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LARC/08/7

Abril de 2008
S

30ª CONFERENCIA REGIONAL DE LA FAO PARA AMÉRICA


LATINA Y EL CARIBE

Brasilia, Brasil, 14 al 18 de abril de 2008

MESA REDONDA: “SEGUIMIENTO A LA CONFERENCIA


INTERNACIONAL SOBRE REFORMA AGRARIA Y DESARROLLO
RURAL EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (CIRADR)”

I. ANTECEDENTES

1. La Conferencia Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural 1 (Brasil, 2006), fue


realizada casi tres décadas después de una Conferencia Mundial sobre el mismo tema llevada a
cabo en Roma en 1979. En esta ocasión participaron 96 países y más de 150 representantes de
organismos de la sociedad civil de todo el mundo. Después de tres días de debates y de una serie
de recomendaciones se reiteró el “importante papel que tiene la reforma agraria en el desarrollo
rural sustentable que incluye, entre ellos, la promoción de los derechos humanos, la seguridad
alimentaria, la erradicación de la pobreza y el fortalecimiento de la justicia social”. 2
2. El Informe Final de la 29ª Conferencia Regional de FAO para América Latina y el Caribe
(Caracas, 2006) señala: (i) “hizo suyas las recomendaciones contenidas en la Declaración Final de
la Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural”; (ii) “acogió las
proposiciones en cuanto a promover la realización de seminarios subregionales y mesas de
discusión, organizados por grupos de países, con amplia participación de los movimientos
sociales”; (iii) “declaró que los marcos institucionales sobre tenencia y usufructo de la tierra son
fundamentales para el desarrollo agrícola y rural”; y (iv) “reconoció que la redistribución de
tierras debe ir acompañada de numerosos soportes, como transferencia tecnológica, crédito y
financiamiento, sistemas de innovación y gestión, y otros mecanismos que posibiliten la
modernización de los procesos productivos de los agricultores y su incorporación a los circuitos
comerciales”. 3
3. La Conferencia Regional recomendó: (i)“que los órganos pertinentes de la FAO tomen las
acciones necesarias para la implementación de las recomendaciones contenidas en la Declaración
Final de la CIRADR”; (ii)“que es fundamental que en el Comité de Seguridad Alimentaria
Mundial y en el Consejo de la FAO, la Región pueda dar seguimiento a la CIRADR, incluyendo
la posible elaboración de Directrices Voluntarias para la Realización Nacional del Derecho a la

1
www.icarrd.org
2
Declaración Final, párrafo 30
3
Párrafos 47-50. Informe LARC/06/REP
Por razones de economía se ha publicado un número limitado de ejemplares de este documento. Se ruega a los delegados y
observadores que lleven a las reuniones los ejemplares que han recibido y se abstengan de pedir otros, a menos que sea estrictamente
indispensable. La mayor parte de los documentos de reunión de la FAO se encuentran en el sitio de Internet www.fao.org

W0000
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Tierra”; (iii)“solicitó que, a través del Secretariado Técnico de la CIRADR y bajo la coordinación
de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe, la FAO organice y lleve a cabo
seminarios y mesas de discusión, organizados por grupos de países, con amplia participación de
los movimientos sociales, para sentar las bases de un Plan de Acción que permita resolver, sobre
una base voluntaria, los problemas más urgentes identificados por la CIRADR”. 4
4. El Consejo, el Comité de Seguridad Alimentaria y el Comité de Agricultura de la FAO
han mantenido como un punto de agenda la discusión sobre posibles acciones de seguimiento de
la CIRADR. En estas instancias se han presentado diversas propuestas y solicitudes como el
desarrollo de una Iniciativa Especial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural. Sin embargo,
debido a la falta de consenso entre los países miembros, hasta la fecha no se han logrado los
acuerdos necesarios que permitan avanzar en la elaboración de un Plan de Acción para la
implementación de las recomendaciones contenidas en su Declaración Final. Por su parte, la
Oficina Regional de FAO, a pesar de estas limitaciones, siguiendo las recomendaciones de la 29ª
Conferencia Regional, ha venido dando seguimiento a la CIRADR desarrollando acciones que se
describen más adelante en el Capítulo IV.
5. Considerando estos antecedentes, el presente documento propone a los participantes una
discusión en dos niveles: (a) desde una perspectiva conceptual, ¿qué elementos se deberían
considerar en una nueva generación de políticas de reforma agraria y desarrollo rural que
contribuyan sustantivamente al desarrollo de los territorios rurales? Para esto, en el Capítulo II
se introduce el tema con una breve reseña histórica de las políticas de reforma agraria en la
Región. En el Capítulo III se presenta una síntesis de los temas que fueron considerados
esenciales en la CIRADR para un nuevo abordaje de tales políticas en el Siglo XXI, (b) se invita a
los participantes a presentar sus posiciones sobre las principales líneas de trabajo que debiera
contener un Plan de Acción de seguimiento a la CIRADR en la Región. Para abrir esta discusión
en el Capítulo IV se presentan las acciones realizadas por la Oficina Regional durante 2007 y en
el Capítulo V se presenta una propuesta para el período 2008-2010.
6. Cabe señalar que en este documento no se propone unificar la discusión en una “posición
correcta” que lleve a recomendar un modelo de reforma agraria y desarrollo rural único, sino
discutir las bases conceptuales y prácticas para la formulación de una propuesta que pueda y deba
ser especificada por sub-regiones, países y realidades locales, sobre la base de sus respectivas
institucionalidades.

