Professional Documents
Culture Documents
......... Capítulo 10
LOS DERECHOS DEL NIÑO
EN LA ADMINISTRACIÓN
DE JUSTICIA .........................
Objetivos de Aprendizaje
• Fderecho
amiliarizar a los participantes del taller con algunas de las principales normas del
internacional relacionadas con los derechos del niño en la administración de
justicia así como sus objetivos principales;
• Especificar las garantías procesales que deben serle garantizadas al niño en la
administración de justicia;
• Impulsar a los participantes a desarrollar procedimientos para garantizar la
aplicación rutinaria de estos derechos y garantías cuando se trata del niño en el curso
de la administración de justicia.
Preguntas
• ¿losQuéjóvenes
problemas específicos ha enfrentado en su trabajo con respecto a los niños y a
en el curso de la administración de justicia?
• ¿De qué manera ha solucionado los problemas que ha enfrentado?
• ¿Intentó invocar normas del derecho internacional, tales como la Convención sobre
los Derechos del Niño con el fin de solucionar el o los problemas en cuestión?
• ¿Qué estatus jurídico tiene la Convención sobre los Derechos del Niño en su país?
¿Qué impacto jurídico ha tenido hasta ahora?
• ¿usted
Existe el concepto del “interés superior” del niño en el sistema jurídico en el que
trabaja? Si es así, ¿qué significa, y cómo se aplica?
• Hasta que punto se le permite al niño participar en las decisiones que lo afectan en
el sistema jurídico en el que usted trabaja? Examine ésta situación desde el punto
de vista del procedimiento penal, del de separación y del de adopción.
• ¿Cuál es la edad de responsabilidad penal en el país donde usted trabaja?
• ¿Pueden ser impuestas sentencias de prisión a niños menores de 18 años en el país
donde usted trabaja? De ser así, ¿Cuál es su duración?
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 417
Preguntas (Cont. d)
• ¿Qué otras medidas diferentes a la privación de la libertad existen para sancionar
los delitos cometidos por los niños o menores en su país?
• ¿Bajo qué fundamentos puede un niño ser separado de sus padres en el país dónde
usted trabaja?
• ¿Las adopciones están autorizadas en el país dónde usted trabaja? Si es así, ¿el
niño tiene el derecho a expresar sus opiniones sobre el deseo de ser adoptado?
• ¿Cuáles medidas han sido adoptadas en el país/países donde usted trabaja con
el fin de familiarizar a la profesión jurídica con los principios legales contenidos
en la Convención sobre los Derechos del Niño y otros instrumentos jurídicos
relevantes?
418 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
1. Introducción
Como su título lo indica, este capítulo no se ocupará el tema de los
derechos humanos del niño como tal, sino que se limitará a explicar las principales
normas de derecho internacional en relación con los derechos del niño en la
administración de justicia.1 Aunque los tratados de derechos humanos generales,
como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y las convenciones
regionales son igualmente aplicables a los niños, el punto de partida para el análisis en
este capítulo será la Convención sobre los Derechos del Niño, que entró en vigor el 2
de Septiembre de 1990 y que a la fecha de 8 de Febrero de 2002, había sido ratificada
por 191 Estados. Esta Convención se ha convertido en una herramienta jurídica
esencial a nivel mundial para enaltecer los derechos del niño en general e, inter alia,
para la protección de los niños que se ven afectados por la administración de justicia
a través de procedimientos de tipo penal, de separación y adopción. La Convención
fue una respuesta a la necesidad inminente de elaborar un documento jurídicamente
obligatorio que se enfocara exclusivamente en las necesidades específicas e intereses de
los niños, que, como se verá a continuación, difieren en aspectos importantes de las de
los adultos. Antes de la adopción de esta Convención, los niños constituyeron el centro
de la breve Declaración de los Derechos del Niño de 1959, que, sin embargo, no abarca
los diversos asuntos que se relacionan con la administración de justicia per se.
Este capítulo también examinará las normas contenidas, en particular en
las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de Justicia de
Menores (las Reglas de Beijing) y las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección
de los Menores Privados de su Libertad y las Directrices de las Naciones Unidas
para la Prevención de la Delincuencia Juvenil (las Directrices de Riad). Aunque estos
Para un libro completo y útil sobre los derechos del niño, ver el Manual de Implementación de la Convención sobre los Derechos del Niño
1
(New York, UNICEF, 1998), 681 pp. (en adelante referido como Manual de Implementación).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 419
1.1 Terminología
Con el fin de evitar confusión se debe señalar que la expresión “justicia
de menores” se referirá a los procedimientos penales, mientras que el término
“administración de justicia” abarcará todos los procedimientos, tales como los
procedimientos penales, de separación y adopción.
2
Ver la declaración con referencia a las Reglas de Beijing, “The United Nations and Juvemile Justice: A Guide to Internacional
Standards and Best Practice”, en Internacional Review of Criminal Policy, Nos. 49 y 50, 1998-1999 (New York, United Nations, 1999), p. 5,
para. 38 (en adelante referido como Las Naciones Unidas y la Justicia Juvenil).
420 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
años de edad. Las niñas delincuentes son particularmente vulnerables y sus necesidades
deben ser abordadas de forma efectiva. Los desafíos son considerables, y con el fin
de avanzar en este importante campo de protección jurídica, se requieren esfuerzos
vigorosos, concertados y efectivos, tanto a nivel internacional como nacional.3 La
implementación efectiva de los derechos del niño es responsabilidad de todos los
Gobiernos y miembros de la profesión legal así como también de todos los adultos
que se relacionan con niños: sus padres, familiares, amigos y profesores.
3. La Definición de “Niño”
3.1 La mayoría de edad en general
El artículo 1 de la Convención sobre los Derechos del Niño establece que,
para los propósitos de la Convención, “se entiende por niño todo ser humano menor
de dieciocho años de edad a menos que bajo la ley aplicable, haya alcanzado antes
la mayoría de edad”. Con respecto al comienzo de la niñez, la Convención no
adopta una posición en cuanto a si esta comienza en el momento del nacimiento o
en alguno otro momento en particular, tal como en el instante de la concepción. Sin
embargo, este es un punto que no necesita ser considerado para los propósitos de este
capítulo.4
En cuanto a la terminación de la niñez, aunque la Convención contiene
alguna flexibilidad, se debe presumir que los Estados Parte no pueden fijar una mayoría
de edad indebidamente baja con el fin de evitar sus obligaciones legales bajo el tratado.
Es claro, por el trabajo realizado por el Comité sobre los Derechos del Niño, cuerpo
creado bajo la Convención para monitorear su implementación, que el establecimiento
de las edades mínimas para el matrimonio y empleo, inter alia, deben respetar la
Convención como un todo y, en particular, los principios básicos del interés superior
del niño y de la no discriminación.5
3
Ver la declaración con referencia a las Reglas de Beijing, “The United Nations and Juvemile Justice: A Guide to Internacional
Standards and Best Practice”, en Internacional Review of Criminal Policy, Nos. 49 y 50, 1998-1999 (New York, United Nations, 1999), p. 5,
para. 38 (en adelante referido como Las Naciones Unidas y la Justicia Juvenil).
4
Para una discusión más detallada de este tema ver el Manual de Implementación, p. 1-4
5
NU Doc. CRC/C/15/Add. 9, Conclusiones del Comité de los Derechos del Niño: El Salvador, para. 10; y doc. UN CRC/C/15/Add.44,
Observaciones Finales del Comité de los Derechos del Niño (en adelante Observaciones Finales): Senegal, para. 11 y 25.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 421
edad sea establecida por ley.6 También ha expresado su preocupación con respecto a
los códigos penales que establecen la edad de la responsabilidad penal en, por ejemplo,
siete o diez años, que, en su opinión, es “muy corta”.7 Cuando se examina el proyecto
de ley Sudafricano dirigido a aumentar la edad mínima legal de responsabilidad penal
de los siete a los diez años, el Comité observó que todavía estaba preocupado porque
“aún era una edad relativamente baja para la responsabilidad penal”.8 A pesar de la
preocupación expresada en varias oportunidades con respecto a estas edades muy
bajas de responsabilidad penal a nivel nacional, el Comité no ha sugerido cuál sería una
edad mínima apropiada.
El Comité ha expresado una preocupación particular en los casos en que los
niños con edades entre los 16 y 18 años son tratados como adultos con el fin de aplicarles
la ley penal. En la opinión del Comité, los Estados Parte de la Convención deben
extender a todos los menores de 18 años de edad la protección especial proporcionada
por la ley penal a los niños.9
*****
A este respecto, es importante notar que en su Observación General No. 17
sobre el artículo 24 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Comité
de Derechos Humanos enfatizó que los Estados Parte deben indicar la edad en que el
niño alcanza la mayoría de edad en los asuntos civiles y asume la responsabilidad
penal o aquella del derecho laboral, así como que “no se debería establecer una edad
irracionalmente corta a los efectos antedichos y que en ningún caso un Estado Parte
puede desentenderse de las obligaciones contraídas en virtud del Pacto en relación con
los menores de 18 años de edad, aunque a los efectos de la legislación nacional hayan
alcanzado la mayoría de edad”.10
En el Comentario General No. 21 sobre el artículo 10 del Pacto, el Comité
expresó que este artículo “no indica ningún límite de la edad para el menor delincuente”,
agregando que, aunque “cada Estado Parte deberá decidir sobre este particular a la luz
de las condiciones sociales y culturales pertinentes, el Comité opina que el parágrafo
5 del artículo 6 sugiere que todos los menores de 18 años deberían ser tratados como
menores, al menos en las cuestiones relativas a la justicia penal”.11 Es notable que,
de acuerdo con el artículo 6(5) del Pacto Internacional, “no se impondrá la pena de
muerte por delitos cometidos por personas de menos de 18 años de edad”.
*****
6
NU Doc. CRC/C/15/Add.44, Observaciones Finales: Senegal, para. 11 y 25; énfasis agregado.
7
En cuanto a la India (7 años), ver el NU Doc. CRC/C/94, Comité de los Derechos del Niño: Informe del vigésimo tercero periodo de sesiones
(2000), para. 58 y en cuanto a Sierra Leona (10 años), ver Ibíd., para. 143.
8
Ibíd., para. 430.
9
Ver en cuanto a las Maldivas en el NU Doc. CRC/C/79, Informe del décimo octavo periodo de sesiones (1998), para. 219 y 240; en
cuanto a la República Democrática de Corea, Ibíd., para. 83 y 98; en relación a Fiji, Ibíd., para. 125 y 145, y en cuanto a Luxemburgo,
Ibíd., para. 263.
10
Ver la Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 166, para. 4. Ver también el Manual de Implementación,
pp. 4-14. El Artículo 24 del Pacto prohíbe, inter alia, la discriminación en contra de los niños y proclama el derecho de todo niño
a medidas especiales de protección, a ser registrado inmediatamente después de su nacimiento, a tener nombre y adquirir una
nacionalidad.
11
Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 178, para. 13.
422 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Sin embargo, siguen existiendo amplias discrepancias entre los países, incluso
a nivel regional. En Europa, por ejemplo, la edad de responsabilidad penal varía de
los siete a dieciocho años de edad. Considerando que no existe “en esta etapa un
estándar común claro entre los Estados miembro del Consejo de Europa”, la Corte
Europea de Derechos Humanos ha concluido que, aunque “Inglaterra y Gales
se encuentran entre las pocas jurisdicciones Europeas que retienen una edad corta
de responsabilidad penal, la edad de diez no puede decirse que es muy corta como
para diferir desproporcionadamente del límite de edad seguido por otros Estados
Europeos”.12 Por lo tanto, la atribución de una responsabilidad penal a un niño tan
joven no constituye per se una violación del artículo 3 del Convenio Europeo de
Derechos Humanos, que establece la protección contra los tratos y penas inhumanos
y degradantes.13 Sin embargo, a juzgar por el trabajo del Comité de los Derechos del
Niño, como se mencionó anteriormente, la edad de diez parecería violar la Convención
sobre los Derechos del Niño.
12
Corte Europea de DH, Case of T. c. the United Kingdom, sentencia del 16 de diciembre de 1999, para. 72; el texto de este sentencia se
encuentra en la página web www.echr.coe.int.
13
Ibíd., loc. cit. También ver Corte Europea de DH, V. c. the United Kingdom, sentencia del 16 de diciembre de 1999, Reports 1999-IX, p. 144,
para. 74.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 423
14
Ver en cuanto a Vanuatu, en el NU Doc. CRC/C/90, Informe del vigésimo segundo periodo de sesiones (1999), para. 149.
424 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
El principio de no discriminación esta también, inter alia, contenido en el
artículo 3 de la Carta Africana de los Derechos y Bienestar del Niño y en la Regla 2(1)
de las Reglas de Beijing. Las disposiciones sobre la no discriminación y equidad en
otros instrumentos generales de derechos humanos permanecen igualmente válidas
cuando se aplican a los niños (por ejemplo, arts. 2(1) y 26 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, arts. 2 de la Carta Africana de Derechos Humanos y de
los Pueblos, arts. 1 y 24 de la Convención Americana de Derechos Humanos y art. 14
del Convenio Europeo de Derechos Humanos).
Información más detallada sobre el principio de igualdad y no discriminación
es tratada en el Capítulo 13 de este Manual.
15
Ver en cuanto a Belice, en el NU Doc. CRC/C/84, Informe del vigésimo periodo de sesiones (1999), para. 75.
16
NU Doc. CRC/C/46, Informe del décimo periodo de sesiones (1995), para. 218.
17
NU Doc. CRC/C/15/Add.66, Observaciones Finales: Bulgaria, para. 12.
18
Ver, por ejemplo, el NU Doc. CRC/C/15/Add.9, Observaciones Finales: El Salvador, para. 10.
19
NU Doc. CRC/C/15/Add. 66, Observaciones Finales: Bulgaria, para. 12.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 425
entre si, por ejemplo entre niños individuales, entre diferentes grupos de niños y
entre niños y adultos”.20 Sin embargo, el interés superior del niño “debe ser un tema
de consideración activa”, y “se debe demostrar que los intereses del niño han sido
explorados y tomados en cuenta como una consideración primordial”.21
*****
El artículo 4(1) de la Carta Africana de los Derechos y Bienestar del Niño
también establece que “en todas las medidas relacionadas con el niño asumidas por una
persona o autoridad, el interés superior del niño debe ser la consideración primordial”.
Aunque el principio del interés superior del niño no está incluido explícitamente en el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Comité de Derechos Humanos
ha enfatizado que se debe tener en cuenta “el interés superior del niño” en caso de
disolución del matrimonio de los padres.22
20
Manual de Implementación, p.40.
21
Ibíd., loc. cit.
22
Ver la Observación General No. 17 sobre el artículo 24 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, en la
Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 166, para. 6; ver también la Observación General Comentario General
No. 19 sobre el artículo 23, Ibíd., p. 172, para. 9.
23
Manual on Human Rights Reporting 1997, p. 424 (también en el Manual de Implementación, p. 87).
426 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Como lo señala el Comité de Derechos Humanos en el Comentario General
No. 6 sobre el artículo 6 del Pacto Internacional, “el derecho a la vida ha sido con
mucha frecuencia interpretado en forma excesivamente restrictiva”, en su opinión, “la
expresión ‘el derecho a la vida es inherente a la persona humana’ no puede entenderse
de manera restrictiva y la protección de este derecho exige que los Estados adopten
medidas positivas”.25 Por lo tanto, sería “oportuno que los Estados Parte tomaran todas
las medidas posibles para disminuir la mortalidad infantil y aumentar la esperanza de
vida, en especial adoptando medidas para eliminar la malnutrición y las epidemias.”.26
24
En cuanto a México, en el NU Doc. CRC/C/90, Informe del vigésimo periodo de sesiones (1999), para.179.
25
Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 145, para. 5.
26
Ibíd., loc. cit.
27
En cuanto a México, en el NU Doc. CRC/C/90, Informe del vigésimo periodo de sesiones, 20 de septiembre – 8 de octubre del 1999,
para. 181.
28
Manual de Implementación, p. 145.
29
Ibíd., loc. cit.
30
Ibíd.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 427
ser genuina y no puede ser reducida a una formalidad. Más aún, entre más maduro y
mayor sea el niño, más peso se le dará a sus opiniones. Esto significa que a las opiniones
de los menores se les dará un peso específico en el curso de los procesos relacionados
con su persona.
*****
En cuanto a la sentencia y resolución de menores, la Regla 14(2) de las
Reglas de Beijing también estipula que
“El procedimiento favorecerá los intereses del menor y se sustanciará en
un ambiente de comprensión que permita que el menor participe en él y
se exprese libremente.”
El ser escuchado en los procedimientos judiciales concernientes a sí mismo
es, como ha sido indicado en los Capítulos 5 a 7 de este Manual, un derecho reconocido
para adultos y constituye una garantía procesal importante. No obstante, es un derecho
que adquiere un énfasis particular en lo que se refiere al niño, dado que esfuerzos
especiales pueden necesitarse con el fin de garantizar que un niño sea escuchado de
manera genuina.
*****
Los cuatro principios generales mencionados anteriormente e identificados
por el Comité de los Derechos del Niño, tienen que ser tenidos en cuenta a lo largo del
capítulo porque ellos cualifican los procedimientos vinculados con la administración
de justicia de menores que, en consecuencia, debe respetar los principios de la no
discriminación, el interés superior del niño, el derecho inherente del niño a la vida y el
derecho del niño a ser escuchado.
428 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
El artículo 10(3) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
también estipula, que “el régimen penitenciario consistirá en un tratamiento cuya
finalidad esencial será la reforma y la readaptación social de los penados”
(énfasis agregado).
Como lo establece el Comité de Derechos Humanos, “ningún sistema
penitenciario debe estar orientado a solamente el castigo; esencialmente, debe tratar de
lograr la reforma y la readaptación social del preso”.33
*****
De acuerdo con la Regla 5.1 de las Reglas de Beijing,
“El sistema de justicia de menores hará hincapié en el bienestar de éstos
y garantizará que cualquier respuesta a los menores delincuentes será en
todo momento proporcionada a las circunstancias del delincuente y del
delito.”
De acuerdo con el Comentario acompañante, esta regla “se refiere a dos de los
objetivos más importantes de la justicia de menores”.34 El primer objetivo es “el
fomento del bienestar del menor”, el cual no solamente debe ser el enfoque principal
de los sistemas jurídicos en los cuales los menores delincuentes son procesados por
tribunales de familia o autoridades administrativas, sino también “en aquellos sistemas
jurídicos que siguen el modelo del tribunal penal” con el fin de contribuir “a evitar las
sanciones meramente penales”.35
31
En cuanto a Guinea, NU Doc. CRC/C/84, Informe del vigésimo periodo de sesiones, 11-29 de enero del 1999, para. 126 y en cuanto a
Sudáfrica, NU Doc. CRC/C/94, Informe del vigésimo periodo de sesiones, 10-28 de enero del 2000, para. 445(h).
32
Ver en cuanto a Yemen, el NU Doc. CRC/C/84, Informe del vigésimo periodo de sesiones , enero del 1999, para. 184 sobre la falta de
centros de rehabilitación para niños en conflicto con la ley, ver también con respecto a Nicaragua, el NU Doc. CRC/C/87, Informe del
vigésimo periodo de sesiones, 17 de mayo – 4 de junio del 1999, para. 247.
33
Observación General No. 21 en Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 177, para. 10.
34
NU Doc.ST/HR/1/Rev.4 (vol. I/Part 1) Derechos Humanos – Una Compilación de Instrumentos Internacionales, vol. I (Primera Parte),
Instrumentos Universales, p. 360 (en adelante referidos como Derechos Humanos – Una Compilación de Instrumentos Internacionales).
35
Ibíd., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 429
*****
El principal enfoque en la rehabilitación del menor delincuente también
se encuentra presente en el artículo 17(3) de la Carta Africana de los Derechos y
Bienestar del Niño, según el cual “el objetivo esencial del trato de todo niño durante
el juicio así como si es encontrado culpable de infringir la ley penal será su reforma,
reintegración a su familia y rehabilitación social” (énfasis agregado). Aunque
no limitado a menores delincuentes, el artículo 5(6) de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos estipula que “las penas privativas de la libertad tendrán
como finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los condenados”. El
Convenio Europeo de Derechos Humanos no se pronuncia sobre este asunto, pero en
la Recomendación No. R (87) 20 sobre Reacciones Sociales a la Delincuencia Juvenil,
el Comité de Ministros del Consejo de Europa expresa su convicción “que el sistema
penal para menores debe continuar caracterizándose por su objetivo de educación e
integración social y que debe abolir en lo posible el encarcelamiento de menores”.40
36
Ibíd.
37
Ibid.
38
Ibid.
39
Ibid.
40
Para obtener el texto de esta recomendación, diríjase al sitio web del Consejo de Europa:
http://cm.coe.int/ta/rec/1987/87r20.htm.
430 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
41
En cuanto a Armenia, NU Doc. CRC/C/94, Informe del vigésimo tercero periodo de sesiones (2000), para. 350.
42
En cuanto a Granada, Ibíd., para. 411(a) y en cuanto a Sudáfrica, Ibíd., para. 455(a).
43
En cuanto a Nicaragua, ver el NU Doc. CRC/C/87, Informe del vigésimo primero (1999), para. 247.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 431
44
NU Doc. CRC/C/46, Informe del décimo periodo de sesiones (1995), para. 229.
432 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
En su interpretación del artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, el Comité de Derechos Humanos ha sostenido que la prohibición
del maltrato “debe hacerse extensiva a los castigos corporales, incluidos los castigos
excesivos impuestos por la comisión de un delito o como medida educativa o
disciplinaria”, enfatizando, por otra parte, que este artículo “protege, en particular, a
los niños, a los alumnos y a los pacientes de los establecimientos de enseñanza y las
instituciones médicas”.49 Para obtener más detalles sobre el tema del castigo corporal,
ver el Capítulo 8, sub-sección 2.3.3.
45
NU Doc. CRC/C/94, Informe del vigésimo tercero periodo de sesiones (2000), para. 70.
46
Ibíd., para. 71.
47
Ibíd., para. 72.
48
NU Doc. CRC/C/15/Add.34, Observaciones Finales: Reino Unido, para. 39.
49
Observación General No. 20, en la Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 173, para. 5.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 433
El concepto del “interés superior” del niño debe guiar a todas las instituciones
y autoridades, incluyendo a los tribunales, en todas las acciones concernientes
a los niños, con el objetivo final de promover su reinserción social.
50
Manual de Implementación, p. 547.
434 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
51
NU Doc. CRC/C/15/Add. 34, Observaciones Finales: Reino Unido, para. 20.
52
Ibíd., para. 34.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 435
apropiado”, el niño puede ser informado a través de sus padres o representantes legales;
segundo, en que la referencia al derecho del niño “a [disponer de] asistencia jurídica
u otra asistencia apropiada” (énfasis agregado) en la preparación y presentación
de su defensa es una modificación si se compara con el Derecho Internacional de
los Derechos Humanos.53 La referencia a “otra asistencia apropiada” hace que sea
posible para un niño tener su defensa asegurada por no-abogados. Sin embargo, se
debe presumir que, en el interés superior del niño y por razones de justicia, se recurrirá
a ese tipo de asistencia en casos de infracciones menores a la ley.
La Carta Africana de los Derechos y Bienestar del Niño establece en este
respecto que todo niño acusado de haber infringido la ley penal “deberá ser informado
sin demora de los pormenores del cargo en su contra y en un idioma que comprenda”
(art. 17(2)(c)(ii)) y “se le proporcionará asistencia jurídica u otra asistencia apropiada en
la preparación y presentación de su defensa” (art. 17(2)(c)(iii)).
53
En cuanto al primer requisito, cf. Manual de Implementación, p. 548.
436 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
54
Derechos Humanos – Una Compilación de Instrumentos Internacionales, p. 368.
55
Ibíd., pp. 368-369.
56
NU Doc. CRC/C/15/Add.66, Observaciones Finales: Bulgaria, para. 34.
57
NU Doc. CRC/C/15/Add.34, Observaciones Finales: Reino Unido, para. 20 y 34.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 437
58
NU Doc. CRC/C/15/Add.33, Observaciones Finales: Dinamarca, para. 8 y 16.
59
Manual de Implementación, p. 549.
438 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Con el fin de proteger el derecho del menor a la intimidad, la Regla 21 de las
Reglas de Beijing también regula el manejo de los registros de los menores
delincuentes en los siguientes términos:
“21.1 Los registros de menores delincuentes serán de carácter
estrictamente confidencial y no podrán ser consultados por terceros. Sólo
tendrán acceso a dichos archivos las personas que participen directamente
en la tramitación de un caso en curso, así como otras personas debidamente
autorizadas.
21.2 Los registros de menores delincuentes no se utilizarán en procesos
de adultos relativos a casos subsiguientes en los que esté implicado el
mismo delincuente.”
60
Derechos Humanos – Una Compilación de Instrumentos Internacionales, p. 362.
61
Ibíd., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 439
De acuerdo con el Comentario, esta regla “trata de ser una transacción entre
los intereses contrapuestos en materia de registros y expedientes: los de los servicios
de policía, el Ministerio fiscal y otras autoridades por aumentar la vigilancia, y los
intereses del delincuente”62. En cuanto a la referencia a “otras personas debidamente
autorizadas, ésta “incluirá generalmente, entre otros, a los investigadores”.63
En su informe sobre el Debate general sobre la administración de justicia
de menores realizada en Noviembre de 1995, el Comité de los Derechos del Niño
enfatizó que “La vida privada del niño debía respetarse plenamente en todas las fases
del procedimiento, en particular en relación con su expediente penal y la posible
notificación en los medios de difusión.”.64
*****
Como se puede ver en las anteriores disposiciones, el derecho del menor
procesado a gozar de la protección a su intimidad en conexión con los procedimientos
penales es de un alcance amplio, extendiéndose más allá de la protección de los
beneficios a los cuales tienen derecho los adultos delincuentes.
Todo niño de quien se alegue que ha infringido las leyes penales o a quien se
acuse de haber infringido esas leyes tiene el derecho a las plenas garantías del
debido proceso. En particular, todo niño tiene:
• ehacer
l derecho de no declararse culpable y el derecho a interrogar testigos o
que se interrogue a testigos de cargo en condiciones de igualdad a los
de descargo;
440 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
65
Las Naciones Unidas y la Justicia de Menores: Una Guía a los Estándares Internacionales y la Mejor Práctica, p. 24, para. 243.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 441
67
NU Doc. CRC/C/46, Informe del décimo periodo de sesiones (1995), para. 227.
68
Ver por ejemplo en cuanto a Venezuela, en el NU Doc. CRC/C/90, Informe del vigésimo segundo periodo de sesiones (1999), para. 61(b)
y en cuanto a México, Ibíd., para. 192(b).
69
Ver en cuanto a Irak, en el NU Doc. CRC/C/80, Informe del décimo noveno periodo de sesiones (1998), para. 86.
70
NU Doc. CRC/C/90, Informe del vigésimo segundo periodo de sesiones (1999), para. 130.
71
Ver en cuanto a Perú, en el NU Doc. CRC/C/94, Informe del vigésimo tercero periodo de sesiones (2000), para. 381(c), y en cuanto a
Honduras, en el NU Doc. CRC/C/87, Informe del vigésimo primero periodo de sesiones (1999), para. 130.
442 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Mientras que los derechos civiles de las personas detenidas, explicados en los
Capítulos 5 a 7, también son aplicables al niño, el niño arrestado, detenido o encarcelado
tiene otros derechos debido a su baja edad, lo que requiere que el tratamiento del niño
se ajuste para cumplir con sus necesidades específicas. En otras palabras, el tratamiento
del niño debe, en todo momento, ser definido de acuerdo con su interés superior.
El artículo 37(c) establece que “en particular, todo niño privado de libertad
estará separado de los adultos, a menos que ello se considere contrario al interés superior
del niño”, mientras que, de acuerdo con el artículo 17(2)(b) de la Carta Africana de los
Derechos y Bienestar del Niño, los Estados Parte “deberán…garantizar que los niños
sean separados de los adultos en su lugar de detención o encarcelamiento”.
El artículo 10(2)(b) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
se limita a expresar que “los menores procesados estarán separados de los adultos y
deberán ser llevados ante los tribunales de justicia con la mayor celeridad posible para su
enjuiciamiento”. El artículo 5(5) de la Convención Americana de Derechos Humanos
establece que “cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los
adultos y llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para
su tratamiento”.
*****
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 443
*****
El Comité contra la Tortura ha recomendado que los menores en los Estados
Unidos “no sean recluidos en prisiones con la población carcelaria ordinaria”.77
*****
Según el artículo 10(2)(a) del Pacto Internacional, los procesados “estarán
separados de los condenados, salvo en circunstancias excepcionales, y serán sometidos
a un tratamiento distinto, adecuado a su condición de personas no condenadas”. Una
disposición similar es contenida en el artículo 5(4) de la Convención Americana de
Derechos Humanos. La Regla 17 de las Reglas de las Naciones Unidas estipula que
“los menores detenidos en espera de juicio deberán estar separados de los declarados
culpables”.
72
Ver el NU Doc. CRC/C/15/Add.37, Observaciones Finales: Canadá, para. 10 y 18.
73
Ver en cuanta a Guinea, en el NU Doc. CRC/C/84, Informe del vigésimo periodo de sesiones (1999), para.126; en cuanto a Bolivia, ver
el Doc. UN, CRC/C/80, Informe del décimo noveno periodo de sesiones (1998), para. 117, y en cuanto a México, ver el NU Doc. CRC/C/90,
Informe del vigésimo segundo periodo de sesiones (1999), para.192(c), con relación a la detención en estaciones de policía.
74
NU Doc. CRC/C/15/Add.2, Observaciones Finales: Suecia, para. 12.
75
NU Doc. CRC/C/15/Add.21, Observaciones Finales: Jordania, para. 16.
76
NU Doc. CRC/C/15/Add.53, Observaciones Finales: Finlandia, para. 16 y 27.
77
NU Doc. AGRO, A/55/44, p. 32, para. 180(e).
78
Cf. Manual de Implementación, p. 502.
79
NU Doc. CRC/C/15/Add.4, Observaciones Finales: Federación Rusa, para. 14 y Doc. NU CRC/C/15/Add.61, Observaciones Finales:
Nigeria, para. 23.
444 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
En las palabras del artículo 37(d) de la Convención sobre los Derechos del
Niño,
“Todo niño privado de su libertad tendrá derecho a un pronto acceso a la
asistencia jurídica y otra asistencia adecuada, así como derecho a impugnar
la legalidad de la privación de su libertad ante un tribunal u otra autoridad
competente, independiente e imparcial y a una pronta decisión sobre dicha
acción”.
La Regla 18(a) de las Reglas de las Naciones Unidas agrega que los menores
también “derecho al asesoramiento jurídico y podrán solicitar asistencia jurídica
gratuita, cuando ésta exista, y comunicarse regularmente con sus asesores jurídicos.
Deberá respetarse el carácter privado y confidencial de esas comunicaciones”.
Los derechos fundamentales a la asistencia jurídica como también a impugnar
la legalidad de la privación de su libertad ha sido explicado con más detalle en las
secciones 6 y 7 del Capítulo 5 razón por la que no hay necesidad de incluirlo aquí
nuevamente. Sin embargo, existen dos diferencias entre el artículo 37(d) de la Convención
sobre los Derechos del Niño y las reglas establecidas en el Derecho Internacional de
los Derechos Humanos. En primer lugar, el artículo 37(d) se refiere a “la asistencia
jurídica y otra asistencia adecuada” (énfasis agregado), una adición que puede incluir,
por ejemplo, a un asistente social en quien confía el menor. La ayuda de ese asistente
además del de un abogado en ejercicio puede ser en el interés superior del niño.
La segunda diferencia se relaciona con el derecho a impugnar la legalidad de
la privación de la libertad. De acuerdo con el artículo 9(4) del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, por ejemplo, la decisión sobre la legalidad de la privación
de la libertad será tomada por un “tribunal”, mientras que en el artículo 37(d) de la
Convención sobre los Derechos del Niño es un “tribunal u otra autoridad competente,
independiente e imparcial” (énfasis agregado). También se puede hacer referencia en
este respecto a la Regla 10(2) de las Reglas de Beijing, de acuerdo con la cual “el juez,
funcionario u organismo competente examinará sin demora la posibilidad de poner
en libertad” al menor luego de su detención. El Comentario a esta regla aclaró que del
término “se entiende toda persona o institución en el más amplio sentido de la palabra,
incluidas las juntas de la comunidad y las autoridades de policía, que tengan facultades
para poner en libertad a la persona detenida”.81
Sin embargo, surge el interrogante si las juntas comunitarias
o las autoridades de policía tienen la independencia e imparcialidad
80
NU Doc. CRC/C/87, Informe del vigésimo primero periodo de sesiones (1999), para. 92.
81
Derechos Humanos – Una Compilación de Instrumentos Internacionales, p. 363.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 445
*****
El Comité de los Derechos del Niño ha expresado preocupación sobre el
hecho que los menores en México “tienen suficiente acceso a asistencia jurídica”.82
*****
La cuestión de acceso a la educación es, por supuesto, de particular
importancia en la preparación de la liberación de un menor detenido o encarcelado. La
Regla 38 de las Reglas de las Naciones Unidas establece en este respecto que
“Todo menor en edad de escolaridad obligatoria tendrá derecho a recibir
una enseñanza adaptada a sus necesidades y capacidades y destinada a
prepararlo para su reinserción en la sociedad. Siempre que sea posible,
esta enseñanza deberá impartirse fuera del establecimiento, en escuelas de
la comunidad, y en todo caso, a cargo de maestros competentes, mediante
82
NU Doc. CRC/C/90, Informe del vigésimo segundo periodo de sesiones (1999), para. 192(f).
446 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
El Comité de los Derechos del Niño ha tenido la ocasión de expresar con
frecuencia su preocupación sobre el trato al que son sometidos los menores mientras se
encuentran detenidos o encarcelados, y también sobre las condiciones de la detención
en general en instituciones como las de la Federación de Rusia.83 Otra preocupación
recurrente es el hacinamiento en los centros de reclusión.84
Así mismo, el Comité ha expresado reiteradamente su preocupación sobre
la insuficiencia de centros y programas para la recuperación física y psicológica y
reinserción social de los menores,85 medios que deben constituir el pilar de cualquier
sistema de la administración de justicia.
83
Ver en cuanto a la Federación Rusa, el NU Doc. CRC/C/90, Informe del vigésimo segundo periodo de sesiones (1999), para. 130.
84
Ver en cuanto a Sudáfrica, en el NU Doc. CRC/C/94, Informe del vigésimo tercero periodo de sesiones (1999), para. 455, y en cuanto a
Belice, en el NU Doc. CRC/C/84, Informe del vigésimo periodo de sesiones (1999), para. 89.
85
Ver en cuanto a Benin, en el NU Doc. CRC/C/87, Informe del vigésimo primero periodo de sesiones (1999), para. 165 (f).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 447
*****
El Comité de los Derechos del Niño ha inter alia recomendado que Granada
prohíba y erradique el uso de castigo corporal, como la flagelación, en el sistema de
justicia de menores, y expresó particular preocupación con respecto “el uso de castigos
corporales, incluidos el azote y la tortura en los centros de reclusión” en Yemen.86 No
es claro si el maltrato físico en estos casos fue impuesto por motivos de disciplina o
como sanción penal, pero en cualquiera caso las medidas serían ilegales. Aún más, el
Comité expresó su preocupación sobre “el uso del azote como medida disciplinaria
para los niños de Zimbabwe.”87
Sobre el tema del castigo corporal, ver también el Capítulo 8, subsección
2.3.3 de este Manual.
86
Ver en cuanto a Granada, en el NU Doc. CRC/C/94, Informe del vigésimo tercero periodo de sesiones (2000), para. 412(b) (flagelación),
y en cuanto a Yemen, el NU Doc. CRC/C/84, Informe del vigésimo periodo de sesiones (1999), para. 184 (castigo físico, azotes y tortura en
los centros de detención).
87
NU Doc. CRC/C/15/Add.55, Observaciones Finales: Zimbabwe, para. 21
448 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
98
Comisión Europea de DH, Peticiones Nos. 9911/82 & 9945/82 (aunadas), R., S., A. y C. c. Portugal, 36 DR, p. 207, párr. 16.
99
Ibid., pp. 207-208, párr. 16.
100
Ibid., p. 208, párr. 17.
101
Ibid., párrs. 18-19; énfasis añadido.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 449
88
Ibíd., loc. cit.
89
Ibíd.
90
NU Doc. CRC/C/15/Add.38, Observaciones Finales: Bélgica, para. 11.
91
NU Doc. CRC/C/15/Add.56, Observaciones Finales: China, para. 21.
92
NU Doc. CRC/C/15/Add.58, Observaciones Finales: Guatemala, para. 15.
450 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
93
Derechos Humanos – Una Compilación de Instrumentos Internacionales, pp. 364-365.
94
Ibíd., p. 365.
95
Ibíd., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 451
96
Ibíd.
97
Ibíd.
98
Ibíd.
452 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
99
Ibíd.
100
Ibíd.
101
Ibíd.
102
Ver en cuanto a Honduras, en el NU Doc. CRC/C/87, Informe del vigésimo primero periodo de sesiones (1999), para. 130; en cuanto
a Kuwait, in NU Doc. CRC/C/80, Informe del décimo noveno periodo de sesiones (1998), para. 150; y en cuanto a Perú, en el NU Doc.
CRC/C/94, Informe del vigésimo tercero periodo de sesiones (2000), para. 381.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 453
454 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
letrada para interponer una demanda ante un tribunal competente, así servicios de
interpretación al idioma del menor, en caso necesario”.
Cabe anotar que la redacción de este parágrafo es más débil
que la contenida en los tratados de derechos humanos de carácter
vinculante, los cuales les otorgan el derecho a un recurso efectivo a
las víctimas de violaciones de derechos humanos. Ese derecho, por
supuesto es igualmente aplicable al niño víctima de esas violaciones.
Para mayor información sobre este derecho, ver el Capítulo 15 de este
Manual.
Para poder ocuparse de casos que involucran niños víctimas, “la policía, los
abogados, el poder judicial y otros funcionarios judiciales deben recibir capacitación”,
una necesidad que es reconocida en el parágrafo 44 de las Directrices. Además, según
la misma disposición, “los Estados deben establecer, si todavía no lo han hecho,
oficinas y dependencias especializadas para ocuparse de casos de delitos contra el
niño”. Finalmente, “los Estados deben establecer un código de buenas prácticas para
ocuparse adecuadamente de los casos en los que las víctimas sean niños”.
Con respecto a los niños testigos, el parágrafo 49 de las Directrices
establece que ellos “necesitan asistencia en los procesos judiciales y administrativos”.
En consecuencia, “los Estados deben estudiar, evaluar y mejorar la situación de los
niños como testigos de delitos en sus requisitos probatorios, así como en su derecho
procesal para garantizar que los derechos del niño sean plenamente protegidos. De
conformidad con las distintas tradiciones jurídicas, prácticas y legislaciones, debe
evitarse el contacto directo entre el niño víctima y el delincuente durante el proceso
de instrucción e inculpación, así como durante las vistas del juicio. Debe prohibirse la
difusión de fotografías o imágenes del niño víctima en los medios de comunicación, a fin
de proteger su vida privada.Si la prohibición fuese incompatible con principios jurídicos
fundamentales de los Estados Miembros, debería desalentarse dicha difusión”.
Según el parágrafo 50 de las Directrices, los Estados deben considerar, “la
posibilidad de enmendar sus códigos de procedimiento penal para permitir, entre otras
cosas, la grabación en vídeo del testimonio del niño y la presentación de la cinta ante
los tribunales como elemento oficial de prueba. En concreto, la policía, los fiscales, los
jueces y los magistrados deben aplicar, en las redadas policiales y en los interrogatorios de
niños testigos, por ejemplo, prácticas que tengan en cuenta su condición de niños”.
Finalmente el parágrafo 51 establece que “debe facilitarse que [en] los procesos
judiciales y administrativos se hagan eco de las necesidades de los niños víctimas de
delitos y testigos mediante las siguientes medidas:
(a) Informar a los niños víctimas de su función y del alcance, la
cronología y el progreso de las actuaciones judiciales y del desenlace de
sus casos, especialmente cuando se trata de delitos graves;
(b) Impulsar el desarrollo de programas de preparación de niños
víctimas para familiarizar a los niños con el proceso de justicia penal antes
de que presten testimonio. Debe prestarse una asistencia apropiada a los
niños víctimas y testigos durante todo el proceso;
(c) Permitir que las opiniones y preocupaciones de los niños víctimas
sean presentadas y examinadas en las fases apropiadas de las actuaciones
cuando sus intereses personales se vean afectados, sin perjuicio del
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 455
456 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
103
Manual de Implementación, p. 121.
104
Ibíd., loc. cit.
105
Ibíd.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 457
un papel importante como árbitros con el fin de resolver la disputa entre el niño y sus
padres, al menos al “establecer la maquinaria judicial para que el niño someta su caso
a arbitraje”.106
106
Ibíd.
107
Ibíd., p. 124.
108
Ibíd., p. 125.
109
NU Doc. CRC/C/15/Add.52, Observaciones Finales: Croacia, para. 17.
110
NU Doc. CRC/C/15/Add.34, Observaciones Finales: Reino Unido, para. 12.
458 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
111
NU Doc. CRC/C/15/Add.38, Observaciones Finales: Bélgica, para. 10.
112
Manual de Implementación, p. 126.
113
Ibíd., p. 127. En cuanto a los derechos del niño, los padres y otros miembros de la familia deben recibir “información esencial”
con relación al paradero de un padre o niño, ver también el artículo 9(4) de la Convención y el Manual de Implementación, p. 127.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 459
114
Esta sección se basará exclusivamente en la Convención sobre los Derechos del Niño y dejará de lado otros tratados
internacionales que tratan la adopción.
115
Los Estados que aplican la ley Islámica, por ejemplo, no reconocen la adopción: Manual de Implementación, p. 271.
116
En el concepto de el interés superior del niño en relación con la adopción, ver el Manual de Implementación, p. 272.
460 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
117
Ibíd., p. 273.
118
NU Doc. CRC/C/15/Add.68, Observaciones Finales: Panamá, para. 31.
119
Manual de Implementación, p. 273.
120
Ibíd., loc. cit.
121
Ibíd.
122
NU Doc. CRC/C/3/Add.32, Informes iniciales para ser presentados por los Estados de 1992: Mongolia, para. 136.
123
NU Doc. CRC/C/11/Add.3, Informes Iniciales que los Estados Parte debían presentar en 1994: Canadá, para. 1129.
124
NU Doc. CRC/C/8/Add.19, Informes Iniciales que los Estados Parte debían presentar en 1993: Croacia, para. 103.
125
NU Doc. CRC/C/15/Add.43, Observaciones Finales: Alemania, para. 29; y NU Doc. CRC/C/15/Add.24, Observaciones Finales:
Honduras, para. 26.
126
NU Doc. CRC/C/15/Add.43, Observaciones Finales: Alemania, para. 29.
127
UN doc. CRC/C/15/Add.13, Observaciones Finales: México, para. 18.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 461
128
See e.g. NU Doc. CRC/C/15/Add.27, Observaciones Finales: Paraguay, para. 11; NU Doc. CRC/C/15/Add.36, Observaciones
Finales: Nicaragua, para. 18; y NU Doc. CRC/C/15/Add.42, Observaciones Finales: Ucrania, para. 11.
129
NU Doc. CRC/C/15/Add.33, Observaciones Finales: Dinamarca, para. 27; y NU Doc. CRC/C/15/Add.2, Observaciones Finales:
Suecia, para. 13.
130
Manual de Implementación, p. 275.
131
NU Doc. CRC/C/15/Add.68, Observaciones Finales: Panamá, para. 31; y NU Doc. CRC/C/15/Add.33, Observaciones Finales:
Dinamarca, para. 27. Para más información sobre la Convención de la Haya, ver “Proceedings”, un CD publicado por la Conferencia de la
Haya sobre la Ley Internacional Privada, sobre las convenciones de los niños con relación al rapto infantil, cooperación en adopción y
protección del niño. El texto de la Convención también puede encontrarse en http://www.hcch.net.
132
Manual de Implementación, pp. 275-276.
133
Ibíd., p. 276.
462 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
insta consistentemente a los países que aún no han ratificado la Convención de la Haya
a que lo hagan.
Los Estados que reconocen o permiten las adopciones, deberán dar suma
consideración al interés superior del niño.
La legislación nacional sobre la adopción debe garantizar que la adopción de
un niño sea autorizada solamente:
• padopción;
or las autoridades competentes que determinen la admisibilidad de la
• yinformado
luego de haber obtenido, si es requerido por ley, el consentimiento
para la adopción de las personas interesadas.
Las adopciones internacionales o entre países son consideradas como una
medida de último recurso para proporcionarle cuidado a un niño.
Un niño en proceso de adopción entre países tiene el derecho a disfrutar
de las garantías y estándares equivalentes a las existentes en el caso de la
adopción nacional.
Los Estados deben adoptar todas las medidas adecuadas para garantizar
que las adopciones entre países no resulten en beneficios financieros indebidos
para quienes participan en ellas. La venta o trata de niños con cualquier
propósito o en cualquier forma está estrictamente prohibida por el Derecho
Internacional.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 463
134
En cuanto a Venezuela, in NU Doc. CRC/C/90, Informe sobre el vigésimo segundo periodo de sesiones (1999), para. 61, y en cuanto a
México, Ibíd., para. 192.
135
Ver las referencias en la nota anterior.
136
Quinto parágrafo del prefacio de la Declaración de los Derechos del Niño.
464 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
......... Capítulo 11
LOS DERECHOS
DE LAS MUJERES EN
LA ADMINISTRACIÓN
DE JUSTICIA..........................
Objetivos de Aprendizaje
• Senfrentan
ensibilizar a los participantes a los problemas de derechos humanos específicos que
las mujeres en las diferentes esferas de la vida
• Fdiseñadas
amiliarizar a los participantes con normas jurídicas internacionales existentes
para proteger los derechos de las mujeres
• Afiscales
umentar el conocimiento de los participantes de su propio potencial como jueces,
y abogados para contribuir a mejorar la protección de los derechos de la
mujer
Preguntas
• ¿usted
Cómo son protegidos los derechos de las mujeres por la legislación en el país donde
trabaja?
• En su opinión, ¿ésta legislación se aplica de forma eficiente?
• ¿trabaja?
Cuáles son los problemas específicos que enfrentan las mujeres en el país en el cual
• ¿falla
Estos problemas se deben a deficiencias en la protección de jure de mujeres o a una
en la aplicación de las normas jurídicas existentes?
• ¿lasExisten otros factores que podrían ser responsables de los problemas que enfrentan
mujeres en el país donde trabaja?
• Si¿Lases así, ¿cuáles son?
• Si es así,niñas enfrentan algún problema específico en el país en el cual trabaja?
• ¿Cómo, y ¿cuáles son estos problemas y cuál podría ser la causa principal?
• hasta qué punto, la ley trata los problemas específicos de las niñas?
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 465
Preguntas (Cont. d)
• ¿Qué pueden hacer ustedes como jueces, fiscales y abogados para mejorar la
protección de los derechos de la mujer en el país donde usted trabaja?
466 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
1. Introducción
El derecho internacional de los derechos humanos, como un todo, es, por
supuesto, aplicable plenamente a las mujeres. Por lo tanto, los derechos descritos en
otros capítulos de este Manual son igualmente relevantes a las mujeres y las niñas. Sin
embargo, como lo evidencia la lista de tratados y declaraciones, con el fin de tratar de
forma más eficiente las múltiples y serias violaciones de los derechos de la mujer que aún
existen en la mayoría de los países, incluyendo prácticas discriminatorias difundidas, se
ha considerado necesario elaborar instrumentos jurídicos independientes y específicos
que se enfocan en las necesidades particulares de la mujer. Mientras que en algunos
países la mujer ha avanzado sobremanera para garantizar un mayor respeto por sus
derechos humanos, incluido el derecho a la igualdad con los hombres, en áreas tales
como la ley de familia y la ley de sucesión y en el acceso a la educación, la atención en
salud adecuada y el mercado laboral, la mayoría de las mujeres aún padecen violaciones
de sus derechos humanos más básicos. Por ejemplo, a ellas no se les permite ingresar
libremente al matrimonio o divorciarse en las mismas condiciones que a los hombres
y, en algunos países, no gozan de los mismos derechos en términos de sucesión.
El derecho de la mujer a la vida, la libertad personal y la seguridad, incluyendo el
derecho a la salud, son también vulnerados con frecuencia a través de la violencia
doméstica, institucional y comunitaria como con los asesinatos relacionados con las
dotes, los asesinatos por “honor”, el maltrato físico, la violencia sexual, las prácticas
tradicionales, la trata y prostitución forzada, entre otros. Adicionalmente, en algunos
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 467
*****
La mujer se encuentra continuamente atrapada en un círculo social,
cultural, religioso, político y jurídico vicioso y puede ser incapaz de romperlo por si
sola. Para hacerlo, necesita, entre otras cosas, del apoyo de las profesiones jurídicas
independientes e imparciales que estén familiarizadas con el derecho internacional de
los derechos humanos y de su aplicación respecto de la mujer, y que sean capaces de
ejercer sus responsabilidades de forma diligente y sin temor. El perfeccionamiento en
el conocimiento entre jueces, fiscales y abogados de los actos y las prácticas que violan
los derechos más fundamentales de la mujer y las niñas constituye un importante paso
para proporcionar a la mitad de la humanidad el recurso efectivo que tanto necesita y
un medio de reparación.
Sobre este tema, ver el Reporte de Desarrollo Humano del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas 2000 (Nueva York/
1
468 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Los problemas involucrados en la promoción y protección de los derechos
de la mujer son demasiado diversos y numerosos para ser tratados en profundidad en
este capítulo, el cual se limitará a resaltar algunos de los dilemas más serios que enfrenta
la mujer y la respuesta proporcionada por el derecho internacional. Comenzará con
una descripción general del derecho de la mujer a la personalidad jurídica para, a
continuación, considerar el derecho de la mujer a la igualdad ante la ley. Las secciones
subsiguientes tratarán el derecho de la mujer al respeto por su vida y su integridad física
y mental; el derecho de la mujer a no ser sometida a la esclavitud, la trata de esclavos, el
trabajo forzado y obligatorio, y la trata de mujeres; y el derecho de la mujer a la igualdad
con respecto al matrimonio, en asuntos civiles y en términos de participación en asuntos
públicos. Después de abarcar otra serie de ámbitos de la ley donde la discriminación
basada en el género es común, el capítulo describirá brevemente el derecho de la mujer
a un recurso efectivo, incluyendo su derecho de acceso a los tribunales. Finalmente,
la función de las profesiones legales en la promoción y protección de los derechos
de la mujer será enfatizada y el capítulo terminará con algunas conclusiones. Siempre
que sea relevante, se hará una referencia a los problemas de género tratados en otros
capítulos del Manual.
*****
Si bien son igualmente importantes, los derechos de la mujer en las áreas de
empleo y salud y otros derechos económicos, sociales o culturales no serán, por razones
de espacio, considerados en este contexto, aunque se harán las referencias pertinentes.
En cambio, el Folleto No. 1 proporcionará una lista corta de documentos jurídicos
relevantes. Para obtener más material de recursos sobre los derechos de la mujer,
consúltese el Folleto No. 2, el cual contiene una lista de libros, reportes y sitios web
útiles.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 469
la mujer, que suele verlo vulnerado en razón de su sexo o su estado civil”.2 Como lo
señala el Comité,
“este derecho supone que no se puede restringir en razón del estado civil
o por otra causa discriminatoria la capacidad de la mujer para ejercer el
derecho de propiedad, concertar un contrato o ejercer otros derechos
civiles. Supone también que la mujer no puede ser tratada como un objeto
que se entrega a su familia junto con la propiedad del marido difunto.”3
La personalidad jurídica también significa que la mujer debe tener acceso
pleno y sin obstrucciones a las instituciones de su país con el fin de reivindicar sus
derechos y obtener compensación o reparación cuando sean violados.4
2
Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), en ONU doc. HRI/GEN/1/Rec.5,
Recopilación de las Observaciones Generales y de las Recomendaciones Generales Adoptadas por los Órganos Creados en Virtud de los Tratados de Derechos
(en adelante referido como Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas), p. 171, párr. 19.
3
Ibíd., loc. cit.
4
Ver además, la sección 10 a continuación.
470 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
5
Observación General No. 19 (Violencia contra la mujer), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 216,
párr. 6.
6
Ibíd., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 471
aplicación más amplio y también abarca actos que ocurren dentro de la esfera privada.
Como lo enfatiza el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer,
“la discriminación no se limita a los actos cometidos por los gobiernos
o en su nombre (véanse los incisos e) y f) del artículo 2 y el artículo 5).
Por ejemplo, en virtud del inciso e) del artículo 2 de la Convención, los
Estados Parte se comprometen a adoptar todas las medidas apropiadas
para eliminar la discriminación contra la mujer practicada por cualesquiera
personas, organizaciones o empresas. En virtud del derecho internacional
y de pactos específicos de derechos humanos, los Estados también pueden
ser responsables de actos privados si no adoptan medidas con la diligencia
debida para impedir la violación de los derechos o para investigar y castigar
los actos de violencia e indemnizar a las víctimas.”7
En el artículo 2 de la Convención, los Estados Parte “convienen en seguir por
todos los medios apropiados y sin dilaciones una política para eliminar la discriminación
contra la mujer” y, con tal objeto, se comprometen a
v5 “Consagrar, si aún no lo han hecho, en sus constituciones nacionales y en cualquier
otra legislación apropiada el principio de la igualdad del hombre y de la mujer y
asegurar por ley u otros medios apropiados la realización práctica de ese principio”
(art. 2(a));
v5 “Adoptar medidas adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las sanciones
correspondientes, que prohíban toda discriminación contra la mujer” (art. 2(b));
v5 “Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de
igualdad y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales competentes y de
otras instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo acto de
discriminación” (art. 2(c));
v5 “Abstenerse de incurrir en cualquier acto o práctica de discriminación contra la
mujer y velar por que las autoridades o instituciones públicas actúen en conformidad
con su obligación” (art. 2(d));
v5 “Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer
practicada por cualesquiera personas, organizaciones o empresas” (art. 2(e));
v5 “Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso las de carácter legislativo, para
modificar o abolir las leyes, regulaciones, costumbres y prácticas que constituyan
discriminación contra la mujer” (art. 2(f));
v5 “Derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyan discriminación
contra la mujer” (art. 2(g)).
Los siguientes artículos establecen detalles adicionales de las obligaciones de
los Estados Parte para eliminar la discriminación de la mujer, los cuales incluyen:
v5 “Modificar los patrones socioculturales de hombres y mujeres…basados en la idea de
inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas
de hombres y mujeres” (art. 5(a));
v5 “Garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la
maternidad como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común
de hombres y mujeres en cuanto a la educación y desarrollo de sus hijos, en la
inteligencia de que el interés de los niños constituirá la consideración primordial en
todos los casos” (art. 5(b));
472 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
v5 Adoptar “todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo, para suprimir
todas las formas de trata de mujeres y explotación de la prostitución de la mujer”
(art. 6), eliminar la discriminación de la mujer en la vida política y pública del país
(arts. 7 y 8), y en la educación (art. 10), empleo (art. 11), atención médica (art. 12)
y otras áreas de la vida económica y social (art. 13), y garantizar la aplicación de la
Convención a las mujeres en las zonas rurales (art. 14).
Mientras que muchos artículos de la Convención son formulados como
obligaciones jurídicas generales de los Estados Parte para adoptar “todas las medidas
adecuadas” para eliminar la discriminación contra la mujer, algunos de los derechos
específicos establecidos que deben ser garantizados en una base de igualdad entre
hombres y mujeres son:
v5 el derecho a la educación: la mujer tiene el derecho, entre otras cosas, a las mismas
condiciones de orientación en materia de carreras y capacitación profesional,
y acceso a los estudios y a las mismas oportunidades de acceso a becas y otras
subvenciones (art. 10);
v5 el derecho a trabajar, a las mismas oportunidades de empleo, a la libre elección de
profesión y empleo, a la igual remuneración, seguridad social y protección de la
salud y seguridad en condiciones de trabajo (art. 11);
v5 el derecho a beneficios familiares, préstamos bancarios, hipotecas y otras formas de
crédito financiero y a participar en actividades de recreación, deportes y todos los
aspectos de la vida cultural (art. 13);
v5 el derecho de la mujer rural a participar en la elaboración e implementación de los
planes de desarrollo, a tener acceso a servicios médicos adecuados, a beneficiarse
directamente de los programas de seguridad social, obtener todo tipo de capacitación
y educación, organizar grupos de auto-ayuda, participar en todas las actividades
comunitarias, tener acceso a crédito y préstamos agrícolas, y disfrutar de condiciones
de vivienda adecuadas (art. 14).
Finalmente, la Convención impone un deber específico a los Estados Parte de
reconocer la “igualdad de la mujer con el hombre ante la ley” y una capacidad jurídica
idéntica a la del hombre en asuntos civiles (art. 15(1) y (2)), y les exige garantizar, “en
una base de igualdad del hombre con la mujer” una serie de derechos relacionados con
el matrimonio y la familia (art. 16). El significado de una serie de obligaciones serán
tratadas más adelante.
Otros tratados universales relevantes encaminados a garantizar la igualdad de
la mujer en términos del goce de derechos específicos serán considerados en la sección
a continuación.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 473
8
Ver el Comentario No. 18 (No discriminación), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 134, párr. 1.
474 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
• ptratar
ersigan un objetivo legítimo tal como una acción afirmativa con el fin de
las inigualdades de hecho, y;
9
Ibíd., p. 135, párr. 7.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 475
*****
10
Ibíd., Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), p. 168, párr. 2.
11
Ibíd., p. 168, párr. 3.
12
Ibíd., p. 168, párr. 4; énfasis añadido.
13
Ibíd., pp. 168-169, párr. 5.
476 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Aunque no es jurídicamente obligatorio per se, la Declaración de Viena
y el Programa de Acción es una declaración importante de principios y política
que fue adoptada unánimemente por los Estados participantes en la Conferencia
Mundial sobre Derechos Humanos en 1993. De acuerdo con la Declaración, los
“derechos humanos de la mujer y de las niñas son una parte inalienable, integral e
indivisible de los derechos humanos universales” y la “participación plena y equitativa
de la mujer en la vida política, civil, económica, social y cultural, a nivel nacional,
regional e internacional, y la erradicación de todas las formas de discriminación por
razones de sexo son objetivos prioritarios de la comunidad internacional”.16 La
Declaración de Beijing y la Plataforma para Acción fue también adoptada
de forma unánime por los Estados participantes; el párrafo 1 de la apertura de la
Declaración de la Misión establece que está encaminada, entre otras cosas, a “eliminar
todos los obstáculos para la participación activa de la mujer en todos los ámbitos de la
vida pública y privada a través de una participación plena y en iguales condiciones en
la toma de decisiones económicas, sociales, culturales y políticas”.17
*****
14
Ibíd., Observación General No. 19 (Violencia contra la mujer), p. 217, párr. 9.
15
Ibíd. Para más detalles sobre estas disposiciones jurídicas ver la sección de arriba (la sub-seccción 3.2).
16
Ver el NU doc. A/CONF.157/23, Parte I, párr. 18; énfasis añadido. La Asamblea General de las Naciones Unidas sancionó
posteriormente la Declaración y sus recomendaciones sin voto mediante la resolución 48/121 del 20 de diciembre del 1993.
17
Para el texto de la Declaración de Beijing y la Plataforma para Acción, ver www.un.org/womenwatch/daw/beijing/platform;
la Declaración y Plataforma de Acción fue sancionada posteriormente por la Asamblea General de las Naciones Unidas sin voto
mediante la resolución 50/42 del 8 de diciembre del 1995. Para información sobre la Sesión Especial de la Asamblea General que
evaluó el progreso hecho desde la Conferencia de Beijing de 1995, ver www.un.org/womenwatch/confer/beijing5/.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 477
Dado que los Gobiernos del mundo tienen un deber jurídico de eliminar la
discriminación basada en el género en sus países, los jueces, fiscales y abogados también
tienen la responsabilidad profesional de examinar las supuestas violaciones del derecho
a la igualdad y no discriminación por razones del sexo, independientemente del origen
de la supuesta discriminación.
La mujer tiene el derecho a la igualdad con los hombres ante la ley. Este
derecho a la igualdad es independiente del estado civil de la mujer.
La prohibición de la discriminación basada en el género incluye la violencia
basada en el género.
El derecho de la mujer a la igualdad jurídica significa que los Estados tienen
que eliminar toda discriminación jurídica y de hecho contra la mujer tanto
en el sector público como privado. También implica que los Estados están
obligados, como mínimo, a adoptar las medidas apropiadas para modificar
las costumbres y tradiciones locales que puedan impedir la plena realización
del derecho de la mujer a la igualdad.
18
Sobre estos temas, ver los Capítulos 5 y 8 de este Manual.
19
Resolución 48/104 de la Asamblea General adoptada el 20 de diciembre del 1993.
478 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 479
en cualquier otro ámbito de la vida social”.20 El Comité sostiene adicionalmente que “la
violencia contra la mujer es una forma de discriminación que impide gravemente que
goce de derechos y libertades en pie de igualdad con el hombre”,21 y esa violencia, “que
menoscaba o anula el goce de sus derechos humanos y sus libertades fundamentales
en virtud del derecho internacional o de los diversos convenios de derechos humanos,
constituye discriminación, como la define el artículo 1 de la Convención”.22
*****
Hasta ahora, solamente un tratado aborda exclusivamente el problema
propagado de la violencia contra la mujer, expresamente la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra
la Mujer, la cual también es conocida como la “Convención de Belém do Pará” y que
fue adoptada por la Organización de Estados Americanos en 1994. Según el artículo
2 de esta Convención:
“Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física,
sexual y psicológica:
a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en
cualquier otra relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o
haya compartido el mismo domicilio que la mujer, y que comprende, entre
otros, violación, maltrato y abuso sexual;
b. que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier
persona y que comprende, entre otros, violación, abuso sexual, tortura,
trata de personas, prostitución forzada, secuestro y acoso sexual en el
lugar de trabajo, así como en instituciones educativas, establecimientos de
salud o cualquier otro lugar, y
c. que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde
quiera que ocurra”.
La Convención continúa estableciendo que “toda mujer tiene derecho a
una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado” (art. 3)
y los Estados Parte reconocen que “la violencia contra la mujer menoscaba y anula
el ejercicio” de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales
consagrados en los instrumentos de derechos humanos regionales e internacionales, el
“libre y pleno ejercicio” de los cuales la mujer tienen derecho a gozar (art. 5).
De acuerdo con el artículo 6 de la Convención, el derecho de la mujer a una
vida libre de violencia, incluye, entre otras cosas, “al derecho… a ser libre de toda
forma de discriminación” y “el derecho a ser valorada y educada libre de patrones
estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos
de inferioridad o subordinación”.
Los artículo 7 y 8 establecen las medidas que los Estados Parte tienen que
tomar “sin dilaciones” (art. 7) o “progresivamente” (art. 8) con el fin de prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra la mujer. En la adopción de esas medidas:
20
Observación General No. 12 (Violencia contra la mujer), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 209.
21
Ibíd., Observación General No. 19 (Violencia contra la mujer), p. 216, párr. 1.
22
Ibíd., p. 217, párr. 7. La Observación General también proporciona ejemplos de cómo la violencia puede afectar negativamente
el goce de una serie de derechos humanos tales como los establecidos en los artículos 6, 11, 12, 14 y 16(5), y proporciona una lista de
recomendaciones específicas a los Estados Parte dirigidos a superar la violencia basada en el sexo.
480 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Toda mujer tiene derecho al respeto por su vida y su integridad física y mental
sobre una base de igualdad con los hombres.
La violencia basada en el género y las amenazas de dicha violencia están
prohibidas por el derecho internacional de los derechos humanos, tanto si esos
actos ocurren en el ámbito público como en el privado.
La violencia contra la mujer menoscaba o anula su derecho a gozar de sus
derechos y libertades sobre una base de igualdad con el hombre.
A la mujer en situaciones vulnerables se le debe prestar atención especial y
protección contra los actos de violencia.
23
Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 18 (No discriminación), Recopilación de las Observaciones Generales de las
Naciones Unidas, p. 135, párr. 8.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 481
*****
En el caso de Velásquez Rodríguez, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
sostuvo que la práctica de desapariciones forzadas violaba muchas disposiciones y
constituía “una violación radical” de la Convención Americana de Derechos Humanos
en tanto que mostraba “un craso abandono de los valores que emanan del concepto
de dignidad humana y de los principios más básicos del sistema interamericano y la
Convención”.29 Para que un Estado incurra en responsabilidad bajo la Convención de
una presunta desaparición, no es concluyente que exista evidencia que el Estado en sí
es directamente responsable del acto. Como lo establece la Corte, “lo que es decisivo
es si una violación de los derechos reconocida por la Convención haya ocurrido con
apoyo o consentimiento del gobierno, o si el Estado ha permitido que el acto ocurriera
sin tomar las medida para prevenirlo o castigar a los responsables”; en otras palabras,
25
Ibíd., loc. cit.
26
Sobre el deber de los Gobiernos impedir, investigar y subsanar los abusos de los derechos humanos, ver el Capítulo 15 de este
Manual.
27
NU doc. AGRO, A/54/40 (vol. I), p. 64, párr. 328.
28
NU doc. AGRO, A/56/49 (vol. I), p. 52, párr. 17.
29
Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez, Sentencia del 29 de Julio de 29, 1988, Serie C, No. 4, p. 149, párr. 158.
482 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
el Estado tiene “un deber jurídico de adoptar las medidas razonables para prevenir las
violaciones de los derechos humanos y utilizar los medios a su disposición para realizar
una investigación seria de las violaciones cometidas dentro de su jurisdicción, identificar
a los responsables, imponer el castigo apropiado y garantizar la compensación adecuada
de la víctima”.30 Las responsabilidades jurídicas de los Estados son transcendentales,
aunque pueden que no estén involucrados directamente, por ejemplo, en los secuestros.
Para obtener más información sobre el deber de los Estados para prevenir, investigar,
castigar y compensar las violaciones de derechos humanos, ver el Capítulo 15 de este
Manual.
En algunos países, la familia de la novia tiene que pagar una dote a la familia
del novio, suma que es acordada entre ellas. Si por alguna razón la dote no es pagada o
es considerada muy inferior, la violencia contra la novia puede sobrevenir, y en algunas
comunidades puede ser quemada viva o desfigurada con ácido sulfúrico por su esposo
o su familia. Los asesinatos de “honor” ocurren en una serie de países. Un miembro
masculino de la familia asesina a una niña o mujer que ha “errado” en su conducta,
un “error” que justifica su asesinato; alternativamente, un hombre externo al círculo
familiar puede ser contratado para cometer el crimen.
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer ha
declarado que con respecto a los artículos 2(f), 5 y 10(c) de la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer que “las actitudes
tradicionales según las cuales se considera a la mujer como subordinada o se le atribuyen
funciones estereotipadas perpetúan la difusión de prácticas que entrañan violencia o
coacción, tales como la violencia y los malos tratos de la familia, los matrimonios
forzosos, el asesinato por presentar dotes insuficientes, los ataques con ácido y la
circuncisión femenina. Esos prejuicios y prácticas pueden llegar a justificar la violencia
contra la mujer como una forma de protección o dominación de la mujer. El efecto
de dicha violencia sobre la integridad física y mental de la mujer es privarla del goce
efectivo, el ejercicio y aun el conocimiento de sus derechos humanos y libertades
fundamentales.”32
El Comité expresó su preocupación acerca de la violencia contra la mujer en
Jordania e Irak en la forma de asesinatos de “honor”. El artículo 340 del Código Penal
Jordano, por ejemplo, establece que “un hombre que asesina o lastima a su esposa o a
una mujer de su familia sorprendida en el acto de adulterio” es exonerado.33 El Comité
urgió a Jordania “para que proporcionara todo el apoyo posible para revocar de forma
expedita el artículo 340 y emprender actividades de concientización que hagan que
30
Ibíd., pp. 154-155, párrs. 173-174.
31
Ver, por ejemplo, Carin Benninger-Budel y Anne-Laurence Lacroix, Violencia contra la mujer – Un Informe (Ginebra,
Organización Mundial contra la Tortura (OMCT), 1999), pp. 119-120.
32
Ver la Observación General No. 19 (Violencia contra la mujer), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, pp.
217-218, párr. 11.
33
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 20, párr. 178 (Jordania), y p. 69, párr. 193 (Irak).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 483
los ‘asesinatos de honor’ sean social y moralmente inaceptables”.34 Debido a que las
mujeres en Jordania amenazadas por asesinatos de “honor” son encarceladas para
garantizar su protección, el Comité también instó al Gobierno “a adoptar las medidas
que garanticen el reemplazo de la custodia protectora con otros tipos de protección
para la mujer”.35 El Comité le recomendó a Irak “en particular condenar y erradicar los
asesinatos de honor y garantizar que estos crímenes sean procesados y castigados de la
misma forma que otros homicidios”.36
*****
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales también expresó
su preocupación, en el caso de Jordania, “por el hecho de que los crímenes contra la
mujer perpetrados en nombre del honor queden en la impunidad”.37
34
Ibíd., p. 20, párr. 179.
35
Ibíd., loc. cit.
36
Ibíd., p. 69, párr. 194.
37
NU doc. E/2001/22 (E/C.12/2000/21), p. 51, párr. 236.
38
Ver en general el sitio web de la OMS: www.ilo.int/ y también las referencias en el Folleto No. 1.
39
Ver la Observación General No. 24 (Artículo 12 – La Mujer y la Salud), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas,
p. 248, párr. 15(d).
40
Ibíd., Observación General No. 14 (Circuncisión Femenina), pp. 211-212, sub-párrafos (a) y (b).
484 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
4.2.4 El aborto
*****
Al examinar este tema bajo el artículo 6 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, el Comité de Derechos Humanos afirmó, con respecto a la situación
en Guatemala, que “la penalización del aborto, con penas tan severas como las previstas
por la legislación vigente, salvo por peligro de muerte de la madre, plantea graves
problemas, sobre todo a la luz de informes incontestados sobre la alta incidencia en
la mortalidad materna de los abortos clandestinos y la falta de información sobre
planificación familiar”; en la opinión del Comité, el Estado Parte por lo tanto tiene el
deber de
“garantizar el derecho a la vida (art. 6) de la mujeres embarazada que
deciden interrumpir su embarazo, proporcionándoles la información y los
medios necesarios para garantizarles sus derechos, y enmendando la ley
para establecer excepciones a la prohibición general de todo aborto, salvo
peligro de muerte de la madre”.42
El Comité también sugiere que la legislación Costarricense sobre el aborto
sea reformada para permitir excepciones a la prohibición general de la interrupción
del embarazo en ese país.43 La legislación peruana ha sido también “un tema de
preocupación” para el Comité, puesto que penaliza los abortos incluso en los casos
donde el embarazo es el resultado de una violación. Habiendo notado que el aborto
clandestino sigue siendo la principal causa de mortalidad materna en el Perú,44 el
Comité reiteró que esas disposiciones jurídicas “son incompatibles con los artículos
3, 6 y 7 del Pacto” y recomendó “que la legislación debe ser reformada para establecer
excepciones a la prohibición y castigo del aborto”.45
*****
En el caso de Jordania el Comité para la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer expresó su preocupación porque “la prohibición del aborto también
42
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 96, párr. 19.
43
NU doc. AGRO, A/54/40 (vol. I), p. 55, párr. 280.
44
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 48, párr. 20.
45
Ibíd., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 485
se aplica a los casos donde el embarazo se debe a una violación o incesto” e instó al
Gobierno “a iniciar una acción legislativa para permitir el aborto seguro para víctimas
de violación e incesto”.46
47
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 100, párr. 12.
486 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 487
*****
El Comité contra la Tortura ha comenzado recientemente a solicitarle a los
Estados Parte de la Convención contra la Tortura que proporcionen datos desagregados
por género “de los sitios de detención civiles y militares como también de los centros
de detención juvenil y otras instituciones donde los individuos pueden ser vulnerables
a la tortura y maltrato”.50 Cuando examinó el reporte inicial de Kazakhstan, el Comité
expresó su preocupación por “la ausencia de información en el reporte con respecto
a la tortura y maltrato que afecta a las mujeres y niñas, particularmente en vista del
aumento en la tasa de encarcelamientos de mujeres y denuncias de trato abusivo de las
mujeres en custodia policial.51 En el caso de Canadá, expresó su preocupación sobre
denuncias según las cuales las mujeres detenidas han sido “tratadas de forma cruel e
inapropiada por las autoridades del Estado Parte, y que muchas de las recomendaciones
del reporte Arbour aún están por ser implementadas”.52
El Comité Contra la Tortura también expresó su preocupación, en el caso de
los Estados Unidos, sobre presuntos “casos de asalto sexual de mujeres detenidas y
48
Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), Recopilación de las Observaciones
Generales de las Naciones Unidas, p. 209, párr. 15. Énfasis añadido.
49
NU docs. AGRO, A/54/40 (vol. I), p. 64, párr. 328 (México), y AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 52, párr. 17 (Venezuela); la cita es
del último informe pero el contenido es el mismo en el reporte de México.
50
Ver, por ejemplo, con respecto a Kazakhstan, NU doc. AGRO, A/56/44, p. 55, párr. 129(m).
51
Ibíd., p. 54, párr. 128(j).
52
Ibíd., p. 26, párr. 58(b); el informe referido era: Comisión de Encuesta en Ciertos Eventos en las Prisiones para la Mujer en Kingston,
Comisionado: El Honorable Louise Arbour, Canadá, 1996.
