moreno S.A. (HYMSA). Contando con este crédito, PASA firma un contrato
con la CIGI (febrero 1966) por $45.227.000 para la instalación de una
planta de amoníaco de 900 TM/día; una de urea 400TM/día,
almacenamiento para 60.000Tm de amoníaco; un gasducto; una planta
eléctrica; un muelle; un edificio; una vía de acceso y las obras
complementarias denominadas off-sites. También se obligaba a suministrar
respuestos y un avión. No obstante, de los 27 millones en créditos
prometidos, lo concedido se redujo a $7.162.000 para financiar parte del
proyecto en Barranquilla.

Al mismo tiempo, IDI comienza a promover en Venezuela, conjuntamente


con el Instituto Venezolano de Petroquímica (IVP), una planta petroquímica
similar a la colombiana. Se dijo que el Sr. Carlos Pérez Norzagaray, un
colombiano en combinación con el grupo económico, también colombiano,
Torresi, logró influir en el Presidente Leoni para la compra de plantas de
úrea y amoníaco. En marzo 1967, IDI establece un convenio con IVP para
fundar NITROVEN, con participación en partes iguales de un capital de un
millón de bolívares. Una vez más, IDI hace que se contrate a CIGI y se le
encomienda a ésta un estudio preliminar por valor de 300 mil dólares (Bs.
1.350.000).
63

El gobierno colombiano, al enterarse de que la IDI promovía en Venezuela


una planta petroquímica similar a la del Magdalena, se pone en contacto
con Venezuela. El Presidente Lleras apeló a su colega Leoni y comenzaron a
mezclarse los capitales. Para garantizar un mercado conjunto, en abril de
1967 se suscribe un acuerdo de mutua participación de capitales entre
PASA y el IVP, adquiriendo cada cual el 20 por ciento de acciones del otro.
En el aumento de capital a 6 millones de bolívares, la Petroquímica del
Atlántico (PASA) adquiere entonces el 20 por ciento de Nitroven. Sin
embargo, en noviembre de ese mismo año se decide que no era rentable la
instalación de dos plantas idénticas en una misma zona y se acuerda
trasladar el proyecto de Barranquilla a El Tablazo, Venezuela. Con el fin de
hacerse cargo del proyecto "PASA" en Venezuela, en enero de 1968 se
funda en Caracas la compañía COVENITRO, con participación a partes
iguales del IVP, IDI y PASA. El objetivo fundamental de la empresa era
desarrollar en Venezuela la producción de fertilizantes y productos químicos
en general y la venta de los mismos, tanto en el país como en el exterior.

Covenitro se hace cargo de las deudas de PASA que ascendían a


$7.163.000, que los españoles habían prestado a los colombianos para la
instalación de la planta en el Magdalena. El personal de las las empresas IDI
fue determinante en la selección de los proveedores y en la subrogación de
los contratos previamente suscritos por PASA. Las empresas seleccionadas
estaban vinculadas al mismo grupo IDI. Después de fundada Covenitro, el
Presidente del IVP —quien era también Presidente de Nitroven y Covenitro—
firma en Europa con CIGI una carta convenio para el diseño, ingeniería,
adquisición e instalación de dos grupos de plantas químicas, integradas
cada uno por una unidad de síntesis de amoníaco de 900TM/día y una de
úrea de 1200TM/día, las cuales operarían en el área de El Tablazo, Estado
Zulia. En febrero de 1968 Covenitro firma un contrato con CIGI por
US$50.000.000 (Bs.225.000.000), el cual, si bien aumentaba la capacidad
de la planta de urea, sufría un deterioro con respecto al primitivo contrato
de Barranquilla, al cual sustituía, por excluir varias de las instalaciones y
servicios proyectados, y reduciendo la capacidad de almacenamiento. A
pesar de ello, el contrato se firmó por $4.773.000 más, es decir,
Bs.21.478.500 más del que había suscrito PASA por mayor cantidad de
obras.

Los proveedores europeos se negaron a traspasar a Covenitro los contratos


suscritos con PASA, ya que el gobierno colombiano no estaba dispuesto a
sustituir las garantías de ésta a favor de Covenitro. Por ello y otras
dificultades, Covenitro no logró su propósito y en mayo de 1968 se
traspasan las acciones a Nitroven, asumiento ésta todas las obligaciones
con aval de la CVF. Con la desaparición de Covenitro y el traslado a manos
del Estado colombiano de las instalaciones hechas en el Magdalena*
Venezuela perdió la cantidad de las deudas de PASA ($7.163.000) que
había asumido Covenitro.

En septiembre de 1968, Nitroven firma otro contrato con CIGI por las
restantes dos unidades a un costo de 42 millones de dólares. De esta
forma, la planta de El Tablazo quedó contratada a un costo de 92 millones
de dólares (Bs.414.000.000).
64

Cuando Caldera asumió la Presidencia de la República en 1969, ordenó el


viaje de una misión venezolana a Londres para renegociar con la firma
Power Gas los contratos que le había traspasado PASA. La misión descubrió
entonces que la deuda de $7.163.000 asumida por Venezuela correspondía
en realidad a las plantas instaladas en Colombia y no en El Tablazo.

La Dirección de Empresas Mixtas del IVP, en un análisis del costo de las


plantas de Nitroven, estimó un sobreprecio que oscilaba entre 18 y 22
millones de dólares. El 19 de enero de 1970, bajo nueva administración,
Nitroven ordena a la Compañía Parra, Ramos y Parra un estudio
comparativo entre los proyectos de El Tablazo y el Monómeros de
Barranquilla; dicho estudio arrojó como resultado un sobreprecio de
$16.897.000 (Bs.76.036.500). El contrato CIGI-PASA incluía un tanque de
almacenamiento para 60.000TM de amoníaco, un tanque de
almacenamiento para 400TM de urea, un gasducto, servicios auxiliares, un
muelle, la vía de acceso a la planta, suministro de repuestos y un avión. En
el contrato venezolano, por el contrario, la CIGI se obligó únicamente a
instalar las unidades y un tanque de almacenamiento para 6.888TM de
amoníaco, sin otras obras suplementarias. Por otra parte, la compañía que
hizo el estudio expresó que por un precio mucho menor (alrededor de 57
millones de dólares), y con calidad probada, se hubiera construido una
planta de amoníaco y otra de urea. Por tanto, el sobreprecio estimado fue
de unos 35 millones de dólares (Bs.157.500.000).

A pesar de este informe (ordenado por la misma Nitroven), donde se


denuncia el sobreprecio y se cuestiona la capacidad de CIGI, en febrero de
1970 la junta directiva del mismo organismo firma un nuevo contrato con
dicha empresa, con Heredia y Moreno y Dragados Construcciones S.A.
Según se dijo, la firma de este nuevo contrato era necesaria para asegurar
el inicio de la producción luego de su construcción, pues los contratos CIGI-
NITROVEN no habían incluido todo lo necesario. Para la adquisición de
servicios auxiliares y repuestos para las baterías de las plantas se contrató
montos que ascendían a 9 millones de dólares y para otros equipos, que
Nitroven adquiría directamente de CIGI y Heredia y Moreno, se contrató un
valor aproximado de 12 millones de dólares (Bs.54.000.000).

RESULTADO

El Informe de la Contraloría General de la República correspondiente al año


1970 concluyó que los contratos, los cuales no eran sometidos a licitación,
incluían sobreprecios a pesar de las rebajas en el acuerdo de Cincinnati en
enero de 1970. Dicho sobreprecio ascendía a 35 millones de dólares. Por
otra parte, las empresas del grupo IDI obtuvieron sustanciales ventajas en
perjuicio de Nitroven, a través del control que su personal tenía en la
ejecución de El Tablazo así como también en la selección y aprobación de
proveedores y contratos, pues directores de Nitroven y encargados de la
adquisición de equipos eran a su vez altos funcionarios de IDI. A pesar de
otras irregularidades, como la sustitución de obligaciones con intereses más
altos o la falta de documentación probatoria en cuanto a gastos
preoperacionales en el proyecto inicial de Barranquilla, el mismo informe
dictamina que ninguno de los contratos suscritos con CIGI fue sometido a
65

licitación; posiblemente obedeciendo a la condición establecida por la


empresa IDI al asociarse con el IVP en Nitroven, de que los contratos
fuesen adjudicados a CIGI, empresa a la cual estaba ligada por intereses
económicos.

Este informe concluye elocuentemente: "Dada la amplitud de las


limitaciones que entorpecieron el alcance de la intervención y la
incertidumbre sobre la justedad y razonabilidad de los elementos mínimos
de prueba relativos a la contratación y ejecución del proyecto de Nitroven,
no es posible emitir opinión sobre el Balance General presentado por esa
empresa al 31-12-69".

El Tablazo se inaugura en 1972 sin estar en condiciones de operar,


alcanzando un costo cercano a 1.200 millones de bolívares, el cual había
sido previsto en 400 millones de bolívares. Según cálculos hechos por
economistas, en 1975 se calculaba que el valor real de las instalaciones era
de 800 millones de bolívares. El inicio de actividades para el primer
trimestre de 1975 debió suspenderse por irregularidades encontradas en las
tuberías (ver caso El Tablazo 1974).
66

CASO: DI EX

PRESIDENCIA: Raúl Leoni (1964-1969) FECHA SUCESO: 1968


(aproximadamente) FECHA DENUNCIA: 1970

DENUNCIANTES: Betancourt Oteiza, Luis (Director de la Diex); Valdés, Juan


(Periodista de la revista Elite)

INVOLUCRADOS: Funcionarios de la DIEX INVESTIGADORES: Nuevas


autoridades de la Diex

DENUNCIA: Soborno y abuso de autoridad

MAGNITUDES: Imprecisas
MATERIA: Visas de transeúnte y residente

HISTORIA

Se cobraban grandes sumas de dinero para expedir visas de transeúnte y


residente. Este negocio tenía sus "tarifas" estipuladas: 20 mil bolívares para
ciudadanos chinos, 8 a 9 mil bolívares para árabes y 7 mil bolívares para
portugueses. Este negocio tenía su núcleo en la sede principal de la
Dirección Nacional de Identificación y Extranjería (DIEX) ubicada en la
avenida Baralt. Llegó a negársele visas a ciudadanos que llenaban todos los
requisitos exigidos, sólo para cobrarles la mencionada "comisión". En este
negocio participaron funcionarios de todas las categorías, tanto altas como
bajas. Se llegó al caso de falsificar cédulas de identidad; durante la
investigación se encontró en la sede de la Diex una fábrica de éstas, iguales
a las que se expedían oficialmente, elaboradas con las mismas máquinas de
la Diex. Se comprobó que dentro de Extranjería habían funcionarios que
practicaban lo que se llamó "limpieza de antecedentes penales". Esta
operación variaba de tarifa de acuerdo a los "antecedentes" del interesado.
De toda la gama de delitos, la opinión pública consideraba que era éste el
más peligroso, por incluir órdenes de entrada y salida a personas que de
otra manera nunca lo hubieran logrado y que no beneficiaban al país.

RESULTADO

Al asumir la dirección, el Dr. Luis Betancourt Oteiza hizo un despido de


personal que suscitó gran animadversión y un conflicto laboral; se dijo que
se trataba de un subterfugio del gobierno de Copei para "limpiar" la Diex de
funcionarios adecos. Finalmente, el Dr. Luis Betancourt O. aclaró la
situación explicando que no serían reenganchados los funcionarios a
quienes se les comprobó participación en los mencionados "negocios".
67

CASO: EL MERCEDES BENZ PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-


1979)

FECHA SUCESO: 1979 FECHA DENUNCIA: 1980

DENUNCIANTES: Fuguet López (Jefe de la Oficina de Inspectoría de


Ingresos, Gastos Públicos y Bienes Nacionales); Barrera, Carlos Luis (revista
Resumen)

INVOLUCRADOS: Pérez, Carlos Andrés; Matos, Cecilia; Ramos, Tirso


(Administrador de Miraflores)

INVESTIGADORES: Oficina de Inspectoría de Ingresos, Gastos Públicos y


Bienes Nacionales; Juez de Hacienda

DENUNCIA: Contrabando amparado por favor oficial

MAGNITUDES: Bs.472.500 MATERIA: Automóvil Mercedes Benz

HISTORIA

Se abrió una averiguación por instrucciones de la Dirección de Inspección y


Fiscalización del Ministerio de Hacienda, donde habían sido consignadas
copias fotostáticas de una factura comercial de la Daimler Benz
Aktiengesselschaft por un vehículo Mercedes Benz 350SE a nombre de
Carlos Andrés Pérez, Presidente de la República, Palacio de Miraflores, y de
un M3 del mismo vehículo a nombre de Cecilia Matos.
En el informe presentado el 10 de enero de 1980 por el jefe de la Oficina de
Inspectoría de Ingresos, Gastos Públicos y Bienes Nacionales, Dr. Fuguet
López, se reveló que había irregularidades con respecto a la importación del
Mercedez Benz 350SE.

El vehículo costaba, para la fecha de adquisición, un poco más de 30 mil


dólares y causaba el 350 por ciento de
68

CASO: EL TABLAZO 1974

PRESIDENCIA: Rafael Caldera (1969-1974) FECHA SUCESO: 1972-1974

FECHA DENUNCIA: 1974-1975 DENUNCIANTES: Montaña Madriz, Valentín


(Director General de IVP); Faraco, Francisco (Presidente de la Comisión de
Minas del Senado)

INVOLUCRADOS: Willianson, Jimmy; Supervine, Jorge; Lodewijk, Edwin;


Sánchez, Damacero (de la Kellog Pan American Corporation); García
Cachazo, Jesús; Avellán, Joaquín; Urdaneta, Roberto (de la empresa
Avellán); Méndez Rincón, Nerio; Montiel, Oscar; Aliso Ortega, Antonio;
Coletta, Edda; Ramos, Julio César; Naranjo, Hugo (del IVP)

INVESTIGADORES: Comisión Técnica y Cont'aloría Delegada del IVP;


Congreso Nacional; Fiscalía General de ia República y Policía Técnica Judicial
DENUNCIA: Fraude a la nación MAGNITUDES: Bs. 156.000.000 MATERIA:
Tuberías

HISTORIA

En octubre de 1974, una comisión de tres ingenieros del Instituto


Venezolano de Petroquímica (IVP) presentó un informe técnico en el cual se
señalaba que las tuberías de la Unidad de Olefinas del Complejo
Petroquímico de El Tablazo estaban fuera de las especificaciones
reglamentarias. Ante el peligro de explosión, y dadas las implicaciones del
informe, el director del IVP, Gral. Valentín Montaña Madriz, decidió
suspender las operaciones del Complejo Petroquímico, todavía en
construcción, y entró en contacto con la Fiscalía General de la República, la
Procuraduría, el Ministerio de Minas y la Policía Técnica Judicial. Se supo
que la Planta de Olefinas de El Tablazo tenía al momento del informe, por lo
menos, 3.091 metros de tuberías fuera de especificación, cuando apenas 5
metros de tubería inadecuada podría hacer explotar la planta.
Posteriormente se informó sobre decenas de kilómetros de tuberías que no
llenaban los requisitos técnicos y, según declaraciones del general Montaña
Madriz a la prensa nacional, tendrían que suplantarse 80 kilómetros de
tuberías.

La Planta de Olefinas de El Tablazo requería de una tubería de gas con


garantías rígidas en cuanto a propiedades físicas y químicas. Sin embargo,
la tubería instalada estaba fuera de especificaciones y sólo podía ser
utilizada para postes, pilotes y acueductos rurales. La Kellog Pan American
Corporation, principal contratista para la instalación de las tuberías, en
lugar de comprar el material directamente, o suplirlo de sus propias plantas
(ya que además era vendedora internacional de materiales) adquirió la
tubería de un intermediario del Estado Zulia, quien a su vez la había
adquirido a la Siderúrgica del Orinoco (SIDOR) para otros usos. Se efectuó
la reventa y para camuflagearla, la tubería fue pintada con un color similar
al original de las tuberías para plantas termoeléctricas y los seriales fueron
borrados.
69

El presidente de la Comisión de Contraloría que investigaba el caso,


Leonardo Ferrer, informó que las irregularidades en este contrato existieron
desde su firma, ya que fue la compañía Stone Wester, y no la Kellog, la
empresa que ganó la licitación para el convenio. En las denuncias también
se involucró a la empresa Avellán. El presidente de la Comisión de Minas e
Hidrocarburos, Francisco Faraco, informó que aunque se hicieron los ajustes
técnicos en las tuberías, todavía la Unidad de Olefinas tendría problemas ya
que los compresores habían sido adquiridos de una empresa italiana
incapacitada para este tipo de instalaciones. Esto parecía estar relacionado
con denuncias de años anteriores sobre la Petroquímica, hechas por el
diputado Jesús Bernardoni, según las cuales las bombas de agua en la
planta de úrea habían sido diseñadas para impeler sesenta litros de agua
por segundo, en vez de los 400 litros requeridos.

RESULTADO

La tubería tuvo que ser desenterrada y sustituida por tuberías adecuadas. A


raíz de las denuncias del fraude, se detuvo a unas 40 personas y fueron
dictados 23 autos de detención. Según información de prensa al 24 de
enero de 1975, de los veinte detenidos que había a esa fecha, la juez Delia
Montiel de Camargo decidió dar libertad a 12 personas, ratificó la detención
de 7 y dictó tres autos de detención adicionales. Se le inició juicio a siete
personas: Joaquín Avellán, Jimmy Willianson, Jesús García Cachazo,
Roberto Urdaneta, Hugo Naranjo, Damacero Sánchez y Jorge Superville. No
se supo si tales personas fueron detenidas ni qué sucedió finalmente con los
juicios. Es de notar que inicialmente había sido señalada como responsable
la comisión negociadora con la Kellog; pero ninguno de sus integrantes fue
molestado. El funcionario del IVP que recibió auto de detención, Hugo
Naranjo, no era miembro de dicha comisión. No se obtuvo información
sobre el resultado final de los juicios.

El Estado venezolano había pedido como indemnización 52 millones de


bolívares que comprendía dos meses de lucro cesante; pero la Kellog Pan
American Corporation consideró que no estaba obligada a pagar tal cantidad
ni a reparar la tubería inadecuada que instaló, porque el contrato firmado
con el IVP establecía que los daños y reparaciones de la construcción de las
plantas corrían por parte de Venezuela, quedando así exonerada de
cualquier responsabilidad legal.
70

CASO; ELECTRICIDAD DE GUARENAS

PRESIDENCIA: Rafael Caldera (1969-1974)

FECHA DE COMISION: 1972

FECHA DENUNCIA: 1980

DENUNCIANTES: Moieiro, Moisés

INVOLUCRADOS: C.A. Electricidad de Caracas


y Electricidad de Guarenos

INVESTIGADORES: Urbina, Angel

ACUSACION: Presión y tráfico de influencias

MAGNITUDES: indefinida

MATERIA: pagos de impuestos municipales y


patente

HISTORIA

La Electricidad de Guarenas pagaba solamente mil quinientos bolívares


mensuales de impuestos, no pagaba nada por concepto de royalty y evadía
la ordenanza del Concejo que la obligaba a pagar entre el seis y el trece por
ciento de los ingresos brutos por concepto de patente. El concejal Angel
Urbina contrató asesores ad-honorem para defender al Concejo, logrando
que se le asignara a la Electricidad el pago de impuestos de acuerdo a la
ley.

RESULTADO

Directivos de la Electricidad de Caracas contactaron al CEN de Acción


Democrática y negociaron una mayoría en el Concejo Municipal para evitar
el pago de tasas de impuestos fijados por la Cámara edilicia. El CEN ordenó
a cuatro de sus concejales, indispensables para hacer la mayoría, que
votaran a favor de la Electricidad y en contra de la municipalidad.

bolívares, refiriéndose en particular a la compra por ENSAL de las refinerías


SAL RIVERA C.A. y SAL BAHIA C.A., cuyas instalaciones se encontraban
sumamente deterioradas, al punto que fueron calificadas como chatarra y,
sin embargo, en contra de todas las opiniones autorizadas, fueron
adquiridas por dicha empresa. Se indicaba, igualmente, compras y
contratos por más de 8 millones de bolívares para el proyecto de las Salinas
de Cumaraguas que había sido rechazado por no ser rentable; así como la
apertura de cartas de crédito por Bs.32.064.980 para la adquisición de
equipos sobrevalorados que serían utilizados en un proyecto impracticable,
como era el de Los Olivitos.
71

En efecto, el 3 de octubre de 1975 el Director de Control de Administración


Descentralizada de la Contraloría General de la República había dirigido un
oficio al entonces ministro de Hacienda, Héctor Hurtado, contentivo de una
serie de recomendaciones y observaciones en relación a la compra de
dichas refinerías: a) las empresas independientes contratadas para la
evaluación técnico-contable de los referidos activos habían presentado
informes y valuaciones alejadas de las estimaciones elaboradas por la
Comisión de Expertos de ENSAL y las empresas refinadoras habían
formulado ofertas de ventas que no concordaban con la situación real de los
activos; b) los equipos que integraban las plantas refinadoras no
garantizaban una producción continua; c) para la fecha del oficio no se
había elaborado estudios que determinaran la rentabilidad que produciría la
inversión a efectuarse en las plantas, estimándose que si tales estudios
fuesen hechos, los resultados no serían alentadores; d) la intervención y
control del Estado en los procesos de refinación, yodización y preparación
técnica podía ejercerse a través de una buena inspección, cuyo costo sería
mucho menor que la adquisición de las refinerías.

Posteriormente, mediante oficios de fecha 7-10-75 y 30- 10-75, los


ciudadanos Luisa Elena Rimer, Jefe de la Unidad Permanente de Control, y
José Muci Abraham, Contralor General de la República, se dirigieron a los
ciudadanos Valentín Montaña Madriz, Presidente de ENSAL, y Carlos Andrés
Pérez, Presidente de la República, ratificando las observaciones anteriores.

A pesar de la opinión de la Contraloría, añadió el Dr. Díaz Bruzual, el 13 de


octubre de 1975 la Junta Directiva de Ensal autorizó a la Gerencia General
para adquirir los activos de Sal Rivera y Sal Bahía por 7 y 9 millones de
bolívares, respectivamente. Presidió esta reunión el Dr. José Agustín Catalá
hijo, por ausencia del Presidente General, Valentín Montaña Madriz.
Asistieron además, Pedro Rodríguez Morillo, Miguel Octavio Russa, Inírida
de Toledo y Angel Celestino Córdova. Tal operación fue igualmente
aprobada por la asamblea de la compañía, celebrada el 18 de noviembre de
1975 (la totalidad de las acciones pertenecían al IVP). Asimismo, en la
reunión del Consejo de Ministros, celebrada el 25 de noviembre de 1975, se
ratificó la autorización para que Ensal C.A. procediera a efectuar la
adquición de las instalaciones de las empresas refinadoras de sal existentes
en el país.

Sal Rivera C.A., refinería ubicada en Cumaná, de la cual el mayor accionista


era el grupo Boulton, fue adquirida en diciembre de 1975 por 7 millones de
bolívares, monto superior al valor real de los activos adquiridos. Según un
avalúo de expertos de Ensal en abril de 1975, el valor de la planta con más
de 11 años de uso era de Bs.4.860.814,74. Por otra parte, Ensal tuvo que
contratar a una firma alemana para reconstruir la planta de Cumaná, siendo
el costo de esos trabajos Bs.4.000.000 aproximadamente. Además, como
habían señalado los expertos que se oponían a la operación según informe
del 23 de enero de 1975,los equipos de la refinería presentaban problemas
y necesitaban reparaciones y reemplazos con frecuencia, requiriendo
inversiones adicionales. El contrato de compraventa fue suscrito por el
gerente general de ENSAL, Dr. Enrique Rodríguez Jiménez.
72

A pesar de todo lo anterior, las instalaciones y la situación de Sal Rivera


representaban una inversión recuperable y buena para la nación. Lo cual no
puede decirse de la adquisición de SAL BAHIA C.A. Esta empresa estaba
localizada en Puerto Cabello y fue adquirida por 9 millones de bolívares en
el año 1976. Un informe económico contable ordenado por Ensal señalaba
que el valor de los activos negociables de Sal Bahía era de Bs.
1.635.347,89. Sin embargo, el avalúo sobre el cual se basó el precio de la
negociación fue uno contratado por la misma Sal Bahía a la firma
VENEZOLANA DE PROYECTOS INTEGRADOS C.A. (VEPICA), que alcanzaba a
Bs.10.140.000. Además se encontró otros tres avalúos diferentes
elaborados por la misma firma VEPICA, que cambiaban alegremente
conceptos y montos pero que no presentaban fecha ni firma. El contrato en
referencia fue suscrito por el director gerente de Sal Bahía C.A., Sr. Miguel
Tsoukatos; siendo accionistas de la misma: Miguel Tsoukatos y Beltrán
Herrera. Las instalaciones de esta refinería eran prácticamente chatarra,
como lo puso en evidencia las dificultades de producción durante los años
siguientes. En 1978 estuvo totalmente parada y durante los años 1979 y
1980 ocasionó pérdidas por 3 y 2 millones de bolívares, respectivamente.
Según el informe de la Junta Directiva presidida por Pedro Casañas, además
de ser una refinería de muy baja producción y de habérsele gastado más de
2 millones de bolívares en reparaciones, la única solución era rehacerla o
pararla definitivamente.

Según Díaz Bruzual, el sobreprecio en la adquisición de las refinerías era de


Bs.8.700.000 aproximadamente. El Presidente del FIV mencionó además
otros desatinos de ENSAL, como el de la salina Las Cumaraguas (Falcón).
Durante los años de 1974 y 1977 ENSAL celebró una serie de contratos
para la puesta en marcha de esta salina, pero el proyecto fue
posteriormente detenido en vista de su baja rentabilidad habiéndose
causado una pérdida para la empresa, en virtud de los citados contratos, de
lis.9.500.000. Los contratos en referencia fueron celebrados por las
empresas: INGÉSAL POWER C.A., intermediaria de la firma francesa
COMPAGNIE DE SALINS DU MIDI ET DES SALINES DE L'EST que fue la
única ejecutante de los estudios contratados; TECNOCONSULT S.R.L.,
contratada para los estudios preliminares y anteproyecto del puerto
salinero, por la cantidad de Bs.897.000; la empresa francesa POMPES
VIRAX LEDOUX, a la cual se le adquirieron equipos por Bs. 1.983.655 que
no eran necesarios y estuvieron abandonados en Puerto Cabello casi 3
años; luego fueron llevados a las Salinas de Araya, pero su diseño no
correspondían a las instalaciones y no pudieron ser instalados debido a que
la compañía fabricante manifestó su imposibilidad de modificarlos. En
definitiva, esos equipos nunca fueron utilizados por Ensal.

El caso de la salina y refinería Los Olivitos, en el Estado Zulia, llamó


también la atención. Entre 1975 y 1978 se contrató con INGESAL POWER y
SALINS DU MIDI contratos por más de cinco millones y medio de bolívares;
dos de esos contratos versaban sobre el mismo objeto. En noviembre de
1978, Ensal propuso la constitución de una compañía mixta para la
explotación de Los Olivitos. Todas las empresas convocadas consideraron
que el proyecto no era rentable dados la lejanía, los costos de producción y
el nivel de la inversión calculada en Bs.70.000.000. No obstante, en el
mismo mes, Ensal compró una planta con capacidad de 5,5 TM y ordenó
73

abrir una carta de crédito a favor de la empresa ESCHER WYSS por


12.717.300 francos suizos, esto es al cambio oficial Bs.32.064.980; cuyo
sobreprecio puede observarse si se nota que un equipo comprado
posteriormente a la empresa METALLOTECNICA para las Salinas de Araya,
que tenía una capacidad de 15TM , y con una capacidad de producción
eficiente comprobada por Ensal durante 22 años, costó Bs. 12.000.000, es
decir, unos 20 millones de bolívares más barata.

En un punto de cuenta al Presidente de la República, Miguel Octavio Russa


solicitó autorización directa para adquirir equipos faltantes para los Olivitos
por Bs. 19.000.000 y para reparar la refinería de Araya por Bs. 10.000.000.
Ello refleja la forma directa y sin licitación como se procedía en estas
adquisiciones e inversiones. El Presidente firmaba autorizando, o no, la
erogación a un lado del punto de cuenta recibido, aparentemente sin
licitación o comparación de precios. Según el informe levantado por la
nueva Junta Directiva de Ensal, el FIV asumió "la cancelación de las cartas
de crédito emitidas a favor de la empresa ÉSCHER WYSS por cuanto la
Junta Directiva del FIV conoció del caso como un hecho cumplido respecto a
la compra de los equipos importados y la contratación de algunas obras de
Los Olivitos."

RESULTADO

Desde por lo menos 1910 hasta 1973, Venezuela había exportado sal. Sus
principales compradores eran Estados Unidos, Japón y el Caribe; sin
embargo, a partir de 1974 se comenzó a importar y para 1979 casi toda la
sal consumida en el país se estaba importando de Alemania. La producción
de Ensal había descendido de 300.000TM anuales en 1974 a llO.OOOTm en
1978. A partir de 1979, la nueva Directiva de Ensal, presidida por el
licenciado Pedro Casañas, inició el saneamiento de Ensal, empresa que bien
administrada dejó de importar sal y empezó a dar utilidades.

El 18 de noviembre de 1980, casi un año después de enviado el informe de


la Junta Directiva a la Contraloría General de la República, la Sra. Luisa
Elena Rimer, directora sectorial de la Dirección de Control de la
Administración Descentralizada de la Contraloría contestó que "se
evidenciaron hechos presuntamente irregulares, y en consecuencia este
organismo Contralor ha procedido a la apertura de la averiguación
administrativa correspondiente." El Dr. Cristóbal Ramírez Colmenares, Juez
Quinto de Instrucción conoció del caso.

No se obtuvo más información sobre dichas averiguaciones y la denuncia de


Díaz Bruzuai formó parte del lote de denuncias que el Presidente del FIV
formuló contra la administración de Carlos Andrés Pérez en una arremetida
que le ganó el mote de "búfalo".

Pero allí no terminó todo: lo más interesante de este caso, para corroborar
un fenómeno de la justicia venezolana, es que el denunciante, quien
informa de las presuntas irregularidades, es luego perseguido y acusaco.
Así, el diputado por AD, Henry Ramos Allup acusó en 1983 a Pedro Casañas
y Hernán Luis Soriano, pidiendo una averiguación ante el Tribunal Superior
de Salvaguarda del Patrimonio Público. En junio de 1988, en expediente
74

Nfi83-055, dicho Tribunal dictó decisión con ponencia del Dr. Angel
Betancourt Ríos, mediante la cual se declaró terminada la averiguación
sumarial iniciada por demanda del diputado Ramos Allup contra Pedro
Casañas Díaz y Hernán Luis Soriano, por estar evidentemente prescrita la
ncción penal respectiva y no estar comprobado el cuerpo del delito.
75

CASO: FERTILIZANTES

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979)

FECHA SUCESO: 1977

FECHA DENUNCIA: Diciembre de 1977

DENUNCIANTES: Maldonado Savelli. Carlos;


Barroeta Arria, Carlos Luis
INVOLUCRADOS: Pinto Cohén, Gustavo (Ministro de Agricultura y Cria)

INVESTIGADORES: Comisión de Contraloría de la Cámara de Diputados


(presidida por Leonardo Ferrer); Comisión Investigadora contra el
Enriquecimiento ilícito (CIEI) (presidida por Gilberto Morillo); Antonorsi,
Humberto DENUNCIA: Violación de expresas disposiciones legales, no
licitación, usurpación de atribuciones legales MAGNITUDES: Bs.8.000.000
(sobreprecio); Bs.20.000.000 (comisiones) y Bs.80.000.000 (intereses)
MATERIA: 377.500 toneladas de fertilizantes

HISTORIA

En diciembre de 1977, la Comisión de Contraloría de la Cámara de


Diputados comenzó una exhaustiva investigación sobre una compra de
fertilizantes por suma superior a 180 millones de bolívares, que había sido
negociada y realizada directamente por el ministro de Agricultura y Cría,
Gustavo Pinto Cohén, usurpando así las atribuciones legales del Director de
la empresa Venezolana de Fertilizantes (VENFERCA). La denuncia fue
presentada por el Dr. Savelli Maldonado, miembro de la Comisión de
Agricultura de la Cámara de Diputados, ante la Comisión de Contraloría.

Se averiguó que VENFERCA había hecho gestiones internacionales para la


importación de 377.500 toneladas métricas de fertilizantes y había tecibido
varias ofertas. No obstante, al estudiar las ofertas y licitaciones, de
acuerdo a los fletes calculados por la Compañía Anónima Venezolana de
Navegación (CAVN) para mercancía puesta en puertos venezolanos,
Venferca consideró desierta la licitación.

Posteriormente, el Ministro de Agricultura y Cría, en su carácter de


Presidente de VENFERCA, solicitó de algunos agregados comerciales de
embajadas de otros países que le cotizaran precios F.O.B. (precios en
puerto de embarque). Aparentemente, también licitaron otras empresas no
convocadas por los agregados comerciales, pero que se habían enterado de
la solicitud del Ministro.

El ministro Pinto Cohén convocó a la Junta Directiva de VENFERCA para


participar a sus miembros de las gestiones efectuadas por los agregados
comerciales extranjeros, y les presentó la negociación como un hecho
cumplido. Según los estatutos de VENFERCA tales decisiones deben ser
tomadas por la Junta Directiva y el Presidente de la empresa no puede
hacerlo solo. El monto total de la negociación ascendía a Bs.220.307.275.
Como VENFERCA carecía de liquidez, el ministro Pinto Cohén logró que el
76

gabinete aprobara la tramitación de un crédito superior a 111.000.000,


utilizando la Ley de Crédito Público.

La averiguación reveló que las ofertas presentadas por las otras empresas
que habían acudido por su cuenta, sin ser convocadas por los agregados
comerciales, licitaban por 8.000.000 de bolívares menos que la licitación
aceptada. Apareció también el nombre dé un ingeniero, Humberto
Antonorsi, quien sin ser empleado del Ministerio de Agricultura y Cría, había
fungido como mediador y había llevado adelante las negociaciones. Se supo
entonces que el ingeniero Antonorsi había sido mediador de una empresa
que había licitado para la primera convocatoria de VENFERCA y que había
sido descalificada. Tras la nueva licitación convocada directamente por el
Ministro, la misma empresa apareció favorecida con parte del gran tonelaje
de la compra de fertilizantes.

El Ministro de Agricultura y Cría fue destituido por el Presidente de la


República, quien también ordenó una investigación sobre la adquisición de
377 mil toneladas de fertilizantes con un sobreprecio estimado de 8
millones de bolívares. A mediados del mes de julio de 1978 el ex- Ministro
fue citado al Congreso Nacional, acusado de violar disposiciones legales y
no comparar licitaciones en beneficio de la nación. No se supo qué pasó con
esa investigación en la Cámara de Diputados.

En marzo de 1979, el ciudadano Carlos Luis Barroeta Arria hizo una nueva
denuncia del caso ante el nuevo Presidente, Luis Herrera Campíns, y ante el
Fiscal General de la República. La nueva denuncia añadía el cobro de
comisiones hasta por 20 millones de bolívares obtenidos en la gestión del
crédito para la compra de los fertilizantes. VENFERCA había firmado pagarés
a favor de la First Venezolana C.O. Limited, empresa que había mediado el
otorgamiento de un crédito bancario por Bs. 111.800.000 y que fue
aceptado por Venferca sin haber considerado otras ofertas de dinero en
mejores condiciones para el Estado.

RESULTADO

La Contraloría General de la República no informa sobre las compras de


fertilizantes impugnadas en los Informes correspondientes a los años
1977,1978,1979,1980. En esta última fecha, aparece en el Informe de
Contraloría sobre Venferca, un crédito adicional concedido, no impugnado,
por Bs.80.0 (10.000 para pago de intereses sobre compra de fertilizantes.

En el Informe de Fiscalía de 1980 no aparece ninguna información sobre el


caso. Aparentemente, las denuncias ante el Fiscal no generaron la apertura
de averiguación en Fiscalía ni otro resultado
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CASO: FRAGATAS ITALIANAS PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-


1979) FECHA SUCESO: 1975 FECHA DENUNCIA: 1975,1979

DENUNCIANTES: Muci Abraham, José (Contralor General de la República);


Ferrer, Leonardo (Presidente de la Sub-Comisión de la Comisión de
Contraloría de la Cámara de Diputados); Murillo Font, Francisco (Diputado
del MEP); Monagos, Aquiles (Jurista en ejercicio de la Acción Popular)

INVOLUCRADOS: Aoún, Alberto (Agente Operacional de la Cantieri Navall


Reunit); Pérez, Carlos Andrés (Presidente- de la República); Matos, Cecilia

INVESTIGADORES: Comisión de Contraloría del Congreso Nacional;


Contraloría General de la República; Juez V de Instrucción; Tribunales
Militares.

DENUNCIA: Sobreprecio y cobro de comisión en compra de fragatas.

MAGNITUDES: Bs.3.650.000.000 ($341.000.000 de recargo sobre el valor


de las fragatas por cláusula de escalada de precio según inflación)
MATERIA: Fragatas

HISTORIA

A finales de 1975 ocupó la atención pública el asunto de la compra de 6


fragatas efectuada en Italia por la Marina de Guerra venezolana. El
entonces Contralor General de la República, Dr. José Muci Abraham,
intervino en el asunto, presentando diversas objeciones entre las cuales se
encontraba especialmente la objeción a cierta cláusula de "escalada de
precio", que aceptaba el derecho de la firma vendedora a subir los precios
de acuerdo a la inflación, desde la firma del contrato de encargo de las
fragatas hasta la fecha de su entrega. Según el Contralor» ello significaba
que los precios convenidos en el momento del contrato no tenían ninguna
validez, puesto que podían ir subiendo de acuerdo al arbitrio de los
vendedores y a una rata de inflación italiana, pues en Venezuela no existía
inflación para ese momento. Se trataba, evidentemente, de una cláusula
leonina, alegando el Contralor que el precio de las fragatas podía duplicarse
o triplicarse. El diputado Leonardo Ferrer se hizo eco de las objeciones del
Contralor y presentó en el Congreso un cuestionamiento del contrato
rechazado por Muci Abraham.

A pesar de las objeciones del Contralor y de la denuncia parlamentaria, fue


firmado el contrato y aceptada la cláusula de escalada de precio.
Efectivamente, las fragatas costaron, a la larga, mucho más que el precio
convenido originariamente. La CANTÍERI NAVALE RIUNITI DI RIVA
TRICOSO (empresa vendedora), subió los precios sin proporción con ningún
índice de inflación: el precio original de las fragatas había sido 507 millones
de dólares ($480.000.000, precio básico de las fragatas, más $27.362.000
correspondiente a repuestos); para el mes de julio de 1978, la firma
vendedora agregó dos partidas adicionales por concepto de escala de
precio, montantes a $18.000.000 y $323.000.000; es decir, un total de
$341.000.000 como recargo del precio original cuyo costo ascendía así,
78

para julio de 1978, a $848.000.000, lo cual equivale, a precios del 78, a


3.650 millones de bolívares.

