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Tipos de músuculos
El músculo representa aproximadamente el 45% de la masa total del
cuerpo humano. De ese porcentaje, un 40% corresponde al músculo
esquelético y el 5% al músculo liso y músculo cardíaco. Lo que diferencia a
estas tres formas musculares es lo siguiente:
En el músculo esquelético la contracción es voluntaria. También se le
conoce con el nombre de músculo estriado debido a que en él se
observan unas estrías, al microscopio óptico, repetidas a lo largo de toda
la célula. Es el que utilizamos para movernos y por tanto el responsable
de los procesos que desembocarán en los diferentes deportes.
El músculo cardíaco es de contracción involuntaria, y es el que lleva a
cabo el latido cardíaco. Desde un punto de vista estructural es bastante
similar al músculo esquelético y, por tanto, también es estriado.
El músculo liso es de contracción involuntaria. Es el que forma parte de
los vasos sanguíneos y de las vísceras. Sus células son más pequeñas
que la de los músculos anteriores, y se le llama liso porque en él no
observamos las estrías típicas de los anteriores.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
Los fascículos musculares están a su vez formados por las propias
células musculares, que se encuentra protegidas por una capa de tejido
conjuntivo denominado endomisio.
Estas células tienen forma cilíndrica y alargada, habitualmente de la
misma longitud que el músculo del que forman parte. Así, nos podemos
encontrar células de diferentes tamaños y longitudes, dependiendo lógicamente
del músculo concreto de que se trate.
Debido a la forma tan especial que tienen estas células se les denomina
fibras musculares o miofibras.
Las fibras musculares están constituidas por los elementos celulares
usuales, en algunos casos, y debido a su función específica, muy
desarrollados.
a) Sarcolema Æ es la cubierta protectora de las fibras musculares, y está
formada por una membrana plasmática recubierta de una fina capa de
mucopolisacáridos, que se denomina lámina basal. En los extremos del
músculo, el sarcolema se fusiona con las fibras tendinosas, las cuales se
fusionan entre sí formando los tendones, y éstos se anclan a los huesos.
La lámina basal rodea a la porción externa de la membrana celular,
contribuyendo al mantenimiento de la forma celular. Entre la lámina
basal y membrana plasmática se encuentran las células miogénicas: las
células satélite, muy importantes en procesos de regeneración.
Cada tejido tiene su forma específica de regenerar, y en el caso del
músculo no es un caso aislado, dadas las características que se han
comentado: fundamentalmente presencia de lámina basal y de células
satélite.
Cualquier agresión contra el músculo puede provocar una rotura de
fibras, lo que induce inmediatamente una reacción inflamatoria y los
componentes celulares son fagocitados. Sin embargo, en muchos casos,
la matriz extracelular (la lámina basal) se mantendría como un tubo
inalterado durante el proceso de degeneración como durante la
regeneración, actuando precisamente como una estructura de
exoesqueleto inalterada.
Tras la degeneración y fagocitación, las células satélite es activan,
utilizando la lámina basal como estructura guía para el crecimiento,
desarrollándose así nuevas fibras musculares.
Si el daño de la lámina basal es grande, no se puede producir una
regeneración íntegra, produciéndose la sustitución de parte del tejido
dañado por tejido fibroso.
b) Orgánulos intracelulares de mayor interés Æ desde el punto de vista
intracelular, las fibras musculares son polinucleadas, con los núcleos
situados en la periferia. Debemos considerar que en realidad una única
célula muscular proviene de la fusión de varias células precursoras, lo
que da entonces lugar a esa estructura final de sincitio.
Si se realiza un corte transversal a la célula se observa un componente
mayoritario de la misma, que va a constituir precisamente el elemento
contráctil. Se trata de unas estructuras cilíndricas, de la misma longitud
que la fibra muscular pero de diámetro menor. Dependiendo del tamaño
de la célula, puede haber de varios centenares a varios millares de estas
estructuras, denominadas miofibrillas, las cuales están a su vez
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
formadas por una unidad repetitiva que se denomina sarcómero. Por
tanto, el sarcómero será la unidad estructural de las miofibrillas.
c) Otros orgánulos intracelulares Æ en el sarcoplasma se encuentran
también una gran riqueza iónica: K+, fosfatos, Ca2+, etc; además de un
gran número de proteínas enzimáticas. Un orgánulo que puede llegar a
ser muy abundante son las mitocondrias. Es en estos orgánulos donde
se realiza la oxidación de los nutrientes hasta CO2 y H2O más energía
en forma de ATP. Las mitocondrias, que ocupan un gran espacio en el
sarcoplasma, se encuentran situadas entre las miofibrillas, con el fin de
dotar a las mismas de ATP necesario para la contracción.
Otro orgánulo de gran interés es el retículo endoplásmico de la fibra
muscular, denominado retículo sarcoplásmico. Esta constituido por una
serie de túbulos paralelos a las miofibrillas, que se ensanchan en sus
extremos dando lugar a unas estructuras bulbosas denominadas
cisternas del retículo sarcoplásmico. Éstas se encuentran unidas
físicamente a otro sistema tubular extenso denominado sistema de
túbulos transversos, o túbulos T. De hecho, cada túbulo T está
íntimamente en contacto con dos cisternas bulbosas, denominándose al
conjunto triada. En los músculos de contracción rápida y potente existen
dos triadas por sarcómero, localizadas en concreto en las porciones
donde los filamentos finos y gruesos se hallan interdigitados.
El retículo sarcoplásmico tiene la característica de retener en su interior
gran cantidad de Ca2+. Cuando las concentraciones de calcio en el
sarcoplasma son bajas, el músculo se encuentra relajado, y cuando
aumentan por encima de un determinado valor el músculo empieza a
contraerse. Precisamente, el orgánulo que va a realizar la acción de la
contracción es el retículo.