488 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
prisioneras por oficiales de la ley y personal de la prisión”; en opinión del Comité, las
mujeres “detenidas y prisioneras también son sometidas con frecuencia a circunstancias
humillantes y degradantes”.53 El Comité recomendó, en general, que el Estado Parte
adopte “las medidas necesarias para garantizar que aquellos que violen la Convención
sean investigados, procesados y castigados, especialmente esas personas motivadas
por propósitos discriminatorios o placer sexual”54 En el caso de Holanda, el Comité
expresó preocupación acerca del “inadecuado desempeño de las oficiales femeninas”
(por ejemplo, oficiales encargadas de hacer cumplir la ley).55
Cuando examinó el tercer informe periódico de Egipto, el Comité expresó su
preocupación por la denuncia de la Organización Mundial contra la Tortura en relación
con el “trato de las mujeres detenidas, tanto por parte de la policía como por parte de las
agencias de Inteligencia de Seguridad del Estado, quienes algunas veces incurren en el
abuso sexual o la amenaza de ese abuso con el fin de obtener información relacionada
con los esposos u otros miembros de la familia”. Por ello el Comité recomendó que
“medidas efectivas fueran adoptadas para proteger a las mujeres de las amenazas del
abuso sexual por la policía y funcionarios de las agencias de Inteligencia de Seguridad
del Estado como un medio para obtener información”.56
*****
Para obtener información sobre la jurisprudencia relacionada con la violación
como tortura, vea el Capítulo 8, sub-sección 2.3.1, de este Manual.
*****
Es de vital importancia que los jueces, fiscales y abogados pongan particular
atención a las necesidades y situación de vulnerabilidad de las mujeres en custodia,
que estudien las denuncias de maltrato, incluyendo el abuso sexual, con diligencia y
eficiencia y que estén alerta a cualquier signo de tortura u otras clases de maltrato de la
mujer, quien puede no atreverse a denunciar a los perpetradores de esa violencia.
53
NU doc. AGRO, A/55/44, p. 32, párr. 179(d).
54
Ibíd., p. 32, párr. 180(b).
55
Ibíd., p. 34, párr. 187(a).
56
NU doc. AGRO, A/54/44, p. 23, párrs. 209 y 212.
57
Observación General No. 20 (Artículo 7), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 139, párr. 5.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 489
contrario al artículo 7 del Pacto, el cual fue violado.58 El Comité informó al Gobierno
que estaba “bajo la obligación de abstenerse de ejecutar el fallo de flagelación en el Sr.
Osbourne” y, además, que “debía garantizar que violaciones similares no ocurrieran en
el futuro al revocar las cláusulas legislativas que permitieran el castigo corporal”.59
*****
Con respecto a Namibia, el Comité contra la Tortura recomendó “la pronta
abolición del castigo corporal” debido a que aún era jurídicamente posible bajo la ley
de Namibia imponer dicho castigo.60
*****
La prohibición del castigo corporal es, por supuesto, igualmente aplicable a la
mujer, quien puede, por ejemplo, correr el riesgo de flagelación o lapidación si no ha
cumplido con un código de vestimenta o si, como se ilustra mediante los dos casos
descritos a continuación, ha cometido adulterio. Por lo tanto, el Comité de Derechos
Humanos le solicitó a los Estados Parte proporcionar información en sus informes
“sobre las normas específicas que impongan a la mujer cierta forma de vestir en
público. El Comité, destaca que esas normas pueden entrañar una infracción de diversas
disposiciones” contenidas en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”,
tal como el artículo 7, “si se imponen castigos corporales por el incumplimiento de
esa norma”.61 Los dos casos a continuación que involucran la posible imposición de
castigo corporal por haber cometido adulterio fueron presentados bajo la Convención
contra la Tortura y el Convenio Europeo sobre Derechos Humanos, respectivamente.
El resultado de estos casos demostró que existe consistencia entre los organismos de
vigilancia internacional en su entendimiento del concepto de “tortura” y otras clases de
maltrato prohibidos por el derecho internacional de los derechos humanos.
*****
Las mujeres refugiadas y en solicitud de asilo pueden tener interés en no ser
repatriadas a su país de origen debido al riesgo de ser sometidas, por ejemplo, a tortura
o castigos crueles. En el caso de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o
Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, ésta posibilidad ha sido contemplada en el
artículo 3(1), el cual expresa lo siguiente:
“1. Ningún Estado Parte procederá a la expulsión, devolución o
extradición de una persona a otro Estado cuando haya razones fundadas
para creer que estaría en peligro de ser sometida a tortura.
58
Comunicación No. 759/1997, G. Osbourne c. Jamaica (Observación adoptada el 15 de marzo del 2000), en NU doc. AGRO,
A/55/40 (vol. II), p. 138, párr. 9.1; énfasis añadido.
59
Ibíd., p. 138, párr. 11.
60
NU doc. AGRO, A/52/44, p. 37, párr. 250.
61
Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), Recopilación de las Observaciones
Generales de las Naciones Unidas, p. 170, párr. 13. Otros artículos del Pacto que pueden ser desconocidos por las regulaciones que
imponen la forma de vestir son: el artículo 26, relativo a la no discriminación; el artículo 7 si se imponen castigos corporales por el
incumplimiento de esa norma; el artículo 9 si el incumplimiento está sancionado con la privación de la libertad; el artículo 12 si la
libertad de circulación es objeto de una restricción de esa índole; el artículo 17, que garantiza a todos el derecho a una vida privada
sin injerencias arbitrarias o ilegales; los artículos 18 y 19 si se obliga a la mujer a vestir en forma que no corresponda a su religión o a
su libertad de expresión y, por último, el artículo 27 si la vestimenta exigida está en contradicción con la cultura a la que la mujer diga
pertenecer.
490 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
La situación en el caso de Jabari – el cual fue presentado bajo el artículo 3 del
Convenio Europeo de Derechos Humanos – fue similar. La solicitante, una ciudadana
Iraní, denunciaba que “ella estaría sometida a un riesgo real de maltrato y a morir
lapidada si era expulsada de Turquía” a la República Islámica de Irán.66 Mientras que
asistía a un colegio de secretariado en la República Islámica de Irán, la peticionaria
había conocido un hombre del cual se enamoró. Después de un tiempo decidieron
62
Ver Comunicación No. 149/1999, A.S. c. Suecia (Observación adoptada el 24 de noviembre del 2000), en NU doc. AGRO,
A/56/44, pp. 184-185, párr. 8.3.
63
Ibíd., p. 185, párr. 8.4.
64
Ibíd., pp. 185-185, párrs. 8.5 y 9.
65
Ibíd., p. 185, párr. 8.7.
66
Corte Europea de DH, Caso Jabari c. Turquía, Sentencia del 1 de julio del 2000, párr. 3. El texto usado es el encontrado en el sitio web
de la Corte: www.echr.coe.int/.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 491
casarse, pero como la familia de su amigo se opuso al matrimonio él se casó con otra
mujer. No obstante, continuaron viéndose y teniendo relaciones sexuales hasta que
fueron detenidos por policías y arrestados.67 La peticionaria fue sometida a una prueba
de virginidad en custodia y fue eventualmente liberada con la ayuda de su familia. La
peticionara ingresó a Turquía de forma ilegal y luego trató de huir hacia Canadá vía
Francia, donde fue capturada por usar un pasaporte Canadiense falso.68 Fue deportada
a Estambul. En Turquía, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para Refugiados (UNHCR) le otorgó la condición de refugiada “con base en que ella
tenía miedo bien infundado de persecución si era regresada a Irán debido a estar en
riesgo de ser sometida a una pena inhumana, tal como morir lapidada, o ser azotada o
flagelada”.69
La Corte Europea recordó su jurisprudencia de acuerdo con la cual
“la expulsión por un Estado Contratante puede dar origen a un problema
bajo el Artículo 3, y compromete la responsabilidad de ese Estado bajo la
Convención, en los casos donde se han demostrado razones substanciales
para creer que esa persona en cuestión, enfrentaría un riesgo real de ser
sometida a tratos contrarios al Artículo 3 en el país receptor. En estas
circunstancias, el Artículo 3 establece la obligación de no expulsar a la
persona en cuestión a ese país.”70
Más importante aún, la Corte agregó que
“considerando el hecho de que el Artículo encierra uno de los valores más
fundamentales de la sociedad democrática y prohíbe en términos absolutos
la tortura o el trato o pena inhumano o degradante, necesariamente debe
conducirse un escrutinio riguroso de la denuncia de un individuo de que
su deportación a un tercer país lo expondría a un trato prohibido por el
Artículo 3.”71
En este caso, la Corte “no fue persuadida de que las autoridades del Estado
correspondiente hubieran realizado una evaluación significativa de la demanda de la
peticionaria, incluyendo su capacidad de defenderse” y en consecuencia “dio peso a
la conclusión de la UNHCR sobre la solicitud de la peticionaria de hacer su propia
evaluación del riesgo que estaría enfrentado si su deportación fuera implementada”.
La UNHCR había “entrevistado a la peticionaria y tuvo la oportunidad de evaluar
la credibilidad de sus temores y la veracidad de su información sobre los procesos
criminales iniciados contra ella en Irán por motivo de su adulterio”.72 Finalmente,
la Corte expresó que “no estaba persuadida de que la situación en el país de la
peticionaria hubiera evolucionado hasta el punto que el comportamiento adúltero ya
no era considerado una afrenta censurable a la ley Islámica”, debido a que el adulterio
castigado con lapidación sigue establecido en los libros estatutarios y puede ser un
recurso de las autoridades.73 En consecuencia, la Corte encontró “justificable” que
existía un riesgo real para la peticionaria de ser sometida a un trato contrario al Artículo
67
Ibíd., párrs. 9-11.
68
Ibíd., párrs. 12-14.
69
Ibíd., párr. 18.
70
Ibíd., párr. 38.
71
Ibíd., párr. 39.
72
Ibíd., párrs. 40-41.
73
Ibíd., párrs. 40-41.
492 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Al respecto, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la
Mujer ha recomendado que los Estados Parte de la Convención sobre la Eliminación
de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer “adopten medidas apropiadas
y eficaces para combatir los actos públicos o privados de violencia por razones de
sexo” y que ellos también deben, entre otras cosas:
“vel[ar] por que las leyes contra la violencia y los malos tratos en la familia,
la violación, los ataques sexuales y otro tipo de violencia contra la mujer
protejan de manera adecuada a todas las mujeres y respeten su integridad
y su dignidad. Debe proporcionarse a las víctimas protección y apoyo
apropiados. Es indispensable que se capacite a los funcionarios judiciales,
los agentes del orden público y otros funcionarios públicos para que
apliquen la Convención.”75
De acuerdo con sus recomendaciones, el Comité le solicitó a Irak, por ejemplo,
proporcionar “un retrato comprehensivo con respecto a la violencia contra la mujer en
el Estado Parte, incluyendo información sobre la legislación, datos estadísticos sobre
los tipos de violencia y la incidencia de la violencia contra la mujer y las respuestas a esa
violencia dadas los funcionarios de orden público, la rama judicial, trabajadores sociales
y profesionales de la salud”. Urgió al Gobierno a “impulsar y apoyar el establecimiento
de instituciones para la mujer víctima de la violencia doméstica, tal como líneas
telefónicas de ayuda y refugios para mujeres golpeadas, y lanzar una campaña de cero
tolerancia a la violencia contra la mujer como también aumentar el conocimiento sobre
el problema y la necesidad de combatirla efectivamente”,76
El Comité también instó al Gobierno de Moldavia a “darle alta prioridad a
las medidas para abordar la violencia contra la mujer en la familia y en la sociedad,
y reconocer que esa violencia, incluyendo la violencia doméstica, constituye una
violación de los derechos humanos de la mujer bajo la Convención”, el Comité
solicitó al Gobierno “garantizar que esa violencia constituya un crimen punible bajo
la ley penal, que sea procesado y castigado con la severidad y celeridad requerida, y
74
Ibíd., párr. 42.
75
Observación General No. 19 (Violencia contra la mujer), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 219,
párr. 24(a) y (b).
76
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 68, párr. 190.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 493
*****
El Comité de Derechos Humanos también se ha enfocado en la violencia
contra la mujer en el ámbito privado. Con respecto a Camboya, por ejemplo, el
Comité expresó su preocupación porque la violación marital no constituía un delito y
las autoridades no proporcionaban apoyo a las mujeres que se quejaban de ser víctimas
de violencia doméstica. En su opinión, el Estado Parte debe “introducir medidas para
77
Ibíd., p. 59, párr. 102.
78
Ibíd., loc. cit.
79
Ibíd., p. 64, párr. 151.
80
Ibíd., loc. cit.
81
Ibíd., p. 80, párr. 306.
82
Ibíd., p. 11, párrs. 71-72. Acerca del tema “La violencia contra la mujer perpetrada y/o condonada por el Estado durante
los tiempos del conflicto armado (1997/2000)”, ver, por ejemplo, NU doc. E/CN.4/2001/73, Violencia contra la mujer – Informe de la
Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, Sra. Radhika Coomaraswamy,45pp.
494 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
permitir a las mujeres solicitar el amparo efectivo de la ley en los casos de violencia
en el hogar”.83 El Comité también expresó preocupación “por el hecho de que
aumente en Costa Rica la violencia contra la mujer y en particular la violencia en el
hogar” y recomendó “que se adopten todas las medidas necesarias, especialmente la
promulgación de una legislación apropiada, para proteger a la mujer a ese respecto”.84
El Comité expresó preocupación sobre la existencia en Venezuela “de una
disposición legal que exime de pena al autor de una violación si contrae matrimonio
con la víctima”, agregando que el Estado Parte “debe proceder a la inmediata abolición
de dicha legislación, la cual es incompatible con los artículos 3, 7, 23, 26, 2(3) y 24 del
Pacto, particularmente teniendo en consideración la temprana edad en que las niñas
pueden contraer matrimonio”.85 La misma preocupación fue expresada con respecto a
la legislación en Guatemala que además le exige a la mujer ser “honesta” al afirmar que
el delito de violación ha sido cometido; el Comité informó al Estado Parte “proceder
a la inmediata abolición de dicha legislación la cual es incompatible con los artículos 3,
23, 26 y 2(3) del Pacto”.86
*****
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales observó “con
preocupación” que el problema de la violencia doméstica contra la mujer en Egipto “no
está siendo tratado de forma adecuada y que la violación marital no es penalizada”.87
Con respecto a Mongolia, el Comité declaró que estaba “profundamente preocupado
sobre los efectos adversos de los valores y las prácticas tradicionales prevalentes y de la
condición de pobreza de la mujer” y deplora “la falta de instituciones y la ineficiencia
de los recursos para las víctimas de la violencia doméstica”, la cual se estimó afecta a
una tercera parte de las mujeres del país; el Comité exhortó al Gobierno “a organizar
campañas públicas para aumentar el conocimiento sobre la violencia doméstica,
penalizar la violación conyugal y proporcionarle a las víctima los refugios y recursos
adecuados”.88 El “fenómeno de violencia contra la mujer, incluyendo la violencia
marital” también fue un tema de preocupación en el caso de Portugal.89
*****
La Corte Europea de Derechos Humanos falló un importante caso de X
y Y vs. Holanda con respecto a los deberes de los Estados Contratantes al
Convenio Europeo de los Derechos Humanos de proporcionarles a
las víctimas de abuso causado por particulares “protección práctica y
efectiva”. El caso estaba relacionado con la imposibilidad de tener un procedimiento
penal instaurado contra los presuntos responsables de un asalto sexual contra una niña
con retraso mental, la Srta. Y. El supuesto perpetrador era el yerno de la directora del
hogar particular para niños con retraso mental donde la niña se estaba quedando. La
opinión de la policía era que la Srta. Y era incapaz de instaurar una demanda por sí
misma y, como era mayor de 16 años, la denuncia de su padre no podía considerarse
83
NU doc. AGRO, A/54/40 (vol. I), p. 60, párr. 309.
84
Ibíd., p. 55, párr. 281.
85
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 52, párr. 20.
86
Ibíd., p. 97, párr. 24.
87
NU doc. E/2001/22 /E/C.12/2000/21), p. 41, párr. 162.
88
Ibíd., p. 55, párr. 270, y p. 56, párr. 281.
89
Ibíd., p. 72, párr. 414.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 495
un sustituto; por ello nadie tenía la facultad jurídica para presentar una denuncia penal
en nombre de la Srta. Y.90
La Corte expresó que:
“aunque el objeto del Artículo 8 es esencialmente el de proteger al
individuo contra la injerencia arbitraria de las autoridades públicas, no
solamente obliga al Estado de abstenerse de esa injerencia: además de este
compromiso negativo, pueden existir obligaciones positivas inherentes
al respeto efectivo por la vida privada o de familia… Estas obligaciones
pueden involucrar la adopción de las medidas diseñadas para garantizar
el respeto por la vida privada incluso en el ámbito de las relaciones de
individuos entre sí.”91
Entonces encontró que:
“la protección provista por la ley civil en el caso del tipo de delito
inflingido a la Srta. Y es insuficiente. Este es un caso donde los valores
fundamentales y los aspectos esenciales de la vida privada se encuentran
en riesgo. El escarmiento efectivo es indispensable en esta área y puede
obtenerse solamente mediante las disposiciones de la legislación penal; en
realidad, es mediante estas disposiciones que el asunto es normalmente
regulado.”92
Considerando que para las personas en la situación de la Srta. Y, existe un
obstáculo para iniciar un proceso penal en contra el supuesto perpetrador de un
asalto, la Corte concluyó que el Código Penal Holandés no le proporcionó a la Srta.
Y “la protección práctica y efectiva” y “teniendo en cuenta la naturaleza del delito
en cuestión, la Corte concluyó que ella era víctima de una violación del artículo 8 del
Convenio Europeo de Derechos Humanos.93
Otro caso notable es el de A c. el Reino Unido, el cual, aun cuando se trata
de un niño golpeado por su padrastro, tiene implicaciones igualmente importantes
del deber de los Estados de proteger a la niñas. El pediatra asesor encontró que al
peticionario, quien tenía nueve años de edad en ese momento, “había sido golpeado
con un bastón con fuerza considerable y en más de una ocasión”. En opinión de la
Corte, este tratamiento alcanzó un nivel de severidad prohibido por el artículo 3 del
Convenio Europeo de Derechos Humanos.94 Por lo tanto, la cuestión que tenía que ser
determinada era “si el Estado debía ser considerado responsable, bajo el Artículo 3, de
la golpiza del peticionario propinada por el padrastro”.95 La Corte consideró:
“que la obligación de las Altas Partes Contratantes bajo el Artículo 1 del
Convenio de garantizarle a toda persona dentro de su jurisdicción los
derechos y las libertades definidas en el Convenio, que en conjunto con
el Artículo 3, le exigen a los Estados adoptar las medidas diseñadas para
garantizar que los individuos dentro de su jurisdicción no sean sometidos
a torturas o tratos o penas inhumanos o degradantes, incluyendo el
maltrato administrado por los individuos particulares … Los
90
Corte Europea de DH, Caso X y Y c. Holanda, Sentencia del 26 de marzo de 1985, Serie A, No. 91, pp. 8-9, párrs. 9-13.
91
Ibíd., p. 11, párr. 23.
92
Ibíd., p. 13, párr. 27.
93
Ibíd., p. 13, párr. 27, y p. 14, párr. 30.
94
Corte Europea de DH, Caso A c. el Reino Unido, Sentencia del 23 de septiembre del 1998, Informes 1998-VI, p. 2699, párr. 21.
95
Ibíd., p. 2699, párr. 22.
496 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
96
Ibíd., loc. cit.; énfasis añadido.
97
Ibíd., pp. 2699-2700, párr. 23.
98
Ibíd., p. 2700, párr. 24.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 497
498 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 499
500 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
del Protocolo). Hasta el 15 de noviembre del 2001, solamente cuatro Estados habían
ratificado la Convención (Mónaco, Nigeria, Polonia y Yugoslavia).
Finalmente, el artículo 35 de la Convención sobre los Derechos del Niño
establece que “los Estados Parte tomarán todas las medidas de carácter nacional,
bilateral y multilateral que sean necesarias para impedir el secuestro, la venta o la trata
de niños para cualquier fin o en cualquier forma.” Un desarrollo final significativo con
respecto a la trata de niños, particularmente para las niñas, es el Protocolo Facultativo
a la Convención sobre los Derechos del Niño sobre la Venta de Niños, Prostitución
Infantil y Pornografía Infantil, el cual entró en vigor el 18 de enero del 2002. Aunque
el texto del Protocolo Facultativo no se refiere de manera específica al delito de tráfico
de menores, el vínculo entre el tráfico de menores, la venta de niños, la prostitución
infantil y la pornografía infantil es directo. Teniendo en cuenta esta realidad, los autores
del Protocolo esperaban que fuera una herramienta adicional en la lucha contra el
tráfico y la relacionada explotación de los niños y niñas.99 Para el 8 de febrero del 2002,
el Protocolo Facultativo había sido ratificado por 17 Estados.
99
NU doc. E/CN.4/2001/72, La trata de mujeres y niñas, Informe del Secretario-General, p. 3, párr. 8.
100
Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), Recopilación de las Observaciones
Generales de las Naciones Unidas, p. 170, párr. 12.
101
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 51, párr. 16.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 501
“adoptará las medidas apropiadas para combatir esta práctica, que constituye
una violación de varios derechos del Pacto, incluyendo el derecho bajo el
artículo 8 a no ser sometida a la esclavitud y servidumbre”.102
El Comité de Derechos Humanos celebró el nombramiento en Holanda “de
un Ponente Nacional sobre la Trata de Personas dotado con poderes investigativos
adecuados”, pero permaneció preocupado “con los continuos informes de explotación
sexual de un número significativo de extranjeras en el Estado Parte”, debido a que esa
explotación genera problemas bajo los artículos 3, 8 y 26 del Pacto; por lo tanto, el
Estado Parte deberá garantizar que el Ponente Nacional esté “equipado con los medios
necesarios para alcanzar una mejoría real y concreta en esta área”.103 El Comité fue aún
más explícito con respecto a la situación de la trata de mujeres en la República Checa,
la cual da origen a una profunda preocupación puesto que el Estado Checo actuaba
como un país de origen y tránsito, así como un país receptor. El Comité recomendó
que:
“El Estado Parte deberá adoptar enérgicas medidas para luchar contra
esta práctica, que constituye una violación de varios derechos enunciados
en el Pacto, como el del artículo 3 y el del artículo 8 de no ser sometido a
la esclavitud y servidumbre. El Estado Parte también deberá reforzar los
programas destinados a prestar asistencia a las mujeres en circunstancias
difíciles, en particular las que proceden de otros países y son llevadas a su
territorio para dedicarlas a la prostitución. Se deberán adoptar medidas
enérgicas para impedir esta clase de trata, e imponer sanciones a los que
explotan mujeres de esa forma. Se deberá proteger a las mujeres que son
víctimas de esa clase de tráfico, para que tengan un lugar de refugio y
una oportunidad de prestar declaración contra los responsables en
procedimientos penales civiles. El Comité desea recibir información acerca
de las medidas adoptadas y de sus resultados”.104
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer ha señalado
que la pobreza y el desempleo aumentan las oportunidades para la trata de mujeres.105
Además de las formas establecidas, hay nuevas maneras de explotación sexual, “como
el turismo sexual, la contratación de trabajadoras domésticas de países en desarrollo
en los países desarrollados y el casamiento de mujeres de los países en desarrollo con
extranjeros. Estas prácticas son incompatibles con la igualdad de derechos y con el
respeto a los derechos y la dignidad de las mujeres y las ponen en situaciones especiales
de riesgo de sufrir violencia y malos tratos.”106
El Comité además observa que “la pobreza y el desempleo obligan a muchas
mujeres, incluso a muchachas, a prostituirse. Las prostitutas son especialmente
vulnerables a la violencia porque su condición, que puede ser ilícita, tiende a marginarlas.
Necesitan la protección de la ley contra la violación y otras formas de violencia.”107
102
Ibíd., p. 67, párr. 12.
103
Ibíd., p. 79, párr. 10.
104
Ibíd., p. 96, párr. 13. La trata también es un asunto de gran preocupación en la República Democrática de Corea, p. 104, párr.
26.
Observación General No. 19 (Violencia contra la mujer), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 218,
105
párr. 14.
106
Ibíd., loc. cit.
107
Ibíd., p. 218, párr. 15.
502 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
El Comité señala en este aspecto que “las guerras, los conflictos armados y
la ocupación de territorios conducen frecuentemente a un aumento de la prostitución,
la trata de mujeres y los actos de agresión sexual contra la mujer, que requiere la
adopción de medidas especiales protectoras y punitivas”.108 Debido a que la mujer
está en situación particularmente vulnerable en tiempos de conflicto armado interno
o internacional, los Estados Parte deberán informar al Comité de Derechos Humanos
“de todas las medidas adoptadas en situaciones de esa índole para proteger a la mujer
de la violación, el secuestro u otras formas de violencia basada en el género”.109
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer le solicitó
a Uzbekistán proporcionar más información y datos acerca de la situación de la trata de
mujeres y niñas y el progreso obtenido en esta área; consideró “que deben formularse
y aplicarse medidas globales para hacer frente en forma efectiva al problema, incluidos
los aspectos de prevención, reinserción y enjuiciamiento de los autores de la trata”.110
El Comité también expresó su preocupación sobre la presencia de mujeres no
Europeas en los Países Bajos, “quienes temen ser expulsadas a sus países de origen
y a quienes les podría faltar la protección eficaz de sus gobiernos a su regreso”. El
Comité instó al Gobierno de los Países Bajos a “velar por que las mujeres objeto de
trata reciban protección total en sus países de origen o a otorgarles asilo o condición
de refugiadas”.111
*****
El Comité para los Derechos Económicos, Sociales y Culturales celebró
la adopción del proyecto de ley de inmigración de 1998 en Italia, el cual otorga
residencia/permiso de trabajo por un año a mujeres que han sido víctimas de trata que
hayan denunciado a sus explotadores, y que penalizó la trata de inmigrantes bajo el
Código Penal. Sin embargo, el Comité continúa preocupado por la extensión de trata
de mujeres y niños en Italia.112
108
Ibíd., p. 218, párr. 16.
109
Ibíd., Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), p. 169, párr. 8.
110
NU doc. AGRO, A/56/38, p. 21, párr. 179.
111
Ibíd., p. 66, párrs. 211-212.
112
NU doc. E/2001/22 (E/C.12/2000/21), p. 34, párr. 109, y p. 36, párr. 121.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 503
504 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Los factores que pueden afectar el derecho de la mujer a tomar una decisión
consentida y exenta de coacción para casarse incluyen, como se verá a continuación,
no haber cumplido la edad mínima para ello. Como lo indica el Comité de Derechos
Humanos con respecto a la interpretación del artículo 23 del Pacto internacional, otros
factores que pueden afectar “al derecho de la mujer a contraer matrimonio únicamente
en virtud de su libre y pleno consentimiento” son la “existencia de actitudes sociales
que tienden a marginar a la mujer víctima de una violación y a ejercer presión sobre
ella para que acepte casarse” como también “las leyes que exoneran al violador de
responsabilidad penal o la atenúan si se casa con la víctima”.113 Asimismo, el Comité
observó que “el derecho a escoger el cónyuge puede estar restringido en virtud de
leyes o prácticas que impidan que una mujer de una determinada religión se case con
un hombre que profese una religión diferente o ninguna.”114
*****
Sobre el tema del libre consentimiento, el Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer hace énfasis en que “el derecho a elegir su cónyuge
y la libertad de contraer matrimonio son esenciales en la vida de la mujer y para su
dignidad e igualdad como ser humano”.115 Sin embargo, mientras que la mayoría de
los países informaron que sus constituciones y legislaciones nacionales cumplen con
la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer, “las costumbres, la tradición y la falta de cumplimiento de estas leyes en realidad
contravienen la Convención”. De un examen de los informes de los Estados Parte se
desprende que hay países que
v5 permiten que las mujeres contraigan matrimonios obligados en primeras o segundas
nupcias, con base en la costumbre, las creencias religiosas o el origen étnico de
determinados grupos;
v5 Permiten decidir el matrimonio de la mujer a cambio de pagos o de ventajas; y,
v5 Por la situación de pobreza, algunas mujeres se ven obligadas a casarse con
extranjeros para tener seguridad económica.116
113
Observación General No. 28 (Artículo 23 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), Recopilación de las Observaciones
Generales de las Naciones Unidas, p. 172, párr. 24.
114
Ibíd., loc. cit.
115
Ibíd., Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), p. 226, párr. 16.
116
Ibíd., p. 226, párrs. 15-16.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 505
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial expresó una
particular preocupación “en la sección 10(2)(c) de la Ley de Inmigración de las
Leyes de Tonga, según la cual el derecho a un matrimonio entre un nativo de Tonga
y un extranjero está condicionada por el consentimiento escrito del Funcionario de
Inmigración Principal”, un requerimiento que podría constituir una violación del
artículo 5(d) de la Convención Internacional sobre Todas las Formas de Discriminación
Racial que, entre otras cosas, garantiza el goce del derecho al matrimonio y la elección
de cónyuge, sin distinción de raza, color, u origen étnico o de nacionalidad.118
*****
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales expresó su
“disgusto acerca de la reafirmación de las actitudes tradicionales hacia la mujer en
la sociedad Kirguiz” y observó con profunda preocupación por “la reaparición de la
antigua tradición de secuestrar a la novia”. Recomendó que el Estado Parte continúe
más activamente la implementación de la legislación con respecto a éste fenómeno.119
6.1.1 Poligamia
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer ha afirmado
que la poligamia “infringe el derecho de la mujer a la igualdad con el hombre, y puede
tener consecuencias emocionales y económicas, tan graves para ella, y sus familiares a
cargo, que esos matrimonios deben desalentarse y prohibirse”; los países que permiten
la poligamia, a pesar de los derechos de igualdad garantizados constitucionalmente,
violan no sólo los derechos constitucionales de la mujer sino también el artículo 5(a)
de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra
117
Ibíd., p. 226, párr. 16.
118
NU doc. AGRO, A/55/18, p. 38, párr. 182.
119
NU doc. E/2001/22 /E/C.12/2000/21), p. 64, párr. 344, y p. 65, párr. 358.
120
Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), Recopilación de las Observaciones
Generales de las Naciones Unidas, pp. 172-173, párr. 24.
121
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), pp. 42-43, párr. 9.
506 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
la Mujer. Los Estados Parte deben modificar los patrones socioculturales de conducta
de hombres y mujeres, con el fin de eliminar la discriminación con base en el género.122
Por lo tanto, el Comité expresó preocupación con respecto a la autorización jurídica
continua de la poligamia en Egipto y le solicitó al Gobierno adoptar las medidas
para prevenir la práctica de acuerdo con la Observación General No. 21.123 También
recomendó que Burkina Faso “trabaje hacia la eliminación de la poligamia” y que el
Estado Parte “se embarque en un esfuerzo público comprehensivo… para cambiar las
actitudes existentes con respecto a la poligamia, y en particular, educar a la mujer sobre
sus derechos y como beneficiarse de ellos”.124
*****
En su interpretación del artículo 23 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, el Comité de Derechos Humanos establece que el artículo:
“no establece una edad concreta para contraer matrimonio ni para el
hombre ni para la mujer, dicha edad debe ser tal que pueda considerarse
que los contrayentes han dado su consentimiento personal en las formas y
condiciones prescritas por la ley.”125
Esas disposiciones además deben “ser compatibles con el pleno ejercicio de
los demás derechos garantizados por el Pacto” tales como la libertad de pensamiento,
conciencia y religión.126
El Comité observó, en relación con el caso de Venezuela, donde la edad
mínima para casarse es de 14 para las niñas y 16 para los niños, “que esa edad puede
ser inclusive menor y no tener ningún tipo de límite en el caso de niñas en estado
de embarazo o que dan a luz”; un tema que crea controversia con respecto al
cumplimiento del Estado Parte con su obligación bajo el artículo 24, párrafo 1 de
proteger a los menores. Más aún, en opinión del Comité, el matrimonio a tan corta
edad no parece ser compatible con el artículo 23 del Pacto, “el cual requiere el libre
y pleno consentimiento de ambos contrayentes”.127 El Comité también cuestionó la
122
Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), Recopilación de las Observaciones Generales de
las Naciones Unidas, p. 226, párr. 14.
123
NU doc. AGRO, A/56/38, p. 37, párrs. 354-355.
124
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 28, párr. 282.
125
Observación General No. 19 (Artículo 23), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 138, párr. 4.
126
Ibíd., loc. cit.
127
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 52, párr. 18.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 507
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, el artículo
16(2) de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer, y las disposiciones relevantes de la Convención de los Derechos del
Niño, “impiden que los Estados Parte permitan o reconozcan el matrimonio entre
personas que no hayan alcanzado la mayoría de edad”. En la opinión del Comité, “la
edad mínima para contraer matrimonio debe ser de 18 años tanto para el hombre como
para la mujer”.131 Al casarse, ambos asumen importantes obligaciones, en consecuencia,
“no debería permitirse el matrimonio antes de que hayan alcanzado la madurez y la
capacidad de obrar plenas”.132 Las leyes que disponen diferentes edades para contraer
matrimonio para hombres y mujeres deberían abolirse.133
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer expresó
preocupación acerca del alto número de matrimonios de niñas de corta edad en Egipto,
especialmente en áreas rurales, y recomendó “que el Gobierno reformara la legislación
sobre la edad legal para contraer matrimonio para impedir el matrimonio temprano,
en línea con sus obligaciones como Estado Parte a la Convención”.134 Con respecto
a la República de Moldavia, expresó su preocupación “en las diferentes edades para
contraer matrimonio establecidas en el Código de Familia para niños y niñas y el
reconocimiento jurídico de los matrimonios de niñas”, lo cual infringe el artículo 16(2)
de la Convención. Por lo tanto, recomendó “que el Gobierno adoptara las medidas
para reformar la legislación en cuanto a la edad para contraer matrimonio para mujeres
y hombres en plena concordancia con la Convención, teniendo en consideración… la
Observación General 21”.135 Finalmente, el Comité instó a las Maldivas “a introducir
leyes con la edad mínima para contraer matrimonio y otros programas para impedir el
matrimonio temprano, en línea con las obligaciones de la Convención”.136
128
Ibíd., p. 74, párr. 20.
129
Ibíd., loc. cit.
130
Ibíd., p. 91, párr. 12.
131
Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), Recopilación de las Observaciones Generales de
las Naciones Unidas, pp. 229-230, párr. 36.
132
Ibíd., p. 229, párr. 36.
133
Ibíd., p. 230, párr. 38.
134
NU doc. AGRO, A/56/38, p. 36, párrs. 352-353.
135
NU doc. AGRO, A/55/38, pp. 60-61, párrs. 113-114.
136
NU doc. AGRO, A/56/38, p. 17, párr. 136.
508 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial observó “con
aprobación”, luego de examinar los informes periódicos décimo quinto y décimo sexto
de Chipre, “que un proyecto de ley sobre el matrimonio, permitiendo el matrimonio entre
un Cristiano Ortodoxo Griego y un Musulmán de origen Turco [había] sido aprobado
por el Consejo de Ministros y fue presentado ante la Cámara de Representantes para
su promulgación”.139 La prohibición de los matrimonios entre personas de diferentes
creencias religiosas no sólo constituiría una violación del derecho a casarse libremente
sino también del derecho a la libertad de religión.
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer instó a
la República Democrática del Congo a promulgar una legislación para prohibir “las
costumbres y prácticas tradicionales, que violan los derechos fundamentales de la
mujer, tales como la dote, el levirato, poligamia [y] matrimonio forzado”.140
137
NU doc. AGRO, A/54/40/ (vol. I), p. 60, párr. 309.
138
Ibíd., p. 46, párr. 213.
139
NU doc. AGRO, A/56/18, p. 49, párr. 264.
140
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 23, párrs. 215-216.
141
NU doc. AGRO, A/56/49 (vol. I), p. 53, párr. 22.
142
NU doc. AGRO, A/54/40 (vol. I), p. 38, párr. 158.
143
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 41, párr. 406.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 509
*****
En el caso de F. c. Suiza, el peticionario denunció que la prohibición de tres
años para casarse de nuevo impuesta por el Tribunal Civil del Distrito de Lausana era
una violación del artículo 12 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. En su
sentencia, la Corte Europea de Derechos Humanos señaló que el ejercicio del derecho
de un hombre y una mujer a casarse y fundar una familia garantizado por el artículo 12
“da derecho a consecuencias personales, sociales y jurídicas”; es un derecho que
“está ‘sujeto a las legislaciones nacionales de los Estados Contratantes’,
pero ‘las limitaciones introducidas allí no deben restringir o reducir
el derecho en tal forma o extensión que la esencia del derecho se vea
alterado’.”144
La Corte luego señaló que:
“En todos los Estados miembro del Consejo de Europa, estas
‘limitaciones’ aparecen como condiciones y son incluidas en las normas
procesales o sustantivas. Las primeras se relacionan principalmente
con la publicidad y celebración del matrimonio, mientras las últimas se
relacionan principalmente con la capacidad, consentimiento y ciertos
impedimentos.”145
Luego de un extenso razonamiento, la Corte reconoció que el periodo de
espera ya no existe en los otros Estados Contratantes y recordó que “la Convención debe
interpretarse a la luz de las condiciones actuales”. Concluyó que “la medida disputada,
la cual afecta la esencia del derecho a casarse, era desproporcionada para el objetivo
legítimo perseguido” y por lo tanto violaba el artículo 12 de la Convención.146
144
Corte Europea de DH, Caso F. c. Suiza, sentencia del 18 de diciembre del 1987, Serie A, No. 128, p. 16, párr. 32.
145
Ibíd., loc. cit.
146
Ibíd., p. 16, párr. 33, y p. 19, párr. 40. En el curso de este razonamiento la Corte reconoció “que la estabilidad del matrimonio
es un objetivo legítimo que es de interés público”, pero dudaba “si los medios particulares usados son apropiados para alcanzar ese
objetivo”, p. 17, párr. 36.
510 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Acerca de este tema el Comité de Derechos Humanos ha aceptado, bajo
el artículo 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que “el que
un Estado exija que un matrimonio celebrado de acuerdo con los ritos religiosos se
celebre, confirme o registre también según el derecho civil no es incompatible con el
Pacto.”149
*****
Según el Comité de Derechos Humanos, el artículo 23(2) del Pacto Internacional
“implica, en principio, la posibilidad de procrear y de vivir juntos. Cuando los Estados
Parte adopten políticas de planificación de la familia, éstas han de ser compatibles
con las disposiciones del Pacto y sobre todo no deben ser ni discriminatorias ni
obligatorias.”150 En la opinión del Comité, la posibilidad de vivir juntos “implica la
adopción de medidas apropiadas, tanto en el plano interno como, según sea el caso,
en cooperación con otros Estados, para asegurar la unidad o la reunificación de las
familias, sobre todo cuando la separación de sus miembros depende de razones de tipo
político, económico o similares”.151
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer expresa
que las razones por las cuales “la mujer tiene el derecho de decidir el número de hijos
y el intervalo entre los nacimientos” bajo el artículo 16(1)(e) de la Convención sobre
la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer son que “las
obligaciones de la mujer de tener hijos y criarlos afectan su derecho a la educación, al
empleo y a otras actividades referentes a su desarrollo personal, además, de imponerle
147
Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), Recopilación de las Observaciones Generales de
las Naciones Unidas, p. 230, párr. 39.145 Ibid., p. 67, párr. 80.
148
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 10, párr. 62.
149
Observación General No. 19 (Artículo 23), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 138, párr. 4.
150
Ibíd., p. 138, párr. 5.
151
Ibíd., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 511
*****
Con respecto a la planeación familiar obligatoria, el Comité de
Derechos Humanos expresó su preocupación acerca de la esterilización forzada en
Perú, “particularmente de mujeres indígenas en áreas rurales y de mujeres de los sectores
sociales más vulnerables”. El Estado Parte “debe adoptar las medidas necesarias para
que las personas sometidas a métodos anticonceptivos quirúrgicos sean plenamente
informadas y den su consentimiento libremente”.154 Acerca de denuncias similares
en relación con las minorías étnicas de la montaña en Vietnam y su rechazo por el
Estado Parte, el Comité para la Eliminación de la Discriminación expresó simplemente
que recibiría con beneplácito la información “acerca del impacto de sus políticas de
planificación de población en el goce de los derechos reproductivos de las mujeres
pertenecientes a esas minorías”.155 Este último Comité ha dejado en claro que “la
discriminación racial no siempre afecta a las mujeres y a los hombres en igual medida
ni de la misma manera”. Menciona al respecto que “la esterilización obligatoria de
mujeres indígenas” como una forma de discriminación racial que “puede estar dirigida
hacia la mujer específicamente debido a su sexo”. Por lo tanto, el Comité se “intentará
tener en cuenta en su labor los factores genéricos o las cuestiones que puedan estar
relacionadas con la discriminación racial”.156
152
Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), Recopilación de las Observaciones Generales de
las Naciones Unidas, p. 227, párr. 21.
153
Ibíd., p. 227, párr. 22.
154
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 48, párr. 21.
155
NU doc. AGRO, A/56/18, p. 69, párr. 417.
156
Observación General No. XXV (Dimensiones de la discriminación racial relacionadas en el sexo), Recopilación de las Observaciones
Generales de las Naciones Unidas, p. 194, párrs. 1-3.
512 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Si se establece una edad muy corta, la edad legal para contraer matrimonio
puede infringir el principio del libre consentimiento; la edad legal para el
matrimonio debe ser preferiblemente los 18 años para hombres y mujeres.
La no existencia del divorcio bajo la legislación nacional viola el derecho a
contraer matrimonio y fundar una familia. Prohibiciones temporales o las
segundas nupcias son contrarias al derecho internacional.
La inscripción de todos los matrimonios, ya sean civiles o religiosos, debe
realizarse en un registro oficial. Esa inscripción es, entre otras cosas,
indispensable con el fin de impedir los matrimonios forzados, la bigamia y
poligamia.
El derecho a fundar una familia significa que la mujer tiene el derecho a
decidir el número de hijos y el intervalo entre los nacimientos, preferiblemente
consultando con su pareja. La planificación familiar obligatoria tal como la
esterilización forzada está prohibida bajo el derecho internacional.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 513
*****
Como lo señaló el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la
Mujer, la nacionalidad es “esencial para la plena participación en la sociedad”, debido
a que “una mujer que no posea la ciudadanía carece de derecho de voto, no puede
ocupar cargos públicos y puede verse privada de prestaciones sociales y del derecho a
elegir su residencia.”162 En su opinión, “una mujer adulta debería ser capaz de cambiar
su nacionalidad y no debería privársele arbitrariamente de ésta como consecuencia
del matrimonio o la disolución de éste o del cambio de nacionalidad de su marido o
padre.”163
El Comité le recomendó a Guinea “que los cónyuges hombres o mujeres
que contraigan matrimonio con extranjeros sean tratados en igualdad de condiciones
en las regulaciones que rigen la nacionalidad” e instó al Gobierno a garantizar que
el concepto de jus sanguinis sea aplicado “para asegurar que los niños de parentesco
157
Ibíd., Observación General No. 19 (art. 23), p. 138, párr. 7.
158
Comunicación No. 35/1978, Shirin Aumeeruddy-Cziffra y 19 mujeres Mauritanas c. Mauritania (Observación adoptada el 9 de abril
del 1981), en NU doc. CCPR/C/OP/1, Decisiones Seleccionadas bajo el Protocolo Original (Segunda a la décimo sexta sesión), p. 71, párr. 9.2 (b)
2 (ii) 2.
159
Ibíd., p. 71, párrs. 9.2 (b) 2 (ii) 3 y 4.
160
Ibíd., p. 69, párr. 7.2.
161
Ibíd., p. 70, párr. 9.2 (b) 2 (i) 8.
162
Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), Recopilación de las Observaciones Generales de
las Naciones Unidas, p. 223, párr. 6.
163
Ibíd., loc. cit.
514 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
mixto nacidos fuera del país puedan adquirir la nacionalidad a través de su madre de
Guinea”.164 El Comité también estaba preocupado sobre “la ley de nacionalidad de
Jordania le impide a la mujer jordana transferir su nacionalidad a sus hijos si su esposo
no es de ese país”, una situación que es caracterizada como “anacrónica”.165
El mismo Comité también estaba preocupado porque “la ley de nacionalidad
de Irak, que se basa en el principio que todos los miembros de una familia deben tener
la misma nacionalidad y nadie debe tener doble nacionalidad o perder su nacionalidad,
no le otorga a la mujer un derecho independiente de adquirir, cambiar o retener su
nacionalidad o pasarla a sus hijos”. Por lo tanto, recomendó al Gobierno retirar sus
reservas a los artículos 2(f) y (g) como también a los artículos 9 y 16 de la Convención
sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer con el fin
de garantizar su plena implementación.166
*****
El Comité de Derechos Humanos, preocupado por la situación jurídica
discriminatoria de la mujer en cuanto a la transmisión de la nacionalidad Monegasca,
recomendó que Mónaco “adoptara la legislación que le da a hombres y mujeres el
mismo de derecho de transmitir la nacionalidad a sus hijos”. El problema da origen a
preocupaciones bajo los artículos 3 y 26 del Pacto.167
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial expresó
preocupación “acerca de la ley de nacionalidad que le impide a una madre egipcia
casada con un extranjero pasar su nacionalidad a sus hijos”.168 El mismo Comité
expresó satisfacción sobre la reforma de la Ley de Ciudadanía de 1967 en Chipre, “la
cual erradica la discriminación en los matrimonios con extranjeros”. Como resultado
de la reforma, el derecho del cónyuge extranjero a adquirir la ciudadanía del cónyuge
chipriota es reconocido para ambos cónyuges, como lo es “el derecho de ambos
cónyuges a transmitir la ciudadanía a sus hijos”.169 También se dio la bienvenida a la
reforma de la legislación de Islandia en 1998, la cual trató “los derechos de inigualdad
de hombres y mujeres con respecto a la naturalización de sus hijos, y la eliminación del
requerimiento de adoptar un nombre patronímico de Islandia como condición para la
naturalización”.170
Para más ejemplos de la discriminación por género, vea el Capítulo 13 de este
Manual.
164
NU doc. AGRO, A/56/38, p. 58, párr. 125; ver también con respecto a Singapur, p. 54, párr. 75.
165
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 19, párr. 172. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales expresó su
preocupación con respecto a la misma ley; ver el NU doc. E/2001/22 (E/C.12/2000/21), p. 50, párr. 234.
166
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 68, párrs. 187-188.
167
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 90, párr. 10.
168
NU doc. AGRO, A/56/18, p. 52, párr. 288. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales expresó su
preocupación con respecto a la misma ley (NU doc. E/2001/22 (E/C.12/2000/21), p. 40, párr. 159), como lo hizo el Comité para la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (NU doc. AGRO, A/56/38, p. 35, párr. 330).
169
NU doc. AGRO, A/56/18, p. 49, párr. 263.
170
Ibíd., p. 33, párr. 150.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 515
*****
El Comité de Derechos Humanos ha expresado, con respecto al artículo 23
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que “debería salvaguardarse
el derecho de cada cónyuge a seguir utilizando su propio apellido o a participar en
condiciones de igualdad en la elección de uno nuevo”172 y que “los Estados Parte
deberán cerciorarse asimismo de que no haya discriminación por razones de sexo en
relación con… el derecho de cada cónyuge a seguir utilizando su propio apellido o a
participar en pie de igualdad en la elección de un nuevo apellido.”173 Los Estados Parte
también deben garantizar “la posibilidad de transmitirles la nacionalidad de los padres”
sin ningún tipo de discriminación.174
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer expresó
preocupación en “que la legislación de pasaportes de Jamaica dispone que una mujer
casada puede retener su apellido de soltera en su pasaporte únicamente si ella insiste
o por razones profesionales, y que, en esos casos, se debería incluir una nota en su
pasaporte con el nombre de su cónyuge y el hecho de su matrimonio”. El Comité
le solicitó al Gobierno modificar su legislación de pasaportes para que esté en línea
con el artículo 16(1)(g) de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer.175 El Comité cree que la nueva Ley holandesa sobre
los Apellidos viola la misma disposición, particularmente en cuanto a que le otorga
al padre la decisión final de darle un apellido a un niño cuando los padres no pueden
llegar a un acuerdo. Por lo tanto, el Comité le solicitó al Gobierno hacer que la ley sea
consistente con la Convención.176
171
Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), Recopilación de las Observaciones Generales de
las Naciones Unidas, p. 293, párr. 24.
172
Ibíd., Observación General No. 19 (Artículo 23), p. 138, párr. 7.
173
Ibíd., Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), p. 173, párr. 25.
174
Ibíd., loc. cit.
175
NU doc. AGRO, A/56/38, p. 24, párrs. 213-214.
176
Ibíd., p. 67, párrs. 223-224.
516 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Estados Parte deberán, bajo el artículo 23(4) del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, “adoptar las medidas adecuadas para asegurar la igualdad
de derechos y de responsabilidades de ambos esposos en cuanto al matrimonio, durante
el matrimonio y en el evento de su disolución”. El artículo 17(4) de la Convención
Americana sobre los Derechos Humanos estipula al respecto que los “Estados Parte
deben tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada
equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio, durante el
matrimonio y en caso de la disolución del mismo.” El artículo 5 del Protocolo No. 7
del Convenio Europeo de Derechos Humanos expresa que “los cónyuges gozarán de
igualdad en los derechos y responsabilidades entre ellos, bajo el derecho privado, y en
sus relaciones con sus hijos, en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en el caso
de su disolución.” Los tres tratados aceptan que debe tenerse una disposición especial
para los niños en el caso de la disolución del matrimonio. Bajo las disposiciones más
detalladas, el artículo 16 de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, los Estados Parte deben garantizar, “en una condición
de igualdad entre hombres y mujeres”,
v5 “Los mismos derechos y responsabilidades durante el matrimonio y con ocasión de
su disolución” (art. 16(1)(c));
v5 “Los mismos derechos y responsabilidades como progenitores, cualquiera que
sea su estado civil, en materias relacionadas con sus hijos; en todos los casos, los
intereses de los hijos serán la consideración primordial” (art. 16(1)(d));
v5 “Los mismos derechos y responsabilidades respecto de la tutela, curatela, custodia
y adopción de los hijos, o instituciones análogas cuando quiera que estos conceptos
existan en la legislación nacional; en todos los casos, los intereses de los hijos serán
la consideración primordial” (art. 16(1)(f)); y
v5 “Los mismos derechos a cada uno de los cónyuges en materia de propiedad,
compras, gestión, administración, goce y disposición de los bienes, tanto a título
gratuito como oneroso” (art. 16(1)(h)).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 517
*****
En la explicación de su entendimiento del artículo 16(1)(c) de la Convención
sobre todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, el Comité menciona que el
ordenamiento jurídico de muchos países determinan los derechos y las obligaciones de
los cónyuges sobre la base de los principios del derecho común, del derecho religioso o
del derecho consuetudinario, en lugar de hacerlo con base en los principios contenidos
en la Convención. En la opinión del Comité, esta variaciones de hecho y de derecho
tienen una amplia gama de consecuencias para las mujeres que invariablemente
limitan su derecho a la igualdad de hecho y de obligaciones en el matrimonio; esa
limitación suele ser la causa para que se considere al esposo como cabeza de familia
y como principal encargado de la adopción de decisiones y, por lo tanto, infringe las
disposiciones de la Convención.180
Los diversos componentes de la igualdad de derechos y responsabilidad de
los cónyuges serán hasta donde sea posible, temas de las siguientes sub-secciones.
177
Observación General No. 19 (art. 23), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 138, párr. 8.
178
Ibíd., p. 138, párr. 9.
179
Ibíd., Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), p. 173, párr. 25.
180
Ibíd., Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), p. 226, párr. 17.
518 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Aunque reconociendo la importancia de la familia como la unidad social
básica, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer expresó su
preocupación con respecto a Singapur, “en donde el concepto de los valores Asiáticos
con relación a la familia, incluyendo que el esposo tenga la condición jurídica de cabeza
de familia, podría ser interpretado como la perpetuación de las funciones de género
estereotipados en la familia y reforzar la discriminación contra la mujer”.182
*****
El Comité de Derechos Humanos expresó preocupación acerca de la
naturaleza discriminatoria del artículo 301 del Código Civil de Mónaco, “el cual le
confiere al padre la patria potestad de los niños”, y le recomendó al Estado Parte
revocar esta disposición.185
181
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 90, párr. 9.
182
NU doc. AGRO, A/56/38, p. 54, párr. 79.
183
Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), Recopilación de las Observaciones Generales de
las Naciones Unidas, p. 227, párr. 20.
184
Ibíd., p. 227, párr. 19.
185
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 90, párr. 9.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 519
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer señala
que los derechos de los cónyuges con respecto a la propiedad bajo el artículo 16(1)(h)
de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra
la Mujer se superponen con y complementan a esos contenidos en el artículo 15(2) de
la Convención “en los cuales se le establece la obligación a los Estados de darle a la
mujer la igualdad de derechos para celebrar y firmar contratos y a administrar bienes”
(vea la sección 7 a continuación).187 En cuanto a la propiedad conyugal, el Comité
observa que “hay países que no reconocen a la mujer el derecho a la misma parte de
los bienes que el marido durante el matrimonio o el amancebamiento, ni frente a su
terminación. Muchos reconocen este derecho, pero es posible que precedentes legales
o las costumbres coarten su capacidad práctica para ejercerlo.”188
El Comité también observa que “aunque la ley confiera a la mujer este
derecho y aunque los tribunales lo apliquen, el hombre puede administrar los bienes
de propiedad de la mujer durante el matrimonio o en el momento del divorcio. En
muchos Estados, incluyendo los que reconocen la comunidad de bienes, no existe la
obligación legal de consultar a la mujer cuando la propiedad que pertenezca a las dos
partes en el matrimonio o el amancebamiento se venda o se enajene de otro modo.
Esto limita la capacidad de la mujer para controlar la enajenación de la propiedad o los
derechos procedentes de su venta”.189
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer señala que
“en algunos países, al dividirse la propiedad conyugal, se atribuye mayor importancia a
las contribuciones económicas al patrimonio efectuadas durante el matrimonio que a
otras aportaciones como la educación de los hijos, el cuidado de los pacientes ancianos
y las faenas domésticas. Con frecuencia, estas otras contribuciones de la mujer hacen
posible que el marido obtenga ingresos y aumente los haberes. Debería darse la misma
importancia a todas las contribuciones sean, económicas o no.”190
186
Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), Recopilación de las Observaciones
Generales de las Naciones Unidas, p. 173, párr. 25.
187
Ibíd., Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), p. 228, párr. 25.
188
Ibíd., p. 228, párr. 30.
189
Ibíd., pp. 228-229, párr. 31.
190
Ibíd., p. 229, párr. 32.
520 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
El Comité además establece que “en muchos países, los bienes acumulados
durante el amancebamiento no reciben el mismo trato legal que los bienes adquiridos
durante el matrimonio. Invariablemente, cuando termina la relación, la mujer recibe
una parte considerablemente menor que el hombre. Las leyes y las costumbres sobre
la propiedad que discriminan de esta forma a las mujeres casadas o solteras, con o sin
hijos, deben revocarse y desalentarse.”191
Finalmente, el Comité se refirió con preocupación que la mujer egipcia “que
busca el divorcio mediante la terminación unilateral de su contrato de matrimonio
bajo la Ley No. 1 de 2000 (khul) debe en todos los casos adelantar la pérdida de sus
derechos a la disposición económica, incluyendo la dote”. El Comité recomendó que
el Gobierno considere una revisión de la ley con el fin de eliminar esta discriminación
económica contra la mujer.192
191
Ibíd., p. 229, párr. 33.
192
NU doc. AGRO, A/56/38, p. 35, párrs. 328-329.
193
Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), Recopilación de las Observaciones Generales de
las Naciones Unidas, p. 228, párr. 24.
194
Ibíd., Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), p. 173, párr. 27.
195
Ibíd., Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), p. 226, párr. 13.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 521
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer señala
que “hay muchos países en los que la legislación y la práctica en materia de sucesiones
y bienes redundan en graves discriminaciones contra la mujer. Esta desigualdad de
trato puede hacer que las mujeres reciban una parte más pequeña del patrimonio del
marido o del padre, en caso de fallecimiento de éstos, que los viudos y los hijos. En
algunos casos, no se reconoce a la mujer más que un derecho limitado y controlado a
recibir determinados ingresos con cargo al patrimonio del difunto. Con frecuencia, los
derechos de sucesión de la viuda no reflejan el principio de igualdad en la propiedad de
los bienes adquiridos durante el matrimonio. Dichas disposiciones violan la Convención
y deberían abolirse.”199
*****
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales expresó su
preocupación por la existencia aún de “patrones persistentes de discriminación contra
la mujer” en la legislación Marroquí, “particularmente en la ley de familia, y su posición
personal, así como también en la ley de sucesión”.200
196
Ibíd., p. 227, párr. 18.
197
Ibíd., Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), p. 173, párr. 26; énfasis
añadido.
198
Ibíd.
199
Ibíd., Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), p. 229, párr. 35.
200
NU doc. E/2001/22 (E/C.12/2000/21), p. 84, párr. 527.
522 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 523
puede celebrar un contrato en absoluto, ni pedir créditos, o sólo puede hacerlo con
el consentimiento o el aval del marido o un pariente varón, se le niega su autonomía
jurídica. Toda restricción de este género le impide poseer bienes como propietaria
exclusiva y le imposibilita la administración legal de sus propios negocios o la celebración
de cualquier otro tipo de contrato. Las restricciones de esta índole limitan seriamente
su capacidad de proveer sus necesidades o las de sus familiares a cargo.”201
El Comité instó a Jordania a revocar una ley que le prohibía a la mujer firmar
contratos a su nombre, pues esa prohibición es inconsistente con la situación jurídica de
la mujer bajo la Constitución de Jordania y la Convención sobre la Eliminación contra
Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.202 En el caso de la República
Democrática del Congo, el Comité expresó preocupación “acerca de la discriminación
de jure y de facto contra la mujer con respecto al derecho al trabajo, particularmente por
el requerimiento de la autorización del esposo para el trabajo remunerado de la esposa
y el descuento del salario durante la licencia de maternidad”. Esas leyes discriminatorias
deben ser reformadas para ser consistentes con el artículo 11 de la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer.203 Con respecto a
la situación en Burkina Faso, el mismo Comité mostró preocupación porque “a pesar
de la ley sobre la reforma agraria, la cual establece la igualdad entre hombres y mujeres
con respecto a la tierra, los perjuicios y derechos consuetudinarios están obstaculizando
una vez más la implementación de esta ley.” Por lo tanto, el Comité recomendó que el
Estado Parte “foment[e] los servicios relacionados para tener en cuenta los derechos
de la mujer a la propiedad y proporcionarle el crédito necesario”.204
*****
Acerca de la cuestión de la autonomía jurídica, el Comité de Derechos
Humanos afirma que el derecho que enuncia el artículo 16 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos “de que todo ser humano tiene derecho en todas partes
al reconocimiento de su personalidad jurídica es particularmente pertinente en el caso
de la mujer, que suele verlo vulnerado en razón de su sexo o su estado civil”; en su
opinión, “este derecho supone que no se puede restringir en razón del estado civil
o por otra causa discriminatoria la capacidad de la mujer para ejercer el derecho de
propiedad, concertar un contrato o ejercer otros derechos civiles.”205 Por lo tanto, el
Comité estaba profundamente preocupado que tanto el derecho consuetudinario como
el común en Lesotho permitían la discriminación contra la mujer al tratarlas como
menores de edad. Observó con preocupación “que bajo el derecho consuetudinario, los
derechos de sucesión y propiedad de la mujer son restringidos severamente y que bajo
el derecho consuetudinario y común, la mujer no puede firmar contratos, abrir cuentas
bancarias, obtener préstamos o solicitar pasaportes sin el permiso de sus cónyuges”.
Por ello instó al Estado Parte “a adoptar las medidas para revocar o reformar esas leyes
201
Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), Recopilación de las Observaciones Generales de
las Naciones Unidas, p. 224, párr. 7.
202
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 19, párrs. 172-173.
203
Ibíd., p. 24, párrs. 225-226.
204
Ibíd., p. 28, párrs. 277-278.
205
Observación General No. 28 (art. 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), Recopilación de las Observaciones Generales de
las Naciones Unidas, p. 171, párr. 19.
524 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales estaba
“profundamente preocupado que el Gobierno de Camerún aún no se había embarcado
en la reforma legislativa necesaria para revocar las leyes que mantenían la condición
jurídica de desigualdad de la mujer, particularmente en los aspectos del Código Civil
y el Código Comercial relacionado, entre otras cosas, con el derecho a la propiedad y
las leyes concernientes al crédito y la bancarrota, las cuales restringen a la mujer los
medios de producción”. Estos Códigos se encuentran, en la opinión del Comité, “en
flagrante violación de las disposiciones de la no discriminación y del trato de igualdad
del Pacto [de Derechos Económicos, Sociales y Culturales] y son inconsistentes con
la Constitución de Camerún reformada recientemente que defiende los derechos de
igualdad de todos los ciudadanos”. Por lo tanto, el Comité recomendó al Estado Parte
revocar todas las disposiciones de los Códigos Civil y Comercial que discriminen a la
mujer.207
*****
206
NU doc. AGRO, A/54/40 (vol. I), p. 52, párr. 253.
207
NU doc. E/2000/22 (E/C.12/1999/11), p. 58, párr. 327, y p. 60, párr. 346.
208
Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), Recopilación de las Observaciones Generales de
las Naciones Unidas, p. 228, párr. 28.
209
Ibíd., p. 228, párr. 29.
210
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 12, párrs. 82-84.
211
Ibíd., p. 10, párr. 62.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 525
*****
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales expresó su
preocupación porque, bajo las leyes de sucesión en Túnez, “las mujeres tienen el
derecho a recibir sólo la mitad de la herencia de los hombres”. El Comité recomendó
“que a todos los hombres, mujeres y niños de ambos sexos se le debe permitir el goce
del derecho de sucesión en una base de igualdad de condiciones”.214
212
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), pp. 42-43, párr. 9.
213
NU doc. AGRO, A/54/40 (vol. I), pp. 35, párr. 137.
214
NU doc. E/2000/22 (E/C.12/1999/11), pp. 37-38, párr. 165, y p. 39, párr. 173.
526 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
A nivel regional, el artículo 23 de la Convención Americana de Derechos
Humanos garantiza el derecho a la misma participación en asuntos públicos y el
derecho al voto y a ser elegida en “elecciones periódicas genuinas”. El derecho al voto y
a ser elegida no es garantizado explícitamente por el artículo 13 de la Carta Africana de
Derechos Humanos y de los Pueblos, pero reconoce el derecho a participar libremente
en el gobierno de su país “ya sea directamente o mediante representantes elegidos
libremente en conformidad con las disposiciones de la ley”. El artículo 13 de la Carta
también establece el derecho de igual acceso al servicio público de su país. Bajo el
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 527
artículo 3 del Protocolo No. 1 al Convenio Europeo de Derechos Humanos, “las Altas
Partes Contratantes se comprometen a realizar elecciones libres en intervalos razonables
mediante el voto secreto, bajo condiciones que aseguren la libre expresión del pueblo
en la elección del poder legislativo”. El artículo 14 de la Convención requiere que el
ejercicio de este derecho sea garantizado sin discriminación entre hombres y mujeres.
*****
Por lo tanto, es claro que el derecho de la mujer a la participación en
situación de igualdad con respecto al hombre dentro de asuntos públicos, incluso el lo
relacionado con el derecho a votar y a ser elegidas, está firmemente establecido en el
derecho internacional de los derechos humanos. Sin embargo, en este contexto resulta
imposible discutir en detalle este importante derecho por lo que la presentación se
limitará a una breve descripción de sus principales características.215
215
Para más detalles sobre la interpretación del artículo 25 del Pacto Internacional, ver el Observación General No. 25 (Artículo
25), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, pp. 157-162. Sobre los artículo 7-8 de la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, ver la Observación General No. 23 (Vida política y pública), pp.
233-244.
216
Ibíd., Observación General No. 25 (Artículo 25), p. 157, párrs. 1 y 3.
217
Ibíd., pp. 157-158, párrs. 5-6.
218
Ibíd., p. 158, párr. 8.
219
Ibíd., p. 158, párr. 9.
220
Ibíd., p. 159, párr. 12.
528 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
221
Ibíd., p. 161, párr. 23.
222
Ibíd., Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), pp. 173-174, párr. 29.
223
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 69, párr. 21.
224
Ibíd., p. 86, párr. 12. Ver una preocupación similar con respecto a Rumania, en NU doc., AGRO, A/54/40 (vol. I), p. 69, párr.
366.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 529
225
Observación General No. 23 (Vida política y pública), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 234, párr. 5.
226
Ibíd., p. 234, párr. 6.
227
Ibíd., p. 237, párrs. 18-20.
228
Ibíd., p. 238, párrs. 25-27.
229
Ibíd., p. 239, párr. 30.
530 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
230
Ibíd., p. 239, párr. 31.
231
Ibíd., p. 240, párrs. 35-37.
232
Ibíd., p. 241, párrs. 41-42.
233
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 12, párr. 80.
234
NU doc. AGRO, A/56/38, p. 17, párr. 130.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 531
532 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
tales como los descritos en el artículo 12(3) del Pacto Internacional, el artículo 22(3) de
la Convención Americana y el artículo 2(3) del Protocolo No. 4 al Convenio Europeo.
*****
Según el Comité de Derechos Humanos, los Estados Parte deben velar “por
que se protejan los derechos garantizados por el artículo 12, no sólo de la injerencia
pública, sino también de la privada. En el caso de la mujer, esta obligación de proteger es
particularmente importante. Por ejemplo, es incompatible con el párrafo 1 del artículo
12 que el derecho de la mujer a circular libremente y elegir su residencia esté sujeto, por
la ley o por la práctica, a la decisión de otra persona, incluido un familiar.”235 Esto se
aplica a la mujer casada y las hijas adultas, quienes no necesitan el consentimiento de su
cónyuge o padres, o el consentimiento de un tercero, para transitar libremente o para
que se le expida el pasaporte o cualquier otro tipo de documento de viaje a su nombre.
Cualquier requerimiento jurídico o de hecho sería incompatible con el artículo 12(3)
del Pacto.236 Al examinar los informes de los Estados Parte, “el Comité ha observado
en varias ocasiones que las medidas que impiden a las mujeres su libertad de circulación
o salir del país sin contar con el consentimiento o la compañía de un varón constituyen
una violación del artículo 12.”237 Más específicamente, expresó su preocupación ante
la desigualdad entre hombres y mujeres en términos de libertad de circulación en la
Gran Jamahiriya Árabe Libia y le solicitó al Gobierno intensificar sus esfuerzos para
garantizar la plena igualdad en esta y otras áreas.238
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer observó
con preocupación “que la legislación Jordana le prohíbe a la mujer… viajar sola y
elegir su lugar de residencia,” limitaciones que, en su opinión, son inconsistentes
con la situación jurídica de la mujer tanto bajo la Constitución Jordana como bajo la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer”.239
235
Observación General No. 27 (Artículo 12 – Libertad de circulación), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones
Unidas, p. 164, párr. 6.
236
Ibíd., Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), pp. 170-171, párr. 16.
237
Ibíd., Observación General No. 27 (Artículo 12 – Libertad de circulación), p. 166, párr. 18.
238
NU doc. AGRO, A/54/40 (vol. I), p. 35, párr. 137.
239
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 19, párr. 172.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 533
*****
Como se muestra en la sub-sección 4.3.3, el derecho de la mujer al respeto por
su vida privada obliga a que los Estados, entre otras cosas, adopten medidas prácticas
y efectivas como el proporcionarle la posibilidad de instaurar un procedimiento penal
en contra de los perpetradores del asalto sexual.
240
Observación General No. 28 (Artículo 3 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), Recopilación de las Observaciones
Generales de las Naciones Unidas, p. 171, párr. 20.
534 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
241
Ibíd., p. 172, párr. 21.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 535
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial expresó
preocupación ante el hecho que “los niños nacidos de madres Egipcias y padres
extranjeros se enfrentan con la discriminación en el campo de la educación.”244
*****
El Comité de Derechos Humanos expresó su preocupación acerca de la
situación en Zambia, donde, “a pesar de los avances, [la mujer] continúa siendo de
jure y de hecho objeto de discriminación, particularmente en la educación”. Por lo
tanto, recomendó que el Estado Parte revise su legislación para garantizar “la plena
igualdad jurídica y de hecho de la mujer en todos los aspectos de las relaciones sociales
y económicas”.245
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer expresó
preocupación acerca de “la admisión restringida de la mujer a ciertos cursos de educación
superior” en Myanmar, que infringe el artículo 10(b) y (c) de la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. El Comité instó al
Gobierno para “modificar las políticas sobre las admisiones restringidas, indicando que
la mujer debería tener el derecho a decidir que materias desea estudiar y la profesión a la
cual desea aspirar”.246 A pesar de los esfuerzos del Gobierno de Camerún en el área de
la educación, el Comité sigue preocupado por “el bajo porcentaje de alfabetismo en las
mujeres, el alto porcentaje de deserción, y el bajo porcentaje de matrículas femeninas en
la educación básica”. El Comité animó al Gobierno “a intensificar sus esfuerzos para
promocionar el acceso de la mujer a la educación básica y secundaria y al desarrollo de
programas diseñados específicamente para reducir el analfabetismo femenino”.247 El
Comité también expresó preocupación acerca de la alta prevalencia de analfabetismo
entre las mujeres en Burundi y el bajo nivel de escolaridad de las niñas, especialmente
en las áreas rurales. Observó que “la educación es una llave para darle poder a la mujer,
242
NU doc. E/2001/22 (E/C.12/2000/21), p. 41, párr. 166, y p. 43, párr. 182.
243
Ibíd., p. 64, párr. 351.
244
NU doc. AGRO, A/56/18, p. 52, párr. 288.
245
NU doc. AGRO, A/51/40, p. 40, párr. 195, y p. 41, párr. 207.
246
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 15, párrs. 125-126.
247
Ibíd., p. 56, párrs. 57-58.
536 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
y los bajos niveles de educación de la mujer siguen siendo uno de los impedimentos
más serios a nivel nacional.”248 Por lo tanto, el Comité instó al Gobierno “a continuar
sus esfuerzos para mejorar el acceso de las niñas a todos los niveles de educación y
prevenir su deserción de las aulas escolares”.249
Las niñas y mujeres tienen el derecho a la igualdad de acceso con los niños y
hombres a la educación, a nivel de educación primaria, secundaria o superior.
Bajo el derecho internacional de los derechos humanos, la mujer tiene el
derecho a elegir el área de estudio y a la profesión a la cual quiere aspirar.
No deben existir las restricciones al acceso a la educación superior basadas en
el género.
La educación es esencial para garantizar el goce efectivo de la mujer de otros
derechos humanos y para ayudarles a desempeñar un papel constructivo en el
desarrollo de su país.
248
NU doc. AGRO, A/56/38, p. 10, párr. 57.
249
Ibíd., p. 10, párr. 58.
250
Acerca el artículo 14 del Pacto, ver el Observación General No. 28 del Comité de Derechos Humanos (Artículo 3 – Igualdad
de derechos entre hombres y mujeres), Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 171, párr. 18.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 537
*****
Otro caso importante que ilustra el derecho de la mujer al acceso a los
tribunales es del Airey c. Irlanda, el cual fue considerado por la Corte Europea de
Comunicación No. 202/1986, G. Ato del Avellanal c. Perú (Observación adoptada el 28 de octubre del 1988), en NU doc.
252
538 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Derechos Humanos. En este caso, la Sra. Airey denunció una violación de, entre
otros, el artículo 6(1) del Convenio Europeo de Derechos Humanos, “debido a que
el costo prohibitivo del litigio le impidió interponer un procedimiento ante la Alta
Corte con el fin de solicitar la separación legal” de su esposo quien era un alcohólico,
la amenazaba frecuentemente y algunos veces la sometió a violencia física. Incluso
su esposo había sido condenado una vez por agredirla.254 La asistencia jurídica para
buscar la separación legal o para cualquier otro asunto civil no estaba disponible en ese
momento en Irlanda.255
La Corte sostuvo que debido a que la separación legal era un recurso
proporcionado por la legislación Irlandesa, ésta tendría que estar disponible a todo
aquel que cumpliera con las condiciones previstas.256 La Corte respondió de la siguiente
manera al argumento del Gobierno según el cual la peticionaria de hecho gozó de
acceso a la Alta Corte debido a que “fue capaz de asistir al tribunal sin la asistencia de
un abogado”:
“La Corte no desconoce esta posibilidad como concluyente para el asunto.
El Convenio tiene el propósito de garantizar los derechos que son prácticos
y efectivos y no los que son teóricos o ilusorios … Esto es en particular
para el derecho del acceso a los tribunales en vista del importante lugar
que tiene en una sociedad democrática el derecho a un juicio justo… Por
lo tanto, se debe cerciorar si la aparición de la Sra. Airey ante la Alta Corte
sin la asistencia de un abogado sería efectivo, en el sentido de si sería capaz
de presentar su caso de forma adecuada y satisfactoria.”257
La Corte consideró que “era muy improbable que una persona en la
posición de la Sra. Aire [pudiera] presentar efectivamente su caso”. Por ello concluyó
que la posibilidad de comparecer en persona ante la Alta Corte no le proporcionó
a la peticionaria el derecho efectivo del acceso a los tribunales, y que, por ende,
no constituyó un recurso en el nivel nacional para el propósito del artículo 26 del
Convenio Europeo.258 Sin embargo, esta conclusión no significó que el Estado
tenga que proporcionar asistencia jurídica gratuita a toda disputa relacionada con un
“derecho civil”, sino que el artículo 6(1) “algunas veces obliga al Estado a proporcionar
la asistencia de un abogado cuando dicha asistencia es indispensable para un acceso
efectivo al tribunal porque la asistencia jurídica es obligatoria, como lo establece la
ley nacional de ciertos Estados Contratantes para diversos tipos de litigios, o debido
a la complejidad del procedimiento o del caso”.259 En el caso Airey, la Corte encontró
que el artículo 6(1) del Convenio había sido violado debido a que la peticionaria “no
gozó del derecho efectivo de acceso al Alto Tribunal con el fin de solicitar un fallo de
separación legal”.260
*****
Con respecto a la disponibilidad de recursos, el Comité para la Eliminación
de la Discriminación contra la Mujer le solicitó al Gobierno de Bielorrusia “crear
254
Corte Europea de DH, Caso Airey c. Irlanda, sentencia del 9 de octubre del 1979, Serie A, No. 32, p. 12, párr. 20, y p. 6, párr. 8.