En 1977, el Ministro de la Defensa advirtió en declaraciones a los medios de


comunicación, y en un comunicado publicado en todos los diarios, que se
abriría juicio militar contra los periódicos y periodistas que hablaran del
asunto, convirtiéndolo así en un tema tabú. Con tai amenaza se produjo la
erradicación del tema de las páginas de la prensa hasta el momento en que
un artículo de prensa italiana, en 1979, promovió una investigación
parlamentaria que generó un nuevo escándalo público.

En efecto, el 25 de marzo de 1979, la revista italiana L'Espresso, de


circulación internacional, publicó un extenso reportaje, "Un escándalo
Génova-Caracas" del periodista Gabriel Invernizzi, donde éste denunciaba
graves irregularidades perpetradas durante los últimos meses de gobierno
del Sr. Carlos Andrés Pérez, implicando al ex Presidente y a Cecilia Matos en
la venta de las fragatas italianas a la Marina Venezolana. Según el
periodista italiano, en dicha negociación hubo un sobreprecio de 60 millones
de dólares, de los cuales 40 millones habían sido para Cecilia Matos.

En Abril de 1979, las revelaciones del escandaloso artículo de L'Espresso


fueron llevadas a la Cámara de Diputados por el diputado Murillo Font de la
fracción del MEP (Movimiento Electoral del Pueblo). Dada la gravedad de las
acusaciones a nivel internacional, y ante denuncia formulada por el jurista
Dr. Aquiles Monagas, para que se investigara si había existido sobreprecio
por $21.000.000, y si éste estaba bien causado o implicaba la comisión de
un hecho punible, la Cámara de Diputados declaró urgente una
investigación exhaustiva sobre la compra de las 6 fragatas hechas por la
Marina de Guerra en Italia. La Cámara designó una sub-comisión presidida
por Leonardo Ferrer, acompañado por los investigadores Homero Parra;
Carlos Altimari; Gustavo Mirabal y Juvencio Pulgar. Esta investigación llevó
el sonado asunto de nuevo ante la opinión pública.

RESULTADO

Los ex-presidentes Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez fueron citados a la


Comisión de la Contraloría de la Cámara de Diputados a fin de precisar
cuándo comenzaron realmente las negociaciones sobre fragatas y misiles.
Caldera negó ser el iniciador de las negociaciones y la Comisión no encontró
vinculación directa del ex-Presidente Pérez y su amiga, Cecilia Matos, en el
negocio de las fragatas. El 2 de mayo de 1979, el ministro de la Defensa,
general Fernando Paredes Bello, fue interpelado por la Comisión de
Contraloría de la Cámara de Diputados sobre la compra de las fragatas
italianas para la Marina de Guerra, declarando que ningún oficial de las
Fuerzas Armadas había estado involucrado en el cobro de comisiones.

Por unanimidad, la comisión parlamentaria encargada de investigar el


millonario negocio de las fragatas italianas, concluyó que no había
sobreprecio y que había un sólo culpable: el comisionista Alberto Aoún,
quien aceptó haber cobrado como intermediario de la operación con la firma
constructora italiana, más de $1.250.000, equivalente al 0,25% del monto
básico de la negociación. El Presidente de la Cantieri Navale, Enrico Boccini,
79

reconoció ante la comisión parlamentaria, haber pagado a Alberto Aoún,


una comisión de Bs.8.997.000 equivalente a al 0,25% del valor de las seis
fragatas ($480.000.000) y Bs.720.000 equivalentes al 0,30% del valor de
los misiles (Bs.240.000.000) por su participación como agente operacional
sin poder y por el uso de sus oficinas, télex, viajes a Italia, etc. a lo largo de
las negociaciones con el Estado Venezolano.

El abogado Aquiles Monagas, ejerciendo la acción popular, solicitó la


apertura de una averiguación sobre el negocio de las fragatas. El Juez IV
Penal, Guillermo Tell Aveledo, remitió el expediente al Juez V de
Instrucción, Dr. Ricardo Vera Delgado, quien solicitó y obtuvo del Presidente
del Congreso, Dr. Godofredo González, todos los recaudos relacionados con
esta operación investigada por el Congreso de la República. El fiscal general
de la República, Pedro J. Mantellini González ofició al ministro de la
Defensa, general Luis E. Rangel Bello, solicitando la apertura de un juicio
militar para determinar si hubo pago de sobreprecio u otras irregularidades,
ya que a criterio del Ministerio Público, los dineros invertidos en la compra
de las 6 fragatas fueron fondos militares, por lo que tal competencia debería
ser de los tribunales militares. Tanto los tribunales militares como los
ordinarios concluyeron que no había sobreprecio, a excepción de la comisión
cobrada por Alberto Aoún y que podía considerarse como pago de servicios.
80

CASO: FRAUDE DE LA LECHE PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-


1979) FECHA SUCESO: 1973; 1977-1979 FECHA DENUNCIA: Febrero 1979;
noviembre 1973 DENUNCIANTES: En 1973: Cardozo, Hilarión (Gobernador
del Zulia); González, Godofredo (del partido COPEI; Ministro de Fomento).
En 1977-1979: Vegas Benedetti, Luis (Gobernador del Distrito Federal);
Osío Sandoval, Miguel (ex- Presidente del INN); Bermúdez Chaurío, Luis
(Presidente del INN).

INVOLUCRADOS: García Rodríguez, José Domingo (ex-Jefe de Proveduría


del INN-1978); Cubiilán, Ramón de Jesús (Departamento de Asuntos
Sociales de la Prefectura del Dpto. Libertador-1978) y su adjunto: Bazurco,
Manuel Enrique; Gómez, Guido (Gerente de llapeca y dirigente de AD en
1973). Altos funcionarios del Instituto Nacional de Nutrición; dirigentes de
Acción Democrática, jefes civiles y representantes de Juntas Comunales del
Distrito Federal y del Edo. Zulia.

INVESTIGADORES: PTJ; Comisión de la Policía; Oficina Regional de


Protección al Consumidor; Consultor Jurídico de la Gobernación del Zulia y
el Prefecto de Maracaibo DENUNCIA: Enriquecimiento ilícito; acaparamiento
con fines electorales MAGNITUDES: Bs. 160.000.000 (denuncia de 1979)
MATERIA: Leche en polvo popular

HISTORIA

Siete días antes de la toma de posesión de Luis Herrera Campíns, el


gobernador del Distrito Federal, Luis Vegas Benedetti, puso en conocimiento
del ministro del Interior, Manuel Mantilla, y de otros altos funcionarios
gubernamentales, la comprobación de irregularidades efectuadas con la
leche en polvo popular y los programas de distribución. Al encargarse el
nuevo presidente del Instituto Nacional de Nutrición (INN), Luis Bermúdez
Chaurío denunció la desaparición de toneladas de leche del INN destinadas
a los programas de distribución a niños de escasos recursos. El presidente
del INN involucraba en su denuncia a su antecesor, Miguel Osío Sandoval,
quien respondió revelando que él había hecho 22 sucesivas denuncias a la
Policía Judicial, la Gobernación del Distrito Federal y a la Prefectura de
Caracas sobre los robos de leche popular; pero que ninguno de esos
organismos procedió a investigar y aplicar sanciones. El Dr. Osío presentó
oficios desde junio de 1977 hasta comienzos de marzo de 1979, dando
cuenta de fraudes en el programa de leche en polvo ocurridos en los
Estados Nueva Esparta, Guárico, Yaracuy, Zulia, Mérida, Lara, Aragua,
Caracas y la misma sede del INN. Añadía Osío en su defensa que tanto el
Presidente Carlos Andrés Pérez como el gobernador Mantilla conocían de los
fraudes y robos de leche popular y que lo habían alentado a denunciarlos;
pero, excepto las dos últimas denuncias, reveladas luego por el gobernador
Vegas Benedetti, todas las demás fueron archivadas. La impunidad fue tal,
según Osío, que cuando él, por supuesto fraude, destituyó del INN a un
militar retirado, el militar fue acreditado a un consulado en Estados Unidos.

Luego de varias averiguaciones efectuadas por el nuevo gobierno, se


comprobó que la leche era sacada de los depósitos de distribución popular y
enviada a las residencias de algunos dirigentes parroquiales de A.D. Se
habló de sustracción y comercialización ilícita por valores cercanos a 150
81

millones de bolívares. Las primeras investigaciones revelaron pérdidas


millonarias en Caracas, Zulia, Carabobo, Sucre. En otros estados, como
Mérida, Guárico, Nueva Esparta, Monagas, Portuguesa, etc., las cantidades
eran menores, pero ascendían a cientos de miles de bolívares. En lugar de
ser entregada a los destinatarios del programa popular, la leche era
distribuida con fines políticos y clientelistas o para consumo personal y
familiar de los dirigentes adecos; o era comercializada en abastos y
supermercados; o licuada como leche pasteurizada fraudulenta. Se
descubrió que en Barquisimeto, Zulia y en la región Capital se efectuaba
adulteración hasta por tres veces la cantidad de leche original. También se
descubrió reciclaje de la leche en polvo popular y su conversión en queso.
Tanto la leche adulterada como este producto derivado eran llevados
principalmente a Colombia donde, por la escasez, había mercado para tales
productos irregulares. La PTJ descubrió y decomisó 80 cajas de leche con el
sello del INN en una residencia particular en Chapellín de un miembro de la
Junta Comunal. Detuvieron a 7 personas, integrantes de la Junta Comunal
de El Recreo, como responsables de la tenencia de leche robada. La PTJ
investigó a los integrantes de la mayoría de Juntas Comunales y Jefaturas
Civiles, encargados de la repartición de leche popular, encontrando
irregularidades tales como abultamiento de las listas de beneficiarios,
obteniendo excedentes que eran comercializados en abastos y
supermercados, donde fueron decomisadas cerca de 2.000 cajas de leche
del INN.

Aunque el escándalo fue levantado en 1979, se expresó como una


anormalidad regular cometida con el producto de consumo básico durante la
administración de Carlos Andrés Pérez.

Ya en noviembre de 1973, Hilarión Cardozo (gobernador del Zulia),


Godofredo González (ministro de Fomento), y los medios de comunicación
de Maracaibo habían acusado a Guido Gómez, gerente de Ilapeca y
dirigente de AD, por [>ermitir o facilitar el acaparamiento de 100.000 Kg.
de leche en polvo con fines electorales. Movilizada la opinión y algunos
organismos tales como la Oficina Regional de Protección al Consumidor, la
Consultoría Jurídica de la Gobernación del Estado Zulia y la Prefectura de
Maracaibo, se destacó a una comisión policial que encontró 100.000 Kg. de
leche en polvo popular en un depósito donde funcionaba un taller de
propaganda de AD.

RESULTADO

En el caso denunciado en 1973, la comisión policial decomisó y redistribuyó


los 100.000 Kg. de leche en polvo encontrados en un taller de propaganda
de Acción Democrática. Los Ministerios de Fomento y de Sanidad y
Asistencia Social anunciaron la intervención de Ilapeca el 18 de noviembre
de 1974, para constatar las condiciones de calidad y sanidad en el proceso
de producción de la leche y revisar los mecanismos de comercialización.

Con respecto a las denuncias efectuadas en 1979, la PTJ se encargó de las


averiguaciones. Fueron investigados 16 exjefes civiles, 7 integrantes de
Juntas Comunales y tres exfuncionarios: Sr. José Domingo García Rodríguez
(ex-jefe de Proveduría del INN.); Ramón de Jesús Cubillán (del
82

Departamento de Asuntos Sociales de la Prefectura del Departamento


Libertador) y su adjunto, el Sr. Manuel Enrique Bazurco. El expediente fue
remitido al Juez VII Penal, Héctor Marcano Batistini, a cuyas órdenes
quedaron los detenidos. Finalmente se supo que los autos de detención
fueron revocados sin que pudiera identificarse a los responsables e
implicados directos de este llamado "fraude" a la necesidad popular.
83

CASO: FUNDALARA

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1976-


1979 FECHA DENUNCIA: Marzo 1979 DENUNCIANTES: Medios de
comunicación» Contraloría General de la República INVOLUCRADOS:
Izaguirre. Pedro Pablo (Presidente de Fundalara) y García Navarro, Angel
(dueño de Constructora Maya C.A.) INVESTIGADORES: Contraloría General
de la República

DENUNCIA: Malversación e irregularidades MAGNITUDES: Bs.30Q.000.Q00


MATERIA: Pagos excesivos a una empresa insolvente de un amigo

HISTORIA

La Fundación de Vivienda y Fomento del Estado Lara (FUNDALARA), aunque


funge como ente de carácter privado, personalidad jurídica y patrimonio
propio, en realidad pertenece al Estado venezolano a través de la
Corporación Venezolana de Fomento. Por ello, su Junta Directiva sigue los
vaivenes de la política, reestructurándose cada vez que se elige un nuevo
Presidente de la República.

Durante el primer período presidencial de Carlos Andrés Pérez, el Sr. Pedro


Pablo Izaguirre fue designado presidente de Fundalara y firmó entre el 26
de noviembre de 1976 y el 20 de noviembre de 1978, con Constructora
Maya C.A, propiedad de Angel García Navarro, 13 contratos para la
construcción de 8 conjuntos residenciales con 7.324 apartamentos; los
edificios reíital y sede de Fundalara, en un total de 27.011 m2 de área útil,
por un monto de Bs. 895.009.058.

El capital pagado de la Constructora Maya era de 200 mil bolívares, y los


contratos le fueron adjudicados directamente, sin notariarse, registrarse ni
efectuar licitaciones públicas, violando las normas y condiciones de licitación
de todos los contratos con el Estado. Incluso, ningún presupuesto presentó
análisis de precios unitarios.

El contrato general suscrito establecía un anticipo de 10 millones de


bolívares, con carácter de fondo rotativo, el cual se repondría sin exceder
relaciones no menores de Bs.2.000.000. Sin embargo, a partir de 1977 la
Fundación aumentó dicho fondo 7 veces hasta por un monto de
Bs.165.900.000. En dicho anticipo no se cumplieron los mecanismos de uso
y reposición y la emisión de letras se llevó a cabo hasta con 18 meses de
anticipación a la firma de los contratos específicos de obra.

En marzo de 1979, al cambiar el gobierno, la Constructora Maya paralizó las


obras y desapareció, habiendo construido solamente 480 apartamentos, de
los cuales apenasll2 estaban concluidos en su totalidad. Para esa fecha
había recibido Bs.482.780.363 en 240 letras de cambio avaladas por la CVF,
que descontaba en The Merban Corporation.

Las valuaciones de obras presentadas por la Constructora Maya C.A.


carecían del detalle de la obra ejecutada y no tenían firma del ingeniero
inspector ni del Departamento Técnico de Fundalara, jefaturadas para el
84

período de ejecución de las obras por Antonio Romero y Alfredo Martínez


Escobar.

Según el informe de la inspección fiscal practicada por la Contraloría


General de la República en 1979, las obras realizadas tenían un valor de Bs.
173.451.915; es decir, Bs. 240.567.247 menos que el monto pagado por
valuaciones de obra.

En febrero y agosto de 1979 la CVF otorgó avales a Fundalara para la


obtención de dos préstamos directos de The Merban Corporation de Nueva
York por montos de Bs.213.309.803 y 242.723.356,55 respectivamente,
para la cancelación de obligaciones pendientes. Según el Informe de
Contraloría la aprobación de dichos avales fue irregular, puesto que la
autorización del gerente de Finanzas, en la cual se le proporcionaba a
Fundalara el 50 por ciento de los fondos del segundo aval, no se sometió a
ningún tipo de control de la CVF como es reglamentario en este tipo de
transacciones.

En el mismo informe, Contraloría afirma que "en la oportunidad en que se


vencían los giros aceptados por Fundalara y descontados por la
Constructora Maya C.A., se emitieron nuevos giros para descontarlos y
utilizar el producto en la cancelación de las letras vencidas, sin embargo,
como quiera que en el mismo período se materializaron los préstamos
avalados por la Corporación Venezolana de Fomento, parte de los giros
vencidos se cancelan con los referidos préstamos y la Constructora Maya
C.A. no devuelve el producto equivalente de los giros recibidos para el
refinanciamiento, o viceversa, se transfirieron a la Constructora Maya C.A.,
recursos de los mencionados préstamos para cancelar obligaciones que
habrían sido pagadas con refinanciamientos". Esto representó una
apropiación de Constructora Maya C.A. en perjuicio de Fundalara por el
orden de Bs.108.930.687,11.

Contraviniendo normas de sana política se forjó una centrífuga de nuevos


giros para recoger los que se iban venciendo, lo cual encareció el costo de
las obras al generar intereses por más de 31 millones de bolívares. Además
se emitieron 6 letras de cambio por un monto de Bs.12.322.394, "para las
cuales se desconocen las operaciones que les dieron origen". El nuevo
Directorio, bajo la Presidencia del ciudadano Gustavo Sánchez A., — según
la Contraloría— aceptó letras por un monto de Bs. 129.000.000, cuya
aplicación no precisa. La Contraloría afirma no haber encontrado actas de
reuniones de directorio para aprobar o conocer dichas operaciones.

El Colegio de Ingenieros de Barquisimeto y la Cámara de la Construcción


opusieron reparos a los contratos en las manos únicas de Constructora
Maya. El arquitecto Antonio Martliep renunció a su cargo de miembro del
directorio de Fundalara para no tener que hacerse responsable de las
irregularidades, comunicando dicha decisión en una carta, a la gobernadora
Dorys Parra de Orellana. El Asambleísta de Copei, Dr. Enuman Suárez se
dirigió también a la gobernadora pidiéndole la destitución de Pedro Pablo
Izaguirre y del Directorio de Fundalara, pero obtuvo una respuesta de la
Primera Autoridad Regional en donde se afirmaba que Fundalara merecía
toda su confianza.
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La prensa de la época se hizo eco de los comentarios de una presunta


amistad entre Pedro Pablo Izaguirre y Angel García Navarro Delfino, dueño
de la Constructora Maya.C.A.

RESULTADO

Fundalara perdió más de 310 millones de bolívares entregados


anticipadamente a la Constructora Maya y, según información disponible, no
ha sido sometido ajuicio ninguno de los involucrados en el gigantesco
negociado.
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CASO: HIPODROMO

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1978-


1979

FECHA DENUNCIA: Noviembre 1979 DENUNCIANTES: Boggiano, Guillermo


(Presidente del instituto Nacional de Hipódromos)

INVOLUCRADOS: Maurielio. Mario (ex- Presidente del INH); Larrazábal,


Eduardo (ex- Presidente del INH); jefes seccionales del INH

INVESTIGADORES: Nueva administración del INH; Contralona General de la


República DENUNCIA: Irregularidades en el área de personal;
contrataciones sin autorización ni licitación; mala administración y ausencia
de control de pagos y erogaciones MAGNITUDES: indefinidas; centenas de
millones

MATERIA: Empleos, suplencias, horas extras, jubilaciones

HISTORIA

Ln noviembre de 1979, el Sr. Guillermo Boggiano fue nombrado Presidente


del Instituto Nacional de Hipódromos. Se encontró con varios oficios de la
Dirección de Control del Sector Social de la Contraloría General de la
República, manifestando a la administración variadas irregularidades en el
Instituto y "que la situación crítica que presenta el área especial de
personal, amerita una atención especial para que el instituto pueda lograr
una ••ana y eficiente administración de personal y se le exige girar
instrucciones para que se apliquen los correctivos a las fallas y deficiencias
ya señaladas". Los oficios no habían sido contestados por los anteriores
presidentes ni stos habían atendido a las fallas señaladas. Entonces el
presidente Boggiano se dedicó a la ingente labor de corrección de las
mayores irregularidades que surgieron en su análisis.

El presupuesto del Hipódromo había sido permanentemente violado. Los


últimos dos presidentes del INH, Mario Mauriello (AD) y Eduardo Larrázabal
(COPEI), elevaron las erogaciones por nómina a cifras espectaculares: el
presupuesto oficial aprobado para 1978 estipulaba una nómina de 4.289
empleados; hasta la administración del ingeniero Mauriello, la cifra se elevó
a 9.000 empleados y el Dr. Larrazábal la elevó a 11.500 empleados, unas
quince veces más que cualquier otro hipódromo del mundo (los hipódromos
de Longchamps, Kentucky, Belmont, o Ascot, no pasan de 600 empleados
cada uno). Existían 10 nóminas de pago: empleados fijos, personal en
trámite interno (cobraba por recibo), personal en trámite (OCP), personal
fijo por reunión (por carrera de caballos), personal suplente por reunión,
nómina de emergentes, contratados sin contrato. Entre esos se contaban
entrenadores deportivos, tenores, barítonos, publicistas, muertos, jubilados,
personas extrañas que sólo iban a cobrar, becados y, sobre todo, suplentes
de los que no iban a trabajar. Para las carreras de sábados y domingos
existía un sistema de tarjetas mediante el cual los jefes de secciones
enganchaban a sus amigos y familiares, y los empleados fijos de lunes a
viernes, cobraban también por reunión aunque no trabajaran. Cualquier
87

persona se presentaba el sábado a las 11 de la mañana, decía un nombre,


le daban una tarjeta y firmaba un libro; como no pedían identificación,
algunos firmaban por varias personas en diferentes taquillas. Luego,
hubiese trabajado o no el fin de semana, pasaba el domingo en la noche a
cobrar por la reunión. Fueron detectadas por lo menos 400 personas que
además de trabajar en las oficinas durante la semana, estaban cobrando
por tarjeta los días de carreras, sin presentarse realmente a trabajar.

La nueva administración descubrió otras múltiples irregularidades en las


nóminas: cargos ocupados por duplicado o triplicado; cargos fantasmas;
contrataciones efectuadas a libre arbitrio, y sin autorización, por lo jefes de
sección y por los dirigentes políticos de AD, COPEI y MAS; sueldos
anárquicos que variaban de mes a mes. Se ofreció el ejemplo del sueldo del
Dr. Larrazábal, el cual variaba arbitrariamente entre 17 y 32 mil bolívares.
Con respecto a los sueldos de los directores generales del Hipódromo, se
mencionó que el Directorio de INH había aprobado en marzo de 1979
sueldos a los Directores de Bs.20.400, aún cuando estas decisiones nunca
habían sido aprobadas por los organismos jerárquicamente superiores (MAC
y OCP).

La cantidad de irregularidades que salieron entonces a la luz pública fue tan


grande que es casi imposible su enumeración. Se denunció, por ejemplo, la
compra de productos veterinarios a precios más altos que los obtenidos en
el mercado regular. Un Sr. Doménico, quien poseía varias licencias de bar y
restaurantes en el Hipódromo, vendía también, sin licitación y a precios más
altos que los regulares, los productos veterinarios. Se mencionó que el INH
había pagado Bs. 100.000 en honorarios al bufete Lugo Valbuena por
defender al Dr. Eduardo Larrazábal en un juicio personal, lo cual no era
necesario ya que la Rinconada poseía 7 abogados en nómina y 13 fuera de
nómina, quienes ganaban un mínimo de Bs.5.000 mensuales. Se
descubrieron erogaciones por más de 500 mil bolívares efectuadas sin
licitación ni consulta al Ejecutivo Nacional o al órgano superior regular del
INH, el Ministerio de Agricultura y Cría, contraviniendo así las disposiciones
en la materia. Se habían otorgado contratos y realizados obras por millones
de bolívares sin licitación: piscinas, taquillas, sanitarios, fuentes de soda, el
óvalo principal, el gimnasio. Muchas de ellas realizadas por la misma
empresa del ingeniero

Gianpocaro Arcángelo. Aparecieron también millones de bolívares gastados


en pasajes a personas que no viajaron en función oficial del INH e
irregularidades en la compra del avión Piper Cheyene I modelo 1979, el cual
fue primero registrado el 13-06-79 como un arrendamiento sin opción de
compra por un monto de Bs. 100.000 mensuales y al día siguiente, el 14 de
junio fue comprado formalmente a través de la firma arrendadora, sin
estudios de costo ni licitación, en Bs.3.721.024,80. El piloto del avión,
Wiiiiam Wilet Power, había estado ganando 14 mil bolívares mensuales
desde marzo, y la transacción se había hecho en junio. Finalmente se
denunciaron los excesos: en la Tribuna Presidencial se consumía
semanalmente 100 botellas de whisky y los almuerzos de la Presidencia del
INH eran servidos por 18 mesoneros; en el último clásico Simón Bolívar se
había gastado Bs.80.000 en pasapalos, 180 mil bolívares en comida.
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Excesos reveladores de una corrupción de larga data que la opinión pública


consideraba intrínseca a la institución casi desde su creación.

RESULTADO

La primera decisión del Dr. Guillermo Boggiano, cumpliendo finalmente las


instrucciones de la Contraloría General de la República, fue congelar todo
movimiento de personal, ingresos, ascensos y reclamaciones. Suspendió a
720 perspnas que tenían dos o tres cargos y anuló a unos 400 "becados" de
los que cobraban por tarjeta; ello produjo un ahorro de 500 mil bolívares
sólo en la primera carrera del año. La guerra por lograr "una sana y
eficiente administración", el sueño de la Contraloría General de la República,
no podría ser ganada, puesto que a través ele ios años continuaron las
denuncias sobre el Hipódromo. Sin embargo, puede decirse que el Sr.
Guillermo Boggiano dio una buena batalla.
89

CASO: HOTEL TAMANACO PRESIDENCIA: Raúl Leoni (1964-1969) FECHA

SUCESO: Octubre 1968 FECHA DENUNCIA: Julio 1969 DENUNCIANTES:


Brillembourg, David (Jefe de la Fracción Parlamentaria Independiente en la
Cámara de Diputados); Briceño Salas, Hugo INVOLUCRADOS: Casanova,
Aura Celina (Ministro de Fomento); Comisión de Avalúos de Ministerio de
Fomento; Mendoza, Francisco (Ministro de Hacienda en el momento en que
se concretó la venta); Páreles, Pedro Migue! (Presidente de la Corporación
Venezolana de Fomento)

INVESTIGADORES: Comisión Delegada del Congreso Nacional

DENUNCIA: Negligencia en avalúo o cobro de comisiones

MAGNITUDES: Bs.65.000.000

MATERIA: inmueble propiedad de la nación

HISTORIA

El Hotel Tamanaco C.A., estimado en un valor real de 90 millones, sin


incluir muebles y demás enseres, fue vendido a la Intercontinental Hotels
Corporation por un valor neto de 25 millones de bolívares. La venta se
había efectuado sin apertura de licitación, vendiéndose a un consorcio
extranjero un inmueble que en los últimos años daba al Estado un ingreso
neto de 4 millones anuales. El Hotel Tamanaco era una de las pocas
empresas estatales que daba utilidad. Las primeras acciones de venta
habían sido anunciadas en noviembre de 1967 por el Dr. Francisco
Mendoza, entonces Presidente de la CVF, y Ministro de Hacienda cuando se
concretó la venta. A principios de agosto, la CVF había decidido no vender el
inmueble, pero dos semanas más tarde el Consejo de Ministros decidió
hacer la transacción a través del Ministerio de Fomento y no de la CVF como
hubiera sido lo correcto. Además se le notificó a los accionistas privados que
el mismo no pagaría dividendos en los próximos siete años, aparentemente
para acaparar acciones a precios favorables.

RESULTADO

En 1969 el contralor general de la República, Dr. Manuel Vicente Ledezma,


pasó el expediente del Tamanaco a la Comisión Investigadora contra el
Enriquecimiento Ilícito (CIEI). Por su parte, el gobierno nacional designó
una comisión especial, encabezada por la ministro de Fomento, Dra. Haydée
Castillo. Este grupo de trabajo recomendó, y así fue aprobado por el
Gabinete, que no se debían readquirir las acciones del Tamanaco, pues a
juicio del Ejecutivo Nacional se debía dar prioridad a otros problemas
nacionales. En junio de 1971, la CIEI recibió el informe de la Subcomisión
encargada, donde se recomendaba archivar el expediente, por estimar que
la negociación había sido normal. La CIEI aprobó dicho informe, con el voto
salvado de su presidente, Dr. José Antonio Cova, y del representante de
Cruzada Cívica Nacionalista, Sr. Juan Bautista Méndez.
90

CASO: IAN

PRESIDENCIA: Rómulo Betancourt (1959-1964) FECHA SUCESO: 1960-


1964

FECHA DENUNCIA: Julio 1963 DENUNCIANTES: Alvarez, José Jesús


(Secretario de la CIEI y ex-diputado por AD) INVOLUCRADOS: (no
especificados) INVESTIGADORES: Comisión especial de la Cámara de
Diputados (1963); Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento
IlicitcKCIEI) (1968)

DENUNCIA: Sobreavalúo de fundos adquiridos por este instituto

MAGNITUDES: Bs. 100.000.000 aprox.

MATERIA: Avalúos de fundos de la Reforma Agraria

HISTORIA

En julio de 1963, José Jesús Alvarez formuló denuncias acerca de


irregularidades administrativas en el Instituto Agrario Nacional (IAN). El
Congreso designó una Comisión Especial para investigar dicha denuncia, la
cual entregó su informe él 14 de agosto de 1963. En diciembre del mismo
año, la vieja guardia de Acción Democrática obtuvo mayoría parlamentaria
y procedió a archivar el informe. En 1968, cuando J.J. Alvarez fue nombrado
Secretario General de la CIEI, presentó un nuevo informe del caso IAN
denunciando 25 casos de fraudes a la nación en la venta de tierras al IAN y
expresando que durante el gobierno de Betancourt el IAN fue el organismo
oficial donde se registraron más casos de peculado, a través del
sobreavalúo de los fundos que este organismo adquiría para los
asentamientos campesinos del programa de la Reforma Agraria. Entre los
25 casos denunciados, se encontraban:

Caso hacienda EL VAPOR: comprada al ciudadano José Chacín (conocido


como el "Negro Chacín", popular dirigente adeco en el estado Carabobo).
Dicha hacienda, ubicada en el municipio Salom, distrito Nirgua del Estado
Yaracuy, fue adquirida por la cantidad de Bs.2.500,000, habiéndose
cancelado de contado millón y medio de bolívares y el resto, en bonos de
clase "C". Esta cantidad fue pagada por una superficie de 950 hectáreas,
pero el levantamiento topográfico realizado por los técnicos del IAN arrojó
la suma de 531 hectáreas con 1.500 metros; es decir, 418 hectáreas con
1.500 metros de diferencia. Una nota aparte merece el hecho de que el
ciudadano José Chacín adquirió dicha finca el 7 de agosto de 1957 en 300
mil bolívares, obteniendo en escasos tres años, cinco meses y diez días la
ganancia de Bs.2.300.000.

Caso fundo LA VALERANA: este fundo o, como también se llamaba, fundo


Las Mercedes, estaba ubicado entre el distrito Escuque del Estado Trujillo y
el distrito Sucre del Estado Zulia y fue comprado por el IAN por
Bs.2.011.080,30. La propietaria, Sra. Abreu de Martínez, declaró una
extensión de 3.000 hectáreas, mientras los peritos del IAN declararon 1.587
91

hectáreas con 9.115 metros; sin embargo, fueron canceladas las 3.000
hectáreas.

Caso fundo EL PALENQUE: ubicado en el Estado Lara, comprado por


Bs.2.077.833; la vendedora, Dolores Lara declaró que el fundo tenía 1.300
hectáreas, teniendo en •realidad 1.153 hectáreas. Además, ese fundo
estaba en disputa como consecuencia de un juicio de divorcio.

Caso fundo PALO NEGRO: el vendedor, José Félix Peña era pariente del
diputado Luis Augusto Dubuc. El fundo estaba ubicado en el municipio
Pampanito, distrito Trujillo del mismo Estado y fue vendido el 23 de febrero
de 1962 por Bs.l.655.848.

Caso finca de la Compañía APISA: este terreno, donde se construyó la


represa de Las Majaguas, fue avaluado por la Comisión de Riego del MÓP,
por el Ministerio de Agricultura y Cría y por el mismo IAN en poco más de 5
millones de bolívares; sin embargo, se pagó por ella más de 11 millones de
bolívares.
RESULTADO
Al recibo del nuevo informe de José Jesús Alvarez sobre las irregularidades
encontradas en los avalúos de fundos, la CIEI dictó auto de proceder. Ese
mismo año, al regresar de vacaciones, José Jesús Alvarez fue destituido por
presunta "extracción de documentos". Finalmente el caso del IAN fue
olvidado y archivado.
92

CASO: INOS

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1975

FECHA DENUNCIA: Marzo 1976 DENUNCIANTES: Muci Abraham. José


(Contralor General); Ferrer, Leonardo; (diputado) INVOLUCRADOS: Silva,
Héctor (Presidente del Instituto Nacional de Obras Sanitarias); Díaz
Moronta, Alirio (Secretario de Finanzas del INOS); Narváez González, Jesús
(Vicepresidente del INOS); Marcano Malavé, Juan Salvador (Jefe de la
Unidad de Control Previo)

INVESTIGADORES: Sala Primera de la Oficina Nacional de Averiguaciones


Administrativas, dependiente de la Dirección de Inspección y fiscalización de
la Contraloría General de la República.

DENUNCIA: Enriquecimiento derivado de despilfarro.

MAGNITUDES: Bs.4.066.250 (sólo en el servicio de camiones cisternas)

MATERIA: arrendamiento de camiones cisternas, contratos, licitaciones y


erogaciones irregulares.

HISTORIA

El Informe de la Contraloría General de la República correspondiente al año


1975 presentado ante el Congreso por el contralor José Muci Abraham
reveló numerosas irregularidades millonarias en el manejo de las partidas
del INOS, en el otorgamiento de contratos y en la violación permanente del
sistema de licitaciones estatuido. El análisis de la Contraloría de algunos
contratos efectuados por el Instituto llevó a la misma a concluir que existían
indicios de responsabilidades administrativas. Entre esos contratos se
encontraban: 1) un contrato con la firma SIEMENS S.A. para la compra de
equipos electrónicos por valor de Bs.59.866.320 otorgado sin licitación, sin
autorización del Directorio del Instituto, y sin haber establecido claramente
los precios unitarios de los equipos electrónicos comprados; 2) un contrato
con SANROC COMPANY INTERNATIONAL por Bs.23.805.972 para comprar
tuberías de acero de 30 pulgadas, resultando la firma una intermediaria que
suministró tubería vieja con un sobreprecio de Bs.4.391.722 en
comparación con otra oferta hecha por la empresa Metalmeg, S.A.; 3)
contrato de compra de tuberías de acero de 10 pulgadas por valor de
Bs.2.784.000 para el acueducto de Ureña, que resultó fuera de
especificación y con un sobreprecio de Bs. 1.173.120 al ser comparada con
otra oferta hecha por la misma Metalmeg; 4) otros contratos efectuados con
las firmas MITSUBISHI C.A., IMOSA y EXCLUSIVAS UNIVERSALES,
mostraban también irregularidades.

Entre los desórdenes administrativos señalados por el Contralor se


encontraban el sobregiro de partidas, metas incumplidas, inicio de
construcción de obras sin existir las previsiones presupuestarias
correspondientes y ausencia de registros de los contratos o de sus valeres
totales. Otras dos acusaciones concretas referían a la contratación de
avionetas para el transporte de funcionarios del Instituto y, especialmente,
93

el arrendamiento de camiones cisternas para suministro de agua a varias


poblaciones del país. Con respecto a los vuelos contratados, la
documentación permitió concluir la existencia de 26 vuelos cancelados por
el Inos que no se habían efectuado realmente, así como vuelos cancelados
más de una vez. En este caso, la Contraloría declaró la responsabilidad
administrativa del Vicepresidente, el Director de Finanzas y del Jefe de la
Unidad de Control del Instituto. En la contratación de ios camiones
cisternas, la Contraloría estableció una ausencia de adecuada
instrumentación y formalización del contrato, declarando responsabilidad
administrativa y suficientes indicios de responsabilidad civil del Presidente y
del Director de Finanzas del Inos. La prestación del servicio de agua en
camiones había sido encomendado a una sola persona a pesar de que tal
servicio debía prestarse en ciudades muy distantes entre sí como Ciudad
Bolívar y San Antonio del Táchira, Coro y Zaraza, etc. Nunca se mostró
evidencia escrita de que los usuarios hubieran recibido el servicio; no
obstante, el monto erogado por el INOS en razón del arrendamiento de los
camiones cisternas, era, hasta la fecha del análisis, de más de 4 millones de
bolívares.

El 26 de abril del año 1976, la Sala Primera de la Oficina Nacional de


Averiguaciones Administrativas, dependiente de la Dirección de Inspección y
Fiscalización de la Contraloría General de la República, dictó dos autos de
responsabilidad administrativa al presidente del Inos, Héctor Silva, y al
director de Finanzas, Alirio Díaz Moronta.

RESULTADO

Es supuesto por el Artículo 61, ordinal 5o de la Ley de Carrera


Administrativa que ante una decisión de responsabilidad emitida por la
Contraloría, la autoridad competente no puede dejar de aplicar
razonadamente la destitución inmediata del cargo. Sin embargo, no se
procedió a la destitución de los declarados responsables
administrativamente. El Ministro de tutela, el de Obras Públicas no tomó en
cuenta los pronunciamientos de la Contraloría y declaró, con autorización
del Consejo de Ministros celebrado el 4 de mayo de 1976, que respaldaba lo
obrado por el Presidente del Inos y que no consideraba razonable sancionar
administrativamente a funcionario alguno en relación con estos hechos, a
pesar de que la decisión de la Contraloría no fue anulada. El abogado David
Morales Bello se convirtió en defensor de Héctor Silva en la Cámara de
Diputados y cuestionó acremente al contralor Muci Abraham, acusándolo de
entrometerse en lo que no le correspondía.

