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Así, muchos estudiantes de MBA creen que gastar un montón de dinero en un título
les hará aterrizar automáticamente en un trabajo prestigioso y bien pagado, una
creencia que no es cierta, “ya que el mercado remunera las habilidades, no las
titulaciones”. Para lo que sí es útil el MBA, sobre todo si has estudiado en una
Escuela de negocios del Top 10 “es para incrementar tu probabilidad de tener una
entrevista con una consultoría de prestigio, con un banco internacional o con una
empresa que figura en el Fortune 50. Si quieres trabajar para McKinsey o Goldman
Sachs, necesitarás un MBA. Porque, esencialmente, lo que haces con él es
comprar una entrevista de trabajo por 150.000 dólares”.
Para Juanma Roca, autor de MBA, ángeles o demonios, hay algo cierto en esta
afirmación, toda vez que muchas escuelas no se esconden a la hora de vender su
network como parte esencial de su oferta. “Hablamos de una enseñanza formativa
de élite, de una titulación de calidad para gente que quiere tener una gran
trayectoria, y, que por lo tanto, puede situarte en una posición muy buena para que
tejas relaciones profesionales sólidas y amistades interesantes, a través de las
cuales puedes llegar a formar parte de ese núcleo de gente brillante y bien
posicionada que dirige las empresas”. Pero esto, asegura Roca, también tiene su
vertiente negativa, toda vez que está generando que algunas instituciones
educativas sólo pongan el énfasis en esa red de relaciones. “Hay voces críticas,
como la de Rakesh Khurana, que señalan que el fin de las escuelas no debe ser
otro que la formación de calidad. Y cuando se hace del network el objetivo último en
lugar de un elemento más del proceso formador, se está tergiversando la esencia
del MBA”.
En todo caso, mucha gente piensa que si ese es el camino para el éxito, es bueno
recorrerlo; que si el MBA asegura un puesto de trabajo en las compañías más
grandes, estamos ante una buena inversión. Kaufman no está de acuerdo ya que
“no hay ninguna garantía de que poseer un MBA te lleve a un trabajo MBA.
Obtienen esa titulación entre 200.000 y 300.000 personas cada año y las firmas de
prestigio sólo contratan a unos cuantos miles, de modo que te puedes encontrar
con un título muy caro bajo el brazo y sin un trabajo bien pagado que te ayude a
costearlo”.
Porque esa es otra de las críticas que suelen hacerse al MBA, que cuesta más de
lo que vale. Es importante recordar, señala Kaufman, que “a menos que seas rico o
que tu empresa pague los gastos, tendrás que pedir dinero prestado para ir a una
escuela de negocios. En EEUU, en estos casos, la tasa de interés suele ir del 6,8
% al 10%, de modo que tanto el tamaño del préstamo como su tasa de interés son
muy similares a los de una hipoteca. Si te lleva 20-30 años pagar el préstamo,
pagarás entre 2-3 veces el coste del préstamo al banco. Además, si por
cualquier razón tienes problemas para devolverlo, tus tasas de interés se
incrementarán, y acabarás pagando mucho más. Incluso si te declaras en quiebra,
la ley estadounidense señala que las deudas de los préstamos de estudios no
pueden ser liberadas, de modo que los cobradores de crédito te perseguirán sin
piedad hasta que pagues”. Estas son situaciones en las que no nos gusta pensar
pero que•son una realidad para mucha gente que pensó que pedir dinero prestado
para ir a una business school era una buena decisión financiera. Sin embargo, se
trata de una opción con grandes riesgos, ya que sus retornos son inciertos”.
Según Roca, esto es uno de los asuntos más llamativos respecto del MBA, porque
en ningún otro segmento educativo se cuestiona la rentabilidad de la educación
mientras que en el MBA está en el centro del debate. “Si por retorno de la inversión
entendemos una mejor trayectoria, una red de contactos interesantes o adquirir
grandes conocimientos, sí hay un gran retorno; si lo que pretendemos es hacernos
directores generales nada más haberlo terminado, tendremos que despertar a la
realidad”. Fernández-Cantelli cree que “si se mira en el corto plazo, no va a haber
un altísimo retorno en la inversión. Pero aunque un programa MBA en una de las
escuelas con mayor reputación del mundo no se amortice en un año, es indudable
que genera beneficios. Según el ranking del Financial Times, quienes han cursado
en nuestra escuela el Executive MBA Executive han aumentado sus salarios en
tres años un 144%”. La mejor prueba, para Fernández- Cantelli de que el MBA es
rentable es que “hay un alto porcentaje de gente que está dispuesta a hacer
sacrificios por obtener la titulación”.
Sin embargo, incluso cuando el MBA sirve para que consigamos lo que
pretendíamos, avisa Kaufman, deberíamos tener en cuenta que no siempre nos
encontramos con lo que esperábamos. “En las empresas que contratan MBAs hay
mucha rotación, porque los trabajos son estresantes y exigentes, consumen todo tu
tiempo y te dejan muy poca autonomía. Mucha gente piensa que esos puestos son
atractivos, pero cuando comienzan a trabajar se dan cuenta de que están muy lejos
de resultar tan excitantes como creían y se pasan el tiempo pensando cómo pueden
salir de allí, como ha puesto de manifiesto Pamela Slim en Escape from cubicle
nation”.
Por eso, subraya Kaufman, cuando valoramos si el MBA nos puede conducir al
éxito, debemos ser conscientes de qué conceptos estamos manejando. “Si ves
como un éxito trabajar en un empleo bien retribuido, en un entorno de mucho estrés
y de continuas exigencias, en el que has de estar dispuesto a hacer cualquier cosa
para ascender en la organización y en el que debes sacrificar al trabajo tu familia y
tu salud, entonces puedes considerar el MBA una vía para conseguirlo. Si valoras la
libertad de trabajar en proyectos que te atraen con gente que te gusta, si quieres
pasar tiempo con tu familia, cuidar tu salud y hacer más cosas que diseñar
presentaciones de Power Point y lamentarte de la rentabilidad de las acciones, el
MBA no te es necesario”.
Para Kaufman, el mejor camino para llegar al éxito es aprender cómo funciona el
mundo de los negocios y después montar tu propia empresa, ya que si eres capaz
de generar valor para la gente, “a nadie le importará si tienes o no un título”.
Además, no debemos olvidar que “el camino más rápido para convertirte en un
CEO es poner en marcha tu propia compañía”.