II. LA REFORMA AGRARIA Y EL DESARROLLO RURAL EN EL SIGLO XX

7. Las reformas agrarias precursoras, como parte de reformas radicales más amplias en
América Latina, comienzan con la revolución de México (1910), continúan con la boliviana
(1953) y con la reforma agraria cubana (1959). Durante el siglo recorren la Región con diferentes
intensidades y ritmos. El diagnóstico ampliamente compartido que sustentó las reformas agrarias del
siglo XX, fue que se enfrentaba a un sector agrícola económicamente ineficiente y socialmente
injusto, siendo el principal objetivo de estas reformas modernizar el campo, organizando
empresarialmente la producción y aumentando la productividad.
8. La reforma agraria se planteaba, entonces, como el medio para superar la pobreza rural y
la falta de dinamismo económico, redistribuyendo los latifundios improductivos a favor de los
minifundistas y de trabajadores sin tierra. Por lo tanto, la estrategia de la reforma agraria consistía
en políticas que planteaban traspaso de recursos productivos a través de la expropiación de una
magnitud importante de tierras para redistribuirla a campesinos o asalariados. La experiencia
terminó demostrando que solamente la redistribución de la tierra es insuficiente para sacar de la

4
Párrafos 51-55. Informe LARC/06/REP. En el documento Informe de Actividades de la FAO (2006-2007), presentado
en esta Conferencia Regional, se desarrollan con mayor detalle las actividades realizadas en relación a estas
recomendaciones.
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pobreza a familias rurales. Adicionalmente se requiere el acceso a otros recursos naturales y


productivos y a servicios financieros y no financieros.

Década 1960-70: La Alianza para el Progreso y la masificación de las reformas agrarias

9. Durante los años 60 la reforma agraria fue un fenómeno ampliamente generalizado en


latinoamérica. En 1961 recibe un sólido respaldo a nivel continental con la Carta de Punta del
Este, propiciada por la Alianza para el Progreso. En dicho documento se postula la reforma
agraria como condición esencial para el desarrollo económico y social de los pueblos
latinoamericanos.
10. La influencia de la Organización de las Naciones Unidas en la formación de un
pensamiento favorable al cambio agrario fue decisiva en la Región. A partir de los años 50, tanto
en la Asamblea General de las Naciones Unidas, como en la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la FAO y otros
organismos, se desarrolló un marco analítico que concluyó en la idea de reforma agraria. Se
constituyó el Comité Interamericano de Desarrollo Agrícola (CIDA), organismo integrado por la
Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el
Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la CEPAL y la FAO, que
promovió completos estudios en todos los países sobre “tenencia de la tierra y desarrollo
socioeconómico del sector agrícola”.
11. En síntesis, si se analiza el contexto en que este proceso se desarrolla y los contenidos de
las políticas, se destaca, en primer lugar, las condiciones ampliamente favorables para su
realización. Las reformas agrarias de las décadas de los 60 y 70 se llevaron a cabo con un amplio
apoyo político, no tan sólo interno de los países sino que además con un significativo apoyo
externo. Esto, a su vez, concitó un relativo consenso sobre el tipo de políticas centrales que se
debían aplicar en cuanto a las expropiaciones y asignaciones de la tierra, en las que también se
planteaba el establecimiento de políticas complementarias como fueron las de apoyo a través del
crédito, la asistencia técnica y la comercialización. En este período, prácticamente en todos los
países se dictaron leyes de reforma agraria, aunque éstas se aplicaron en diferentes contextos y
con distintas intensidades.

