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Conceptos claves de la lectura

REFLEXIONES SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO


Daniel Carlos Gutiérrez Rohán

EPISTEMOLOGÍA
La epistemología (del griego episteme "conocimiento", logos “teoría”); rama de la filosofía cuyo
objeto de estudio es el conocimiento científico. La epistemología, como teoría del conocimiento, se
ocupa de problemas tales como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan
a su obtención, y los criterios por los cuales se le justifica o invalida. Es de reciente creación, ya que
el objeto al que ella se refiere es también de reciente aparición. En Grecia, el tipo de conocimiento
llamado episteme se oponía al conocimiento denominado doxa. La doxa era el conocimiento vulgar u
ordinario del hombre, no sometido a una rigurosa reflexión crítica. La episteme era el conocimiento
reflexivo elaborado con rigor. De ahí que el término "epistemología" se haya utilizado con frecuencia
como equivalente a "ciencia o teoría del conocimiento científico". Los autores escolásticos
distinguieron la llamada por ellos "gnoseología", o estudio del conocimiento y del pensamiento en
general, de la epistemología o teoría del modo concreto de conocimiento llamado científico. Hoy en
día, sin embargo, el término "epistemología" ha ido ampliando su significado y se utiliza como
sinónimo de "teoría del conocimiento". Así, las teorías del conocimiento específicas son también
epistemología; por ejemplo, la epistemología científica general, epistemología de las ciencias físicas
o de las ciencias psicológicas.

OBJETO DE ESTUDIO
Pierre Bourdieu, Jean-Claude Chamboredon y Jean-Claude Passeron, El oficio del sociólogo, siglo
XXI editores, México D.F., 1993, pps. 51-81.
“El hombre es el más misterioso y el más desconcertante &n bsp; de los objetos descubiertos por la ciencia” Ángel Ganivet.
Una de las dificultades de la investigación científica y de la ciencia en general consiste en el hecho
de que sólo se pueden aprehender los espacios sociales bajo la forma de distribuciones de
propiedades entre individuos. De allí que el sociólogo deba romper con el sentido común y construir
el objeto de su estudio. La duda en el investigador es el punto de partida del trabajo científico,
pues las representaciones compartidas por todos, las representaciones oficiales o comúnmente
aceptadas, nos dan un objeto preconstruido. A partir de allí es posible la construcción del objeto
científico. Esta construcción del objeto no es algo que se opera de un golpe o por un golpe de suerte
en el acto teórico inaugural. Esto último lo enfatiza César Germaná el decirnos que EL OBJETO DE
ESTUDIO “se logra por un programa de observaciones o de análisis a través del cual lo que se
efectúa no es un plan que se diseña con anticipación, a la manera del ingeniero: es un trabajo de
largo aliento, que se cumple poco a poco, por retoques sucesivos, por toda una serie de
correcciones, inspiradas en lo que se denomina el oficio, es decir ese conjunto de principio prácticos
que orientan las elecciones a la vez pequeñas y decisiva”. Con la construcción del objeto, el
sociólogo puede alcanzar una visión relacional de la vida social y con ello lograr una nueva
mirada, lo que constituye una verdadera ruptura con sus cánones mentales establecidos. La ruptura
epistemológica o el vencimiento de los obstáculos epistemológicos como nos diría Bachelard,
supone una ruptura con los modos de pensamiento, los conceptos, los métodos del sentido común,
del buen sentido ordinario y del buen sentido científico. En consecuencia, el pensamiento sociológico
implica establecer como norma fundamental de la práctica científica la manera relacional de pensar,
una revolución de la mirada, la ruptura con lo preconstruido y todo lo que en el orden social lo
sostiene. La propuesta particular de Bourdieu (muy al margen de la compatibilidad de ideas con
Chambordeon y Passeron) se orienta a superar los límites de una orientación vinculada
mecánicamente al estructuralismo, en donde las estructuras u objetos pueden ser captados desde el
exterior y sus articulaciones pueden ser observadas y medidas en su materialidad. Este punto de
vista rompe con las representaciones que el sentido común se hace de la realidad social,
destruyendo la ilusión de la transparencia del mundo social: sólo el observador puede reconstruir las
regularidades a las que obedece la acción social. Esta lectura objetivista de la vida social tiene como
límite la imposibilidad de determinar algún principio que pueda explicar la generación de esas
regularidades sociales y la reducción del comportamiento de los individuos a la realización pasiva de
las estructuras. “No es sorprendente –menciona Bourdieu- que los que sostienen que un objeto
que no se puede captar ni medir por las técnicas disponibles, no tiene existencia científica, se
vea llevado, en su práctica a no considerar sólo como digno de ser conocido más que lo que
puede ser medido o, peor, a conceder sólo la existencia científica a todo lo que es pasible de
ser medido”. Los autores han fundamentado que las técnicas de acopio de información no son
neutrales. Cada técnica tiene implícita una concepción de la realidad. Durante la construcción de las
técnicas es preciso evitar el etnocentrismo metodológico, lingüístico y ético, que podría llevarnos a
introducir categorías ficticias, dictadas por nuestra propia terminología y nuestros propios criterios,
entonces sólo crearíamos artefactos obscurecedores de la construcción del objeto científico. Para
ello, es necesario revalorar este pensamiento, y enfatizar la importancia de las hipótesis o supuestos,
modelos, teorías y técnicas que en conjunción colaboran e interactúan en la definición de la materia
prima de cualquier investigación: el objeto de estudio.