Los túbulos T son invaginaciones del sarcolema, por lo que podríamos
decir que el sarcolema no es una estructura continua, sino que se halla
agujereada en toda su superficie, originando mediante esas
invaginaciones unos tubos que atraviesan la célula de parte a parte.
Por otro lado debemos considerar que el músculo se va a contraer o
relajar únicamente como consecuencia de órdenes nerviosas, órdenes
que se transmiten al sarcolema y lo recorren en toda su longitud. Por
tanto, esas órdenes
recorrerán también los
túbulos T, que transmitirán
a su vez la orden a las
cisternas del retículo. Éste
responderá entonces
liberando calcio al
sarcoplasma, aumentando
con ello las
concentraciones
intracelulares del mismo y
produciéndose entonces la
contracción.
En resumen, el retículo
será el orgánulo regulador
de la contracción
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muscular, respondiendo a las órdenes que le llegan del sistema nervioso
a través del sarcolema y los túbulos T, simplemente controlando los
valores de calcio en el sarcoplasma celular.
Contracción muscular
El sarcómero es capaz de acortar su longitud en aproximadamente una
tercera parte, y así, la suma de los acortamientos sarcoméricos musculares
dará lugar al acortamiento muscular general.
La disminución longitudinal podría deberse a una disminución en el
tamaño de los filamentos constituyentes del sarcómero, lo cual podría
demostrarse midiendo la longitud de las bandas A, I, H del mismo, que
representan en realidad la propia longitud de los miofilamentos.
La banda A posee una longitud que no varía durante el proceso, lo cual
significa que los filamentos de miosina no cambian de tamaño durante la
contracción.
La distancia entre la línea Z y el borde adyacente de la zona H se
mantiene también constante en músculos estirados y contraídos, lo cual
significa que la longitud de los filamentos de actina tampoco se modifica
durante el acortamiento.
La longitud de la banda I disminuye, así como la de al banda H. Esto
representa que el acortamiento se produce como consecuencia de un
deslizamiento de los filamentos finos sobre los finos gruesos que, al estar
interdigitados, se superponen aún más.
Por tano, el acortamiento del sarcómero se produce no como
consecuencia de una disminución en el tamaño de las fibras
actomiosínicas, sino como consecuencia de que los filamentos se
deslizan unos sobre otros, acortando el músculo. Este modelo se denomina
“de los filamentos deslizantes” y fue propuesto por dos grupos investigadores
independientes: Andrew Huxley y R. Niedergerke por un lado, y Hugh Huxley y
Jean Hanson por otro. Este mecanismo es un proceso de tipo activo, es decir,
requiere aporte energético, donde la molécula habitual es el ATP. Este ATP se
puede hidrolizar, generando por un lado ADP y un residuo fosfato inorgánico.
La rotura del enlace covalente correspondiente libera una gran cantidad de
energía (7,3 kcal/mol).
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
Es decir, que independientemente de que existan otros componentes
que den estabilidad al filamento grueso muscular, la propia miosina tiene
tendencia a mantenerse unida, y la estabilización de dicha unión se
consigue gracias a la participación de otras proteínas menores
constituyentes también del filamento.
2. La proteína de miosina presenta una actividad enzimática. En 1039
se describió cómo la molécula de miosina presentaba actividad
ATPásica, es decir, capaz de hidrolizar el ATP dotando al músculo de la
energía necesaria parea la contracción. Dado que esta actividad se
encuentra en la proteína, se le denomina actividad miosina ATPasa. Su
ubicación exacta radica en cada una de las porciones globulares que
presenta dicha proteína en su extremo.
3. Cada molécula de miosina constituyente del filamento grueso es capaz
de unirse a la proteína mayoritaria del filamento fino, es decir, la
miosina es capaz de unirse a la actina, formando un complejo
denominado actomiosina. Por tanto, la miosina tiene un lugar de unión
con la actina, al igual que éste tiene que tener un lugar de unión a la
miosina.
Actina
La actina es el componente mayoritario del filamento fino. Se trata de un
monómero globular que recibe, por tanto, el nombre de actina G. En esta
molécula existen dos dominios diferenciados, denominados grandes y
pequeños, cada uno de los cuales se subdivide en otros dos, dando lugar a
cuatro subdominios que se denominan I, II, III y IV.
A los monómeros de actina G les ocurre algo parecido que a la miosina:
y es que en condiciones normales fisiológicas tienen tendencia a unirse entre
sí dando lugar a unas estructuras filamentosas, similares a los filamentos
finos, que reciben el nombre de actina F. Esto no es del toco cierto, pues para
que se unan entre sí es necesaria la participación del ATP.
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extremo opuesto se une a la llamada beta-actinina, que en realidad es la
proteína que define la longitud del filamento definitivo.
Así mismo presentará uniones con los otros componentes proteicos del
filamento definitivo, que serán la tropomiosina y la troponina.
Por último, presentará lugares de unión para las cabezas globulares de
la miosina. Cada molécula de actina G tiene un centro de unión con la cabeza
globular, de tal manera que si mezclamos en una solución filamentos de
miosina con filamentos de actina en presencia de ATP, se producirá la unión
entre ambos, en una proporción 1:1.
Tropomiosina y troponina
En el apartado anterior hemos aludido a dos proteínas que intervienen
en la contracción: la tropomiosina y la troponina. He aquí una breve descripción
de cada una de ellas:
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permanentemente unida a la tropomiosina y, respondiendo a la
troponina C, tirar de ella.
La subunidad C recibe ese nombre porque es capaz de ligar iones Ca2+.
