Decisión Racional y Acción Racional: la lógica de la
formulación y la lógica de la realización.
Se ha criticado la concepción racionalista/iluminista de la
racionalidad en la que se suelen apoyar la concepción y la práctica de la planificación. Ahora se quiere presentar la noción de racionalidad en la que se apoyan los planificadores, y distinguir luego siempre en esa búsqueda de realismo en la tarea de planificar entre la lógica de la formulación y la lógica de realización.
Según Edgar Morin, la racionalidad “es la aplicación de
los principios de coherencia, a los datos proporcionados por la experiencia”; relacionando esta con la planificación se deduce, que la racionalidad consiste en introducir coherencia a una serie de acciones conscientes, encaminadas a la consecución de determinados objetivos.
De acuerdo con la definición propuesta por Morin, existen
ciertos elementos que componen la racionalidad propia de la ciencia; dichos elementos son los siguientes:
Los datos de la experiencia (hechos, fenómenos, entre
otros.) Los métodos y técnicas para estudiar dichos datos. El marco teórico referencial que orienta el discurso teórico, ofreciendo un sistema de clasificación y de categorías de análisis, permitiendo además, incorporar los hechos y la hipótesis dentro de un cuerpo general que posibilita la unificación sistemática del conocimiento científico. El paradigma que como supuesto matateorico, configurar una constelación de valores, creencias, problemas y técnicas que proporcionan un modo de organizar la lectura de la realidad.
Aplicada esta noción de racionabilidad, a la toma de
decisiones racionales es una condición necesaria para una acción racional, ello no es suficiente para que la práctica sea racional. En efecto un conjunto de toma de decisiones racionales (tomando como ejemplo una planificación bien hecha; ésta no necesariamente implica y asegura una acción racional).
De manera que colocando esta circunstancia (que una
decisión racional no necesariamente se traduce en una acción racional), es para evitar la ilusión, que no es más que una forma de fetichización metodológica; para tomar la planificación como una varita mágica que opera eficazmente por sí misma.
Los planes por muy bien elaborados que estén, no tienen
una ejecución o realización asegurada. Formular un plan, no es realzar un plan, del mismo modo que proyectar una casa no es hacerla.
Estas simples consideraciones, aún cuando están muy
lejos de ser exhaustivas revelan que:
Una cosa es la lógica de la formulación; que se da cuando
se elabora un plan, programa o proyecto; y Otra es la lógica es realización que debe aplicarse a situaciones contingentes y aleatorias que configura es coctel desconocido de lo previsible y de imprevisible, que se da en toda realidad concreta.
Aunque sea poco lo que se ha profundizado en esta
circunstancia, es evidente que la regularidad abstracta y apriorística de la planificación clásica no sirve de mucho cuando es alterada y perturbada por las acciones, interacciones y retroacciones de toda acción.
Por esto concluye la necesidad de que la concepción y
práctica de la programación integren como procedimiento que le es propio, los elementos contingentes de la coyuntura y los conflictos de intereses entre los diferentes actores sociales, dentro de una estrategia global de acción. Ninguna tecnología social o procedimiento de actuación opera en su aplicación conforme una planificación perfectamente racional, no solo porque los perjuicios alejen al hombre de la razón, sino porque faltan datos del problema que debe resolverse por raciocinio experimental. Es decir, que toda práctica o praxis social tiene una posibilidad limitada de racionalidad, porque frente a la magnitud de complejidad de los problemas, la capacidad humana de plantearlos y resolverlos tiene notables limitaciones. Por otra parte, ordenar y dirigir el pensamiento presenta menos dificultades que dirigir la acción, en donde entran otros factores diferentes de la pura formulación racional. Planear es más fácil que ejecutar.
Se ha dicho que los que se ocupan de la planificación del
desarrollo o actúan como responsables en la ejecución de programas, aceptan condicionamientos que las leyes fiscales establecen a sus planes, pero en cambio, es poco frecuente que se sometan a condicionamientos de las actitudes y comportamientos, ya sean agentes encargados de formular planes con saludable humildad aceptaran las limitaciones impuestas por la psicología humana o por los condicionamientos culturales.
Cabe destacar que a pesar de todo lo que se ha
resaltado, ésta exigencia para quienes elaboran y ejecutan los planes, suele hacer una cierta falta de realismo al apoyarse en presunciones, supuestos falsos o insuficientes acerca de la conducta humana o en no prestar suficiente atención a las implicaciones prácticas de los aspectos psicosociales y culturales de los procesos sociales.
Ya se hizo referencia también a la necesidad de
contextualizar la tarea del planificador, en la totalidad social en la que se pretende realizar un plan o programa. De manera especial hay que tener en cuenta entre otros muchos aspectos, que existen en la realidad social actores que también hacen sus planes o programas, y que a veces, el despilfarro, las pugnas mezquinas, la voluntad de ganar espacios de poder y la rebatiña de prebendas y ventajas, predominan sobre la racionalidad.
Determinados estos problemas propios de la
planificación, surge la siguiente pregunta: ¿qué hacer para incorporar todos estos condicionamientos y para disminuir o acortar el hiato o brecha que existe en la formulación y la realización de planes? La respuesta para ello es la siguiente refleja a tres niveles los cuales harán referencia:
1. A las cualidades que se deben tener para superar éstas
dificultades, los agentes que actúan sobre la realidad social; 2. Acerca de la concepción antropológica en que se apoya la práctica de la planificación; y 3. A la planificación estratégica o situacional, como nueva formulación científica y técnica, frente a la planificación normativa que ha tenido vigencia y resuelve los problemas planteados, pero permite un mejor tratamiento de los mismos.