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Rasgos psicológicos dominantes en el mexicano

Sumario: 1.Rasgos primordialles del mexicano de nuestros días. 2. Perfíl


psicológico del mexicano. 3. Significación y sentido de la impasibilidad del
mexicano. 4. Soledad anonadante y soledad salvadora. 5. El resentimiento del
mexicano -Descripción y Catarsis. 6. De lo negativo y de lo positivo en el
mexicano. 7. Descripciones simplificadoras del mexicano. 8. Significación y
sentido del relajo. 9. Miedo y angustia en el mexicano. 10. El miedo del
mexicano ante la arbitrariedad y la incertidumbre. 11. ¿Qué hay en el fondo del
"machismo" mexicano? 12. Modo de ser de las mexicanas. 13. Radiografía de
a vida mexicana. 14. Antropología de la pobreza mexicana. 15. Defectos y
cualidades del mexicano 16. Expresividad y emotividad del mexicano. 17.
Inseguridad y disimulo del mexicano. 18. El mexicano como ser enmáscarado.
19. Los mexicanos no son inferiores ni se sienten inferiores.

1. Rasgos primordiales del mexicano en nuestros días

Al intentar explicarnos algunos de los rasgos primordiales del mexicano de


nuestros días, sentimos gravitar sobre nosotros todo el peso de nuestra
historia.

Una repercusión prolongada de las emociones, en especial de las que son


penosas, es uno de los rasgos dominantes en el mexicano. Esta prolongada
repercusión de las emociones, las muestra en sus conversaciones, en sus
acciones, en sus canciones y en sus refranes. La compasión y la crueldad
oscilan, con especial intensidad, en la vida del mexicano. Como vive a flor de
piel, todo lo toma ''a pecho". Es posible que, para extranjeros, las cosas que el
mexicano tome "a pecho" sean simples bagatelas. De ahí la incomprensión, en
el trato, de nuestro modo de ser. Pero de pronto los extranjeros advierten que
somos capaces de una vibración y de un calor humano que irradian un encanto
inigualado. Por eso México se ha convertido en el país ideal para las
olimpiadas y los campeonatos mundiales de futbol.

EI mexicano suele ir hacia el extremo límite de todos sus sentimientos, con una
seriedad afectiva total, sin las gesticulaciones del italiano o del frances. Puede
apasionarse por cualquier cosa, de modo súbito e insospechado. Se enciende
como un cohete y su intensidad emotiva sube hacia lo alto por largo tiempo.
Por un solo minuto de fervor o de

menosprecio, queda irémulo de gratitud o herido y blindado en su rencor.


Digamoslo sin reticencias: el mexicano es ilimitadamente vulnerable¿

¿Por qué vive ansioso el mexicano? Porque es un hipersensible, porque sufre


una angustia secreta que roe su aprensivo corazón y lo repliega sobre sí
mismo. Como se haya situado en ese mar de incertidumbre que es México, y
sitiado por el riesgo de amenazas que no logra localizar, se abisma en la
inseguridad al experimentar vivamente su contingencia, y se pone una
máscara,de indiferencia, de impasibilidad, de "importa madrismo", si queremos
utilizar la expresión popular. Es una disfrazada congoja que reaparece bajo
cien más caras diversas.
La pobreza, la enfermedad, el desempleo, la corrupción, la deuda externa son
los peligros reales que generan una natural intranquilidad. Pero en vez de
combatir los peligros reales; el mexicano adelanta su congoja, se autotortura y
refleja sobre la circunstancia del desasosiego. Ve precipitarse sobre México los
mismos fantasmas que ha forjado su inseguridad paroxística. Presentimientos,
turbaciones y fobias le agobian. Afligido y desconcertado, busca una nueva
guía de perplejos, cuando no se sabe refugiar en su religión, y se mantiene,
entretanto, en su estado dubitativo, irresoluto, sugestionable, introspectivo. Yo
diría que el mexicano medio es un introspectivo emotivo, escrupuloso, obseso
con frecuencia. Lo maravilloso es que su estoicismo, su capacidad de
sufrimiento, le impida agotarse en ese combate desigual y abrumador contra
gigantes desconocidos. Como el universo de Kafka, el mundo del mexicano es
impreciso, ambiguo. Pero ante esa especie de ilimitación hostil el mexicano
está dispuesto a no sucumbir. El pavor supremo de su espíritu, y la turbación
elemental de su carne, en terrible amalgama, es la prueba más tremenda a que
puedan ser sometidas las fuerzas del hombre. Y el mexicano pasa la prueba, la
resiste siempre y, a veces, la vence. No encuentro más que una sola
explicación para superar esta prueba acuciante, cruel, despiadada: nuestro
estoicismo cristiano.

Según los estoicos, el sabio es el hombre virtuoso y el virtuoso es el hombre


feliz. Nada hay bueno sino la virtud; nada malo sino el vicio.El sabio de los
estoicos es un hombre impasible, a quien nada puede perturbar . Nada desea
porque nada le falta; nada teme porque nada puede perder. Si la familia
perece, los amigos mueren, la patria se desquicia y el mundo se desploma, el
sabio está sereno porque se amolda enteramente al destino, la resistencia es
inútil; los hados que guían al que quiere, al que no quiere lo arrastran. Hay que
hacer del hombre una roca que resista a todos los embates del agua. Es
preciso disminuir las necesidades despojarse de las pasiones para lograr
imperturbabilidad("apatía" o "atarxía"). Ha alcanzado celebridad el tema de los
estoicos "sustine et abstine", es decir, soporta y renuncia. En ocasiones, los
bienes de la vida pueden ser deseables y apetecibles; pero sólo la virtud tiene
auténtico valor y merece verdaderamente la consideración. En la razón recta,
esto es, en la conformidad racional con el orden de las cosas, estriba la virtud.
La ética estoica postula la vida racional, porque racional es el hombre. Entre el
estoicismo fundado por Zenón de Citio y el estoicismo mexicano está de por
medio el cristianismo. Los estoicos confundían a Dios con el mundo. La
sustancia divina se identificaba con la naturaleza interna. Eran fatalistas (el
destino de cada hombre estaba encadenado inexorablemente) y cosmopolitas
(la ciudad y el país eran considerados como convención, nomos, en oposición
a la naturaltza que era la comunidad humana). El mexicano no confunde a Dios
con el mundo, ni identifica la sustancia divina con la naturaleza interna.
Tampoco se siente encadenado por el hado, porque conoce la doctrina de la
Providencia. En el Plan y Gobierno de la Divina Providencia hay un cierto sitio
para la contingencia y la libertad humana. El mexicano no profesa el deslavado
cosmopolitismo estoico porque tiene la convicción de que pertenecer a la
especie humana y al mundo, no justifica un único que hacer en común. No
cabe confundir el cosmopolitismo de cínicos y estoicos, sin verdadera base que
lo sustente, con la fraternidad cristiana que une a los hombres es una
hermandad, porque todos son hijos de Dios. Pero esta fraternidad cristiana no
impide al mexicano sentir, muy a lo vivo, amor por su patria y por su ciudad,
pueblo o ranchería. Leyendo las obras de Séneca, el cordobés maestro de
Nerón, se siente el gran latido cordial de la raza ibérica, se intuye el parentesco
espiritual con los antiguos mexicanos y se entrevé el maritirial poder de
sufrimiento de nuestros cristeros. Es el estoicismo-antójasenos decir-como un
cristianismo al que le faltó el bautizo. En México se ha operado este bautizo,
por eso hablamos del estoicismo cristiano del mexicano.

La inconstancia del humor, la inestabilidad del talante es máxima en los


emotivos inactivos. Hay temor a lo desconocido y a las decisiones exigidas por
la incesante adaptación a una vida incierta y riesgosa, pero este temor está
dominado por el estoicismo cristiano. El mexicano actúa por un sentimiento
vivo; extinguido este ardor, su acción se agota y se desploma por sí misma.
México ha producido un buen número de héroes, pero pocos hombres de
acción constante. En su impulsividad suele haber una generosidad irreflexiva,
arrebatos del corazón, extenuación del sentimiento. La disposición atrevida de
su ímpetu lo arrastra a la pasión por el juego, al que se entrega con imprudente
temeridad, en las peleas de gallos y en las carreras de caballos. Diríase que
está listo para arriesgarlo todo, hasta su vida. Pero muestra cierta incapacidad
de sacrificar lo más cercano a lo más remoto. De ahí nuestro bajo coeficiente
de puntualidad. Rara vez abandonará una hora placentera, un amigo
interesante o un trabajo que lo entusiasma, por el deber abstracto de ser
puntual en una cita. Por eso hablamos irónicamente de "hora mexicana"-con
invariable retardo- y "hora inglesa".

Aunque el mexicano es sumamente cortés-cortesía suave, pulimentada casi


oriental- no puede contener por entero al fuego, que arde en él. Impaciente
ante el obstáculo de la circunstancia y la contradicción verbal, pronto a la injuria
y prolongado en el rencor; propenso a cóleras breves y virulentas a gestos
atropellados e impetuosos, a risas nerviosas y sarcásticas y al fanatismo
político, cuando logra sacudir su apatía. En el registro de la hipérbole y de la
explosión, el mexicano dispone de un nutrido repertorio. La educación modera
los raptos de frenesí, pero no suprime alguna válvula de escape.

El mexicano es especialmente sensible a la presencia de los extraños.


Susceptible a toda incitación, expuesto ante la mirada de los otros, tiene un
agudo sentido del ridículo y se integra en el gran contingente de los tímidos.
Busca calor cordial con los circunstantes, comunión y entre fácilmente en ella,
porque no le gusta la soledad. Por eso,abunda el compadrazgo y el comadreo.
El compadre y la comadre son vínculo de cohesión, medio de identificación
colectiva. Gusta seducir a los que se encuentran en acorde consonante con su
cosmovisón, mientras desecha sutil, o enérgicamente, a quienes muestran una
disonancia aunque tal vez sea accidental.

Entre su generosidad innata y su egocentrismo hiperemotivo se establece una


tensión sincidética, bipolar, contrapuntual. Se entrega con vehemencia, se
ofusca en su pasión, exagera y miente en la estrechez emocional del campo de
su conciencia. Por ser sensible, es artista, facedor de realidades más
expresivas más conmovedoras o engalanadas. Una vez expuestos los rasgos
primordiales del mexicano de nuestros días, es hora de trazar el perfíl
psicológico del mexicano para proseguir con el análisis de sus rasgos
dominantes: I ) impasibilidad (estoicismo cristiano); 2) soledad salvadora; 3)
descripción y catarsis del resentimiento; 4) de lo negativo y de lo positivo en el
mexicano; 5) descripciones simplificadoras del mexicano; 6) significación y
sentido del relajo; 7) el miedo y angustia en el mexicano; 8) el miedo del
mexicano ante la arbitrariedad y la incertidumbre; 9) el fondo del machismo
mexicano; 10) el modo de ser de las mexicanas; 11 ) radiografía de la vida
mexicana; 12) antropología de nuestra pobreza; 13) defectos y cualidades del
mexicano 14) expresividad y emotividad del mexicano; 15) inseguridad y
disimulo del mexicano; 16) el mexicano como ser enmáscarado; 17) los
mexicanos no son inferiores ni se sienten inferiores.

