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“Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no
te pueden contener; ¿cuanto menos esta casa que yo he edificado?”1Reyes 8:27
Este pasaje de la Biblia habla del momento en que el rey Salomón dedica el templo de Jerusalén,
reconociendo ante Dios y el pueblo la grandeza de Dios y la incapacidad humana de comprender
esa grandeza. Ese mismo Templo seria durante poco más de un milenio el centro de la vida del
pueblo de Israel, seria la casa de Dios, alrededor de la cual se desarrollaría la casa del hombre.
Para los antiguos era mucho más palpable e importante la trascendencia del hombre como parte
de una armónica creación divina, y era claro para ellos que, aunque desconocida, la vida eterna
existía, y que la vida en esta tierra no era mas que un pequeño suspiro comparado con la
inmensidad de la “otra vida”.
La vida espiritual, o la consciencia de esa vida, se traducía en los muchos aspectos de la vida
cotidiana de las diferentes culturas que pudimos analizar a través de las exposiciones, y entre
estos aspectos, la vivienda se veía así mismo tocada por este factor espiritual.
Desde el urbanismo de estas grandes
culturas, donde los elementos religiosos
tomaban un peso y una significación aún
mayor que la que tenían sus gobernantes,
vemos como Dios, estaba presente en la
vida de estas personas, su casa, la de Dios,
era la ciudad misma, y dentro de cada
vivienda existía un lugar para esa comunión
con el reino espiritual.
Urbanismo Maya – Chichen‐Itzá
Era la vida eterna la que dictaba muchas de las costumbres, hábitos y elementos primordiales de
estas culturas en su vida terrenal. El altar, los ídolos y los espacios colectivos de orden sagrado o
ceremonial estaban patentes en cada paso que la arquitectura daba, y muchas veces era
responsabilidad del arquitecto ser ese “sacerdote” que ponía en contacto al hombre con Dios a
través de la arquietctura.
En términos de la vivienda, era el hombre común quien debía propiciar ese espacio en el interior
de su casa, un pequeño pero trascendental espacio donde el hombre, como en el fresco de Miguel
Angel, tocaba el dedo de Dios dentro de su pequeñez y aparente insignificancia.
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DE LA CASA DE DIIOS A LA CASSA DEL HOM
MBRE
En estee ejemplo de la vivienda Eggipcia, antes que el espaciio de habitación se enconttraba el espaccio
e una maneraa ritual, para pasar a la vida humana había que paasar por la viida
de cultto, donde de
espiritual, en ese simbólico
paso del extterior, al recib
bo,
ALTARR al altar y de allí a las
habitacioness, la cocin
na,
terraza, depósitos, etc.
En mu
uchos casos el
e espacio dee culto era el y era tambiéén el centro de
e centro de la vivienda, y
actividades comunitarias. Para los incas, laa “guaca” erra el elemento que geneeraba sus lazzos
familiaares, era la re
epresentación
n de esos serees que estabaan mas alla de la existenciia terrenal peero
que bu
uscaban la maanera de segu
uir en contactto con ellos aa través de manifestacionees físicas, y erran
esas m
manifestacione
es las que se acogían
dentro
o de sus agrupaciones de vvivienda
permittiéndoles de igual manerra tener
una pu
uerta, o mas bien una ventana
que less permitia mirar mas alla de esta
pasajera existencia..
nsayo habla d
Este en del cambio dee la casa
de Dio
os a la casaa del hombrre, pero
despuéés de ver los diferentes teemas de
los quee se hablaron
n en las expo
osiciones
y de laas reflexioness hechas en laas clases de sseminario mee atrevería a asegurar quee lo que camb
bio
no fue la casa, sino el dios para eel que se consstruía esa cassa.
En la aantigüedad esse dios era essa figura suprrema, creado
ora, generado
ora de fuerzas mas allá dee la
comprensión del hombre, era el
e dador de la vida y el que daba orrden a un un
niverso vasto
o e
inconteenible, pero poco a poco ese dios fue desplazado p
por nuevos d
dioses, diosess creados porr la
creatura, dioses como el conocimiento, el po
oder, la avariicia, el orgullo
o y muchos o
otros mas; paara
omenzó a traansformar su
estos, el hombre co u vida, sus ciu
udades, sus viviendas
v y su entorno, aun
a
hoy, seeguimos creando nuevos d
dioses, y sigueen habiendo manifestaciones físicas dee su poder, peero
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DE LA CASA DE DIOS A LA CASA DEL HOMBRE
como se podía esperar de un dios creado por mano de hombre, su vida es tan larga como la de su
creador.