Década 1980-90: Pérdida de visibilidad de las reformas agrarias

12. Durante la década de los 80 y parte de los 90, múltiples causas determinaron que las
reformas agrarias perdiesen su impulso y eficacia, cambiaran de orientación o invirtieran su
objetivo: los agudos conflictos sociales, el escaso compromiso de los gobiernos, el elevado costo
de la reforma con sus insuficiencias de financiamiento, la escasa o inexistente participación de la
población en la definición del proceso reformista, el manejo de forma jerarquizada y centralizada
por el Estado de los planes de la reforma, una administración burocrática, la discontinuidad
administrativa, entre otras.
13. La oposición de algunos sectores influyentes, acallada inicialmente por las expectativas
creadas por las reformas, se volvió a manifestar cuando el impulso reformista se debilitó, las
expectativas no se realizaron y las reformas dejaron de contar con el apoyo de los campesinos y
sus debilitadas organizaciones. Con el proceso de modernización agraria aparecieron nuevos
grupos de poder de orientación capitalista que se aprovecharon de las externalidades y
deficiencias de los procesos reformistas.
14. Durante esas décadas, gran parte de los países de la Región adoptaron nuevas pautas
respecto al mercado, propiciando la reducción de la intervención del Estado, la eliminación de los
subsidios y las protecciones, el libre comercio y los ajustes macroeconómicos. Los efectos de las
medidas macroeconómicas, las transformaciones institucionales y las prioridades programáticas
se hicieron sentir en el sector agrario.
15. La disminución del peso del sector agrícola en el producto interno y en el empleo de los
países; la progresiva sustitución en la producción agrícola de la tierra y la mano de obra por el
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capital y la tecnología; la importancia creciente de las relaciones intersectoriales y de la cadena


agroalimentaria; y la dinámica de las relaciones ciudad-campo fueron elementos que en los años
de auge de los procesos reformistas habían estado ausentes o escasamente presentes y que
terminaron siendo objeto de enfoques novedosos.

III. LA REFORMA AGRARIA Y EL DESARROLLO RURAL EN EL SIGLO XXI

16. Si se analizan los procesos de reformas agrarias que se realizan en la actualidad en


Bolivia, Brasil, Paraguay y Venezuela 5 se puede plantear que, en varios casos, existe una
búsqueda de implementar ajustes a las reformas, con distintos grados de intensidad, tomando en
cuenta las lecciones derivadas de las reformas agrarias tradicionales. En este sentido para muchos
no corresponde entender la reforma agraria actual bajo los paradigmas del pasado sino desde una
perspectiva renovada que requiere de políticas integrales y que resulten pertinentes a los contextos
sociales, políticos y culturales de cada país.
17. El tema de la concentración, no sólo de la tierra sino del conjunto de recursos productivos
que existen en el campo, marca una diferencia fundamental con la situación que prevalecía
incluso antes de la reforma agraria tradicional. En la actualidad se observa la presencia de grandes
complejos agroindustriales usando alta tecnología, muchas veces ligados a empresas
transnacionales y con estrechas vinculaciones con los mercados globalizados. Este tipo de
estructuras poco o nada tienen que ver con las concentraciones de tierras que existían en el
pasado, donde sus niveles de eficiencia y condiciones de vida los volvía especialmente
vulnerables. Sin embargo, los niveles de concentración que se observan en la actualidad son tal
vez mayores a los que se observaban en el pasado.
18. El panorama se vuelve más complejo al introducir el tema de los cambios que ha
experimentado el mundo rural. La ruralidad durante gran parte del siglo pasado planteaba una
equivalencia entre ocupación agrícola y población rural. La realidad que se observa en la
actualidad y que ha sido definida como “nueva ruralidad” plantea el surgimiento de ocupaciones e
ingresos no agrícolas de considerable magnitud en las áreas rurales. Por otro lado, ya no existe la
coincidencia que se observaba en el pasado entre el lugar de residencia y el lugar de trabajo.
Fuerza de trabajo urbana habita espacios rurales, mientras fuerza de trabajo rural habita en
espacios urbanos.
19. En la CIRADR, el eje central de la discusión giró en torno a las políticas de reforma
agraria y de desarrollo rural, y su visión al respecto queda contenida en el siguiente párrafo de su
Declaración Final: “las políticas de desarrollo rural, incluyendo aquellas sobre reforma agraria,
deberían ser más centradas en los pobres y sus organizaciones, socialmente orientadas,
participativas y respetuosas de la equidad de género, en el contexto de un desarrollo económico,
social y ecológicamente sustentable. Deberían contribuir a la seguridad alimentaria y erradicación
de la pobreza, basadas en derechos ciertos en el plano individual, comunal y colectivo, y en
igualdad, incluyendo, inter alia, empleo, especialmente para los trabajadores sin tierra,
fortaleciendo los mercados locales y nacionales, generación de ingresos, en particular a través de
la pequeña y mediana empresa, inclusión social y conservación del medio ambiente y de los
bienes culturales de las áreas rurales, a través de una perspectiva de medios de vida sostenibles y
de la autonomía de los grupos rurales vulnerables. Estas políticas deberían ser aplicadas en un
contexto de pleno respeto de los derechos y aspiraciones de la población rural, en especial de los
grupos marginados y vulnerables, dentro de los marcos jurídicos nacionales y a través de un
diálogo efectivo”. 6
20. Considerando esta visión de la CIRADR y los resultados contenidos en la Declaración
Final, se invita al Plenario a presentar sus posiciones sobre los elementos centrales que se
deberían considerar en una nueva generación de políticas que contribuyan sustantivamente al

