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(LAS LANZAS)
Diego Velázquez
Fue nombrado por el rey Felipe IV pintor de cámara y ello significó una acomodada
posición social y económica para toda su vida además de tener repetidos encargos
para retratar a los miembros de la familia real. Sus obras son muy variadas:
mitológicas (Marte, Venus del espejo, Los Borrachos, La fragua de Vulcano, Las
Hilanderas), paisajes (Villa Médicis), retratos (Felipe IV, Mariana de Austria, Los
bufones, Conde-Duque de Olivares, Inocencio X), religiosas (Cristo crucificado,
Adoración de los magos, la Túnica de José), costumbristas (Vieja friendo huevos, El
aguador de Sevilla) y bélicas (Las Lanzas).
Introducción.
La rendición de Breda o Las Lanzas es un gran cuadro pintado al óleo sobre lienzo
en el periodo conocido como la segunda etapa madrileña del pintor. Velázquez lo
pintó entre 1634 y 1635, por lo que pertenece al Barroco, y fue concebido para El
Salón de Reinos del madrileño Palacio del Buen Retiro. Actualmente se conserva en
el Museo del Prado, en Madrid.
Desarrollo.
En este gran cuadro, Velázquez nos muestra un episodio histórico sucedido en Breda
(Holanda) en 1625, cuando los tercios españoles derrotaron a los holandeses y
tomaron la mencionada ciudad, acontecimiento incluido en la guerra de los treinta
años que finalmente acabaría con la derrota de España y la independencia de los
Países Bajos.
En un segundo plano al fondo Velázquez sitúa el paisaje, que muestra las tierras
holandesas, con los campos inundados, un cielo gris con numerosas nubes y la
humareda resultante de la batalla. A pesar de estas condiciones, el paisaje muestra
una gran claridad y transparencia, que retrata muy bien los ámbitos nórdicos.
Comentario crítico.
La rendición de Breda es sin duda una de las obras más famosas y reconocidas de
Velázquez, por varios aspectos diferentes.
Por un lado, el cuadro trata el tema con una delicadeza ejemplar, típica de todas las
obras del pintor. Muestra tranquilidad y respeto hacia los protagonistas, sin haber
humillación del derrotado ni soberbia del grupo ganador, sino todo lo contrario. El
vencido se inclina dignamente ante el vencedor, que tiene una actitud cariñosa y
sonríe cortésmente. De este modo, Velázquez trata el tema bélico con gran
sensibilidad, quedando la sangre, muerte y destrucción únicamente insinuadas por las
humaredas de fondo.
Las obra presenta un gran realismo que queda patente en el paisaje de fondo tan claro
y transparente, muy típico de los ambientes nórdicos, y en la apreciación de las
texturas de los diferentes tejidos (lana, seda, bordados…). Además el pintor trata a los
personajes de forma individual e incluye al espectador en la escena con la introducción
de algunos personajes de espaldas y otros que nos piran directamente, buscando
nuestra participación.
Velázquez juega con la luz para dar un mayor realismo al cuadro. Contrapone un
primer plano de colores intensos a un fondo de tonos fríos. Con esta gama de colores
el pintor consigue un efecto atmosférico perfecto. La técnica empleada en la pincelada
no es uniforme, sino que se adapta a las cualidades de los materiales.
Por todos estos motivos, La rendición de Breda, obra conocida popularmente como
Las lanzas, ha alcanzado un gran reconocimiento y es considerada una de las obras
características del Barroco español.