2. Perfil psicológico del mexicano

La emotividad no eroga al mexicano ningún empobrecimiento intelectual. Los


tontos no suelen ser hiperemotivos. Las trabas emocionales a la actividad del
espíritu son secundarias y no resultan insuperables.

Cierto que las conmociones sentimentales reiteradas pueden disgregar con sus
embates a las síntesis mentales a la objetividad a la atención concentrada. El
mexicano abandona completamente lo que no le interesa-las matemáticas o la
observación científica por ejemplo-y considera con displicencia los aspectos
que le son indiferentes o de. sagradables. Pero cuando logra romper el bloqueo
mental, puede resultar un diestro matemático o un profundo filósofo. Son
notables las dotes del mexicano para la inteligencia intuitiva y la imaginación
concreta. En todas aquellas operaciones que existe más penetración que
amplitud, el mexicano destaca sobre los demás. Las resonancias de su choque
afectivo son propicias a la vida artística y a la tragedia. El gusto por el sabor
vivo de las palabras-abundan los mexicanismos-y por los modos afectivos de
expresión capacita a los mexicanos para el estudio de las lenguas. Muestran
mayor facilidad para el aprendizaje de los idiomas, que los norteamericanos,
los franceses, los españoles o los ingleses.

La fantasía del mexicano es riesgosa para los negocios, pero exitosa para las
tareas mecánicas. Abundan, entre nosotros, los buenos mecánicos empíricos.
Y cuando la necesidad apremia surge un invento genial, que luego deja sin
perfeccionar y sin patentizar. La televisión a colores, por ejemplo, fue invento
de un mexicano, aunque el mundo lo ignore.

La vieja norma de la sensatez debe ser impuesta, desde hoy temprano, en este
pueblo emotivo. De otra suerte caeremos en la tiranía de la enervación, en la
inconstancia y en la susceptibilidad exagerada. Cuando la educación no
robustezca al escepticismo, surgirán en México las cualidades más aptas para
abrir el corazón a la caridad.

Las ramas maestras del árbol caracterológico mexicano se insertan en la raíz


emotiva. La contemplación hace refluir a la emoción sobre sí misma. La
religiosidad y el fervor estético son propios del emotivo contemplativo. Y
cuando la pasión -forma superior de la emotividad- se apodera del mexicano, le
transforma en una personalidad poderosa cuyas fuerzas están dirigidas hacia
un amplio desideratum, equilibrándose entre la intensidad de la vida interior y la
energía de realización, como en el caso de José Vasconcelos o en el de José
Clemente Orozco.

La realidad, la cruda realidad cerca de frente al mexicano, por el mensaje del


hospital, de la cárcel, de la falta de alimentos, del atropello del cacique... Su
"función de objetivación" es primitiva. Se adapta y se sitúa, pero guarda una
distancia indispensable, con respecto al entorno, para no dispersarse en la
misma vastedad expansiva. Su instinto de exteriorización-hablo del mestizo y
no del indio puro- es débil. Propende al disimulo y se encierra en el caparazón
de sus cavilaciones interiores. Es muy dificil la lectura de los sentimientos
reales del mexicano. En su mirada taciturna puede arder una llama de un fuego
interior que le consume sin exteriorizarse. Desde niño aprende a refrenar sus
sentimientos ¡los hombres no lloran!, le dice, en tono severo el padre. Como
buen introvertido, el mexicano lleva la marca del predominio de la vida
subjetiva. Encarcela a su emoción, y ahí en el cautiverio, la discurre, la
saborea, la recapitula la matiza y la madura. Nada se trasluce por el momento.
Pero la tensión inestable puede estallar en el momento en que menos se
piensa. Caracter meditativo, reservado, vacilante no se entrega fácilmente a los
abandonos espontáneos al examen de los otros. Su acción se contiene por
cierto temor a los objetos. Su observación desafiante le retrae y le demora.
Gestos quebrados, bruscos, refrenados, con un coeficiente de ironía dejan ver
su timidez y su introversión. Confía en sí mismo, pero es irresoluto en la acción.
Posee mayor comprensión y hondura intelectual que el extrovertido, pero
menor capacidad de adaptación y de modificación a las circunstancias. Cuando
abre el cerrojo a su soledad puede tomarse, cáustico y amargo, rígido y
porfiado. Enfrascado en sí mismo, es natural que tienda al secreto y al
aislamiento. Se forma ilusiones porque el mundo exterior lo conforma -o lo
deforma-a la medida de sus deseos. Propios y extraños se dan cuenta de que
su cólera agresiva y vengadora estalla periódicamente al menor pretexto
inmediato. Intuitivo, soñador, artista, el mexicano tiene una fina disposición
para el sentido de lo íntimo. Su sentimiento profundo de inseguridad se traduce
en timidez. El poder de decisión se ve menguado por interminables
cavilaciones.

El exceso de emotividad del mexicano se siente vulnerado por la menor


imposición del mundo, de su dolorosa sensibilidad provienen sus crispaciones
herméticas y sus quiméricos ensueños compensatorios. Pero hay también
-cosa en extremo valiosa-un alto grado de preservación interior, de defensa de
su dignidad de persona. de su resistencia a cosificarse y alinearse.

Aunque el mexicano sea preponderantemente introvertido, no puede


desembarazarse por completo de la tendencia extraversiva que refrena. Las
imperiosas tendencias expresivas se descargan extraversivamente.

Después del análisis caracterológico es preciso reaccionar contra el peligro, de


la introversión excesiva que amenaza con hipertrofiarse en delectación
egotista, en estériles ensueños y en voluptuosidades complicadas. El valor del
ahinco intelectual y volitivo, la lucha contra el obstáculo, es lucha por la
realidad. Y esa lucha por la realidad no debe faltar nunca en el mexicano,
aunque sea emotivo e introvertido. Los refugios imaginarios, los universos de
deserción, el bovarismo, las fábulas de la frustración y la mentira mitomaniaca
son tentaciones permanentes que el mexicano debe superar en la disciplina de
lo concreto, en la educación motora, en la formación social y en la imaginación
artística. Lo real y lo imaginario colaboran en la percepción misma de México.
El principio de la edificación interior del mexicano consiste en reconocer las
propias tareas y deficiencias, tratar de vencerlas y emprender la ardua y
fervorosa labor de ser nosotros mismos, en lo que tenemos de mejor, confiados
en la capacidad de perfeccionamiento y en la valiosa porción de dotes que el
pueblo mexicano ha mostrado, como constantes, a lo largo de su historia.
Nuestro paso por la tierra, como mexicanos, requiere probidad, respeto de sí
mismo, fidelidad al estilo y lealtad a la vocación individual y colectiva.

3. Significación y sentido de la impasibilidad del mexicano

La actitud impasible del mexicano no es un mero escondite tras la muralla de la


careta. No se trata de un refugio en el gesto inauténtico o de una constante
fuga hacia la región hermética del silencio. Esa actitud impasible es,
inequívocamente, una actitud estoica. No es que el mexicano se haya
escondido durante años bajo una máscara que va a arrojar por la borda en el
día de fiesta. Se trata de un soportar la adversidad y de un renunciar a una vida
cómoda y blandengue. Si alguna vez desgarra su intimidad vociferando,
bebiendo hasta la ebriedad o matando en riña, es porque lleva una carga de
vejaciones, de sufrimientos y de frustraciones. Es posible que quiere esconder,
como cualquier ser humano, su soledad más auténtica. Seguramente gusta de
"rodeos" para ser menos vulnerable y para saber a que atenerse. De ahí su
hablar -en no pocas ocasiones- "cantinflesco."

Si el mexicano ama las fiestas, como acaso ningún otro pueblo en el mundo, es
porque en el fondo la soledad no le hace feliz. Yo diría que sufre la soledad
para evitar la vejación mayor y para no perder su autenticidad. Nuestro
calendario está poblado de fiestas y nuestros pueblos practican,
exuberantemente, el arte de la cohetería. Pero, dejémonos de cuentos, "no se
mata en honor de la Virgen de Guadalupe o del General Zaragoza". Las fiestas
son el único desahogo del mexicano. Y desahogarse no constituye un lujo.
Abrirse al exterior, deslizarse alegremente en bailes, arrojar petardos, tirar
balazos al aire y beber desorbitadamente son hechos que acusan una carga
emocional que difícilmente se puede contener siempre. ¿Es México un país
triste? Tristes fueron los aztecas que vivían apesadumbrados por la fatalidad
de ser el pueblo del quinto sol. Pero los aztecas no constituyen el pueblo
mexicano. El México mestizo de nuestros días es un México en el que
prepondera el color, la alegría de la fiestas, el goce de una naturaleza que se
adentra en las casas y en el alma de nuestro pueblo humilde. Claro está que no
deja de haber lamento ante la desgracia, sufrimiento ante la enfermedad y
espera de la muerte. ¿Quién puede escapar a estas situaciones-límite?
Nuestras calaveras risueñas, festivas, bullangueras acusan un amor por la vida
y un humor de la muerte que no encontramos en otra parte del planeta. ¿Quién
dio a la muerte mayor brillo pictórico que José Guadalupe Posada? Y Posada
no podría haber sido frances o norteamericano, es un pintor medularmente
mexicano. Pintor que se adentra en el alma de su pueblo para hablar, con los
pinceles, por el hombre común y corriente y el pueblo de México se reconoce
en ese espejo y goza -a su manera- mirándose irónicamente en sus calaveras
de dulce. No es verdad que para el mexicano moderno la muerte carezca de
significación. Tampoco es cierto que la indiferencia del mexicano ante la
muerte se nutra de su indiferencia ante la vida. El mexicano, como creyente,
postula la trascendencia del morir. Su contacto directo, con la enfermedad, con
el hospital, con la cárcel, con las arbitrariedades del cacique, le hacen
considerar a esta vida como una menos-vida y le mueven a la espera de una
verdadera vida que por nacimiento humano no posee.

Eso es todo. Canciones, reifranes, dichos, dicharachos, fiestas, ponen de


manifiesto que el mexicano está curado de espanto no se quema los labios al
pronunciar la palabra muerte. Al final de cuentas no está la soledad, sino la
esperanza, la esperanza en una vida ultra-terrena. La esperanza en una justicia
perfecta que no ha visto en su paso por su tierra, la esperanza en una
misericordia que le acoja para siempre. Por la esperanza, el mexicano
trasciende su soledad y vive en invisible comunión. Solamente un pueblo ateo
se encierra en una soledad intrascendente, sin referencias a una allendidad
redentora. Quizás el mexicano no oscile entre la entrega o la reserva, entre el
grito o el silencio, entre la fiesta o el velorio, pero eso no significa que no se
entregue cuando ama y que no sepa ser amigo. La impasibilidad del mexicano
tiene un sentido final trascendente, más allá de la máscara y del fracaso
intramundano. La impasibilidad del mexicano no está cerrada al mundo, pero le
sirve de escudo. No nacemos condenados a una soledad que nos hace vivir
nuestra propia muerte, sino avocados a una compañía que pregustamos en
nuestro estado de itinerantes. La impasibilidad del mexicano es su defensa
ante un mundo hostil. Esa impasibilidad aparece hermética insondeable, pero
siempre es provisoria. Cuando encuentra la ocasión el hombre de la calle
cuenta sus cuitas al amigo íntimo y va a la iglesia a pedir lo que está más allá
de sus fuerzas. No creo que el mexicano se desgarre cada vez que intenta
abrirse, aunque en algunos casos -como en cualquier otra latitud- así suceda. A
veces no se atreve a ser lo que es por el temor al ridículo, por la inseguridad
ante una circunstancia que no domina, y entonces se evade de la realidad,
pronuncia maldiciones, y acaso lance un grito de guerra. La exuberancia de las
palabras malditas en México es verdaderamente notable. Y todo ese léxico y
todo ese colorido de fiestas y de cultos a los santos patronos, y toda esa
sensibilidad ante la vida y ante la muerte se asume con una personalidad
diferente, que no es indígena ni española, sino mestiza. El español no sólo vino
a explotar y a robar la cartera del indigena, sino a dejar su sangre y su vida, a
legarnos religión católica, lengua castellana, cultura hispánica, injertada en
tierras del antiguo México. Color, sabor, porte, estilo con algo que se fragua en
la historia y se define día a día. Desertamos de las leyes naturales, porque
somos animales culturales, pero traemos en nuestro ser el grito de la sangre y
el grito de la tierra.

