You are on page 1of 17

INSTITUTO VERACRUZANO DE

EDUCACION SUPERIOR

LICENCIATURA:

CRIMINOLOGIA Y CRIMINALISTICA

MATERIA:

BIOLOGIA FORENSE

TEMA:

LA HUELLA GENETICA EN MEDICINA

LEGAL. ADN CON FINES FORENSES.

PROFESOR:

DOCTOR NOE LOPEZ AMADOR

ALUMNO:

LIC. JORGE ALONSO CERVANTES RIVERA

FECHA:

18/DICIEMBRE/2010.

INDICE:
1.-LA HUELLA GENETICA EN MEDICINA LEGAL. ADN CON FINES

FORENSES.

1.1-BASES GENÉTICAS.

2.-ADN CODIFICANTE

3.-ADN NO CODIFICANTE.

4.-METODOLOGÍA PARA EL TRABAJO CON LOS INDICIOS O

EVIDENCIAS.

4.1-RECUPERACIÓN Y LIMPIEZA DEL MATERIAL

4.2-CAUSAS MÁS FRECUENTES DE RECUSACIÓN DE LA PRUEBA

PERICIAL DE ADN.

4.3-MUESTRAS CONTAMINADAS.

4.4-ERRORES PRODUCIDOS POR CAMBIOS POST MORTEM

4.5-SECUENCIAS EN MOSAICO VÍA PCR SALTARÍN.

4.6-PRESENTACIÓN DE LAS PRUEBAS

4.7-LOS MAYORES PROBLEMAS EN LA UTILIZACIÓN DE LAS PRUEBAS

DE DNA RADICAN:

4.8-EL ADN Y LA INVESTIGACIÓN BIOLÓGICA DE LA PATERNIDAD.

LA HUELLA GENETICA EN MEDICINA LEGAL. ADN CON FINES

FORENSES. La identificación en Medicina Legal tiene unas consecuencias


inmediatas sobre el individuo que no aparecen en otros campos de la ciencia.

La identificación en el contexto médico-forense nos identifica al individuo, pero

también a parte de sus circunstancias, ya que, al margen de su participación o

no en los hechos nos relaciona a la persona con unos determinados sucesos

criminales, lo cual puede acarrearle una serie de consecuencias sociales que

en ocasiones pueden ser difícilmente reparables y justificables. En la década

del 50 fue descubierto por los científicos Whatson y Crick la molécula de ADN,

dicha hazaña científica revolucionó el campo de la medicina específicamente la

especialidad genética, a partir de ahí se comenzaron múltiples intentos de

modificar enfermedades que hasta entonces solo tenía tratamiento paliativo y

no se podían prever, es importante señalar que precisamente la parte de la

molécula de ADN que se utiliza con fines clínicos es la no variable ya que es la

que consta con aminoácidos que codifican a cada gen en cada tejido, sin

embargo no fue hasta 1985 que Dr. Alec Jeffreys para la resolución de un caso

de inmigración de un joven procedente de Ghana lo aplica con fines forenses

por primera vez y en segunda ocasión dos años más tarde, en la investigación

criminal, posibilitando identificar a Robert Melias, un peón de Bristol de 32 años

de edad, como autor de una agresión sexual a una mujer enferma de polio, y a

Nigel Davis como autor del denominado "caso del condado de Leicestershire"

en el que se produjo la violación y muerte de dos mujeres del condado, la

primera en 1983 y la segunda en 1985 y donde los métodos serológicos

clásicos no pudieron lograr una individualización suficiente con los indicios

biológicos, su teoría se basaba en el descubrimiento de regiones hipervariables

que se extendían entre las codificantes, que no se repiten entre los individuos y
que cada ciertos segmentos vuelven de forma exacta a la misma secuencia de

