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Instituto de Investigaciones
Psicológicas.Indicadores psicosociales en la Microempresa: Organización Familiar y
Trabajo Productivo. 1994
RESUMEN
INTRODUCCION
Las Naciones Unidas designaron al año 1994 como el Año Internacional de la Familia. Este
acontecimiento adquiere particular relevancia pues representa el reconocimiento oficial de la
comunidad mundial acerca de la importancia de la familia como núcleo fundamental de la
sociedad.
Desde esta perspectiva, el apoyo a la familia debe hacer posible que ésta cumpla sus
funciones, debe tratar de promover la fortaleza intrínseca y su capacidad para valerse por sí
misma, así como estimular actividades autosostenidas. El éxito del Año Internacional de la
Familia dependerá de las comunidades intergubernamentales y no gubernamentales, las
instituciones que se dedican a investigar y del sector privado.
Los conceptos de Estado benefactor y desarrollo han debido reformarse. El Estado debe
desempeñar un papel subsidiario en relación con las iniciativas de la comunidad. El éxito de
este cambio depende de la solidaridad que puedan desarrollar los grupos, proceso que
comienza precisamente en las familias ya que son los agentes básicos de la comunidad. Las
familias son los beneficiarios finales, tienen ingerencia en la actividad social, económica,
ecológica y cultural y además se ven afectadas por las políticas y problemáticas de éstas y
otras áreas (CEPAL, : 5).
-Los cambios que experimenta la familia repercuten en muchos otros ámbitos de la realidad
social debido al nexo existente entre las transformaciones producidas en el marco del
desarrollo, la productividad con igualdad y la problemática familiar.
-La familia es una institución fundamental que tiene tanto funciones privadas como públicas.
Esta función pública se podría llevar a cabo si se da una modificación en la concepción de
los procesos de ajuste que en la actualidad toman en cuenta únicamente el gasto social. Por
el ontrario debe implementarse un enfoque integral que modifique las estrategias de
desarrollo logrando compatibilizar la política económica con la política social.
-Las políticas sociales deberían poseer enfoques de familia, que fueran desarrollados por
órganos de alta capacidad técnica y política.
-La familia debe ser vista como una institución mediadora en acciones vinculadas con la
promoción de la equidad, con la garantía de los derechos humanos básicos y con la
integración del individuo a redes sociales y comunitarias que promuevan el reconocimiento
mutuo y la participación democrática.
Por otra parte, La Asamblea General de las Naciones Unidas convocó a una Conferencia
Mundial en la Cumbre sobre Desarrollo Social en 1995. La agenda se centra en tres temas:
la integración social, alivio y reducción de la pobreza y empleo productivo. Dentro de estas
temáticas la desarticulación familiar en los sectores de menores recursos se enfoca como uno
de los eslabones centrales y se plantea que el éxito de cualquier estrategia de integración
social depende del desarrollo de la familia en los distintos estratos de la sociedad moderna.
-Reforzar los programas que apoyan la formulación de políticas y evaluar su impacto sobre
el desarrollo familiar integral. Propiciar la investigación en el área de la familia en los
sistemas nacionales de estadística y garantizar los medios para difundir ampliamente sus
resultados.
-Armonizar los procesos de ajuste económico con los procesos sociales que promuevan la
estabilidad de las familias y el desempeño de sus funciones.
-Integrar los principios del desarrollo sustentable en los programas fomento productivo y de
desarrollo social orientados a la familia, con el fin de que la sociedad en su conjunto goce de
los beneficios del desarrollo, asegurando el disfrute de los mismos para las generaciones
futuras (CEPAL, : 33).
Los planteamientos anteriores parecen ser el corolario de toda una trayectoria de estudios
sobre el tema que, quizás por primera vez, es llevada a los foros políticos con el apoyo de
los diversos organismos internacionales.
Esta línea de investigación dentro del IIP ha experimentado gran impulso a partir de 1988,
con la puesta en marcha de nuevos proyectos que incorporan un enfoque psicosociológico
para analizar el cambio social, estructura y dinámica familiar en Costa Rica.
En 1990 el IIP da inicio a un segundo estudio con el objetivo de profundizar mediante una
metodología cualitativa en el análisis de la participación de la mujer en el mercado laboral y
sus implicaciones en la dinámica familiar. Sus resultados mostraron aún más en detalle la
influencia que ejerce la ideología familiar en el trabajo productivo de las unidades familiares
(Vega,1993c; 1994), corroborando los hallazgos de investigaciones previas (Vega, 1993b) y
despertando otras interrogantes.