En junio de 1976, el ciudadano contralor general de la República, Dr. José


Muci Abraham presentó su renuncia ante la Presidencia de la República
alegando, entre otras razones, que se había violado su autoridad con la
negativa a destituir a Héctor Silva. El Presidente de la República, Carlos
Andrés Pérez, deploró la renuncia de Muci Abraham, pero no reconoció
como válida la causa aducida por el Contralor. Finalmente, la Presidencia
acepta la renuncia de Muci Abraham y nombra como nuevo Contralor de la
República a José Andrés Octavio.
94

En 1977, el diputado Leonardo Ferrer refrescó los informes de Contraloría e


hizo nuevas acusaciones contra el ex-Presidente del Inos, en base a las
manifestaciones de riqueza desplegadas por Héctor Silva. En realidad, hacía
tiempo que el rumor citadino, otra forma de comunicación de la opinión
pública, transmitía la especie de los diamantes que Héctor Silva regalaba a
su esposa, una hermosa Miss Venezuela quien tenía debilidad por ellos. La
denuncia de Ferrer agregó la información de una gran cantidad de dólares
que era cambiada regularmente por la Sra. de Silva en una agencia
bancada, que mostraba una riqueza no correspondiente al patrimonio ni al
cargo del exfuncionario del INOS. La Comisión Investigadora contra el
Enriquecimiento Ilícito de funcionarios y empleados públicos, aunque estaba
dominada por miembros del partido de Acción Democrática, la cual seguía
apoyando a Héctor Silva, aceptó la denuncia y abrió averiguación.

El ingeniero Héctor Silva, aparentemente muy molesto porque Leonardo


Ferrer hubiese involucrado a su esposa, intentó atacarlo con similar
medicina presentando una denuncia ante la misma CIEI: unos papeles que,
según los observadores de la época, no tenían nada de doloso ni ilegal (una
solicitud al MTC para instalar una emisora FM en Anzoátegui). Según
Enrique Aristeguieta Gramcko, la CIEI acogió la denuncia sin hacer el usual
análisis de las pruebas, procediendo a declarar investigado a Leonardo
Ferrer y pedir la prohibición de salida del país del diputado. Aparentemente,
la investigación sobre Ferrer no prosperó en la CIEI, pues no se supo más
de ella. El diputado acudió a la Sala en lo Contencioso Administrativo de la
Corte Suprema de Justicia, la cual levantó la medida de prohibición de
salida del país

En agosto de 1978, la CIEI declaró terminada la investigación contra Héctor


Silva, absolviéndolo de responsabilidades porque no estuvo nunca en
posesión de bienes superiores a sus ingresos normales ni se probaron los
hechos que motivaron el proceso.
95

CASO: INSTITUTO NACIONAL DE PUERTOS 1978 PRESIDENCIA: Carlos


Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1974-1977 FECHA DENUNCIA:
1977

DENUNCIANTES: Alto funcionario del INP, el cual no se identificó; Pérez


Blasini, Junio (revista Resumen); Itriago, Teodoro (Presidente del INP);
Contralor General de la República INVOLUCRADOS: Samaniego, Enrique
(Presidente del INP)

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República

DENUNCIA: Irregularidades administrativas MAGNITUDES: (no


especificadas) MATERIA: Registros contables

HISTORIA

En el Informe de la Contraloría General de la República correspondiente a


1977 se determinó un estado general de crisis en el Instituto Nacional de
Puertos (INP). Según este Informe, la inspección fiscal practicada en dicho
instituto el 30 de octubre de 1977, orientada a obtener una apreciación
global de su organización y funcionamiento, arrojó, además de
irregularidades en los procesos organizativos y de tráfico marítimo, un
alarmante desorden en los balances de cuentas.

Se encontraron diferencias considerables entre los balances presentados por


la procesadora de datos (COMSYPRO C.A.) y los elaborados por la Gerencia
de Contabilidad, en forma extra-contable. Los registros contables no eran
confiables, entre otras razones, por lo siguiente:

Io) no se incluían todas las operaciones ocurridas a nivel central ni en los


puertos; 2o) no se había establecido el método de depreciación que se
utilizaría; 3 o) se incluía como obras en ejecución algunas que ya habían
sido
terminadas y otras cuya construcción no habían comenzado; 4o) las
cuentas por cobrar se contabilizaban en forma global, en base a los reportes
enviados por las Gerencias de Puerto; 5o) la cifra de Bs.5.000.000
presentada como depósito en garantía de usuarios, no reflejaba la realidad
de estas operaciones, ya que solamente en Puerto Cabello entraban 20
millones de bolívares por este concepto; 6o) la Gerencia de Tesorería, a
través de la División de Recaudación y Cobranzas, desconocía la forma
como se había llegado al saldo de cuentas por cobrar, hasta el 30 de
noviembre de 1977, por Bs.203.647.641,80. Las razones principales
justificadoras de un monto tan elevado eran: planillas anuladas y no
rebajadas en los libros, planillas registradas más de dos veces, planillas
canceladas no acreditadas en los libros, etc.

Estas observaciones permitieron opinar que esa intervención del organismo


contralor no reflejaba, para el 30 de noviembre de 1977, razonablemente ni
la situación financiera ni el resultado de las operaciones para esa fecha.

El informe respectivo fue enviado al Presidente del INP, mediante oficio de


la Contraloría N° DAD-4-054 de fecha 17-01-78, con recomendaciones de
96

tomar medidas tendientes a subsanar el estado de cosas observadas en el


Informe. El Presidente del Instituto, en comunicación N° 12000-065-78-
00263 del 23 del mismo mes y año, manifestó que había solicitado la
colaboración de este organismo contralor para que, conjuntamente con el
Instituto, se interviniera los puertos del país y se determinara un
procedimiento para la reorganización de los mismos.

Aparentemente, este informe y la orden de intervención no responsabilizaba


a su presidente; pues un año después, el nuevo presidente Dr. Teodoro
Itriago hizo nuevas acusaciones en contra del anterior director del Instituto,
Dr. Enrique Samaniego, con respecto a la adquisición en compra del edificio
donde el Instituto operaba en la urbanización Las Mercedes. El edificio había
sido adquirido por un precio de 15 millones de bolívares, cuando la
evaluación del mismo inmueble señaló que el precio correcto era de 9
millones de bolívares. Se afirmó que el mismo edificio fue hipotecado por 5
millones al Banco Hipotecario de Occidente, grave acusación en caso de
haber sido cierto, pues los bienes de la nación no pueden ser hipotecados.
El Dr. Enrique Samaniego, según reiteradas denuncias, no permitía que las
adquisiciones y control pasaran por la Contraloría Interna; el contralor del
INP, Alberto Garrido, había tenido que renunciar a su cargo, en vista de que
su superior se negaba reiteradamente a rendir cuentas ante la Contraloría
Interna del instituto.

RESULTADO

En los años siguientes no apareció más información sobre la intervención en


los puertos del país. Contraloría no presentó informes sobre el INP en los
años de 1978 y 1979. Para 1980 se investigaba el caso de la compra del
edificio sede del INP en Las Mercedes. Para 1982 no había aparecido todavía
el dictamen de Contraloría ni se hizo más referencia a la investigación de las
acusaciones.
97

CASO: ¡PASME

PRESIDENCIA: Rómulo Betancourt (1959-1964)


Raúl Leoni (1964-1969) . FECHA SUCESO: 1961-1969 FECHA DENUNCIA:
Diciembre 1969 DENUNCIANTES: Montero, Manuel (Presidente del Ipasme
para el año 1969) INVOLUCRADOS: Rasquín, Gustavo; Paiva, Pedro César;
González Molina, Teófilo; Pérez Simancas, Amable

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República

DENUNCIA: Malversación de fondos; negligencia administrativa

MAGNITUDES: Bs.80.000.000

MATERIA: Fondos de maestros; préstamos y prestaciones irregulares

HISTORIA

En 1969, la Contraloría General de la Nación examinó por primera vez las


cuentas del instituto de Previsión y Asistencia Social para el personal del
Ministerio de Educación (IPASME). La historia "democrática" de este
instituto estuvo gravada por el control de Acción Democrática que originó la
costumbre de utilizar ios fondos de los maestros, tanto los del Ipasme como
los de la Federación Venezolana de Maestros, para otros fines ajenos a los
propósitos de dichas instituciones. La historia del Ipasme, específicamente,
puede resumirse en una serie de infelicidades e irregularidades.

El Dr. losé Antonio Enrique Rojas, primer presidente del Ipasme al comienzo
de la era democrática (desde 1961 a 1963) recibió el instituto ya cargado
de irregularidades provenientes de la administración perezjimenista
anterior: el Ipasme había prestado medio millón de bolívares para obras del
Helicoide (que por supuesto se perdieron) y había desgravado las hipotecas
sobre los bienes del presidente anterior, Ing. Teófilo González. Nada pudo
hacer el Dr. Rojas por el Instituto y dejó las cosas tal cual estaban.

Durante la administración siguiente, 1963-1966, el Dr. Gustavo Rasquín


inició el sistema de préstamos a los "compañeros" de partido; préstamos
que nunca fueron cancelados y que ascendían a 500 mil bolívares. Al
momento de abandonar la presidencia, Rasquín se hizo liquidar, como si
fuera un obrero común y corriente, prestaciones sociales que incluyeron
pre-aviso, cesantía, antigüedad y vacaciones vencidas; todo esto alcanzó la
suma de Bs. 19.400. Se encontró un préstamo hecho a sí mismo por
Bs.27.361 que no fue cancelado, aunque el organismo había citado varias
veces al Dr. Rasquín.

Durante los años 1966-1967, el presidente Adonay Parra Jiménez parece


haber sido una excepción en la historia del Ipasme. En varias ocasiones,
hasta que lo logró, pidió al ministro de Educación, Siso Martínez, que le
removiera del cargo porque, según él, "no sabía dónde lo habían sentado"

Lo sucedió el Sr. Amable Pérez Simancas, durante 1967- 1968, a quien se


le reprochó, especialmente, por negligencia administrativa. El nuevo
98

Presidente había hecho alquilar un equipo electrónico IBM por un monto de


59.000 bolívares mensuales, para mecanizar la contabilidad. Sin embargo,
como la computadora no iba acompañada del programa de contabilidad
correspondiente, ni con el pesonal especializado, ni con un programa de
adiestramiento para el viejo personal, no se utilizó. Así estuvo el Ipasme
pagando durante años el alquiler de un equipo que no se utilizaba,
erogando una cantidad de Bs.1.600.000 durante ese período. A Pedro César
Paiva, presidente de 1968 a 1969, se le imputó el haber impulsado el
arreglo de una operación por dos millones de bolívares para la construcción
de la sede del Ipasme, en terrenos del mismo Instituto en la avenida
Victoria. Dicha operación fue anulada por la administración copeyana. A
Paiva se le atribuyó también el haber aumentado la nómina del Instituto en
un 40 por ciento, colocando empleados que la prensa de la época tildó de
innecesarios, mientras el instituto adolecía de carencia de técnicos y
obreros especializados.

Además de estas críticas generales referidas a las administraciones de los


presidentes del Ipasme, se hicieron denuncias específicas. Una de ellas
refería a la construcción de 42 viviendas convenida con la National Building
& Land de Venezuela (NABLO), empresa ubicada en la jurisdicción del
municipio Maracaibo del Estado Zulia. Dicha operación no estaba respaldada
por ninguna documentación, por lo cual se desconocía el monto que había
sido concertado por el instituto así como lo cancelado y adeudado. Otro
caso notable tenía que ver con uno de dos préstamos conferidos a la
Universidad de Los Andes (ULA). Según constaba en los archivos del
Ipasme, el 10 de diciembre de 1962, se le había conferido un préstamo a
dicha universidad por la cantidad de 200 mil bolívares. Aparecía también un
préstamo posterior, a la misma casa de estudios, esta vez por la cantidad
de 600 mil bolívares. Este segundo préstamo aparecía debidamente
cancelado, pero el primero aparecía pendiente y la universidad se negó a
reconocerlo alegando no haberlo pedido ni recibido.

RESULTADO

En el Informe de 1970 de la Contraloría General de la República, esta


dictamina textualmente: "Como resultado de la evaluación de control
interno practicada en el Ipasme, se determinó que no existen los elementos
necesarios para practicar, en condiciones normales, una auditoría de los
estados financieros presentados por el Ipasme al 31 de diciembre de 1969.
Dichos estados muestran saldos que no han sido objeto de análisis,
adolecen de insinceridad manifiesta y no están respaldados por registros
auxiliares, de manera que son de muy difícil verificación. Del mismo modo,
y dado que la regularización de esta situación no podría lograrse en breve
plazo, se considera que los estados financieros que publicará el Instituto
con cierre de cuentas al 30 de junio de 1970, tampoco podrían ser
auditados".

Nada podría ser más elocuente que este dictamen de la Contraloría. No sólo
porque da una medida muy clara del caos en el que estaba sumido ese
Instituto, sino especialmente porque es un ejemplo repetido millares de
veces en los informes de la Contraloría, año tras año, sobre ministerios,
entidades federales, institutos autónomos y empresas del Estado.
99
100

CASO: LECHE CORTADA PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979)


FECHA SUCESO: 1976-1979 FECHA DENUNCIA: Noviembre 1979

DENUNCIANTES: Osío Sandoval. Migue! (Presidente dei Instituto Nacional


de Nutrición); Ferrer, Leonardo (Comisión de Contraloría de la Cámara de
Diputados); Mahler, Aiexander (Presidente de Induiac); Domínguez,
Francisco (Jefe de la "División de compras del Instituto Nacional de
Nutrición); Henríquez, Rómulo (Diputado del MIR)

INVOLUCRADOS: Pérez, Carlos Andrés (Presidente de la República);


Welcker Quevedo, Horst (Presidente de Corpomercadeo); Alvarez
Domínguez, Luis (Ministro de Fomento en enero de 1977); Pocaterra,
Roberto (Director General del Ministerio de Fomento); Gunz, Tomás
(Viceministro de Agricultura en 1979); Hatchweli Toledano, Jack (Director
Comercial de Sogelait para América Latina; accionista de Alimentex); Lezra
Serfaty, Moisés (accionista de Alimentex); Bentata, José Claudio (accionista
de Alimentex)

INVESTIGADORES: Comisión de Contraloría de la Cámara de Diputados;

DENUNCIA: Compra de leche de calidad inferior a la exigida por las normas


de Sanidad y sin atenerse a los procesos de licitación MAGNITUDES: Bs.
114.000.000 (sólo el valor del último cargamento de leche) MATERIA:
24.000 toneladas de leche (el último cargamento vendido por los Hatchweli
Toledano)

HISTORIA

El 10 de diciembre de 1975, la Dirección General de Comercio del Ministerio


de Fomento, instruyó a INDULAC para la importación de 1.800 toneladas
métricas de leche en polvo, especificando que la mercancía debía ser
adquirida a SOGELAIT, S.A., compañía francesa cuyo representante en
Latinoamérica era Jack Hatchwell Toledano, del mismo grupo involucrado en
el asunto del Sierra Nevada. Según la prensa de la época, los Hatchwell
Toledano habían sido introducidos en Venezuela por Roberto Pocaterra,
quien los llevó a los clubes prestigiosos de la capital y los presentó a la
gente importante.

En enero de 1976, Horst Welcker Quevedo, presidente de Corpomercadeo,


envía un telegrama a Indulac, instándola a cumplir inmediatamente las
instrucciones del Ministerio de Fomento para la compra a Sogelait. El 19 de
marzo, el presidente de Indulac, Alexander Mahler, escribe al Ministro de
Fomento informándole que las muestras tomadas del primer embarque
llegado con parte de la leche adquirida a Sogelait, no correspondía a las
especificaciones del contrato, pues el contenido graso y de cloruro eran
inferiores a lo permitido por las normas de calidad del Ministerio de Sanidad
venezolano. Añadía el Sr. Mahler que la empresa no podía proceder al
envase de leche fuera de norma y que no podía asumir la responsabilidad
de envase, en caso de que fuese ratificada la compra. Sugirió que
Corpomercadeo se encargara de esa mercancía y dispusiera como el
gobierno determinara; al mismo tiempo que pide autorización para importar
2.000 toneladas de sus proveedores habituales al precio de $1075TM, tal y
101

como le fue ofrecido al Ministro en diciembre de 1975. Sin embargo, el 30


de marzo, el gerente de Produción de Indulac, Stephen Klass, envía una
carta a Roberto Pocaterra, director general de Fomento, anexándole copia
de la autorización del Ministerio de Sanidad para envasar la leche de
Sogelait. Añade el Sr. Klass, que aunque Indulac procedería al envase,
como les era instruido, la empresa salvaba su responsabilidad en caso de
que otras instituciones, distintas al Ministerio de Sanidad reclamasen las
carencias del producto. Aunque Indulac no había dicho que la leche fuese
inapta para el consumo humano, reiteraba que las características físico-
químicas del producto no correspondían a lo establecido en las resoluciones
vigentes sobre la leche y sus derivados.

A principios de 1977, el Instituto Nacional de Nutrición llama a licitación


para la adquisición de 500.000 cajas de leche en polvo. A la licitación
concurrieron 7 empresas internacionales y una nacional (Indulac) y fue
ganada por la compañía Sorimex, la cual ofrecía el menor precio por caja.
Mientras tanto, en 1976, Roberto Pocaterra había hecho un viaje a París,
costeado por los Hatchweli Toledano, según la prensa, había regresado del
mismo con una nueva oferta de la Sogelait, que no fue presentada a
licitación. La licitación del INN fue cerrada el 7 de febrero de 1977 y los
resultados de dicha licitación fueron enviados al recién encargado ministro
de Fomento, Luis Alvarez Domínguez, quien envió una carta al presidente
del INN, Miguel Osío, el 15 de febrero, explicándole que había llevado al
Presidente Carlos Andrés Pérez los resultados de la licitación y que el mismo
Presidente, con vista al cuadro de ofertas dentro y fuera de licitación, había
estimado como la más conveniente la presentada por la empresa Sogelait al
precio de $1230 (CIF). Añadía las instrucciones para la celebración del
contrato por 500.000 cajas de leche (6.000TM) y la emisión de carta de
crédito correspondiente. Agregó el Ministro que también había sido instruido
por el Presidente de autorizar a CORPOMERCADEO para adquirir unas
20.000 cajas de SORIMEX para tener una reserva.

Al día siguiente, el Presidente del INN escribió una carta al Presidente Carlos
Andrés Pérez, notificándole los hechos y la comunicación de Fomento del día
anterior. Miguel Osío explicaba que durante todo el año 1976, la firma
francesa estuvo hostigándolo continuamente para que suspendiera una
licitación y les adquiriera la leche a ellos en base a un supuesto compromiso
con el gobierno nacional y, como se negara, los empresarios lo habían
amenazado con un supuesto escándalo, por lo cual les pidió que
abandonaran su oficina. Prosigue Osío narrando, lo que probablemente ya
conocía el Presidente, la experiencia anterior con la leche de Sogelait:
"resultando de mala calidad, siendo decomisada por el Ministerio de Sanidad
quien la declaró no apta para el consumo humano". Finalmente, añadía la
carta de Osío que los sobres de la licitación habían sido abiertos delante de
los concurrentes y que sería necesario explicar públicamente cómo era que
habiendo ganado Sorimex, se le confería la licitación a una empresa que no
había licitado y había presentado su oferta posteriormente al cierre de la
licitación. La denuncia de Osío fue despreciada por Carlos Andrés Pérez y en
marzo de 1977, el Ministro de Fomento instruyó a Giselo Payares, nuevo
presidente de Corpomercadeo, para la adquisición de leche por valor de 40
millones de bolívares. El general Payares se opuso, también
infructuosamente, a esta negociación. Igualmente inútil fue la denuncia del
102

diputado Leonardo Ferrer ante la Comisión de Contraloría de la Cámara de


Diputados pidiendo la suspensión de esas importaciones. Sogelait mantuvo
el monopolio de la leche importada a Venezuela durante todo el período
presidencial de Carlos Andrés Pérez.

Hasta el 5 de septiembre de 1979, cuando Francisco Domínguez, jefe de la


división de compras del Instituto Nacional de Nutrición, se dirigió al
Dr.Alberto Silva Guillén, nuevo presidente de Corpomercadeo, suspendiendo
la recepción de 40.000 cajas de leche en polvo porque los exámenes que
practicó el departamento de tecnología de alimentos de INN revelaron que
no era apta para el consumo y esa leche estaba destinada al Programa

Programa de Protección Prenatal y Suplementación para niños de 6 meses a


6 años. Esas 40.000 cajas —valoradas en Bs. 12.184.200— eran el primer
envío de un lote de 140.000 cajas compradas a la firma Alimentex (nueva
firma lechera del mismo grupo económico Hatchweli Toledano). La
operación total había sido por Bs. 114.000.000. Aparentemente, el grupo
Hatchweli Toledano había sido avisado de los precios ofrecidos por las otras
firmas en esta nueva licitación y presentaron entonces una cotización algo
más baja, obteniendo así la licitación. La investigación reveló que en carta
fechada el 31 de marzo de 1977, Jack Hatchweli agradece a Carmelo Lauría
el haberlo recibido y darle la oportunidad de exponerle sus preocupaciones
respecto a unos asuntos de mayor importancia para el país, a la vez que le
hace la oferta de leche. El membrete de la carta es todavía de la empresa
francesa Sogelait y Hatchweli firma como "Director Comercial". Después de
la experiencia del 76, y dadas las innumerables denuncias, el gobierno
había expresado que no pactaría más con dicha empresa; pero los
Hatchweli fundaron otras empresas similares a la Sogelait y las registraron
como ALIMENTEX y SUCDAIRY, con las cuales se negociaron las sucesivas
compras de leche en polvo y esta operación de 140.000 cajas. Lo más grave
de esto es que las empresas Hatchweli Toledano no eran productoras sino
intermediarias de leche reconstituida, la cual, como había advertido Osío al
Presidente, no podía durar más de 4 meses.

RESULTADO

Considerando que la leche venía de Australia y el tiempo que tomaría desde


los puertos venezolanos hasta su comercialización, parece obvio concluir
que durante cinco años estuvimos importando leche no sólo insuficiente en
proteínas y vitaminas sino también en descomposición.

El ex viceministro de Agricultura, Tomás Gunz, renunció intespestivamente,


por "razones personales" a raíz del escándalo de 1979. Aparentemente, el
Sr. Tomás Gunz había tomado parte en las últimas negociaciones de leche y
había estudiado las ofertas de diferentes representantes de firmas lecheras
de Irlanda, Canadá, Austria y Nueva Zelandia, incluyendo la de Alimentex.
El caso de estas importaciones de leche levantó protestas y denuncias,
porque no trataba solamente de las ganancias obtenidas por los
intermediarios, la manipulación de licitaciones y el dinero malversado en la
leche incinerada, sino de la insuficiencia proteica del producto ofrecido a la
población venezolana. Sin embargo, la denuncia no fue seguida hasta sus
últimas consecuencias. Se dijo en la época, que la importación de leche era
103

otro caso-cangrejo. Finalmente, el caso del Sierra Nevada opacó a todos los
demás, como si se hubiese dado un acuerdo político para constelizar todas
las denuncias en el barco frigorífico.
104

CASO: MAIZ

PRESIDENCIA: Raúl Leoni Leoni (1964-1969) FECHA SUCESO: Julio 1964


FECHA DENUNCIA: Agosto 1964 DENUNCIANTES: Hómez. Hermágoras
(Director- Gerente del BAP)

INVOLUCRADOS: Osorio, Alejandro (Ministro de Agricultura y Cría); Hómez,


Hermágoras; Rodríguez Trillas, Armando (Subdirector del BAP)

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República

DENUNCIA: Pérdida de la nación por manejo indebido de licitaciones

MAGNITUDES: Bs.4.000.000 MATERIA: Importaciones de maíz blanco

HISTORIA

Luego de una primera compra de 100.000 toneladas métricas de maíz,


hecha el primer trimestre del año 64, se comprobó un déficit de 35.000
toneladas métricas de maíz blanco y 25.000 toneladas de maíz amarillo y se
abrió una nueva licitación. Por instrucciones de Alejandro Osorio, ministro
de Agricultura y Cría, el Dr. Hermágoras Hómez (director-gerente del BAP)
concertó compra con la empresa norteamericana THOS P. GONZALEZ, por
la cantidad recomendada (35.000TM) a un precio US$68.50 tonelada
métrica de maíz blanco N°l, libre de costo de flete y descarga e incluidos
pasajes de los técnicos para comprobar la calidad del grano y una garantía
de fiel cumplimiento de la Thos P. González por $439.500. Con aprobación
de la Junta Administrativa del BAP y del ministro Osorio, Hermágoras
Hómez aceptó en firme la oferta.

El subdirector del BAP, Armando Rodríguez Trillas no estuvo de acuerdo y


defendió la posición de negociar "gobierno a gobierno", presentando una
proposición de la firma estatal mexicana CONASUPO, con la cual el
Subdirector había negociado a través del Encargado de Negocios de
Venezuela en México, aparentemente también bajo orden del Ministro. De
esta manera, a partir de julio de 1964, fueron firmados dos contratos: uno
por Hómez, bajo las condiciones antes aclaradas, y otro firmado por
Rodríguez Trillas por 70.000 toneladas de maíz blanco a US$67.75 la
tonelada métrica, puesto en bahía, pero no en puerto y sin estipulaciones
de "fiel cumplimiento" ni descarga; es decir, se compraba el triple de lo
estipulado como necesario, tanto por razones del déficit a cubrir como por
limitaciones de almacenaje, alegando que la empresa mexicana no podía
vender menor cantidad.

Para agosto del mismo año, llegó la carga de maíz blanco procedente de
México, cuya operación fue contratada a Conasupo por el Dr. Trillas. Sólo el
maíz mexicano fue entregado a Venezuela, mientras la Thos González
incumplió los compromisos con el BAP, por lo cual se le cursó una demanda.
A raíz de estos sucesos, el director- gerente del BAP, Hermágoras Hómez,
envió al Presidente Leoni, y a la Contraloría General de la República, un
memorándum en el cual pedía averiguación sobre esta extraña doble
contratación que escindía la línea de mando en el B AP; Hómez señaló una
105

serie de hechos ambiguos que permitían pensar en irregularidades y


beneficios obtenidos en la negociación hecha directamente con México y no
a través de la Thos P. González. Al verse cuestionado, directa o
indirectamente, el ministro Osorio pidió investigación de Contraloría.

Se supo entonces que había sido la propia Conasupo quien había interferido
la llegada del maíz de Thos, puesto que aquella compañía suplía también a
ésta y había decidido no proveerla del producto sino negociarlo
directamente con Venezuela. De hecho, una extraña cláusula tercera
especificaba, en el contrato con Venezuela, que CONASUPO no vendería
maíz blanco o amarillo a ninguna empresa de ningún otro país ese año.
Hermágoras Hómez explicó que la primera oferta de Conasupo había sido
mucho más alta que la de la Thos. En efecto, se publicó un cable de
Rodríguez Trillas al BAP del mes de mayo, informando sobre una aguda
escasez mundial del grano y una oferta de CONASUPO por $72 la tonelada
C1F y una cantidad mínima de 300.000 toneladas. Hómez explicó que fue
justamente ese cable lo que lo impulsó a cerrar la negociación más
conveniente con la Thos P. González. Por deducción, se concluyó que
cuando CONASUPO se enteró de que su distribuidor, al cual ellos le vendía
el grano a $611M, estaba vendiendo el producto mucho más barato, decidió
interferir la operación y vender sólo "de gobierno a gobierno". Llamó la
atención que Conasupo le hubiera ofrecido maíz a la Thos por US$61 la
tonelada y, alegando escasez del producto, le ofreciera a Venezuela
US$67.75. La pregunta de la época fue por qué Venezuela, entonces, no
negoció con Conasupo para obtener igual precio o similar al que obtenía la
Thos. Finalmente, la prensa informó que el contrato con Conasupo
establecía la compra de 70.000 toneladas de maíz blanco N° 2, mientras
que el contrato con THOS era por 35.000 toneladas de maíz blanco N° 1,
además de ofrecer ciertas otras cualidades superiores (como menor
humedad) y las condiciones más ventajosas ya expuestas.

La nación perdía en estas transacciones, no revocables, 4 millones de


bolívares, pues según las apreciaciones de la época, el costo de transporte a
muelle, retardo en puerto, almacenamiento del exceso de grano adquirido,
reducción de la humedad, pasajes de técnicos, etc., subía la tonelada a
$80; sin incluir los costos sufridos por el BAP al tener que revocar la carta
de crédito emitida a favor de la THOS y al verse forzada a demandar a esta
empresa por incumplimiento de contrato.

RESULTADO

Un veredicto extraordinario de la Contraloría (16 de octubre de 1964)


excluyó al ministro Alejandro Osorio, declarando culpable en lo
administrativo a los ciudadanos: Dr. Armando Rodríguez Trilla, sub-director
del BAP, a quien se consideró principal responsable por su actuación en las
mencionadas negociaciones, las cuales dieron origen a los inconvenientes
surgidos y a la investigación realizada; y responsable secundariamente a los
Dres. Hermágoras Hómez y Emilio Pitalúa, director-gerente y secretario del
BAP (nótese que en prensa nunca se mencionó el nombre de este último y
se desconoce su actuación en el caso), respectivamente. Se consideró
justificada la intervención del ciudadano ministro de Agricultura y Cría, Dr.
106

Alejandro Osorio, y en consecuencia exento de toda responsabilidad


administrativa.

La Presidencia de la República, a través de su Secretaría, pidió la renuncia


irrevocable a los funcionarios encontrados responsables
administrativamente. El Dr. Hómez pidió apelación de este veredicto al
Tribunal Nacional de Hacienda, alegando que el mismo estaba saturado de
fallas que desvirtuaban la verdad del problema. Se desconoce el curso de
dicha apelación
107

CASO: MELAPORT

FECHA SUCESO: 1974-1979

FECHA DENUNCIA: 1978-1979

DENUNCIANTES: Auditores de la empresa Prensa Nacional

INVOLUCRADOS: Caldera. Alberto J.; Del Moral, Juan Pedro

INVESTIGADORES: Auditorías de empresas. Unidad Permanente de


Contraloría de la LA CVF; División de Participaciones Accionarias de la CVF

DENUNCIA: Irregularidades en la cesión de avales y créditos de la CVF,


manejo indebido de las cuentas de la empresa MAGNITUDES: Bs.
187.674.405,85 MATERIA: Avales y créditos para la producción de meladura
de caña de azúcar

HISTORIA

Meladuras Portuguesa C.A. (MELAPORT) fue creada en 1972 para la


producción de meladura de caña de azúcar en el Estado Portuguesa. Desde
su inicio, la empresa tuvo un desarrollo desorganizado. En 1972 la
asamblea de accionistas acuerda el pago de la totalidad del capital suscrito.
Sin embargo, la cancelación de la cuota de capital de Inversiones Zoral C.A.
y de Argenis Vivas se efectuó mediante la apertura de una carta de crédito
a favor de Elary Knox Chemical Plants Inc por $2.125.000 equivalentes a
Bs.9.350.000, cargándosele a Inversiones Zoral C.A. el valor de la misma.
Ahora bien, aun cuando el capital figuraba en contabilidad como legalmente
pagado por los socios, el mismo no fue efectivamente pagado por cuanto
dicha carta de crédito se canceló posteriormente con los fondos de la propia
Melaport, mientras que todavía a la fecha de las denuncias Inversiones
Zoral C.A., propiedad de Alberto Caldera, adeudaba a Melaport la citada
cantidad.

Obviamente, una empresa nacida con insuficiencias de capital necesitaba


inmediatamente más créditos. En 1974 la Corporación Venezolana de
Fomento (CVF) aprobó un aval por Bs. 77.500.000. Durante los años
siguientes, los fondos provenientes de ese aval fueron usados en el pago de
los compromisos derivados del servicio de la deuda y las pérdidas en
operaciones de la empresa.

Ante las denuncias aparecidas en la prensa nacional, Juan Pedro del Moral
publicó documentos que demostraban que él se había separado de la
empresa en 1976 por diferencias en la forma de administración, asumiendo
algunos pasivos de la empresa. En el año 1978, a pesar de los continuos
problemas de la empresa, la CVF otorga nuevamente un aval por 6 millones
de bolívares y un crédito directo por Bs.805.546 para el pago de
obligaciones laborales. Ese mismo año, Alberto Caldera realiza un aumento
de capital por 60 millones de bolívares pagaderos con un terreno cuyo
108

traspaso de propiedad no se llegó a realizar y que estaba hipotecado a


INVERCO y a la misma CVF.

En vista de la apremiante situación financiera de la empresa, en el mes de


mayo se firmó un convenio con la CVF mediante el cual se daban en prenda
las acciones de Melaport para garantizar el pago de la deuda con la CVF y
se nombraba una nueva Junta Directiva con 4 miembros de la CVF. En
noviembre se contrata un crédito de $8.001.474 para pagar deudas de
Inversiones Zoral y Melaport. En febrero de 1979 la CVF resolvió aceptar la
dación en pago y traspaso legal de la empresa ofrecida por Melaport como
pago de sus deudas. No obstante, en septiembre de 1979 las obligaciones
de Melaport con la CVF alcanzaban la cantidad de Bs. 187.674.405,53
mientras que el valor contable de las acciones de Melaport era
prácticamente nulo por las pérdidas acumuladas de la empresa y una
descapitalización de Bs. 91.588.832,55. Para esa fecha la CVF había
desembolzado Bs.91.746.410,34 por concepto de obligaciones avaladas,
siendo inevitable el pago del saldo avalado dada la insolvencia de Melaport.
La pregunta que se hacía la opinión pública a raíz de las denunicas fue qué
irregularidades en las cesiones de avales y créditos existieron para que se
permitiera que la acreencia de la CVF con una empresa con problemas
financieros ascendiera hasta una astronómica suma cercana a los 200
millones de bolívares.

RESULTADO

Según memorándum de la Consultoría Jurídica de la CVF, de abril de 1979,


en el Juzgado Sexto de Primera Instancia en lo Civil cursaba demanda
contra Melaport por Bs.29.250.092,18 de acuerdo a cesión de un crédito
hecho a la CVF por Inarco ínvestment C.A. En el Juzgado Tercero de
Primera Instancia en lo Mercantil cursaba otra demanda por Bs.4.042.000
contra Inversiones Zoral C.A., como consecuencia de la cesión que ésta hizo
a la CVF de un pagaré. Ante el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo
Mercantil fueron demandados Melaport, Alberto Caldera y Juan Pedro del
Moral por la cantidad de Bs. 3.974.800,75, practicándose embargos sobre
bienes del deudor por Bs.2.117.065. No se encontró más Información sobre
el desarrollo de este caso.
109

CASO: METRO DE CARACAS

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979)

FECHA SUCESO: 1976-1979

FECHA DENUNCIA: Septiembre 1980

DENUNCIANTES: Rodríguez Amengual, Oscar (Directivo del Metro de


Caracas hasta febrero de 1980)

INVOLUCRADOS: Díaz Díaz, Manuel Antonio (Presidente de ia Comisión de


Licitaciones del Metro de Caracas); Aletti, Mario (de ia empresa PROINDU);
empresas ASTALDI; CODEFA; SOGENE; CEDICA; VENEZUELA DE
INSPECCIONES C.A.

INVESTIGADORES: No se realizaron investigaciones

DENUNCIA: Retraso en ¡a construcción de obras; contratos conferidos


irregularmente; anticipos de pagos por obras inconclusas; tráfico de
influencias MAGNITUDES: (imprecisas) MATERIA: Contratos de construcción
e inspección de obras del Metro de Caracas

HISTORIA

La prensa publicó a mediados de 1980 denuncias efectuadas por el


ingeniero Oscar Rodríguez Amengual, ex-director del Metro de Caracas,
sobre malversaciones e irregularidades en la construcción y supervisión de
varios tramos del Metro, señalando el cobro de anticipos y, especialmente,
el retardo de las obras que generaba la escalada de los costos por
realización y supervisión.

La construcción de los tramos de El Metro: Propatria-Catia y Catia-


Manicomio estaba a cargo de tres empresas, el Consorcio italiano ASTALDI,
el Consorcio CODEFA de Milán y la empresa venezolana PROINDU, sin
mucha experiencia. Se construyeron 4.200 mts y se gastaron 320 millones
de bolívares. Estas empresas recibieron una anticipo de 32 millones de
bolívares en octubre de 1976 y otros 32 millones en mayo de 1977, cuando
las obras que habían realizado hasta el momento eran por un valor de 13
millones de bolívares. En julio de 1979 estas empresas fueron intervenidas
administrativamente y sus contratos fueron cancelados ya que su situación
económica era pésima y no presentaban ningunas garantías.
Posteriormente, CORDIMETRO se hizo cargo de las obras. Con respecto a
una de las empresas intervenidas, Proindu, se supo que en diciembre de
1975 el presidente de la comisión de licitaciones, ingeniero Manuel Antonio
Díaz Díaz, la había convocado aun cuando esta empresa ni siquiera había
sido inscrita en el Registro Mercantil. Además, cuando la empresa se
registró, uno de los accionistas, Mario Aletti, se presentó como venezolano,
a pesar de que todavía no lo era; pues el mencionado ciudadano recibió la
nacionalidad venezolana según la Gaceta Extraordinaria N° 1.851 del 3 de
febrero de 1976. La empresa ya había sido registrada el 26 de diciembre de
1975; constituyéndose con un capital social de 400 mil bolívares, pagando
110

el 20% del valor de las acciones, es decir 80 mil bolívares. Con ese
minúsculo capital pagado, el Metro de Caracas le otorgó un contrato de 35
millones de bolívares en septiembre de 1976.

También estaba sumamente atrasado el tramo de El Silencio-La Hoyada, a


cargo de la empresa canadiense SOGENE y de CEDICA (empresa de
González Gorrondona). Dicho tramo debía entregarse en octubre de 1982 y
los contratistas estaban obligados a tener culminado el 55% de las obras
para marzo de 1980; pero para esta fecha sólo habían concluido un 18%. El
tramo de Plaza Venezuela-Chacaíto cuya construcción estaba prevista en un
68% para marzo de 1980, sólo estaba realizado en un 23%.

Los retardos de las obras estaban generando erogaciones excesivas y fuera


de planificación. Para el tramo Propatria- La Hoyada, por ejemplo, se otorgó
un contrato de inspección de una duración de 24 meses por un monto de 30
millones de bolívares y como las obras apenas habían adelantado dos años
después, se le confirió otro contrato a la misma firma por Bs.24.000.000
para inspeccionar el mismo tramo. A la compañía Venezolana de
Inspecciones le fue otorgado la inspección del tramo Fuerzas Armadas-
Chacaíto, por un monto de Bs.36.000.000 y una duración de 2 años, luego
otro para la inspección de la misma obra por Bs.18.000.000; y se presumía
que existía un tercer contrato pues las obras no habían sido concluidas. La
prensa reseñó que cuando la firma Venezolana de Inspección C.A. había
recibido este contrato tan importante apenas tenía tres meses de
constituida y sus Directores habían sido funcionarios importantes del
Ministerio de Obras Públicas, por lo cual se evidenciaba tráfico de
influencias.

Además fueron señaladas irregularidades en los contratos de inspección:


empresas que habían cobrado 30 y 18 millones de bolívares por la
inspección de obras no concluidas, cuando usualmente se pagaban sobre
obra concluida. Además, siendo los valores fijados para la época, un 5 al 10
por ciento del valor de la obra, el Metro estaba pagando hasta un 30% por
inspección.