La sed de comunión del mexicano está más allá del aplauso. Su necesidad de
estar solo surge de su intimidad inefable, dolida y creadora. Su lenguaje
materno proviene de la historia y del terruño. Porque hay entre nosotros una
entonación, unos modismos, una fonética y una sintaxis que no son idénticas a
las de España o Argentina.
Nuesttos abuelos y nuestros bisabuelos nos han legado las raíces de nuestra
lengua materna, de nuestro tipismo, de nuestros refranes. . . Nuestra conducta
social discurre sobre la trama de un lenguaje, de una geografía, de una raza y
de una história.

Donde hay adversidad en nuestro México, ahí se fraguará una impasibilidad


mexicana. Fragua lenta, inocultable, irreversible, vigente.

El mexicano vive instalado sobre una plataforma de sus creencias religiosas


que no son meros automatismos. Todo lo que ha sido México en la historia está
presente, de alguna manera, en el México actual. Cuando hemos vencido la
adversidad descansamos. Pero el descanso es sólo paréntesis y punto de
partida para enfrentarse a una nueva adversidad. Y vuelve la actitud impasible
que es la cara externa del estoicismo interior del mexicano. Estamos marcados
de tonalidad, estilo, prosapia, color, y sabor hispano-indígena. Portamos
nuestro pasado-pirámides, virreyes, criollismo, mestizaje, Independencia,
Revolución-pero no en soledad, sino en comunión manifiesta o secreta. El
estoicismo cristiano, cristalizado en actitud impasible, es una invariante de la
mexicanidad en la historin.

4. Soledad anonadante y soledad salvadora

Si el mexicano es-como asegura Octavio Paz-un solitario, ¿por qué ama las
fiestas, los compadrazgos y las reuniones públicas? El misántropo solitario
rehuye las compañías. Para el mexicano-y el propio Paz lo reconoce- "todo es
ocasión para reunirse". Si somos un pueblo ritual, sensible y despierto, no
podemos ser un pueblo de solitarios. La soledad de un poeta no configura la
soledad de un pueblo. Observamos nuestras fiestas civiles y nuestras fiestas
religiosas. Danzas, ceremonias, fuegos de artificio, trajes insólitos de colores
violentos-para que se vean, plazas y mercados pletóricos de compradores y de
simples paseantes, calendario pablado de días de asueto para celeblar una
victoria militar, el día del trabajo, la Virgen de Guadalupe o la Constitución de
1917. Celebramos en nuestras ciudades y pueblos, con unión y periodicidad el
día del santo patrón. Los barrios se engalanan con sus festejos religiosos y las
ferias dejan oir mariachis, cohetes, silbidos, canciones rancheras y balazos al
aire. Si México fuese un país de solitarios. México no estaría en fiesta
permanente.

Yo diría que derrochamos energías en saraos y convivios. Somos ricos en


compadres y comadres. Exhibimos abundancia de sociabilidad, porque somos
homhres de ágora y no de reclusión solitaria. Decir que "la Fiesta es un regreso
a un estado remoto e indiferenciado, prenatal o presocial", como lo dice
Octavio Paz, es caer en típica afirmación gratuita [87] En la fiesta late un
anhelo de convivencia, de comunión -lógrese o no, realícese de manera
satistactoria o de modo insatisfactorio-, pero nunca un anhelo de regresar a un
estado prenatal o presocial. Nuestro país puede ser, en algunos aspectos, un
país triste -aunque "tenga tantas y tan alegres fiestas"-pero nunca un país de
personas nihilistas que buscan el "regreso a un estado remoto e indiferenciado
prenatal o presocial". Nuestros impulsos sin salida, cuando no se liberan
momentáneamente por las fiestas, se subliman por vía religiosa.
Salir de sí, soprepararse, no se logra por caminos de jolgorios, de estallidos, de
explosiones fiesteras, sino por el camino del servicio diario y humilde al
prójimo. El hombre está hecho para ser superado, pero no por el superhombre
que soñó Federico Nietzche, sino por el amor ofrenda. El mexicano al abrirse,
no siempre se desgarra. El canto, el amor y la amistad no pueden reducirse a
simple alarido y desgarradura. No es cierto que tengamos cerradas las vías de
la comunicación con el mundo. Podemos conocer el aullido, la canción, el
delirio y el monólogo, pero sabemos también escuchar y dialogar. El mexicano,
cuando está bien dispuesto, es uno de los tipos humanos con mayor capacidad
de empatía, de introyección. Nuestras confidencias encuentran, a menudo, un
espíritu de finura que las comprenda, las valore y las encause. No necesitamos
romper con nosotros mismos para expresarnos, sólo requerimos ser sinceros.
La fiesta, el juego, la parranda pueden abrir el pecho del mexicano y mostrar
dramas terribles de su intimidad. El mexicano no suele ser franco por inseguro,
pero su sinceridad puede llegar a extremos que sorprenderían a un europeo o
a un norteamericano. Nos calamos una máscara de impasibilidad o nos
desnudamos en forma explosiva, casi suicida. Pueden venir eras de silencio,
de sequía y de piedra; pero no vacío de la imagen, del yo para convertirse en
espera de nada.

Octavio Paz -enorme poeta pero mero dilettante en materia de filosofía- siente
su soledad de poeta y se la transfiere, se la adjudica a todo el pueblo mexicano
o, si se prefiere, al mexicano tipo, al mexicano medio. Siente su soledad en
diversas formas:

1. Soledad como condena: "Luego de haberme juzgado y haberme sentenciado


a perpetua espera y a soledad perpetua, oí contra las piedras de mi calabozo
de silogismos la embestida húmeda, tierna, insistente, de la primavera".[88]

2. Soledad como presencia vacía: "Tu intolerable presencia se parece a lo que


llaman el 'vacío de la ausencia'. ¡El vacío de tu presencia, tu presencia vacía!
Nunca te veo, ni te siento, ni te oigo".[89]

3. Soledad como nostalgia de lo absoluto: "Si alguna vez acabo de caer, allá
del otro lado del caer, quizá me asome a la vida. A la verdadera vida, a la que
no es noche ni día, ni tiempo ni destiempo, ni quietud ni movimiento, a la vida
hirviente de vida, a la vivacidad pura. Pero acaso todo esto no sea sino una
vieja manera de llamar a la muerte".[90]

4. Soledad como expulsión del mundo de los hombres: "Me sentí solo,
expulsado del mundo de los hombres. A la rabia sucedio la verguenza".[91]

5. Soledad regocijante: "Todos huyen, bajo el árbol del alba, todavía goteando
sombra, aprietas los puños y escupes; con rabia. Pero, oh solitario, ¡regocíjate!
En tus manos desnudas brillan unos cuantos fragmentos ardientes: los restos
de una noche combatida, amada recorrida".[92]

6. Soledad autodevorante: "No hay nadie arriba, ni abajo; no hay nadie detrás
de la puerta, ni en el cuarto vecino, ni afuera de la casa. No hay nadie, nunca
ha habido nadie, nunca habrá nadie. No hay yo. Y el otro, el que me piensa, no
me piensa esta noche... Me poseo en mi mismo como un reptil entre piedras
rotas, mesa de escombros y ladrillos sin historia".[93]

Tras las vivencias del poeta solitario y agnóstico, que me he dado a la tarea de
ordenar y clasificar, viene el intento de teorizar en "El laberinto, de la soledad".
Parte de su mismidad. Pero, ¿qué entiende por mismidad? "Ser uno mismo es,
siempre, llegar a ser ese otro que somos y que llevamos escondido en nuestro
interior, más que nada como promesa o posibilidad de ser".[94] Para ser más
exactos habría que afirmar que llegamos a ser el que somos desarrollando
nuestras virtualidades, sin llegar a ser otro. En la mismidad personal hay
unidad y continuidad. Supone Octavio Paz un derrumbe general en donde no
parece haber sitio para la fe y para Dios. "No nos queda sino la desnudez o la
mentira. . . frente a nosotros no hay nada. Estmos al fin solos. Como todos los
hombres. Como ellos vivimos el mundo de la violencia, de la simulación y del
'ninguneo': el de la soledad cerrada, que si nos defiende nos oprime y que al
ocultarnos nos desfigura y mutila.[95] Lo más que alcanza a concebir es una
soledad abierta en donde nos espera las manos de otros solitarios. Ignora
nuestra religación metafísica, como seres fundamentados a un ser fundamental
y fundamentante. Desde su perspectiva nihilista, "la sociedad es el fondo último
de la condición humana"[96] Se siente a si mismo como carencia de otro, como
soledad. Pero si fuera cierto que "la soledad es fondo último de la condición
humana". ¿Cómo explica esa nostalgia y esa búsqueda de comunión que
advierte el propio Paz? Sólo resta el absurdo. Si "la soledad es una pena, esto
es, una condena y una expiación",[97] entonces no es un último dato ontológico
del hombre. Porque en la expiación late una promesa de superar el exilio. Falta
coherencia.

La soledad de un poeta agnóstico, como Octavio Paz, pretende ser elevada a


la categoría de sentimiento religioso "Nuestra soledad -dice- tiene las mismas
raices que el sentimiento religioso. Es una orfandad, una oscura conciencia de
que hemos sido arracados del Todo y una ardiente búsqueda: una fuga y un
regreso, tentativa por restablecer los lazos que unían a la creación". Y páginas,
adelante apunta inequívocamente: "El gusto por la autodestrucción no se
deriva nada más de tendencias masoquistas, sino tambien de una cierta
religiosidad".[98]

La soledad ocupa un lugar destacado entre las experiencias fundamentales no


sólo del mexicano sino del hombre de nuestros días. Se anuncia en el
aislamiento impresionante o en la inserción en un Estado o sociedad. Octavio
Paz no distingue entre la forma impropia de la soledad-aislamienro
anonadante- que ha ido corroyendo paulatina y profundamente a algunos
hombres de nuestro tiempo; de la forma propia de la soledad que sana al
hombre y lo posibilita a llegar a ser el que es, a cumplir su destino. El poeta
mexicano se queda en una soledad desfiguradora-por su aislamiento nihilista-
sin llegar a tocar siquiera la soledad que le configura un dinamismo ascencional
teotrópico.

