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Lo social y lo comunitario: Dos caras de una moneda?

Aporte al debate en el foro Zonal. Por: UBALDINA DÍAZ ROMERO. Docente auxiliar UNAD Cead
Barranquilla.

Una valoración crítica de la misión institucional exige de la UNAD dejar a un lado


el carácter asistencialista en algunos procesos y discursos asociados a la
intervención para el crecimiento de poblaciones en estado de riesgo y, por el
contrario, establecer como prioridad el ejercicio de acercamiento en clave de
investigación-acción participativa, practicada con el rigor metodológico propio de
su naturaleza, que promueva dicho desarrollo humano en armonía con las
diversas ópticas regionales de necesidades y expectativas asociadas a elementos
culturales.

Una vez nos hemos dedicado a revisar los componentes de las palabras que
conforman el título de esta intervención entendemos que se hace necesario
precisar lo que el uso en contextos indiferenciados puede modificar en lo que se
refiere al núcleo común.
1. Enfoque diacrónico de la sociedad.
Lo social - relacionado con el ser humano- se afirmó desde la Antiguedad. Pero,
la evolución de la ciencia, el desarrollo de métodos cada vez más refinados en la
observación de los seres vivos, coloca de presente que no es privilegio de los
seres humanos el vivir en sociedad. Vivir en sociedad hoy es la condición que los
individuos y grupos cumplen como medio para satisfacer sus necesidades de
supervivencia gracias a la forma como históricamente se ha planteado una serie
de interrelaciones de esfuerzos. Esta definición totalmente instrumental nos otorga
una visión muy reducida de lo que es la sociedad pues ella sería en aquellos
términos el conjunto de relaciones que los individuos tejen para el logro de la
satisfacción de sus necesidades.
Por tanto el examen de la dimensión o naturaleza de la UNAD entendida como
esencia social comunitaria trae a colación el compromiso de liderar un apoyo
sólido para la construcción del camino hacia el desarrollo, para la apertura hacia
el pleno despliegue de las potencialidades y talentos, entendidos éstos en
términos de individuos o de colectivos.
1.1. Aspecto antropológico. Sin embargo, es posible pensar la sociedad en los
términos aristotélicos y desde allí comprenderla en el marco de una antropología
cultural si definimos al ser humano como “animal simbólico” Quiere esto decir en
buena lógica que así como los individuos del mundo animal pueden llegar a
convivir para satisfacer necesidades, el ser humano lo hace además para
satisfacer aún otro nivel de mayor complejidad de necesidades que tiene que ver
con la construcción del imaginario, de la idea de mundo, que es, a la postre lo que
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definirá sus costumbres, su idea de lo bueno y de lo malo, las expectativas que
inserta en su proyecto vital.
1.2. Aspecto político.
Sin embargo, en la vía del conocimiento se entrecruzan diversos episodios que
dan lugar a diferentes configuraciones simbólicas las cuales han sido recursos
para los historiadores en su tarea de crear el mosaico de las transformaciones
sociales.
Un acercamiento a esta dimensión coloca de presente que arduo fue, pero
continuo, el progresivo decantamiento de tendencias que dio lugar a la aparición
de rasgos de estabilidad en las diferentes culturas que aparecen asociados a
sociedades específicas del mundo antiguo. En este contexto teórico es obligatorio
destacar por ejemplo, la sociedad romana y sus instituciones cuyo legado al
mundo moderno fue decisivo.
El mundo conoció la diversidad de ideas, constituciones y modos de vida, desde
sus primeros tiempos. Aún así, la Humanidad no ha logrado superar la minoría de
edad que supone pensar que sólo lo que profesa un grupo dominante, es válido
como estilo de vida o modo de comprensión del mundo, o modo de acceso al
conocimiento. Frente a las guerras fratricidas escribe Kant su reflexión prospectiva
sobre el mundo tratando de contestar a interrogantes tales como: “¿vá el género
humano en progreso constante hacia mejor?”
La consolidación de una idea de democracia fue en cierta forma la conquista por la
estabilidad que se buscara desde los tiempos de Polibio. Uno de sus sellos fue
indudablemente el Contrato social Rousseauniano pero los procesos muy
prontamente desbordaron estos parámetros propuestos en dicho discurso.
Una sociedad compleja como la actual, exige el reajuste de ciertos conceptos. La
democracia, en el desarrollo conceptual que hace Norberto Bobbio, no la
caracteriza el consenso, sino el disenso. El consenso no es otra cosa que la
estrategia, el instrumento por el cual se operativizan los principios fundamentales
del estado democrático. Pero, el hecho de coexistir en la sociedad, elementos
divergentes, ideologías disidentes, discursos críticos, grupos de oposición y
similares, es per se, la verdadera esencia social-democrática.
2. Enfoque sincrónico.
En un enfoque sincrónico de la sociedad, el intento es acercarse de manera
puntual a sus dimensiones y componentes típicos de un momento o período
determinado de tiempo. En nuestra aproximación pretendemos defender la
hipótesis que, promueve una idea de sociedad en la cual existen muchos
individuos interrelacionados, grupos que cumplen diversos roles y funciones, e
instituciones que, desde lo normativo y lo social y simbólico regulan dichas
actuaciones. Que tales grupos indistintamente de la causa que defiendan, de las
ideas que profesen o del impacto leve o fuerte que tengan sus actuaciones sobre

