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EL PAÍS, lunes 10 de noviembre de 2008 29

LA CUARTA PÁGINA OPINIÓN

La descomposición de la Universidad
El “proceso de Bolonia” pretende facilitar la incorporación de los licenciados a la sociedad. En realidad,
esconde tras sus promesas un zarpazo que puede ser mortal para las estructuras de la enseñanza pública
Por JOSÉ LUIS PARDO

C
omo sucede a menudo en política, la de desembarcar las actuales reformas, es- que ha perdido todo apellido que pudiera más bien a lo contrario, a la necesidad de
manera más segura de acallar toda conde en su interior, por una parte, la susti- cualificarlo o concretarlo —como lo perdie- rebajar la cualificación de la enseñanza su-
resistencia contra un proceso regre- tución de los contenidos cognoscitivos por ron en su día las artes, oficios y profesiones perior para adaptarla a las cambiantes ne-
sivo y empobrecedor es exhibirlo ante la sus contenedores, ya que se confunde —en para convertirse en lo que Marx llamaba cesidades mercantiles; que se exija la des-
opinión pública de acuerdo con la demagó- un ejercicio de papanatismo simpar— la “una gelatina de trabajo humano totalmen- composición de los saberes científicos que
gica estrategia que consiste en decirle a la instalación de dispositivos tecnológicos de te indiferenciado”, calculable en dinero antes configuraban la enseñanza superior
gente, a propósito de tal proceso, exclusiva- informática aplicada en todas las institucio- por unidad de tiempo—, es el dramático y su reducción a las competencias requeri-
mente lo que le agradará escuchar. Así, en nes educativas con el progreso mismo de resultado de la destrucción de las articula- das en cada caso por el mercado de trabajo,
el caso que nos ocupa, las autoridades en- y que además se destine a los individuos a
cargadas de gestionar la reforma de las proseguir esta “educación superior” a lo lar-
universidades que se está culminando en go de toda su vida laboral es algo ya de por
nuestro país —sea cual sea su lugar en el sí suficientemente expresivo: solamente
espectro político parlamentario— han pre- una mano de obra (o de “conocimiento”)
sentado sistemáticamente este asunto co- completamente descualificada necesita
mo una saludable evolución al final de la una permanente recualificación, y sólo ella
cual se habrá conseguido que la práctica es apta —es decir, lo suficientemente inep-
totalidad de los titulados superiores en- ta— para recibirla. Acaso por ello la nueva
cuentren un empleo cualificado al acabar enseñanza universitaria empieza ya a deno-
sus estudios, que los estudiantes puedan minarse “educación postsecundaria”, es de-
moverse libremente de una universidad eu- cir, una continuación indefinida de la ense-
ropea a otra y que los diplomas expedidos ñanza media (cosa especialmente preocu-
por estas instituciones tengan la misma va- pante en este país, en donde la reforma
lidez en todo el territorio de la Unión. universitaria está siguiendo los mismos
Una vez establecido propagandística- principios seudopedagógicos que han he-
mente que el llamado “proceso de Bolonia” cho de la educación secundaria el conocido
consiste en esto y solamente en esto, nada desastre en que hoy está convertida): como
resulta más sencillo que estigmatizar a confiesa el propio Giddens, la enseñanza
quienes tenemos reservas críticas contra superior va perdiendo, como profesión, el
ese proceso como una caterva de locos atractivo que en otro tiempo tuvo para algu-
irresponsables que, ya sea por defender nos jóvenes de su generación, frente a otros
anacrónicos privilegios corporativistas o empleos en la industria o la banca; y lo va
por pertenecer a las huestes antisistema perdiendo en la medida en que el profesora-
del Doctor Maligno, quieren que siga au- do universitario se va convirtiendo en un
mentando el paro entre los licenciados y subsector de la “producción de conocimien-
rechazan la homologación de títulos y las tos” para la industria y la banca.
becas en el extranjero por pura perfidia
burocrática. Vaya, pues, por adelantado 3. El ocaso de los estudios superiores. No
que el autor de estas líneas también en- es de extrañar, por ello, que el “proceso”
cuentra deseables esos objetivos así procla- —de un modo genuinamente autóctono
mados, y que si se tratase de ellos nada que ya no puede escudarse en instancias
tendría que oponer a la presente transfor- “europeas”— culmine en el atentado con-
mación de los estudios superiores. tra la profesión de profesor de bachillerato
Sin embargo, lo que las autoridades polí- que denunciaba el pasado 3 de noviembre
