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LA RENDICIÓN DE BREDA

(LAS LANZAS)

Diego Velázquez

Julia Gómez Diego


1º G Bachillerato
18 de febrero de 2011
Velázquez (1599-1660)

Diego de Silva Velázquez nació en Sevilla en 1599 de padre portugués y madre


española y murió en Madrid en 1660. Viajó dos veces a Italia, lugar de grandes
artistas, donde aprendió mucho sobre los importantes maestros y sus obras.

Fue nombrado por el rey Felipe IV pintor de cámara y ello significó una acomodada
posición social y económica para toda su vida además de tener repetidos encargos
para retratar a los miembros de la familia real. Sus obras son muy variadas:
mitológicas (Marte, Venus del espejo, Los Borrachos, La fragua de Vulcano, Las
Hilanderas), paisajes (Villa Médicis), retratos (Felipe IV, Mariana de Austria, Los
bufones, Conde-Duque de Olivares, Inocencio X), religiosas (Cristo crucificado,
Adoración de los magos, la Túnica de José), costumbristas (Vieja friendo huevos, El
aguador de Sevilla) y bélicas (Las Lanzas).

Velázquez es considerado uno de los grandes exponentes de la pintura española y


maestro de la pintura universal.

Introducción.

La rendición de Breda o Las Lanzas es un gran cuadro pintado al óleo sobre lienzo
en el periodo conocido como la segunda etapa madrileña del pintor. Velázquez lo
pintó entre 1634 y 1635, por lo que pertenece al Barroco, y fue concebido para El
Salón de Reinos del madrileño Palacio del Buen Retiro. Actualmente se conserva en
el Museo del Prado, en Madrid.

Desarrollo.

En este gran cuadro, Velázquez nos muestra un episodio histórico sucedido en Breda
(Holanda) en 1625, cuando los tercios españoles derrotaron a los holandeses y
tomaron la mencionada ciudad, acontecimiento incluido en la guerra de los treinta
años que finalmente acabaría con la derrota de España y la independencia de los
Países Bajos.

La escena se organiza considerando la contraposición de los dos grupos humanos, los


vencidos y los vencedores.
Los primeros, los soldados holandeses dirigidos por Justino de Nassau, situados a la
izquierda, muestran a un grupo de personajes que irradian confianza y hasta cierto
respeto hacia el hecho. En este grupo Velázquez resaltó el valor luminoso del soldado
que está situado de espaldas en primer plano, como para captar la atención del
observador y conducir su mirada hacia el centro de la composición a través de la
segunda figura que pide silencio a sus compañeros. Otro soldado, junto a los
anteriores, captura nuestra mirada en la suya integrándonos en la escena.

A la derecha el grupo de los vencedores, el grupo español, cuyas se recortan sobre el


fondo, destacándose el caballo del primer plano que nos cierra la escena,
obligándonos a observar atentamente el asunto central. En este grupo de soldados
otras miradas y otros retratos son significativas, la figura de la derecha, que mira al
espectador tras la cabeza del caballo al borde del lienzo, se considera un autorretrato
del pintor.
El protagonismo del cuadro lo ostentan en el centro de la escena los dos jefes que
protagonizan la entrega de las llaves de Breda. El español Ambrosio de Spínola, a la
derecha, recibe la llave de la ciudad, que con un gesto elegante y humilde le ofrece el
gobernador Justino de Nassau.

En un segundo plano al fondo Velázquez sitúa el paisaje, que muestra las tierras
holandesas, con los campos inundados, un cielo gris con numerosas nubes y la
humareda resultante de la batalla. A pesar de estas condiciones, el paisaje muestra
una gran claridad y transparencia, que retrata muy bien los ámbitos nórdicos.
Comentario crítico.

La rendición de Breda es sin duda una de las obras más famosas y reconocidas de
Velázquez, por varios aspectos diferentes.

Por un lado, el cuadro trata el tema con una delicadeza ejemplar, típica de todas las
obras del pintor. Muestra tranquilidad y respeto hacia los protagonistas, sin haber
humillación del derrotado ni soberbia del grupo ganador, sino todo lo contrario. El
vencido se inclina dignamente ante el vencedor, que tiene una actitud cariñosa y
sonríe cortésmente. De este modo, Velázquez trata el tema bélico con gran
sensibilidad, quedando la sangre, muerte y destrucción únicamente insinuadas por las
humaredas de fondo.

Las obra presenta un gran realismo que queda patente en el paisaje de fondo tan claro
y transparente, muy típico de los ambientes nórdicos, y en la apreciación de las
texturas de los diferentes tejidos (lana, seda, bordados…). Además el pintor trata a los
personajes de forma individual e incluye al espectador en la escena con la introducción
de algunos personajes de espaldas y otros que nos piran directamente, buscando
nuestra participación.

En lo referente a la forma, en el cuadro domina la simetría. En el centro se sitúa la


llave, colocada entre los dos generales y resaltada por su tono oscuro frente a un
fondo muy luminoso. A la derecha aparecen los soldados españoles, cuyo grupo
comienza con un caballo que da la espalda al espectador, contrapuesto con el corcel
del bando holandés, que posa de frente cerrando el grupo. La composición básica está
formada por dos rectángulos, uno en primer plano que representa a los dos bandos y
otro de fondo que nos muestra el paisaje.

Velázquez juega con la luz para dar un mayor realismo al cuadro. Contrapone un
primer plano de colores intensos a un fondo de tonos fríos. Con esta gama de colores
el pintor consigue un efecto atmosférico perfecto. La técnica empleada en la pincelada
no es uniforme, sino que se adapta a las cualidades de los materiales.

Por todos estos motivos, La rendición de Breda, obra conocida popularmente como
Las lanzas, ha alcanzado un gran reconocimiento y es considerada una de las obras
características del Barroco español.

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