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el imaginario público, expresan la idea de Bobbio de una sociedad democrática
cuya esencia es la posibilidad del disenso.
La aceptación de esta premisa nos lleva a reconocer que si la misión institucional
es la esencia social comunitaria, los modos y las estrategias de llevar a cabo
proyectos de intervención en las comunidades para su crecimiento, han de dejarse
impactar por las percepciones que dichas comunidades tengan respecto de sus
necesidades y aspiraciones, han de ser muy sensibles frente a los grados de
alteración de la vida social y de las percepciones que de sí mismas ellas tienen
como comunidades, y que de sí mismos, ellos tienen como personas vinculadas a
sus quehaceres y modos de subsistencia.

3. La comunidad
En el tránsito de las ideas, fueron surgiendo nuevos ámbitos de estudio en el
dominio conceptual del campo Sociedad. Quizá de los más relevantes, la
distinción entre esfera pública y privada como modo de categorizar los actos
sujetos a las normas y aquellos sometidos a las decisiones particulares de las
personas.
Así, decisiones como el profesar un credo religioso, el definir la ocupación o medio
de subsistencia, y, en algunas ocasiones, la decisión sobre quién se elige como
gobernante, se fueron ubicando en la esfera privada, así como lo relativo a las
preferencias sexuales.
La noción de comunidad en muchos aspectos introduce una radicalización de la
esfera pública en la cual algunas de aquellas decisiones que clásicamente caen
dentro de la esfera privada de las decisiones particulares, tales como el tipo de
educación, (no el acceso a la educación, que ya es asunto de esfera pública), son
llevadas hasta la idea de lo público, porque se comparte la relevancia de lo público
en un proyecto de Sociedad comunitaria, frente a algunas condiciones de lo
privado. O se piensa en sentido exegético, la esfera pública de modo prioritario
ante cualquier decisión particular de los ciudadanos.
La comunidad tal cual como la estudiaron los clásicos de la Sociología, se ha
caracterizado por una alta frecuencia e intensidad de las actitudes solidarias, de
apoyo para los más necesitados que profesan nuestra misma idea de bien, de
proyecto de vida, de modos de existencia.
La sociedad por su parte, y sobre todo nuestra compleja sociedad industrializada
con altos grados de diferenciación de roles y funciones, coloca a la solidaridad en
contextos específicos de grupos y organizaciones. ¨Es decir, que las sociedades
modernas revelan y/o reproducen el concepto de solidaridad estudiado por la
sociología efectivamente como algo excluyente. Aunque varíen los grados de
exclusión de una sociedad a otra, podemos dar cuenta del modo como la
percepción de la solidaridad puede modificarse y hasta degradarse de acuerdo al

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contexto cultural del cual se trate. Pero entonces, ¿dónde queda la idea de la
democracia como disenso?