Se encuentra situada entre las otras dos, uniendo a la T y a la I, pero no
se una ni a la actina ni a la tropomiosina. Se trata de la porción activa de
la troponina.
Por último, la troponina I se encuentra, en condiciones de relajación
unida a la actina, mientras que al producirse la contracción se separa de
ella al ser empujada por la troponina C. La denominación I viene de
inhibición, tanto porque parece modular la actividad de la miosina ATP
asa (inhibiendo) como porque inhibe la unión actomiosina.
Movimientos miosínicos
Como dijo anteriormente, tanto la miosina como la actina tienen un lugar
de unión entre sí. Esta unión es la que va a dar lugar al deslizamiento de los
filamentos, provocando en su conjunto el acortamiento del sarcómero y, por
tanto, la contracción muscular.
Para llevar a cabo esta unión actomiosínica, los filamentos gruesos y
finos, físicamente separados entre sí, tienen que poder desplazarse. Y el
elemento que se desplaza es precisamente la miosina, que gracias a su
especial asimetría, presenta dos tipos de movimientos.
Pero antes de explicar dichos movimientos hemos de conocer en qué
lugar se realizan. La rotura hidrolítica de la miosina se lleva a cabo de dos
regiones específicas: la que une LMM (región formada en su gran mayoría por
la región fibrosa) con S2 (el bastoncillo helicoidal), y la que liga S2 con S1 (la
región globular). Y esto es debido a que estas regiones altamente sensibles a
la proteólisis son en realidad dos regiones menos protegidas de la molécula
debido a que son zonas no estáticas, sino móviles, presentando una movilidad
tipo bisagra.
De esta manera tenemos un primer tipo de movimiento miosínico que
sería llevado a cabo por la bisagra LMM-S2, en la que LMM formaría un
filamento completo y S2 quedaría fuera del mismo. En este movimiento en
bisagra se observa que la miosina es acercada a la actina, poniéndolas de
hecho en contacto entre sí. Para que este movimiento se lleve a cabo es
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necesario que los lugares actínicos estén libres, con lo que existiría una
atracción de índole electrostático entre las porciones S1 y la actina. Sin
embargo, esta atracción no existe en todas las situaciones, ya que es
necesario además que la porción globular S1 esté formando un ángulo de 90º
con el eje de la actina.
Así nos encontramos con el segundo de los movimientos: la porción S1
puede encontrarse formando un ángulo de 45º con el eje de la actina y
encontrarse también perpendicular a ella. Cuando su situación es
perpendicular, la atracción electrostática actomiosínica provoca la unión de
ambas proteína gracias al giro de la bisagra LMM/S2. Sin embargo, S1 en 45º
no presenta interacción de cargas, con lo que la unión no se ve favorecida.
Cuando S1 se encuentra formando un ángulo de 45º con actina se dice
que se encuentra en estado R (relajado), y cuando se halla perpendicular a
ella, se dice que está en estado T (tenso). Este cambio conformacional que se
lleva a cabo por la bisagra S2/S1, es debido al ATP, y este movimiento resulta
el mayor de los gastos energéticos provocados en el proceso contráctil.
Así, cuando S1 se encuentra en estado T es porque ha hidrolizado una
molécula de ATP y retiene en su seno al ADP y al fosfato inorgánico
resultantes. En estado R, lo que ocurre es que o bien no ha unido el ATP
circundante o bien lo ha unido pero todavía no lo ha hidrolizado.
Al hidrolizarse el ATP los productos de la reacción son ADP4- y el fosfato
inorgánico (PO3 2-). Ambos productos se encuentran en sus lugares de unión,
muy cercanos entre sí, pero la repulsión de las cargas eléctricas provocan la
separación de los dos centros de unión, produciendo esa tensión en S1.
Sin embargo, cuando la hidrólisis del ATP no se ha producido, no existe
repulsión, puesto que los fosfatos inorgánicos se hallan unidos por fuertes
enlaces covalente. Cuando S1 está libre de ligandos, tampoco se puede
producir esa repulsión, por lo que S1 se mantendrá también en estado relajado.
Entonces, S1, en estado tenso (90º con el eje de la actina) tendrá
elevada afinidad por la actina y se unirá a ella si sus centros de unión están
despejados. Sin embargo, S1 en estado relajado, no presentará esa afinidad y
no tendrá tendencia a unirse a ella.
Modelo contráctil
El primer paso que ha de llevarse a cabo para que se produzca la
interacción actomiosínica es la liberación de los lugares de unión de la actina.
Este es un proceso que depende del Ca2+ y que está regulado por el sistema
nervioso.
Vamos a considerar que los lugares de interacción actomiosínica se
encuentran libres, de forma que el músculo está contraído. En este momento
encontramos la subunidad S1 de la miosina en tres posibles situaciones:
1. R libre de ligandos;
2. R unida al ATP;
3. y en estado tenso.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
procesos de unión y posterior separación de componentes no son sincrónicos
en los millones de porciones S1.
De esta forma, si tomamos el ejemplo de S1 en R libre de ligandos,
primero tendría que captar un ATP, hidrolizarlo y de esta forma pasar a estado
T, con lo que se produciría la correspondiente atracción electrostática y la unión
actomiosínica.
En el momento en que se produce dicha unión, el grupo fosfato y el
ADP, respectivamente en el tiempo, abandonan su centro de unión en S1, por
lo que la porción globular pasa de estar en estado T (90 º con el eje de la
actina) a estado R (45º con el eje de la actina). Este movimiento en bisagra
hace que se produzca un pequeño desplazamiento del filamento fino sobre el
grueso.
El siguiente paso sería que S2 se separara de la actina para volver a
repetir el ciclo y, así, la suma de estos pequeños deslizamientos provocará el
acortamiento general del sarcómero.