ticas no dicen —y, seguramente, tampoco la el Manifiesto publicado en este mismo pe-
opinión pública se muere por saberlo— es riódico: reconociendo implícitamente el
que bajo ese nombre pomposo se desarro- fracaso antes incluso de su implantación,
lla en España una operación a la vez más la administración educativa admite que los
simple y más compleja de reconversión cul- nuevos títulos no capacitan a los egresados
tural destinada a reducir drásticamente el para la docencia, salida profesional casi ex-
tamaño de las universidades —y ello no por clusiva de los estudiantes de humanidades;
razones científicas, lo que acaso estuviera pero, en lugar de complementarlos me-
plenamente justificado, sino únicamente diante unos conocimientos avanzados que
por motivos contables— y a someter entera- paliarían el déficit de los contenidos cientí-
mente su régimen de funcionamiento a las ficos recortados, sustituye estos por un cur-
necesidades del mercado y a las exigencias so de orientación psicopedagógica que con-
de las empresas, futuras empleadoras de dena a los profesores y alumnos de secun-
sus titulados; una operación que, por lo de- daria a la indigencia intelectual y supone la
más, se encuadra en el contexto generaliza- desaparición a medio plazo de los estudios
do de descomposición de las instituciones universitarios superiores en humanidades,
características del Estado social de derecho ya que quienes necesitarían cursarlos se
y que concuerda con otros ejemplos finan- verán empujados por la necesidad a renun-
cieramente sangrantes de subordinación raquel marín ciar a ellos a favor del cursillo pedagógico.
de las arcas públicas al beneficio privado a Todos los que trabajamos en ella sabe-
que estamos asistiendo últimamente. ciones teóricas y doctrinales de la investiga- mos que la universidad española necesita
Habrá muchos para quienes estas tres Es una reconversión ción científica para convertirlas en habili- urgentemente una reforma que ataje sus
cosas (la disminución del espacio universi- dades y destrezas cotizables en el mercado muchos males, pero no es eso lo que ahora
tario, la desaparición de la autonomía aca- cultural para reducir empresarial. La reciente adscripción de las estamos haciendo, entre otras cosas por-
démica frente al mercado y la liquidación el tamaño de los centros universidades al ministerio de las empre- que nadie se ha molestado en hacer de
del Estado social) resulten harto conve- sas tecnológicas no anuncia únicamente la ellos un verdadero diagnóstico. Lo único
nientes, pero es preferible llamar a las co- en función del mercado sustitución de la lógica del saber científico que por ahora estamos haciendo, bajo una
sas por su nombre y no presentar como por la del beneficio empresarial en la distri- vaga e incontrastable promesa de competi-
una “revolución pedagógica” o un radical y bución de conocimientos, sino la renuncia tividad futura, es destruir, abaratar y des-
beneficioso “cambio de paradigma” lo que El profesorado pasa a de los poderes públicos a dar prioridad a montar lo que había, introducir en la uni-
sólo es un ajuste duro y un zarpazo mortal
para las estructuras de la enseñanza públi-
subsector de producción una enseñanza de calidad capaz de contra-
rrestar las consecuencias políticas de las
versidad el mismo malestar y desánimo
que reinan en los institutos de secundaria,
ca, así como tomar plena conciencia de las de conocimientos para desigualdades socioeconómicas. y ello sin ninguna idea rectora de cuál pue-
consecuencias que implican las decisiones la industria y la banca da ser el modelo al que nos estamos despla-
que en este sentido se están tomando. De 2. El nuevo mercado del saber. Cuando los zando, porque seguramente no hay tal co-
estas consecuencias querría destacar al defensores de la “sociedad del conocimien- sa, a menos que la pobreza cultural y la
menos las tres que siguen. la ciencia, como si los ordenadores genera- to” (con Anthony Giddens a la cabeza) afir- degradación del conocimiento en mercan-
sen espontáneamente sabiduría y no fue- man que el mercado laboral del futuro re- cía sean para alguien un modelo a imitar.
1. La “sociedad del conocimiento”. Este sin- sen perfectamente compatibles con la estu- querirá una mayoría de trabajadores con
tagma, casi convertido en una marca publi- pidez, la falsedad y la mendacidad; y, por educación superior, no están refiriéndose a José Luis Pardo es catedrático de Filosofía en
citaria que designa el puerto en el que han otra parte, el “conocimiento” así invocado, un aumento de cualificación científica sino la Universidad Complutense de Madrid.

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