5
Casos presentados en la “Consulta de Expertos en Reforma Agraria en América Latina” (Santiago, 2006).
6
Párrafo 28, Declaración Final
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desarrollo de los territorios rurales. Para facilitar esta discusión, a continuación se presenta una
síntesis de tres elementos complementarios que fueron destacados por la CIRADR: (a) la
participación como principio esencial para el diseño e implementación de políticas de desarrollo
rural; (b) el acceso y manejo sustentable de recursos naturales y productivos; y (c) políticas
específicas para mujeres, jóvenes y comunidades indígenas y afro-descendientes. Luego, como eje
articulador de estos temas, se propone para la discusión el abordaje de un enfoque territorial
participativo y negociado (DTPN).

Ejes centrales para una nueva generación de políticas de desarrollo de los territorios rurales

(a) La participación: principio esencial para el diseño e implementación de políticas de


desarrollo rural
21. Uno de los aspectos más claros que se expresa reiteradamente en la Declaración Final es
la relevancia que se le otorga a la participación de los principales actores, desde el diseño a la
implementación de políticas que afectan a las comunidades rurales. Al respecto se destaca “que
las políticas, normas e instituciones de reforma agraria y desarrollo rural deben responder a las
exigencias y aspiraciones de la población rural, tomando en cuenta las cuestiones de género, los
factores económicos, sociales, culturales jurídicos y ecológicos y, por lo tanto, deberían implicar
a todos los directos interesados en el proceso de toma de decisiones”. 7
22. En los principios de esta Declaración se conviene entre otras cosas lo siguiente: “diálogos
nacionales incluyentes como mecanismos generales para garantizar un progreso significativo en la
reforma agraria y en el desarrollo rural” y “apoyar un enfoque participativo basado en los
derechos económicos sociales y culturales así como en una buena gestión pública de la tierra, el
agua, los bosques y demás recursos naturales dentro del contexto jurídico nacional, centrándose
en el desarrollo sostenible y en la superación de las desigualdades a fin de erradicar la pobreza y
el hambre”. 8
(b) Acceso y manejo sustentable de recursos naturales y productivos
23. Existe un amplio consenso en que las políticas agrarias no deben limitarse al desarrollo de
mecanismos para el acceso de tierras como único activo, sino que éstas deben complementarse
con políticas integrales de acceso a una diversidad de recursos naturales y productivos que le
permitan a la agricultura familiar participar activamente en el mercado. Al mismo tiempo, es
necesario plantear que no existen recetas para determinar la combinación de recursos que cada
caso requiere. Cada país se enfrenta a situaciones particulares que debe resolver de acuerdo a las
condiciones particulares que enfrente.
24. Al respecto, la Declaración Final de la CIRADR reconoce “la necesidad de contar con
políticas, normas y servicios, en particular los relacionados con la producción rural y el comercio,
la asistencia técnica, la financiación, el fortalecimiento de las capacidades, medidas en salud y
educación, apoyo en infraestructura e institucional que permitan obtener la mayor integración
posible de las áreas rurales en los esfuerzos nacionales para el desarrollo”. 9
25. En esta Declaración se reafirma además “que la reforma agraria y otros esfuerzos
dirigidos a erradicar la pobreza rural deberían tomar en cuenta la preservación y conservación de
la tierra, el agua y otros recursos naturales, y que no tenga como resultado la pérdida de esos
recursos, en particular para los pueblos indígenas, tales como los pastores y pueblos nómadas, y
tampoco en la pérdida y erosión de sus culturas”. 10

