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Lope de Vega

Estaba María santa


contemplando las grandezas
de la que de Dios sería
madre santa y virgen bella.

El libro en la mano hermosa,


que escribieron los profetas,
cuanto dicen de la Virgen.
¡Oh qué bien que lo contempla!
Madre de Dios y virgen entera,
Madre de Dios, divina doncella.

Bajó del cielo un arcángel,


y haciéndole reverencia,
Dios te salve, le decía,
María, de gracia llena.

Admirada está la Virgen


cuando al Sí de su respuesta
tomó el Verbo carne humana,
y salió el sol de la estrella.
Madre de Dios y virgen entera,
Madre de Dios, divina doncella.

1”
Lope de Vega

Cantando el Verbo divino


un alto tan soberano,
como de Dios voz y mano,
a ser contrabajo vino,
bajando hasta el punto humano;
que aunque es de sus pies el suelo
el serafín de más vuelo
y el más levantado trono,
bajó por la tierra el tono
hoy la música del cielo.

Una Virgen no tocada


toca con destreza tanta P. Antonio Márquez Fernández, S.D.B.
el arpa de David santa,
como la tiene abrazada, Israelita perfecta, fiel judía,
que adonde el infierno espanta, de un río de lustros tras la lenta espera,
dos puntos solos tocó, tu Sí redujo a Dios a nuestra vera
el bajo y el alto juntó, en un punto precioso, un claro día.
que, como en una pregunta
con un Sí Dios y hombre junta, Del Sol de Dios, en gracia mediodía,
en dos puntos se cifró. la Luz batió, tenaz, en tu vidriera
virginal sin romperla. ¡Oh, Primavera
De un fiat comienza el Fa, de limpio Amor y tersa Teofanía!
de su obediencia y su fe,
vio Dios el Mi, siendo el Re La Luz de Dios hinchó tu blanco seno,
Rey, y reparó que en La te donó la ternura de preñada
Virgen estrella Sol fue. y ajustó a tu costado áureo anillo.
Pero después que nació,
cifrada en dos puntos vio ¡Oh, Lumbre que apagó nuestro veneno!
la tierra por su consuelo, ¡Oh, Luz que penetró por la ventana
el armonía del cielo, de tu Sí, dando a nuestra arcilla brillo!
Sol y La que le parió.

2”
Lope de Vega

La Niña a quien dijo el Ángel Ella entonces desatando


que estaba de gracia llena, la voz regalada y tierna,
cuando de ser de Dios madre así tuvo a su armonía
le trajo tan altas nuevas, la de los cielos suspensa.

Ya le mira en un pesebre, Pues andáis en las palmas,


llorando lágrimas tiernas, ángeles santos,
que obligándose a ser hombre, que se duerme mi niño,
también se obliga a sus penas. tened los ramos.
Palmas de Belén
¿Qué tenéis, dulce Jesús?, que mueven airados
le dice la Niña bella; los furiosos vientos
¿tan presto sentís mis ojos que suenan tanto.
el dolor de mi pobreza? No le hagáis ruido,
corred más paso,
Yo no tengo otros palacios que se duerme mi niño,
en que recibiros pueda, tened los ramos.
sino mis brazos y pechos,
que os regalan y sustentan. El niño divino,
que está cansado
No puedo más, amor mío, de llorar en la tierra
porque si yo más pudiera, por su descanso,
vos sabéis que vuestros cielos sosegar quiere un poco
envidiaran mi riqueza. del tierno llanto,
que se duerme mi niño,
El niño recién nacido tened los ramos.
no mueve la pura lengua, Rigurosos yelos
aunque es la sabiduría le están cercando,
de su eterno Padre inmensa. ya veis que no tengo
con qué guardarlo.
Mas revelándole al alma
de la Virgen la respuesta, Ángeles divinos
cubrió de sueño en sus brazos que vais volando,
blandamente sus estrellas. que se duerme mi niño,
tened los ramos.

3”
Juan Ramón Jiménez
Marcelo A. Murúa
¡Trasunto de cristal,
bello como un esmalte de ataujía! Hoy me dirijo a vos, María,
Desde la galería para pedirte que me ayudes
esbelta, se veía a escuchar con confianza
el jardín. Y María la palabra del Señor.
virgen, tímida, plena Contágiame tu fe,
de gracia, igual que una azucena, tu amor y tu esperanza
se doblaba al anuncio celestial. para que yo pueda responder sí
Un vivo pajarillo a todo lo que Dios me pida.
volaba en una rosa. Enséñame
El alba era primorosa. a disponer el corazón,
Y, cual la luna matinal, a saber escuchar,
se perdía en el sol nuevo y sencillo, a guardar dentro mío
el ala de Gabriel, blanco y triunfal. lo que el Señor va diciendo.
¡Memoria de Cristal! A recibir con generosidad
todo lo que Él propone.
Ayúdame a ser fiel
y a mantener el rumbo
que pide el Señor.
Que no me olvide
de dedicar cada día
un ratito a charlar con Jesús
Monseñor Pedro María Casaldáliga y escuchar su voz en la Biblia.
Madre, quiero seguir tus pasos,
Para no ser sólo Dios, acompáñame en el camino.
el Verbo quiso de mí
la carne que hace al Hombre.
Y yo le dije que sí,
para no ser sólo niña.

Para no ser sólo vida,


el Verbo quiso de mí
la carne que me hace a la Muerte.
Y yo le dije que sí
para no ser sólo madre.

Y para ser Vida Eterna


el Verbo quiso de mí
la carne que resucita.
Y yo le dije que sí
para no ser sólo tiempo.

4”
Lope de Vega (fragmentos)

Pensado estaba María


en alta contemplación
quien había de ser madre
del Hijo eterno de Dios.

De los sagrados profetas,


de la soberana lección
les había puesto el deseo
que el alma le suspendió.
Leyó que una virgen santa,
y sin obra de varón,
un hijo concebiría,
siendo ella cristal y él sol.
Vos sois, divina Señora,
hermosa niña, vos sois
la que ha de ser de Dios Madre,
César Aller
y criar al que os crió.
Dicha no cabe más en tu albedrío,
María, dulce nombre, toda pura,
esclava que atrajiste tanta altura
que el Verbo se hizo Hombre, eterno río.
Dijiste si a Gabriel tan encendida,
tras la luz deslumbrante del saludo,
que Cielo y Tierra atáronse en un nudo
para una salvación de paz vivida.
Tu palabra, maría, fuera aquella
de verte que eres nada y Dios miraba
y te llenaba a ti, rosa y esclava,
el que es palabra y voz, lumbre y estrella.
Quién pudiera sentir tu turbación
como quien pone en suerte fino oído,
y escuchar de ti misma aquel latido
que te llenó sin obra de varón.

5”
LA_ANUNCIACION_POEMAS

http://escuelajaire20.blogspot.com

6”

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