No obstante, y a pesar de que en estado R se ha comentado que S1 no
tiene afinidad por la actina, tampoco tiene tendencia a soltarse cuando están
unidos. Para que se produzca esta separación, la subunidad globular debe unir
una molécula de ATP y es precisamente esta unión la que provoca la
separación. De aquí que ante depleciones de ATP, el músculo se mantiene
contraído.
En este momento nos encontramos con la miosina separada de la actina
pero en estado R. La miosín-ATPasa vuelve a actuar, hidrolizando el ATP a
ADP y P y retornando S1 a estado T, con lo que puede volver a unirse a la
actina y repetir el ciclo, provocando un acortamiento global del sarcómero que
será cada vez mayor en tanto en cuanto los centros de unión de la actina estén
libres. Por ello, para que se produzca la relajación, lo único que debe hacer el
músculo es volver a tapar los centros de unión de la actina mediante la
tropomiosina.
Este modelo explicado presenta un inconveniente, y es que si S1 se
suelta de la actina, la contracción se perdería. Lo que ocurre es que mientras
exista el estímulo y la actina esté libre, el deslizamiento no se pierde, ya que,
como se ha mencionado, los procesos de unión o separación no son
sincrónicos en todas las porciones globulares de la miosina y, así, cuando un
grupo se separa, otros se mantienen unidos, por lo que la contracción no se
pierde hasta que los centros de unión se cierren.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
Tipos de contracción
La fuerza muscular se realiza gracias a la interacción entre la actina y la
miosina, que tiene como consecuencia el deslizamiento de unos filamentos
sobre otros, lo que conlleva el acortamiento de los sarcómeros y el
acortamiento del músculo con la correspondiente realización del trabajo.
No obstante, no todos los ejercicios implican necesariamente un
acortamiento del músculo.
Por ello se va a presentar las formas en las cuales en el músculo se
puede producir la interacción acto-miosínica.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
citosólicos y, por ello, mayor concentración. Es decir, el mayor o menor grado
contráctil va a depender de la mayor o menor salida de calcio al sarcoplasma
que, a su vez, dependerá de un mayor o menor grado de estimulación nerviosa
en la placa motora.
El fenómeno de la contracción depende de la salida de calcio del
sarcoplasma, y el fenómeno de la relajación sucede siguiendo el proceso
inverso: primero tendría que cesar el estímulo nervioso que mantiene los
canales iónicos abiertos. Al finalizar el estímulo los canales se cierran, con lo
que el calcio deja de salir al sarcoplasma. En este punto, la intensidad contráctil
no aumentaría, pero en esa situación se mantendría. El sarcoplasma debe
disminuir los niveles iónicos para que la troponina vuelva a su estado de reposo
y la tropomiosina vuelva a taponar los lugares de la actina.
Para llevar a cabo este proceso, en el momento en el que cesa el
estímulo nervioso, se activa un sistema de transporte activo de calcio, que
reintroduce el ión en el interior del retículo, por lo que los valores
sarcoplásmicos vuelven a sus situación original (bajos), y el filamento fino
vuelve a tener tapados los centros de unión. De esta forma se producirá la
relajación, al no poder unirse S1 a la actina.
Incluso el proceso de relajación conlleva un gasto energético asociado a
la hidrólisis del ATP. El sistema de transporte activo que reintroduce el ión se
llama bomba de Ca2+ dependiente de ATPasa, y es una proteína de transporte
ampliamente diseminada a lo largo de la membrana del retículo.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
La característica de cada unidad motora es que todas las fibras
constituyentes de la misma se contraerán a la vez y con la misma potencia
contráctil. La intensidad dependerá de la propia orden nerviosa, que provocará
una mayor o menor liberación de Ach en la placa motora.
Por otro lado, el grado de intensidad con la que se contrae el paquete
muscular en su conjunto será el resultado de la intensidad de la contracción de
cada fibra y del número de unidades motoras que se contraigan a la vez.
A estos dos aspectos últimos es a lo que se le conoce como sumación,
un término que se refiere a la adición de contracciones para obtener un
movimiento fuerte y coordinado.
A pesar de que la potencia muscular depende de los factores citados,
cuando se trata de la sumación se presentan por separado, si bien ambas se
producen a la vez. De esta forma tenemos lo que se conoce como sumación de
ondas y la llamada sumación de unidades motoras múltiples.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
PLACA MOTORA
Potencial de acción
Durante la fase de reposo existe una diferencia de potencial en la
neurona a través de su membrana, que muestra carga electronegativa
intracelular y electropositiva extracelular. Es decir, existe una heterogénea
distribución de cargas eléctricas a uno y otro lado de la membrana
plasmática.
Esta ubicación tan especial se produce debido a que las proteínas, que
presentan carga eléctrica neta negativa en solución acuosa a pH fisiológico, se
encuentran fundamentalmente dentro de la célula, y, debido a su gran tamaña
molecular, no pueden atravesar la membrana, dotando al líquido intracelular de
una carga neta electronegativa. Por otra parte, y gracias al sistema de
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transporte activo, el K+ se mantiene dentro de la célula y el Na+ se mantiene
fuera.
Esta distribución electrolítica provoca que, aunque la célula se encuentre
en equilibrio osmótico, exista una diferencia de potencial a ambos lados de la
membrana, y es a esta situación lo que se conoce como potencial de equilibrio.
Como se decía antes, el interior es electronegativo con respecto al
exterior, con un valor variable de entre -60 y -90 mV, en condiciones de reposo.
Cuando una neurona es estimulada se produce un cambio en el
potencial de membrana.