7
CIRADR, Párrafo 16
8
CIRADR, Párrafo 29
9
CIRADR, Párrafo 22
10
CIRADR, Párrafo 27
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(c) Políticas específicas para mujeres, jóvenes y comunidades indígenas y afro-


descendientes
26. En las distintas instancias de diálogo se reitera la importancia de otorgar prioridad a las
personas más pobres y a determinados grupos específicos. Al respecto, en la Declaración Final se
reitera “la importancia de la agricultura tradicional y familiar y otros sistemas de producción en
pequeña escala, al igual que el papel que juegan las comunidades rurales tradicionales y los
grupos indígenas en el fomento de la seguridad alimentaría y en la erradicación de la pobreza”, se
reafirma además “que el acceso más amplio, seguro y sostenible a la tierra, el agua y demás
recursos naturales relacionados con los medios de vida de las poblaciones rurales, especialmente,
inter alia, las mujeres, los grupos indígenas, marginados y vulnerables, son fundamentales para la
erradicación del hambre y de la pobreza, contribuye al desarrollo sostenible y debería por ello ser
parte integral de las políticas nacionales. 11 A continuación se proponen tres grupos específicos
sobre los cuales se sugiere abrir una discusión, en cuanto a la prioridad que deberían tener.
i) La necesidad de generar condiciones para rejuvenecer el mundo rural

27. En la población rural latinoamericana predominan grupos etarios relativamente


envejecidos con valores culturales que impiden el traspaso de los recursos productivos a las
poblaciones más jóvenes, hasta el fallecimiento del Jefe de Explotación. Las políticas de acceso a
los recursos – la tierra, entre otros– debería considerar a los jóvenes con el objeto de rejuvenecer
el campo, disminuir la migración campo-ciudad y dar sustentabilidad al mundo rural.
28. Si bien en la CIRADR los jóvenes no son destacados como grupo objetivo, lo fueron en la
Reunión Especializada de Agricultura Familiar del MERCOSUR donde se ha conformado el
grupo temático sobre políticas diferenciadas para la juventud rural. México y Brasil se encuentran
desarrollando programas específicos para la inclusión de jóvenes en los procesos de desarrollo
rural, entre los cuales destaca el Fondo de Tierras e Instalación del Joven emprendedor Rural, de
la Secretaría de Reforma Agraria de México.
ii) La equidad de género y el acceso de las mujeres a la tierra

29. La realidad de las mujeres que actúan como jefas de explotaciones ubicadas en áreas
rurales debe ser cuantificada y debidamente atendida. La dificultad de las mujeres rurales al
acceso a la tierra, al agua, al crédito, a los servicios de extensión y capacitación y a la asistencia
técnica constituyen un problema central debido a la carencia de oportunidades para acceder a los
principales recursos rurales puesto que, entre otros factores, se minusvaloran sus aportes a la
economía familiar. En el caso de la tierra y los recursos productivos, por lo general la propiedad
se encuentra registrada a nombre del marido, padre o hermanos, lo que les impide recurrir a las
fuentes oficiales de financiamiento o apoyo para la producción.
30. El acceso de las mujeres a la tierra es más limitado que el de los hombres en todos los
países en desarrollo, incluso en muchos sistemas tradicionales de tenencia. Las leyes a menudo
discriminan explícitamente las mujeres en materia de derechos para poseer y heredar tierras. Para
superar las barreras legales, institucionales y de actitud que enfrentan las mujeres en la lucha para
obtener mayor acceso a la tierra, se recomienda aplicar cinco tipos de enfoque: reformas de los
códigos y reglamentaciones; apoyo financiero específico; análisis de género en la fase de
formulación de proyectos y programas de desarrollo rural; capacitación y concienciación de los
funcionarios públicos, especialmente los de los registros de tierras y los programas de reforma
agraria; y campañas de educación pública. Uno sólo de estos enfoques no es suficiente sino más
bien se necesita aplicarlos en forma conjunta.

