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Cuando se habla de estos frutos se incluyen variedades como los arándanos, frambuesas, moras,
grosellas, frutillas, guindas y cerezas, entre otras. Su cultivo suele ser intensivo en mano de obra y
capital. Además, puede generar alta rentabilidad en pequeñas superficies y moviliza economías locales
y regionales. Aunque requiere estrictos cuidados de post-cosecha y transporte, presenta variadas
posibilidades de industrialización.
Si bien desde 2002 se produjo un importante crecimiento de esta producción, en los últimos dos años
diversos factores, como la crisis internacional y problemas en la comercialización, pusieron un freno a
este desarrollo.
Panorama mundial
Estados Unidos es el principal productor de frutillas, arándanos y moras, mientras que Rusia ocupa el
primer lugar para el caso de frambuesas y grosellas. Otros productores destacados son Serbia, España
y Canadá, entre otros países.
La demanda mundial de berries crece como consecuencia del aumento en el consumo de Estados
Unidos y otros países desarrollados del hemisferio norte. Los consumidores están dispuestos a pagar
precios superiores a los de las frutas tradicionales, especialmente en el caso de los orgánicos.
Alrededor del 90% del volumen mundial se comercializa como fruta congelada.
Panorama local
Con excepción de las frutillas, es reciente la producción de frutas finas en la Argentina. Sin embargo,
desde 2002, las mejores condiciones de competitividad permitieron un crecimiento en la producción,
que a su vez provocó un mejor posicionamiento en el mercado.
La superficie cultivada con este tipo de fruto se distribuye en diversas provincias. Aunque la mayor
concentración se encuentra en la Patagonia, también hay en Tucumán, Santa Fe, Entre Ríos y parte de
Buenos Aires.
Se estima que en la Argentina se obtienen cerca de 50.000 toneladas de fruta fina. Salvo los
arándanos, cuya producción se exporta en un 90%, el resto es consumido principalmente en el
mercado interno.
La principal demanda la realiza la industria de alimentos, que transforma las frutas finas congeladas en
dulces, mermeladas, conservas, salsas, jugos, licores, etc. Además, en los últimos años, otras cadenas
-como la láctea- incorporaron berries a sus procesos de elaboración (yogures, golosinas). Existe
también una importante demanda de parte del sector gastronómico.
Por otra parte, Argentina ocupa el segundo lugar como exportador del hemisferio sur, detrás de Chile.
El principal destino de los productos argentinos es Estados Unidos, seguido por el Reino Unido.
Sin embargo, la crisis mundial que se desató en octubre de 2008, sumada a factores internos, tuvo un
fuerte impacto en esta cadena. El llamado “boom del arándano” que había estallado en 2004 encontró
entonces un freno, que se tradujo en el cierre de varias fincas.
También existen problemas con los envíos (requieren de características especiales por la fácil caducidad
de la fruta) y con las empresas exportadoras, que están concentradas.
Fecha de publicación: 16-04-2010
Fuentes