255
Ibíd., p. 7, párr. 11.
256
Ibíd., p. 12, párr. 23.
257
Ibíd., pp. 12-13, párr. 24.
258
Ibíd., pp. 12-13, párr. 24.
259
Ibíd., pp. 15-16, párr. 26.
260
Ibíd., p. 16, párr. 28.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 539
recursos adecuados para que la mujer obtenga un reparación simple por motivo de
discriminación directa e indirecta, especialmente en el área del desempleo,” y “para
mejorar el acceso de la mujer a esos recursos, incluido el acceso a los tribunales, al
facilitar la asistencia jurídica a la mujer y emprender campañas de alfabetismo jurídico”.261
El Comité le recomendó al Gobierno de Camerún que “proporcionara acceso a los
recursos jurídicos” a la mujer víctima de la violencia.262 Además, le solicitó al Gobierno
de Uzbekistán “promulgar una ley contra la violencia, especialmente la violencia
doméstica, incluyendo la violación marital, tan pronto como sea posible y garantizar
que la violencia contra las mujeres y niñas constituya un crimen punible bajo la ley
penal y que las mujeres y niñas víctimas de la violencia tengan los medios inmediatos
de reparación y protección”.263 También expresó preocupación con respecto a Jamaica,
donde “no existen recursos constitucionales disponibles para la mujer”, a pesar de que
el derecho a la igualdad de todos los ciudadanos está garantizado por la Constitución
Jamaiquina.264
261
NU doc. AGRO, A/55/38, p. 37, párr. 360.
262
Ibíd., p. 55, párr. 50.
263
NU doc. AGRO, A/56/38, p. 21, párr. 177.
264
Ibíd., p. 24, párr. 211.
540 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 541
del mundo, deberá hacerse un esfuerzo concertado en todos los niveles para garantizar
que de forma genuina sean capaces de ejercer sus derechos sin el miedo a ser golpeadas,
asesinadas o, en el mejor de los casos, rechazadas socialmente.
542 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
......... Capítulo 12
OTROS DERECHOS CLAVES:
LIBERTAD DE CONCIENCIA,
DE RELIGIÓN, DE OPINIÓN,
DE EXPRESIÓN, DE
ASOCIACIÓN Y DE
REUNIÓN .............................
Objetivos de Aprendizaje
• Flibertad
amiliarizar a los participantes con algunos derechos claves, principalmente la
de pensamiento, de conciencia, de religión, de opinión, de expresión, de
asociación y de reunión, y su importancia en una sociedad que es respetuosa de los
derechos humanos en general
• Ilustrar cómo estas libertades, así como las limitaciones adheridas al ejercicio de
la mayoría de ellos, están siendo interpretados por los órganos de fiscalización
internacionales
• Explicar cuál es el papel de los jueces, fiscales y abogados en garantizar las libertades
de las que trata este capítulo
Preguntas
• ¿- libertad
Cómo se protegen las siguientes libertades en el país en el que usted trabaja:
de pensamiento, de conciencia y de religión,
- libertad de opinión y de expresión, y
- libertad de asociación y de reunión?
• ¿Existen preocupaciones particulares con respecto a la implementación efectiva de
estas libertades en el país en que usted trabaja?
• ¿Hay algunos grupos particularmente vulnerables a violaciones de una o más de estas
libertades en el país en que usted trabaja?
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 543
Preguntas (Cont. d)
• D¿Qué
e ser así, ¿quiénes son y de qué manera se violan sus libertades?
• para personas
medidas judiciales o administrativas existen en el país en que usted trabaja
que se consideren víctimas de violaciones de estas libertades?
• ¿Qué papel juegan las siguientes libertades en construir, preservar y/o fortalecer
una sociedad democrática/ una sociedad respetuosa de los derechos humanos:
- libertad de pensamiento, de conciencia y de religión,
- libertad de opinión y de expresión, y
- libertad de asociación y de reunión?
•
En relación con la libertades cuyo ejercicio puede ser limitado: en su opinión, cómo se
puede encontrar un balance entre el derecho de un individuo a ejercer dichas libertades
y el interés general de una sociedad en proteger, por ejemplo, la seguridad nacional,
el orden público, la seguridad, la salud, las morales o los derechos y libertades de los
demás?
•
¿Qué medidas pueden tomar Ustedes como jueces, fiscales o abogados para proteger el
derecho de todos a la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión, de opinión,
de expresión, de asociación y de reunión?
544 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Instrumentos Regionales
• Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, 1981
• Carta Africana sobre los Derechos y Bienestar del Niño, 1990
• Convención Americana sobre Derechos Humanos, 1969
• Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer, 1994
• Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y
Libertades Fundamentales, 1950
• Carta Social Europea, 1961, y Carta Social Europea (Revisada), 1996
1. Introducción
Este capítulo tratará sobre un grupo de libertades fundamentales que
constituyen algunos de los pilares de una sociedad democrática respetuosa de los
derechos humanos. Sin embargo, debido a restricciones de espacio, sólo los aspectos
más importantes de estas libertades serán resaltados.
Hasta ahora, el Manual ha enfatizado la importancia de un número de
derechos, tales como el derecho a no ser sujeto a detención arbitraria, el derecho a
un juicio justo y el derecho a estar libre de tortura y de otras penas o tratos crueles,
inhumanos o degradantes. Como resultado de ello, muchos de los capítulos también se
han enfocado en la protección de la persona humana en el curso de los procedimientos
de aplicación jurídica.
Por otra parte, este capítulo se preocupa por los derechos o libertades ejercidas
a todos los niveles de la sociedad y en una amplia variedad de escenarios y situaciones,
por ejemplo, en las actividades religiosas o filosóficas, en la educación emprendida
o en la palabra hablada o escrita. Sin embargo, en muchas situaciones en las que se
presentan problemas en la efectiva protección de los derechos humanos durante los
procedimientos de aplicación jurídica, existe también una falta de tolerancia hacia
las creencias religiosas de la persona o sus convicciones políticas o de otra índole,
expresadas en reuniones públicas, en libros o en los medios masivos. Por ello, con el
fin de avanzar hacia una protección completa y comprehensiva de estos derechos y
libertades del individuo, los Estados deben tomar las acciones necesarias para avanzar
la causa de los derechos humanos en todas las dimensiones relevantes de la sociedad.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 545
546 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 547
1
Ver Observación General No. 22 (Artículo18) en NU doc. HRI/GEN/1/Rev.7, Recopilación de las Observaciones Generales y
Recomendaciones Generales adoptadas por Órganos creados en virtud de Tratados de Derechos Humanos, pág. 179 (de ahora en adelante Recopilación
de Observaciones Generales de las Naciones Unidas).
2
Ibid., loc. cit.
3
Ibid., p. 179, párr. 3, énfasis adicional.
4
Comunicación No. 682/1996, P. Westerman c. Países Bajos (Observación adoptada el 13 de diciembre del 1999), en NU, doc.
CCPR/C/67/D/682/1996, párr. 9.3.
5
Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 179, párr. 3.
6
Ibid., p. 179, párr. 2.
548 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
7
Ibid., p. 180, párr. 5.
8
Ibid., loc. cit.
9
CADHP Organización Mundial contra la Tortura y Otros c. Zaire, Comunicaciones Nos. 25/89, 47/90, 56/91, 100/93, decisión adoptada
durante la 19 sesión, marzo 1996, párr. 71 del texto publicado en: http://www.up.ac.za/chr/ahrdb/acomm_decisions.html.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 549
10
Corte IDH, Olmedo Bustos et Al. c. Chile, sentencia de 5 de febrero de 2001, Series C, No. 73. en: www.corteidh.or.cr/seriecing/C, párr. 45.
11
Ibid., párr. 79.
12
Ibid., loc. cit.
550 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
13
Corte Europea de DH, Caso de Kokkinakis c. Grecia, sentencia de 25 de mayo del 1993, Series A, No. 260-A, p. 17, párr. 31.
14
Corte Europea de DH, Caso de Kalaç c. Turquía, sentencia de 1º de julio del 1997, Informes 1997-IV, p. 1199 - p. 1209, párr. 27.
15
Ibid., p. 1203, párr. 8, y p. 1208, párr. 25.
16
Ibid., p. 1208, párr. 25.
17
Ibid., p. 1208, párr. 24.
18
Ibid., p. 1209, párr. 28.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 551
que hacen parte de las formas normales en que los musulmanes practican su religión.”
Se le permitía, en particular, rezar cinco veces al día y desarrollar sus otros deberes
religiosos, tales como mantener el ayuno durante el Ramadán y asistir a las oraciones
del viernes en la mezquita.19 Finalmente, la orden del Consejo Militar Supremo respecto
del actor no se basó en las “opiniones o creencias religiosas o de la manera como
llevaba a cabo sus deberes religiosos, sino en su conducta y actitud” la cual, de acuerdo
con las autoridades Turcas, “violaba la disciplina militar e infringía el principio de
secularización.”20 Por lo tanto, en este caso, no se había encontrado una violación del
artículo 9. Se debe señalar que como la Corte concluyó que el retiro obligatorio del
peticionario no constituía una interferencia con su derecho a la libertad de religión, no
resultaba necesario estudiar el caso a la luz del artículo 9(2) de la Convención.
19
Ibid., p. 1209, párr. 29.
20
Ibid., p. 1209, párr. 30.
15
Ibid., p. 1203, párr. 8, y p. 1208, párr. 25.
16
Ibid., p. 1208, párr. 25.
17
Ibid., p. 1208, párr. 24.
18
Ibid., p. 1209, párr. 28.
552 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Como se mencionó anteriormente, etro de este capítulo, puesto que tan sólo
garantiza la libertad “de profesión, y de la libre práctica de la religión”, adicionando
que “nadie que respete la ley y el orden puede ser sometido a medidas que restrinjan el
ejercicio de esas libertades.”
*****
De acuerdo con el artículo 12(1) de la Convención Americana de Derechos
Humanos, el derecho a la libertad de conciencia y de religión incluye “la libertad de
profesar y divulgar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en
público como en privado.”
21
Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, pp. 179-180, párr. 4; énfasis adicional.
22
NU doc. A/56/40 (Vol. I), p. 57, párr. 24.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 553
*****
Bajo el artículo 9(1) del Convenio Europeo de Derechos Humanos, el derecho
a la libertad de religión incluye “libertad de manifestar su religión o sus convicciones
individual o colectivamente, en público o en privado, por medio del culto, la enseñanza,
las prácticas y la observación de los ritos.” En el caso de Kokkinakis c. Grecia, la Corte
Europea dijo que “a pesar de que la libertad religiosa es principalmente una tema
de conciencia individual. También implica, entre otras, la libertad de ‘manifestar [su]
religión’. El atestiguar en palabras y obras está vinculado a la existencia de convicciones
religiosas.”23 Añadió que, de acuerdo con el artículo 9 del Convenio Europeo,
“la libertad de manifestar su religión no solamente se ejercita colectivamente,
‘en público’ y rodeado con aquellos cuya fe uno comparte, sino que
también puede hacerse valer ‘individualmente’ y ‘en privado’; más aún,
ésta en principio incluye el derecho a intentar convencer al prójimo, por
ejemplo, mediante la ‘enseñanza’ más aún a falta de ésta, la ‘libertad de
cambiar de religión o de convicciones’, consagrada en el artículo 9, muy
seguramente permanecería como letra muerta.”24
El caso de Cha’are Shalom ve Tsedek c. Francia trató el tema de permisos para la
realización de matanzas rituales en Francia. La asociación peticionaria se quejó de que
los artículos 9 y 14 del Convenio Europeo habían sido violados por las autoridades
Francesas al negarse a otorgar “la aprobación necesaria para autorizar a sus mataderos a
realizar matanzas rituales, de acuerdo con las normas religiosas de sus miembros” y por
haberle concedido esta aprobación tan sólo al Comité Colectivo de Rabinos (ACIP).25
La asociación peticionaria alegó que las condiciones para matanzas rituales, como
venían siendo realizadas por los matadores autorizados por ACIP, “ya no satisfacían
los estrictos requisitos de la religión Judía” por lo que los Judíos ultra-ortodoxos no
podían obtener carne perfectamente pura o carne glatt.26 En su opinión, su rechazo de
aprobarla para propósitos de matanzas no podía ser justificado bajo el artículo 9(2)
de la Convención y era una medida desproporcionada y discriminatoria contraria al
artículo 14 allí previsto.27
Refiriéndose al texto del artículo 9(1), la Corte anotó que no se había
impugnado “el que la matanza ritual, como en efecto su nombre lo indica, constituye
un rito o ‘rite’ (la palabra en el texto Francés de la Convención corresponde a la palabra
‘observancia’ en Inglés), cuyo propósito es proveer a los Judíos con carne de animales
asesinados de acuerdo con las normas religiosas, lo que resulta un aspecto esencial en
la práctica de la religión Judía.”28
La siguiente pregunta que surgió fue si la negación de autorizar a la asociación
peticionaria el aprobar sus propias matanzas rituales constituía una interferencia con
sus libertades bajo el artículo 9(1) del Convenio. En la opinión de la Corte, “habría una
interferencia con la libertad de manifestar su religión solamente si la ilegalidad de llevar
23
Corte Europea de DH, Caso de Kokkinakis c. Grecia, sentencia de 25 de mayo del 1993, Series A, No. 260-A, p. 17, párr. 31.
24
Ibid., loc. cit.
25
Corte Europea de DH, Caso de Cha’are Shalom Ve Tsedek c. Francia, sentencia de 27 de junio del 2000; el texto utilizado no está editado.
Se encuentra en la página web de la Corte: http://hudoc.echr.coe.int, párr. 58.
26
Ibid., párr. 60.
27
Ibid., párr. 61.
28
Ibid., párr. 73.
554 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
a cabo matanzas rituales les hacía imposible a los judíos ultra-ortodoxos comer carne de
animales sacrificados de acuerdo con las normas religiosas que consideraran aplicables.”
Sin embargo, este no era el caso, por cuanto no se había objetado que la asociación
peticionaria pudiese obtener fácilmente carne glatt de Bélgica. Adicionalmente, al
parecer, según la evidencia presentada ante la Corte, un cierto número de carnicerías
operando bajo el control de ACIP fabricaban carne con certificación glatt.29 Aunque
la asociación peticionaria confiaba en las matanzas rituales autorizadas por ACIP, la
Corte consideró que
“el derecho a la Libertad de Religión garantizado por el artículo 9 del
Convenio no puede extenderse al derecho a estar presente personalmente
en el ritual de matanza y del posterior proceso de certificación, dado que …
la asociación peticionaria y sus miembros no se encuentran, en la práctica,
privados de la posibilidad de obtener y comer carne considerada por ellos
más compatible con las normas religiosas.”30
Como no se pudo establecer que los Judíos miembros de la asociación
peticionaria no tuviesen la posibilidad de obtener carne glatt, o que el peticionario no
podía suministrárselas alcanzando un acuerdo con la ACIP, con el fin de poder realizar
matanzas rituales cubiertas bajo la aprobación otorgada a ACIP, la corte concluyó
“que la queja por la negación de la aprobación no constituía una interferencia con el
derecho de la asociación peticionaria a la libertad de manifestar su religión.”31 Por lo
tanto, no resultaba necesario que la Corte estudiara la compatibilidad de la restricción
demandada por el peticionario a la luz del artículo 9(2) del Convenio. Sin embargo, la
Corte observó que, incluso bajo el supuesto de que la medida impugnada “pudiera ser
considerada una interferencia con el derecho a la libertad de manifestar la religión,”
estaba prescrita por una ley y perseguía un fin legítimo, principalmente, “la protección
de la salud y el orden públicos, por cuanto la organización por parte del Estado del
ejercicio de los rituales conduce a una armonía y tolerancia religiosa”. Teniendo en
cuenta el margen de apreciación en cabeza de los Estados contratantes, en particular
en lo que se refiere al establecimiento de las delicadas relaciones entre el Estado y las
religiones, la medida no podía ser considerada ni excesiva ni desproporcionada y, por
lo tanto, no había una violación del artículo 9(2).32
En relación con la presunta discriminación, la Corte concluyó que no había
violación del artículo 9 en conjunción con el artículo 14 del Convenio. En particular
anotó que la diferencia en trato que resultó de la medida en discusión “fue limitada en
su alcance.” Aunque existía una diferenciación en el trato, ésta perseguía un fin legítimo
y había una relación razonable de proporcionalidad entre los medios utilizados y el
fin a ser alcanzado. Por lo tanto, la diferenciación en el trato, “tenía una justificación
objetiva y razonable dentro del sentido de la jurisprudencia uniforme de la Corte.”33
29
Ibid., párrs. 80-81.
30
Ibid., párr. 82.
31
Ibid., párr. 83.
32
Ibid., párr. 84.
33
Ibid., párrs. 87-88 En este caso la Corte en pleno no llegó a una decisión unánime. Por 12 votos contra 5 concluyó que no había
violación del artículo 9 del Convenio, mientras que el voto sobre el artículo 9 en conjunción con el artículo 14 fue de 12 contra 7.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 555
34
Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, pág. 180, párr. 8.
35
Ibid., loc. cit.
36
Ibid.
37
Ibid.
38
Ibid., p. 180-181, párr. 8.
556 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
que si el requisito de usar un casco provocaba una discusión bajo el artículo 18,
ésta era una limitación justificada en los términos del artículo 18(3). Por otro lado,
de ser considerada como una discriminación de facto bajo el artículo 26, en contra
de las personas pertenecientes a la religión Sij, “la legislación que requiere que los
trabajadores empleados por el Estado federal estén protegidos de lesiones y descargas
eléctricas mediante cascos de seguridad debe considerarse razonable y encaminada a
fines objetivos que son compatibles con el Pacto.”39
*****
Los motivos para permitir limitaciones sobre la libertad de manifestar su
religión o sus creencias contenida en el artículo 12(3) de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos son similares a los encontrados en el artículo 18(3) del
Pacto Internacional. De esta manera, se pueden imponer limitaciones siempre y
cuando estén “prescritas por la ley” y “que sean necesarias para proteger la seguridad,
el orden, la salud o la moral públicos o los derechos o libertades de los demás.” En
otras palabras, las medidas utilizadas deben ser proporcionales al fin legítimo que se
esté persiguiendo.
*****
De acuerdo con el artículo 9(2) del Convenio Europeo de Derechos Humanos
“la libertad de manifestar su religión o sus convicciones no pueden ser objeto de más
restricciones que las que, previstas por la Ley, constituyen medidas necesarias, en una
sociedad democrática, para la seguridad pública, la protección del orden, de la salud
o de la moral públicas, o la protección de los derechos o las libertades de los demás.”
Los motivos enumerados cubren, en esencia, aquellos que se encuentran en los otros
dos tratados. De esta manera, hay una importante convergencia en el crucial tema
de las limitaciones al derecho a manifestar su religión o sus creencias. Sin embargo,
el artículo 19(2) del Convenio Europeo agrega la condición de que las limitaciones
por las razones invocadas deben ser “necesarias en una sociedad democrática”. Por
lo tanto, el examen de necesidad debe hacerse a la luz de los requerimientos de una
sociedad fundamentada en un orden constitucional democrático.
El artículo 9 fue examinado por la Corte Europea de Derechos Humanos en
el caso de Kokkinakis c. Grecia, relacionado con un Testigo de Jehová condenado por
proselitismo en Grecia donde, en virtud de la Ley No. 1363/1938, reformada por la
Ley No. 1672/1939, el proselitismo se convirtió en un crimen durante la dictadura de
Metazas (1936-1940).40 El peticionario fue sentenciado por la Corte Penal de Lasithi
a cuatro meses de cárcel, conmutable a una pena pecuniaria y en la multa de 10,000
dragmas. Durante la apelación, la Corte de Apelación de Creta redujo la sentencia
de prisión a tres meses de cárcel conmutable a una pena pecuniaria.41 El actor y su
esposa habían sido arrestados en casa de una señora casada con el corista de una iglesia
ortodoxa local. La queja principal del peticionario era que su condena constituía una
restricción ilegal a su derecho a la libertad de religión.42
39
Comunicación No. 208/1986, K. Singh Bhinder c. Canadá (Observación adoptada el 28 de noviembre del 1989), en NU doc.
CCPR/C/37/D/208/1986, párr. 6.2.
40
Corte Europea de DH, Caso de Kokkinakis c. Grecia, sentencia del 25 de mayo del 1993, Series A, No. 260-A, p. 12, párr. 16.
41
Ibid., pp. 8-10, párrs. 9-10.
42
Ibid., p. 16, párr. 28.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 557
43
Ibid., p. 18, párr. 36.
44
Ibid., p. 19, párr. 38.
45
Ibid., p. 19, párr. 40.
46
Ibid., pp. 19-20, párrs. 40-41.
47
Ibid., p. 20, párrs. 44 y 42.
558 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
tanto, la labor de la Corte Europea en el caso de Kokkinakis c. Grecia era “determinar si las
medidas adoptadas a nivel nacional eran en principio justificadas y proporcionales.”48
En relación con la definición de proselitismo, en primer lugar la Corte dijo:
“debe hacerse una distinción entre soportar a un seguidor del cristianismo
y el proselitismo impropio. El primero corresponde a un verdadero
evangelismo, descrito en un informe redactado en 1956 bajo el auspicio
del Consejo Mundial de Iglesias, como una misión esencial y una
responsabilidad de cada Cristiano y de cada Iglesia. El segundo representa la
corrupción o deformación de la misma. De acuerdo con el mismo informe,
éste puede tomar la forma de actividades en las que se ofrecen ventajas
materiales o sociales con el objetivo de conseguir nuevos miembros para
una Iglesia o de ejercer presión inadecuada sobre las personas angustiadas
o con necesidades; puede incluso suponer el uso de violencia o de lavado
de cerebro; de manera más general, no es compatible con el respeto a la
libertad de pensamiento, de conciencia y de religión de los demás.”49
No obstante, un análisis de la sección 4 de la Ley No. 1363/1938 demostró
que los criterios adoptados por el congreso Griego eran reconciliables con lo arriba
mencionado si y sólo si eran “diseñados solamente para sancionar el proselitismo
indebido, el cual la Corte no [tuvo] que definir en abstracto en el caso bajo discusión.”50
Por otra parte, la Corte señaló “que en su razonamiento, las cortes Griegas determinaron
la responsabilidad del peticionario simplemente reproduciendo la formulación del
artículo 4 y no especificaron suficientemente de qué manera el actor había tratado
de convencer a su vecino mediante el uso de medios inadecuados”. En efecto,
“ninguno de los hechos presentados justificaban ese hallazgo.”51 Se prosiguió diciendo
que no se había demostrado “que la condena del peticionario fuese justificada, en
las circunstancias del caso, por una necesidad social imperiosa” y, por ello, la medida
bajo estudio no parecía “haber sido proporcional al fin legítimo perseguido o, en
consecuencia, ‘necesario en una sociedad democrática … para la protección de los
derechos y libertades de los demás’.” En otras palabras, en el caso se había presentado
una violación del artículo 9.52
Una violación del artículo 9 del Convenio Europeo también se produjo en
el caso de Serif c. Grecia, que -bajo un antecedente histórico complejo- concernía el
derecho de los Musulmanes a organizar elecciones para el cargo de Mufti en Rodopi.
Ese derecho fue revocado por el Gobierno el 24 de diciembre del 1990 mediante un
decreto legislativo validado de manera retroactiva cuando el Parlamento Griego aprobó
la Ley No. 1920, el 4 de febrero del 1991. Al Gobierno se le habían presentado peticiones
buscando la organización de elecciones para ocupar el cargo de Mufti en Rodopi luego
de la muerte del Mufti anterior. Debido a la falta de una respuesta, las elecciones se
llevaron a cabo en las mezquitas luego de las oraciones del 28 de diciembre del 1990.
48
Ibid., p. 21, párr. 47.
49
Ibid., p. 21, párr. 48.
50
Ibid., loc. cit. De acuerdo con el artículo 4(2) de la Ley No. 1363/1938 con sus reformas, “proselitismo” significaba “en
particular, cualquier intento, directo o indirecto de interferir en las creencias religiosas de una persona de una convicción religiosa
distinta (heterodoxos), buscando menoscabar esas creencia, por medio de cualquier aliciente, apoyo moral o asistencia material, o
mediante medios fraudulentos o abusando de su inexperiencia, confianza, necesidad, baja intelectualidad o ingenuidad”, p. 12, párr. 16.
51
Ibid., pp. 19-20, párrs. 40-41.
52
Ibid., p. 20, párrs. 44 y 42.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 559
El peticionario fue elegido Mufti y, junto con otros musulmanes, demandaron ante la
Corte Suprema la decisión del Gobierno de nombrar a otra persona para dicho cargo.53
El 12 de diciembre del 1994, la Corte Suprema de Salónica halló al actor culpable bajo
los artículos 175 y 176 del Código Penal “por haber usurpado las funciones de un
ministro de una ‘religión conocida’ y por haber utilizado el atuendo de dicho ministro
en público sin tener el derecho a hacerlo.”54 Al peticionario se le otorgó una sentencia
conmutable a ocho meses de cárcel, reducida a seis meses en la apelación, habiendo la
Corte de Apelación ratificado la condena. La sentencia fue conmutada a una multa.55
Frente a la Corte Europea, el actor arguyó que su condena constituía una
interferencia injustificada a su derecho a ser libre para practicar su religión junto con
todos aquellos que acudieran a él para orientación espiritual.56
Como primera medida, la Corte concluyó que la condena del peticionario
constituía “una interferencia con su derecho consignado en el Artículo 9 § 1 del
Convenio, a practicar su religión de manera “individual o colectivamente, en público o
en privado, por medio del culto, [y] la enseñanza”; esto se deduce de los hechos sobre
los que se basó la condena, de acuerdo con los cuales el actor había hecho público un
mensaje sobre el significado religioso de una festividad, había dado un discurso en un
encuentro religioso, había utilizado el traje de un líder religioso, entre otras cosas.”57 No
obstante, la Corte no consideró necesario el tener que analizar el tema para establecer
si la interferencia era “prescrita por la ley”, por cuanto, en cualquier caso, resultaba
contraria al artículo 9 por otros motivos.
Acto seguido la Corte aceptó que la interferencia perseguía un fin
legítimo a la luz del artículo 9(2) del Convenio, principalmente la protección del
“orden público”, puesto que, habiendo las autoridades nombrado a otra persona, “el
peticionario no era la única persona reclamando ser el líder local de la comunidad
Musulmana”. El Gobierno sostuvo que la interferencia perseguía un fin legítimo porque
al proteger la autoridad del Mufti legítimo, “las cortes nacionales buscaban preservar el
orden en la comunidad religiosa en particular y en la sociedad en general.”58
Por último, al considerar si la interferencia era necesaria en una
sociedad democrática, la Corté retomó la decisión del caso Kokkinakis, de acuerdo
con la cual “la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión es uno de los pilares
de una ‘sociedad democrática’, siendo el pluralismo un valor ‘inescindible’ de dicha
sociedad.”59 Sin embargo, era cierto que
“en una sociedad democrática puede ser necesario el tener que imponer
restricciones sobre la libertad de religión para reconciliar los intereses de
varios de los grupos religiosos … Sin embargo, cualquier restricción debe
corresponder a ‘necesidad social imperiosa y debe ser ‘proporcional al fin
legítimo perseguido’.”60
53
Corte Europea de DH, Caso de Serif c. Grecia, sentencia de 14 de diciembre del 1999, Informes 1999-IX, p. 79, párrs. 9-12.
54
Ibid., pp. 79-80, párrs. 13, 15 y 16; la cita es del párr. 13.
55
Ibid., p. 80, párrs. 16-17.
56
Ibid., p. 84, párr. 36.
57
Ibid., p. 85, párr. 39; énfasis adicional.
58
Ibid., p. 86, párrs. 43 y 45.
59
Ibid., p. 87, párr. 49.
60
Ibid., loc. cit.
560 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Sin embargo, la Corte consideró que “el castigar a una persona por simplemente
haber actuado como un líder religioso de un grupo de personas que lo seguía de
forma voluntaria, no puede ser considerado como compatible con las exigencias del
pluralismo religioso en una sociedad democrática.”61 La Corte no “era completamente
ajena al hecho de que en Rodopi existía, aparte del peticionario, un Mufti oficialmente
nombrado” y el Gobierno había argumentado “que la condena del actor era necesaria
en una sociedad democrática porque sus acciones menoscaban el sistema establecido
por el Estado para la organización de la vida religiosa de la comunidad Musulmana en
la región.” No obstante, la Corte recordó “que no había indicio de que el peticionario,
en algún momento, hubiese intentado ejercer las funciones judiciales y administrativas
para las que la legislación sobre los Mufits y otros ministros de ‘religiones reconocidas’
ha establecido normas”. No consideró que “en sociedades democráticas, el Estado
necesitara tomar medidas para garantizar que las comunidades religiosas permanezcan
o sean reunidas bajo un liderazgo unificado.”62
Sólo le restaba a la Corte el considerar el argumento del Gobierno según
el cual “en las circunstancias particulares del caso, las autoridades debían interferir
con el fin de evitar el nacimiento de tensiones entre los Musulmanes en Rodopi y los
Musulmanes y Cristianos del lugar, así como los de Grecia y Turquía.” La Corte dio la
siguiente respuesta:
“Aunque la Corte reconoce que es posible que se creen tensiones en
situaciones donde una u otra comunidad religiosa o de cualquier otra clase
se divide, considera que ésta es una de las inevitables consecuencias del
pluralismo. El papel de las autoridades en dichas circunstancias no es el
de remover la causa de las tensiones eliminando el pluralismo, sino el de
garantizar que los grupos en conflicto se toleren los unos a los otros.”63
La Corte señaló que “fuera de una referencia general sobre la creación de
tensiones, el Gobierno no hizo alusión a disturbios que se hubieran presentado o que
se hubieran podido presentar entre los Musulmanes en Rodopi debido a la existencia
de dos líderes religiosos”. Más aún, consideró que nada se había alegado “que pudiera
justificar el calificar el riesgo de tensiones entre los Musulmanes y Cristianos o entre los
Griegos y los Turcos como algo más que una posibilidad muy remota.”64
A la luz de estas consideraciones, la Corte concluyó que no se había demostrado
que la condena del actor “estuviese justificada en las circunstancias del caso por una
‘necesidad social imperiosa. Como resultado, la interferencia con su derecho de
manifestar su religión, colectivamente y en público, mediante ritos y enseñando, no era
“necesaria en una sociedad democrática … para la protección del orden público” bajo
el artículo 19 § 2 del Convenio.65 Por lo tanto, el artículo 9 no había sido vulnerado.
El tercer caso relacionado con el artículo 9 del Convenio Europeo de Derechos
Humanos es el de Buscarini y Otros c. San Marino relacionado con la obligación impuesta
sobre los peticionarios de tomar juramento sobre un texto que hacía referencia a
las Sagradas Escrituras, so pena de perder el derecho a su curul parlamentaria en la
61
Ibid., p. 88, párr. 51.
62
Ibid., p. 88, párr. 52.
63
Ibid., p. 88, párr. 53.
64
Ibid., loc. cit.
65
Ibid., p. 88, párr. 54.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 561
66
Corte Europea de DH, Caso de Buscarini y Otros c. San Marino, sentencia de 18 de febrero del 1999, Informes 1999-I, p. 612, párrs. 12-13 y
p. 615, párr. 30 (cita).
67
Ibid., p. 616, párr. 32.
68
Ibid., p. 616, párr. 34.
69
Ibid., p. 616, párr. 35.
70
Ibid., p. 617, párr. 39.
71
Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 180, párr. 7.
562 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
72
Observación General No. 29 (72) (suspensión de obligaciones durante un estado de excepción), NU doc. HRI/GEN/1/Rev.7, p. 219, párr.
13(e).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 563
creencias particulares es incompatible con el párrafo 4 del artículo 18, a menos que se
hayan previsto exenciones y posibilidades que estén de acuerdo con los deseos de los
padres o tutores.”73
En el caso de Hartikainen c. Finlandia, el actor arguyó una violación del
artículo 18(4) del Pacto como consecuencia del requisito establecido por la legislación
Finlandesa según el cual, a los estudiantes cuyos padres o tutores objetaran la enseñanza
religiosa, se les enseñaría en reemplazo, historia de las religiones y ética. El peticionario,
profesor y miembro de la Unión de Libre Pensadores de Finlandia, quería que dichas
clases alternativas fueran neutrales y voluntarias. Discrepando con el actor, el Comité
concluyó que la alternativa de clases sobre historia de las religiones y ética no era por
sí misma incompatible con el artículo 18(4) del Pacto si “eran dadas de una manera
neutral y objetiva”, respetando “las creencias de los padres y tutores que no creían
en ninguna religión”. En cualquier caso, la legislación impugnada permitía, de forma
expresa, a los padres y tutores que no quisieran que a sus hijos se les enseñara historia
de las religiones o ética, a obtener una exención, si garantizaban que sus hijos recibieran
una enseñanza comparable fuera de la escuela.74
*****
El artículo 12(4) de la Convención Americana garantiza el derecho de los
padres y tutores, según el caso, a proveer la educación religiosa y moral a sus hijos o
pupilos que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
*****
Si bien el artículo 9 del Convenio Europeo contiene una garantía similar, la
segunda frase del artículo 2 del Protocolo No. 1 del Convenio establece que:
“en ejercicio de cualquier función que sea asumida en relación con la
educación y con la enseñanza, el Estado debe respetar el derecho de los
padres a garantizar dicha educación y enseñanza de conformidad con sus
propias creencias religiosas y filosóficas.”
De acuerdo con la Corte Europea de Derechos Humanos, esta frase, que es
una adición al derecho fundamental a la educación garantizado en la primera frase del
artículo,75
“es obligatoria para los Estados contratantes en el ejercicio de cada una de
sus funciones –habla de ‘cualquier función’- que tomen en la esfera de la
educación y la enseñanza, incluyendo la relacionada con la organización y
financiación de la educación pública.”76
La disposición “busca, de manera resumida, garantizar la presencia del
pluralismo en la educación, lo que resulta esencial en la preservación de una ‘sociedad
democrática’ como se encuentra concebida en el Convenio. Teniendo en cuenta el
poder que tiene el Estado moderno, es a través de la educación Estatal que este fin
debe ser realizado.” Por ello, el artículo 2 del Protocolo No. 1 “impone al Estado la
obligación de respetar las creencias de los padres, sean religiosas o filosóficas, dentro de
73
Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 180, párr. 6.
74
Comunicación No. R.9/40, E. Hartikainen c. Finlandia (Observación adoptada el 9 de abril del 1981), en NU doc. AGRO,
A/36/40, p. 152, párr. 10.4.
75
Corte Europea de DH, Caso de Kjeldsen, Busk Madsen y Pedersen, sentencia de 7 de diciembre del 1976, Series A, No. 23, p. 26, párr. 52.
76
Ibid., p. 24, párr. 50.
564 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
todo el programa educativo estatal” y, por lo tanto, no “permite realizar una distinción
entre la enseñanza religiosa y la de otras materias.”78
Sin embargo, la segunda frase del artículo 2 del Protocolo
“no le impide a los Estados impartir a través de la enseñanza o de la
educación, información o conocimiento directa o indirectamente
relacionadas con la religión o la filosofía. Ni siquiera le permite a los padres
objetar la integración de esa clase de enseñanza o educación en el currículo
de la escuela, de otra manera, toda la enseñanza institucionalizada estaría
en riesgo de volverse impracticable.”79
La misma disposición
“implica, por otra parte, que el Estado, al cumplir las funciones asumidas
en relación con la educación y la enseñanza, debe cuidar que la información
o conocimiento incluidos en el currículo, sea transmitida de una manera
objetiva, crítica y pluralista. El Estado tiene prohibido el perseguir un fin
de adoctrinamiento que pueda ser considerado como que no respeta las
creencias filosóficas o religiosas de los padres. Ese es el límite que no
puede ser sobrepasado.”80
En el caso de Kjeldsen, Busk Madsen y Padersen c. Dinamarca, los peticionarios
objetaron la educación sexual mixta y obligatoria en los colegios de primaria Daneses
y alegaron la violación de sus derechos bajo, inter alia, el artículo del Protocolo No. 1
del Convenio. Sin embargo, luego de examinar la legislación Danesa, la Corte concluyó
que la disposición no había sido violada. En su opinión, la legislación no suponía
“sobrepasar los límites de lo que un Estado democrático puede considerar como el
interés público” y “de ninguna manera un intento de adoctrinación con el objetivo de
defender una forma específica de comportamiento sexual.”81 No obstante, la Corte
agregó que con el fin de evitar abusos en su aplicación por parte de algún colegio o
profesor, “las autoridades competentes tienen una obligación de tener sumo cuidado
para ver que las creencias religiosas y filosóficas de los padres no sean excluías de este
nivel por una falta de cuidado, de juicio o de infortunado proselitismo.82
Por otro lado, en el caso de Campbell y Cosans, la Corte concluyó que había una
violación del segundo párrafo del artículo 2 del Protocolo No. 1 como consecuencia
de la existencia del castigo corporal como una medida disciplinaria en los colegios
a los que asistían los hijos de los peticionarios, dicho castigo siendo contrario a sus
convicciones filosóficas.83
77
Ibid., p. 25, párr. 50.
78
Ibid., p. 25 , párr. 51.
79
Ibid., p. 26, párr. 53.
80
Ibid., loc. cit.
81
Ibid., p. 27, párr. 54.
82
Ibid., p. 28, párr. 54.
83
Corte Europea de DH, Caso de Campbell y Cosans, sentencia de 25 de febrero del 1982, Series A, No. 48, pp. 14-18, párrs. 32-38.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 565
84
Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 180, párr. 6.
85
Ibid., loc. cit.
86
Ibid.
566 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 567
91
Ibid., Comunicación No. 689/1996, R. Maille c. Francia (Observación adoptada el 31 de julio del 2000), en NU doc., CCPR/
C/69/D/689/1996, p. 72, párr. 10.4.
92
Comunicación No. 402/1990, H. Brinkhof c. Países Bajos (Observación adoptada el 30 de julio del 1993) en NU doc. CCPR/
C/48/D/402/1990, párr. 9.3.
93
Ibid., loc. cit.
568 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 569
*****
Dado que el contenido de la libertad de expresión está intrínsicamente ligado
a las limitaciones en su ejercicio, estos dos temas se tratarán de manera conjunta a la
luz de la extensa jurisprudencia y comentarios legales de los órganos fiscalizadores
internacionales.
570 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
94
Observación General No. 10 (Artículo 19), en NU doc. HRI/GEN/1/Rev.7, Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones
Unidas, p. 150, párr. 1.
95
Ibid., loc. cit.
96
Comunicación No. 628/1995, T. Hoon Park c. la República de Corea (Observación adoptada el 3 de noviembre del 1998) en NU
doc. CCPR/C/64/D/628/1995, párr. 10.3.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 571
3.2.2 Publicidad
En el caso de Ballantyne Davidson y McIntyre c. Canadá, los peticionarios, quienes
vivían en Québec, alegaron la violación, entre otros, del artículo 19 del Pacto porque se
les prohibió que “utilicen el inglés con fines de publicidad, por ejemplo, en los carteles
comerciales que colocan en el exterior de los locales de su empresa o en el nombre de la
empresa.”99 El Comité de Derechos Humanos no compartió la opinión del Gobierno
Canadiense según el cual, las actividades comerciales no están comprendidas en el
ámbito de la aplicación del artículo 19. Decidió que el artículo 19(2)
97
Comunicaciones Nos. 221/1987 y 323/1988, Y. Cadoret & H. Le Bihan c. Francia (Observación adoptada el 11 de abril del 1991)
en NU doc. CCPR/C/41/D/221/1987, párr. 5.2.
98
Ver Gradidge c. Grace Bros. Pty. Ltda. (1988), Informes de la Ley Federal, vol. 92, p. 414.
99
Comunicaciones Nos. 359/1989 y 385/1989, J. Ballantyne & E. Davidson, & G. McIntyre c. Canadá (Observación adoptada el 5 de
mayo del 1993), en NU doc. CCPR/C/47/D/359/1989, p. 91, párr. 1.
572 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
100
Ibid., párr. 11.3.
101
Ibid., párr. 11.4.
102
Ibid., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 573
103
Comunicación No. 727/1996, D. Paraga c. Croacia (Observación adoptada el 14 de mayo del 2001 en NU doc. CCPR/C/71/
D/727/1996, p. 63, párr. 9.6.
104
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 63, párr. 17.
105
Ibid., p. 52, párr. 52.
106
NU doc. AGRO, A/53/40 (vol. I), p. 22, párr. 105.
107
NU doc. AGRO, A/52/40 (vol. I), p. 64, párr. 383.
574 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
108
Comunicación No. 550/1993, R. Faurisson c. Francia (Observación adoptada el 16 de diciembre del 1996), en NU doc. CCPR/
C/58/D/550/1993, párrs. 2.3 and 2.5.
109
Ibid., párr. 9.5.
110
Ibid., párr. 9.6.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 575
111
Ibid., párr. 9.7.
112
Comunicación No. 736/1997, M. Ross c. Canadá (Observación adoptada el 26 de octubre del 2000), en NU doc. CCPR/C/70/
D/736/1997, párrs. 4.1-4.6, y párr. 11.1.
113
Ibid., párr. 4.2.
114
Ibid., párr. 11.1.
576 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
115
Ibid., párrs. 11.3-11.5.
116
Ibid., párr. 11.6.
117
Ibid., párr. 11.6.
118
Ibid., párr. 11.6.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 577
Comunicación No. 574/1994, K-T Kim c. la República de Corea (Observación adoptada el 3 de noviembre del 1998), en NU doc.
119
578 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
123
Ibid., p. 10, párr. 12.5.
124
Comunicación No. 628/1995, T. Hoon Park c. la República de Corea (Observación adoptada el 3 de noviembre del 1998, en NU
doc. CCPR/C/64/D/628/1995, párr. 2.2.
125
Ibid., párr. 2.4.
126
Ibid., párr. 10.3.
127
Ibid., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 579
128
Comunicación No. 780/1997, V. Laptsevich c. Belarús (Observación adoptada el 13 de abril del 2000), en NU doc. CCPR/C/68/
D/780/1997, párrs. 2 y 4.
129
Ibid., párr. 8.4.
130
Ibid., párr. 8.
131
Ibid., párr. 8.
580 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
violación al artículo 19 del Pacto.132 El Estado Parte había “circunscrito el ejercicio del
derecho a hacer uso de las instalaciones del Parlamento a los medios de información
-subvencionados con fondos públicos- incluyendo el derecho de tomar notas durante
las reuniones del Parlamento, a los representantes de los medios de información
que pertenecen a una organización privada, la Galería de Prensa del Canadá.” Al
peticionario se le había negado la afiliación completa a la Galería de Prensa y tenía
una afiliación temporal que le daba acceso a algunas pero no a todas las instalaciones
de la organización. Sin afiliación temporal se le negaba el acceso a las instalaciones
para los medios de comunicación y no podía tomar notas de las deliberaciones del
Parlamento.133 Por lo tanto, el Comité tenía que decidir si el acceso restringido del
peticionario a las instalaciones del Parlamento para los medios de comunicación se
consideraba una violación de su derecho bajo el artículo 19 a “buscar, recibir y difundir
información.” Al respecto se refirió, en primer lugar
“al derecho a participar en la dirección de los asuntos públicos, consagrado
en el artículo 25 del Pacto, en particular a la Observación General Nº 25
(57), parte de cuyo texto reza: “La libre comunicación de información e
ideas acerca de las cuestiones públicas y políticas entre los ciudadanos, los
candidatos y los representantes elegidos es indispensable para garantizar el
pleno ejercicio de los derechos amparados por el artículo 25. Ello comporta
la existencia de una prensa y unos medios de comunicación libres capaces
de comentar cuestiones públicas sin censura ni limitaciones, así como de
informar a la opinión pública”... Del texto, leído en conjunción con el
artículo 19, se desprende que los ciudadanos, en particular por conducto de
los medios de información, deberían tener amplio acceso a la información
y la oportunidad de difundir información y opiniones acerca de las
actividades de los órganos constituidos por elección y de sus miembros.
No obstante, el Comité reconoce que ese acceso no debe constituir una
injerencia ni una obstrucción del desempeño de las funciones de esos
órganos, por lo que los Estados Partes (sic) tienen derecho a ponerle
límites. Ahora bien, toda restricción que imponga el Estado Parte ha de
ser compatible con las disposiciones del Pacto.”134
Acto seguido el Comité aceptó que la exclusión del peticionario constituía una
restricción a su derecho bajo el artículo 19(2) de tener acceso a la información,
y, por lo tanto, también rechazó el argumento del Estado Parte de que “el actor no se
encuentra en una desventaja apreciable gracias a los adelantos tecnológicos que ponen
a disposición del público la información sobre las deliberaciones del Parlamento.”135
Luego de aceptar que la restricción “Podría decirse, ha sido impuesta por ley”,
pues se fundamentaba en la ley de prerrogativas parlamentarias, el Comité también
estuvo de acuerdo en que “la protección de los procedimientos del Parlamento pueden
considerarse un objetivo legítimo de orden público” y que “un sistema de acreditación
puede constituir un medio justificado de lograr ese objetivo.” Por otra parte, el Comité
no compartió la sugerencia por parte del Gobierno de “que se trate de una cuestión
132
Comunicación No. 633/1995, R. Gauthier c. Canadá (Observación adoptada el 5 de mayo del 1999), en NU doc, CCPR/C/65/
D/633/1995, párrs. 1-2.2.
133
Ibid., párr. 13.5.
134
Ibid., párrs. 13.3-13.4.
135
Ibid., párr. 13.5.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 581
*****
En relación con Gabón, el Comité anotó “con preocupación” que “las
facultades de controlar los programas e imponer sanciones a los órganos de prensa que
se han atribuido al Consejo Nacional de la Comunicación constituyen un obstáculo al
ejercicio de la libertad de prensa”. El Comité también deploró “el hecho de que los
periodistas sean objeto de vejámenes” e invitó al Estado Parte “a poner su legislación
en armonía con el artículo 19 suprimiendo la censura y las sanciones a los órganos de
prensa, y a velar por que los periodistas puedan ejercer su misión en condiciones de
seguridad absoluta.”137 El Comité también expresó su preocupación por el “creciente
número de denuncias de acoso, hostigamiento sistemático y amenazas de muerte contra
los periodistas que tienden a menoscabar la libertad de expresión” en Perú y solicitó que
el Estado Parte “tome las medidas necesarias para que cesen las restricciones directas e
indirectas que existen para limitar la libertad de expresión y para que todas las denuncias
que se han presentado en tal sentido sean investigadas y los culpables traducidos en
justicia.”138 También deploró “los procedimientos usados por el Perú para privar del
control de sus medios de comunicación a personas críticas del Gobierno, recurriendo
por ejemplo a despojar a uno de ellos de su nacionalidad” y le solicitó al Estado Parte
que “revoque estas situaciones que afectan a la libertad de expresión y proporcione
recursos efectivos a los afectados.”139
El Comité expresó su preocupación sobre varias de las disposiciones de la Ley
de Prensa en la República Popular Democrática de Corea y su frecuente invocación, lo
cual resultaba difícil de reconciliar con las disposiciones del Artículo 19 del Pacto. Estaba
particularmente preocupado de “que la noción de ‘amenaza a la seguridad del Estado’ se
utilice de forma que se restrinja la libertad de expresión”, que la presencia permanente
en el país de representantes de los medios extranjeros se reduce a reporteros de tres
países y que los periódicos y publicaciones extranjeras “no estén fácilmente disponibles
para el público en general”. Finalmente, el Comité observó que “los periodistas de la
113
Observación General No. 28 (Artículo 23 – Igualdad de derechos entre hombres y mujeres), Recopilación de las Observaciones
Generales de las Naciones Unidas, p. 172, párr. 24.
114
Ibíd., loc. cit.
115
Ibíd., Observación General No. 21 (Igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares), p. 226, párr. 16.
116
Ibíd., p. 226, párrs. 15-16.
582 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
140
Ibid., p. 99, párr. 23.
141
NU doc., AGRO, A/53/40 (vol. I), p. 33, párr. 153.
142
Ibid., p. 45, párr. 224.
143
NU doc., AGRO, A/52/40 (vol. I), p. 64, párr. 383.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 583
144
NU doc., AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 70, párr. 23.
584 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
145
CADHP, Agenda de Derechos de los Medios (en representación del señor N. Malaolu) c. Nigeria, No. 224/98, decisión adoptada durante la 28
sesión, 23 octubre - 6 noviembre 2000, párrs. 67-68 del texto como está publicado en:
http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/224-98.html.
146
Ibid., párr. 69.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 585
sus editores buscados por la policía. Supuestamente, también habían sido confiscadas
miles de copias de la revista de noticias semanal Tempo. El Gobierno justificó estas
acciones haciendo referencia a la situación “caótica” que reinaba en el país tras la
anulación de las elecciones.147 La Comisión no estuvo de acuerdo y recordó el
principio general de acuerdo con el cual los Estados no deben limitar el ejercicio de los
derechos haciendo caso omiso de las disposiciones constitucionales o menoscabando
los derechos fundamentales garantizados por la Constitución y por las normas
internacionales de derechos humanos. En su opinión, los Gobiernos “deben evitar el
restringir derechos y tener especial cuidado en relación con los derechos protegidos por
normas jurídicas constitucionales o internacionales sobre derechos humanos. Ninguna
situación justifica la violación en gran escala de los derechos humanos. De hecho,
las restricciones generales de derechos reducen la confianza pública en el imperio
de la ley y suelen ser contraproducentes.”148 La Comisión concluyó que, dado que
Nigeria tenía todas las disposiciones tradicionales en materia de juicios por difamación
disponibles para ocuparse de las violaciones de la ley nacional, la proscripción de una
determinada publicación generaba una particular preocupación; “leyes destinadas a
aplicarse específicamente a una persona física o jurídica, [planteaba] un grave peligro
de discriminación y la inobservancia del principio de igualdad de trato ante la ley,
garantizado por el Artículo 2” de la Carta. La proscripción de The News y la incautación
de 50,000 copias de Tempo y de The News violaban, por lo tanto, el artículo 9 de la
Carta.149
La Comisión Africana considera, sin embargo, que “el pago de una cuota de
afiliación y un depósito previo a la afiliación para el pago de penalidades o daños no es
contrario por sí solo al derecho a la libertad de expresión.” “Sin embargo, el monto de
la cuota de afiliación no debe exceder lo necesario para cubrir los gastos administrativos
de registro y el depósito previo no debe exceder al monto necesario para asegurar las
penalidades o daños en contra del dueño, el impresor o el editorial del periódico. Las
cuotas excesivamente altas resultan, en esencia, una restricción a la publicación de
medios noticiosos”. En el caso bajo estudio por la Comisión las cuotas discutidas eran
altas pero no “claramente excesivas” como para constituir una “restricción seria.”150
No obstante, la Comisión estaba más preocupada por “la total discreción y
lo inapelable de la decisión de la junta de afiliación, lo cual, de hecho, le da al gobierno
el poder de prohibir la publicación de cualquier periódico o revista de su escogencia.
Esto invita a la censura y de forma seria pone en peligro los derechos del público a
recibir información” protegidos por el artículo 9(1) de la Carta. Por ellos se encontró
una violación de dicho artículo.151
En el mismo caso, en relación con la proscripción de un periódico, la Comisión
recordó que, de acuerdo con el artículo 9(2) de la Carta Africana, “cada individuo tiene
derecho a difundir sus opiniones, siempre que respete la ley”. En su opinión “esto
147
CADHP, Proyecto de Derechos Constitucionales y Organización de Libertades Civiles c. Nigeria, Comunicación 102/93, decisión adoptada el 31
de octubre del 1998, párrs. 6, 7 y 57 del texto como está publicado en: http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/102-93.html.
148
Ibid., párrs. 57-58.
149
Ibid., párr. 59.
150
CADHP, Agenda de Derechos de los Medios c. Nigeria, Comunicaciones Nos. 105/93, 128/94, 130/94 y 152/96, decisión adoptada el 31
de octubre del 1998, párrs. 55-56 del texto como está publicado en: http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/ La cuota de
afiliación era de N100,000 y el depósito por penalidad y daños adjudicado en contra del diario etc. equivalía a N250,000.
151
Ibid., párr. 57.
586 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
En los casos en que personas han sido detenidas simplemente por pertenecer
a partidos de oposición o uniones sindicales, la Comisión Africana ha concluido que
tales “restricciones generales” sobre el derecho a la libertad de expresión violan el
artículo 9(2) de la Carta. Al respecto, la Comisión recordó el principio según el cual,
si hay necesidad de restringir derechos humanos, esas restricciones “deben serlo al
mínimo” y no deben “menoscabar derechos fundamentales garantizados bajo el derecho
internacional.”156 Asimismo, en Kenia, cuando un supuesto dirigente de una unión
estudiantil fue arrestado y detenido por varios meses debido a sus opiniones y finalmente
tuvo que abandonar el país, la Comisión consideró dicho trato como una violación del
artículo 9 de la Carta. Si las opiniones de una persona son contrarias a la legislación
nacional, la persona afectada o el Gobierno debe, mejor, buscar compensación ante un
tribunal.157 Por último, en el caso presentado a nombre del escritor Ken Sarp-Wiwa Jr. y
la Organización para la Libertades Civiles, la Comisión reafirmó la cercana relación entre
152
Ibid., párrs. 63 y 66.
153
Ibid., párr. 67.
154
Ibid., párrs. 68-70.
155
Ibid., párr. 71. No es claro de qué manera esta comunicación se relaciona con la comunicación No. 102/92 (ver pie de páginas
155 et.seq.), si las dos tratan, en parte, con la prohibición del mismo diario.
156
CADHP, Amnestía Internacional y Otros c. Sudán, Comunicaciones Nos. 48/90, 50/91, 52/91 y 89/93, decisión adoptada en fecha
desconocida, párrs. 77-80 del texto de la decisión como está publicada en la siguiente página:
http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/.
157
CADHP, John D. Ouko c. Kenia, Comunicación No. 232/99, decisión adoptada durante la 28 Sesión Ordinaria, 23 octubre – 6 noviembre del
2000, párrs. 27-28 del texto de la decisión como se encuentra publicada en:
http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/232-99.html
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 587
158
CADHP, Pen Internacional y Otros (en representación de Ken Saro-Wiwa Jr y la Organización de Libertades Civiles) c. Nigeria, Comunicaciones
Nos. 137/94, 139/94, 154/96 y 161/97, decisión adoptada el 31 octubre del 1998, párr. 110 del texto de la decisión como está publicada en
la siguiente página: http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/
159
CADHP, Huri-Laws (en representación de la Organización de Libertades Civiles) c. Nigeria, Comunicación 225/98, decisión adoptada durante
la 28 Sesión Ordinaria, 23 octubre – 6 noviembre 2000, pág. 58.
588 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
160
Corte IDH, La Colegiación Obligatoria de Periodistas (arts. 13 y 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-5/85 del 13 de noviembre del 1985, Series A, No. 5, pp. 103-104, párr. 38; énfasis adicional.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 589
Un caso a mencionar es el de Olmedo Bustos et. al. c. Chile –relacionado con la prohibición
por parte de las cortes Chilenas de la exhibición de la película La Última Tentación de
Cristo. La Corte Interamericana concluyó que este caso de censura previa constituía una
violación del derecho a la libertad de pensamiento y de expresión como está plasmada
en el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.161
Mientras que los abusos en contra del derecho a la libertad de expresión pueden
ser controlados solamente “por medios de la imposición de sanciones ulteriores sobre
aquellos responsables de los abusos”, la imposición de dicha responsabilidad debe, de
acuerdo con la corte, cumplir con los siguientes requisitos para considerarse válida:
v5 “la existencia de causales de responsabilidad previamente establecidas”;
v5 “la definición expresa y taxativa de esas causales por la ley;”
v5 “la legitimidad de los fines perseguidos al establecerlas”; y
v5 “Que esas causales de responsabilidad sean ‘necesarias para asegurar’ los mencionados
fines.”162
El artículo 13(3) específicamente prohíbe restricciones sobre la libertad de
expresión “por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o
particulares de papel para periódicos” o diversas clases de medios masivos “encaminados
a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones”. Por lo tanto, esta
disposición prohíbe no solamente restricciones gubernamentales indirectas, sino
“controles particulares” sobre los medios masivos que produzcan el mismo resultado.
Esto significa que no sólo puede ocurrir una violación de la Convención cuando el
Estado por sí mismo impone restricciones de carácter indirecto que tienden a impedir
“la comunicación y circulación de ideas y opiniones”, sino que “el Estado tiene la
obligación de garantizar que la violación no resulte de los ‘controles... particulares’”
mencionados en el artículo 13(3).163
El artículo 13(5) de la Convención Americana permite restricciones similares
a las del artículo 20 del Pacto Internacional en cuanto a que la propaganda a favor de
la guerra y la incitación a la violencia “estará prohibida por la ley.”
*****
Finalmente, una característica distintiva de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos es que el derecho a réplica está garantizado por el artículo 14, cuyo
primer párrafo dice:
“Toda persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes emitidas
en su perjuicio a través de medios de difusión legalmente reglamentados y
que se dirijan al público en general, tiene derecho a efectuar por el mismo
órgano de difusión su rectificación o respuesta en las condiciones que
establezca la ley.”
Adicionalmente, “en ningún caso la rectificación o la respuesta eximirán
de las otras responsabilidades legales en que se hubiese incurrido” (artículo 14(2)).
161
Ver Corte IDH, Caso de Olmedo Bustos et Al. c. Chile, sentencia de 5 de febrero del 2001, Series C, No. 73, párrs. 71-73.
162
Corte IDH, La Colegiación Obligatoria de Periodistas (arts. 13 y 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-5/85 del 13 de noviembre del 1985, Series A, No. 5, pp. 103-104, párr. 39.
163
Ibid., pp. 110-111, párr. 48.
590 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
164
Corte IDH. Exigibilidad del Derecho de Rectificación o Respuesta (arts. 14.1, 1.1 y 2 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
Opinión Consultiva OC-7/86 del 29 de agosto de 1986, Series A, No. 7; para el texto ver la página web de la Corte:
http://www.corteidh.or.cr/seriea/index_a.html.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 591
165
Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein c. Perú, sentencia de 6 de febrero del 2001, Series C, No. 74; el texto utilizado se encuentra en la página
web de la Corte: http://www.corteidh.or.cr/seriec/index_c.html, párr. 146; énfasis adicional. El caso de la Colegiación Obligatoria de
Periodistas será analizado en la sub- sección 3.4.5.
166
Ibid., párr. 147.
167
Ibid., párr. 148.
168
Ibid., párr. 149.
169
Ibid., párr. 150.
592 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
170
Corte IDH, La Colegiación Obligatoria de Periodistas (arts. 13 y 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-5/85 de 13 de noviembre del 1985, Series A, No. 5, pp. 101-102, párr. 33.
171
Ibid., p. 102, párr. 34.
172
Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein c. Perú, sentencia de 6 de febrero del 2001, Series C, No. 74, párr. 151.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 593
Corte IDH, La Colegiación Obligatoria de Periodistas (arts. 13 y 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
174
594 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
175
Corte IDH, La Colegiación Obligatoria de Periodistas (arts. 13 y 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-5/85 del 13 de noviembre del 1985, Series A, No. 5, p. 106, párr. 42. El artículo 29(c) establece que “Ninguna disposición de la
presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: … excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano
o que se derivan de la forma democrática representativa de gobierno.” De acuerdo con el artículo 32(2), “Los derechos de cada
persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en una
sociedad democrática.
176
Ibid., p. 108, párr. 44.
177
Ibid., p. 109, párr. 46.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 595
178
Corte IDH. Caso Ivcher Bronstein c. Perú, sentencia de 6 de febrero del 2001, Series C, No. 74, párr. 156.
179
Ibid., párrs. 158-160.
180
Ibid., párr. 161.
596 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
181
Ibid., párrs. 162-164; énfasis adicional.
182
Corte IDH, La Colegiación Obligatoria de Periodistas (arts. 13 y 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-5/85 del 13 de noviembre del 1985, Series A, No. 5, pp. 114-115, párr. 58.
183
Ibid., p. 122, párr. 68.
184
Ibid., pp. 122-123, párrs. 69-70.
185
Ibid., pp. 123-124, párrs. 71-73.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 597
“que las razones de orden público que son válidas para justificar la
colegiación obligatoria de otras profesiones no pueden invocarse en
el caso del periodismo, pues conducen a limitar de modo permanente,
en perjuicio de los no colegiados, el derecho de hacer uso pleno de las
facultades que reconoce a todo ser humano el artículo 13 de la Convención,
lo cual infringe principios primarios del orden público democrático sobre
el que ella misma se fundamenta.”186
No obstante, la Corte reconoció la necesidad de “establecer un régimen que
asegure la responsabilidad y la ética profesional de los periodistas y que sancione las
infracciones a esa ética” y también consideró apropiado “que un Estado delegue, por
ley, autoridad para aplicar sanciones por las infracciones a la responsabilidad y ética
profesionales.” Sin embargo, al tratar con periodistas, las restricciones contempladas
en el artículo 13(2) “deben tenerse en cuenta.”187 Por ello, “se desprende que no es
compatible con la Convención una ley de colegiación de periodistas que impida el
ejercicio del periodismo a quienes no sean miembros del colegio y limite el acceso
a éste a los graduados en una determinada carrera universitaria.” Una ley semejante
incluiría restricciones a la libertad de expresión que no están autorizadas por el artículo
13(2) y, por lo tanto, vulnerarían tanto el “derecho de toda persona a buscar y difundir
informaciones e ideas por cualquier medio de su elección, como del derecho de la
colectividad en general a recibir información sin trabas.”188 La Corte decidió por
unanimidad “que la colegiación obligatoria de periodistas, en cuanto impida el acceso
de cualquier persona al uso pleno de los medios de comunicación social como vehículo
para expresarse o para transmitir información, es incompatible con el artículo 13 de
la Convención Americana, y que la “Ley Orgánica del Colegio de Periodistas de Costa
Rica, en cuanto [impedía] a ciertas personas el pertenecer al Colegio de Periodistas y,
por consiguiente, el uso pleno de los medios de comunicación social como vehículo
para expresarse y transmitir información, es incompatible con el artículo 13 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos.”189
186
Ibid., pp. 125-126, párr. 76.
187
Ibid., pp. 127-128, párr. 80.
188
Ibid., p. 128, párr. 81.
189
Ibid., pp. 131-132, párr. 85.
598 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
190
Corte Eur. de D.H., Caso The Observer y Guardian c. Reino Unido, sentencia de 26 de noviembre del 1991, Series A, No. 216, p. 30, párr. 60.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 599
191
Otros ejemplos de casos relacionados con el artículo 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos puede encontrarse
utilizando la herramienta de búsqueda de la página web de la Corte (http://hudoc.coe.int).
192
Corte Eur. de D.H., Caso Handyside c. Reino Unido, sentencia de 7 de diciembre del 1976, Series A, No. 24, p. 23, párr. 49. Este caso
concernía una sentencia penal, la incautación y posterior confiscación y destrucción de la matriz y de cientos de copias del Pequeño
Libro Rojo Escolar con el fin de proteger la moral en una sociedad democrática. Este libro tenía como objetivo a niños entre los 12 y
18 años e incluía una sección sobre sexo. La Corte concluyó que el artículo 10 no había sido violado por las medidas tomadas en este
caso. Ver p. 28, párr. 59. Traducción tomada de relatoría libertad de expresión CIDH en
http://www.cidh.oas.org/relatoria/showarticle.asp?artID=264&lID=2
600 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
193
Corte Eur. de D.H., Caso de The Sunday Times c. Reino Unido, sentencia de 26 de abril del 1979, Series A, No. 30, p. 40, párr. 65.
194
Corte Eur. de D.H., Caso The Observer and Guardian c. Reino Unido, sentencia de 26 de noviembre del 1991, Series A, No. 216, p. 30, párr.
59(b).
195
Ibid., p. 30, párr. 59(a).
196
Ibid., p. 30, párr. 59(c).
197
Corte Eur. de D.H., Caso Handyside c. Reino Unido, sentencia de 7 de diciembre del 1976, Series A, No. 24, p. 23, párr. 48.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 601
198
Ibid., p. 23, párr. 49.
199
Corte Eur. de D.H., Caso de The Sunday Times c. Reino Unido, sentencia de 26 de abril del 1979, Series A, No. 30, p. 40, párr. 59.
200
Corte EDH, Caso The Observer and Guardian c. Reino Unido, sentencia del 26 de noviembre del 1991, Series A, No. 216, p. 30, párr. 59(a)
y (b).
201
Corte Eur. de D.H., Caso de The Sunday Times c. Reino Unido, sentencia del 26 de abril del 1979, Series A, No. 30, p. 40, párr. 59.
602 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
La libertad de prensa ha sido objeto de muchos casos bajo el artículo 10, casos
que comprueban no sólo la fragilidad sino la importancia fundamental de una prensa
libre y crítica en Europa. En esta sub-sección se presentarán ejemplos relacionados
con restricciones sobre la libertad de prensa con el fin de mantener la autoridad de la
judicatura y proteger la reputación de los demás.
Conservación de la autoridad judicial: El caso del Sunday Times
concernía a una orden interlocutoria que previno la publicación de un artículo
sobre la tragedia del uso de el medicamento talidomia, sobre la base de que esto
constituía desacato contra el tribunal. El artículo concernía a los casos de niños y la
negociación de su compensación extrajudicial en el Reino Unido. La talidomia era un
medicamento utilizado, particularmente, en mujeres en gravidez, algunas de las cuales
dieron a luz niños que sufrieron defectos severos de nacimiento. Distillers Company
(Biochemicals) Limited, que manufacturaba y distribuía el medicamento en el Reino
Unido, eventualmente llegó a acuerdos con la mayoría de las víctimas del medicamento.
Los peticionarios alegaron, inter alia, que la orden expedida por el Alto Tribunal y
confirmado por la Cámara de los Lores constituía una violación del artículo 10 del
Convenio.202
La Corte Europea no tuvo dificultad en decidir que en este caso se había
presentado una “interferencia por una autoridad pública” en el ejercicio de la libertad
de expresión de los peticionarios como está garantizada bajo el artículo 10(1) del
Convenio. Para ser justificada, tal interferencia tenía que cumplir con las condiciones
contempladas dentro del artículo 10(2).203
202
Corte Eur. de D.H., Caso de The Sunday Times c. Reino Unido, sentencia del 26 de abril del 1979, Series A, No. 30, p. 40, párr. 59.
203
Ibid., p. 29, párr. 45.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 603
204
Ibid., p. 30, párr. 47.
205
Ibid., p. 31, párr. 49.
206
Ibid., pp. 31-33, párrs. 50-53.
207
Ibid., p. 31, párr. 49.
208
Ibid., p. 33, párr. 52.
209
Ibid., p. 33, párr. 54.
210
Ibid., p. 34, párr. 55.
211
Ibid., p. 34, párrs. 55-56.
604 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Europea, el Tribunal sólo tenía que analizar si las razones invocadas por la Casa de
los Comunes para concluir que el artículo en mención era objetable, caían “dentro del
fin de mantener la ‘autoridad judicial’ como había sido interpretado por la Corte”. La
Corte concluyó que sí lo hacía y aceptó, inter alia, las siguientes razones dadas por la
Cámara de los Lores:
v5 “al ‘prejuzgar’ el tema de negligencia [el artículo] hubiera llevado al desacato de los
procesos legales o interferido en la administración de justicia;”
v5 “el prejuzgamiento, por parte de la prensa, hubiera inevitablemente llevado, en este
caso, a réplicas de las partes, creando por lo tanto el peligro de un ‘juicio por prensa’
incompatible con la propia administración de justicia;” y
v5 “los tribunales le deben a las partes el protegerlos de prejuicios o prejuzgamientos
que involucren el que tengan que participar en la oleada de publicidad anterior del
juicio.”212
Dado que la interferencia en este caso cumplía tanto con el Principio de
Legalidad como con la condición de un fin legítimo, la pregunta crucial que
faltaba por responder era si se podía considerar “necesaria en una sociedad
democrática”. En otras palabras,
v5 ¿Corresponde la interferencia a una “necesidad social imperiosa”?
v5 Era “proporcional con el fin perseguido”?
v5 Eran las razones dadas por las autoridades nacionales para justificarla “relevantes”
y “suficientes”?213
Al respecto la Corte anotó que “el margen de apreciación [de un Estado parte]
no es idéntico para cada uno de los fines enumerados en el artículo 10(2).” En contraste
con la “protección de la moralidad”, por ejemplo, la “autoridad” de la judicatura es
“una noción mucho más objetiva” concerniendo a “la legislación y práctica nacional de
los Estados contratantes revela una medida bastante sustancial de motivos comunes…
De esta manera, en este caso una supervisión Europea más extensa corresponde a un
margen de apreciación menor” a nivel nacional.214
En su análisis detallado, la Corte recordó, inter alia, los principios relacionados
con la importancia de la libertad de expresión en una sociedad democrática “igualmente
aplicables al campo de la administración de justicia”. Las excepciones a esta libertad
contenida en el artículo 10(2) “deben ser interpretadas de forma restrictiva.”215 La Corte
luego señaló que el artículo 10 “garantiza no sólo la libertad de prensa de informar
al público, sino el derecho del público a estar debidamente informado… En el caso
bajo estudio, las familias de numerosas víctimas de la tragedia, quienes desconocían las
dificultades legales, tenían un interés vital en conocer los hechos subyacentes y varias
de las posibles soluciones. Podían ser privados de esta información crucial para ellos,
sólo si había absoluta certeza de que su difusión hubiera presentado una amenaza a la
‘autoridad judicial’.”216 Por lo tanto, la Corte debía “sopesar los intereses involucrados
212
Ibid., pp. 34-35, párrs. 56-57.
213
Ibid., p. 38, párr. 62.
214
Ibid., pp. 36-37, párr. 59.
215
Ibid., pp. 40-41, párr. 65.
216
Ibid., pp. 41-42, párr. 66.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 605
y determinar su fuerza respectiva”. Al hacerlo, observó, inter alia, que los hechos
del caso “no dejaban de ser un tema de interés general simplemente porque eran los
antecedentes del litigio pendiente. Al sacar a la luz algunos hechos, el artículo pudo
haber servido como un freno a las discusiones especulativas e ignorantes.”217 Concluyó
que “la interferencia alegada no correspondía a una necesidad social lo suficientemente
apremiante para superar el interés público en la libertad de expresión bajo la definición
en la convención.” Por lo tanto, la Corte encontró que los motivos de la restricción
impuesta sobre los peticionarios no eran suficientes bajo el artículo 10(2). La restricción
probó no ser proporcional al fin legítimo perseguido; no era necesaria en una sociedad
democrática para mantener la autoridad judicial.218 En consecuencia, había habido una
violación del artículo 10.
Protección de la reputación de los derechos de los demás: El
caso de Lingens c. Austria trataba la condena del peticionario por haber difamado al
señor Kreisky, el Canciller de Austria. En un par de artículos el peticionario había,
inter alia, criticado la actitud acomodada del señor Kreisky hacia antiguos Nazis que
participaban en la política Austriaca, usando términos como “oportunismo de lo peor”,
“inmoral” e “indigno”, sobre cuya base fue sentenciado a una multa y se ordenó la
confiscación de sus artículos.219
La Corte Europea de derechos Humanos aceptó que había habido una
“interferencia por una autoridad pública” en el ejercicio de la libertad de expresión
del señor Lingen que necesitaba ser justificada bajo el artículo 10(2) con el fin de no
constituir una violación del Convenio, que la condena estaba “prescrita por la ley”
pues se fundaba en el artículo 111 de la Ley Penal Austriaca y que la medida perseguía
un fin legítimo pues estaba diseñada para proteger “la reputación o derechos de los
demás.”220 La pregunta que quedaba por decidir era, por lo tanto, si la condena podía
ser justificada como “necesaria en una sociedad democrática” en búsqueda
de un fin legítimo.
Retomando sus fallos de Handyside y Sunday Times, la Corte enfatizó que no
podía aceptar la opinión expresada por el fallo de la Corte de Apelación de Viena “en
cuanto a que la labor de la prensa era la de difundir información, cuya interpretación
debía dejarse en manos del lector.”221 Agregó que:
“La libertad de prensa (...) otorga al público uno de los mejores medios
para conocer las ideas y actitudes de los líderes políticos y formarse una
opinión al respecto. De forma más general, la libertad del debate público
esta en el corazón mismo del concepto de una sociedad democrática que
prevalece a través de la Convención.
Los límites de la crítica aceptable son, por tanto, respecto de un político,
más amplios que en el caso de un particular. A diferencia de este último,
aquél inevitable y conscientemente se abre a un riguroso escrutinio de todas
sus palabras y hechos por parte de periodistas y de la opinión pública y,
217
Ibid., p. 42, párr. 66.
218
Ibid., p. 42, párr. 67.
217
Ibíd., pp. 157-158, párrs. 5-6.
218
Ibíd., p. 158, párr. 8.
219
Ibíd., p. 158, párr. 9.
220
Ibíd., p. 159, párr. 12.
221
Ibid., p. 26, párr. 41.
606 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
222
Ibid., p. 26, párr. 42.
223
Ibid., pp. 26-27, párr. 43.
224
Ibid., p. 27, párr. 44.
225
Ibid., p. 28, párr. 46.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 607
226
Ibid., p. 28, párr. 47.
227
Corte Eur. de D.H., Caso de Jersild c. Dinamarca, sentencia de 23 de septiembre del 1994, Series A, No. 298, p. 14-15, párrs. 13-14.
228
Ibid., p. 20, párr. 27.
229
Ibid., p. 22, párr. 30.
230
Ibid., pp. 22-23, párr. 30.
608 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
a qué técnica de informar debe ser adoptada por los periodistas. En este
contexto, la Corte recuerda que el Artículo 10 protege, no
sólo la sustancia de las ideas e información expresada, sino
también la forma en que éstas son difundidas.”231
La Corte tenía, por lo tanto, que decidir si las razones aducidas por las
autoridades Danesas para justificar la condena del señor Jersild eran “relevantes y
suficientes y si los medios utilizados fueron proporcionales al fin legítimo perseguido.”