La prensa señaló excesos administrativos y malversaciones, pero el


denunciante no concretó éstas últimas. El Metro de Caracas, aunque tenía
contratado los proyectos, estudios, valuaciones y supervisiones de las obras
con diversas empresas, mantenía simultáneamente una nómina de 537
empleados y un gasto de 29 millones de bolívares en empleados para 1979.

RESULTADO

La denuncia no prosperó más allá de lo publicado por la prensa y ésta


misma tampoco prosiguió cubriendo el progreso de la denuncia. Los
Informes de Contraloría correspondientes a 1980 y 1981 no registran
irregularidades ni mencionan intervención alguna en C.A. METRO.
111

CASO: MINISTERIO DE COMUNICACIONES PRESIDENCIA: Rómulo


Betancourt (1959-1964) FECHA SUCESO: 1963

FECHA DENUNCIA: 17 de diciembre de 1963 DENUNCIANTES: Pietri, Luis


Alejandro (Contralor General de la República); Miiiani, Pedro (Ministro de
Comunicaciones, año 1964) INVOLUCRADOS: Leandro Mora, Francisco José
(Director de Administración del Ministerio de Telecomunicaciones); Morales,
Oscar (Director de Telecomunicaciones); Hernández, José Vicente (Director
General de Comunicaciones-Viceministro); Antúnez Rincón, Nicomedes
(Funcionario de Telecomunicaciones); La Grave Fry, Cipriano (Subcontralor
delegado de la Contraloría General)

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República; Comisión


Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito

DENUNCIA: Uso y adquisición de bienes nacionales para propio peculio

MAGNITUDES: Bs. 18.000.000 MATERIA: Sueldos adelantados;


bonificaciones, adelantos, permisos injustificados; usufructo de bienes
nacionales

HISTORIA

La labor de intervención de la Contraloría General de la República en el


Ministerio de Comunicaciones comenzó en febrero de 1963. En diciembre
del mismo año, la Contraloría presentó, bajo oficio N° VI2768, un informe a
la Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito, la cual abrió el
proceso de investigación estableciendo posteriormente que las partidas
destinadas para "personal supernumerario" y adquisición de bienes
nacionales estaban siendo empleadas por altos funcionarios del Ministerio
en beneficio propio. El funcionario Nicomedes Antúnez Rincón fue acusado
de mal administrar un presupuesto de 200 mil bolívares. Fueron detectadas
irregularidades tales como cobros de sueldos superiores a los cargos
definidos para esas personas; adelantos a funcionarios de sueldos hasta por
3 meses; bonificaciones especiales hasta por 5 mil bolívares; permisos
pagados por más de 6 meses sin justificaciones. También fue mencionado el
caso de funcionarios del Ministerio de Comunicaciones quienes vivían en
casas de la nación, en San Juan de los Morros, mientras las oficinas de
Comunicaciones funcionaban en casas arrendadas hasta por 2 mil bolívares.
Hubo denuncias por nepotismo y monopolios familiares respecto a los
puestos en las diferentes oficinas dependientes del Despacho. El Ministerio
de Comunicaciones exhibía un avanzado estado de delincuencia
administrativa debido a sus múltiples dependencias distanciadas del control
directo del Despacho, tales como oficinas de correos, telégrafos, tránsito,
líneas aéreas, etc. La gravedad de tal estado de cosas fue revelado por el
déficit fiscal que impidió, incluso, pagar vacaciones a los telegrafistas.

Este caso se calificó como el escándalo fiscal más grande del año 1963,
especialmente porque parecía ser un estado de cosas contagioso: el sub-
contralor delegado por la Contraloría (Cipriano La Grave Fry) para investigar
112

las irregularidades, se enredó en ellas hasta el punto de ser inculpado en las


mismas.

RESULTADO

Nicomedes Antúnez Rincón se declaró culpable y se le embargaron los


bienes. Francisco José Leandro Mora y Oscar Morales, al parecer intimidados
por la investigación, renunciaron. José Vicente Hernández fue internado en
una clínica psiquiátrica a raíz de los hechos, pero posteriormente recibió una
orden de jubilación con asignación de Bs.3.200 mensuales. Cipriano La
Grave Fry, subcontralor de la nación y comisionado por la Contraloría para
investigar el caso, fue destituido por presunta complicidad y retraso
cómplice de la investigación. A los cuatro ex-funcionarios les fueron
congelados los bienes y, un año después, en enero de 1965, se les dictó
orden de prohibición de salida del país. No se conocieron otros resultados.
113

CASO: MINISTERIO DE JUSTICIA PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez


(1974-1979)

FECHA SUCESO: 1978 FECHA DENUNCIA: Mayo 1979

DENUNCIANTES: Andueza, José Guillermo (Ministro de Justicia)

INVOLUCRADOS: Guevara, Vianney (Habilitado de la Dirección de


Administración del Ministerio de Justicia)

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República

DENUNCIA: Atraso de contabilidad, desaparición de fondos y de libros de


archivo y contabilidad, ausencia de rendición de cuentas

MAGNITUDES: Bs.50.000.000

MATERIA: Fondos de la Caja de Trabajo Penitenciario; libros de contabilidad

HISTORIA

El Dr. José Guillermo Andueza, titular del Ministerio de Justicia, denunció el


2 de mayo de 1979 serias irregularidades en distintas dependencias del
mismo Ministerio, concretamente en la Caja de Trabajo Penitenciario, la
Dirección de Administración y la Dirección de Planificación; irregularidades
que representaban pérdidas en el orden de 50 millones de bolívares.
Habiendo ordenado el Ministro la investigación de las mencionadas
dependencias se encontró atrasada en tres meses la contabilidad del
Ministerio. En la Dirección de Administración habían desaparecido los libros
de archivo y contabilidad. En la Dirección de Planificación se detectó
ausencia total del sistema de licitaciones y operaciones de registro de
proveedores, habiendo fallas de toda naturaleza y anarquía en todos los
niveles. De la Caja de Trabajo Penitenciario habían desaparecido los fondos,
producto del trabajo de los presos, y no existía rendición de cuentas de los
mismos. Este caso recibió mención especial por la significación que el
trabajo penitenciario tiene para el programa de rehabilitación de presos.

La Contraloría General de la República intervino la Dirección de


Administración, pero el habilitado de ese Despacho, Señor Vianney
Guevara, se negó a entregar la combinación de la caja fuerte, creando con
ello un gran escándalo pues en dicha caja fuerte se encontraba la nómina
de pago de obreros. Al negarse el Sr. Guevara, en forma reiterada, a
entregar la combinación, el director de Administración, Dr. Raúl Rodríguez
Anzola, y altos funcionarios del Ministerio se vieron en la necesidad de
ordenar romper la caja fuerte. Se encontró entonces la falta de 22 millones
de bolívares que debían estar allí.

También denunció el ministro Andueza, la existencia de un gran nepotismo


en el Despacho de Justicia: direcciones compuestas por hermanos, primos,
tíos, padres, así como funcionarios fantasmas, que solamente cobraban los
quince y treinta.
114

RESULTADO

Durante varias semanas la prensa anunció el próximo rendimiento del


Informe de Contraloría sobre las irregularidades en el Ministerio de Justicia,
pero no salió publicada ninguna información adicional. Se revisaron los
informes de Contraloría de los años 1979 y 1980, pero no aparece en ellos
resultados de la averiguación.
115

CASO: MISILES

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1977

FECHA DENUNCIA: 1979

DENUNCIANTES: Murillo Font. Francisco (Diputado por el MEP); Petkoff,


Teodoro (Diputado del MAS) INVOLUCRADOS: Aoún, Alberto

INVESTIGADORES: Comisión de la Contraloría de la Cámara de Diputados


(Congreso Nacional).

DENUNCIA: Compra de armamento sin seguridad de su eficacia; cobro de


comisiones; soborno MAGNITUDES: Bs.240.000.000 MATERIA: Misiles
"Otomat MK2"

HISTORIA

Todo era expectativa. Corría abril de 1979 y Venezuela estrenaba el nuevo


gobierno de Luis Herrera Campíns, el cual se disponía a probar el poderoso
sistema misilístico, adquirido por el anterior gobierno de Carlos Andrés
Pérez, para armar las flamantes fragatas encargadas y compradas en Italia.
El día de la prueba de los misiles, mar afuera, estaban el Presidente, los
parlamentarios, los representantes de la Marina. A la orden de fuego ... no
pasó nada, el blanco permaneció intacto. Desde entonces, nos hemos
preguntado ¿qué pasó?

La Comisión de Contraloría de la Cámara de Diputados abrió


inmediatamente una averiguación en la que participaron activamente los
diputados Teodoro Petkoff (MAS), Leonardo Ferrer (COPEI) y Francisco
Murillo Font (MEP). Se reveló que Venezuela había adquirido unos misiles
OTOMAT MK2 que se hallaban en fase experimental, sin seguridad sobre la
eficacia del armamento. La adquisición del armamento a la firma Otto
Melara había sido comprometida en un contrato anterior efectuado entre el
gobierno de Venezuela y los astilleros Cantieri Navale Riunite, para la orden
y adquisición de unas fragatas (véase el caso Fragatas). Cantieri fabricaría
las fragatas y Otto Melara el avanzadísimo armamamento y su sofisticado
sistema electrónico de control. Ya en abril de 1975, el entonces Contralor
Dr. José Muci Abraham había hecho serias objeciones al contrato de las
fragatas y el sistema de armamento: "La parte más importante de los
buques, —decía el Contralor en Informe Secreto N° D- 131-75— su
armamento principal, es decir, los misiles, quedan prácticamente fuera del
contrato, porque están sujetos a que el sistema sea primero aceptado o
adoptado por la Marina Italiana; de no suceder esto se instalaría otro
sistema, en reemplazo del original, estipulación ésta que no presenta la
claridad debida. El reembolso por la no instalación de ese sistema, por otra
parte, no guarda relación con el importante costo de cada buque puesto que
la mayor parte de dicho costo está representada por el armamento y sus
sistemas electrónicos de alta sofisticación".

El ministro de la Defensa, Homero Leal Torres, contestó contundentemente


al Contralor: primero, el sistema de i armamento y electrónica es un 30%
116

del precio total de los buques; de ese porcentaje sólo un 7% corresponde a


los misiles y otro tanto —que el Ministro no especificó— al sistema
electrónico. El resto del porcentaje corresponde a armas convencionales
como un cañón Otomelara, lanzacohetes, lanza-torpedos, ametralladoras,
radares, etc.; ¡ segundo, la cláusula 58 del contrato establecía con
"meridiana claridad" que el constructor se obligaba a sustituir el sistema
misilístico que el Ministerio eligiese en reemplazo de los Otomat-MK2, según
precios y plazos acordados por acuerdo entre las partes; tercero, el
armamento contratado era el más moderno y efectivo, el más deseable por
las fuerzas armadas más importantes del mundo. Así que, como se dice en
criollo, no le "pararon" al Contralor y, como fue revelado en 1979 por el
diputado Teodoro Petkoff, tampoco le "pararon" a los informes escritos por
técnicos de la Marina venezolana que recomendaban no comprar los misiles
OTOMAT MK2; pues, habiendo viajado a Italia como comisionados para
investigar los misiles, habían conocido del fracaso de los mismos en pruebas
efectuadas en Italia. El Ministro de la Defensa advirtió a los periodistas y a
la opinión pública en 1975 que la adquisición de las fragatas y los misiles
constituía secreto militar y que, por lo tanto, iría preso quien se atreviera a
hablar de ello. El contralmirante Edgard Sénior fue removido apenas
manifestó por escrito su desacuerdo con la inversión en los misiles y al
contralmirante Brito Ascanio, quien produjo un informe donde se oponía a
dicha operacion, le fue negado el ascenso.

El silencio militar se mantuvo hasta el fracaso de los misiles, cuando Petkoff


le pide a la Cámara de Diputados abrir averiguación presentando los
informes técnicos de los contra-almirantes y la denuncia de que la empresa
Otto Melara había pagado una comisión, porcentual sobre el valor de los
misiles, al ciudadano venezolano Alberto Aoún; comisión que, según el
diputado, también ascendería junto con el precio de misiles de acuerdo a la
rata inflacionaria. La Comisión de Contraloría de la Cámara nombra una
subcomisión presidida por Leonardo Ferrer para investigar el caso.

RESULTADO

Los ex-presidentes Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez fueron citados a la


Comisión de la Contraloría de la Cámara de Diputados a fin de precisar
cuándo comenzaron realmente las negociaciones sobre fragatas y misiles.
Caldera negó ser el iniciador de las negociaciones.

La sub-comisión parlamentaria comprobó en Italia que se habían dado


comisiones cercanas a los 10 millones de bolívares, cobrados por Alberto
Aoún. El presidente de la Cantieri Navale, Enrico Boccini, reconoció ante la
comisión parlamentaria, haber pagado a Alberto Aoún una comisión de
Bs.8.997.000 equivalente al 0,25% del valor de las seis fragatas
($480.000.000) y Bs.720.000 equivalentes al 0,30% del valor de los misiles
(Bs.240.000.000) por su participación como agente operacional sin poder y
por el uso de sus oficinas, télex, viajes a Italia, etc. a lo largo de las
negociaciones con el Estado venezolano. El Informe de la Comisión de
Contraloría verificó, finalmente, la inexistencia de documentación relativa a
especificaciones de licitación o al procedimiento requerido de solicitud de
ofertas.
117

Hasta allí llegó la indagatoria, resultando Alberto Aoún, en apariencia, el


único responsable y beneficiado. La nación, ciertamente, no fue beneficiada:
los misiles no funcionaron. Se hicieron dos pruebas más, pues Luis Herrera
Campíns había expresado que no se pagarían los misiles superficie-
superficie hasta no comprobar su efectividad; pero ambas exhibiciones
terminaron en fracaso. Sin embargo, la opinión pública no llegó a tener
noticia de que los misiles hubiesen sido devueltos o de que hubiesen
aplicado la famosa cláusula 58° del contrato para cambiarlos por otro
sistema. Los misiles permanecieron sobre las fragatas y hemos de suponer
que estaban sobre ellas cuando se dirigieron raudas a enfrentarse con la
colombiana fragata Caldas; a la cual, afortunadamente, no fue preciso
hundir.

Sobre la cuestión de los misiles se rumoró mucho por prensa y


conversaciones de corrillo. Se habló mucho de un viaje efectuado por David
Morales Bello y el ex-ministro de Justicia, J.M. Echeverría, a Estados Unidos,
por órdenes del Presidente de la República, para impedir la aparición de un
reportaje en el New York Times y en otros diarios, con la información
relativa a presuntos sobornos de la Westinghouse, relacionados con los
misiles. Aparentemente, los misiles habían sido desarrollados con tecnología
de la Westinghouse, filial de la Gulf Oil Corp; pero no se estableció la
conexión de la Westinghouse con las comisiones pagadas por la Otomelara
ni se conoció el verdadero propósito del viaje, aunque se especuló mucho
sobre el mismo y sobre lo que ofreció el gobierno venezolano a cambio del
silencio norteamericano. Queda para la historia como un enigma, porque
ese viaje se vinculó también a los asuntos de los aviones Douglas, al avión
presidencial, a Playa Moreno y al asesinato de Carmona.

La revista italiana L'Espresso publicó un artículo que dio inicio a muchos de


estos escándalos, el cual arrancaba vinculando a Campetti, personaje clave
del caso de Playa 205 Moreno, a la negociación de las fragatas y sugiriendo
la participación de Cecilia Matos en esos complejos flujos de influencia y
negociados. Sin embargo, ninguno de esos rumores fue comprobado.
118

CASO: MOP

PRESIDENCIA: Raúl Leoni (1964-1969) FECHA SUCESO: 1964-1966 FECHA


DENUNCIA: 1966

DENUNCIANTES: Pietri, Luis Alberto (Contralor General de la República);


Orozco, Orlando (Copei); Neri Mago, Nerio (Diputado de FDP); Baldó
Casanova, Alfredo (Diputado independiente); Olavarría, Jorge (Diputado
independiente); Miquilena, Luis; Mendoza Estrella, Marcial y González,
Manzo (diputados del PRIN)

INVOLUCRADOS: Sucre Figarella, Leopoldo (Ministro de Obras Públicas,


accionista de la constructora ESPEELIMER); Petricca, Humberto (de la
empresa PEVECA) INVESTIGADORES: Contraloría General de la República;
Cámara de Diputados DENUNCIA: Tráfico de influencias en el otorgamiento
de contratos; malversación del gasto público

MAGNITUDES: Bs. 674.43 3 .000 aproximadamente.

MATERIA: Contratos ventajistas; fondos del MOP que debían ser


reintegrados a la Tesorería Nacional

HISTORIA

En agosto de 1966 se promovió una investigación del gasto público bajo el


gobierno de Raúl Leoni pues había llegado a conocimiento de la opinión
pública denuncias de los diputados Orlando Orozco (Copei), Nerio Neri Mago
(FDP), Alfredo Baldó Casanova (independiente), Jorge Olavarría
(independiente) y otros, sobre corrupción relacionada con el Ministerio de
Agricultura y Cría (MAC), el Instituto Venezolano de Petroquímica (IVP) y,
especialmente con respecto al Ministerio de Obras Públicas (MOP), el cual
recibía una de las mayores asignaciones del Presupuesto Nacional (un
20,54% del presupuesto de 1966). El Contralor Pietri envió un
memorándum al Congreso denunciando que recientes auditorías efectuadas
al MOP, al cierre del primer semestre de 1966, habían revelado
irregularidades por cifras "brutales" que eran "un signo de saqueo", en
propias palabras del Contralor. Según los informes de Contraloría, el
Ministerio de Obras Públicas debía reintegrar al Tesoro Nacional, según la
Ley Orgánica de la Hacienda Pública, ingresos y remanentes de sus fondos
por un valor de Bs.674.433.000 acumulados entre los años 1963-1966.
Señaló el Contralor la serie de irregularidades del MOP en una retahila de
cifras correspondientes a: comprobantes sin especificación del concepto de
gasto, comprobantes no imputables al presupuesto al que pertenecían,
fondos utilizados con finalidades distintas a las señaladas en las órdenes de
pago, ausencia de comprobantes en el gasto, comprobantes sin la firma de
beneficiario, comprobantes faltantes, etc. etc.

En el debate abierto en la Cámara de Diputados, los diputados del PRIN,


Luis Miquilena, Mendoza Estrella y Manzo González denunciaron el
otorgamiento de contratos ventajistas a la empresa ESPELIMER,
constructora a la que estaba vinculada la Sra. Sofía Fernández, cuñada del
Presidente Raúl Leoni, y que pertenecía al mismo ministro Leopoldo Sucre
119

Figarella, principal representante del grupo que rodeaba al Presidente Leoni


y que fue denominado "grupo Guayana". Manzo González observó que la
empresa de Petricca (PEVECA) había recibido del MOP en tres años, de 1962
a 1965,17 contratos, por valor de 51 millones de bolívares. Según los
diputados, dichas empresas privadas fueron financiadas por el Estado, a
través de tráfico de influencias.

RESULTADO

El ministro Sucre Figarella retó a los acusadores a un debate público y


asistió a interpelación de la Comisión de Contraloría de Diputados. Allí leyó
su defensa, argumentando que la ausencia de firmas de los receptores de
erogaciones del MOP se debía a un viejo sistema administrativo ya
desechado, mediante el cual el obrero firmaba sólo unas tarjetas de control
semanal de las que los funcionarios elaboraban luego listas de las sumas
pagadas. Con respecto a las cantidades faltantes, el Ministro adujo que
"todo administrador público o privado está expuesto a perjuicios que en
ocasiones le son causados por delincuentes comunes, por desfalcos o
apropiación indebida o a consecuencia de otros hechos dolosos". Añadiendo
que su Ministerio había procedido activamente en esos casos. Con respecto
a los anticipos a contratistas, explicó que era usual que el gobierno
adelantara sumas a contratistas del gobierno que se encontraban en
situación de carencia de numerario, debido a que sus contratos estuviesen
todavía en tramitación o hubiesen sido objetados por Contraloría; pero en
todo caso, las entregas anticipadas siempre eran menores que el valor de
las obras contratadas. Si bien es cierto, añadió el Ministro, que
corresponden a una forma no ortodoxa de pagos, eran realizados para
remediar "situaciones de emergencia para la Administración Pública". Sucre
Figarella consideró normales las deudas del Ministerio y en cuanto a los
sobregiros bancarios explicó que si la Contraloría hubiese efectuado su
auditoría en fecha posterior, no hubiese encontrado tales sobregiros por
haberse repuesto el montante al llegar la orden de pago correspondiente.
Estos extraños argumentos del Ministro parecían razón suficiente para
justificar la magnitud de la malversación señalada, pero su discurso fue
interrumpido por el debate surgido, dentro del debate fundamental, sobre la
validez de que el Ministro leyera su intervención en lugar de improvisar
como debía hacerse en la Cámara.

A pesar de las denuncias del Contralor y el debate en la Cámara de


Diputados, no se abrió una investigación oficial y exhaustiva ni se destituyó
de sus cargos a los señalados en el uso de tráfico de influencias. El debate
sobre el MOP formó parte del cuestionamiento global efectuado al Gasto
Público del Gobierno del Presidente Leoni en ministerios, institutos
autónomos, gobernaciones y empresas del Estado y se diluyó, junto con los
otros casos, en un infructífero debate político general.
120

CASO: MOVIDA DE "LA MARIPOSA- PRESIDENCIA: Rafael Caldera (1969-


1974) FECHA SUCESO: 1972,1973 FECHA DENUNCIA: Marzo 1976

DENUNCIANTES: Revista Elite: Fossi, José Vicente (Director) y Etchegaray,


Marcelo (Periodista); Pulgar, Juvencio (Diputado); Contraloría General de la
República

INVOLUCRADOS: Bello Betancourt, Guillermo (Director-Gerente del Banco


Obrero); Gorrochotegui Acosta, Alfredo (Subdirector del Banco Obrero);
Correa Romero, Jorge (Secretario del Banco Obrero); Valero García, Alfredo
(Abogado consultor del Banco Obrero); Bello Rodríguez, Miguel (primo del
Director-Gerente del Banco Obrero)

INVESTIGADORES: Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito


(CIEI); Comisión Especial de la Cámara de Diputados DENUNCIA:
Sobreprecio en la compra de terreno en los sectores "Las Quintas" y "La
Mariposa" de Valencia MAGNITUDES: Bs. 11.110.000 MATERIA: Terrenos en
Valencia

HISTORIA

('uatro ciudadanos fueron indiciados por fraude cercano a 12 millones de


bolívares en compras de terrenos para construcciones del Banco Obrero en
Valencia. Dichas adquisiciones fueron efectuadas con sobreprecio, pues eran
lerrenos rurales y fueron comprados a precios urbanos. También se reveló
la intermediación irregular de un i iudadano ajeno al organismo oficial, Sr.
Miguel Bello Rodríguez, primo del ex-director Ing. Guillermo Bello.

La la compra de estos terrenos tampoco fueron acatadas las


recomendaciones del departamento técnico en avalúos, el cual había
recomendado la adquisición de tierras en el área del Municipio Tocuyito,
mediante la promulgación de un corto decreto de expropiación. Los cuatro
exfuncionarios hicieron las operaciones sin llenar los requisitos legales y sin
solicitar los precios, correspondientes ni hacer los justiprecios, violando así
disposiciones legales

En efecto, el 6 de diciembre de 1972, la Junta Administradora del Banco


Obrero, por Resolución N° 046, autorizó la adquisición de 66 hectáreas
(hacienda "Las Quintas" en Valencia) de la firma SCAUJAHN por el precio de
Bs.8 el m2, al contado. El diputado Mirabal Bustillos, presidente de la
Subcomisión Receptora de Denuncias contra la Corrupción Administrativa,
informó que para esa compra se había hecho una oferta cuyo monto estaba
tachado y no podía leerse; pero en el formulario para' I recopilación de
información aparecía anotado como precio 212 de oferta la cantidad de
Bs.0,50 por m2. Además, el Departamento de Avalúos había hecho un
estimado de Bs.3,10 m2 y un segundo avalúo del Departamento de Tierras,
de fecha 11-9-72, le asignaba a esas tierras un valor de Bs.3. El nuevo
Director del Banco Obrero envió un informe con documentación a la
Subcomisión de la CIEI, concluyendo con respecto a esta adquisición que
como no se había comprado al precio del avalúo del Departamento de
Tierras del BO, se hizo la operación con un pago en exceso de
Bs.3.310.000.
121

Mirabal Bustillos analizó también la adquisición de 1.500 hectáreas


(terrenos de "La Mariposa") a la empresa INVERSIONES GALLI C.A., a
Bs.1,17 m2, pagado de J esta forma: 20% de inicial y 80% en Bonos de la
Deuda Pública. El informe del Banco Obrero añadía que, según se
desprendía de un formato de estudio del 25-11-72, había existido una
oferta inicial de Bs.0,90 el m2. Existía, además, un avalúo por Bs.0,65 el
m2, efectuado por el Departamento de Tierras en su División de Avalúos el
5-6- ] 73, es decir, cinco meses antes de la negociación. El exceso esta vez
era de Bs.7.800.000. Posteriormente se
informó que el Concejo Municipal de Valencia había reclamado esos terrenos
como municipales, por lo cual se estimó que la pérdida llegaba a 20
millones de bolívares.

RESULTADO

Se comprobó la participación de los cuatro funcionarios en la negociación de


las tierras, ya que las negociaciones con los propietarios fueron efectuadas
por el director técnico, Dr. Alfredo Gorrochotegui, en permanente consulta y
entendimiento con el Director-Gerente y el Director financiero, mientras que
la política de negociación, particularmente en cuanto a precios, fue
determinada por el Director-Gerente. También fue comprobada la
participación irregular del ciudadano Miguel Bello (primo de Guillermo Bello,
quien no era funcionario público), cobrando una 213 comisión de 5 millones
de bolívares en perjuicio del Banco Obrero. En conformidad con el artículo
60 del Reglamento de la Ley Orgánica, se prohibió cualquier transacción
entre este ciudadano y el gobierno nacional. La Contraloría declaró
responsable administrativamente a dichos ciudadanos, ordenándose la
congelación de bienes y la prohibición de enajenación de los mismos.
Posteriormente, el informe pasó a la Fiscalía General de la República.
122

CASO: MUELLES FLOTANTES

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979)

FECHA SUCESO: 1977.1978

FECHA DENUNCIA: Octubre 1979

DENUNCIANTES: Díaz Bruzual, Leopoldo (Presidente del Fondo de


Inversiones de Venezuela)

INVOLUCRADOS: Pérez, Carlos Andrés; Hatchweli Toledano, Jack; Hatchweli


Toledano, Maurice (representantes de la firma TRAMARISA S.A.); Lezra
Serfaty, Moisés (representante de la empresa TRISiNET) INVESTIGADORES:
Juez Marcano Battistini, varios fiscales del Ministerio Público y miembros del
Cuerpo Técnico de la Policía Judicial

DENUNCIA: Intento de estafa a ia nación; sobreprecio en ¡a adquisición de


un muelle flotante

MAGNITUDES: Bs,9.761.000 (S2.270.CXX)) MATERIA: Muelles flotantes

HISTORIA El caso de los muelles flotantes es la continuación del Sierra


Nevada, pero es un caso diferente, tanto como un delito intentado para
tapar otro es distinto del primero. Moisés Lezra, representante de la
empresa TRISINET, del mismo Grupo Hatchweli Toledano intermediario en
la negociación del Sierra Nevada, negoció con la Corporación Venezolana de
Fomento una operación de trueque de 5 muelles flotantes por el buque
Sierra Nevada. Los muelles fueron ofrecidos a un precio de 43 millones de
dólares mientras el Sierra Nevada se recibía por la misma suma por la cual
había sido comprado, es decir $20 millones. Según las investigaciones que
se realizaron sobre la adquisición del Sierra Nevada y la negociación
pendiente de su trueque por unos muelles flotantes, el sobreprecio de estos
úldmos era del orden de Bs.75.600.000 (el Sierra Nevada había sido
comprado con un sobreprecio de Bs.34.542.896).

No era el primer intento de desahacerse del buque frigorífico que


permanecía sin destino desde su adquisición. El 22 de agosto de 1977, a
pocos días de haber llegado el Sierra Nevada a La Guaira, el presidente de
la CVF, John Raphael, había presentado al Presidente Carlos Andrés Pérez
un punto de cuenta solicitando autorización para traspasar el Sierra Nevada
a la C.A. Venezolana de Navegación, tal como había sido pensado desde su
adquisición. Según Raphael, el Presidente aprobó el punto de cuenta y
ordenó que tramitara las instrucciones correspondientes a través del
Ministerio de Fomento y el Ministerio de Transporte y Comunicaciones. John
Raphael informó al Directorio de la CVF y éste, por resolución del 24 de
agosto, aprobó el traspaso. Carlos Andrés Pérez aseguró en posteriores
declaraciones que él nunca aprobó ese punto de cuenta, narrando que sólo
se enteró a finales de 1977, a través de su hermano Germán Pérez,
directivo de la CAVN, que la Corporación adelantaba gestiones para
traspasar el buque sin su conocimiento, pues él (Carlos Andrés) pensaba
que el buque estaba cumpliendo bien las funciones de silo flotante para lo
123

cual se lo había comprado. Explicó Carlos Andrés Pérez que había destituido
a John Raphael de la CVF justamente porque no pudo darle explicaciones
satisfactorias al respecto. Por su parte, John Raphael siguió declarando que
recibió autorización del Presidente. Con respecto a su salida de la CVF,
aseguró que él mismo había renunciado en enero de 1978 por razones
personales. En cualquier caso, el 15 de mayo de 1978 finalmente hay una
determinación gubernamental, aceptada por CAP. Ese mismo día, el Dr.
John Phelps, nuevo presidente de la Corporación Venezolana de Fomento,
comunica al Presidente de la C.A. Venezolana de Navegación que por
decisión del Presidente de la República, el directorio de la CVF había lesuelto
traspasar a la CAVN el buque Sierra Nevada como aporte de capital. Quince
días después, el contralmirante Andrés Eduardo Brito Martínez, presidente
de la CAVN, icsponde que la Junta Directiva de esa empresa había resuelto
por unanimidad no aceptar la proposición porque "significaría la
incorporación de un factor deficitario administrativo". Como cadáver
insepulto, el Sierra Nevada se negaba a desaparecer. En noviembre de
1978, el Presidente Pérez aprobó una oferta del Instituto Nacional de
Puertos, aprobada por el Ministerio de Comunicaciones, p;ira vender el
buque frigorífico en forma de trueque como parte de pago por cinco muelles
flotantes. Los voceros oficiales alegaron que dichos muelles eran necesarios
para nuestros puertos civiles y militares y que eran iguales a los instalados
en Puerto Cabello. Sin embargo, fue establecido i|ue los muelles ofrecidos
por dicha empresa no eran similares a los de Puerto Cabello, siendo estos
últimos 217 construidos por HERSENT DE LONG, asociados en Venezuela a
la firma PRECOMPRIMIDO, mientras los ofrecidos por TRISINET eran iguales
a otro muelle comprado a IPCO MARINE, de Singapore, antes icpresentada
por TRAMARISA (luego Trisinet).

l .l 17 de noviembre, el Presidente de CVF informa al ('ontralor General


sobre la negociación propuesta y el ('onsejo de Ministros aprueba el trueque
con TRISINET el 12 de diciembre. Según declaró posteriormente Carlos
Andrés Pérez, dicha aprobación se dio en el entendido de la necesidad de
previa aprobación de la Contraloría General. No obstante, Luis Cova Arria
desmintió al ex-Presidente l'érez ante la CIEI, declarando que cuando fue
llamado nuevamente,"con características de urgencia" a intervenir tomo
abogado en la negociación con la empresa TRISINET, él se opuso a la
negociación sin el < umplimiento del requisito previo de aprobación de la
('ontraloría, pues tanto el Ministro de Fomento como el Consultor Jurídico
del INP pensaban que la CVF no necesitaba control previo para dicha
negociación. En todo caso, sea por insistencia de Cova Arria o por buena
voluntad de los intervinientes en la negociación, el caso pasó a Contraloría,
la cual pidió un tiempo prudencial paraii asegurarse de la conveniencia de la
operación y del precio y calidad de los muelles. En la espera, se dio el
cambio de gobierno y la negociación no se llevó a cabo.

En 1979, bajo el Gobierno de Luis Herrera Campíns, el nuevo Presidente de


la CVF, Francisco Sananes Carranza, propone al Directorio cumplir el
instructivo presidencial delj ex-Presidente Carlos Andrés Pérez, para
traspasar el buque a la CAVN, a quien realmente le correspondía haberlo
comprado. Entonces el Dr. Luis Cova Arria, nuevo vicepresidente de la
CAVN (quien había prestado asistencia legal para el estudio, preparación y
discusión de los contratos de compra-venta del Sierra Nevada y quien, por
124

lo tanto, conocía bastante del asunto) propuso a la CAVN que antes de


aceptar el traspaso se pidiera un nuevo avalúo del Sierra Nevada a la firma
Rach Jackes and Yerol Ganzon que avaluó el barco en 7 millones. Esta
información fue llevada por Cova Arria al presidente del FIV, Leopoldo Díaz
Bruzual, quien hizo la denuncia formal de todo el asunto Sierra Nevada y
del sobreprecio pedido por los Hatchwell Toledano para la instalación y
trueque de los muelles.

Los investigadores y denunciantes revelaron una serie de conexiones


empresariales sospechosas. Trisinet pertenecía al mismo grupo económico
HICE que había vendido con sobreprecio el Sierra Nevada a través de sus
representantes y directivos: Sidney Bendahan, Jacques y Mauricio Hatchwell
Toledano. Todas estas empresas, HICE, TRISINET y NIFCO, del grupo
internacional Hatchwell Toledano, funcionaban en la quinta Rosalina que fue
inspeccionada, sin consecuencias, por las autoridades competentes en el
caso.

Porque había más que una negociación inconclusa. El presidente del FIV,
Leopoldo Díaz Bruzual, denunció otro muelle que sí había sido adquirido por
Venezuela a los Hatchwell Toledano, recibiendo cerca de 10 millones de
bolívares en sobreprecio. La documentación presentada por Díaz Bruzual
mostraba que la operación había comenzado a las diez semanas de haber
sido efectuada la negociación del barco Sierra Nevada, cuando Hatchwell
Toledano, en representación de la firma Tramarisa S.A., domiciliada en
Friburgo, Suiza, dirigió una comunicación al INP, recibida por los doctores
Juan Aceituno e Iván Garrido, ofreciendo instalar un muelle flotante en
Cumaná, consistente de cuatro gabarras de 76 metros de ancho cada una,
más la unidad de acceso correspondiente, todo ello por valor de 20 millones
550 mil dólares (Bs.88.365.000). Posteriormente, Hatchwell Toledano
realiza otra oferta (el 11-10-77) por 17.550.000 dolares (Bs.75.465.000),
razonando que habían vendido recientemente un muelle similar a otro país
del Caribe, por lo cual tenían todo el equipo necesario instalado en Cumaná.
Copia de esta comunicación también fue remitida al Dr. Jesús E. Vivas
Casanova, ministro de Transporte y Comunicaciones.

El Dr. Enrique Samaniego Sánchez, presidente del INP, solicitó la


reformulación de la oferta Hatchwell Toledano pidiendo una rebaja de la
oferta a 16.500.000 dólares y sugiriendo la posibilidad de un financiamiento
a cinco años plazo. Hatchwell Toledano, a nombre de Tramarisa C.A.,
respondió aceptando el nuevo precio sugerido por el INP y señalando que su
Banco (Crédit Comercial de France) había constituido un Consorcio
Bancario, ofreciendo ai INP el financiamiento de US$16.500.000, al indicado
plazo de cinco años.

En febrero de 1978, el INP, en reunión de Directiva autorizó gestionar la


adquisición y el financiamiento de equipos para los puertos por valor de Bs.
198.300.000 y pocos días después, el Dr. Samaniego, a nombre del INP
ofició a Tramarisa S.A., la decisión de aceptar los términos de la proposición
y de comenzar a adelantar gestiones para realizar la adquisición. En marzo,
Hatchweli Toledano envió el proyecto de contrato para la instalación del
muelle en Puerto Sucre e informó que la firma Tramarisa S.A., había
125

cambiado su denominación comercial por la de SHIPWORLD S.A. y que en el


momento de la contratación enviarían los estatutos.

El 5 de mayo de 1978, el Consejo de Ministros aprobó contratar con la


nueva firma y el gerente general del INP, Iván Garrido Soto, avisó a los
empresarios de Shipworld que procederían tomando en cuenta que el
Presidente de la República había autorizado negociar con la empresa el
suministro, transporte e instalación del muelle.

El contrato firmado establecía en su cláusula quinta que el precio total


convenido era de US$9.200.000, equivalentes a Bs.39.560.000, monto más
bajo que el ofrecido inicialmente debido a que el muelle flotante contratado
era más pequeño que el ofrecido anteriormente. Señaló entonces Díaz
Bruzual que por el mismo contrato se veía claramente que los HatchweÜ
Toledano eran mediadores en la negociación pues la cláusula décimo tercera
establecía que "el sub-contratista principal de la realización del contrato
sería, a opción del Instituto, Ipco Marine Limited o Hersent Delong Corp.

Al mes de la firma del contrato con Venezuela, Hatchweli Toledano,


representando a Shipworld, y R.A. Sandford, representando a Ipco Marine,
suscriben en Madrid un contrato para la instalación de los muelles de
Cumaná, el precio convenido entre el contratista y el subcontratista fue de
US$6.930.000 (Bs.29.799.000). Así, al subcontratar, Hatchweli Toledano,
obtuvo un beneficio de Bs.9.761.000 en perjuicio del tesoro venezolano.

RESULTADO

El trueque del Sierra Nevada por los cinco muelles flotantes no se llevó a
cabo pues, a pesar de la aprobación efectuada por el gabinete el 23-11-78,
el directorio de la Corporación Venezolana de Fomento decidió por
resolución N° 228 del 21-02-79, veinte días antes del cambio de gobierno,
revocar la decisión del gabinete, acordando no continuar las gestiones con
Trisinet. Esta firma tampoco estaba ya en capacidad de cumplir su oferta
pues la empresa constructora de los muelles Ipco Marine se había enterado
del colosal sobreprecio que los Hatchwell estaban recargando al gobierno de
Venezuela sobre los precios que ellos habían cotizado. Temerosos de verse
envueltos en un escándalo lesivo a su reputación, decidieron retirar su
cotización y abstenerse de construir otro muelle a esos intermediarios.
Como los 5 muelles no habían sido adquiridos, no se abrió ninguna
investigación formal.