En primer lugar, en una situación de reposo, el Na+ se encuentra muy
concentrado en el exterior de la célula y, al mismo tiempo, el interior de la
misma es electronegativo. Por ello, si el Na+ tuviera alguna posibilidad, su
tendencia natural sería a introducirse en el interior de la célula como
consecuencia de un movimiento a favor de gradiente, tanto químico como
eléctrico. Es esta la situación que acontece ante un estímulo excitatorio: un
neurotransmisor se une a la neurona a nivel sináptico y provoca la apertura de
una serie de canales que se encuentran cerrados en condiciones de reposo.
Al abrirse los canales de Na+ este ión pasa al interior celular
rápidamente, originando la despolarización de la misma.
La entrada de iones positivos provoca una inversión en la polaridad de la
membrana: en reposo, el interior era electronegativo. Tras el estímulo, la
entrada de Na+ hace que se torne positivo.
Esta despolarización es transitoria en el potencial de membrana, y se
conoce como potencial de acción, y su consecuencia es la excitación de la
célula en un momento y un punto determinados.
La característica primordial de esta inversión radica en que no se limita
al punto de estimulación, sino que se transmite sin decremento a lo largo de
toda la superficie de la membrana neuronal. Al llegar la despolarización al
terminal axónico, provoca la liberación a la hendidura sináptica del
neurotransmisor correspondiente, que emitirá la orden a la célula adyacente. La
salida del neurotransmisor se produce de la siguiente forma: la despolarización
en el terminal sináptico provoca la apertura de canales al Ca2+, los cuales
actúan como mensajeros de la orden produciendo la fusión de las vesículas
rellenas de transmisor con la membrana presináptica y, con ello, su liberación
al espacio sináptico.
En cualquier caso es necesario comentar que la despolarización de la
membrana es momentánea, y tras la célula vuelve a la normalidad, es decir, al
reposo. Para ello, una vez que todo el Na+ que puede entrar dentro de la célula
lo ha hecho, se cierran sus canales, ya que tenerlos abiertos en este momento
de inmovilidad no tendría sentido. Pero al mismo tiempo se abren canales
para el K+, el cual estaba muy concentrado en el medio intracelular. Por ello la
tendencia ahora del K+ es a salir fuera de la neurona: a favor de gradiente
químico y de gradiente eléctrico.
Por ello, el K+ sale de la célula, sacando con ello cargas eléctricas
positivas y retornando el interior a su electronegatividad. A este proceso de
retorno a los valores de equilibrio se lo llama repolarización. Pero al final de
este proceso, aunque la diferencia de potencial es similar a la de equilibrio, se
da una distribución iónica diferente: el Na+ está en el interior y el K+ en el
exterior. La vuelta a la normalidad la realiza un mecanismo de transporte
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
activo, llamado bomba de sodio-potasio dependiente de ATPasa, que con
gasto de energía (ATP) saca Na+ fuera e introduce K+.
Invervación muscular
La musculatura estriada está inervada por fibras del sistema nervioso
somático o de la vida de relación. Las fibras musculares son inutilizables
cuando falla su inervación, al carecer de una cualidad fundamental: el tono
muscular o grado de tensión variable y precisa para desempeñar su cometido.
El tono muscular hace alusión a que los músculos estriados ostentan de una
contracción mínima en reposo, gracias a su inervación normal. La presencia de
este tono muscular implica un grado de excitación permanente, manteniendo la
corriente constante desde los centros nerviosos hasta los efectores, que por
esta causa resultan estimulados a proseguir en una actividad atenuada aunque
incesante.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
El tono muscular puede desaparecer por la destrucción de los centros
nerviosos responsables, o por la sección de las fibras aferente que llegan al
sistema nervioso central, y eferentes, que salen del sistema nervioso central.
En definitiva, cualquier músculo denervado es inútil, carece de tono y resulta
incapaz de desarrollar una fuerza mecánica o de ejercer una tensión eficaz.
En este punto es importante reseñar que en la musculatura lisa también
existe un tono muscular pese a su denervación. Así pues, la musculatura lisa
cuenta con un característico tono autónomo o tono intrínseco.
En la organización neuromuscular hay que distinguir los siguiente
componente: motoneuronas, fibras nerviosas eferentes, efectores o placas
neuromusculares (ya explicadas), fibras musculares, receptores asentados
en el propio músculo (receptores anuloespirales y receptores en ramillete de
los husos neuromusculares) y en sus tendones (órganos tendinosos de Golgi),
fibras aferentes y centros nerviosos receptores.
Receptores musculares
Tanto los músculos esqueléticos como sus tendones presentan una
serie de receptores que son sensibles a los cambios en la longitud del músculo.
Concretamente, estos receptores captan cuando el músculo es estirado, y por
ello se les suele denominar receptores de estiramiento, por lo que estarán al
servicio de los reflejos miotáticos.
Existen tres tipos de receptores al servicio de los reflejos miotáticos: dos
de ellos situados en los llamados husos neuromusculares de Kühne, y que se
denominan receptores anuloespirales y receptores en ramillete; y el tercero,
que no se halla en el músculo, sino en los tendones de inserción de los
mismos, que se denomina órganos tendinosos de Golgi.
Los más complejos son los que se encuentran en el interior del huso
neuromuscular. Estos husos se encuentran repartidos por todo el músculo, y su
número es variable dependiendo de su tamaño y función: los implicados en
movimientos más precisos tendrán un mayor número de husos de Kühne.
Estos husos están formados por una cubierta exterior de tejido
conjuntivo que los delimita. En su interior aparecen dos tipos de fibras
musculares rodeadas por un líquido similar al sinovial.