El siguiente paso ha sido aplicar estos hallazgos en un ámbito específico del trabajo
productivo femenino, considerando el contexto macroestructural actual de políticas y
programas que buscan propiciar el desarrollo humano de forma integral.
De esta manera, se ha elegido el ámbito del sector informal para implementar una
investigación dirigida a establecer indicadores sociales sobre organización familiar y práctica
laboral en la microempresa, estudio iniciado por el IIP en 1994.
A continuación se reseñan los lineamientos teóricos conceptuales que guían dicho estudio,
con el propósito de abrir un espacio de discusión e intercambio de opiniones entre
investigadores, estudiantes y otras personas vinculadas al tema cuestión.
I. MARGINACION DE LA POBREZA
En 1972 la 0ficina Internacional del Trabajo (OIT) introdujo por primera vez en un informe
sobre los pobladores marginales en Nairobi el término sector informal, siendo la
informalidad tácitamente entendida como la ubicación masiva en el sector informal urbano
(Kruijt, 1992). El concepto abrió una polémica basada en un modelo dualista para explicar la
lógica y la permanencia de la pobreza, a partir de una diferenciación entre un sector formal o
moderno y un sector informal de la economía. En sus orígenes, este modelo buscó describir
las tendencias básicas de las sociedades subdesarrolladas pero gradualmente su radio de
aplicación se amplió a sociedades avanzadas. Además, trascendió el contexto económico
para incorporar la vida social, política, cultural y religiosa, igualmente invadidas por la
informalidad.
La crisis económica de los años 80 llevó a los gobiernos de Centroamérica a tomar diversas
medidas para reducir el empobrecimiento y deterioro en la calidad de vida de amplios
sectores de la población.
Como vimos al inicio de esta exposición, el papel de la mujer y la familia en los planes de
desarrollo de América Latina es tema de discusión en círculos políticos, económicos y
jurídicos.
De esta manera en 1979 la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
aprueba el Plan de Acción Regional sobre la Integración de la Mujer en el Desarrollo de
América Latina y el Caribe. En dicho documento se consideran las condiciones de vida de
las mujeres de la región y su vinculación con los problemas de desarrollo de los países,
enfocando especialmente los modelos de desarrollo deseables.
Es en este contexto que la microempresa se perfila entonces como una estrategia de solución
a los problemas en cuestión, dadas ciertas características como la capacidad de las
microempresas para contribuir al desarrollo generando fuentes de empleo y servicios,
oportunidades al empleo femenino y juvenil, proporcionando parte importante de la
alimentación básica, posibilitando el desarrollo de las áreas rurales y los pequeños centro
urbanos y sirviendo como mecanismo para atenuar los procesos de concentración
poblacional en los cascos urbanos.
En Costa Rica, estos programas son impulsados por el Gobierno a través de¡ Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social, la banca estatal y ONGs, entre otros, con Fondos de AID, el
BID y programas de cooperación internacional de diversos países.
Considerando la influencia que ejerce este enfoque de desarrollo en las políticas de atención
al sector informal en general y en las microempresas en particular, en el siguiente apartado
se analizan de manera general y con una perspectiva psicosocial, alcances y limitaciones de
dichos programas, de acuerdo a resultados obtenidos en diversas investigaciones sobre el
tema.
Como acertadamente señala Kruijt (1992), lo que estos planteamientos dejan de lado es el
hecho de que la microempresa es expresión de la heterogeneidad del mundo de la
informalidad y que sólo identificando las distintas lógicas que la sustentan harán posibles y
efectivas las políticas y acciones dirigidas al sector.
Diversos estudios llevados a cabo para analizar las características y problemas relacionados
con la implementación y puesta en práctica de estos programas arrojan resultados que ponen
en duda el logro de los objetivos inicialmente propuestos, particularmente en las
microempresas cuyas responsables son mujeres.