Por que digo esto? Pensando en la vivienda
victoriana, que fue mi tema de exposición, y
al compararlo con muchas otras de las
temáticas del curso, veo que la vida del
hombre se empieza a desarrollar en función
de otras cosas que fueron (o fuimos?)
entronando como a un dios, en el gotico, el
poder papal se convierte en un dios sobre el
cual los hombres relacionados con ese poder
construyen ciudades y transforman el
hábitat del hombre, la gran catedral gotica
se convierte en ese lugar que es centro de la
actividad del hombre de ciudad y empieza a
cambiar la manera en que el hombre se
relaciona con Dios, ya no es un Dios
alcanzable y amigable, sino que se convierte
en el Dios castigador, inalcanzable, que se manifiesta al hombre a través de los poderosos y
escogidos “lideres” de la sociedad; en la revolución industrial, la maquina se transformo en
nuestro dios, era nuestro sustento, el dador de vida (una vida mas rápida, ágil y productiva) y en
base a ella se transformaron nuestras ciudades y nuestras viviendas, basta con ver una imagen del
Londres post‐industrial y compararla con una imagen de las antiguas culturas y sabremos de
primera mano para quien se pensaron esas ciudades. Mas adelante al ver la crisis que la industria
genero a nivel ambiental, se pone en el trono a la naturaleza, nacen las ciudades jardín y todo lo
que implican ellas para la vivienda, nace una cultura ambientalista que aun hoy trasciende, y asi
sucesivamente vamos creando y destruyendo dios tras dios, y a cada uno le damos su espacio y su
manifestación en la ciudad y la vivienda. Hoy en dia entronamos el estatus, el poder, el dinero, y lo
reflejamos en nuestra manera de vivir: viviendas mas ostentosas, con mas electrodomésticos, con
mejores acabados, que muestren al que la visita quien soy yo; el automóvil, la tecnología y los
elementos que demuestran la existencia de estos dioses transforman nuestro hábitat; ciudades
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DE LA CASA DE DIOS A LA CASA DEL HOMBRE
pensadas para los autos, para los grandes centros financieros, para las multitudes, los
espectáculos de moda, etc, aún viviendas pensadas para los autos, para el computador, para el
plasma de 42” y el home teather.
Pero a la larga, todos estos dioses sirvena a un solo dios: al hombre.
Es este dios al que hemos entronado sobre todos los demás, es al hombre al que sirven las
ciudades, es a su ego, su necesidad de autocomplacencia, poder, satisfacción; es el deseo de ser
mas que otro el que va transformando su estilo de vida, desde el mas humilde hasta el mas
poderoso, son estos sentimientos, emociones y anhelos los que lo mueven a transformar su
entorno. Aún dentro de lo que pudimos conocer y estudiar para el concurso en que participamos
pude ver como las viviendas existentes en el choco ya no obedecían a unas lógicas del lugar, del
clima o de la cultura, sino que servían al anhelo de tener un mejor estatus, representado por el
cambio de la construcción tradicional en madera a la construcción en materiales como el ladrillo o
el concreto, los espacios comunales se iban perdiendo en pro de la protección de lo privado, que
era lo que representaba el poder y la capacidad económica que se iban alcanzando, valia mas un
televisor que la tradición cultural.
La pregunta que me queda luego de todo este semestre, es la de cuál es el papel que nosotros
como arquitectos desempeñaremos en esta enorme dinámica de la transformación del hábitat del
hombre, ya que no se trata solo de diseñara y construir, sino de comprender la cultura, la
tradición, la técnica, e incluso el corazón y la mente humana.
Podemos con nuestras actuaciones preparar un mejor futuro para la vida del hombre?, por que
aunque diseñemos para hombres tan mortales y pasajeros como nosotros mismos, a la vez
diseñamos para una humanidad que es mucho mas duradera en el tiempo; de aquí a mañana
cuando otras civilizaciones descubran los restos de nuestras grandes ciudades o de nuestras casas
de campo, que impresión tendrán? Que diseñábamos casas para Dios, para el hombre, o para un
hombre al que tratábamos como a un dios?, al darle lo mejor que la arquitectura podía hacer por
él podríamos verdaderamente tratar al ser humano como lo merece o simplemente nos
enrolaríamos en un curso de acción ya puesto en marcha pero que no conocemos ni controlamos
y que muy probablemente lleva hacia una disminución de la calidad de vida de ese hombre.
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