Del otro muelle de Cumaná no se habló mucho más. La denuncia específica


de Díaz Bruzual no fue más que otro de los embates del "Búfalo", y este
caso formó parte del paquete de casos irregulares que por alguna razón
desconocida se dilucidaron todos en una sola mano: el proceso de
investigación del Congreso sobre el buque Sierra Nevada. Bruzual había
dicho que la negociación del muelle ofrecido para Cumaná había
acompañado a la negociación del Sierra Nevada, pero evidentemente
constituyó una negociación y un sobreprecio diferente, como lo mostraba la
documentación que Bruzual presentó al Congreso. No obstante, el destino
errante del muelle parece haber sido semejante al del buque frigorífico.
Algunos órganos de prensa manifestaron que el muelle ofrecido para
126

Cumaná iba a ser instalado en Maracaibo |)ero que tampoco fue colocado
allí. La opinión pública no llegó a saber si, además del sobreprecio, la nación
pagó l>or un muelle fantasma.
127

CASO: MULTAS BURLADAS

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979)

FECHA SUCESO: 1978 (Agosto)

FECHA DENUNCIA: Noviembre 1979

DENUNCIANTES: Olavarría, Jorge (revista Resumen)

INVOLUCRADOS: Lauría, Carmelo (ex- Presidente del Banco de Venezuela,


ex- Director de Fedecámaras, ex-Presidente del Consejo Bancario Nacional;
ocupó tres carteras ministeriales: Fomento, de Estado para la Industria y la
Secretaría de la Presidencia); Ramos, Tirso (Director General Sectorial de
Administración y Servicio) INVESTIGADORES: Contraloría General de la
República

DENUNCIA: Burla de multas impuestas por la Contraloría General de la


República MAGNITUDES: Bs. 10.000 MATERIA: Multas de la Contraloría

HISTORIA

La Contraloría General de la República había impuesto al licenciado Tirso


Ramos Linares una multa de 10 mil bolívares por irregularidades cometidas
durante el cumplimiento de sus funciones como administrador de la
Presidencia de la República. Según la Resolución de la ( ontraloría General
de la República, el examen que se piacticara a la cuenta de gastos del
Ministerio de la Secretaría de la Presidencia, correspondiente al último
semestre de 1978, reveló que el ciudadano Carmelo I auría, en condición de
Ministro del citado despacho, ordenó al licenciado Tirso Ramos, Director
General Nectorial de Administración y Servicios, según oficio N° I .'31, del
24 de agosto de 1978, elaborar cheque de 10 mil I'olivares a favor del
Banco Central de Venezuela, como contribución que se le otorgara al
licenciado Tirso Ramos para la cancelación de la multa impuesta por la
Contraloría. La referida erogación se hizo con cargo a la partida 80, sub-
partida genérica 810, sub-partida específica 811 de la Secretaría de la
Presidencia

RESULTADO

Por cuanto el ciudadano Lauría, al otorgar ayuda para cancelar la multa,


impidió que se cumpliera el fin último de la citada sanción, a saber que se
pagara con fondos pertenecientes al sujeto y no con fondos provenientes
del Fisco Nacional, el Director General de Contraloría de la Administración
Central, J.J. González, por delegación del Contralor General de la República
impuso al ciudadano Carmelo Lauría, multa por 55 mil bolívares, la cual
tampoco fue cancelada por el funcionario.
128

CASO: NITROVEN

PRESIDENCIA: Rafael Caldera (1969-1974)


Carlos Andrés Pérez (1974-1979)

FECHA SUCESO: 1972-1974

FECHA DENUNCIA: 1975

DENUNCIANTES: Pérez La Salvia. Hugo (ex-


Ministro de Minas e Hidrocarburos); Sánchez,
Delfín y Pulgar, Juvencio (diputados)

INVOLUCRADOS: Mariani, Domingo (ex-Director


de Nitroven); Lilué, Enrique (ex-Director de
Nitroven); Quero Morales, Constantino (ex-
Presidente de Corpomercadeo)

INVESTIGADORES: Contraloría Delegada del


IVP; Congreso de la República.

DENUNCIA: Contratos dolosos con pérdidas para la nación


MAGNITUDES: Bs.9.790.670 y Bs. 12.837.500
MATERIA: Comercialización de fosfato diamónico, superfosfato triple
granulado y amoníaco.

HISTORIA

NITROVEN se ha visto constantemente envuelta en denuncias de


irregularidades administrativas. La multitud de ellas es tal que nos obliga a
presentar solamente algunas negociaciones o casos que acapararon el
interés de los medios de comunicación social. En septiembre de 1972,
Nitroven celebró un contrato con la empresa SOLFER en el cual se
comprometía a venderle no solamente urea sino otros fertilizantes que no
eran en ese momento producidos por la empresa, como fosfato diamónico y
superfosfato inple granulado. Para cumplir ese contrato, Nitroven i ompró a
la empresa Transamonia los productos que estaba obligada a entregar a
Solfer por un monto de Hs.84.409.000. Al entregar esos productos a Solfer,
Nitroven los facturó por Bs.74.618.330, es decir, Nitroven sufrió una
pérdida neta de Bs.9.790.670. Nitroven compraba a Transamonia un
tonelaje de superfosfato triple granulado a un precio de $85,60TM y ese
mismo tonelaje era vendido a Solfer por $75,32TM y pagado mediante
giros. El contrato había sido suscrito por el Dr. Domingo Mariani, a la sazón
Director General de Nitroven.

Otra negociación que no llegó a perfeccionarse, debido a la rápida actuación


del gobierno frente a las denuncias, pero que recibió mucha atención de la
opinión pública, fue el de los contratos firmados entre Nitroven, la
Corporación de Mercadeo Agrícola y la Woodward & Dickerson Inc., a pesar
de tener ofertas más convenientes de parte de la Koch International, la
Indasu International, o la Ore & Fertilizer Corporation. En julio de 1974
Nitroven, presidida por el Ing. Enrique E. Lilué, firmó un contrato con la
129

Woodward & Dickerson Inc. en el cual se obligaba a 226 suministrar una


cantidad de 45.000 toneladas métricas de amoníaco líquido refrigerado, a
razón de $275TM, unos 40 dólares por debajo de los precios predominantes
en el mercado nacional. A su vez, la Corporación de Mercadeo Agrícola,
presidida por Constantino Quero Morales, firmó contrato con la misma
empresa para la compra de 35.000 toneladas de fosfato diamónico a un
precio de 390 dólares la tonelada, habiendo ofertas de 385 dólares.

RESULTADO

Según se desprende de la información disponible, el caso de 1972 con las


empresas SOLFER Y TRANSAMONIA no produjo mayor reacción que la
denuncia e informe. En el caso de 1974 con la Woodward & Dickerson Inc.,
la rapidez de las denuncias, la objeción de la Contraloría General de la
República y la actuación del gobierno del Presidente Pérez, impidieron que
el contrato se perfeccionara, evitándose así pérdidas para la nación.
130

CASO: PAPA PODRIDA

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1974


FECHA DENUNCIA: 1975

DENUNCIANTES: Salcedo Pinto, Jesús Asdrúbal (Jefe de las instalaciones de


la planta de Corpomercadeo en Maracay); Contraloría General de la
República
INVOLUCRADOS: Sorzano González. Noel Santiago (Jefe de la Reglón
Central N° 2 de Corpomercadeo); Sorzano González, Jesús Rafael; Rulz
Bolívar, Eliécer; Velásquez, Eulogio Ernesto; Prada, Rigoberto; Guerrero
Velandria, Luis; Regadiz, Ramón Emilio; Velásquez Monroy, Andrés Avelino;
Padilla López, Ana María; Argúello Rosales. Rogelio Antonio; Velásquez
Acosta. Alfredo; Mendoza, José Secundino; Sánchez, Angel; Gallardo
Guerrero, Leónidas (Administrador General del Silo del Pico del Aguila);
Suárez, Ornar Salín (Liquidador de Mercadeo Agrícola en el Estado Barinas);
Briceño, Luis; Monzón. Edecio (Perito agrícola del Instituto); Ramírez,
Germán (Fiscal de Sanidad VegetaD y Cedeño. Miguel Armando

INVESTIGADORES: Contraloría Interna de Corpomercadeo; Policía Técnica


Judicial; Fiscal Primero del Ministerio Público; Juzgado de Primera Instancia
en lo Penal DENUNCIA: Estafa a Corpomercadeo MAGNITUDES:
Bs.20.000.000 MATERIA: Papas en buen estado revendidas como podridas

HISTORIA

El señor Jesús Asdrúbal Salcedo Pinto, jefe de las instalaciones de la planta


de Corpomercadeo en Maracay, denunció presuntas irregularidades
cometidas en el manejo de productos agropecuarios llegados a los depósitos
de Corpomercadeo. Según declaraciones posteriores del Gerente General de
Corpomercadeo, Dr. Ciro Mujica, la Contraloría Interna ya había detectado
ciertas irregularidades y las había puesto en conocimiento del Comisario
Pedro Miguel Hurtado Carvallo, de la División contra la Delincuencia
Organizada de la PTJ, quien había ordenado adelantar una investigación
antes de que la denuncia de Salcedo Pinto revelara este caso a la opinión
pública.

Alrededor de veinte funcionarios de CORPOMERCADEO habían ideado y


efectuado lo que fue llamado "operación papa podrida". El Jefe de la Región
Central N° 2 de Corpomercadeo, Noel Santiago Sorzano, junto con los
funcionarios Jesús Rafael Sorzano (hermano del anterior), Eliécer Ruiz
Bolívar, Eulogio Ernesto Velásquez, Rigoberto Prada, Jesús Asdrúbal Salcedo
Pinto y otras personas, recibían las remesas de papas en los depósitos de
Corpomercadeo en el Centro Regional N° 2, Maracay. Las papas recibidas
eran pagadas a razón de 0,95 el kilogramo y posteriormente, valiéndose de
una vasta red de distribución, las revendían o aparentaban venderlas como
papas podridas a cinco céntimos el kilo. Con la colaboración de
transportistas depositarios e intermediarios, sacaban de noche las papas
"podridas" para trasladarlas a sitios de almacenamiento clandestinos donde
esperaban ser renegociadas y vendidas nuevamente a Corpomercadeo a
razón de 0,95 el kilo, con una ganancia de 90 céntimos por kilo revendido.
Otra operación descubierta consistía en la recepción, mediante guías
131

ficiticias de cargamentos inexistentes de productos agrícolas que eran


pagados luego por Corpomercadeo.

RESULTADO

Los directivos de Corpomercadeo, el presidente Horst Welcker Quevedo y el


gerente general Ciro Mujica, aseguraron que el Directorio no vacilaría en
sancionar a quienes resultasen culpables. La PTJ sometió a averiguación
varias dependencias de Corpomercadeo: Lara, Monagas, Pico del Aguila en
Mérida, Frigorífico Cagua (Aragua) y el Mercado Mayor de Coche (Caracas)
La PTJ declaró que había unos veinte funcionarios implicados. El 15 de
febrero de 1975, el Juez Primero de Primera Instancia en lo Penal de
Aragua, Dr. José Perillo Martínez, dictó auto de detención por los presuntos
delitos de corrupción de funcionarios y lucro de funcionarios contra: Eliécer
Ruiz Bolívar, Rigoberto Prada, Ramón Emilio Regadiz, Jesús Rafael Sorzano
González, Andrés Avelino Velásquez Monroy, Noel Santiago Sorzano
González, Luis Alejandro Guerrero Velandria y Ana María Padilla López. Por
el presunto delito de lucro de funcionarios, fueron dictados autos de
detención contra Rogelio Antonio Argüello Rosales y Alfredo Velásquez
Acosta. Por corrupción de funcionarios, les fue dictado auto de detención a
los funcionarios: Eulogio Ernesto Velásquez Monroy, José Secundino
Mendoza y Angel Sánchez Gallardo; se mantuvo investigación sumarial al
ciudadano Marcial Bermúdez Herrera. La PTJ ejecutó las detenciones,
conociéndose que también estaban detenidos Leónidas Guerrero,
administrador general del Silo del Pico del Aguila; Ornar Salín Suárez
(Liquidador de Mercadeo Agrícola en el Estado Barinas) Luis Briceño; Edecio
Monzón (perito agrícola del Instituto) Germán Ramírez (Fiscal de Sanidad
Vegetal) y Miguel Armando Cedeño.
132

CASO: PETARAZO 74 PRESIDENCIA: Rafael Caldera (1969-1974) FECHA

SUCESO: 1973 FECHA DENUNCIA: Febrero, marzo 1974

DENUNCIANTES: Olivo, Rafael (ex- Vlcepresidente del Concejo de Petare y


ex- Concejal por AD); Ruso Cisneros, Blas (nuevo Presidente del Concejo);
Elbittar, Orlando (Concejal de Petare); ASOPLACER (Directiva de la
Asociación de Propietarios y Residentes del Placer); revista Resumen
(asesorada por el Dr. Livio F. Black, Presidente de la comisión de desarrollo
y Control Urbano dei Colegio de Ingenieros Seccional Metropolitana) y
Colegio de Ingenieros
INVOLUCRADOS: Rodríguez, José Luis (ex- Presidente del Concejo de
Petare por el partido COPEI)

INVESTIGADORES: Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito


(CIEI); Contraloría General de la República; Colegio de Ingenieros

DENUNCIA: Irregularidades administrativas; complicidad de concejales en la


violación de ordenanzas municipales. 1

MAGNITUDES: Bs. 1.000.000 desaparecidos; Bs.913.437 sin contabilizar;


presupuesto por Bs.13.737.791 erogados sin órdenes de pago; sobregiro de
Bs. 656.421; deuda municipal se eleva a Bs.47.000.000

MATERIA: Zonificación de zonas verdes; permisos de construcción;


contratos de mantenimiento; licencias y patentes municipales

HISTORIA

En varias denuncias se acusó a los concejales de Petare de una serie de


irregularidades entre las cuales se cuentan: un millón de bolívares
desaparecidos del Concejo Municipal; graves irregularidades en la venta de
lotería; comprobantes de pagos sin contabilizar correspondientes a 1973
por Bs. 913.437; erogaciones que se hicieron sin órdenes de pago y sin
pasar por contraloría; la violación de ordenanzas con el consentimiento del
Concejo en los casos de: Centro Comercial el Rosal (La Quinta de Simón),
ubicado en zona no comercial destinada al desarrollo de vivienda
solamente; Centro Comercial Concresa; La Pirámide; Edf. Panaven; Hotel
Residencia "El Cid"; Clínica El Avila; el Boulevar Central de "El Cafetal". La
directiva de ASOPLACER añadió a las denuncias acusando no sólo a J.L.
Rodríguez sino también al ex-gobernador de Caracas, Francisco Carrillo
Batalla en la rezonificación ilegal de zonas verdes de la Urbanización El
Placer. La empresa urbanizadora Garantías Asociadas S.A., logró que la
ingeniería municipal del Dtto. Sucre, sin sujetarse a procedimientos y
normas legales cambiara el uso de las zonas originalmente demarcadas
como zonas verdes en el plano aprobado por la Dirección de Recursos
Naturales Renovables del Ministerio de Agricultura y Cría (según expediente
TV-8-2-6-N) convirtiéndolas en parcelas destinadas a la venta.

RESULTADO
133

Luego de repetidas denuncias de los pobladores de la urbanización, la


directiva de ASOPLACER recibió una carta firmada por José Luis Rodríguez,
entonces Presidente del Consejo, reconociendo el plano de zonas verdes
aprobado por el MAC, pero nunca se logró una Resolución de la Cámara en
pleno —como es lo legal— respecto al uso de los terrenos.

La Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito practicó


averiguación sobre las actuaciones de José Luis Rodríguez en el Concejo de
Petare. Tres magistrados votaron a su favor, y enviaron el caso a archivo
por no encontrarlo enriquecido ilícitamente. El presidente de la CIEI, Dr.
Gilberto Morillo, y otro magistrado salvaron su voto en la decisión aprobada
en este caso.
134

CASO: PETARAZO 76

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979) FECHA SUCESO: 1974-


1976 FECHA DENUNCIA: Julio 1976 DENUNCIANTES: Ferrer, Leonardo
(Presidente de la Comisión de Contraloría del Congreso); Báez Duarte,
Fernando (Concejal del Dtto. Sucre por COPEI); Solazar, Marianella; Tovar,
Orlando (Contralor Municipal del Dtto. Sucre) INVOLUCRADOS: Olivo, Rafael
(Presidente del Concejo de Petare); Sperandio de Ligarte, Caridad
(Vicepresidente del Concejo); Marcano Carrasquel, Manuel (Director de
Relaciones Públicas del Concejo); Ojeda, Roseliano (Presidente de
MESUCA); Rojas. Angel Ramón (Director de Personal y Consultor Jurídico
del Concejo); Rangel, Rafael (Ingeniero municipal)

INVESTIGADORES: Ferrer, Leonardo (Presidente de la Comisión de


Contraloría del Congreso Nacional); Arenas Cándelo, Ornar (Juez Instructor
especial)

DENUNCIA: Ventas ilícitas de terrenos, alteración interesada de


zonificaciones, venta de licencias para máquinas traganíqueles ilegales, y
setecientas patentes concedidas por medio de irregularidades. Las
acusaciones concretas mencionan: corrupción pasiva hasta falsificación de
documentos y concusión pasiva fraudulenta; lucro indebido de funcionarlos;
compra de unidades recolectoras de basura con un sobreprecio de
Bs.60.000 c/u MAGNITUDES: Imprecisas MATERIA: Zonificación de zonas
verdes; permisos de construcción; contratos de mantenimiento; licencias y
patentes municipales; adquisición dolosa de maquinarlas, etc.

HISTORIA

Revelaciones efectuadas por el concejal Fernando Báez Duarte y otros


miembros del Concejo de Petare, informaciones de prensa y múltiples
quejas llegadas a la Comisión de Contraloría de la Cámara de Diputados,
movieron al diputado Leonardo Ferrer a presentar en 1976, ante dicha
Comisión, una denuncia formal sobre la corrupción existente en el Concejo
Municipal de Petare. La Comisión de Contraloría inició una averiguación
comprobando 20 fraudes millonarios. A petición de dicha comisión, la PTJ
intervino el Concejo de Petare y puso bajo custodia las actas del cabildo y
selló los archivos.

Entre montones de denuncias por malversación de fondos, aparecen


acusaciones concretas: un contrato firmado por Rafael Olivo con un bufete
de abogados Martínez Romero y Asociados, quienes se encargarían de
efectuar cobros morosos en el Dtto. Sucre, cercanos a 18 millones de
bolívares, con un 25% de comisión. El contrato había sido objetado por el
Contralor Orlando Tovar, y por el Síndico Municipal, por razones de fondo
que fueron desatendidas por el Presidente del Concejo al firmar el contrato
unilateralmente. Otra de las denuncias atañe al ingeniero Rafael Rangel,
denunciado en la cámara por estar construyendo un edificio lleno de
violaciones a ordenanzas. El Ing. Rangel había sido designado ingeniero
municipal adjunto al ser destituido sin explicaciones el titular Dr. Enrique
García. Ante cuestionamientos emitidos por el Colegio de Ingenieros y la
Contraloría del Edo. Miranda, el ingeniero Rangel había sido destituido por
135

orden municipal, pero su destitución no se había hecho efectiva. Otra de las


irregularidades denunciadas fue la contratación hecha por el presidente de
MESUCA, Roseliano Ojeda, con Inversiones Comerciales COSPAM, para la
limpieza de las calles de Chacao por 25 mil bolívares mensuales, tipo de
contratación que, de efectuarse, es facultad exclusiva del Concejo. No se
sabía quién representaba a la empresa Cospam, pero los Sres. Juan
Ramírez, Elidió Pérez y Fernando Espinoza, directivos de la Asociación de
Buhoneros, cobraban por el contrato.

Entre los casos más sonados de los denunciados, estaba el cobro de Bs.
1.200 anuales en patentes de máquinas traganíqueles, cuando la
Ordenanza Municipal establecía una patente de 12 mil bolívares. Ello
permitía una evasión de impuestos en el orden de 4 millones de bolívares
anuales y, según se aseguraba, una extorsión a los dueños de los locales
quienes debían pagar una contribución de Bs.2.000 para una Asociación de
Propietarios de Máquinas Traganíqueles. El concejal José Luis Rodríguez
denunció también la existencia de 2.580 establecimientos comerciales e
industriales sin patente. Según Orlando Tovar, había evasión de impuestos
municipales del orden de 600 millones de bolívares y no existía un
verdadero sistema de contabilidad que permitiese conocer la auténtica
situación fiscal del Concejo. Fernando Báez Duarte pidió al Congreso la
investigación de los signos exteriores de riqueza pues la "matraca" era una
fuente inagotable de dinero para algunos concejales y empleados
municipales. H1 edil denunció la adquisición de 56 camiones para el Aseo
Urbano por "emergencia", inmediatamente después de declarar desierta la
licitación respectiva. Marianella Salazar acusó directamente a la Sra.
Caridad Sperandio de enriquecerse con un sobreprecio de 60 mil bolívares
por amión, en la adquisición de las unidades de aseo urbano.

()tras denuncias referían a la construcción en zonas verdes «leí centro


comercial Plaza Las Américas y del restaurante l'l Tolón en Las Mercedes. La
venta de terrenos municipales (16.000 m2)en Barata, sin licitación pública
(como obligaba el reglamento de licitaciones para la venta de extensiones
mayores de 6.000 metros) fue considerado uno de los negocios más
flagrantes. La operación había ido aprobada por la concejal Caridad
Sperandio, Presidente de la Comisión de Licitaciones, y los trámites habían
sido realizados por el consultor jurídico Angel Ramón Rojas, a pesar de que
dichas gestiones correspondían al Síndico Municipal. Se decía que en menos
de tres años, la Junta del Concejo de Petare, el más rico del país, había
acabado con las zonas verdes, llenado de bares y prostíbulos las zonas
residenciales y no había hecho nada para resolver los problemas del servicio
público.

Según José Luis Rodríguez, Olivo contaba con la complicidad de AD. Sin
embargo, existían opiniones encontradas respecto a las causas que
motivaron el proceso. Diversos sectores opinaron que se trataba de un caso
político. El mismo Olivo declaró que era "una maniobra política" y le estaban
"cobrando cuentas viejas". Ciertamente, el nombramiento de Rafael Olivo
como Presidente del Concejo formaba parte de una vieja historia, pero ésta
no necesariamente tenía que ver con las denuncias. En 1975, Olivo había
defectado de las líneas de AD, pactando con los copeyanos para ser electo
Presidente del Concejo. Los concejales Caridad Sperandio de Ugarte Pelayo,
136

Eduardo Pérez Alfonzo y Orlando Tovar, decidieron apoyar a Olivo y derrotar


así a los adecos, Orlando Elbitar y Lilian Machado de Velutini, quienes
apoyaban la reelección del entonces Presidente del Concejo, Blas Russo
Cisneros. Resultó en un golpe político copeyano que, según las
declaraciones posteriores de Leonardo Ferrer, nunca fue apoyado por el
Comité Nacional de Copei. De tal forma, cuando son reveladas las
irregularidades en el Concejo Sucre, Olivo no contaba con amigos: los
adecos no tenían por qué defenderlo después de su defección; y los
copeyanos aparentemente no quisieron encubrir las irregularidades, tales
eran las denuncias por turbios negociados, tráfico de influencias, ventas
ilícitas, sobornos arbitrarios, cambios de zonificación, cobros dolosos,
contratos irregulares, patentes indebidas y toda clase de "matracas", así
como violaciones a las Ordenanzas Municipales y al Reglamento del
Concejo.

RESULTADO

La Comisión de Diputados dictaminó en abril de 1976 la responsabilidad


administrativa de los acusados (7 concejales y 11 funcionarios),
considerando que todos ellos eran responsables pues todos votaban, salvo
escasas excepciones, para aprobar las decisiones de la Comisión de
Licitaciones. Además de los concejales y funcionarios ya nombrados, fueron
mencionados otros nombres de los miembros de la Comisión de Licitación
del Concejo: los señores: Esteban Araujo, Julio César Trujillo, José E.
García, Omar León Pérez, (ex-secretario del Concejo), Manuel Núñez
Chacón (ex-administrador de Rentas del Concejo, quien sin embargo seguía
apareciendo como miembro de la Comisión), y Amaury Sperandio, pero no
se supo exactamente quienes tenían responsabilidad en el caso; no era fácil
establecer la identidad de los miembros de dicha comisión pues aparecían
intermitente o raramente, y su participación no parecía depender del
reglamento municipal para la designación de los mismos. Además,
aparentemente, la mayoría de los contratos y asuntos eran otorgados fuera
de licitación o por licitaciones otorgadas con la participación de uno o dos de
los miembros de la Comisión.

Se encontrando suficientes indicios para ameritar una averiguación penal, la


Comisión de Diputados pasó el expediente a la PTJ y considerando cumplida
su parte en la investigación, no siguió conociendo sobre la materia. I
-conardo Ferrer llevó la denuncia civil ante el Juez de Instrucción en lo
Penal, Omar Arenas Cándelo, pero el lucz Superior Accidental, Fernando
Peñalver, provocó un conflicto de jurisdicción al pedir el expediente que
estaba en la PTJ. Al conocer este hecho, el diputado Leonardo Ferrer
presentó un documento demostrativo de que el magistrado Peñalver ejercía
funciones y cobraba un sueldo como abogado en el Concejo de Petare, por
lo cual quedaba inhibido para actuar como Juez en el caso. El Dr. Peñalver
reaccionó de inmediato informando que había renunciado a su cargo en el
Concejo, un día antes de tomar posesión del Tribunal Superior. Finalmente,
el Juez Superior Octavo, Virgilio Gutiérrez ratificó al Juez Arenas Candela
quien dictó autos de detención al Dr. Rafael Olivo, a la Sra. Caridad
Sperandio de Ugarte Pelayo y al Sr. Manuel Marcano Carrasquel, quien a lo
largo de la elaboración del sumario aparecía como colaborador principal de
Olivo en las negociaciones expuestas. Las detenciones fueron ejecutadas
137

por la Policía Judicial. Para poner término al caos imperante en Petare, AD y


COPEI pactaron nuevamente para designar las nuevas autoridades
municipales, nombrando como Presidente a Fernando Báez Duarte.

CASO: PETROQUIMICA 66

PRESIDENCIA: Raúl Leoni (1964-1969)

FECHA SUCESO: 1965

FECHA DENUNCIA: 1965-1966

DENUNCIANTES: Prieto Oliveira, Luis (Gerente de Administración del


Instituto Venezolano de Petroquímica); Faraco, Francisco (Miembro de la
Comisión de Minas e Hidrocarburos del Senado); Hernández, Antonio
(Diputado del FDP)
INVOLUCRADOS: Ledezma Lanz, Antonio (Director ejecutivo del instituto
Venezolano de Petroquímica)

INVESTIGADORES: Comisión de Minas e Hidrocarburos de la Cámara de


Diputados DENUNCIA: Firma indebida de contratos MAGNITUDES: Bs.
139.000.000 MATERIA: Plantas de ácido sulfúrico y polietiieno

HISTORIA

Según el informe del ex-gerente de Administración del IVP, Luis Prieto


Oliveira, el director general de la Petroquímica, Antonio Ledezma Lanz,
firmó sin la anuencia de la Junta Directiva del Instituto dos contratos. I Ino
de 9 millones de bolívares para la construcción de dos plantas de ácido
sulfúrico y otra de 130 millones de lu>lívares para una planta de polietiieno.
El contrato de 9 m.llones fue otorgado a la AMERICAN CONSULTING ( O.
que no había sido seleccionada en la licitación original y tenía solamente 20
mil bolívares de capital p.lívido. El contrato de 130 millones se le otorgó a la
i ¡ÑION CARBIDE, el cual, aparte de diversas violaciones l< ,.iles, era
evidentemente perjudicial para Venezuela. Se le < mu gaba a la Union
Carbide el monopolio exclusivo de la importación de polietiieno para el
mercado nacional durante la construcción de la planta, lo cual le daba, de
entrada, beneficios por 27 millones de bolívares. También se le daba el
control de la producción, acordándose que el precio del polietileno en el
mercado interno continuaría a Bs.2.900 la tonelada métrica, es decir en
niveles similares al importado, mientras que la Union Carbide podía
exportar a precios inferiores a los nacionales (Bs. 1.600 TM) estableciendo
así un dumping. El consumidor venezolano subsidiaba de esta manera las
ganancias de la Union Carbide.

Los parlamentarios que a mediados de 1966 integraron la comisión


encargada de investigar el gasto público en el IVP, entre ellos Nicomedes
Zuloaga, señalaron, tras analizar los datos suministrados por la misma
Petroquímica, una diferencia en los ingresos de 8 millones de bolívares y un
déficit en dicho instituto de Bs.525.000.000, sin incluir 46 millones faltantes
en una 242 transferencia que por 160 millones hizo el IVP al Instituto
Venezolano del Petróleo, el cual acusaba recibo solamente de 114 millones
138

de bolívares. Además, la Corporación Venezolana del Petróleo se había


negado reiteradamente a recibir la Petroquímica de Morón por 33 millones
de bolívares por la simple razón de que, según los estimados, esa refinería
no valía más de 7 millones; ello agregaba un déficit de 27 millones más
para un déficit total mínimo de 597 millones. Declaró Nicomedes Zuloaga
que la industria petroquímica daba pérdidas cercanas a 30 millones de
bolívares anuales, pero era un negocio de las mil y una noches: la
Petroquímica agregaba $112 al precio de la tonelada de productos (cuando
el factor mundial era de $8 por tonelada) para hacer desaparecer el 60 por
ciento de la inversión hecha en esa industria por el presupuesto nacional.

RESULTADO

En octubre de 1965 Luis Pietro Oliveira, hijo de Luis Beltrán Prieto Figueroa
y Gerente de Administración del Instituto Venezolano de Petroquímica,
quien se oponía y denunció los contratos con la Unión Carbide y la American
Consulting Co., advirtiendo sobre las irregularidades en la dirección del IVP,
fue separado de su cargo. La prensa dijo que este asunto fue uno de los
factores contribuyentes a la separación del MEP de Acción Democrática. No
se obtuvo información sobre oíros resultados de la investigación.
139

CASO: PLANTAS DESULFURADORAS PRESIDENCIA: Raúl Leoni (1964-1969)


FECHA SUCESO: 1968 FECHA DENUNCIA: 1970

DENUNCIANTES: Alvarez Chacín, Francisco; Pérez Alfonso, Juan Pablo

INVOLUCRADOS: Estado Venezolano y la Creóle Petroleum Corporation

INVESTIGADORES: Juan Pablo Pérez Alfonso DENUNCIA: "Desfalco contra lo


intereses de la nación, desde el inmaterial y sagrado de la soberanía hasta
los meramente fiscales" (según Alvarez Chacín) MAGNITUDES:
Bs,500.000.000 (aprox.) MATERIA: Plantas desulfuradoras

HISTORIA

El 5 de enero de 1968, el Estado venezolano y la Creóle Petroleum


Corporation, firmaron un contr. para la instalación de una planta para la
desulfuración de combustibles pesados en la zona de Amuay, Estado Falcón.
Para la formalización del contrato firmaron por Venezuela el ministro de
Minas e Hidrocarburos, Dr. José Antonio Mayobre, y el titular de Hacienda,
Dr. Benito Raúl Losada; por la Creóle Petroleum firmó su presidente, r. Leo
Lowry, quien estuvo acompañado por los directiv Guillermo Rodríguez
Eraso, Neil Griffin y Robert May I .os ministros estuvieron acompañados por
el director d I ;.conomía Petrolera, Alirio Parra; el director de Impuesto obre
la Renta, E. García Hércules; el director general de Minas, Julio César
Arreaza y otros altos funcionarios.

El objetivo de la instalación de la planta era producir < ombustibles con


bajo contenido de azufre para la • x portación; especialmente a Estados
Unidos, país donde a partir de octubre de 1979 entraría en vigencia una ley
que restringiría el uso de combustibles con alto contenido sulfúrico, debido
a sus efectos contaminantes. Hasta el momento, los combustibles pesados
que tradicionalmente habían exportado las refinerías del Caribe contenían
un promedio de 2,6 por ciento de azufre. Dichas exportaciones se dirigían
principalmente a la Costa Oriental de Estados Unidos, por lo cual era de
esperarse que, con las medidas restrictivas, las exportaciones disminuyeran
notablemente. Por ello, la proposición de la Creóle de establecer en el país
una planta desulfuradora parecía providencial.

Esta planta tendría un costo total de 528 millones de bolívares


($120.000.000) con una capacidad superior a 100.000 barriles diarios de
combustible desulfurado de un contenido máximo de azufre de 1 por ciento.
La Creóle se comprometió, como parte de esta inversión, a gastar en el país
200 millones de bolívares por concepto de sueldos y salarios y de
adquisición de equipos y materiales en relación con la construcción de la
planta. Aunque se trataba de instalaciones industriales, se requería poco
personal, estimándose que el proyecto ocuparía unas 2.000 personas
140

durante las fases de construcción e instalación y unas 250 personas en la


operación normal de la planta.

La Creóle Petroleum Company propuso un proyecto complementario al de


Amuay, como era el de desulfurar combustibles obtenidos a partir de crudos
venezolanos en la refinería de Aruba, con el fin de mantener la posición de
Venezuela en los mercados mundiales. Esta planta requeriría también gas
venezolano para la producción de hidrógeno; este gas sería llevado a la isla
mediante un gasducto que se construiría desde Amuay. El gas, que se
destinaría únicamente a la desulfuración, pagaría las regalías y los
impuestos correspondientes. Cualquier beneficio que produjera la refinería
de Aruba por la utilización del gas natural venezolano, se reflejaría en los
ingresos del Fisco Nacional a través de las ganancias de la Creóle. Este
proyecto se iniciaría después del de Amuay, y produciría un mínimo de
75.000 barriles diarios de combustible desulfurado. De esta manera, el
Estado venezolano se comprometía a financiar y pagar las plantas
desulfuradoras y el gasducto que regentaría la Creóle.

El Dr. Francisco Alvarez Chacín introdujo ante la Corte Suprema una


petición de nulidad de dicho contrato, denunciando la inconstitucionalidad
de que fuera la nación venezolana quien pagara las plantas de desulfuración
y no la compañía contratante, principal beneficiaría del proyecto. En sus
Cartas Secretas contra Venezuela, el Dr. Alvarez Chacín expresó: "Lo que
ha ocurrido aquí fue un desfalco contra los intereses de la nación, desde el
inmaterial y sagrado de la soberanía hasta los meramente fiscales".

La inversión total de la planta se había estimado en 440 millones de


bolívares; para la fecha de la firma del contrato (1968) este costo había
aumentado a 528 millones, y para el año 1970 se señaló en 540 millones;
precio exagerado, según diversos estudios de costos hechos por el
denunciante. Por otra parte, las exoneraciones ilegales que se concedieron a
la empresa contratante sobre el impuesto de explotación del gas natural
totalizaban en 15 años unos 80 millones de bolívares aproximadamente.

Se aclaró que el argumento de que el gas natural era indispensable para la


desulfuración era sólo un falso pretexto con el fin de sacarle al Estado
venezolano la autorización para construir el mencionado gasoducto
internacional desde Amuay hasta Aruba.

RESULTADO

Se desconoce el curso de la petición de nulidad introducida por el Dr.


Francisco Alvarez Chacín ante la Corte Suprema «Ir Justicia. Puesto que
fueron instaladas las plantas «lesulfuradoras, es de suponer que la petición
de Alvarez Chacín no recibió mucha atención. Simultáneamente a esta
denuncia, el Dr. Juan Pablo Pérez Alfonzo (fundador de la OPEP) publicaba
un informe acerca del contrato de desulfuración y el gasducto impugnado,
manteniendo casi las mismas posiciones del denunciante. El informe de
Pérez Alfonzo era un bien documentado trabajo donde su valiente figura
clamaba por un poco de justicia para Venezuela. Sin embargo, parece que
no aró totalmente en el mar, porque el gasducto desde la refinería de
Amuay hasta Aruba nunca llegó a construirse, para bien de la nación
141

venezolana pues esa aparecía como la parte más desventajosa de la


negociación para Venezuela.
142

CASO: REPOSEROS.DEL INP

PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979)

FECHA SUCESO: 1976-1980

FECHA DENUNCIA: Marzo y diciembre 1980

DENUNCIANTES: Cámara de Comercio de La Guaira; Picher, Manuel


(Gerente del INP de Puerto Cabello)

INVOLUCRADOS: Directivos, empleados y obreros del Instituto Nacional de


Puertos; médicos de los Seguros Sociales INVESTIGADORES: Contraloría
General de la República

DENUNCIA: Deficiencias e irregularidades en la administración y manejo de


personal; falsificaciones de certificados módicos, récipes, sustracción de
planillas y sellos de IVSS

MAGNITUDES: Bs.40.000.000 anuales (aprox.) MATERIA: Reposos,


pensiones y jubilaciones

HISTORIA

La Guaira fue calificada por la Conferencia Internacional de Barcos como un


puerto peligroso, por el clima de inseguridad, pillaje y falta de controles. Los
directores de la Cámara de Comercio de La Guaira hicieron severas
acusaciones, pues recibían innumerables quejas de capitanes de buques
denunciando el asalto de personas extrañas a las bodegas. La falta de
control y disciplina había generado un grupo de "reposeros" profesionales,
que le chupaban unos 40 millones de bolívares anuales al Instituto Nacional
de Puertos. Para compensar este usentismo, habían ingresado un
aproximado de 2 mil nuevos obreros, que en lugar de resolver el problema
de il izar la descarga de los buques, era otro peso más en la buhada y
deficiente burocracia que operaba en el Primer l'uerto del País.