11
CIRARD, Párrafo 6
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iii)Políticas que aborden la particularidad de las comunidades indígenas y afro-


descendientes

31. La especificidad de la realidad indígena cruza los diferentes países donde el tema de la
tierra no sólo tiene sentido como recurso productivo, sino que se confunde con sus orígenes. En
muchos casos, la propiedad de la tierra tiene un sentido de identidad histórica más allá de su
capacidad de producción. El acceso a la tierra y a otros recursos debe velar por satisfacer ambas
dimensiones.
32. Al mismo tiempo, es necesario dar una señal en dirección de aquellas comunidades afro-
descendientes que han sido excluidas de la vida política, económica y que carecen de
reconocimiento cultural. En muchos casos, los procesos de definición territorial de cada país han
ignorado los derechos de estas comunidades. Para resolver esta situación de desigualdad, en
algunos casos se han modificado leyes y hasta la Constitución (caso de Colombia en 1991).

La emergencia del enfoque territorial del desarrollo en regiones rurales de América Latina
y el Caribe

33. En los últimos años ha surgido con fuerza el abordaje del enfoque territorial del desarrollo
rural. Para algunos, el desarrollo territorial rural es un proceso simultáneo de cambio institucional
y productivo que se lleva a cabo en determinadas localidades y que permite avanzar en la
superación de la pobreza. Fruto de la revalorización de la dimensión espacial en los fenómenos
socioeconómicos, el enfoque territorial del desarrollo es cada vez más aceptado como una ruta
que promete superar las limitaciones que impiden el desarrollo de las áreas rurales. Sin embargo,
lo que está ocurriendo es una renovación retórica que aún no se refleja en transformaciones
institucionales ni en los métodos e instrumentos utilizados para la implementación de este
enfoque.
34. Las comunidades rurales, los grupos vulnerables, las personas en condición de pobreza,
habitan en territorios donde su organización y dinámicas respectivas determinan la calidad de vida
a sus habitantes. Si entendemos el territorio como espacios socialmente construidos, el manejo del
desarrollo territorial o la elaboración de cualquier forma de desarrollo local deben tomar en
consideración la herencia cultural, el conocimiento y las herramientas locales, además de
consultar a todos los actores involucrados. Desde un punto de vista metodológico se pueden
adoptar diferentes perspectivas no excluyentes para el análisis del territorio: una dimensión
sectorial que se enfocará en ubicar en el espacio los componentes físico-espaciales,
socioeconómicos y técnico-productivos, o una dimensión histórica y sistémica basada en las
miradas de los actores involucrados.

Desarrollo Territorial Participativo y Negociado – DTPN

35. Las propuestas metodológicas elaboradas por FAO sobre métodos de intervención
basados en la concertación social a través de procesos de negociación son especialmente
pertinentes. Destaca entre ellas el “Desarrollo Territorial Participativo y Negociado – DTPN” 12 ,
que frente a la creciente competencia entre los actores por los recursos y el territorio, y al rol de la
administración pública, este enfoque apunta al establecimiento y mantenimiento del diálogo social
dentro de un territorio y a la reestructuración y/o fortalecimiento de las instituciones territoriales.
36. Con el enfoque DTPN se pretende reducir estas asimetrías a través de apoyo al proceso de
negociación mencionado anteriormente, mediante la creación de acuerdos socialmente
legitimados que incluyan a todos los actores responsables de su proceso de desarrollo. De este
modo se incorpora la complejidad del sistema territorial, tanto en su contexto nacional y supra-

12
Más información sobre esta propuesta en: http://www.fao.org/sd/dim_pe2/pe2_050402a1_es.htm
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nacional como en la diversidad de intereses y estrategias, y se promueve la apropiación, por parte


de todos los actores, de los procesos de toma de decisión.