El pueblo mexicano no está caracterizado por su aislamiento nefasto -herida


ulcerada- sino por aquella soledad bendita que se abre ante Quien nos llama.
El camino del aturdimiento no lleva a ninguna parte, substituye lo cualitativo por
lo cuantitativo busca la agitada acción y el incesante movimiento, se inspira en
un miope funcionalismo pragmático. El pueblo mexicano, en su mayoría, queda
distante de este aturdimiento tan común entre los anglosajones. El mexicano,
cuando quiere sabe serlo, reconquista el grande y verdadero contacto con las
potencias portadoras y protectoras en sabia transformación teotrópica. El
camino de la superación lo emprende por la vía, su vía, del estoicismo
cristiano. Sólo Dios llega a la postrera cámara del mexicano humilde y católico
de nuestro pueblo, a su más propia mismidad. Por eso encuentra tedio, hastío
y repugnancia en lo que no alcance su más profundo secreto. El Ausente se le
comunica al mexicano en la presencia de sus criaturas. La experiencia de
incompletud -experiencia de soledad provisoria- le conduce al tú humano-que
le ofrece una plenitud parcial- desde esa plenitud parcial se despierta la
nostalgia de Dios como Tu infinito, divino y saciente. Sólo ahí encuentra
reposo.

5. El resentimiento del mexicano

No resulta congruente afirmar por una parte que el Indígena acepta la


esclavitud impuesta por el conquistador, como fatalidad, y sostener por otra
parte que "aprovechará la primera oportunidad que se le presentaba no solo
para descargar el odio acumulado, sino para apoderarse- afirma Eduardo
Luquín-de lo que necesitaba''.[99] Austicia y falta de escrúpulos por parte de los
indígenas contra las vías del progreso y de la mejoría reservadas a los
españoles por los propios peninsulares. La importancia de satistacer exigencias
en la vida suscita un espíritu rapaz y un desprecio a la propiedad individual. Si
la desigualdad que privó en la epoca colonial estaba basada en la injusticia se
explica el rechazo de la autoridad cuando se puede, y el disimulo cuando no se
puede. Se exagera la expresión de la sumisión por inseguridad, se cae en la
adulación que sirve de máscara para esconder la protesta y el resentimiento
interior. ¿Que hay debajo de la máscara del adulador? Lo que hay es desprecio
al adulado, disimulo de la rabia contenida del impotente. Ha resultado más facil
sacudir la dominación española que libramos del hábito del disimulo y del
hábito de la adulación.

¿Cuál es la herida por la que resiste el mexicano? ¿Es sanable? ¿Cómo


curarla? El mexicano se resiente por el trato diario, por la humillación continua,
por la situación injusta. Es dificil desenterarse de una ofensa continua. No se
trata de injurias de palabras que se puedan contestar con palabras. Tampoco
se trata del perdón de un acto. Tratase de cobrar cuentas pendientes que van
aumentando con el tiempo. La Independencia y la Revolución pueden tener
aspectos de venganza -sin expilcarse como simple "vendetta" de los
explotados-. pero no alcanzan a curar por completo el estado de resentimiento.

El mexicano no se siente inferior a ningún otro pueblo de la Tierra, no tolera


que los extranjeros le hagan ver, sus errores y se resiste a reconocer su yerro,
porque piensa que sería cobarde si no sostiene su actitud, "chueca" o
"derecha". Como vive a flor de piel, llega a las manos por el más insignificante
de los motivos. Cuando viajamos a Italia o a Francia nos sorprende ver
discusiones acaloradas con un intercambio intenso de insolutos y ademanes
pero sin que nadie sufra un solo rasguño. Nuestra excesiva susceptibilidad
traduce nuestro talante vengativo. Nos vengamos no por un sentimiento de
inferioridad respecto a Europa, como lo pretende Leopoldo Zea en su libro
"America como Conciencia", sino porque nos sentimos injuriados
constantemente, en nuestra dignidad personal, por los poderosos políticos o
por los poderosos patrones. La injuria que genera el resentimiento puede ser
real o supuesta. El sentimiento de injusticia -individual o social- hace fermentar
la levadura del disgusto de la reprobación y finalmente, del resentimiento. La
colonia, el Porfiriato y la posición egemónica del partido en el gobierno
producen un resentimiento colectivo y una pasión por la igualdad de
oportunidades que no existe aún, después de la Revolución. El disimulo no
alcanza siempre a ocultar la rabia recóndita. La adulación no logra siempre
convencer al adulado de la sinceridad del adulador. Las injurias las riñas y los
motines pueden saltar a la vuelta de esquina. Ante los extranjeros estamos
orgullosos de ser mexicanos pero ante nosotros mismos nos autodenigramos
sin piedad y sin cuartel. Todo lo mexicano está mal hecho-de puertas adentro-.
Y "como México no hay dos" -de puertas afuera.

Al mexicano le gusta su cultura-música. filosofía litetatura, arquitectura, pintura,


artesanías- pero no le gusta su vida socio-política. Culpamos a los otros y
evitamos confesar nuestra parte de responsabilidad en los desbarajustes
nacionales. Desde que se destapó la corrupción, las fieras piden más; se les
avienta un pedazo de carne-un corrupto gordo- pero se piden las cabezas
mayores. El sistema piensa que ese pedazo de carne aventado a la multitud de
fieras alrededor del siniestro banquete calmará el hambre de venganza, pero lo
cierto es que la ha acrecentado. El gobierno desconoce el significado del
resentimiento colectivo. "El resentimiento-define Max Scheler-es una
autointoxicación psíquica con causas y consecuencias bien definidas. Es una
actitud psíquica permanente, que surge al reprimir sistemáticamente la
descarga de ciertas emociones y afectos, los cuales son en sí normales y
pentenecen al fondo de la naturaleza humana; tiene por consecuencias ciertas
propensiones permanentes o determinadas clases de engaños valorativos y
juicios de valor correspondientes. Las emociones y afectos que debemos
considerar en primer término son: el sentimiento y el impulso de venganza, el
odio, la maldad, la envidia, la ojeriza, la perfidia.[100]

El mexicano tiene en la venganza su punto de partida. Reacciona tardiamente


ante un ataque o una ofensa. Por de pronto refrena su cólera y furor y aguarda
la ocasión para "cobrársela". "Arrieros somos y en el camino andamos", dice un
refrán popular. "Aguarda que otra vez será". Ante la imposibilidad de una
contrarreacción inmediata, que sería contraproducente, se queda con su
sentimiento de impotencia, alimentando su rencor y su ojeriza. El resentimiento
es propio de los dominados que cultivan su venenosidad interna, que sepultan
en su interior la repulsión y la hostilidad. La susceptibilidad exagerada del
mexicano provoca su sed de venganza. El orgullo personal aunado a la
posición social inferior son la dinamita psíquica del mexicano para urdir la
explosión de venganza. La igualdad ante la ley proclamada por la Constitución
de 1917, coexiste con diferencias notabilísimas en el poder efectivo de los
grupos, en la riqueza de unos cuantos, en la educación de los menos. En los
discursos políticos y en los textos legales se le dice al mexicano que tiene
"derecho" a compararse con cualquiera. Pero el mexicano medio, el mexicano
común y corriente sabe que no puede compararse de hecho, que la estructura
social está en su contra. La crítica a "sotto voce" es como una compensación
por la falta de consideración social. La crítica resentida se queda en la mera
denigración, sin desear seriamente poner remedio al mal. La envidia es una
consecuencia del fracaso de apoderarse del bien ajeno-cualquiera que sea-con
la consiguiente tristeza del bien poseido por el otro. Los mejor dotados
provocan la envidia resentida de las masas. La desvalorización ilusoria, la
falsificación de la imagen del envidiado y la calumnia no restauran la salud
psíquica del resentido. Solo queda un camino para la restauración moral del
resentido: aceptarse como es, humildemente; percatarse de que su yo le viene
dado de lo alto, como dádiva de amor, y que su misión en la tierra es
irremplazable. Scheler, en su magistral libro sobre "El resentimiento en la
moral", se quedó en pura descripción fenomenológica del resentimiento sin
ofrecemos la catarsis, el remedio, la terapia. Es lo que echo de menos en el
lúcido, genial estudio de este filósofo alemán que pasó su vida,-relativamente
corta-"ebrio de ideas". He querido aplicar sus ideas-directrices al mexicano,
completandolas con la aceptación veraz del ser del mexicano cara a su
plenitud, con la voluntad de perfección dentro de la mismidad personal, con la
misión irremplazable en la existencia dentro del marco de la estructura
vocacional de la vida de cada mexicano. A la luz de estas ideas, se desvanece
el resentimiento como una sinrazón metafísiea y como un repugnante vicio
moral. Hay en nuestro pueblo suficiente nobleza adormecida; una fina dosis de
porosidad intelectual; una capacidad innata para la amistad; una finura, gracia,
armonía y claridad que pueden ser el mejor antidoto-si sabemos promoverlas-
para ponerle sitio-desde la fortaleza de nuestra formación cristiana-al
resentimiento individual y colectivo. No basta conocer el resentimiento; es
preciso superarlo.

6. De lo negativo y de lo positivo en el mexicano

Aduladores los hay en todas partes del mundo, pero solo en México se les
conoce con el nombre de "lambiscones". Inútil buscar el vocablo en el
Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. No existe. Lo ha
creado el pueblo mexicano como un vulgarismo, derivado del adjetivo
lambuzco, ¿Qué significa lambiscón, para un mexicano? Un parásito social que
prospera o trata de prosperar a la sombra de los poderosos y que posee
además la rara habilidad de cambiar de color -como los camaleones-según
convenga a sus intereses. Hay "lambiscones" inteligentes y hay "lambiscones"
torpes. El común denominador es la sonrisa hipócrita, la aprobación irrestricta
-de dientes para afuera- de todo cuanto dice o hace el adulado, el aplauso
atronador a tiempo o a destiempo. El pueblo mexicano muestra su desprecio a
ese espécimen humano con el término "lambiscón", que nos suministra la idea
de "lamber", un verbo que usa nuestra gente como sustitutivo-corrupto, por
supuesto-del verbo lamer. Lamen los animales a su amo, especialmente los
perros, para demostrar su afecto o para congraciarse. En México, el término
"lambiscón" porta consigo una alta carga despectiva hacia el adulador quese
engolosina lamiendo. Es un acto infrapersonal, animal, propio "del perro
hambriento que se tira de bruces para lamer la escudilla en que se le ofrecen
los desperdicios de una mesa bien provista" (E. Luquin) Lambiscones existen
en las antesalas de las oficina públicas y en las empresas, invariablemente
dispuestos a aprobar la opinión -por absurda que resulte-del poderoso, a fin de
obtener favores granjerías estipendios. Puede pronunciar discursos, escribir
artículos, organizar manifestaciones de supuesta simpatía a un presidente, a
un candidato político, dar un abrazo efusivo o un apretón de manos al presunto
benefactor. Aparece como empleado eficiente, puntual, honrado, pero carece
de verdadera honestidad intelectual. Gráficamente podríamos decir que vive
arrastrándose y quemando incienso a los pies de los poderosos. Un desprecio
sufrido en su vida anterior le mueve a comprar favores al precio de la
indignidad. "En campo probidad y auténtico valer-observa aunadamente
Eduardo Luquín-no sólo no encontraría el lambiscón ninguna ocasión de
hacerse sentir, sino que sería violentamente rechazado. Sin embargo, el
nombre mismo con que la picaresca mexicana acostumbra designarlo, implica
una reprobación clara y terminante de esa especie vergonzosa que
catalogamos bajo el rubro de lambiscón, reprobación que debe consolarnos o
que por lo menos significa que aunque no utilicemos ninguno de los recursos
de que podríamos echar mano para combatirlo, preferimos al hombre recto,
digno y bien orientado.