Al hacerlo, “la Corte [tenía] que satisfacerse ella misma de que las autoridades locales sí
utilizaron los estándares que estuvieran en conformidad con los principios contenidos
en el artículo 10 y, más aún, que se basaran en un análisis aceptable de los hechos
relevantes.”232
El análisis de la Corte se relacionó con “la manera como el programa sobre
los Greenjackets se produjo, su contenido, el contexto en el que se presentó y el
objetivo del programa.” También tuvo en mente, “las obligaciones de los Estados bajo
la Convención de las Naciones Unidas y otros instrumentos internacionales para tomar
medidas efectivas para eliminar todas las formas de discriminación racial y prevenir y
combatir doctrinas y prácticas racistas.”233
Al hacer esto, la Corte halló, en primer lugar, que los motivos presentados por
las autoridades nacionales eran “relevantes”. En su opinión, “los tribunales nacionales
hacían bastante énfasis al hecho de que el peticionario había por el mismo tomado
la iniciativa de preparar un programa sobre los Greenjackets y que no sólo sabía de
antemano que era muy probable que los comentarios racistas fueran a surgir durante
la entrevista, sino que los había fomentado. Había editado el programa de tal manera
que los comentarios ofensivos salieran al aire. Sin su participación, los comentarios no
hubieran sido difundidos a un amplio círculo de personas y no hubieran sido por lo
tanto punibles.”v234
Por otro lado, teniendo en cuenta el programa dentro de su contexto,
incluyendo la introducción hecha por el presentador, no había “motivo para dudar” de
que las entrevistas cumplían con el objetivo señalado de tratar aspectos del problema del
racismo en Dinamarca. “Tomado como un todo, el programa no podía objetivamente
tener como su objetivo la propagación de opiniones e ideas racistas” porque
“claramente buscaba –por medio de una entrevista- el exponer, analizar
y explicar este grupo particular de jóvenes, limitados y frustrados por su
situación social, con antecedentes penales y actitudes violentas, por lo
tanto, tratando aspectos específicos de un tema que para esa época ya era
de una gran preocupación pública.”235
Adicionalmente, la Corte Europea no “estaba convencida por el argumento,
también enfatizado por los tribunales nacionales, de que el tema de los Greenjackets se
había presentado sin un intento por contrastar las opiniones extremistas manifestadas.
Tanto la introducción del presentador de televisión, como la actitud del peticionario
231
Ibid., p. 23, párr. 31; énfasis adicional.
232
Ibid., pp. 23-24, párr. 31.
233
Ibid., p. 24, párr. 31.
234
Ibid., p. 24, párr. 32.
235
Ibid., p. 24, párr. 33.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 609
236
Ibid., p. 25, párr. 34.
237
Ibid., p. 25, párr. 35; énfasis adicional.
238
Ibid., pp. 25-26, párr. 35.
239
Ibid., p. 26, párr. 37.
240
Corte Eur. de D.H., Caso de Bergens Tidende y Otros c. Noruega, sentencia de 2 de mayo del 2000; el texto utilizado en este contexto es
una versión no editada de la sentencia que se encuentra en la página de la web de la Corte: http://hudoc.echr.coe.int/, párrs. 9-11.
241
Ibid., párr. 12.
242
Ibid., párrs. 17-19.
610 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
243
Ibid., párrs. 20-24.
244
Ibid., párr. 33.
245
Ibid., párr. 49.
246
Ibid., párrs. 51-52.
247
Ibid., párr. 53.
248
Ibid., párr. 56.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 611
los testimonios de las mujeres mostrara una falta de una objetividad adecuada.” Señaló
que “los reportajes noticiosos basados en entrevistas, editadas o no, constituye uno de
los medios más importantes mediante el cual la prensa puede jugar su esencial papel
de ‘perro guardián’.”249 Invocando su fallo en el caso Jersild, la Corte manifestó que “los
métodos de un periodismo objetivo y balanceado pueden variar considerablemente
dependiendo, entre otras cosas, de los medios en cuestión”; No era labor de la Corte,
ni de los tribunales nacionales, “el sustituir sus opiniones propias por las de la prensa
en lo que se refiere a qué técnica de informar debe ser adoptada por los periodistas.”
Finalmente, la Corte anotó que en la misma página del primer artículo siendo impugnado,
había una entrevista con otro cirujano plástico refiriéndose a los “pequeños márgenes
entre el éxito y el fracaso” en esta área, así como una entrevista con el cirujano plástico
acusado, quien llamó la atención sobre el hecho de que complicaciones se presentaban
entre el 15-20 por ciento de las cirugías. Además, otros dos artículos defendiendo al
Dr. R se habían publicado en el periódico.250
Si bien es cierto que el aceptar la publicación de los artículos relevantes “tuvo
serias consecuencias sobre la práctica profesional del Dr. R.”, la Corte Europea era de
la opinión que “dadas las críticas justificadas relacionadas con su cuidado pos cirugía
y del tratamiento de seguimiento, era inevitable que, en todo caso, se presentara un
daño sustancial a su reputación profesional.”251 A la luz de estas consideraciones, la
Corte no pudo hallar “que el inequívoco interés del Dr. R, por proteger su reputación
profesional fuera suficiente para sobrepasar el importante interés general en la libertad
de prensa de difundir información sobre temas de un interés público legítimo. En corto,
las razones en las que se sustentó el Estado demandado, aunque relevantes, no eran
suficientes para demostrar que la interferencia alegada fuera ‘necesaria en una sociedad
democrática’.” Por ello, “no había una relación razonable de proporcionalidad entre
las restricciones impuestas por las medidas aplicadas por la Corte Suprema sobre el
derecho de los peticionarios a la libertad de expresión y el fin legítimo perseguido.”252
En consecuencia, el artículo 10 del Convenio Europeo había sido violado.
249
Ibid., párr. 57.
250
Ibid., párr. 57.
251
Ibid., párr. 59.
252
Ibid., párr. 60.
612 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
información, sino también la forma en que son difundidas y, por lo tanto, los
periodistas tienen el derecho de decidir qué técnica de informar quieren adoptar.
El ejercicio de la libertad de expresión acarrea con el “deberes y
responsabilidades.” Para beneficiarse de la protección otorgada por el artículo
10 del Convenio Europeo al informar sobre temas de interés general, se les
requiere a los periodistas actuar de buena fe con el fin de proveer información
precisa y confiable respetando la ética de su profesión.
Los reportajes noticiosos basados en entrevistas, editadas o no, constituyen
uno de los medios más importantes mediante los cuales la prensa puede jugar
su papel esencial de ‘perro guardián’. El castigo de un periodista por ayudar
en la difusión de comentarios hechos por otra persona en una entrevista
obstaculizaría de manera seria la contribución de la prensa en la discusión de
temas de interés público y no debería ser considerada, al menos que hubiesen
razones particularmente fuertes para hacerlo.
Significa que debe haber una “necesidad social imperiosa” para las
restricciones impuestas sobre el ejercicio de la libertad de expresión. Debe,
en otras palabras, estar “convincentemente establecido” que las medidas son
proporcionales al fin legítimo perseguido. Para este fin, los Estados contratantes
tienen que demostrar que las razones aducidas para sustentar las medidas
son “relevantes” y “suficientes”. No basta, con el fin de llenar este requisito,
que los Estados contratantes, muestren que han actuado cuidadosamente o de
buena fe.
Las condenas u otras sanciones sobre los reporteros, pueden disuadir a la
prensa de llevar a cabo su tarea de perro guardián.
Puede resultar necesario en una sociedad democrática, el limitar el ejercicio de
la libertad de expresión, por ejemplo, con el fin de mantener “la autoridad e
imparcialidad judicial” y para proteger “la reputación o los derechos de los
otros.”
Sin embargo, un tema no deja de ser de interés público simplemente porque
hace parte de un litigio en curso. La interferencia con la libertad de expresión
en un caso así está, por lo tanto, justificada solamente si corresponde a una
necesidad social que es lo suficientemente imperiosa para sobrepasar el interés
público de la libre circulación de información. Los Estados contratantes
deben proporcionar razones relevantes y suficientes para establecer de manera
convincente que tal necesidad existe para justificar la interferencia.
Aunque los líderes políticos también gozan bajo el articulo 10(2) de la
protección por su “reputación o derechos”, los límites de la crítica aceptable
son más amplios en su caso que en el caso de personas privadas. Cuando los
políticos actúan en su capacidad oficial, el requerimiento de que sean protegidos
por el artículo 10(2) debe sopesarse con el interés de una discusión abierta
sobre temas políticos.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 613
253
Corte Eur. de D.H., Caso de Nilsen y Johnsen c. Noruega, sentencia de 25 de noviembre del 1999, Informes 1999-VIII, pp. 72-75, párr. 25, y
p. 76, párr. 27.
254
Ibid., p. 82, párr. 39.
255
Ibid., pp. 85-86, párr. 44.
256
Ibid., p. 86, párr. 45; énfasis adicional.
614 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
la Corte observó que el caso tenía sus antecedentes “en un largo y acalorado debate en
Noruega sobre las investigaciones relacionadas con violencia policíaca, particularmente
en la ciudad de Bergen” y que “las declaraciones impugnadas claramente hacen mella
en un tema de seria preocupación pública.” Sin embargo, de forma importante, anotó
que
“de acuerdo con la jurisprudencia de la Corte de Estrasburgo, hay un
ámbito muy pequeño bajo el artículo 10 § 2 del Convenio para restricciones
sobre la expresión política o sobre el debate de cuestiones de interés
público.”257
No obstante, ‘incluso en debates sobre temas de gran preocupación pública,
debe haber límites al derecho a la libertad de expresión.” La discusión era entonces “si
los peticionarios había sobrepasado los límites de crítica permisibles.”258
La Corte Europea aceptó que los tribunales Noruegos tenían motivos para
declarar nula la declaración acusando al profesor de mentiras deliberadas, puesto
que “ésta excedía los límites de crítica permisibles.” No obstante, lo mismo no era
cierto para las declaraciones restantes, las cuales eran “bastante semejantes a juicios de
valor.”259
Al analizar la necesidad de la interferencia, la Corte también consideró “el
papel jugado por la parte ofendida en el presente caso.” Anotó que “había utilizado
un número de expresiones peyorativas, tales como ‘desinformación’, ‘despotismo’” y
había sostenido que existía “una ‘sub cultura criminal’ en la policía de Bergen.”260 Sin
embargo,
“teniendo en cuenta que los peticionarios estaban, en su capacidad como
representantes elegidos de las asociaciones profesionales, respondiendo a
una crítica de sus métodos de trabajo y ética dentro de la profesión, la Corte
considera que, al sopesar los intereses de la libertad de expresión con los
de la protección de la reputación bajo el examen de necesidad del artículo
10 § 2 del Convenio, mayor peso se le debe dar a la participación activa del
demandante en una discusión pública de las que se dio por parte de los
tribunales nacionales al aplicar la legislación nacional … Las declaraciones
cuestionadas se referían directamente a la contribución del demandante
a esa discusión. En opinión de la Corte, un grado de exageración debe
tolerarse en el contexto de un debate público acalorado y continuo como
aquel sobre temas de interés general, en los que en ambos lados, las
reputaciones profesionales se encontraban en juego.”261
A la luz de lo anterior, la Corte no “estuvo satisfecha” en cuanto a que las
declaraciones restantes “excedían los límites de crítica permisibles para el propósito
del” artículo 10 del Convenio. En el corazón de la larga y acalorada discusión pública,
se encontraba la cuestión de la veracidad de denuncias de violencia policíaca y había
un soporte fáctico para asumir que alegaciones falsas se habían hecho por parte de
informantes. Las declaraciones en cuestión trataban esencialmente este punto y el
257
Ibid., pp. 86-87, párr. 46.
258
Ibid., p. 87, párr. 47.
259
Ibid., p. 87, párrs. 49-50.
260
Ibid., pp. 88-89 , párr. 52.
261
Ibid., p. 89, párr. 52.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 615
262
Ibid., p. 89, párr. 53.
263
Corte Eur. de D.H., Caso de Jerusalem c. Austria, sentencia de 27 de febrero del 2001; el texto utilizado en este contexto es una versión
no editada de la sentencia que se encuentra en la página web de la Corte: http://hudoc.echr.coe.int/, párr. 36.
264
Ibid., párr. 18.
616 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
peticionario había declarado que las sectas que eran “psyco-sectas” existían en Viena
y tenían características comunes, tales como “su carácter totalitario” y “tendencias
fascistas”. El actor también había dicho que IPM había “ganado influencia en la política
de drogas del Partido Austriaco de los Pueblos.”265 La asociación Austriaca, así como
su contraparte Suiza VPM, solicitó que el Consejo Municipal de Viena expidiera una
orden interlocutoria en contra del peticionario, prohibiéndole repetir que IPM era una
secta. La solicitud fue concedida.
La Corte aprobó la valoración de las partes en este caso en que la orden
interlocutoria constituía una interferencia en la libertad de expresión del peticionario,
como se encuentra garantizada en el artículo 10(1) del Convenio, y que la interferencia
estaba “prescrita por la ley” y perseguía un fin legítimo, “la protección de la reputación
o de los derechos de otros” dentro del significado del artículo 10(2). Por lo tanto,
restaba sólo establecer si la orden interlocutoria era también “necesaria en una sociedad
democrática” para ese fin en particular.266
Luego de enfatizar la importancia de la libertad de expresión también para
representantes elegidos por el pueblo, la Corte Europea recordó
“que los límites de la crítica permisible son más amplios en relación con
los políticos actuando en su capacidad pública que en relación con las
personas privadas, pues los primeros inevitable e intencionalmente están
sujetos a un amplio escrutinio de palabra y obra por parte de periodistas
y del público en general. Los políticos deben mostrar un mayor grado
de tolerancia, especialmente cuando ellos mismos hacen declaraciones
públicas, susceptibles a la crítica.”267
Refiriéndose al fallo mencionado anteriormente en el caso de Nilsen y Johnsen,
la Corte observó, sin embargo, que las “personas privadas o asociaciones se abren
a escrutinio cuando entran en la arena de los debates públicos.” En el caso ante la
Corte, las dos asociaciones estaban “activas en un campo de interés público, la política
antidrogas. Participaban en debates públicos sobre el tema y, como el Gobierno lo
reconoció, cooperaban con un partido político. Al ser las asociaciones activas de
esta manera en el dominio publico, , debían haber mostrado un nivel más alto de
tolerancia hacia la crítica cuando sus oponentes consideraron sus objetivos y los
medios empleados en dicho debate.”268
La Corte luego señaló que las declaraciones en cuestión, hechas en el curso
de un debate político en el Concejo Municipal de Viena, eran, por lo tanto, “hechas en
un foro que era al menos comparable a un Parlamento en lo que concierne al interés
público de proteger la libertad de expresión pública de los peticionarios.” Agregó
que:
“En una democracia, el Parlamento o cualquier cuerpo comparable,
es el foro esencial para el debate político. Razones muy de peso deben
presentarse para justificar una interferencia en la libertad de expresión allí
ejercida.”269
265
Ibid., párr. 10.
266
Ibid., párr. 30.
267
Ibid., párr. 38.
268
Ibid., párrs. 38-39.
269
Ibid., párr. 40.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 617
270
Ibid., párrs. 44-45.
271
Ibid., párr. 45.
272
Ibid., párr. 46.
618 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
273
Corte Eur. de D.H., Caso de Karatas c. Turquía, sentencia de 8 de julio del 1999, Informes 1999-IV, p. 108, párr. 49.
274
Ibid., pp. 90-95, párrs. 9-15.
275
Ibid., pp. 105-106, párrs. 36, 40 y 44.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 619
una revolución, la expresión de gran angustia de cara a una situación política difícil.”276
Adicionalmente, la Corte señaló que el actor había sido condenado “no tanto por haber
incitado a la violencia, sino por haber difundido propaganda separatista refiriéndose
a una región en particular de Turquía como ‘Kurdistan’ y por haber glorificado a los
movimientos insurreccionales en esa región.”277 La Corte estaba “por encima de todo
… atónita por la severidad de la pena impuesta sobre el peticionario.”278 Por todas estas
razones, concluyó que la condena del peticionario “fue desproporcionada a los fines
perseguidos y, en consecuencia, no ‘necesaria en una sociedad democrática’. Por lo
tanto, se [había] presentado una violación del artículo 10 del Convenio.”279
La libertad de expresión artística también estuvo a la postre en el caso
de Müller y Otros c. Suiza, en el que los peticionarios habían sido condenados bajo el
artículo 204(1) del Código Penal Suizo, por haber publicado figuras “obscenas” en
una exhibición. La Corte aceptó que esta condena, así como la orden –aunque luego
fue levantada- de confiscar los cuadros, constituía una interferencia con el derecho del
actor a la libertad de expresión, la cual tenía que ser justificada bajo el artículo 10(1)
para considerarla legal.280
La Corte aceptó que la medida estaba prescrita por la ley y que la condena
perseguía un fin legítimo, pues estaba diseñada para proteger la moral pública.281
Recordando el papel fundamental de la libertad de expresión en una sociedad
democrática, la Corte admitió que “artistas y aquellos que promueven su trabajo no
son inmunes a la posibilidad de limitaciones, como está previsto en [el artículo 10(2) del
Convenio]. Cualquier persona que ejerza su libertad de expresión asume, de acuerdo
con los términos expresos de ese párrafo, ‘deberes y obligaciones’: su ámbito depende
de su situación y de los medios que utilice.”282 En lo que se refiere al término moral
“al requerirle a la actora el comprobar la veracidad de sus declaraciones,
mientras que al mismo tiempo se le negaba la oportunidad de aducir
pruebas que apoyaran sus declaraciones y así demostrar que constituían
un comentario justo, las Cortes Austriacas excedieron su margen de
apreciación. Por otra parte, la orden interlocutoria otorgada en contra de
la actora constituía una interferencia desproporcionada con su libertad de
expresión.”283
La Corte reconoció “como lo hicieron los tribunales Suizos, que las
concepciones de la moralidad sexual [habían] cambiado en años recientes. Sin
embargo, habiendo inspeccionado los cuadros originales, la Corte [no] consideró
desproporcionada la opinión adoptada por los tribunales Suizos de que los cuadros,
con su énfasis en la sexualidad en algunas de sus formas más crudas, podrían ‘muy
posiblemente ofender el sentido del decoro sexual de personas con sensibilidad
ordinaria.” En relación con el margen de apreciación otorgado a los tribunales suizos,
276
Ibid., p. 109, párr. 52.
277
Ibid., pp. 109-110, párr. 52.
278
Ibid., p. 110, párr. 53.
279
Ibid., p. 110, párr. 54.
280
Corte Eur. de D.H., Caso de Müller y Otros c. Suiza, sentencia de 24 de mayo del 1988, Series A, No. 133, p. 19, párr. 28.
281
Ibid., pp. 20-21, párrs. 29-30.
282
Ibid., p. 22, párr. 34.
283
Ibid., p. 22, párr. 35.
620 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
la Corte Europea concluyó que las medidas bajo discusión no infringían el artículo 10
del Convenio.284
284
Ibid., pp. 22-23, párrs. 36-37. Sobre la noción de “moral”, ver también Corte Eur. de D.H., Caso de Handyside, sentencia de 7 de
diciembre del 1976, Series A, No. 24, pp. 23-28, párrs. 49-59. Para más información sobre libertad de expresión, ver también la página
web de la organización “Artículo 19” (www.article19.org) donde se puede consultar El Manual Virtual de la Libertad de Expresión.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 621
622 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 623
285
Para la enmienda ver NU doc. E/CN.4/L.201. Para el voto ver NU doc. E/CN.4/SR.325, p. 20.
286
NU doc. E/CN.4/SR.120, p. 9. Para el voto rechazando la propuesta, ver NU doc. E/CN.4/SR.121, p. 5.
287
NU doc. E/CN.4/SR.169, p. 10, párr. 41 (Australia), y p. 13, párr. 54 (Chile).
288
Ibid., p. 14, párrs. 63-64.
289
Ibid., p. 14, párr. 65.
624 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
las objeciones hechas por los Estados Unidos debido a su “ambigüedad.”290 En las
discusiones siguientes, en el Tercer Comité de la Asamblea General, Suecia señaló
que “el derecho a formar y a afiliarse a asociaciones de su elección era importante en
una sociedad democrática.”291 Italia observó que “la libertad de asociación política
completaba las libertades de opinión, de expresión y de reunión, en relación con las cuales
el respecto era una característica esencial de un Estado verdaderamente democrático.”292
Como se vio en este capítulo, la relación intrínseca entre las libertades de expresión, de
asociación y de reunión pacífica ha sido posteriormente consistentemente enfatizada
por los órganos fiscalizadores internacionales.
290
NU doc. E/CN.4/SR.325, párr. 15 (Estados Unidos). Para el texto en Francés de la enmienda, ver NU doc. E/CN.4/L.202.
Sobre el voto, ver NU doc. E/CN.4/SR.326, p. 5.
291
NU doc. AGRO, 16 sesión, 1961-1962, c. 1, Tercer Comité, doc. A/C.3/SR.1087, p. 134, párr. 16.
292
Ibid., NU doc. A/C.3/SR.1088, p. 139, párr. 8.
293
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 71, párr. 26.
294
NU doc. AGRO, A/53/40 p. 22, párr. 105.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 625
Aunque tomó nota de las declaraciones del Estado Parte según el cual en
Siria “se respeta plenamente” la libertad de reunión, el Comité de Derechos Humanos
permanecía preocupado por las restricciones en el Código Penal sobre la realización
de reuniones públicas y manifestaciones, por cuanto sobrepasaban aquellas autorizadas
por el artículo 21.299 El Comité también expresó su preocupación por el hecho de
que la legislación en las Antillas Neerlandesas sobre el derecho de reunión pacífica
“establezca el requisito general de obtener la autorización previa del jefe de la policía
local. [Recomendó que] el Estado Parte debe garantizar a todos el ejercicio del derecho
de reunión pacífica en estricta conformidad con las garantías previstas en el artículo
21 del Pacto.”300
El Comité también expresó su preocupación en el caso de la República Popular
Democrática de Corea sobre “la restricción de reuniones públicas y de manifestaciones,
inclusive el posible abuso de los requisitos de las leyes que rigen las reuniones públicas.
El Comité [le pidió] al Estado Parte que le suministre más información sobre las
condiciones para las reuniones públicas y, en particular, indique si puede impedirse
la celebración de una reunión pública y en qué condiciones, y si tal medida puede
apelarse.”301 El Comité también se encontraba preocupado sobre la Ley Chipriota de 1958
“que regula las reuniones legales y que requiere obtener autorización para las reuniones
295
Ibid., p. 33, párr. 155.
296
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 46, párr. 27.
297
NU doc. AGRO, A/52/40 (vol. I), p. 34, párr. 188.
298
Ibid., p. 60, párr. 357.
299
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), pp. 70-71, párr. 25.
300
Ibid., p. 77, párr. 20.
301
Ibid., pp. 99-100, párr. 24.
626 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
302
NU doc. AGRO, A/49/40 (vol. I), p. 55, párr. 323.
303
NU doc. AGRO, A/53/40 (vol. I), p. 40-41, párr. 194.
304
NU doc. AGRO, A/47/40, p. 141, párr. 601.
305
NU doc. AGRO, A/53/40 (vol. I), p. 33, párr. 154.
306
NU doc. AGRO, A/52/40 (vol. I), p. 60, párr. 356.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 627
628 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
307
CADHP, Organización Mundial contra la Tortura y Otros c. Zaire, Comunicaciones Nos. 25/89, 47/90, 56/91, 100/93, decisión adoptada
durante la 19 sesión, marzo 1996, párr. 75 del texto, publicado en: http://www.up.ac.za/chr/ahrdb/acomm_decisions.html. En relación
con la violación del artículo 10 de la Carta Africana como consecuencia de la persecución de empleados de una organización de
derechos humanos. Ver también CADHP, Huri-Laws (en representación de la Organización de Libertades Civiles) c. Nigeria, Comunicación
225/98, decisión adoptada durante la 28 Sesión Ordinaria, 23 de octubre – 6 de noviembre del 2000, párrs. 48-49 del texto de la decisión
publicado en: http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/225-98.html.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 629
308
CADHP, John D. Ouko c. Kenia, Comunicación No. 232/99, decisión adoptada durante la 28 Sesión Ordinaria, 23 octubre – 6 noviembre del
2000, párr. 30 del texto de la decisión como se encuentra publicada en: http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/232-99.html
309
CADHP, Organización de Libertades Civiles (en representación de la Asociación de Abogados Nigerianos) c. Nigeria, Comunicación No.
101/93, decisión adoptada durante la 17 Sesión ordinaria, marzo del 1995, párr. 24 del texto de la decisión publicada en:
www.up.ac.za/chr/ahrdb/acomm_decisions.html
310
Ibid., loc. cit.
311
Ibid., párr. 25.
312
Ibid., párr. 26.
313
CADHP, Pen Internacional y Otros (en representación de Ken Saro-Wiwa Jr y la Organización de Libertades Civiles) c. Nigeria, Comunicaciones
Nos. 137/94, 139/94, 154/96 y 161/97, decisión adoptada el 31 octubre del 1998, párr. 108 del texto de la decisión como está publicada en
la siguiente página: http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/
314
Ibid., loc. cit.
630 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
La lista de fines legítimos es citada del artículo 16; el artículo 15 se refiere a “derechos o libertades de los demás”, en vez de
315
“derechos o libertades de los demás”; énfasis adicional. Este pie de página no aplica porque en español los dos artículos dicen lo
mismo.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 631
316
Corte IDH. Caso Baena Ricardo y Otros (270 trabajadores c. Panamá, sentencia de 2 de febrero del 2001, Serie C, No. 72; el texto utilizado
se encuentra en: www.corteidh.or.cr/serie_c/C_72_ESP.html, párrs. 1 y 104.
317
Ibid., párrs. 148-150.
318
Ibid., párr. 166.
632 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
319
Ibid., párr. 170.
320
Ibid., párr. 171.
321
Ibid., párrs. 172-173. La Corte también concluyó que Panamá había violado los principios de legalidad y de la prohibición de
leyes ex post facto contenidos en el artículo 9, así como en los artículos 8(1), 8(2), 25 y 1(1) y 2 de la Convención Americana, párr.
214.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 633
de los tres sindicatos con los cuales los Ferrocarriles Británicos habían firmado un
acuerdo de “empleo cerrado”, lo que significaba, que desde el momento de la firma
del acuerdo, la afiliación a uno de los tres sindicatos se volvía una condición de empleo.
Los peticionarios alegaron que ese sistema violaba el artículo 11 de la Convenio. La
pregunta era entonces si el artículo 11 “garantiza no solamente la libertad de asociación,
incluyendo el derecho a formar y a afiliarse a sindicatos, en el sentido positivo, sino, en
consecuencia, un ‘derecho negativo’ a no ser obligado a afiliarse a una asociación o a
un sindicato.”232
No obstante, la Corte no consideró que fuese necesario responder esa
pregunta en este caso, señalando que “el derecho a formar y a afiliarse a un sindicato
es un aspecto especial de la libertad de asociación [y] que la noción de una libertad
implica cierta medida de libertad de escogencia respecto de su ejercicio.”323 Por ello, la
Corte se abstuvo de cualquier evaluación del sistema de empleo cerrado per se y limitó
su análisis a los “efectos de ese sistema sobre los peticionarios.”324 Señaló que luego
de la conclusión del acuerdo entre los Ferrocarriles Británicos y los tres sindicatos, los
peticionarios tenían la opción de perder su trabajo o de afiliarse a uno de los sindicatos,
algo que se rehusaron a hacer. “Como resultado de su negativa a ceder a lo que ellos
consideraban una presión injustificada, recibieron notas terminando su trabajo. Bajo la
legislación vigente en ese momento … su despido fue ‘justo’ y, por lo tanto, no podían
fundamentar una queja para buscar compensación y, mucho menos, reintegro.”325
La Corte observó que, bajo el entendido de que el artículo 11 no garantiza el
aspecto negativo de la libertad de asociación al mismo nivel que el aspecto positivo, la
obligación de afiliarse a un sindicato en particular no siempre resultaría contraria a la
Convención.
“No obstante, una amenaza de despido que involucre la pérdida del
sustento es una forma muy seria de presión y, en este caso, estaba dirigida
en contra de una persona contratada por los Ferrocarriles Británicos antes
de la introducción de cualquier obligación de tener que afiliarse a un
sindicato en particular.
En opinión de la Corte, tal forma de presión, en las circunstancias del
acaso, ataca el núcleo del derecho garantizado por el Artículo 11. Por esta
sola razón, se ha presentado una interferencia a esa libertad en lo que se
refiere a cada uno de los tres peticionarios.”326
Otro aspecto del caso se relacionaba con la “restricción de las opciones de
los actores en lo que se refiere a los sindicatos a los que se podían afiliar por voluntad
propia,” porque, como observó la Corte, un individuo no goza del derecho a la libertad
de asociación si en realidad la libertad de acción o de opción que le es disponible es,
o no existente o tan reducida que termina no teniendo ningún valor práctico.327 Este
tema estaba ligado al hecho de que el señor Young y el señor Webster objetaban las
políticas y actividades de los sindicatos y que el señor Young también objetaba las
afiliaciones políticas de dos de los sindicatos. Esto significaba que, pese a su carácter
322
Corte Eur. de D.H., Caso de Young, James y Webster, sentencia de 13 de agosto del 1981, Series A, No. 44, p. 21, párr. 51.
323
Ibid., p. 21, párr. 52.
324
Ibid., p. 22, párr. 53.
325
Ibid., p. 22, párr. 54.
326
Ibid., pp. 22-23, párr. 55.
327
Ibid., p. 23, párr. 56.
634 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
328
Ibid., pp. 23-24, párr. 57.
329
Ibid., p. 25, párr. 63; énfasis adicional.
330
Ibid., pp. 25-26, párrs. 64-65.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 635
parte porque no estaba de acuerdo con la política de limitar el número de taxis y, por
lo tanto, el acceso a su trabajo.”331
Como en el caso de Young, James y Webster, la Corte concluyó que se había
presentado una violación del artículo 11. Aceptó que la afiliación obligatoria estaba
“prescrita por la ley” (una ley de 1989) y que la ley perseguía un fin legítimo, la
protección de los “derechos y de las libertades de los demás.”332 No obstante, ¿era
“necesaria en una sociedad democrática”? El Gobierno consideró que sí lo
era, argumentando que “la afiliación constituía un enlace entre ellos y Frami y que
ésta última no tendría la posibilidad de garantizar la clase de funciones de supervisión
que realizaba, al menos que todas las personas con licencias dentro de esa área fueran
miembros.”333
Como primera medida, la Corte recordó que “la obligación de afiliación
impugnada estaba impuesta por la ley, por lo que su violación acarrearía la revocatoria
de la licencia del peticionario. Por ello, el peticionario estaba sujeto a una forma de
obligación que … es rara dentro de la comunidad de Estados contratantes y que,
frente a ella, debía considerarse incompatible con el artículo 11.” Aunque aceptando
que Frami servía, tanto a los intereses de sus miembros como al interés general, la
Corte no estaba convencida de que “la afiliación obligatoria a Frami fuese requerida
para poder llevar a cabo esas funciones.” Como sustento a esta opinión, señaló en
particular que “la afiliación no era, de ninguna manera, la única forma concebible de
obligar a los portadores de licencias de llevar a cabo dichos deberes y responsabilidades
según fuesen necesarias” y que no se había establecido “que existiera alguna otra razón
que le impidiera a Frami proteger los intereses laborales de sus miembros a falta de la
existencia de una afiliación obligatoria impuesta sobre el peticionario a pesar de sus
opiniones.”334
Por consiguiente, las razones aducidas por el Gobierno, aunque podían
considerarse relevantes, no eran suficientes para demostrar que era “necesario”
el obligar al peticionario a volverse miembro de Frami, bajo amenaza de perder su
licencia y contrario a sus propias opiniones. Por ello, las medidas en discusión eran
“desproporcionadas al fin legítimo perseguido” y violaban el artículo 11.335
331
Corte Eur. de D.H., Caso de Sigurdur A. Sigurjónsson c. Islandia, sentencia de 30 de junio del 1993, Series A, vol. 264, pp. 16-17, párrs.
36-37.
332
Ibid., p. 17, párr. 39.
333
Ibid., p. 18, párr. 40.
334
Ibid., p. 18, párr. 41.
335
Ibid., pp. 18-19, párr. 41.
636 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
336
Corte Eur. de D.H., Caso de Sindicato Sueco de Conductores de Locomotora c. Suecia, sentencia de 6 de febrero del 1976, Series A, No. 20, p.
13, párr. 32.
337
Ibid., p. 14, para 37.
338
Ibid., pp. 14-15, párrs. 38-39.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 637
339
Ibid., p. 15, párr. 39.
340
Ibid., pp. 15-16, párr. 40.
341
Ibid., p. 16, párrs. 41-42. Para un caso similar ver Corte Eur. de D.H., Caso de Unión Nacional de Policías Belgas, sentencia de 27 de
octubre del 1975, Series A, No. 19.
638 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
342
Corte Eur. de D.H.,Caso de Partido Comunista Unitario Turco y Otros c. Turquía, sentencia de 30 de enero del 1998, Informes 1998-I, pp.
9-10, párr.10.
343
Ibid., pp. 16-17, párrs. 24-25.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 639
344
Ibid., p. 17, párr. 27.
345
Ibid., p. 18, párr. 32.
346
Ibid., p. 19, párr. 36.
347
Ibid., pp. 19-20, párrs. 38-41; énfasis adicional.
640 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 641
348
Ibid., pp. 20-22, párrs. 42-47.
349
Ibid., p. 25, párr. 51.
642 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
la Corte [no podía] aceptar que por sí sola, la queja basada en el nombre del partido
llevara a la disolución del partido.”350
En cuanto al segundo argumento aceptado por la Corte
Constitucional para apoyar la disolución del TBKP, que “buscaba promover
el separatismo y la división de la nación Turca”, la Corte Europea observó que, aunque
el partido se refería en su programa “al ‘pueblo’, a la ‘nación’ y a los ‘ciudadanos’
Kurdos’”, no los describía como una “minoría”, ni reclamaba “cosa distinta a que
se le reconociera su existencia para que gozaran de un trato especial o de derechos,
menos aún se refería a un derecho de secesión del resto de la población Turca. Por
el contrario, el programa [establecía]: ‘el TBPK luchará por una solución pacífica,
democrática y justa del problema Kurdo, para que los pueblos Kurdos y Turcos puedan
vivir juntos a su libre albedrío dentro de los límites de la República Turca, sobre la
base de la igualdad de derechos y con la opinión de una reestructuración democrática
fundada en sus intereses comunes’.” “El TBPK también decía en su programa: ‘Una
solución al problema Kurdo sólo podrá ser encontrada si las partes en conflicto tienen
la posibilidad de expresar sus opiniones libremente, si acuerdan no hacer uso de la
violencia de ninguna forma con el fin de resolver el problema y si son capaces de jugar
un papel dentro de la política con su identidad nacional propia’.”351
La Corte Europea luego señaló que consideraba que una de las principales
características de la democracia era
“la posibilidad que ofrece de resolver los problemas de un país a través
del diálogo, sin recurrir a la violencia, incluso cuando son molestos. La
Democracia florece sobre la libertad de expresión. Desde ese punto de
vista, no puede haber justificación alguna para obstaculizar a un grupo
político, solamente porque busca debatir en público la situación de parte
de la población del Estado y participar en la vida política de la nación con
el fin de encontrar, de acuerdo con las reglas democráticas, soluciones
capaces de satisfacer a todas las personas afectadas. Al juzgar por su
programa, ese parecía ser el objetivo del TBKP en esta área.”352
Aunque no puede dejarse a un lado “que el programa de un partido político
puede esconder objetivos e intenciones diferentes a las que proclama”, este es un tema
que no puede ser verificado en este caso ante la Corte, puesto que el partido no había
estado activo y había sido disuelto inmediatamente luego de su creación. “Por lo tanto,
fue penalizado por conductas únicamente relacionadas con el ejercicio de su libertad
de expresión.”353
A pesar de que, finalmente, la Corte estaba “preparada para tomar en cuenta
los casos anteriores presentados ante ella, en particular las dificultades asociadas con
la lucha contra el terrorismo … no [encontró] evidencia que le permitiera concluir, en
ausencia de cualquier actividad por parte de TBKP, que el partido fuera responsable
por los problemas que el terrorismo le plantea a Turquía.”354
350
Ibid., p. 26, párr. 54.
351
Ibid., pp. 26-27, párrs. 55-56.
352
Ibid., p. 27, párr. 57.
353
Ibid., p. 27, párr. 58.
354
Ibid., p. 27, párr. 59.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 643
*****
Los principios generales utilizados en el caso de Partido Comunista Unitario
Turco han sido confirmados en casos similares, como el del Partido Socialista y Otros
c. Turquía. Este partido, el SP, también había sido disuelto por decisión de la Corte
Constitucional y sus líderes excluidos de la posibilidad de tener un cargo similar en
cualquier otro partido político. Sus bienes también fueron liquidados y transferidos
a la Tesorería.357 Sin embargo, diferente a lo ocurrido en el caso anteriormente
mencionado, la decisión de la Corte Constitucional se fundamentó sólo
en las actividades políticas del SP y no en su constitución o programa.
La Corte Constitucional anotó, inter alia, que, al distinguir dos naciones, i.e. las naciones
Kurdas y Turcas, y al avocar por una federación, en detrimento de la unidad de la nación
Turca y de la integridad territorial del Estado, el objetivo del SP era “similar al de las
organizaciones terroristas”. Por cuanto “promovía el separatismo y la revolución, su
disolución era justificada.”358
Por lo tanto, la Corte Europea tuvo que analizar las declaraciones del SP para
decidir si su disolución era justificada. En otras palabras, tenía que estar satisfecha de
que “las autoridades nacionales habían fundamentado sus decisiones en un análisis
aceptable de los hechos relevantes.”359
La Corte analizó las declaraciones relevantes y no encontró nada en ellas que
pudiera ser considerado un llamado al uso de la violencia, una revolución o ninguna
otra clase de rechazo a los principios democráticos.” En cuanto a la distinción hecha
entre las naciones Kurda y Turca, la corte señaló que “las declaraciones hacían público
un programa político con el objetivo esencial de establecer, de acuerdo con las reglas
democráticas, un sistema federal en que los Turcos y los Kurdos estuviera representados
en igualdad de condiciones y de manera voluntaria.” En relación con las referencias a la
“libre-determinación” y al derecho a la “secesión” de la nación Kurda, la Corte observó
en particular que “leído en su contexto, las declaraciones utilizando estas palabras, no
fomentaban la secesión de Turquía sino que [buscaban] reiterar que el sistema federal
no podría realizarse sin que los Kurdos dieran su libre consentimiento, el cual debía
expresarse por medio de un referendo.”360 Más aún,
355
Ibid., pp. 27-28, párr. 61.
356
Ibid., p. 31 leída en conjunción con p. 5.
357
Corte Eur. de D.H., Caso del Partido Socialista y Otros c. Turquía, sentencia de 25 de mayo del 1998, Informes 1998-III, p. 1250, párr. 24, y
p. 1258, párr. 51.
358
Ibid., p. 1256, párr. 43.
359
Ibid, p. 1256, párr. 44.
360
Ibid., pp. 1256-1257, párrs. 46-47.
644 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
361
Ibid., p. 1257, párr. 47.
362
Ibid., pp. 1257-1258, párr. 48.
363
Ibid., p. 1258, párrs. 50-51; énfasis adicional.
364
Ibid., pp. 1258-1259, párr. 52.
365
Ibid., p. 1259, párr. 54.
366
Ibid., p. 1262 leído en conjunción con p. 1236.
367
Ibid., p. 1259, párr. 53 y Corte Eur. de D.H., Caso del Partido Comunista Unitario Turco y Otros c. Turquía, sentencia de 30 de enero del
1998, Informes 1998-I, p. 27, párr. 60. Para otros casos que tratan temas similares contra Turquía, ver Corte Eur. de D.H.,Caso del Partido
Libertad y Democracia (ÖZDEP) c. Turquía, sentencia de 8 de diciembre del 1999, Informes 1999-VIII, p. 293 y Corte Eur. de D.H.,Caso de Yazar,
Karatas, Aksoy y el Partido Laboral del Pueblo (HEP) c. Turquía, sentencias de 9 de abril del 2002; para el texto ver la página web de la Corte:
http://hudoc.echr.coe.int/hudoc. En estos dos casos el Artículo 11 también había sido violado.
El artículo 17 del Convenio establece “Ninguna de las disposiciones del presente Convenio podrá ser interpretada en el sentido
de que implique para un Estado, grupo o individuo, un derecho de cualquiera a dedicarse a una actividad o a realizar un acto tendente
a la destrucción de los derechos o libertades reconocidos en el presente Convenio o a limitaciones más amplias de estos derechos o
libertades que las previstas en el mismo.”
Disposiciones similares se encuentran en el artículo 15(1) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el artículo
29(a) de la Convención Americana de Derechos Humanos..
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 645
*****
La decisión fue diferente en el caso de Refah Partisi (el Partido de la Prosperidad) y
Otros c. Turquía, concerniendo a la disolución de Refah y la prohibición a sus líderes de
tener un cargo similar en cualquier otro partido político. Este caso es importante en
cuanto a que ha aclarado que un partido político que quiere introducir
varios sistemas legales, que no toma pronta acción en contra de sus
miembros que promueven el uso de la fuerza como un arma política
y que demuestran falta de respeto por sus opositores políticos, no
cuenta con la protección del sistema de la Convención.
Al examinar si la medida podía ser justificada bajo el artículo 11(2) del Convenio,
la Corte Europea aceptó que estaba “prescrita por la ley” (la Constitución y la Ley 2820
sobre la reglamentación de los partido políticos). En vista de “la importancia del principio
de secularidad para el sistema democrático en Turquía,” la Corte también consideró “que
la disolución de Refah perseguía varios fines legítimos enumerados bajo
el Artículo 11, principalmente la protección de la seguridad nacional y la
seguridad pública, la prevención del desorden y del delito y la protección
de los derechos y libertades de los demás.” 368
En relación con la noción de ser “necesario en una sociedad
democrática”, la Corte llamó la atención a los siguientes principios generales, en
los que luego elabora su punto de vista sobre el papel de la democracia y el estado de
derecho en un sistema para la protección de los derechos humanos:
“43. El Convenio Europeo de Derechos Humanos debe ser entendido e
interpretado como un todo. Los derechos Humanos forman un sistema
integral para la protección de la dignidad humana; en ese sentido, la
democracia y el estado de derecho tienen un papel fundamental qué
jugar.
La democracia requiere que al pueblo se le de un papel. Sólo a las
instituciones creadas por y para el pueblo se les puede entregar los
poderes y la autoridad del Estado; la legislación debe ser interpretada y
aplicada por un poder judicial independiente. No puede haber democracia
donde la gente de un Estado, incluso por decisión mayoritaria, prescinde
de sus poderes legislativos y judiciales a favor de una entidad que no es
responsable por las personas que gobierna, sea secular o religiosa.
El estado de derecho implica que todos los seres humanos son iguales ante
la ley, en sus derechos y en sus obligaciones. No obstante, la legislación
debe tomar en cuenta las diferencias, siempre que las diferencias entre
personas y situaciones persigan un fin legítimo y sean proporcionales
y consistentes con los principios que normalmente son defendidos
por sociedades democráticas. Pero no se puede decir que el estado de
derecho gobierna una sociedad secular cuando grupos de personas son
discriminadas solamente con base en que son de géneros diferentes o que
tienen creencias políticas o religiosas distintas. Tampoco se defiende un
estado de derecho donde se crean sistemas legales distintos para dichos
grupos.”369
368
Corte Eur. de D.H.,Caso de Refah Partisi (Prosperity Party) y Otros c. Turquía, sentencia de 31 de julio del 2001; el texto usado no editado
se encuentra en la página web de la Corte, http://hudoc.echr.coe.int/, párrs. 39 y 42; énfasis adicional.
369
Ibid., párr. 43.
646 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
370
Ibid., párrs. 45-46.
371
Ibid., párr. 47.
372
Ibid., párrs. 49-51.
373
Ibid., párr. 51.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 647
como parte del la libertad de manifestar su religión y no está protegida por el artículo
9 del Convenio.”374
Sobre el caso particular de Refah, el Gobierno argumentó que la disolución del
partido “había sido una medida preventiva para proteger la democracia” por cuando
el partido “tenía una ‘actitud agresiva y beligerante hacia el orden establecido’ y estaba
‘haciendo un intento decidido para prevenir que funcionara de forma apropiada’ para
luego destruirlo.”375 Por su parte, los peticionarios, negaban que hubiesen desafiado
“la vital importancia del principio de la secularidad” para Turquía. El partido “había
estado en el poder perfectamente legal … desde junio de 1996 hasta julio de 1997. El
segundo actor … había sido Primer Ministro durante este mismo período.”376
Al evaluar la necesidad de la disolución de Refah, la Corte Europea anotó
que las partes estaban de acuerdo en que “preservar la secularidad es necesario para la
protección del sistema democrático en Turquía. No obstante, no estaban de acuerdo
sobre el contenido, la interpretación y la aplicación del principio de la secularidad.”377
Como en el caso del Partido Socialista y Otros, la Corte fundamentó su análisis en
las manifestaciones y declaraciones políticas del director de Refah y de sus líderes
y no de la constitución o programa del partido. Estas declaraciones, que la Corte
Constitucional consideró infringían el principio de la secularidad, se dividían en las
siguientes categorías:
v5 “aquellas que tendían a mostrar que Refah pretendía establecer una pluralidad de
sistemas legales, introduciendo la discriminación sobre motivos de creencia”;
v5 “aquellas que tendían a mostrar que Refah quería aplicar sharia a la comunidad
musulmana”;
v5 “aquellas basadas en referencias hechas por miembros de Refah al jihad (guerra
santa) como un medio político.”378
En relación con la primera categoría, la Corte estuvo de acuerdo con el
Gobierno con que “la propuesta de Refah a la existencia de una pluralidad de sistemas
legales introduciría en todas las relaciones legales, una distinción entre los individuos
fundamentada en la religión, categorizaría a todo el mundo de acuerdo con sus creencias
religiosas y le permitiría derechos y libertades no como un individuo, sino de acuerdo
con su lealtad a un movimiento religioso. La Corte [consideró] que ese modelo social
no podía se considerado compatible con el sistema del Convenio por dos razones.”
“En primer lugar, se dejaría a un lado el papel del Estado como el guardián
de los derechos y libertades individuales y el organizador imparcial de la
práctica de varias creencias y religiones en una sociedad democrática, por
cuanto obligaría a los individuos a respetar, no reglas establecidas por el
Estado en el ejercicio de sus funciones arriba mencionadas, sino reglas
estáticas impuestas por la religión en cuestión. Pero el Estado tiene una
obligación positiva de garantizar que todo el mundo bajo su jurisdicción
goce plenamente, y sin tener la posibilidad de prescindir de
ellos, de los derechos y libertades garantizados por el Convenio…
374
Ibid., párr. 52.
375
Ibid., párr. 63.
376
Ibid., párrs. 54-55.
377
Ibid., párr. 65; énfasis adicional.
378
Ibid., párr. 68.
648 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
379
Ibid., párr. 70; énfasis adicional.
380
Ibid., párr. 72.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 649
argumento del Gobierno, según el cual estos actos y declaraciones eran consistentes
con el objetivo de Refah de imponer un régimen político basado en sharia.”381
En relación con la tercera categoría de declaraciones, en particular, aquellas
relacionadas con el concepto de jihad, la Corte manifestó que, aunque era cierto “que
los líderes de Refah no invocaban el uso de la fuerza y la violencia como un arma
política en sus documentos gubernamentales, no tomaron medidas prácticas y rápidas
para distanciarse de los miembros de Refah que públicamente se habían referido,
con visto bueno, a la posibilidad del uso de la fuerza en contra de los políticos que
los opusieran. Los líderes de Refah tampoco habían disipado la ambigüedad de estas
declaraciones sobre la posibilidad del uso de métodos violentos con el fin de obtener
el poder y mantenerlo.”382
Sobre las declaraciones específicas hechas por el Miembro del Parlamento
por la provincia de Ankara, las cuales “revelaban un profundo odio hacia aquellos que
él consideraba eran opositores del régimen islámico,” la Corte manifestó que
“cuando la conducta ofensiva alcanza un alto nivel de insulto y se acerca a
la negación de la libertad de religión de los demás, ésta pierde el derecho a
la tolerancia por parte de la sociedad.”383
Por consiguiente, la Corte concluyó que “las declaraciones ofensivas y
manifestaciones políticas hechas por los líderes de Refah [formaban] y [daban] una
clara imagen de un modelo de estado y sociedad organizada fundamentada en reglas
religiosas, concebido y propuesto por Refah.” Más aún, “los objetivos políticos de
Refah no eran ni teóricos ni ilusorios, sino alcanzables” a la luz del gran número de
Miembros del Parlamento que tenían en el momento de la disolución del partido (casi
un tercio de las curules en la Gran Asamblea Nacional Turca) y de la experiencia pasada
que había demostrado que los movimientos políticos basados en fundamentalismo
religiosos habían logrado asir el poder.384
Dadas todas estas consideraciones, la Corte concluyó que:
“la pena impuesta a los peticionarios puede razonablemente ser considerada
como que respondió a una ‘necesidad social imperiosa’ puesto que, los
líderes de Refah, bajo el pretexto de estar redefiniendo el principio de la
secularidad, habían declarado su intención de establecer una pluralidad de
sistemas legales y de introducir la ley islámica (sharia), y habían adoptado
una posición ambigua en relación con el posible uso de métodos violentos
con el fin de obtener el poder y mantenerlo. Considera que, aun cuando
el margen de apreciación del Estado debe ser restrictivo en lo que a la
disolución de partidos políticos se refiere, por cuanto el pluralismo de
ideas y los partidos mismos son inherentes a una democracia, un Estado
puede, de manera razonable, impedir la ejecución de tal política, que
sea incompatible con las disposiciones de la Convención, antes de que
se intente implementarla por medio de pasos concretos que puedan
perjudicar la paz civil y el régimen democrático de un país.”385
381
Ibid., párr. 73.
382
Ibid., párr. 74.
383
Ibid., párr. 75.
384
Ibid., párrs. 76-77.
385
Ibid., párr. 81.
650 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
386
Ibid., párr. 82.
387
Ibid., párrs. 83-84.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 651
652 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
violentos que ocurrieron durante la manifestación”. Alegó ante la Corte Europea que
sus derechos bajo los artículos 10 y 11 del Convenio habían sido violados.388
La Corte anotó al final que “a pesar de su papel autónomo y de su ámbito
particular de aplicación, el artículo 11, también debe considerarse en este caso, a la
luz del Artículo 10 [puesto que] la protección de las ideas personales, asegurada por el
artículo 10, es uno de los objetivos de la libertad de reunión pacífica consagrada en el
artículo 11.”389
La Corte luego aceptó que la medida en discusión se encontraba “prescrita
por la ley”, en el Decreto del 9 de junio del 1972 que regulaba la profesión de
abogado e implementaba la Ley del 31 de diciembre del 1971 que reformó algunas
profesiones legales y judiciales y que había sido impuesta en búsqueda de un fin
legítimo, i.e. la “prevención del desorden.”390 Pero ¿era necesaria en una
sociedad democrática? EL Gobierno alegaba que sí lo era, “teniendo en cuenta
particularmente la posición del señor Ezelin como abogado y los antecedentes locales”.
En su opinión al no haber rechazado los incidentes violentos que ocurrieron durante la
manifestación, el actor los había, aprobado ipso facto. El Gobierno también alegó que
“era esencial que las instituciones judiciales reaccionaran a un comportamiento que,
de parte de un ‘oficial de la corte’ … perjudicaban seriamente la autoridad judicial y el
respeto por las decisiones de los tribunales.”391
La Corte Europea de Derechos Humanos discrepó. Examinó la sanción
impuesta sobre el señor Ezelin “a la luz del caso como un todo, con el fin de establecer
en particular si era proporcional al fin legítimo perseguido, teniendo en consideración
la especial importancia de la libertad de reunión pacífica y la libertad de expresión, las
cuales [estaban] íntimamente ligadas en este caso”. Agregó que:
“El Principio de Proporcionalidad exige que se establezca un equilibrio
entre los requisitos de los fines enumerados en el Artículo 11 § 2 y aquellos
de la libertad de expresión de opiniones por medio de la palabra, los
gestos e incluso el silencio de personas reunidas en las calles o en otros
espacios públicos. La búsqueda de un equilibrio justo no debe tener como
consecuencia que los abogados se desanimen, por miedo a ser objeto de
sanciones disciplinarias, a dejar en claro sus creencias en ocasiones como
estas.”392
La Corte observó que, en este caso, había que admitir que la pena impuesta
sobre el peticionario se encontraba “en la escala más baja de las sanciones disciplinarias”
previstas en la ley relevante y que “tenía una fuerza principalmente moral, por cuando
no conllevaba ninguna prohibición, incluso temporal, del ejercicio de la profesión o de
ser miembro del Consejo de la Asociación”. Sin embargo, la Corte consideró,
“que la libertad de participar en una reunión pacífica –en este caso una
manifestación que no había sido prohibida- es de tal importancia que no
puede ser restringida de cualquier manera, incluso para un avocat, siempre
388
Ibid., párr. 82.
389
Ibid., párrs. 83-84.
390
Ibid., párr. 82.
391
Ibid., párrs. 83-84.
392
Ibid., p. 23, párr. 51-52.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 653
393
Ibid., p. 23, párr. 53.
394
Ibid., loc. cit.
654 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
6. Observaciones Finales
Las libertades de conciencia, de religión, de opinión, de expresión, de
asociación, de reunión cubren todos, o casi todos los aspectos de la vida de los individuos
y de la sociedad. El asegurar la plena y efectiva protección de estas libertades para todos
sin discriminación significa permitir la divergencia de puntos de vista, de opiniones y
de ideas que pueden enriquecer, no sólo nuestras vidas personales, sino también la vida
de la sociedad. Adicionalmente, ayuda a cultivar una mayor comprensión y respeto
entre personas con opiniones, creencias o religiones diferentes. La gente puede que no
siempre comparta los puntos de vista, las creencias religiosas o las opiniones en varios
temas y puede incluso hallarlos repulsivos o inaceptables. Pero, al permitir un flujo
libre de información y de intercambio de ideas, una sociedad le permite a las personas
con toda clase de opiniones, tomar una parte activa en los temas de interés general. La
efectiva implementación de estas libertades es, por lo tanto, una condición previa para
una sociedad en la que la gente pueda vivir en tolerancia, paz y seguridad.
Más aún, la efectiva protección de la libertad de conciencia, de religión, de
opinión, de expresión, de asociación y de reunión es indispensable para permitirle a la
gente reivindicar sus derechos humanos ante los tribunales nacionales e internacionales
o ante otras autoridades competentes, así como para permitirle a los otros jugar un
papel en contribuir a la promoción y protección de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales. Al respecto, se debe mencionar que violaciones de derechos
humanos como la tortura, la detención arbitraria, el juicio sin un proceso justo y las
ejecuciones extrajudiciales, casi siempre tienen sus raíces en una falta de tolerancia por
las opiniones o creencias de los demás. Por esta razón, sería un paso importante hacia
un mejor record de derechos humanos para todos lo Estados, el garantizar el total y
efectivo ejercicio de las libertades fundamentales tratadas en este capítulo.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 655
656 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
......... Capítulo 13
EL DERECHO A LA
IGUALDAD Y A LA NO
DISCRIMINACIÓN EN LA
ADMINISTRACIÓN
DE JUSTICIA..........................
Objetivos de Aprendizaje
• Fdeamiliarizar a los participantes con las nociones de igualdad ante la ley y el principio
la no discriminación, como son entendidos en el derecho internacional de los
derechos humanos.
• Ilustrar cómo estos principios están siendo utilizados en la práctica a nivel universal
y regional.
• Identificar algunos grupos que pueden ser particularmente vulnerables a sufrir un
trato discriminatorio.
• Explicar qué pasos legales, medidas y/o acciones, los jueces, fiscales y abogados
deben adoptar para garantizar la noción de igualdad ante la ley y el principio de la
no discriminación.
Preguntas
• ¿¿Cómo definiría usted “discriminación” y/o “desigualdad” de trato?
• enCómo se protege la noción de igualdad ante la ley y el principio de la no discriminación
el país en el que usted trabaja?
• ¿Alguna vez usted se ha enfrentado a casos de discriminación en su vida
profesional?
• ¿Hay algunos grupos particularmente vulnerables en el país en que usted trabaja?
• DEne serel país
así, ¿quiénes son y de qué manera se les discrimina?
• por razonesende elgénero?
que usted trabaja, ¿hay problemas particulares de discriminación
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 657
Preguntas (Cont. d)
Para más instrumentos legales relacionados con discriminación, ver Trainers’ Guide, Guía de Entrenamiento Anexo II –
1
Cuadernillo No. 1.
658 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
1. Introducción
1.1 Discriminación: Una persistente y seria violación
a los derechos humanos
A pesar del progreso sin precedentes a nivel internacional en elevar la
protección legal de individuos y de grupos de individuos contra la discriminación,
informes de todo el mundo confirman el hecho de que las prácticas y los actos
discriminatorios son todo menos un recuerdo del pasado. La discriminación tiene
múltiples facetas y se encuentra no sólo en estructuras públicas o estatales, sino en la
sociedad civil en general. En un mayor o menor grado, la discriminación puede afectar
la manera como se trata a las personas en todas las esferas de la sociedad, tales como la
política, la educación, el empleo, los servicios sociales y médicos, la vivienda, el sistema
penitenciario, la aplicación de la ley y la administración de justicia en general.
La discriminación puede tener diferentes causas y afectar a personas con
diferente origen racial, étnico, nacional o social, tales como comunidades de origen
Asiático o Africano, Romaníes, comunidades Indígenas, Aborígenes y personas
pertenecientes a diferentes castas. También puede tener como objeto personas de
diferente origen cultural, lingüístico o religioso, personas con discapacidades o los
ancianos o, por ejemplo, personas viviendo con el virus del VIH o Sida. Adicionalmente,
las personas pueden sufrir discriminación por su orientación o preferencia sexual.
La discriminación basada en el género es también muy común, pese al progreso
que ha habido en muchos países. Todavía existen leyes que, por ejemplo, les prohíben a
las mujeres el derecho a poseer bienes matrimoniales, el derecho a heredar en igualdad
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 659
660 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
2
Paul Gordon Lauren, Power and Prejudice – The Politics and Diplomacy of Racial Discrimination, segunda ed. (Boulder/Oxford,
Westview Press), pp. 99-100, y, en general, en relación con el tema de discriminación racial, el Capítulo 3 sobre “Igualdad Racial
Requerida – y Rechazada”.
3
Ver Keba Mbaye, “ARTICLE 2, Paragraph 1”, La Charte des Nations Unies – Commentaire article par article, segunda ed, Jean-Pierre
Cot y Alain Pellet, eds. (Paris, ECONÓMICA, 1991), p. 83.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 661
662 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 663
4
Ver, por ejemplo, NU doc. A/CONF.183/9. El Estatuto entró en vigencia el 1º de jJulio del 2002.
5
Para el texto de la decisión en inglés ver http://www.un.org/icty/krstic/TrialC1/judgement/
6
Sobre la cuestión de la no discriminación, ver Observación General No. 18 del Comité de Derechos Humanos en NU doc.
HRI/GEN/1/Rev.7, Recopilación de las Observaciones Generales y Recomendaciones Generales adoptadas por Órganos creados en virtud de Tratados de
Derechos Humanos, pp. 168-170 (de ahora en adelante Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas).
7
Ibid., p. 170, para. 12.
664 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
El artículo 20(2) obliga a los Estados Parte a prohibir, a través de una ley,
cualquier “apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la
discriminación, la hostilidad o la violencia estará prohibida por la ley”.
La igualdad de género se enfatiza en el artículo 3, de acuerdo con el cual los
Estados Parte “se comprometen a garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce
de todos los derechos civiles y políticos enunciados en el presente Pacto”.8
El artículo 14(1) establece que “todas las personas son iguales ante los tribunales
y cortes de justicia”, una importante garantía que puede, en ciertos casos, obligar a
los Estados a proveer asistencia legal para, por ejemplo, garantizar procedimientos
justos en las cortes para personas indigentes. Adicionalmente, el artículo 14(3) estipula
que “durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena
igualdad” al mínimo de garantías allí previstas.
El artículo 25 garantiza la igual participación en la vida pública de cada
ciudadano “sin ninguna de la distinciones mencionadas en el artículo 2, y sin restricciones
indebidas.”9
Finalmente, el artículo 27 del Pacto provee una protección expresa para
minorías étnicas, religiosas o lingüísticas. De acuerdo con dicho artículo,
“no se negará a las personas que pertenezcan a dichas minorías el derecho
que les corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a
tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión y a
emplear su propio idioma”.10
8
Ibid., Observación General No. 28 (La igualdad de derechos entre hombres y mujeres), pp. 207-215.
9
Ibid., Observación General No. 25 (La participación en los asuntos públicos y el derecho al voto), pp. 194-200.
10
Ibid., ver también la Observación General No. 23 (Artículo 27), pp. 183-187.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 665
el artículo 7(c) del Pacto asegura el derecho a “igual oportunidad para todos de ser
promovidos, dentro de su trabajo, a la categoría superior que les corresponda, sin más
consideraciones que los factores de tiempo de servicio y capacidad.”11
11
Para ver los puntos de vista del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales relacionados con la discriminación
ver, entre otras, las siguientes Observaciones Generales en la Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas: Observación
General No. 3 (La índole de las obligaciones de los Estados Parte (párrafo 1 del artículo 2 del Pacto)), pp. 16-21; Observación
General No. 4 (El derecho a una vivienda adecuada (párrafo 1 del artículo 11 del Pacto)), pp. 21-28; Observación General No. 5 (Las
personas con discapacidad), pp. 28-39; Observación General No. 6 (Los derechos económicos, sociales y culturales de las personas
mayores), pp. 39-50; Observación General No. 12 (El derecho a una alimentación adecuada), pp. 70-79; Observación General No. 13
(El derecho a la educación), pp. 79-95 y Observación General No. 14 (El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud0, pp.
95-117.
12
Para detalles adicionales de la manera cómo el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial interpreta la
Convención ver, entre otras, las siguientes Recomendaciones Generales en la Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas:
Recomendación General XI (Los no ciudadanos), p. 237; Recomendación General XIV (Párrafo 1 del artículo 1 de la Convención),
pp. 239-240; Recomendación General XV (art. 4), pp. 240-241; Recomendación General XIX (art. 3), p. 244; Recomendación General
XX (art. 5), p. 244; Recomendación General XXI (El derecho de la libre determinación), pp. 245-247; Recomendación General XXIII
(Los derechos de los pueblos indígenas), pp. 248-249; Recomendación General XXIV (art. 1), pp. 249-250; Recomendación General
XXV (Las dimensiones de la discriminación racial relacionadas con el género), pp. 250-252; Recomendación General XXVI (art. 6), p.
252; y Recomendación General XXVII (La discriminación de los Romaníes), pp. 252-257.
666 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
13
Sobre los puntos de vista del Comité de los Derechos del Niño en relación con los propósitos de la educación, ver su
Observación General No. 1 que trata, entre otros aspectos, la discriminación, en la Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones
Unidas, pp. 332-341.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 667
14
Para detalles relacionados con la interpretación de la Convención para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer
ver, entre otras, las siguientes Recomendaciones Generales en la Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas: Recomendación
General 12 (Los no ciudadanos), p. 237; Recomendación General 14 (La circuncisión femenina), pp. 275-276; Recomendación General
15 (Necesidad de evitar la discriminación contra la mujer en las estrategias nacionales de acción preventiva y lucha contra el síndrome
de inmunodeficiencia adquirida (SIDA)), pp. 276-278; Recomendación General 16 (Las mujeres que trabajan sin remuneración en
empresas familiares rurales y urbanas), pp. 278-279; Recomendación General 18 (Las mujeres discapacitadas), p. 280; Recomendación
General 19 (La violencia contra la mujer), pp. 280-286; Recomendación General 21 (La igualdad en el matrimonio y en las relaciones
familiares), pp. 287-297; Recomendación General 23 (Vida política y pública), pp. 298-311 y la Recomendación General 24 (La mujer y
la salud: Artículo 12), pp. 311-319.
668 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
15
Sobre el trabajo del Relator Especial, ver, por ejemplo, el Informe presentado por el señor Abdelfattah Amor, Relator Especial,
de acuerdo con la resolución 2000/33 de la Comisión de Derechos Humanos (NU doc. E/CN.4/2001/63).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 669
670 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 671
16
Al 17 de junio del 2002, nueve Estados habían ratificado esta Convención, la cual entró en vigencia el 14 de septiembre del
2001; ver http://www.oas.org/Juridico/spanish/firmas/a-65.html.
672 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
17
Para el estado de las ratificaciones, ver la página web del Consejo de Europa: http://www.coe.int/
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 673
18
Ver “Informe Explicativo relativo al Convenio Marco para la Protección de las Minorías Nacionales”, en
http://www.coe.int/t/e/human_rights/minorities/2._framework_convention_%28monitoring%29/1._texts/FCNM Texts E F and
other languages.asp - TopOfPage, para. 10.
674 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
19
Ibid, párrs. 11 y 13.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 675
20
NU doc. E/CN.4/SR.330, p. 4. Adicionalmente, Uruguay esperaba que el Reino Unido “aceptara incluir una referencia al origen
social y al nacimiento en la encomiable disposición de la no discriminación … con el fin de garantizar consistencia con otros artículos
del Pacto”(p. 5). El Líbano aceptó la propuesta Chilena de incluir las palabras “origen social”(p. 8). Francia estuvo de acuerdo con
Chile “especialmente en conexión con el origen social” (p. 7).
21
Ibid., p. 8.
22
Ibid., p. 10.
676 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
“esa palabra haría imposible que el grupo reclamara haber sido perseguido únicamente
por motivos de raza”.23 A la luz de los comentarios del Reino Unido, Chile y Uruguay
aceptaron que no era deseable referirse a “nacimiento” en el artículo en discusión.24
*****
Para estar acordes con el artículo 27(1) de la Convención Americana, las
medidas de suspensión no pueden entrañar “discriminación alguna fundada en
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión u origen social”. La única diferencia con
el artículo 4(1) del Pacto Internacional en esta materia es que el término “únicamente”
está ausente.
*****
El artículo 15(1) del Convenio Europeo de Derechos Humanos no incluye
referencia alguna a la prohibición de la discriminación. Sin embargo, este vacío no
puede entenderse como que enfrentados a una situación de emergencia, los Estados
Contratantes pudiesen suspender, a su discreción, la prohibición de la discriminación.
Otras condiciones, tales como la estricta proporcionalidad, harían parecer la legalidad de
dichas suspensiones altamente improbable. Por lo demás, como se verá a continuación,
la interpretación, en el artículo 14 por ejemplo, del término “discriminación” per se,
excluye cualquier distinción que no sea razonablemente justificada por un propósito
objetivo.
Finalmente, ni el artículo 30 de la Carta Social Europea de 1961, ni el artículo
F de la Carta revisada incluyen referencia alguna al principio de la no discriminación.
*****
En relación con la ausencia de una disposición sobre suspensiones dentro
de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, la Comisión Africana
de Derechos Humanos y de los Pueblos, ha declarado que la Carta “no permite que
los Estados Parte suspendan sus obligaciones dentro del tratado durante situaciones
de emergencia. De esta manera, ni siquiera una guerra civil … puede ser utilizada
como justificación, por parte del Estado, [para] violar o permitir violaciones a los
derechos dentro de la Carta Africana”.25 Esto significa que las disposiciones sobre la
no discriminación en los artículos 2, 3 y 19 de la Carta deben ser implementadas en
toda circunstancia y en su totalidad.
*****
Pese a que el derecho internacional humanitario, stricto sensu, escapa al ámbito
de este Manual, vale la pena mencionar que el principio de la no discriminación
atraviesa, como un hilo conductor, los Cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y sus
dos Protocolos Adicionales de 1977. Se encuentra, por ejemplo, en las siguientes
disposiciones:
23
Ibid., loc. cit.
24
Ibid., p. 11.
25
CADHP, Comisión Nacional de Derechos del Hombre y de Libertades c. Chad, Comunicación No. 74/92, decisión adoptada durante la sesión
ordinaria No. 18, octubre del 1995, p. 50, para. 40 de la decisión publicada en: http://www.up.ac.za/chr/ahrdb/acomm_decisions.html.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 677
26
Ver Observación General 18, en Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas p.168, para. 1.
678 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
En las Américas, el derecho a igual protección de la ley, como se encuentra
consagrado en el artículo 24 de la Convención Americana, fue analizado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en su opinión consultiva sobre la Propuesta de
29
Ibid, p. 170, para. 10; énfasis adicional.
30
Comunicación No. 172/1984, S. W. M. Broeks c. Países Bajos (Observación adoptada el 9 de aAbril del 1987), en NU doc.
AGRO, A/42/40, p. 150, para. 13; énfasis adicional.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 679
31
Corte IDH, Propuesta de Modificación a la Constitución de Costa Rica relacionada con la Naturalización, Opinión Consultiva OC-4/84 del 19 de
eEnero del 1984, Series A, No. 4, para. 54.
680 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
A nivel Europeo, la Corte Europea de Derechos Humanos discutió por
primera vez el artículo 14 del Convenio Europeo de Derechos Humanos en el caso de
Belgian Linguistic, decidiendo que la garantía establecida en dicho artículo, “no existe de
manera independiente, en el sentido que bajo los términos del artículo 14 se relaciona
solamente a ‘derechos y libertades consignados en la Convención’”.34 No obstante,
“una medida que por si sola se encuentre de conformidad con los requisitos del artículo
que consagra el derecho o libertad en discusión puede … vulnerar dicho artículo si se
lee conjuntamente con el artículo 14 por ser discriminatorio en su naturaleza … Es
como si [el artículo 14] fuera parte integral de cada uno de los artículos que establecen
derechos y libertades”.35
Luego, la Corte Europea promulgó el siguiente fallo analizando si el artículo
14 prohíbe todas las distinciones en trato:
“10. A pesar de la formulación general de la versión Francesa (‘sans
distinction aucune’), el artículo 14 no prohíbe toda diferencia en el
ejercicio de los derechos y libertades reconocidas. Esta versión debe ser
leída a la luz del texto más restrictivo de la versión en inglés (‘without
discrimination’). Adicionalmente, y en particular, se llegarían a resultados
absurdos si se le diera al artículo 14 una interpretación tan amplia como
la que la versión francesa pareciera insinuar. En efecto, se llevaría a
considerar como contrario a la Convención cada una de las disposiciones
legales o administrativas que no aseguren una igualdad de trato plena en el
goce de los derechos y libertades reconocidos. Las autoridades nacionales
competentes se ven confrontadas frecuentemente con situaciones y
problemas que, por cuestiones de diferencias inherentes a ellas mismas,
exigen soluciones legales distintas; más aún, algunas inequidades jurídicas
tienden sólo a corregir ciertas inequidades fácticas. Por ello la interpretación
extensa anteriormente mencionada no puede ser aceptada.
32
Ibid., paras. 55-57; énfasis adicional.
33
Ibid, párr. 58.
34
Corte Europea de D.H., Caso relacionado con ciertos aspectos de las leyes en el uso de la lingüística Belga”(Fondo), sentencia del 23 de jJulio del
1968, Series A, No. 6, p. 34, párr. 10.
35
Ibid., p. 34, párr. 9.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 681
36
Ibid., pp. 34-35, párr. 10; énfasis adicional.
37
Corte Europea de D.H., Caso de Thlimmenos c. Grecia, sentencia del 6 de abril del 2000, (versión no editada de la sentencia), párr. 44;
énfasis adicional.
38
Corte Europea de D.H., Caso de Karlheinz c. Alemania, sentencia del 18 de julio del 1994, Series A, No. 291-B, pp. 32-33, párr. 24.
682 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
• btemas
usquen un objetivo legítimo, tal como la acción afirmativa para tratar
de desigualdad fáctica y
6. Jurisprudencia Internacional
Seleccionada y Comentarios Legales
sobre el Derecho a la Igualdad y la
Prohibición de la Discriminación
Esta sección resaltará algunos de los muchos casos relacionados con la
discriminación que, hasta la fecha, han sido considerados por los principales órganos de
monitoreo internacionales. Una atención primordial se le da a los cuerpos de naturaleza
judicial o cuasi-judicial.
Algunos de los casos referenciados pueden parecer de menor importancia,
puesto que muchos individuos o grupos de personas sufren una discriminación mayor
a la que han sufrido las personas cuyos casos han sido tratados por los órganos de
fiscalización internacional. Sin embargo, la jurisprudencia indica el camino
39
Corte Europea de D.H., Caso de Raalte c. Países Bajos, sentencia del 21 de fFebrero del 1997, p. 186, párr. 39.
40
Corte Europea de D.H., Caso de Inze c. Austria, sentencia del 28 de oOctubre del 1987, Series A, No. 126, p. 18, párr. 41.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 683
41
Comunicación No. 16/1999, K. Ahmad c. Dinamarca (Observación adoptada el 13 mMarzo del 2000), en NU doc. AGRO,
A/55/18, p. 110, párr. 2.1.
42
Ibid., párrs. 2.3 and 2.4, leídas en conjunto con el párr. 6.3.
43
Ibid., párr. 2.4.
44
Ibid., párr. 2.5.
45
Ibid., párr. 6.4.
46
Ibid., párr. 9.
684 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
47
Comunicación No. 13/1998, A. Koptova c. República Eslovaca (Observación adoptada el 8 aAgosto del 2000), en NU doc. AGRO,
A/55/18, p. 137, párrs. 2.1-2.3.
48
Ibid., párr. 10.1.
49
Ibid., párr. 10.3.
50
Ver la versión no editada de las observaciones finales del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial: Estados
Unidos de América, 14 de aAgosto del 2001, en NU doc. A/56/18, párr. 394.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 685
6.2 Género
51
Ibid., párr. 395.
52
Ibid., párr. 396.
53
Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial: Dinamarca, 19 abril del 2000, NU doc. CERD/C/304/
Add.93, párr. 11.
