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Valoración funcional: Índice de Barthel (ABVD) e Índice de Lawton (AIVD).

La incapacidad funcional es una manifestación frecuente, aunque inconstante, de la enfermedad


en el anciano (Álvarez-Darriba et al. 1997), y suele ser consecuencia de la mayor prevalencia de patología
incapacitante en esta población y de la progresiva disminución de la reserva fisiológica con el
envejecimiento (Resnick, 1994; Valderrama y Pérez del Molino, 1997). Por otra parte, la evaluación de la
capacidad funcional en pacientes psicogeriátricos, especialmente las habilidades en el cuidado de sí
mismo y de relación con el entorno, permiten obtener información referente a aspectos modulares de la
enfermedad y del bienestar de las personas mayores (Fernández de Larrinoa et al. 1996).

El estado funcional abarca cuatro dimensiones del individuo: la física, la mental, la emocional y
la social. Sin embargo el término “funcional” se utiliza más para, dentro de la esfera física, identificar que
grado de independencia alcanza un individuo en las actividades de la vida diaria (AVD) y en la
deambulación; éstas son funciones físicas rutinarias y cotidianas. Baztán et al., (1994) define las AVD
como “el conjunto de conductas que una persona ejecuta todos los días o con frecuencia casi cotidiana,
para vivr de forma autónoma e integrada en su medio ambiente y cumplir con su papel social”.

En función de su complejidad se distinguen actividades básicas e instrumentales de la vida


diaria. Las cuales pasaremos a detallar a continuación.

1. Las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD) son “el conjunto de actividades primarias de la
persona, encaminadas a su autocuidado y movilidad, que le dotan de autonomía e independencia
elementales y le permiten vivir sin precisar ayuda continua de otros” (Baztán et al. 1994). Casi todas
las escalas de ABVD incluyen cierta combinación de vestirse, ducharse o bañarse, asearse, andar y
alimentarse. Con frecuencia, se añade la movilidad (trasladarse en la cama, de la cama al sillón, subir
escaleras...), a los instrumentos de ABVD. Aunque existen ciertas dudas sobre si la continencia
debería ser incluida entre las ABVD o entre las funciones fisiológicas, la mayoría de las escalas
incluyen la misma, a veces dividida en ítems separados sobre control de esfínter anal y vesical.

Para la evaluación de este tipo de actividades se ha utilizado el Indice de Barthel, Barthel Index
(IB), este es un instrumento de medida de las ABVD, que fue desarrollado por Mahoney y Barthel en
1965, a partir de la observación por un equipo multidisciplinario que trabajaba con pacientes con
patología neuromuscular y/o musculo-esquelética en hospitales de crónicos de Maryland. Este
instrumento ha sido validado en población española por Baztán, et al. (1993), evalúa la
independencia del paciente para realizar 10 actividades básicas de la vida diaria (ABVD): capacidad
para alimentarse, arreglarse, bañarse, ir al aseo, trasladarse (o manejar una silla de ruedas), subir
escaleras, control vesical y control de esfínter anal. En cada ítem se asignan puntos al individuo por
ser capaz de realizar la actividad independientemente y menos puntos por realizarla con ayuda,
pudiendo ser las puntuaciones de 15, 10, 5 ó 0. Se puntúa de 0 a 100 - 90 para pacientes limitados en
silla de ruedas- (Baztán et al. 1994). Se ha de considerar que el IB no es una escala continua, lo que
implica que una variación de 5 puntos en la zona alta de la puntuación - más próxima a la
independencia - no es semejante a la misma variación en la zona baja - más cercana a la dependencia
- (Baztán et al. 1993 y 1994; Menéndez y San José, 1995; Royal College of Physicians, 1992b). Para
facilitar su interpretación, los resultados globales se han agrupado en cuatro categorías de
dependencia (Baztán et al. 1994; Granger et al. 1979; Reding, 1990; Royal College of Physicians,
1992b):

1) Total < 20
2) Grave = 20-35
3) Moderada = 40-55
4) Leve > 60

No está claro si hemos utilizado la versión del instrumento más actualizada “Barthel Self-Care
Rating (Kane y Kane, 1981) o la versión más antigua, que desarrolla más detalladamente los ítems
del original, pero que no presenta ventajas sobre éste acerca de su validez y fiabilidad, requiriendo
además más tiempo para su realización. Por estos motivos su uso no se ha extendido tanto como el
IB original (Bowling, 1991).

2. Las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD) son “las que permiten a la persona
adaptarse a su entorno y mantener su independencia en la comunidad” (Baztán et al. 1994).
Incluyen el cuidado del hogar, preparación de comidas, capacidad responsable de usar medicación y
dinero, uso de transporte o teléfono y otras. Las AIVD son más difíciles de categorizar y evaluar que
las ABVD, ya que experimentan importantes influencias culturales (Valderrama y Pérez del Molino,
1997). A pesar de estos inconvenientes, se han desarrollado distintas escalas para medir las AIVD,
presentando estas una mayor correlación con el estado cognitivo que las escalas de ABVD (Baztán et
al. 1994).

Para evaluar las actividades instrumentales se ha empleado el Indice de Lawton -IL- (Lawton y
Brody, 1969; Lawton, 1972), es una escala de AIVD conocida también por el nombre de Philadelphia
Geriatric Center-Instrumental Activities Daily Living (PGC-IADL), y fue desarrollada por dichos autores
en un intento de jerarquización de la conducta humana. Está compuesta de 8 ítems: capacidad de usar el
teléfono, hacer las compras, preparación de la comida (no se entrevista a los hombres), cuidado de la casa
(no se entrevista a los hombres), lavado de la ropa (no se entrevista a los hombres), uso de medios de
transporte, responsabilidad respecto a su medicación, manejo de sus asuntos económicos. Cada ítem se
subdivide, a su vez, en una serie de apartados que pueden ser puntuados con un valor 0 ó 1. Por ejemplo,
la capacidad para usar el teléfono se subdivide en cuatro apartados - utiliza el teléfono por iniciativa
propia, busca y marca números; o es capaz de marcar números bien conocidos; o es capaz de contestar el
teléfono, pero no de marcar; o no usa el teléfono en absoluto -, puntuándose los tres primeros como 1 y el
último como 0. La puntuación global de la escala oscila de 0 (dependencia total) a 8 en el caso de mujeres
y 5 en el caso de hombres (autónomo).

El uso del IL está ampliamente extendido, mostrando unas características psicométricas


(validez, fiabilidad) adecuadas (Baztán et al. 1994), siendo la escala más recomendada para la evaluación
de las AIVD (Rubenstein et al.; 1988; Hendrick et al. 1991). Además, desde su creación, el IL ha servido
de modelo a escalas de AIVD posteriores (Baztán et al. 1994). Por otra parte, ha sido utilizada en nuestro
medio por algunos autores para la valoración funcional del anciano (Cruz-Jentoft et al. 1992; Hernández
et al. 1992). Por lo tanto, se seleccionó el IL en este estudio por su rapidez y facilidad de aplicación, estar
validada internacionalmente y permitir el seguimiento evolutivo del anciano.

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