El Informe de Contraloría de 1981 expuso el problema de los "prejubilados",


figura no contemplada en la normativa legal vigente ni en el contrato
colectivo, pero que significaba una erogación anual del Instituto de
Bs.23.066.706 a unos 304 prejubilados. Estos cobraban el 100 por ciento
del promedio de sus salarios, sin la contraprestación del servicio, algunos
con montos oscilando entre 3 mil y 6 mil bolívares semanales; situación que
en ciertos casos databa desde el año 1977. A tales erogaciones, expresaba
la Contraloría, habría que agregar el costo de los salarios de los sustitutos,
los denominados "obreros eventuales" que alcanzaban, para junio de 1981,
el número de 1.666 obreros (27% del total). Luego estaban los "obreros
extra-eventuales", 324 para junio de 1981, quienes eran contratados por
períodos de tres semanas, contraviniendo las disposiciones expresas
emanadas de la Presidencia del Instituto que prohibían incorporar nuevo
personal sin su previa autorización. Además, muchos de esos obreros extra-
eventuales efectuaban funciones de liquidadores de nómina, ensobraban y
pagaban; situación, según la Contraloría, violatoria de sanos principios de
143

control interno. Con respecto a las pensiones por incapacidad, la Contraloría


informó que el INP, en lugar de tramitar, como era usual, ante el Instituto
de los Seguros Sociales las resoluciones mediante las cuales se obtenían
dichas pensiones, eran los propios obreros quienes lo hacían. Ello permitía
grandes retardos en la entrega de las resoluciones por parte de los obreros
y, por ende, grandes demoras en los procesos de jubilación; el Instituto
continuaba así cancelando el 100 por ciento de los salarios en vez de la
porción correspondiente a las jubilaciones según el contrato colectivo.
Según las cifras oficiales de la División de Relaciones Laborales del Puerto,
para abril de 1981 se encontraban en reposo más de 370 obreros; algunos
desde el año 1977, sin que ningún trabajador social hubiese revisado la
situación de tales reposeros perennes. La prensa daba cifras mucho más
abultadas, asegurando que entre obreros y empleados, de una nómina de
7.564 personas, 1.500 tenían reposo médico. El Instituto Nacional de
Puertos gastaba mensualmente en salarios la cantidad de Bs.26.789.654
únicamente por concepto de reposo y gastaba mensualmente en estos
1.500 obreros la cantidad de Bs.7.970.448. El año anterior ese grupo de
obreros en reposo consumió Bs.63.459.278 del presupuesto de INP.

Habían diversos casos inexplicables, un obrero presentó un reposo médico


por causa de la pérdida de un ojo, el cual recuperó posteriormente
milagrosamente, este obrero llegó a ganar Bs.1.111 de salario en un día.
Otro obrero, hombre fuerte y fornido, presentó un reposo médico prenatal.
El IVSS proveía a todos estos obreros de excusas médicas sin previa
examinación, rayos x, etc. Se falsificaban certificados médicos y récipes, se
sustraían planillas y sellos del IVSS, convirtiéndo éste en un negocio
clandestino muy productivo. Durante tres años, del 76 al 79, la contabilidad
no fue registrada sino en un borrador fuera de toda técnica contable.

En 1976, fecha crítica por la importación masiva y el congestionamiento de


los puertos, se importaron por la Guaira 1.951.372 toneladas de variadas
mercancías y la nómina del INP era de 10.230 obreros y 1.931 empleados.
Para el año de 1980 se importaban 1.535.679 toneladas de mercancías
(415.693 toneladas menos que el año 1976) y la nómina del INP era de
20.000 obreros y 3.500 empleados, que en comparación con el año de 1980
tenía 9.770 obreros y 1569 empleados más que para el año de 1976.

RESULTADO

La Contraloría dictaminó que en los puertos nacionales y en el Instituto


rector de los mismos no existía control sobre el personal y los procesos de
nómina. Recomendaron implementar mecanismos de control interno que
garantizasen una sana administración y que se estudiase el aspecto legal de
los "prejubilados" para tomar las medidas perrtinentes.

El problema de los "reposeros" constituye otra de esas "denuncias


estacionales" que no pasan más allá de las buenas intenciones de los
contralores o denunciantes. Este tipo de denuncia se repite una y otra vez,
año tras año, sin que pueda hacerse mucho por solucionar un problema
institucional profundo y crónico.
144

CASO: ROTTEMBERG

PRESIDENCIA: Rómulo Betancourt (1959-1964)


Raúl Leoni (1964-1969) FECHA SUCESO: 1963-1965 FECHA DENUNCIA:
Noviembre de 1965 (intervención del Banco) DENUNCIANTES: La Riva
Araujo. Edecio INVOLUCRADOS: Rottemberg, Miguel (Presidente del Banco
de Fomento Comercial de Venezuela); García, César (Comisario del Banco
de Fomento Comercial Venezolano)

INVESTIGADORES: Pimentel, Guillermo (Superintendente de Bancos)


DENUNCIA: Drenaje de capitales MAGNITUDES: Bs.80.000.000 MATERIA:
Operaciones financieras

HISTORIA

4 de noviembre de 1965, ante la evidencia de anormaíiuddes


administrativas, el Ejecutivo Nacional ordenó la intervención del Banco de
Fomento Comercial de Venezuela. Aunque la función de intervención suele
corresponder a la Superintendencia de Bancos, el Ejecutivo comisionó al Sr.
Francisco Acosta Estrada, gerente general del Banco Industrial de
Venezuela, como interventor general. Entre las irregularidades se
encontraron: negocios < n el extranjero por 40 millones de bolívares que no
habían sido contabilizados y operaciones con empresas fantasmas, entre
ellas una llamada "Quesolandia S.A.". La Superintendencia de Bancos no
había realizado inspecciones al Banco de Fomento Comercial, creyendo en la
palabra del comisario del Banco, Sr. César García. El interés de este caso
estribó en cómo Miguel Rottemberg logró encubrir sus operaciones a través
de influencias políticas, tomando en cuenta que él fue el prestamista de 2
millones de bolívares de los 5 millones que AD utilizó en la campaña
electoral de 1963. Siendo condecorado, incluso, con la orden Francisco de
Miranda. El Sr. Rottemberg firmó un documento bajo coacción policial,
según alegato posterior, mediante el cual cedía sus bienes en garantía al
Ejecutivo Nacional. Un dato curioso en este caso es que el gobierno, en
lugar de utilizar a la PTJ, organismo encargado de ese tipo de delitos, utilizó
a su policía política, la DIGEPOL.

RESULTADO

El documento de cesión de bienes al Ejecutivo Nacional firmado por el Sr.


Rottemberg fue revocado, supuestamente por haber sido firmado bajo
coacción policial. El Sr. Rottemberg huyó a Colombia, traspasando sus
bienes a su hijo Carlos Rottemberg, dueño de la empresa FRICA.
145

CASO: SEGUROS SOCIALES PRESIDENCIA: Rafael Caldera (1969-1975)

FECHA SUCESO: 1967-1970 FECHA DENUNCIA: 1971,1973

DENUNCIANTES: Confederación de Trabajadores de Vénezuela (CTV); Paúl


Delfino, Alfredo (Presidente de Fedecámaras) INVOLUCRADOS: Directivos,
médicos y personai de! IVSS

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República.

DENUNCIA: Negligencia y mala administración; cobros y compras


irregulares
MAGNITUDES: Imprecisas MATERIA: Ambulancias, medicinas, equipos
médicos

HISTORIA

En julio de 1971, la CTV levantó un informe que luego envió al Presidente


de la República, sobre la caótica situación del Instituto Venezolano de los
Seguros Sociales (IVSS). El Informe señalaba numerosas irregularidades:
un 33 por ciento del personal al servicio de dicho Instituto obraba sin
desempeñar ningún trabajo; la administración era caótica y carente del
dinamismo requerido en un Instituto de esas magnitudes: no existía
sistema de recaudación suficiente para todas las cobranzas facturadas, ni
control administrativo de las afiliaciones, adquisiciones •Ir fármacos,
equipos médicos y de oficina. Los gastos por concepto de fármacos y
equipos médicos ascendían a la asombrosa suma de 150 millones de
bolívares. El escaso control de asistencia de los médicos ocasionaba un bajo
ndimiento y permitía un altísimo índice de ausentismo, lo igual hizo florecer
las "suplencias". Para probar lo alado, el informe reseñaba que entre 1967 y
1970 los estos por concepto de pago de personal se habían incrementado
en 124 millones de bolívares. Este instituto gastaba, además, 30 millones
anuales en alquiler de camas y servicios médicos por contrato.

En su Informe de 1971, la Contraloría General de la República mostraba


ampliamente el estado de los Seguros Sociales: "no existe manual de
procedimiento y normas administrativas que regulen las acti vidades que
cumplen las distintas dependencias del Instituto; se carece de adecuado
control sobre la facturación, cheques para el pago de indemnizaciones,
existencias en farmacias, etc; las oficinas del interior carecen de los
expedientes relativos a los documentos del personal a su servicio; no se ha
establecido una adecuada política de cobranzas por lo cual la morosidad en
facturación se incrementa; no existe sistema de control adecuado de los
inventarios en provedurías y farmacias, por lo cual los valores de las
existencias señaladas en los estados financieros carecen de confiabilidad. En
cuanto a los estados financieros no fue posible opinar sobre la razonabilidad
de los saldos de las cuentas "Existencias en Proveduría" y "Existencias en
Centros y Hospitales" debido a la falta de control adecuado". Todo ello
permitió concluir a la Contraloría que el balance del IVSS, para el 31 de
diciembre 1970, no reflejaba razonablemente la situación financiera del
mismo. Posteriormente, en 1973, Alfredo Paúl Delfino, Presidente de
FEDECAMARAS pidió que se abriera investigación en el IVSS por presuntas
146

irregularidades señalando: la compra de 34 ambulancias adquiridas en el


mes de julio de 1972 a un costo aproximado de 180 mil dólares; la emisión
de cheques fuera de fecha y transferencia de cargos y ascensos conferidos a
empleados que tenían pendiente sanciones severas. Se denunció también
que habían sido creados nuevos cargos a espaldas del Consejo Directivo.

RESULTADO

El IVSS fue sometido a averiguaciones por parte de la Contraloría General


de 1 á República. De las 149 averiguaciones administrativas iniciadas por la
Contraloría en el año 1971, 14 correspondían al IVSS y en 1972 se abrieron
6 casos más. Sin embargo, entre 1971 y 1975 no se encontró ninguna
investigación abierta sobre la denuncia de Delpino respecto a la compra de
ambulancias.

En los informes correspondientes a los años 1972, 1973, 1974,1975 las


auditorías anuales realizadas rutinariamente por la Contraloría arrojaron el
mismo dictamen sobre este Instituto: el balance no reflejaba la situación
financiera del mismo. Finalmente, el 10 de mayo de 1976 fue publicado en
Gaceta Oficial un nuevo reglamento de la Ley del Seguro que suprimía las
pocas modalidades de control existentes en la Ley Especial de 1966, la cual
preveía en su artículo 57 que en el referido Instituto habría una oficina de
Contraloría, cuyo director sería de libre elección y remoción del Contralor
General de la República. La nueva ley suprimió, además, la publicación de
los balances semestrales del IVSS eliminando la posibilidad de control por
parte de la colectividad. La publicación de los balances fue sustituida por la
de los balances anuales de los fondos, los cuales no reflejan el movimiento
de las cuentas ni la situación financiera del Instituto. Al eliminar la
obligación de publicación de los balances semestrales del IVSS, se eliminó
también el requisito de certificación por la Contraloría General. Con tales
disposiciones, se privó a la colectividad, y especialmente a la Contraloría
General de la República, de un efectivo control sobre el Instituto Venezolano
de los Seguros Sociales. Hemos de suponer que la situación caótica del
Instituto permanece igual hasta nuestros días.
147

CASO: SIDOR

PRESIDENCIA: Raúl Leoni (1964-1969) FECHA SUCESO: 1967

DENUNCIANTES: Olavarría, Jorge (Diputado del Partido Liberal); Aguilar,


Pedro Pablo (Diputado de COPEI); Mesa Espinoza, Salom; Mendoza Estrella,
Marcial

INVOLUCRADOS: Alcalá Vásquez, Héctor; Pocaterra, Julio; Leoni, Raúl

INVESTIGADORES: Comisión designada por la Cámara de Diputados

DENUNCIA: Manejo en torno a licitaciones para cobro de comisiones

MAGNITUDES: Bs.700.000.000 (monto de la licitación)

MATERIA: Construcción de una planta de laminados planos de acero y otra


de hojalata

HISTORIA

El 10 de noviembre de 1967 la empresa estatal Siderúrgica del Orinoco


(SIDOR) abrió una licitación para la construcción en el Estado Bolívar de
una planta de laminados de acero y otra de hojalata, que tendrían un costo
aproximado de 700 millones de bolívares. Al llamado concurrieron 10
empresas, muchas de las cuales gozaban de alta calificación internacional.

El Ejecutivo Nacional designó una comisión encargada de calificar a los


participantes, con representantes de los ministerios de Hacienda, Obras
Públicas, Fomento, Corporación de Guayana, Colegio de Ingenieros y
SIDOR. Esta comisión fue designada mientras se encontraba en Europa el
ingeniero Héctor Alcalá Vásquez, directivo de SIDOR, en gestiones y
contacto con algunas de las empresas licitantes. A su regreso de Europa, el
Presidente de la República, Dr. Raúl Leoni, decidió incorporar a Alcalá
Vásquez en esa comisión, para "aligerar y coordinar los trabajos del proceso
de licitación", sin que sus miembros supieran el significado, límites y
alcances de tales funciones, por demás muy originales, puesto que la
Comisión estaba ya nombrada.

Alcalá Vásquez, cuñado del secretario de la Presidencia, Manuel Mantilla, y


pariente de la esposa de aquél, doña Menea de Leoni, había sido indiciado,
dos años antes, de "haber cometido hechos delictuosos durante su ejercicio
del cargo de Director General del Ministerio de Obras Públicas" según
veredicto de la Contraloría General de la República en expediente N° 154
del 6-7-65, en relación con la compra y suministro de materiales de
construcción para el Distribuidor "La Araña". El expediente respectivo
estaba pendiente en el Juzgado Tercero de Instrucción del Dtto. Federal,
bajo el N° 8738.

Bajo la directa intervención de Alcalá Vásquez, la Comisión descartó a 6 de


las 10 empresas concurrentes, entre las cuales estaban las más calificadas
internacionalmente para realizar las obras requeridas: Innocenti y el
148

Consorcio Italo-Americano, que incluía a la Mesta Machine Company, la más


competente en cuanto al aspecto eléctrico, que constituía un factor
importante para la modernización del nivel técnico de los laminadores. Las 4
empresas seleccionadas, como comprobó después la Cámara de Diputados,
estaban íntimamente vinculadas entre sí por nexos financieros y técnicos,
con lo cual se desvirtuaba la competencia entre concurrentes, objeto
fundamental de una licitación.

Entre las empresas admitidas se encontraba la UNITED, empresa que dio


las instrucciones técnicas para la construcción de la planta de laminación,
dos concesionarios de la misma United, y una empresa japonesa
concesionario de una empresa rechazada. El diputado Pedro Pablo Aguilar
acusó a altos funcionarios del partido de gobierno de proteger a la empresa
escogida a cambio de una cuantiosa comisión, pidiendo investigar la
relación de la Comisión de Licitación, antes de los estudios y el llamado a
licitación, con las empresas que iban a concurrir a licitación, tomando en
cuenta un "viaje de negocios" que en el año 67 habían hecho a Suiza Héctor
Alcalá Vázquez, Julio Pocaterra y Carlos Andrés Pérez.

A raíz de este viaje, el nombre de Julio Pocaterra había sido vinculado a la


empresa inglesa David and United Engineering Company y a la preferencia
del gobierno adeco en el sentido de darle la licitación correspondiente a
dicha compañía. En aquella oportunidad, se supo que Pocaterra y Alcalá
Vásquez tuvieron estrecha relación con Raymond Smith, agente de la
compañía metalúrgica. Mediante proceso de investigación se confirmó que,
efectivamente, hubo irregularidades, puesto que las empresas postulantes
no se acogieron a las condiciones del llamado y las empresas seleccionadas
pertenecían a una misma casa matriz, corriéndose el riesgo de que fueran
261 ellas quienes impusieran las condiciones y no al contrario; amén de que
no existió comparación de técnicas puesto que las empresas portaban la
misma patente.

Un representante de una de las empresas descalificadas declaró a Argenis


Gamboa, Presidente de SIDOR, que Alcalá Vásquez le había pedido una
comisión para permitir la concurrencia de su compañía. La Cámara de
Diputados envió una comisión a Italia para interrogar al declarante, pero
éste no confirmó su declaración. No pudo, por consiguiente, verificarse la
veracidad de la denuncia.

RESULTADO

En marzo de 1968, cuando estaba a punto de culminar el proceso licitatorio


movido por evidentes intereses que lo habían mediatizado, el partido Acción
Democrática perdió su dominio mayoritario en la Cámara de Diputados,
como
consecuencia de la disputa interna por la candidatura presidencial del
Partido entre los seguidores del Dr. Prieto Figueroa y los del Dr. Gonzalo
Barrios. Gracias a ello, se pudo designar una Comisión investigadora de
todo el proceso licitatorio, que al cabo de acaloradas discusiones falló que la
designación de Alcalá Vásquez había sido irregular y su actuación no se
había ajustado a la Ley. Por consiguiente, se debía proceder a otra
licitación; esta vez dentro de parámetros legales y bajo la supervisión de la
149

Cámara. El plazo acordado se pautó para mediados el año • 1969, bajo la


supervisión del nuevo Presidente de la República.

CASO: SIERRA NEVADA PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-1979)

FECHA SUCESO: 1977 FECHA DENUNCIA: 1979

DENUNCIANTES: Díaz Bruzual. Leopoldo (Presidente del Fondo de


Inversiones) INVOLUCRADOS: Pérez, Carlos Andrés (Presidente de la
República); Hatchweli Toledano, Maurice; Hatchweli Toledano, Jack
(accionistas principales de HICE); Bendahan, Sidney (asesor técnico de
HICE); Hayoz, Franz (representante judicial de HICE); Chocrón Cohén, José
(representante de HICE); Raphael, John (Presidente CVF); Octavio, Andrés
(Contralor General de la República); Alvarez Domínguez, Luis (Ministro de
Fomento); López Oquendo, Anselmo (Director de Tráfico Marítimo
Min.Com.); Peña Dávila, Rómulo (Director General CVF); Peñaloza, Eduardo
(Contralor Delegado en N.Y.); Cova Arria, Luis (asesor legai de CVF);
Alfonso Contreras, Luis F. (Consultor Jurídico de CVF)

INVESTIGADORES: CIEI; Comisión de Etica de Acción Democrática;


Contraloría General de la República; Comisión Especial de la Cámara de
Diputados, Tribunal VII de Primera Instancia en lo Penal

DENUNCIA: Responsabilidad política, moral y administrativa en el


sobreprecio en la compra de un buque refrigerado, que posteriormente fue
considerado innecesario, resultó inútil y se volvió chatarra anclado en
Ciudad Bolívar.

MAGNITUDES: Bs.34.038.972 ($7.916.040 por sobreprecio); Bs.86.000.000


($20.000.000 el valor total del buque perdido)

MATERIA: Buque frigorífico apto para navegación

HISTORIA

Las negociaciones para la compra del barco frigorífico se inician a principios


de mayo 1977. El 4 de mayo, la firma HICE, S.A. (empresa constituida en
Friburgo por el Sr. Frank Hayoz, nunca registrada en Venezuela, teniendo
como Director General a Mauricio Hatchwell Toledano, factor del grupo de
empresas Hatchwell Toledano que operaban en Venezuela), hace la oferta al
Ministro de Fomento venezolano de "un barco refrigerado, el cual podría ser
utilizado como almacén refrigerado entre tanto, y servir luego de transporte
marítimo". La oferta del Ragni Berg, por 23 millones de dólares, es suscrita
por el Sr. Sidney Bendahan quien además comenta sobre la necesidad
venezolana de almacenaje refrigerado y le fija plazo al Gobierno para su
respuesta hasta el 10 de mayo.

En el Acta del Consejo de Ministros del 10 de mayo de 1977, se asienta la


oferta del buque refrigerado y la decisión de enviar una Comisión a
inspeccionarlo el día 16 de mayo, fecha en la cual dicho buque estaría en
Long Beach, California. Según declaraciones posteriores del ministro de
Fomento, Dr. Luis Alvarez Domínguez, en esa misma reunión del Consejo
150

de Ministros, el Presidente Carlos Andrés Pérez le insistió que actuara con


toda celeridad, instruyéndole que procediese sin más dilaciones. Por ello, el
Ministro de Fomento se dirigió el mismo día al Presidente encargado de la
Corporación Venezolana de Fomento, Sr. John Raphael: "Según
instrucciones del señor Presidente de la República debo transmitir a Ud. el
interés del Ejecutivo Nacional en adquirir, a la mayor brevedad, un barco
refrigerado que sirva de transporte marítimo y de almacén en frío a los fines
de las tareas de abastecimiento que se emprendan para satisfacer las
situaciones del mercado nacional". Y a continuación le participa la oferta del
Ragni Berg por la HICE, S.A., así como le informa de sus comunicaciones al
Contralor General de la República, José Andrés Octavio, y al director de
Tráfico Marítimo del Ministerio de Comunicaciones, Dr. Anselmo López
Oquendo, para que procediesen a la calificación de la oferta. En la misma
comunicación se autorizó a la Corporación Venezolana de Fomento para
gestionar con alguna entidad bancaria un préstamo por un monto igual al
exigido en la primera oferta de la HICE; es decir, 23 millones de dólares. El
barco sería adquirido por la Corporación Venezolana de Fomento, en el
entendido de que ésta lo transferiría en el futuro a la C.A. Venezolana de
Navegación, según comunicaciones del Ministerio de I 'omento al Presidente
encargado de la CVF y al Contralor General de la República.

La comisión delegada enviada a Long Beach estuvo integrada por: el Dr.


Rómulo Peña Dávila (director general de la CVF.); el Dr. y capitán de Altura,
Anselmo López Oquendo (del Ministerio de Transporte y Comunicaciones);
el Dr. Eduardo Peñaloza (delegado especial de la Contraloría). Por la HICE
estaban los Sres. Sidney Bendahan y Jack Hatchweli Toledano; participaron
además: el Sr. Berg, representante de los astilleros i onstructores del barco,
y el Sr. Paul Kingston, de una lirma de arquitectos navales GIBBS AND COX,
quienes ¡uinque no eran expertos en avalúos de barcos, habían sido
llamados como expertos.

El 16 de mayo la comisión se efectuó el avalúo del barco. Según el Sr.


Kingston, dado el número de los misionados, terminaron haciendo la
inspección el Dr. Peñaloza y él; y habiendo sido interpelado por el primero '
e si consideraba que el barco valía los 23 millones de dólares, Kingston
contestó que podía ser un precio quitativo pero que consultaría con un
amigo de Nueva York. Luego de esa consulta, Kingston informa al Dr.
Peñaloza que el precio del Ragni Berg bien podía ser 20 millíones de
dólares, pero le aconseja simultáneamente nsultar con una firma
especialista en avalúos. Era inexplicable, por consiguiente, la presencia de
ese avaluador para justificar la adquisición. Sin embargo, el 23 de mayo, los
comisionados informan a sus respectivas dependencias que, aunque
Venezuela no tiene antecedentes para avaluar el precio de la nave, el
cálculo usual, por desplazamiento en rosca, arrojaba un estimado
equivalente a $21.315.000. Agregaba el informe que el Ragni Berg era el
único barco refrigerado disponible y que convenía la adquisición del mismo,
dadas las necesidades urgentes de abastecimiento. Lo cual no resultó cierto
pues cuando la Contraloría General de la República, antes de emitir su
estimado, indagó sobre la existencia de otros barcos disponibles, recibió el
31 de mayo información de los corredores navieros Simpson, Spence and
Young, sobre la existencia de otros buques refrigerados con precios
oscilando entre 12 y 16 millones de dólares. Según el Dr. Alvarez
151

Domínguez, el Presidente Pérez lo instó a llamar al contralor Octavio para


que apurara su veredicto. Este se apuró, pero no suficientemente pues
cuando emitió su veredicto, el 3 de junio, fijando como precio máximo para
la adquisición del Ragni Berg la cantidad de 20 millones de dólares, ya la
operación estaba hecha. No tuvo siquiera tiempo de analizar las otras
ofertas.

Los otros se habían apurado mucho más: preparándose para la conclusión


del negocio, Mauricio Hatchwell Toledano, aunque estaba en Caracas, había
otorgado el 20 de mayo, una carta-poder privada, ni notariada ni
registrada, al Dr. José Chocrón para la firma del contrato con la CVF. El 24
de mayo el Dr. John Raphael solicita - la Contraloría autorización para la
compra del barco en 23 millones de dólares, y el 25 de mayo informa al
directori de la CVF que "siguiendo instrucciones del Ministro de Fomento por
instrucciones del Presidente de la República se está procediendo a la
compra del Ragni Berg. El día 26 Raphael le lleva el contrato al Ministro de
Fomento quie como Presidente del Consejo Nacional para el Desarrollo de la
Industria Naval, autoriza la compra del barco.

El mismo día 26 de mayo, la firma de corredores de barcos Hjalmar Bjorge,


de Noruega, solicita al Ministro Real de Comercio y Navegación noruego, en
nombre y representación de Shipping Engagement y Dramen, la verdadera
dueña del barco, permiso para vender el barco Ragni Berg por $11.853'000.
El 27 de mayo, el Ministro Real de Comercio y Navegación da la autorización
del gobierno noruego para vender el barco en dicha suma.

Simultáneamente, en Caracas se firma, el mismo 27 de mayo de 1977, el


contrato entre la HICE, S.A., representada por el doctor José Chocrón, y la
CVF, representada por John Raphael, para la compra del Ragni Berg. El
precio convenido en el contrato es de 22 millones de dólares sujeto a la
aprobación de la Contraloría General de la República. El mismo día, el Dr.
Raphael abre una carta de crédito irrevocable y transferible de la Unión de
Bancos Suizos en Nueva York, y confirmada por Kristiania Bank y
Kreditkasse de Oslo, por la suma de 22 millones de dólares, sujeta a la
aprobación de la Contraloría.

Tres días después, la firma C.Q. Keefe Ltd. de Londres publica en su boletín
de mayo la noticia de la venta a Venezuela del buque Ragni Berg por 11
millones de dólares, agregando que dicho barco había sido comprado unos
años antes por la Shipping Engagement en $3.150.000. Similar información
dio posteriormente el Daily Freight Register, un diario londinense
especializado en cuestiones marinas, carga, compra-venta de barcos y en
general el negocio de transporte marítimo, publicando una nota referente al
Ragni Berg: "una motonave refrigerada de 9.218 toneladas DW 6682 bruto
construido en Drammen 1972 vendido por AS Shipping Engagement Oslo a
intereses venezolanos por un precio de 11 millones ile dólares".

Como el 3 de junio la Contraloría emite su autorización máxima por 20


millones de dólares, la empresa HICE escribe a la CVF, ese mismo 3 de
junio en la mañana, una contraoferta por $20.500.000; el Ministro de
Fomento solicita a la Contraloría aceptar la nueva oferta pero,
milagrosamente, en la tarde del mismo día en que pasó todo, la HICE se
152

ablanda y hace una última oferta por 20 millones de dólares, que es


aceptada por todos procediéndose ese mismo 3 de junio a la redacción y
suscripción de un nuevo contrato compra-venta del Ragni Berg —
rebautizado en Venezuela "Sierra Nevada"— entre la HICE y la CVF,
acordándose, ese mismo día, modificar la respectiva carta de crédito.

La modificación de esta carta de crédito se hace el día 7 de junio y en ella


se omite el precio de compra-venta del buque a Venezuela, habidas cuentas
de que ya había aparecido en los boletines navieros internacionales el valor
de venta por parte de la Shipping Engagement. El abogado y jurista, Luis
Cova Arria, quien había sido llamado como Asesor General y Especial para
la formalización legal de la negociación, efectúa junto con los consultores
jurídicos y abogados de la CVF dicha modificación. Posteriormente informó
que le pareció extraño pero creyó que respondía a cuestiones de evasión de
impuestos en Noruega por parte de la Shipping.

El 17 de junio, el Ministro de Fomento solicita al Presidente de la República


que lo exima del instructivo presidencial N° 24 sobre licitaciones y obtiene
en seguida la autorización del Presidente para eximir la operación del
proceso de licitación, cuando la operación estaba evidentemente cerrada
desde hacía varios días. La distribución de la carta de crédito efectuada por
el Cristiania Bank og Kreditkasse de Oslo el 4 de julio de 1977, se hace
conforme a instrucciones de la HICE S.A. de la siguiente manera:

-A.S.Shipping Engagement
(representada por Peter Berg) $11.853.959
-HICE S.A. $3.100.000
(representada por F.Hayoz y en una cuenta
en el Chase Manhattan Bank, de Ginebra-Suiza)
-Establecimiento para el Comercio Inter-
nacional de Materiales de Construcción
$4.816.040
(Depositados :en una cuenta bancaria Suiza)
-Cristiania Bank og Kreditkasse $80.000
(comisión bancaria)
TOTAL:
$20.000.000

En el certificado de comercio o construcción que reposa en el expediente


administrativo de la compra del barco, aparece que el costo del Ragni Berg
era de $6.532.465 y algunos de los intervinientes en la negociación se
habían seguramente enterado del verdadero precio de venta a Venezuela.
De manera que resultaba inexplicable, según esta información, que este
barco hubiera sido comprado por Venezuela en 20 millones de dólares. Pero
hubo silencio respecto al barco durante los siguientes meses hasta que su
pobre destino lo trajo de nuevo al interés público, como cuerpo insepulto
del delito.

El buque había llegado a la Guaira por primera vez el 30 de agosto de 1977,


con dos cargamentos de pollo refrigerado lecogidos en Hamburgo y Vigo en
su primer viaje a casa. Esa carga, que representaba solamente la cuarta
parte de su « apacidad, resultó casi el único servicio prestado por el buque.
153

Desde su arribo hasta el 17 de diciembre permaneció anclado e inactivo,


fecha en la cual es chocado por una motonave griega, causándole serios
daños. Una vez reparado, el buque, que empezaba a ser oneroso e Inútil,
fue llevado lejos de la visión público al río Orinoco en ciudad Bolìvar.
Aparentemente la pretensión inicial de usarlo como silo refrigerado flotante
era inadecuada pues era imposible cargar un barco de tal capacidad anclado
en muelle; y hacerlo en bahía también resulto oneroso. Aunque en
septiembre de 1977 el Presidente de la CVF había intentado traspasarlo a la
CAVN para que el buque fuera usado como transporte marítimo como
correspondía a una buena motonave y como había sido previsto desde el
principio, el traspaso no se había hecho. Se supo después que el intento de
Raphael por traspasar el barco le costó el puesto en la CVF y convertirse en
chivo expiatorio de todo el asunto.

En mayo de 1978, el periodista Ennio J. Peñalver publicó en la revista


Impacto Económico la primera denuncia sobre comisiones cobradas en la
compra del Sierra Nevada. En dicha denuncia, quizá tirando palo de ciego
en la bruma amortiguadora que había rodeado la negociación, el 270
periodista involucra especialmente a Luis Alvarez Domínguez, por lo cual
éste lo pasó a tribunal disciplinario de AD y lo demandó por difamación e
injuria ante un tribunal que le dictó auto de detención (no ejecutado pues
Ennio Peñalver no se puso a derecho). Posteriormente, en septiembre de
1978, el diputado Leonardo Ferrer hizo también denuncias sobre el caso,
pero no hicieron mella en el ambiente electoral.

El triunfo de Luis Herrera Campíns en las elecciones presidenciales de 1978


cambió el panorama. El nuevo Presidente de la CVF, Francisco Sananes
Carranza propuso a Luis Cova Arria, nuevo Vicepresidente de la CAVN,
cumplir un instructivo presidencial anterior en el cual se le ordenaba a CVF
transferir el buque a la CAVN, a la cual realmente le correspondía haber
comprado el barco. Pero el Dr. Cova sabía o había visto mucho y,
preocupado por el patrimonio de su nueva responsabilidad, propone que se
haga un avalúo antes de aceptar el traspaso. Se contrató a la firma Rach
Jackes & Yerol Ganzon, la cual hizo el avalúo por $7.500.000. De ello
informa Cova Arria al Dr. Díaz Bruzual, Ministro-Presidente del Fondo de
Inversiones de Venezuela. Y es Díaz Bruzual quien revienta el escándalo por
primera vez, entregando documentación a la opinión pública y dando origen
a una investigación por parte de la Comisión Investigadora contra el
Enriquecimiento Ilícito de Funcionarios y Empleados Públicos; que sería
seguida por la averiguación de la Comisión de Etica de Acción Democrática,
la Contraloría General de Venezuela y el Congreso de la República, entre
otras instancias de averiguación.

Al principio de la polémica en torno al Sierra Nevada, se pensó que los


responsables de dicha negociación habían sido los señores John Raphael, de
la Corporación Venezolana de Fomento, José Andrés Octavio, ex- Contralor
General de la República, y Luis Alvarez Domínguez, ex-Ministro de Fomento.
Al paso de los días, cartas enviadas a la prensa por los nombrados, y
efervescentes comentarios de corrillo cambiaron el tema de rumbo y se
atribuyó la responsabilidad de la compra al ex-Presidente Carlos Andrés
Pérez. No obstante tantas discusiones, el núcleo de beligerancia fue el
sobreprecio de 8 millones de dólares y a dónde fueron a parar. Se puso en
154

la mira, especialmente, al grupo de empresas Hatchweli Toledano que había


vendido a Venezuela, a lo largo del gobierno de Carlos Andrés Pérez, una
gama variadísima de cosas: barcos refrigerados, muelles flotantes, leche en
polvo, cemento (véanse casos respectivos). Según se minoró entonces, esa
preferencia se debió a su vinculación con la Sra. Cecilia Matos, lo cual cobró
cuerpo cuando la Revista Resumen publicó que una de esas empresas había
pagado los gastos de pasaje y alojamiento de ella y sus acompañantes en
un viaje a Europa; información que no fue comprobada aunque el mismo
director de la revista, Jorge Olavarría, la llevó posteriormente ante el
Congreso.

RESULTADO
El 27 de septiembre de 1979, Carlos Andrés Pérez envía una carta pública al
Dr. Ramón J. Velázquez, Director de El Nacional, adelantándose al veredicto
que estaba por emitir la Comisión de Etica de Acción Democrática que había
sometido el caso Sierra Nevada a una averiguación exhaustiva. En dicha
carta y en otra posterior al CEN de AD, el entonces ex-Presidente de
Venezuela se desembaraza de toda responsabilidad sobre la compra del
buque. Sus argumentos fundamentales pueden ser resumidos así:

1o Sus instrucciones al Ministro de Fomento y al Presidente de CVF fueron


relativas exclusivamente a la necesidad de proveer almacenamiento para
solucionar el problema de desabastecimiento, hablándoles de adquirir algún
"barco viejo que sirviera de silo flotante". En tal sentido, dichos funcionarios
son los responsables por adquirir un barco distinto al señalado en sus
instrucciones.

2o Nunca presionó a dichos funcionarios para que adquirieran ningún barco


específico; sólo para que solucionaran el problema de almacenamiento.

3o El Presidente se enteró de la oferta específica de un barco noruego,


apenas el 10 de mayo de 1977 y volvió a tener conocimiento de la materia
sólo el 17 de junio, cuando a petición del Ministro de Fomento firmó la
resolución eximiendo a la CVF de licitación.

4o Su decisión se fundamentó en la confianza puesta en sus funcionarios y,


especialmente, en la aprobación dada a la operación por la Contraloría
General de la República, dadas las evaluaciones efectuadas por las firmas
GIBB & COX para la Contraloría y SIMPSON SPENCER & YOUNG para la
Corporación Venezolana de Fomento.

5o Por todo lo antedicho, y en cuanto el Presidente acepta la existencia de


irregularidades en la negociación al declarar: No pretendo con ello esquivar
la evidente circunstancia de la equivocada o negligente adquisición del
barco Sierra Nevada..." traspasa toda la responsabilidad a las espaldas de
los funcionarios: José Andrés Octavio, Luis Alvarez Domínguez y,
especialmente, John Raphael.

Ante la carta de CAP a Ramón J. Velázquez, y su expresa aceptación de


irregularidades, el nuevo contralor, Manuel i ilacl Rivero, ordena el mismo
27 de septiembre la ipertura de averiguaciones en la Contraloría General de
155

la pública: "habida consideración de que el error y la negligencia son


circunstancias que comprometen la responsabilidad administrativa..."

El 11 de octubre de 1979, la Comisión de Etica de AD, integrada por Marcos


Falcón Briceño, Blas Bruni Celli, Andrés Eloy Blanco Iturbe, Luis González
Herrera y Juan Herrera, terminó sus investigaciones acerca del caso Sierra
Nevada y decidió por unanimidad emitir un informe dictaminado que la
operación se había efectuado precipitadamente, sin la licitación necesaria
para una oinpra de tal magnitud, sin haber considerado otras licitaciones u
ofertas y sin haber indagado referencias de la empresa HICE S.A., la cual no
estaba registrada en Venezuela, ni había presentado ninguna referencia
"inercial ni bancaria. La Comisión de Etica consideró "incidentes las
declaraciones efectuadas ante ella por los ciudadanos Luis Alvarez
Domínguez, John Raphael y J.A. Octavio, mientras que consideró tener
documentación suficiente para demostrar que "la realidad fue otra" a la
narrada por Carlos Andrés Pérez, especialmente en lo relativo a su orden de
comprar un barco viejo en lugar de uno que sirviera también como
transporte marítimo y en cuanto a su desconocimiento total del Ragni Berg
hasta el 17 de junio.

Finalmente, la Comisión de Etica declara la posibilidad de ui sobreprecio y la


"convicción moral que la compra del buque refrigerado SIERRA NEVADA fue
apresurada y en gravisímo perjuicio de los intereses nacionales. Quienes
decidieron esa compra no actuaron como bueno» administradores, no
solicitaron otras ofertas y, por lo contrario, la operación tenía nombre
propio desde que se inicia... "Tampoco se llevó a Consejo de Ministros..., no
hubo licitación y, en fin se compró un barco que no se ha utilizado". "Esta
responsabilidad moral y administrativi recae, a nuestro juicio, en el ex-
Presidente de la Repúblic» Sr. Carlos Andrés Pérez; en el ex-ministro de
Fomento, Dr. Luis Alvarez Domínguez y, en menor grado, en el Dr John
Raphael, porque aun cuando cumplió la» instrucciones del Ministro de
Fomento, ha debido ser más diligente en lo relativo al análisis y evaluación
de la oferta"

El dictamen de la Comisión de Etica de AD. Generó inmediatamente cartas y


declaraciones de los responsabilizados. Carlos Andrés Pérez insistió en
culpar a sus ministros y funcionarios, llenó cuestionarios, acudió a
interpelaciones, escribió cartas; dio declaraciones ambigüedades e
inexactitudes que efectuaron un acto de magia: la desaparición del
panorama del Presidente que había sido uno de los más presidenciálistas en
la historia de Venezuela; la desaparición de la responsabilidad del Jefe del
Estado con respecto a una administración típica de un gobierno por decreto
presidencial. Según la defensa del Presidente, durante los acelerados
movimientos para cerní el negocio del Sierra Nevada, él se había mantenía
totalmente inocente, sin información y al margen de una negociación cuyo
perjuicio a la nación, ahora reclamaba opinión pública.