aminoácidos que presentó al principio lo que hacen identificar de forma

absoluta a ese individuo. La variabilidad de estas zonas radica en diferencias

exhibidas por el material genético, en la secuencia nucleotídica misma a través

de sustituciones de nucleótidos, o en la distinta longitud generada por una

misma secuencia que se repite un número diferente de veces. Cuando fue

posible conocer su localización y desarrollar una metodología adecuada para

ponerlas de manifiesto comenzaron a ser estudiadas mediante sistemas de

análisis cada vez más precisos y sencillos. El descubrimiento de regiones

hipervariables del genoma con localización específica permitió el desarrollo de

las sondas de locus único que resolverían el problema, posibilitando el estudio

de una zona conocida del genoma que se visualizaba como dos únicas bandas

para la condición heterocigoto, correspondientes cada una a un alelo, heredado

de cada progenitor. Estas zonas están constituidas por secuencias repetidas,

que aparentemente carecen de función como codificantes de proteínas. La

menor variabilidad exhibida por estos sistemas de análisis se solucionaba

empleando un conjunto de cuatro o más sondas uní locus que evaluaban otras

tantas regiones del genoma. Sin embargo, aún persistía un inconveniente para

el empleo masivo de estas metodologías en la práctica forense: las sondas

multilocus, y en menor medida las uní locus, requerían un ADN en estado

óptimo en cuanto a su integridad, de alto peso molecular, lo cual rara vez

ocurre en cadáveres en proceso de descomposición, o en manchas antiguas

de fluidos biológicos o expuestas a condiciones ambientales adversas. La

solución llegó con el desarrollo de técnicas de amplificación o "copiado" de


porciones de ADN mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), con

las cuales fue posible implementar sistemas de análisis de secuencias más

pequeñas (microsatélites o STRs), pero menos variables que las anteriores.

Con el advenimiento de esta nueva técnica, se hizo posible la evaluación de

polimorfismos en cuanto a la secuencia nucleotídica de la región variable,

además de las diferencias de longitud. Los marcadores de identificación para

un locus establecido permite -de acuerdo con la probabilidad estadística de

ocurrencia- establecer las relaciones filiatorias, en la medida en que se

constata su presencia en el genoma de cada uno de los individuos testeados.

La permanente innovación metodológica exige la actualización y

perfeccionamiento de los sistemas validados por la comunidad forense

internacional, que cuenta al presente con la posibilidad de evaluar un centenar

de regiones variables del genoma.

Bases Genéticas. El ADN es un poli nucleótido constituido por dos cadenas

antiparalelas de unidades de desoxirribonucleótidos unidos covalentemente,

dispuestos de una forma complementaria y adoptando una estructura enrollada

de doble hélice dextrógira. Las bases que forman los nucleótidos son la

adenina (A), guanina (G), citosina (C) y timina (T). Su estructura fue

descubierta por JAMES WATSON Y FRANCIS CRICK en 1953, lo cual permitió

afrontar su estudio de forma directa, evitando los dificultosos y complejos

caminos indirectos que se habían utilizado hasta entonces.

Basándonos en la función del ADN podemos dividirlo en dos grandes grupos:

ADN CODIFICANTE Es el encargado de almacenar la información genética en

los genes, que son los diferentes sectores de ADN con un orden concreto en la
disposición de los nucleótidos que determina la secuencia de aminoácidos de

las proteínas que codifican y el grado de expresión del gen en cada tejido y en

cada tiempo. Esta función del ADN se corresponde con la idea generalizada

que se tiene sobre el mismo.

ADN NO CODIFICANTE. No obstante, existe otra parte del ADN cuya función

específica es desconocida en la actualidad, aunque se sabe que no guarda

información genética y que juega un importante papel en la estructura y en la

función de los cromosomas y, sobre todo, actuando como puntos calientes de

recombinación. La identificación médico-legal a través del análisis del ADN se

realiza sobre regiones no codificantes del genoma, es decir, aquellas que no

contienen información alguna sobre las características fenotípicas de las

personas. Es decir, que por medio del análisis forense del ADN no se puede

saber sin un individuo es rubio, alto, gordo,... ni conocer si va a sufrir alguna

enfermedad o si tiene tendencia a padecer determinados tipos de patologías,

ya que el ADN no codificante no contiene esa información. Es cierto que si

disponemos un archivo con material biológico (sangre o saliva) la muestra

podría destinarse a otro tipo de análisis, diferente a la identificación médico-

legal, pero también es cierto que las muestras archivadas en esas bases de

datos, al margen de las garantías que el sistema de cada país disponga para

evitar el mal uso, no podrán ser utilizadas en otros estudios clínicos por la

cantidad de material (que es mínima, suficiente para el estudio forense, pero

difícilmente para un análisis clínico) y por las condiciones y características del

mismo, ya que este se guardan en forma de manchas secas, con lo cual la

calidad del ADN se verá afectada. Las características generales del ADN no
codificante lo hacen especialmente útil para su aplicación a la identificación en

