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PAISAJE URBANO COMO HERRAMIENTA DE PLANEACIÓN AMBIENTAL.

ALGUNAS PERCEPCIONES PARA EL CASO BOGOTANO.

Andrés Gómez
Estudiante Esp. En Planeación Ambiental
Universidad Militar Nueva Granada

El concepto de paisaje ha sido empleado a lo largo del tiempo en diversos ámbitos. A nivel de
planificación de los usos del territorio, CLAVER FARIAS et al. (1982) comentan que el paisaje se
ha contemplado como un elemento comparable al resto de los recursos (vegetación, suelo, fauna,
etc.) y por lo tanto es necesario considerarlo en toda su amplitud.
GÓMEZ OREA (1978) justifica la inclusión del paisaje en los estudios de planificación dada la
categoría de recurso natural que este ha alcanzado, debido a que cada vez se vuelve un elemento
natural escaso como consecuencia de la presión humana sobre el medio ambiente. En este sentido
VILLARINO (1985) añade que el paisaje es un recurso “difícilmente renovable y fácilmente
depreciable”.

Teniendo en cuenta, además, que en las zonas urbanas el paisaje alcanza sus mayores niveles de
degradación se vuelve demasiado razonable y justificado el incluirlo en los estudios de
planificación ambiental donde las actividades humanas y la protección y preservación de los
recursos debería convivir en armonía.

Para esto es necesario reconocer que todo esfuerzo de actuación sobre el territorio precisa de un
conocimiento amplio de todos sus elementos, tanto naturales como antrópicos, así como los
procesos que interactúan en dicho espacio o los usos que se le den al mismo.

Es así como el paisaje es un recurso que se ve afectado o deteriorado, con relación a decisiones de
ordenamiento referidas particularmente a la mezcla inadecuada de usos. La calidad del paisaje
urbano exige la existencia de un espacio público bien dotado y libre de obstáculos, asegurando la
fácil movilidad; reglas claras a la colocación de publicidad, que atiendan a privilegiar el interés
general sobre el particular; y a determinantes ambientales para asegurar que se dé cumplimiento de
la normativa ambiental de forma tal que se aseguren adecuadas condiciones de vida.

Queda definida entonces la siguiente pregunta: Que se está haciendo para Bogotá en términos de
planeación ambiental a partir de su paisaje?
Y la respuesta se va dilucidando en las dimensiones ambientales expuestas para Bogotá en términos
de ordenamiento, por parte de la Secretaría Distrital de Ambiente, donde una de las ocho es,
precisamente: “calidad ambiental del paisaje urbano”, además de la estructura ecológica principal,
la actividad industrial y minera, la disposición de residuos sólidos y de escombros, la ecoeficiencia
urbana y el sistema de transporte1, que como tal, cada una de ellas, de alguna forma, estan
relacionadas con el paisaje urbano.

Pero haciendo énfasis en la inclusión que se le da a la calidad ambiental del paisaje urbano, en
términos de planeación, es necesario destacar , inicalmente, el tratamiento que se le da en el Plan de
Ordenamiento Territorial (POT), en donde se definen ciertas normas para su preservación, los usos
del suelo y su clasificación; siendo estos los aspectos mas relevantes como componentes del deber
ser de un paisaje urbano, que bajo las normativas ambientales asegure las adecuadas condiciones de
vida, y que anteriormente se había descrito.

Sin embargo es necesario aclarar que estos procesos no se han llevado a cabo del todo y que
Bogotá, poco a poco, se ha venido convirtiendo en una metrópoli desordenada y poco amada en
muchos sectores de la ciudad.

Dentro de las últimas normatividades que se estipularon para la preservación del paisaje urbano se
expidió el Decreto 465 de 2006, ó Plan Maestro de Equipamientos Culturales, en el cual se esboza
la estrategia de protección y conservación de los paisajes urbanos en el Distrito Capital. Este busca
“desarrollar las acciones para conservar, proteger y mantener las características más destacadas del
paisaje urbano que se sustentan en los valores patrimoniales, ambientales, culturales, sociales y
económicos provenientes de la configuración natural y de la intervención humana”.

Lo que, en otras palabras quiere decir que los bogotanos no podrán hacer uso inadecuado de los
bienes urbanísticos de la ciudad, como por ejemplo, derribar edificaciones catalogadas como
patrimonio arquitectónico para construir apartamentos, centros comerciales, discotecas, etcétera.
Así mismo, el Plan Especial de Intervención de los Paisajes Culturales, contemplado en el decreto
en mención, identificará las unidades de paisaje en los ámbitos rurales y urbanos y establecerá
estrategias y acciones para su incorporación como elementos estructurantes para el ordenamiento
del territorio.
Algunas de estas acciones son, entre otras, la identificación de los paisajes culturales y su
incorporación al Plan de Ordenamiento Territorial (POT), y la gestión y apropiación social de los

1
Ver: http://www.secretariadeambiente.gov.co/sda/libreria/php/decide.php?patron=03.120209#6
paisajes culturales.

En síntesís lo que se pretende es que las inclusiones del paisaje como componente primordial de
planeación y ordenamiento del territorio vayan mas alla de lo relacionado con el uso del suelo y el
ámbito físico y ademas de esto se incorpore el componente cultural y la apropiación del mismo por
parte de la sociedad.

Haciendo uso de un esquema sencillo, pero bastante útil, propuesto por PASCUAL, J. et al. se tiene
que:

Fuente: PASCUAL, J. Et al.

Los paisajes se pueden ver de desde distintas ópticas y en este caso, considerando cada uno de los
subsistemas que los componen, como: 1. Vistos como soporte de recursos, sean estos físicos,
naturales o culturales. 2. Como agentes transformadores mediante la acción humana y 3. Como
componente perceptual y visual.

De aquí entonces, que esta definición de paisaje por subsistemas, nos ofrece un espectro en el cuál
deberían estar inscritas las principales dimensiones del pasisaje para realizar cualquier ejercicio de
índole territorial y por ende ambiental.

Finalmente; contrastando este esquema con lo que ha venido sucediendo en Bogotá, se podría decir
que sí se han ido incluyendo dimensiones o subsistemas que no consideran solo las acciones
antrópicas o el medio físco si no que también le apuntan a incluir componentes culturales y los
sociales desde la apropiación de dichos espacios.
Sin embargo, cabe hacerse la siguiente pregunta a modo de refelxión: Hasta que punto estos
avances que se han hecho en la normatividad bogotana tienen impacto real en un terriorio donde ni
siquiera, en muchos casos, se respeta el uso del suelo?

Bibliografía

CLAVER FARIAS et al. (1982): Guía para la elaboración de estudios del medio físico: contenidos
y metodología. C.E.O.T.M.A. Monografías 3. M.O.P.U., Madrid.

DECRETO 456 DE 2006 Por el cuál se adopta el Plan Maestro de Equipamentos Culturales en la
ciudad de bogotá. Noviembre de 2006.

GÓMEZ OREA, D. (1978): El medio físico y la planificación. Vols. I y II.


Cuadernos del C.I.F.C.A.

PASCUAL, J, RECATALÁ, L, SÁNCHEZ, J, BELENGUER, V, ARNAU, E. Análisis del paisaje


como herramienta de gestión territorial. Aplicación al área metropolitana de Castellón. Centro de
Investigaciones sobre Desertificación (CIDE). Camí de la Marjal s/n, 46470 Albal, Valencia
(España)

VILLARINO, M. T. (1985): El paisaje. En: Curso sobre evaluaciones de impacto ambiental.


Dirección General del Medio Ambiente. M.O.P.U., Madrid.

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