Hay quienes madrugan con propósitos sanos y edificantes, Son los campesinos
pacientes, sumisos, esperanzados que despiertan con el canto del gallo y
respiran el aroma del suelo regado por el rocío. Madrugan para trabajar la
tierra. Pero hay también los inescrupulosos citadinos atormentados por el aire
de poder y lucro, que no conocen el sueño tranquilo y que nada quieren saber
de la lucha diaria y honrada de la existencia porque no colman sus
desmesuradas, ilimitadas ambiciones. Mientras el pueblo mexicano, con su
sabiduría de siglos, ha acuñado el dicho de que no por mucho madrugar
amanece más temprano, ellos madrugan para paresurar el paso del sol, "pero
no del sol que alumbra para todos, sino del que alumbra y calienta para aquel".
[102] Estamos refiriéndonos al típico madrugador que se adelanta a la hora
normada, para "comerle el mandado" al prójimo. Es un insaciable madrugador
que calza "las botas de siete leguas", alerta siempre para arrebatar el botín por
sorpresa. Descubre el filón y se echa encima en un contexto social indefinido,
transitorio. Destaca y brilla a cualquier precio "a la mala", como dice nuestro
pueblo. Si es político correra como obseso tras la entrevista clave y no vacilará
de valerse del clásico madruguete. El respeto al derecho ajeno no significa la
paz sino la tontería Lo que cuenta es apoderarse del botín antes que nadie y "a
la brava", como se suele decir en el lenguaje callejero.

Mientras el lambiscón es servicial y el madrugador es inescrupuloso, el


picapedrero es una comparsa que no sirve para nada y sirve para todo.
Aparece y desaparece según convenga. Es sombra imponderable del
personaje privilegiado porque él espera, también encumbrarse algún día en
una posición privilegiada. No desempeña ninguna labor especial, ni le preocupa
definirse dentro de un oficio o profesión. "El picapedrero posee la flexibilidad
del reptil y la maña de la zorra; sabe ocultarse con la habilidad de la serpiente y
mostrarse con el boato del conquistador", apunta Luquín.[103] Es paciente,
vigilante, servil, multifacético, aparentemente confiable. Desempeña múltiples
comisiones, se deja ver en cuanto sitio está a su alcance, maneja todos los
recursos de la astucia, pero desconoce totalmente el valor de la dignidad
personal. En vez de cabeza erguida, bolsillo lleno. En lugar del trabajo
constructivo, la insaciable e inescrupulosa ambición.

El pistolero, "hombre de pólvora en permanente e incansable acecho, busca la


querella para descargar la sustancia furiosa que lleva consigo, con la
esperanza de elevar "su yo deprimido", como ya lo advirtió Samuel Ramos.
Gusta de "la bronca" y la practica habitualmente por los más fútiles motivos.
Hace del machismo atrabiliario una profesión. Una divergencia de opiniones,
cualquiera que sea, se resuelve por medios violentos. Es un exhibicionista que
pretende demostrar, a toda costa, su desprecio a la muerte. Hombre de
instintos torvos a flor de piel. Cavernícola desaforado que se deleita con su
fama de valiente y con el miedo que inspira a las pacíficas personas de bien.
"El pistolero pertenece a la gloriosa estirpe del pelado y del macho. Hay en é1
1a impudicia del pelado y la insolencia del macho que alardea de valentón,
pero se diferencia de éstos en que generalmente sufre los rigores de una vida
de escasez", escribe el autor del "Análisis espectoral del mexicano".[104]
Desempena el oficio de guarura (guardaespalda) para ganarse la confianza y el
afecto del jefe y para asegurar -aunque sea a costa de matar-pingües
utilidades. Hace algunos años, el pistolero despertaba la admiración del
populacho; hoy en día el pueblo está cansado de la insolencia y de la
arbitrariedad de los guaruras que marchan en cortejos ostentosos detrás y
alrededor del político encumbrado. Los homicidios de los pistoleros la mayoría
de las veces quedan impunes o en la somra. Ya no es el "payaso" que muestra
el revolver 38 especial o la flamante escuadra 45, es el asesino potencial
revestido de la profesión de guardaespalda, de "guarura", si queremos usar un
mexicanismo. Carece de la nobleza de intenciones del revolucionario auténtico,
porque es -o puede ser-un repugnante asesino a sueldo.

En México hay los personajes descritos en certeras pinceladas por Eduardo


Luquin, pero México no es un país de lambiscones, madrugadores,
picapedreros, y pistoleros. Una abrumadora mayoría del pueblo mexicano
repudia a estos parásitos sociales con toda su carga tóxica. El pueblo
mexicano estdá cansado del abuso, aunque hasta ahora haya hecho poco para
corregirlo. La inquietud de renovación, el talante sensible a la nobleza, la
cortesía y la tolerancia, la amistad y la hospitalidad del pueblo mexicano arrojan
un saldo positivo que está muy por encima de los números rojos que
representan los personajes indignos que hemos descrito, que pueden tener
muchas explicaciones, pero ninguna justificación. No son, por cierto, los únicos.
Hay toda una galería de lo que se ha dado en dominar el enanismo mexicano.
Pero eso no es México sino el aspecto negativo de México. Porque ustedes,
lectores, y yo -así quiero suponerlo-, nos afiliamos abiertamente en la causa de
la vocación de México al cultivo de los grandes valores del espíritu y del estilo
colectivo de vida capaz de elevar al mexicano al sitio que le corresponde en el
concicrto universal. Un destino elevado y honroso que está en marcha, a lomos
de nuestro estoicismo cristiano, con el escudo de nuestra dignidad indo-
española, con la lanza de nuestra finura mental. Nuestras glorias comunes en
el pasado, nuestra voluntad común de ser mexicanos en época de crisis,
nuestro programa de ser fieles a nuestra vocación y a nuestro estilo, son
nuestra mejor capital social. ¿Quién podra arrebatarnos este patrimonio
espiritual que atesora nuestra cultura y nuestro modo de ser? ¿Habrá
encantadores capaces de arrebatarnos el ánimo y el esfuerzo de estudiar,
difundir y defender los valores personales que hemos realizado y seguimos
realizando en la historia? He aquí el aspecto positivo de México que deseaba
mostrar y que está más allá y más acá -porque está más próximo a nuestro
fundamento en el Ser fundamental- de lo negativo en el hombre mexicano.

PSICOLOGO DE LA INTERVENCION SOCIAL

El principal objeto del Psicólogo de la Intervención Social es la interacción


social, vista como un continuo, con sus antecedentes o condicionantes previos,
su situación actual y su dimensión de futuro.

Toda interacción social se da siempre en una continua dialéctica donde las


personas, los grupos, las instituciones y las comunidades se encuentran más
capacitados o más marginales frente a la posibilidad de conseguir sus
objetivos. La marginalidad supone una pérdida de poder y capacidad para la
autonomía del individuo respecto a los condicionamientos de su entorno. Es
ahí, en la capacitación y potenciación de los colectivos y las personas donde
trabaja el Psicólogo de la Intervención Social.

Este objeto de intervención puede observarse desde múltiples niveles:

a) Nivel Estructural: grandes orientaciones sociopolíticas que se concretan en


leyes, planes, redes de recursos, etc.

b) Nivel Comunitario: las diferentes instituciones, organizaciones y grupos, de


carácter público o privado, así como, las redes de relaciones e intercambios
que se dan entre grupos y colectivos.

c) Nivel Individual: los comportamientos, emociones, actitudes de las


relaciones interpersonales en su grupo de convivencia y su entorno inmediato.

METODOS, TECNICAS E INSTRUMENTOS DE TRABAJO

Además de los instrumentos de diagnóstico, valoración, planificación e


intervención comunes a otras ramas de la Psicología, el Psicólogo de la
Intervención Social usa frecuentemente, los siguientes métodos de trabajo:

Ecología Social

Elaborando los mapas de redes o relaciones vecinales e interviniendo en los


procesos de interacción de grupos o instituciones en un territorio determinado.

Análisis e Intervención Institucional

Consiste en descubrir y hacer aflorar los factores que impiden el desarrollo de


los fines de las instituciones u organizaciones para las que trabaja, así como
realizar análisis de sus potencialidades y sus dificultades y ayudar a establecer
planes estratégicos para resolverlas.

Intervención Grupal

Tanto con clientes de servicios como con usuarios y profesionales en sus


múltiples variedades y objetivos. El Psicólogo de la Intervención Social trabaja
frecuentemente con grupos para desarrollar mejor las habilidades de trabajo en
equipo, de ayuda mutua, de solidaridad social, de participación ciudadana, etc.

Análisis e Intervención Familiar

Entendiendo a la familia como un conjunto dinámico de interacciones internas y


externas y aplicando estrategias adecuadas de intervención.

Desarrollo Individual

Mediante todo tipo de instrumentos y técnicas de capacitación social, frente a


los escenarios sociales más importantes.

FUNCIONES BASICAS DEL PSICOLOGO DE LA INTERVENCION SOCIAL

Se observan, en la práctica profesional habitual del Psicólogo de la


Intervención Social, las siguientes funciones básicas:

Atención Directa

Consiste en las acciones directas sobre los clientes de servicios públicos o


privados, ya sea con un fin de promoción, de prevención o reinserción.

Asesoramiento y Consultoría

Prescripciones técnicas dirigidas al personal o a la dirección de programas o


servicios, respecto de su funcionamiento, implementación, opciones
alternativas, superación de crisis, etc.

Formación

Diseño, realización o evaluación de programas formativos para diferentes


colectivos, instituciones, u organizaciones, así como en la enseñanza
universitaria, con el fin de mejorar o desarrollar nuevos conocimientos o nuevas
habilidades sociales.

Investigación y Evaluación

Realización de prospecciones, estudios, valoraciones y evaluaciones de planes


o programas, así como la confección de informes de viabilidad de proyectos,
servicios, instituciones ,etc.

Supervisión
De las tareas de los Psicólogos de la Intervención Social, especialmente en las
etapas iniciales de su ejercicio profesional.

Planificación y Programación

Elaboración de planes y programas de actuación.

Dirección y Gestión

En servicios, programas e instituciones públicas o privadas.

AREAS, SECTORES O COLECTIVOS DE INTERVENCION

Comunidad

Actuando en el desarrollo del bienestar social, calidad de vida y la capacitación


colectiva para promocionar y resolver problemáticas que les afectan o para una
mayor autonomía de las personas. Interviniendo sobre los factores que facilitan
los fenómenos de exclusión, discriminación, racismo y xenofobia.

Familia y otras Unidades de Convivencia

Facilitando el desarrollo de las capacidades de protección, seguridad,


alimentación, educación y evitando la influencia de los factores que
desestructuran la convivencia para el cumplimiento de las funciones señaladas.

Infancia

Desarrollando los derechos sociales que protegen al menor, potenciando su


pleno desarrollo, así como evitando y disminuyendo los impactos de
situaciones de malos tratos, abusos y explotación social.

Juventud

Con intervenciones que facilitan la integración, la promoción, la corrección de


situaciones deficitarias o de riesgo características de la juventud actual, desde
una óptica muy participativa.

Mujeres

Avanzando de la igualdad jurídica a la igualdad real y trabajando para superar


los obstáculos psicosociales que impiden o dificultan este proceso.