Medicina Forense. Como se puede deducir de su trascendente función, el ADN

esencial está formado por secuencias altamente conservadas con muy pocas

variaciones interindividuales e intergeneracionales, ya que de lo contrario se

podrían ver afectadas funciones básicas para la vida de las personas. Los

mínimos cambios que tienen lugar, cuando son viables, aumentan el

polimorfismo de proteínas y enzimas, aunque también pueden tener efectos

negativos. Por el contrario, el ADN no codificante presenta una gran

variabilidad de unos individuos a otros, ya que estas secuencia no son

conservadoras al no afectar sus cambios a la fisiología del individuo. Las

variaciones debidas a cambios de bases sencillos, procesos de inserción-

delección o de intercambio de ADN (recombinación) durante la formación de

las células germinales (meiosis), hacen que se modifiquen el número de

repeticiones o el orden de las bases de un determinado fragmento repetitivo,

pudiendo producirse en un locus sencillo o e múltiples loci, siendo este el

origen de la variación que hace que no haya dos personas, a excepción de los

gemelos univitelinos, que tengan la misma secuencia del ADN. La repercusión

práctica de lo anterior es la existencia de diferentes hálelos, es decir la

posibilidad de que encontremos entre la población varias formas de

presentarse un determinado carácter o fragmento de ADN no codificante. No

obstante, existe otra parte del ADN cuya función específica es desconocida en

la actualidad, aunque se sabe que no guarda información genética y que juega

un importante papel en la estructura y en la función de los cromosomas y,

sobre todo, actuando como puntos calientes de recombinación. Este ADN


puede ser de dos tipos: ADN espaciador, el cual está formado por una

secuencia sencilla de bases que se dispone entre regiones codificantes del

genoma; y ADN repetitivo, que lo forma una secuencia que, al contrario que el

espaciador, se dispone por todo el genoma debido a la existencia de múltiples

copias. A su vez este ADN repetitivo se divide según las características de la

secuencia en "Secuencias repetidas en tándem", en las que existe una

secuencia común relativamente corta que se repite en tándem de manera

continua (una tras otra) en un fragmento de ADN ---- ATCGG ATCGG ATCGG

ATCGG ATCGG ---- y "Secuencias repetidas intercaladas", tratándose de una

secuencia larga de bases que aparece repetida, pero no a continuación del

primer grupo de secuencia repetitivo, sino en un lugar diferente y distante del

genoma:

ATCCCCGGGAATCGATAAACGGATC

ATCCCCGGGAATCGATAAACGGATC

Las características generales del ADN no codificante lo hacen especialmente

útil para su aplicación a la identificación en Medicina Forense. Como se puede

deducir de su trascendente función, el ADN esencial está formado por

secuencias altamente conservadas con muy pocas variaciones interindividuales

e intergeneracionales, ya que de lo contrario se podrían ver afectadas

funciones básicas para la vida de las personas. Los mínimos cambios que

tienen lugar, cuando son viables, aumentan el polimorfismo de proteínas y

enzimas, aunque también pueden tener efectos negativos. Por el contrario, el

ADN no codificante presenta una gran variabilidad de unos individuos a otros,

ya que estas secuencia no son conservadoras al no afectar sus cambios a la


fisiología del individuo. Las variaciones debidas a cambios de bases sencillos,

procesos de inserción-delección o de intercambio de ADN (recombinación)

durante la formación de las células germinales (meiosis), hacen que se

modifiquen el número de repeticiones o el orden de las bases de un

determinado fragmento repetitivo, pudiendo producirse en un locus sencillo o e

múltiples loci, siendo este el origen de la variación que hace que no haya dos

personas, a excepción de los gemelos univitelinos, que tengan la misma

secuencia del ADN. La repercusión práctica de lo anterior es la existencia de

diferentes hálelos, es decir la posibilidad de que encontremos entre la

población varias formas de presentarse un determinado carácter o fragmento

de ADN no codificante.

METODOLOGÍA PARA EL TRABAJO CON LOS INDICIOS O EVIDENCIAS.

