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Juan ha informado en varias oportunidades que su padre lo castiga fuertemente. Por esa
razón su madre no le cuenta a su esposo las faltas que aquel comete. Ella, por su parte,
es más flexible en el establecimiento de las normas con su hijo.
Aunque tiene once años de edad, Juan parece un niño mayor. Siempre ha sido muy
activo; incluso en sus primeros años de vida tenía dificultades para dormirse. No tiene
un grupo fijo de amigos en el colegio y su madre está muy preocupada pues lo ha visto
con algunos miembros de las pandillas que frecuentan el sector de su vivienda, el cual
es muy peligroso por la presencia de pandilleros y rateros.
Varias de las conductas que se atribuyen a este niño, como ser agresivo, provocador, no
seguir reglas y permanecer mucho tiempo en la calle, son ejemplos del tipo de
conductas que normalmente se agrupan bajo el rótulo de “trastorno disocial” o
“desorden de conducta”, una categoría diagnóstica que se utiliza para designar un patrón
de comportamiento que puede iniciar en la infancia o en la adolescencia .
Ha utilizado un arma que puede causar daño físico grave a otras personas, por ejemplo
bate, ladrillo, botella rota, navaja, pistola.
A menudo miente para obtener bienes o favores o para evitar obligaciones (esto es, tima
a otros).
Ha robado objetos de cierto valor sin enfrentamiento con la víctima (por ejemplo robos
en tiendas, pero sin allanamiento o destrozos; falsificaciones).
Se ha escapado de casa durante la noche, por lo menos dos veces, viviendo en la casa de
sus padres o en un hogar sustitutivo (o sólo una vez sin regresar durante un largo
período de tiempo).
Suele hacer novios en la escuela, iniciando esta práctica antes de los trece años de edad.
Te recomendamos que acudas con algún especialista (psicólogo o neurólogo) para que
te ayuden a trabajar a nivel terapéutico y se le de el seguimiento pertinente.