Mayores

Colaborando en la definición y el proceso de construcción del nuevo rol que los


mayores deben jugar en los ámbitos sociales y económicos del futuro, así
como atendiendo las necesidades del proceso individual de envejecimiento
desde la óptica de la máxima autonomía y convivencia social.
Discapacitados

Tanto en su diagnóstico como en su rehabilitación e integración social,


encontramos al Psicólogo de la Intervención Social actuando en todo tipo de
servicios y programas dirigidos a las personas discapacitadas y a sus entornos
sociales, familiares, y laborales.

Drogodependientes

Actuando en el proceso global de rehabilitación del drogodependiente,


ayudando a la reestructuración individual, familiar y social en un estilo de vida
sin drogas o en programas de mantenimiento de la máxima calidad de vida.

Minorias Sociales

Interviniendo en los problemas psicosociales que tienen las Minorías étnicas,


los refugiados, los transeúntes, los inmigrantes forzosos, las personas reclusas,
etc, para su autonomía, su mejor integración y su lucha por la igualdad y la no
exclusión social.

Cooperación para el Desarrollo

En intercambios internacionales con otros países encontramos la figura del


Psicólogo de la Intervención Social ayudando a potenciar las instituciones y
programas dirigidos a mejorar sus capacidades de desarrollo y los derechos
humanos.

Medio Ambiente

En la prevención de impactos medioambientales de cualquier acción social,


urbanística o industrial, con el fin de mejorar el hábitat de los ciudadanos.

Medios de Comunicación Social

El Psicólogo de la Intervención Social actúa en esta área con el fin de mejorar


los hábitos de consumo, de participación social y de concienciación de los
problemas ciudadanos.

Turismo y Ocio

En el desarrollo de una mejor capacitación de los recursos humanos y en la


adquisición de nuevos hábitos de ocio y tiempo libre que las actividades
turísticas y de intercambios culturales ofrece nuestra sociedad de fin de siglo.