Recuperación y limpieza del material: Lo esencial en la recuperación del

material es minimizar la contaminación de las muestras con DNA extraño. Se

debe poner especial cuidado con cada elemento que se encuentre en el lugar

del hecho, y las personas que llegan primero al mismo, gotas de sudor, sangre,

saliva, células epiteliales o cabellos de todos los que analizan el sitio o llegaron

a él, deben tener total cuidado, porque pueden ser agentes contaminantes e

invalidar las pruebas o los resultados devueltos por los laboratorios. Por

elemental que parezca, no debemos olvidar nunca que los laboratorios sólo

estudian aquello que se remite, y que el análisis se inicia sobre el indicio en las

condiciones en las que llega, no en las que se manda; de ahí la enorme

importancia del indicio en el lugar de los hechos. Durante la recolección,

conservación y envío, debe evitarse la contaminación, ya que cualquier


material orgánico procedente de los manipuladores o ruptura de la cadena de

frío puede imposibilitar el estudio.

Normas generales: En este sentido deben seguirse las siguientes normas

generales:

1.- Procurar condiciones de máxima esterilidad, usando guantes de goma -si se

entra en la escena del crimen- e instrumentos esterilizados o adecuadamente

limpiados para la obtención de materiales (pinzas, tijeras etc.). 2.- Volver a

limpiar o utilizar un nuevo instrumento para recoger un indicio diferente. Si se

recoge con guantes, cambiar los mismos si se recoge un elemento diferente.

3.- Usar diferentes recipientes para cada indicio, aunque hayan sido recogidos

en lugares muy próximos o estuviesen juntos. 4.- Etiquetar perfectamente cada

uno de los recipientes haciendo referencia a: a. fecha y hora; b. identificación

de la víctima; c. localización del indicio; d. tipo de indicio; e. número del

mismo; f. nombre de la persona que lo recoge; g. referencia al caso judicial.

5.- Enviar lo más rápidamente posible al Juzgado o laboratorio, asegurando

que si hay muestras con cadena de frío, esta se mantenga. 6.- Es fundamental

y básico tomar muestras testigo de la víctima y sospechoso. De ser posible

extrayéndole sangre, o en su defecto con frotis de la cavidad bucal (siempre

con autorización de la persona implicada). 7.- Tomar la filiación de todas las

personas que han intervenido o colaborado en la recogida de las evidencias

por si se produce algún problema de contaminación cruzada.

Normas generales en casos especiales: Estas normas generales se

completarán con aquellas que son específicas a determinados vestigios

orgánicos y a su forma de presentación. Indicios líquidos. Se deben recoger


con una jeringa estéril; la sangre debe mantenerse anticoagulada con EDTA,

pero sirve con cualquier otro producto. También se pueden utilizar algodón,

gasa, o hisopos estériles, para la recolección, dejándolos secar antes de

almacenar. Indicios húmedos. Se debe dejarlos secar a temperatura ambiente,

sin aplicar ninguna fuente de calor. No deben guardarse en estado húmedo, ya

que la humedad favorece el crecimiento de bacterias y hongos que puede

afectar a la calidad del indicio (las enzimas restrictoras pueden degradar el

DNA de los microorganismos). Manchas secas. Las podemos encontrar sobre

objetos transportables (cuchillo, bolígrafo, armas, elementos de limpieza, etc.) o

sobre objetos no transportables (muebles, paredes, sanitarios, etc.). Dentro de

los primeros debemos incluir aquellos que se pueden cortar (cortinas,

alfombras, etc.). En el caso de que se puedan transportar enviaremos el objeto

o el trozo cortado del mismo, excepto si se trata de alguna prenda de vestir que

la remitiremos sin cortar. Cuando el objeto no es transportable (suelo,

muebles,) procederemos a raspar la mancha con un instrumento estéril o lo

mas limpio, depositando el raspado en un papel de similares caracteres, que se

doblará e introducirá en un recipiente hermético limpio para mantener el indicio.