Por su parte, John Raphael, José Andrés Octavio y Luís Alvarez Domínguez
cargaron sobre sus espaldas las responsabilidades que les soltó su
Presidente. No podían evitarlas porque ellos sí firmaron documentos
oficiales suscribieron contratos, tomaron decisiones sobre el papel. Ante la
opinión pública tuvieron a su favor el haber dado explicaciones coincidentes
156

entre los tres; además, las declaraciones de los tres fueron consistentes y
sin contradicciones en todas las interpelaciones a las que acudieron
( Contraloria, CIEI, Comisión Especial, Congreso, etc.) También narraron
reiteradamente la presión ejercida sobre ellos por el Presidente de la
República, por la cual procedieron a cumplir órdenes.

Las averiguaciones e interpelaciones produjeron otros veredictos además


del de la Comisión de Etica de AD. La Contraloría General de la República
levantó un expediente a través de la Dirección de Averiguaciones
Administrativas concluyendo que había responsabilidad civil y administrativa
en contra de quienes ordenaron la negociación y la ejecución. Con quienes
la ordenaron, la Contraloría encontró error, negligencia y omisión por: a) no
haber obtenido los estudios técnicos sobre la verdadera necesidad de
adquirir un barco frigorífico; b) No haber realizado alguna investigación
sobre la HICE; c) haber instruido a la CVF la compra del banco no obstante
que, por estatutos reglamentarios, ella noera competente para eso; d)
haber saltado el instructivo presidencial sobre licitaciones, puesto que la
autorización del Presidente se produce después que la operación estba
dada; e) especificamente al Ministro de Fomento, por haber autorizado la
compra como Presidente del Consejo Nacional para el Desarrollo de la
Industria Naval, sin haberlo sometido a consideración a consideración de
dicho concejo. En cuanto a la CVF, ejecutora de la operación, el Informe de
Contraloria encontró error, negligencia y omisión por: a) ser incompetente
para efectuar la operación; b) no haber hecho ningún estudio sobre la
operación contentándose con seguir instrucciones superiores.

Concluye el informe de Contraloría considerando la inversión de 20 millones


de dólares en la adquisición del Sierra Nevada como un perjuicio para la
nación dadas las circunstancia: a) que el barco realizó sólo un viaje, de
Noruega a Venezuela, con una carga que no alcanzó a la cuarta parte de su
capacidad; b) que la CAVN tenía capacidad ociosa para carga frigorífica y,
por tanto, no era necesario el buque refrigerado (debe agregarse, además
que CORPOMERCADEO había tomado medidas respecto a la necesidad de
almacenamiento y estaba construyendo para esa época el frigorífico de
Tazón y ampliando el de Cagua, obras terminadas en 1978; c) que luego de
su arribo a La Guaira, el buque fue utilizado sólo espóradicamente para
almacenamiento en frío por un lapso que no alcanzó los tres meses y en un
porcentaje mínimo de su capacidad; d) que el 26 de noviembre de 1977
finalizó este tipo de operaciones quedando totalmente inactivo desde esa
fecha.

Por su parte, la Comisión Invesigadora contra el Enriquesimiento Ilícito de


Funcionarios o Empleados públicos declara investigados a los siguientes
ciudadanos: Carlos Andrés Pérez, Luis Alvarez Domínguez, John Raphael,
Rómulo Peña Dávila y otros. Así mismo acordó solicitar a las autoridades
judiciales competentes la prohibición de enajenar y grabar bienes
pertenecientes a las personas investigadas, así como la prohibición de salida
del país. La Comsión acordó también dejar abierta la investigación en
relación a todos los demás funcionarios públicos y personas naturales y
jurídicas del sector privado que en una u otra forma intervinieron en las
negociaciones del Sierra Nevada. Fue nombrada una subcomisión especial
157

compuesta por Gilberto Morillo, Simón Jiménez Salas y guillermo Salazar


Meneses.

El 1 de noviembre de 1979, la Cámara de Diputados inicia la discusión sobre


la adquisición del buque y nombra una comisión especial para llevar
adelante la investigación compuesta por Ramón Tenorio Sifontes, Anselmo
Natale, Leonardo Ferrer, Pedro Tábata Guzmán y Miguel Bellorín quienes
declaran que en el proceso de negociación y ejecución del contrato de
compra-venta del Ragni Berg, la oferente HICE, S.A. realizó una seri de
maniobras engañosas con daño patrimonial a la nación venezolana. La
comisión exige a la Cámara de Diputados el establecimiento de la
responsabilidad política, administrativa, moral y penal de Carlos Andrés
Pérez, Luis Alvarez Domínguez, John Raphael y José Andrés Octavio,
quienes cooperaron en distinto grado y manera en la adquisición. También
reclama la comisión especial declarar is responsabilidad política, moral y
administrativa de l'ómulo Peña Dávila y Anselmo López Oquendo. Con
respecto a los representantes de la HICE, la Comisión pide la Cámara
exhortar al Ejecutivo para que se haga justicia y se evite la evasión de
Franz Hayoz, Mauricio Hatchweli toledano, José Chocrón Cohén y Sidney
Bendahan, requeridos por un Tribunal de la República. Salvan su voto en el
dictamen de esta Comisión, los diputados de Acción Democrática, Pedro
Tábata Guzmán y Miguel Bellorín, cumpliendo instrucciones del CEN de AD.

Durante más de seis meses, los diputados, primero, y luego el Congreso en


pleno, efectuaron amplia indagatoria y discusión de la documentación y
declaraciones de los inculpados, encontrando, además de las irregularidades
ya mencionadas, una serie de hechos extraños relacionados con la
operación. Primero, se estableció que no era cierto tu que había dicho el
Presidente Pérez con respecto a la Intervención de la SIMPSON SPENCER &
YOUNG como avaluadora del buque, puesto que esa firma sólo había dado
información a la Contraloría sobre la existencia de otros barcos frigoríficos a
menor precio; información une, por otra parte, no fue tomada en cuenta.
Los ¡iputados encontraron otras inexactitudes en las Aclaraciones del ex-
Presidente y, especialmente, contradicciones con respecto a la información
suministrada por sus ministros y funcionarios, quienes, unánime y
Moradamente, desmintieron su alegato de desconocimiento y
desinformación sobre el tipo de barco adquirido y alrededor de las
irregularidades cometidas en la negociación, puesto que todas las
comunicaciones de Fomento y CVF mencionaban las instrucciones directas
del Presidente de la República, así como la explicación de un barco
refrigerado para transporte marítimo y silo flotante. Asimismo, fue
considerada la responsabilidad directa del ex presidente al eximir del
requisito de licitación a la CVF para una negociación que se había cerrado
14 días antes.

Finalmente, cuando se obtuvo la documentación referente a la distribución


de la carta de crédito, se descubrió no sóle la magnitud exacta del
sobreprecio ($7.916.040 millonea y la tajada cobrada por la HICE
mediadora, sino que v supo además que una empresa misteriosa, la
ETABLISSEMENT POUR LE COMMERCI INTERNATIONAL DE MATERIAUX DI
CONSTRUCTION, la cual no había aparecido para nada durante la
negociación, había recibido casi 5 millones de dólares. Las indagaciones de
158

los diputados los llevaron tras la pista del ciudadano colombiano Carlos Pérr
Norzagaray, de quien el rumor y algunos órganos de prensa decían que era
no sólo amigo personal de Carlos Andrés Pérez, sino también su testaferro y
socio en muchos negocios. No obstante, la única relación establecida fue
una llamada de Pérez Norzagaray a Luis Alvarez Domínguez, en abril de
1977, preguntando si t gobierno estaba interesado en la compra de un
buque frigorífico, llamada que Pérez Norzagaray desconoció públicamente
contestando de manera insolente a Luis Alvarez Domínguez, quien en
ningún momento lo habíal acusado. Igualmente siguieron la pista de la
amiga y también posible testaferro del ex-Presidente, Cecilia Matos, pues se
había publicado información sobre un viaje a Ginebra que la misma había
realizado en septiembre de 1977, acompañada por Elizabeth de Valery
Norzagarus y Gladys López de Vásquez (ex-Directora General del Ministerio
de la Secretaría de la Presidencia) que fue pagado por Franz Hayoz,
Presidente de la HICE S.A. Por declaraciones de Jorge Olavarría a la
Comisión Especial de Diputados, fue interpelada en la Cámara la Dra. López
de Vásquez, quien negó enfáticamente haber realizado ese viaje, alegando
estar en Venezuela en septiembre de 1977; lo cual podía ser corroborado
pues en esa misma fecha se había efectuado la fiesta de cumpleaños de una
hija suya. El diputado Tenorio mostró a los diputados y ofreció a la prensa
documentación de la DIEX comprobando el movimiento migratorio de las
damas en cuestión. Pero cuando dicha documentación fue requerida en la
Cámara como evidencia, había desaparecido misteriosamente.

El Juez Séptimo de Primera Instancia en lo Penal, Dr. Héctor Marcano


Battistini, sentenció que hubo estafa en el caso Sierra Nevada porque se
simuló la necesidad del buque, y decretó auto de detención judicial como
autores de los hechos a los ciudadanos John Raphael Franklin, Anselmo
López Oquendo, Rómulo H. Peña Dávila, José Chocrón Cohén, Sidney
Bendahan M., Maurice Franklin Hatchwell Toledano y Franz Hayoz por la
comisión de delito de estafa a la Nación. El Tribunal se abstuvo de dictar
pronunciamiento respecto a Carlos A. Pérez, Luis Alvarez Domínguez y José
Andrés Octavio, por considerarse incompetente para ello. Sin embargo,
acuerda proseguir la investigación con respecto a: Luis D. Cova Arria, Erwin
K. Thomas Chacón, Pastor Delgado I Icrnández, Luis F. Alfonso Contreras,
Simón Rodríguez Mazzillo, José A. Lozada Provenzal, Miguel F. Briceño
Dunn, Pedro S. Conde R. y Celia de Lima Alvarado.

En Mayo de 1980, el diputado Ramón Tenorio Sifontes presenta en el


Congreso una serie de recaudos oncernientes a la repartición de la carta de
crédito. La documentación establece fechas y nombres creando un círculo
vicioso del capital que se hace invisible; indicios más que evidencias, como
suele acontecer en investigaciones de esta naturaleza.

1º Para la fecha en que se efectúa la negociación del Ragni Berg, la HICE


S.A. ordenó al Kristianía Bank y Kreditkasse, Oslo, transferir entre otras, la
suma de $4.816.000 al WERWAR FINGAND PRIVATE BANK, en una cuenta a
nombre de ETABLISSEMENT POUR LE COMMERCE INTERNATIONAL DE
MATERIAUX DE CONSTRUCTION.
159

2º Para junio y julio de 1977, Mauricio Hatchwell Toledano era miembro del
Consejo de Administración de esa empresa, con firma autorizada única
conjunta con el Dr. Emil Heins Batlier.

3º El 27 de julio de 1978, ya realizada la negociación del Ragni Berg, el Sr.


Hatchwell Toledano es desincorporado del Consejo de Administración y
Heinz Batlimer es la única firma autorizada.

4º El 30 de julio de 1979, se desincorpora Batlimer y se 280 designan


como firmas autorizadas conjuntas a Betty Fole y Lorez Giglio, residentes en
Ginebra.

5º Emil Hei'ns Batlier y Lorez Giglio forman parte del Werwar Fingand
Prívate Bank.

6º A partir de agosto de 1977, el Chase Manhattan Bank de Ginebra hace


cuatro transferencias al Banco Mercantil y Agrícola de Venezuela, a favor de
Mauricio Hatchwell Toledano, por la cantidad total de $1.900.000. El 30 de
julio de 1979, el mismo banco emite una orden de pago a favor del mismo
personaje, por la cantidad de $500.000.

7º De esa cuenta en el Banco Mercantil y Agrícola reciben cheques por


cantidades de más de 6 dígitos: Sidney Bendahan, Alberto Belezen, Moisés
Benzaquén, Alan Hatchwell Toledano, Mauricio Hatchwell Toledano, Equipos
Electrónicos G-2E, Banco de la Construcción y de Oriente e Inversora
NIFCO.

Parece claro que la evidencia presentada por Tenorio, (al menos en su


intervención en el Congreso; no sabemos si los recaudos presentados
añadían alguna información que no fue expresada verbalmente) no
esclarece la distribución de los $4.816.000 de la cuenta del Werwar Fingand
Prívate Bank. La distribución hecha en Caracas a través del Banco Mercantil
y Agrícola debía corresponder a los 3 millones obtenidos por la HICE y
depositados en su cuenta del Chase Manhattan en Ginebra.

No llegó otra información al Congreso antes de emitir sus conclusiones.


Dadas, oídas, discutidas y estudiadas las declaraciones, informaciones e
indicios, el 8 de mayo de 1980 el Congreso votó de la siguiente manera
sobre la responsabilidad política, moral y administrativa de los principales
involucrados en el asunto Sierra Nevada.

Carlos Andrés Pérez


Responsabilidad 132 4 102 238 apr
Política
Responsabilidad 115 10 113 238 neg Sí No Abst. Total
Moral Resultado
Responsabilidad Adm. 119 8 111 238 neg

José Andrés Octavio (Contralor)

Sí NQ Abst. Total Resultad


o
Responsabilidad 115 13 110 238 neg
Política
Responsabilidad 113 13 112 239 neg
Moral
Responsabilidad Adm. 115 13 110 238 neg
160

Luis Alvarez Domínguez (Ministro de Fomento)


Sí No AteL Total Resultado
Responsabilidad 132 106 238 apr
Política
Responsabilidad Moral 115 8 115 238 neg
y
Responsabilidad Adm. 121 5 112 238 apr

John Raphael (Presidente CVF)

Sí No Abst. Total Resultad


o
Responsabilidad 136 102 238 apr
Política
Responsabilidad Moral 116 7 115 238 neg
Responsabilidad Adm. 122 4 112 238 apr

Rómulo Peña Dávila

Sí No Abst. Total Resultada


Responsabilidad 130 108 238 apr
Política
Responsabilidad Moral 114 7 117 238 neg
Responsabilidad Adm. 121 4 113 238 apr

Anselmo López Oquendo

Sí Np Abst. Total Resultad


o
Responsabilidad 130 108 238 apr
Política
Responsabilidad Moral 114 7 117 238 neg
Responsabilidad Adm. 121 4 113 238 apr
161

Luis Cova Arria


Sí No Abst. Total Resultado
Responsabilidad 129 109 238 apr
Política
Responsabilidad Moral115 7 116 238 neg
Responsabilidad Adm. 122 1 115 238 apr

El diputado Arturo Hernández Grisanti dejó constancia del voto salvado de


la fracción parlamentaria de Acción Democrática por mandato del Comité
Ejecutivo Nacional del mismo partido. Así se clausuró la memorable y larga
sesión permanente del Congreso.

La responsabilidad administrativa de Carlos Andrés Pérez se hubiera


producido con sólo un voto más afirmativo, lo cual le habría inhabilitado
para volver a ser Presidente de la República. Ese hecho no fortuito se
produce gracias a la ausencia del Dr. Rafael Caldera y del Dr. David
Brillembourg; las abstenciones (voto en blanco) de José Vicente Rangel,
Américo Martín, Alonso Ojeda Olachea, Moisés Moleiro, Héctor Pérez
Marcano, Pedro Ramón Romera, Armando de Armas Silva, Andrés de Armas
Silva y Juán Simón Gandica y los votos negativos de las 8 únicas personas
que consideraron "inocente" al ex- Presidente: Antonio Machado, Tirso
Tosta, Angel Ramón La Rosa, Rafael Marrero Fernández, Nelson Luis
Martínez, Victor Sierra y los representantes de URD, Amilcar Gómez y Angel
Brito Villarroel. Es significativo el hecho de que solamente 8 congresantes
hayan considerado inocente al ex-Presidente. Los adecos adoptaron una
comprensible actitud de abstención, pues por solidaridad partidista no
podían condenar a su copartidario, a pesar de la sentencia condenatoria de
su Comisión de Etica. El resultado podía considerarse un empate: 119
afirmativos y 111 salvados más 8 negativos. De acuerdo al artículo 80 del
Reglamento del Senado y 82 de Diputados procedía
realizar una nueva votación.

Pero la Fiscalía General de la República cerró el caso Sierra Nevada el 13 de


junio de 1980. El Informe de la Fiscalía fue firmado por el fiscal Dr. Víctor
Ortega Mendoza (encargado por la ausencia del Fiscal General, Dr. Pedro
Mantellini, quien salió de viaje repentinamente poco después de una visita
efectuada por el Presidente del Congreso y el Presidente de la Corte
Suprema de Justicia que fue reseñada por la prensa). El Informe de la
Fiscalía fue redactado en tiempo récord, con apenas unas horas de estudio,
pues la Fiscalía recibió el Informe del Congreso en la mañana del 13 de
junio de 1989 y ese mismo día dió a conocer a la opinión pública la decisión
de la Fiscalía General, confirmadora de la decisión parlamentaria.

La opinión pública denominó ese Informe relámpago de la Fiscalía "el


Canachazo", pues los medios de comunicación revelaron que Canache Mata
había llevado él mismo los documentos al Fiscal encargado, a pocos horas
de la decisión del Congreso y sin haber cumplido los requisitos exigidos por
la ley de filiación y certificación de los documentos.
162

El 11 de junio de 1981, el ciudadano Luis Alvarez Domínguez solicitó a la


Corte Suprema de Justicia la anulación de la decisión emanada de la
Contraloría, el 16 de diciembre de 1980, confirmatoria de la dictada por la
Dirección de Averiguaciones Administrativas de la Dirección General de
Control de la Administración Descentralizada del 25 de julio de 1980.

El 6 de junio de 1985, la Sala Político-Administrativa de la Corte Suprema


de Justicia declaró con lugar la solicitud de nulidad interpuesta por el Dr.
Alvarez Domínguez por la incompetencia del órgano que condujo la
averiguación administrativa. La Corte anuló la decisión dictada por el
Contralor General de la República y anuló parcialmente, en cuanto refiere al
recurrente, la decisión emanada de la Dirección de Averiguaciones
Administrativas de la Dirección General de Control de la Administración
Descentralización de la Contraloría General de la República.

El Ciudadano Rómulo Peña Dávila también introdujo ante la Corte Suprema


demanda de nulidad de la decisión de la Contraloría. Esta editorial no pudo
obtener la sentencia de la Corte pero podemos suponerla similar a la
emitida con respecto al ciudadano Luis Alvarez Domínguez.
163

CASO: TELEGRAFISTA

PRESIDENCIA: Raúl Leoni (1964-1969)

FECHA SUCESO: Julio 1962

FECHA DENUNCIA: Junio 1963

DENUNCIANTES: División de Inspección y


fiscalización del Ministerio de
Comunicaciones.

INVOLUCRADOS: Angulo, José Gregorio (Encargado de la Estación


Telegráfica del Centro Civil de la Candelaria) INVESTIGADORES: Contraloría
General de la República y, posteriormente, el Juzgado Cuarto de Primera
Instancia en lo Penal, en la persona del juez Leopoldo Torres Freites
DENUNCIA: Peculado
MAGNITUDES: Bs. 15.146

MATERIA: dinero de la caja de estación telegráfica

HISTORIA

En 1963 se inició un proceso en contra del Sr. José Gregorio Angulo por la
sustracción de la cantidad de Bs.15.146 de la caja de la Estación Telegráfica
del Centro Civil de la Candelaria. El acusado afirmó ante los fiscales del
Ministerio de Comunicaciones que lo había hecho por motivos familiares, ya
que atravesaba una crítica situación económica y necesitaba el dinero con
urgencia. El Sr. Gregorio Angulo ofreció pagar la suma sustraída, dando su
casa en pago del dinero robado, proposición que no fue aceptada. Lo
insólito fue la importancia que le dieron al caso los medios de comunicación
y la intransigencia con que trataron al indiciado, más tratándose de una
persona de avanzada edad y de una cantidad de dinero relativamente
insignificante, en compararación con casos millonarios que ya empezaban a
visualizarse, como el de la Caja de Ahorro del MOP o los sobreprecios de los
terrenos adquiridos por el IAN, donde nada sucedió.

RESULTADO

El 10 de julio de 1963 se inicia un proceso que duró tres años, al cabo de


los cuales se encontró culpable al indiciado y fue condenado a prisión. Tenía
entonces 78 años.

Es importante el hecho de ser éste uno de los primeros casos de corrupción


administrativa del sistema democrático. De manera casi excepcional,
terminó con sentencia de culpabilidad; mientras esa larga cadena concluye
con la absolución de ex-Presidente Carlos Andrés Pérez el 8 de mayo de
1980.
164

CASO: TERRENOS DE LA AUYAMA PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez


(1974-1979) FECHA SUCESO: 1976 FECHA DENUNCIA: Abril 1979

DENUNCIANTES: Solazar Meneses, Guillermo (Diputado de AD)

INVOLUCRADOS: Avila Vivas, Virgilio (ex- Gobernador del Estado Nueva


Esparta, Jefe de "Jóvenes con Piñerúa", actual Gobernador de Caracas);
SINUESA (Sindicato de Nueva Esparta S.A.)

INVESTIGADORES: Expediente elaborado por un grupo de dirigentes de AD


e investigación realizada por el CEN de AD DENUNCIA: Tráfico de influencias
y concusión MAGNITUDES: Bs.30.000.000 MATERIA: Carretera

HISTORIA

SINUESA (Sindicato Nueva Esparta, S.A.) fue constituida el 7 de junio de


1956 con el objeto de realizar todo tipo de operaciones comerciales. Cuatro
días después, la empresa adquirió una propiedad llamada La Auyama y no
realizó ninguna otra negociación hasta 1966 cuando Virgilio Avila Vivas
aparece como socio, desempeñando el cargo de Director Principal con 100
acciones para el día 7 de septiembre de 1970 y con 670 acciones para el 30
de marzo de 1976. En 1974, SINUESA vende a la empresa Hotelera La
Auyama S.A. un lote de terreno de 34.796,55 m2, parte de la propiedad de
La Auyama, a Bs.30 el m2. En el contrato entre SINUESA y Hotelera La
Auyama existía una cláusula sexta en virtud de la cual SINUESA se obligaba
a construir, a sus propias expensas, una avenida desde la carretera de
Porlamar a Pampatar hasta el terreno vendido. Una cláusula octava
establecía una previsión penal por Bs. 800.000 contra la vendedora en caso
de incumplimiento de la anterior condición, pero SINUESA nunca construyó
dicha carretera y debía pagar la cantidad prevista.
En marzo de 1976, Virgilio Avila Vivas vende sus 670 acciones de SINUESA,
valoradas en Bs.402.000 (Bs.600 cada una) a la misma empresa. A cambio
del valor de dichas acciones, Avila Vivas compra a SINUESA parte de La
Auyama: 1.039.478 m2 a Bs.0,38 el metro, aproximadamente. La
desproporción del valor del m2 entre la adquisición anterior de Hotelera La
Auyama y la de Avila Vivas se produjo, evidentemente, por la promesa que
hizo Avila Vivas a los socios de su propia compañía de que él, como
Gobernador del Estado Nueva Esparta, efectuaría la construcción de la
carretera cuya obligación había contraído SINUESA con Hotelera La
Auyama. Una vez nombrado Virgilio Avila Vivas Gobernador del Estado
Nueva Esparta, la carretera fue construida por el Ejecutivo del Estado y
llamada "Boulevard Bolívar, Prolongación Av. Cedeño". A cambio, Avila
Vivas no sólo obtuvo a Bs.0,38 el m2 de unos terrenos valorados en Bs.60
el m2, como mínimo, sino que además se benefició de la construcción de la
carretera pues su lote de terrreno era parte de la misma propiedad inicial de
La Auyama.

Mientras tanto, Renato Campetti, un viejo constructor italiano de los


tiempos de Pérez Jiménez, regresa con dinero a Venezuela, después de 15
años de "exilio", e invierte en terrenos de La Auyama. Aparentemente,
Giulio Metimano lo había llevado a ver los terrenos que, de una u otra
forma, eran de Avila Vivas. Según dijo la prensa y los libros publicados
165

sobre el caso Carmona, Metimano era la conexión entre la mafia y los


políticos corrompidos, traficante y mediador en todo tipo de mercancía,
soborno, comisión o negocio: el hombre de las conecciones. En marzo de
1976, Campetti constituye la compañía Inmobiliaria Recam, luego
Urbanización Playa Moreno S.A., y le compra a Sinuesa 1.200.401 mts.2, a
Bs.15 el Dirección General de Control de la Administración Descentralizada
de la Contraloría General de la República.

El ciudadano Rómulo Peña Dávila también introdujo ante la Corte Suprema


demanda de nulidad de la decisión de la Contraloría. Esta editorial no pudo
obtener la sentencia de la Corte pero podemos suponerla similar a la
emitida con respecto al ciudadano Luis Alvarez Domínguez. incumplimiento
de la anterior condición, pero SINUESA nunca construyó dicha carretera y
debía pagar la cantidad prevista.

En marzo de 1976, Virgilio Avila Vivas vende sus 670 acciones de SINUESA,
valoradas en Bs.402.000 (Bs.600 cada una) a la misma empresa. A cambio
del valor de dichas acciones, Avila Vivas compra a SINUESA parte de La
Auyama: 1.039.478 m2 a Bs.0,38 el metro, aproximadamente. La
desproporción del valor del m2 entre la adquisición anterior de Hotelera La
Auyama y la de Avila Vivas se produjo, evidentemente, por la promesa que
hizo Avila Vivas a los socios de su propia compañía de que él, como
Gobernador del Estado Nueva Esparta, efectuaría la construcción de la
carretera cuya obligación había contraído SINUESA con Hotelera La
Auyama. Una vez nombrado Virgilio Avila Vivas Gobernador del Estado
Nueva Esparta, la carretera fue construida por el Ejecutivo del Estado y
llamada "Boulevard Bolívar, Prolongación Av. Cedeño". A cambio, Avila
Vivas no sólo obtuvo a Bs.0,38 el m2 de unos terrenos valorados en Bs.60
el m2, como mínimo, sino que además se benefició de la construcción de la
carretera pues su lote de terrreno era parte de la misma propiedad inicial de
La Auyama.

Mientras tanto, Renato Campetti, un viejo constructor italiano de los


tiempos de Pérez Jiménez, regresa con dinero a Venezuela, después de 15
años de "exilio", e invierte en terrenos de La Auyama. Aparentemente,
Giulio Metimano lo había llevado a ver los terrenos que, de una u otra
forma, eran de Avila Vivas. Según dijo la prensa y los libros publicados
sobre el caso Carmona, Metimano era la conexión entre la mafia y los
políticos corrompidos, traficante y mediador en todo tipo de mercancía,
soborno, comisión o negocio: el hombre de las conecciones. En marzo de
1976, Campetti constituye la compañía Inmobiliaria Recam, luego
Urbanización Playa Moreno S.A., y le compra a Sinuesa 1.200.401 mts.2, a
Bs.15 el metro para un total de Bs. 18.000.000. La intervención del italiano
resultó de mal signo para los participantes en los grandes negocios que se
estaban haciendo en esos terrrenos de la isla Margarita. El asesinato de
Ramón Carmona, abogado de Campetti, monta la olla de La Auyama ante la
opinión pública, que conoció entonces (¿por retruque?) de todos los
manejos del Gobernador de la isla.

El chofer de Campetti, Antonio D'Antona le había guardado a Renato


Campetti un maletín con cierta documentación importante. DAntona quiso
retirarse y,
166

cuando regresa Campetti de viaje, le pide sus prestaciones sociales


reteniendo el maletín como prenda. Aparentemente disgustado por el monto
de las prestaciones sociales reconocidas por Campetti, D'Antona le pide
ayuda a Giulio Metimano, quien lo pone en contacto con su buen amigo y
protector, el Jefe de la Policía Técnica Judicial, Manuel Molina Gásperi.
Campetti recibe una llamada de la abogada Mayra Vernet de Molina, esposa
del Jefe de la Policía, citándolo para una conferencia en relación a las
prestaciones sociales de D'Antona quien pide entonces un millón de
bolívares por prestaciones. Campetti se niega a pagar y D'Antona consigna
en la PTJ el maletín, supuestamente para que no lo acusaran de robo.
D'Antona presenta una denuncia laboral y la PTJ abre una averiguación por
estafa y evasión de impuestos, bloquean las cuentas del italiano y piden y
efectúan dos allanamientos en las oficinas de Playa Moreno. Campetti se
encuentra ante un intento claro de extorsión y acude a un amigo abogado,
Ornar Salaverría, quien le recomienda a Ramón Carmona (armona le
recomienda a su cliente no pagar un centavo y denuncia ante un Fiscal del
Ministerio Público lo que está
ocurriendo; el Fiscal lo pasa al Dr. Martínez Moneada, Juez Noveno de
Primera Instancia, quien pidió el expediente a la ITJ. El expediente llega
finalmente al Tribunal, con mucho Tribunal, con mucho retardo y
conteniendo apenas la denuncia de D'Antona por reclamación de
prestaciones sociales. Mientras tanto, Carmona se ha movido y obtiene de
los Fiscales de Hacienda, que han intervenido Playa Moreno, las solvencias
del Impuesto sobre la Renta que desmienten la acusación del Director de la
PTJ contra Campetti por evasión de impuestos. Campetti se va a Italia, pues
Carmona también había logrado que le liberasen sus cuentas bancadas y le
levantaran la prohibición de salida del país; así como un auto de detención
contra D'Antona por presunta extorsión, simulación de hechos punibles y
apropiación indebida. El abogado anuncia una rueda de prensa para
informar sobre los hechos y "desenmascarar" a Molina Gásperi y compañía.
El 28 de julio de 1978, Ramón Carmona es asesinado en la Av. Andrés Bello
dos días antes de la anunciada rueda de prensa.

El asesinato provoca la averiguación correspondiente y Molina Gásperi es el


primer señalado, así que éste habla con Campetti y lo convence de volver a
Venezuela a declarar a su favor (aparentemente amenazándolo con
denunciarlo a la Interpol por tráfico ilegal de divisas). Campetti regresa, es
visto cenando en un restaurante con Molina Gásperi y luego declara en la
PTJ que él no había denunciado a nadie por extorsión y niega lo dicho y
hecho por Carmona. Campetti es citado a declarar ante los tribunales y le
dictan orden judicial de permanecer en Venezuela a disposición del Juez;
pero Molina Gásperi lo vuelve a sacar del país antes de que rinda
declaración.

Casi inmediatamente, la investigación policial reveló que los autores


materiales del asesinato son hombres de la PTJ, o mejor dicho, agentes del
grupo GATO (Grupo de Apoyo Táctico de Operaciones), escuadrón especial
creado por Molina Gásperi. Seguidamente, el director de la PTJ es destituido
y detenido por haber logrado sacar de Venezuela a Campetti, no por cargos
de implicación en el asesinato. Molina Gásperi sale de la cárcel bajo libertad
provisional y el 12 de marzo de 1979 le es dictado otro auto de detención,
esta vez por cargos de co-autoría material del homicidio de Carmona.
167

Molina Gásperi logra huir y evadir la detención, declarando antes de hacerlo


que el homicidio de Carmona había sido decidido en Palacio porque
Carmona sabía demasiado.

RESULTADO
Por el asesinato de Ramón Carmona fueron detenidos, procesados,
condenados y enviados a prisión los ciudadanos Xavier Anouel Pacheco,
Pablo Díaz, Jesús Villaroel y Domingo Sánchez Sánchez, integrantes del
grupo GATO, por autoría material de la muerte de Ramón Carmona
Vásquez.
Posteriormente, Oscar Molina Gásperi muere en un misterioso accidente de
aviación. Nunca se supo lo que había en el maletín de Campetti. Según la
esposa de Carmona habían chequeras y papeles legales relativos al
desarrollo de Playa Moreno, necesarios a Campetti pero no suficiente
material de chantaje. Lo cual es creíble, ante la reticencia de Campetti a
pagar un millón de bolívares por su maletín; no obstante, otros suponían
que Campetti tenía aliados más poderosos que Molina Gásperi. La prensa y
la opinión pública especuló mucho sobre ello. Se dijo que en el maletín
había otros papeles más importantes que los relativos a Playa Moreno, pues
Campetti había participado en el negociado de unas fragatas donde había
existido estafa a la nación y en el que estaban involucradas personas
importantes del propio Palacio de Miraflores. También se comentó que la
Sra. Cecilia Matos era socia de Playa Moreno, (o había recibido de Campetti
unas parcelas "de regalo"), y que los documentos del maletín la
involucraban. Pero ninguna de estas especulaciones tuvo seguimiento ni
corroboración. Hallados, señalados y
Por error de imprenta, falta esta página en la edición del Diccionario de la
Corrupción en Venezuela, Vol. I FE DE ERRATAS — Pag. 294 castigados
unos culpables materiales, el caso fue cerrado, aunque nunca olvidado.

En agosto de 1979, la Corte Suprema de Justicia, en Sala de Casación


Penal, anuló la sentencia del Superior Quinto Penal por la cual se había
ordenado a Xavier Anouel Pacheco y a Pablo Díaz a 23 y 17 años de presidio
respectivamente, por homicidio calificado. Los mismos habían formalizado
recurso de casación asistido por la Dra. Mayra Vernet, viuda de Molina
Gásperi. La Corte Suprema remitió el expediente al Juez Superior Cuarto de
reenvío en lo penal, Dr. Pedro Osmán Maldonado, para que dictase nuevo
fallo, pero por homicidio intencional, cuya pena podría ser de doce a
dieciocho años de presidio. Los otros procesados, Jesús Villarroel y Domingo
Sánchez, no intentaron recurso de casación contra la sentencia que los
había condenado a once años de presidio y por eso el fallo del Superior
Quinto quedó firme respecto a ellos; lo cual significa que el Juez de Reenvío
ordenaría su inmediata libertad por pena cumplida.

El desarrollo urbanístico de Playa Moreno, como se conoce hoy la zona


donde estaba la finca La Auyama, entre Porlamar y Pampatar, se valorizó
enormemente, constituyéndose una de las propiedades inmobiliarias más
valiosas de Margarita, gracias a la iniciativa del Presidente del Estado para
incorporarla al boom urbanístico de la Isla. El ciudadano Virgilio Avila Vivas
fue nombrado Gobernador de Caracas en 1989.
168

CASO: TERRENOS DE HIGUEROTE PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez


(1974-1979) FECHA SUCESO: 1974 FECHA DENUNCIA: 1975

DENUNCIANTES: Celli, Humberto (Vicepresidente de la Cámara de


Diputados); González Araujo. Carlos (Asesor Jurídico del Ayuntamiento del
Distrito Brión)

INVOLUCRADOS: Torres Delgado, Silvestre (Presidente de la Municipalidad


de Higuerote); Terán. Oscar (Primer Vicepresidente); Navarro Giral, Carlos
(Segundo Vicepresidente); Machado, Eugenio (Concejal); Rodríguez. Cirilo
(Concejal); Medrano Rojas, Aquiles José INVESTIGADORES: Cámara de
Diputados; Fiscalía General de la República; CEN de Acción Democrático

DENUNCIA: Fraude en operación de compraventa de terrenos


MAGNITUDES: Bs. 13.330.200 MATERIA: Terrenos en Higuerote vendidos
por la Municipalidad

HISTORIA

Los concejales adeístas de la municipalidad del Distrito Brión del Estado


Miranda fueron acusados de haber participado en una operación fraudulenta
de compra-venta de terrenos propiedad del Ayuntamiento de Higuerote en
diciembre de 1974. Tal denuncia fue formulada por Humberto Celli
(Vicepresidente de la Cámara de Diputados) y posteriormente ratificada por
Carlos González Araujo (Asesor Jurídico del Ayuntamiento de Higuerote)
ante el Fiscal General de la República. Según los involucrados, la acusación
de Celli contra sus copartidarios se debía a pugnas internas entre
fraccionesdel partido AD, en ocasión de su próxima Convención Nacional.

El 11 de diciembre de 1974, el Concejo Municipal del Distrito Brión del


Estado Miranda vendió al ciudadano Aquiles José Medrano Rojas un lote de
terreno en 100 mil bolívares. El mismo día el comprador vende a la
Compañía Anónima Licorera Nacional parte del terreno en 600 mil bolívares
y otra parte a los señores Francisco Martínez y Capella Sotillo en Bs.
135.000. El 27 de diciembre de 1974, es decir 16 días después, el Sr. José
R. Anderson, actuando como presidente de la Compañía Anónima Licorera
Nacional, vende a la Compañía Anónima Costa Azul (Centro Náutico
Turístico Nacional) en Bs.13.330.200 los terrenos comprados por Aquiles
Medrano, según consta en documento N° 11 folio 18 al 20, protocolo Io,
tomo II, adicional segundo, del Registro Público de Higuerote. Según
declaró el secretario del 296 Cabildo del Distrito Brión, Sr. Ernesto Ramírez
Arteaga, esta última venta a un precio tan desproporcionado no era sino
una operación ficticia para revalorizar el terreno con fines urbanísticos, pues
Anderson era el propietario de ambas compañías.

RESULTADO

La fracción copeyana de la mencionada institución apoyó en forma


irrestricta a los concejales acciondemocratistas enfrentados a Celli en
relación a la negociación hecha. Afirmaron que nunca hubo una venta de
tierra por la cantidad de 100 mil bolívares, sino una legalización de la
169

titularidad de la propiedad de esas tierras, ocupadas desde hacía mucho


tiempo por la sucesión Alvarez, cuyo representante era Medrano Rojas.
El Fiscal General de la República, Dr. José Ramón Medina, comisionó al
Fiscal Tercero del Ministerio Público, Dr. Carlos Rodríguez Cirimelli, para que
realizara as investigaciones pertinentes en el Distrito Brión del Estado
Miranda; pero una vez dilucidadas las diferencias surgidas en el seno de
Acción Democrática, la denuncia del diputado Celli perdió fuerza y en los
informes posteriores de la Fiscalía General de la República no se vuelve a
mencionar.
170

CASO: TESORO MUNICIPAL PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez (1974-


1979)

FECHA SUCESO: 1976-1977 FECHA DENUNCIA: 1978,1979


DENUNCIANTES: López Acosta, Antonio (Contralor Municipal)

INVOLUCRADOS: Arria Salicetti, Diego (Gobernador del Distrito Federal);


Itriago, Teodoro (Director General de Administración); Santander, Gustavo
(Cajero Principal de la Administración de Rentas Municipales); Peña, Pedro
Adrián (funcionario de la Gobernación y mensajero de la Administración de
Rentas Municipales); González, Nelson Enrique y Rojas, Oven (cajeros de la
Administración de Rentas); Albujas, Rafael (mensajero de la Dirección
General de Administración). INVESTIGADORES: Contraloría del Distrito
Federal.