54
Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial: Australia, 19 abril del 2000, NU doc. CERD/C/304/
Add.101, párr. 18.
686 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
artículo 168 del Código Civil Peruano, cuando una mujer se casa, sólo el esposo tiene
derecho a representar la propiedad matrimonial ante los tribunales.55 De acuerdo con
el Comité de Derechos Humanos, esto viola las disposiciones del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos:
v5 el artículo 14 que garantiza que “todas las personas son iguales ante los tribunales
y cortes de justicia” puesto que “la mujer no tiene los mismos derechos que el
hombre a los efectos de demandar en juicio”;
v5 el artículo 3, según el cual, los Estados Parte garantizarán “a hombres y mujeres
la igualdad en el goce de todos los derechos civiles y políticos enunciados en el
presente Pacto”, y el artículo 26, según el cual, “todas las personas son iguales ante
la ley y tienen derecho a igual protección de la Ley”. El Comité encontró que la
aplicación del artículo 168 del Código Civil a la actora “ha entrañado denegarle su
igualdad ante los tribunales y constituye discriminación por motivo de sexo.”56
Comunicación No. 202/1986, G. Ato del Avellanal c. Perú (Observación adoptada el 28 de oOctubre del 1988), en NU doc.
55
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 687
[…]
Por lo tanto, no hubo “falta de respeto” por su vida familiar y, por ello, no
se vulneró el artículo 8 por sí solo.”57
Sin embargo, el resultado fue diferente cuando la Corte examinó el caso bajo
el artículo 14 conjuntamente con el artículo 8 del Convenio. Surgió la pregunta de si,
como lo sostuvo la actora, estas disposiciones se habían violado “como resultado de un
trato diferencial injustificado en la búsqueda por asegurar el derecho a respetar la vida
familiar, basado en sexo, raza y –en el caso de la señora Balkandali- nacimiento”.58
Invocando su arraigada jurisprudencia, la Corte sostuvo que:
“Para el propósito del artículo 14, una diferencia en el trato es discriminatorio
si ‘no tiene una justificación objetiva y razonable’, esto es, si no persigue un
‘fin legítimo’ o si no hay una ‘relación de proporcionalidad razonable entre
los medios utilizados y el fin perseguido’”.59
No obstante, los Estados Contratantes “gozan de cierto margen de apreciación
en determinar si, y hasta que punto, diferencias que en otras circunstancias serían
similares, justifican un trato diferente ante la ley”.60
No fue cuestionado que, bajo las normas revelantes, “era más fácil para un
hombre establecido en el Reino Unido que para una mujer que los estuviese, obtener el
permiso para que su pareja de otra nacionalidad entrase o permaneciera en el país como
residente”. Por ello, el argumento se centró es si esta diferencia tenía una justificación
objetiva y razonable.61 El Gobierno sostuvo que la diferencia en el trato buscaba
limitar la “inmigración primaria” y que se encontraba justificada “por la necesidad de
proteger el mercado laboral doméstico durante tiempos de alto desempleo”.62
Aunque aceptó que el objetivo de proteger el mercado laboral doméstico “era sin duda
legítimo”, la Corte decidió que esto, por sí solo, no legitimaba la diferencia encontrada
en la legislación vigente.63 Más aún, “el avance de la igualdad entre los sexos es hoy un
objetivo principal en los Estados miembros del Consejo de Europa. Esto significa que
razones de peso tendrían que ser expuestas, antes de que un trato diferencial basado en
el sexo pudiera ser considerado compatible con la Convención”.64
Luego de examinar los argumentos del Gobierno, la Corte dijo que “no
estaba convencida de que la diferencia que puede, sin embargo, existir en el impacto
sobre el mercado laboral doméstico entre hombres y mujeres respectivamente [fuera]
lo suficientemente importante para justificar la diferencia en el trato reclamada por
las actoras, relacionada con la posibilidad de que una persona establecida en el Reino
Unido se junte, según el caso, con su esposa o esposo”.65 Si bien la Corte aceptó que
las leyes también tenían por objeto lograr la tranquilidad pública, la Corte “no
57
Corte Europea de D.H., Caso de Abdulaziz, Cabales y Balkandali c. Reino Unido, sentencia del 28 de mayo del 1985, Series A, No. 94, p. 34,
párrs. 68-69.
58
Ibid., p. 35, párr. 70.
59
Ibid., p. 35, párr. 72.
60
Ibid., p. 36, párr. 72.
61
Ibid., p. 36, párr. 74.
62
Ibid., p. 36, párr. 75; énfasis adicional.
63
Ibid., p. 37, párr. 78.
64
Ibid., p. 38, párr. 78.
65
Ibid., p. 38, párr. 79.
688 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
66
Ibid., p. 39, párr. 81.
67
Ibid., p. 39, párr. 83 y p. 41, párrs. 86 y 89.
68
Comunicación No. 415/1990, D. Pauger c. Austria (Observación adoptada el 30 de marzo del 1992), en NU doc. CCPR/C/44/
D/415/1990, párrs. 1.-2.1.
69
Ibid., párr. 8.
70
Ibid., párr. 7.4.
71
Ibid., párr. 7.4.
72
Comunicación No. 172/1984, S. W. M. Broeks c. Países Bajos (Observación adoptada el 9 de aAbril del 1987), en NU doc. AGRO,
A/42/40, p. 150, párrs. 14-15.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 689
73
Ibid., p. 150, párr. 14. El mismo tema se discutió en la Comunicación No. 182/1984, F. H. Zwaan-de Vries c. Países Bajos
(Observación adoptada el 9 de aAbril del 1987), pp. 160-169.
74
Corte Europea de D.H., Caso de Van Raalte c. Países Bajos, sentencia del 21 de fFebrero del 1997, Informes 1997-I, p. 183, párr. 32.
75
Ibid., p. 184, párrs. 34-35.
76
Ibid., p. 186, párr. 40.
77
Ibid., p. 187, párr. 41.
78
Ibid., p. 187, párr. 42-43.
690 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
de que dicha mesada sólo estaba disponible para las madres- no excedía el margen
de apreciación otorgado al Gobierno bajo el artículo 14 leído conjuntamente con el
artículo 8 del Convenio.79
La Corte señaló que “para ese momento las mesadas por licencias sólo se
pagaban a las madres, no a los padres, una vez un período de ocho semanas hubiera
transcurrido luego de dar a luz y una vez se hubiese agotado el derecho a la mesada
por maternidad” y que no era cuestionado que esto fuera un trato diferencial basado
en el género.80
La Corte aceptó que los dos padres estaban “en igualdad de condiciones”
para cuidar al niño durante el período en cuestión. Más aún, teniendo en cuenta que
“el desarrollo de la igualdad de los géneros es hoy un objetivo principal en
los Estados miembros del Consejo de Europa … se necesitarían razones
de peso para considerar que tales diferencias en el trato son compatibles
con la Convención.”81
No obstante, la Corte anotó que
“los Estados Contratantes gozan de cierto margen de apreciación en
determinar si, y hasta que punto, diferencias que en otras circunstancias
serían similares, justifican un trato diferente ante la ley. El alcance del
margen de apreciación variará de acuerdo con las circunstancias, la materia
y los antecedentes; en este sentido, uno de los factores relevantes puede
ser la existencia o no de un campo común entre las leyes de los Estados
Contratantes.”82
Era claro, según la Corte, que “para ese momento, finales de los 80, no había
un estándar común en este campo, pues la mayoría de los Estados Contratantes no
preveían el pago de mesadas por licencias a los padres”. Sólo de manera gradual los
Estados Europeos “evolucionaron hacia una distribución más equitativa entre hombres
y mujeres de las responsabilidades relacionadas con la crianza de sus hijos”. Por lo
tanto, [parecía] difícil criticar la legislación Austriaca por haber introducido de forma
gradual, reflejando la evolución de la sociedad en esa esfera, legislación que se asume,
pese a todas las consideraciones, progresiva en Europa.”83 De allí se concluyó que
las autoridades Austriacas no habían “excedido el margen de apreciación que les es
permitido” por lo que “la diferencia en trato alegada no era discriminatoria bajo el
significado del Artículo 14.”84
79
Corte Europea de D.H., Caso de Petrovic c. Austria, sentencia del 27 de mMarzo del 1998, Informes 1998-II, p. 588, párr. 43.
80
Ibid., p. 587, párrs. 34-35.
81
Ibid., p. 587, párrs. 36-37.
82
Ibid., p. 587, párr. 38.
83
Ibid., p. 588, párrs. 40-41.
84
Ibid., p. 588, párr. 43.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 691
6.3 Lenguaje
El uso del lenguaje surgió en el caso de Diergaadt et al. c. Namibia en el que
los actores, todos miembros de la Comunidad Rehoboth Baster, alegaron la violación,
entre otros, del artículo 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, pues
se les negó el uso de su lengua materna –Afrikáans- en el campo de la administración,
la justicia, la educación y la vida pública.87 En este caso, en el que una “debida
consideración” se le debió dar a las denuncias de los actores a falta de una respuesta
por parte del Gobierno, el Comité señaló que los denunciantes demostraron que el
Estado Parte “ha dado instrucciones a los funcionarios públicos para que no contesten
en Afrikáans a las comunicaciones orales o escritas de los autores con las autoridades,
aun cuando sean perfectamente capaces de hacerlo”. Estas instrucciones prohibían
el uso de Afrikáans no sólo en la publicación de documentos públicos, sino también
en las conversaciones telefónicas.88 Por consiguiente, los actores, como hablantes de
Afrikáans, eran víctimas de una violación del artículo 26 del Pacto.89
Una persona con Bretón como lengua materna, quien también hablaba
Francés, reclamó la violación del artículo 26 del Pacto puesto que no le era permitido
utilizar Bretón durante una audiencia judicial. El Comité de Derechos Humanos señaló
que el autor “no había demostrado que ni él ni los testigos de descargo se pudiesen
dirigir al tribunal en un francés sencillo pero adecuado”.90 Desde el punto de vista del
Comité, el derecho a un juicio con las debidas garantías contemplado en el artículo
14(1) del Pacto, leído en conjunto con el artículo 14(3)(f) “no supone que se conceda
al acusado la posibilidad de expresarse en el idioma que habla normalmente o que
habla con más facilidad”. Si la Corte tiene certeza, como lo tenían las dos instancias en
este caso, “de que el acusado conoce suficientemente el idioma utilizado en el tribunal,
85
Corte IDH, Propuesta de Modificación a la Constitución Política de Costa Rica relacionada con la Naturalización, Opinión Consultiva, OC-4/84
del 19 de enero del 1984, Series A, No. 4, p. 111, párr. 67 leído en conjunción con las p. 82, p. 109, párr. 64, y p. 113, numeral 5.
86
Ibid., párr. 67. Desde luego, la legislación sobre nacionalidad tampoco debe discriminar con base en otros motivos. En sus
observaciones finales en el primer, segundo y tercer informe periódico de Estonia, el Comité para la Eliminación de la Discriminación
Racial expresó “especial preocupación por el hecho de que las disposiciones relativas a las restringidas cuotas de inmigración
establecidas por la Ley de extranjeros de 1993 se apliquen a los ciudadanos de la mayoría de los países del mundo, a excepción de los
de la Unión Europea, Noruega, Islandia y Suiza”. Recomendó “que el sistema de cuotas se aplique sin discriminación por motivos de
raza o de origen étnico o nacional”, NU doc. CERD/C/304/Add.98, 19 de abril del 2000, párr. 11.
87
Comunicación No. 760/1997, J. G. A. Diergaardt et al. c. Namibia (Observación adoptada el 6 de septiembre del 2000), en NU
doc. CCPR/C/69/D/760/1997 párr. 10.10.
88
Ibid., loc. cit.
89
Ibid.
90
Comunicación No. 219/1986, Dominique Guesdon c. Francia (Observación adoptada el 23 de aAgosto del 1990), en NU doc.
CCPR/C/39/D/219/1986, párr. 10.3.
692 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
91
Ibid., loc. cit.
92
Ibid., párrs. 10.4-11.
93
Comunicaciones Nos. 359/1989 y 385/1989, J. Ballantyne y E. Davidson, y G. McIntyre c. Canadá, en NU doc. AGRO, A/48/40
(II), p. 103, párr. 11.5.
94
Ver, por ejemplo, Comunicación No. 666/1995, F. Foin c. Francia (Observación adoptada el 3 de noviembre del 1999), en NU
doc. CCPR/C/67/D/666/1995, párr. 10.3; énfasis adicional.
95
Ibid., loc. cit.
96
Ibid.
97
Ibid, loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 693
*****
Un aspecto legal distinto se presentó en el caso de Thlimmenos c. Grecia, el
cual tuvo origen en la condena penal del actor – un testigo de Jehová - por parte del
Tribunal Militar Permanente de Atenas por el delito de desobediencia al rehusarse a
utilizar el uniforme militar durante una movilización general. Fue sentenciado a cuatro
años de prisión, pero dejado en libertad bajo fianza luego de dos años y un día.102
Posteriormente el actor quedó en segundo puesto de 60 candidatos en una examen
público para el nombramiento de 112 contadores colegiados, pero la Junta Directiva
del Instituto Griego de Contadores Colegiados se rehusó a nombrarlo porque había
sido condenado por un delito.103 De manera infructuosa, el actor llevó su caso a la Corte
Suprema Administrativa invocando, entre otros, su derecho a la libertad de religión
y a la igualdad ante la ley. La Corte decidió que la Junta había actuado conforme a
la ley cuando al aplicar el artículo 22(1) del Código de Funcionarios Públicos, había
considerado la condena del actor.104 De acuerdo con esta disposición, ninguna persona
condenada por un delito podía ser nombrado en un cargo público; con base en el
Decreto Legislativo No. 3329/1955 y su reforma, una persona que no era apta para
el nombramiento en un cargo público tampoco podía ser nombrada como contador
colegiado.105
98
Comunicación No. 295/1988, A. Järvinen c. Finlandia (Observación adoptada el 15 de agosto del 1990), en NU doc. CCPR/
C/39/D/295/1988 p. 101, párr. 2.1, p. 102, párr. 3.1, y p. 104, párr. 6.1.
99
Ibid., párr. 2.2.
100
Ibid, párr. 6.4.
101
Ibid., párr. 6.5.
102
Corte Europea de D.H., Caso de Thlimmenos c. Grecia, sentencia del 6 de aAbril del 2000, párr. 7 del texto de la decisión, como se
encuentra publicada en la página web de la Corte: http://www.echr.coe.int/
103
Ibid., párr. 8.
104
Ibid., párrs. 9-13.
105
Ibid., pars. 15-16.
694 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
106
Ibid., párr. 33.
107
Ibid., párr. 42.
108
Ibid., párr. 44.
109
Ibid., párr. 46.
110
Ibid., párr. 47.
111
Ibid., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 695
112
Comunicación No. 208/1986, K. Singh Bhinder c. Canadá (Observación adoptada el 28 de Noviembre del 1989), en NU doc.
CCPR/C/37/D/208/1986, párr. 6.2.
113
Ibid., loc. cit.
114
Comunicación No. 694/1996, A. H. Waldman c. Canadá (Observación adoptada el 5 de noviembre del 1999), en NU doc.
CCPR/C/67/D/694/1996, párr. 1.2.
115
Ibid., p. 97, párrs. 10.3-10.4.
116
Ibid., p. 97, párr. 10.5.
117
Ibid., p. 97, párr. 10.6.
696 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
disposición de todas las escuelas sin discriminación alguna. Ello significa que la
provisión de financiación a las escuelas de un grupo religioso y no a las de otro debe
basarse en criterios razonables y objetivos”, lo que no aconteció en el caso del colegio
del peticionario.118
6.5 Propiedad
El caso de Chassagnou y Otros c. Francia considerado por la Corte Europea
de Derechos Humanos es un caso complejo relacionado con el uso de la propiedad
y los derechos de caza en Francia. En general, los peticionarios, todos granjeros y/o
terratenientes viviendo en Francia, manifestaban que, de acuerdo con la Ley Francesa
No. 64-696 de 1964, conocida como la “Loi de Verdeille”, “habían sido obligados,
sin considerar su oposición a la caza fundada en razones éticas, a conceder derechos
de caza sobre su terreno a las asociaciones municipales de cazadores reconocidas, a
volverse miembros de dichas asociaciones de forma automática y a no poder prevenir
la caza en sus propiedades”. En su opinión, esto vulneraba el artículo 11 del Convenio
Europeo de Derechos Humanos, el artículo 1 de su Protocolo No. 1 y el artículo 14
del Convenio “puesto que sólo los dueños de terrenos que excedieran una cierta área
podían escapar al traspaso obligatorio de los derechos de caza sobre su terreno a una
118
Ibid., pp. 97-98, párr. 10.6.
119
Corte Europea de D.H., Caso de la Iglesia Católica Canea c. Grecia, sentencia del 16 de dDiciembre del 1997, Informes 1997-VIII, pp. 2847-
2848, párrs. 6-8.
120
Ibid., pp. 2849-2850, párr. 13.
121
Ibid., p. 2860, párr. 44.
122
Ibid., p. 2861, párr. 47.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 697
123
Corte Europea de D.H., Caso de Chassagnou y Otros c. Francia, sentencia del 29 de aAbril del 1999, Informes 1999-III, p. 50, párr. 66.
124
Ibid., pp. 57-58, párr. 85 (sobre el artículo 1 del Protocolo No. 1: había una carga desproporcionada sobre los pequeños
terratenientes) y p. 67, párr. 117 (art. 11: obligación de afiliarse a una asociación “fundamentalmente contraria” a las convicciones
personales de uno).
125
Ibid., p. 60, párr. 95.
126
Ibid., p. 68, párr. 121. La ley creaba “una diferencia en trato entre personas en situaciones similares, principalmente los dueños
de la tierra o de los derechos de caza, puesto que aquellos que fueran dueños de 20 hectáreas o más del terreno en un solo bloque,
podías objetar la inclusión de su propiedad en los terrenos de caza [de la asociación municipal de cazadores], y con ello evitar la
pertenencia obligatoria a la asociación, mientras que los que, como los peticionarios, tengan menos de 20 o 60 hectáreas de tierra no
pueden hacerlos”, p. 68, párr. 120.
127
Comunicación No. 395/1990, M. Th. Sprenger c. Países Bajos (Observación adoptada el 8 de abril del 1992), en NU doc. CCPR/
C/44/D/395/1990, p. 321, párr. 7.2.
128
Ibid., párr. 3.
698 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
129
Ibid., párr. 7.4, leído conjuntamente con el párr. 2.5.
130
Ibid., párr. 7.4.
131
Ibid., párr. 7.5.
132
Corte Europea de D.H., Caso de Mazurek c. Francia, sentencia del 1 de febrero del 2000, párrs. 17 y 23 del texto de la decisión, como se
encuentra publicada en la página web de la Corte: http://www.echr.coe.int/
133
Ibid., párrs. 41-43.
134
Ibid., párr. 49.
135
Ibid., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 699
136
Ibid., párrs. 50-51.
137
Ibid., párr. 52.
138
Ibid., párr. 54.
139
Ibid., párr. 55.
140
Corte Europea de D.H., Caso de Marckx c. Bélgica, sentencia del 13 de jJunio del 1979, Series A, No. 31, p. 22, párr. 48.
141
Ibid., pp. 24-25, párrs. 55-56.
142
Ibid., loc. cit. y p. 26, párr. 59.
143
Ibid., pp. 26-27, párrs. 60-62.
700 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
143
Ibid., pp. 26-27, párrs. 60-62.
144
Ibid., pp. 27-28, párrs. 62-65.
145
CADHP, Fundación Recursos Legales c. Zambia, Comunicación No. 211/98, decisión adoptada durante la 29 sesión Ordinaria, 23 abril – 7
mayo 2001, párr. 52 del texto de la decisión, como está publicada en: http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/211-98.html
146
Ibid., párr. 63.
147
Ibid., loc. cit.
148
Ibid., párrs. 71 y 72.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 701
a la igualdad ante la ley como se encuentra garantizado por el artículo 3(1) fueron
vulnerados.
149
Comunicación No. 196/1985, I. Gueye et al. c. Francia (Observación adoptada el 6 de aAbril de 1989), en NU doc. CCPR/C/35/
D/196/1985, párrs. 1.1-1.2.
150
Ibid., pp. 193-194, párr. 9.4.
151
Ibid., p. 194, para. 9.4.
152
Ibid., p. 194, para. 9.5.
153
Ibid., loc. cit.
154
CADHP, Unión Inter-Africana de Derechos del Hombre et al c. Angola, Comunicación No. 159/96, decisión adoptada el 11 de noviembre de
1997, párr. 18 del texto de la decisión, como está publicada en: http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/159-96.html; este
caso involucraba también una violación del artículo 7(1)(a) de la Carta, puesto que las personas expulsadas no tuvieron oportunidad de
impugnar su expulsión ante las autoridades legales competentes, párrs. 19-20.
702 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
155
Ver, por ejemplo, Corte Europea de D.H.,, Caso de Salgueiro da Silva Mouta c. Portugal, sentencia del 21 de diciembre del 1999, Informes
1999-IX, p. 327, párr. 28.
156
Ibid., pp. 324-325, paras. 21-22.
157
Ibid., p. 327, párr. 28.
158
Ibid., p. 327, párrs. 28-29.
159
Ibid., p. 327, párr. 30.
160
Ibid., p. 328, párr. 36.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 703
bajo el Convenio”.161 Por ello, se había presentado una violación del artículo 8 del
Convenio Europeo tomado en conjunto con el artículo 14.162
6.9 Minorías
6.9.1 Derecho a la cultura propia
161
Ibid., p. 328, párrs. 35-36.
162
Ibid., p. 329, párr. 36.
163
Comunicación No. 671/1995, J. E. Länsman et al. c. Finlandia (Observación adoptada el 22 de noviembre del 1996), en NU doc.
CCPR/C/58/D/671/1995 p. 203, párr. 10.3.
164
Ibid., párr. 10.4.
165
Ibid., loc. cit. El párrafo relevante de la Observación General No. 23 dice lo siguiente: “Por lo que se refiere al ejercicio de
los derechos culturales protegidos por el artículo 27, el Comité observa que la cultura se manifiesta de muchas formas, inclusive un
modo particular de vida relacionado con el uso de recursos terrestres, especialmente en el caso de los pueblos indígenas. Ese derecho
puede incluir actividades tradicionales tales como la pesa o la caza y el derecho a vivir en reservas protegidas por la ley. El goce de esos
derechos puede requerir la adopción de medidas jurídicas positivas de protección y medidas para asegurar la participación eficaz de los
miembros de comunidades minoritarias en las decisiones que les afectan”. En Naciones Unidas, doc. HRI/GEN/1/Rev.7, pág. 185,
párr. 7.
704 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
una violación al artículo 27 del Pacto, y no había nada que sugiriera que dichas cortes
hubiesen “interpretado y/o aplicado” indebidamente el artículo 27.166
No obstante, el Comité agregó que si la tala hubiese sido aprobada a mayor
escala, o si se pudiera demostrar que los efectos de las talas planeadas eran más serios de
lo previsto, “entonces cabría examinar la posibilidad de si ello constituye una violación
del derecho de los autores a disfrutar de su propia cultura en el sentido del artículo
27”.167
166
Comunicación No. 671/1995, J. E. Länsman et al., en NU doc. CCPR/C/58/D/671/1995, pp. 203-204, párr. 10.5.
167
Ibid., p. 204, párr. 10.7.
168
Comunicación No. R.6/24, S. Lovelace c. Canadá (Observación adoptada el 30 de Jjulio del 1981), en NU doc. AGRO, A/36/40,
p. 166, párr. 1.
169
Ibid., p. 172, párrs. 10-11.
170
Ibid., p. 173, párr. 13.2.
171
Ibid., p. 174, párrs. 17 y 19.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 705
7. Observaciones Finales
En este capítulo se ha realizado un sondeo general de las principales
disposiciones legales que a nivel universal y regional tratan el extenso y multidimencional
fenómeno de la discriminación. También se han presentado ejemplos de la jurisprudencia
internacional sobre las diversas situaciones que pueden –o no- considerarse una
diferenciación injustificada, es decir que constituyen una discriminación. Los incidentes
o prácticas discriminatorias siempre afectan a la víctima o a las víctimas de una manera
particularmente negativa porque constituyen, en más casos que menos, una negación de
sus características humanas particulares, negando su derecho intrínseco a ser diferentes
entre los seres humanos que tienen igual valor, independientemente del color de su
cara o de su origen, género, religión, etc.
Este capítulo ha demostrado que las disposiciones legales internacionales que
garantizan el derecho a la igualdad y a la no discriminación son abundantes. Por lo
tanto, si las prácticas discriminatorias persisten alrededor del mundo, no es por la falta
de normatividad, sino por la falta de implementación de estas normas en el diario vivir
de nuestras sociedades. Inevitablemente, esta falta de implementación de algunos de
los principios más fundamentales del derecho internacional de los derechos humanos
a nivel nacional, tiene también un impacto negativo en la paz y seguridad tanto a nivel
nacional como internacional.
Los jueces, fiscales y abogados nacionales, tienen un deber profesional de
transformar las disposiciones legales a nivel doméstico relacionadas con el derecho a
la igualdad y a la no Discriminación en conceptos legales verdaderamente efectivos y,
cuando sea de su competencia, deben también aplicar, o al menos utilizar como guía,
las normas legales internacionales relacionadas con estos temas. Si esto se hiciera de
manera consistente y eficaz, habría una posibilidad genuina de lentamente convertir el
mundo en un lugar más amable para todos.
706 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
......... Capítulo 14
EL PAPEL DE LAS CORTES
EN LA PROTECCIÓN DE LOS
DERECHOS ECONÓMICOS,
SOCIALES Y CULTURALES.....
Objetivos de Aprendizaje
• Fprotegen
amiliarizar a los participantes con los principales instrumentos internacionales que
los derechos económicos, sociales y culturales
• Esociales
xplicar a los participantes la relación intrínseca entre los derechos económicos,
y culturales, por una parte, y los derechos civiles y políticos, por la otra
• PlosonerEstados
en conocimiento de los participantes la naturaleza de las obligaciones legales de
partes con respecto al cumplimiento de los derechos económicos, sociales
y culturales
• Informar a los participantes sobre el contenido de algunos derechos económicos,
sociales y culturales
• Discutir con los participantes la justiciabilidad de los derechos económicos, sociales y
culturales
• Familiarizar a los participantes con el papel que juegan las cortes nacionales en la
protección de los derechos económicos, sociales y culturales
• Sensibilizar los participantes sobre su potencial como jueces y abogados para
contribuir con el cumplimiento de los derechos económicos, sociales y culturales a
nivel nacional
Preguntas
• ¿yDeculturales
qué manera se protegen y se da cumplimiento a los derechos económicos, sociales
en el país donde usted trabaja?
• ¿¿Qué papel juegan las cortes en el cumplimento de estos derechos?
• cumplimiento
Qué mecanismos diferentes a las cortes existen en su país para la promoción y/o el
de los derechos económicos, sociales y culturales?
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 707
Preguntas (Cont. d)
• ¿relevantes
Qué aspectos de los derechos económicos, sociales y culturales son particularmente
en el país donde usted trabaja?
• ¿protección
Existen determinados grupos vulnerables que tengan una necesidad especial de
legal en el campo de los derechos económicos, sociales y culturales?
• Si¿Deesquéasí,manera
¿cuáles son y en qué sentido necesitan protección especial?
• eficiente? se proporciona dicha protección, si es que se proporciona? ¿Es ésta
• ¿Cómo se imagina usted un recurso judicial en el nivel nacional para proteger
eficientemente los derechos económicos, sociales y culturales de una persona?
Instrumentos Regionales
• Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, 1981
• Convención Americana sobre Derechos Humanos, 1969
• Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
1988
• Carta Social Europea, 1961, y Carta Social Europea (Revisada), 1996
708 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
1. Introducción
El fin principal de este capítulo es describir el importante papel que juegan
los órganos de supervisión internacional y las cortes nacionales en la protección de los
derechos económicos, sociales y culturales a nivel nacional.
El capítulo iniciará, sin embargo, explicando en términos generales porqué
el original y único Pacto de Derechos Humanos, fue al final dividido en dos pactos,
uno encargado de garantizar los derechos civiles y políticos y el otro de proteger los
derechos económicos, sociales y culturales. A continuación se describirá brevemente la
relación intrínseca entre estas dos categorías de derechos, las cuales dependen una de
la otra para su mutua y efectiva realización. En tercer lugar, el capítulo emprenderá un
examen de los derechos económicos, sociales y culturales garantizados por los tratados
universales y regionales de derechos humanos y analizará las obligaciones legales de
los Estados para proteger estos derechos. En cuarto lugar, discutirá la naturaleza
legal de los derechos económicos, sociales y culturales incluyendo su justiciabilidad.
Ello será seguido por un examen de la interpretación de los órganos de supervisión
internacional del derecho a la vivienda adecuada y del derecho a la salud. En este
sentido, se hará referencia a ejemplos de jurisprudencia nacional que demuestran que
las cortes están, cada vez más, llamadas a juzgar cuestiones relativas al campo de los
derechos económicos, sociales y culturales. El capítulo concluirá con una descripción
del importante papel jugado por las profesiones legales para asegurar la protección
efectiva de estos derechos.
*****
Debe ser notado que, a pesar de su importancia fundamental, este capítulo
no se ocupará de las numerosas convenciones y recomendaciones adoptadas en el
marco del trabajo de la Organización Internacional del Trabajo, la cual proporciona
una amplia protección a los derechos de los trabajadores. Sin embargo, una lista de
algunos de los Convenios más significativos está contenida en el Cuadernillo No. 1.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 709
1
NU doc. E/1371 (E/CN.4/350), Informe de la sesión quinta de la Comisión de Derechos Humanos, 1949, p.15. La votación fue
de 12 votos, ninguno en contra y 3 abstenciones.
2
Para la discusión en la Comisión de Derechos Humanos en su sesión sexta sobre la cuestión de la inclusión de los derechos
económicos, sociales y culturales en el pacto, ver NU docs. E/CN.4/SR.181 y 184-187; para la votación ver NU doc. E/CN.4/SR.186,
p. 21.
3
Ver, por ejemplo, AGRO, sesión quinta, 1950, Comité Tercero, docs. A/C.3/SR.297-299 y 313.
710 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
4
AGRO, sesión quinta, 1950, Reuniones de Plenaria, doc. A/PV.317, p. 564, párrs. 170 y 162.
5
Para los detalles de la discusión, ver en particular NU docs. E/CN.4/SR.203-208, 237 y 248.
6
Ver NU doc. E/1992 (E/CN.4/640), Informe de la sesión séptima de la Comisión de Derechos Humanos, 1951, Anexos, pp.
57-85.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 711
7
Ver en este sentido, AGRO, sesión quinta, 1950, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.297, p. 174, párrs. 35-41 (Polonia); pp. 175-176,
párrs. 48-60 (URSS); doc. A/C.3/SR.298, p. 178, párrs. 9-15 (México); pp. 178-179, párrs. 16-19 (Yugoslavia); p. 181, párr. 49 (Irán);
pp. 182-183, párrs. 63-65 (Irak); AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.360, p. 81, párr. 44 (México); doc.
A/C.3/SR.366, p. 114, párrs. 13-14 (Indonesia); doc. A/C.3/SR.366, p. 116, párrs. 37-40 y doc. A/C.3/SR.393, p. 275, párr. 46 (Cuba).
Para otros países a favor de un único pacto, ver, por ejemplo, AGRO, sesión quinta, 1950, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.299, p. 187,
párr. 27 (Arabia Saudita); p. 187, párr. 31 (Checoslovaquia); p. 188, párr. 40 (Argentina); p. 189, párr. 53 (Siria).
8
Ver, por ejemplo, NU doc. E/CN.4/203, p. 22 (Ucrania RSS); AGRO, sesión quinta, 1950, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.297, p.
176, párrs. 69-72 (Chile); doc. A/C.3/SR.298, p. 178, párr. 13 (México); AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/
SR.362, p. 91, párr. 23 (Irak); doc. A/C.3/SR.368, p. 127, párrs.1-2 (Bielorrusia RSS); p. 130, párrs. 30-31 (Polonia); doc. A/C.3/
SR.370, p. 135, párr. 3, y doc. A/C.3/SR.395, p. 285, párrs. 2-4 (URSS); doc. A/C.3/SR.393, p. 272, párrs. 10-11 (Arabia Saudita).
9
Ver, por ejemplo, AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.367, p. 123, párr. 24 (Ucrania RSS); doc. A/C.3/
SR.368, p. 127, párrs.1-2 (Bielorrusia RSS); p. 130, párr 38 (Polonia).
10
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.365, p. 108, párr. 8 (Yugoslavia).
11
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.368, p. 127, párr. 1 (Bielorrusia RSS).
712 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
la misma. La idea fue rechazada por la URSS aduciendo que era solo “un intento de
relegar los derechos económicos, sociales y culturales”. Desde su punto de vista, los
Estados Unidos y el Reino Unido estaban “acudiendo de nuevo al sabotaje y a jugadas
dilatorias a la cuales ya habían recurrido en el caso de la Declaración Universal de
Derechos Humanos”.12
Diferentes puntos de vista se dieron en relación con el mecanismo de
implementación en un único Pacto que incorporara tanto derechos civiles y políticos
como derechos económicos, sociales y culturales. Mientras que algunos querían
un mecanismo de implementación uniforme,13 otros querían una maquinaria de
implementación diferente para las dos categorías de derechos.14 En opinión de la
URSS, sin embargo, “solo había un método de implementación conforme al derecho
internacional” y ese era “la adopción por parte de los gobiernos, en sus territorios, de
todas las medidas legislativas y otras medidas necesarias para garantizar a las personas
el disfrute de todos sus derechos”.15 Con relación al problema de cómo hacer cumplir
los derechos, la URSS también negó que “sería más fácil implementar derechos civiles
y políticos ya que la actuación legislativa era todo lo que se necesitaba” y citó ejemplos
para respaldar sus opiniones.16
Como fue señalado arriba, los países que defendían la elaboración de dos Pactos
también subrayaron la relación intrínseca entre las dos categorías de derechos así como
le necesidad de un instrumento internacional que también garantizara los derechos
económicos, sociales y culturales. Con el fin de acentuar el igual valor de estos derechos,
ellos querían que los dos Pactos fueran abiertos para la firma simultáneamente.17 No
obstante, algunos portavoces advirtieron el peligro de confundir “la unidad de los
derechos mismos con una manera uniforme de hacerlos cumplir” porque existía “una
diferencia entre la unidad de los derechos humanos en principio y su separación en la
práctica”.18
Varios de los países a favor de un Pacto separado sobre derechos económicos,
sociales y culturales19 consideraron que sería mejor finalizar el Pacto sobre derechos
civiles y políticos ya que cualquier intento de redactar un tratado que cubriera todos
12
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.370, pp. 135-136, párr. 6. Sobre el miedo a las consecuencias de
conectar los dos pactos, ver también doc. A/C.3/SR.366, p. 118, párr. 57 (Checoslovaquia) y doc. A/C.3/SR.393, p. 272, párr. 16
(Siria).
13
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.365, p. 108, párr. 9 (Yugoslavia).
14
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.360, p. 79, párr. 23 (Guatemala); doc. A/C.3/SR.393, p.273,
párr.30 (Filipinas);.
15
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.370, p. 135, párr. 5.
16
Ibíd., p.135, párr. 4.
17
Ver, por ejemplo, AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.363, p. 98, párr. 8 (Países Bajos); ver también la
modificación presentada por Bélgica, India, Líbano, y los Estados Unidos en NU docs. A/C.3/L.184 y A/C.3/L.184/Rev.1, así como
la declaración del Líbano en AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.370, pp. 138-139, párrs. 35-37.
18
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.394, pp. 280-281, párr. 20 (Líbano).
19
Para los países a favor de dos o incluso más pactos, ver, por ejemplo, NU doc. E/CN.4/SR.205, pp. 8-9 (Dinamarca); AGRO,
sesión quinta, 1950, Comité tercero, doc. A/C.3/SR.297, p. 172, párr. 17 (EUA); p. 173, párr.29 (Países Bajos); p. 174, párr. 34 (Reino
Unido); doc. A/C.3/SR.298, p. 180, párrs. 39-40 (Venezuela); p. 182, párr. 60 (Republica Dominicana); doc. A/C.3/SR.299, p. 186,
párrs. 8-12 (India).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 713
los derechos podría implicar una demora considerable.20 Sin embargo, el argumento
más importante respaldando su opinión fue que, debido a su naturaleza específica, los
derechos económicos, sociales y culturales eran más difíciles de definir que los derechos
civiles y políticos, que era más complejo y tomaría más tiempo para hacer cumplir
los derechos económicos, sociales y culturales, y que por lo tanto un mecanismo
diferente se necesitaba para su implementación.21 De acuerdo a Liberia, sería “inútil
intentar incluir derechos civiles y políticos y derechos económicos sociales y culturales
en un solo instrumento” porque, al hacerlo, no se tendría en cuenta “el grado desigual
de desarrollo de los diferentes Estados que conforman la comunidad mundial”.22
Algunos países aceptaron que, si bien la apropiada actuación legislativa y
administrativa sería en principio suficiente para proteger los derechos civiles y políticos,
la protección de los varios derechos económicos, sociales y culturales dependía, entre
otros, de los recursos económicos y del grado de desarrollo y requería de reformas
sociales, planes de más o menos largo plazo y posiblemente cooperación internacional.23
También fue apreciado en este contexto que los gobiernos tienen generalmente un
papel mucho más activo para asegurar los derechos económicos, sociales y culturales
debido a que son responsables por el bienestar material de sus ciudadanos, mientras
que tienen un papel más pasivo con relación a la implementación de los derechos
civiles y políticos, los cuales llaman a la restricción de los poderes gubernamentales
frente al individuo.24
Al explicar las grandes dificultades requeridas para dar efectividad a los
derechos económicos, sociales y culturales y la necesidad resultante de implementación
progresiva, el representante de Francia resaltó que le había tomado a su país “no menos
de cuarenta años desarrollar un sistema más o menos completo de seguridad social”25
y que “la lucha en contra del analfabetismo, por ejemplo, requería el establecimiento
de escuelas y la capacitación de profesores, una tarea que podría necesitar de 20 a
20
AGRO, sesión quinta, 1950, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.297, p. 172, párr. 17 (Estados Unidos); p. 174, párr. 34 (Reino Unido);
doc. A/C.3/SR.298, p. 182, párr. 60 (República Dominicana); doc. A/C.3/SR.299, p. 186, párr. 10 (India); AGRO, sesión sexta, 1951-1952,
Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.362, p. 89, párr. 3 (Dinamarca); p. 91, párr. 32 (Canadá); doc. A/C.3/SR.367, p. 123, párr. 25 (Republica
Dominicana).
21
Ver, por ejemplo, la propuesta de Dinamarca, en NU doc. E/CN.4/SR.205, p. 9; ver también, por ejemplo, el punto de vista de
Australia sobre la necesidad de una forma diferente de implementación de los derechos económicos, sociales y culturales en NU doc.
E/CN.4/SR.203, p. 21 y AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.363, pp. 100-101, párrs. 39-41. En una etapa
temprana, sin embargo, Australia estaba inclinada a favor de un solo pacto, ver NU doc. E/CN.4/SR.203, p. 21. Ver también NU doc.
E/CN.4/SR.248, p. 10 (Reino Unido); AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.360, p. 78, párrs. 9-12 (Estados
Unidos); doc. A/C.3/SR.362, p. 89, párr. 3 (Dinamarca); p. 91, párrs. 27-31 (Canadá); doc A/C.3/SR.367, p. 121, párrs. 3-5 (Nueva
Zelanda). Francia consideró que los derechos económicos sociales y culturales “eran muy diferentes en carácter, y que se requería una
entera estructura legislativa y técnica para llevarlos a la práctica”, ver NU doc. E/CN.4/203, p. 10.
22
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.366, p. 115, párr. 21.
23
En ese sentido ver por ejemplo, NU doc. E/CN.4/SR.205, p. 10 (Dinamarca); AGRO, sesión quinta, 1950, Comité Tercero, doc.
A/C.3/SR.298, pp. 177-178, párrs. 6-8 (Francia) (Francia tenía “mente abierta” con respecto al número de pactos, “aunque a primera
vista parecería que dos documentos separados serían preferibles”, párr. 7); p.98, párr 14 (Francia); AGRO, sesión sexta, 1951-1952,
Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.360, p. 78, párrs. 9-13 (EUA); doc. A/C.3/SR.362, p. 91, párrs. 30-31 (Canadá).
24
Ver, por ejemplo, NU doc. E/CN.4/SR.207, p. 10 (Dinamarca); AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/
SR.367, p. 121, párr. 3 (Nueva Zelanda). Ver también la declaración de Venezuela en el sentido de que “la implementación efectiva
de los derechos civiles y políticos dependía de la buena voluntad del Estado y sus sujetos; mientras que esa buena voluntad era en sí
misma inadecuada para la implementación de los derechos económicos, sociales y culturales”, p.122, párr.12.
25
NU doc. E/CN.4/SR.237, p. 7.
714 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Como fue resaltado por algunos países, existía una aparente necesidad de
encontrar un término medio entre una enumeración general de derechos como los que ya
estaban contenidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos y disposiciones
indebidamente detalladas que impedirían que muchos países ratificaran el Pacto.30
Uruguay defendía una aproximación realista: “El principal asunto de preocupación era
que la protección internacional debía ser extendida inmediatamente al mayor número
posible de derechos humanos por la mayor cantidad posible de Estados”.31 En un
sentido similar Francia advirtió “del peligro de demorar indebidamente la redacción
de al menos un primer proyecto de pacto, así sea de limitado alcance”32, y enfatizó la
necesidad de asegurar la universalidad de la Declaración Universal al propiciar que la
mayor cantidad posible de países ratificaran las disposiciones adoptadas.33
Así, a lo largo de los debates, Francia adoptó un enfoque práctico, arguyendo
que sería “un anacronismo imperdonable” no adoptar un Pacto que consagrase derechos
económicos, sociales y culturales, ya fuese conjuntamente con o separadamente de
derechos civiles y políticos. Era una cuestión de encontrar el “camino adecuado”,
lo cual solo podría realizarse por medio de “esfuerzos progresivos”.34 El debate
había demostrado que lo que era importante era “la unidad esencial de todos los
derechos humanos, una unidad que había inspirado la Declaración Universal de los
Derechos Humanos misma”. No obstante, “esa unidad no se extendía necesariamente
a tecnicismos [y] la cuestión de si debía haber uno o dos Pactos era esencialmente
técnica [porque] dos o más Pactos de derechos humanos bien podrían estar conectados
por medio de un diseño subyacente”.35 Francia también observó que: “algunos de los
partidarios de la unidad a ultranza talvez no habían estado del todo a la altura de sus
26
NU doc. E/CN.4/SR.203, p. 11.
27
NU doc. E/CN.4/SR.237, p. 8.
28
NU doc. E/CN.4/SR.203, p. 15.
29
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.370, p. 139, párrs. 36-37.
30
Ver, por ejemplo, NU docs. E/CN.4/SR.203, p. 20 (Australia); E/CN.4/SR.204, p. 10 (Suecia).
31
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.365, p. 110, párr. 31.
32
AGRO, sesión quinta, 1950, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.304, p. 211, párr. 8.
33
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.363, p. 98, párr. 12.
34
AGRO, sesión quinta, 1950, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.298, p. 177, párrs. 1-2.
35
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.371, p.142, párr. 14.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 715
principios”, como cuando habían “desdeñado” la inclusión del derecho a estar libre de
arresto arbitrario en el Pacto.36 Por otra parte, también consideró que los partidarios de
dos Pactos tendían a exagerar las diferencias entre los derechos civiles y políticos, por
un lado, y los derechos económicos, sociales y culturales, por el otro, porque “entre
los primeros habían varios derechos susceptibles de implementación inmediata”.37 Era
importante “no dejarse hipnotizar por las diferencias en el origen y el desarrollo de
varios derechos, y el único criterio válido era el de sí cualquier derecho dado podía ser
implementado y en qué condiciones”.38 La adopción de dos Pactos “era por lo tanto
tolerable por motivos de conveniencia” en el sentido de que “reduciría el número de
puntos en desacuerdo, y disfrutaría de un mayor respaldo”.39
Se seguía lógicamente para Francia que “el problema de los derechos
humamos era un sólo problema desde el punto de vista de los principios pero era un
problema múltiple desde el punto de vista de la formas que asumía”. De ahí que, si bien
hablaba a favor de la unidad, Francia consideraba que “el problema más importante
no era la unidad o dualidad del Pacto, sino la implementación de los derechos”.40 Una
de las cosas esenciales a hacer con el fin de avanzar era, entonces, diseñar “medidas
de implementación apropiadas a la naturaleza de cada una de las obligaciones
asumidas”.41
En vista de “los diferentes conceptos sobre su naturaleza y de los métodos
por medio de los cuales debían ser implementados según diferentes países, y del hecho
de que un período más largo de tiempo era con frecuencia requerido para asegurar su
disfrute”, Francia consideró necesario en una etapa temprana introducir una cláusula
general que estableciendo la implementación progresiva de los derechos económicos,
sociales y culturales,42 una propuesta que fue criticada por Yugoslavia43 pero adoptada,
tal y como se modificó, por la Comisión.44 Australia estuvo de acuerdo con que “el
concepto de realización progresiva tenía un valor positivo y debía ser conservado”.
Fue además observado que “la idea expresada en la palabra ‘progresivamente’, que
debía ser tomada en conjunto con las palabras ‘la plena efectividad de los derechos’,
no era una idea estática [sino que] implicaba que ciertos derechos serían aplicados
inmediatamente, otros tan pronto como fuera posible”, porque, después de todo, “la
implementación inmediata de derechos o medidas tales como, por ejemplo, la pensión
por vejez, era una imposibilidad practica”.45
36
Ibíd., p. 142, párr. 15.
37
Ibíd., loc. cit.
38
Ibid.
39
Ibíd., p. 142, párr. 16.
40
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.395, p. 286, párr. 7.
41
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.363, p. 98, párr. 12.
42
NU doc. E/CN.4/SR.237, p.7.
43
Ibíd., p.8.
44
Ibíd., p. 13; para el texto de la propuesta francesa ver NU doc. E/CN4/618.
45
NU doc. E/CN.4/SR.237, p.6.
716 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
recalcando que los derechos económicos, sociales y culturales diferían de los derechos
civiles y políticos “en tanto que los primeros no eran justiciables”. Tal país no vio
ninguna razón por la cual las dos categorías de derechos debían ser incluidas en el
mismo Pacto lo cual implicaría una “falta de equilibrio”. Por lo tanto, India quería que
la Comisión le solicitara al Consejo Económico y Social que reconsiderara su decisión
de incluir todos los derechos en un solo Pacto.46
Yugoslavia no podía aceptar el punto de vista de la India de que “las presuntas
violaciones a los derechos económicos, sociales y culturales no podían ser traídas a
juicio”. Según su opinión, “si los Gobiernos iban a asumir obligaciones definitivas con
respecto a la observancia de tales derechos, tendrían que tomar medidas legislativas y
de otra clase que permitieran que una demanda fuera entablada con respecto a su no
observancia, ante cortes con el poder de otorgar reparación”.47 Guatemala también
consideraba que era incorrecto referirse a los derechos económicos, sociales y culturales
como derechos “no justiciables” como se había hecho en el preámbulo de la propuesta
de la India, y que “podría incluso llegar a ser peligroso”.48 La URSS consideraba que
esta distinción era “completamente arbitraria”, agregando que la presunción de que
los derechos civiles y políticos y no ya los derechos económicos, sociales y culturales
podían ser defendidos por medio de acciones legales “no podría soportar escrutinio,
ya que en muchos países, determinados derechos civiles y políticos, tales como, por
ejemplo, el derecho al voto, no podían ser defendidos fácilmente mediante una acción
legal iniciada por el individuo”.49
La India explicó que “derechos justiciables” se entendían como “aquellos
derechos por cuyas violaciones un gobierno podía ser demandado”. Los Gobiernos
no podían, sin embargo, ser demandados “por no garantizar derechos económicos,
sociales y culturales, ya que la parte responsable bien podría ser compuesta por
empleadores”.50
La propuesta formal de la India dice así:51
“La Comisión de Derechos Humanos,
Considerando que aunque los derechos económicos, sociales y culturales
son igualmente fundamentales y por lo tanto importantes, forman una
categoría de derechos diferente de aquella conformada por los derechos
civiles y políticos en el sentido de que aquellos no son justiciables;
Considerando que el método para su implementación es, por lo tanto,
diferente;
Recomienda al Consejo Económico y Social que la decisión de incluir derechos
económicos, sociales y culturales en el mismo Pacto con derechos civiles y
políticos, sea reconsiderada.”
46
NU doc. E/CN.4/SR.248, p.6.
47
Ibíd., p. 9.
48
Ibíd., p.21.
49
Ibíd., p. 13.
50
Ibíd., p.25.
51
Ver NU doc. E/CN.4/619/Rev.1.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 717
52
NU doc. E/CN.4/SR.248, p. 26. Lo siguientes países votaron a favor de la resolución: Dinamarca, Grecia, India, el Reino
Unido y los Estados Unidos de América; los siguientes países votaron en contra: Chile, China, Egipto, Francia, Guatemala, Líbano,
Pakistán, Suecia, Ucrania RSS, URSS, Uruguay y Yugoslavia; Australia se abstuvo.
53
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.360, p. 82, párrs. 54-55 (Israel) y doc. A/C.3/SR.371, p. 142, párr.
15 (Francia).
54
AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.390, p. 254, párr. 30.
718 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
3. Interdependencia e Indivisibilidad de
los Derechos Humanos
Como fue aclarado por los redactores de los dos Pactos Internacionales de
Derechos Humanos, los derechos económicos, sociales y culturales, de una parte, y los
derechos civiles y políticos, de la otra, no debían ser concebidos como opuestos los
unos de los otros, sino como interdependientes intrínsicamente para asegurar su pleno
respeto. La importancia de esta regla básica del derecho internacional de los derechos
humanos es confirmada a diario en la práctica: en países en los cuales hay obstáculos
para el disfrute de los derechos civiles y políticos, los derechos económicos, sociales
y culturales tienen menos probabilidad de desarrollarse y, a la inversa, en donde los
derechos económicos, sociales y culturales no pueden surgir, hay poco espacio para el
pleno progreso de los derechos civiles y políticos.
Aunque los términos “interdependencia e indivisibilidad” de los derechos
humanos no están explícitamente contenidos en la Declaración Universal de Derechos
Humanos, el texto, la estructura, y el espíritu de la Declaración como un todo, confirman
que los autores deseaban dar un mismo peso a estas dos categorías de derechos. Ellos
tenían la visión de “un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de
la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias” (segundo
párrafo del preámbulo). Como se vio anteriormente, la misma Asamblea General
subrayó en una época tan temprana como el año 1950 que los derechos económicos,
sociales y culturales y los derechos civiles y políticos están “interconectados y son
interdependientes”, un punto de vista posteriormente confirmado tanto en el tercer
párrafo del preámbulo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales como en el tercer párrafo del preámbulo del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos. En el tercer párrafo del preámbulo del primero, los Estado partes
reconocen que
“con arreglo a la Declaración Universal de Derechos Humanos, no puede
realizarse el ideal del ser humano libre, liberado del temor y de la miseria, a
menos que se creen condiciones que permitan a cada persona gozar de sus
derechos económicos, sociales y culturales, tanto como de sus derechos
civiles y políticos”.
En el correspondiente tercer párrafo del preámbulo del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, los Estados partes reconocen que
“con arreglo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, no
puede realizarse el ideal del ser humano libre en el disfrute de las libertades
civiles y políticas y liberado del temor y de la miseria, a menos que se
creen condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos
civiles y políticos, tanto como de sus derechos económicos, sociales y
culturales”.
Esta relación intrínseca entre las dos categorías de derechos ha sido
posteriormente confirmada en una serie de resoluciones tales como la resolución de
la Asamblea General 41/128 del 4 de diciembre de 1986 que contiene la Declaración
sobre el Derecho al Desarrollo. El artículo 6 de esa Declaración lo afirma claramente:
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 719
“1. Todos los Estados deben cooperar con miras a promover, fomentar
y reforzar el respeto universal y la observancia de todos los derechos
humanos y las libertades fundamentales de todos, sin ninguna distinción
por motivos de raza, sexo, idioma y religión.
2. Todos los derechos humanos y las libertades fundamentales son
indivisibles e interdependientes; debe darse igual atención y urgente
consideración a la aplicación, promoción y protección de los derechos
civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
3. Los Estados deben adoptar medidas para eliminar los obstáculos al
desarrollo resultantes de la inobservancia de los derechos civiles y políticos,
así como de los derechos económicos, sociales y culturales.”
La Declaración y Programa de Acción de Viena, que fue adoptada por
consenso el 25 de junio de 1993 por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos,
es una confirmación inclusive más reciente de los Estados Miembros de las Naciones
Unidas del lazo que une a todos los derechos humanos. En el párrafo 5 de la parte I de
la Declaración de Viena, los Estados Miembros reconocen que:
“5. Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e
interdependientes y están relacionados entre sí. La comunidad internacional
debe tratar los derechos humanos en forma global y de manera justa y
equitativa, en pie de igualdad y dándoles a todos el mismo peso. Debe
tenerse en cuenta la importancia de las particularidades nacionales y
regionales, así como de los diversos patrimonios históricos, culturales y
religiosos, pero los Estados tienen el deber, sean cuales fueren sus sistemas
políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los
derechos humanos y las libertades fundamentales.”
Dado el énfasis que ha sido otorgado, desde que el trabajo de redacción de la
Carta Internacional de Derechos Humanos empezó en la década de 1940, a la relación
intrínseca entre los derechos económicos, sociales y culturales y los derechos civiles y
políticos, resultaba de gran lógica para el Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales realzar la importancia de los dos siguientes principios en el campo de los
derechos humanos y las actividades de cooperación técnica:
v5 El primer principio general “es que los dos conjuntos de derechos humanos
son indivisibles e interdependientes. En consecuencia, los esfuerzos por promover
un conjunto de derechos deben también tener plenamente en cuenta el otro
conjunto. Los organismos de las Naciones Unidas que participan de algún modo en
el fomento de los derechos económicos, sociales y culturales deberían procurar por
todos los medios posibles que sus actividades fueran plenamente compatibles con
el disfrute de los derechos civiles y políticos.”55
v5 “El segundo principio de importancia general es que no se puede concluir
automáticamente que cualquier actividad de cooperación para el desarrollo vaya a
contribuir a fomentar el respeto de los derechos económicos, sociales y culturales.
Muchas actividades iniciadas en nombre del “desarrollo” han sido reconocidas
55
Ver Observación General No. 2 del Comité (Medidas internacionales de asistencia técnica (art. 22 del Pacto)) en NU doc. HRI/
GEN/1/Rev.7, Recopilación de las Observaciones Generales y de las Recomendaciones Generales Adoptadas por los Órganos Creados en Virtud de
los Tratados de Derechos Humanos, p. 13, párr 6 (de aquí en adelante referida como Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones
Unidas).
720 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
posteriormente como actividades que estaban mal concebidas o que eran incluso
contraproducentes desde el punto de vista de los derechos humanos”.56
El vínculo inherente entre los derechos económicos sociales y culturales, por
un lado, y los derechos civiles y políticos, por el otro, es especialmente evidente en
relación con el derecho a la vida, el cual está garantizado por el artículo 6(1) del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Dicho vínculo no ha escapado a
los ojos del Comité de Derechos Humanos, el cual ha notado “que el derecho a la vida
ha sido con mucha frecuencia interpretado en forma excesivamente restrictiva”.57 Para
el Comité:
“La expresión ‘el derecho a la vida es inherente a la persona humana’ no
puede entenderse de manera restrictiva y la protección de este derecho
exige que los Estados adopten medidas positivas. A este respecto, el
Comité considera que sería oportuno que los Estados Partes tomaran
todas las medidas posibles para disminuir la mortalidad infantil y aumentar
la esperanza de vida, en especial adoptando medidas para eliminar la
malnutrición y las epidemias.”58
Teniendo en cuenta esta amplia interpretación del derecho a la vida, el Comité
de Derechos Humanos ha pedido en algunas ocasiones a los Estados partes, en relación
con sus informes iniciales y/o periódicos, que le informen qué medidas han tomado,
por ejemplo, para mejorar las condiciones de salud de las personas y para aumentar
su expectativa de vida,59 para reducir el índice de mortalidad infantil y satisfacer la
necesidades alimentarias de la población,60 o proteger a la población de epidemias.61 Al
considerar el cuarto informe periódico sobre Mongolia en marzo del 2000, el Comité de
Derechos Humanos expresó su preocupación sobre “el agudo problema de mortalidad
materna, debido en parte a los abortos inseguros, y a la inexistencia de asesoría para
la planificación familiar y otras facilidades”.62 Estas cuestiones podrían perfectamente
haber sido consideradas conforme al artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, el cual garantiza el derecho a disfrutar “el más
alto nivel de salud mental y física”, un hecho que da testimonio del vínculo intrínseco
existente entre este derecho y “el derecho inherente a la vida” protegido por el artículo
6(1) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Los derechos sindicales también ilustran la relación fundamental entre las dos
categorías de derechos. Mientras que el artículo 22 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos garantiza a toda persona el derecho de asociarse libremente, el cual
incluye “el derecho a fundar sindicatos y afiliarse a ellos para la protección de sus
intereses”, el artículo 8(1)(a) del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales reconoce “el derecho de toda persona a fundar sindicatos y a afiliarse al de
su elección”. No permitir la formación de asociaciones o sindicatos de empleadores
y empleados socavaría seriamente el derecho a la libertad de asociación per se, un
58
Ibíd., loc. cit.
59
Con respecto a Gambia, NU doc. AGRO, A/39/40, pp. 61-62, párr. 327.
60
Con respecto a Perú, NU doc. AGRO, A/38/40, p. 61, párr. 264.
61
Con respecto a Sri Lanka, NU doc. AGRO, A/39/40, p. 21, párr. 105; el Congo, AGRO, A/42/40, p. 61, párr. 230; y Bélgica
NU doc. AGRO, A/47/40, p.105, párr. 408.
62
Ver NU doc. AGRO, A/55/40 (I), p. 50, párr. 323(b).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 721
derecho que, como fue resaltado en la Asamblea General durante la redacción del
artículo 22, es de fundamental importancia en una sociedad democrática.63
El vínculo intrínseco entre los derechos sindicales y los derechos civiles ha siso
resaltado consistentemente por los varios organismos de la Organización Internacional
del Trabajo, especialmente por el Comité de Expertos sobre la Aplicación de Convenios y
Recomendaciones. Por ejemplo, en su Examen General sobre la Libertad de Asociación
y Negociación Colectiva, el Comité subrayó que su experiencia demostraba “que la
restricción de las libertades civiles y políticas es un factor importante en las violaciones
a la libertad de asociación”.64 El capítulo sobre derechos sindicales y libertades civiles
llegó a la siguiente conclusión:
“43. El Comité considera que las garantías establecidas en los Convenios
internacionales de trabajo, en especial aquellas relativas a la libertad de
asociación, sólo pueden ser efectivas si los derechos civiles y políticos
consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y otros
instrumentos internacionales, particularmente el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, son reconocidos y protegidos genuinamente.
Estos principios intangibles y universales…deben constituir el ideal común
al que aspiren todas las personas y todas las naciones.”65
Está más allá de toda discusión que, para que el derecho a la libertad de
asociación sea efectivo, los miembros de los sindicatos deben, entre otros, disfrutar de
plena libertad de opinión, información, expresión y movimiento, y tener la posibilidad
de reunirse libremente para discutir temas de su interés. Ellos deben, adicionalmente,
disfrutar de protección en contra de detenciones arbitrarias, y si un miembro de
un sindicato es de todas formas arrestado por cualquier razón, él o ella tiene
el derecho a todas las garantías del debido proceso descritas en los
Capítulos 4 a 7, incluyendo el derecho a ser tratado humanamente
como se establece en el Capítulo 8 de este Manual.
Estos son sólo dos ejemplos prácticos de la relación esencial y compleja que
existe entre los derechos económicos, sociales y culturales y los derechos civiles y
políticos, los cuales, tanto en la teoría como en la práctica, no deben ser considerados
como dos categorías separadas de derechos que compiten por recursos y atención
sino como derechos que forman un conjunto integral de reglas legales
para la protección de todas las dimensiones de la persona humana,
reglas entre las cuales hay una continua relación dialéctica orientada a
alcanzar la justicia, la seguridad y el bienestar de todos.
63
Ver, por ejemplo AGRO, sesión sexta, 1951-1952, Comité Tercero, doc. A/C.3/SR.1087, p. 134, párr. 16. (Suecia) y doc. A/C.3/
SR.1088, p. 139, párr. 7 (Italia). Italia se refirió aquí “a la libertad de asociación política” lo que “complementaba las libertades de
opinión, expresión y reunión”.
64
El Examen General de los Informes sobre la Libertad Sindical y la Protección del Derecho de Sindicación, Convenio (No. 87),
1948 y el Convenio sobre el Derecho de Sindicación y de Negociación Colectiva (No. 98), 1949, Informe III (Parte 4B), Conferencia
Internacional del Trabajo, sesión ochenta y una, Ginebra, 1994, p. 13, párr. 23.
65
Ibíd., p.21, párr. 43; la letra itálica fue omitida.
722 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 723
724 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
v5 el derecho a disfrutar del mejor estado físico y mental posible – artículo 16;
v5 el derecho a la educación – artículo 17 (1);
v5 el derecho a participar libremente en la vida cultural de la comunidad – 17(2);
v5 el derecho de los ancianos y los minusválidos a medidas especiales de protección
adecuadas a sus necesidades físicas o morales – artículo 18 (4).
Otras disposiciones contenidas en el artículo 18 de la Carta no están enmarcadas
como derechos sino como deberes de los Estados, por ejemplo su obligación de cuidar
la salud mental y moral de la familia (art. 18(1)), de asistir a la familia (art. 18(2)) y
de asegurar la eliminación de toda discriminación de la mujer y la protección de los
derechos de la mujer y del niño tal como se estipulan en las declaraciones y convenios
internacionales (art. 18(3)).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 725
4.2.3 Carta Social Europea, 1961, y Carta Social Europea (Revisada), 1996
Desde 19 de junio del 2002, la Carta Social Europea de 1961 había sido
ratificada por 25 Estados miembros del Consejo de Europa. Esta, contiene los derechos
enumerados a continuación:
v5 el derecho al trabajo – artículo 1;
v5 el derecho a condiciones de trabajo equitativas – artículo 2;
v5 el derecho a condiciones de trabajo seguras e higiénicas – artículo 3;
v5 el derecho a una remuneración suficiente – artículo 4;
v5 el derecho a asociarse – artículo 5;
v5 el derecho a la negociación colectiva – artículo 6;
v5 el derecho de los niños y los adolescentes a protección especial – artículo7;
v5 el derecho de las mujeres trabajadoras a protección especial – artículo 8;
v5 el derecho a la orientación profesional – artículo 9;
v5 el derecho a la formación profesional – artículo 10;
v5 el derecho a la protección de la salud - artículo 11;
v5 el derecho a la seguridad social – artículo 12;
66
Corte Europea de DH, Caso de Buscarini y Otros c. San Marino, sentencia de 18 de febrero del 1999, Informes 1999-I, p. 612, párrs. 12-13 y
p. 615, párr. 30 (cita).
67
Ibid., p. 616, párr. 32.
68
Ibid., p. 616, párr. 34.
69
Ibid., p. 616, párr. 35.
70
Ibid., p. 617, párr. 39.
71
Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 180, párr. 7.
726 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 727
Los deberes legales generales de los Estados partes para cumplir con sus
obligaciones conforme al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales están determinados en el artículo 2 que reza así:
“1. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete
a adoptar medidas, tanto por separado como mediante la asistencia y la
cooperación internacionales, especialmente económicas y técnicas, hasta el
máximo de los recursos de que disponga, para lograr progresivamente, por
todos los medios apropiados, inclusive en particular la adopción de medidas
legislativas, la plena efectividad de los derechos aquí reconocidos.
2. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar
el ejercicio de los derechos que en él se enuncian, sin discriminación alguna
por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de
otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición social.
728 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
66
Ver Observación General No. 3 (La índole de las obligaciones de los Estados Partes- artículo 2(1)), Recopilación de Observaciones
Generales de las Naciones Unidas, p.16, párr. 1; énfasis añadido.
67
Ibíd., loc. cit; énfasis añadido.
68
Ibíd.
69
Ibíd., p.16, párr.2.
70
Ibíd., loc.cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 729
Con respecto a los medios que los Estados partes deben emplear para
cumplir con la obligación de “adoptar medidas”, el artículo 2(1) del Pacto se refiere
a “todos los medios apropiados, incluyendo en particular la adopción de medidas
legislativas”. Si bien son los Estados partes quienes deben evaluar que son medidas
“apropiadas”, adicionales a la legislación, para cumplir sus obligaciones en virtud del
Pacto, el Comité sostiene que tales medidas “incluyen, pero no agotan, las de carácter
administrativo, financiero, educacional y social.”72
Otra medida que es considerada “apropiada” por el Comité es la de “ofrecer
recursos judiciales en lo que respecta a derechos que, de acuerdo con el sistema
jurídico nacional, puedan considerarse justiciables. El Comité observa, por ejemplo,
que el disfrute de los derechos reconocidos, sin discriminación, se fomentará a
menudo de manera apropiada, en parte mediante la provisión de recursos judiciales y
otros recursos efectivos.”73 Adicionalmente hay una serie de disposiciones del Pacto,
incluyendo los artículos 3, 7(a) (i), 8, 10(3), 13(2)(a), (3) y (4) y 15(3), “que cabría
considerar de aplicación inmediata por parte de los órganos judiciales y de otra índole
en numerosos sistemas legales nacionales. Parecería difícilmente sostenible sugerir que
las disposiciones indicadas son intrínsecamente no autoejecutables”.74
71
Ibíd., énfasis añadido.
72
Ibíd., p.17, párr 7; énfasis añadido.
73
Ibíd., p.17, párr 5.
74
Ibíd., loc.cit.
75
Ibíd., p.18, párr 9.
730 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
76
Ibíd., loc.cit.
77
Ibíd.
78
Ibíd., p.18, párr. 10.
79
Ibíd., loc. cit.
80
Ibíd.
81
Ibíd., p. 19, párr. 11.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 731
todos los medios apropiados”, adopta un acercamiento amplio y flexible que permite
tener en cuenta las particularidades del sistema legal y administrativo de cada Estado,
así como otras consideraciones pertinentes.82 “Pero esta flexibilidad coexiste con la
obligación de cada Estado Parte de utilizar todos los medios de que disponga para
hacer efectivos los derechos reconocidos en el Pacto. A este respecto, hay que tener
presentes las prescripciones fundamentales de la legislación internacional sobre derechos
humanos. Por eso, las normas del Pacto han de ser reconocidas en el ordenamiento
jurídico interno a través de los medios adecuados; las personas individuales o los
grupos agraviados han de disponer de medios adecuados de reparación, o de recursos,
y se han de establecer mecanismos adecuados para garantizar la responsabilidad de los
gobiernos.”83
Según la visión adoptada por el Comité, “Las cuestiones relacionadas con la
aplicación interna del Pacto deben considerarse teniendo en cuenta dos principios del
derecho internacional”:
v5 El primero, reflejado en el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el derecho
de los tratados, consiste en que un Estado Parte no podrá invocar las disposiciones
de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado; de ahí
que, con el fin de dar efectividad a las obligaciones provenientes de los tratados,
“los Estados deben modificar el ordenamiento jurídico interno en la medida
necesaria”;84
v5 El segundo, conforme a lo estipulado en el artículo 8 de la Declaración Universal
de Derechos Humanos, “Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante
los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus
derechos fundamentales reconocidos por la Constitución o por la ley”; aunque
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales no obliga
directamente a un Estado Parte a establecer recursos judiciales por presuntas
violaciones de sus disposiciones, el Comité considera que “los Estados Partes que
pretendan justificar el hecho de no ofrecer ningún recurso jurídico interno frente
a las violaciones de los derechos económicos, sociales y culturales tendrán que
demostrar o bien que esos recursos no son ‘medios apropiados’ según los términos
del párrafo 1 del artículo 2 …o bien que, a la vista de los demás medios utilizados,
son innecesarios. Esto será difícil demostrarlo, y el Comité entiende que, en muchos
casos, los demás medios utilizados puedan resultar ineficaces si no se refuerzan o
complementan con recursos judiciales.”85
Se puede concluir de las Observaciones Generales del Comité, que como
regla general, el cumplimiento efectivo del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales necesita la disponibilidad
de recursos judiciales internos para aquellas personas que consideran
que sus derechos han sido vulnerados por el Estado. El hecho de que el
Pacto, a diferencia del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, no provea
expresamente recursos judiciales u otros recursos para las personas agraviadas, indica
la renuencia de los redactores del mismo, a establecer un mecanismo de peticiones
82
Ibíd., p. 60, párr. 1.
83
Ibíd., p. 60, párr. 2.
84
Ibíd., p. 61, párr. 3.
85
Ibíd., p. 61, párr. 3.
732 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 733
86
Ver, Carta Social Europea: Informe Explicativo (ETS No. 163), en la página Web del Consejo de Europa:
http://conventions.coe.int/treaty/en/Reports/Html/163.htm p. 1.
87
Ibíd., loc. cit.
734 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 735
88
Para más información sobre este tema, ver el Capítulo 16 de este Manual.
736 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
89
Recopilación de las Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 62, párr. 9.
90
Ibíd., p. 62, párr 10.
91
Ibíd., loc. Cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 737
92
Ibíd.
93
Ibíd., p. 63, párr 11.
94
Ibíd., loc. cit.
738 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 739
judicial, por ejemplo aquellos que pertenecen a la lista relativamente larga de los
derechos laborales.
*****
El artículo 11(1) del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales dice:
“Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de
toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso
96
Ibíd., loc. cit.
97
Ibíd.
740 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
98
Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p.22, párr.6.
99
Ibíd., p.22, párr. 7.
100
Ibíd., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 741
101
Ibíd., p.24, párr. 9.
102
Ibíd., p.22, párr 8.
103
Ibíd., p.22, párr. 8(a).
104
Ibíd., p.23, párr.8(b).
105
Ibíd., p.23, párr. 8(c).
742 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
106
Ibíd., p.23, párr. 8(d).
107
Ibíd., p.23, párr. 8(e). Sobre el derecho a una vivienda asequible para personas con discapacidades, ver también la
Observación General No. 5, p.36, párr 33.
108
Ibíd., Observación General No. 4, p.24, párr. 8(f).
109
Ibíd., p. 24, párr.8 (g).
110
Ibíd., p.24, párr. 10.
111
Ibíd., p.24, párr. 11.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 743
v5 “Si bien los medios más apropiados para lograr la plena realización del derecho a
la vivienda adecuada variarán inevitablemente de un Estado Parte a otro, el Pacto
claramente requiere que cada Estado Parte tome todas las medidas que sean necesarias
con ese fin. Esto requerirá casi invariablemente la adopción de una estrategia
nacional de vivienda” con el fin de que defina “los objetivos para el desarrollo
de condiciones de vivienda, ... los recursos disponibles para lograr dichos objetivos
y la forma más efectiva de utilizar dichos recursos y ... las responsabilidades y el
calendario para la ejecución de las medidas necesarias”. Semejante estrategia “deberá
reflejar una consulta extensa con todas las personas afectadas y su participación,
incluidas las personas que no tienen hogar, las que están alojadas inadecuadamente
y sus representantes”.112
v5 Vigilancia efectiva: “La vigilancia eficaz de la situación con respecto a la
vivienda es otra obligación de efecto inmediato. Para que un Estado Parte satisfaga
sus obligaciones en virtud del párrafo 1 del artículo 11, debe demostrar, entre otras
cosas, que ha tomado todas las medidas que son necesarias, sea solo o sobre la base
de la cooperación internacional, para evaluar la importancia de la falta de hogares y
la vivienda inadecuada dentro de su jurisdicción.”113
Sobre la cuestión de los recursos judiciales internos, “el Comité considera que
muchos elementos componentes del derecho a la vivienda adecuada son por lo menos
conformes con la disposición de recursos judiciales internos.” Ellos pueden incluir,
por ejemplo:
v5 “apelaciones judiciales destinadas a evitar desahucios planeados o demoliciones
mediante la emisión de mandatos de los tribunales”;
v5 “procedimientos judiciales que buscan indemnización después de un desahucio
ilegal”;
v5 “reclamaciones contra acciones ilegales realizadas o apoyadas por los propietarios
(sean públicos o privados) en relación con los niveles de alquiler, mantenimiento de
la vivienda y discriminación racial u otras formas de discriminación”;
v5 “denuncias de cualquier forma de discriminación en la asignación y disponibilidad
de acceso a la vivienda”; y
v5 “denuncias de cualquier forma de discriminación en la asignación y disponibilidad
de acceso a la vivienda”.114
112
Ibíd., p.25, párr 12; énfasis añadido.
113
Ibíd., p.25, párr 13.
114
Ibíd., p.26, párr 17.
744 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
• lpeligro
as viviendas deben ser construidas de manera tal que no pongan en
la salud de sus ocupantes;
• dcondiciones
eben otorgar consideración particular a los grupos sociales que viven en
desfavorables;
115
Ibíd., p. 26, párr. 18.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 745
116
Ibíd., p. 50, párr.3.
117
Ibíd., p.51, párr. 4.
118
Ibíd., p.51, párr. 5.
119
Ibíd., p.51, párr. 8.
120
Ibíd., p.52, párr. 9.