En el caso de que se localicen pequeñas gotas, como consecuencia de

salpicaduras, se debe raspar o tratar de recuperarlas aplicando sobre ellas una

cinta adhesivo. Restos sólidos. Con la misma precaución, procederemos a su

recolección y almacenamiento. Cuando sean antiguos podremos tomarlos

directamente usando guantes, pero sin son recientes, frágiles o maleables

debemos usar pinzas. Pelos. Siempre se mantendrá el cuidado que las

normas generales aconsejan, debiendo ser recogidos con pinzas. Debe


evitarse un fallo muy frecuente al manejar pelos, ya que hay que almacenar

cada pelo en un recipiente diferente, pese a que aparezcan todos juntos e

incluso parezcan, microscópicamente, proceder de una misma persona. Un

tema aparte los representan los huesos en casos antiguos o identificación de

restos con varios años o meses en cualquier medio, agua, tierra o sales de

determinados terrenos. También se hace hincapié en dos casos que nos tocan

muy de cerca por un lado restos de fosas comunes. En nuestro país luego del

último proceso de reorganización nacional. Y un caso especial como fue el

último accidente del avión de Lapa en el aeropuesto Jorge Newbery de Capital

Federal. Huesos. Deben ser manipulados con guantes de cirugía para evitar la

contaminación con células epitaliales o sudor, como se dijo previamente. En lo

posible trabajar con los huesos recientemente desenterrados, sin lavar. El

lavado, el secado y posterior almacenamiento estando húmedo puede

enmohecerlo y acelerar el proceso de degradación. El exceso de tierra o ceniza

se elimina con escalpelo y el hueso se limpia en un chorro abrasivo de arena

fresca de óxido de aluminio. Posteriormente, se elimina el polvo del hueso y el

óxido de aluminio del hueso limpio utilizando una brocha suave (Hagelberg y

Clegg, 1991: 45-46). Una vez recogido el indicio debe conservarse en frío

(+4ºC) o congelarlo a la mínima temperatura posible. Se debe tener en cuenta

que al conservar de esta manera, muy posiblemente se invalide las muestras

para otros análisis diferentes a la identificación de DNA.

Causas más frecuentes de recusación de la prueba pericial de ADN. El

principal criterio que se debe tener en cuenta es el filogenético. Si la muestra

se contaminó con material genético de flora y fauna animal se puede detectar


su autenticidad mediante la inspección de las secuencias con especies afines

relacionadas. En segundo lugar, el tamaño del producto amplificado puede

servir como un criterio adicional de autenticidad. Recientemente se ha

comprobado que no es posible amplificar fragmentos de DNA antiguo más allá

de 150 bp (base-pair), aunque un hueso bien conservado puede ampliar hasta

500 bp. Estudios realizados en tejido momificado egipcio demuestran que el

DNA antiguo se puede conservar en una forma clonable y que tanto el DNA

nuclear como el mitocondrial pueden persistir durante varios milenios.

Muestras Contaminadas. Con el fin de detectar cualquier fuente de

contaminación se deben tomar algunas medidas de precaución. 1. Realizar

extractos de control en paralelo obtenidos de especimenes antiguos, para

detectar contaminación en las soluciones y reactivos. 2. Preparar varios

extractos independientes de cada individuo y comparar la identidad y la

ausencia de ambigüedad en las secuencias. 3. En virtud de la fuerte

correlación inversa entre la eficiencia de la amplificación y el tamaño del

producto amplificado observado en el DNA antiguo pero no en el moderno, el

tamaño del DNA amplificado puede servir como un criterio adicional de

detección de contaminación. Secuencias superiores a 500 bp prueban

invariablemente que la muestra se contaminó con DNA de especimenes

modernos.

Errores producidos por cambios post mortem: Habitualmente no se espera

que predominen los errores específicos producidos por cambios post mortem

en una población amplificada de moléculas. Si llegan a predominar y a causar


secuencias incorrectas, el patrón de sustitución puede afectarse en un sentido

predecible. Las sustituciones pueden estar distribuidas aleatoriamente con

relación a las posiciones de los codones, de hecho, no obstante, el índice de

cambios silenciosos a cambios por reemplazo al azar pueden ser de 2 a 8.