Estas fibras musculares, denominadas intrafusales, tienen la
característica habitual de poder contraerse, pero la fuerza que generan es muy
pequeña debido a que son muy pocas y débiles, dado que su papel no es dotar
de fuerza al músculo sino captar las alteraciones longitudinales del mismo.
Son de dos tipos:
Dos, de las 6, son de mayor tamaño y reciben el nombre de fibras de
saco nuclear. Su tamaño es de aproximadamente la mitad del de las
fibras extrafusales. Son, como todas las células musculares,
polinucleadas, pero en este caso, los núcleos se encuentran agrupados
en el centro de la misma, formando como un saco, y los filamentos
actomiosínicos se encuentran en los extremos.
Las otras cuatro fibras son denominadas fibras de cadena nuclear. Son
más pequeñas que las anteriores y no presentan el saco intermedio, ya
que los núcleos se sitúan formando una cadena lineal en el centro de la
misma con los filamentos contráctiles también en los extremos.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
Ambos tipos de fibras están densamente inervadas por fibras aferentes y
eferentes. Las fibras aferentes son de tipo Ia y II.
¾ Las de tipo Ia, en sus terminaciones, se enrollan en espiral alrededor de
las fibras musculares, formando una especie de muelle que rodea a las
porciones nucleares, y por ello se les denomina en su conjunto
receptores anuloespirales. Cualquier modificación en la longitud del
músculo se verá reflejada en un estiramiento del muelle del receptor,
que emitirá la información hacia el sistema nervioso central.
¾ Las fibras de tipo II forman una terminación más difusa, y se hallan
exclusivamente en las fibras de cadena nuclear. Se denominan
receptores en ramillete y se ubican fuera de la región que ocupa el
receptor anuloespiral.
Reflejos miotáticos
Los reflejos miotáticos representan un ejemplo sencillo de regulación
motora. El estiramiento pasivo de un músculo produce una contracción refleja
de ese músculo acompañada de la relajación del músculo o músculos
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
antagonistas. He a continuación las características generales de este tipo de
reflejos.
Cuando se produce la elongación del músculo, tanto el grado como la
velocidad de cambio y la tensión generada son captados por los
correspondientes receptores. Las fibras Ib sensitivas aferentes llevan esa
información a la médula (sistema nervioso central) que reacciona de doble
forma:
1. Hace sinapsis con la motoneurona alfa que inerva al músculo
estirado provocando su contracción.
2. Hace sinapsis, al mismo tiempo, con una interneurona inhibidora,
situada en otra región medular, que a su vez inhibe la motoneurona alfa
del músculo antagonista, provocando su relajación.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
reaccionen los receptores anuloespirales de los husos neuromusculares.
La excitación de dichos receptores es una consecuencia de las salvas
de impulsos disparados por el sistema eferente gamma, que se reparten
en los husos estimulando los extremos de las fibras fusoriales
traccionando con ellos las terminaciones anuloespirales. Como resultado
de este efecto mecánico, los receptores citados anteriormente envían
cadenas de impulsos hacia los centros nerviosos, a lo largo de fibras Ia.
Estos impulsos que recorren las fibras Ia ejercen un doble efecto, de
carácter antagónico, pues despolarizan a las motoneuronas alfa e
hiperpolarizan a las motoneuronas gamma. Por esto, resultará que las
primeras, mediante sus fibras alfa, enviarán impulsos hacia las fibras
musculares extrafusoriales al ritmo impuesto por el circuito mencionado,
induciendo a los receptores en ramillete a entrar en actividad. Pero el
efecto inhibidor ejercido por las fibras Ia sobre las motoneuronas
gamma, determina que cesen los impulsos centrífugos que operaban
previamente sobre los husos musculares en los que asientan los
receptores anuloespirales. Por este motivo, dichos receptores ya no se
excitan, con lo que las fibras Ia se mantienen en tregua tramitadora de
impulsos, dejando de exitar a las motoneuronas alfa y permitiendo, a su
vez, que las motoneuronas gamma reanuden su actividad, lanzando
influjos excitadores a los husos musculares, reiniciándose el juego
antagonista ya explicado. Por otra parte, las fibras Ia, al dicotomizarse
en su curso centrípeto, influencian de forma positiva a las neuronas
homónimas, que envían sus impulsos a éstas y de forma negativa a las
motoneuronas heterónimos, con lo que se facilita las respuestas
flexoras. Lo mismo puede aplicarse a la musculatura extensora, en el
sentido de que si las fibras Ia tramitan impulsos procedentes de los
músculos de esta acción, la resultante será una respuesta extensora,
por excitación de las motoneuronas alfa, que envían impulsos a lo largo
de sus axones a las fibras de la musculatura extensora inervada por
ellas, e inhibición de las motoneuronas que sirven a la musculatura
flexora correspondiente.
- Receptores en ramillete Æ estas terminaciones receptoras se
caracterizan por requerir estímulos mecánicos de mayor cuantía o
umbral que los necesarios para activar los anuloespirales. La excitación
de los receptores en ramillete se tramita por impulsos centrípetos
canalizados por fibras tipo II, que constituyen parte integrante de arcos
reflejos polisinápticos, que terminan despolarizando a las motoneuronas
alfa correspondientes, lo que conlleva acciones contráctiles de la
musculatura flexora o extensora que corresponda. Estos efectos
contráctiles resultantes finales que son de la operación llevada a cabo
por las fibras aferentes de tipo II, tienen la característica de ser de
considerable magnitud, llegando a causar excitación mecánica de los
órganos tendinosos de Golgi.