746 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
El Comité observa en este sentido que “las mujeres, los niños, los jóvenes, los
ancianos, los pueblos indígenas, las minorías étnicas y de otro tipo, así como otros
individuos y grupos vulnerables, se ven afectados en medida desproporcionada por
la práctica de los desalojos forzosos;”121
v5 “Aunque algunos desalojos pueden ser justificables, por ejemplo en caso de impago
persistente del alquiler o de daños a la propiedad alquilada sin causa justificada”,
las autoridades competentes deben “garantizar que los desalojos se lleven a cabo
de manera permitida por una legislación compatible con el Pacto y que las personas
afectadas dispongan de todos los recursos jurídicos apropiados.”122
v5 “El desalojo forzoso y el derribo de viviendas como medida punitiva son ...
incompatibles con las normas del Pacto;”123
v5 “Antes de que se lleve a cabo cualquier desalojo forzoso, en particular los que afectan
a grandes grupos de personas, los Estados Partes deberían velar por que se estudien
en consulta con los interesados todas las demás posibilidades que permitan evitar o,
cuando menos, minimizar la necesidad de recurrir a la fuerza. Deberían establecerse
recursos o procedimientos legales para los afectados por las órdenes de desalojo”
así como “debida indemnización por los bienes personales o raíces de que pudieran
ser privados. A este respecto conviene recordar el párrafo 3 del artículo 2 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos que exige a los Estados Partes que
garanticen ‘un recurso efectivo’ a las personas cuyos derechos hayan sido violados
y que ‘las autoridades pertinentes’ cumplan ‘toda decisión en que se haya estimado
procedente el recurso’;”124
v5 “Cuando se considere que el desalojo está justificado, debería llevarse a cabo con
estricto cumplimiento de las disposiciones pertinentes de las normas internacionales
de derechos humanos y respetando los principios generales de la razón y
la proporcionalidad.” En este sentido, el Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales halló “especialmente relevante” citar los términos de la
Observación General No. 16 del Comité de Derechos Humanos, de acuerdo con la
cual “la injerencia en el domicilio de una persona sólo puede tener lugar ‘en los casos
previstos por la ley’”, ley que debe “‘conformarse a las disposiciones, propósitos
y objetivos del Pacto’ y ser, en cualquier caso, razonable en la circunstancias
particulares”. El Comité de Derechos Humanos también indicó que la legislación
pertinente debe “especificar con detalle las circunstancias precisas en que podrán
autorizarse esas injerencias”;125
v5 “Los desalojos no deberían dar lugar a que haya personas que se queden sin vivienda
o expuestas a violaciones de otros derechos humanos. Cuando los afectados por el
desalojo no dispongan de recursos, el Estado Parte deberá adoptar todas las medidas
necesarias, en la mayor medida que permitan sus recursos, para que se proporcione
otra vivienda, reasentamiento o acceso a tierras productivas, según proceda;”126
121
Ibíd., p.52, párr. 10, énfasis añadido.
122
Ibíd., p.51, párr. 11.
123
Ibíd., p.52, párr. 12.
124
Ibíd., p.53, párr. 13.
125
Ibíd., p.53. párr. 14; énfasis añadido.
126
Ibíd., p.53, párr. 16.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 747
v5 “Aunque la debida protección procesal y el proceso con las debidas garantías son
aspectos esenciales de todos los derechos humanos, tienen especial pertinencia para
la cuestión de los desalojos forzosos que guarda relación directa con muchos de
los derechos reconocidos en los pactos internacionales de derechos humanos. El
Comité considera que entre las garantías procesales que se deberían aplicar en el
contexto de los desalojos forzosos figuran:
(a) una auténtica oportunidad de consultar a las personas afectadas;
(b) un plazo suficiente y razonable de notificación a todas las personas afectadas
con antelación a la fecha prevista para el desalojo;
(c) facilitar a todos los interesados, en un plazo razonable, información relativa a
los desalojos previstos y, en su caso, a los fines a que se destinan las tierras o las
viviendas;
(d) la presencia de funcionarios del gobierno o sus representantes en el desalojo,
especialmente cuando éste afecte a grupos de personas;
(e) identificación exacta de todas las personas que efectúen el desalojo;
(f) no efectuar desalojos cuando haga muy mal tiempo o de noche, salvo que las
personas afectadas den su consentimiento;
(g) ofrecer recursos jurídicos; y
(h) ofrecer asistencia jurídica siempre que sea posible a las personas que necesiten
pedir reparación a los tribunales.”127
Los desalojos forzosos son incompatibles prima facie no solo con el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, sino también
con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
La legislación nacional debe ofrecer protección efectiva en contra de los
desalojos forzosos, incluyendo los desalojos realizados por personas privadas.
La ley debe ofrecer, entre otras, las siguientes garantías:
Siempre que ocurran desalojos, estos deben estar conformes al derecho
internacional de los derechos humanos y no deben involucrar ninguna forma
de discriminación.
Se prohíben los desalojos forzosos y la demolición de casas como medidas
punitivas.
Los desalojos solo pueden realizarse después de haberse notificado
debidamente y de haberse llevado a cabo una consulta con las personas
afectadas y deben existir recursos jurídicos internos adecuados e
indemnización por cualquier daño causado a las propiedades afectadas por el
desalojo.
Los desalojos no pueden dejar a las personas sin hogar.
127
Ibíd., p.53, párr. 15.
748 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
128
Para el resumen de los hechos tal y como fueron establecidos, ver Corte Europea de DH, Caso Selçuk y Asker c. Turquía, sentencia del
24 de abril de 1998. Informes 1998-II, p.900, párrs. 27-30; ver también pp. 904-905, párrs.50-57.
129
Ibíd., p.909, párr. 75.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 749
130
Ibíd., p.910, párr 77.
131
Ibíd., p.910, párr. 78; énfasis añadido.
132
Ibíd., p. 910, párr. 79; énfasis añadido.
133
Ibíd., p. 911, párr. 86-87.
134
Ibíd., pp. 913-914, párrs. 96-98.
750 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
135
El Gobierno de Sur África c. Irene Grootboom y otros, caso CCT 11/00, sentencia del 4 de octubre del 2000, párr 4.
136
Ibíd., párrs. 7-11.
137
Ibíd., párr. 13. En este capítulo no se tratará el tema del derecho de los niños a la vivienda conforme al artículo 28(1)(c) de la
Constitución Sudafricana.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 751
138
Ibíd., párr. 20.
139
Ibíd., loc.cit.
140
Ibíd., párr. 23.
141
Ibíd., párr. 24; énfasis añadido.
752 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
142
Ibíd., párr. 26; pie de página omitido.
143
Ibíd., párr. 28.
144
Ibíd., párr. 33.
145
Ibíd., párr. 30.
146
Ibíd., párr. 35; énfasis añadido.
147
Ibíd., loc. cit.
148
Ibíd., párrs. 35-37; cita del párr. 36.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 753
149
Ibíd., párr.38; énfasis añadido.
150
Ibíd., párr 39; énfasis añadido.
151
Ibíd., párrs. 40-41.
152
Ibíd., párr. 41.
153
Ibíd., párr. 42.
754 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
154
Ibíd., párs. 43-44; énfasis añadido.
155
Ibíd., párr. 45.
156
Ibíd. Este aspecto de la Observación General No. 3 del Comité, fue tratado en la sub-sección 5.1.3.
157
Ver sentencia Grootboom, párr. 45.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 755
158
Ibíd., párr. 46; énfasis añadido.
159
Ibíd., loc. cit.
160
Ibíd., párr. 51.
161
Ibíd., párr. 52; énfasis añadido.
162
Ibíd., párrs. 53-54.
163
Ibíd., párr. 54.
756 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
164
Ibíd., párrs. 56, 58.59; énfasis añadido.
165
Ibíd., párr. 63.
166
Ibíd., párr. 66.
167
Ibíd., párr. 82.
168
Ibíd., pág. 83.
169
Ibíd, párrs. 84-85.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 757
170
Ibíd., párr. 86.
171
Ibíd., párr. 87.
172
Ibíd., párr. 88.
173
Ibíd.
174
Ibíd., párr. 93.
175
Ibíd., párr. 94.
176
Ibíd., loc. cit.
177
Ibíd., párr. 95.
758 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
• qeconómicos,
ue es indispensable considerar la implementación efectiva de los derechos
sociales y culturales también a la luz de la implementación
efectiva de los derechos civiles y políticos ue es indispensable considerar la
implementación efectiva de los derechos económicos, sociales y culturales
también a la luz de la implementación efectiva de los derechos civiles y
políticos;
• qaspectos
ue los derechos económicos, sociales y culturales o por lo menos algunos
de tales derechos son justiciables y en consecuencia se prestan
para revisión judicial;
• lflexibilidad que
a referencia a “todos los medios apropiados” implica que existe una
hace posible en un dado caso, encontrar el equilibrio
justo entre los deberes legales de un Estado determinado y los medios a su
disposición.
178
Ibíd., párr. 96.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 759
179
Ver, por ejemplo, Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, pp. 28, 39 y 95 respectivamente.
760 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
180
Ibíd., Observación General No. 14, p.95, párr. 1.
181
Ibíd., p. 95, párr. 3.
182
Ibíd., pp. 95-96, párr 4; ver también para más detalle p.97, párr. 11.
183
Ibíd., p.95, párr. 1, incluyendo el pie de página de la p. 113.
184
Ibíd., p. 96, párr. 8.
185
Ibíd., loc. cit.; énfasis añadido.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 761
186
Ibíd., p. 96, párr. 9; énfasis añadido.
187
Ibíd., pp. 97-98, párr. 12; énfasis añadido; pie de página omitido.
188
Ibíd., p.96, párr. 7.
189
Ibíd., pp. 98-99, párr 14, y p. 101, párr. 22; pies de página omitidos.
762 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
sea razonablemente viable, las causas de los peligros para la salud resultantes del
medio ambiente laboral”. El artículo 12.2(b) también abarca, entre otros, la vivienda
adecuada y las condiciones de trabajo higiénicas y seguras.190
v5 “La prevención y el tratamiento de las enfermedades epidémicas,
endémicas, profesionales y de otra índole, y la lucha contra ellas”-
articulo 12(2)(c): Dicha disposición “exige que se establezcan programas de
prevención y educación para hacer frente a las preocupaciones de salud que guardan
relación con el comportamiento, como las enfermedades de transmisión sexual,
en particular el VIH/SIDA, y las que afectan de forma adversa a la salud sexual y
reproductiva, y se promuevan los factores sociales determinantes de la buena salud,
como la seguridad ambiental, la educación, el desarrollo económico y la igualdad
de género. El derecho a tratamiento comprende la creación de un sistema de
atención médica urgente en los casos de accidentes, epidemias y peligros análogos
para la salud, así como la prestación de socorro en casos de desastre y de ayuda
humanitaria en situaciones de emergencia. La lucha contra las enfermedades
tiene que ver con los esfuerzos individuales y colectivos de los Estados para
facilitar, entre otras cosas, las tecnologías pertinentes, … la ejecución o ampliación
de programas de vacunación y otras estrategias de lucha contra las enfermedades
infecciosas.”191
v5 “La creación de condiciones que aseguren a todos asistencia médica
y servicios médicos en caso de enfermedad” – artículo 12(2)(d):
Este apartado se refiere tanto a la salud mental como a la física e “incluye el
acceso igual y oportuno a los servicios de salud básicos preventivos, curativos
y de rehabilitación, así como a la educación en materia de salud; programas de
reconocimientos periódicos; tratamiento apropiado de enfermedades, afecciones,
lesiones y discapacidades frecuentes, preferiblemente en la propia comunidad; el
suministro de medicamentos esenciales, y el tratamiento y atención apropiados de
la salud mental”. Un aspecto importante adicional a esta obligación es el fomento
de la participación de la población en la prestación de servicios médicos como la
organización del sector de la salud y el sistema de seguros.192
Al aplicar el artículo 12 del Pacto, los Estados partes tienen que considerar,
naturalmente, el deber legal de no discriminación entre la personas en
general o entre hombres y mujeres (arts. 2(2) y 3 del Pacto).193 Con el fin de
eliminar la discriminación en contra de la mujer en el sector de la salud, en especial, “es
preciso elaborar y aplicar una amplia estrategia nacional con miras a la promoción del
derecho a la salud de la mujer a lo largo de toda su vida. Esa estrategia debe proveer
en particular las intervenciones con miras a la prevención y el tratamiento de las
enfermedades que afectan a la mujer, así como políticas encaminadas a proporcionar
a la mujer acceso a una gama completa de atenciones de la salud de alta calidad y al
alcance de ella, incluidos los servicios en materia sexual y reproductiva.”194
190
Ibíd., p. 99, párr. 15.
191
Ibíd., p. 99, párr. 16; énfasis añadido.
192
Ibíd., p. 99-100, párr. 17.
193
Ibíd., p. 100, párrs. 18-19.
194
Ibíd., p.101, párr. 21.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 763
195
Ibíd., p.102, párr. 26, leído en conjunto con la Observación General No. 5, p. 36, párr. 34.
196
Ibíd., Observación General No. 14, p. 102, párr. 25, leído en conjunto con la Observación General No. 6, p. 45, párr. 35.
197
Ibíd., Observación General No. 14, p. 102, párr. 27.
764 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Por último, los Estados partes tienen las obligaciones de “respetar, proteger y cumplir...
La obligación de respetar exige que los Estados se abstengan de interferir directa
o indirectamente en el disfrute del derecho a la salud. La obligación de proteger
requiere que los Estados adopten medidas para impedir que terceros interfieran en
la aplicación de las garantías prevista en el artículo 12. Por último, la obligación de
cumplir requiere que los Estados adopten medidas apropiadas de carácter legislativo,
administrativo, presupuestario, judicial o de otra índole para dar plena efectividad al
derecho a la salud.”199
v5 Obligaciones legales específicas: Las obligaciones de respetar, proteger y
cumplir el derecho a la salud han sido revisadas con gran detalle por el Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales en la Observación General No. 14. La
obligación de respetar el derecho a la salud significa, por ejemplo, que los Estados
deben abstenerse de “denegar o limitar el acceso igual de todas las personas,
incluidos, los presos o detenidos, los representantes de las minorías, los solicitantes
de asilo o los inmigrantes ilegales, a los servicios de salud preventivos, curativos y
paliativos; abstenerse de imponer prácticas discriminatorias como política de Estado;
y abstenerse de imponer prácticas discriminatorias en relación con el estado de
salud y las necesidades de la mujer.” Adicionalmente los Estados deben abstenerse,
entre otras cosas, “de comercializar medicamentos peligrosos y aplicar tratamientos
médicos coercitivos, salvo en casos excepcionales para el tratamiento de enfermedades
mentales o la prevención de enfermedades transmisibles y la lucha contra ellas.”
También deben abstenerse de “limitar el acceso a los anticonceptivos u otro medios
de mantener la salud sexual y genésica” y “de contaminar ilegalmente la atmósfera, el
agua y la tierra, por ejemplo mediante los desechos industriales”. Por último, las armas
nucleares, biológicas o químicas no deben usadas o ensayadas si “como resultado
de esos ensayos, se liberan sustancias nocivas para la salud del ser humano”.200
198
Ibíd., p.103, párrs. 30-32; énfasis añadido.
199
Ibíd., pp. 103-104, párr 33.
200
Ibíd., p.104, párr. 34.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 765
201
Ibíd., p. 104, párr. 35; énfasis añadido.
202
Ibíd., p.105, párrs. 36-37; ver también p.104, párr. 35.
203
Ibíd., pp.106-107, párrs. 38-41.
766 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
204
Ibíd., p. 107, párr. 43, y p.108, párr. 47.
205
Ibíd., p. 107, párr. 43.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 767
Los siguientes son tan solo algunos ejemplos de las acciones u omisiones
estatales que podrían infringir los deberes legales conforme al Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en relación con el derecho a la salud:
v5 “Un Estado que no esté dispuesto a utilizar el máximo de los recursos de que
disponga para dar efectividad al derecho a la salud”. Si un Estado está pasando por
un período de limitación de recursos “tendrá que justificar no obstante que se ha
hecho todo lo posible por utilizar todos los recursos de que dispone para satisfacer,
como cuestión de prioridad, las obligaciones señaladas anteriormente”;
v5 Acciones u omisiones que vulneren las once obligaciones básicas descritas
anteriormente, las cuales deben cumplirse en todo momento;
v5 “Acciones, políticas o leyes de los Estados que contravienen las normas establecidas
en el artículo 12 del Pacto y que son susceptibles de producir lesiones corporales,
una morbosidad innecesaria y una mortalidad evitable. Como ejemplos de ello cabe
mencionar la denegación de acceso a los establecimientos, bienes y servicios de salud
a determinadas personas o grupos de personas como resultado de la discriminación
de jure o de facto; la ocultación o tergiversación deliberadas de la información que
reviste importancia fundamental para la protección de la salud o para el tratamiento”
(violación de la obligación de respetar);
v5 La negativa de un Estado para adoptar “todas las medidas necesarias para proteger,
dentro de su jurisdicción, a las personas contra las violaciones del derecho a la salud
por terceros”. Esto incluiría “omisiones tales como la no regulación de las actividades
de particulares, grupos o empresas con objeto de impedir que esos particulares,
grupos o empresas violen el derecho a la salud de los demás; la no protección de
los consumidores y los trabajadores contra las prácticas perjudiciales para la salud,
como ocurre en el caso de algunos empleadores y fabricantes de medicamentos o
alimentos; … el no proteger a las mujeres contra la violencia, y el no procesar a los
autores de la misma” (violación de la obligación de proteger);
v5 Cuando los Estados partes no “adoptan todas las medidas necesarias para dar
efectividad al derecho a la salud. Cabe citar entre ellas la no adopción o aplicación
de una política nacional de salud con miras a garantizar el derecho a la salud de
todos; los gastos insuficientes o la asignación inadecuada de recursos públicos que
impiden el disfrute del derecho a la salud por los particulares o grupos, en particular
206
Ibíd., p. 108, párr. 44.
768 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
El Comité admite que “las medidas viables más apropiadas para el ejercicio
del derecho a la salud variarán significativamente de un Estado a otro. Cada Estado
tiene un margen de discreción al determinar qué medidas son las más convenientes para
hacer frente a sus circunstancias específicas. No obstante, el Pacto impone claramente
a cada Estado la obligación de adoptar las medidas que sean necesarias para que
toda persona tenga acceso a los establecimientos, bienes y servicios de salud y pueda
gozar cuanto antes del más alto nivel posible de salud física y mental.”208 Con este
fin, cada Estado Parte debe adoptar una estrategia nacional y formular políticas que
incorporen indicadores y puntos de referencia del derecho a la salud. Las estrategias
nacionales de salud y los planes de acción deberán respetar “entre otros, los principios
relativos a la no discriminación y la participación del pueblo” y “deben basarse en
los principios de rendición de cuentas, la transparencia y la independencia del poder
judicial”.209 Finalmente, “los Estados deben considerar la posibilidad de adoptar una
ley marco para dar efectividad a su derecho a una estrategia nacional de salud.” La ley
debe establecer mecanismos de vigilancia de la aplicación de las estrategias y planes de
acción nacionales de salud.210
Con relación a la cuestión de los recursos y la rendición de cuentas,
el Comité sostiene que “Toda persona o todo grupo que sea víctima de una violación
del derecho a la salud deberá contar con recursos judiciales efectivos u otros recursos
apropiados en los planos nacional e internacional. Todas las víctimas de esas
violaciones deberán tener derecho a una reparación adecuada, que podrá adoptar la
forma de restitución, indemnización, satisfacción o garantías de que no se repetirán
los hechos.”211 En este sentido, el Comité invita a los Estados partes a incorporar a
su legislación interna los instrumentos internacionales que reconocen el derecho a la
salud, ya que tal incorporación “puede ampliar considerablemente el alcance y la eficacia
de las medidas correctivas”. “La incorporación permite que los tribunales juzguen
los casos de violaciones del derecho a la salud, o por lo menos de sus obligaciones
fundamentales, haciendo referencia directa al Pacto.”212 El Comité afirma además que
“Los Estados Partes deben alentar a los magistrados y demás jurisconsultos a que, en
el desempeño de sus funciones, presten mayor atención a la violación al derecho a la
salud.”213
207
Ibíd., pp.108-110, párrs. 46-52.
208
Ibíd., pp. 110, párr. 53.
209
Ibíd., pp. 110-111, párrs. 54-55.
210
Ibíd., p.111, párr. 56.
211
Ibíd., p.111, párr. 59.
212
Ibíd., p.112, párr. 60.
213
Ibíd., p.112, párr. 61.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 769
*****
Aunque los dos siguientes casos tomados de jurisdicciones nacionales no
entrañan la interpretación del Pacto Internacional de Derecho Económicos, Sociales y
Culturales, son de gran interés en la medida en que en ambos casos los jueces encontraron
formas de interpretar ampliamente las ya existentes disposiciones constitucionales de
derechos humanos, abriendo campo para la introducción del derecho a la salud en el
contexto más amplio del derecho a la igualdad (Canadá) y el derecho a la vida (India).
El caso de Eldridge c. Columbia Británica, que fue decidido por la Corte Suprema
del Canadá en 1997, se refería a la igualdad de derechos con relación al
suministro de servicios médicos a personas con discapacidades físicas.214
El análisis contenido en esta sentencia es de un interés considerable y por consiguiente
merece un examen a profundidad.
Los hechos del caso:215 Los peticionarios nacieron sordos y su medio de
comunicación preferido era por medio del lenguaje de señas. Por esa razón, instauraron
una acción, afirmando que la ausencia de interpretes perjudicaba su capacidad de
comunicarse con sus doctores y otros trabajadores de la salud, aumentado el riesgo
de un diagnóstico equivocado y de un tratamiento ineficaz. El servicio médico en la
Columbia Británica se regula a través de dos mecanismos principales, la Ley de Seguro
214
(1997) 3 S.C.R Eldridge c. Columbia Británica (Fiscal General) 624. El texto que se usó para este capítulo puede ser encontrado en
la página web:// www.lexum.umontreal.ca/csc-scc/en/pub/1997/vol3/html/1997scr3_0624.html.
215
Ibíd., este resumen se basa en los hechos relatados en la sentencia, párrs. 2-7.
770 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
216
Ibíd., párrs. 5 y 7.
217
Ibíd., párr. 11.
218
Ibíd., párr 13.
219
Ibíd., párr. 29. (con respecto a la Ley de Servicios Médicos y de Salud) y párr. 34 (con respecto a la Ley de Seguro de
Hospitalización).
220
Ibíd., párr. 51.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 771
221
Ibíd., loc. cit.
222
Ibíd., párr. 52.
223
Ibíd., párr. 53.
224
Ibíd., párr. 54.
772 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
225
Ibíd., párr. 56.
226
Ibíd., párr. 57.
227
Ibíd., párr. 60.
228
Ibíd., párr. 61.
229
Ibíd., párr. 62.
230
Ibíd., párr. 66.
231
Ibíd., párrs. 68 y 71.
232
Ibíd., párr. 71.
233
Ibíd., párrs. 72-73.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 773
234
Ibíd., párrs. 78-79.
235
Ibíd., párr. 80.
236
Ibíd., párr. 82.
774 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
237
Ibíd., párr. 94.
238
(1995) 3 Casos de la Corte Suprema 42.
239
Ibíd., p. 70.
240
Ibíd., p. 47.
241
Ibíd., pp. 66-67.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 775
de la Política Estatal” se refiere al deber del Estado de garantizar un orden social para la
promoción del bienestar de las personas. El artículo 21 protege el derecho a la vida.
Con respecto al Preámbulo y al artículo 38 de la Constitución, la Corte afirmó,
entre otras cosas, que:
“18. … la ley suprema, concibe la justicia social como su marco para
asegurar que la vida tenga sentido y sea susceptible de vivirse con dignidad
humana. … El derecho es el fin último de toda sociedad civilizada, el
cual funciona como sistema clave en una era dada, para satisfacer las
necesidades y exigencias de su tiempo … La Constitución instituye la
libertad, la igualdad y la fraternidad como valores supremos a seguir en
una democracia social, económica y políticamente igualitaria. La justicia
social, la igualdad y dignidad de la persona son piedras angulares de la
democracia social … la justicia social es un mecanismo dinámico para
mitigar los sufrimientos de los pobres, débiles, dalit, grupos tribales
y sectores desposeídos de la sociedad y para que asciendan al nivel de
igualdad con el fin de que vivan una vida con dignidad humana. La justicia
social no es una idea simple o única de sociedad, sino parte esencial de un
cambio social complejo para aliviar a los pobres etc. de las desventajas y
de la desdichas, para evitarles angustias y para hacer sus vidas susceptibles
de vivirse dignamente, con miras a alcanzar el mayor bien para la sociedad
en general. En otras palabras, el fin de la justicia social es alcanzar un
nivel sustancial de igualdad social, económica y política, lo cual constituye
una expectativa legítima. Seguridad social, así como condiciones humanas
de trabajo y descanso para el trabajador hacen parte de su derecho a la
vida y a lograr la expresión propia de su personalidad y a disfrutar la vida
con dignidad; los Estados deben proporcionar facilidades y oportunidades
para permitirles a estos grupos alcanzar por lo menos un nivel mínimo de
salud, seguridad económica y vida civilizada mientras que participan de
acuerdo con sus aptitudes y su herencia social y cultural.
19. En un país en vías de desarrollo como el nuestro, lleno de brechas de
desigualdad -tanto de estatus como de oportunidad- imposibles de cruzar
y que constantemente se extienden, el derecho es un catalizador de los
pobres etc. para ayudarles a llegar a la escalera de la justicia social… No
puede averiguarse lo que es debido por medio de un estándar absoluto
que sigue cambiando dependiendo de la época, lugar y circunstancias.
El interés constitucional de justicia social como un proceso continuo
y elástico debe conceder justicia a todos los sectores de la sociedad,
proporcionando facilidades y oportunidades para eliminar las desventajas
y discapacidades que están postrando a los pobres etc. y para garantizar
la dignidad de sus personas. La Constitución, en ese sentido, ordena al
Estado conceder justicia a todos los miembros de la sociedad en todas
las facetas de la actividad humana. El concepto de justicia social le añade
igualdad al contenido práctico de ‘vida’ para darle sabor y avivarlo. La
justicia social y la igualdad son complementarias la una de la otra de
manera que las dos mantengan su vitalidad. El Estado de Derecho, por
consiguiente, es un poderoso instrumento de justicia social para lograr
igualdad de resultados.”242
242
Ibid., párr. 57.
776 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
243
Ibíd., p.68.
244
Ibíd., pp. 68-69.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 777
• Ea losn Canadá la protección se dio con referencia al derecho de igual acceso
servicios médicos, otorgándosele una interpretación dinámica y con
propósito al derecho a la igualdad;
• Ederecho
n la India se otorgó protección mediante una amplia interpretación del
a la vida tal y como se entiende a la luz de otras disposiciones
constitucionales relativas, entre otros, a la justicia social.
245
Ibíd., p. 70; énfasis añadido. El artículo 41 de la Constitución se refiere al derecho al trabajo, a la educación y a la asistencia
pública en casos determinados; el artículo 43 establece que el Estado “se esforzará por garantizar a todos los trabajadores, por medio
de legislación adecuada u organización económica o cualquier otro modo, un nivel decente de vida y el disfrute pleno del descanso y
de oportunidades sociales y culturales”, p. 68.
246
Ibíd., p.70.
247
Ibíd., p. 73.
778 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
de la sociedad. Aunque todavía hay países en los cuales el poder judicial es reacio a
juzgar presuntas violaciones de estos derechos, sobre la base de que tales cuestiones
caen dentro de la esfera de competencia del poder ejecutivo, ese reducido papel del
poder judicial con respecto a los problemas sociales no solamente demuestra ser
increíblemente anacrónico, pero particularmente difícil de sostener en derecho. Sin
llegar a la conclusión de que cada una y todas las cuestiones relativas al ejercicio de
los derechos económicos, sociales y culturales se prestan para decisión judicial, este
capítulo aclara que muchas de las mismas sí lo hacen y que, como lo ilustra el caso de
Sudáfrica, a menos de que se establezcan recursos judiciales eficientes a disposición
de, en particular, los más pobres y vulnerables, estas personas o grupos solo tendrán la
opción, en su desespero y situación de privación, de tomarse la ley por cuenta propia
con el fin de protegerse a sí mismos,
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 779
780 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
......... Capítulo 15
PROTECCIÓN Y
REPARACIÓN PARA LAS
VÍCTIMAS DEL DELITO Y
DE VIOLACIONES A LOS
DERECHOS HUMANOS..........
Objetivos de Aprendizaje
• Ca oncientizar a los participantes sobre los efectos que la delincuencia y las violaciones
los derechos humanos pueden producir sobre las víctimas
• Fmateria
amiliarizar a los participantes con las reglas jurídicas internacionales existentes en
de protección y reparación a las víctimas de la delincuencia y de violaciones
a los derechos humanos
• Identificar las medidas que los Estados deben adoptar con el fin de otorgar reparación
y protección a las víctimas del delito y de violaciones a los derechos humanos
• Aumentar la conciencia de los participantes sobre su potencial como jueces, fiscales
y abogados para proteger a las víctimas de la delincuencia y de violaciones a los
derechos humanos
Preguntas
• ¿laEndelincuencia
su opinión, cuáles son las necesidades, problemas e intereses de las víctimas de
común?
• ¿delitos
Qué tipos de protección legal y/o reparación existen en su país para las víctimas de
comunes? Dé ejemplos, tales como casos de personas abusadas o maltratadas
por delincuentes comunes.
• ¿En el país en que usted ejerce sus responsabilidades profesionales, las víctimas de la
delincuencia común enfrentan problemas especiales?
• ¿Si así es, cuáles son, y qué se está haciendo para corregir la situación?
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 781
Preguntas (Cont. d)
• ¿mujeres
Existen particularmente en su país, grupos vulnerables de víctimas, tales como
o niños maltratados?
• ¿Si así es, qué se hace para proteger a esas personas si denuncian a los autores del
¿maltrato?
• ¿Qué
protegermedidas, sí es que existen, se toman en el país en que usted trabaja, para
a otros testigos tales como informantes, cuyas vidas pueden correr peligro
después de que han atestiguado?
• ¿Qué tipos de protección legal y/o reparación existen en su país para las siguientes
categorías de personas, en el evento de violaciones a los derechos humanos?
- personas detenidas que consideran que están detenidas arbitrariamente;
- personas detenidas sujetas a tratos degradantes, y, en particular, mujeres y niños;
- personas detenidas en régimen de incomunicación;
- víctimas –o sus familiares a cargo- de secuestro o ejecuciones extrajudiciales;
- delincuentes a quienes no se les han asegurado las garantías básicas del debido
proceso durante su juicio;
- mujeres y niños sujetos a abuso estatal, comunitario o doméstico, o a amenazas de
dicho abuso;
- personas sujetas a discriminación racial, de género o de otra clase;
• ¿En el país donde usted ejerce sus actividades profesionales, las víctimas de violaciones
a los derechos humanos enfrentan problemas especiales?
• ¿Si así es, cuáles son, y qué se está haciendo para corregir la situación?
• ¿Con respecto a esas problemáticas, existen particularmente en su país grupos
vulnerables?
• ¿Si así es, quiénes son, cuáles son sus problemas, y qué se está haciendo para
ayudarlos?
• ¿De qué manera percibe su papel como juez, fiscal y/o abogado, en el otorgamiento
de protección efectiva y de reparación a las víctimas de violaciones a los derechos
humanos?
• ¿Cuál es su opinión sobre las amnistías y leyes de impunidad, las cuales implican que
los autores de delitos y de violaciones a los derechos humanos, no serán enjuiciados
por sus actos ilegales?
782 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
• CDiscriminación
onvención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Racial, 1965
• Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
Contra la Mujer, 1979
• CInhumanos
onvención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
o Degradantes, 1984
• Convención sobre los Derechos del Niño, 1989
• Convención de las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada
Transnacional, 2000, y Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la
Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños, que Complementa
la Convención
*****
• Declaración Universal de Derechos Humanos, 1948
• Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las
Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder, 1985
• Declaración y Programa de Acción de Viena, 1993
Instrumentos Regionales
• Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos, 1981
• Convención Americana sobre Derechos Humanos, 1969
• Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia Contra la Mujer, 1994
• Convenio Europeo de Derechos Humanos, 1950
• Convención Europea para la Compensación de las Víctimas de los
Crímenes Violentos, 1983
*****
• Recomendación Núm. R(85) 11 del Comité de Ministros del Consejo
de Europa sobre la Posición de la Víctima en el Marco del Derecho
Penal y el Proceso Penal, 1985
1. Introducción
El presente capítulo tocará dos temas básicamente distintos, pero también
claramente relacionados, a saber, la protección y reparación a las víctimas de la
delincuencia, por una parte, y la protección y reparación a las víctimas de violaciones
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 783
a los derechos humanos, por la otra. Generalmente hablando, los delitos comunes son
cometidos por las personas a título personal en contra de la ley penal nacional, y los
gobiernos no son, en principio, responsables por la conducta antijurídica en cuestión.
Los actos que constituyen violaciones a los derechos humanos son cometidos por
órganos o personas que actúan a nombre de o en representación del Estado, por
ejemplo por el gobierno, el congregado a continuación, sin embargo, los gobiernos
también pueden, en casos específicos, ser responsables por los actos de particulares.
Estos actos pueden constituir violación a los derechos fundamentales y a las libertades
de las personas de acuerdo con el derecho internacional de los derechos humanos y/o
de acuerdo con la legislación constitucional u ordinaria interna. Es cierto sin embargo,
que la distinción entre las víctimas de la delincuencia y de las violaciones a los derechos
humanos no está siempre claramente definida, pero sirve cómo un punto de partida
conveniente para la presentación de los problemas jurídicos que se tocarán en este
capítulo.
Habiendo dicho eso, es importante tener en cuenta a lo largo de este
capítulo que hasta cierto punto, las víctimas de la delincuencia y de violaciones a los
derechos humanos, tienen diversos intereses y necesidades en común, tales como la
posible necesidad de atención médica, incluyendo ayuda para problemas emocionales,
compensación por pérdidas económicas, y varias formas de protección y/o asistencia
especial. Los principios que serán estudiados más adelante en relación con las víctimas
de la delincuencia y de violaciones a los derechos humanos, pueden de esta manera,
ser vistos como mutuamente complementarios, siempre que se deba realizar una
valoración de las necesidades de la víctima y de la respuesta adecuada por parte de la
sociedad, a esas necesidades.
Debe observarse adicionalmente, que es imposible, dentro de un marco de
trabajo tan limitado, proveer explicación y análisis exhaustivos de las necesidades de las
víctimas de la delincuencia y de violaciones a los derechos humanos, y de la respuesta
a las víctimas, incluyendo los programas establecidos para la protección de víctimas.
Debido a que en años recientes se ha concedido una mayor atención a los derechos
de las víctimas, valiosas investigaciones han sido llevadas a cabo, las cuales pueden
otorgar ayuda y motivación a practicantes legales, trabajadores sociales y otros grupos
profesionales cuya asistencia puede ser requerida para ayudar a recuperar a las víctimas
de la delincuencia y de violaciones a los derechos humanos de los efectos negativos de
actos ilegales. Para una lectura sugerida sobre este tema, ver Cuadernillo No. 1.
*****
La primera parte de este capítulo se ocupará de la protección y reparación
para las víctimas de la delincuencia. Como se verá, sin embargo, el derecho internacional
no regula en detalle la cuestión de la protección y reparación de las víctimas de la
delincuencia común, aunque se han hecho intentos de aumentar el énfasis en las
demandas de las víctimas, con el fin de motivar a los gobiernos para que den ayuda
y apoyo adecuados a esas víctimas. El capítulo revisará las limitadas reglas existentes,
con la esperanza de generar una discusión adicional a los problemas que enfrentan las
víctimas de la delincuencia, con el propósito principal de aumentar la conciencia de
los participantes sobre la importancia de prestar debida atención a los sentimientos,
necesidades e intereses de las víctimas en todas las etapas del proceso judicial.
Además debe resaltarse que los delitos comunes cubren no solo los delitos
más tradicionales como maltrato, asesinato, tráfico, abusos sexuales y otros abusos,
784 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
robo y así sucesivamente, sino que también incluyen varias clases de crimen organizado
y corrupción, así como, por ejemplo, la relativamente nueva categoría de delitos
cibernéticos.1 Por otro lado, no será posible tratar en detalle los diversos intereses que
tienen o pueden tener diferentes categorías de víctimas, así, el capítulo solamente se
ocupará, en términos relativamente generales, de los problemas de las víctimas de la
delincuencia.
La segunda parte de este capítulo considerará las reglas internacionales
que rigen los deberes jurídicos de los Estados de suministrar protección efectiva y
reparación a las víctimas de violaciones a los derechos humanos. En este sentido, existen
en el derecho internacional de los derechos humanos algunas reglas relativamente
claras, las cuales han sido adicionalmente aclaradas en la jurisprudencia de los
órganos de supervisión internacional. El capítulo analizará, en particular, el deber
jurídico general de los Estados de garantizar la protección efectiva de los derechos
humanos, y sus deberes específicos de prevenir violaciones a los derechos humanos,
proveer recursos eficaces para las presuntas violaciones a los derechos humanos
de una persona, e investigar, enjuiciar y sancionar semejantes violaciones y
proporcionar reparación a la víctima de que se trata. El capítulo también discutirá
la cuestión de la impunidad en las violaciones a los derechos humanos. Por
último, hará recomendaciones relacionadas con el papel de las profesiones jurídicas
en el otorgamiento de protección y reparación a las víctimas de la delincuencia y de
violaciones a los derechos humanos, y cerrará con algunas observaciones finales.
Aunque no hay una convención internacional que trate el tema de los derechos
de las víctimas de delitos comunes, la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó, en
1985, la Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para
las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder, cuyo texto había sido aprobado
por consenso por el Séptimo Congreso de Naciones Unidas sobre la Prevención
del Delito y el Tratamiento de Delincuentes.2 Para promover su implementación, se
1
Un tratado internacional sobre este tema, es la Convención Contra el Delito Cibernético, firmada en Budapest el 23 de
noviembre del 2001. La Convención está abierta a firmas a Estados miembros del Consejo de Europa y a Estados no miembros que
participaron en su elaboración, y está abierta al acceso de otros Estados no miembros. Requiere de 5 ratificaciones, incluyendo por
lo menos 3 Estados miembros del Consejo de Europa, para poder entrar en vigor. A junio del 2003, solo Albania había ratificado la
Convención; ver http://conventions.coe.int
2
Ver NU doc. E/CN.15/1997/16, Uso y aplicación de la Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las
Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder, nota del Secretario General, párr. 1.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 785
3
NU doc. A/CONF.144/20, Anexo, Guía para Profesionales Relativa a la Implementación de la Declaración sobre los Principios
Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder, comentados por el Secretario General (de aquí en
adelante referida como NU doc. A/Conf.144/20, Anexo, Guía para Profesionales).
4
NU doc. A/CONF.144/20.
5
NU doc. A/CONF.144/20, Anexo, Guía para Profesionales, p.3, párr.1.1.
6
Ibíd., p.3, párr. 2.
786 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
7
Ver ETS No. 116, en la Oficina de Tratados en http://conventions.coe.int
8
Ver Informe Explicativo de la Convención Europea para la Compensación de las Víctimas de los Crímenes Violentos,
http://conventions.coe.int/treaty/en/Reports/Html/116.htm (página Web del Consejo de Europa), p.1, párr.1 (de aquí en adelante
referido como Informe Explicativo). Este Informe Explicativo, sin embargo “no constituye un instrumento que proporcione una
interpretación autorizada de la Convención aunque puede facilitar la aplicación de las disposiciones allí contenidas” p. 1, párr II.
9
Ibíd., p.3, párr. 7.
10
Ibíd., p.1, párr. 1.
11
Ibíd., p.2, párr. 3.
12
Quinto y séptimo párrafos del preámbulo.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 787
13
Segundo, tercero y cuarto párrafos del preámbulo.
14
Sexto párrafo del preámbulo.
788 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
La Convención Europea para la Compensación de las Víctimas de los Crímenes
Violentos no contiene una definición explícita de la noción de “víctima” y, como fue
aclarado en el título, su marco de trabajo es de alguna manera limitado en el sentido que
obliga al Estado a proporcionar compensación a las víctimas de delitos solo cuando “la
compensación no está plenamente disponible en otras fuentes”. Adicionalmente, solo
las siguientes dos categorías de víctimas pueden tener derecho a compensación:
v5 “Aquellas personas que han sufrido lesiones graves en el cuerpo o menoscabo en su
salud por hechos directamente atribuibles a un delito de violencia intencional”
v5 “los dependientes de personas que han muerto como resultado de ese delito” – 2(1)
(a) y (b).
Sin embargo, para los propósitos de la Convención una víctima puede ser una
persona que ha sido herida o asesinada al tratar de prevenir un delito o cuando “al ayudar
a la policía a prevenir un crimen, aprehende al culpable o ayuda a la víctima”.15
Como fue aclarado en el artículo 2, la Convención no proporciona un derecho
a compensación con respecto a la conducta penal en general sino solo con respecto a
delitos violentos, y tampoco prevé otros tipos de ayuda y asistencia para las personas
victimizadas. Este relativamente restrictivo marco de trabajo pareciera limitar el impacto
que la Convención pueda tener en términos de proporcionar una ayuda constructiva
a las víctimas de la delincuencia, ayuda que debería estar disponible durante todo el
proceso de la justicia penal. Sin embargo, la Recomendación del Comité de Ministros
de 1985 sobre la Posición de la Víctima en el Marco del Derecho Penal y el Proceso
Penal, aunque no es legalmente vinculante, adopta un acercamiento más holístico a los
problemas afrontados por las víctimas de la delincuencia, un acercamiento tendiente
a proteger a la víctima que cubre todas las etapas de proceso penal, desde la etapa de
investigación policial hasta la etapa de ejecución de la sentencia, y tiene en cuenta la
posible necesidad de la víctima de protección especial.
15
Informe Explicativo, p.6, párr. 20.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 789
*****
Es importante para los miembros de las profesiones jurídicas, ser conscientes
de que el impacto del delito en las víctimas no se limita necesariamente a las lesiones
físicas y pérdida de bienes, sino que también incluye “pérdida de tiempo en el
proceso de obtener una reparación monetaria y de reemplazar los bienes dañados”16.
Adicionalmente, en el nivel psicológico, la víctimas pueden verse afectadas por un
sentimiento de incredulidad, reacción que puede estar seguida por un estado de shock,
desorientación o inclusive miedo y rabia.17 En efecto, al tratar de encontrar una razón
para el delito, las víctimas pueden experimentar culpa por lo ocurrido.18 Aunque las
personas reaccionan de manera diferente al delito y no todas sufren efectos graves o
de larga duración, las reacciones emocionales pueden afectar a todas las personas y una
incapacidad de responder o una respuesta inadecuada a tales emociones de parte de las
autoridades responsables, puede exacerbar sentimientos de angustia y miedo.19 Como
se anota en la Guía para Profesionales,
“Una resolución de conflictos pacífica y ordenada depende de demostrar
compasión y respeto por la dignidad de las víctimas al satisfacer sus
expectativas.”
790 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
que sean expeditos, justos, poco costosos y accesibles.” De acuerdo con la misma
disposición “Se informará a las víctimas de sus derechos para obtener reparación
mediante esos mecanismos”. Cómo se verá más adelante, este deber de informar
constituye una parte esencial de la responsabilidad de varias autoridades encargadas de
hacer cumplir la ley frente a las víctimas de la delincuencia.
*****
De acuerdo con la Resolución del Consejo de Europa sobre la Posición de la
Víctima:
v5 “Los funcionarios de policía deben ser capacitados para tratar a la víctima de una
manera comprensiva, tranquilizadora y constructiva” Parte 1A, párrafo 1;
v5 “La policía debe informar a la víctima sobre las posibilidades de conseguir asistencia,
consejos jurídicos y prácticos, compensación por parte del infractor y por parte del
Estado” – Parte 1A, párrafo 2;
22
Ibíd., p. 10, párr 36.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 791
*****
De acuerdo con estas disposiciones, se sigue que un primer aspecto
importante del papel de la policía es mostrar debida gentileza y respeto. También debe
garantizar que la víctima sienta “que el delito está siendo considerado individualmente
y de manera apropiada”. En consecuencia, para prevenir un sentimiento de frustración,
rabia, miedo e inseguridad en aumento entre las víctimas, los funcionarios de policía
deben evitar dar la impresión de que el delito es irrelevante o de que no se está tomando
seriamente.23 Respeto, compasión y entendimiento hacía las víctimas deben de esa
manera, ser las características de la conducta policial en esta etapa, incluyendo una
voluntad de hablar a las víctimas en un lenguaje que ellos entiendan, evitando hasta el
máximo posible la jerga profesional.
Segundo, la policía se encuentra particularmente bien ubicada para informar
a las víctimas de la delincuencia de las formas en que pueden obtener asistencia,
compensación y otras clases de ayuda. Por ejemplo, pueden enviar a las víctimas a
agencias de asistencia especializada y preferiblemente deben dar información tanto de
manera oral y escrita, ya que las víctimas, en esta etapa, pueden estar muy alteradas para
entender toda la información oral brindada.24 En ese sentido, la policía también debe
tranquilizar a las víctimas al enfatizar que la delincuencia no es tolerada25 y que ellos
harán lo mejor posible para investigar el caso.
Un tercer papel importante de la policía es proporcionar a víctimas de
varias clases, información esencial relativa al proceso judicial. El proceso continuo de
compartir la información que es relevante para las víctimas y para sus necesidades e
intereses, es de vital importancia para garantizar que ellas se sientan incluidas en los
procedimientos penales, aspecto que ha sido dejado de lado por largo tiempo en el
sistema de justicia penal. En particular, las víctimas deben ser informadas de manera
adecuada, del papel que pueden tener en los procedimientos judiciales.26 De nuevo,
toda esa información debe ser preferiblemente presentada a la víctima tanto de manera
oral como escrita. En este sentido, lineamientos bien escritos pueden ser de ayuda.27
Sobre el tema de la información, es importante reiterar que, de acuerdo con la
Recomendación del Consejo de Europa sobre la Posición de la Víctima, la víctima debe
poder conocer el resultado de la investigación policial y, por último, “En todo informe
a las autoridades encargadas de la acusación, la policía debe dar un testimonio tan claro
y completo como sea posible, de las lesiones y daños sufridos por la víctima”. Los dos
puntos son fundamentales para dar la tranquilidad a la víctima de que a sus problemas
y necesidades se les está dando debida consideración por las autoridades competentes.
No informar a la víctima sobre el resultado de la investigación policial puede disminuir
23
Ibíd., p. 11, párr. 38.
24
Ibíd., p.11, párrs.39- 41.
25
Ibíd., ver p. 11, párr. 39.
26
Ibíd., ver p. 11, párr. 41.
27
Ibíd., loc. cit.
792 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
La policía debe mostrar en todo momento, respeto por y gentileza hacia las
víctimas de delitos.
La policía debe dar a las víctimas de la delincuencia, información sobre
ayuda disponible, asistencia y compensación por las lesiones y daños que han
sufrido como resultado del delito.
La policía debe compartir otra información relevante con las víctimas de
delitos, incluyendo información sobre el papel de que las mismas pueden tener
en los procedimientos penales.
La policía debe informar a las víctimas el resultado de su investigación y
proporcionar a la fiscalía información detallada sobre el efecto o efectos que el
delito en cuestión tuvo y sigue teniendo sobre las víctimas de que se trata.
Al tratar a las víctimas con respeto y entendimiento, y al compartir la
información relevante con ellas, la policía ayuda a promover la confianza en
el sistema de justicia penal.
*****
De acuerdo con la Resolución del Consejo de Europa sobre la Posición de la
Víctimas:
v5 “No se debería adoptar una decisión discrecional sobre la persecución sin una
adecuada consideración de la cuestión de la reparación del daño sufrido por la
víctima, incluyendo todo esfuerzo serio desplegado a este fin por el delincuente.”-
Parte 1B, párrafo 5;
v5 “La víctima debería ser informada de la decisión definitiva relativa a la persecución,
salvo cuando indique que no desea esta información.” - Parte 1B, párrafo 6;
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 793
v5 “La víctima debería tener derecho a pedir la revisión por la autoridad competente
de la decisión de archivo o derecho a proceder siendo citada directamente.” – Parte
1B, párrafo 7.
*****
Como se observa en la Guía para Profesionales, el sistema de justicia penal
difiere de un país a otro, lo mismo que el papel que juega la víctima. Por ejemplo, en
algunos países la víctima solo puede ser un testigo de la fiscalía, mientras que en otros, él
o ella también pueden ser procesados.28 Sin embargo, independientemente del sistema
judicial en vigor, la cuestión de la información a las víctimas – cómo fue expuesta
tanto por la Declaración de Principios y por la Recomendación sobre la Posición de
la Víctima – sigue siendo de importancia fundamental a lo largo del proceso judicial,
también cuando el caso está en las manos del órgano acusador. Además de cualquier
información de valor general que la oficina del fiscal pueda proporcionar a la víctima,
también se debe entregar material específico sobre el caso de la misma. La información
dada por las autoridades acusadoras debe ser relevante y adecuada, con el fin permitir
a las víctimas tener un papel constructivo en la investigación, y de evitar que haya
desilusión con el sistema penal.29
Es particularmente importante “que las víctimas crean que su caso ha sido
completa y cuidadosamente considerado, y que tengan confianza en la decisión tomada
de acusar o no”.30 Cómo se reconoció en el nivel europeo, también es importante
para las víctimas que están insatisfechas con la decisión de no acusar, tener el derecho
de apelar o el derecho a iniciar un caso civil. Con referencia al derecho de apelar, se
han adoptado diferentes mecanismos en la práctica, tales como revisión por fiscales
superiores, por jueces o inclusive por un ombudsman. Otra posibilidad es la de iniciar
un caso civil.31
28
Ibíd., p. 14, párr. 51.
29
Ibíd., ver p.14, párr. 52.
30
Ibíd., p. 15, párr. 54.
31
Ibíd., loc. cit.
794 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
De acuerdo con la Recomendación del Consejo de Europa sobre la Posición de
la Víctima, el interrogatorio a las víctimas debe, en todas las etapas del proceso, hacerse
“con respeto a su situación personal, a sus derechos y a su dignidad. En la medida de
lo posible y en los casos apropiados, los niños y los enfermos o minusválidos mentales
deberían ser interrogados en presencia de sus padres o del tutor o de cualquier persona
cualificada para asistirles” (Parte IC, párr. 8).
*****
Aparte de las categorías de víctimas del delito mencionadas anteriormente, las
personas que puedan tener la necesidad particular de ayuda y asistencia en relación con
el interrogatorio, incluyen víctimas de tráfico ilegal, delitos por motivos raciales y actos
terroristas. Siempre que la víctima sea, por ejemplo, un extranjero y no habla el idioma
local, se debe prestar particular atención para garantizar que él o ella sean tratados
con dignidad y que toda la información relevante sea transmitida en un lenguaje que
se entienda. También debe prestarse asistencia especial para ayudar y tranquilizar a las
víctimas de delitos que pertenecen a grupos minoritarios.
32
Ibíd., ver p. 15, párr. 55.
33
Ibíd., loc. cit.
34
Ibíd.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 795
*****
De acuerdo con la Recomendación del Consejo de Europa sobre la Posición
de la Víctima, la víctima debe ser informada de
v5 “la fecha y del lugar del juicio relativo a las infracciones que le han perjudicado;
v5 de las posibilidades de obtener resarcimiento y reparación en el seno del proceso
penal y de lograr el beneficio de asistencia o de asesoramiento jurídico;
v5 de las condiciones en las que podrá conocer las resoluciones que se pronuncien.
(Parte 1D, párrafo 9).
“El Tribunal penal debería poder ordenar la reparación por parte del
delincuente a favor de la víctima” y “la reparación, en la legislación, debería poder
constituir bien una pena, bien un sustitutivo de la pena o bien ser objeto de resolución
al mismo tiempo que la pena.” (Parte ID, párrafos 10-11).
*****
Para inspirar confianza en el sistema judicial, el juez que preside debe garantizar
que a las víctimas se les dé debido aviso de los procedimientos y que sus opiniones sean
transmitidas adecuadamente a la corte. Las víctimas deben ser notificadas debidamente
de cualquier demora o aplazamiento en los procedimientos y deben ser informadas
de la manera en que pueden obtener la sentencia del caso. Es esencial que el juez
que preside se asegure que las víctimas hayan sido adecuadamente informadas de los
derechos que tienen en materia de reparación e indemnización de manera que estas
puedan, por ejemplo, formular sus demandas correctamente.
796 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
Sobre este tema, la Recomendación del Consejo de Europa sobre la Posición
de la Víctima contempla que:
“La política de información y de relaciones con el público en el marco
de la instrucción y el juicio de las infracciones debería tomar en cuenta
debidamente la necesidad de proteger a la víctima de toda publicidad
que implique un ataque a su vida privada o a su dignidad. Si el tipo de
infracción, el estatuto particular, la situación o la seguridad personal de
la víctima requieren de especial protección, el proceso penal anterior a la
sentencia debería tener lugar a puerta cerrada o la divulgación de los datos
personales de la víctima debería ser objeto de restricciones adecuadas.”
(Parte IF, párrafo 1.5).
Se recomienda adicionalmente que “Cuando ello parezca necesario, y
singularmente en los casos de delincuencia organizada, la víctima y su familia deberían
ser eficazmente protegidas contra las amenazas y el riesgo de venganza por parte del
delincuente.” (Parte IG, párrafo 16).
*****
Aunque la publicidad puede ser importante, entre otros, para educar tanto a
profesionales en el área jurídica como al público sobre los efectos de la victimización,
también puede afligir de manera tal a las víctimas, que su identidad debe ser ocultada.35
La publicidad puede tener un efecto particularmente devastador en víctimas de abusos
35
Ibíd., p. 15, párrs. 56-57.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 797
36
Ibíd., p.15, párr. 57.
798 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
2.4.2 Restitución
Siempre que sea apropiado, las personas responsables por delitos penales
deben otorgar una restitución justa a las víctimas de sus delitos por todo
daño o pérdida sufridos. Através de la restitución, el infractor reestablece a la
víctima los derechos que fueron violados.
2.4.3 Compensación
37
En los casos en que las actividades delictivas han causado “daños considerables al medio ambiente, el resarcimiento que se exija
comprenderá, en la medida de lo posible, la rehabilitación del medio ambiente, la reconstrucción de la infraestructura, la reposición
de las instalaciones comunitarias y el reembolso de los gastos de reubicación cuando esos daños causen la disgregación de una
comunidad.”(Párrafo 10 de la Declaración de Principios). En tales casos, la restitución puede ser un medio poderoso de fomentar
en las empresas, el uso de medios de producción ambientalmente apropiados, y la adopción de medidas para prevenir o minimizar
el riesgo de desastre ecológico. Otro caso es el transporte de sustancias tóxicas o sustancias que podrían ser perjudiciales para el
medio ambiente, al transportarlas en medios de transporte que no cumplen con las medidas de seguridad requeridas. No obstante, en
caso de incendios provocados por particulares que destruyen grandes áreas de bosque y muchas casas, la restitución por parte de los
infractores es ilusorio.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 799
*****
De acuerdo con el artículo 1 de la Convención Europea para la Compensación
de las Víctimas de los Crímenes Violentos de 1983, los Estados partes “se comprometen
a dar los pasos necesarios para hacer efectivos los principios propuestos en la Parte I de
esta Convención”. Esto implica que “Cuando la compensación no esté totalmente disponible
desde otros recursos, el Estado contribuirá para compensar:
a. A quienes hayan sufrido daño corporal serio o menoscabo en la salud
directamente atribuible a un delito violento intencionado;
b. A las personas que dependan de quien haya muerto como resultado de tal
delito.” (artículo 2(1)).
De esta disposición se sigue que, para que una víctima tenga a derecho a la
compensación estatal, el delito debe ser
v5 intencionado;
v5 violento;
v5 la causa directa de un daño corporal grave o menoscabo a la salud”.39
La razón para limitar la Convención a delitos intencionados es que “son
particularmente graves y dan pie a compensación menos frecuentemente que los
delitos no intencionados, los cuales incluyen un amplio rango de delitos de carretera
y están, en principio, cubiertos por otros programas” tales como seguros privados y
seguridad social.40
La lesión no tiene que ser física, y la compensación también puede pagarse
“en casos de violencia psicológica (por ejemplo amenazas graves) que causen lesiones
39
Informe Explicativo, p. 5, párr. 16.
40
Ibíd., p. 5 párr. 17.
800 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
o muerte”.41 Sin embargo, la lesión debe ser, en todos los casos “grave y directamente
atribuible al delito”. La relación causal entre el delito y sus efectos debe, en otras
palabras, probarse.42
Se sigue que la Convención no cubre “lesiones menores o lesiones que
fueron causadas directamente por el delito” ni “lesiones a otros intereses, por ejemplo
propiedades”. Sin embargo, el envenenamiento, la violación o los incendios provocados
“deben ser tratados como violencia intencional”.43
Según el artículo 2(2) de la Convención, la compensación “se concederá en
los casos arriba señalados aun cuando el ofensor no pueda ser encausado o castigado”.
Por ejemplo, los menores o las personas con problemas mentales pueden no ser sujetos
de procesamiento judicial o pueden no considerarse responsables por sus actos, y un
delincuente puede incluso escapar el enjuiciamiento porque ella o él han actuado por
necesidad, cómo en los casos de legitima defensa. Por supuesto es esencial que las
víctimas, también en estos casos, puedan obtener compensación por parte del Estado
si no está disponible de otras fuentes.44
El artículo 3 específica que “La compensación será pagada por el Estado en
cuyo territorio fuese cometido el delito [tanto] a los nacionales de los Estados Parte de
esta Convención [como] a los nacionales de todos los Estados miembros del Consejo
de Europa que sean residentes permanentes en el Estado en cuyo territorio fuese
cometido el delito.” El propósito de incluir el último grupo de víctimas fue aumentar la
protección a los trabajadores migrantes.45 La Convención, que determina disposiciones
mínimas, por supuesto no previene a los Estados partes de ampliar el alcance de la
compensación disponible o de proporcionar compensación a sus nacionales que son
víctimas de delitos violentos fuera del país o a todos los extranjeros.46 Debe señalarse
que, en este sentido, el párrafo 3 de la Declaración de Principios Fundamentales de
Naciones Unidas, prohíbe las distinciones con base en la nacionalidad.
También es importante observar que, de acuerdo con la Recomendación del
Consejo de Europa sobre la Posición de la Víctima de 1985, la compensación como
sanción penal “debería ser ejecutada del mismo modo que las multas y tener prioridad
sobre cualquier otra sanción pecuniaria impuesta al delincuente. En los demás casos,
se debería prestar a la víctima la máxima ayuda posible en esta operación de cobro.”
(Parte IE, párrafo 14).
Elementos objeto de compensación: En cualquier caso, de acuerdo
con la Convención del Consejo de Europa, la compensación debe comprender “por lo
menos los siguientes aspectos”:
v5 pérdida de ingresos;
v5 gastos médicos y de hospitalización;
v5 gastos funerarios;
v5 en relación con las personas dependientes, la pérdida de manutención (art.4).
41
Ibíd., p.5, párr. 18.
42
Ibíd., p.5, párr. 19.
43
Ibíd., loc. cit.
44
Ibíd., ver p. 6, párr 21.
45
Ibíd., p. 7, párr. 25.
46
Ibíd., ver p. 7, párr. 27.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 801
Estos son los requisitos mínimos para que una “compensación razonable”
sea pagada, siempre y cuando la pérdida sea verificada en cada caso.47 Dependiendo
de los términos de la legislación nacional, otros ítems que pueden ser compensados
incluyen:
v5 “dolor y sufrimiento (pretium doloris);
v5 pérdida de la expectativa de vida;
v5 costos adicionales provenientes de la discapacidad causada por un delito”.48
De acuerdo con el Informe Explicativo, “la compensación de estos ítems debe
ser calculada por el estado que paga la compensación según las escalas normalmente
aplicadas para la seguridad social o seguros privados conforme a la práctica normal en
el derecho civil.”49
Condiciones para la compensación: La Convención impone varias
condiciones para garantizar la compensación. Primero, permite al programa o
sistema de compensación establecer “para cualquiera o todos los elementos de la
compensación un límite superior y un mínimo bajo o sobre el cual la compensación no
será reconocida.” (art. 5). Segundo, “El sistema de compensación podrá especificar un
período para realizar la solicitud de compensación” (art.6).
Un límite superior puede ser necesario porque los fondos para la compensación
no son ilimitados y un umbral mínimo se considera justificado por el principio de minimis
non curat praetor, esto es, el menor daño que puede ser cubierto por las mismas víctimas
no interesa al juez.50 La Convención no establece “limites rígidos y cuantificables”
por la simple razón de que tanto los recursos económicos como los niveles de vida
cambian de país a país.51
Con relación al tiempo límite para interponer una demanda de compensación,
es importante que tales reclamos sean hechos tan pronto como sea posible después de
la comisión del delito así:
v5 “La víctima puede ser asistida en caso de que esté afligida física y
psicológicamente;
v5 el daño puede ser calculado y valorado sin dificultad”.52
El cuidado profesional en un etapa temprana para las víctimas de delitos,
también puede aumentar las posibilidades de una mejoría rápida y de esa manera
reducir los costos médicos y otros costos en que se incurre durante la rehabilitación.
Tercero, según la Convención de 1983 la compensación puede ser reducida
o negada “según la situación económica del solicitante.” (art.7). La idea es que, como
la compensación proveniente de recursos públicos concedida a una víctima de la
delincuencia “es un acto de solidaridad, puede ser innecesaria cuando la víctima o las
personas que dependen de ella están en una situación de completa comodidad”. Por
47
Ibíd., p. 7, párr. 28.
48
Ibíd., loc. cit.
49
Ibíd., p.8, párr. 28.
50
Ibíd., p.8, párr. 29.
51
Ibíd., p.8, párr. 30.
52
Ibíd., p.8, párr. 31.
802 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
el otro lado, no hay nada en la Convención que prevenga a los Estados de reconocer
compensación “independientemente de la posición económica de los parientes de la
víctima”.53
Por último, la compensación también puede ser “reducida o negada”
v5 “según la conducta de la víctima o del solicitante antes, durante o después del delito
o en relación con el daño o la muerte.” – artículo (8)1;
v5 “según la participación de la víctima o del solicitante con el crimen organizado o su
pertenencia a alguna organización dedicada al delito violento.” – artículo 8(2);
v5 esi su concesión parcial o completa pudiera ser contraria al sentido de la justicia o
al orden público” – artículo 8(3).
El primero de esos motivos se refiere al comportamiento inadecuado por parte
de la víctima en relación con el delito o con el daño sufrido, y “remite a casos en los que
la víctima provoca el delito, por ejemplo al comportarse excepcionalmente provocativa
o agresiva, o al generar peor violencia a través de una retaliación criminal, así como
a casos en los cuales la víctima contribuye, por medio de su comportamiento, a la
generación o agravación del daño (por ejemplo cuando se niega de manera irrazonable
a tomar el tratamiento médico)”. Otra razón para disminuir o detener la compensación
basada en ese motivo, puede ser la negación de la víctima “a informar el delito a la
policía o a cooperar con la administración de justicia”.54
El segundo motivo para reducir o incluso denegar la compensación, es cuando
la víctima “pertenece al mundo del crimen organizado (por ejemplo el tráfico de drogas)
o de organizaciones que cometen actos de violencia (por ejemplo las organizaciones
terroristas)”. En tal caso, se puede considerar que la víctima “perdió la simpatía o
la solidaridad de la sociedad como un todo [y se le puede] negar la compensación o
pagársele una compensación reducida, incluso si el delito que causó el daño no estaba
directamente relacionado con las actividades anteriores”.55
Finalmente, los Estados partes pueden reducir o negar la compensación
a las víctimas de la delincuencia cuando fuese contrario al sentido de justicia o al
orden público. En tales casos, los Estados mantienen alguna discreción de conceder
compensación y pueden negarla “en algunos casos en los que es claro que un gesto de
solidaridad sería contrario al sentimiento, o intereses públicos o sería contrario a los
principios fundamentales de la legislación del estado en cuestión”. Por ejemplo, “se
le podría negar compensación a un delincuente conocido quién fuese víctima de un
delito violento, incluso si el delito de que se trata no tenía relación con sus actividades
criminales.”56
Los principios arriba mencionados para reducir o negar la compensación a
las víctimas de delitos, son igualmente aplicables a las personas a cargo de las víctimas
que murieron como resultado de delitos violentos.57
53
Ibíd., pp. 8-9, párr. 32.
54
Ibíd., p. 9, párr. 34.
55
Ibíd., p. 9, párr. 35.
56
Ibíd., p.9, párr. 36.
57
Ibíd., p.9, párr. 37.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 803
58
Ibíd., p.9, párr. 38.
59
Ibíd., p.10, párr. 39.
60
Ibíd., loc. cit.
61
Ibíd., p.10, párr. 42.
62
Ibíd., loc. cit.
63
Ibíd.
804 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
En el nivel europeo, los Estados del Consejo de Europa podrían tener una
obligación convencional de proporcionar compensación a las víctimas de delitos
violentos, cuando tal compensación no está disponible en otras fuentes.
Esa compensación puede, sin embargo, ser disminuida o negada, entre otros
factores, a la luz de la conducta de la víctima en relación con la comisión de
actos delictivos o en casos en los cuales se sabe que la víctima está relacionada
con el crimen organizado, como el tráfico de drogas o el terrorismo.
2.4.4 Asistencia
64
NU doc. A/CONF.144/20, Anexo, Guía para Profesionales, p.23, párr. 92.
65
Ibíd., p. 25, párr. 99 – 100.
66
Ibíd., p. 25, párrs. 101-102.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 805
67
Ibíd., ver p. 26, párr. 104.
68
Ibíd., p. 26, párr. 107.
806 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
69
El presente capítulo se basa solo en disposiciones jurídicas interpretadas por los órganos internacionales de supervisión. La
cuestión de los recursos judiciales para las víctimas de las violaciones a los derechos humanos ha sido, sin embargo, tratada, entre
otras, por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas; ver, por ejemplo, NU doc. E/CN.4/2000/62, El derecho a
la restitución, la compensación y la rehabilitación de las víctimas de violaciones graves a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales, Informe Final del Relator Especial, Sr. M. Cherif Bassiouni; ver, en particular, el anexo a este informe que contiene
los Principios Fundamentales y Lineamientos sobre el Derecho a Recursos Judiciales y Reparación para las Víctimas de Violaciones al
Derecho Internacional de los Derechos Humanos y al Derechos Internacional Humanitario.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 807
*****
Un aspecto particularmente grave de abusos de poder tales como las violaciones
a los derechos humanos, es que se comenten por – o al menos con el conocimiento – de
personas o autoridades de las que se espera que protejan al individuo y sus derechos,
Ver Comunicación No. 107/1981. Quintero c. Uruguay (Observación adoptada el de 21 julio de 1983) en NU doc. AGRO,
70
A/38/40, p. 224, párr.14; Corte IDH, Caso Villagrán Morales et al., sentencia de noviembre 19 de 1999, Serie C, No. 63, pp. 179-180, párrs.
176-177; Corte Europea de DH, Caso Kurt c. Turquía, sentencia del 25 de mayo de 1998, Informe de 1998-III, pp. 1187-1188, párrs. 130-134.
808 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
en vez de violarlos. En otras palabras, el sentido de confianza que debió haber existido
fue seriamente traicionado. La situación se torna más alarmante aún cuando ocurren
violaciones al derecho a la vida y a la seguridad de la persona e incluso las mismas son
extendidas, así como cuando el secuestro, las desapariciones involuntarias y la tortura
se vuelven parte de la práctica administrativa del Estado. Frecuentemente entonces,
la victimización tiene un impacto mucho más profundo y adverso sobre las personas
afectadas que cuando son “simples” víctimas de delitos comunes. Para las víctimas del
Estado o de violencia patrocinada por el Estado, es importante, para los propósitos
de la rehabilitación, obtener el reconocimiento del Estado del mal cometido y recibir
varias formas de ayuda y asistencia.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 809
respeto de los derechos humanos, sino que los Estados Partes se han comprometido
también a garantizar el goce de esos derechos por todas las personas sometidas a su
jurisdicción. Este aspecto exige que los Estados Partes realicen actividades concretas
para que las personas puedan disfrutar de sus derechos.”71 La obligación de garantizar
genera de esta manera, obligaciones positivas por parte de los Estados de garantizar
el disfrute de los derechos y libertades en cuestión, a todas las personas dentro de su
jurisdicción. Se sigue de este deber jurídico fundamental y positivo, que los Estados
partes podrían también tener la necesidad de investigar efectivamente, enjuiciar y
sancionar las violaciones a los derechos y libertades.72
*****
El artículo 1 de la Convención Americana de Derechos Humanos utiliza
términos similares a los del artículo 2 del Pacto Internacional cuando afirma que los
Estados partes “se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos
71
Ver Observación General No. 3 (Artículo 2 – Aplicación del Pacto a nivel nacional), en NU doc. HRI/GEN/1/Rev.7,
Recopilación de las Observaciones Generales y Recomendaciones Generales Adoptadas por Órganos Creados en Virtud de Tratados de Derechos Humanos
(de aquí en adelante referidas como Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas), p. 140, párr. 1; énfasis añadido.
72
Ver por ejemplo, Comunicación No. 821/1998, Chongwe c. Zambia (Observación adoptada en el 25 de octubre del 2000), en
AGRO, A/56/40 (vol. II), p. 143, párrs. 7-8.
73
CADH, Abogados de Sans Frontières (en representación de Gaëtan Bwampamye) c. Burundi, Comunicación No. 231/99 decisión adoptada
durante la sesión ordinaria no. 28 del 23 de octubre – 6 noviembre del 2000, párr. 31 de la decisión que se encuentra en:
http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/231-99.html.
810 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna” (énfasis añadido).
Estos términos fueron interpretados por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Velásquez Rodríguez, el cual tenía que ver con la desaparición y
probable muerte del Sr. Velásquez a manos de miembros de la Oficina Nacional de
Investigación de Honduras y de las Fuerzas Armadas. Con relación a la obligación de
“respetar los derechos y libertades” reconocidos en la Convención, la Corte destacó
que “el ejercicio de la función pública tiene unos límites que derivan de que los derechos
humanos son atributos inherentes a la dignidad humana y, en consecuencia, superiores
al poder del Estado.” Esto también implica que “en la protección de los derechos
humanos, está necesariamente comprendida la noción de la restricción al ejercicio del
poder estatal.”74
Adicionalmente, la obligación de “garantizar” el libre y pleno ejercicio de los
derechos reconocidos en la Convención
“implica el deber de los Estados Partes de organizar todo el aparato
gubernamental y, en general, todas las estructuras a través de las cuales se
manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces de
asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos.
Como consecuencia de esta obligación los Estados deben prevenir,
investigar y sancionar toda violación de los derechos reconocidos por
la Convención y procurar, además, el restablecimiento, si es posible, del
derecho conculcado y, en su caso, la reparación de los daños producidos
por la violación de los derechos humanos.”75
La Corte añadió que:
“La obligación de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos
humanos no se agota con la existencia de un orden normativo dirigido
a hacer posible el cumplimiento de esta obligación, sino que comparta la
necesidad de una conducta gubernamental que asegure la existencia, en la
realidad, de una eficaz garantía del libre y pleno ejercicio de los derechos
humanos.”76
Lo que es “decisivo” al determinar si un derecho reconocido por la Convención
ha sido vulnerado es, en las palabras de la Corte, si la violación tuvo lugar “con el apoyo
o la tolerancia del poder público o si éste ha actuado de manera que la trasgresión se
haya cumplido en defecto de toda prevención o impunemente”.77
Los compromisos jurídicos de los Estados partes conforme al artículo 1 de
la Convención Americana, forman así una red clara de deberes de prevención, de
investigación, de punición y de reparación, dirigidos a la protección efectiva de los
derechos de la persona humana, deberes que serán desarrollados más adelante.
*****
74
Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia de julio 29, 1988, Serie C, No. 4, p.34, párr. 165.
75
Ibíd., p. 35, párr. 166.
76
Ibíd., p. 35, párr. 167.
77
Ibíd., p. 36, párr. 173.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 811
78
Corte Europea de DH, Caso Mahmut Kaya c. Turquía, sentencia 28 de marzo del 2000, párr. 85 del texto cómo está publicado en:
http://echr.coe.int/.
79
Ibíd., loc. cit; énfasis añadido.
80
Corte Europea de DH, McCann y Otros c. el Reino Unido, sentencia del 27 de septiembre del 1995, Serie A, No. 324, p. 49, párr. 161.
81
Corte Europea de DH, Caso Ozgur Gundem c. Turquía, sentencia 16 de marzo del 2000, párr. 42 del texto publicado en:
http://echr.coe.int/.
82
Corte Europea de DH, Caso Assenov y Otros c. Bulgaria, sentencia del 28 de octubre del 1998, Informes 1998-VIII, p. 3290, párr. 102.
812 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
el derecho al respeto a la vida privada y familiar del artículo 8,83 el derecho a la libertad
de expresión del artículo 10,84 y el derecho a la libertad de reunión y asociación.85 La
naturaleza y extensión de tales obligaciones dependen, sin embargo, del derecho que
se debate y los hechos del caso considerado.
Por último, debe anotarse que el deber de garantizar los derechos y libertades
reconocidos en el Convenio Europeo y sus Protocolos también puede conllevar un
deber jurídico de los Estados Contratantes de adoptar medidas positivas para asegurar
el respeto por esos derechos y libertades entre ciudadanos particulares.86
83
Corte Europea de DH, Caso Gaskin c. el Reino Unido, sentencia del 7 de julio del 1989, Serie A, No. 160, pp. 16-20, párrs. 41-49.
84
Ver por ejemplo, Corte Europea de DH, Caso Ozgur Gundem c. Turquía, sentencia del 16 de marzo del 2000, párr. 43, cómo está
publicada en: http://echr.coe.int/.
85
Corte Europea de DH, Caso Plataforma “Ärzte für das Leben” c. Austria, sentencia del 21 de junio del 1988, Serie A, No. 139, p. 12, párr. 32.
86
Corte Europea de DH, Caso X y Y c. Países Bajos, sentencia del 26 de marzo del 1985, Serie A, No. 91: En este caso el Gobierno tenía
una obligación positiva de garantizar el derecho efectivo de respetar la vida de una niña mentalmente discapacitada que había sido
violada, pero que era legalmente incapaz de entablar una acción penal en contra del presunto autor del delito; este vacío en la ley
interna constituyó violación al artículo 8 del Convenio Europeo, p. 14, párr. 30. Ver también Corte Europea de DH, Caso A. c. el Reino
Unido, sentencia del 23 de septiembre del 1998, Informes 1998- VI: en este caso, la legislación interna no proporcionó una protección
adecuada para un niño que había sido golpeado por su padre; “el hecho de no proporcionar protección adecuada” constituyó una
violación al artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, p. 2700, párr. 24.