Secuencias en mosaico vía PCR saltarín: El PCR saltarín es una propiedad

adicional que puede afectar la autenticidad de las secuencias amplificadas. Si

las moléculas moldes no abarcan el segmento total definido por el código

existente en el extracto antiguo, la amplificación puede comenzar a partir de

segmentos más cortos de DNA que son complementarios a uno u otro de los

códigos (primers). Esos fragmentos sirven como moldes en la primera

extensión y los códigos parcialmente extendidos pueden ser extendidos en el

siguiente ciclo después de hibridarse con otros fragmentos de la región que es

amplificada. En el caso de genes cromosómicos de individuos heterocigóticos

el PCR saltarín puede generar secuencias erróneas que resultan de la

recombinación durante la amplificación.

Presentación de las pruebas: Para que un test forense sea admitido como

prueba, ha de cumplir tres condiciones: 1. Que la teoría científica en cuestión

sea considerada válida por la comunidad científica; 2. La fiabilidad de la

prueba debe ser reconocida; 3. Debe demostrarse que ésta se aplicó

adecuadamente en el caso concreto.

En Estados Unidos se ha utilizado la prueba de DNA en más de 1.000 casos

criminales, pero sólo en unas decenas de casos se le ha cuestionado en

audiencias preprocesales. El poder de la identificación forense por DNA radica

precisamente, no sólo en la capacidad de demostrar que dos muestras exhiben


el mismo patrón, sino también para sugerir que el patrón es rarísimo. En este

sentido, la validez de los datos y las hipótesis sobre las que se han basado los

laboratorios forenses para estimar la rareza son objeto de debate entre la

comunidad científica.

Los mayores problemas en la utilización de las pruebas de DNA radican:

1. En los precios de las pruebas. Sus altos costos, la necesidad de recurrir a

laboratorios competentes y en el exterior, los escasos recursos que en los

tribunales se asigna a las pruebas periciales y la baja condición

socioeconómica de los acusados en su mayoría dificultan su utilización. 2.

Para que la prueba tenga una alta confiabilidad se requiere conocer el genoma

de la población comparativa. Un estudio de esta magnitud cuesta varios

millones de dólares. 3. La incorrecta manipulación de las muestras y las

condiciones mismas de su degradación dificultan su utilización. Por último, la

aceptación de estas pruebas depende del conocimiento y características

básicas de los test de DNA por parte fiscales, jueces y abogados, para no ser

rebasados por la complejidad del tema. En la medida en que se superen estas

dificultades, con una regulación y adecuada estructuración de laboratorios

forenses, la nueva técnica de tipificación del DNA cumplirá un importante papel

en el mejoramiento de las pruebas periciales, base de la justicia moderna.

El ADN y la Investigación Biológica de la Paternidad. La investigación de la

paternidad es un proceso típico del derecho civil que se realiza en Cuba a

solicitud de uno de los progenitores para la reclamación de un presunto padre o

para tener la certeza de una paternidad por un progenitor, sin embargo también
puede ser causa de solicitud para el derecho penal estos son los casos de los

delitos sexuales donde la concepción no es deseada y jurídicamente agrava el

delito. Las características de estos hechos y las circunstancias que los rodean

(conocimiento entre el agresor y la víctima antes de que ocurrieran los hechos,

victimización secundaria, secuelas psíquicas importantes, naturaleza

semipública del delito,...) hacen que en no pocos casos, especialmente en los

que no ha existido una violencia importante y hay cierto grado de relación entre

agresor y víctima, o cuando hay alguna enfermedad mental en esta, la

denuncia pueda retrasarse un tiempo considerable respecto a los hechos y

sean circunstancias físico-clínicas las que la precipiten. Nos referimos

fundamentalmente a cuando se diagnostica alguna enfermedad de transmisión

sexual o, sobre todo, cuando se produce un embarazo tras la agresión.

BIBLIOGRAFÍA.

1. Lorente JA, Lorente M. El ADN y la identificación en la investigación criminal

y en la paternidad biológica. Editorial Comares, 1995.

2. Villanueva E, Lorente JA. Aplicaciones del DNA a la Medicina Legal. En:

Gisbert Calabuig JA, ed. Medicina Legal y Toxicología. Barcelona: Salvat 1990;

1044-1050.

3. Lorente M. Polimorfismo del ADN e identificación médico-legal: Estudio de

siete loci mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Tesis

Doctoral, 1994.

4. Lorente JA, Lorente M. El ADN y la identificación en la investigacion criminal

y en la paternidad biológica. Editorial Comares, 1995.

You might also like