IV. ACCIONES DE SEGUIMIENTO A LA CIRADR EN AMÉRICA LATINA


Y EL CARIBE

37. Como primera acción de seguimiento, la Oficina Regional de la FAO para América
Latina y el Caribe (FAO/RLC) organizó una Consulta de Expertos en Reforma Agraria (Santiago,
diciembre 2006) donde funcionarios, académicos y responsables de instituciones gubernamentales
de Chile, Brasil, Paraguay, Bolivia, Venezuela y Perú, vinculados a la temática de tierras, se
reunieron para discutir los desafíos que debe enfrentar la reforma agraria en el Siglo XXI. Uno de
los puntos de mayor consenso alcanzados en la Consulta fue que en el actual contexto, la reforma
agraria no se limita exclusivamente a la redistribución de tierras improductivas, sino que ésta debe
ir acompañada de políticas de desarrollo rural con un enfoque territorial que considere las
particularidades de cada caso . Al mismo tiempo, hubo consenso en que la tierra no es el único
recurso que debe ser redistribuido, sino también el agua y el conjunto de recursos naturales que
generan las condiciones necesarias para el desarrollo de las comunidades rurales. En la
oportunidad, se insistió en la necesidad de promover políticas que promuevan y permitan el
acceso de mujeres y jóvenes a la tierra.
38. Durante esta Consulta de Expertos se solicitó la colaboración de FAO/RLC con la Red de
Instituciones Públicas Responsables de la Implementación de las Políticas de Tierras (Red de
Tierras), instancia que se crea en el marco de la Reunión Especializada en Agricultura Familiar
del MERCOSUR (REAF). 13 Los principales objetivos de la Red de Tierras son (i) facilitar el
intercambio de informaciones y experiencias entre los países; (ii) organizar actividades de
colaboración interinstitucional en materia de implementación de políticas; (iii) proponer
directrices de políticas y acciones conjuntas concretas en relación a problemas comunes; (iv)
generar informes periódicos y análisis de los procesos de desarrollo de las políticas vinculadas a la
temática de la red.

39. En colaboración con la Red de Tierras, FAO participa en el diseño y apoyo metodológico
de un proyecto de investigación sobre “Concentración y extranjerización de la tierra” el cual
pretende recopilar antecedentes sobre la magnitud y principales tendencias del tema que permitan
influir en las políticas públicas de los países que integran la REAF. Los estudios de caso se están
realizando en Brasil, Venezuela, Paraguay, Argentina y Uruguay a través de los institutos de
tierras respectivos, con la participación de las organizaciones de la sociedad civil. Paralelamente,
se está actualizando la base de datos “Sistematización de Marcos Normativos sobre tenencia de la
tierra”, en forma conjunta con los institutos de tierras de los países, la cual permite visualizar un
panorama general sobre las principales políticas de tierras y corresponde a la recopilación del
marco legal en los países de la REAF.
40. A través de una Carta de Acuerdo con la Oficina de Cooperación Internacional del
Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) de Brasil, se elaboró un
programa que contempla el desarrollo de acciones de intercambio de experiencias en políticas de
tierras y legislación agraria, en el cual participan instituciones de gobierno responsables de
políticas públicas agrarias de países del Cono Sur. El programa consistió en pasantías de equipos
técnicos; seminarios internacionales e intercambios metodológicos sobre legislación agraria;
sistemas nacionales de registro; políticas públicas para la agricultura familiar; sistema de geo-
referenciamento; y ordenamiento agrario, entre otros. Se realizaron intercambios entre Brasil,

13
Integran la REAF instituciones de gobierno y organizaciones de la sociedad civil, del MERCOSUR Ampliado
(Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile, Argentina y Venezuela). La REAF forma parte del proceso de integración
del MERCOSUR y sus objetivos apuntan a fortalecer las políticas públicas para la agricultura familiar, la reforma
agraria y generar renta a los agricultores y agricultoras mediante la facilitación del comercio. Está integrada por
instituciones públicas de los países con interés en tales materias y con una activa participación en los movimientos
sociales y organismos de la sociedad civil.
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Paraguay y Argentina, concretando diversas iniciativas de cooperación y aprendizajes relevantes