87
Sobre el papel preventivo de la legislación que criminaliza ideas basadas en la superioridad racial, ver Comité para la Eliminación
de la Discriminación Racial, en NU doc, AGRO, A/56/18, p. 59, Párr. 349.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 813
plena independencia del Ejecutivo, porque la ley, sin importar cuán bien y elegantemente
fue redactada, solo tiene un impacto preventivo si los potenciales infractores saben que
serán procesados en las cortes por sus violaciones y delitos. En efecto, la segunda parte
de este capítulo ilustra algunos de los componentes fundamentales de la prevención,
a saber, la existencia de recursos judiciales internos efectivos y de una investigación
rápida, enérgica e imparcial de presuntas violaciones a los derechos humanos.
Sin embargo, en muchos casos la prevención efectiva también necesita
medidas sociales, administrativas, educativas y de otra clase como por ejemplo la
cooperación internacional y fronteriza,88 dependiendo de las necesidades, problemas
y circunstancias del país involucrado. Algunos ejemplos sobre prevención relativa
a ejecuciones, desapariciones y tortura, dados por los órganos internacionales de
supervisión, se dan más adelante.
88
Sobre la importancia de la cooperación con el propósito de prevenir el tráfico de mujeres, ver Comité para la Eliminación de la
Discriminación en contra de la Mujer, en NU doc. AGRO, A/55/38, p. 38, párr. 372.
89
Observación No. 20 (Artículo 7), en Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 174, párr. 8.
90
NU doc. AGRO, A/56/40 (Vol. I), p. 60, párr. 7.
91
Observación General No. 6 (art. 6), en Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 143, párr. 3.
92
Ibíd., p. 143, párr 4.
814 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
93
Comunicación No. 687/1996, Rojas García c. Colombia (Observación adoptada el 3 de abril del 2001) es NU doc. AGRO,
A/56/40 (vol. II), p. 54, párr. 12, y Comunicación No. 821/1998, Choungue c. Zambia (Observación adoptada en 25 de octubre del
2000), p. 143, párr. 7.
94
Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia de 29 de julio del 1988, Serie C, No. 4, p.36, párr. 174.
95
Ibíd., p. 36, párr. 175.
96
Corte IDH, Caso “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), sentencia de 19 de noviembre del 1999, Serie C, No. 63, p.40, párrs. 145-146.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 815
*****
En el caso Kaya v. Turquía, que se refería a la desaparición y subsiguiente
muerte seguida de tortura de la víctima, la Corte Europea de Derechos Humanos
formuló las siguientes consideraciones con relación a las obligaciones de Turquía
conforme al artículo del Convenio Europeo de Derechos Humanos, leído en armonía
con la prohibición de tortura del artículo 3:
“115. La obligación impuesta a las Altas Partes Contratantes conforme al
artículo 1… de garantizar a toda persona en su jurisdicción los derechos y
libertades reconocidos en el Convenio, tomada en conjunto con el artículo
3, implica que el Estado adopte medidas diseñadas para asegurar que las
personas en su jurisdicción no sean sujetas a tortura o tratos crueles,
inhumanos o degradantes, incluyendo los tratamientos crueles ejecutados
por particulares… La responsabilidad del Estado puede, por consiguiente,
estar comprometida cuando el marco de la ley no proporciona la adecuada
protección… O cuando las autoridades no adoptan medidas razonables
para evitar el riesgo de tratamiento cruel que ellos conocían o estaban en
el deber de conocer…
116. La Corte encuentra que las autoridades sabían o debían haber sabido
que Hasan Kaya corría el riesgo de ser un objetivo ya que era sospechoso
de proporcionar asistencia a miembros lesionados del PKK. La no
protección de su vida a través de medidas específicas y a través de fallas
generales en la estructura de la ley penal, pusieron a la víctima no sólo en
el peligro de ejecución extrajudicial sino también de malos tratos por parte
de personas que no respondían por sus actos. Se sigue que el Gobierno
es responsable por el trato cruel sufrido por Hasan Kaya después de su
desaparición y antes de su muerte”.98
Una conclusión importante de esta sentencia es que la obligación de prevenir
violaciones a los derechos humanos comprende medidas para proteger a las personas
de ser torturadas no solo por funcionarios del Estado sino también por personas
privadas. En términos simples el Estado no debe poner a una persona en una situación
en la que ella o él corran el riesgo de ser sujetos de un tratamiento contrario al artículo
3 del Convenio.
*****
Aunque las anteriores referencias y casos relacionados con la prevención
de violaciones a los derechos humanos, tienen que ver principalmente con delitos
particularmente serios como tortura, secuestro y privación arbitraria de la vida, la
obligación de prevenir las violaciones es igualmente aplicable a todos los derechos y
libertades fundamentales reconocidas por el derecho nacional e internacional.
97
Corte IDH, Caso Suárez Rosero, sentencia del 12 de noviembre del 1997, Serie C, No. 35, p.21, párr. 65.
98
Corte Europea de DH, caso Mahmut Kaya c. Turquía, sentencia del 28 de marzo del 2000, párrs. 115-116 del texto publicado en:
http://echr.coe.int/.
816 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 817
99
Ver por ejemplo, Comunicación No. R.1/4, W. Torres Ramírez c. Uruguay (Observación adoptada el 23 de julio del 1980), en NU
doc. AGRO, A/35/40, pp. 122.123, párr. 5.
100
Observación General No. 20 (Artículo 7), en Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 175, párr. 14.
101
Ibíd., loc. cit.
102
Ibíd.
818 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
la policía y otras fuerzas de la seguridad, que sea seguido, cuando sea pertinente, por el
sometimiento a juicio de los que aparezcan como responsables.”103
El Comité también expresó su preocupación en el caso de Trinidad y Tobago
por “la falta de recursos en la legislación interna, incluida la Constitución, para las
víctimas de discriminación según las circunstancias enunciadas en el párrafo 3 del
artículo 2 y el artículo 26 del Pacto. El Estado Parte debería asegurar la disponibilidad
de recursos para toda la gama de situaciones discriminatorias que se protegen en dichos
artículos”.104
*****
El artículo 13 de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes, requiere que cada Estado Parte velé:
“por que toda persona que alegue haber sido sometida a tortura en
cualquier territorio bajo su jurisdicción tenga derecho a presentar una
queja y a que su caso sea pronta e imparcialmente examinado por sus
autoridades competentes. Se tomarán medidas para asegurar que quien
presente la queja y los testigos estén protegidos contra malos tratos o
intimidación como consecuencia de la queja o del testimonio prestado.”
El Comité contra de la Tortura recomendó en este sentido que China
estableciera “un completo sistema… para revisar, investigar y tratar eficazmente
las quejas de maltrato realizado por quienes están en custodia de cualquier tipo”.105
También recomendó que Jordania “siga fortaleciendo sus medidas de protección de
los derechos de los detenidos y, especialmente, el acceso a jueces y abogados así como
al médico de su elección”.106 El acceso a abogados es, por supuesto, también esencial
con el fin de permitir a las personas detenidas reivindicar sus derechos. Así, el Comité
dio la bienvenida al establecimiento por parte del Ministerio Público Panameño “de un
‘buzón penitenciario’, que facilita el ejercicio por los internos de su derecho a formular
quejas o reclamos.”107
*****
El artículo 6 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación Racial también impone el deber a los Estados partes
de proporcionar “protección y recursos efectivos, ante los tribunales nacionales
competentes y otras instituciones del Estado, contra todo acto de discriminación racial
que, contraviniendo la presente Convención, viole [los] derechos humanos y libertades
fundamentales [de las personas]”. Sobre este punto, el Comité sobre la Eliminación de
la Discriminación Racial, recomendó que Sudan “continúe sus esfuerzos por establecer
un orden jurídico interno que dé pleno efecto a los artículos [4,5 y 6] de la Convención
y garantice eficazmente un igual acceso a los recursos a través de tribunales nacionales
competentes y otras instituciones del Estado en contra de actos de discriminación
racial”.108 Con respecto al artículo 6, también recomendó a Francia “reforzar la eficacia
103
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol I), p. 42, párr. 8.
104
Ibíd., p. 24, párr. 10.
105
NU doc. AGRO, A/51/44 p. 24, párr. 160.
106
NU doc. AGRO, A/51/44 p. 24, párr. 174.
107
NU doc. AGRO, A/53/44 p. 22, párr. 215.
108
NU doc. AGRO, A/56/18 p. 24, párr. 210.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 819
*****
Conforme al artículo 2(c) de la Convención sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer, los Estados Partes se comprometen a
“establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de igualdad
con los del hombre y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales competentes
y de otras instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo acto de
discriminación”. El Comité sobre la Eliminación de Discriminación contra la Mujer,
exhortó a Belarús a “crear recursos adecuados y de fácil acceso para reparar a la mujer
por actos de discriminación directa e indirecta, sobre todo en el medio del empleo
[y] a mejorar el acceso de la mujer a tales recursos, incluidos los tribunales, mediante
la prestación de asistencia letrada a la mujer y la difusión de conocimientos básicos
de derecho”.111 El Comité también recomendó a Camerún “proporcionar acceso a
recursos judiciales” para las mujeres sujetas a varias formas de violencia.112
*****
Finalmente, es interesante reseñar en este contexto, que la cuestión de los
recursos eficaces para las violaciones a los derechos humanos también fue tratada en
la Parte I, del párrafo 27, de la Declaración de Viena y Programa de Acción, en la cual
los Estados participantes estuvieron de acuerdo, en consenso, que:
“Cada Estado debe prever un marco de recursos eficaces para reparar las
infracciones o violaciones de los derechos humanos. La administración de
justicia, en particular los organismos encargados de hacer cumplir la ley y del
enjuiciamiento así como un poder judicial y una abogacía independientes,
en plena conformidad con las normas contenidas en los instrumentos
internacionales de derechos humanos, son de importancia decisiva para
la cabal realización de los derechos humanos sin discriminación alguna y
resultan indispensables en los procesos de democratización y desarrollo
sostenible.”113
109
NU doc. AGRO, A/55/18 p. 24, párr. 103.
110
Recomendación General No. XXV (Las dimensiones de la discriminación racial relacionadas con el género), en Recopilación de
Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 251 párr. 5 D.
111
NU doc. AGRO A/55/38, p. 37, párr. 360.
112
Ibíd., p. 55, párr. 50.
113
Ver NU doc. A/CONF.157/53.
820 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
El artículo 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos sobre el
derecho a protección judicial, estipula que:
“1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a
cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes,
que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun
cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de
sus funciones oficiales.
2. Los Estados Partes se comprometen:
(a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema
legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que
interponga tal recurso;
(b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
(c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de
toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso.”
La Corte Interamericana ha afirmado que el derecho, cómo está garantizado
en el artículo 25(1), “incorpora el principio, reconocido en el derecho internacional de
114
CADH, Amnistía Internacional (en representación de W. S. Banda y J. L. Chinula) c. Zambia, Comunicación No. 212/98, decisión adoptada el
5 de mayo del 1999, párrs. 60-61 del texto de la decisión cómo se publicó en:
http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/212-98.html.
115
CADH, Media Rights Agenda y Otros c. Nigeria, Comunicaciones Nos. 105/93, 128/94, 130/94 y 152/96, decisión adoptada el 31 de
octubre del 1998, párrs. 78 y 81 del texto de la decisión publicado en:
http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/105-93_128-94_130-94_152-96.html.
116
Ibíd., párr. 82.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 821
117
Corte IDH, Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre del 1987, Serie A, No. 9, p. 7, párr. 24.
118
Corte IDH, Caso Godínez Cruz c. Honduras, Excepciones Preliminares, Sentencia de 26 de junio del 1987, Serie C, No. 3, p. 17, párr. 93.
119
Corte IDH, Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre del 1987, Serie A, No. 9, p. 7, párr. 24.
120
Ibíd., p. 8, párr. 25.
121
Corte IDH, Caso Castillo Páez c. Perú, Sentencia de 3 de noviembre del 1997, Serie C, No. 34, p.21 , párrs. 81-82.
822 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
De manera importante, el artículo 7 de la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, también se encarga de
declarar los deberes de los Estados partes de proporcionar ayuda y recursos a las mujeres
que son sujeto de violencia, como por ejemplo el establecimiento de “procedimientos
legales justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a violencia, que incluyan,
entre otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso efectivo a tales
procedimientos” (art. 7(f)). Adicionalmente impone una obligación a los Estados partes
de “establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesarios para asegurar que
la mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento, reparación del daño
u otros medios de compensación justos y eficaces” (art. 7(g)).
*****
Finalmente, el artículo 13 del Convenio Europeo de Derechos Humanos
estipula que:
“Toda persona, cuyos derechos y libertades reconocidos en el presente
Convenio hayan sido violados, tiene derecho a un recurso efectivo ante
una instancia nacional, incluso cuando la violación haya sido cometida por
personas que actúen en el ejercicio de sus funciones oficiales.”
Este artículo ha sido interpretado en numerosas ocasiones y se han hallado
violaciones en aumento, particularmente en relación con la protección al derecho a
la vida. Un análisis de la jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos
muestra que los siguientes principios generales son de relevancia para la interpretación
del artículo 13 del Convenio Europeo:
122
Ibíd., pp. 21-22, párrs. 82-83.
123
Ibíd., p. 22, párr 84.
124
Corte IDH, Caso Blake c. Guatemala, Sentencia de 24 de enero del 1998, Serie C, No. 36, párr. 104.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 823
125
Corte Europea de DH, Caso Boyle y Rice c. el Reino Unido, sentencia del 27 de abril de 1988, Serie A, No. 131, p. 23, párr. 52.
126
Corte Europea de DH, Caso Silver y Otros, sentencia del 25 de marzo de 1983, Serie A, No. 61, p. 42, párr. 113(a); énfasis añadido.
127
Corte Europea de DH, Caso Boyle y Rice c. el Reino Unido, sentencia del 27 de abril de 1988, Serie A, No. 131, p. 23, párr. 52.
128
Corte Europea de DH, Caso Silver y Otros, sentencia del 25 de marzo de 1983, Serie A, No. 61, p. 42, párr. 113(b).
129
Ibíd., p. 42, párr. 113(c).
130
Corte Europea de DH, caso Mahmut Kaya c. Turquía, sentencia del 28 de marzo 2000, párr. 124 del texto publicado en:
http://echr.coe.int/.
131
Corte Europea de DH, Caso Silver y Otros, sentencia del 25 de marzo de 1983, Serie A, No. 61, p. 42, párr. 113(d).
824 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
132
Corte Europea de DH, Caso James y Otros, sentencia del 21 de febrero de 1986, Serie A, No.98, p. 47, párr. 85.
133
Corte Europea de DH, Caso Hentrich c. Francia, sentencia del 22 de septiembre de 1994, Serie A, No. 296-A, p. 24, párr. 65 y, de manera
similar, Corte Europea de DH, Caso Pudas c. Suecia, sentencia del 27 de Octubre de 1987, Serie A, No. 125-A, p. 17, párr. 43.
134
Corte Europea de DH, Caso X y Y c. Países Bajos, sentencia del 26 de marzo 1985, Serie A, No. 91, p. 15, párr. 36.
135
Entre varios casos, ver por ejemplo, Corte Europea de DH, caso Mahmut Kaya c. Turquía, sentencia del 28 de marzo del 2000, párr. 126.
136
Ibíd., loc. cit.
137
Ibíd., párr. 124.
138
Ibíd., párr. 126. Para casos sobre violaciones del artículo 13 relativas al derecho a la vida o a no ser torturado, ver también,
Corte Europea de DH, Caso Aksoy c. Turquía, sentencia del 18 de diciembre de 1996, Informes 1996-VI, pp. 2286-2287, párrs. 95-100, y Corte
Europea de DH, Caso Avsar c. Turquía, sentencia del 10 de julio de 2001, párrs. 421-431; para el texto de la decisión ver http://echr.coe.int.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 825
826 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
139
Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 174 párr. 8.
140
Comunicación No. 821/1998, R. Chongwe c. Zambia (Observación adoptada el 25 de octubre del 2000), en NU doc. AGRO,
A/56/40 (vol. II), p. 140, párr. 5.3.
141
Ibíd., loc. cit.
142
Ibíd., p.140, párr. 7.
143
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol I), pp. 41- 42, párr.6.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 827
en los artículos 6, 7 y 9 del Pacto, el Estado Parte debe dar una especial prioridad a
conducir con rapidez y eficacia las investigaciones para encontrar a los desaparecidos y
a los responsables de las desapariciones. El Estado Parte deberá también tomar todas
las medidas necesarias para prevenir la ocurrencia de estos actos, entre las cuales debe
estar la adopción de la ley que señala el artículo 45 de la Constitución.”144 El Comité
también estaba gravemente preocupado por las numerosas denuncias de ejecuciones
extrajudiciales en Venezuela y la falta de respuesta del Estado Parte frente a las mismas.
“El Estado Parte debe llevar a cabo las investigaciones pertinentes para identificar a
los responsables de las ejecuciones extrajudiciales y someterlos a juicio. El Estado
Parte deberá también tomar las medidas necesarias para prevenir la ocurrencia de estas
violaciones del artículo 6 del Pacto.”145
De manera similar, el Comité expresó preocupación por los informes de
ejecuciones extrajudiciales de prisioneros en República Dominicana “y de muertes a
manos de la Policía Nacional, de las fuerzas armadas y de la Dirección Nacional para
el Control de Drogas, como resultado del uso excesivo de la fuerza, así como de la
aparente impunidad de la cual gozarían.”. El Estado Parte debe por lo tanto,
“tomar medidas urgentes para que se respete el artículo 6 del Pacto y
para que los responsables de violar el derecho a la vida por él garantizado
sean investigados y sancionados, como así también reparadas las
consecuencias”.146
El Comité también notó con preocupación que la práctica de tortura era
extendida en la República Dominicana y que “no existe un órgano independiente
para investigar el importante número de quejas sobre las alegaciones de tortura y
de tratamientos crueles, inhumanos o degradantes ... El Estado parte debe adoptar
disposiciones urgentes para que se cumpla en todos sus extremos el artículo 7 del Pacto,
así como para que se investiguen sus violaciones a fin de que sus responsables sean
juzgados y sancionados por la justicia ordinaria y que se reparen las consecuencias”.147
Al comentar sobre la Ley de Punto Final aprobada en Argentina para dar
inmunidad por violaciones a los derechos humanos cometidos durante el régimen
militar, el Comité recomendó que violaciones graves a los derechos civiles y políticos
durante el régimen “deben ser perseguibles durante todo el tiempo necesario y con
toda la retroactividad necesaria para lograr el enjuiciamiento de sus autores” (ver más
adelante, subsección 3.7.1).148
*****
La Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes contiene obligaciones específicamente definidas relativas a la penalización
de actos de tortura y a investigaciones y procedimientos de denuncia. Conforme al
artículo 4(1) de la Convención, los Estados partes velarán por que todos los actos de
tortura, toda tentativa de cometerla y todo acto de cualquier persona que constituya
complicidad o participación en la tortura, constituyan delitos conforme a su legislación
penal. El artículo 4(2) estipula que los Estados partes “castigarán esos delitos con penas
144
Ibíd., loc. cit.
145
Ibíd., p. 42, párr. 7.
146
Ibíd., p. párr. 8.
147
Ibíd., p. párr. 9.
148
NU. doc. AGRO A/56/40 (vol. I), p. 30, párr. 9.
828 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
149
NU. doc. AGRO, A/56/44, p. 21, párr. 45(c).
150
Ibíd., p. 21, párr. 46 (b) y (c).
151
Ibíd., p. 33, párr. 73(b) y (c).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 829
*****
El artículo 2(b) y (c) de la Convención sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Contra la Mujer insta a los Estados partes a “adoptar
medidas adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las sanciones correspondientes,
que prohíban toda discriminación contra la mujer” y a “establecer la protección jurídica
de los derechos de la mujer sobre una base de igualdad con los del hombre y garantizar,
por conducto de los tribunales nacionales competentes y de otras instituciones públicas,
la protección efectiva de la mujer contra todo acto de discriminación”. Algunas de
estas disposiciones son aplicables a todas las formas de discriminación basadas en el
género, son especialmente importantes en el caso de todas las formas de violencia y
abuso en contra de la mujer.
Sobre este tema, el Comité para la Eliminación de Discriminación en contra
de la Mujer recomienda que los Estados partes en la Convención tomen,
“Medidas jurídicas eficaces, como sanciones penales, recursos civiles
e indemnización para protegerlas contra todo tipo de violencia, hasta
la violencia y los malos tratos en la familia, la violencia sexual y en el
hostigamiento en el lugar de trabajo”.155
Comentando sobre la situación en la República de Moldova, el Comité
enfatizó que la violencia contra la mujer, “incluyendo la violencia doméstica, constituye
una violación a los derechos humanos de la mujer conforme con la Convención”. Y le
pide al Gobierno, “que tome medidas para que el derecho penal sancione este tipo de
violencia con el rigor y la rapidez necesarios, y también para que las mujeres víctimas
de la violencia puedan obtener reparación y protección de inmediato.”156 El Comité
también exhortó a Uzbekistán para que garantice que las mujeres y las niñas que son
víctimas de violencia, incluyendo la violencia doméstica, “tengan medios inmediatos
de reparación y protección”.157
152
Ibíd., p. 35, párr. 76(c).
153
Ibíd., p, 42, párr. 97 (d).
154
Ibíd., p. 43, párr. 97(c).
155
Recomendación General No. 19 (Violencia contra la mujer), Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 285,
párr. 24 (t)(1).
156
NU doc. AGRO A/55/38, p. 59, párr. 102.
157
NU doc. AGRO A/56/38, p. 21, párr. 177.
830 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
158
Corte IDH, Caso “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), sentencia de 19 de noviembre del 1999, Serie C, No. p. 56, párr. 225.
159
Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia de 29 de julio del 1988, Serie C, No. 4, p.37, párrs. 176-177; énfasis añadido.
160
Ibíd., p. 37, párr. 178.
161
Ibíd., p. 37, párr. 179.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 831
que “El deber de investigar hechos de este género subsiste mientras se mantenga la
incertidumbre sobre la suerte final de la persona desaparecida”.162
En el caso Velásquez, la Corte decidió unánimemente que Honduras había
violado los artículos 4, 5 y 7 leídos junto con el artículo 1(1) de la Convención.163
Aunque el Gobierno puede llevar a cabo varios procedimientos judiciales
relativos a los hechos, ello todavía puede ser en violación de su obligación general de
investigar los delitos, consagrada en el artículo 1.1 de la Convención Americana. Esta fue
la situación en el caso Niños de la Calle, en el cual las personas responsables del secuestro
y ejecución de los niños no habían sido sancionadas porque “no han sido identificados ni
sancionados mediante actos judiciales que hayan sido ejecutados”. Esta sola consideración
fue suficiente para la Corte para concluir que Guatemala había violado el artículo 1(1) de
la Convención.164
*****
El deber de investigar, enjuiciar y sancionar las violaciones a los derechos
humanos es, por supuesto, igualmente válido para los Estados Contratantes del Convenio
Europeo de Derechos humanos. En varios casos, por ejemplo, la Corte Europea de
Derechos Humanos ha enfatizado la obligación de investigar en relación con el derecho
a la vida. Su jurisprudencia sobre este tema tan importante, fue bien resumida en el caso
Avsar, en el cual sostuvo:
“393. La obligación de proteger el derecho a la vida conforme el artículo 2 del
Convenio, leída en armonía con el deber general de los Estados consagrado
en el artículo 1 del Convenio de ‘reconocer a toda persona dependiente de su
jurisdicción los derechos y libertades definidos en (el) Convenio’, necesita, en
consecuencia, que exista alguna forma de investigación oficial eficaz cuando
las personas han sido ejecutadas como resultado del uso de la fuerza … El
propósito fundamental de tal investigación es asegurar la implementación de
la legislación interna que protege el derecho a la vida y, en aquellos casos que
involucran a agentes y órganos del Estado, garantizar que respondan por las
muertes ocurridas bajo su responsabilidad. La forma de investigación que
alcance esos propósitos puede cambiar dependiendo de las circunstancias.
Sin embargo, cualquier modo que sea empleado, las autoridades deben actuar
a su propio ritmo, una vez el asunto ha sido conocido por ellas. No pueden
dejar a la iniciativa del pariente, ya sea el interponer una denuncia formal o
asumir la responsabilidad por la conducción de cualesquiera procedimiento
de investigación…
394. Para que una investigación sobre una presunta ejecución extrajudicial
por parte de agentes del estado sea eficaz, se puede considerar necesario
que las personas que estén conduciendo la investigación sean independientes
de aquellas relacionadas con los hechos… La investigación debe ser
también efectiva en el sentido que sea capaz de arribar a la conclusión de
si la fuerza usada en esos casos fue justificada o no en las circunstancias…
y a la identificación y sanción de aquellos responsables… Esta no es una
162
Ibíd., p. 38, párr. 181; énfasis añadido.
163
Ibíd., pp. 38-39.
164
Corte IDH, Caso “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), sentencia de 19 de noviembre del 1999, Serie C, No. p. 56, párr. 228.
832 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
165
Corte Europea de DH, Caso Avsar c. Turquía, sentencia del 10 de julio del 2001, párrs. 393-395; para el texto de la decisión ver
http://echr.coe.int.
166
Ibíd., párr. 404.
167
Ibíd., párr. 408; énfasis añadido.
168
Ibíd., párr. 416.
169
Ibíd., párrs. 408 y 415.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 833
3.5.3 El papel de las víctimas durante las investigaciones y las actuaciones
ante las cortes
El papel de las víctimas o de sus parientes más cercanos es fundamental
durante las investigaciones y los procedimientos relativos a violaciones a derechos
humanos ante las cortes, y por supuesto, es particularmente importante durante las
investigaciones sobre las ejecuciones, tortura y otras formas de violencia, incluyendo
la violencia basada en el género, ya sea cometida por particulares o por funcionarios
estatales. En todo momento los jueces, fiscales y abogados, deben en ese sentido,
garantizar que las personas afectadas sean escuchadas siempre que sea apropiado
durante las investigaciones, así como durante las actuaciones ante los jueces. El trauma
sentido por los miembros de la familia de personas desaparecidas, es profundo. Su
angustia al no saber la suerte de sus seres amados es profunda y tiene un impacto
marcado y duradero en sus vidas. Las profesiones jurídicas deben por consiguiente
mostrar cortesía y entendimiento por los sentimientos y reacciones de las personas
enfrentadas a semejante tragedia humana y su necesidad de saber qué pasó con sus
familiares desaparecidos.
En el caso los Niños de la Calle, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
resaltó con relación al deber de investigar que
“del artículo 8 de la Convención se desprende que las víctimas de las
violaciones de los derechos humanos, o sus familiares, deben contar con
amplias posibilidades de ser oídos y actuar en los respectivos procesos,
tanto en procura del esclarecimiento de los hechos y del castigo de los
responsables, como en busca de una debida reparación.”170
La negativa de procesar denuncias particulares, acciones de habeas corpus o
denuncias civiles o de otra clase, y la negativa de iniciar investigaciones sobre presuntas
violaciones a los derechos humanos y, cuando fuese apropiado, de interponer acciones
penales u otros procedimientos contra aquellos responsables de esas violaciones, hacen
claramente imposible para las víctimas o sus familiares ejercer su derecho “a ser oídos
y a tramitar sus acusaciones ante un tribunal independiente e imparcial.”171 Semejante
falla socava el derecho a un recurso eficaz, no solo de la víctima, sino también la
confianza que las personas y el público en general deberían tener en su sistema de
justicia y en el estado de derecho en general.
170
Corte IDH, Caso “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), sentencia de 19 de noviembre del 1999, Serie C, No. p. 57, párr. 227.
171
Ibíd., p.57, párr. 229.
834 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Con el fin de cumplir con su deber, los Estados deben llevar a cabo
investigaciones rápidas y eficaces sobre presuntas violaciones a los derechos
humanos. Tal deber tiene una importancia particular cuando las denuncias
tienen que ver con el derecho a la vida y el derecho a no ser sujeto a tortura y
otras formas de malos tratos, incluyendo la violencia basada en el género, así
como la violencia que se origina en otras formas de discriminación.
El deber de investigar es uno de los medios y no el único e implica, entre otras
cosas, que:
• lsaber,
a investigación debe ser llevada a cabo por un órgano independiente, a
un órgano diferente al implicado en las presuntas violaciones;
• ladquiera
a investigación debe iniciarse por el Estado en el mismo momento en que
conocimiento de los presuntos hechos, y por lo tanto no depende
de las medidas tomadas o de las pruebas aportadas por la víctima o sus
familiares;
• lsalen
as investigaciones que no tengan cómo propósito establecer la verdad, se
del deber de investigar eficazmente las violaciones a los derechos
humanos;
• edesapariciones,
n el caso de graves violaciones a los derechos humanos, tales como las
el deber de investigar y enjuiciar dura lo que sea necesario
para dispersar la incertidumbre sobre lo sucedido a las víctimas.
La víctima de violaciones a los derechos humanos o sus familiares, juegan un
papel fundamental en las investigaciones y durante las actuaciones relativas
a las violaciones en cuestión ante los jueces. Ella o él deben tener amplia
oportunidad de ser oídos y de tener una parte activa en el proceso penal.
Los jueces, fiscales y abogados deben mostrar cortesía y entendimiento hacía
las víctimas de violaciones a los derechos humanos y deben ser especialmente
sensibles al trauma ocasionado por las desapariciones y otros abusos serios de
los derechos humanos.
La negativa a investigar violaciones a los derechos humanos de manera
rápida y eficaz, pone en riesgo el derecho de la víctima a la reparación por
sus sufrimientos y socava el principio de legalidad, incluyendo la confianza
pública en el estado de derecho.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 835
172
Comunicación No. 857/1999, Blazek y Otros c. La República Checa (Observación adoptada el 12 de julio del 2001), en NU doc.
AGRO, A/56/40 (vol. II), p. 173, párr. 7.
173
Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez c. Honduras, Indemnización Compensatoria (art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia de 21 de julio del 1989, Serie C. No. 7, p. 12, párr 54.
836 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
En el nivel americano, la cuestión de qué constituiría “una indemnización
justa” a los familiares del señor Velásquez Rodríguez se suscitó en el caso Velásquez
Rodríguez. La Corte Interamericana concluyó que, debido a que la desaparición del
señor Velásquez no era una muerte accidental sino “el resultado de graves hechos
imputables a Honduras”, el monto de la indemnización no podía “apoyarse en
prestaciones tales como el seguro de vida, sino que debe calcularse un lucro cesante de
acuerdo con los ingresos que habría de recibir la víctima hasta su posible fallecimiento
natural”.178 Sin embargo la Corte distinguió entre dos situaciones: por un lado, la
situación de la víctima, quién está afectada de “incapacidad total y absoluta”, en cuyo
caso “la indemnización debe comprender todo lo que dejó de percibir con los ajustes
correspondientes según su expectativa probable de vida”,179 y, por el otro, una situación
en la cual los beneficiarios son miembros de la familia, que tienen, en principio, “la
posibilidad actual o futura de trabajar o tener ingresos por sí mismos”.180 En esta
última situación, no sería correcto “atenerse a criterios rígidos, (…) sino hacer una
apreciación prudente de los daños, vistas las circunstancias de cada caso”.181
Sobre la cuestión de la indemnización de los daños morales sufridos por los
miembros de la familia del Sr. Velásquez, la Corte halló que estos daños resultaban
“principalmente de los efectos psíquicos que han sufrido los familiares”, y que se
daban “especialmente por las características dramáticas de la desaparición forzada de
personas”.182 Los daños morales fueron demostrados “en los documentos periciales
y en la declaración rendida por un doctor en Psiquiatría”. Sobre estas bases, la Corte
encontró que la desaparición del señor Velásquez generó “consecuencias psíquicas
174
Ver por ejemplo, entre varios casos, Corte Europea de DH, caso Mahmut Kaya c. Turquía, sentencia del 28 de marzo del 2000, párrs
133-139 del texto publicado en: http://echr.coe.int/ y Corte Europea de DH, caso Price c. el Reino Unido, sentencia del 19 de junio del 2001,
párr 34 del texto publicado en: http://echr.coe.int/.
175
Corte Europea de DH, caso Mahmut Kaya c. Turquía, sentencia del 28 de marzo 2000, párrs 133-139 del texto publicado en:
http://echr.coe.int/.
176
Ibíd., párrs. 140-142.
177
Ibíd., párr. 135.
178
Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez c. Honduras, Indemnización Compensatoria (art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia de 21 de julio del 1989, Serie C. No. 7, p. 11, párr 46.
179
Ibíd., p. 11, párr. 47.
180
Ibíd., p. 11, párr. 48.
181
Ibíd., loc. cit.
182
Ibíd., p. 12, párr. 50.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 837
nocivas en sus familiares inmediatos, las que deben ser indemnizadas bajo el concepto
de daño moral”.183 Por consiguiente, se ordenó al Estado pagar la compensación.
*****
Debido a que el estatus de los órganos internacionales de supervisión
no es siempre estrictamente judicial, éstos no tienen competencia como tal, para
otorgar indemnización por daños. En las opiniones que adopta conforme al Protocolo
Opcional al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Comité de Derechos
Humanos se limita, en consecuencia, a exhortar a los Gobiernos responsables por
violaciones a los derechos humanos, en términos generales, a pagar la indemnización
por los prejuicios sufridos sin especificar el monto a ser pagado.184
3.6.2 Rehabilitación
En muchos casos, tales como cuando una persona ha sido víctima de tortura
u otras formas de malos tratos o violencia basada en el género, puede haber una
necesidad, además de la indemnización económica, de medidas de rehabilitación tanto
de naturaleza física como psicológica. Como se observó en la subsección precedente,
el artículo l4(1) de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes impone explícitamente a los Estados partes otorgar
reparación a las víctimas de tortura “incluidos los medios para su rehabilitación lo más
completa posible”.
El Comité contra la Tortura expresó preocupación, con referencia a
Camerún, por la “falta de disposiciones legislativas que garanticen la indemnización y
la rehabilitación de las víctimas de tortura, en violación de las disposiciones del artículo
14 de la Convención”. Recomendó por consiguiente que el Estado Parte introdujera
“en la legislación un mecanismo que permita indemnizar y rehabilitar completamente a
las víctimas de la tortura”.185 El Comité también recomendó, con referencia a Brasil, que
se adoptaran medidas “para reglamentar e institucionalizar el derecho de las víctimas
de la tortura a una indemnización justa y adecuada a expensas del Estado, así como
para establecer programas dirigidos a su readaptación física y mental en la medida más
completa posible”.186
La rehabilitación para las víctimas de abuso también está prevista en el artículo
39 de la Convención sobre los Derechos del Niños, según el cual
“Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para
promover la recuperación física y psicológica y la reintegración social de
todo niño víctima de: cualquier forma de abandono, explotación o abuso;
tortura u otra forma de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes;
o conflictos armados. Esa recuperación y reintegración se llevarán a cabo
en un ambiente que fomente la salud, el respeto de sí mismo y la dignidad
del niño.”
Ver por ejemplo, Comunicación No. 107/1981, Quintero c. Uruguay (Observación adoptada el 21 de julio de 1983.), en NU doc.
184
838 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Sobre las bases de este artículo, el Comité sobre los Derechos del Niño
recomendó que la Antigua República Yugoslava de Macedonia “establezca con urgencia
programas apropiados con miras a la recuperación física y psicológica y la reintegración”
de los niños víctimas de delitos.187 El Comité resaltó que las medidas de rehabilitación
para los niños son particularmente importantes en tiempos de guerra.188
Las mujeres que han sido objeto de tráfico constituyen otro grupo de
víctimas de violaciones a los derechos humanos que pueden necesitar rehabilitación. El
Comité de Derechos humanos recomendó que Venezuela estableciera programas de
rehabilitación para víctimas de tráfico de mujeres.189 El Comité para la Eliminación de
la Discriminación contra la Mujer, también ha recomendado que los Estados adopten
“medidas de protección, entre ellas refugios, asesoramiento, rehabilitación y servicios
de apoyo para las mujeres que son víctimas de violencia o que se encuentren en peligro
de serlo”.190
*****
En el nivel regional, la necesidad de medidas de rehabilitación para mujeres
sujetos de violencia está reconocida en el artículo 8 de la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, según el cual los
Estados partes “convienen en adoptar, en forma progresiva, medidas específicas, para
… ofrecer a la mujer objeto de violencia acceso a programas eficaces de rehabilitación
y capacitación que le permitan participar plenamente en la vida pública, privada y
social”.
187
NU doc. CRC/C/94, Comité sobre los Derechos del Niño: Informe sobre el 23 período de sesiones (2000), párrs. 286-287.
188
Ibíd., ver en relación con Sierra Leona, párrs. 185-190.
189
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 52, párr. 16.
190
Recomendación General No. 19 (Violencia contra la mujer), en Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, p. 286,
párr. 24 (t) (iii).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 839
191
Ver NU doc. E/CN.4/2000/3, Las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Informe de la Relatora Especial, Sra.
Asma Jahangir, p. 31, párr. 87.
192
Comunicación No. 322/1988, H. Rodríguez c. Uruguay (Observación adoptada el 19 de julio del 1994), en NU doc. AGRO,
A/49/40 (vol. II), p. 20, párr. 12.4.
840 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
El Comité contra la Tortura expresó preocupación por la persistencia en
Guatemala
“de la impunidad de los delitos en general y de las violaciones de los derechos
humanos en particular, fomentada por el reiterado incumplimiento del
deber de los órganos del Estado encargados de prevenirlos, investigarlos y
sancionarlos. Impunidad que afecta tanto a la mayor parte de las violaciones
ocurridas durante el conflicto armado interno como a las consumadas con
posterioridad a los acuerdos de paz.”195
Con el fin de mejorar la situación, el Comité realizó varias recomendaciones
al Estado parte, las cuales se referían, entre otras, al fortalecimiento de la autonomía e
independencia de la judicatura y de la Fiscalía General y a la prohibición de envolvimiento
del ejército en la seguridad pública y la prevención del delito.196
*****
El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial señaló los esfuerzos
realizados por Ruanda “con el fin de prevenir la impunidad para los responsables de
genocidio y otras violaciones a los derechos humanos y para enjuiciar a aquellos más
responsables por esos hechos”. El Comité siguió preocupado, sin embargo, por el
hecho de que la impunidad prevalecía en el país “en algunos casos relativos a actos
ilegales cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad”. Por ende, exhortó al
193
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), pp. 30-31, párr. 9.
194
Ibíd., p. 61 , párr. 11.
195
NU doc. AGRO, A/56/44, p. 33, párr. 73(b).
196
Ibíd., ver, párrs. 74.73.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 841
*****
Además, se desprende claramente de la jurisprudencia regional,
que la impunidad no puede ser permitida para las violaciones a los
derechos humanos cometidas por particulares. El deber de los Estados
de investigar, enjuiciar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos,
también se extiende a las violaciones cometidas por particulares, por lo menos cuando
el Gobierno en cuestión sabía o debía haber sabido sobre esos actos ilegales.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha aclarado así, que un
Estado Parte en la Convención Americana de Derechos Humanos está “obligado a
investigar toda situación en la que se hayan violado los derechos humanos protegidos
por la Convención” y que, cuando no lo hace, “ha incumplido el deber de garantizar su
libre y pleno ejercicio a las personas sujetas a su jurisdicción”. Para la Corte,
“Lo mismo es válido cuando se tolere que los particulares o grupos de
ellos actúen libre o impunemente en menoscabo de los derechos humanos
reconocidos en la Convención.”198
El caso Mahmut Kaya c. Turquía, evidencia que la Corte Europea de Derechos
Humanos puede responsabilizar a los Gobiernos por las violaciones a los derechos
humanos cometidas por particulares, por lo menos hasta el punto de que las
autoridades tengan conocimiento de tales actos o “debieran haber estado concientes
de la posibilidad” de que tales actos se cometiesen por personas o grupos de personas
“que actuaran con el conocimiento o la aquiescencia de elementos de las fuerzas de
seguridad”.199
*****
Como se desprende de los casos y afirmaciones seleccionadas, la impunidad
para violaciones graves a los derechos humanos tales como ejecuciones arbitrarias,
secuestro, desapariciones, tortura y otras formas de tratamiento inhumano, es
estrictamente ilegal conforme al derecho internacional de los derechos humanos. Este
capítulo ha puesto en claro que los Estados tienen efectivamente un deber jurídico
de garantizar la protección de los derechos humanos de toda persona, incluyendo,
en particular, el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad. Los Estados que no
cumplan este deber en el nivel interno, podrían tener que asumir responsabilidad
internacional ante los órganos internacionales de supervisión.
197
NU doc. AGRO, A/55/18, p. 32, párrs. 141 y 144.
198
Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia de 29 de julio del 1988, Serie C, No. 4, p.37, párr. 176.
199
Corte Europea de DH, caso Mahmut Kaya c. Turquía, sentencia del 28 de marzo del 2000, párr. 91 del texto publicado en:
http://echr.coe.int/.
842 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 843
5. Observaciones Finales
Este capítulo se ha enfocado, en primer lugar, en la protección y reparación
para las víctimas del delito y, en segundo lugar, en la protección y reparación para las
víctimas de violaciones a los derechos humanos. Aunque el derecho internacional tiene
alguna falta de normas relativas a las víctimas de la delincuencia común, lo opuesto es
cierto para las víctimas de violaciones a los derechos humanos. En esta área, numerosas
disposiciones jurídicas y una jurisprudencia exhaustiva, proporcionan una rica fuente
de conocimiento e inspiración para las profesiones jurídicas.
844 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 845
846 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
......... Capítulo 16
LA ADMINISTRACIÓN
DE JUSTICIA EN ESTADOS
DE EXCEPCIÓN......................
Objetivos de Aprendizaje
• Fdeben
amiliarizar a los participantes del curso con las reglas específicas que los Estados
seguir para suspender obligaciones internacionales de derechos humanos
• Pserroporcionar
suspendidos
información acerca de los derechos y las obligaciones no susceptibles de
• Fderechos
amiliarizar a los participantes con los principios básicos necesarios para suspender
• Cquereardesempeñan
conciencia entre los jueces, fiscales y abogados acerca de la función esencial
como pilares de la ejecución del estado de derecho, incluyendo la
protección de derechos humanos en estados de excepción
• Estimular la discusión y conciencia respecto de las medidas alternativas para la
resolución de conflictos
Preguntas
• ¿pleno
Es posible en el sistema legal en el cual usted trabaja, derogar o suspender, el goce
de los derechos humanos y las libertades fundamentales?
• S- ¿Bajo
i su respuesta es afirmativa:
que circunstancias puede efectuarse?
- ¿Cuál organismo decide al respecto?
- ¿Qué derechos pueden ser afectados por una decisión que suspenda el pleno goce de
los mismos?
• Si un estado de emergencia/estado de excepción/ley marcial, etc. es declarado en el
país en el cual usted trabaja, ¿qué recursos se encuentran disponibles para
- debatir la decisión de declarar el estado de emergencia/estado de excepción/ley
marcial, etc.?
- debatir la decisión de derogar o suspender el pleno goce de derechos humanos
específicos?
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 847
Preguntas (Cont. d)
- examinar el pleno goce de los derechos no susceptibles de ser suspendidos?
- edebatir la necesidad de aplicar una medida de emergencia en un caso específico
(p. ej. la privación extrajudicial de la libertad de una persona sospechosa de
terrorismo)?
• En su criterio, ¿cuál es o debería ser la finalidad de la declaración de un estado de
excepción y de la suspensión de obligaciones de derechos humanos?
• En su criterio ¿por qué la suspensión del goce pleno de los derechos humanos y las
libertades fundamentales podría ser necesaria para enfrentar una situación severa de
crisis?
• ¿Existe, en su opinión, alguna razón por la que suspender el pleno goce de
algunos derechos humanos para enfrentar una situación severa de crisis, podría ser
contraproducente para un Gobierno?
• En su opinión, ¿cree que algunos derechos humanos pueden ser particularmente
vulnerables en situaciones de crisis?
• En su criterio, ¿cree que existen otros medios diferentes al de suspender la aplicación
de las obligaciones de derechos humanos, que permitan a los Estados enfrentar
constructivamente una situación severa de crisis?
Instrumentos Regionales
• Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, 1981
• Convención Americana sobre Derechos Humanos, 1969
848 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
• C1994
onvención Interamericana sobre la Desaparición Forzada de Personas,
• CFundamentales,
onvenio Europeo para la Protección de los Derechos y Libertades
1950
• Carta Social Europea, 1961, y Carta Social Europea (Revisada) 1996
1. Introducción
1.1 Observaciones introductorias generales
El presente capítulo proporciona alguna información básica acerca de los
principios legales en el derecho internacional de los derechos humanos que rigen el
derecho de los Estados para tomar medidas que les permitan suspender sus obligaciones
en situaciones de emergencia.
Es un hecho innegable de la vida que muchos Estados estarán, en algún
momento, enfrentados a serias situaciones de crisis, tales como guerras u otros tipos de
serios trastornos sociales, y que en tales situaciones pueden considerar necesario, a fin
de restaurar la paz y el orden, limitar el ejercicio de derechos y libertades individuales
y, posiblemente, incluso suspender por completo su goce. El resultado podría ser
desastroso, no sólo para las personas afectadas por las restricciones sino también para
la paz y la justicia en general.
Los redactores del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos,
que habían aprendido sus lecciones durante una guerra larga y devastadora, sabían muy
bien que el reconocimiento de los derechos humanos para todas las personas es la base
de “la libertad, la justicia y la paz en el mundo”.1 Sin embargo, ellos no estaban, desde
luego, abstraídos de los serios problemas que pueden desarrollarse en un país y que
pueden poner en peligro su existencia. Por lo tanto, después de copiosos debates – y
solo después de incluir protecciones en contra de abusos –, incluyeron
una disposición que autoriza a los Estados Partes para recurrir al uso de medidas
de suspensión con base en puntuales y estrictas condiciones (art. 4). Disposiciones
similares fueron incluidas en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (art.
27) y en el Convenio Europeo de Derechos Humanos (art. 15). Al contrario del Pacto
Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que solo contiene
1
Primer párrafo del preámbulo del Pacto, que es idéntico al del Pacto Internacional sobre Derechos Económicos , Sociales y
Culturales.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 849
850 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
tiempos de normalidad. De otro lado, las llamadas suspensiones, están diseñadas para
situaciones de crisis, particularmente serias, que requieren la introducción de medidas
extraordinarias.
Las suspensiones, por tanto, también han sido llamadas “limitaciones
extraordinarias” sobre el ejercicio de los derechos humanos. En efecto, examinándolo
más de cerca, parecería que las limitaciones ordinarias sobre el ejercicio de derechos
humanos y las limitaciones extraordinarias, bajo la forma de suspensiones, “están
estrechamente ligadas y… antes que ser dos categorías distintas de limitaciones, forman
un continuum legal”.2 Este vínculo entre las limitaciones ordinarias y extraordinarias
sobre los derechos humanos es evidenciado, aún más, por el hecho de que, como será
expuesto infra en la subsección 2.3.2, mientras que algunos derechos pueden ser objeto
de limitaciones más estrictas durante situaciones de emergencia, dichas limitaciones
no pueden aniquilar la esencia de los derechos inherentes a la persona humana. En
otras palabras, en todo tiempo tiene que existir una continuidad respecto de la esencia
legalmente protegida de un derecho. Este es un hecho importante para todos los
miembros de las profesiones legales, quienes deben tenerlo presente al momento de
afrontar asuntos relacionados con poderes de emergencia que pueden interferir con el
goce eficaz de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
2
Ver Anna-Lena Svensson-McCarthy, International Law of Human Rights and States of Exception – With Special Reference to the
Travaux Préparatoires and Case-Law of the International Monitoring Organs (La Haya/Bostón/Londres, Martinus Nijhoff Publishers, 1998)
(International Studies in Human Rights, vol. 54), pp. 49 y 721 (en adelante referido como Svensson-McCarthy, The International Law of
Human Rights and States of Exception).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 851
3
CADHP, Commission Nationale des Droits de l’Homme et des Libertés c. Chad, Comunicación No. 74/92, decisión adoptada durante la
Décimo Octava Sesión Ordinaria, octubre de 1995, párr. 40 del texto de la decisión como aparece publicada en: http://www.up.ac.za/chr/.
4
Ibid., loc. cit.
852 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
ciudadanos, y de llevar a cabo las investigaciones sobre los asesinatos”.5 La Guerra civil
no podría ser, por tanto, usada como un escudo para fallar en el cumplimiento de las
obligaciones que impone la Carta Africana, y Chad, se sostuvo, ha violado los artículos
4, 5, 6, 7 y 9.6
5
Ibid., párr. 41.
6
Ibid., párr. 41-54.
7
Respecto del artículo 4(1) (en ese entonces artículo 3(1)), como fue adoptado, ver NU doc. E/2256 (E/CN.4/669), Informe de
la sesión octava de la Comisión de Derechos Humanos, 1952, anexo I, p. 47. Para una descripción histórica más completa acerca de
la elaboración de la noción de emergencia en el artículo 4 del Pacto, ver Svensson-McCarthy, The International Law of Human Rights and
States of Exception, pp. 200-217.
8
Ver NU doc. E/CN.4/AC.1/4, anexo 1, p. 7 (art. 4) y p. 6 (art. 2). El artículo 4(1) de la propuesta decía: “En tiempo de guerra o
de otra emergencia nacional, un estado puede tomar medidas que suspendan sus obligaciones bajo el Artículo 2 anterior en la medida
estrictamente limitada a las exigencias de la situación”.
9
NU docs. E/CN.4/AC.3/SR.8, p. 11 (Grupo de Trabajo), y E/CN.4/SR.42, p. 5 (Comisión, declaración del representante del
Reino Unido y voto).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 853
10
NU doc. E/CN.4/82/Rev.1, Comentarios de los Gobiernos sobre el Proyecto de la Declaración Internacional de los Derechos
Humanos, Proyecto del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos y la cuestión de la Aplicación, p. 22 (Estados Unidos de
América), y p. 5 (Países Bajos Holanda).
11
NU doc. E/CN.4/SR.126, p. 3.
12
Ibid., p. 6.
13
NU doc. E/CN.4/SR.127, p. 7.
14
NU doc. E/CN.4/SR.126, p. 8.
15
NU doc. E/CN.4/SR.127, p. 7.
16
NU docs. E/CN.4/SR.126, p. 8 (India), E/CN.4/SR.127, p. 6 (Egipto), p. 3 (Chile), p. 3 (Estados Unidos de América) y p. 5
(Filipinas).
854 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
pública” era, de acuerdo con el Líbano, “muy vago [y] podría dar lugar a interpretaciones
que llegaran mucho más lejos que… lo pretendido”.17
Durante la sexta sesión de la Comisión en 1950, Uruguay expresó su apoyo a
la disposición de suspensión, “a pesar de los serios problemas que esta suscitaba”, toda
vez que “establece un nuevo principio de derecho internacional – el de la responsabilidad
de los Estados respecto de los miembros de la comunidad de naciones con ocasión
de cualquier medida de suspensión de derechos humanos y libertades fundamentales”.
Este principio, además, estaba “establecido en la mayoría de las legislaciones nacionales
en virtud de las cuales el ejecutivo era responsable por las medidas que adoptara y
que suspendieran las garantías constitucionales”.18 Chile, entonces, retiró su apoyo al
artículo 4 y propuso su eliminación ya que este estaba “redactado en unos términos de
tal indefinición que podría permitir cualquier clase de abuso”. En la opinión de Chile,
conceptos como “seguridad nacional” y “orden público”, como aparecían contenidos
en algunos artículos, “abarcaban suficientemente todos los casos que podrían surgir
en tiempo de guerra o de otra calamidad”.19 Francia discrepó de esto y solicitó que
se mantuviera la disposición de suspensión puesto que era “esencial para el pacto
incluir una lista de artículos que nunca pudieran ser objeto de suspensión”. Una
lista así era necesaria “para prevenir abusos por parte de regímenes dictatoriales”.20
Francia, entonces, propuso la inserción de “la cláusula relativa a la proclamación
oficial” de la emergencia pública con el objeto de prevenir que los Estados “suspendan
arbitrariamente las obligaciones que el Pacto les impone cuando tal acción no estuviera
justificada por los acontecimientos”.21
En la misma sesión, la Comisión finalmente decidió conservar el artículo 4
en el proyecto del Pacto y, además, decidió reemplazar los términos “En tiempo de
guerra u otra emergencia pública que amenace los intereses de las personas” por “En
el evento de un estado de emergencia oficialmente proclamado por las autoridades o
en el caso de desastre público”.22
La última discusión sustantiva de la Comisión acerca de la disposición de
suspensión tuvo lugar en la octava sesión en 1952, cuando, como lo sugirió el Reino
Unido, se decidió cambiar los términos del primer párrafo el cual entonces iba a decir
“En situaciones excepcionales que pongan en peligro la vida de la nación”. Ante la
sugerencia de Francia, se decidió además agregar el requisito de proclamación oficial
a fin de evitar “acciones arbitrarias y abusos”. Esta cláusula había estado ausente de
la enmienda del Reino Unido.23 Chile también indicó, de manera importante, que “es
difícil dar una definición legal precisa de la vida de la nación [pero] era significativo que
el texto no hiciera relación a la vida del gobierno o del Estado.”24
*****
17
NU doc. E/CN.4/SR.126, pp. 6 y 8.
18
NU doc. E/CN.4/SR.195, p. 11, párr. 52.
19
Ibid., p. 13, párrs. 63-64.
20
Ibid., p. 14, párr. 69.
21
Ibid., p. 16, párr. 82.
22
Ibid., p. 18, párr. 97, en comparación con NU doc. E/CN.4/365, p. 20. Para el texto completo, ver NU doc. E/1681 (E/
CN.4/507), Informe de la sesión sexta de la Comisión de Derechos Humanos, 27 de marzo – 19 de mayo del 1950, anexos, p. 15 (en
ese entonces el artículo de suspensión estaba contenido en el artículo 2).
23
Ver NU docs. E/CN.4/L.211 (Enmienda francesa) y E/CN.4/SR.330, p. 7.
24
NU doc. E/CN.4/SR.330, p. 4.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 855
*****
En términos generales, las discusiones tuvieron un grado de dificultad menor
en el nivel regional y las divisiones fueron superadas más fácilmente.
El concepto de emergencia contenido en el artículo 27(1) de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos aparece expresado de manera diferente en
los sistemas universales y europeo. Antes que referirse a la amenaza a “la vida de la
nación”, la Convención autoriza las suspensiones “en caso de guerra, de peligro público
o de otra emergencia que amenace la independencia o seguridad del Estado Parte”.
El proyecto de artículo de suspensión entregado a la Convención Interamericana
Especializada sobre Derechos Humanos, llevada a cabo en San José, Costa Rica, en
1969, no contiene referencia alguna a “peligro público”.25 Sin embargo, durante la
Conferencia, El Salvador propuso modificar el texto de modo que tuviera insertos los
términos “u otra calamidad pública” porque, en su opinión, se trataba de “una situación
que podía presentarse aunque no necesariamente constituyera una amenaza para la
seguridad interior o exterior”.26 La enmienda fue adoptada aunque posteriormente
el texto fue modificado por “de peligro público”.27 Durante la Conferencia, México
propuso eliminar la referencia al principio de consistencia con otras obligaciones
internacionales, el principio de no discriminación y el principio de derechos no
susceptibles de suspensión. La propuesta Mexicana fue rechazada.28
*****
25
OAS doc. OEA/Ser.K/XVI/1.2, Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, San José, Costa Rica, 7-22 de
noviembre de 1969, Actas y Documentos, OAS, Washington D.C., p. 22.
26
Ibid., p. 264.
27
Ibid., p. 319.
28
Ibid., pp. 264-265.
856 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
A juzgar por los travaux préparatoires, la elaboración y adopción final del artículo
15 se desenvolvieron, relativamente, sin mayores acontecimientos. Como ocurrió con
el Pacto, el Reino Unido propuso que una disposición de suspensión fuera insertada en
el proyecto del Convenio.29 El proyecto anterior preparado por la Asamblea Consultiva
del Consejo de Europa, no contenía disposición alguna de suspensión sino, únicamente,
una disposición general de limitación.30 Posteriormente, el Comité de Expertos al que
se había confiado la tarea de elaborar un convenio, presentó dos alternativas al Comité
de Ministros del Consejo de Europa. Una de las alternativas contenía una enumeración
simple de los derechos a ser protegidos, mientras que la segunda definía los derechos
con algún detalle, adjuntando específicas disposiciones de limitación a cada derecho
relevante. Sin embargo, una disposición de suspensión había sido insertada en las dos
alternativas.31 No existe registro de ninguna crítica a la inclusión de una disposición de
suspensión en la versión que fue adoptada finalmente, a saber, la versión que, más que
simplemente enumerar, definió los derechos a ser protegidos. No obstante, Francia
e Italia desaprobaron la disposición de suspensión en la versión que contenía una
enumeración simple de derechos, en tanto que esto sería “contrario al sistema”. Otros
miembros del Comité de Expertos consideraron que también era importante conservar
la disposición pertinente en ese contexto,
“ya que tenía la ventaja de excluir, aún en el caso de guerra o amenaza a la
vida de la nación, cualquier suspensión de ciertos derechos fundamentales,
y porque el procedimiento establecido en el párrafo 3 podría probar
ser útil para la protección de derechos humanos en circunstancias
excepcionales”.32
*****
Al igual que en el nivel universal, en las Américas y en Europa se aceptó
que los Estados podrían necesitar disponer de poderes más amplios para manejar
situaciones de crisis particularmente serias pero, a condición de que el ejercicio de
los poderes de emergencia estuviesen acompañados por límites estrictos al mismo
y responsabilidad internacional por los actos adoptados. Los años de injusticia
humana que condujeron al cataclismo global hicieron imperativo para los redactores
abstenerse de entregar a los Gobiernos vía libre para manejar situaciones de crisis. En
otras palabras, las disposiciones de suspensión encuentran un equilibrio cuidadosamente
sopesado entre, por un lado, las necesidades del Estado, y del otro, el derecho de
los individuos a tener la mayoría de sus derechos y libertades protegidos de manera
eficaz durante emergencia públicas, y a tener garantías de que el ejercicio de sus demás
derechos no será objeto de indebidas limitaciones. Aunque existen algunas diferencias
entre las tres disposiciones pertinentes, este principio es igualmente válido para todas
ellas.
29
Consejo de Europa, Edición Compilada de los “Travaux Préparatoires” del Convenio Europeo de Derechos Humanos, vol. III, Comité de
Expertos, 2 de febrero - 10 de marzo de 1950, pp. 190, 280 y 282.
30
Consejo de Europa, Asamblea Consultiva, Primera Sesión Ordinaria, agosto 10 – septiembre 8 de 1949, TEXTOS ADOPTADOS,
Estrasburgo, 1949, Recomendación 38 (Doc. 108), p. 50 (art. 6).
31
Consejo de Europa, Edición Compilada de los “Travaux Préparatoires” del Convenio Europeo de Derechos Humanos, vol. IV, Comité de
Expertos, - Comité de Ministros Conferencia de Altos Mandos, 30 marzo – junio de 1950; ver, por ejemplo, p. 56 (Alternativas A y
A/2) y pp. 56 y 58 (Alternativas B y B/2).
32
Ibid., p. 30.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 857
33
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 204, párr. 1.
34
Ibid., loc. cit.
35
Ibid., p. 204, párr. 2.
858 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
36
Ibid., loc. cit.
37
Ibid., p. 204-205, párr. 3.
38
Ibid., loc. cit.
39
Ibid., p. 205-206, párr. 5.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 859
40
Ibid., pp. 204-205, párr. 3.
41
NU doc. AGRO, A/48/40 (vol. I), p.39, párr. 184, y p. 40, párr. 188.
42
Ibid., p. 101, párr. 459.
43
NU doc. AGRO, A/53/40 (vol. I), p. 47, párr. 241.
44
NU doc. AGRO, A/52/40 (vol. I), p. 38, párr. 204.
45
Ibid., pp. 49, párr. 286, y p. 51, párr. 299.
46
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 23, para. 9(a).
860 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
47
NU doc. AGRO, A/53/40 (vol. I), p. 58, párr. 307.
48
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 66, párr. 6.
49
NU doc. AGRO, A/50/40 (vol. I), p. 73, párrs. 429-430.
50
Comunicación No. R. 8/34, J. Landinelli Silva y Otros c. Uruguay (Observación adoptada el 8 de abril de 1981) en NU doc. AGRO,
A/36/40, p. 132, párr. 8.3.
51
Comunicación No. R. 15/64, C. Salgar de Montejo c. Colombia (Observación adoptada el 24 de marzo de 1982), NU doc. AGRO,
A/37/40, p. 173, párr. 10.3.
52
Comunicación No. R. 8/34, J. Landinelli Silva y Otros c. Uruguay (Observación adoptada el 8 de abril de 1981) en NU doc. GAOR,
A/36/40, p. 133, párr. 8.3. p.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 861
*****
A partir de estas observaciones y recomendaciones es claro que, en primer
lugar, para ser consecuente con el artículo 4 (1), el derecho interno debe autorizar
la suspensión de obligaciones de derechos humanos únicamente durante genuinas
situaciones de emergencia, de tal modo que en realidad constituyan una amenaza a
la vida de la nación. Tanto si la situación de crisis es o no causada por un conflicto
armado, es la supervivencia de la propia nación la que debe estar en peligro. De esto
se sigue que ninguna situación de crisis justifica automáticamente la declaración de
emergencia pública y las suspensiones de la aplicación de las obligaciones impuestas al
Estado en virtud del Pacto. En la perspectiva de las declaraciones del Comité, parece
claro que de conformidad con el artículo 4(1) del Pacto, situaciones tales como simples
revueltas o disturbios internos no justifican, per se, recurrir a las suspensiones.
Segundo, el estado de excepción, con las correspondientes limitaciones
sobre el goce de los derechos humanos, solo puede permanecer lícitamente en vigor
respecto de un disturbio, en tanto que la situación así lo justifique. Tan pronto como la
situación deje de constituir una amenaza para la vida de la nación, la suspensión tiene
que ser finalizada. En otras palabras, los estados de emergencia y las suspensiones
de las obligaciones internacionales de derechos humanos, no pueden ser lícitamente
mantenidos por tanto tiempo que se conviertan en una parte permanente o casi
permanente del sistema legal interno de un país.
Tercero, el principio de legalidad y el estado de derecho siguen siendo
vinculantes para los Estados durante cualquier “emergencia pública que amenace la
vida de la nación”.
Comunicación No. R. 8/34, J. Landinelli Silva y Otros c. Uruguay (Observación adoptada el 8 de abril de 1981) en NU doc. GAOR,
52
862 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
La Corte Interamericana, en su pionera opinión consultiva sobre el Hábeas
Corpus bajo suspensión de garantías, describió la función del artículo 27, el cual “es un
precepto concebido sólo para situaciones excepcionales”, en los siguientes términos:
“20. La suspensión de las garantías puede ser, en algunas hipótesis, el
único medio para atender a situaciones de emergencia pública y preservar
los valores superiores de la sociedad democrática. Pero no puede la Corte
hacer abstracción de los abusos a que puede dar lugar, y a los que de hecho
ha dado en nuestro hemisferio, la aplicación de medidas de excepción
cuando no están objetivamente justificadas a la luz de los criterios que
orientan el artículo 27 y de los principios que, sobre la materia, se deducen
de otros instrumentos interamericanos. Por ello, la Corte debe subrayar
que, dentro de los principios que informan el sistema interamericano,
la suspensión de garantías no puede desvincularse del ‘ejercicio efectivo
de la democracia representativa’ a que alude el artículo 3 de la Carta de
la OEA. Esta observación es especialmente válida en el contexto de la
Convención, cuyo Preámbulo reafirma el propósito de ‘consolidar en
este Continente, dentro del cuadro de las instituciones democráticas, un
régimen de libertad personal y de justicia social, fundado en el respeto
de los derechos esenciales del hombre’. La suspensión de garantías
carece de toda legitimidad cuando se utiliza para atentar contra el sistema
democrático, que dispone límites infranqueables en cuanto a la vigencia
constante de ciertos derechos esenciales de la persona.
21. Resulta claro que ningún derecho reconocido por la Convención
puede ser suspendido a menos que se cumplan las condiciones estrictas
señaladas en el artículo 27.1. Además, aun cuando estas condiciones sean
satisfechas, el artículo 27.2 dispone que cierta categoría de derechos no
se puede suspender en ningún caso. Por consiguiente, lejos de adoptar un
criterio favorable a la suspensión de los derechos, la Convención establece
el principio contrario, es decir, que todos los derechos deben ser respetados
53
Corte IDH, Opinión Consultiva OC-8-87, 30 de enero de 1987, el Hábeas Corpus Bajo Suspensión de Garantías (arts. 27(2), 25(1) y 7(6)
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Series A, No. 8, párr. 18. En texto de la opinión puede verse en la página web de la Corte:
http://www.corteidh.or.cr/serieapdf/seriea_08_esp.pdf.
54
Ver los preámbulos a la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 863
*****
Estos extractos de las opiniones y sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos demuestran que el artículo 27 de la Convención Americana está
encaminado a ser usado en verdaderas situaciones excepcionales cuando el Estado
Parte no disponga de otros medios para defender la independencia y la seguridad de su
orden constitucional y democrático. A la inversa, no es posible invocar, bajo ninguna
circunstancia, suspensiones con fundamento en el artículo 27 con el fin de instalar un
régimen autoritario. Además del principio democrático, los Estados Partes también
están obligados, en todo tiempo, por el principio de legalidad y el estado de derecho.
Aun cuando el ejercicio de algunos derechos humanos puede estar sujeto a especiales
limitaciones durante una emergencia, tales limitaciones jamás pueden ir tan lejos como
para aniquilar la esencia de los derechos inherentes a la persona humana.
55
Corte IDH, Opinión Consultiva OC-8-87, 30 de enero de 1987, el Hábeas Corpus Bajo Suspensión de Garantías (arts. 27(2), 25(1) y 7(6)
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Series A, No. 8, pp. 7-8, párr. 20-21. En texto de la opinión puede verse en la página web
de la Corte: http://www.corteidh.or.cr/serieapdf/seriea_08_esp.pdf.
56
Ibid., p. 8, párr. 24.
57
Corte IDH, caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de julio de 1988, Series C, No. 4, párr. 154.
58
Ibid., párr. 154.
864 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
59
Corte Europea de DH, Caso Irlanda c. el Reino Unido, sentencia del 18 de enero de 1978, Series A, No. 25, pp. 78-79, párr. 207.
60
Ibid., p. 79, párr. 207.
61
Ibid., loc. cit.
62
Corte Europea de DH, Caso Brannigan y McBride c. el Reino Unido, sentencia del 26 de mayo de 1996, Series A, No. 258-B, p. 49, p. 50, párr.
43 y. Corte Europea de DH, Caso Demir y Otros c. Turquía, sentencia del 23 de septiembre de 1998, Informes 1998-VI, p. 2654, párr. 43.
63
Corte Europea de DH, Caso Lawless (Decisión de fondo), sentencia del 1 de julio de 1961, Series A, No. 3, p. 56, párr. 28.
64
Ibid., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 865
65
Ibid.
66
Ibid.
67
Ibid., p. 56, párr. 29. Mientras que la Corte arribó a esta decisión unánimemente, en la Comisión Europea de Derechos
Humanos, que había examinado previamente el caso, una mayoría de nueve miembros contra cinco estuvo de acuerdo con que, para el
momento pertinente, existió un peligro público que amenazaba la vida de la nación. Para las opiniones mayoritarias y minoritarias de
la Comisión, ver Corte Europea de DH, Caso Lawless, Series B 1960-1961, pp. 81-102.
68
Corte Europea de DH, Caso Irlanda c. el Reino Unido, sentencia del 18 de enero de 1978, Series A, No. 25, p. 78, párr. 205.
69
Ibid., p. 10, párr. 12. Para mayores detalles con relación a los hechos, ver p. 14-30, párrs. 29-75.
866 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
70
Corte Europea de DH, Caso Brannigan y McBride c. el Reino Unido, sentencia del 26 de mayo de 1993, Series A, No. 258-B, p. 50, párr. 47.
71
Corte Europea de DH, Caso Marshall c. el Reino Unido, decisión del 10 de julio de 2001 sobre la admisibilidad, ver p. 7 de la versión inédita
de la decisión en la página web de la Corte: http://hudoc.echr.coe.int
72
Ibid., p. 6.
73
Ibid., p. 9.
74
Corte Europea de DH, Caso Aksoy c. Turquía, sentencia del 18 de diciembre de 1996, Informes 1996-VI, p. 2281, párr. 70.
75
Corte Europea de DH, Caso Sakik Y Otros c. Turquía, sentencia del 26 de noviembre de 1997, Informes 1997-VII, p. 2622, para. 39.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 867
76
Ibid., loc. cit.
868 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
A pesar de que no pueden ser suspendidos, derechos humanos tales como
el derecho a la vida y el derecho a no ser sometido a tortura o a otras formas de
maltrato son frecuentemente violados. Además, como repetidamente ha sido señalado
con preocupación por parte del Comité de Derechos Humanos, el derecho interno
de los Estados Partes en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, no
siempre cumple los requisitos del artículo 4(2) y, en consecuencia, falla en proporcionar
protección legal plena para ciertos derechos humanos en tiempos de crisis.77
77
Ver, por ejemplo, las observaciones del Comité en NU docs.: AGRO, A/48/40 (vol. I), p. 39, párr. 184 (Tanzania); p. 101, párr.
459 (República Dominicana); AGRO, A/53/40 (vol. I), p. 47, párr. 241 (Uruguay); AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 23, párr. 9(b) (Trinidad
y Tobago).
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 869
*****
A continuación, se dará una breve y no muy exhaustiva descripción de las
obligaciones de los Estados respecto de los derechos no susceptibles de suspensión
870 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
más importantes. Los casos seleccionados en este capítulo con el fin de ilustrar las
obligaciones de los Estados, son aquellos de mayor relevancia respecto de las situaciones
de emergencia y/o la lucha contra crímenes de gran seriedad y el terrorismo. Para
mayores detalles sobre la interpretación de algunos de estos derechos, tales como el
derecho a la vida, el derecho a no ser sometido a tortura, la prohibición de la esclavitud,
el derecho ala libertad de pensamiento, conciencia y religión y la prohibición de
discriminación, se remite a los lectores a los capítulos pertinentes de este Manual.
A pesar de su naturaleza inderogable, estos derechos tienden a ser en muchos
casos, los más frecuentemente violados en situaciones de emergencia, por lo que se
hace más difícil emprender el retorno a la normalidad. En tales situaciones, la función
de los jueces, fiscales y abogados de contribuir a una eficaz protección del individuo
se torna más crucial que nunca y sus respectivas responsabilidades deben ser ejercidas
con completa independencia e imparcialidad a fin de que el individuo no sea dejado
sin protección legal.
78
Observación General No. 29 (72), en NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 206, párr. 7.
79
Corte Europea de DH, Caso McCann y Otros c. el Reino Unido, Series A, No. 324, p. 46, párr. 148.
80
Ibid., p. 46, párr. 149.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 871
Estos ejemplos pueden servir como indicadores útiles tanto para los jueces nacionales
como para los miembros de otros órganos de vigilancia internacionales, quienes tienen
que examinar el uso de la fuerza con un resultado letal en conexión con actividades
dirigidas a hacer cumplir la ley.
La protección del derecho a la vida por el derecho internacional humanitario
implica, entre otros aspectos, que los Estados no pueden, en ningún tiempo, condonar
o tomar parte en ejecuciones arbitrarias o extrajudiciales de seres humanos y que,
como se estableció extensamente en el Capitulo 15, los Estados tienen la obligación
legal de prevenir, investigar, perseguir, sancionar y reparar las violaciones al derecho a
la vida. La obligación de adoptar medidas eficaces para proteger el derecho a la vida es
igualmente valida en épocas de emergencia pública.
Los Estados deben, en todo tiempo, tomar medidas positivas para proteger el
derecho a la vida.
Los estados no deben, en ningún tiempo, participar o condonar la toma
arbitraria o extrajudicial de la vida humana.
Aún en el caso de emergencias publicas que amenacen la vida de la nación,
los Estados tiene la obligación estricta de prevenir, investigar, perseguir y
reparar las violaciones del derecho a la vida.
*****
La Corte Europea encontró que el uso conjunto y premeditado durante “horas
seguidas” de las siguientes cinco técnicas de “desorientación” o “privación sensorial”,
“comportaban una práctica de un trato inhumano y degradante” contrario al artículo
3 del Convenio Europeo: permanecer de pie, encapuchamiento, sometimiento a ruido,
privación del sueño, de alimentos y de bebida. Estas “técnicas” fueron usadas en varios
67
Ibíd., ver p. 26, párr. 104.
68
Ibíd., p. 26, párr. 107.
872 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
En el caso Castillo Petruzzi y otros, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos concluyó que la detención en situación de incomunicación por 36 y 37 días,
sumada a la presentación ante las autoridades judiciales de las personas implicadas
“vendadas o encapuchadas, ‘amarrocadas’ o ‘engrilletadas’” constituía por sí misma
una violación al artículo 5(2) de la Convención.86
En el mismo caso, la Corte concluyó que las condiciones de detención
impuestas a las victimas por parte de los Tribunales Militares “constituyen tratos crueles,
inhumanos o degradantes” violatorios del artículo 5 de la Convención Americana.87 De
acuerdo con lo previsto por las decisiones de los tribunales militares, las condiciones
de la encarcelación incluían “aislamiento celular y continuo durante el primer año…
y luego con trabajo obligatorio, pena que deberán cumplir [las supuestas víctimas] en
celdas unipersonales que el Presidente del Instituto Nacional Penitenciario designe”
en Perú.88 En este razonamiento, la Corte reiteró su jurisprudencia, de acuerdo con
la cual el “aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva son, por sí mismos,
tratamientos crueles e inhumanos, lesivos de la integridad psíquica y moral de la persona
y del derecho al respeto de la dignidad inherente al ser humano”.89 Según la Corte, la
“incomunicación ha sido concebida como un instrumento excepcional por los graves
82
Corte Europea de DH, Caso Irlanda c. el Reino Unido, sentencia del 18 de enero 1978, Series A, No. 25, p. 41, párr. 96, y pp. 66-67, párrs.