Algunos de los problemas que enf rentan buena parte de los programas de crédito y
capacitación a la microempresa es el elevado porcentaje de morosidad y la poca
participación de las usuarias en los cursos de capacitación. Este comportamiento tiene
importantes repercusiones para la permanencia de los programas de crédito, dado que
provocan su descapitalización y obligan a la búsqueda constante de nuevos fondos, situación
aún más difícil considerando que actualmente las políticas de los organismos internacionales
tienen como meta lograr la superación de los modelos asistencialistas y propiciar la
autosuficiencia financiera de estos programas.
¿Cuáles son algunas de las barrerasque impiden el logro de las metas propuestas en losplanes
para el fortalecimiento de la microempresa?
Como bien lo señala la Fundación Arias (1993), las políticas de apoyo pretenden que con un
pequeño apoyo, estas unidades productivas alcancen el crecimiento y den un salto hacia
sectores de pequeña y mediana empresa de la economía. Sin embargo, no toman en cuenta
que en el entorno económico, estas iniciativas deben enfrentarse a múltiples barreras que
impiden su desarrollo (pp.23-24).
Una de las condiciones necesarias para que la microempresa pueda funcionar es una
adecuada capacitación de las microempresarias que debe incluir Ias condiciones en que
funciona la microempresa, las necesidades y expectativas del grupo al que va dirigida, la
motivación para el cambio, la metodología didáctica idónea y el seguimiento continuo que
garantice la utilización de los conocimientos impartidos" (González et al., 1993: 173).
Asimismo, estos autores determinaron que las lógicas de acumulación ganan fuerza cuando
hay separación de las esferas productiva y reproductiva, siendo que en Costa Rica se
observa tendencias de polarización: la práctica microempresarial en los hombres tiene fines
mercantiles mientras que en las mujeres obedece a razones familiares. Los primeros tienden a
laborizar sus espacios y a utilizar mano de obra masculina y remunerada, mientras que en las
segundas la tendencia es a domesticar los espacios y a utilizar mano de obra familiar no
remunerada.
¿A qué se debe esta domesticación del trabajo productivo femenino o a la inversa, a qué
condiciones obedece la laborización del espacio doméstico?
Un estudio piloto sobre el tema que incluyó entrevistas a profundidad con mujeres adscritas
al Programa MAE (Mujer Autoempleada) de la Fundación Mujer (Vega, 1993), puso de
manifiesto que la actividad microempresarial de las mujeres entrevistadas se sustenta en un
sistema de valores, ideas y creencias muy tradicionales sobre la familia y que el trabajo de la
microempresaria encuentra su sentido a la luz de estos valores.
No obstante, el trabajo remunerado con frecuencia es una actividad que realiza la mujer
desde la infancia. Las mujeres entrevistadas debieron trabajar desde muy jóvenes, algunas
siendo aún niñas, para ayudar económicamente al hogar. Sin embargo, ello supuso en
muchos casos renunciar a deseos y aspiraciones personales en función de las necesidades del
grupo familiar. Posteriormente esta actitud se mantiene y primero están las necesidades de
los hijos y sus deberes como esposa pero, acompañados de una fuerte decisión de salir de la
pobreza.
La coyuntura que le a la mujer permite dar el paso hacia la microempresa se presenta cuando
los ingresos de la familia no son suficientes o inexistentes desempleo del cónyuge,
dedicación de éste a los estudios, etc. y se tiene la aprobación de una figura de autoridad
masculina esposo, el padre o un hermano quién algunas veces hasta colabora con
sugerencias e incluso aporte económico en la etapa de "arranque" del negocio.
En este mismo sentido, la búsqueda de recursos para el mejoramiento de la infraestructura
productiva es un deseo que se actúa a través del apoyo de familiares y parientes. Más parece
ser un acontecimiento producto del azar, de la casualidad y de la buena voluntad de terceros
que una decisión producto de un planeamiento racional de la actividad productiva.
Otra razón para iniciar la microempresa es más que una alternativa frente a la falta de oferta
en el mercado de trabajo la posibilidad que ofrece de conciliar las obligaciones como madre,
esposa o ambas, con una trayectoria laboral iniciada muchas veces antes de la unión
conyugal o la llegada de los hijos sin arriesgar la armonía de la familia.
La elección del tipo de actividad también está influida por antecendentes familiares, en
donde las figuras de los padres y otros parientes juegan un papel fundamental. La mujer no
sólo aprende que primero debe sacar a su familia adelante. También ha visto a su madre
coser ajeno o vender chucherías para lograrlo.