DENUNCIA: Malversación de fondos MAGNITUDES: Bs.40.000.000


MATERIA: Cheques

HISTORIA

La Contraloría del Distrito Federal descubrió cientos de cheques no


justificados, girados contra las cuentas del Tesoro Municipal. La información
fue suministrada por el contralor Antonio López Acosta, señalando que en el
análisis correspondiente a los años 1976 y 1977 se encontró que la
Gobernación de Caracas había girado, de una de las cuentas bancarias del
Tesoro Municipal, 454 cheques al portador irregulares, por un valor del 6
millones de bolívares y 197 cheques nominativos, no justificados, por 24
millones de bolívares. Todos estos cheques, afirmó López Acosta, fueron
firmados por el Dr. Teodoro Itriago, ex-director general de Administración, y
por el Sr. Gustavo Santander, cajero principal de la Administración de
Rentas Municipales. Los demás acusados son las personas que aparecieron
haciendo efectivos tales cheques.

El Contralor López Acosta indicó que entre el Io de enero de 1976 y el Io de


julio de 1977 un funcionario de la Gobernación, de nombre Pedro Adrián
Peña, aparece haciendo efectivo con su firma ciento diez (110) cheques al
portador por un monto total de Bs.4.671.000. Este ciudadano resultó ser un
mensajero de la Administración de Rentas Municipales, quien había sido
jubilado a partir del Io de agosto de 1977. En la misma forma aparecen
cobrando en efectivo cheques al portador por Bs. 1.900.000 y por
Bs.180.000, respectivamente, los funcionarios de la Gobernación Nelson
Enrique González y Oven Rojas, cajeros de la Administración de Rentas, y
por 47 mil bolívares el Sr. Rafael Albujas, mensajero de la Dirección General
de Administración. Explicó el Contralor que existían además muchos
cheques al portador, emitidos por la Gobernación y luego endosados por el
propio cajero principal de la Gobernación, y canjeados por cheques de
gerencia a nombre de diversas personas jurídicas y naturales ajenas a la
Municipalidad.

Entre los cheques al portador canjeados por cheques de gerencia a nombre


de personas ajenas a la Municipalidad se encontraron: Bs.785.000 para
Zoroghlian Hermanos; Bs.271.000 para Teledatos C.A.; Bs.84.000 para
171

Gaither Internacional y Bs.70.000 para Acción Democrática. En los casos de


Zoroghlian y de Teledatos se trataba de empresas que habían tenido
contratos de servicios con la Municipalidad que se cancelaban normalmente
a través de órdenes de pago aprobadas por la Contraloría; por ello
resultaba curioso que por otra vía oculta a la Contraloría se le hubiesen
hecho pagos provenientes del mismo Tesoro Municipal. En los casos de
Alfredo Sánchez Luna y de Gaither Internacional se trataba de personas
naturales o jurídicas con quienes la Municipalidad no había establecido
contratos y ni el Consejo Municipal ni la Contraloría les habían aprobado
ningún aporte especial. El caso de Acción Democrática resultó también
inexplicable ya que los cheques que hacía la Municipalidad para ese partido,
por concepto de cuotas de sus militantes, eran descontadas directamente a
través de las nóminas de pago. En consecuencia, no tenían por qué pagarse
contra una cuenta del Tesoro Municipal y mucho menos con cheques al
portador. Según el Contralor, todos estos pagos eran ilegales, violatorios de
las Ordenanzas de Presupuesto, de Contraloría, de Hacienda Municipal y de
las leyes orgánicas de la Hacienda Pública Nacional, de la Contraloría
General de la República y del Distrito Federal.

Además de los cheques al portador, el contralor informó que se habían


encontrado cheques girados a través de la administración paralela contra
dos cuentas bancarias del Tesoro Municipal por 10 millones bolívares,
emitidos a nombre de personas naturales o jurídicas ajenas a la
Municipalidad. Según el Contralor, ello añadía un elemento nuevo dentro de
la investigación sobre la administración paralela, ya que en reiteradas
oportunidades la Dirección General de Administración había asegurado que
los cheques del Tesoro que fueron ilegalmente girados a través de tal
administración paralela, correspondían única y exclusivamente a gastos de
personal de las diferentes dependencias municipales y que nunca se habían
girado cheques de ese tipo a empresas u otras personas naturales o
jurídicas.

Entre las personas naturales y jurídicas a nombre de quienes fueron girados


cheques nominativos contra las cuentas del Tesoro Municipal, se
encontraron: Alfredo Sánchez Luna: Bs.684.000; Hermanos Zoroghlian:
Bs.916.000; Teledatos C.A.: Bs. 1.000.000; Levy Russel: Bs. 170.000;
Gaither International: Bs.84.000; AD: Bs.100.000; PAS Publicidad:
Bs.815.000; Miguel Thodde y Asociados: Bs.233.000; Fundación Habitat:
Bs.120.000; y muchos otros entre los cuales figuraban floristerías, bancos,
supermercados, agencias de publicidad y hasta empresas constructoras.
Ninguno de estos pagos había sido aprobado por la Contraloría Municipal,
como establecen las disposiciones legales; y, como los cheques no
indicaban los conceptos que justificasen la emisión, los motivos de los
pagos eran desconocidos.

RESULTADO

La citada "administración paralela" había sido creada por el gobernador


Arria en el año 1975 y continuó funcionando durante los primeros nueve
meses de la administración del gobernador Mantilla. En septiembre de
1977, el Contralor Municipal solicitó a la Gobernación la eliminación de la
administración paralela, denunciando serias irregularidades y solicitando la
172

apertura de una averiguación. Ante la solicitud del contralor, el gobernador


Mantilla canceló la administración paralela; pero a la Contraloría Municipal
le quedó un embrollo, pues debía cancelar una deuda por Bs.592.000.000
correspondiente al período 1974-1976, sin saber si la administración
paralela había hecho pagos a los legítimos acreedores, que podían resultar
cobrando dos veces. La investigación descubrió los nombres y empresas
que habían recibido pagos al margen de la Contraloría Municipal,
permitiéndole suspender o cancelar la conformidad de órdenes de pago a
aquellas personas que hubiesen aparecido cobrando cheques girados
ilegalmente.

La denuncia y la averiguación tuvieron en este caso repercusiones


inmediatas y positivas para la administración municipal, pues se corrigió el
error de la administración paralela y se controlaron algunos pagos no
efectuados todavía. La Contraloría Municipal del Distrito Federal, a través
del contralor municipal, González Herrera, remitió a las autoridades fiscales
y penales nacionales correspondientes un expediente con 1.500 folios
contentivos de las irregularidades cometidas en la Gobernación de Caracas
durante la administración del Dr. Diego Arria. A instancias del Fiscal del
Ministerio Público, Luis Rubén Villegas Araujo, el Juzgado XIII en lo penal
conoció del expediente N° 210-79 contentivo del proceso seguido al ex-
gobernador Arria y otros funcionarios por erogaciones irregulares del Tesoro
Municipal del Distrito Federal hasta por 40 millones de bolívares en forma
de cheques al portador sin justificación. El 10 de octubre de 1979, en
escrito de acusación dirigido a la Corte Suprema de Justicia, el Fiscal
General de la República, Pedro J. Mantellini, señaló este expediente entre
los cuatro que se cursaban al Sr. Diego Arria Salicetti.

La Contraloría Municipal, la Contraloría General de la República y la


Comisión Investigadora contra el Enriquecimiento Ilícito encontraron a
Diego Arria administrativamente responsable de las irregularidades del
Tesoro Municipal del Distrito Federal, considerando la existencia de razones
suficientes para considerar los hechos como punibles. Habiendo pasado el
expediente a los tribunales penales, la Corte Suprema de Justicia declaró en
antejuicio de mérito, el 20 de noviembre de 1979 que había mérito
suficiente para proseguir el enjuiciamiento contra el ex-gobemador Diego
Arria Salicetti y, a tales efectos, la Corte remite la decisión al Juzgado
Cuarto de Primera Instancia en lo Penal de la Circunscripción Judicial del
Distrito Federal y Estado Miranda. La decisión fue adoptada por 10 de los 15
magistrados de la Corte Suprema y hubo 5 votos salvados de los
magistrados René De Sola, José Román Duque Sánchez, Ignacio Luis
Arcaya, Ezequiel Monsave Casado y Víctor Ortega Mendoza. El ex-
gobernador Arria se ausentó del país por varios años, regresando para las
elecciones de Carlos Andrés Pérez en 1988.
173

CASO: TRACTORES DEL IAN DE MARACAIBO PRESIDENCIA: Raúl Leoni


(1964-1969) FECHA SUCESO: 1966 FECHA DENUNCIA: Noviembre 1966

DENUNCIANTES: Diario Crítica de Maracaibo INVOLUCRADOS: Martínez,


Siuberto (Presidente Asamblea Legislativa del Estado Zulia)

INVESTIGADORES: Diario Crítica. No se realizó investigación oficial

DENUNCIA: Tráfico de influencias y aprovechamiento indebido de bienes de


la nación

MAGNITUDES: Es difícil estimarla porque no se conoce cuánto tiempo


trabajaron los tractores en la finca y la totalidad de la obra realizada. El IAN
se negó a presentar los récords correspondientes, informar salarios
pagados, etc.
MATERIA: Tractores propiedad del IAN de Maracaibo

HISTORIA

En noviembre de 1966 el diario Crítica de Maracaibo denunciaba en su


"Columna de Ulises" que el Presidente de la Asamblea Legislativa del Estado
Zulia, Sr. Siuberto Martínez, se había llevado tractores del IAN para
trabajos de deforestación, vías de penetración, jagüeyes, etc., en una finca
de su propiedad situada en el Km. 175 de la carretera Maracaibo-Perijá. La
"Columna de Ulises" había cobrado gran fama por su denuncia de la
corrupción administrativa, pero no se sabía el verdadero nombre de quien la
escribía. Por lo que se dedujo entonces, dicha sección era escrita por el
director del diario, Carlos Capriles Ayala, y el periodista Junio Pérez Blasini.
Requerido por el juez Nectario Andrade Labarca y el abogado Quintero
Luzardo, conocidos en el Estado Zulia por ser usualmente utilizados por
Acción Democrática, Capriles no quiso revelar quién había escrito la
columna
ese día, fundamentando su actitud en el principio de la libertad de expresión
y el derecho de los periodistas a no descubrir la fuente de la noticia.
Capriles fue encarcelado por la policía política del régimen (Digepol) a la
salida del entierro de un hermano, y no por la PTJ pues ésta se negó a
ejecutar la arbitraria medida que, con toda clase de chanchullos y
terrorismo judicial, lo mantuvo detenido por varios meses sin que pudiera
dársele al juicio un curso legal

RESULTADO

La Corte Suprema de Justicia ordenó al Juez pasar el expediente a la


circunscripción judicial del Estado Lara en la cual casi de inmediato se
sentenció a favor de Capriles, 306 ordenándose su liberación. El caso tuvo
repercusión nacional y fue determinante en el resultado del cercano proceso
electoral, pues la campaña realizada por el diario Crítica, denunciando todas
las corruptelas y arbitrariedades de las autoridades políticas,
administrativas y judiciales del Zulia, inclinaron la balanza electoral en ese
Estado, donde por primera vez Acción Democrática perdió su mayoritario
predominio. Como la denuncia sobre los tractores llevados a la hacienda del
Presidente de la Asamblea del Estado Zulia se trastocó en la demanda a los
174

denunciantes del periódico Crítica, y en la detención de su director, la


irregularidad original no fue investigada. Al salir de la cárcel, Carlos Capriles
declaró que no pretendería ningún rezarcimiento económico por la
arbitrariedad cometida, pues consideraba lo sucedido como un incidente de
la lucha política, donde se dan y reciben golpes.
175

CASO: UNIVERSIDADES NACIONALES PRESIDENCIA: Carlos Andrés Pérez


(1974-1979) FECHA SUCESO: 1975-1979 FECHA DENUNCIA: 1979

DENUNCIANTES: Contraloría General de la República.

INVOLUCRADOS: Autoridades de las Universidades Nacionales.

INVESTIGADORES: Contraloría General de la República.

DENUNCIA: Malversación, desorden contable, corrupción administrativa

MAGNITUDES: (imprecisas) MATERIA: cobros irregulares; cheques


perdidos; contrataciones indebidas; viáticos, asesorías y pasajes; pérdidas
en transacciones varias

HISTORIA

EN 1979, el Informe de la Contraloría General de la República efectuó un


análisis de la gestión cumplida por las universidades nacionales. Con
respecto a la Universidad del Zulia el informe del Contralor establecía que la
administración de los fondos de esa universidad mostraba gran desorden. El
manejo de los 433 millones de bolívares que ingresaron a LUZ en 1978 fue
objeto de una contabilidad poco confiable, la cual estaba afectada por
numerosos errores, omisiones y tratamientos contables inadecuados de
muchas operaciones, fallas que traían como consecuencia no solamente que
la institución no conociera el monto verdadero de sus obligaciones, sino
tampoco el de sus activos, ingresos y gastos; todo lo cual creaba
condiciones propias para la ocurrencia de hechos irregulares. La UCV, por su
parte, había obtenido ingresos en 1978 del orden de los 843 millones de
bolívares, incluyendo una partida de 24 millones de bolívares para utilidades
de fin de año. Según el informe del Contralor, las fallas existentes en la UCV
habían creado las condiciones propias para la ocurrencia de hechos
irregulares que habían lesionado el patrimonio universitario. Las autoridades
de la UCV no sabían cuántas cuentas bancarias tenía la universidad; según
los libros de ésta, existían 99 cuentas mientras que los bancos señalaban la
existencia de 127 cuentas. En una de las cuentas de cuya existencia no
sabían nada las autoridades universitarias, había casi 2 millones de
bolívares, suma que no aparecía en los registros de la UCV Igualmente era
deficiente el manejo de las chequeras pues entre 1975 y 1978 aparecían
117 cheques perdidos, de los cuales habían sido cobrados 25, emitidos por
la Facultad de Humanidades. La Organización de Bienestar estudiantil (OBE)
había pagado, en año y medio, sobreprecio por casi 1 millón de bolívares en
la adquisición de alimentos y bebidas para el comedor universitario. Más de
300 mil bolívares en libros habían sido pasados a cartel de remate en la
aduana aérea de Maiquetía por no haber sido retirados a tiempo. Otro
medio millón de bolívares fue pagado a personal contratado indebidamente,
pues OBE no podía emplear independientemente.

En la Universidad de Carabobo se detectaron errores en los registros


contables de 1978 por 23 millones de bolívares y se habían realizado
operaciones por 16 millones de bolívares que no aparecían reflejadas en los
registros contables.
176

En el Balance General de la Universidad de los Andes se reflejaba pasivos


inexistentes por más de 11 millones de bolívares y se emitía cargos y
créditos a cuenta del activo por 9 millones de bolívares y casi medio millón
de bolívares respectivamente.

La Universidad Centro Occidental estuvo bajo intensa averiguación de la


Contraloría por pagos indebidos de sueldos; pagos de obras con defectos de
Construcción; equipos adquiridos por más de 1 millón de bolívares que no
habían sido utilizados y se estaban deteriorando; equipos desaparecidos;
pagos por relaciones públicas no especificadas y pagos por trabajos en
horas extraordinarias sin comprobantes del trabajo realizado.

En el Colegio Universitario de Caracas se estableció la presencia de pagos


indebidos de sueldos; faltantes de dinero manejado indebidamente por el
ex-Director del Instituto; adquisiciones fantasmas de materiales para la
universidad, etc.

La Universidad Nacional Abierta mostraba serias irregularidades que ya


habían sido denunciadas anteriormente por algunos funcionarios de la UNA
preocupados con la situación. Numerosas demandas y documentos
confidenciales habían llegado a la prensa señalando graves irregularidades:
vinculación de las autoridades académicas con las compañías que
contrataban con la UNA y un extendido nepotismo de familias enteras que
trabajan en la universidad recibiendo grandes sueldos y cobrando sin
trabajar.

RESULTADO

Las denuncias contra una o todas la universidades públicas parecen


constituir otro de esos fenómenos periódicos cuyos efectos correctivos,
dada la autonomía universitaria, dependen de la buena voluntad y espíritu
administrativo que tengan las cambiantes autoridades universitarias.
Algunos universitarios han dicho que, visto el desastre administrativo
nacional, las universidades no lo hacen tan mal, habidas cuentas del
sobrecargo numérico del alumnado, hiperdimensionado para las
instalaciones y capacidades docentes.
177

INDICE ONOMASTICO
Abello, Antonio:
Caso Chatarra argentina, 75
Abeiio, Cipriano:
Caso Chatarra Argentina, 75
Acosta Hernández, Eduardo:
Caso COVENITRO-NITROVEN, 109
Aguilar, Pedro Pablo:
Caso SIDOR, 259
Albujas, Rafael:
Caso Tesoro Municipal, 299
Alcalá Vásquez, Héctor:
Caso SIDOR. 259
Aletti, Mario:
Caso Metro de Caracas, 191
Alfonso Contreras, Luis F.:
Caso Sierra Nevada, 263
Aliso Ortega, Antonio:
Caso El Tablazo 1974,221
Alvarez Chacín, Francisco:
Caso Plantas desulfuradoras, 245
Alvarez Domínguez, Luis:
Caso CARIVEN, 67;
Caso Leche cortada, 177;
Caso Sierra Nevada, 263
Alvarez, José Jesús:
Caso IAN, 159
Anastassellis, Dimitri:
Caso Conexión greco-romana, 93
Andueza, José Guillermo:
Caso Ministerio de Justicia, 199
Angulo, José Gregorio:
Caso Telegrafista, 287
Antúnez Rincón, Nicomedes:
Caso Ministerio de Comunicaciones, 195
Aoún, Alberto:
Caso Fragatas italianas, 139;
Caso Misiles, 201
Arguello Rosales, Rogelio Antonio:
Caso Papa podrida, 227
Armas, Celestino:
Caso Acta del Consejo de Ministros, 19
Arráez Guevara, Victor José:
Caso Caja de Ahorros de Cadafe, 53
Arria Salicetti, Diego:
Caso Autobuses Ikarus y Leyland, 25;
Caso Balneario Camuri Chico, 39;
Caso BANTRAB, 47;
Caso Tesoro Municipal, 299
Arriojas Arredondo, Luis Enrique:
Chatarra militar, 81
Aveiián, Joaquín:
178

Caso El Tablazo 1974,121


Aviia Vivas, Virgilio:
Caso Terrenos de la Auyama, 289
Azpúrua Marturet, Lorenzo:
Caso Cordiplan, 99
Baldó Casanova, Alfredo:
Caso MOP, 207
Barrera, Carlos Luis:
Caso El Mercedes Benz, 117
Barroeta Arria, Carlos Luis:
Caso Fertilizantes, 135
Bazurco, Manuel Enrique:
Caso Fraude de la leche, 145
Báez Duarte, Fernando:
Caso Petarazo 76,235
Báez Vargas, Tito Armando:
Caso Caja de Ahorros de Cadafe, 53
Bello Betancourt, Guillermo:
Caso Movida de "La Mariposa", 211
Bello Rodríguez, Miguel:
Caso Movida de "La Mariposa", 211
Belmonte, Damián Salvador:
Caso Chatarra argentina, 75
Bendahan, Sidney:
Caso Sierra Nevada, 263
Bentata, José Claudio:
Caso Leche cortada, 177
Bermúdez Chaurío, Luis:
Caso Fraude de la leche, 145
Bernardoni, Jesús:
Caso COVENITRO-NITROVEN, 109
Betancourt Oteiza, Luis:
Caso DIEX, 115
Boggiano, Guillermo:
Caso Hipódromo, 153
Briceño Navas, Napoleón Ramón:
Caso Cordiplan, 99
Briceño Salas, Hugo:
Caso Hotel Tamanaco, 157
Briceño, Luis:
Caso Papa podrida, 227
Brillembourg, David:
Caso Hotel Tamanaco, 157
Brito, Félix María:
Caso Caja de Ahorros de Cadafe, 53
Caldera, Alberto J.:
Caso MELAPORT, 187
Cardozo, Hilarión:
Caso Fraude de la leche, 145;
Caso Comisiones maracuchas, 85
Carvallo Hurtado, Pedro Miguel:
179

Caso Caja de Ahorros de Cadafe, 53


Casanova, Aura Celina:
Caso Hotel Tamanaco, 157
Casañas Díaz, Pedro:
Caso ENSAL, ]2J
Catalá, José Agustín, hijo:
Caso ENSAL, 127
Cedeño, Miguel Armando:
Caso Papa podrida, 227
Celli, Humberto:
Caso Terrenos de Higuerote, 295
Chelini, Lelio:
Caso Conexión greco-romana, 93
Chocrón Cohén, José:
Caso Sierra Nevada, 263
Coletta, Edda:
Caso El Tablazo 1974,121
Coronil Hartmann, Alfredo:
Caso CARIVEN, 67
Correa Romero, Jorge:
Caso Movida de "La Mariposa", 211
Cova Arria, Luis, 263
Cubillán, Ramón de Jesús:
Caso Fraude de la leche, 145
Curiel, Marcel:
Caso CARIVEN, 67
314 D'Erizans, Ricardo:
Caso Aviones Aeropostal, 31
D'Erizans, Roberto:
Caso Aviones Aeropostal, 31
Del Moral, Juan Pedro:
Caso MELAPORT, 187
Delfino. Enrique:
Caso Bantrab, 47
Díaz Bruzual, Leopoldo:
Caso CAMINA. 63;
Caso ENSAL, 127;
Caso Muelles flotantes, 215;
Caso Sierra Nevada, 263
Díaz Díaz, Manuel Antonio:
Caso Metro de Caracas, 191
Díaz Moronta. Alirio:
Caso INOS. 163
Domínguez, Francisco:
Caso Leche cortada, 177
Echegaray, Ramón:
Caso Consejo Supremo Electoral. 97
180

Elbittar, Orlando:
Caso Petarazo 74,231
Espinoza Prieto, Antonio:
Caso Consejo Supremo Electoral, 97
Etchegaray, Marcelo:
Caso Movida de "La Mariposa", 211
Faraco, Francisco:
Caso El Tablazo 1974,121;
Caso Petroquímica 66,241
Faull, Herbert Simón:
Chatarra militar, 81
Feo García, Luis:
Caso Caja de Ahorro del MOP, 55
Ferrer, Juan Bautista:
Caso Caja de Ahorro del MOP, 55
Ferrer, Leonardo:
Caso Autobuses Ikarus y Leyland, 25;
Caso Fragatas italianas, 139;
Caso INOS, 163;
Caso Leche cortada, 177;
Caso Petarazo 76,235;
Comisiones maracuchas, 85
Fossi, José Vicente:
Caso Movida de "La Mariposa", 211
Fuguet López:
Caso Ei Mercedes Benz, 117
Gallardo Guerrero, Leónidas:
Caso Papa podrida, 227
García Cachazo, Jesús:
Caso El Tablazo 1974,121
García Navarro, Angel:
Caso FUNDALARA, 149
García Regalado, Roberto:
Caso Caja de Ahorro del MOP, 55
García Rodríguez, José Domingo:
Caso Fraude de la leche, 145
García Vallenilla, Julio:
Caso Aviones Aeropostal, 31
García, César:
Caso Rottemberg, 253
Gascue Ríos, Federico:
Caso CARIVEN, 67
González Alvarado, Félix Ramón:
Caso Caja de Ahorros de Cadafe, 53
González Araujo, Carlos:
Caso Terrenos de Higuerote, 295
González Molina, Teófilo:
CasolPASME, 173
González, Godofredo:
Caso Fraude de la leche, 145
González, Manzo:
181

Caso MOP, 207


González, Neison Enrique:
Caso Tesoro Municipal, 299
Gordon, John Donald:
Caso COVENITRO-NITROVEN, 109
Gorrochotegui Acosta, Alfredo:
Caso Movida de "La Mariposa", 211
Gómez, Guido:
Caso Fraude de la leche, 145
Granados Castillo, Ramón:
Chatarra militar, 81
Guanipa Matos, Manuel:
Caso Comisiones maracuchas, 85
Guerrero Veiandria, Luis:
Caso Papa podrida, 227
Guevara, Vianney:
Caso Ministerio de Justicia, 199
Guinand Baldó, Carlos:
Caso Caja Municipal de Caracas, 61
Gunz, Tomás:
Caso Leche cortada, 177
Hatchweli Toledano, Jack:
Caso Leche cortada, 177;
Caso Muelles flotantes, 215;
Caso Sierra Nevada, 263
Hatchweli Toledano, Maurice:
Caso Muelles flotantes, 215;
Caso Sierra Nevada, 263
Hayoz, Franz:
Caso Sierra Nevada, 263 Henríquez, Rómulo:
Caso Leche cortada, 177 Hernández, Antonio:
Caso Petroquímica 66,241 Hernández, José Vicente:
Caso Ministerio de Comunicaciones, 195 Herrera Campíns, Luis:
Caso Acta del Consejo de Ministros, 19 Hómez, Hermágoras: Caso Maíz,
183 Inciarte Lugo, Victor Manuel:
Caso Caja de Ahorros de Cadafe, 53 Itriago, Teodoro:
Caso INP 78,169; Caso Tesoro Municipal, 299 Izaguirre, Pedro Pablo:
Caso FUNDALARA, 149 Jattar Dotti, Braulio: 317
Caso Chatarra argentina, 75 Jiménez Vivas, Humberto: Chatarra militar, 81
La Grave Fry, Cipriano:
Caso Ministerio de Comunicaciones, 195 La Riva Araujo, Edecio:
Caso Rottemberg, 253 Lares Cordero, Carlos:
Caso CAMINA, 63 Larrazábal, Eduardo:
Casó Hipódromo, 153 Lauría, Carmelo:
Caso Acta del Consejo de Ministros, 19; Caso Multas burladas, 223 Leandro
Mora, Francisco José:
Caso Ministerio de Comunicaciones, 195 Ledezma Lanz, Antonio:
Caso COVENITRO-NITROVEN, 109; Caso Petroquímica 66,241
182

Leoni, Raúl:
Carretera y Aeropuerto de la Hacienda "Puedpa", 71
Caso SIDOR, 259
Lezra Serfaty, Moisés:
Caso Leche cortada, 177;
Caso Muelles flotantes, 215
Liiué, Enrique:
Caso NITROVEN, 225
Lodewijk, Edwin:
Caso El Tablazo 1974,121
Lovera, lldemaro:
Caso Caja Municipal de Caracas, 61
Lozada Provenzali, José Angel:
Caso CARI VEN, 67
López Acosta, Antonio:
Caso Tesoro Municipal, 299
López Oquendo, Anselmo:
Caso Sierra Nevada, 263
López Ortega, Elias:
Caso ENSAL, 127
Luca, Mathew:
Caso Conexión greco-romana, 93
Machado, Eugenio:
Caso Terrenos de Higuerote, 295
Mahler, Alexander:
Caso Leche cortada, 177
Malavé Villaiba, Augusto:
Caso BANTRAB, 47
Maldonado Savelli, Carlos:
Caso Fertilizantes, 135
Mantellini, Pedro J.:
Caso Balneario Camuri Chico, 39
Marcano Carrasquel, Manuel:
Caso Petarazo 76,235
Marcano Malavé, Juan Salvador:
Caso INOS, 163
Mariani, Domingo:
Caso COVENITRO-NITROVEN, 109;
Caso NITROVEN, 225
Martínez, Oscar:
Caso COVENITRO-NITROVEN, 109
Martínez, Siuberto:
Caso Tractores del IAN de Maracaibo, 305
Matos Núñez, Yeroví:
Caso Cordiplan, 99
Matos, Cecilia:
Caso El Mercedes Benz, 117;
Caso Fragatas italianas, 139
Mauriello, Mario:
Caso Hipódromo, 153
Márquez, Enrique:
183

Caso Chatarra argentina, 75


Medrano Rojas, Aquiles José:
Caso Terrenos de Higuerote, 295
Mendoza Estrella, Marcial:
Caso MOP, 207;
Caso SIDOR, 259
Mendoza, Francisco:
Caso Hotel Tamanaco, 157
Mendoza, José Secundino:
Caso Papa podrida, 227
Mesa Espinoza, Salom:
Caso SIDOR, 259
Méndez Rincón, Nerio:
Caso El Tablazo 1974,121
Miliani, Pedro:
Caso Ministerio de Comunicaciones, 195
Miquilena, Luis:
Caso MOP, 207
Mirabal Borges, Rafael:
Caso Chatarra militar, 81
Miralles, Fernando:
Caso Aviones Aeropostal, 31
Moleiro, Moisés:
Caso Electricidad de Guarenos, 125
Monagos, Aquiles:
Caso Fragatas italianas, 139
Montaña Madriz, Valentín:
Caso El Tablazo 1974,121;
Caso ENSAL, 127
Montero, Manuel:
Caso IPASME, 173
Montiel, Oscar:
Caso El Tablazo 1974,121
Montserrate Pérez, Eduardo:
Chatarra militar, 81
Monzón, Edecio:
Caso Papa podrida, 227
Morales, Oscar:
Caso Ministerio de Comunicaciones, 195
Muci Abraham, José:
Caso Fragatas italianas, 139;
Caso INOS, 163
Murillo Font, Francisco:
Caso Fragatas italianas, 139;
Caso Misiles, 201
320 Naranjo, Hugo:
Caso El Tablazo 1974,121
Narváez González, Jesús:
Caso INOS, 163
Navarro Giral, Carlos:
Caso Terrenos de Higuerote, 295
Neri Mago, Nerio:
184

Caso MOP, 207


Noriega, Domingo:
Caso ENSAL, 127
Octavio Russa, Miguel:
Caso ENSAL, 127
Octavio, Andrés:
Caso Sierra Nevada, 263
Ojeda, Roseiiano:
Caso Petarazo 76,235
Olavarría, Jorge:
Caso Autobuses Ikarus y Leyland, 25;
Caso Avión Presidencial, 35;
Caso Balneario Camuri Chico, 39;
Caso BANTRAB, 47;
Caso MOP, 207;
Caso Multas burladas, 223;
Caso SIDOR, 259
Oliveros, Luis Angel:
Caso CAMINA, 63
Olivo, Rafael:
Caso Petarazo 74,231;
Caso Petarazo 76,235
Oropeza, Domingo:
Caso Caja de Ahorro de la Policía de Petare, 59
Orozco, Orlando:
Caso MOP, 207
Osío Sandoval, Miguel:
Caso Fraude de la leche, 145;
Caso Leche cortada, 177 321
Osorio, Alejandro:
Caso Maíz, 183
Padilla López, Ana María:
Caso Papa podrida, 227
Paiva Piñate, Ramón:
Caso Caja de Ahorro del MOP, 55
Paiva, Pedro César:
Caso IPASME, 173
Paredes Bello, Fernando:
Caso Avión Presidencial, 35
Páreles, Pedro Miguel:
Caso Hotel Tamanaco, 157
Parra, Homero:
Caso Centro Simón Bolívar, 73
Paúl Delfino, Alfredo:
Caso Seguros Sociales, 255
Peña Dávila, Rómulo:
Caso Sierra Nevada, 263
Peña, Pedro Adrián:
Caso Tesoro Municipal, 299
185

Peñaloza, Eduardo:
Caso Sierra Nevada, 263
Perozo Zambrano, Ciro:
Caso Comisiones Maracuchas, 85
Petkoff, Teodoro:
Caso Avión Presidencial, 35;
Caso Misiles, 201
Petricca, Humberto:
Caso MOP, 207
Pérez Alfonso, Juan Pablo:
Caso Plantas desulfuradoras, 245
Pérez Blasini, Junio:
Caso INP 78,169
Pérez La Salvia, Hugo:
Caso NITROVEN, 225
Pérez Luciani, Gonzalo:
Caso COVENITRO-NITROVEN, 109
Pérez Norzagaray, Carlos:
Caso COVENITRO-NITROVEN, 109
322 Pérez Simancas, Amable:
Caso IPASME, 173
Pérez, Carlos Andrés:
Caso Avión Presidencial, 35;
Caso El Mercedes Benz, 117;
Caso Fragatas italianas, 139;
Caso Leche cortada, 177;
Caso Muelles flotantes, 215;
Caso Sierra Nevada, 263
Picher, Manuel:
Caso Reposeros del INP, 249
Pietri, Luis Alberto:
Caso MOP, 207
Pietri, Luis Alejandro:
Caso Ministerio de Comunicaciones, 195
Pigna Santamaría, José Antonio:
Caso Avión Presidencial, 35
Pinto Cohén, Gustavo:
Caso Fertilizantes, 135
Pocaterra, Julio:
Caso SIDOR, 259
Pocaterra, Roberto:
Caso Leche cortada, 177
Prada, Rigoberto:
Caso Papa podrida, 227
Prieto Oliveira, Luis:
Caso Petroquímica 66,241
Puigbó Morales, José Arnaldo:
Caso Chatarra argentina, 75
Pulgar, Juvencio:
Caso Movida de "La Mariposa", 211;
Caso NITROVEN, 225
Pulido, Manuel Antonio:
186

Caso BANTRAB, 47
Quero Morales, Constantino:
Caso NITROVEN, 225
Ramírez, Germán:
Caso Papa podrida, 227
Ramos, Julio César:
Caso El Tablazo 1974,121
Ramos, Tirso:
Caso El Mercedes Benz, 117;
Caso Multas burladas, 223
Rangel, Rafael:
Caso Petarazo 76,235
Raphael, John:
Caso Sierra Nevada, 263
Rasquín, Gustavo:
Caso I PASME, 173
Regadiz, Ramón Emilio:
Caso Papa podrida, 227
Reni, Faciano R.:
Caso COVENITRO-NITROVEN, 109
Rey, Luis Esteban:
Caso Autobuses Ikarus y Leyland, 25
Rincones Cardozo, Daniel:
Caso Caja de Ahorros de Cadafe, 53
Riveroll Romay, Ramón:
Caso Caja Municipal de Caracas, 61
Rodríguez Amengual, Gustavo:
Caso Centro Simón Bolívar, 73
Rodríguez Amengual, Oscar:
Caso Metro de Caracas, 191 Rodríguez Capriles, Félix:
Caso Concejo Municipal del Distrito Simón Rodríguez, 89 Rodríguez Jiménez,
Enrique:
Caso ENSAL, 127 Rodríguez Morillo, Pedro:
Caso ENSAL, 127 Rodríguez Trillas, Armando:
Caso Maíz, 183 Rodríguez, Cirilo:
Caso Terrenos de Higuerote, 295 Rodríguez, José Luis:
Caso Petarazo 74,231 Rodríguez, Octavio:
Caso Caja de Ahorro de la Policía de Petare, 59 Rojas, Angel Ramón:
Caso Petarazo 76,235 Rojas, Oven:
Caso Tesoro Municipal, 299 Roquett Hernández, José Rogelio: Caso
Chatarra argentina, 75 Rosales, Julio:
Caso Caja de Ahorro del MOP, 55 Rottemberg, Miguel:
Caso Rottemberg, 253 Ruiz Bolívar, Eliécer:
Caso Papa podrida, 227 Rumbos, Ornar:
Caso Consejo Supremo Electoral, 97 Ruso Cisneros, Blas:
Caso Petarazo 74,231 Salazar Meneses, Guillermo:
Caso Terrenos de la Auyama, 289 Salazar, Candelario:
Caso Caja de Ahorro de la Policía de Petare, 59 Salazar, Marianelia:
Caso Petarazo 76,235 Salcedo Pinto, Jesús Asdrúbal: Caso Papa podrida,
227
187

Samaniego, Enrique:
Caso INP 78.169
Sananes Carranza, Francisco:
Caso CARIVEN, 67
Santander, Gustavo:
Caso Tesoro Municipal, 299
Sánchez, Angel:
Caso Papa podrida, 227
Sánchez, Damacero:
Caso El Tablazo 1974,121
Sánchez, Delfín:
Caso NITROVEN, 225
Segnini La Cruz, Pedro:
Caso Consejo Supremo Electoral, 97;
Caso COVENITRO-NITROVEN, 109
Segura, Jesús Eduardo:
Caso Chatarra argentina, 75
Sermanoukian, Emilio:
Caso Chatarra argentina, 75
Silva. Héctor:
Caso INOS, 163
Sorzano González, Jesús Rafael:
Caso Papa podrida, 227
Sorzano González, Noel Santiago:
Caso Papa podrida, 227
Sosa de Terán, L. Josefina:
Caso Cordiplan, 99
Sosa Pietri, Andrés:
Caso COVENITRO-NITROVEN, 109
Sosa Ríos. Ricardo:
Caso CARIVEN, 67
Sosa, Carmen Amalia:
Caso CARIVEN, 67
Soto Rosa. José:
Caso Caja de Ahorro del MOP, 55
Soucy Villegas, Héctor:
Caso Balneario Camuri Chico, 39
Sperandio de Ligarte, Caridad:
Caso Petarazo 76,235
Strédel, Juan:
Caso Banco Agrícola y Pecuario, 43
Suárez, Ornar Salín:
Caso Papa podrida, 227
Sucre Figarella, Leopoldo:
Caso MOP. 207
Supervine, Jorge:
Caso El Tablazo 1974. 121
Tenorio, Augusto Enrique:
Caso Concejo Municipal del Distrito Simón Rodríguez, 89
Terán, Oscar:
Caso Terrenos de Higuerote, 295
Tineo Salazar, Helly:
188

Caso Cordiplan, 99
Torres Delgado, Silvestre:
Caso Terrenos de Higuerote, 295
Tovar, Orlando:
Caso Petarazo 76,235
Tsoukatos, Miguel:
326 Caso ENSAL, 127
Urdaneta, Roberto:
Caso El Tablazo 1974,121
Uzcátegui, José Miguel:
Caso Chatarra argentina, 75
Valdés, Juan:
Caso DIEX, 115
Valero García, Alfredo:
Caso Movida de "La Mariposa", 211
Vanni Pocci, Adolfo:
Caso Chatarra militar, 81
Vegas Benedetti, Luis:
Caso Fraude de la leche, 145
Velásquez Acosta, Alfredo:
Caso Papa podrida, 227
Velásquez Monroy, Andrés Avelino:
Caso Papa podrida, 227
Velásquez, Eulogio Ernesto:
Caso Papa podrida, 227
Villegas Araujo, Luis Rubén:
Caso Balneario Camuri Chico, 39
Weicker Quevedo, Horst:
Caso Leche cortada, 177
Willianson, Jimmy:
Caso E! Tablazo 1974,121
189

Quienes aparecen involucrados en los casos de corrupción rbf: y t


administrativa recopilados en este diccionario son presuntamente inocentes,
con excepción de unos pocos personajes quienes, UCa habitantes de un
poco poblado conjunto, recibieron sentencia de responsabilidad por algunas
de las instancias investigadoras.

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