167-168.
83
Corte Europea de DH, Caso Tomasi c. Francia, sentencia del 27 de agosto de 1992, Series A, No. 241-A, p. 40, párr. 108.
84
Ibid., p. 42, párr. 115.
85
Corte Europea de DH, Caso Aksoy c. Turquía, sentencia del 18 de diciembre de 1996, Informes 1996-VI, p. 2279, párr. 64.
86
Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros., sentencia del 30 de mayo de, Series C, No. 52, párr. 192.
87
Ibid. párr. 198.
88
Ibid.,párr. 193.
89
Ibid., p. 219, párr. 194.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 873
efectos que tiene sobre el detenido, pues ‘el aislamiento del mundo exterior produce
en cualquier persona sufrimientos morales y perturbaciones psíquicas, la coloca en una
situación de particular vulnerabilidad y acrecient[a] el riesgo de agresión y arbitrariedad
en las cárceles.’”90 En su parecer, por tanto, “la incomunicación durante la detención, ...
el aislamiento en celda reducida, sin ventilación ni luz natural, ... las restricciones al
régimen de visitas ..., constituyen formas de tratos crueles, inhumanos o degradantes
en el sentido del artículo 5.2. de la Convención Americana .”91 Respecto del uso de la
fuerza contra los detenidos, la Corte invocó su jurisprudencia, de acuerdo con la cual:
“Todo uso de la fuerza que no sea estrictamente necesario por el propio
comportamiento de la persona detenida constituye un atentado a la
dignidad humana en violación del artículo 5 de la Convención Americana.
Las necesidades de la investigación y las dificultades innegables del
combate al terrorismo no deben acarrear restricciones a la protección de
la integridad física de la persona.”92
Con relación a la tortura, véanse también, en particular, el Capítulo 8, sección
2, y el Capítulo 11, sección 4.
90
Ibid., p. 219, párr. 195.
91
Ibid., p. 220, párr. 197.
92
Ibid., loc. cit.
874 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
La distinción efectuada en el trabajo del Comité de Derechos Humanos entre
los artículos 7 y 10 no es obvia. Por ejemplo, una violación al artículo 10(1) fue declarada
en el caso de S. Sextus c. Trinidad y Tobago, en el que el autor denunció las condiciones
en que se encontraba detenido: su celda medía apenas 9 por 6 pies y no había sanitario
integral sino un cubo de plástico que hacía las veces de retrete. Un pequeño hoyo (8
por 8 pulgadas) proveía ventilación inadecuada y, en ausencia de luz natural, la única
luz era proporcionada por una lámpara fluorescente que estaba encendida las 24 horas
del día. Luego de que su condena de muerte fuera conmutada por 75 años de prisión,
el autor tuvo que compartir una celda de igual tamaño con otros 9 o 12 reclusos y,
toda vez que sólo había una cama, tenía que dormir en el piso. Ante la ausencia de
comentarios por parte del Estado Parte, el Comité, para encontrar una violación del
artículo 10(1), confió en la detallada descripción que proporcionó el autor.94 Uno de los
muchos otros casos de violación al artículo 10(1) es el M. Freemantle c. Jamaica, el cual
también involucró condiciones de detención deplorables. El Estado Parte no rebatió
las alegaciones del autor en las que éste afirmaba que todos los días era confinado por
22 horas a una celda de 2 metros cuadrados, y que “pasaba la mayor parte del tiempo
que estaba despierto en una oscuridad impuesta”, aislado de los otros hombres casi
todo el día y sin que le fuera permitido trabajar o estudiar.95
93
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 208, para. 13(a).
94
Comunicación No. 818/1998, S. Sextus c. Trinidad y Tobago (Observación aprobada el 16 de julio 2001), en NU doc. AGRO,
A/56/40 (vol. II), p. 113-114, párr. 7.4, leído en conjunción con p. 108, párrs. 2.2 y 2.4.
95
Comunicación No. 625/1995, M. Freemantle c. Jamaica (Observación adoptada el 24 de marzo de 2000), en NU doc. AGRO,
A/55/40 (II), p. 9, párr. 7.3.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 875
(2)) y el Convenio Europeo (arts. 15(2) y 4(1)). Sin embargo, solamente el artículo 8(1)
del Pacto Internacional especifica expressis verbis que “la esclavitud y la trata de esclavos
estarán prohibidas en todas sus formas”.
De otro lado, de acuerdo con el artículo 27(2) de la Convención Americana, el
artículo 6 como un todo es inderogable, lo cual significa que no sólo el derecho a no ser
sometido a esclavitud, servidumbre involuntaria, trata de esclavos y tráfico de mujeres,
es inderogable sino que también lo es el derecho a no ser constreñido a ejecutar un
trabajo forzoso u obligatorio.
Al igual que los artículos que regulan el derecho a la vida, los artículos
que definen el derecho a no ser sometido a trabajo forzoso u obligatorio contienen
limitaciones que eximen de la definición de “forzoso u obligatorio” a ciertas clases de
trabajos tales como los servicios exigidos en casos de peligro o calamidad que amenace
la vida o el bienestar de la comunidad. En la medida en que la labor requerida pertenezca
a esta categoría, también puede ser, desde luego, exigida durante emergencias públicas
(para los textos de las disposiciones relevantes, véase el artículo 8(3)(c)(iii) del Pacto
Internacional, el artículo 6(3)(c) de la Convención Americana y el artículo 4(3)(c) del
Convenio Europeo).
También presenta interés el hecho de que de acuerdo con los artículo 34 y 35
de la Convención sobre los Derechos del Niño, que no contiene ninguna disposición
sobre suspensión de derechos, los Estados Parte tienen la obligación de proteger a
los menores de la explotación y abuso sexuales e “impedir el secuestro, la venta o la
trata de niños para cualquier fin o en cualquier forma”. El Protocolo facultativo de la
Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución
infantil y la utilización de niños en la pornografía, que entró en vigor el 18 de enero de
2002, refuerza la mencionada obligación.96
96
Para más información acerca de este Protocolo Adicional, ver la pagina web de las Naciones Unidas:
http://193.194.138.190/spanish/html/menu2/dopchild_sp.htm.
72
Ver por ejemplo, Comunicación No. 821/1998, Chongwe c. Zambia (Observación adoptada en el 25 de octubre del 2000), en
AGRO, A/56/40 (vol. II), p. 143, párrs. 7-8.
73
CADH, Abogados de Sans Frontières (en representación de Gaëtan Bwampamye) c. Burundi, Comunicación No. 231/99 decisión adoptada
durante la sesión ordinaria no. 28 del 23 de octubre – 6 noviembre del 2000, párr. 31 de la decisión que se encuentra en:
http://www1.umn.edu/humanrts/africa/comcases/231-99.html.
876 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
En el caso de Weinberger c. Uruguay, en el que la víctima había sido condenada
con fundamento en la aplicación retroactiva de la ley penal, el Comité de Derechos
Humanos concluyó que el artículo 15(1) fue violado. El autor fue condenado y
sentenciado, de conformidad con el Código Penal Militar, a ocho años de prisión por
“asociación subversiva” “con las circunstancias agravantes de conspiración contra la
Constitución”. Según se expresó, la condena estuvo basada, entre otras razones, en la
pertenencia de la víctima “a un partido político que había existido legalmente mientras
que duró la membresía”.97
*****
La Corte Europea, en el fallo de Kokkinakis c. Grecia, sostuvo que el artículo
7(1) de la Convención Europea no sólo proscribe “la aplicación retroactiva de la ley
penal en perjuicio del acusado. También incorpora, más generalmente, el principio de
97
Comunicación No. R.7/28, Weinberger c. Uruguay (Observación adoptada el 29 de octubre de 1978), en NU doc. AGRO,
A/36/40, pp. 118-119, párrs. 12 y 16.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 877
que sólo la ley puede definir un delito y prescribir una pena (nullum crimen, nulla poena sine
lege) y el principio de que el derecho penal no puede ser interpretado extensivamente en
detrimento del acusado, por ejemplo por analogía; de esto se sigue que un delito tiene
que estar claramente definido en la ley. Esta condición se satisface cuando la persona
puede saber a partir de los términos de la disposición pertinente y, si es necesario, con la
asistencia de la interpretación de los tribunales sobre la misma, cuáles actos y omisiones
la harán responsable.”98 En otras palabras, la irrazonable ausencia de certeza
de las disposiciones legales que penalizan una conducta determinada
también constituye una falta a los requisitos del artículo 7(1) del Convenio Europeo. Sin
embargo, toda vez que la aplicación retroactiva de la ley penal constituya una ventaja
para la persona acusada, y no una desventaja, no existirá violación alguna del artículo
7(1) del Convenio.99
Aun cuando las medidas preventivas no estén, per se, cubiertas por
el artículo 15(1) del Pacto Internacional o los artículos 9 y 7(1) de la Convención
Americana y del Convenio Europeo, respectivamente, en circunstancias especiales
pueden ser consideradas como constitutivas de “infracción penal” para los propósitos
de esas disposiciones. En el caso Welch c. el Reino Unido, la Corte Europea de Derechos
Humanos concluyó que una orden de confiscación constituía una “infracción” en el
sentido del artículo 7(1) aun cuando el Gobierno consideró que se trataba de una medida
preventiva que caía fuera del ámbito del artículo 7(1).100 El denunciante había sido
condenado por un delito relacionado con drogas y sentenciado finalmente a 20 años de
prisión; adicionalmente, el juez del proceso había emitido una orden de confiscación
con fundamento en una ley que había entrado en vigencia con posterioridad a la
comisión de los actos delictivos por parte del denunciante.101 Ante la falta del pago
de la suma correspondiente, el peticionario fue responsable de cumplir una condena
consecutiva de prisión de dos años.102
98
Corte Europea de DH, Caso de Kokkinakis c. Greece, sentencia del 25 de mayo de 1993, Series A, No. 260-A, p. 22, párr. 52.
99
Corte Europea de DH, Caso G. c. Francia, sentencia del 27 de septiembre de 1995, Series A, No. 325-B, p. 38, párr. 24-27.
100
Corte Europea de DH, Caso Welch c. el Reino Unido, sentencia del 9 de febrero de 1995, Series A, No. 307-A, p. 14, párr. 35.
101
Ibid., p. 7, párr. 9.
102
Ibid., p. 7, párr. 9-10.
878 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Toda persona tiene el derecho a no ser declarada culpable de ningún delito por
un acto u omisión que no era un delito al momento de cometerse.
En el nivel Europeo, la prohibición de la aplicación retroactiva de la ley
penal también significa que un delito tiene que estar claramente definido en
la ley y que la ley no puede ser interpretada extensivamente en perjuicio de la
persona acusada.
El derecho internacional de los derechos humanos también prohíbe la
aplicación retroactiva de penas en perjuicio de la persona condenada.
Adicionalmente, el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos garantizan el derecho de
una persona que ha sido encontrada culpable, a beneficiarse de la pena más
leve introducida con posterioridad a la comisión del delito.
De acuerdo con el Convenio Europeo de Derechos Humanos, el principio
de ne bis in idem no puede ser suspendido y protege contra la doble
incriminación respecto de los procedimientos que se adelantan en un Estado.
Estos derechos deben ser garantizados en todo tiempo, incluso en épocas de
guerra o de cualquier otra emergencia pública.
103
Corte Europea de DH, Caso Gradinger c. Austria, sentencia del 23 de octubre de 1995, Series A, No. 328-C, p. 55, párrs. 7-9.
104
Ibid., p. 55, párr. 8.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 879
en tanto que, no solo habilita a cada persona para tener derechos y obligaciones, sino
que, además, inviste a la persona concernida con el derecho de reivindicar sus derechos
y libertades ante los jueces nacionales y otros órganos competentes y adicionalmente
permite a la persona, en muchos casos, presentar denuncias ante los órganos
internacionales de vigilancia. La naturaleza fundamental del derecho a la personalidad
jurídica, como una precondición para el disfrute y ejercicio de los derechos humanos,
está reconocido por la Convención Americana, la cual, lógicamente, lo ubica antes que
el derecho a la vida.
*****
En el contexto del artículo 16 del Pacto Internacional, el Comité de Derechos
Humanos solicitó a Egipto el suministro de información sobre el estatus legal de los
musulmanes que deciden convertirse a otra religión, toda vez que conforme al Código
Musulmán de Leyes Religiosas tales musulmanes estaban, al parecer, “legalmente
muertos”.105 El artículo 16 también fue examinado en un caso contra Argentina que
involucró la adopción por parte de una enfermera, de una menor hija de personas
desaparecidas. En este caso el Comité no aceptó la reclamación dirigida a afirmar que
el derecho a la personalidad jurídica de la menor había sido violado, toda vez que los
tribunales de Argentina se esforzaron por “establecer su identidad y le han expedido
los correspondientes documentos de identidad”.106 De otro lado, en la opinión de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la separación de los hijos menores de
personas desaparecidas es una violación a su derecho a “ser reconocidos jurídicamente
como personas” de conformidad con el artículo 3 de la Convención Americana.107
105
NU doc. AGRO, A/39/40, p. 57, párr. 301.
106
Comunicación No, 400/1990, D. R. Mónaco de Gallichio, en su propio nombre y en nombre de su nieta X. Vicario (Observación
adoptada el 3 de abril de 1995), en NU doc. AGRO, A/50/40 (vol. II), p. 14, párr. 10.2.
107
Un estudio sobre la situación de los hijos menores de personas desaparecidas que fueron separados de sus padres y son
reclamados por miembros de sus legítimas familias, en OAS doc. OEA/Ser.L/V/II.74, doc. 10, rev. 1, Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1987-1988. El texto puede consultarse en la página web
http://www.cidh.org/annualrep/87.88sp/cap.5.htm
880 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Toda vez que lo esencial de estos derechos fue considerado en el Capítulo 12,
no serán analizados de nuevo en este contexto. Sin embargo, debe ser indicado que
tanto el artículo 18(3) del Pacto Internacional como el artículo 12(3) de la Convención
Americana autorizan ciertas limitaciones a la libertad de manifestar la propia religión
o las propias creencias, limitaciones que también son permisibles durante situaciones
de emergencia pública. No obstante, aun durante tales graves situaciones de crisis, el
principio de legalidad debe ser respetado por cuanto dichas limitaciones tienen que ser
“prescritas por la ley” y ser “necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud
o la moral públicos, o los derechos y libertades fundamentales de los demás”.108 En
consecuencia, las limitaciones al derecho a manifestar la propia libertad de pensamiento,
conciencia y religión no pueden ser impuestas con fundamento en ninguna otra
razón, aun cuando se trate de conflictos armados o de otras situaciones excepcionales
graves.109
108
El artículo 18(3) del Pacto Internacional contiene el término “fundamentales”, a diferencia del artículo 12(3) de la Convención
Americana.
109
Ver también la Observación General No. 29 del Comité de Derechos Humanos, en NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 206,
párr. 7.
110
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 44, para. 15. Asamblea General Documentos Oficiales Quincuagésimo sexto período de
sesiones Suplemento Nº 40 (A/56/40) Informe del Comité de Derechos Humanos Volumen I
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 881
11.111 En otras palabras, este derecho debe ser asegurado en todo tiempo por todos los
Estados, independientemente del grado de desarrollo del país implicado.
111
NU doc. AGRO, A/46/40, p. 134, para. 544.
882 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
112
Un estudio sobre la situación de los hijos menores de personas desaparecidas que fueron separados de sus padres y son
reclamados por miembros de sus legítimas familias, en OAS doc. OEA/Ser.L/V/II.74, doc. 10, rev. 1, Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1987-1988. El texto puede consultarse en la página web
http://www.cidh.org/annualrep/87.88sp/cap.5.htm.
113
Observación General No. 29, en NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 208, nota a pie de página e.
114
Un estudio sobre la situación de los hijos menores de personas desaparecidas que fueron separados de sus padres y son
reclamados por miembros de sus familias legítimas, en OAS doc. OEA/Ser.L/V/II.74, doc. 10, rev. 1, Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1987-1988. El texto puede consultarse en la página web
http://www.cidh.org/annualrep/87.88sp/cap.5.htm
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 883
fue violada cuando las Fuerzas Armadas Peruanas mantuvieron a los hijos menores de
edad del Ex-Presidente García bajo arresto domiciliario durante varios días.115
El derecho del menor a medidas especiales de protección también está
garantizado por el artículo 24 del Pacto Internacional, incluyendo el derecho a ser
“inscrito inmediatamente después de su nacimiento”, el derecho a tener un nombre
y el derecho a adquirir una nacionalidad. De nuevo, esta disposición no ha sido
establecida expressis verbis como no susceptible de ser suspendida, pero la obligación
de proporcionar protección especial a los menores es particularmente significativa en
tiempos de crisis social.
Entre las varias disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño
que imponen obligaciones dirigidas a los Estados Partes con el fin de que adopten
medidas especiales para proteger al menor, debe hacerse una especial referencia al
artículo 19, el cual exige la adopción de todas las medidas apropiadas para “proteger al
niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental”, y al artículo 34, el cual
exige tomar “todas las medidas de carácter nacional, bilateral y multilateral que sean
necesarias” para impedir la explotación y abuso sexual del menor. Como la Convención
sobre los Derechos del Niño no contiene ninguna disposición de suspensión, existe
una presunción general a favor de su aplicación en todo tiempo, inclusive durante
situaciones de excepción. En cualquier caso, todas las formas de maltrato físico o
mental del menor, cometidas o condonadas por el Estado, caen bajo la prohibición
general de la tortura y de otras formas de maltrato.
115
Informe No. 1/95, Caso No. 11.006 c. Peru, 7 de febrero de 1995, en OAS doc. OEA/Ser.L/V/II.88, doc. 9 rev., Informe Anual de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1994, p. 101. http://www.cidh.org/annualrep/94span/cap.III.peru11.006.htm
884 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 885
*****
119
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 206, párr. 15.
120
Ibid. P.206, párr. 16, énfasis añadido.
886 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Además de contener una larga lista de los derechos que no pueden ser
suspendidos bajo ninguna circunstancia, el artículo 27(2) de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos establece que “las garantías judiciales indispensables para la
protección de tales derechos”, tampoco pueden ser suspendidas. Esta afirmación, que
ha adquirido singular importancia en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, fue adoptada por la Conferencia Especializada Inter-Americana
sobre derechos humanos en respuesta a una propuesta de los Estados Unidos.121
En cuanto al significado del término “garantías judiciales indispensables
para la protección” de derechos que no pueden ser objeto de suspensión, la Corte
Interamericana ha sostenido que:
“Las garantías sirven para proteger, asegurar o hacer valer la titularidad o
el ejercicio de un derecho. Como los Estados Partes tienen la obligación
de reconocer y respetar los derechos y libertades de la persona, también
tienen la de proteger y asegurar su ejercicio a través de las respectivas
garantías (art. 1.1), vale decir, de los medios idóneos para que los derechos
y libertades sean efectivos en toda circunstancia.”122
Sin embargo, “la determinación de qué garantías judiciales son ‘indispensables’
para la protección de los derechos que no pueden ser suspendidos, será distinta según
los derechos afectados. Las garantías judiciales ‘indispensables’ para asegurar los
derechos relativos a la integridad de la persona necesariamente difieren de aquéllas que
protegen, por ejemplo, el derecho al nombre, que tampoco se puede suspender.”123 De
ello se sigue que las garantías judiciales “indispensables”, de acuerdo con el significado
del artículo 27(2), son “aquellos procedimientos judiciales que ordinariamente son
idóneos para garantizar la plenitud del ejercicio de los derechos y libertades a que se
refiere dicho artículo y cuya supresión o limitación pondría en peligro esa plenitud”.124
No obstante:
“Las garantías deben ser no sólo indispensables sino judiciales. Esta
expresión no puede referirse sino a medios judiciales idóneos para la
protección de tales derechos, lo cual implica la intervención de un órgano
judicial independiente e imparcial, apto para determinar la legalidad de las
actuaciones que se cumplan dentro del estado de excepción.”125
A continuación, correspondía a la Corte decidir si las garantías contenidas
en los artículos 25(1) y 7(6) de la Convención “deben o no considerarse entre aquellas
“garantías judiciales indispensables” para la protección de los derechos no susceptibles
de suspensión”.126 El artículo 25(1) de la Convención Americana dice:
121
OAS doc. OEA/Ser.K/XVI/1.2, Conferencia Especializada Inter-Americana sobre Derechos Humanos, San José, Costa Rica, 7-22 de
noviembre de 1969, Actas y Documentos, p. 448.
122
Corte IDH, Opinión Consultiva OC-8-87, enero 30 de 1987, el Hábeas Corpus bajo suspensión de garantías (arts. 27(2), 25(1) y 7(6) de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Series A, No. 8, p. 9, párr. 25. El texto puede consultarse en la página web
http://www.corteidh.or.cr/serieapdf/seriea_08_esp.pdf.
123
Ibid., p. 9, párr. 28.
124
Ibid., p. 9, párr. 29.
125
Ibid., p. 9, párr. 30; énfasis añadido.
126
Ibid., p. 9, párr. 31.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 887
127
Ibid., pp. 10, párr. 32.
128
Ibid., p. 10, párr. 34.
129
Ibid., p. 10-11, párrs. 35-36.
130
Ibid., p. 12, párr. 42; énfasis añadido.
888 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
131
Corte IDH, Opinión Consultiva OC-9/87 de 6 de octubre de 1987, Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27(2), 25 y 8 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Series A, No. 9, p. 7, párr. 24.
132
Ibid., pp. 8, párr. 25.
133
Ibid., p. 8, párr. 29.
134
Ibid., p. 8-9, párr. 30.
135
Ibid., p. 11, párr. 38.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 889
sobre el Penal San Juan Bautista se tradujeron en una suspensión implícita de la acción
de hábeas corpus, en virtud de la aplicación de los decretos supremos que declararon la
emergencia y la zona militar restringida.”136 La represión de un disturbio en la prisión
implicada terminó en la muerte de numerosos reclusos. La acción de hábeas corpus fue
invocada en nombre del señor Neira-Alegría y de otros dos presos que desaparecieron
luego del motín. Sin embargo, la acción de hábeas corpus fue declarada improcedente con
fundamento en que los peticionarios no habían probado que los reclusos hubiesen
sido secuestrados, que los incidentes estaban sujetos a investigación por parte de
tribunales militares y que tales sucesos correspondían a hechos que “se encontraban
fuera de los alcances del procedimiento sumarísimo del hábeas corpus”.137
136
Corte IDH, Caso Neira Alegría y otros., sentencia del 19 de enero de 1995, OAS doc. OAS/Ser.L/V/III.33, doc. 4, Informe Anual de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1995, párr. 84.
137
Ibid., p. 59, párr. 79. Con relación a la violación de los artículos 7(6) y 25 de la Convención Americana, ver también Corte IDH,
Suárez Rosero case, sentencia del 12 de noviembre de 1997, Series C, No. 35, paras. 57-66.
890 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 891
Observación General No. 29, in NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 205, párr. 4.
138
Ibid.
139
140
Ibid., p. 203, párr. 6.
141
Comunicación No. R. 8/34, J. Landinelli Silva y Otros c. Uruguay (Observaciones adoptadas el 8 de abril de 1981) en NU doc.
AGRO, A/36/40, p133, párr. 8.4.
142
NU doc. AGRO, A/53/40, párr. 307.
892 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
el Comité expresó preocupación acerca de “los poderes excesivos de los que gozaba
la policía en virtud de la legislación antiterrorista” en Irlanda del Norte, “las amplias
reglas relativas al uso de armas de fuego por la policía” y “las numerosas medidas de
emergencia y su prolongada aplicación”.143
Estos pocos ejemplos demuestran que el Comité está claramente preocupado
acerca de la extensión territorial, temporal y material de toda medida de
emergencia adoptada por los Estados Partes.
143
NU doc. AGRO, A/46/40, párr. 183 (España), y p. 102, párr. 411 (Reino Unido).
144
Corte IDH, Opinión Consultiva OC-8-87, 30 de enero de 1987, el Hábeas Corpus bajo suspensión de garantías (arts. 27(2), 25(1) y 7(6)
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Series A, No. 8, p. 8, párr. 22. El texto puede consultarse en la página web
http://www.corteidh.or.cr/serieapdf/seriea_08_esp.pdf
145
Ibid., p. 11, párr. 38.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 893
146
Ibid., p. 11-12, párr. 39-40.
147
Corte Europea de DH, Caso de Irlanda c. el Reino Unido, sentencia del 18 de enero de 1978, Series A, No. 25, p. 79, párr. 211.
148
Corte Europea de DH, Caso de Irlanda c. el Reino Unido, sentencia del 18 de enero de 1978, Series A, No. 25, p. 79, párr. 207; Corte Europea
de DH, Caso Brannigan y McBride c. el Reino Unido, sentencia del 29 de mayo de 1993, Series A, No. 258-B, p. 49, párr. 43; y Corte Europea de
DH, Caso Aksoy c. Turquía, sentencia del 18 de Diciembre de 1996, Informes 1996-VI, p. 2280, párr. 68.
149
Corte Europea de DH, Caso Brannigan y McBride c. el Reino Unido, sentencia del 26 de mayo de 1993, Series A, No. 258-B, pp. 49-50, párr.
43; y Corte Europea de DH, Caso Aksoy c. Turquía, sentencia del 18 de diciembre de 1996, Informes 1996-VI,, p. 2280, párr. 68.
894 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
150
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 210, párr. 14.
151
Ibid., p. 35, párr. 10.
152
NU doc. AGRO, A/52/40 (vol. I), p. 51, párr. 301.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 895
*****
La cuestión de las salvaguardas contra el uso excesivo o exagerado de las
medidas de emergencia en el ámbito Europeo será abordada en la sección 4.3, a
continuación, en tanto que está íntimamente ligada a la condición de estricta necesidad
del uso de poderes especiales de arresto y detención.
153
Corte IDH, Opinión Consultiva OC-9/87 de 6 de octubre de 1987, Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27(2), 25 y 8 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Series A, No. 9, p. 6, párr. 21. http://www.corteidh.or.cr/serieapdf/seriea_09_esp.pdf
154
Ibid., p. 34, párr. 25, y p. 39, párr. 39, y Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros., sentencia del 30 de mayo de 1999, Series C, No. 52,
pp. 215-216, párr. 186.
896 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
*****
El Comité de Derechos Humanos ha afirmado de manera inequívoca que los
Estados Partes no pueden “en ningún caso invocar el artículo 4 como justificación de
actos que violan el derecho humanitario o normas imperativas de derecho internacional,
por ejemplo… la privación arbitraria de la libertad.”155 Como se observó en la subsección
precedente, el Comité ha declarado, en términos igualmente firmes, que el derecho a
un recurso efectivo debe ser preservado durante un estado de emergencia. De esto se
sigue que las personas privadas de su libertad en “situaciones excepcionales que pongan
en peligro la vida de la nación” tienen el derecho a un recurso eficaz para cuestionar
la legalidad del arresto y la detención. En otras palabras, los recursos judiciales, tales
como la acción de hábeas corpus, tiene que estar efectivamente a disposición en todo
tiempo. Sobre esta importante cuestión el Comité estuvo más próximo en su respuesta
a la pregunta de la Subcomisión de Prevención de Discriminación y Protección a las
Minorías (como entonces era llamada) de Estados Unidos acerca de la sugerencia de
un proyecto de un tercer protocolo facultativo del Pacto:
“El Comité tiene el convencimiento de que los Estados Parte interpretan,
por lo general, que no se debe restringir en situaciones de excepción el
derecho al hábeas corpus y al amparo. Además, el Comité opina que los
recursos a que se refieren los párrafos 3 y 4 del artículo 9, interpretados
junto con el artículo 2, son inherentes al Pacto considerado en conjunto.
Teniendo esto presente, el Comité cree que existe un riesgo considerable
de que la propuesta de proyecto de tercer protocolo facultativo invite
implícitamente a los Estados Partes a considerarse libres de derogar las
disposiciones del artículo 9 del Pacto en estados de excepción en caso
de que no ratifiquen el protocolo facultativo propuesto. Así pues, el
protocolo podría tener el efecto indeseado de disminuir la protección de
los detenidos en los estados de excepción.”156
A partir de las varias afirmaciones del Comité de Derechos Humanos, parece
claro que las garantías contenidas en el artículo 9 (3) y (4) deben ser eficazmente
aplicadas en todo tiempo, aún durante emergencias públicas que amenacen la vida de
la nación. Estas garantías comprenden, en particular, el derecho de cualquier persona
“detenida o presa a causa de una infracción penal [a ser] llevada sin demora ante un
juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales” (art.
9(3)) y el derecho de toda persona “que sea privada de libertad en virtud de detención
Ver NU doc. AGRO, A/49/40 (vol. I), anexo XI, p. 120. La primera parte de esta declaración también fue incluida en la
156
Observación General No. 29), pero sólo en una nota al pie de página; ver AGRO, A/56/40 (vol. I), pp. 208-209, nota la pie i.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 897
o prisión … a recurrir ante un tribunal, a fin de que éste decida a la brevedad posible
sobre la legalidad de su prisión y ordene su libertad si la prisión fuera ilegal” (art.
9(4)). Para la interpretación de estas disposiciones, ver el Capítulo 5 sobre “Derechos
humanos y Arresto, Detención Previa al Juicio y Detención Administrativa”.
*****
En cuanto al derecho a la protección del derecho a la libertad y a la seguridad,
de conformidad con la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la
situación legal es clara, ya que cuando los poderes especiales de arresto o detención
son usados “en caso de guerra, peligro público o de otra emergencia que amenace
la independencia o seguridad del estado Parte”, toda persona sometida a ellos tiene
un derecho incondicional a un recurso efectivo en la forma de hábeas corpus y amparo,
como lo garantizan los artículo 7(6) y 25(1) de la Convención, para la protección de
los derechos que no pueden ser suspendidos de acuerdo con el artículo 27(2) de la
Convención. En la medida en que los poderes especiales de arresto y detención puedan,
per se, ser autorizados en virtud del artículo 27(1) de la Convención, deberán asimismo
existir a disposición de las personas privadas de su libertad, recursos eficaces que las
habilite para debatir la compatibilidad de las medidas implicadas con la condición de
estricta necesidad.
*****
En el nivel Europeo, la Corte Europea de Derechos Humanos, en relación
con la situación en Irlanda del Norte, ha aceptado de manera amplia los poderes
extraordinarios de arresto y detención, incluyendo internamiento, sin la posibilidad de
revisión judicial. Estos casos, tal como el caso de Irlanda c. Reino Unido, son complejos
y en este capítulo solamente se estudiarán algunos aspectos de los mismos.
En el caso Lawless, la Corte concluyó que los poderes especiales de detención
conferidos a los Ministros de Estado en virtud de la Ley de 1940 sobre Delitos contra
el Estado (Enmienda) eran contrarios al artículo 5(1)(c) y (3) del Convenio Europeo
con fundamento en que la detención del Sr. Lawless durante un periodo de cinco meses
“no fue ‘efectuada con el propósito de llevarlo ante la autoridad legal competente’ y
que, en efecto, durante su detención no fue llevado ante un juez para ser enjuiciado
‘dentro de un tiempo razonable’” como lo prescriben aquellas disposiciones.157 De
acuerdo con la Corte, el “significado natural y simple” de los términos del artículo
5(1)(c) y (3) “claramente entrañan la obligación de llevar a toda persona arrestada o
detenida en cualquiera de las circunstancias contempladas por las disposiciones del
párrafo 1(c), ante un juez, con el fin de examinar la cuestión de la privación de la
libertad o con el propósito de decidir sobre los méritos”.158 Toda vez que el Sr. Lawless
nunca fue llevado ante un juez para ninguno de esos propósitos, su detención violó
el artículo 5 del Convenio y la Corte, por consiguiente, tuvo que examinar si esta
violación podría estar justificada en virtud del artículo 15(1) del Convenio, en caso
de haber sido adoptada en “la estricta medida en que lo exigía la situación” que se
presentó en Irlanda en 1957.
Luego de un examen de los hechos y de los argumentos de las partes en
el caso, la Corte concluyó que no había otros medios disponibles para el Estado
157
Corte Europea de DH, Caso Lawless (Fondo), sentencia del 1 de julio de 1961, Series A, No. 3, p. 53, párr. 15.
158
Ibid., p. 52, párr. 14.
898 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
159
Ibid., p. 58, párr. 36; énfasis añadido.
160
Ibid., loc. cit.
161
Ibid., p. 58, párr. 37.
162
Ibid., loc. cit.
163
Ibid., pp. 58-59, párrs. 37-38; énfasis añadido. Aun cuando la Sala de la Corte fue unánime, el resultado estuvo dividido en
la Comisión Europea de Derechos Humanos, la cual se había ocupado del caso con anterioridad. En la Comisión, una mayoría de
8 contra 6 consideró que la detención administrativa era estrictamente requerida por las exigencias de la situación. Las opiniones
minoritarias proporcionan argumentos útiles para una mayor comprensión de las complejidades del caso Lawless. Para la opinión de la
Comisión, ver Corte Europea de DH, Caso Lawless Case, Series B, 1960-1961, pp. 113-156.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 899
164
Corte Europea de DH, Caso de Irlanda c. el Reino Unido, sentencia del 18 de enero de 1978, Series A, Vol. 25, pp. 74-75, párr. 196.
165
Ibid., p. 75, párr. 196.
166
Ibid., pp. 74-77, párr. 194-201.
167
Ibid., p. 80, párr. 211.
168
Ibid., p. 82, párr. 214.
900 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
169
Ibid., pp. 80-81, párr. 212.
170
Ibid., p. 81, párr. 212.
171
Ibid., pp. 81-82, párr. 214.
172
Ibid., p. 83, párr. 220.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 901
173
Ibid., p. 83, párrs. 218-219. Presta interés el hecho de que con anterioridad, la Corte haya sostenido que la revisión judicial
proporcionada mediante estos procedimientos de hábeas corpus no era “suficientemente amplia en su alcance” para los propósitos del
artículo 5(4) de la Convención, p. 77, párr. 200.
174
Corte Europea de DH, Caso de Brogan y Otros c. el Reino Unido, sentencia del 29 de noviembre de 1988, Series A, No. 145-B, p. 32, párr. 58.
175
Corte Europea de DH, Caso de Brannigan y McBride c. el Reino Unido, sentencia del 26 de mayo de 1993, Series A, No. 258-B, pp. 51-52,
párrs. 49-54.
176
Ibid., p. 56, párr. 66.
902 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
dicho procedimiento no necesariamente tenga que ser idéntico en cada uno de los
casos donde la intervención de un juez es exigida.”177
La Corte señaló que su función no era “sustituir al Gobierno en la
determinación de qué medidas eran las más apropiadas u oportunas en el momento
respectivo de tratar con una situación de emergencia, con relación a lo cual el Gobierno
tiene directa responsabilidad de establecer, por un lado, el equilibrio entre la adopción
de medidas efectivas para combatir el terrorismo y, del otro, respetar los derechos
individuales… En el contexto de Irlanda del Norte, en el que la Judicatura es pequeña
y vulnerable a ataques terroristas, la confianza pública en la independencia judicial es,
comprensiblemente, una materia a la que el Gobierno da gran importancia.”178 De lo
anterior se siguió que el Gobierno no había “excedido su margen de apreciación al
decidir, en las circunstancias reinantes, en contra de la revisión judicial”.179
Por último, la Corte estaba satisfecha en cuanto a que, en efecto, existieron
salvaguardias contra el abuso y proporcionaron “una medida importante de
protección contra el comportamiento arbitrario y el régimen de incomunicación”. Las
salvaguardias eran:
v5 “el recurso de habeas corpus … para examinar la legalidad de la detención o el
arresto original”;
v5 el hecho de que “los detenidos tienen un derecho absoluto y ejecutable legalmente de
consultar un abogado luego de 48 horas contadas a partir del momento del arresto.
Ambos peticionarios tuvieron, en efecto, libertad para consultar un abogado luego
de este periodo;
v5 el hecho de que “en este período el ejercicio de este derecho solo puede ser
retardado cuando existan motivos razonables para ello. Es claro… que… la decisión
de posponer el acceso a un abogado es susceptible de revisión judicial y que en
tales procedimientos la carga de establecer los motivos razonables corresponde a
las autoridades. En estos casos, la revisión judicial ha sido evidenciada como una
manera rápida y eficaz para garantizar que el acceso a un abogado no sea negado
arbitrariamente”; y
v5 el hecho de que “los detenidos están autorizados para informar a un familiar o
amigo acerca de su detención y de tener acceso a un doctor”.180
Finalmente, es importante señalar que, al rechazar las acusaciones de los
peticionarios de que la suspensión del Reino Unido había sido prematura, la Corte
sostuvo que:
“La validez de la suspensión no puede ser cuestionada por la sola razón de
que el Gobierno había decidido examinar si en el futuro podría encontrarse
una forma de garantizar una mayor conformidad con las obligaciones del
Convenio. En efecto, tal proceso de continua reflexión no solo está de
177
Ibid., p. 54, párr. 58.
178
Ibid., p. 54, párr. 59.
179
Ibid., p. 54, párr. 60.
180
Ibid., pp. 55-56, párrs. 62-64. Sin embargo, cuatro miembros de la Corte discreparon de las conclusiones a las que se llegó en
este caso; ver pp. 61-69, 71 y 74-75.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 903
181
Ibid., p. 52, párr. 54.
182
Corte Europea de DH, Caso Marshall c. el Reino Unido, decisión del 10 de julio de 2001, pp. 7-8 del texto de la decisión como fue
publicada en la página web de la Corte http://echr.coe.int
904 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
183
Ibid., p. 10.
184
Ibid., loc. cit.
185
Ibid., pp. 10-11.
186
Corte Europea de DH, Aksoy c. Turquía, sentencia del 18 de diciembre de 1996, Informes 1996-VI, p. 2281, párr. 71, y p. 2282, párr. 77.
187
Ibid., p. 2282, párr. 76. Es de notar que la Corte concluyera en este caso, que el peticionario había sido sometido, mientras
estuvo detenido, a un trato “de una seriedad y crueldad tal que sólo puede ser descrito como tortura”, p. 2279, párr. 64.
188
Ibid., p. 2282, párr. 77.
189
Ibid., p. 2282, párr. 78.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 905
190
Ibid., p. 2283, párr. 83.
191
Ibid., p. 2284, párr. 84.
906 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
• DPolíticos
e conformidad con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el
derecho a un recurso judicial tal como el hábeas corpus, debe estar
disponible en todo tiempo para evaluar la legalidad de la privación de la
libertad;
• LHumanos,
a jurisprudencia en virtud del Convenio Europeo de Derechos
varia de acuerdo con la severidad de la emergencia enfrentada
por el Estado que hace uso de la suspensión y de las salvaguardias
disponibles. Mientras que la Corte Europea en su jurisprudencia
más reciente ha aceptado la detención por siete días sin intervención
legal siempre que existan salvaguardias adecuadas contra el abuso,
incluyendo el hábeas corpus, para evaluar la legalidad del arresto
y la detención inicial (Reino Unido),esta misma corte no ha aceptado
como estrictamente requerido por las exigencias de la situación, el
mantenimiento de un detenido por catorce días sin intervención judicial
y sin salvaguardias adecuadas (Turquía);
• Lincluyen,
a salvaguardias que son consideradas adecuadas en el nivel Europeo
adicionalmente a la revisión judicial en la forma de hábeas
corpus, el acceso efectivo a un abogado, el derecho de acceder a un medico y
el derecho a informar a la familia o amigos del arresto y la detención. La
Corte Europea usualmente examina la idoneidad de estas salvaguardias
en la totalidad;
• Adisponer
unque la Corte Europea de Derechos Humanos ha recalcado que
de un adecuado recurso judicial, o al menos administrativo,
tan pronto como los poderes de arresto y detención son introducidos, es
deseable, ha aceptado como estrictamente requeridos por las exigencias
de la situación, casos de largos periodos de detención o internamiento sin
tales recursos pero con salvaguardias diseñadas en lugar de estos. Sin
embargo, la tendencia en Europa parece dirigirse hacia el fortalecimiento
de los derechos de las personas privadas de su libertad en virtud de los
poderes de excepción;
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 907
de ser suspendidos, por lo tanto surge la pregunta acerca de cuáles elementos de este
derecho fundamental pueden ser suspendidos en estados de emergencia.
Para un análisis general del derecho a un juicio justo, ver los Capítulos 6 y
7 de este Manual, los cuales describen con algún detalle los derechos contenidos en
el artículo 14 del Pacto Internacional, el artículo 7 de la Carta Africana de Derechos
Humanos y de las Personas, el artículo 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y el artículo 6 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Ninguna de
estas disposiciones hace referencia, a los tribunales militares, por ejemplo, o a otros
Tribunales especiales per se. Simplemente disponen algunos principios básicos que
deben ser aplicados por todos los tribunales llamados a determinar una causa penal o
un derecho u obligación (civil o de otra clase). La cuestión de los “Tribunales militares
y otras cortes y tribunales especiales” fue considerada en el Capítulo 4, subsección 4.7
de este Manual, y el Capítulo 7, sección 7, relativa a “El Derecho a un Juicio Justo y
Tribunales Especiales”.
Es importante recordar de entrada, que el Principio 5 de los Principios Básicos
relativos a la Independencia de la Judicatura de las Naciones Unidas, establece que:
“Toda persona tendrá derecho a ser juzgada por los tribunales de justicia
ordinarios con arreglo a procedimientos legalmente establecidos. No
se crearán tribunales que no apliquen normas procesales debidamente
establecidas para sustituir la jurisdicción que corresponda normalmente a
los tribunales ordinarios.”
Además se recuerda que el Comité de Derechos Humanos en la Observación
General No. 13 manifestó que “las disposiciones del artículo 14 se aplican a todos los
tribunales y cortes de justicia… ya sean ordinarios o especiales”. Además, si bien el
Pacto no prohíbe los tribunales militares o especiales,
“las condiciones que estipula indican claramente que el procesamiento
de civiles por tales tribunales debe ser muy excepcional y ocurrir en
circunstancias que permitan verdaderamente la plena aplicación de las
garantías previstas en el artículo 14… Si los Estados Partes deciden, en
situaciones excepcionales, como prevé el artículo 4, dejar en suspenso
los procedimientos normales requeridos en virtud del artículo 14, deben
garantizar que tal suspensión no rebase lo que estrictamente exija la situación
en el momento y que se respeten las demás condiciones estipuladas en el
párrafo 1 del artículo 14.”192
En la Observación General No. 29, el Comité de Derechos Humanos afirma
que: “Como ciertos elementos del derecho a un juicio imparcial están explícitamente
garantizados por el derecho internacional humanitario en tiempo de conflicto armado,
el Comité no encuentra ninguna justificación para suspender dichas garantías durante
cualquier otra situación de excepción.” El Comité es de la opinión de que los principios
de legalidad y del estado de derecho requieren:
v5 que “los requisitos fundamentales del derecho a un juicio imparcial se respeten
durante un estado de excepción”;
192
Recopilación de Observaciones Generales de las Naciones Unidas, pp. 154-155, párr. 4.
908 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
v5 que “sólo un tribunal de derecho puede enjuiciar y condenar a una persona por un
delito”; y
v5 que “se debe respetar la presunción de inocencia”.193
En el caso de M. González del Río c. Perú, el Comité sostuvo, adicionalmente, que
“el derecho a ser juzgado por un tribunal independiente e imparcial es
un derecho absoluto que no puede ser objeto de excepción alguna”.194
No obstante, el Comité también ha admitido que “no sería sencillamente plausible
esperar que todas las disposiciones del artículo 14 permaneciesen plenamente en vigor
en todo tipo de situación de excepción”.195
A partir de las varias observaciones y opiniones del Comité de Derechos
Humanos, parece claro que a toda persona acusada, tanto si es enjuiciada por un
tribunal ordinario o por uno especial, debe asegurársele el derecho a un juicio justo
llevado a cabo por un tribunal de derecho independiente e imparcial en todas las
circunstancias, incluso durante emergencias públicas, y debe presumirse su inocencia
hasta que se pruebe su culpabilidad. El Comité aún tiene que definir cómo y hasta
que medida, las otras garantías contenidas en el artículo 14 pueden ser limitadas en
emergencias públicas. Sin embargo, como está establecido expresamente en el artículo
14(3) del Pacto, las garantías allí contenidas son “garantías mínimas” a las que “toda
persona… tendrá derecho, en plena igualdad”. Por consiguiente, la cuestión que surge
es si hay alguna posibilidad de limitar estas garantías más allá de emergencias públicas.
Garantías o derechos “mínimos” similares están contenidos en el artículo 8(2) de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y el artículo 6(3) del Convenio
Europeo de Derechos Humanos. Adicionalmente, las disposiciones del artículo 7 de la
Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos no pueden ser suspendidas y
deben, en consecuencia, ser aplicadas con todo su vigor en emergencias públicas.
*****
En cuanto al derecho internacional humanitario, las cuatro Convenciones de
Ginebra de 1977 proporcionan un número de garantías fundamentales para un juicio
justo. Aunque las garantías varían de tratado a tratado, estos incluyen aspectos relativos
al juicio justo tales como:
v5 el derecho a ser enjuiciado por un tribunal que brinde las garantías necesarias de
independencia e imparcialidad;
v5 el derecho a tener acceso a un abogado;
v5 el derecho a un intérprete;
v5 el derecho de la persona acusada a ser informada sin demora de las particularidades
del delito alegado en su contra y la garantía al acusado, en las actuaciones que
precedan al juicio como durante éste, de todos los derechos y medios de defensa
necesarios;
193
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 206, párr. 16.
194
Comunicación No. 263/1987, M. González del Río c. Perú (Observación adoptada el 28 de octubre de 1992), AGRO, A/48/40
(vol. II), párr. 5.2; enfasis añadido.
195
Ver la respuesta del Comité a la Subcomisión acerca de la cuestión relativa a un proyecto de tercer protocolo facultativo del
Pacto, en NU doc. AGRO, A/49/40 (vol. I), anexo XI.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 909
*****
Un tribunal especial establecido para juzgar ciertas categorías de delitos puede
implicar discriminación en contraposición al artículo 26 del Pacto sin necesariamente
violar el artículo 14. El caso de Kavanagh c. Irlanda involucró al Tribunal Penal Especial
creado en Irlanda siguiendo una proclamación del Gobierno del 26 de mayo de 1972
conforme a la Sección 35(2) de la Ley de los delitos contra la seguridad del Estado
de 1939. El autor denunció que había sido víctima de una violación del artículo 14(1)
del Pacto, al ser sometido a un Tribunal Especial en el que “no tuvo la oportunidad
de ser juzgado por un jurado y le fue denegado el derecho a examinar testigos en
una fase preliminar”. Por consiguiente, no le fue proporcionado un juicio justo.197 El
autor aceptó que “ni el juicio por un jurado ni el examen en una fase preliminar son
elementos que estén garantizados en sí en el Pacto y que la ausencia de uno de ellos o
de ambos no implica necesariamente que el juicio se injusto”. No obstante, consideró
que “todas las circunstancias de su enjuiciamiento en el Tribunal Penal Especial indican
que el proceso fue injusto”.198
El Comité de Derechos Humanos confirmó que “el enjuiciamiento en un
tribunal distinto de los ordinarios no necesariamente constituye de por sí una violación
del derecho a un juicio imparcial” y agregó que los hechos en el caso Kavanagh no
indicaban que hubiese existido tal violación.199 Por otro lado, la decisión del Director
196
Ver el artículo 49 de la Convención de Ginebra para Aliviar la Suerte que Corren los Heridos y los Enfermos de las Fuerzas
Armadas en Campaña de 1949; el artículo 50 de la Convención de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos, los enfermos
y los náufragos de las fuerzas armadas en el mar de 1949; los artículos 105-108 de la Convención de Ginebra relativo al Trato Debido
a los Prisioneros de Guerra; artículos 71-73 de la Convención de Ginebra relativa a la protección debida a las personas civiles en
tiempo de guerra de 1949; el artículo 3 común a las cuatro Convenciones de Ginebra; el artículo 75(4) del Protocolo I Adicional a las
Convenciones de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales; y
el artículo 6 del Protocolo II Adicional a las Convenciones de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la protección de víctimas de
los conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo II).
197
Comunicación No. 819/1998, Kavanagh c. Irlanda (Observación adoptada el 4 de abril de 2001), en NU doc. AGRO, A/56/40
(vol. II), p. 130, párr. 10.1
198
Ibid., loc. cit.
199
Ibid.
910 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
200
Ibid., p. 130-131, párr. 10.2.
201
Ibid., loc. cit.
202
Ibid., p. 131, párr. 10.3.
203
NU doc. AGRO, A/52/40 (vol. I), p. 64, párr. 381; énfasis añadido.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 911
*****
En el caso de Castillo Petruzzi y otros, las supuestas víctimas habían sido
condenadas por traición a la patria por un tribunal militar “sin rostro” y sentenciadas
a cadena perpetua. Como el cargo fue traición, el procedimiento exigido era “un
procedimiento sumario ‘en el teatro de operaciones,’ llevado adelante por jueces ‘sin
rostro’” y la interposición de acciones en busca de “garantías” no estaba autorizada.208
El señor Castillo Petruzzi había sido condenado como autor del delito de
traición por un Tribunal Militar Especial y sentenciado a “cadena Perpetua, con la
accesoria de inhabilitación absoluta y perpetua, el aislamiento celular y continuo
durante el primer año de la decisión y luego con trabajo obligatorio”. Esta decisión
fue confirmada por el Tribunal Supremo Militar Especial y posteriormente declaró no
haber lugar a la solicitud de nulidad contra la sentencia.209 Para la época del juzgamiento,
en el Departamento de Lima y en la Provincia Constitucional del Callao estaba vigente
un estado de emergencia y las siguientes garantías de la Constitución Peruana estaban
suspendidas: inviolabilidad del domicilio, derecho de tránsito, derecho de reunión, así
como detención y el derecho a ser llevado ante un juez.210 Respecto del juzgamiento del
Sr. Castillo Petruzzi, se estableció que su abogado no fue autorizado para entrevistarse
204
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 37, párr. 4.
205
Ibid., p. 38, párr. 12.
206
Ibid., p. 55, párr. 15.
207
Ibid., p. 92, párr. 20.
208
Corte IDH, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30 de mayo de 1999, Series C, No. 52, para. 86.10.
209
Ibid., párrs. 86.36 y 86.40-86.43.
210
Ibid, párr. 86.5.
912 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
con él “en privado antes de la diligencia, ni tampoco antes de que se dictara la sentencia
de primera instancia”, que el Sr. Castillo Petruzzi “durante la diligencia de declaración
instructiva… permaneció vendado y engrilletado” y que no se mostraron ni a él ni
a su abogado “las pruebas a su cargo y ni entonces ni con posterioridad se permitió
al abogado defensor contrainterrogar a los testigos cuyos testimonios figuraban en el
atestado policial.”211
La Corte Interamericana de Derechos Humanos concluyó, con fundamento
en los siguientes motivos, que el artículo 8(1) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos había sido violado en este caso:
“128. …El traslado de competencias de la justicia común a la justicia militar
y el consiguiente procesamiento de civiles por el delito de traición a la patria
en este fuero, supone excluir al juez natural para el conocimiento de estas
causas. En efecto, la jurisdicción militar no es la naturalmente aplicable a
civiles que carecen de funciones militares y que por ello no pueden incurrir
en conductas contrarias a deberes funcionales de este carácter. Cuando la
justicia militar asume competencia sobre un asunto que debe conocer la
justicia ordinaria, se ve afectado el derecho al juez natural y, a fortiori, el
debido proceso, el cual, a su vez, encuéntrase íntimamente ligado al propio
derecho de acceso a la justicia.
129. Constituye un principio básico relativo a la independencia de la
judicatura que toda persona tiene derecho a ser juzgada por tribunales de
justicia ordinarios con arreglo a procedimientos legalmente establecidos.
El Estado no debe crear ‘tribunales que no apliquen normas procesales
debidamente establecidas para sustituir la jurisdicción que corresponda
normalmente a los tribunales ordinarios.’
130. El juez encargado del conocimiento de una causa debe ser competente,
independiente e imparcial de acuerdo con el artículo 8.1 de la Convención
Americana. En el caso de estudio, las propias fuerzas armadas inmersas
en el combate contra los grupos insurgentes, son las encargadas del
juzgamiento de las personas vinculadas a dichos grupos. Este extremo
debilita considerablemente la imparcialidad que debe tener el juzgador.
Por otra parte, de conformidad con la Ley Orgánica de la Justicia Militar, el
nombramiento de los miembros del Consejo Supremo de Justicia Militar,
máximo órgano dentro de la justicia castrense, es realizado por el ministro
del sector pertinente. Los miembros del Consejo Supremo Militar son
quienes, a su vez, determinan los futuros ascensos, incentivos profesionales
y asignación de funciones a sus inferiores. Esta constatación pone en duda
la independencia de los jueces militares.
131. Este Tribunal ha señalado que las garantías a que tiene derecho
toda persona sometida a proceso, además de ser indispensables deben
ser judiciales, ‘lo cual implica la intervención de un órgano judicial
independiente e imparcial, apto para determinar la legalidad de las
actuaciones que se cumplan dentro del estado de excepción.’”212
Ibid., pp. 196-197, párrs. 128-131; notas a pie de página omitidas. En el párrafo 129 la Corte citó el Principio 5 de los Principios
212
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 913
La Corte concluyó que “los tribunales militares que han juzgado a las supuestas
víctimas por los delitos de traición a la patria no satisfacen los requerimientos inherentes
a las garantías de independencia e imparcialidad establecidas por el artículo 8.1. de la
Convención Americana, como elementos esenciales del debido proceso legal”. Un
problema adicional era que los jueces que presidían los juzgamientos por delitos de
traición a la patria eran jueces “sin rostro”, lo cual hacía imposible para los acusados
“conocer la identidad del juzgador” y, en consecuencia, estaban incapacitados para
valorar su competencia.213
*****
La Corte Europea de Derechos Humanos examinó la conformidad de la ley
marcial en Turquía con el artículo 6(1) del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
Por ejemplo, en el caso Yalgin y Otros, dos de los peticionarios manifestaron que su
derecho a una audiencia justa había sido quebrantado como consecuencia de su
condena por parte del Tribunal de Ley Marcial de Ankara que carecía de independencia
e imparcialidad. La Corte Europea observó que el Tribunal de Ley Marcial había
sido “establecido para ocuparse de los delitos encaminados a menoscabar el orden
constitucional y su régimen democrático”. Sin embargo, concluyó que su función
no era “determinar in abstracto si el establecimiento de tales Tribunales en un Estado
Contratante era necesario o revisar la práctica correspondiente, sino comprobar si la
manera en que uno de ellos funcionaba infringía el derecho de los peticionarios a un
juicio justo”.214 Los Tribunales Marciales en Turquía tienen cinco miembros: dos jueces
civiles, dos jueces militares y un oficial militar. La cuestión de la independencia y la
imparcialidad de los jueces militares y del oficial militar fueron consideradas al mismo
tiempo, mientras que la independencia e imparcialidad de los dos jueces civiles no fue
cuestionada.
Los jueces militares “eran nombrados con la aprobación del Jefe de Personal
y por un decreto firmado por el Ministro de Defensa, el Primer Ministro y el Presidente
de la República. El oficial militar, un coronel superior…era nombrado como resultado
de la propuesta del Jefe de Personal y de conformidad con las reglas que regulan el
nombramiento de jueces militares. Este oficial [era remplazable] por otro un año después
de su nombramiento.”215 En cuento a la existencia de salvaguardias para proteger a
los miembros del Tribunal Marcial contra la presión externa, la Corte Europea hizo
notar que “los jueces militares pasan por el mismo entrenamiento profesional que sus
contrapartes civiles” y que “gozan de salvaguardias constitucionales idénticas a las de
los jueces civiles. No pueden ser removidos del cargo o retirados a edad temprana sin
su consentimiento; como miembros regulares de un Tribunal Marcial, se presentan
como individuos. De acuerdo con la Constitución, ellos deben ser independientes y
ninguna autoridad pública puede darles instrucciones concernientes a sus actividades
judiciales o influenciarlos en la ejecución de sus obligaciones.”216
No obstante, otros tres aspectos de su status cuestionaban su independencia
e imparcialidad:
213
Ibid., p. 197, párrs. 132-133.
214
Corte Europea de DH, Caso de Yalgin y Otros c. Turquía, sentencia del 25 de septiembre de 2001, párrs. 43-44 del texto de la decisión
publicada en http://echr.coe.int
215
Ibid., párr. 40.
216
Ibid., párr. 41.
914 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
v5 primero, “los jueces militares son individuos al servicio militar que continúan
perteneciendo al ejército, el cual, a su turno, recibe órdenes del ejecutivo”;
v5 segundo, “como lo indicó el peticionario, ellos permanecen sujetos a la
disciplina militar y los informes de evaluación son compilados para tal propósito.
Por consiguiente, necesitan informes favorables tanto de parte de sus superiores
administrativos como de sus superiores judiciales a fin de ser promovidos”;
v5 tercero, “las decisiones concernientes a su nombramiento son, en gran parte,
tomadas por las autoridades administrativas y el ejército”.217
Por último, el oficial militar en la Tribunal Marcial estaba “jerárquicamente
subordinado al comandante de la ley marcial y/o el comandante de los cuerpos militares
involucrados” y no era “de ninguna manera independiente de estas autoridades”.218
A continuación, la Corte Europea observó que:
“aún las comparecencias pueden prestar cierta importancia. Lo que está
en juego es la confianza que los tribunales en una sociedad democrática
deben inspirar en el público y sobre todo, en lo que a procedimientos
penales concierne, en el acusado. Al decidir si en un determinado caso
existe una razón legítima para temer que un tribunal específico carece de
independencia o imparcialidad, el punto de vista del acusado es importante
sin ser decisivo. Lo que es decisivo es si puede sostenerse que sus dudas
están objetivamente justificadas.”219
La Corte, además, consideró que:
“cuando, como en el presente caso, los miembros de un tribunal incluyan
personas que se encuentran en una posición subordinada, en términos de
sus obligaciones y de la organización de su oficio, cara a cara con una de
las partes, las personas acusadas pueden abrigar dudas legítimas acerca de
la independencia de aquellas personas. Una situación de este tipo afecta
seriamente la confianza que los tribunales deben inspirar en una sociedad
democrática… Adicionalmente, la Corte da gran importancia al hecho
de que un civil tenga que comparecer ante un tribunal, compuesto, aun
cuando solo sea en parte, de miembros de las fuerzas armadas.”220
A la luz de todas estas consideraciones, la Corte opinó que:
“aún las comparecencias pueden prestar cierta importancia. Lo que está
en juego es la confianza que los tribunales en una sociedad democrática
deben inspirar en el público y sobre todo, en lo que a procedimientos
penales concierne, en el acusado. Al decidir si en un determinado caso
existe una razón legítima para temer que un tribunal específico carece de
independencia o imparcialidad, el punto de vista del acusado es importante
sin ser decisivo. Lo que es decisivo es si puede sostenerse que sus dudas
están objetivamente justificadas.”221
217
Ibid., párr. 42.
218
Ibid., loc. cit.
219
Ibid., párr. 45.
220
Ibid., párr. 46.
221
Ibid., párr. 47.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 915
*****
Parece claro que, en la presente fase de desarrollo del derecho internacional
de los derechos humanos, es poco probable que los órganos internacionales de
vigilancia concluyan que los tribunales especiales sean per se contrarios a los derechos
humanos pero tenderán a considerar si dichos tribunales cumplen las garantías del
debido proceso como las prescribe la ley, incluyendo el derecho a ser enjuiciado por
un tribunal independiente e imparcial en todo tiempo. Cuando oficiales militares y
otros miembros de las fuerzas armadas formen parte de un tribunal especial que
este enjuiciando a un civil, los órganos internacionales de vigilancia han concluido
invariablemente que tales tribunales no son ni independientes ni imparciales como
lo exige el derecho internacional de los derechos humanos (ver también Capítulo 4,
sección 4.7).
Toda persona, en todo tiempo, tiene el derecho a ser juzgada por un tribunal
o corte que sea competente, independiente e imparcial y que respete el derecho
a un juicio justo y las garantías del debido proceso así como también el
derecho a ser presumido inocente hasta tanto se demuestre que se es culpable.
Es posible que los enjuiciamientos por tribunales especiales no violen, per se,
el derecho a una audiencia justa/garantías del debido proceso. Sin embargo,
se requiere vigilancia para garantizar que tales tribunales cumplan con los
requisitos básicos de un juicio justo/garantías del debido proceso, incluyendo
el requisito de que el tribunal deba ser competente, independiente e imparcial.
Al igual que todos los tribunales regulares, los tribunales establecidos
especialmente también tienen que respetar el principio de igualdad ante la ley
y la prohibición de discriminación.
Los tribunales militares no son competentes, a priori, para enjuiciar civiles
sospechosos de haber cometido actos delictuosos, puesto que es improbable que
dichos tribunales administren justicia con independencia e imparcialidad.
Los estándares del juicio justo/debido proceso dispuestos en el derecho
internacional humanitario establecen un límite mínimo debajo del cual
ningún Estado puede, en ningún tiempo, disminuir las garantías del juicio
justo/debido proceso. Como estos estándares están establecidos para conflictos
armados de carácter internacional o interno, las situaciones de crisis con una
naturaleza menos grave exigen estándares más altos.
222
Ibid., párr. 48.
916 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 917
*****
La Corte Europea de Derechos Humanos ha dejado en claro que, según el
Convenio Europeo, su función requiere examinar la consistencia de las medidas de
suspensión con las “otras obligaciones que el derecho internacional le impone” proprio
motu al Estado Contratante.225 Sin embargo, tanto en el caso Lawless como en el caso
de Irlanda c. el Reino Unido, la Corte no contaba con datos para indicar que el Estado
que hizo uso de la suspensión, hubiese desatendido tales obligaciones. En el último
caso, observó en particular que “el Gobierno Irlandés nunca suministró a la Comisión
o a la Corte, detalles precisos acerca de la reclamación formulada o reseñada sobre
este punto en su solicitud”.226 Como lo demuestran estos casos, aunque la Corte tenía
la obligación de examinar proprio motu la compatibilidad de las medidas de suspensión
con las “otras obligaciones que derecho internacional le impone” al Estado, dicha
compatibilidad depende, en gran medida, de los argumentos suministrados por la
parte que afirma la violación de este principio, más que de una investigación en detalle
llevada a cabo por sí misma.
En el caso Brannigan y McBride, el peticionario arguyó que el Reino Unido
había violado el principio de consistencia contenido en el artículo 15(1) del Convenio,
toda vez que la emergencia pública no había sido “proclamada oficialmente”, tal como
lo exige el artículo 4 del Pacto Internacional. En esta ocasión, la Corte observó que su
función no era la de tratar de definir, autorizadamente, el significado de los términos
“proclamada oficialmente” contenidos en el artículo 4 del Pacto, pero que, no obstante,
tenía que examinar si había “alguna base plausible para el argumento del peticionario
en este sentido”.227 Sin embargo, concluyó que no existían “bases para los argumentos
del peticionario”, y en conexión con esto se refirió a la afirmación realizada en la Casa
de los Comunes por el Secretario de Estado en la que “explicaba en detalle las razones
subyacentes a la decisión del Gobierno de adoptar la suspensión y anunciaba que se
estaban tomando las medidas para dar aviso de la misma, conforme al artículo 15 del
Convenio Europeo y al artículo 4 del Pacto Internacional. Agregó que existía ‘una
emergencia pública en los términos de dichas disposiciones con respecto al terrorismo
224
Ibid, pp. 204-205, párr. 10.
225
Corte Europea de DH, Caso Lawless (Fondo), sentencia del 1 de julio de 1961, Series A, No. 3, p. 60, paras. 40-41.
226
Ibid., p. 60, párr. 41, y Corte Europea de DH, Caso de Irlanda c. el Reino Unido, sentencia del 18 de enero de 1978, Series A, No. 25, p. 84,
párr. 222.
227
Corte Europea de DH, Caso de Brannigan y McBride c. el Reino Unido, sentencia del 26 de mayo de 1993, Series A, No. 258-B, p. 57, párr.
72.
918 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
6. La Condición de No Discriminación
De acuerdo con el artículo 4(1) del Pacto Internacional sobre Derechos
Civiles y Políticos y el artículo 27(1) de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, las medidas de suspensión no pueden entrañar “discriminación alguna
fundada únicamente en motivos de raza, color, sexo, idioma, religión u origen social”.
El artículo 15(1) del Convenio Europeo de Derechos Humanos no
contiene tal referencia al principio de no discriminación. En la medida en que un
Estado Contratante del convenio Europeo es, así mismo, un Estado Parte en el
Pacto Internacional, dicho Estado no estaría autorizado para adoptar medidas de
228
Ibid., p. 57, párr. 73.
229
Ibid., loc. cit.
230
Corte Europea de DH, Caso Marshall, Excepciones Preliminares 10 de julio 2001, p. 11 de la decisión como aparece publicada en
http://echr.coe.int
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 919
suspensión con base en los motivos listados arriba, aun en virtud del artículo 15 de la
Convención, ya que tales medidas no pueden estar en “inconsistencia” con las otras
obligaciones del Estado “bajo el derecho internacional”. En cualquier caso, existe una
cierta flexibilidad inherente al principio de igualdad y no discriminación que habilita
a los Estados que suspenden obligaciones, para ajustar sus medidas a las específicas
necesidades de la situación de crisis sin quebrantar sus obligaciones adquiridas en
virtud del tratado. Como se observó en el Capítulo 13 de este Manual, del principio
de igualdad y no discriminación no se deriva que en virtud del derecho internacional
todas las distinciones hechas entre las personas sean ilegales. No obstante, las
diferenciaciones serán lícitas sólo si persiguen un fin legítimo y son
proporcionales/razonables en términos de tal fin legítimo. Siempre que las
medidas de suspensión que introducen diferenciaciones reúnan estos criterios, tanto
en general como en los casos específicos, las mismas serán legales. Toda vez que el
principio de igualdad y no discriminación es una regla fundamental tanto del derecho
internacional de los derechos humanos como del derecho internacional general, las
medidas de suspensión que establecen discriminaciones entre personas o grupos de
personas no pueden, bajo ninguna circunstancia, considerarse legales aún en virtud
de tratados que no incluyen expressis verbis una prohibición sobre discriminación en la
disposición de suspensión.
*****
El Comité de Derechos Humanos manifestó en la Observación General No.
29 que aun cuando el artículo 26 del Pacto u otras disposiciones relativas a la no
discriminación (a saber, los artículos 2, 3, 14(1), 23(4), 24(1) y 25)
“no figuran entre las disposiciones que según el párrafo 2 del artículo 4 no
pueden ser suspendidas, existen elementos o dimensiones del derecho a la
no discriminación que no admiten excepción en circunstancia alguna. En
particular, se debe dar cumplimiento a esta disposición del párrafo 1 del
artículo 4 cuando se hagan cualesquiera distinciones entre las personas al
recurrir a medidas que suspenden la aplicación de determinados artículos
del Pacto.”231
*****
La cuestión de la discriminación en el empleo de poderes extrajudiciales
de arresto y detención fue debatida en el caso de Irlanda c. el Reino Unido, aunque la
Corte Europea de Derechos Humanos decidiera, quince contra dos, que no había sido
establecida la existencia de discriminación contraria al artículo 14 leído en conjunto
con el artículo 5 del Convenio Europeo.232 El Gobierno Irlandés había alegado que al
principio, los poderes excepcionales fueron usados solamente en contra de “personas
sospechosas de estar comprometidas con el terrorismo del IRA o de poseer información
al respecto” y que “más adelante también fueron utilizados, aunque en mucha menor
medida, en contra de presuntos terroristas Loyalistas”.233
La Corte concluyó, al analizar la diferencia de trato entre el terrorismo Loyalista
y el Republicano durante la primera fase del período bajo consideración (1971 hasta
el final de marzo de 1972), que “existían diferencias profundas entre el terrorismo
231
NU doc. AGRO, A/56/40 (Vol. I), Informe HRC, p. 204, párr. 8.
232
Corte Europea de DH, Caso de Irlanda c. el Reino Unido, sentencia del 18 de enero de 1978, Series A, No. 25, p. 95.
233
Ibid., p. 85, párr. 225.
920 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
Cuando los Estados Parte recurren a medidas que suspenden las obligaciones
que les imponen el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, deben garantizar que
estas medidas “no entrañen discriminación alguna fundada únicamente en
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión u origen social”.
Todos los Estados que hagan uso de la suspensión tienen que, en todo tiempo,
garantizar el principio de igualdad y de prohibición de discriminación,
que es un principio fundamental del derecho internacional de los derechos
humanos y el derecho internacional general. De acuerdo con la jurisprudencia
internacional, la prohibición de discriminación es intrínsecamente flexible y
autoriza a los Estados que hacen uso de la suspensión para tomar medidas
que sean estrictamente necesarias para superar una situación de excepción
siempre que las medidas persigan un fin legítimo y sean razonables/
proporcionales a la luz de dicho fin.
234
Ibid., p. 86, párr. 228.
235
Ibid., pp. 86-87, párr. 229.
236
Ibid., p. 87, párr. 230.
237
Ibid., pp. 87-88, párr. 231.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 921
*****
De acuerdo con el artículo 27(3) de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos:
238
NU doc. AGRO, A/56/40 (vol. I), p. 207, párr. 17. PAG 209.
239
Ibid., loc. cit.
240
Ibid.
922 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
“Todo Estado parte que haga uso del derecho de suspensión deberá
informar inmediatamente a los demás Estados Partes en la presente
Convención, por conducto del Secretario General de la Organización
de los Estados Americanos, de las disposiciones cuya aplicación haya
suspendido, de los motivos que hayan suscitado la suspensión y de la fecha
en que haya dado por terminada tal suspensión.”
Como en el caso del artículo 4(3) del Pacto, un Estado que hace uso del
derecho de suspensión tiene que (1) notificar inmediatamente a los otros Estados
partes acerca de la suspensión, (2) presentar información sobre las disposiciones
que ha suspendido y (3) exponer los motivos de la suspensión. El Estado Parte
también debe dar una fecha para la terminación de la suspensión. Por otro lado, el
Artículo 27(3) no obliga expresamente a los Estados Partes a presentar un segundo
anuncio luego de la terminación de la suspensión.
*****
El artículo 15(3) del Convenio Europeo dispone que:
“Toda Alta Parte Contratante que ejerza este derecho de derogación
tendrá plenamente informado al Secretario general del Consejo de Europa
de las medidas tomadas y de los motivos que las han inspirado. Deberá
igualmente informar al Secretario General del Consejo de Europa de la
fecha en que esas medidas hayan dejado de estar en vigor y las disposiciones
del Convenio vuelvan a tener plena aplicación.”
Presta interés el hecho de que el artículo 15(3) no exige expresamente al Estado
que hace uso del derecho de suspensión, indicar las disposiciones cuya aplicación
está suspendiendo. No obstante, los términos “plenamente informado” indican que
el Estado tiene que proporcionar información exhaustiva acerca de las medidas de
suspensión tomadas. La Corte Europea de Derechos Humanos tiene competencia
para examinar proprio motu que el Estado que hace uso del derecho de suspensión
actúe de conformidad con el artículo 15(3) en los casos llevados ante ella. A partir
de su jurisprudencia se sigue que la notificación debe ser presentada “sin demora”,
condición que se consideró cumplida en el caso Lawless, en el que existió un retraso
de 12 días entre la entrada en vigencia de las medidas de suspensión y la entrega de
la notificación.241 En el mismo caso, la Corte concluyó que el Gobierno había dado al
Secretario General “información suficiente de las medidas adoptadas y las razones para
ello” cuando explicó por escrito que “las medidas que habían sido tomadas para ‘evitar
la comisión de delitos contra la paz y el orden público y para impedir la permanencia de
fuerzas militares o armadas diferentes a las autorizadas por la Constitución’.” La Corte
anotó además, que adjunta a la notificación, se encontraba una copia de la legislación
de emergencia pertinente y la proclamación de su entrada en vigencia.242
*****
El artículo 30(2) de la Carta Social Europea y el artículo F(2) de la Carta
revisada contienen en esencia una obligación de notificación similar, aunque es
suficiente con que la notificación sea entregada “dentro de un plazo razonable”.
241
Corte Europea de DH, Caso Lawless (Fondo),, sentencia del 1 de julio de 1961, Series A, No. 3, p. 62, párr. 47.
242
Ibid., loc. cit.
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 923
924 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados
9. Observaciones Finales
Contrario a lo que podría creerse, el derecho internacional de los derechos
humanos proporciona una multitud de prescripciones legales para ocuparse de
situaciones de excepción de tal gravedad que constituyan una amenaza para la vida de la
nación o para la independencia o seguridad del Estado. En tales situaciones, el cimiento
de los principios de los derechos humanos permanece vigente y las profesiones legales
tienen la responsabilidad de colaborar para garantizar que, en efecto, este sea el caso.
En respuesta a una crisis grave, la opinión pública podría pedir fuertes medidas
y venganza, y el Gobierno bien podría encargarse de estas demandas recurriendo a
medidas de seguridad drásticas y de amplio alcance. Sin embargo, se sirve mejor a
la paz y a la seguridad mediante una administración de justicia que en tiempos de
adversidad también trate a todas las personas igual y justamente. Tener presente que
en ninguna época de la historia, demasiada justicia y respeto por los derechos y las
libertades individuales ha sido nocivo para la paz, seguridad y prosperidad nacional e
internacional, es una buena lección. En tiempos de crisis, un esfuerzo concertado por
Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados 925
todos los actores de la sociedad, incluyendo jueces, fiscales y abogados, para mantener
los más altos estándares posibles de protección de los derechos humanos, no sólo es
más difícil sino también más necesario que nunca a fin de contribuir a la restauración
de un orden constitucional en el que todas las personas puedan, de nuevo, gozar
plenamente de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
*****
926 Los Derechos Humanos en la Administración de Justicia: Un Manual sobre Derechos Humanos para Jueces, Fiscales y Abogados