Definición de Psicología Comunitaria


La Psicología comunitaria enfrenta una lucha entre las perspectivas que la
definen como una Disciplina científica, como una subdisciplina científica o
como un área dependiente de la Psicología general o Social; Por lo tanto la
definición de Psicología comunitaria dependerá del punto de vista y de la
perspectiva social que invita su accionar.
Noción de Psicología comunitaria.- Se la concibe como una subdisciplina
(Tyler 1984) que busca un importante cambio de la Psicología en su
concepción, cambio de paradigma.
MonteroMaritza (1984), la define como un desarrollo disciplinar que se ha ido
conformando como una rama de la Psicología. Es una disciplina científica que
ha configurado objeto, desarrollado instrumentos y principios generales,
interpretaciones y explicaciones, hasta constituir un conjunto sistémico de
premisas y conocimientos, ya sea desde una práctica o desde un proceso de
constitución de teoría.
Sánchez y González (1988), señalan que la Psicología comunitaria es una
práctica más interventora que cognoscitiva, definida más por lo que hace que
por lo que sabe y relacionada con su objeto social más a través de la acción
que del conocimiento.
Hombrados(1996), manifiesta que la Psicología Comunitaria no constituirá un
área académica independiente, si no que estaría incluida dentro de la
Psicología Social, específicamente con un rol de ampliación del campo
profesional.
Consecuentemente, el Psicólogo comunitario se define por sus roles de
analista de sistemassociales, diseñador, planificador, organizador y difusor de
programas de intervención; consultor, educador, asesor, mediador y experto en
relaciones humanas, abogado social, dinamizador, catalizador del cambio
comunitario; facilitador del desarrollo de recursos humanosy evaluador de
programas de desarrollo. En tal caso el Psicólogo comunitario sería un
profesional técnico especializado que interviene en problemas sociales desde
un métodoy en conjunto interprofesional. La Psicología comunitaria sería una
profesión no autónoma pero nutrida por un cúmulo de conocimientos, métodos
de las Ciencias Sociales, Psicología y Psicología Social.
Blanco (1988), el nivel supraindividual, el grupal, la comunidad, la
organización, las poblaciones y los individuos, son su visión de estudio.
En el trabajo tradicional de la Psicología Norteamericana, la Psicología
Comunitaria lo Psicosocial se refiere a la interrelación que se establece entre el
sujeto y las dimensiones de su ambiente social, concebidos como dos planos
independientes y en relaciones de influencia.
Desde el modelo de educación popular, el foco analítico e interventivo está
localizado en los objetos simbólicos, y particularmente en la conciencia-
identidad constituida en las relacione sociales, en tal caso la Psicología
comunitaria, no posee un objeto de intervención propio y distintivo, en tal caso
el objeto de intervención de la psicología comunitaria es compartido y
heterogéneo, según la tradición teórica-epistemológica desde donde se defina.
Según Alfaro (1993), define a la psicología Comunitaria considerando su
estrategia de trabajo, la cual interviene privilegiadamente en sistemas sociales,
en sistemas promocionales y preventivos y mediante una relación participativa
con los destinatarios. En este caso la atención directa no es sobre el
conocimiento del profesional si no sobre el conocimiento de la comunidad.
Podemos decir que al definir o caracterizar a la Psicología comunitaria como
formando parte de un proceso interventivo que genéricamente actúa en forma
preventiva, promocional y participativa. En este caso se reconoce la
importancia de la población como agente activo y participativo y además es real
decir que dicha población no solamente es el destinatario pasivo de la acción
del profesional comunitario, si no que en la mayoría de los casos la comunidad
se convierte en el recurso humano en los cuales la población participa en la
ejecución participando activamente incluso remplazando muchas acciones de
los profesionales.
La Psicología Comunitaria evaluada desde la perspectiva de resolución de
problemas se la definiría como una práctica profesional que utiliza para su
tarea interventiva el conjunto de recursos conceptuales, metodológicos, y
técnicos de las ciencias psicológicas, de tal manera que su caracterización y
diferenciación se refiera a las estrategias utilizadas, así como al problema
estudiado.
La definición de Psicología comunitaria no puede circunscribirse a una
enumeración de sus contenidos.
Por un lado, se trata de una disciplina científica que se ocupa de las
interacciones entre los individuos y las comunidades; Y, por otro lado,
promueve la mejora de la calidad de vida de los individuos y de las
comunidades (Dalton, Elias y Wandersman, 2001). Sin embargo, tanto en la
construcción teórica como en la resolución de problemas, y tanto en la vertiente
de investigación como en la de acción social, la formulación específica de los
valores se convierte en una referencia básica para conocer la idiosincrasia de
la disciplina.
En ese sentido, uno de los rasgos destacados de la psicología comunitaria es
precisamente el equilibrioque ha sabido guardar entre las exigencias de rigor
metodológico y su orientación hacia el cambio social y comunitario. Igualmente,
en el plano de la intervención comunitaria lo realmente distintivo parece ser la
perspectiva que se adopta para la acción social, lo que nos remite a los valores
de base.
Finalmente y resumiendo podemos manifestar que la Psicología comunitaria es
una ciencia que estudia la psiquis de una población comunitaria, planteando y
ejecutando acciones preventivas y de cambio social.
Comunidad
Se denomina comunidad a un sistema o grupo social de raíz local, que se
diferencia en el seno de la propia sociedad de que es parte en base a
características, particularidades e intereses compartidos por sus miembros y
sus subsistemas que incluyen: localidad geográfica, interdependencia,
interacción psicosocial estable, con un sentido de pertenencia a la comunidad e
identificada con sus símbolos e instituciones. La comunidad está generalmente
dotada de una organización institucional entre sociedad e individuos prestando
las funcionessociales de socialización, comunicación, bienestar social, salud,
educación, etc.) con relevancia local.
Sus miembros desarrollan relaciones y lazos horizontales, vínculos
interpersonales,
Cohesión social, sentido de pertenencia al grupo e identificación con él.
En el aspecto psicológico es necesario aclarar que la comunidad posee una
percepción de similitud con otras personas, interdependencia, voluntad de
mantener la interdependencia y pertenecer como comunidad a un todo mayor.
Alipio Sánchez expone 5 componentes básicos para definir una comunidad.
1. Localización geográfica de base, que les permite ubicarse y compartir
recursos.
2. Estabilidad temporal, mínimo de tiempo compartido entre las personas.
3. Instalaciones, servicios y recursos materiales compartidos: escuelas,
parques, mercados, plazas, etc. porque además de constituir infraestructura, es
la matriz que facilita un intercambio relacional fundamental entre los miembros;
en otros términos son la base material de la prestación de servicios.
4. Estructurasu organización social: culturales, políticos, económicos.
5. Componente psicológico: sentido de pertenencia individual y la validación de
los lazos con la comunidad.
Necesidades socioeconómicas y necesidades psicológicas en la
comunidad
Alimentación Biológica
Vivienda Seguridad
Vestuario
Posesión y afecto
Salud y Autoestima
Educación
Ocupación
Autorrealización
Necesidades de seguridad: si hay frustración absoluta o relativa de una o más
de las
Necesidades socioeconómicas, habrá también frustración de las necesidades
de seguridad.
Necesidades de posesión o pertenencia: En el sentido psicológico de
comunidad.
Necesidades de autoestima: La satisfacción de necesidades socioeconómicas
como símbolo de Status. La autoestima está muy ligada con el logro y
cumplimiento de metas y objetivos.
El éxito relativo en nuestra sociedad se mide en términos Socioeconómicos:
vestuario, electrodomésticos, etc.
La baja autoestima tiene 4 condicionantes:
a. Rol - status bajo: valoración de la función social, rol ocupacional.
b. Percepción y actitud de gente de otras clases: símbolos de status negativo;
Discriminación y paternalismo.
c. Frustración socioeconómica.
d. Autopercepción de símbolos de status negativo.
Allport, manifestaba que: "Las desventajas materiales son asociadas a
limitaciones psicológicas (intelectuales, emocionales y volitivas) y a limitaciones
morales"
La sociedad con influencia Neoliberal, pretende asociar los méritos y la
situación socioeconómica, incentivada por las tasas epidemiológicas de la
pobreza.
Reacción a la frustración en las clases populares .
Dentro de las reacciones posibles frente a la frustración las clases populares
presentan compensación, agresividad, impotencia, pasividad, etc. La más
común es la resignación. La resignación consiste en aprender a vivir en la
frustración de modo que constituye más bien una reacción tardía a ésta.
Contempla el automoldeamiento con
respecto a las alternativas y aspiraciones, atenuando la frustración crónica.
La resignación en clases populares se ha asociado al fatalismo, sentimiento de
impotencia, pasividad, visión pesimista del mundo y bajo nivel de aspiraciones.
Características de la Psicología Comunitaria
Principios fundamentales de la psicología comunitaria
1. Autogestión de los sujetos que constituyen su área de estudio, es decir a que
toda transformación repercute sobre todos los individuos involucrados en la
relación comunitaria.
2. El centro de poder o empoderamiento recae sobre la comunidad,
contraponiéndose a cualquier forma de paternalismo, autoritarismo o
intervencionismo.
3. La unión entre la teoría y la práctica son fundamentales para lograr una
acción integradora y comprensión verdadera de la situación.
Una comunidad es un grupo en constante evolución y cambio dinámico, que es
anterior al observador.
Por desarrollo comunal se entiende el producto de la acción comunal,
organizada para resolver sus problemas, utilizando todos los recursos.
En la psicología comunitaria, los investigadores y sujetos están del mismo lado
en la relación de estudio, pues ambos forman parte de la misma situación y
evolucionan en conjunto en la intervención.
Características de la Psicología y del psicólogo comunitario.
Con la creación de la psicología comunitaria se presentan muchas
oportunidades para desarrollar nuevas perspectivas para incluir al psicólogo
como un participante activo en el desarrollo de los recursos de la comunidad.
La psicología comunitaria puede tener varios puntos de referencia. Puede ser
vista como una extensión de la psicología clínica, en donde su papel es el de
un recurso terapéutico para pacientes individuales y para grupos en tratamiento
en una comunidad geográfica específica.
La psicología comunitaria también puede ser vista como equivalente de la
salud mental comunitaria. Aquí el término se refiere a la organización de los
servicios comunitarios existentes a los múltiples niveles de profesionales y no
profesionales para la prevención de los trastornos mentales. Esta última
definición recalca la misióny las prácticas de la salud pública en contraposición
con la medicina clínica clásica.
La psicología comunitaria puede referirse también a aquellos problemas
psicológicos y sociales que pueden ser estudiados por los métodos
establecidos en las ciencias de la conducta. En esta definición, el término
psicología comunitaria representa un conjunto de temas a investigarse y
evaluarse por un grupo de psicólogos, sociólogos y especialistas urbanos.
La psicología comunitaria también puede representar un objeto para crear un
ambiente social que ofrezca a sus miembros un sentimiento de comunidad.
Una de las piedras angulares de la perspectiva ecológica es que se enfoca al
contexto local. La premisa de la perspectiva ecológica es que los servicios
comunitarios como intervenciones en una comunidad específica, debieran
contribuir al desarrollo de la comunidad. La perspectiva ecológica es la
evaluaciónde un escenario natural a fin de rediseñar el contexto que gira en
torno a un problema social, de manera que un problema comunitario específico
se altere a medida que el medio ambiente que lo contiene también se modifica.
La perspectiva ecológica ofrece la posibilidad de no enfocarse únicamente a los
efectos sino a las causas sistemáticas.
El adoptar la perspectiva ecológica significaría desligar el enfoque en nuestras
comunidades de nuestras aspiraciones e intereses personales, o
institucionales, y, en lugar e ello, convertir las circunstancias y los eventos
locales en el objetivo importante de nuestro trabajo. Aquello significaría hacer
cosas nuevas y diferentes, conocer la complejidad de la comunidad como un
todo a fin de identificar los talentos y recursos que todavía están presentes.
Significa identificar a aquellas personas que se interesan en su comunidad.
El observar a una comunidad ecológicamente significativa es mirar como se
inter-relacionan las personas, como se manejan sus roles, las organizacionesy
los eventos. Si podemos ver la comunidad como una serie de sistemas inter-
relacionados, tenemos una mejor oportunidad de diseñar proyectos, sistemas y
servicios que se aproximen a las necesidades de la comunidad.
El programa ecológico puede establecerse desde la base en la comunidad, y
no restringirse, únicamente a un grupo de profesionales o a un estrato social.
La perspectiva ecológica aclara que si nos situamos en el interior de un
contexto social, es más probable que hagamos un esfuerzo para resolver un
problema social en la comunidad, y no simplemente ofreceremos una actitud
adecuada con nuestras habilidades profesionales.
Uno de las mayores dificultades en el suministro de servicios humanos es la
resistencia de los profesionales a trabajar sobre problemas genéricos o
sociales. Ciertamente, los problemas de la pobreza, el racismo, y la
contaminaciónvan más allá de nuestras capacidades y perspectivas. El
desarrollo ecológico de una comunidad significa que el profesional debe tener
el deseo de desarrollarse con su comunidad. Debe ser capaz de dejar su molde
profesional y adherirse al sentimiento de muchas personas y a los recursos que
éstas posean.
Proporcionar bienestar ecológico significa ayudar a desarrollar los recursos
naturales de una comunidad. El bienestar no representa la ausencia de
enfermedad en los individuos, el bienestar se concibe como el desarrollo y la
creación de recursos dentro de la comunidad.
Para la perspectiva ecológica los criterios sufren una modificación y se orientan
hacia las inter-relaciones de los seres humanos, hacia la forma en que los
recursos prevalecen se fortalecen, hacia la manera en que las sub-unidades de
la comunidad pueden desarrollarse y evolucionar, de tal manera de que la
comunidad se adapte a nuevas influencias, hacia el como las comunidades
múltiples y más pequeñas se suceden unas a otras a través del tiempo.
Percibir a la comunidad como un conjunto complejo de recursos, en la que
determinadas restricciones impiden el desarrollo de la comunidad local, estas
restricciones relacionadas con la pobreza o con la sobre abundancia,
posiblemente representan una restricción, que en la mayoría de los casos son
debidos a la falta de determinación de las autoridades superiores.
Al fabricar un diseño aplicado al progreso de la comunidad, éste puede
adaptarse no sólo al problema como lo define el profesional, y no únicamente a
los intereses de un subgrupo, sino que se pueden desarrollarse como un
programas comunitario que modifique los estilos de vida de la comunidad total
y su desarrollo futuro.
Se podría entonces crear un programa de salud mental comunitaria para
proporcionar servicios de salud mental directos a una población en particular,
siendo los miembros de las profesiones de la salud mental quienes tomarían
esta iniciativa. Este programa de servicios podría desarrollarse, con el
propósito específico de crear nuevos recursos comunitarios al mismo tiempo
que se proporcionan servicios a las personas que los necesitan. Una
intervención ecológica, entonces, incluye los medios para que la comunidad
funcione como un mejor ecosistema al resolver un problema comunitario,
enfocándose en dos procesos: solucionar un problema y desarrollar
concomitantemente la comunidad. Este proceso incrementa la satisfacción
tanto de los ciudadanos como de los profesionales, y mejora la forma de vida
de la comunidad.
La conducta deseada de un Psicólogo comunitario que actúa como un ecólogo
es el resultado evidente de las siguientes siete características que le facilitarán
actuar eficientemente en el ámbito planificado.
Una capacidad claramente identificada.
El psicólogo comunitario debe hacer bien al menos una cosa, debe ser capaz
de ser terapéutico con los individuos, de organizar un servicio comunitario, de
estudiar un problema social complejo, o de crear una comunidad confortable
para otros.
Sin una capacidad reconocible habrá pocas oportunidades para que el
psicólogo comunitario esté en posición de resolver problemas en la comunidad.
La expresión de "capacidad" se define como la manera de que el psicólogo
comunitario se relaciona con la comunidad, ya sea que esté conociendo los
conflictos de roles en las organizaciones de la comunidad, ayudando en la
selección del personal para un proyectoespecífico, o entrenando trabajadores
para el desarrollo de la comunidad.
La capacidad, es la característica desde la cual se desprenden otras. En el
desarrollo de los profesionales he observado una tendencia a utilizar la técnica
del reflejo en gran escalay a sentirse como una fuente inagotable de
autorrealización.
Las comunidades requieren que sus problemas se resuelvan, hay un niño que
está siendo maltratado, una ley que afecta la esfera psicoemocional de los
jubilados y que necesita revocarse, hay alguna decisión que tomar. El
psicólogo comunitario deberá estar capacitado para enfrentar el conflicto y
deberá tener la habilidad suficiente para configurar una forma de resolución
sistemática.
El psicólogo comunitario busca el escenario en donde su creatividadpuede
tener fuerza y expresión. La perspectiva ecológica ofrece algunas sugerencias
para elegir los contextos donde puede expresar su capacidad.
El aprendizaje de una habilidad por parte del profesional tiene otra utilidad, y es
que puede y debe ser transmitido a los miembros de la comunidad anfitriona,
proporcionando de esta manera una habilidad a la localidad.
El enfoque ecológico requiere que las aptitudes sean transmitidas y no
solamente premiadas. Esto también estimula al psicólogo a aprender como
traducir y variar sus habilidades de un lugar a otro.
La hipótesisde la perspectiva ecológica es que el psicólogo comunitario adapte
sus aptitudes a las demandas de diferentes entornos psicosociales. No basta
con ser suficiente o ser competente, él Psicólogo Comunitario debe comunicar
y expresar sus habilidades a fin de que éstas sean adoptadas por los recursos
locales.
Para proporcionar bienestar ecológico, el psicólogo comunitario debe
interesarse en la localidad.
Creación de una identidad ecológica.
Luego de que se aprenda alguna habilidad y se hagan esfuerzos para que los
miembros de la comunidad adopten dicha habilidad, el psicólogo comunitario
puede comenzar a desarrollar la cualidad de identificarse con la comunidad
total.
La perspectiva ecológica propone que parte de la identidad del psicólogo
comunitario debe estar relacionada con la comunidad natural con la que está
trabajando.
El psicólogo comunitario deberá estar involucrado directamente con la
comunidad. El psicólogo comunitario debe definirse a sí mismo como poseedor
de un rol eminentemente profesional y en su entorno circundante ayudar a
acelerar la forma como debería involucrase para diagnosticar los diferentes
contextos sociales que son parte de la comunidad. El psicólogo comunitario,
como ecólogo, necesita involucrarse emocionalmente para emprender su
camino hacia los diversos ambientes de la comunidad.
Cuando el Psicólogo Comunitario decide ser útil en una comunidad, este
requiere un gran interés y afecto hacia la comunidad, para ser capaz de
incursionar hasta en las zonas más difíciles.
Construir una eco-identidad no significa derramar sentimientos positivos por
todos los rincones y esquinas de la comunidad. Se refiere más a interesarse lo
suficiente en la comunidad a fin de que todos sus sectores sean explorados,
observados y digeridos.
El psicólogo comunitario, según dice la tesis ecológica, no puede entender
sobre qué problemas trabajar, a menos que vea las diferentes áreas
geográficas y sepa algo acerca de como estas áreas afectan el proceso político
y como están inter-relacionadas las sub-comunidades. Su amor hacia la
comunidad es expresado mediante su participación dinámica y sus intentos de
desenmarañar los embrollos y las sutilezas de la comunidad. Tiene que
vincularse lo suficiente como para trasladarse más dinámicamente en la
comunidad.
Verdaderamente se requiere de una gran firmeza para internarse en una
comunidad, para captar el rango de conductas que se dan, los estilos de vida,
las formas de comportamiento comunitario, su cultura, antropología y los
conflictos, sin volverse inmune ante su diversidad y ver solo un caos.
MARGINACIÓN
Entendemos por exclusión o marginación social el proceso por el que una
sociedad rechaza a unos determinados individuos, desde la simple indiferencia
hasta la represión y reclusión. También se da el caso de quienes, por no
concordar con los valores y normasde una determinada sociedad, se
automarginan. Característica común a todos los grados y tipos de marginación
es la privación o dificultad para la normal satisfacción de las necesidades
secundarias. Este fenómeno se puede producir ya sea por seguir los ideales de
la comunidad o bien cuando la sociedad responde a los intereses de un grupo
minoritario poderoso.
Es interesante mencionar que, como dicho anteriormente, la exclusión social es
un proceso, no una condición.
Por lo tanto sus fronteras cambian, y quién es excluido o incluido puede variar
con el tiempo, dependiendo de la educación, las características demográficas,
los prejuicios sociales, las prácticas empresariales y las políticaspúblicas.
Es importante distinguir otra clase de marginación que no es la social sino la
que acontece entre diferentes países según estén integrados al mercado
mundial o no. A esta clase de marginación la denominamos mundial.
MARGINACIÓN MUNDIAL
La principal causa de la marginación mundial es el neoliberalismo, cuyos
efectos se ven agravados por la globalización económica. No todos los lugares
ni todas las personas están incluidos directamente en ella. En el caso de los
que sí han logrado integrarse, no lo han hecho todos en igual grado. Algunos
indicadores clave para medir la integración de la economía de cualquier nación
son las exportaciones y las importaciones en términos del porcentaje del PIB,
los flujos de inversiónextranjera directa y de inversión en los mercados
financieros, así como los flujos de pagos por regalías asociadas a la
transferencia de tecnología.
La mayoría de la población y la mayoría de los territorios están excluidas,
desconectados, ya sea como productores o como consumidores, o como
ambos. La flexibilidad de esta economía global permite que el sistema en
general conecte todo lo que sea valioso de acuerdo con los valores e intereses
dominantes, en tanto que se desconecta todo lo que no sea valioso, o que haya
llegado a devaluarse.
Esta capacidad simultánea para incluir y excluir a las personas, los territorios y
las actividades caracteriza a la nueva economía mundial tal como está
constituida.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) muestra que,
mientras la integración global está avanzando a gran velocidady con alcance
asombroso, la mayoría del mundo no participa de sus beneficios. Las nuevas
reglas de la globalización, y los actores que las escriben, se centran en la
integración de los mercados globales, descuidando las necesidades de las
personas que los mercados no pueden resolver. El proceso concentra aún más
el poder y marginación a los pobres.
Los problemas de pobreza, marginación y dislocación social están ligados no a
una falta de creación de riqueza en la economía global sino a una distribución
altamente despareja de ésta y a la falta de reglas internacionales para lograr
una distribución más justa de los ingresos y la riqueza. Disparejo
Es así como es cada vez más evidente la diferencia entre los países
desarrollados y los subdesarrollados o en vías de desarrollo. El sistema actual,
en lugar de fomentar la igualdadentre las diversas naciones, profundiza el
abismo existente entre las grandes potencias y el resto del mundo. De esta
manera, los ricos son cada vez más ricos mientras que los pobres tienen cada
vez menos posibilidades de mejorar su situación. "Su mecanismo (el del
sistema) conduce a una agravación y no hacia una atenuación en la disparidad
de los niveles de vida: los pueblos ricos gozan de un rápido crecimiento en
tanto los pobres sólo logran un lento desarrollo."
El caso más claro de este tipo de marginación que se da entre países es el del
continente africano, que no sólo sufre una exclusión del comerciointernacional
y un recorte en la ayuda que se le brinda, sino que además no posee la
capacidad como para salir adelante por sus propios medios. Carece de
recursos humanos, infraestructura, espíritu empresarial, capitaly tecnología. La
causa primordial del débil estado en el que se encuentra África es el
colonialismo, proceso del que aún quedan notorias secuelas. Actualmente, no
es ni siquiera considerada un negocio para las potencias sino que es
directamente ignorada, vista como un caso perdido. Otras causas son la
incompetencia de los gobernantes y la actitud de los nativos frente a la realidad
que atraviesan. El evidente retraso de este continente respecto del resto del
planeta repercute en la población creando un pesimismo que sacude a todo el
territorio.
MARGINACIÓN SOCIAL
Por marginación entendemos el estado en el que un individuoo grupo social no
es considerado parte, o lo es pero como parte externa, de una determinada
sociedad.
Podemos distinguir diferentes tipos de marginación social:
• La marginación por indiferencia incluye a los ancianos, minusválidos,
subnormales (dementes) e inválidos. Lo que sucede es que no es la
sociedad la que los rechaza sino que es el mercado el que los margina por
ser improductivos e incapaces de aportar su fuerza de trabajo.
• La marginación por represión de conducta, la cual abarca a prostitutas,
drogadictos, alcohólicos y delincuentes y la marginación de reclusión por
falta de recursos, formada por vagabundos y mendigos. En estos casos, la
sociedad los margina debido a que presentan una actitud desviada,
incompatible con los ideales morales de la comunidad.
• La automarginación, encarnada por los hippies de los años 60,
revolucionarios e intelectuales, quienes no comparten las ideas imperantes
en su entorno y buscan la manera de satisfacer sus necesidades sin
involucrarse en el circuito productivo-mercantil.