Es así que no se da separación entre las esferasde lo individual, familiar y laboral y esa
situación se refleja en las prácticas cotidianas de la familia y en las metas y aspiraciones de
logro de la microempresaria.
Las entrevistadas tienden a priorizar las necesidades de la familia sobre las necesidades u
obligaciones relacionadas con el negocio como el cumplimiento en el pago de cuentas o de
algún crédito pendiente, e igualmente, a no llevar separadamente las cuentas del hogar y del
negocio.
Los recursos materiales de que dispone la microempresaria para realizar su trabajo, sobre
todo al inicio del negocio, son los mismos con los que se atienden las necesidades familiares.
Por lo general la microempresa se ubica en el mismo lugar donde reside la familia y las
habitaciones se utilizan indistintamente para la elaboración y/o comercialización de los
productos así como sala de estar o comedor. Con ayuda de algún préstamo de un pariente o
amigo sustituyen o complementan con otra máquina de coser la heredada de la madre o los
utensilios de cocina con los que se preparan los alimentos de toda la familia.
No es frecuente que se siga una estrategia administrativa que permita hacer proyecciones en
función de la inversión, los recursos disponibles, el comportamiento del mercado y la
capacidad de pago.
Conforme los hijos crecen, éstos se convierten en fuerza de trabajo que se canaliza
directamente hacia la actividad productiva. Sin embargo, como la expectativa es que el fruto
de tanto esfuerzo sea el ascenso social, con frecuencia la madre se cuida de no fomentar la
participación de los hijos en el negocio, prefiriendo invertir buena parte de los recursos en el
pago de sus estudios.
De esta forma, la heterogeneidad que caracteriza a este sector se refleja en la utilización que
hacen las usuarias de los cursos de capacitación. El nivel educativo, la experiencia laboral
previa y la situación familiar inciden dramáticamente en el interés y la demanda que tienen
las microempresarias por este tipo de recursos.
¿Se puede mejorar la labor de los programas concebidos para el desarrollo de la actividad
microempresarial como miras a favorecer una calidad de vida más satisfactoria,
particularmente entre aquellos sectores tradicionalmente menos favorecidos por condiciones
de género, nivel educativo y acceso a fuentes tradicionales de financiamiento?
Para algunosde los programas impulsados por el Gobierno de Costa Rica y por
organizaciones no gubernamentales, con fondos provenientes de donaciones o de créditos
"blandos" con tasas de interés inferiores a las que operan en el mercado, lo prioritario ha
sido atender las necesidades del sector informal y dentro de éste a los grupos aún más
desfavorecidos como es el caso de las mujeres.
Hasta hace muy poco no se consideró prioritario la recuperación de los fondos destinados a
tal fin, en parte debido a las condiciones de pobreza del sector atendido y a las condiciones
en que llegaban los fondos facilitados por los organismos e instituciones donates.
Políticas asistencialistas han ido dado paso a políticas de autogestión, con lo cual los
programas asistenciales con fondos asistidos destinados a dar asistencia a sectores pobres
deben transformarse en programas con autosufiencia financiera para que los préstamos a los
microempresarios sean, al menos, recuperables.
Ahora bien ¿Significa ésto que los programas dirigidos a la microempresa deben abocarse a
transformar la mentalidad y estrategias de los sectores atendidos con el fin de garantizar su
efectividad?.
Lo que se puede observar en cuanto a la oferta institucional es que en su gran mayoría los
programas intentan alcanzar objetivos de desarrollo económico y de capacitación,
asumiendo que todos los potenciales beneficiarios tienen interés en capacitarse para ser
empresarios exitosos. Lo que estos planteamientos no toman en cuenta es que, sobre todo
en el caso de las mujeres, se da una tensión entre los valores particularistas y de adscripción
propios de la familia y los valores universalistas y de logro del contexto laboral. Como lo
hemos señalado previamente, la mujer da prioridad a las necesidades de educación y salud de
la familia que a la acumulación de capital de trabajo. El efecto de este comportamiento es
medible a mediano y largo plazo, pues repercute en la mobilidad social de las familias. Por
otra parte, forzar este proceso en lugar de ofrecer recursos alternativos implicaría abortar
cualquier programa independientemente de sus buenas intenciones.