sistematizados por INCRA y que generaron como resultado la constitución de un Grupo de
Trabajo entre Brasil y Argentina sobre legislación agraria.
41. Durante el mes de abril de 2007 se ratificó el Acuerdo de Entendimiento entre el
Ministerio de Agricultura y Ganadería de Paraguay, el Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA)
de Brasil y la empresa ITAIPÚ Binacional, con la participación de FAO. Este acuerdo sobre
cooperación técnica en reforma agraria y desarrollo rural busca establecer una cooperación basada
en las recomendaciones de la CIRADR. En base a este acuerdo se han conformado tres áreas de
trabajo: sanidad animal, agroenergía y agricultura familiar, y desarrollo territorial; también se está
trabajando en el diseño de un plan de apoyo para 25 localidades fronterizas entre Paraguay y
Brasil, priorizando el fortalecimiento de la agricultura familiar.
42. Recientemente, recogiendo las recomendaciones centrales de la CIRADR donde se
plantea la importancia de considerar la experiencia acumulada de los países en la materia,
FAO/RLC se encuentra trabajando en un proyecto que pretende apoyar a algunos países de la
Región en la implementación de acciones de capacitación basada en el estudio de casos e
intercambio de experiencias en materia de desarrollo territorial y reforma agraria, que permitan a
los países, organismos no gubernamentales y organismos de la sociedad civil formular políticas y
programas orientados a facilitar el acceso a los recursos naturales y productivos y fortalecer
procesos de ordenamiento territorial concertados.
43. Se están movilizando recursos adicionales para apoyar a los países de la Región en el
avance de las recomendaciones del párrafo 30 de la Declaración de la CIRADR en relación a
“iniciativas de colaboración de nivel internacional”, para que profundicen y difundan aspectos de
interés y aprendizajes de países que hayan implementado programas de desarrollo territorial rural
y/o políticas de acceso a recursos (tierra, agua, activos) e incorporen iniciativas de acceso a grupo
pobres vulnerables como mujeres rurales jefas de explotación, indígenas y jóvenes rurales.

V. PROPUESTAS PARA LA FORMULACIÓN DE UN PLAN DE ACCIÓN 2008-2010


DE SEGUIMIENTO A LA CIRADR EN LA REGIÓN

44. En síntesis, en el actual contexto, la reforma agraria no se limitaría exclusivamente a la


redistribución de tierras y recursos naturales, sino que ésta deber ir acompañada de políticas que
aborden de manera integral el acceso y la seguridad de la tenencia sobre dichos recursos y su
administración, sustentado en los principios de diversidad y participación, lo que implica otorgar
a los actores públicos y privados, mediante mecanismos de concertación y diálogo, el liderazgo en
el desarrollo de sus respectivos territorios.
A continuación, se sugiere para discusión del Plenario algunas líneas de acción y se
invita a argumentar sobre éstas u otras acciones que se considere deban quedar
contenidas en un plan de acción regional 2008-2010.
45. Fomentar la capacitación para el diálogo entre actores de diferentes territorios,
como una forma de contribuir a la generación de un ambiente favorable para la aplicación de
políticas de desarrollo territorial y reforma agraria. Estas capacitaciones deberán permitir a los
gobiernos y sociedad civil formular a diversos niveles acciones y programas orientados a facilitar
el acceso a los recursos naturales y productivos, y fortalecer procesos concertados de
ordenamiento y planificación territorial como herramienta de apoyo a la formulación e
implementación de políticas públicas.
46. Promover la formulación de una nueva generación de políticas, programas y
proyectos en los países que prioricen el acceso y seguridad de la tenencia sobre los recursos
(naturales y productivos), de la agricultura familiar de subsistencia, los jóvenes, las mujeres y las
comunidades indígenas.
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47. Fortalecer y promover redes de diálogo e intercambio de experiencias a nivel


subregional y regional, a través de nuevas metodologías como las rutas de aprendizaje, entre
organizaciones de la sociedad civil, instituciones de gobierno y cooperación internacional, como
la Red de Tierras de la REAF-MERCOSUR. Al mismo tiempo, promover la creación de
iniciativas similares en la subregión andina y centroamericana, aprovechando redes de
colaboración ya existentes.
48. Apoyar en la creación de una plataforma comunicativa regional (info-estructura)
que sea accesible y dinámica, a la cual todos los miembros y socios de la región puedan contribuir
y que contemple los componentes del banco de datos, 14 grupos temáticos y una estrategia de
aprendizaje. 15
49. Establecer y ampliar las alianzas con organismos especializados en la temática de
tierras, como agencias internacionales, institutos y universidades para que a través de la
investigación aplicada, estudios comparativos, evaluaciones de programas y sistematización de
experiencias, generen conocimiento actualizado sobre la problemática de tierras y acceso a
recursos que enfrentan las comunidades rurales.

14
Se sugiere considerar plataformas de datos ya existentes como www.landtenure.info.
15
Corresponde a una de las acciones priorizadas por Land Coalition a nivel regional www.landcoalition.org.

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