La exclusión social, sea debida a cualquiera de sus posibles orígenes, produce


siempre en quienes la padecen una pérdida o una lesión del disfrute de los
derechos fundamentales que como personas les corresponden. La exclusión
marca la frontera entre quienes gozan en plenitud de sus derechos y quienes
se ven privados de una parte de ellos, con menoscabo de sus capacidades de
desarrollo como personas, agravio de su dignidad y, con frecuencia, peligro de
su propia vida.
Vuelve a la gente incapaz de insertarse o reinsertarse en el circuito económico;
esta imposibilidad de reinserción lleva a un proceso de "descalificación social" y
a la pérdida de una " ciudadanía activa".
Es claro que toda exclusión es una injusticia. No hay exclusión que pueda
proceder del ejercicio de la justicia, cuando lo que produce es el daño de la
persona, su destrucción física, psicológica o moral.

LAS RAZONES DE LA VIOLENCIA EN MEXICO

Escrito por Cristopher Ballinas Valdéz (Investigador de la Universidad de


Oxford, Inglaterra, e integrante de la Red Internacional de Gobernabilidad.

La violencia en México crece día con día. En tan sólo tres lustros, la presencia
de México en los diarios internacionales pasó del tema económico al de
seguridad. El otrora pacífico país ahora inunda las portadas de los noticieros y
periódicos internacionales con notas sobre asesinatos, raptos y decapitaciones.
A pesar de las acciones emprendidas por el gobierno mexicano, las cifras son
alarmantes. Políticos y periodistas hablan de un Estado fallido, sin analizar de
fondo las razones para la creciente violencia en el país. Es innegable que el
aumento en la violencia está estrechamente relacionado con la también
ascendente actividad criminal en el país. La falta de una estrategia de combate
a los cárteles que prevaleció por años propició la corrupción y creó un ambiente
propicio para su proliferación. Sin embargo, existen otros factores que el
debate periodístico suele dejar de lado y que bien cabe analizar aquí. Primero,
México tiene una ubicación geográfica estratégica. Su vecindad con Estados
Unidos de América le permite acceder a uno de los mayores mercados en el
mundo. Esto le resulta atractivo no sólo a los comerciantes, sino también a las
organizaciones criminales. La firma del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte trajo un aumento en el intercambio entre estos países, pero no una
reducción en los controles en la frontera entre México y Estados Unidos. Estos
controles se acrecentaron aún más después de los ataques terroristas del 11
de septiembre de 2001. En la década de los 90, el gobierno de Estados Unidos
modificó sustancialmente la estructura de la lucha contra la distribución de
drogas, basada principalmente en una interdicción en zonas de tránsito para la
protección de la frontera con México. Esta estrategia ha resultado en un
traslado en la disputa por la distribución de drogas a territorio mexicano. Los
cárteles sudamericanos, quienes antes lograban transportar sus mercancías
directamente a territorio estadunidense, se vieron en la necesidad de hacer
conexiones con sus pares mexicanos en la búsqueda de nuevas rutas de
distribución hacia Estados Unidos. La cerrazón de la frontera americana volvió
más poderosos a los cárteles mexicanos quienes antes únicamente se
enfocaban en un limitado mercado doméstico basado en drogas naturales
(principalmente marihuana) y donde explotan su condición de locales.

Segundo, junto con la interdicción en zonas de tránsito se ha dado un cambio


en los patrones de consumo en el mercado de drogas en Estados Unidos. Los
norteamericanos han cambiado a drogas sintéticas (que incluyen las
anfetaminas, metanfetaminas y éxtasis) que son suministradas principalmente
por laboratorios industriales en el sureste de Asia (particularmente en Mekong),
donde además se producen grandes cantidades de tabletas de metanfetaminas
y otras sustancias como la ketamina. Esto ha resultado en una disminución del
mercado para la cocaína y la heroína proveniente de América del Sur,
principalmente.

Lo anterior ha obligado a los productores de drogas a buscar nuevos mercados


y a extender el consumo de estas drogas en el territorio mexicano. Las nuevas
condiciones no sólo han convertido a México en un nuevo mercado, sino
también en territorio que sirve como punto de conexión para la distribución
hacia el resto del mundo, principalmente Norteamérica y Europa. Literalmente,
los cárteles están peleando por el control de las zonas de distribución en un
mercado a la baja.

Tercero, los cambios en el mercado y la cerrazón de la frontera han obligado a


los cárteles a buscar nuevos negocios que les permitan extraordinarias
ganancias. El tipo de organización para el tráfico de drogas les ha permitido
hacerse de dos actividades ilícitas más, el rapto y la piratería. Los cárteles se
manejan ahora como grandes corporaciones multiproducto. Ahora cuentan con
brazos armados que se dedican al secuestro y la extorsión, mientras otros se
dedican a la producción y distribución de material ilícito. En conjunto, las tres
actividades no sólo han resultado sumamente lucrativas, sino que también les
permiten el control de grandes regiones del territorio mexicano. Estas
actividades resultan críticas para controlar también el tráfico de armas, los
prostíbulos, las máquinas tragaperras, además de negocios legales como
gasolineras y tiendas de comestibles que les sirven para el lavado de dinero y
el control de la población.

Paradójicamente, mayores controles han creado un mercado ilícito de


proporciones macroeconómicas. Por un lado, la disminución de la demanda en
Estados Unidos y las acciones de control (detenciones y confiscaciones) del
Estado mexicano han obligado a los cárteles a buscar nuevas actividades
ilícitas que les permitan compensar las pérdidas en sus ganancias. Por el otro,
la disminución en la oferta de droga crea la expectativa de una ganancia
mayor; entonces, es de esperarse que los cárteles compitan por el control del
mercado remanente. Un incremento en la violencia entre organizaciones
criminales es del todo inminente.

La lucha contra el narcotráfico y la violencia que ésta acarrea no es tarea fácil.


Los gobiernos actuales tienen que tomar decisiones combinadas entre proteger
la salud o la seguridad pública, muchas veces una a costa de la otra. Una
política integral de lucha contra las drogas ilegales implica que los gobiernos
tienen que atacar ambos problemas simultáneamente. Esto implica la acción
coordinada de muchas instancias y niveles de gobierno, así como entre países.
Lamentablemente, esta opción obliga a los gobiernos a seguir en sus acciones
de control que invariablemente acarrean violencia entre los criminales que
manejan el mundo de las drogas.

Si el Estado mexicano continúa con su política de una aplicación integral y


efectiva de las leyes, es de esperarse un ascenso en la violencia relacionada
con acciones criminales en México en el corto plazo. Sin embargo, a mediano y
largo plazo termina siendo la mejor estrategia para el combate de la producción
y distribución de sustancias prohibidas.

Contrario a lo que pugnan muchos grupos, la legalización de la drogas en este


contexto aparecería como un error histórico. Se necesita continuar con una
aplicación integral y efectiva de las leyes combinada con educación, prevención
y tratamiento como la única opción viable para una reducción del uso ilícito de
las drogas y sus devastadoras consecuencias sin poner en peligro la salud
pública.

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