- Órganos tendinosos de Golgi Æ están distribuidos por los tendones y
resultan activados por efectos mecánicos de gran magnitud o umbral. La
contracción muscular de elevada magnitud provoca la estimulación de
los órganos tendinosos; es decir, como consecuencia de la actividad de
la fibras tipo II y de las despolarizaciones inducidas por ellas en las
motoneuronas alfa, resultan contracciones de cierta consideración en la
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
musculatura flexora o extensora que corresponda, ejerciendo con ello
tracciones suficientes como para implicar a los receptores de Golgi.
Éstos envían impulsos a lo largo de las fibras Ib hasta una neurona
intercalar o interneurona, desde la que se inhibirá a las motoneuronas
homónimas y se excitarán a las heterónimos. Es decir, si los órganos
tendinosos corresponden a un músculo flexor, se producirá un efecto
inhibidor sobre las motoneuronas alfa que inervan dicho músculo,
facilitándose la descarga de impulsos excitadores para la musculatura
extensora correspondiente, y viceversa si se trata de excitación de
receptores de Golgi de una musculatura extensora.
- Terminaciones nerviosas libres Æ se encuentran en el vientre
muscular. Las fibras nerviosas que propagan los impulsos nerviosos que
surgen tras la estimulación de estos receptores libres son fibras de tipo
III (mielínicas) y de tipo IV (amielínicas o C). Los arcos reflejos de que
forman parte son polisinápticos; y, en concreto, las fibras IV tramitan
impulsos dolorosos.
Las neuronas de este sistema inervan mediante sus fibras eferentes los
husos neuromusculares trabajando en armonía con las motoneuronas
alfa de las astas anteriores de la médula.
Las motoneuronas gamma reciben múltiples aferencias de distintas
partes del trono y extremidades, así como de estructuras nerviosas
supraespinales. Igualmente, ejercen influencia sobre su funcionamiento
las motoneuronas alfa.
Pueden ser de dos tipos: las llamadas fibras aferentes gamma 1 o
dinámicas, que conducen impulsos excitatorios para los husos
musculares; o motoneuronas gamma 2 o estáticas, que conducen
impulsos excitatorios para los receptores de fibras de la cadena nuclear.
La estimulación de los receptores anuloespirales y/o en ramillete hace
que se estimulen las fibras aferentes, que descargan sus impulsos
nerviosos dinamogénicos sobre las motoneuronas alfa, e inhibidores
sobre las motoneuronas gammas. Las oleadas de impulsos emanadas
de las neuronas alfa son, en su mayoría, canalizadas por una fibra
recurrente hacia las neuronas intersticiales de Renshaw y sólo un
mínimo de impulsos consigue descargar sus impulsos motores en la
unión neuromuscular, la cual responde con la contracción oportuna. Y
como se ha comentado, las fibras Ia y II inhiben a las motoneuronas
gamma.
Así, podemos comprender que la sección de las fibras dorsales
medulares motive una grave disminución funcional de las motoneuronas
alfa, ya que la activación de las mismas depende, además de las
órdenes arribadas desde estructuras nerviosas supraespinales, de los
impulsos aportados a las mismas por las fibras aferentes
dorsomedulares Ia/II. Por el contrario, las neuronas gamma
incrementarán su actividad.
De esta forma, las características fundamentales del sistema eferente
gamma son:
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
1. Actividad sobre los husos musculares y la cadena nuclear
adjunta, impulsando a los receptores anuloespirales a entrar en
actividad, circunstancia que, a través de las fibras aferentes tipo Ia
repercute sobre las motoneuronas alfa, que son así inducidas a entrar
en función, con la correspondiente contracción de las fibras musculares
extrafusales. Por tanto, presentan una interrelación funcional con las
fibras alfa.
2. Los impulsos nerviosos descendentes que arriban a las astas
anteriores desde tramos corticales y subcorticales, sean excitatorios o
inhibitorios, afectan en el mismo sentido a las motoneuronas alfa y a
las gamma. Hay una vía nerviosa descendente cruzada a lo largo de los
cordones laterales medulares, que conduce impulsos rápidos a las
neuronas gamma. El sistema reticular, con sus áreas facilitadora e
inhibidora, regula, mediante fibras reticuloespinales, la actividad de las
fibras gamma.
3. En la rigidez por lesión colicular hay una actividad exagerada del
sistema gamma y, por tanto, de los husos musculares, lo que provoca
una dinamogenia intensa de las motoneuronas alfa, que inundan de
impulsos las fibras musculares, resultando una hipertonía característica.
Por esto, la sección de las fibras dorsomedulares suprime el hipertono
en los animales descerebrados.
4. Finalmente, el tono postural depende fundamentalmente de las
neuronas gamma.
• MOTONEUORNAS ALFA
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
motoneuronas alfa fásicas. Dicha hiperpolarización constituye un freno
para la frecuencia excesiva.
De todas formas, el porcentaje de motoneuronas alfa tónicas es mínimo
comparado con el de sus homónimas fásicas. Finalmente, las fibras alfa
influyen más sobre el tono dinámico que sobre el postural; las
motoneuronas alfa tónicas, muy escasas, ejercen una misión semejante
a las neuronas gamma, activando el tono estático o postural.
• CIRCUITO DE RENSHAW
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
sustracción de impulsos ejercida por las fibras recurrentes y las
neuronas intersticiales de Renshaw.
En definitiva, en los músculos siempre hay fluctuaciones de su tono; es
decir, aumentos y disminuciones de su tono espontáneo. En este juego
tensional basculante interviene más el circuito de Renshaw y la
inhibición de las motoneuronas gamma por efecto ejercido sobre ellas
por las fibras Ia, que el positivador, debido al predominio en la
interacción fibras gamma-receptores anuloespirales-fibras Ia, es decir, el
sistema excitador de las motoneuronas alfa.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
En el cerebro se encuentran las principales regiones reguladoras del
tono, como son la corteza cerebral, fundamentalmente frontal y parietal, y
zonas subcorticales como los llamados ganglios de la base: núcleo caudado,
putamen y globos pallidus; y el tálamo. El cerebro es un órgano motor, principal
regulador de los movimientos.