Los distintos organismos e instituciones que prestan servicios crediticicios deben articular las
características de la población atendida con los objetivos de los programas y la forma de
alcanzarlos, en un proceso que requiere de acciones diferenciadas de acuerdo a cada
microempresa y con mediciones de impacto económico y social a corto, mediano y largo
plazo.
El fenómeno del cambio familiar ha sido preocupación de los estudiosos de la familia desde
distintas disciplinas y enfoques teóricos -teoría estructural-funcional; teoría del desarrollo,
teoría sistémica, interaccionismo simbólico etc., generando e integrando modelos teóricos y
metodológicos que permitan la comprensión de la realidad familiar.
La Psicología Social actual reintegra los procesos mentales y lingüísticos como procesos
explicativos de las interacciones humanas en los distintos niveles de la realidad e investiga
fundamentalmente el aspecto simbólico de la actividad humana comprometida en el
establecimiento de lazos sociales (Moscovici, citado por Barriga, 1993, p.49). Desde este
punto de vista teórico, sociedad significa "una red de relaciones constantemente recreada
por individuos activos, mutuamente implicados que comunican entre sí, generando así
representaciones compartidas a fin de preservar una vida y una realidad cotidiana comunes y,
claro está, un marco institucional que permanece siempre problemático" (p.55)
De esta forma, se parte de que los problemas específicos de la Psicología Social deben ser
abordados tomando en cuenta que: 1. Los problemas microsociales sólo pueden ser
atendidos desde una perspectiva macrosocial, asumiéndose que las condiciones sociales son
determinantes de los procesos psíquicos y de las relaciones interpersonales. 2. Lo prioritario
es la capacidad de la gente de construir su realidad más que la adaptación a una realidad
preestablecida. 3. La complejidad de los fenómenos estudiados exige el empleo de métodos
variados (Barriga, 1993, p.49).
Por otra parte, el aporte del análisis histórico en el estudio del cambio familiar es
fundamental pues destaca que los cambios macroestructurales inciden indefectiblemente
tanto en la forma como en el carácterde los grupos familiares. Así, la llegada de la era
industrial marcó pautas cualitativamente diferentes en la vinculación de la familia al proceso
productivo y en las relaciones al interior de las familias, como respuesta a las necesidades
que generan en los individuos las condiciones cambiantes del contexto social más amplio.
Develar cúal es el sentido que orienta las prácticas productivas -expectativas, ideas y
creencias de las unidades familiares y los "arreglos familiares", roles, autoridad y estatus, etc.
que guían la vida familiar para cumplir las funciones básicas de alimentación, vivienda,
cuidado y socialización de la prole en el contexto institucional, permite orientar las acciones
dirigidas a la microempresa desde la realidad misma de las familias en un momento histórico
determinado situación política y económica, características de la oferta institucional a la
microempresa, etc. y no desde concepciones ideales simplistas.
Con estos indicadores se busca analizar algunos de los factores psicosociales del problema
en cuestión. Ello no implica la exclusión de otros aspectos medulares a tomar en cuenta en el
estudio psicosocial de la microempresa como por ejemplo la dimensión institucional, es
decir, la ideología y acciones contenidas en las políticas y objetivos de las instituciones que
atienden al sector microempresarial.
En definitiva, el logro de las metas propuestas en los planes de desarrollo dirigidos al sector
informal, será viable en la medida en que incorporen el análisis y operacionalización de los
aspectos económicos, políticos e ideológicos de las instituciones y actores sociales
involucrados en el proceso.
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1 Servicio Crediticio se creó en 1988 como un programa de crédito para los miembros de
AMPES, organización gremial de pequeños y microempresarios salvadoreños. Actualmente
SC cuenta con 5 agencias 3 en el área metropolitana, 1 en Sonsonate y 1 en San Miguel y la
afiliación a AMPES no es un requisito para obtener crédito.
Inicialmente los fondos de SC provenían de la GTZ, organismo del gobierno alemán para el
desarrollo pero a partir de 1990/91 cuenta con el aporte de otras instituciones y organismos
(PRODERE-OIT, AMSS-GTZ y BID). Sin embargo, una redefinición de sus políticas y
objetivos -ahora como ente financiero intermediario empieza a gestarse. De hecho, el año
1993 es señalado por SC como el año en que da inicio una 11 etapa en su desarrollo, con la
introducción y ampliación del Servicio Crediticio de una ONG a una institución financiera
con cobertura nacional (Financiera).