3.1. Del Estado Comunitario al PAP solidario.


Es innegable que, uno de los escenarios privilegiados para adentrarse en el
análisis de las transformaciones de fondo en la sociedad occidental, se encuentra
en el recorrido de las cartas políticas estatales; los cambios sufridos por éstas a
lo largo del tiempo. Nuestro caso colombiano no es ajeno a tal condición por lo
que, es posible apoyarnos en ella para afirmar que, desde el reconocimiento que
se hace de Colombia como un Estado social de Derecho, se genera un
compromiso ineludible de todos, (aunque algunas personas, desde su condición
de magistrados, funcionarios, representantes o simplemente, ciudadanos, crean
que pueden eludirlo) de reforzar y aportar cada uno desde su sitio de trabajo a la
formación de las condiciones que hagan posible el mejoramiento de la calidad de
vida de las comunidades, del acceso a condiciones de bienestar que proyecten el
respeto a la dignidad humana establecida en la Carta Política. En este marco
normativo, es muy válida y coherente la propuesta de nuestro PAP solidario.
El acento que nuestro PAP aplica sobre la noción de solidaridad constituye el
argumento principal que sostiene la propuesta general orientada hacia el
desarrollo del pensamiento autónomo, a través del ejercicio del aprendizaje
significativo soportado en el trabajo grupal colaborativo. Cuando apunta hacia la
noción de “beneficios sociales” está colocando de presente el componente de la
solidaridad ya que ello implica “hacerse con las cargas del otro”; tomar como
propias las necesidades ajenas y promover su satisfacción.
Pero esta visión de la solidaridad entendida como asunto de asistencialismo,
puede entrar en conflicto con nuestra idea de crecimiento de las comunidades. El
maestro Orlando Fals Borda, en sus célebres escritos, no compartía las posturas
reduccionistas frente a la cultura como nicho determinante de nuestros modos y
estilos de vida.
Pensar la solidaridad como la oportunidad que nos damos para mejorar las
condiciones de vida de todos, incluidas las condiciones de la vida nuestra, permite
superar su tradicional acento religioso colocándonos en una postura ética mejor
definida y mirar al Otro como ese ser necesario que, como dijera Octavio Paz,

“… para llegar a ser, he de ser otro,


salir de mí, buscarme entre los Otros:
los otros que no son si yo no existo,
los Otros que me dan plena existencia.”

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En razón a los componentes antes expuestos es necesario aclarar que:
“cuando se promueve un proyecto de formación en el marco provisto por un
estado social de derechos, la apuesta de los que lideran dichos proyectos se
orienta a aportar al crecimiento de las comunidades en estado de riesgo a partir
de un contexto normativo que reconoce a todos por igual el ejercicio de unos
derechos básicos y/o fundamentales, que, por razones de diverso orden, dicho
ejercicio no ha tenido eficacia efectiva en el seno de tales comunidades” En este
último contexto, los componentes social y comunitario de la esencia de la misión
institucional de la UNAD, son parte de la respuesta demandada por las
condiciones suscitadas por el largo camino de exclusión y marginación que
asociado a diversos factores, forma parte de la médula histórica de nuestros
pueblos. Por ello, factores del orden tanto cultural como social pueden llegar a
constituir la fuerza legitimidadora de la propuesta, en tanto se mantengan los
límites que permitan el desarrollo pleno de las capacidades colectivas.
Nuestro PAP solidario trabaja mejor y es garante del acceso a la mayoría de edad
de las personas, colectivos y comunidades que se ubican al interior de nuestra
sociedad colombiana, cuando proporciona los medios y espacios para la toma de
decisiones, indispensable para el crecimiento personal, científico y ético de ellas y
ellos; cuando se aporta al desarrollo de manera sinérgica, es decir sin que en el
movimiento de la intervención se sacrifique la visión específica de mundo en
cuyo nido se han constituido tales colectivos y/o comunidades. Ir más allá de estas
diferencias, propiciar la hegemonización de los estilos de vida, crear un marco de
licitud en torno a una sola idea de bien común, y condenar como ilícito otros
modos y estilos y/o proyectos de vida, pondría en cuestión la propuesta
pedagógica comprendida en la idea de desarrollo de pensamiento autónomo y
creativo.
3.2. Proyección e impacto social de algunos programas orientados al desarrollo e
inclusión social.
En 2007 y 2008 se desarrolló el programa Jóvenes en Acción con el Sena a través
de un convenio nacional en el cual se capacitaron aproximadamente 300 jóvenes,
lo que muestra a modo de indicador local el impacto social que se logró en la
capital del Atlántico. Asimismo se logró la ubicación laboral de un promedio de
270 jóvenes egresados de este programa en varias empresas de la ciudad tales
como supermercados SAO, Olimpicas, entre otros.