Podemos decir que es el
detector de los errores en los mismos.
Finalmente, a nivel del tronco se
asientan regiones concretas, como el
bulbo raquídeo y los núcleos
vestibulares, y regiones más difusas
como la formación reticular.
La médula espinal presenta
fundamentalmente dos funciones: ser
el soporte de la actividad refleja y
ser vía de conducción de estímulos.
Para ello, la médula se comporta como
un tubo formado por fibras
ascendentes, que informan de lo que
ocurre en el entorno a las formaciones
superiores, y fibras descendentes, que
portan la orden motora. Para ello, la
médula está formada por distintos tipos
de haces nerviosos:
1. Haces de disposición, que entrelazan y conectan distintas partes de la
propia médula entre sí.
2. Haces ascendentes o sensitivos, como la vía lemniscal, haces
espinocerebelosos, espinotalámicos y otros.
3. Haces descendentes o motores, como los haces vegetativos, haces de
la vía piramidal y haces de la vía extrapiramidal.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
A pesar de lo dicho hasta ahora, el mecanismo regulador es mucho más
complejo.
Hay regiones encefálicas y cerebelosas que sinaptan con la formación
reticular, de la que partirán fibras reticuloespinales que harán sinapsis con las
motoneuronas de las astas anteriores medulares. Así, el área cortical
prerrolándica, el núcleo caudado del sistema estriado y el cerebelo son áreas
inhibidoras, mientras que la formación pontinoreticular y el núcleo vestibular
lateral son regiones facilitadoras de la rigidez.
A continuación nos vamos a ocupar de las áreas inhibidoras. El polo
frontal asienta en el lóbulo frontal, y desde éste, descienden fibras que rebasan
el núcleo caudado del sistema estriado, y llegan hasta la formación
bulborreticular. Esta última es el centro bulborreticular supresor o área
inhibidora de la hipertonía, supeditada a las órdenes emanadas del polo frontal
y del núcleo caudado del sistema estriado. La importancia de estas dos áreas
se demostró mediante el envenenamiento progresivo con cianuro de sodio en
gatos, el cual actúa de modo gradual, suprimiendo, en primer lugar, la
intervención del nivel cortical, y después de los subyacentes, todo ello a
medida que aumenta la concentración del veneno. Por instalación de
electrodos en el centro bulbosupresor, se pudo apreciar que la rigidez se
iniciaba tan pronto como quedaba fuera de juego el centro corticofrontal.
Otros niveles inhibidores son el cerebelo y el área cortical prerrolándica,
correspondientes a la superficie cerebelosa anterior y a la franja supresora
precentral de la corteza cerebral, respectivamente. Estos centros impulsan,
igualmente, a la superficie reticular inhibidora. Entonces, la anulación funcional
del núcleo caudado del sistema estriado, el cerebelo y el área cortical
prerrolándica, dejan a la formación bulborreticular sin el estímulo que precisa
para actuar, cesando así su actividad espontánea.
Ante la situación anterior, la formación pontinorreticular, carente de
oposición, asume la dirección plena y, por medio de las fibras reticuloespinales,
impone el estado de rigidez característico de la hiperextensión refleja.
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
tanto, el papel de los ganglios es de reducción del tono, por lo que
alteraciones en su funcionalidad provocarán rigidez.
En cualquier caso, parece que la actividad bioeléctrica de los ganglios
de la base es muy discreta, y su papel en el control motor se ha reducido
más por los trastornos que provocan alteraciones en los mismos que por
los resultados de estudios experimentales. Así, las lesiones de los
ganglios estriado y globus pallidus que no comprometen la integridad
cortical, ofrecen escasa sintomatología, pero las alteraciones nerviosas
conjuntas de la corteza y los ganglios provocan graves alteraciones
motoras.
¾ EL SISTEMA CORTICOESPINAL
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Fisiología del Músculo. Álvaro Delgado Osuna
tálamo, pero haciendo sinapsis, algunas, en el núcleo rojo. Las vías
descendentes rubroespinales influyen facilitando el tono flexor. Las
fibras que alcanzan el tálamo establecen sinapsis con una neurona
internuncial, dirigiéndose a la corteza cerebral. La misión de esta vía es
activar la corteza cerebral motora y, por tanto, las fibras corticoespinales
ya mencionadas. En definitiva, una lesión que afecte a la vía
corticoespinal, de función estímulo-flexora, provocará una hipotonía.
Eliminando la influencia ejercida, normalmente por la vía cerebelocortical
antecitada, aparecerá igualmente una inhibición del tono extensor.
3. Ablación del lóbulo anterior Æ la extirpación de este lóbulo motiva
una hipertonía muscular, debido a la influencia que, como se ha
mencionado, tiene el cerebelo sobre la formación reticular. Pero,
además del flujo inhibidor del tono ejercido por el cerebelo a través de la
superficie reticular inhibitoria citada, es un hecho demostrado que el
lóbulo anterior hace sentir sus efectos supresores a través de fibras
nerviosas que alcanzan a las motoneuronas alfa y gamma. Por ello, una
destrucción del lóbulo anterior deja sin freno a las motoneuronas
medulares y, en consecuencia, se desencadena una hipertonía. En
cualquier caso, la influencia de lóbulo anterior es más acusada sobre el
sistema eferente gamma que sobre las motoneuronas alfa. Por ello, al
ejecutar su función sobre motoneuronas gamma, se inicia el proceso
inductor de los reflejos miotáticos.
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