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piedras del muro de Berlín, las que Julio García Espinosa sus-
tenta en esta recopilación pueden darse el lujo de continuar
ilesas, y no propiamente en estado de suspensión hasta la próxi-
ma utopía como el cadáver de Walt Disney que espera conge-
lado el día de la reencarnación, sino como un cuerpo cálido
y coherente, lleno de propuestas para acometer la gestión crea-
dora contra esa estandarización vertical, en dirección norte-
sur, de imaginarios adversos a nuestra idiosincracia que se nos
imponen hasta la empuñadura a través de los medios audiovi-
suales.
Si en los tiempos en que el socialismo parecía una certeza
invencible estos ensayos tenían la virtud de no cerrar el cam-
po de la aventura espiritual -como en cambio sí lo hacían
algunos manuales del marxismo escolástico-, hoy en día, cuan-
do es el triunfalismo neoliberal el que pretende clausurar la
historia poniéndole un Happy end insoportable, este libro,
por fortuna, vuelve y juega.
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fue influida por el cine, pero no pasó mucho tiempo sin que
el cine sintiera la influencia de la televisión. Esto lo provoca
no sólo el hecho de que hoy casi todas las innovaciones téc-
nicas y tecnológicas vienen de la televisión, sino el uso que la
televisión hace del tiempo, lo cual ha determinado la utiliza-
ción casi sistemática del plano—secuencia en el cine. La tele-
visión ha resumido, además, todo el proceso de producción,
distribución y exhibición. Ella es todo eso a la vez.
El carácter efímero de un programa de televisión cuestiona
uno de los pilares más sagrados del arte: su valor de eterni-
dad. Shakespeare, se dice, es nuestro contemporáneo. Los
teatristas, siglo tras siglo, representan a Hamlet, dado el ca-
rácter universal y eterno de su condición humana. Este con-
cepto comienza a ceder con el cine, y se desploma completa-
mente con la televisión. Se hace muy difícil para un cineasta,
después de ochenta años de inventado el cine, sentirse moti-
vado a filmar de nuevo El acorazado Potemkin. El acorazado
Potemkin se exhibe de nuevo. La vigencia posible se la da el
espectador. Pero no se filma de nuevo. Adaptarlo a nuestra
época o a la del año tres mil no se vislumbra como un nece-
sidad real. Sus valores nos enriquecen hoy y puede que en el
año tres mil, pero sin necesidad de asumirlo ya como un va-
lor absoluto, como un valor sagrado. El programa de televi-
sión exacerba los últimos cimientos de esta actitud frente a la
obra de arte. El carácter efímero de un programa de televi-
sión, considerado habitualmente el hecho que mejor lo defi-
ne como un medio trivial, es su rasgo más profundo. Nin-
gún medio de expresión puede contribuir como la televisión,
precisamente por este rasgo, al proceso de desacralización del
hombre. Los programas de televisión puede que se guarden
o no en un almacén. Pero este almacén o archivo no repre-
senta ya el templo que supone un museo y aún una cinemateca.
Perder toda actitud religiosa frente al arte no es síntoma de
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vaban sus inercias, las minorías de todas las tristezas al fin son-
reían, las costumbres y el arte se transformaban y nos transfor-
maban. Y luego, la utopía mayor: creíamos poder ser felices sin
necesidad de ser egoístas.
No era raro entonces pensar que el arte iba a desaparecer en
el todo. Que el cine se expandería por todos los rincones del
mundo. Que con las nuevas tecnologías cada ser humano po-
dría disponer de una cámara. Que el hecho cultural por exce-
lencia estaría más en que todos, y no sólo una minoría, tuvieran
la posibilidad de hacer arte.
Pero, oh la vida, la vida no es una línea recta hacia el
porvenir.
Las cinematografías no sólo no se multiplicaron, si no que
las que existían, como las europeas, se declararon en vías de
extinción; las incipientes murieron al nacer y las que se ali-
mentaron sólo en sueños, aprendieron, en carne propia, que
los sueños sueños son.
Sin embargo, el primer postulado, la frase con la cual se
inicia el texto, mantiene su vigencia.
En los años sesenta, la Revolución Cubana se planteó la
construcción del socialismo, es decir, la transformación a fondo
de las estructuras de la dependencia y el subdesarrollo. Los
cineastas nos propusimos hacer algo similar en el terreno del
cine. No sólo por razones conceptuales sino también por ra-
zones prácticas. Si el proyecto social norteamericano no daba,
según sus propias estadísticas, para más de seiscientos millo-
nes de personas, su cine, reflejo de ese modelo, no era posible
hacerlo si no era contando con grandes e insaciables arcas.
Por eso la primera y más elemental significación del término
"imperfecto" era el rechazo más radical a la impotencia de
hacer cine. Estimular a hacer el cine con los medios que se
tuvieran a mano era su razón de ser más categórica. No se
trataba de cantarle loas al miserabilismo. Era combatir la idea
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Cine Cubano. Sus filmes más recientes han sido: Son o no son
(1978), La inútil muerte de mi socio Manolo (1989), El plano
(1993) y Reina y rey (1994). Entre los documentales que ha
realizado se destaca Tercer mundo, tercera guerra mundial, filmado
en 1970, durante la guerra deVietnam.
Ha participado en los guiones de los siguientes filmes Lucía,
La primera carga al machete, Ustedes tienen la palabra, Girón, La
bella de Alhambra, etc.
Ha desarrollado, además, una abundante labor teórica. En-
tre sus trabajos más conocidos se encuentran: "Por un cine
imperfecto", "En busca del cine perdido", "Los cuatro me-
dios de comunicación son tres: cine y TV". Sus artículos y
ensayos han sido publicados en distintas partes del mundo, así
como se han editado libros suyos en diferentes países.
Ha impartido conferencias sobre cine y televisión, partici-
pado en seminarios y talleres, e integrado jurados en distintos
festivales Internacionales de cine. Todo ello en países de
América Latina, Europa y Japón.
Fundador del ICAIC, de la Escuela Internacional de Cine
y Televisión de San Antonio de los Baños y miembro del
consejo superior de la Fundación del Nuevo Cine Latino-
americano, que preside Gabriel García Márquez.
Le ha sido otorgada la distinción más alta de la cultura cu-
bana: la Orden Félix Várela.
FILMOGRAFÍA D E JULIO GARCÍA ESPINOSA
Como Guionista:
Lucía
La Primera Carga al Machete.
Los Días del Agua.
Girón.
El Extraño Caso de Rachcl K.
Ustedes Tienen la Palabra.
El Otro Francisco.
De Cierta Manera.
La Bella de Alhambra.
PRINCIPALES TRABAJOS TEÓRICOS