También para el mismo período, sostuvimos un trabajo dinámico desde el


programa Reinsertados igualmente en convenio nacional con el Sena, a través
del cual se accedió a una población aproximada de 200 estudiantes en programas
de inclusión social. Algunas de estas personas reinsertadas no sabian leer ni

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escribir: el Sena suministraba las cartillas para la ejecución de la práctica de
alfabetización con tales personas.

Mucho más atrás, en el año 2000 se planeó y ejecutó un programa a través de un


convenio de cooperación interadministrativo entre la UNAD y el Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social Su objeto fue la capacitación a través de un
Diplomado para doscientos participantes en Salud Ocupacional. y riesgos
profesionales,

Actualmente se tiene convenio con la empresa Puro pollo, Ica, Ministerio de


Defensa, Sena, Instituto Chincá, Instituto Industrial, entre otros. Todos estos
convenios generan impacto social y comunitario en el contexto regional.

La labor de la UNAD desde la fortaleza que le brinda su acendrado compromiso


con las poblaciones en situación de riesgo se hace cada vez más productiva en la
medida que sus programas de capacitación y formación generen valores
agregados más allá del desarrollo de competencias específicas.

Por eso destacamos hoy aquí el incremento significativo de resultados en


emprendimiento registrado en algunas de las escuelas con presencia en la Zona
Caribe, CEAD Barranquilla.

Entre ellas tenemos:

A) Fundación DESPERTAR programa de prevención y Rehabilitación del abuso


de drogas, No es una empresa en cuanto a su constitución pero es expresión de la
huella que la misión y visión institucionalmente sanamente entendidas, deja en los
estudiantes.

B) Psicocaribe (Empresa,)empresa de servicios que se ha dedicado a la captación


de clientes a nivel de los sectores productivos más representativos de la Zona
industrial de Barranquilla.

C,Existen egresados y estudiantes con planes de negocio muy activos y ajustados


a los requerimientos necesarios para su implementación, quienes ya inician las
gestiones a nivel cooperativo con instituciones financieras para acceder a los
empréstitos necesarios para colocar en marcha dichos planes.

Esta labor institucional encomiable desde muchos puntos de vista expresa la


eficacia de las acciones emprendidas. Pero en tanto hoy nos encontramos aquí
para reflexionar sobre nuestro proyecto, al ser conscientes de lo valioso que
resultan los procedimientos de evaluación para poder trazar acciones de

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mejoramiento orientadas a incrementar la calidad de nuestros procedimiento,
hemos querido propiciar un espacio al debate y a la discusión con estas notas.

Gracias.

BIBLIOGRAFÍA.
Martínez, Miguel Ramón. Documento Proyecto Académico Pedagógico UNAD.
PAP Solidario.
Documento general Foro Social La esencia social comunitaria de la UNAD:
Rousseau. El Contrato Social. Monteavila Editores. Venezuela. Tercera Edición.
1978.
Bobbio Norberto. El Futuro de la Democracia. Ediciones Siglo XXI. Décima Edición
Madrid. 2003.

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