DIALÉCTICA
La dialéctica (del griego dialektiké, téchne literalmente: técnica de la conversación); con igual
significado; en latín, dialéctica. Una rama de la filosofía cuyo ámbito y alcance ha variado
significativamente a lo largo de la historia.

Originariamente designaba un método de conversación o argumentación análogo a lo que


actualmente se llama lógica. En el siglo XVIII el término adquirió un nuevo significado: la teoría de los
contrapuestos en las cosas o en los conceptos, así como la detección y superación de estos
contrapuestos. De manera más esquemática puede definirse la dialéctica como el discurso en el que
se contrapone una determinada concepción o tradición, entendida como tesis, y la muestra de los
problemas y contradicciones, entendida como antítesis. De esta confrontación surge, en un tercer
momento llamado síntesis, una resolución o una nueva comprensión del problema. Este esquema
general puede concretarse como la contraposición entre concepto y cosa en la teoría del
conocimiento, a la contraposición entre los diferentes participantes en una discusión y a
contraposiciones reales en la naturaleza o en la sociedad, entre otras.

A PRIORI Y A POSTERIORI

Las expresiones a priori (en latín: previo a) y a posteriori (en latín: posterior a) se utilizan para
distinguir entre dos tipos de conocimiento: el conocimiento a priori es aquel que —en algún sentido
importante— es independiente de la experiencia; mientras que el conocimiento a posteriori es aquel
que —en algún sentido importante— depende de la experiencia.

Por ejemplo, el conocimiento de que "no todos los cisnes son blancos" es un caso de conocimiento a
posteriori, pues se requirió de la observación de cisnes negros para ser establecido. En cambio, el
conocimiento de que "ningún soltero es casado" no requiere de ninguna investigación para ser
establecido como verdadero.

Tradicionalmente, el conocimiento a priori se asocia con el conocimiento de lo universal y necesario,


mientras que el conocimiento a posteriori se asocia con lo particular y contingente. Como la
experiencia sensorial en la que generalmente se basan las justificaciones de las proposiciones a
posteriori no siempre es confiable, estas proposiciones pueden rechazarse sin caer en
contradicciones. Sin embargo, y especialmente a partir del trabajo de Saúl Kripke, actualmente se
debate la posibilidad del conocimiento contingente a priori y el conocimiento necesario a posteriori.

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